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RESTOS

FLORENCIA PIEDRABUENA
PIEDRABUENA, Florencia

Restos. / Florencia Piedrabuena. 2da ed. Conurbano Norte:


Maldemar, mayo de 2019. 38pp.; 21x14,5 cm.

Corrección y maquetación a cargo de Mariel Pannunzio.


Arte de tapa: Anita De La Brisa.

Diseñada y encuadernada artesanalmente por Maldemar.

Apoyamos la cultura libre. Edición sin ISBN. Se permite la


reproducción citando las fuentes correspondientes.

Para contactarse con nosotres, pueden escribirnos a:


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IG: ed.maldemar

© Maldemar, editorial independiente y conurbana


para Max,
que un día me dijo
que iba a venir a buscarlo
yo tuve el fin y era más
yo tuve el más y era el fin
yo tuve el mundo a mis pies
y no era nada sin tí
Pedro Aznar

Baby, we both know


that the nights were mainly made
for saying things that you can’t say tomorrow day
Arctic Monkeys

y me verás inútil demente inconscientemente


yo pisaré tu cama de fosas y no mariposas
resolveré la última prosa, resuelve mis cosas,
en soledad
Lisandro Aristimuño
Y en el principio, sólo había Lisandro

Vamos a tomar un café


para conocernos
fuimos
a un bar, fuimos
Fogwill, libros, sos hermoso,
cerveza, a otro bar, fuimos
caminamos,
quiero dar la vuelta al mundo con vos
hasta hacerlo plano

al baño, fui sola


y en el principio, antes de besarnos
sólo había Lisandro
esperándome junto a vos
con sus anécdotas
tu regalo

miralo, es Aristimuño, le dije que se quede


para que lo saludes
y Lisandro preguntó si nos gustábamos
y dijiste que sí, mirándome a los ojos por primera vez en
[nuestras vidas

por eso, en el principio todo fue Lisandro


y te quise tanto y vos, hasta ahí
tal vez tenías
demasiada onda para salir conmigo,
esa onda de quien piensa que
una mujer no le alcanza

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o que siempre lo espera una mejor
tiempo después
sólo toleré de Lisandro el poema que le dedicó Vicente,
ese en el que Luy interviene el recital y lo saca la policía;
me identifico

siempre los poetas terminando las cosas


con papelones o performance
pero también en un estado
de tremenda vulnerabilidad.

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No conectado

No pudo soportarlo
la ventanita del chat,
las noticias al costado
e inmóvil, impertérrito, gritó
como Cerati, debo desconectarme
y se esfumó despacito hacia la muerte.

9
Panamericana

Algunas veces pasamos por las avenidas


por las que vuelvo a mi casa de provincia
pensando que en un momento
nos desencontramos tan de cerca
que no pudimos volver
juntos,
nunca más.

Cuando hago el recorrido inverso


y me veo yendo a tus lugares
me pregunto si alguna vez te fueras a chocar
con algún rastro de la torpeza
que te fui dejando en otro tiempo
y en otros espacios más líquidos
para que me recuerdes
te duela un poco.

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La memoria involuntaria

Mi yampú nuevo
tiene olor a tu pelo
casi pierdo la cabeza
después de enjuagármelo.

No quise saber más


y me llené los ojos de espuma
lo que me arde tu recuerdo
no tiene nombre.

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Daimón

Quiero quitarme de la frente el cartelito


que sentencia mi frase incompleta
callarme dos segundos
cerrar los ojos
no hay besos sinceros que empiecen y terminen
con los ojos abiertos
podría meterme entre tus enunciados
moverlos
mezclarlos
lamerte la palabra
chuparte el alma
como un demonio.

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Desplazamiento y condensación

tenemos pies para irnos/para no irnos/nadie nos pide


nada
nosotros nos pedimos/nos abrazamos/nos quedamos
“La tormenta”. Juan Gelman

Ya no me resisto a la noche en la intemperie.


Cuando vi que la lluvia no era tormenta
pude dejar que ese azar me moje
te dejé tocar la ropa húmeda
mi piel de gallina
los instrumentos de mi cuerpo con los que espero
que en tu desembarco heroico
me naufragues
y te pierdas
construyas con mi carne una choza
un reparo del mal tiempo
como quedarte dormido sobre mí
y que mi pecho te regale voces
y lo beses
y traduzcas la lluvia,

que hagas vos de mí el poema.

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Piba Tigre

Esta piba del conurbano


que se disfraza de Alicia y se maquilla frente al espejo
cuando va a verte,
que cruza General Paz
y te habla de temas intelectuales
que para conversarte lindo y bien
te da besitos en la espalda a la mañana
y se porta con la mayor corrección
cuando camina con los zapatitos negros
para no hacerte pasar vergüenza
y saca plata del cajero
así pagan a medias ¡y que no te de culpa!
esta piba que te guarda un poema en cada papelito
con los dibujos que esconde
y prepara la bombachita que te gusta
bañada enrojecida perfumada peinadita
de punta en blanco
esta piba que desea que le beses la mejilla
y algún día le sorprendas la frente
y le preguntes cómo andan sus cosas
y ella te conteste con enumeraciones
y análisis delicados de la situación de vida
cuidando un espacio para que deslices tus porqués
ansiosa porque quiere que le pongas la mano en la
[pollera
y le hagas olvidar sobre las formalidades
o más bien
informalidades del encuentro

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los asuntos desprolijos que dejaron anudados hace un
[tiempo
y se tropiezan con ellos cada tanto
y los devuelve al mismo lugar
o habitación,
esta piba los pliega como un terremoto
pliega a la tierra,
porque me sobra el fuego
y cuando hace calor
te invento el agua
y vos tomás,
todo lo que te da mi cuerpo
los espasmos que son mi ofrenda
poque también te parte el alma
y cuando esta piba del conurbano
no puede escribir más
y de la superficie de mi texto
queda apenas una sola piel
cuando todas mis razones
y hábitos de provincia
o de poeta
te complican la palabra
y no tenés más que decir,
acordate, guacho
esta piba te quiere.
Te quiere banda.

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Calladita la boca

Los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican


el número de los hombres.
Jorge L. Borges

Cuántas veces se puede hacer más de una vez al silencio.


Las batallas que disputamos se resuelven cuerpo a
[cuerpo
aunque a veces
digamos otras cosas.

Veo una hora exacta en la que repetimos nuestro


[destino.
Sobre la realidad del asunto, no podría precisar nada.
Si querés, te beso.
Voy ciega.

Me pregunto también
si hay espejo.
Si volver a verte
es esto.

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Dejé de lado mis ambiciones
eran pocas y me mutilaban
ahora tengo infinitas dudas
cuando no estoy dormida
sobre quién corta mi sueño.

Debe haber quien pueda callar estas cosas


y hará sus tareas muy bien.
Yo, a ese, no quiero conocerlo,
lo extingo.

Somos sádicos
nos gusta más
vernos chorreándonos
a vos de mí
pero
a mí de vos
me duele.

La boca que no se abrió para decir lo que quería


ahora lo hace
como en una especie de metáfora
húmeda.

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Mil versiones de mí misma se alzaron contra vos esa
[noche
me gritaron con todo el cuerpo
y grité al sentir el tuyo
adentro de mí,
podés hablar
te movés
no querés irte
hacemos fuerza
para sacar otras voluntades
que puedan sentir en simultáneo
todo esto.

Después diré
que no tenía esperanzas de ser oída
que otro tiempo
me detiene
pero está en frente
y me coje,
me mira.

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Desarme

El primer día iba a matarte por proliferación de miradas


[hacia las paredes del bar.
El segundo día iba a abandonarte después del sexo.
El tercer día iba a competir con palabras, pegarte con la
[lengua y su saliva.
El cuarto día iba a partirte y esclavizarte.
El quinto día, cuando ya no me quedaban balas, iba a
[envenenarte
besándote.
El sexto día decidí que no me bancaba la incertidumbre
y fui a abrirte la cabeza para meterle dudas
y una bomba de tiempo.
No estalló.

El séptimo día iba a decirte que no.


El octavo día ya no puedo.

Soy otra.
En mi afán por mostrarte que puedo destruirlo todo
rompí conmigo,
y me desarmé.
es decir,
soy mis pedazos
y también
me quedé sin armas
pero también

me quedé con vos.

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Restos

La mentira del espejo.


No es atravesarlo lo que cuesta
sino construir la mirada
con la que apoyás tu sueño.
Quebrar la transparencia aparente
con la que se percibe la proyección de los ojos
el lenguaje inventado para la ocasión
como las ropas que nos ponemos
para vernos
los disfraces con los que nos presentamos
en la intimidad
los bloquecitos de juguete con los que atajaste
mi caída
afuera del espejo
como un chico
me dijiste
espejito rebotón
como Alicia
yo
me metí en el pozo.

II

El exilio.
Los viajes desde el conurbano

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hasta la ciudad
nos transforman
esperamos convertirnos en héroes
batallar contra cíclopes
dejarnos
el ojo
ciego.

Poseidón no lo tolera
nos cambia el rumbo.
Nos perdimos
en islas
distantes.

III

¿Cómo explicar lo inexplicable?


dice el cartel que miramos por un tiempo.
La pregunta retumba para cada uno
y tiene un eco distinto.
A vos te queda la incógnita
a mí siempre
la palabra y el verbo.
Mi respuesta:
yo,
yo te quiero.

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IV

Todos los caminos conducen a la misma habitación.


Van a hacer una plaza
acá,
cuando no estemos.
La inscripción del monumento
va a reemplazarnos,
el epitafio:
“Aquí yacen los restos
húmedos
de cada intento.”

La recurrencia
es elección
tu ocurrencia fue
pensar
que lo que se repite
es un resto
una sombra sin motivo
para mí, siempre una apuesta
la recurrencia también fue la misma:
siempre pierdo
pero lo prefiero:
jugarle el corazón al azar
crecer en algo.

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VI

Los cuerpos
no nos engañan
dibujabas puntos de fuga
hacia un plano en que mi forma
mi densidad
no cabía.
Tu mano de artista
trazaba una línea
recorría el contorno de mis piernas.
El beso más tierno que me diste
fue también el más triste.
El último.

VII

Querer querer.
El imperativo categórico
que te dejo
yo, que siempre que quiero
quiero mucho
voy del imperativo al cliché:
todo lo que daba me lo daba
Querer querer:
te confunde la redundancia
y que todo sea más de lo mismo.

Ya no pienso tomarme un colectivo


para que sigas desgastándome.

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VIII

El pantalón que nunca te pusiste conmigo


o la camisa que nunca me puse con vos
nos deslumbran las formalidades
y nos recordamos como vinimos
siempre fui la forma
que tuviste
para no enfrentar
lo contenido.
Nunca nada da lo mismo:
somos los cuerpos del delito
pero hoy seré asesina
o seré tu arma.

24
El horror de los espejos
El Aleph infinito que hay en la curva de tu pelo

[ondulado
el viaje de Belgrano a la cuarta dimensión del Gran
[Buenos Aires
el país de las Maravillas cotidianas
la piedra de Obsidiana
y las cartas natales con sus mandalas
a otro también le mostraron
sus respectivos dolores
a tal punto intolerables
que le dio vuelta la espalda al espejo
alejándolo

del otro lado


está tu espejo duplicado
y quien era un hombre
ahora es un objeto tornasolado
frente a quien fui a pararme
y como si fuera un oráculo me dijo cosas
en un lenguaje cifrado
tiempo atrás
el acertijo
siempre es el chico que me gusta.

Cuando me preguntó cosas


por primera vez en mucho tiempo
supe por qué las repeticiones
no eran equívocas
quizá un poco agrias

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las conversaciones suelen ser
viajes en el tiempo
y en una habitación en otro lado
evito mirar al costado
¿podré reconocer el llanto?
no en vano los telos duplican los espejos,
pensé
cuando daba sus razones sobre el fin de nosotros
dijo que había visto en mí
tantas veces
al universo reflejado
tan basto
tan inaprensible
tan fuera de uno
que evité entenderlo:

aquí finaliza nuestro turno

y acabamos
y lo perdoné.

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Al interior del laberinto

Es como jugar al laberinto


quién es Alicia, Ariadna o Teseo
dónde están los hilos que mueven este encuentro
este diálogo que vengo a inventar.
Me digo y me repito
me grito y me entiendo
y a vos te siento en el banquito
de los acusados
para decirte las cosas por las cuales primero
me juzgué a mí.
Culpable.
Apagá la tele te dije
no quiero interrupciones
me pongo loca inquieta irritable
las películas las ficciones los semáforos en amarillo
todas estas invenciones me ponen
loca inquieta irritable.
Culpable.
Las frazadas sobran sacalas
arrancales los hilitos que cuelgan
acomodá los piecitos arriba de la mesa ratona
y descorchá el vino que te olvidaste de servir:
lo que sigue es intenso.
Culpable.
Culpable más culpable es igual a noche
y el placer culpable es mentira.
Si fuera más de día
apagaríamos la luz
y nos encontraríamos

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solamente
para jugar entre nosotros como gatos
con nuestros propios hilos
a que nos enredamos con los cuerpos
con los que formamos este denso laberinto.

28
La cuerda

No quiero ponerme astrológica


pero fue el eclipse
dicen que los eclipses formulan cambios
y fui corriendo a buscarte
como hago siempre
que escribo alguna historia que no quiero contarme.
La verdad es
que no quiero ponerme astrológica
no fue el eclipse
hay un espejo
lo colgué
justo frente a un autorretrato viejo
que lo duplica y me da la espalda cuando me paro
delante]
toda simetría constituye dos opuestos
o refleja a un hombre cuando miro al horizonte.
Lo entendí, a lo del espejo.
Me recorro de punta a punta
miro fijo a este reflejo
pero no me atrevo a asumir mis dolores
ni a entrar las bombachitas que dejé secando
en la cuerda de la ropa.

29
Contra los fantasmas

Contra los fantasmas no puedo.


Todo ese aire de claridad y elegancia
ese vaivén repetitivo
ese aura de alma en espejo
qué se yo.
Iba a meterme a pelearle a la muerte
y resulta que fantasma no es difunto
es medio muerto
y no habla
ni molesta
como yo.
Los fantasmas vienen con toda su crueldad
se instalan a su antojo y si no los echás rápido
te van a mostrar sólo los recuerdos lindos
y se vuelven fotográficos, tan vívidos
traen la sonrisa estampada en los papelitos
y la sola imagen
te hace un eco demoledor.
Ya lo entendí
contra los fantasmas no puedo
tengo la desventaja de estar tan viva
tan llena de ganas
que ellos se meten en las casas a hacer cerámica
y como en la película,
mueven moneditas en mi cuerpo
yo soy apenas el instrumento
de tus cartas de amor.

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Las mutaciones

Voy a transformar toda esta pulcritud con la que digo en


[paciencia.
Voy a extirparme los ojos y de esos huecos sin vista
chorrearán papeles
y cartulinas de colores para recortar.
Voy a transmutar en orquídea
endurecerme sin perder la complejidad ni las vueltas de
[tuercas,
que serán mis nuevos pétalos y experiencias vertiginosas.
Cuando deje de ser orquídea seré una madeja
la vas a poder desovillar como gatito
recorrer los rincones
creando entramados líneas laberintos.
Cuando deje de escribirte voy a devenir poeta
recorrer cafés bares bibliotecas
leyendo los papeles donde te subrayo y me extingo
los tiempos de verbos
las metáforas, los versos
todo eso que hago cuando me quitás de vos.
Cuando gane los papeles orquídeas madejas poesía
cuando te canses de jugar con el ovillo de lana
y te enreden las figuras geométricas que tienen en las
[esquinas
y las cartulinas de colores se conviertan en retazos en el
[piso
y la orquídea marchita deje de ser Flor
cuando en la poesía ya no hable más de vos
y me haya llenado de paciencia

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y vos vuelvas a jugar con mis materiales
buscando la tijera para recortar y darle forma a mis
[hojitas
el bricolage
la savia para humectar mi tallo
los dedos para desarmar mi ovillo
los nudillos tiernos del adiós,
cuando vuelvas a buscar tu nombre en la pulcritud
con la que te preservo y me exilio
vas a leerte en mis poemas
verás un reflejo,
un cuidado extremo
una dedicación que te dejo
un beso con rouge
y con toda la paciencia que vengo ganando
voy a escribirte que ahí,
ahí ya no estoy.

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Ida y vuelta

Quedé como la gallina degollada


Bertita me llamaban mis amigos
burlándose de todo.
De amor, sí
de locura, sí
de muerte, sí

pero fundamentalmente de vos.

Me encanta que uses mis argumentos


para discutir sobre literatura, políticas del cuerpo,
[feminismos o domingo a la tarde.
Te eduqué bien, no sé si lo notaste.

Hombre de la esquina rosada.


Siempre en Jurabildo.
Allí me espera uno distinto
cada vez.
Al hombre de la esquina rosada.
lo lleva su destino de muerte
y a mí
el inconsciente, un sadismo, una repetición absurda.

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Deambulé por bares y tugurios donde se toma y se lee
[poesía.
En ninguno iba a estar tu rastro pero te iba pisando los
[talones
en las avenidas que recorrimos
subrayadas por el mapeo mental
y un te extraño cartográfico
que busca
busca
busca
en otro tiempo a tu sombra
se sienta a tomar una cerveza por el pico
(lo lamenta mi yo poético pero es que también vengo de
la provincia)
se ensucia su pantalón lujurioso de salir
larga una carcajada
narcótica.

Dale, dale y dale


con parecerse todos a todas.
La chica que toca la guitarra y canta canciones de la
[canción popular
te enamoraría al toque y la detesto.
Nota mental:
Tengo que aprender a redirigir mi odio.

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Cuando viajo desde el conurbano donde vivo
a Capital
y el colectivo pasa rápido
y llego en tiempo olímpico a donde me esperan
y no tengo que hacer combinaciones locas
de bondi subte tren y mil caminos
entiendo por qué nunca
pasaba rápido el colectivo
cuando te iba a ver a vos:
Debo empezar a prestar más atención
a las señales de tránsito.

Al volver a mi casa
me recuesto sobre un almohadón de plumas y sueño
una chica enojada que te conoció
escribe en el vidrio delantero de un auto
un mensaje que no entiendo.

Pero la rabia de la piba


y sus consecuencias
empatizo, la entiendo
la invitaría a mi casa a tomar el té
y que me cuente su historia.

Todas las chicas traviesas tienen sus buenas razones.


Todas las chicas poetas tienen su almohadón de plumas.

35
Índice

7 ___ Y en el principio, sólo había Lisandro


9 ___ No conectado
10___ Panamericana
11___ La memoria involuntaria
12___ Daimón
13___ Desplazamiento y condensación
14___ Piba Tigre
16___ Calladita la boca
19___ Desarme
20___ Restos
25___ El horror de los espejos
27___ Al interior del laberinto
29___ La cuerda
30___ Contra los fantasmas
33___ Ida y vuelta
Esta edición se terminó de imprimir
en el Conurbano Norte,
Buenos Aires, Argentina
Otoño 2019

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