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FLORENCIA PIEDRABUENA
PIEDRABUENA, Florencia
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o que siempre lo espera una mejor
tiempo después
sólo toleré de Lisandro el poema que le dedicó Vicente,
ese en el que Luy interviene el recital y lo saca la policía;
me identifico
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No conectado
No pudo soportarlo
la ventanita del chat,
las noticias al costado
e inmóvil, impertérrito, gritó
como Cerati, debo desconectarme
y se esfumó despacito hacia la muerte.
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Panamericana
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La memoria involuntaria
Mi yampú nuevo
tiene olor a tu pelo
casi pierdo la cabeza
después de enjuagármelo.
11
Daimón
12
Desplazamiento y condensación
13
Piba Tigre
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los asuntos desprolijos que dejaron anudados hace un
[tiempo
y se tropiezan con ellos cada tanto
y los devuelve al mismo lugar
o habitación,
esta piba los pliega como un terremoto
pliega a la tierra,
porque me sobra el fuego
y cuando hace calor
te invento el agua
y vos tomás,
todo lo que te da mi cuerpo
los espasmos que son mi ofrenda
poque también te parte el alma
y cuando esta piba del conurbano
no puede escribir más
y de la superficie de mi texto
queda apenas una sola piel
cuando todas mis razones
y hábitos de provincia
o de poeta
te complican la palabra
y no tenés más que decir,
acordate, guacho
esta piba te quiere.
Te quiere banda.
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Calladita la boca
Me pregunto también
si hay espejo.
Si volver a verte
es esto.
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Dejé de lado mis ambiciones
eran pocas y me mutilaban
ahora tengo infinitas dudas
cuando no estoy dormida
sobre quién corta mi sueño.
Somos sádicos
nos gusta más
vernos chorreándonos
a vos de mí
pero
a mí de vos
me duele.
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Mil versiones de mí misma se alzaron contra vos esa
[noche
me gritaron con todo el cuerpo
y grité al sentir el tuyo
adentro de mí,
podés hablar
te movés
no querés irte
hacemos fuerza
para sacar otras voluntades
que puedan sentir en simultáneo
todo esto.
Después diré
que no tenía esperanzas de ser oída
que otro tiempo
me detiene
pero está en frente
y me coje,
me mira.
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Desarme
Soy otra.
En mi afán por mostrarte que puedo destruirlo todo
rompí conmigo,
y me desarmé.
es decir,
soy mis pedazos
y también
me quedé sin armas
pero también
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Restos
II
El exilio.
Los viajes desde el conurbano
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hasta la ciudad
nos transforman
esperamos convertirnos en héroes
batallar contra cíclopes
dejarnos
el ojo
ciego.
Poseidón no lo tolera
nos cambia el rumbo.
Nos perdimos
en islas
distantes.
III
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IV
La recurrencia
es elección
tu ocurrencia fue
pensar
que lo que se repite
es un resto
una sombra sin motivo
para mí, siempre una apuesta
la recurrencia también fue la misma:
siempre pierdo
pero lo prefiero:
jugarle el corazón al azar
crecer en algo.
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VI
Los cuerpos
no nos engañan
dibujabas puntos de fuga
hacia un plano en que mi forma
mi densidad
no cabía.
Tu mano de artista
trazaba una línea
recorría el contorno de mis piernas.
El beso más tierno que me diste
fue también el más triste.
El último.
VII
Querer querer.
El imperativo categórico
que te dejo
yo, que siempre que quiero
quiero mucho
voy del imperativo al cliché:
todo lo que daba me lo daba
Querer querer:
te confunde la redundancia
y que todo sea más de lo mismo.
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VIII
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El horror de los espejos
El Aleph infinito que hay en la curva de tu pelo
[ondulado
el viaje de Belgrano a la cuarta dimensión del Gran
[Buenos Aires
el país de las Maravillas cotidianas
la piedra de Obsidiana
y las cartas natales con sus mandalas
a otro también le mostraron
sus respectivos dolores
a tal punto intolerables
que le dio vuelta la espalda al espejo
alejándolo
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las conversaciones suelen ser
viajes en el tiempo
y en una habitación en otro lado
evito mirar al costado
¿podré reconocer el llanto?
no en vano los telos duplican los espejos,
pensé
cuando daba sus razones sobre el fin de nosotros
dijo que había visto en mí
tantas veces
al universo reflejado
tan basto
tan inaprensible
tan fuera de uno
que evité entenderlo:
y acabamos
y lo perdoné.
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Al interior del laberinto
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solamente
para jugar entre nosotros como gatos
con nuestros propios hilos
a que nos enredamos con los cuerpos
con los que formamos este denso laberinto.
28
La cuerda
29
Contra los fantasmas
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Las mutaciones
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y vos vuelvas a jugar con mis materiales
buscando la tijera para recortar y darle forma a mis
[hojitas
el bricolage
la savia para humectar mi tallo
los dedos para desarmar mi ovillo
los nudillos tiernos del adiós,
cuando vuelvas a buscar tu nombre en la pulcritud
con la que te preservo y me exilio
vas a leerte en mis poemas
verás un reflejo,
un cuidado extremo
una dedicación que te dejo
un beso con rouge
y con toda la paciencia que vengo ganando
voy a escribirte que ahí,
ahí ya no estoy.
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Ida y vuelta
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Deambulé por bares y tugurios donde se toma y se lee
[poesía.
En ninguno iba a estar tu rastro pero te iba pisando los
[talones
en las avenidas que recorrimos
subrayadas por el mapeo mental
y un te extraño cartográfico
que busca
busca
busca
en otro tiempo a tu sombra
se sienta a tomar una cerveza por el pico
(lo lamenta mi yo poético pero es que también vengo de
la provincia)
se ensucia su pantalón lujurioso de salir
larga una carcajada
narcótica.
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Cuando viajo desde el conurbano donde vivo
a Capital
y el colectivo pasa rápido
y llego en tiempo olímpico a donde me esperan
y no tengo que hacer combinaciones locas
de bondi subte tren y mil caminos
entiendo por qué nunca
pasaba rápido el colectivo
cuando te iba a ver a vos:
Debo empezar a prestar más atención
a las señales de tránsito.
Al volver a mi casa
me recuesto sobre un almohadón de plumas y sueño
una chica enojada que te conoció
escribe en el vidrio delantero de un auto
un mensaje que no entiendo.
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