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FACULTAD DE DERECHO Y HUMANIDADES

ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL DE DERECHO

Análisis crítico de obligaciones de dar

AUTOR (ES):

Castillo Cornejo, Sime David

López Olaya, Fernando

Olaya Valdez, Jazmín Ariana

Ramírez Llenque, Estrella

Villalta Seminario, Astrid Carolina

ASESORA:

Aparicio Aldana, Zhenia Djanira

PIURA - PERÚ

(2022)
ANÁLISIS

Desde tiempos antiguos se logra apreciar la forma de transferir la propiedad, siendo


así en los artículos 947 a 949, por lo que en caso de la adquisición de un bien
mueble se da la tradición, donde el autor Parodi, lo cataloga como no eficaz, es algo
irónico, conteniendo un vacío, ya que el derecho se avala por la protección del
sujeto que actúa de buena fe al momento de adquirir un bien, siendo esta efectuada
al momento de la entrega del bien, previa verificación si es legal o no.

Respecto a la entrega de los bienes que podrían ser muebles o inmuebles, donde
se ve claramente que conforme a las modificaciones que han tenido estas a lo largo
de los años, muestra la necesidad que se tiene a la adaptación a la sociedad actual,
por lo que los artículos de protección que se presentan en algunos casos donde se
vulnere lo que establece la ley, para que sean declarados nulos.

También se puede ver que de acuerdo al artículo 949, del C.C, se refiere a los
bienes inmuebles, donde se compara claramente con el C.C de 1936, que después
de una verificación efectivamente ambos se enmarcan en que con solamente
enajenar un bien ya la otra parte tendría poder sobre el mismo. Es así como la
adaptación se da para distintos países, pero porque es considerado así, ya que, si
bien podría ser considerado desde el momento que se escribe en registros públicos,
resultan distintas interrogantes respecto al tema ya que si bien el sujeto puede
enajenar también debe haber esa seguridad plena para la otra parte.

Por consiguiente, cabe precisar que existen dos aspectos legislativos la primera que
se enfocaría en el objeto de obligaciones de dar y la segunda que legisla en forma
manifiesta en el ámbito de aplicación de dichas obligaciones, asimismo el libro VI
nos dice que una norma que se señale en el campo de las reglas sobre las
obligaciones de dar, se asume el riesgo de caer en errores u omisiones al mismo
tiempo dice que sobre las reglas que se dan sin limitaciones la obligación de dar,
que tiene por finalidad traspasar el dominio de un bien o caso contrario pagar por
él.

El artículo 1132 determina, que el acreedor no se le puede exigir que reciba una
prestación distinta, así fuese de un valor superior a esta, ya que en el tema de
ejecución de obligaciones no se rige el valor del objeto, sino que esta se da en favor
de quien tenga derecho sobre el bien por tal motivo el acreedor no podría exigir que
un bien distinto al que se le debe.

También, en el artículo 1133 nos muestra como la normativa tiene por finalidad
prevenir los derechos del acreedor de un grupo de bienes, y así requerir información
de esta prestación en el transcurso que se esté contrayendo la obligación.

Por consiguiente, en el artículo 1134 hace ver que la obligación de dar tiene por
finalidad mantener el bien hasta el momento en que se entrega a menos que la ley
exprese lo contrario.

Según el artículo 1135 del CCP hace referencia si el deudor se ve en la obligación


de dar un mismo inmueble a diferentes acreedores y a las normas de preferencia
que son utilizadas en casos como este, cabe mencionar que se toma en cuenta que
el acreedor haya actuado de buena fe cuyo título haya sido inscrito o si el título sea
de fecha antigua. Asimismo, la mala fe no es una garantía de los registros, esta
puede considerarse una causal de pérdida de garantía.

En El jus ad remen el Derecho Civil moderno se consideraba primero al segundo


contratante si éste obra de mala fe, mientras la ley prusiana manifestaba lo contrario
ya que una vez practicada la inscripción, el adquirente no podrá ser acusado;
también si en el momento de la conclusión de la transferencia o del contrato de la
propiedad tuvo conocimiento de un contrato de enajenación del mismo inmueble
anteriormente. Asimismo, el tercero que obra de buena fe adquiriendo a título
oneroso algún derecho, mantiene dicha adquisición una vez inscrita su derecho, en
caso se invalide el del otorgante por razones que no figuren en los registros
públicos. La buena fe del tercero se presume mientras no se demuestre que conocía
la irregularidad del registro. Por otra parte, en el artículo 1136 se refiere a los bienes
inmuebles donde se prefiere al acreedor de buena fe al que el deudor haya hecho
tradición del bien, incluso si su título sea posterior, si éste no realizó la tradición se
prefiere al acreedor de título con fecha más antigua, por ello es exigible que el
acreedor haya actuado de buena fe.

Estas normativas son coherentes y protegen correctamente, involucrado en el


relativismo que predomina en esta materia los derechos de los intervinientes en una
relación obligacional.
Si se trata de un inmueble y si se trata de una transmisión de dominio, el acreedor
privilegiado, habiendo adquirido el inmueble, puede hacer su pretensión de entrega.
En el caso similar y tratándose de bienes inmuebles, si el acreedor ha carecido de
confianza en la posesión del inmueble, el acreedor privilegiado no podrá reclamarlo
con éxito por encontrarse en el dominio, éste no será precisamente no adquirido.
por la falta de tradición. En este último caso, el curso de acción apropiado sería
revocatorio o Pauliana.

El acreedor que es engañado de buena fe también puede ejercer acción contra el


deudor y el acreedor de buena fe. Estos artículos 1137, 1138, 1139 y 1140 del
Código civil plantean interrogantes en relación a las normas del Código de 1936
dispuestos en la misma materia.

El artículo 1138 se trata sobre el riesgo dentro de las obligaciones en cuestión de


dar bienes ciertos, así recaigan éstos en muebles o inmuebles, seguido de que se
trate del perecimiento o deterioro del bien a causa del deudor o del acreedor o
también sin culpa; toda vez que ocurra dentro del tiempo en que se contrajo la
obligación y la cual en que deba de desarrollarse la entrega. En este artículo
tenemos dos tipos de reglas, la res perit creditori y la res perit debitori, estas se
encuentran conectadas, cuando el individuo que tiene que hacer cargo es de la
pérdida es el acreedor o deudor propietario, a la regla res perit domino. La
aplicación de la regla res perit creditori se da cuando el dueño del bien es el
acreedor y el riesgo del contrato sería para él, en caso de que el dueño sea el
deudor se asumirá peligro de contrato y se aplicaría la regla.

Por otro lado, es cierto que en nuestra orden el art. 1138 tienen su procedencia de
los Códigos Alemán y Portugués, pero la diferencia es que en nuestro código se
emplea la palabra “perdida”, se utiliza esa palabra para poseer más propiedad en el
campo de las obligaciones de dar bienes ciertos.

Por otro lado, el inciso 1 del art. 1138 es de procedencia del Código Alemán y
Portugués, mientras que el inciso 2 solo es de procedencia del Código Portugués,
pero ambos incisos tienen como finalidad proteger al acreedor, si es que el deudor
hubiese perdido el bien, teniendo que restituir la contraprestación en el caso de que
hubiera, asimismo tendrá que pagar por daños. Además, en estos incisos se pueden
aplicar las reglas res perit debitori y la regla res perit domino.
Mientras que los incisos 3 y 4 ayudan al deudor, estas nos dicen que, si el bien se
pierde por culpa del acreedor, en este caso el deudor tiene derecho a
contraprestación, si es que hubiera, pero queda libre de la obligación que le
corresponde. Estos incisos acogen la regla res perit creditori, en el caso de los
bienes inmuebles por los efectos prácticos se emplearía la regla res perit domino.
En caso de que el bien es mueble y el acreedor no es el dueño, este tendría que
asumir la responsabilidad del deterioro, ya que esos hechos habrían pasado por su
culpa.

Asimismo, en los incisos 5 y 6 estos hacen referencia a los deterioros del bien sin
culpa, en el caso que sea por perdida, la obligación quedaría resuelta y la
responsabilidad la asumirá el deudor.

Para finalizar el art. 1138 de nuestro código se trata de la teoría del riesgo, después
de haber analizado cada inciso de este artículo, hemos concluido que se trata de
comprobar si el acreedor o el deudor, es quien tendría que padecer el riesgo de
pérdida de la contraprestación, además de indemnizar por daños.

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