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OBLIGACIONES DE HACER
1. CONSIDERACIONES GENERALES
La palabra «hacer», de acuerdo con la Real Academia Española, tiene varias
acepciones. Las que revisten interés para el Derecho de Obligaciones son las siguientes:
(a) Producir algo, darle el primer ser;
(b) Fabricar, formar algo dándole la forma, norma y trazo que debe tener; y
(c) Ejecutar, poner por obra una acción o trabajo.
Considerando las tres acepciones del término «hacer» que hemos recogido en líneas
anteriores, podemos orientarnos en dos grandes sentidos:
(a) Hacer implica producir una cosa (o mejor dicho un bien, dentro de la terminología
utilizada por el Código Civil y el Derecho moderno). Ese bien podrá ser tanto material
como inmaterial.
(b) Hacer implica ejecutar alguna acción o trabajo.
Pues bien, en Derecho de Obligaciones, las obligaciones de hacer constituyen el
segundo rubro clasificatorio de las obligaciones según su objeto.
Artículo 1150.- «El incumplimiento de la obligación de hacer por culpa del deudor,
faculta al acreedor a optar por cualquiera de las siguientes medidas:
1.- Exigir la ejecución forzada del hecho prometido, a no ser que sea necesario para
ello emplear violencia contra la persona del deudor.
2.- Exigir que la prestación sea ejecutada por persona distinta al deudor y por cuenta
de éste.
3.- Dejar sin efecto la obligación».
En esta norma se establecen una serie de medidas por las cuales podrá optar el acreedor
ante dicho incumplimiento.
Vamos a proceder al análisis de cada una de ellas.
Se podrá exigir la ejecución forzada del hecho prometido, a menos que sea necesario
emplear violencia contra la persona del deudor. Este ^quiere decir que en todos aquellos
casos en que el deudor se niegue a hace: algo, el acreedor no podrá exigir a dicho
deudor el cumplimiento de la prestación, si para lograrlo requiere ejercer violencia
contra su persona.
Sin embargo, queremos hacer aquí una distinción. En lo que respecta al hacer
propiamente dicho de la obligación, alcanzará plena vigencia esta norma, pero distinto
será el caso en el cual el deudor ya hubiese cumplido con el hacer propiamente dicho,
pero le faltase el dar para concluir con la ejecución de su prestación.
Utilicemos un ejemplo.
Si el acreedor hubiese encargado a un escultor la elaboración de una obra de arte, será
evidente que si el escultor rehusase esculpir no se le podría forzar a ello, pues para estos
efectos sería necesario emplear violencia contra su persona; pero distinto sería el caso
en el cual dicho escultor ya hubiese terminado la escultura encargada, pero, como le
agradó su resultado, no deseara entregarla al acreedor. En este caso sí se podría ejecutar
forzadamente la prestación, ya que solamente sería necesario extraer la obra del taller
del deudor para llevarla al domicilio del acreedor; y esta acción no estaría dirigida
contra la persona del deudor, sino simplemente contra bienes materiales. Por supuesto,
el acreedor únicamente podrá procurarse esta prestación por intermedio del poder
público.