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‘Poética de las variaciones’ y ética de escritor en ‘La excavación’ de Augusto


Roa Bastos

Article · January 2013

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1 author:

Sara Carini
Catholic University of the Sacred Heart
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Badebec
Revista del Centro de Estudios de
Teoría y Crítica Literaria

“Poética de las variaciones” y ética de escritor en el cuento “La excavación”

de Augusto Roa Bastos

Sara Carini1
Università Cattolica del Sacro Cuore
sara.carini@unicatt.it

Resumen: El presente estudio se propone analizar las variaciones del cuento “La

excavación” propuestas por Augusto Roa Bastos en dos diferentes publicaciones del

mismo. El objetivo es delinear la evolución estilística que acompaña el compromiso

ético del autor paraguayo con el acto literario y evidenciar el uso de la “poética de

las variaciones” como recurso retórico que involucra toda la narrativa roabastiana.

Palabras clave: Poética de las variaciones – Roa Bastos – “La excavación” – Ética

del escritor – Literatura hispanoamericana

Abstract: This article purposes an analysis on the semantic variations that can be

found in two different editions of Roa Bastos’ short story La excavación. The aim is

to point out the stylistic evolution that characterize the ethic commitment the Roa

Bastos always had with the literary act and the use of the “poética de las

1
Sara Carini consiguió el título de Ph.D. en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Católica
de Milán con una tesis sobre la narrativa de Augusto Roa Bastos. Actualmente es becaria de
investigación en la misma Universidad. Sus intereses de estudio abarcan la narrativa
centroamericana y latinoamericana contemporánea y la recepción de la literatura hispanoamericana
desde el punto de vista editorial. Ha publicado varios artículos en revistas literarias especializadas y
ha participado en diversos congresos internacionales.

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variaciones” as a figure of speech evident in all of his works and important to

understand the real meaning of his ideas.

Keywords: Poética de las variciones – Roa Bastos – “La excavación” – Writer’s

ethics – Hispano American Literature

El cuento “La excavación” fue publicado por primera vez en la recopilación El

trueno entre las hojas, en 1953. Roa Bastos lo escribió durante su exilio argentino,

tras su primera huida de Paraguay, en una fase frenética de su vida en la que tuvo

que ejercer varios empleos para sobrevivir y durante la cual escribió con ardor y

convicción.

Con los años, Roa Bastos vio esas primeras obras como frutos inmaduros de

su actividad literaria:

Aquellas primeras obras cumplían ante la literatura una función ancilar. [...]

Creía en el valor del mensaje, en la fuerza de la novela como un revulsivo

social. Ahora advierto que me había sometido a una alienación moral al

permitir que lo ético prevaleciera sobre lo estético y al aceptar que ese

concepto descalibrara mis obras (Roa Bastos “Fragmentos” 10)

Según la poética de Roa Bastos, al escritor le corresponde tanto un

compromiso ético como un compromiso estético, hecho que le impone al texto

literario un equilibrio entre denuncia y expresividad (Lorenz Diálogo 280). No

sorprende entonces que la crítica haya identificado dos distintas etapas de la

producción narrativa roabastiana, caracterizadas por una evolución de la

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perspectiva del autor que va de lo específico paraguayo a la preocupación por las

inquietudes universales del hombre (Herszenhorn “Reflexiones” 266). Estas

diferencias se sostienen en un uso diferente de los recursos retóricos y en un

cambio evidente del punto de vista del autor sobre su obra (Calvo “El punto de vista”

163-167). El cambio, subraya Calvo, “reside esencialmente en el paso de una

deliberada exteriorización de la subjetividad a una mayor ambigüedad expresiva,

lograda ésta mediante diversos artificios que están encubriendo la perspectiva del

autor” (164). Pero, aunque se proporcione al lector una perspectiva menos

comprometida, los temas y los focos de atención siguen siendo los mismos.

Para conseguir que su narrativa mantenga cierta continuidad y contundencia

en la descripción de la realidad paraguaya Roa Bastos juega con su obra,

renovándola a través de la re-escritura y re-semantización de textos ya publicados.

Él mismo define esta aproximación al trabajo literario con el término “poética de las

variaciones”, en la nota preliminar a la segunda versión de su novela Hijo de

hombre, de 1982:

Un texto, si es vivo, vive y se modifica. Lo varía y reinventa el lector en cada

lectura. Si hay creación, ésta es su ética. También el autor –como lector–

puede variar el texto indefinidamente sin hacerle perder su naturaleza

originaria sino, por el contrario, enriqueciéndola con sutiles modificaciones. Si

hay una imaginación verdaderamente libre y creativa, ésta es la poética de

las variaciones (16-17).

Gracias a la “poética de las variaciones” el autor puede manipular su texto

adaptándolo al nuevo contexto al que se dirige. Por una parte, se construye un

círculo en el que texto, autor y contexto se influyen de modo continuo, imponiendo al

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lector una incesante reinterpretación del texto literario. Por otra, el autor, libre de

sus vínculos con la obra, puede revisar el texto según su nueva perspectiva y

proponer al lector otra visión de la realidad.

En otros términos, el concepto de “poética de las variaciones” se relaciona

con el manejo de la palabra escrita según las pautas de la oralidad. Manipular el

texto, modificarlo y cambiar pequeños detalles para que su significado pueda

asentarse mejor a un contexto determinado es, en definitiva, el método con el que

se construyen los relatos orales. Y, además, podemos incluso añadir que los

cambios insertados por Roa Bastos al reescribir sus textos funcionan según los

principios de la oralidad porque reformulan el esquema de instrucciones que cada

escritor se plantea para alcanzar el tipo de lector que prefiere (Iser El acto de leer

62-64) y guiar su lectura dentro de ámbitos sociales, personales e históricos

específicos.

La oralidad es para Roa Bastos la verdadera esencia de la palabra porque es

ajena a toda manipulación derivada del uso de la lengua escrita. Este punto de vista

peculiar se relaciona con el esfuerzo que Roa Bastos, escritor bilingüe, pone en

práctica para insertar el “texto ausente”, guaraní, colectivo y oral, en el texto escrito

de sus obras (Ezquerro “Génesis”; Fernandes, “Contravida” 67). La reescritura de

textos ya publicados funciona, en definitiva, como una recuperación de ciertos

rasgos peculiares de la oralidad –como la espontaneidad o la manipulación según el

tipo de mensaje que el emisor quiere transmitir– y demuestra la visión roabastiana

de la palabra como herramienta que forja mensajes abiertos a múltiples

interpretaciones, en contradicción con el estatuto estático que tradicionalmente se

otorga a la palabra escrita (Ong Oralità 123).

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En la visión que Roa Bastos tiene del acto literario, al escritor le compete

favorecer el surgimiento de los múltiples significados encerrados en la palabra

escrita, para conseguir que ésta refleje los discursos activos en la realidad y

oprimidos por la escritura. En este sentido, el escritor paraguayo estructura sus

textos según la teoría del “lector modelo” de Umberto Eco: “prevedere il proprio

Lettore Modello non significa solo ‘sperare’ che esista, significa anche muovere il

testo in modo da costruirlo. Un testo non solo riposa su, ma contribuisce a produrre

una competenza” (Eco Lector in fabula 56). Es decir, construyendo textos que

estimulan y activan en el lector nuevas perspectivas de interpretación.

A través de la “poética de las variaciones”, Roa Bastos construye un texto

que tiene como destinatario un lector capaz de comprender la sucesión de eventos

descritos y, al mismo tiempo, reconocer el significado metafórico de la obra y

actualizarlo al momento histórico-social y personal que él mismo vive mientras se

cumple el proceso de lectura. De ahí que la definición roabastiana de literatura sea

una forma invertida de la tradicional: “Escribir y leer un texto de ficción no significa

[entonces] convertir lo real en palabras sino hacer que la palabra sea real” (Roa

Bastos “El texto cautivo” 89).

Esta perspectiva peculiar del acto literario queda atestiguada en los ensayos

que Roa Bastos dedica al análisis de la literatura.2 En ellos, como anteriormente

hemos comentado, el trabajo de todo escritor se define dentro de un compromiso

ético y moral que ante todo se cumple en relación con el contexto al que pertenece y

al que se dirige pero que, sin embargo, no exime al escritor de la elaboración de un

mensaje que pueda alcanzar a un público más allá de su “lector modelo”. De hecho,

2
Para los ensayos que tratan la cuestión ética del escritor véase: “Los exilios del escritor en el
Paraguay”, “El texto cautivo. (Apuntes de un narrador sobre la producción y la lectura de textos bajo
el poder cultural)”, “Anotaciones para la ubicación y deslinde de la poesía actual” y “La narrativa
paraguaya en el contexto de la narrativa hispanoamericana actual”, ver bibliografía.

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en la narrativa roabastiana esta actitud se percibe en el vínculo que entabla con la

tradición guaraní y en los esfuerzos que pone en acto para identificar la estructura

adecuada que permita representar el pensamiento oral de la colectividad paraguaya

a través del texto escrito.

En cierto modo, la ética del trabajo de escritor propuesta por Roa Bastos se

concreta en la definición de “artesano de la palabra” que da de sí mismo. Según

Lienhard, las modificaciones que comporta el trabajo artesanal, atento a los detalles

y “original” en cada una de sus versiones, asocia el trabajo sobre el texto escrito a

las estructuras de la oralidad porque “ignora al «creador» individual y desconoce la

«originalidad» (en el sentido burgués) de un texto” (Lienhard “Una intertextualidad”

513). Es decir, hace que el texto se convierta en un “objeto” nuevo, liberado de las

relaciones con su autor. Cada texto será así un producto “original” del autor porque

otorga un detalle nuevo, diferente a su primera versión, lo que influirá en la nueva

reinterpretación del texto por parte del lector.

La posibilidad de variar un texto ya escrito a través de la “poética de las

variaciones” pone en evidencia, de este modo, tanto la incapacidad de la palabra de

ser transmisora de significados absolutos como la necesidad de una posición activa

del lector frente al texto literario. El lector tiene que colaborar y re-interpretar el texto

surgido después de las variaciones porque “cada texto es un hecho nuevo de

relaciones y revelaciones” (Roa Bastos “Una cultura oral” 91) y su sentido se

esconde bajo las múltiples interpretaciones a su alcance sólo si participa en la

lectura.

Las variaciones del cuento “La excavación” que analizaremos a lo largo de

este estudio son un ejemplo de la evolución del estilo roabastiano y demuestran la

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validez de la variación como recurso retórico a la hora de construir nuevos

significados a través de un mismo texto.

Como señaló Carmen Luna Sellés, las re-escrituras y en general la “poética

de las variaciones” no se concretan sólo en los cambios aportados a un mismo

texto. Las manipulaciones pueden darse tanto a través de la re-escritura de parte

del texto y la consiguiente nueva versión (es el caso de “La excavación” o de la

novela Hijo de hombre), como a través de la nueva publicación de un mismo relato

dentro de una recopilación diferente, hecho que implica una re-semantización del

significado del texto originario (Luna Sellés La narrativa 17-21).3 En parte, señala

Luna Sellés, estos cambios representan una “autocrítica” del mismo Roa Bastos,

quien reescribe sus textos para que puedan encajar mejor con la realidad. Por otra

parte, añadimos nosotros, su voluntad de reafirmar los cambios y concretarlos en el

texto impreso le permite huir de las leyes dictadas por la nueva industria cultural,

culpable de crear “perturbaciones” en la producción de textos y de restringir la

libertad del autor (Roa Bastos El texto cautivo). Además, como ya hemos dicho,

estos cambios imponen al lector una mayor participación a la hora de interpretar el

mensaje relacionado con el texto literario: “Roa, que expresa en muchos de sus

relatos la imposibilidad de poseer el conocimiento «absoluto» de los hechos,

permanece fiel a esta visión al reclamar, mediante las anteriores variaciones, la

propia relatividad de su obra” (Luna Sellés La narrativa 22).

Las dos versiones de “La excavación” que vamos a analizar se publicaron

con diez años de distancia y en recopilaciones diferentes por estructura y tenor

3
Carmen Luna Sellés señala un corpus narrativo de 39 relatos en un lapso de veintisiete años, entre
el primer libro publicado (El trueno entre las hojas) y el último (Contar un cuento y otros relatos), dato
que le permite señalar que: “la escasez de novedades anteriormente aludida hace afirmar a la crítica
que estamos más bien ante antologías personales que ante colecciones propiamente originales,
puesto que el autor lleva a cabo en todas ellas una selección de sus escritos anteriores” (Luna Sellés
La narrativa 20).

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narrativo: El trueno entre las hojas, publicado en 1953, consta de 17 cuentos

inéditos que describen la lucha del hombre en contra de su destino, mientras que

Los pies sobre el agua, de 1967, se caracteriza por una aproximación menos

relacionada al contexto paraguayo y más abierta a una interpretación que tenga

validez en cualquier situación en la que se encuentre el lector. Esta última , por su

parte, se compone de diez relatos de los que únicamente tres eran inéditos.

En ambas versiones la estructura no sufre cambios. Un relato lineal en el que

un narrador omnisciente describe el presente del protagonista enmarca dos

analepsis: la primera, interna, que narra la vida de un grupo de presos, al que

pertenece el protagonista, y a través de la cual el narrador deja entrever su opinión

personal sobre la situación de Paraguay. La segunda, externa, que describe la

excavación de un agujero utilizado por el protagonista en una operación militar

durante la Guerra del Chaco.

Desde el punto de vista semántico, en cambio, todo el relato sufre

modificaciones que señalan el esfuerzo del autor para conseguir un tono literario

que tenga significado para cualquier lector – tanto paraguayo como no – que se

encuentra bajo una situación de opresión, lo que corresponde a la presencia de esa

segunda fase de la narrativa roabastiana anteriormente citada. A la hora de

interpretar el mensaje literario que Roa Bastos inserta en sus textos se vuelve así de

especial interés analizar cuáles son los focos que el autor utiliza para dar a su texto

un aliento más amplio con respecto a los problemas de Paraguay y América Latina.

El marco del relato describe la situación de Perucho Rodi, preso político en

una cárcel paraguaya, sepultado vivo en el túnel que, con sus compañeros de celda,

había construido con el intento de fugarse En el trance que sigue al derrumbe, y que

lo encierra definitivamente en el pasaje subterráneo que será su tumba, empieza a

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recordar la experiencia vivida en un túnel gemelo que él mismo había sugerido

construir durante la Guerra del Chaco. El uso de ese mismo túnel en una acción

militar había provocado la muerte de 89 soldados bolivianos, entre ellos Guerrero

Ortiz, uno de los soldados que Rodi elige como víctima y que se “retorcía en el

remolino de una pesadilla”. Al quedarse atrapado, Perucho Rodi recuerda estos

instantes y percibe su muerte como una venganza de todos los soldados que había

matado.

Las variaciones detectables entre la versión de 1953 y la de 1967 se refieren

sobre todo a la eliminación o modificación de frases que cambian la aproximación al

cuento por parte del lector:

El primer desprendimiento de tierra se produjo a unos tres metros, a sus

espaldas. No le pareció al principio nada alarmante. Sería solamente una veta

blanda del terreno de arriba. Las tinieblas apenas se pusieron un poco más

densas en el angosto agujero por el que únicamente arrastrándose sobre el

vientre un hombre podía avanzar o retroceder. No podía detenerse ahora.

Siguió avanzando con el plato de hojalata que le servía de perforador. La

creciente humedad que iba impregnando la tosca dura lo alentaba. La

barranca ya no estaría lejos; a lo sumo, unos cuatro o cinco metros, lo que

representaba unos veinticinco días más de trabajo hasta el boquete liberador

sobre el río. (Roa Bastos El trueno 95)

El primer desprendimiento de tierra se produjo a unos tres metros, a sus

espaldas. No le pareció al principio nada alarmante. Sería solamente una veta

blanda del terreno. La oscuridad se adensó apenas un poco más en el

angosto agujero por el que arrastraba sobre el vientre. Siguió cavando con

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redoblada energía: la creciente humedad que iba impregnando la tierra, lo

alentaba. La barranca ya no estaría lejos. (Roa Bastos Los pies 113)4

Ya desde el íncipit es evidente que Roa Bastos se decide por cambios

semánticos que involucran el uso de los sustantivos (tinieblas/oscuridad,

tosca/tierra), pero sobre todo elimina detalles proporcionados por el narrador (“no

podía detenerse ahora” / “a lo sumo, unos cuatro o cinco metros, lo que

representaba unos veinticinco días más de trabajo hasta el boquete liberador sobre

el río”): una estrategia que Roa Bastos incluye en los textos de su segunda etapa

estilística para crear un efecto de ambigüedad y distancia (Calvo “El punto” 165).

Con estas variaciones la atmósfera del cuento se transforma de violenta y visceral

en la primera versión de 1953 a tensa e incierta en 1967. Los cambios en la

descripción del derrumbe que comporta la definitiva sepultura en vida de Perucho

Rodi y su pasaje de lo consciente a lo inconsciente (con la consiguiente

recuperación del recuerdo del túnel gemelo de la Guerra del Chaco), testimonian lo

mismo y señalan un cambio de perspectiva del autor, más interesado en la

psicología del personaje que en el entorno político e histórico que caracteriza a la

versión de El trueno entre las hojas:

Ella, la tierra densa e impenetrable, era ahora la que, en el epílogo del duelo

mortal comenzado hacía mucho tiempo, lo gastaba a él sin fatiga y lo

empezaba a comer aún vivo y caliente. De pronto, pareció alejarse un poco.

Manoteó en el vacío. Era él quien se estaba quedando atrás en el aire como

piedra que empezaba a estrangularlo. Procuró avanzar, pero sus piernas ya

4
La cursiva utilizada en todas las citas es nuestra. Subraya las diferencias más evidentes entre una y
otra versión de “La excavación” o resalta los aspectos más importanes reveladas por el análisis de
las variaciones aportadas por Roa Bastos al cuento ‘La excavación’.

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irremediablemente formaban parte del bloque que se había desmoronado

sobre ellas. Ya ni las sentía. Sólo sentía la asfixia. Se estaba ahogando en un

río sólido y oscuro. Dejó de moverse, de pugnar inútilmente. La tortura se iba

transformando en una inexplicable delicia. Empezó a recordar. (Roa Bastos El

trueno 97)

De pronto pareció alejarse un poco. Manoteó en el vacío: era él quien estaba

quedando atrás en el aire como piedra que empezaba a estrangularlo, en la

tierra densa y voraz que lo empezaba a comer aún vivo y caliente. Se debatió

enloquecidamente procurando avanzar, pero sus piernas ya sin remedio

formaban parte del bloque que se había desmoronado sobre ellas. Ya ni las

sentía. Sólo sentía ese ahogo que le iba petrificando el aliento. Dejó de

moverse, de luchar inútilmente. Sintió que la cabeza le crecía, que se le

volvía más grande que el cuerpo, a punto de estallar, comprimida por el

reducto que se iba achicando, mientras la oscuridad se llenaba de un revuelto

chisperío como de gusanos de luz. Pero entonces la tortura se le trasformó

en algo parecido a una desesperada delicia. Empezó a retroceder, a

deslizarse como por una rampa, en un vértigo, hacia aquella otra excavación

en la guerra del Chaco. (Roa Bastos Los pies 114-115)

Se nota que la tierra, que en la versión de 1953 -como sucede en toda la

recopilación de El trueno entre las hojas- es protagonista activa de la acción ( está

personificada, es “ella”) y obstáculo para el hombre (densa e impenetrable / río

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sólido y oscuro)5, deja de ser una co-protagonista en el relato de 1967 para permitir

que el foco de atención del narrador se centre en el prisionero, víctima de la

opresión física y metafóricamente atrapado en un presente que lo sofoca y destruye

su dignidad. Este cambio en el matiz semántico de la tierra se relaciona también con

otra importante variación respecto a los elementos metafóricos presentes en el

texto: la atenuación de las referencias al útero femenino.

El útero femenino, elemento clave en la poética roabastiana porque está

relacionado con el eje temático del nacer/renacer/nonato, en la versión de 1967 se

configura como un lugar desde el cual renacer, un sitio donde encontrar nueva vida:

La única respiración venía por el agujero aún ciego, aún nonato, que iba

creciendo como un hijo en el vientre de esos hombres ansiosos. Por allí venía

el olor puro de la libertad, un soplo fresco y brillante entre los excrementos. Y

allí se tocaba, en una especie de inminencia trabajada por el vértigo, todo lo

que estaba más allá de ese boquete negro. (Roa Bastos El trueno 96)

En cambio, en el cuento de 1953, tanto el túnel como el útero femenino son

lugares claustrofóbicos, oscuros, cerrados, sitios que metafóricamente se relacionan

con la posibilidad de cada hombre de cambiar su propia condición. Posibilidad que,

en este caso, es denegada y representada por la falta de una salida:

Este túnel y aquél eran el mismo túnel; un único agujero recto y negro con un

boquete de entrada pero no de salida. Un agujero negro y recto que a pesar

de su rectitud le había rodeado desde que nació como un círculo subterráneo,

irrevocable y fatal. (Roa Bastos El trueno 99)

5
Finalmente, la frase “era ahora la que, en el epílogo del duelo mortal comenzado hacía mucho
tiempo, lo gastaba a él sin fatiga y lo empezaba a comer aún vivo y caliente” se relaciona con el
epígrafe que enmarca El trueno entre las hojas y ejemplariza el rol protagonista que tiene la
naturaleza a lo largo de todos los relatos de la recopilación.

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El túnel como útero y, metonímicamente, la tierra como lugar de

engendramiento del hombre, se vuelve en ambas versiones lugar de muerte pero

con un matiz semántico distinto. Si en la versión de 1953, en línea con toda la

recopilación de El trueno entre las hojas, la tierra es un elemento personificado, y

las referencias apuntan a un contacto directo con ella que puede tanto imponer

sufrimientos como convertirse en el medio para nacer a nueva vida; en el cuento de

1967 esta connotación ancestral se matiza y adquiere un significado aún más

metafórico. En la versión de Los pies sobre el agua el túnel representa una salida

hacia un renacer en otra dimensión temporal, no concreta, sino del espíritu, que

implica una posibilidad de vida en el más allá:

El túnel del Chaco y este túnel, que él mismo había sugerido cavar en el

suelo de la cárcel, que él había comenzado a cavar y que él ahora iba a

concluir, eran el mismo túnel: un único agujero recto y negro. Aquella noche

malva del Chaco, poblada de estruendos y cadáveres, había mentido una

salida. Con el último aliento la volvía a vivir. Sólo ahora avistaba el boquete

enceguecedor. (Roa Bastos Los pies 116)

Las variaciones que encontramos en la descripción de las condiciones de

vida de los presos de la celda 4 tienen el mismo objetivo que los cambios recién

analizados. En la versión de 1953, la denuncia de las condiciones de vida en la

cárcel es más agria y, otra vez, reivindicativa; mientras que, en la versión de 1967,

se detecta una mayor atención hacia la condición psicológica de los presos, en las

consecuencias que la opresión les causa y en cómo ésta se manifiesta:

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De los diecisiete presos que habían tenido la estúpida ocurrencia de morirse,

a nueve se habían llevado distintas enfermedades contraídas antes o

después de la prisión; a cuatro, los apremios urgentes de la cámara de

torturas; a dos, la rauda ventosa de la tisis galopante. Otros dos se habían

suicidado abriéndose las venas, uno con la púa de la hebilla del cinto; el otro,

con el plato, cuyo borde afiló en la pared, y que ahora servía de herramienta

para la apertura del túnel.

Esta estadística era la que regía la vida de esos desgraciados. Sus

esperanzas y desalientos. Su congoja callosa pero aún sensitiva. Su sed, el

hambre, los dolores, el hedor, su odio encendido en la sangre, en los ojos,

como esas mariposas de aceite que a pocos metros de allí – tal vez

solamente un centenar – brillaban en la Catedral delante de las imágenes.

(Roa Bastos El trueno 96)

De los diecisiete que habían tenido la ocurrencia de morirse, a nueve se los

habían llevado distintas enfermedades contraídas antes o después de la

prisión; cuatro quedaron en el “confesionario” de la cámara de torturas; dos

enloquecieron y fueron liquidados a culatazos cuando atacaron a dentelladas

a los guardias que entraban el tacho de comida. Otros dos se suicidaron, uno

con la púa de la hebilla del cinturón; el otro con el plato de hojalata cuyo

borde afiló en la pared, y que ahora servía de herramienta para la excavación.

Estos hechos eran los que marcaban el tiempo a los sobrevivientes, más que

las campanadas que caían sobre ellos a través de la piedra, del rumor

intestino que poblaba la cárcel, y por las noches, a través del silencio,

punteado por el silbato y los gritos de las rondas. “Por qué no tocarán años

Sara Carini Página 56


en lugar de horas?”, dijo uno una vez al oír el pesado rodar del reloj de la

catedral, casi pegada a la cárcel. Pero esto fue al principio; luego el ritmo

subterráneo y urgente, lentísimo, del túnel, ocupó día y noche toda la

atención de los presos, y ya ninguno escuchó otra cosa más que ese ruidito

inaudible que les iba creciendo por dentro; nadie tuvo ojos más que para el

agujero, tapado durante el día con un trozo de laja, y por el que los más

ansiosos respiraban ya un soplo fresco con olor a agua y sol entre el tufo a

sudor, a orina, a excremento. (Roa Bastos Los pies 114)

La diferente aproximación al texto sugerida por las variaciones queda clara

también en la diferente extensión proporcionada a la descripción del túnel gemelo

de la Guerra del Chaco. En la versión de El trueno entre las hojas el narrador dedica

más de la mitad del relato a los recuerdos que Perucho Rodi tiene durante la asfixia.

En particular, la descripción utiliza reiteradamente el presente “recordó” (5 veces en

tres párrafos) y explicita la dualidad de los tiempos presentes en el relato (ahora /

sueño) en un constante clímax:

Con el último aliento, Perucho Rodi la volvía a soñar; es decir, a vivir. Sólo

ahora aquel sueño lejano era real. Y ahora sí que avistaba el boquete

enceguecedor el perfecto redondel de la salida.

Soñó (recordó) que volvía a salir por aquel cráter [...] Soñó (recordó) que

volvía a descargar ráfaga tras ráfaga [...] Soñó (recordó) la cara de cada una

de sus víctimas [...] Soñó que soñaba en un túnel. Se vio retorcerse en una

pesadilla, soñando que cavaba, que luchaba, que mataba. Recordó

nítidamente al solado enemigo a quien había abatido con su ametralladora,

mientras se retorcía en una pesadilla. Soñó que aquel soldado enemigo lo

Badebec 5 vol.3 Página 57


abatía ahora a él con su ametralladora, tan exactamente parecido a él mismo

que se hubiera dicho que era su hermano mellizo. (Roa Bastos El trueno 100)

En la versión de 1967, en cambio, la atención está, como ya hemos dicho,

menos vinculada con la situación política paraguaya y concierne a la situación de

todo hombre oprimido. La narración dedicada a la Guerra del Chaco se reduce a

una simple descripción de la noche en la que se utilizó el túnel construido en la

trinchera. Los hechos que describen la matanza de los 89 soldados bolivianos se

resumen de manera rápida y preparan al lector para la descripción de la quietud

que, al descubrir las autoridades el boquete del túnel en la celda 4, dominará la

escena del fusilamiento de los presos y la mentira propuesta por las autoridades:

Los presos de la celda 4 (llamada Valle-i), a la noche siguiente encontraron

inexplicablemente descorrido el cerrojo. Sondaron con sus ojos la noche del

patio. Encontraron los pasillos y corredores inexplicablemente desiertos. La

puerta trasera que daba a una callejuela clausurada, estaba

inexplicablemente entreabierta. La empujaron, salieron. Al aspirar la primera

bocanada de aire fresco, enceguecidos, paralizados por la repentina

lumbrarada de los reflectores, los abatió en masa el fuego cruzado de las

ametralladoras que las oscuras troneras del panóptico escupieron sobre ellos

durante algunos segundos.

Al otro día la ciudad se enteró solamente de que unos cuantos presos habían

sido liquidados en el momento en que pretendían evadirse por un túnel,

menos uno que consiguió huir. El comunicado de la policía pudo mentir con la

verdad. Existía un testimonio irrefutable: el túnel. Los periodistas nacionales y

extranjeros fueron invitados a examinarlo. Quedaron satisfechos al ver el

Sara Carini Página 58


boquete de entrada de la celda. La evidencia anulaba un detalle: la

inexistente salida, que nadie pidió ver. (Roa Bastos Los pies 116)

Esta parte del cuento de 1967, menos enfática en las descripciones con

respecto a la de 1953, guía la atención del lector sobre la mentira de las autoridades

y la ceguera de los medios de información: subraya la supuesta huida de uno de los

presos, la miopía de los periodistas (que, se especifica, son nacionales e

internacionales) que no pidieron ver la salida del túnel. La narraciónse clausura,

además, con la misma frase que encontramos en la versión de 1953, en la que el

cuento encuentra su circularidad y la realidad vuelve a quedar invariada: “Poco

después el agujero fue cegado con piedras, y la celda 4 (Valle-i) volvió a quedar

abarrotada”. El cuento termina, en ambos casos, allí donde había empezado, dentro

de una celda abarrotada y oprimida por el silencio que sigue a la muerte de los

presos y que puede leerse como el silencio impuesto por toda autoridad despótica.

Comparando las dos versiones del texto, resalta, además, la omisión del

nombre del protagonista en la versión de 1967. En esta versión, Perucho Rodi es un

simple preso, anónimo, que en el trance que precede a su sofocamiento rememora

la construcción de un túnel durante la Guerra del Chaco. El paralelismo entre la

situación individual y la situación colectiva continúa; sin embargo, la falta de

identificación del personaje des-subjetiviza el relato : permanece la misma mirada

histórica, que testimonia la represión del poder, pero perdemos la referencia a un

personaje que, en la versión de 1953, se identifica plenamente, a posteriori, con el

universo narrativo roabastiano pues se trata delprotagonista de la novela

Contravida. En cambio, en el cuento publicado en 1967, a través del anonimato se

confirma la voluntad anhelada por el autor de escribir un texto que no se encierre en

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un contexto político o social específico sino que tenga validez a nivel universal y,

también, validez como texto en sí mismo, fuera de los nexos con otras obras y con

los cuentos que se publicaron en la misma recopilación. En la versión de 1967, la

atención, en esta parte del relato, se centra sobre todo en las condiciones

psicológicas de los soldados durante la Guerra del Chaco, argumento que

interesaba a Roa Bastos tanto desde un punto de vista político-histórico-social como

desde un punto de vista autobiográfico6. El autor quiere subrayar la angustia y la

incertidumbre que sienten los soldados, y lo hace a través de los recuerdos del

soldado (anónimo) Perucho Rodi, quien recuerda la insensatez y crueldad de la

acción militar en la que mueren personas que, como él en el trance de sofocarse en

el túnel, sólo buscaban una libertad lejos de la guerra.

El análisis de las variaciones que encontramos en las diferentes versiones de

“La excavación” deja entrever las distintas posturas que Roa Bastos asume frente al

compromiso literario. Como apunta Herszenhorn, el interés no cambia, pero se

vuelve más atento a las necesidades del hombre en sentido universal. Añadimos

nosotros que, en su segunda versión, es patente el interés del autor por profundizar

las implicaciones psicológicas que afectan a los personajes al tener que vivir en un

determinado contexto, en este caso,la situación de agonía en la que viven los

ciudadanos oprimidos por dictaduras y, como en el caso del Paraguay de la época,

oprimidos por dictaduras que la opinión pública extranjera tardó en ratificar como

tales. Se trata, en nuestra opinión, de una referencia que se justifica en la situación

de exiliado vivida por Roa Bastos a lo largo de su vida y en el tratamiento mediático

que tuvieron tanto la dictadura de Ströessner, como, en general, las dictaduras

latinoamericanas por parte de la opinión pública internacional. Por lo que concierne

6
Roa Bastos se alistó como voluntario en la Guerra del Chaco en 1934.

Sara Carini Página 60


al exilio del autor paraguayo, él mismo señala que los primeros años en Buenos

Aires fueron años de lucha y de participación activa en los aconteceres de su país.

Después de su traslado a Francia, en cambio, empezó la verdadera vida de exiliado

(Roa Bastos Fragmentos 23).

Las variaciones que Roa Bastos aportó a sus textos a lo largo de los años

repercuten sobre su ética de narrador: su voluntad de crear una narrativa que no se

enmarca en una visión única de las cosas sino que permite al lector encontrar

siempre textos nuevos que puedan influir en una distinta visión de los hechos a

través de cambios semánticos y léxicos que, dentro de la repetición, enfocan los

hechos desde puntos de vista diferentes. La “poética de las variaciones” atestigua,

además, la postura de Roa Bastos con respecto a las leyes del mercado cultural y

su actitud hacia las culturas secundarias. Representa quizás el recurso de mayor

alcance utilizado por Roa Bastos para poner en cuestión la interpretación de los

hechos hispanoamericanos por parte de quienes los vivieron desde el exterior –

sobre todo las élites políticas internacionales, en ocasiones culpables de demasiada

tolerancia hacia regímenes claramente dictatoriales– y auspiciar una toma de

conciencia sobre las reales condiciones de América Latina que para el escritor

paraguayo pasa también por la literatura (Roa Bastos Proposiciones).

Si pensamos en las fases de descolonización, incorporación y esfuerzo de

recomposición a través de las cuales se concreta la creación de una obra literaria

transculturada (Rama La transculturación 45); podemos concluir que, al variar un

texto según el contexto de publicación y el ámbito de recepción, Roa Bastos pone

en marcha el mecanismo de invención y selección que Ángel Rama indica como

parte final del proceso de transculturación, fase en la que deconstruye la estructura

cultural de su obra y la deja en manos del lector. La “poética de las variaciones”

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representa el medio por el cual Roa Bastos pone en acto su compromiso, tal como

lo describe Marinone:“una articulación sutilmente equilibrada entre la percepción

crítica y la participación a través de la efectividad de su práctica escrituraria”

(Marinone Redefinir identidades). Este compromiso se confirma como un elemento

básico de toda la narrativa roabastiana y es evidente búsqueda de una expresión

literaria que tiene como objetivo estimular la reflexión y el acercamiento ético a la

lectura.

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