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: 19 Junio 2019
Para que se pueda constituir válidamente un determinado proceso y el juez pueda dictar una
sentencia de fondo que resuelva definitivamente el conflicto, es necesario que el actor cumpla con
los presupuestos procesales que son requisitos previos al proceso, sin cuyo cumplimiento no
puede válidamente instaurarse el proceso ni puede el juez entrar en el examen jurídico material
de la pretensión, es decir, no puede satisfacer materialmente la pretensión.
Los presupuestos procesales son, pues, requisitos que deben observar las partes en el momento
de la interposición de la demanda o la reconvención y cuya ausencia, bien impedirá la admisión de
la demanda, bien el examen del fondo de la pretensión, debiendo el juez pronunciar un Auto de
inadmisión de la demanda, de archivo o de sobreseimiento del proceso, o una sentencia
absolutoria en la instancia, resoluciones todas ellas que, por carecer de los efectos materiales de la
cosa juzgada, posibilitan el ejercicio de la acción e interposición de la misma pretensión en un
ulterior proceso declarativo.
1.2. Clases
2. De las partes: la capacidad para ser parte y de actuación procesal, la postulación procesal,
la capacidad de conducción procesal y el litisconsorcio necesario.
Los presupuestos procesales han de ser observados por el actor en el momento de la interposición
de la demanda. Si incumpliera alguno de ellos, el demandado tendrá la carga procesal de
evidenciar su ausencia en su escrito de contestación mediante la interposición de la pertinente
excepción.
Los presupuestos procesales han de ser observados en todas y cada una de las instancias.
Condicionan la admisibilidad de la pretensión en el ejercicio de los medios de impugnación.
Pueden ser sistematizados en:
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Presupuestos procesales
Presupuestos procesales
Nixon Javier Castillo Montoya (*)
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INTRODUCCION
Hay que reconocer que el espíritu del nuevo Código Procesal Civil está enfocado a evitar por todos
los medios técnicos posibles, que el Juez, al final de la instancia, llegue a una sentencia inhibitoria,
sin pronunciarse sobre el fondo del litigio. Es conocido que el anterior código no le proporcionaba
al Juez la posibilidad de ir depurando el proceso, lo cual lo colocaba en la situación de elaborar y
emitir consecutivamente -al momento de expedir sentencia- los juicios admisibilidad, de
procedibilidad y, en su caso, de fundabilidad sobre la demanda. De a ahí que no era raro que se
declarara inadmisible una demanda después de que el litigante había seguido un proceso por
varios años continuos.
Como norma general, el Juez primero deberá examinar la concurrencia de los Presupuestos
Procesales y después las Condiciones de la Acción. Ello significa que el juzgador no puede
examinar las condiciones de la acción si previamente no ha constatado o verificado que el proceso
que está examinando es válido. Ahora, si el Juez omitiera realizar dicho examen, las partes pueden
hacerlo notar interponiendo las excepciones correspondientes.
PRESUPUESTOS PROCESALES
DENOMINACION.
Dos voces forman esta figura, una: “Presupuestos”, cuya connotación es la de motivo, causa o
supuesto, lo que necesariamente advierte que los mismos han de estas referidos a algún acto o
situación; la otra: “Procesales”, alude al proceso.
Por consiguiente, los mencionados vocablos, en su sentido técnico-jurídico significan los requisitos
o circunstancias relativas al proceso, es decir, que constituyen los supuestos previos que
necesariamente han de darse para constituir una relación jurídica procesal regular o válida.
Al respecto, Bulow expresa que la exposición sobre una relación jurídica debe dar, ante todo, una
respuesta a la cuestión relacionada a los requisitos a que se sujeta el nacimiento de aquella.
Agrega que se precisa saber entre qué personas puede tener lugar, a qué objeto se refiere, qué
hecho o acto es necesario para realizar tal acto.
En cuanto a su denominación, Bulow la propuso para referirse a las prescripciones que deben fijar
los requisitos de admisibilidad y las condiciones previas para la tramitación de toda la relación
procesal, es decir, las que precisan entre qué personas, sobre qué materia, por medio de qué actos
y en qué momento se puede dar un proceso. Además, este autor agrega que un defecto en
cualquiera de las relaciones indicadas impediría el surgimiento del proceso. En suma, en estos
principios están contenidos los elementos constitutivos de la relación jurídica procesal.
Entre los autores germanos que ha admitido la existencia de los denominados Presupuestos
Procesales, aunque con algunos justificables reparos. Así, Adolfo Schonke ha concretado con
claridad su pensamiento sobre el tema en consideración, procurando una ajustada definición.
Después de recordar la noción de Bulow, en cuanto los considera requisitos o supuestos previos
para el nacimiento de la relación jurídica procesal, y que faltando esos elementos el proceso
constituiría un hecho aparente, afirma que tal concepción ha sido reconocida como inexacta, toda
vez que si los mismos no existen, el proceso igualmente tiene vida, aunque sí admite y destaca que
lo son, no para constituir una relación jurídica procesal válida, sino para que pueda dictarse una
sentencia sobre el fondo. Por último, agrega que se ha propuesto por ello sustituir la designación
de Presupuestos Procesales por otra, como por ejemplo “Presupuestos Procesales de la
demanda”, “Presupuestos para que se constituya el pleito, o “ presupuestos para una sentencia
sobre el fondo”. Pero es preferible mantener la expresión de Presupuestos Procesales ya
generalizada, pues la nuevas denominaciones que se han citado son, en parte también imprecisas
y han conducido a errores de interpretación.
Entre los procesalistas italianos, no obstante los reparos que también se han formulado respecto
de la denominación que nos ocupa, proponiéndose, entre, otras, las de “Presupuestos del
conocimiento del mérito”, “Extremos exigidos para decidir el fondo de la cuestión”, o
”Condiciones para la sentencia de mérito”, lo cierto es que se ha preferido mantener la expresión
empleada por Bulow y también por el reconocido jurista Chiovenda, el que los definió como las
condiciones para que se consiga un pronunciamiento cualquiera, favorable o desfavorable, sobre
la demanda.
CONCEPTO.
Alzamora Valdez manifiesta que para que pueda nacer la obligación del juez de proceder sobre las
demandas, se requieren alguna condiciones que se llaman Presupuestos Procesales.
Chiovenda, citado por Carlos Matheus, define a los Presupuestos Procesales como las condiciones
necesarias para conseguir una sentencia cualquiera, sea favorable o desfavorable a una parte, o
como condiciones necesarias para que la relación jurídica procesal o el proceso civil se desarrolle o
constituya normalmente, es decir, con eficacia.
Para Monroy Gálvez, los Presupuestos Procesales son los requisitos esenciales para la existencia
de una relación jurídica procesal válida.
Tico Postigo manifiesta que fluye del Código Procesal Civil que el proceso es sinónimo de relación
jurídica procesal( Art. 465 del C.P.C.). Además, agrega el autor, atendiendo a la naturaleza de dicho
tipo de relación jurídica que es procesal y por ende diferente y autónoma de la relación jurídica
sustantiva.
Aclara que la relación jurídica procesal está formada entre las partes y el juez, existiendo de por
medio intereses probados que requieren ser solucionados, pero por intervenir el Juez
administrando justicia a nombre de la nación, la relación procesal tiene carácter público. En suma,
para Ticona Postigo, la relación jurídica procesal está regulada en el C.P.C. y equivale al proceso en
sí, por lo que el proceso es una relación jurídica procesal y ésta a su vez se forma entre las partes y
el Juez, teniendo por base a los Presupuestos Procesales y a las Condiciones de la acción.
Bulow consideró que los Presupuestos Procesales son condiciones para que se consiga un
pronunciamiento cualquiera sobre la demanda, sea éste favorable o desfavorable. De esta
afirmación, Alzamora Valdez concluye que si no se cumple cualquiera de los Presupuestos
Procesales, no existe relación jurídica procesal. Sin embargo, Monroy Gálvez indica que la falta o
defecto de un Presupuesto Procesal no significa que no hay actividad procesal, sino que la
ejecución de ésta se encuentra viciada. Esto es tan cierto –dice el autor- que sólo se detecta la
falta o defecto de un Presupuesto Procesal al interior de un proceso, es decir, durante su
desarrollo. Monroy agrega que conviene precisar que si bien un proceso está viciado, si se inicia
con ausencia o defecto de un presupuesto procesal, puede presentarse el caso que se inicia
válidamente, sin embargo, bastará que en cualquier momento desaparezca o defecciones un
presupuesto procesal para que la relación jurídica procesal que empezó bien se torne viciada
desde ese momento en adelante.
No es suficiente que el actor presente su demanda ante un organismo jurisdiccional para que el
proceso se constituya y desarrolle validamente, sino que es imprescindible que se cumpla con
determinados requisitos mínimos para que una relación jurídica procesal nazca validamente. Ya
hemos dicho que ha dichos requisitos Bulow los denominó Presupuestos Procesales,
denominación que prácticamente ha sido acogida en forma unánime por la doctrina.
En efecto –indica Guasp, citado por Carlos Matheus-, dichos requisitos o condiciones que ha de
reunir el proceso para considerarlos válido, ¿se ha referido a este objeto de conocimiento
(proceso) en su totalidad, o por el contrario, su estudio comprende también el de los actos
procesales singulares que lo integran? Se habla sí de Presupuestos Procesales singulares o
especiales y generales, según se tenga en consideración uno u otro supuesto; sin embargo, la
orientación de doctrina predominante se inclina por la consideración general.
Siguiendo los lineamientos esbozados por el Dr. Eduardo B. Carlos, corresponde ahora señalar,
para una mejor comprensión, cuáles son o qué situaciones alcanzan los referidos presupuestos
procesales. En primer lugar –dice el autor-, no puede darse proceso válido si no existe un órgano
con poder jurisdiccional (Juez o Tribunal) con aptitudes subjetiva y objetiva para resolver una litis
(competencia). En segundo término se ha de dar una demanda formal y regularmente presentada,
es decir, conforme con los requisitos preordenados por la ley procesal, por la que se ejercita el
derecho de acción. Por último, es menester que esa demanda se ejercite se dirija por o contra una
parte que tenga capacidad de tal, para realizar actos procesales válidos, o sea que se dé una
capacidad de obrar o de ejercicio (legitimidad ad procesum).
Para otros autores, la demanda solamente tendría aquel carácter, pues por ella se ejercita la
acción que es la que da nacimiento y vida al proceso. Sin embargo, la mayoría de los autores
reconocen en los apuntados, los únicos requisitos para que se dé un proceso válido, por ello si
falta alguno de los mismos, se ha de declarar su invalidez. La circunstancia de que no pueda
entrarse al examen del mérito o fondo de la causa, cuando el Juez va a dictar sentencia, sin que
previamente se expida sobre los denominados presupuestos procesales, toda vez que ya sea de
oficio o a petición de parte, él mismo ha de decidir acerca de su concurrencia, constituye el motivo
por el cual algunos tratadistas, preferentemente germanos, sostengan que tales presupuestos lo
son de la sentencia de fondo porque no se llega a ésta sin la previa solución de aquellos. Empero,
no obstante tales criterios, se ha de concluir que la competencia del órgano jurisdiccional, la
capacidad procesal de las partes y la promoción de una demanda regularmente presentada,
constituyen los referidos presupuestos procesales, los que si no se han cumplido obstan a que se
dicte una sentencia sobre el fondo.
A. La Competencia.
1. Concepto.
Es necesario indicar que la jurisdicción es la facultad que concede el Estado a todos los jueces. En
tal sentido, todo juez ejerce jurisdicción, pero no todo juez es competente para el conocimiento
de cualquier caso; el juez ejerce jurisdicción dentro de los límites de la competencia.
Ticona Postigo considera que la competencia es el deber y el derecho que tiene cada juez (órgano
jurisdiccional), según criterios legales, para administrar justicia en un caso determinado, con
exclusión de otros.
Afirma Pedro Sagástegui que la jurisdicción es el género, mientras que la competencia viene a ser
la especie; todos los jueces tiene jurisdicción, pues tiene el poder de administrar justicia, pero
cada juez tiene competencia sólo para resolver determinados asuntos.
2. Clasificación.
No nos corresponde ampliarnos en este tema, sin embargo es necesario indicar que la distribución
del trabajo entre los distintos órganos judiciales obedece a determinados criterios, siendo tres los
fundamentales: criterio territorial, criterio objetivo (materia, cuantía), y criterio funcional.
Todas las disposiciones generales sobre competencia, contenidos en el capitulo I del Titulo II del
C.P.C., de una u otra forma están relacionados con los tres criterios descritos. En efecto, el criterio
territorial se expresa a través de los artículos 14 al 27; el criterio objetivo se expresa en los
artículos 5 al 9 y 34 (materia) y del 10 al 13 (cuantía); criterio funcional se plasma a través de los
artículos 28 al 33, respectivamente.
De los criterios que determinan la competencia, los relacionados con la materia, la cuantía y el
grado son impuestos por la norma con carácter definitivo e inmodificable, ni siquiera por las
partes, por lo que suele decirse que conforman la llamada competencia absoluta. Sin embargo,
por razón de territorio conforma la competencia relativa, esto es así porque ha sido prevista en
favor de la economía de las partes, por esa razón puede ser convenida en sentido distinto por las
partes o incluso admitida en contrario por una de ellas, con lo que después ya no se puede discutir
su incumplimiento. Esto último se conoce con el nombre de prórroga de la competencia.
3. Excepción de Incompetencia.
Siguiendo a Elvito Rodríguez, el Juez debe ser competente en atención a los distintos elementos
que determina la competencia. En caso de no serlo, y el Juez no lo declara de oficio, se puede
interponer la excepción de incompetencias, la misma que se encuentra contemplada ene el inciso
1 del artículo 446 del C.P.C.
Siendo la competencia una figura estrictamente procesal, el medio para evidenciar la falta de ella
–la excepción que analizamos- constituye, a su vez, una institución de idéntico carácter.
Cuando es declarada fundada esta excepción, una vez contenido y ejecutoriado el auto respectivo,
el cuaderno en que se tramitó es agregado al principal, produciéndose como efecto la anulación
de lo actuado y la conclusión del proceso, en estricta observancia del Art. 451, inciso 5 del CPC.,
concordante con el segundo párrafo del numeral 35 del mismo código.
1. Capacidad.
Messineo –citado por Carlos Matheus- escribe que el principal atributo de la personalidad del
sujeto y de su existencia para el derecho, está constituido por su capacidad jurídica o capacidad de
derecho, que es la aptitud o idoneidad para ser sujeto de derechos subjetivos en general.
En este sentido, la capacidad jurídica la tiene toda persona, sin necesidad de que esté dotada de
una voluntad reflexiva.
a. Capacidad de Goce. Esta clase de capacidad viene a ser la posibilidad o habilitación para ser
titular de relaciones jurídicas y es inherente a toda persona humana, sin distinción.
b. Capacidad de Ejercicio. Constituye la aptitud para ejercer derechos y ser sujeto de obligaciones
por uno mismo, es decir, sin ser asistido por otro individuo.
Fernández Sessarego la entiende como la posibilidad o aptitud del sujeto de derecho de ejercer
por sí mismo los derechos de que goza en cuanto persona.
2. Definición de Parte.
Carnelutti afirma que la palabra parte tiene un doble significado: para evitar confusión, al sujeto
de la litis se le denomina parte en sentido material, y al sujeto del proceso se le llama parte en
sentido procesal.
La noción de parte, dentro de la moderna ciencia procesal, posee básicamente dos enfoques que
buscan definirla a plenitud. Uno primer, para el cual la parte puede coincidir o no con el sujeto de
la relación jurídica sustantiva, objeto del proceso, siendo para esta postura un concepto
puramente procesal. Y uno segundo, que considera que parte no es sólo el sujeto del proceso, sino
también el sujeto de la relación jurídica sustancial objeto de este último, constituyendo para este
criterio un concepto no sólo procesal, sino también material.
El concepto de parte – dice Marco Tulio Zanzucci- es un concepto exclusivamente procesal: deriva
del concepto de relación jurídica procesal. Parte es quien precisamente, en nombre propio, actúa
o contradice en el proceso, o en cuyo nombre se actúa o se contradice.
Agrega este autor que parte son los sujetos activos y pasivos de la demanda judicial, o sea los
sujetos que provocan a aquellos frente a los cuales es provocada la constitución de la relación
jurídica procesal.
Sin embargo, siguiendo la doctrina, son plenamente diferenciables la capacidad para ser parte y la
capacidad para estar en juicio, es decir la capacidad procesal, resultando distintos ambos
conceptos, tal como veremos a continuación.
La capacidad paras ser parte se refiere a la aptitud para ser titular de los derechos, cargas y
obligaciones que se derivan de la realidad jurídica que es el proceso. Estamos aquí ante el
correlativo de la capacidad jurídica, la cual corresponde a todo aquel a quien el ordenamiento le
reconoce o le otorga personalidad jurídica, capacidad para ser titular de derechos y obligaciones.
Podría quedar fijado el concepto de capacidad para ser parte como aquella capacidad que se le
reconoce a todo el que posee capacidad jurídica o lo que es lo mismo la capacidad de goce,
pudiendo ser por ello sujeto de una relación jurídica procesal y con ello titular de los derechos,
cargas y obligaciones que se derivan del proceso , correspondiéndole tal aptitud a las personas
naturales y jurídicas, así como a ciertos grupos organizados y patrimonios autónomos.
Nuestro CPC., en su artículo 57, más que definir la capacidad para ser parte, detalla los sujetos a
los cuales les pertenece tal aptitud.
Alberto Hinostroza Mínguez afirma que el hecho de que toda persona tenga capacidad paras ser
parte material en un proceso tiene su fuerte en el artículo 3 del Código Civil, referido a la
capacidad de goce de los derechos civiles.
Podemos iniciar este punto afirmando que si la capacidad para ser parte es el correlativo de la
capacidad jurídica, la denominada capacidad procesal (o capacidad para comparecer en juicio,
capacidad para obrar procesal, capacidad de actuación procesal) es el correlativo de la capacidad
de ejercicio. En este orden de equivalencia –no de identidad-, esta segunda capacidad alude a la
aptitud para realizar válidamente actos procesales, pues la sola capacidad para ser parte no basta
para tener plena aptitud como parte en un proceso.
Como no todos los que poseen capacidad jurídica tienen también capacidad de obrar, vale decir,
de ejercer sus propios derechos, así también no todos los que poseen la capacidad para ser parte
tienen también la capacidad de estar en juicio, es decir de promover el proceso o de defenderse
en este, de cumplir actos procesales validos.
Goldschmidt –citado por Carlos Matheus- indica que capacidad procesal es la capacidad para
realizar actos procesales , es decir la capacidad para llevar un proceso como parte, por sí mismo o
por medio del apoderado procesal a quien se le haya encomendado.
Para Monroy Gálvez la capacidad procesal es la aptitud para ejecutar actos procesales válidos por
parte de los elementos activos de la relación jurídica procesal (el Juez, las partes, los terceros
legitimados y los órganos de auxilio judicial).
Este reconocido procesalista agrega que se le identifica con la capacidad civil de ejercicio. La
capacidad procesal es decidida y delimitada por la propia norma procesal en atención a la
existencia y necesidad de una determinada vía procedimental, así una madre menor de catorce
años puede demandar alimentos para su hijo, aun cuando sea incapaz absoluta, desde una
perspectiva civil.
La capacidad procesal implica el ejercicio de tres derechos: comparecer ante el Juez por su propio
derecho, comparecer ante el Juez en nombre de otro y hacerse representar voluntariamente.
Esta figura está regulada en el Art. 58 del CPC., el cual la denomina “capacidad para comparecer
en un proceso”.
Esta excepción constituye un instrumento procesal de defensa que tiende a evitar una relación
jurídica procesal inválida y carente de eficacia y que se opone a la pretensión del actor cuando
éste o quien ejerce su representación carecen de la capacidad para comparecer en un proceso,
afirma Hinostroza Mínguez. Hay que indicar que la capacida de la que trata esta excepción es la
procesal, llamada también legitimatio ad processum.
Según Monroy Gálvez, esta excepción es de naturaleza dilatoria. Asimismo agrega que es deducida
por el demandado cuando considera que el actor carece de capacidad para realizar directamente
actos jurídicos procesales y también cuando el representante del actor carezca de la misma
capacidad.
3.2. Consecuencia Jurídica.
Por tratarse de una excepción dilatoria, aun en el supuesto de resolverse la conclusión del
proceso, podra el actor, una vez subsanado el vicio sobre la capacidad procesal de él o de quien lo
representa, ejercitar su derecho de acción, interponiendo nuevamente la respectiva demanda,
siempre que no haya prescrito su derecho. Esto quiere decir que tiene la posibilidad de volver a
solicitar tutela jurisdiccional cuando cese su estado de incapacidad.
C. Requisitos de la Demanda.
La demanda es el acto procesal que da inicio al proceso. Para Ticona Postigo, es la forma o modo
cómo se ejercita el derecho de acción, por lo tanto, entre acción y demanda existe una relación de
derecho a ejercicio de derecho. Agrega este autor que, con la sola presentación de la demanda
tiene lugar el inicio de la relación jurídica procesal, pues la presentación importa el ejercicio de un
derecho procesal por parte del demandante.
La demanda es de naturaleza compleja, pues es a la vez: acto iniciador del proceso, ejercicio inicial
del derecho de acción, apertura la instancia, es el acto principal del actor, es un acto de petición y
postulación; sin embargo, como todo acto procesal, la demanda no puede ser una manifestación
del “estilo personal” – indica Nelson Ramírez-, sino que debe cumplir con los requisitos que señala
la ley.
Monroy Gálvez explica que, quien ejercita su Derecho de acción y lo viabiliza a través de su
demanda, debe cumplir con un conjunto de requisitos al momento de su interposición. Algunos de
estos requisitos son de forma y regularmente consisten en la obligación de acompañar anexos a la
demanda o acompañar a ésta de algunas formalidades que la hagan viable (la firma del abogado,
las tasas correspondientes son un ejemplo de ello). Por otro lado, hay algunos requisitos llamados
de fondo, porque son intrínsicos, es decir, están ligados a la esencia de la demanda como acto
jurídico procesal (así, identificar con precisión la pretensión, precisar la calidad con la que se
demanda, plantear debidamente una acumulación, etc.)
Ticona Postigo manifiesta que, normalmente –aunque esto no es absoluto- los requisitos de forma
se refieren a la demanda en general, y los requisitos de fondo a la pretensión en particular. Agrega
que los artículos 424 y 425 del CPC. regulan los requisitos generales de la demanda para todo tipo
de procesos contenciosos y también el Código señala los requisitos para iniciar determinados
procesos.
1. Inadmisibilidad de la demanda.
Siguiendo a Nelson Ramírez Jiménez, una demanda será declarada inadmisible cuando no tenga
los requisitos legales (por ejemplo, no se enumeran los hechos o se indica el domicilio personal del
actor), o cuando no se acompañan los anexos exigidos por la ley, o si el petitorio es incompleto o
impreciso, o cuando la vía procedimental propuesta no corresponde a la naturaleza del petitorio.
Devis Echandía indica que se inadmite la demanda cuando le falta algún requisito o un anexo o
tenga algún defecto subsanable y con el fin de que sea subsanado en el término que la ley
procesal señale.
2. Improcedencia de la Demanda.
El juez, en este juicio, analiza y verifica si la pretensión tiene todos los requisitos intrínsicos o de
fondo, si constata que no los tiene, declarará improcedente la demanda, pero si verifica que ésta
contiene dichos requisitos, llegara a la convicción que la demanda es procedente.
Dada la naturaleza de las causas de improcedencia todas ellas referidas a requisitos de fondo,
según lo dispone el artículo 128 del CPC., es evidente que no son subsanables, por lo que el
rechazo de plano, sin conceder plazo alguno. Pero es necesario aclarar que cuando el juez emite
juicio de procedibilidad no juzga la justicia de la pretensión, es decir que no declara si el actor es o
no titular del derecho que alega en su demanda, sino que simplemente examina si a la pretensión
propuesta le falta uno de sus requisitos intrínsicos, carencia o defecto que precisamente va a
impedir un pronunciamiento de mérito.
En definitiva, se declarará improcedente una demanda cuando no cumpla con los requisitos que
exige el artículo 427 del CPC. No obstante el orden estipulado en el artículo, consideramos que lo
primero que debe examinar el juez es si resulta o no competente para conocer la demanda que se
le presenta y en el caso de que llegue a la conclusión de que sí lo es, pasará luego a examinar si
concurren o no los demás causales de improcedencia.
Advierte Ticona Postigo que si se da trámite a una demanda que no reúne los requisitos que la ley
exige, el proceso estará condenado al fracaso –a menos que posteriormente se produzca una
oportuna corrección- porque se trata de un presupuesto procesal de estricto cumplimiento. Sin
embargo, este autor concluye de que no cualquier requisito previsto en los artículos 424 y 425 del
CPC. es presupuesto procesal, sino aquellos requisitos cuya carencia o defecto llevaría
inexorablemente al juzgador a una sentencia inhibitoria, o afecte gravemente el derecho de
defensa de la otra parte. En otras palabras, sólo configurará presupuesto procesal el requisito que,
omitido, imposibilite al juez en la sentencia, pronunciándose sobre el fondo del litigio. Así, serían
presupuestos procesales que el petitorio sea completo y preciso, que exista conexión lógica entre
los hechos y el petitorio, que el petitorio fuese física y jurídicamente posible.
a. Concepto.
Esta excepción se encuentra regulada en el inciso 4 del artículo 446 del CPC. No se dirige a la
comprobación de los hechos afirmados en ella –dice Alberto Hinostroza Minguez-, sino a exigir
que éstos, su fundamentación y el petitorio sean expuestos con claridad, en términos que no sean
oscuros, imprecisos o contradictorios. No versa sobre el fondo del asunto. Únicamente cuestiona
los aspectos relativos a una mejor comprensión por parte del juez y del sujeto pasivo del proceso.
Estimamos que no se trata de una sola excepción (oscuridad o ambigüedad) –manifiesta Ticona
Postigo- sino de dos excepciones: la de oscuridad y la de ambigüedad en el modo de proponer la
demanda. Agrega que en materia procesal civil, oscuridad y ambigüedad no son vocablos ni
conceptos idénticos. En la oscuridad no es comprensible o es ininteligible lo que se pide o
demanda, o los hechos que la sustentan, mientras que en la ambigüedad se puede interpretar de
varias formas el petitorio, los hechos que lo sustentan, o hay contradicción.
b. Finalidad.
Agrega el autor citado que es necesario tener en cuenta que las dos excepciones bajo examen,
están dirigidas a denunciar a la ausencia o insuficiencia de un presupuesto procesal: los requisitos
esenciales de la demanda. Que ésta no sea oscura ni ambigua, sino que el petitorio sea expresado
en forma clara y precisa(Art. 424, inciso 5); que los hechos en que se funde el petitorio estén
expuestos en forma precisa, con orden y claridad (Art. 424, inciso 6); que si la pretensión tiene
contenido patrimonial, se indique con precisión el monto, salvo que no pudiera establecerse (Art.
424, inciso 8). Si no se cumple con estos requisitos esenciales de la demanda, el demandado
puede ser colocado en indefención y el juez se encontrará en la imposibilidad o por lo menos en la
dificultad grave de pronunciarse sobre la pretensión o pretensiones formuladas en la demanda.
c. Naturaleza Jurídica.
Estas excepciones tienen naturaleza dilatoria, pero en el caso de no subsanarse dentro del plazo
fijado, se declarara la nulidad de lo actuado.
Fairén Guillén, citado por Carlos B., postula también para la legislación española, la fijación de una
audiencia preliminar, en la que el juez, de oficio, resolverá –entre otras cuestiones- respecto de la
concurrencia de los Presupuestos Procesales.
Ticona Postigo dice que para una debida calificación de la demanda, es necesario conocer
previamente algunas categorías procesales como:
a. Los tres filtros o diques principales para verificar la existencia, constitución y desarrollo válido de
la relación procesal: la calificación de la demanda, la resolución de las excepciones y el
saneamiento del proceso;
b. Los exámenes y juicios que deben emitirse sobre la demanda y sobre la pretensión:
admisibilidad, procedencia y fundabilidad;
El autor citado agrega que los tres filtros mencionados tienen tres finalidades la primera es
procurar que el proceso se constituya y desarrolle válidamente, así como verificar que no haya
falta manifiesta de las dos condiciones de la acción, para que el juez al expedir sentencia. La
segunda finalidad para el caso en que el juez constate un defecto u omisión subsanable, ordene
inmediatamente que sea subsanado por el litigante a quien corresponda tal actividad. La tercera
finalidad consiste en que si el juez verifica en cualquiera de estos tres filtros principales la
existencia de un defecto u omisión de carácter insubsanable, procederá a declarar la nulidad de
todo lo actuado y dar por concluido el proceso o, en su caso, a declara improcedente la demanda.
Asimismo, Ticona Postigo manifiesta que los aspectos y materia que el juez debe examinar y
constatar en estos filtros no son idénticos; así: en el filtro de la calificación de la demanda sólo
verifica la concurrencia de algunos presupuestos procesales y las dos condiciones de la acción; en
el segundo filtro; resolución de excepciones, constata –a petición de parte- la concurrencia de los
tres presupuestos procesales y de las dos condiciones de la acción; mientras que en el tercer filtro,
que es el saneamiento del proceso, el juez debe constatar:
c. Que se haya observado, hasta ese momento, las normas imperativas que garantizan un debido
proceso,
d. Que no existan otras causales de nulidad absoluta (insubsanable) y, para el caso de verificar la
existencia de causales de nulidad relativas, disponer lo pertinente para la subsanación de los
defectos u omisiones,
Recordemos que la Etapa Postulatoria tiene siete objetivos fundamentales, entre los que figuran:
A) Exigir preliminarmente el cumplimiento de los requisitos para una relación jurídica procesal
válida, y B) Sanear la relación jurídica procesal por acto del juez o por exigencia de las partes.
Concretamente, del artículo 465 del CPC. se deduce que el juez, de oficio, y aun cuando el
emplazado haya sido declarado rebelde, expedirá resolución declarando: 1) La existencia de una
relación jurídica procesal válida; 2) La nulidad y consiguiente conclusión del proceso por invalidez
insubsanable de la relación, precisando sus defectos; o, 3) La concesión de un plazo, si los defectos
de la relación fueren subsanables, según lo establecido para cada vía procedimental.
De todo lo expresado anteriormente concluimos diciendo que el juez podrá declarar de oficio la
inexistencia de los presupuestos procesales, de acuerdo con la doctrina más autorizada –que es la
que tiene en cuenta nuestro Código Procesal Civil-, pero si así no lo hiciera, es decir, si es
indispensable la oposición del demandado, nos encontramos ante las denominadas excepciones
dilatorias.
Al respecto, Ticona Postigo indica que los impedimentos procesales solamente son examinados a
instancia de parte, por el juzgador. Para este autor, en nuestro Código, tienen la calidad de tales:
el convenio arbitral (es renunciable expresa o tácitamente: Ley General de Arbitraje, Art. 12), la
prescripción extintiva (el Juez no puede fundar sus fallo en la prescripción si ésta no ha sido
invocada por la parte: Art. 1992 del C.C.). Agrega que la competencia, según sea el caso concreto,
debe ser considerada en dos niveles: como presupuesto procesal y como impedimento procesal.
Explica que los presupuestos procesales –tal como lo hemos visto anteriormente- son los
requisitos mínimos que deben concurrir para que la relación procesal se halle instaurada
válidamente y, por tal razón deben ser verificados o verificables de oficio y con mayor razón, a
instancia de parte), mientras que el impedimento procesal es oponible a instancia de la parte
interesada o del tercer legitimado (parte demandada o reconvenida) y, si la parte no la propone, el
proceso debe continuar su íter natural. En este sentido, será impedimento procesal la
incompetencia relativa.
7. PRESUPUESTOS PROCESALES Y CONDICIONES DE LA ACCIÓN.
Así como los presupuestos procesales son los elementos básicos para la existencia de una relación
jurídica procesal válida, hay otros elementos trascendentes para el decurso normal del proceso,
que son las denominadas condiciones de acción.
Es necesario precisar que, mientras que la existencia de los presupuestos procesales permite que
la relación jurídica nazca y se desarrolle válidamente; las condiciones de la acción son los
requisitos procesales mínimos o imprescindibles que permiten al juez expedir un pronunciamiento
válido sobre el fondo del litigio. Si una condición de la acción fuera omitida o se encontrara, pero
de manera imperfecta, el juez no podrá expedir sentencia refiriéndose a la pretensión discutida,
por lo menos válidamente, debido a que hay un defecto procesal que se lo impide.
Taramona Hernández explica que no hay que confundir estas condiciones procesales –se refiere a
los presupuestos procesales- necesarias para la existencia del proceso con las condiciones
procesales para obtener una sentencia la que puede ser favorable o desfavorable.
Ticona Postigo dice que, como norma general, el juez primero examina la concurrencia de los
presupuestos procesales y después las condiciones de la acción. Esto significa que el juzgador no
puede examinar las condiciones de la acción si previamente no ha constatado que el proceso que
está examinado es válido.
CONCLUSIONES
1. Bulow propuso la denominación de presupuestos procesales para referirse a los requisitos que
deberían presentarse para el nacimiento de una relación jurídica procesal válida; es decir, para
fijar las condiciones de admisibilidad y las cuestiones previas para la tramitación de todo proceso.
2. Los Presupuestos Procesales son los requisitos indispensables para que la relación jurídica
procesal nazca y se desarrolle válida o eficazmente; sin embargo, la falto o defecto de alguno de
ellos no obsta para que se desarrollo la actividad procesal; pero ésta se hallará viciada, pues la
falta o defecto de un presupuesto procesal se detecta, incluso, durante el desarrollo del proceso.
3. Existen distintas denominaciones doctrinarias para referirse a los requisitos que dan nacimiento
al proceso, pero los aceptados por la gran mayoría son tres: la competencia, la capacidad procesal
de las partes y los requisitos de la demanda.
4. Los requisitos que ha de reunir la relación jurídica procesal para considerársela válida han de
referirse a todo el proceso en su totalidad y no sólo a los actos procesales singulares que lo
integran.
5. El juez no puede entrar al examen de mérito o fondo de la causa sin que previamente se
verifique la existencia y validez de los presupuestos procesales.
6. La noción de parte tiene dos concepciones doctrinales: para una –puramente procesal-, la parte
puede coincidir o no con el sujeto de la relación jurídica sustantiva, objeto del proceso; mientras
que la otra parte no sólo es procesal, sino también material, porque parte no solamente es el
sujeto del proceso, sino también el sujeto de la relación jurídica sustancial.
7. Capacidad para ser parte es la aptitud que se le reconoce a todo aquel que posee capacidad
jurídica o de goce.
9. quien ejercita su derecho de acción y lo viabiliza a través de su demanda, debe cumplir con una
serie de requisitos al momento de su interposición, tanto de forma como de fondo, de acuerdo
con la norma procesal.
11. los impedimentos procesales se diferencian de los presupuestos procesales en que sólo son
examinados por el jugador a instancia de parte y constituyen: el convenio arbitral, la prescripción
extintiva y la competencia por razón de territorio (prorrogable).
12. mientras que los presupuestos procesales son requisitos indispensables para el nacimiento y
desarrollo de la relación procesal válida, las condiciones de la acción son requisitos para que el
Juez expida sentencia sobre el fondo.
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