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UNIVERSIDAD NACIONAL DE

SAN ANTONIO ABAD DEL CUSCO


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

Tema: Diferencia de Proceso,


Procedimiento y Litigio: Clases de
Procesos

Docente:
Dr. Darwin Alex Somocurcio Pacheco
Asignatura:
Derecho Procesal Civil I
Integrantes:
● Norma Geraldine Condori Pacheco 184063
● Ayde Quispe Miranda 1840699
Cusco – Perú
2022
Dedicatoria

Dedicamos esta monografía a nuestro docente

por las valiosas e innumerables horas dedicadas

a nuestra enseñanza, siempre con una presencia

llena de optimismo y alegría que nos llena de

entusiasmo durante el poco tiempo que

compartimos en el aula.

2
Índice
Introducción .............................................................................................................................. 4
Capítulo I .................................................................................................................................. 5
Proceso, procedimiento y litigio .............................................................................................. 5
1.1. Proceso ........................................................................................................................ 5
1.1.1. Definición proceso .............................................................................................. 6
1.1.2. Unidad fundamental del proceso ...................................................................... 6
1.1.3. Estructura del proceso ....................................................................................... 6
1.1.4. Objeto de estudio del proceso ............................................................................ 7
1.1.5. Elementos del proceso ........................................................................................ 7
1.1.6. Proceso civil ........................................................................................................ 8
1.2. Litigio .......................................................................................................................... 8
1.2.1. Definición litigio.................................................................................................. 8
1.2.2. Elementos del litigio ........................................................................................... 9
1.3. Procedimiento ............................................................................................................ 9
1.3.1. Definición procedimiento ................................................................................... 9
1.4. Diferencia proceso y procedimiento ....................................................................... 10
1.5. Diferencia proceso y litigio...................................................................................... 10
Capítulo II ............................................................................................................................... 12
Evolución y clases de proceso ................................................................................................ 12
2. Evolución de la doctrina procesal y surgimiento de la corriente científica del
proceso ..................................................................................................................................... 12
2.1. La etapa primitiva ................................................................................................ 12
2.2. La etapa de la literatura romana ........................................................................ 12
2.3. La etapa de la escuela judicialista ...................................................................... 12
2.4. La etapa de la escuela practicista ....................................................................... 13
2.5. La etapa de la escuela procedimentalista ........................................................... 13
2.6. La etapa del procesalismo científico ................................................................... 13
3. El proceso y clases de proceso .................................................................................... 14
3.1. Clases de procesos según Lino Enrique Palacio ................................................ 15
3.2. Clases de procesos según Juan Monroy Gálvez ................................................ 18
Conclusiones ........................................................................................................................... 23
Bibliografía ............................................................................................................................. 24

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Introducción
El proceso es el proceso es el desarrollo regulado por la ley de todos los actos concatenados
hacia el objetivo de aplicación de la ley. (Arellano García, 2007).
El estudio del proceso y los diferentes temas que surgen a raíz de este es fundamental ya que
de esta manera ppodremos no solo establecer parámetros claros para la aplicación correcta de
la norma, si no que además estará regulado el transcurso desde que inicia el proceso hasta que
se da una sentencia de manera más detallada.
En el primer capítulo de la presente monografía se darán algunas definiciones referidas a
proceso, litigio y procedimiento para que posteriormente se pueda dar una diferenciación clara
de los mismos.
En el segundo capítulo de esta monografía, desarrollaremos el tema de la evolución doctrinal y
surgimiento de la corriente científica del proceso, las etapas por las que paso como, la etapa
primitiva, la etapa de la literatura romana, la etapa de la escuela judicialista, la etapa de la
escuela practicista, la etapa de la escuela procedimentalista y la etapa del procesalismo
científico.
Como segundo punto, y muy importante desarrollaremos el proceso y sus clases, según el punto
de vista de Lino Enrique Palacio, autor del libro “Derecho Procesal Civil” y Juan Monroy
Gálvez, autor del libro “Introducción al Proceso Civil”. Asimismo, como último punto daremos
algunas conclusiones.

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Capítulo I
Proceso, procedimiento y litigio
1.1.Proceso
Desde un punto de vista nominalista, derecho procesal es lo mismo que derecho del
proceso; corresponde entonces como centro de estudio esta institución a la denominación
que se le ha dado al estudio teórico de este derecho formal, desde cuando se le reconoce
autonomía conceptual, a partir de Windscheid y Von Bulow, así como antes el objeto
central era el procedimiento (período procedimentalista) y con mayor antelación aún lo
era la práctica forense (en el período judicialista). Algún sector de la doctrina ya habla
del derecho jurisdiccional considerando a la jurisdicción como el instituto central de la
disciplina, y se avizora como fuerte una tendencia que desplaza ese centro hacia la
decisión judicial. (Quintero, 2008).
El Proceso, en su acepción primigenia, en su contenido intuitivo, en su sentido gramatical
y lógico es y no puede ser más que un hecho con desarrollo temporal, un hecho que tiene
más de un momento, un hecho que no se agota en el instante mismo de su producción,
un hecho que se desenvuelve en el tiempo; equivale a una serie encadenada de hechos
parciales, menores, que constituyen e integran el hecho total. Esta dimensión temporal,
este desarrollarse o desenvolverse, es nota esencial del proceso, de todo proceso y de
cualquier proceso. El proceso consiste en un sistema compuesto por una serie de actos
de las partes y del órgano judicial coordinados entre sí y realizados en forma sucesiva,
ligados por el fin fundamental de lograr la actuación del derecho, y de satisfacer las
pretensiones aducidas, mediante una declaración final, o sumando a esta una sentencia,
o el cumplimiento de determinados actos".
Processus es la raíz latina, compuesta de pro, “para adelante” y caedere, “caminar”.
Implica una continuidad dinámica. Hay entonces procesos naturales y procesos
intencionales, según que la voluntad del hombre intervenga o no; evidentemente, el
proceso que es objeto de estudio de la disciplina que se analiza es un proceso intencional,
objeto de una ciencia reguladora de conducta humana. Empero, esta diferencia específica
no es suficiente al deslinde de la especie porque a su vez se muestra como un género
próximo: el proceso Intencional puede ser metajurídico o jurídico; metajurídico el que
se desarrolla en el tiempo, ajeno a toda regulación jurídica; en tanto que el proceso
jurídico está regulado en su desenvolvimiento por el derecho. Pero todavía el proceso
jurídico se muestra como género próximo susceptible de deslinde, porque puede regirse
por normas de derecho privado o por normas de derecho público. Aún más: las normas

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reguladoras públicas se agrupan, según la función estatal que gobiernen en legislativa,
administrativa o jurisdiccional; solo puede Interesar a la teoría del proceso el intencional,
jurídico, público, jurisdiccional. (esto según las ideas de Miguel Fenech) (Quintero,
2008)
1.1.1. Definición proceso
Para poder hacer una diferenciación concreta y certera se requiere hacer una
conceptualización de cada una de estas figuras con el fin de darle el reconocimiento
correcto a cada uno.
La palabra proceso implica la existencia de un conjunto de fases sucesivas, las cuales
pueden ser muy variadas. Sin embargo, en todos los procesos de carácter judicial se
han mantenido principios rectores que los unifican, por lo que no podemos referirnos
a procedimientos autónomos, sino a una teoria general del proceso. (Contreras Baca,
2011).
Echandía, (2013) afirma que “entendemos por proceso una serie o cadena de actos
coordinados para el logro de un fin jurídico, y entonces hablamos del proceso
legislativo o de elaboración de un decreto que requiere la intervención de diversas
personas y entidades; y aun del proceso de un contrato, en el campo del derecho
administrativo.”
Por su parte Arellano García (2007) sostiene que “el proceso es el desarrollo regulado
por la ley de todos los actos concatenados hacia el objetivo de aplicación de la ley.”
1.1.2. Unidad fundamental del proceso
El derecho procesal es una ciencia que se encarga del estudio de las normas adjetivas
que regulan la función jurisdiccional, sus órganos y su ejercicio. Esta ciencia sirve a
todas las materias sustantivas como las siguientes: civil, familiar, mercantil, fiscal,
agrario, internacional, penal, constitucional para reclamar la violación de un derecho
de esas materias y obtener la realización de la justicia.
La unidad del proceso estriba en que éste le sirve a todas las materias sustantivas, por
ello en los llamados proceso civil, proceso penal, proceso laboral, proceso mercantil,
proceso internacional, proceso constitucional, proceso administrativo, proceso agrario,
proceso familiar, no hay diferentes procesos el proceso es el mismo, lo que cambia es
la materia sustantiva donde surge el litigio. De lo anterior se desprende que el proceso
sirve para resolver los litigios de trascendencia jurídica. (Sosa & Molina, 2017).
1.1.3. Estructura del proceso

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El proceso consiste en una serie de actos diversos y sucesivos, tanto de los funcionarios
que conocen de él como de los particulares que lo ventilan, razón por la cual
denominamos procedimientos a los distintos métodos que la ley establece para su
regulación. Pero como todos esos actos están íntimamente relacionados entre sí, a
pesar de aquella variedad y multiplicidad el proceso forma un todo uniforme, dotado
de sólida estructura.
Esa unidad del proceso hace no sólo que los actos que lo componen estén coordinados
y concurran armoniosamente al fin que aquél persigue, sino también que el valor que
la ley otorga a cada uno de tales actos, dependa de ser partes de ese todo y de la
influencia que tienen sobre el fin común. Existe, por consiguiente, una dependencia
íntima entre ellos, y por esto unos producen a los otros, los determinan, los
complementan o los limitan, y la nulidad de uno vicia también de nulidad a otros que
dependan de aquél. (Echandía, 2013).
1.1.4. Objeto de estudio del proceso
El objeto de todo proceso judicial es la relación jurídica o los actos jurídicos o los
hechos, a la cual o a los cuales debe aplicarse en el caso concreto las normas que los
regulan, para decidir sobre su existencia y sus efectos jurídicos.
El anterior concepto se aplica perfectamente al proceso penal, puesto que su objeto es
la investigación de los ilícitos penales y de la responsabilidad que por ellos, conforme
a la ley sustancial, pueda existir para determinadas personas, y en ocasiones de
investigación de situaciones de especial peligrosidad de cierta clase de personas (como
prostitutas, drogadictos y vagos) para el efecto de aplicarles medidas de rehabilitación.
En el último caso sólo con criterio muy amplio puede decirse que se trate de proceso
“penal”. (Echandía, 2013).
1.1.5. Elementos del proceso
Todo proceso consta de un elemento subjetivo y de un elemento objetivo, e importa,
asimismo, una determinada actividad.
1.1.5.1. Elemento subjetivo
El elemento subjetivo se halla representado por las personas facultadas para
iniciarlo, impulsarlo, extinguirlo y decidirlo. En los procesos contenciosos son
sujetos primarios el órgano judicial (o arbitral) y las partes. El primero, como titular
de un poder público (o eventualmente equiparado a tal), se encuentra en un plano
supraordinado con relación a las segundas
1.1.5.2. Elemento objetivo

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Puede hallarse constituido por una pretensión o por una petición extracontenciosa,
según que, respectivamente, la intervención del órgano sea requerida para definir
un conflicto (proceso contencioso) o para constituir, integrar o acordar eficacia a
una relación jurídica (proceso voluntario).
1.1.5.3. Actividad
Comprende el conjunto de actos que deben cumplir los sujetos procesales desde el
comienzo del proceso hasta la decisión que le pone término, escindiéndose en
dimensiones de lugar, tiempo y forma
1.1.6. Proceso civil
El proceso supone una actividad generadora de actos reglados, encaminados todos a
obtener una determinada resolución jurisdiccional.
La esencia del proceso civil moderno se encuentra en una comunidad de trabajo de
jueces y partes, en la que éstas deben preocuparse de facilitar al juzgado el seguro
hallazgo de la verdad, para restablecer en un procedimiento vivo, la paz juridica entre
las partes en disputa y con ello, asegurar la paz de la comunidad.
La función que en e! proceso se desarrolla es eminentemente pública. El fin del
proceso no es la defensa de los derechos subjetivos como muchos opinan.
En primer lugar, no se encontraria siempre en el proceso el derecho subjetivo a
defender, por ejemplo, cuando la sentencia rechaza la demanda; pero, además, si el
derecho subjetivo no es más que la expectativa de un bien garantizado por el. Estado,
el titular del .dereeho que se dirige al Estado, no pide una cosa que afirma tener ya, la
garantía de la expectación sino la actuación de esa garantía, que es la ley.
La iniciativa del proceso civil se debe en la generalidad de los casos, al interés privado
de las partes; pero hay que distinguir, entre la naturaleza de la función y el interés en
su desarrollo en el caso concreto. El Estado utiliza el interés privado de las partes para
el cumplimiento de un fin de carácter público. (De Pina, 2007).
1.2.Litigio
1.2.1. Definición litigio
El litigio forma parte, en general, de los fenómenos de la conflictiva social o sinergia
social, pues es el choque de fuerzas contrarias una de las características más
importantes de toda la sociedad. Cuando dicho choque de fuerzas se mantiene en
equilibrio, el grupo social progresa o al menos se conserva estable; pero cuando las
fuerzas no se mantienen en equilibrio, ello se convertirá en un síntoma patológico
social, es decir, el grupo social entrará en crisis o se estancará.

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Carnelutti, según lo indicamos, señala la existencia de dos polos en ese choque de
fuerzas: uno de ellos es el contrato, en el que hay un pacto de fuerzas; el otro es el
delito, en el que el equilibrio de fuerzas se rompe. Contrato y delito representan, pues,
los dos extremos de la conflictiva social.
Carnelutti expresa respecto del litigio lo siguiente: “Llamo litigio al conflicto de
intereses calificado por la pretensión de uno de los interesados y por la resistencia del
otro.” (Gómez, 2012).
No se debe confundir el sujeto del litigio con el hombre; en los conflictos en que están
en juego intereses colectivos, el sujeto del litigio puede ser, en lugar de un hombre, un
grupo de ellos.
Pero para Carnelutti el litigio no es solo un conflicto de intereses, sino un conflicto
jurídicamente calificado, es decir, trascendente para el derecho. En efecto, no todo
conflicto de intereses es un litigio. Puede haber conflictos de intereses de carácter
económico, científico, etc., que no estén tutelados por el derecho; conflictos cuya
solución se haya dejado a la espontaneidad de la vida social, porque no se estimó
necesario proporcionar criterios ni medios para resolverlos.
El concepto de litigio es de gran importancia para el derecho procesal. En primer
término, es útil para determinar cuándo un conflicto de intereses puede ser considerado
un litigio y es susceptible, por tanto, de ser sometido al conocimiento y resolución del
juzgador, a través de un proceso. En segundo lugar, este concepto sirve para delimitar
la materia, el contenido o el tema sobre el cual va a versar el proceso, pues el litigio es
precisamente el objeto del proceso. (Ovalle, 2016).
1.2.2. Elementos del litigio
Los elementos del concepto carneluttiano de litigio son la existencia de dos sujetos
uno que pretende y otro que resiste y de un bien jurídico que puede ser material o
inmaterial, respecto del cual versan la pretensión y la resistencia. Cada uno de estos
sujetos recibe el nombre de parte; con ello se indica más bien su posición que su
individualidad, o sea, que es uno de los dos sujetos del conflicto y, por lo mismo, que
forma parte de un todo. No se debe confundir el sujeto del litigio con el hombre; en
los conflictos en que están en juego intereses colectivos, el sujeto del litigio puede ser,
en lugar de un hombre, un grupo de ellos.
1.3.Procedimiento
1.3.1. Definición procedimiento

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El procedimiento se refiere en principio a la sucesión ordenada de actos procesales a
través de los cuales el proceso se sustancia, es decir, se manifiesta, toma forma, se
lleva a cabo; se refiere por tanto a la manifestación externa y formal del proceso. Si se
utiliza el esquema metafórico del continente/contenido, el proceso sería el contenido,
mientras que el procedimiento sería el continente. De la misma manera, un contrato,
en sí mismo (contenido), no es más que un acuerdo de voluntades, que puede
manifestarse o no a través de un documento escrito (continente); un despido es la
extinción unilateral de un contrato de trabajo (contenido), que puede y debe tomar
forma a través de una “carta de despido” (continente). (Álvarez de Cuvillo).
1.4.Diferencia proceso y procedimiento
Los términos proceso y procedimiento se emplean con frecuencia, incluso por
procesalistas eminentes, como sinónimos o intercambiables. Conviene, sin embargo,
evitar la confusión entre ellos, porque si bien todo proceso requiere para su desarrollo
un procedimiento, no todo procedimiento es un proceso.
El proceso es, pues, un conjunto de procedimientos, entendidos como un conjunto de
formas o maneras de actuar. Así, en el campo jurídico la palabra procedimiento no debe
ser utilizada como sinónimo de proceso. El procedimiento se refiere a la forma de actuar
y, en este sentido, hay muchos y variados procedimientos jurídicos; por ejemplo, los
procedimientos administrativos, notariales, registrales, etc. En los procedimientos
administrativos encontramos las formas de actuación, las conductas por desarrollar en la
actuación del particular frente al estado, como en los casos de solicitar una licencia o
permiso, pagar un impuesto o solicitar que se determine el monto de éste o tramitar
concesiones, registro de patentes o marcas o cualesquiera peticiones regladas.
Resulta evidente que el proceso es un conjunto de procedimientos, pero también es cierto
que todo procedimiento no es necesariamente procesal, por lo que cabe preguntarnos
cuándo es procesal un procedimiento. Pensamos que un procedimiento es procesal si se
encuentra dentro del proceso y posee la nota o característica de proyectividad que
identifica a los actos procesales. Por tanto, un procedimiento es procesal cuando está
eslabonado con otros, todos ocurridos en el conjunto de actos configurativos del proceso,
y que son actos provenientes de las partes, del órgano jurisdiccional y de los terceros
ajenos a la relación sustancial, y los cuales se enfocan en un acto final de aplicación de
una ley general a un caso concreto controvertido para dirimirlo o resolverlo. (Gómez,
2012).
1.5.Diferencia proceso y litigio

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Para que exista un proceso se necesita como antecedente del mismo un litigio, porque
el litigio es siempre el contenido y el antecedente de un proceso, es conveniente no
olvidar que siendo el litigio un conflicto de intereses según la idea de Carnelutti que
explicamos arriba, el proceso, en cambio, es sólo un medio de solución o de
composición del litigio. El proceso y el litigio están colocados en planos diferentes:
- En el plano del contenido están el litigio y la pretensión.
- En el plano del continente están el proceso y la acción.
La pretensión es para la acción lo que el litigio es para el proceso. El primer plano existe
independientemente del segundo, puesto que la pretensión y el litigio pueden existir sin
que haya proceso, pero no puede existir un proceso, entiéndase un proceso genuino, sin
que haya un litigio. Ciertos sectores han sostenido la doctrina de que puede haber proceso
sin litigio, pero nosotros no admitimos esa posibilidad, ya que lo que sucede es que hay
muchas tramitaciones con formas procesales que son llevadas ante los jueces para su
conocimiento, lo que de ninguna manera las convierte en auténticamente procesales.
De todo lo anterior concluimos que sin pretensión no puede haber acción y sin acción no
puede haber proceso. La acción es entonces la llave que abre al litigio y a la misma
pretensión, el proceso. Es decir, el proceso presupone la existencia de la acción, pero la
acción a su vez está fundada en la existencia de una pretensión resistida, o lo que es lo
mismo, en la existencia de un litigio. (Gómez, 2012).

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Capítulo II
Evolución y clases de proceso
2. Evolución de la doctrina procesal y surgimiento de la corriente científica del proceso
Alcalá-Zamora y Castillo, citado por (Gómez, 2012) explicó que en un análisis en el que
puedan destacarse los grandes rasgos de lo que ha sido la evolución del pensamiento y de
la literatura procesal, deben señalarse las seis etapas siguientes:
2.1. La etapa primitiva
No había literatura procesal. Todas las consideraciones sobre ella eran simplemente de tipo
histórico y su enfoque es el de la filosofía de la historia.
2.2. La etapa de la literatura romana
Según ha explicado Alcalá-Zamora y Castillo, la literatura procesal se presenta ya más
definida. En Roma existe un proceso que se conoce, por lo menos en sus líneas generales,
con bastante precisión, aun cuando tampoco se puede hablar de la existencia de una
bibliografía procesal; hay proceso, pero no hay bibliografía procesal. Inclusive en la
concepción clásica romana de división de las grandes partes del derecho en personas, cosas
y acciones, el campo de lo procesal pertenece al tercer sector, aunque lo que los romanos
entendían por acción, difiere del concepto actual. Sin embargo, existen obras y autores que
tienen muy importantes referencias y alusiones de tipo procesal. Algunos pasajes de las
obras de Cicerón son de importancia, así como las Instituciones oratorias de Quintiliano,
que están enfocadas fundamentalmente al orador forense y que, por ello, contienen
consejos, recomendaciones y reglas acerca del ejercicio de la abogacía. Otra obra romana
de importancia procesal es la Instituta legal, de Gayo, y, sobre todo, unos fragmentos de
dicha Instituta que estaban perdidos en el llamado manuscrito de Verona y que el jurista
italiano Arangio Ruiz encontró en una hoja perteneciente a otro manuscrito, que descubrió
casualmente en la casa de un coleccionista de El Cairo.
2.3. La etapa de la escuela judicialista
Después de la época de la literatura romana pasamos a la escuela judicialista, que se
desenvuelve en torno a la Universidad de Bolonia en la que florece entre los siglos XI a
XIII. En esta tendencia se destaca el concepto de juicio. Los juicios están divididos en
tiempos y, según los diversos expositores, dichos tiempos variaban de número. La escuela
de Bolonia tuvo una repercusión de gran importancia en toda la Europa de la época, en
virtud del fenómeno de la recepción. Bolonia adquirió un prestigio extraordinario como
universidad y a ella iban a estudiar juristas de toda Europa, quienes después de concluir sus
estudios regresaban a sus lugares de origen, versados y conocedores del derecho común,

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basado en las antiguas enseñanzas y principios del derecho romano, que en la medida en
que lo aplicaban y enseñaban, desplazó al derecho germánico. La denominación de
recepción se refiere a ese derecho común de origen fundamentalmente romano.
2.4. La etapa de la escuela practicista
La tendencia de los prácticos, o escuela practicista, se extiende desde inicios del siglo XVI
a comienzos del XIX. Se caracteriza esta tendencia practicista porque la materia procesal
se contempla más como un arte que como una ciencia, es decir, los practicistas suelen dar
fórmulas o recetas para llevar adelante los procedimientos.
2.5. La etapa de la escuela procedimentalista
La aparición del procedimentalismo como siguiente etapa de desarrollo y evolución de las
tendencias procesales obedece, según Alcalá-Zamora, a factores de carácter tanto jurídico
como político y también a la intervención muy destacada de un jurista inglés. El
procedimentalismo coincide en su aparición con la Revolución francesa y uno de los
factores determinantes de este movimiento fue el relativo a las críticas que se habían
dirigido contra el sistema penal inquisitivo. Esta reacción influyó más determinantemente
en el proceso penal que en el proceso civil. Otro segundo factor de suma importancia es la
aparición de la codificación napoleónica y, dentro de ella, la separación de la legislación
relativa a los procedimientos en dos cuerpos especiales, que son los códigos de
procedimientos civiles y los de procedimientos penales.
El tercer factor de advenimiento del procedimentalismo, según Alcalá-Zamora y Castillo,
es la obra del famoso jurista inglés Jeremy Bentham, especialmente su Tratado de las
pruebas judiciales y otras obras de él o de sus discípulos que tuvieron una resonancia
extraordinaria, no solamente en Inglaterra, sino en toda Europa.
Una vez surgido el procedimentalismo en Francia, nace la tendencia sistematizadora de
dividir las obras relativas a la materia en tres campos: organización judicial, competencia
y procedimiento. Las obras de carácter procedimentalista realizan un análisis exegético de
los textos legales y una descripción de los fenómenos procesales con base en la
reglamentación legal. Las tres grandes figuras del procedimentalismo son: en España, de
Vicente y Cervantes; en Italia, Mattirolo, y en Francia, Garsonnet.
2.6. La etapa del procesalismo científico
En efecto, el derecho procesal como ciencia, la ciencia procesal como tal, surge en
Alemania en la segunda mitad del siglo XIX. Se señalan predominantemente dos fechas
como inicio del procesalismo científico: la primera, 1856-1857, en los que se desenvuelve
una polémica histórica entre Windscheid y Muther, en torno al concepto de la acción; la

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segunda fecha clave se fija en 1868, cuando aparece la obra de Oskar von Bülow sobre la
Teoría de las excepciones procesales y los presupuestos procesales.
La escuela del procesalismo científico implica una autonomía de la ciencia procesal y su
definitiva separación de las respectivas disciplinas sustantivas. El enfoque de la disciplina
no es meramente descriptivo y analítico, como lo hacía el procedimentalismo, sino que,
por el contrario, dicho enfoque pretende ser rigurosamente científico e integral respecto del
fenómeno procesal y no sólo analizar sino también sintetizar y estructurar su construcción
sistemática, así como su esencia y finalidades.
3. El proceso y clases de proceso
Para ver las clases de proceso, primero, en un breve recuento definiremos de manera sucinta
el concepto de proceso.
Según Gómez (2012) entendemos por proceso un conjunto complejo de actos del estado
como soberano, de las partes interesadas y de los terceros ajenos a la relación sustancial,
actos todos que tienden a la aplicación de una ley general a un caso concreto controvertido
para solucionarlo o dirimirlo.
Por su parte Ovalle (2016) el proceso es el conjunto de actos mediante los cuales se
constituye, desarrolla y termina la relación jurídica que se establece entre el juzgador, las
partes y las demás personas que en ella intervienen; y que tiene como finalidad dar solución
al litigio planteado por las partes, a través de una sentencia del juzgador basada en los
hechos afirmados y probados y en el derecho aplicable, así como, en su caso, obtener la
ejecución de la sentencia. El proceso es la suma de actos por medio de los cuales se
constituye, desarrolla y termina la relación jurídica. El proceso tiene como finalidad dar
solución al litigio planteado por las partes, a través de la sentencia que debe dictar el
juzgador, así como que esa sentencia se cumpla o se ejecute. (Ovalle, 2016)
Por tanto, el objeto del proceso, es decir, el tema sobre el cual las partes deben concentrar
su actividad procesal y sobre el cual el juzgador debe decidir (thema decidendum), no puede
estar formado solo por la petición de la parte actora o acusadora, ni por la “pretensión” de
esta, aun entendida en el sentido que le atribuye Guasp. Limitar el objeto del proceso a la
petición de la parte actora o acusadora significa considerar este tema exclusivamente desde
el punto de vista de dicha parte, como si fuese la única con derechos, obligaciones y cargas
en el proceso. El objeto del proceso es el litigio planteado por las dos partes. En
consecuencia, dicho objeto está constituido tanto por la reclamación formulada por la parte
actora o acusadora como por la defensa o excepción hecha valer por la parte demandada o
inculpada; en ambos casos, con sus respectivos fundamentos de hecho y de derecho.

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3.1. Clases de procesos según Lino Enrique Palacio
Aunque el proceso configura jurídicamente un fenómeno único, no siempre se halla
legalmente regulado con las mismas modalidades y características. Ciertas circunstancias
cómo son la naturaleza del órgano que en el interviene, la existencia o inexistencia de un
conflicto entre partes, la finalidad que se persigue mediante la pretensión que lo origina, la
forma en que se halla estructurado […], constituyen variantes que, dentro de aquella unidad
conceptual, autoriza a formular distintas clasificaciones del proceso. (Palacio, 1998).
Según la naturaleza del órgano interviniente, el proceso puede ser judicial o arbitral. El
primero, a su vez puede dividirse en contencioso o voluntario, según tenga por objeto,
respectivamente, la resolución de un conflicto o el otorgamiento de autenticidad o eficacia
a un estado o relación jurídica.
El proceso judicial contencioso, a su turno, puede clasificarse de acuerdo con la finalidad
de la pretensión que lo origina (de declaración, de ejecución y cautelar) y con su estructura
(ordinario y especiales).
Cabe finalmente, una clasificación general del proceso judicial atendiendo a su
singularidad o universidad.
3.1.1. Procesos judiciales y arbitrales
Junto al proceso judicial, que constituye el proceso por antonomasia, la ley admite la
posibilidad de que las partes sometan la decisión de sus diferencias a uno o más jueces
privados, llamados árbitros, o amigables componedores, según que, respectivamente,
deban o no sujetar su actuación a normas determinadas y fallar con arreglo a las normas
jurídicas.
Toda cuestión entre partes, salvo las que estén expresamente excluidas, podrá ser sometida
a la decisión de jueces-árbitros, antes o después de deducida en juicio y cualquiera fuera el
estado de este, pudiendo tal sujeción ser convencida en el contrato o en un acto posterior.
3.1.2. Procesos contenciosos y voluntarios
 Proceso contencioso. Se denomina contencioso al proceso que tiende a la obtención de
un pronunciamiento que dirima un conflicto u oposición de intereses suscitados entre
dos personas que revisten calidad de partes. Tiene por objeto una pretensión, siendo
indiferente que el demandado se oponga a ella o que rehúya la discusión o la
controversia, ya que sean no compareciendo al proceso (rebeldía) o a través del expreso
reconocimiento de los hechos y del derecho invocados por el actor (allanamiento).
 Proceso voluntario. En el proceso voluntario los órganos judiciales cumplen la función
consistente en integrar, constituir o acordar eficacia a ciertos estados o relaciones
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jurídicas privadas. Su objeto, se haya configurado por una o más peticiones
extracontenciosas y sus sujetos privados se denominan peticionarios o solicitantes.
La característica fundamental de los procesos voluntarios radica en la circunstancia de
que las decisiones que en ellos tienen lugar, se dictan eventualmente en favor del
peticionario, pero no en contra o frente a un tercero. Pero ello no obsta para que se
transforme en total o parcialmente en contenciosos cuándo surgen discrepancias entre
los peticionarios.
3.1.3. Procesos de declaración, de ejecución y cautelares
 El proceso de declaración. Llamado también de conocimiento o de cognición, es aquel
que tiene como objeto una pretensión tendiente a lograr que el órgano judicial o arbitral
dilucide y declare, mediante la aplicación de las normas pertinentes a los hechos
planteados y eventualmente discutidos, el contenido y alcance de la situación jurídica
existente entre las partes.
El contenido invariable y primario de los pronunciamientos que recaen en este tipo de
proceso se haya representado por una declaración de certeza sobre la existencia o
inexistencia del derecho pretendido por el autor. Cuando a este contenido se une la
integración de una relación jurídica, o la imposición al demandado de una determinada
prestación (dar, hacer o no hacer) se configuran sentencias denominadas,
respectivamente, determinativas y de condena.
 El proceso de ejecución. Tiene por finalidad hacer efectiva la sanción impuesta por una
anterior sentencia de condena que, como tal, impone al vencido La realización u omisión
de un acto, cuando esté no es voluntariamente realizado u omitido por aquel.
Este tipo de proceso, sin embargo, puede agotar en forma autónoma el cometido de la
función judicial. Es el caso de los títulos ejecutivos extrajudiciales, a los cuales la ley
les asigna efectos equivalentes a los de una sentencia de condena, regulando, para
hacerlos efectivos, un proceso sustancialmente similar al de ejecución de sentencias. En
la legislación procesal Argentina los procesos de ejecución constituyen, en rigor,
procesos mixtos, aun cuando prepondera la función ejecutiva, por cuánto constan de un
período declarativo de conocimiento destinado al planteamiento y examen de ciertas
defensas.
 El proceso cautelar. Tiende a impedir que el derecho cuyo reconocimiento o actuación
se pretende obtener a través (de un proceso de conocimiento o de ejecución), pierda su
virtualidad o eficacia durante el tiempo que transcurre entre su iniciación y el
pronunciamiento de la sentencia que le pone fin (desaparición de los bienes del presunto
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deudor, o modificación de la situación de hecho existente al tiempo de deducirse de la
pretensión).
La característica fundamental de este tipo de procesos consiste en que carecen de
autonomía, pues su finalidad se reduce a asegurar el resultado práctico de la sentencia
que debe recaer en otro proceso.
3.1.4. Proceso ordinario y procesos especiales
Desde un punto de vista estructural corresponde distinguir el proceso ordinario de los
procesos especiales.
Según lo refiere el artículo 319 del (CPN), “todas las contiendas judiciales que no tuvieren
señalada una tramitación especial, serán ventiladas en juicio ordinario, salvo cuando esté
código autoriza al juez a determinar la clase de proceso aplicable”.
 El proceso ordinario. Que es siempre contencioso y de conocimiento está
estructurado atendiendo a que la ley le asigna la posibilidad de que, en él, se plantee y
decidan, en forma definitiva, la totalidad de las cuestiones jurídicas que pueden derivar
de un conflicto entre partes. Consta fundamentalmente de tres etapas, (introductiva o
de planteamiento, probatoria y decisoria).
 Los procesos especiales. Son todos aquellos procesos judiciales contenciosos (de
conocimiento, de ejecución y cautelares) qué se hallan sometidos a trámites
específicos, total o parcialmente distintos a los del proceso ordinario. Se caracterizan
por la simplificación de sus dimensiones temporales y formales, y, en consecuencia,
por la mayor celeridad con que son susceptibles de sustanciarse y resolverse. Pueden
clasificarse en plenarios rápidos o abreviados y sumarios.
a. Los plenarios rápidos. Son aquellos cuya simplicidad formal no obsta al
conocimiento judicial exhaustivo del litigio, el cual resulta decidido, por
consiguiente, en forma total y definitiva. Solo se diferencian, por lo tanto, de los
procesos ordinarios (que son los plenarios tipo), desde el punto de vista de su
simplicidad formal, la que está dada, generalmente, por la escasa cuantía de las
cuestiones debatidas o por la presunta facilidad con que pueden resolverse.
b. Los procesos sumarios. A diferencia de lo que ocurre con los “plenarios rápidos”,
la simplicidad de las formas está determinada por la fragmentariedad o por la
superficialidad impuesta al conocimiento judicial. En el primer caso están incluidos
algunos procesos de conocimiento, como los interdictos y todos los procesos de
ejecución, en los que no se agota el planteamiento y resolución del conflicto en su
totalidad, si no solamente en algunos de sus aspectos.
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En el segundo figuran los procesos cautelares, en los que solo se requiere la
justificación de la apariencia o verosimilitud del derecho invocado, por cuya razón
su característica fundamental es la de la máxima simplicidad formal.
3.1.5. Procesos singulares y universales
Los primeros son aquellos cuyo objeto consiste en una o más pretensiones o peticiones
referentes a hechos, casos o relaciones jurídicas específicamente determinadas. Por su
parte, los procesos universales son los que versan sobre la totalidad de un patrimonio,
con miras a su liquidación y distribución. Les es inherente el llamado fuero de atracción,
en cuya virtud los jueces que conocen en ellos, tienen competencia con respecto a los
procesos pendientes o que se promuevan contra el caudal común.
3.2. Clases de procesos según Juan Monroy Gálvez
3.2.1. Los procesos según su función
Tomando en cuenta el propósito o la naturaleza de la satisfacción jurídica que se
persigue con su uso -que es el sentido en el que utilizamos la palabra función, podemos
encontrar tres tipos de procesos: declarativo o de conocimiento, de ejecución y cautelar.
(Monroy, 1996)
 El proceso declarativo. Tiene como presupuesto material la constatación de una
inseguridad o incertidumbre en relación a la existencia de un derecho material en un
sujeto, situación que ha devenido en un conflicto con otro, quien concibe que el
derecho referido no acoge el interés del primer sujeto, sino el suyo. Tales opiniones
contrarias requieren ser expresadas, probadas, alegadas y finalmente resueltas a través
de un proceso judicial en donde el juez, al final, haciendo uso del sistema jurídico
vigente, decide mantener y certificar la legalidad de la situación jurídica previa al
inicio del proceso, o de otro lado, declara extinguida esta y crea una nueva. Cualquiera
de estas dos posibilidades se concreta "a través de una resolución judicial, con la cual
el juez pone fin a la inseguridad o incertidumbre antes expresada. Si se contiende, por
ejemplo, respecto de la eficacia de un contrato, apreciándose que el demandante
pretende su cumplimiento y el demandado, por su lado, reconviene su resolución,
estamos ante un caso típico de un conflicto jurídico incierto que requerirá actividad
probatoria de los interesados, así como alegatos sobre la aplicación del derecho al caso
concreto. En atención a lo expuesto, este conflicto deberá tramitarse en un proceso de
conocimiento.
La intervención del juez en un proceso de conocimiento es más o menos amplia,
depende de la naturaleza del conflicto de intereses y de la opción del legislador de

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conceder más o menos posibilidades de actuación al juez y a las partes, sea en lo que
se refiere a facultades o a plazos. Precisamente esta variación determina la existencia
de distintas clases de procesos de conocimiento. A los más amplios se les suele
denominar plenos o de conocimiento propiamente dichos, los intermedios en donde la
capacidad y tiempo se ha reducid (reciben el nombre de plenarios rápidos o
abreviados), y finalmente aquellos cuya discusión se reduce a la prueba de uno o dos
hechos específicos reciben el nombre de plenarios rapidísimos o sumarísimos.
 El proceso de ejecución. Tiene un singular punto de partida, una situación fáctica
inversa a la anteriormente descrita, esta vez en lugar de incertidumbre, lo que hay es
una seguridad en un sujeto de derechos, respecto de la existencia y reconocimiento
jurídico de un derecho material. A pesar de lo expresado, la necesidad de utilizar este
proceso se presenta porque no obstante la contundencia del derecho, este no es
reconocido expresa o tácitamente por el sujeto encargado de su cumplimiento.
Regularmente esta situación fáctica a la que hemos aludido suele estar recogida en un
documento, que recibe genéricamente el nombre de título de ejecución. Teniendo una
de las partes la seguridad de que su derecho o interés cuenta con apoyo jurídico, la
relación en un proceso de ejecución es asimétrica, específicamente, de desigualdad.
Este desequilibrio puede tener un origen judicial o extra judicial. Un ejemplo típico
del primero es una sentencia de condena que tiene la autoridad de la cosa juzgada; del
segundo, un título valor. Tal vez la verdadera razón de la diferencia esté en que la
sentencia sí es auténticamente un título de ejecución, lo que no podemos decir del
título valor que, por lo menos en sede nacional (Perú), requiere de un pronunciamiento
declarativo para la obtención de un título de ejecución, por eso se le denomina título
ejecutivo, una especie de los títulos de ejecución caracterizada porque la seguridad o
certeza del documento es pasible de una discusión mayor.
La desigualdad a la que se ha hecho referencia en el párrafo anterior significa que el
demandante no tiene más carga probatoria que acreditar la titularidad del documento
al que la ley le ha otorgado mérito de ejecución, siendo el demandado quien debe
reducir o eliminar la contundencia jurídica de este, con alegatos que deberá probar
durante la secuela del proceso.
Si bien nuestro tema es el proceso de ejecución, que a su vez contiene varias especies
que dependen del grado de discutibilidad que se le concede al ejecutado (o el grado de
contundencia que se le otorga al título, que es lo mismo), regularmente dentro de
cualquier proceso suele haber una etapa de ejecución. Esto es así porque la discusión

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en un proceso de conocimiento concluye con la creación de un instrumento definitivo
que le otorga certeza al derecho discutido: la resolución judicial. Ahora bien, si esta
fuera incumplida intencionalmente por el obligado con su mandato, tal conducta
constituye el punto de partida de un acto de ejecución. Sin embargo, a pesar de ser la
resolución judicial última un título de ejecución, no sería exacto afirmar que con ella
se inicia un proceso de ejecución. En realidad, lo que ocurre es que el Estado, en
ejercicio de su imperio, exige su cumplimiento. Esta es la llamada ejecución forzada.
La situación descrita fundamenta la razón por la que suele discutirse la verdadera
esencia del proceso ejecutivo e inclusive su nombre, en relación con el proceso de
ejecución.
 El proceso cautelar. Es el instrumento a través del cual una de las partes litigantes,
generalmente el demandante, pretende lograr que el juez ordene la realización de
medidas anticipadas que garanticen la ejecución de la decisión definitiva, para cuando
esta se produzca. El proceso cautelar tiene una naturaleza jurídica polémica. Así, por
un lado, se afirma su autonomía, es decir, la existencia de rasgos que lo diferencian de
cualquier otro proceso como, por ejemplo, tener una vía procedimental específica,
también fines propios y, sobre todo, una pretensión que solo puede resolverse en su
interior. Sin embargo, a pesar de lo dicho, es imprescindible admitir como su principal
característica, el hecho de que se trata de un proceso instrumental, en tanto está al
servicio de otro proceso, específicamente de aquel en donde se discute la pretensión
principal. Es tanta su dependencia que, si en el proceso principal ya no fuera a
expedirse una decisión definitiva, sea porque el demandante se desistió de la
pretensión sea por cualquier otra razón, el proceso cautelar habrá perdido su razón de
seguir existiendo.
A través del proceso cautelar podemos obtener una medida cautelar. Esta tiene dos
fines: uno concreto y el otro abstracto. En atención al primero, con la medida cautelar
se pretende asegurar que el fallo definitivo se cumpla, y con respecto al segundo, se
busca lograr el fortalecimiento de la confianza social en el servicio de justicia con el
siguiente criterio: si las decisiones judiciales finales se van a poder ejecutar, es decir,
si van a ser eficaces, entonces se va a prestigiar el servicio de justicia ante su
comunidad.
La obtención de una medida cautelar exige del peticionante la acreditación de ciertos
requisitos. Así, quien la pide debe persuadir al juez, anticipada y provisionalmente, de
que tiene la razón y de que va a ganar el proceso. Este requisito se llama verosimilitud

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del derecho o fumus bonis iuris. Asimismo, el peticionante de la medida cautelar debe
acreditar, también, que la demora en la tramitación del proceso en donde se discute la
prevención principal va a producirle perjuicios que podrían transformarse en
irremediables. Este requisito se denomina peligro en la demora o Periculum in mora.
Finalmente, la petición de una medida cautelar que solo puede ser concedida por un
juez exige que quien lo hace otorgue garantía suficiente regularmente a criterio del
juez, a fin de asegurar la reparación de los perjuicios que pudiera ocasionar la
ejecución de la medida, si es que, al final del proceso, tal peticionante pierde el caso
(y en consecuencia, la ejecución de la medida cautelar resultó una actividad inútil).
3.2.2. Los procesos según su estructura
Este criterio clasificatorio tiene como sustento la preeminencia o importancia que se le
concede a determinados sujetos del proceso. Así, hay un tipo de proceso en donde las
partes tienen el control de este en sus estaciones más importantes, sea el material
probatorio, su continuación o su suspensión. Es decir, la parte demandante o demandada,
cuyo derecho se discute al interior del proceso, pasa a ser la dueña de este, reduciendo la
figura del juez a la de un simple homologador de sus actividades. Este es un proceso
privatístico.
Como una alternativa a este, existe otro tipo de proceso en donde el protagonista más
trascendente es el juez. Este domina todas las escenas del proceso, determina qué es lo
que se debe actuar y qué es lo que se rechaza, en definitiva, todo esto con prescindencia
de las alegaciones de las partes, e inclusive de los medios probatorios que estas pudieran
proponerle. Finalmente, en este proceso, el juez aplica o no con absoluta discreción el
derecho que las partes le propusieron. Este es el llamado proceso autoritario.
Ambos procesos, como resulta obvio, son expresiones que corresponden a algunos
sistemas sociales antiguos, en donde componentes políticos, económicos y aun religiosos
determinaron su vigencia. Con el devenir de los siglos, las mismas exigencias de la época,
determinaron que los procesos citados fueran sufriendo modificaciones. En el caso de la
Europa medieval, esta evolución condujo a un tipo de proceso civil cubierto de
formalismo, lerdo, oneroso, el llamado solemnis ardo iudiciarius, que guarda como
antecedente directo al procedimiento extraordinario, expresión procesal de la etapa
postclásica del derecho romano. No está de más recordar que muchos países
latinoamericanos recibimos de este ardo iudiciarius su pesada herencia con el nombre de
juicio ordinario. Posteriores urgencias socio-económicas, como el creciente desarrollo
comercial de los burgos o la necesidad de la Iglesia de dinamizar sus relaciones

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comerciales, por ejemplo, exigieron la necesidad de postular procesos más expeditivos,
como los plenarios rápidos, los que desgraciadamente no tuvieron en Latinoamérica,
porque no la tuvieron en España la difusión que hubiese sido necesaria.
El proceso civil contemporáneo nos muestra un nuevo tipo de proceso, el llamado
publicístico. Este consiste en el ejercicio de la autoridad razonada y reflexiva del juez en
la actividad procesal. El juez director del proceso no sustituye a las partes en sus deberes
de probar 10 que afirman, o de impulsar el proceso cuando les corresponde hacerla. Sin
embargo, sí conduce el proceso por la ruta de un comportamiento ético en el que las partes
coadyuven con la información pertinente y certera, imprescindible para poder cumplir
con el mandato de juzgar.
En este proceso, las partes tienen el deber de probar lo que afirman, sin embargo, el juez
tiene facultades para ordenar que se actúen medios probatorios también está facultado a
aprobar acuerdos definitivos entre las partes, y además, a sanear la relación procesal, con
independencia de la actuación de las partes, a fin de evitar que los vicios procesales
impidan, avanzado el proceso, un pronunciamiento sobre el fondo.

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Conclusiones
 El proceso es la suma de actos por medio de los cuales se constituye, desarrolla y
termina la relación jurídica. El proceso tiene como finalidad dar solución al litigio
planteado por las partes, a través de la sentencia que debe dictar el juzgador, así como
que esa sentencia se cumpla o se ejecute.
 El proceso, con independencia de su naturaleza jurídica, ha sido y es reconocido por
las sociedades contemporáneas como el instrumento más idóneo que el hombre ha
creado para resolver sus conflictos interpersonales con relevancia jurídica.
 El presupuesto material del proceso declarativo es la constatación de una inseguridad
o incertidumbre en relación a la existencia de un derecho material en un sujeto,
situación que ha devenido en un conflicto con otro. Mientras en el proceso de
ejecución su punto de partida es una situación fáctica inversa a la anteriormente
descrita, esta vez en lugar de incertidumbre, lo que hay es una seguridad en un sujeto
de derechos, respecto de la existencia y reconocimiento jurídico de un derecho
material.
 Proceso y procedimiento son dos términos que no deberían ser tomados como
sinónimos, en cambio, cada uno debe contar con una delimitación adecuada que
conlleve a que no exista confusión.
 El proceso y el litigio si bien van de la mano, no deben ser tomados como sinónimos
ya que el proceso es fundamental ya que como se dijo el litigio es un antecedente del
proceso y no podríamos hablar de la existencia del uno sin el otro.

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