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APUNTE PRIMERA CLASE DE KANT

1. Presentación de las lecturas:


• Primera clase: La antinomia de la Razón pura (A406 - B435) y Antitética de la Razón Pura (A421 - B453)
• Segunda clase: Primer conflicto de las ideas trascendentales (A426 - A433)
• Tercera clase: Segundo/cuarto conflicto de las ideas trascendentales

2. Kahoot

3. Esquema general de la Crítica de la Razón Pura:


La distinción no es cronológica: no es que primero se da la sensibilidad, luego el entendimiento y finalmente la
razón. Es una distinción pedagógica: lo más inmediato para nosotros; y una distinción en el orden del
fundamento: para Kant no podemos tener conocimiento si antes no tenemos algo dado. Desde el pdv cronológico
las tres operan en conjunto, son simultáneas y actúan sincrónicamente.

ESTÉTICA TRASCENDENTAL
Es un análisis de la sensibilidad, de la percepción. De esta manera, trabaja con intuiciones, que siempre se
estructuran bajo las formas puras de sensibilidad: el espacio y el tiempo. Espacio y tiempo son, entonces, las
formas puras de la intuición sensible-

ANALÍTICA TRASCENDENTAL
Es un análisis del entendimiento. Este último estructura y sintetiza las intuiciones de acuerdo a ciertos conceptos
fundamentales, puros y a priori: las categorías. Realizando esta síntesis es que el entendimiento produce juicios.
Así como el espacio y el tiempo eran las formas puras de la sensibilidad, las categorías (que son 12, y están
estructuradas bajo cuatro grupos) son las formas puras del entendimiento. Estas categorías tienen un uso
fenoménico, empírico, nunca trascendental, ya que “se aplican” siempre a lo que se nos aparece, a las intuiciones,
nunca a las cosas en sí.
LA IMAGINACIÓN:
Para que haya conocimiento de los objetos, sin embargo, es necesario que el entendimiento y los objetos se
pongan en contacto: lo que supone un contacto del entendimiento y la sensibilidad. Siendo pasiva la sensibilidad.
no se puede esperar de ella que emprenda las acciones necesarias para ese contacto. Esta iniciativa pertenece al
entendimiento, que es precisamente la facultad activa o espontaneidad. A esta facultad le toca, entonces, superar
la heterogeneidad que la separa de los objetos reales, y que la separa de la sensibilidad.
El pensamiento deberá proceder, pues, de manera peculiar, no exclusivamente lógica, cuando se refiera a lo
sensible. A esta función del pensamiento, por la cual este procede de acuerdo con otras leyes, además de las leyes
de la lógica, la llamaron Descartes y Spinoza imaginación. La imaginación es la manera como el entendimiento se
dirige a lo sensible, que le es ajeno. Por ella se logra superar la heterogeneidad de entendimiento y sensibilidad,
y, en consecuencia, la heterogeneidad de entendimiento y objeto. La imaginación produce un elemento mediador
entre el pensamiento puro y la mera sensibilidad: el esquema.

DIALÉCTICA TRASCENDENTAL:
En esta parte, Kant se dedica a analizar la razón per se, de tal manera que, hablando estrictamente, podríamos
decir que la Crítica de la Razón Pura comienza aquí. Como dice el mismo Kant, la razón es la facultad de inferir,
de realizar inferencias, de juzgar indirectamente. Es decir, a diferencia del entendimiento, que es capaz de hacer
inferencias inmediatas, la razón es la facultad de hacer inferencias mediatas, gracias a la intervención de un
término medio. De esta manera, la razón trabaja y produce razonamientos o, dicho en términos lógicos,
silogismos. Gracias a estos, la razón logra dar unidad a los conocimientos del entendimiento.
Ahora bien, estos razonamientos no se realizan sobre los objetos mismos, sino sobre los conceptos y juicios del
entendimiento, para procurarles unidad sistemática. La unidad racional de los conocimientos del entendimiento
se alcanza cuando se puede considerar todos los conocimientos singulares y contingentes como reunidos bajo un
principio absoluto que permita ver que esos conocimientos pueden deducirse con necesidad lógica a partir de
ese principio primero.
Es decir, la razón va a lograr (o busca lograr) la unidad total del conocimiento ascendiendo de condición en
condición, buscando siempre lo incondicionado. La razón tiene un funcionamiento episilogístico: va para arriba,
buscando la primera condición. La razón tiene un carácter dinámico, ya que está constantemente rastreando la
primera condición.
La razón se guía por la máxima de que, si se da lo condicionado, se da también toda la serie de sus condiciones y,
por consiguiente, también un primer término que es en sí incondicionado. Así Kant recoge a su modo el principio
aristotélico de que no es posible proceder al infinito en la serie de causas o, más brevemente, «hay que
detenerse». La diferencia es que para Aristóteles esta necesidad es ontológica antes que racional, mientras que
para Kant se trata sólo de una exigencia de la razón.
Las ideas son, precisamente, los esquemas en los que la razón cristaliza sus inquietudes. Es decir, son la manera
en que Kant formula las conclusiones de los tres silogismos propios de la razón. Las ideas trascendentales son,
entonces, conceptos análogos a las formas de la sensibilidad y a los conceptos puros del entendimiento.

4. ¿Dónde se ubican las antinomias?


Se ubican en la Dialéctica. Una antinomia es un conflicto o contradicción entre dos leyes, principios racionales,
ideas o actitudes. Kant dice explícitamente hacia el final de la sección de “la antinomia de la razón pura” que es
un conflicto de leyes de la razón pura que ocasiona discordia y distensión.

5. Análisis de la Dialéctica
Habíamos dicho que la Dialéctica Trascendental analizaba a la facultad de razonar, que se caracterizaba por
realizar inferencias, conexiones.
Existen, según Kant, tres clases de silogismos: raciocinios categóricos, hipotéticos y disyuntivos. Cada uno de
ellos, en su ascendencia, dirige a la razón hacia tres caminos, que luego son formulados en términos de ideas. Es
decir, como la razón tiene solo tres maneras de producir su unidad (según las tres especies de silogismos
registradas por la lógica), habrá tres conceptos racionales puros que suministren (o impongan) esa unidad
colectiva. A través de estos tres silogismos, la razón busca construir trascendentalmente el mundo.
“Ahora bien, habrá tantas clases de conceptos puros de la razón cuantas especies de relación haya, que el entendimiento
se represente por medio de las categorías, y por consiguiente habrá que buscar primero un incondicionado de la síntesis
categórica en un sujeto; segundo, [un incondicionado] de la síntesis hipotética de los miembros de una serie; tercero, de
la síntesis disyuntiva de las partes en un sistema.” (A323/B379)
“Ahora bien, todos los conceptos puros en general se ocupan de la unidad sintética de las representaciones; pero los
conceptos de la razón pura (ideas transcendentales) se ocupan de la unidad sintética incondicionada de todas las
condiciones en general. En consecuencia, todas las ideas transcendentales se podrán reducir a tres clases, de las cuales
la primera contiene la unidad absoluta (incondicionada) del sujeto pensante, la segunda, la absoluta unidad de la serie de
las condiciones del fenómeno; la tercera, la absoluta unidad de la condición de todos los objetos del pensar en general.”
(A334/B391)
En estos tres silogismos, la razón busca la unidad sintética de todas las condiciones o del sujeto, o de los
fenómenos o de todo lo que puede pensarse. El conjunto de los fenómenos de la experiencia interna se unifica
mediante la idea de alma, el conjunto de los fenómenos de la experiencia externa mediante la idea de mundo, y
ambas esferas se reducen a una mediante la idea de Dios.
• EN EL SILOGISMO CATEGÓRICO (S es P):
Se busca la absoluta unidad del sujeto pensante, que no contiene nada múltiple. Es decir, el alma. El
incondicionado aquí es un sujeto que no es ya predicado de nada.

• EN EL SILOGISMO HIPOTÉTICO (Si S, entonces P):


Se busca la absoluta unidad de la serie de las condiciones del fenómeno. Es decir, el mundo. El incondicionado
aquí es una hipótesis que no supone a su vez nada.

• EN EL SILOGISMO DISYUNTIVO (S o P):


Se busca la absoluta unidad de la condición de todos los objetos del pensamiento. Lo que se busca aquí es aquello
que contiene la condición suprema de la posibilidad de todo lo que puede pensarse (el ente de todos los entes).
Es decir, Dios. El incondicionado aquí es un agregado de miembros de la división que nada deja detrás de sí.
De estos tres silogismos se llega a tres ideas. Les da el nombre de ideas, haciendo referencia a Platón, pero
despojando este término del sentido realista que tenía en aquél. ¿Qué queda de la idea platónica si no es un ser
real, existente en sí, más real que las cosas del mundo sensible? Un concepto proveniente de la razón y al que no
corresponde objeto alguno que pueda ser dado por los sentidos.
“Por consiguiente, nuestros conceptos puros de la razón, que ahora examinamos, son ideas trascendentales. Son
conceptos de la razón pura, pues consideran todo conocimiento de experiencia como determinado por una totalidad
absoluta de condiciones. No son fingidos arbitrariamente sino establecidos por la naturaleza de la razón misma y se
refieren necesariamente, por eso, a la totalidad del uso del entendimiento Finalmente, son transcendentes, y sobrepasan
los límites de toda experiencia, en la cual, por tanto, nunca puede presentarse un objeto que sea adecuado a la idea
trascendental.” (A327/B384)
“Así, pues, primeramente, las ideas trascendentales no son propiamente nada más que categorías ensanchadas hasta lo
incondicionado” (A409/B436)

6. ¿En qué va a consistir, entonces, la ilusión trascendental?


La ilusión trascendental consiste en que la razón tiende por naturaleza a emitir juicios trascendentes, es decir,
juicios que van más allá de toda experiencia posible, y a considerarlos como objetivos. La razón afirma las Ideas,
pero no puede conocer -ni siquiera saber si existen- los "objetos" a que estas Ideas se refieren. La razón, por su
propia naturaleza, produce la Idea de Dios; pero si existe Dios o no existe, no podemos saberlo, porque para que
el hombre tenga conocimiento, algo le tiene que ser dado, y justamente al hombre no le es dado lo absoluto.
El hombre piensa lo absoluto; pero pensar no es conocer, puesto que para que haya conocimiento tiene que
unirse al pensar la intuición, la presencia del objeto, cosa que aquí no ocurre. Aplicar las categorías -que valen
solamente para la experiencia sensible- a lo que trasciende toda experiencia, equivale a trasladar a lo
incondicionado -que ni siquiera sabemos si existe- determinaciones que solamente son válidas para lo
condicionado. Se trata de una ilusión natural y, por tanto, inevitable. Esta es una ilusión que no puede evitarse.
La ilusión consiste en creer que esta exigencia y dinamismo de la razón (que lo lleva a postular estas tres Ideas)
es una necesidad objetiva propia de las cosas. Es decir, de este requisito subjetivo no se puede inferir válidamente
una necesidad objetivamente válida. De esos conceptos de alma, de Dios, de mundo, no se puede extraer
conocimiento valedero; porque son solo expresiones de la estructura de la razón, y de sus exigencias.
“Una ilusión que no se puede evitar, tal como no podemos evitar que el mar, hacia adentro, nos parezca más alto que en
la costa, porque allá lo vemos mediante rayos luminosos más altos que a ésta; o aún más: tal como tampoco el astrónomo
mismo puede impedir que la luna, al salir, le parezca más grande, aunque a él no le engañe esta apariencia ilusoria.
Por consiguiente, la Dialéctica transcendental se contentará con descubrir la apariencia ilusoria de juicios
transcendentes, y con impedir, a la vez, que ella engañe; pero no puede conseguir nunca que ella, además, llegue a
desaparecer (como la apariencia ilusoria lógica) y deje de ser una apariencia ilusoria. Pues nos las habernos aquí con una
ilusión natural e inevitable, que se basa en principios subjetivos, y los hace pasar por objetivos, mientras que la dialéctica
lógica, en la resolución de las inferencias falaces, tiene que habérselas solamente con un error en la observación de los
principios, o con una apariencia ilusoria artificiosa en la imitación de estos.” (A297/B354)
“Pues bien, por lo menos la realidad trascendental (subjetiva) de los conceptos puros de la razón se funda en que somos
conducidos a tales ideas por un raciocinio necesario. Por consiguiente, habrá raciocinios que no contengan premisas
empíricas, y mediante ellos, de algo que conocemos podemos inferir otra cosa de la cual no tenemos concepto alguno, y
a la cual, no obstante, gracias a una ilusión inevitable, damos realidad objetiva. (…) Son sofisticaciones, no de los hombres,
sino de la razón pura misma, y ni el más sabio de todos los hombres podría desprenderse de ellas, y si bien es verdad que
tal vez con mucho esfuerzo puede evitar el error, jamás se desprendería de la ilusión que incesantemente lo acosa y
engaña.” (A339/B397)
Buscando impedir que la razón se engañe, surge una doctrina racional del alma (expresada en los paralogismos),
una cosmología racional del mundo (expresada en las antinomias) y una teología racional de Dios.
¿Qué buscan estas tres? Estas tres buscan demostrar que todos los seculares esfuerzos por resolver mediante la
razón pura los grandes enigmas de la metafísica -aquellas doctrinas del alma inmortal, de la constitución última
monádica de la naturaleza y del universo, del Primer Motor inmóvil- desembocaban solo en ilusiones de
conocimiento, y no en conocimiento verdadero Esto no quiere decir que haya que renunciar a plantearse esas
cuestiones metafísicas. Es imposible dejar de hacerse estas preguntas; pero también lo es responderlas con la
razón teorética pura sola.
La dialéctica es una «lógica de la apariencia» o, tal vez mejor, de la ilusión. Naturalmente, no en el sentido de que
fomenta la ilusión sino, al contrario, en el sentido de que la denuncia, a fin de preservar de ella a la razón.

Las maneras de evidenciar estos traspasos que realiza la razón se presentan en tres etapas:
1. Los paralogismos de la razón pura – alma
Aquí se muestra que todos los argumentos tradicionales para demostrar la existencia del alma y el carácter
simple de la misma (y, por tanto, su indestructibilidad, la inmortalidad) son argumentos sofísticos.
Según el orden de las categorías, el alma posee cuatro propiedades: es una sustancia, es simple, es idéntica y está
en relación con objetos del espacio.
Es indudable que pensamos el yo como sujeto primero o sustancia, como simple, como idéntico y como distinto
del cuerpo. Estas son proposiciones analíticas. Mas estos pensamientos no pueden convertirse en conocimientos,
porque falta la intuición que les prestaría un objeto. No cabe afirmar, por tanto, que el yo es una sustancia. El
tránsito del pensamiento al ser, que pretende realizar la psicología racional, es un paralogismo (argumento o
razonamiento inválido o falso). Y puesto que hay cuatro propiedades del yo, hay cuatro paralogismos
2. Las antinomias de la razón pura – mundo
Kant concede gran importancia a las antinomias. Las considera como el mejor medio para preservar a la razón
del sueño dogmático, o para despertarla cuando ha caído en él.
3. El ideal de la razón pura – Dios
Dios es una idea, como el alma y el mundo, que deriva a priori de la razón. Pero es más que una idea: es el ideal
de la razón pura. Por ideal debe entenderse una idea que representa un ser dotado de una perfección absoluta,
que ningún ser del mundo sensible puede alcanzar, y es por ello su prototipo. La razón tiene necesidad de la idea
de Dios, mas no tiene necesidad alguna de que Dios exista para ejercer esta función; por eso la razón puede definir
a Dios antes de indagar si existe. Pero la teología pretende demostrar la existencia de Dios. Kant reduce todas las
pruebas a tres y declara que son las únicas posibles. Luego, las critica.
¿Qué es lo que queda? El hecho de que Dios es el ideal de la razón pura, un ideal perfecto que remata y corona
todo el conocimiento humano. Para afirmar su existencia se requieren otros principios que los de la razón
especulativa, a saber: los de la razón práctica.
7. Las antinomias de la Razón Pura

"Antinomia" significa que respecto de una misma cuestión se dan dos proposiciones contradictoriamente
opuestas tales que puede demostrarse, "con fundamentos igualmente válidos necesarios", tanto la una (tesis)
cuanto la otra (antítesis). Se puede demostrar que, por ejemplo, el mundo tiene límites en el espacio y en el
tiempo, tanto como que no los tiene.
“Las preguntas que se ofrecen naturalmente, en tal dialéctica de la razón pura, son, entonces: 1ero. En cuales
proposiciones, propiamente, la razón pura esta, pues, ineludiblemente sometida a una antinomia. 2do. En que causas se
basa esa antinomia. 3ro. Si acaso, y de qué manera, le queda abierto a la razón en esa contradicción, sin embargo, un
camino [que conduzca] a la certeza.” (A421/B449)

1ER PREGUNTA:
Respecto de las Ideas cosmológicas, Kant muestra que cuando se intenta afirmar algo acerca del mundo, se cae
fatalmente en antinomias irreconciliables. Esto se debe a que hay diferencias entre las antinomias y los
paralogismos y el ideal de la Razón Pura. Estas son:

1. Diferencia de fundamento:
Para las antinomias, la razón parte de un objeto empírico, nuestro mundo espacio-temporal (tomando "mundo"
en un sentido laxo y no técnico), y luego se pregunta si este objeto tendría una propiedad particular si se
continuara la serie de síntesis empíricas hasta su finalización (es decir, hasta que se alcanzara la totalidad
absoluta de las condiciones como exige la razón).
En el caso de los paralogismos y del ideal trascendental, sin embargo, la razón no parte de un objeto
empíricamente dado y, por tanto, no compara tal cosa con la de idea de Dios, por ejemplo. Esto es particularmente
claro en el caso de los paralogismos, donde las inferencias falaces se producen precisamente porque no tenemos
intuición del yo.
Se podría intentar evitar las dificultades que plantean estas cuestiones cosmológicas argumentando que la culpa
es de la experiencia en la medida en que la información que proporciona sobre el mundo no es suficiente para
responder a todas las cuestiones que la razón plantea. Por decirlo de otra manera, se podría pensar que las
antinomias surgen de un desajuste entre la razón y lo que se da en la experiencia (cuando la razón plantea
preguntas para las que la experiencia no tiene respuesta).
Kant rechaza tal respuesta porque las antinomias surgirían incluso si se supusiera que "toda la naturaleza se
extiende ante nosotros y que de todo lo que se presenta a nuestra intuición nada se oculta a nuestros sentidos"
(A482/B510). Pues incluso en tal caso no tendríamos un objeto que se correspondiera exactamente con la idea
que la razón crea para sí misma. En resumen, dado que no puede haber una correspondencia exacta entre la
experiencia posible y las ideas de la razón, aunque la experiencia posible se diera en su forma más completa, la
experiencia posible no podría resolver ni ser culpada de los problemas que surgen para las ideas de la razón.
Kant ilustra cómo la representación del mundo por parte de la razón (es decir, la idea cosmológica) es demasiado
grande o demasiado pequeña para ajustarse a lo que podemos experimentar:
“(…) si son adecuadas a la unidad de la razón, serán demasiado grandes para el entendimiento; y si son apropiadas para
el entendimiento, serán demasiado pequeñas para la razón; de donde debe surgir un conflicto que no se puede evitar,
comoquiera que se lo tome.” (A432/B450)
La idea de la razón es "demasiado grande" si la idea representa objetos o condiciones que no se encuentran en la
experiencia posible, mientras que la idea de la razón es "demasiado pequeña" en la medida en que la experiencia
posible requiere objetos o condiciones que van más allá de la idea de la razón. De esta manera, Kant argumenta
que es la razón y no la experiencia posible la que debe ser culpada por la falta de ajuste entre la idea de la razón
y la experiencia posible.
La estrategia de Kant en esta sección es demostrar que, puesto que lo que se nos da en la experiencia posible
nunca puede ajustarse a la representación del mundo que se hace la razón, la idea de la razón es "enteramente
vacía y sin sentido" (A486/B514), lo que para Kant significa que tal representación no tiene ningún referente. En
consecuencia, se hace una "presuposición infundada" (A485/B513) al pensar que tal idea tiene algún referente.
Vamos a ver que la idea es demasiado grande en el caso de cada antítesis y demasiado pequeña en el caso de cada
tesis (excepto en la Cuarta Antinomia, en cuyo caso la situación se invierte).

2. Diferencia lógica:
Kant insiste en que estos raciocinios (las antinomias) no contienen ningún error formal. A diferencia de los
raciocinios de la psicología racional, que son formalmente inválidos, los razonamientos que se aducen de la Idea
de mundo, tanto a favor como en contra de cualquiera de las tesis enunciadas, son argumentos perfectamente
correctos desde el punto de vista lógico-formal; y si se cae en contradicciones, ello se debe a que se trata de
contradicciones irresolubles en que la razón va a parar cuando trata de conocer más allá de los límites de la
experiencia, cuando trata de penetrar en la zona de lo incondicionado, cuando intenta determinar a priori lo que
es el mundo considerado como cosa en sí.

2DA PREGUNTA:
Kant argumenta primero que la razón conduce natural e inevitablemente a las dificultades expresadas por las
antinomias. La naturaleza de la razón es buscar las condiciones de los objetos condicionados y no detenerse hasta
encontrar todas las condiciones (y por tanto lo incondicionado). Al mismo tiempo, la naturaleza de los objetos,
tal y como nos son dados en la intuición, es que no contienen todas sus propias condiciones. Pues todos los objetos
que intuimos son finitos, limitados, contingentes y, por tanto, condicionados.
“Pues aquí se manifiesta un nuevo fenómeno de la razón humana, a saber: una antitética enteramente natural, para la
cual no se precisa cavilar ni tender lazos artificiosos, sino que la razón cae por sí misma en ella, y de manera inevitable;
por ella, ciertamente, [la razón] queda preservada del sopor de una convicción imaginaria, producido por una apariencia
ilusoria meramente unilateral.” (A407/B434)

3ERA PREGUNTA:
“Este método que consiste en contemplar un combate de afirmaciones, o más bien, de provocarlo, no para decidir
finalmente en favor de una u otra parte, sino para investigar si el objeto de él no es quizá un mero espejismo que cada
uno trata vanamente de atrapar, y con el cual ninguno puede ganar nada, aunque no se le ofrezca resistencia, este
procedimiento, digo, se puede denominar el método escéptico. Es completamente diferente del escepticismo, [que es] un
principio de ignorancia artificial y científica que socava los fundamentos de todo conocimiento para no dejarle en
ninguna parte, hasta donde sea posible, ninguna confianza ni seguridad. Pues el método escéptico busca la certeza
tratando de descubrir, en esa disputa sostenida sinceramente por ambas partes, y desarrollada con entendimiento, el
punto de malentendido” (A424/B451)
La exposición de las antinomias kantianas constituye el método escéptico, porque introduce el conflicto dentro
de la propia razón. Mas este procedimiento no ha de equipararse al escepticismo, porque no tiende a la duda,
sino a la certeza.
“pero a la vez es inducida a la tentación, ya de entregarse a una desesperanza escéptica, ya de adoptar un empecinamiento
dogmático, poniéndose rígidamente en la cabeza ciertas afirmaciones, sin prestar oídos ni hacer justicia a los
fundamentos de la parte contraria. Las dos [posiciones] son la muerte de una filosofía sana, si bien aquella podría
llamarse también, en verdad, la eutanasia de la razón pura.” (A407/B434)
“Se observa, en las afirmaciones de la antítesis, una perfecta uniformidad de la manera de pensar, y una completa unidad
de la máxima, a saber, un principio del puro empirismo no solamente en la explicación de los fenómenos [que están] en
el mundo, sino también en la resolución de las ideas transcendentales de la totalidad del mundo mismo. Por el contrario,
las afirmaciones de la tesis ponen por fundamento, además de la manera empírica de explicación dentro de la serie de
los fenómenos, comienzos intelectuales, y en esa medida la máxima no es simple. Pero [en consideración a] su nota
diferencial esencial, la llamaré el dogmatismo de la razón pura.” (A466/B449)
En la disputa, se van a presentar dos posturas entonces:
• EL DOGMATISMO METAFÍSICO - tesis:
Tiende a acentuar los comienzos inteligibles (por ejemplo, el principio de razón suficiente). El dogmatismo puede
captar toda la cadena de condiciones a priori. Plantea la búsqueda de lo absoluto en el plano de moral o práctico
en el sentido de que pone a lo incondicionado como horizonte que perseguimos: que Dios pueda existir nos da
esperanza. En este sentido es "popular" (A467/B495), es decir, forma parte o es compatible con el sentido común
prefilosófico.
“ya no necesita observar ni investigar de acuerdo con las leyes de la naturaleza, sino solamente [necesita] pensar e
inventar seguro de que no puede ser refutado por hechos de la naturaleza, precisamente porque no está ligado al
testimonio de ellos, sino que está autorizado a pasarlos por alto, o incluso a subordinados a una autoridad más elevada,
a saber, la de la razón pura.” (A469/B497)

• EL EMPIRISMO PURO - antítesis:


Se acentúa lo que se da en la experiencia. El empirismo no tiene ningún interés práctico de su parte, pero goza de
importantes ventajas especulativas sobre el dogmatismo en la medida en que siempre se encuentra en terreno
propio al atenerse a lo que se da en la experiencia. Se caracteriza, entonces, por hacer un análisis exhaustivo de
las condiciones. De hecho, Kant expresa una considerable simpatía por el empirismo, quejándose de que se
equivoca principalmente en la medida en que no se limita a instar a la moderación epistémica, sino que se
convierte en dogmatismo al negar todo lo que está más allá de la intuición. Su principal dificultad es que no
permite la posibilidad del carácter sistemático de nuestro conocimiento. Es decir, el riesgo que corre esta postura
es perderse en las condiciones sin llegar nunca a lo incondicionado.
“Según ella, desde un comienzo dado se debe ascender a otro más alto; toda parte conduce a otra parte aún más pequeña;
todo acontecimiento tiene siempre por causa, por encima de sí, otro acontecimiento; y las condiciones de la existencia
en general se basan siempre, a su vez, en otras, sin llegar a tener nunca sostén y apoyo incondicionados en una cosa
subsistente por sí como ente originario.” (A467/B495)
“Del lado del empirismo en la determinación de las ideas cosmológicas, o [del lado] de la antítesis, primero no se
encuentra tal interés práctico fundado en principios puros de la razón, como el que contienen la moral y la religión. Antes
bien, el mero empirismo parece sustraerles a ambas toda fuerza y todo influjo Si no hay ningún ente primordial diferente
del mundo; si el mundo no tiene comienzo y por tanto tampoco tiene un Creador; si nuestra voluntad no es libre y el alma
es tan divisible y corruptible como la materia, entonces las ideas y los principios morales pierden toda validez, y caen
juntamente con las ideas transcendentales, que eran su soporte teórico.” (A468/B496)

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS FINALES:


- Refieren a la idea de mundo, y a las relaciones entre lo finito y lo infinito. Las dos primeras, que Kant
llama matemáticas, hacen referencia a la magnitud del mundo. Las otras dos, que llama dinámicas, a su
existencia.
- En ninguna de ellas hay síntesis puesto que son cosas que la razón no puede resolver. Sin embargo, es
gracias a estas antinomias que la razón avanza en el conocimiento científico y en la dinámica de la razón.
Es decir, en el buscar lo incondicionado, fuimos reconstruyendo todo el camino de las condiciones, lo que
nos permitió avanzar en el conocimiento, y en el bienestar.
- Son cuatro ya que se desprenden de las cuatro ideas cosmológicas que surgen de los cuatro títulos de las
categorías. Las ideas cosmológicas son: composición (cantidad); división (cualidad); origen (relación);
dependencia de la existencia (modalidad).
“Según esto, no hay más que cuatro ideas cosmológicas, según los cuatro títulos de las categorías, si se toman en cuenta
aquellas que implican necesariamente una serie en la síntesis de lo múltiple.” (A406/B433)
“Esas afirmaciones sofísticas son otros tantos intentos de resolver cuatro problemas naturales e inevitables de la razón”
(A462/B490)
1. Primera antinomia.
Tesis: el mundo tiene un comienzo en el tiempo y es limitado en el espacio.
Antítesis: el mundo no tiene comienzo ni límite, sino que es infinito en el tiempo y en el espacio.
2. Segunda antinomia.
Tesis: toda sustancia compuesta está constituida de partes simples.
Antítesis: ningún compuesto consta de partes simples, y no existe absolutamente nada simple en el mundo.
3. Tercera antinomia.
Tesis: la causalidad según las leyes de la naturaleza no es el único principio del que pueden derivarse todos los
fenómenos. Es necesario admitir una causalidad libre para la explicación de estos fenómenos.
Antítesis: no existe la libertad, sino que todo acontece en el mundo según las leyes de la naturaleza.
4. Cuarta antinomia.
Tesis: el mundo implica alguna realidad que, sea como parte o como causa, es un ser absolutamente necesario.
Antítesis: no existe en ninguna parte un ser absolutamente necesario, ni en el mundo ni fuera del mundo, como
causa de éste.

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