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Derecho Procesal

Constitucional
Luis Giancarlo Torreblanca Gonzales

Manual – Unidad 3
2 Manual
Índice
Introducción ............................................................................................................................... 5
Organización de la Asignatura ................................................................................................ 7
Unidades didácticas .............................................................................................................. 7
Tiempo mínimo de estudio .................................................................................................... 8
UNIDAD 3: TEORÍA GENERAL DE LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES ................................. 9
Diagrama de organización ................................................................................................... 9
Tema n.°1: El control difuso ................................................................................................. 11
1.1. Control difuso como poder – deber .................................................................. 11
1.2. Criterios para su aplicación ................................................................................ 12
1.3. El control difuso como parte del deber de motivación .................................. 19
1.4. El control difuso arbitral ....................................................................................... 20
Tema n.°2: El proceso de inconstitucionalidad ................................................................. 23
2.1. El tribunal constitucional y la constitución ......................................................... 23
2.2. Finalidad del proceso .......................................................................................... 26
2.3. Principios de interpretación constitucional ....................................................... 27
2.4. Inconstitucionalidad por conexidad.................................................................. 28
2.5. El bloque de constitucionalidad ........................................................................ 29
2.6. La inconstitucionalidad por omisión .................................................................. 29
2.7. El control previo de la constitucionalidad de instrumentos internacionales . 30
2.8. Efectos de las sentencias .................................................................................... 32
Tema n.°3: La acción popular ............................................................................................ 33
3.1. Definición .............................................................................................................. 33
3.2. La acción popular como control abstracto ..................................................... 36
3.3. Competencia ....................................................................................................... 37
Tema n.°4: El proceso competencial ................................................................................. 40
4.1. Objeto de control ................................................................................................ 41
4.2. Clases de conflictos ............................................................................................. 45
4.3. Presupuesto ........................................................................................................... 48
4.4. El test de la competencia ................................................................................... 51
De la teoría a la práctica .................................................................................................... 56
Glosario de la Unidad 3 ........................................................................................................... 59
Bibliografía de la Unidad 3 ...................................................................................................... 63

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4 Manual
Introducción

La asignatura de Derecho Procesal Constitucional es de naturaleza obligatoria

para los estudiantes de la carrera, es prerrequisito de la asignatura “Derechos

Humanos y Derecho Comunitario”. Se ubica en el cuarto ciclo de estudios y es

una asignatura de especialidad que busca desarrollar la competencia

específica de Conocimiento del Derecho en el nivel intermedio, referido a

principios relativos a derechos fundamentales.

La asignatura comprende el estudio de los temas de Procesos Constitucionales

y sus aspectos generales. Procesos de Tutela de Derechos: Habeas Corpus,

Amparo, Habeas Data Acción de Cumplimiento. Procesos de Control

Normativo: Inconstitucionalidad, Acción Popular. Proceso Competencial.

Estando a que el artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal

Constitucional establece que “los Jueces interpretan y aplican las leyes o toda

norma con rango de ley y los reglamentos según los preceptos y principios

constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las

resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional”, en la presente guía de

trabajo se publica una recopilación de extractos de las principales sentencias

emitidas por el Tribunal Constitucional y que desarrollan los conceptos más

importantes de carácter procesal, los cuales son de conocimiento obligatorio

para todos los estudiantes de derecho, por cuanto, los jueces de las diversas

instancias vienen aplicando estos conceptos en sus sentencias y calificaciones

de demandas.

Luis Giancarlo Torreblanca Gonzales

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6 Manual
Organización de la Asignatura

Resultado de aprendizaje de la asignatura

Al finalizar la asignatura, el estudiante será capaz de interpretar las reglas y


principios que componen el sistema jurídico sobre los derechos
fundamentales, utilizando el Código Procesal Constitucional, jurisprudencias
del Tribunal Constitucional de contenido procesal y demás normas de
contenido procesal.

Unidades didácticas

UNIDAD 1 UNIDAD 2 UNIDAD 3 UNIDAD 4

Teoría general de Los procesos Control de la Precedentes


los procesos constitucionales Constitucionalida procesales del
constitucionales. de tutela de d Normativa. Tribunal
derechos Constitucional.
fundamentales.

Resultado de Resultado de Resultado de Resultado de


aprendizaje aprendizaje aprendizaje aprendizaje

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interpretar la interpretar las el control los precedentes
teoría general de normas sobre constitucional a vinculantes del
los procesos procesos de casos concretos Tribunal
constitucionales hábeas corpus, sobre Constitucional en
a casos amparo, hábeas discrepancias materia procesal.
concretos sobre data y entre la
violación de los cumplimiento en Constitución y las

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UNIDAD 1 UNIDAD 2 UNIDAD 3 UNIDAD 4

Teoría general de Los procesos Control de la Precedentes


los procesos constitucionales Constitucionalida procesales del
constitucionales. de tutela de d Normativa. Tribunal
derechos Constitucional.
fundamentales.
derechos la elaboración leyes y/o
fundamentales. de demandas reglamentos.
sobre violación
de los derechos
fundamentales.

Tiempo mínimo de estudio

UNIDAD 1 UNIDAD 2 UNIDAD 3 UNIDAD 4

24 horas 24 horas 24 horas 24 horas

8 Manual
UNIDAD 3: TEORÍA GENERAL DE LOS
PROCESOS CONSTITUCIONALES
Diagrama de organización

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10 Manual
Tema n.°1: El control difuso

El Control Difuso de la constitucionalidad de las leyes, es competencia de

cualquier órgano jurisdiccional, sin importar la especialidad; la ley no deja de

estar vigente solo se inaplicará al caso litigioso. Este modelo solo se aplica en

una controversia específica, real y concreta (naturaleza incidental), esto es, se

aplica en un proceso instalado, y cuya decisión judicial de inconstitucionalidad

no va más allá de los linderos del expediente (declaración de inaplicabilidad),

es por ello que se puede afirmar que los efectos de la aplicación del control

difuso sólo afectarán a las partes vinculadas en el proceso, no es Erga Omnes.

En nuestro Código Procesal Constitucional se ha contemplado al control difuso

por cuanto se establece que cuando exista incompatibilidad entre una norma

constitucional y otra de inferior jerarquía, el Juez debe preferir la primera,

siempre que ello sea relevante para resolver la controversia y no sea posible

obtener una interpretación conforme a la Constitución.

No obstante, se ha impuesto límites a dicho control difuso, por ejemplo, se ha

establecido que los Jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya

constitucionalidad haya sido confirmada en un proceso de inconstitucionalidad

o en un proceso de acción popular.

1.1. Control difuso como poder – deber

 “(…) La Facultad de controlar la constitucionalidad de las normas

con motivo de la resolución de un proceso de amparo constituye un

poder-deber por imperativo de lo establecido en el artículo 138º,

segundo párrafo de la Constitución. A ello mismo autoriza el artículo

3º de la Ley N.° 23506. El control difuso de la constitucionalidad de las

normas constituye un poder-deber del Juez al que el artículo 138º de

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la Constitución habilita en cuanto mecanismo para preservar el

principio de supremacía constitucional y, en general, el principio de

jerarquía de las normas, enunciado en el artículo 51º de nuestra

norma fundamental. El control difuso es un acto complejo en la

medida en que significa preterir la aplicación de una norma cuya

validez, en principio, resulta beneficiada de la presunción de

legitimidad de las normas del Estado. Por ello, su ejercicio no es un

acto simple, requiriéndose, para que él sea válido, la verificación en

cada caso de los siguientes presupuestos:

a. Que, en el proceso constitucional, el objeto de impugnación sea un

acto que constituya la aplicación de una norma considerada

inconstitucional (artículo 3º de la Ley N.° 23506).

b. Que la norma a inaplicarse tenga una relación directa, principal e

indisoluble con la resolución del caso, es decir, que ella sea relevante

en la resolución de la controversia.

c. Que la norma a inaplicarse resulte evidentemente incompatible con

la Constitución, aun luego de haberse acudido a interpretarla de

conformidad con la Constitución, en virtud del principio enunciado

en la Segunda Disposición General de la Ley Orgánica del Tribunal

Constitucional” (EXP. N.° 1124-2001-AA/TC, fundamento 13).

1.2. Criterios para su aplicación

 “Teniendo en cuenta que la recurrente cuestiona la aplicación del

artículo 2001º, inciso 4) del Código Civil, en el sentido que prescribe a

los 2 años la acción que proviene de aquella pensión alimenticia a

favor de menores de edad fijada en una sentencia, conviene ahora

12 Manual
verificar los criterios para inaplicar tal norma en el caso de autos.

Previamente, debe aclararse que si bien es frecuente que el control

judicial difuso de constitucionalidad de las leyes es utilizado respecto

del control de una disposición que a su vez contiene un único sentido

interpretativo o norma, se pueden presentar casos como el presente,

en el que una misma disposición (artículo 2001º, inciso 4 del Código

Civil), puede contener varias normas (sentidos interpretativos con

alcance normativo). Con ello, se alude a la distinción

entre disposición (conjunto de enunciados lingüísticos)

y norma (sentido interpretativo que se desprende de la disposición).

Por tanto, si una de estas normas que se desprende del artículo 2001º

inciso 4) del Código Civil ha sido aplicada por un determinado

órgano jurisdiccional, entonces, al ser relevante para la solución del

caso, cabe efectuar el control difuso de tal norma (prescribe a los 2

años la acción que proviene de aquella pensión alimenticia a favor

de menores de edad fijada en una sentencia). (…) Este Tribunal tiene

dicho que el control judicial difuso de constitucionalidad de las

normas legales es una competencia reconocida a todos los órganos

jurisdiccionales para declarar inaplicable una ley, con efectos

particulares, en todos aquellos casos en los que aquella resulta

manifiestamente incompatible con la Constitución (artículo 138º de

la Norma Fundamental). El control difuso es, entonces, un poder-

deber del juez consustancial a la Constitución del Estado

Democrático y Social de Derecho. Conviene siempre recalcar que la

Constitución es una auténtica norma jurídica, la Ley Fundamental de

la Sociedad y del Estado, y un derecho directamente aplicable. En

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general, los criterios que deben seguirse para proceder al control

judicial difuso de constitucionalidad de normas legales son los

siguientes:

Verificación de la existencia de una norma autoaplicativa o que el

objeto de impugnación sea un acto que constituya la aplicación de

una norma considerada inconstitucional 18. Debe verificarse si en el

caso judicial se aplica o amenaza aplicar (Art. 3° CPCons) una norma

legal autoaplicativa, es decir aquella cuya aplicabilidad, una vez

que ha entrado en vigencia, resulta inmediata e incondicionada

(Cfr. Exp. N.º 04677-2004-AA/TC, fundamento 3 y ss.), o de ser el caso

verificarse si en el acto o norma infralegal cuestionados en el proceso

judicial se ha aplicado la norma legal que se acusa de

inconstitucional.

Relevancia del control de la ley respecto de la solución del caso

19. El control de constitucionalidad sólo podrá practicarse siempre

que la ley sobre la que se duda de su validez sea relevante para

resolver la controversia sometida al juez. En ese sentido el juez sólo

estará en actitud de declarar su invalidez cuando la ley se encuentre

directamente relacionada con la solución del caso, término este

último que no puede entenderse como circunscrito sólo a la

pretensión principal, sino que comprende incluso a las pretensiones

accesorias y también a las que se promuevan en vía incidental. El

juicio de relevancia que subyace al ejercicio válido del control de

constitucionalidad no sólo tiene el propósito de recordar el carácter

jurídico del control de constitucionalidad de las leyes, sino también se

establece como un límite a su ejercicio, puesto que, como antes se

14 Manual
ha recordado, está vedado cuestionar hipotética o abstractamente

la validez constitucional de las leyes.

Identificación de un perjuicio ocasionado por la ley 20. En tercer

lugar y directamente relacionado con el requisito anterior, es preciso

que quien plantee al juez la realización del control judicial de

constitucionalidad de la ley acredite que su aplicación le haya

causado o pueda causarle un agravio directo, pues de otro modo el

juez estaría resolviendo un caso abstracto, hipotético o ficticio. A su

vez, para que un planteamiento de esta naturaleza pueda realizarse

en el seno del proceso constitucional de amparo contra resoluciones

judiciales, es preciso que su aplicación (real o futura) repercuta en el

ámbito constitucionalmente protegido de algún derecho sometido a

este proceso y que el afectado lo haya cuestionado oportunamente

en el proceso ordinario, ya que de otro modo no sería posible atribuir

al juez la lesión de alguno de los contenidos del derecho a la tutela

procesal, en los términos del artículo 4º del Código Procesal

Constitucional.

Verificación de la inexistencia de pronunciamiento previo del Tribunal

Constitucional respecto de la constitucionalidad de la ley objeto de

control (…). Asimismo, el ejercicio del control judicial de

constitucionalidad de las leyes tampoco puede realizarse respecto

de leyes o normas con rango de ley cuya validez haya sido

confirmada por este Tribunal en el seno de un control abstracto de

constitucionalidad. Tal límite tiene el propósito de poner en evidencia

que, si bien este Tribunal no tiene el monopolio del control de

constitucionalidad, pues su "cuidado" es una tarea que compete a la

15
sociedad abierta de los intérpretes jurisdiccionales de la Constitución,

sin embargo es en este Tribunal en el que la Constitución ha confiado

su custodia “especializada”. 22. De ahí que el segundo párrafo del

artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional

prevenga que “Los jueces no pueden dejar de aplicar una norma

cuya constitucionalidad haya sido confirmada en un proceso de

inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular”, y también

que la Primera Disposición Final de la Ley N.º 28301, Orgánica del

Tribunal Constitucional, establezca que “Los Jueces y Tribunales

interpretan y aplican las leyes y toda norma con rango de ley y los

reglamentos respectivos según los preceptos y principios

constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que

resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional en

todo tipo de procesos, bajo responsabilidad”. 23. Expuestos los

alcances de este límite al ejercicio del control judicial de

constitucionalidad de las leyes, este Tribunal advierte que, como toda

regla, ésta tiene sus excepciones. A saber:

En primer término, la restricción de efectuar el control de

constitucionalidad respecto de una ley cuya validez fue confirmada

por este Tribunal no rige en aquellos casos en los que la ley,

posteriormente, haya sido declarada nula o sin efectos jurídicos por

su manifiesta incompatibilidad con un tratado sobre derechos

humanos por un Tribunal Internacional de Justicia en materia de

derechos humanos al cual el Estado peruano se encuentre sometido

a su competencia contenciosa. Ese es el caso por ejemplo de las

Leyes de Amnistía N. 26479 y 26492, que fueron consideradas

16 Manual
incompatibles con la Convención Americana de Derechos Humanos

por la Corte Interarmericana de Derechos Humanos en la sentencia

del Caso Barrios Altos, de 18 de septiembre de 2003 (Cf. STC 0275-

2005-PH/TC).

En segundo lugar, el juez podrá realizar el control judicial de

constitucionalidad de una ley en todos aquellos casos en los que, tras

el pronunciamiento de este Tribunal declarando en abstracto la

validez constitucional de una ley; sin embargo, él mismo advirtió que

la aplicación de la ley, en un caso dado y bajo circunstancias

concretas, podría resultar inconstitucional. Así se sostuvo en las

sentencias Nros. 0009-2001-AI/TC, 0010-2002-AI/TC, 0004-2004-AI/TC,

entre otras, donde, al no invalidar en abstracto una ley, este Tribunal

delegó en el juez ordinario realizar el balancing, luego de señalar que

su aplicación podría poner en riesgo determinados bienes

constitucionalmente protegidos.

Finalmente, tampoco es de aplicación el límite al que se hace

referencia, cuando, pese a la existencia de un pronunciamiento de

este Tribunal declarando la validez constitucional de una ley

determinada, posteriormente el Congreso modifica la Constitución –

respetando los límites formales y materiales a los que está sujeto el

poder de la reforma constitucional–, pudiendo dar lugar a un

supuesto de inconstitucionalidad sobreviniente de la ley (Cf. STC

0014-2003-AI/TC y STC 0050-2004-AI/TC). E) Búsqueda de otro sentido

interpretativo que pueda salvar la disposición acusada de

inconstitucionalidad (…). Dadas las consecuencias que el ejercicio

del control difuso puede tener sobre la ley, que es expresión de la

17
voluntad general representada en el Parlamento, el Tribunal ha

recordado que la declaración de inconstitucionalidad debe

considerarse como la última ratio a la que un Juez debe apelar (STC

0141-2002-AA/TC, fundamento 4 “c”; STC 0020-2003-AI/TC,

fundamento 5), habida cuenta que “Los jueces y Tribunales

sólo inaplican las disposiciones que estimen incompatibles con la

Constitución cuando por vía interpretativa no sea posible la

adecuación de tales normas al ordenamiento

constitucional”, conforme dispone la Segunda Disposición General

de la Ley N.º 28301, Orgánica del Tribunal Constitucional. 25. Así, la

necesidad de interpretar la ley conforme con la Constitución no sólo

se presenta como una exigencia lógica y consustancial al carácter

normativo de la Ley Fundamental, que de esta manera impone que

el derecho infraordenado se aplique siempre en armonía con ella,

sino también, en lo que ahora importa, como un límite al ejercicio

mismo del control judicial de constitucionalidad de las leyes, que

demanda de todos los jueces (y de este mismo Tribunal, tanto

cuando actúa como Juez de casos, como cuando ejerce el control

abstracto de constitucionalidad) buscar, hasta donde sea

razonablemente permisible, una interpretación de la ley que

armonice con la Norma Suprema del Estado. F) Verificación de que

la norma a inaplicarse resulta evidentemente incompatible con la

Constitución y declaración de inaplicación de ésta al caso concreto

26. Luego de haber agotado los pasos antes referidos, debe

verificarse si la norma legal objeto de control difuso de constitucional

es manifiestamente incompatible con la Constitución, y si es así,

18 Manual
disponerse su inaplicación al caso concreto. En tal verificación

resultará de particular importancia identificar aquel contenido

constitucionalmente protegido, así como la manifiesta

incompatibilidad de la norma legal respecto del mencionado

contenido constitucional, procedimiento en el que resultará

importante superar el control de proporcionalidad, entre otros que se

estime pertinente, de modo que se argumente correctamente la

decisión judicial” (EXP. N° 02132-2008-PA/TC, fundamentos del 16 al

26).

1.3. El control difuso como parte del deber de motivación

 “Así las cosas, el Tribunal considera que la Cuarta Sala Civil de

Arequipa vulneró el derecho a la motivación de las resoluciones

judiciales al no pronunciarse respecto del control difuso solicitado por

el demandante en el recurso de apelación formulado contra la

Resolución N.° 64 (Cfr. fojas 9 a 17). No se trata de un mero punto

omitido o que carezca de trascendencia, en la medida que

precisamente lo pretendido por el recurrente es la inaplicación de la

modificación introducida por el Decreto Legislativo 1069 al artículo

732 del Código Procesal Civil. Por ello, independientemente de que

la inconstitucionalidad formal denunciada por el accionante tenga

asidero o no, tal cuestión no puede quedar sin respuesta como ha

ocurrido en el caso de autos. Si no se dan las condiciones necesarias

para aplicar el control difuso o si lo esgrimido carece de asidero, ello

debe ser debidamente motivado. Al no haber ocurrido así, el Tribunal

Constitucional estima que se ha violado el derecho fundamental a la

19
motivación de las resoluciones judiciales del demandante” (EXP N°

00966-2014-PA/TC, fundamentos 7 y 8).

1.4. El control difuso arbitral

 “(…) Líneas arriba hemos recordado que, conforme al artículo 139º

inciso 1) de la Constitución, el arbitraje es una jurisdicción

independiente del Poder Judicial o jurisdicción común, que se explica

no como un mecanismo que desplaza al Poder Judicial, ni tampoco

como su sustituto, sino como una alternativa que complementa el

sistema judicial, puesta a disposición de la sociedad para la solución

pacífica de las controversias, básicamente de orden patrimonial de

libre disposición (…). Esto no afecta el principio de unidad de la

función jurisdiccional (que implica que el Estado, en conjunto, posea

un sistema jurisdiccional unitario, en el que sus órganos tengan

idénticas garantías, así como reglas básicas de organización y

funcionamiento), ya que , como ha señalado este Tribunal, “de

ello no se deduce que el Poder Judicial sea el único encargado de

la función jurisdiccional (pues tal función se le ha encargado también

al Tribunal Constitucional, al Jurado Nacional de Elecciones, a la

jurisdicción especializada en lo militar y, por extensión, al arbitraje),

sino que no exista ningún órgano jurisdiccional que no posea las

garantías propias de todo órgano jurisdiccional. Como se ha

mencionado, la función jurisdiccional del Estado es una sola y debe

ser ejercida con todas las garantías procesales establecidas por la

Constitución” (STC 0004-2006-PI/TC, fundamento 10). (…) Siendo el

arbitraje una jurisdicción independiente, como expresamente señala

20 Manual
la Constitución, y debiendo toda jurisdicción poseer las garantías de

todo órgano jurisdiccional (como las del Poder Judicial), es

consecuencia necesaria de ello que la garantía del control difuso de

constitucionalidad, prevista en el segundo párrafo del artículo 138º

de la Constitución, pueda también ser ejercida por los árbitros en la

jurisdicción arbitral, pues el artículo 138° no puede ser objeto de una

interpretación constitucional restrictiva y literal, como exclusiva de la

jurisdicción ordinaria o constitucional; “por el contrario, la susodicha

disposición constitucional debe ser interpretada de conformidad con

el principio de unidad de la Constitución, considerando el artículo 51.º

(…), más aún si ella misma (artículo 38.°) impone a todos –y no solo al

Poder Judicial– el deber de respetarla, cumplirla y defenderla” (STC

3741-2004-AA/TC, fundamento 9). 25. Esto resulta más evidente aún

si se tiene en cuenta que, conforme ya ha destacado este

Tribunal, “el proceso arbitral tiene una doble dimensión pues, aunque

es fundamentalmente subjetivo ya que su fin es proteger los intereses

de las partes, también tiene una dimensión objetiva, definida por el

respeto a la supremacía normativa de la Constitución, dispuesta por

el artículo 51º de la Carta Magna; ambas dimensiones, (subjetiva y

objetiva) son interdependientes y es necesario modularlas en la

norma legal y/o jurisprudencia” (STC 6167-2005-PHC/TC, fundamento

11). En tal sentido, de presentarse en un proceso arbitral una

incompatibilidad entre una norma constitucional y una norma legal,

los árbitros deben preferir la primera. (…) No obstante, el ejercicio del

control difuso de constitucionalidad en la jurisdicción arbitral debe ser

objeto, como se acaba de expresar, de modulación por este

21
Supremo Intérprete de la Constitución, con el propósito de que

cumpla debidamente su finalidad de garantizar la primacía de la

Constitución y evitar así cualquier desviación en el uso de este control

constitucional. Por ello, se instituye la siguiente regla: El control difuso

de la jurisdicción arbitral se rige por las disposiciones del artículo VI del

Título Preliminar del Código Procesal Constitucional y la jurisprudencia

vinculante dictada por este Tribunal Constitucional sobre el control

difuso. Sólo podrá ejercerse el control difuso de constitucionalidad

sobre una norma aplicable al caso de la que dependa la validez del

laudo arbitral, siempre que no sea posible obtener de ella una

interpretación conforme a la Constitución y además, se verifique la

existencia de un perjuicio claro y directo respecto al derecho de

alguna de las partes” (EXP. N.° 00142-2011-PA/TC, fundamentos del 22

al 26).

22 Manual
Tema n.°2: El proceso de inconstitucionalidad

El proceso de inconstitucionalidad tiene por finalidad la defensa de la

Constitución frente a infracciones contra su jerarquía normativa. Esta infracción

puede ser, directa o indirecta, de carácter total o parcial, y tanto por la forma

como por el fondo. Se puede demandar la inconstitucionalidad, total o parcial,

de un decreto legislativo, decreto de urgencia o ley que no haya sido aprobada

como orgánica, si dichas disposiciones hubieren regulado materias reservadas

a ley orgánica o impliquen modificación o derogación de una ley aprobada

como tal.

Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de inconstitucionalidad dejan

sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian. Tienen alcances generales

y carecen de efectos retroactivos. Se publican íntegramente en el Diario Oficial

El Peruano y producen efectos desde el día siguiente de su publicación. Cuando

se declare la inconstitucionalidad de normas tributarias por violación del artículo

74 de la Constitución, el Tribunal debe determinar de manera expresa en la

sentencia los efectos de su decisión en el tiempo. Asimismo, resuelve lo

pertinente respecto de las situaciones jurídicas producidas mientras estuvo en

vigencia.

Finalmente debemos decir que en el proceso de inconstitucionalidad no se

admiten medidas cautelares.

2.1. El tribunal constitucional y la constitución

 “(…) Pero, ¿tiene algún sentido reconocer que la Constitución tiene

carácter jurídico, para luego afirmar que existen actos de los poderes

públicos que escapan al control constitucional ejercido por la

jurisdicción constitucional?, ¿es posible afirmar que todo poder está

23
sometido a la Constitución y a los derechos fundamentales que ella

reconoce, y a la par sostener que los actos de estos poderes están

relevados de control constitucional, pese a que contravienen la

Constitución y los derechos fundamentales? Es inherente a la

condición jurídica de una norma la capacidad de exigir su

cumplimiento jurisdiccionalmente. La ausencia de éste determina la

negación de aquella. Es por ello que Wemer Kaegi sostenía: "dime lo

que piensas de la justicia constitucional y te diré qué concepto de

Constitución tienes." En efecto, afirmar que existen actos de alguna

entidad estatal cuya validez constitucional no puede ser objeto de

control constitucional, supone sostener, con el mismo énfasis, que en

tales ámbitos la Constitución ha perdido su condición de norma

jurídica, para volver a ser una mera carta política referencial, incapaz

de vincular al poder. Pretender que el Tribunal Constitucional se

adhiera a esta tesis, equivale a pretender que abdique del rol de

guardián de la Constitución que el Poder Constituyente le ha

confiado (artículo 201° de la Constitución). Tentativa que, como será

sencillo de entender, jamás será de recibo en sede de este

Colegiado. (…) A todo derecho, valor o principio constitucional,

corresponde un proceso constitucional que le protege (artículo 200º

de la Constitución). La judicialización de la Constitución o, para ser

más exactos, la de todo acto que a ella contravenga, es la máxima

garantía de que su exigibilidad y la de los derechos fundamentales

reconocidos, no está sujeta a los pareceres de intereses particulares;

por el contrario, todo interés individual o colectivo, para ser

constitucionalmente válido, debe manifestarse de conformidad con

24 Manual
cada una de las reglas y principios, formales y sustantivos, previstos en

la Carta Fundamental. (…) Es este marco, corresponde al Tribunal

Constitucional dirimir en última o única instancia los procesos

constitucionales (artículo 202º de la Constitución). A través de sus

sentencias, en su condición de supremo intérprete de la Constitución

(artículo 201 º de la Constitución y 1 º de la Ley N.º 28301 -Ley

Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC)-), no sólo cumple una

función de valoración, sino también pacificación y ordenación. (…)

Como se ha tenido oportunidad de referir: "El Tribunal Constitucional

con frecuencia debe hacer frente a conflictos de la más alta

trascendencia social y política. Esto supone, muchas veces, que las

decisiones jurisdiccionales que adopte, tengan un impacto en los

medios académicos y de comunicación social. No obstante, el

reconocimiento del Estado Social y Democrático de Derecho como

un espacio plural para la convivencia, hace posible que la labor del

máximo intérprete de la Constitución sea la de un auténtico

componedor de conflictos sociales, función que se canaliza, en

forma institucional, a través de los procesos constitucionales. La

argumentación constitucional, es en este contexto, el mejor recurso

de legitimación y persuasión con que cuenta este Tribunal para la

búsqueda del consenso social y el retomo de la armonía. De este

modo logra adhesiones, persuade y construye un espacio para su

propia presencia en el Estado Social y Democrático de Derecho,

erigiéndose como una institución de diálogo social y de construcción

pacífica de la sociedad plural” (EXP. N. 0 5854-2005-PA/TC,

fundamentos 7 a 10).

25
2.2. Finalidad del proceso

 “(…) Mediante el proceso de inconstitucionalidad, la Constitución

Política del Estado ha confiado a este Colegiado el control de

constitucionalidad de las leyes y de las normas con rango de ley. Se

trata de un control abstracto de normas que se origina no en función

de un conflicto de intereses concretos, para cuya solución sea

menester dilucidar con carácter previo el acomodo a la Constitución

de la norma de decisión, sino simplemente en una discrepancia

abstracta sobre la interpretación del texto constitucional en relación

a su compatibilidad con una ley singular. En consecuencia, se trata

de un proceso objetivo, ya que los legitimados no adoptan la

posición estricta del demandante que llega a la instancia a pedir la

defensa de un derecho subjetivo, sino que por el contrario actúan

como defensores de la supremacía jurídica de la Constitución. Es

decir, estamos ante un procedimiento que tiene como propósito,

prima facie, el respeto de la regularidad en la producción normativa

al interior del ordenamiento jurídico, lo que sólo acontece si no se

vulnera la supremacía de la Constitución, de la ley sobre las normas

de inferior jerarquía y así sucesivamente. (…) No obstante, aún

cuando se trata de un proceso fundamentalmente objetivo, también

tiene una dimensión subjetiva, en la medida que son fines esenciales

de los procesos constitucionales garantizar la primacía de la

Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales,

según lo establece el artículo II del Título Preliminar del Código

Procesal Constitucional” (EXP. 00007-2007-PI/TC, fundamentos 10 y

11).

26 Manual
2.3. Principios de interpretación constitucional

 “Reconocida la naturaleza jurídica de la Constitución del Estado,

debe reconocerse también la posibilidad de que sea objeto de

interpretación. No obstante, la particular estructura normativa de sus

disposiciones que, a diferencia de la gran mayoría de las leyes, no

responden en su aplicación a la lógica subsuntiva (supuesto

normativo - subsunción del hecho - consecuencia), exige que los

métodos de interpretación constitucional no se agoten en aquellos

criterios clásicos de interpretación normativa (literal, teleológico,

sistemático e histórico), sino que abarquen, entre otros elementos,

una serie de principios que informan la labor hermenéutica del juez

constitucional. Tales principios son:

a) El principio de unidad de la Constitución: Conforme al cual la

interpretación de la Constitución debe estar orientada a

considerarla como un "todo" armónico y sistemático, a partir del

cual se organiza el sistema jurídico en su conjunto.

b) El principio de concordancia práctica: En virtud del cual toda

aparente tensión entre las propias disposiciones constitucionales

debe ser resuelta "optimizando" su interpretación, es decir, sin

"sacrificar" ninguno de los valores, derechos o principios

concernidos, y teniendo presente que, en última instancia, todo

precepto constitucional, incluso aquellos pertenecientes a la

denominada "Constitución orgánica" se encuentran

reconducidos a la protección de los derechos fundamentales,

como manifestaciones del principio-derecho de dignidad

humana, cuya defensa y respeto es el fin supremo de la

27
sociedad y el Estado (artículo 1 º de la Constitución).

c) El principio de corrección funcional: Este principio exige al juez

constitucional que, al realizar su labor de interpretación, no

desvirtúe las funciones y; competencias que el Constituyente ha

asignado a cada uno de los órganos constitucionales, de modo

tal que el equilibrio inherente al Estado Constitucional, como

presupuesto del respeto de los derechos fundamentales, se

encuentre plenamente garantizado.

d) El principio de función integradora: El "producto" de la

interpretación sólo podrá ser considerado como válido en la

medida que contribuya a integrar, pacificar y ordenar las

relaciones de los poderes públicos entre sí y las de éstos con la

sociedad.

e) El principio de fuerza normativa de la Constitución: La

interpretación constitucional debe encontrarse orientada a

relevar y respetar la naturaleza de la Constitución como norma

jurídica, vinculante in tato y no sólo parcialmente. Esta

vinculación alcanza a todo poder público (incluyendo, desde

luego, a este Tribunal) y a la sociedad en su conjunto” (EXP. N. 0

5854-2005-PA/TC, fundamento 12)

2.4. Inconstitucionalidad por conexidad

 “El propio Código Procesal Constitucional en su artículo 78

expresamente establece que "La sentencia que declare la ilegalidad

o inconstitucionalidad de la norma impugnada, declarará

igualmente la de aquella otra a la que debe extenderse por conexión

28 Manual
o consecuencia". Al respecto, este Tribunal, en más de una

oportunidad, ha dicho que el órgano competente para hacer uso de

la denominada 'inconstitucionalidad por conexidad o consecuencia'

es el Tribunal Constitucional, y que la etapa procesal para realizar

dicho examen es al momento de sentenciar, siempre que se trate de

una disposición normativa no invocada como pretensión en la

demanda y que la misma complemente, precise o concretice el

supuesto o la consecuencia de la disposición declarada

inconstitucional” (EXP. N° 0012-2014-P1/TC, fundamento 3).

2.5. El bloque de constitucionalidad

 “Las normas del bloque de constitucionalidad son aquellas que se

caracterizan por desarrollar y complementar los preceptos

constitucionales relativos a los fines, estructura, organización y

funcionamiento de los órganos y organismos constitucionales, amén

de precisar detalladamente las competencias y deberes funcionales

de los titulares de estos, así como los derechos, deberes, cargas

públicas y garantías básicas de los ciudadanos” (EXP. N° 0013- 2003-

CC/TC, fundamento 10.5).

2.6. La inconstitucionalidad por omisión

“98. Este Tribunal en reiterada jurisprudencia ha precisado que mediante

el proceso de inconstitucionalidad no sólo es posible el control de las

actuaciones positivas del legislador, sino también de sus omisiones

(fundamento 36 de la STC 0006-2008-PI/TC). En este último caso, la

actuación del Tribunal está relacionada con lo que es constitucionalmente

29
necesario y que, no obstante ello no ha sido atendido por el legislador

(fundamento 16 de la STC 00014-2007-PI/TC), facultad que encuentra su

fundamento en los principios de fuerza normativa de la Constitución

(fundamento 12 de la STC 5427-2009-PC/TC) y de colaboración de los

poderes del Estado, a efectos de lograr desarrollos compatibles con la real

vigencia de los derechos fundamentales (fundamento 38 de la STC 0006-

2008-PI/TC). 99. Es así como el presupuesto de la inconstitucionalidad por

omisión radica en el mandato constitucional del cual deriva una

obligación de legislar. En tal sentido, se distingue entre las omisiones

absolutas u omisiones del legislador, donde se incurre en silencios totales

sobre determinadas materias cuya regulación viene exigida desde la

Constitución; y las omisiones relativas u omisiones de la ley, referidas al

silencio de ésta en el extremo que no haya sido normado causando

perjuicio en la tutela de los derechos, es decir, se presentan en el control

de constitucionalidad de un precepto normativo en el que se constata la

exclusión arbitraria o discriminatoria de un beneficio” (Expediente 0020-

2012-P1/TC, fundamentos 98 y 99).

2.7. El control previo de la constitucionalidad de instrumentos

internacionales

 “(…) Que la doctrina constitucional reconoce dos tipos de control de

constitucionalidad de los instrumentos internacionales: uno previo o

preventivo y otro posterior o represivo. El control previo supone la

realización de un examen de constitucionalidad del tratado por un

órgano ad hoc, especializado y autónomo antes de su aprobación,

ratificación o entrada en vigor, mientras que el control

30 Manual
posterior supone la realización de dicho examen de

constitucionalidad una vez producida la incorporación del tratado

en el derecho interno. Ahora bien, no obstante que la tendencia del

derecho constitucional comparado se inclina por el control previo de

constitucionalidad de los instrumentos internacionales, la

Constitución del Perú ha optado por el denominado control posterior.

Asimismo, cabe precisar que lo dispuesto en el segundo párrafo del

artículo 57º de la Constitución – referido a que si un tratado afecta

disposiciones constitucionales, debe ser aprobado por el mismo

procedimiento que rige para la reforma de la Constitución antes de

ser ratificado por el Presidente de la República –, no constituye en

estricto un control previo de constitucionalidad de los tratados en

tanto que el examen de constitucionalidad no está a cargo de un

órgano ad hoc y especializado. (…) Que la diferencia sustancial

entre los dos sistemas radica en que el control previo busca prevenir

precisamente las eventuales contradicciones que pudieran surgir

luego de la entrada en vigor o incorporación del tratado en el

ordenamiento jurídico; ello afirmaría la coherencia normativa y

lógica del sistema de fuentes y evitaría la inseguridad jurídica y la

potencial responsabilidad internacional del Estado, además de

fortalecer la supremacía constitucional, lo cual no sería posible con

un control posterior de constitucionalidad de los tratados; es por tanto

conveniente la implementación en estricto de un sistema de control

previo de constitucionalidad de los instrumentos internacionales

(tratados), previa reforma constitucional de acuerdo a lo establecido

en el artículo 206º de la Constitución” (EXP. N.° 00018-2009-PI/TC,

31
fundamento 17 y 18).

2.8. Efectos de las sentencias

 “(…) El artículo 81 del Código Procesal Constitucional establece que

Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de

inconstitucionalidad dejan sin efecto las normas sobre las cuales se

pronuncian. Tienen alcances generales y carecen de efectos

retroactivos. Se publican íntegramente en el Diario Oficial El Peruano

y producen efectos desde el día siguiente de su publicación. Cuando

se declare la inconstitucionalidad de normas tributarias por violación

del artículo 74 de la Constitución, el Tribunal debe determinar de

manera expresa en la sentencia los efectos de su decisión en el

tiempo. Asimismo, resuelve lo pertinente respecto de las situaciones

jurídicas producidas mientras estuvo en vigencia (énfasis agregado).

35. El mencionado artículo regula este efecto retroactivo de las

Sentencias del Tribunal Constitucional, permitiéndole modular sus

decisiones y resolver respecto de las situaciones jurídicas producidas

durante su vigencia, evaluando el entorno económico, jurídico y

político, a fin de que no se perjudiquen intereses superiores respecto

a los que se han visto afectados por la ley inconstitucional” (EXP. N.O

0002-2006-PI/TC, fundamentos 34 y 35).

32 Manual
Tema n.°3: La acción popular

El proceso de acción popular tiene por finalidad la defensa de la Constitución

frente a infracciones contra su jerarquía normativa. Esta infracción puede ser,

directa o indirecta, de carácter total o parcial, y tanto por la forma como por el

fondo.

La demanda de acción popular procede contra los reglamentos, normas

administrativas y resoluciones de carácter general, cualquiera que sea la

autoridad de la que emanen, siempre que infrinjan la Constitución o la ley, o

cuando no hayan sido expedidas o publicadas en la forma prescrita por la

Constitución o la ley, según el caso.

Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de acción popular podrán

determinar la nulidad, con efecto retroactivo, de las normas impugnadas. En tal

supuesto, la sentencia determinará sus alcances en el tiempo. Tienen efectos

generales y se publican en el Diario Oficial El Peruano.

Finalmente, procede solicitar medida cautelar una vez expedida sentencia

estimatoria de primer grado. El contenido cautelar está limitado a la suspensión

de la eficacia de la norma considerada vulneratoria por el referido

pronunciamiento. Asimismo, si la sentencia que declara fundada la demanda

no es apelada, los autos se elevarán en consulta a la Sala Constitucional y Social

de la Corte Suprema. La consulta se absolverá sin trámite y en un plazo no mayor

de cinco días desde que es recibido el expediente.

3.1. Definición

3.1. La acción popular es una garantía constitucional reconocida en el

numeral 5 del artículo 200 de la Constitución Política del Estado, que

procede contra los reglamentos, normas administrativas, resoluciones y

33
decretos de carácter general, cualquiera sea la autoridad de la que

emanen, que infrinjan la Constitución o la ley. Por su parte, el artículo 76

del Código Procesal Constitucional, ratifica que la demanda de acción

popular procede contra los reglamentos, normas administrativas y

resoluciones de carácter general, cualquiera que sea la autoridad de la

que emanen, siempre que infrinjan la Constitución o la ley, o cuando no

hayan sido expedidas o publicadas en la forma prescrita por la

Constitución o la ley, según el caso.

3.2. Según Garibaldi Pajuelo, el proceso de acción popular constituye un

mecanismo de control concentrado de las normas reglamentarias, que es

ventilado exclusivamente al interior del Poder Judicial y que presenta

como objetivos el velar por la defensa del artículo 51 de la Carta Magna y

el artículo 118 inciso 8 del mismo texto normativo. Así, la acción popular es

el remedio para defender la constitucionalidad y legalidad frente a las

normas administrativas que la contradicen, es decir, es un medio de

control constitucional y legal de tipo jurisdiccional sobre normas inferiores

como son las de nivel administrativo.

3.3. Destacamos que, el Poder Judicial es uno de los tres poderes del

Estado determinado en nuestra Constitución Política, a quien, también se

le ha encargado velar por la supremacía de la norma constitucional como

lo prevé el artículo 138 de la Carta Fundamental, atribución constitucional

que se ejerce con total independencia conforme al inciso 2 del artículo

139 de la norma constitucional, atendiendo que el principio de

independencia del Poder Judicial encuentra su razón en su calidad de

garante de los derechos fundamentales frente a cualquier actuación

arbitraria de los otros poderes, órganos constitucionales, autoridades

34 Manual
públicas o particulares; así en nuestro ordenamiento jurídico, el Poder

Judicial también es responsable de la defensa de la Constitución en los

procesos judiciales y constitucionales de su competencia ejerciendo el

control de constitucionalidad, revisando si las normas que integran el

sistema jurídico son conformes con la norma suprema, conforme a lo

previsto en el segundo párrafo del artículo 138 de la Constitución Política

del Estado que obliga a los jueces a preferir la norma constitucional: “En

todo proceso, de existir incompatibilidad entre una norma constitucional y

una norma legal, los jueces prefieren la primera, igualmente prefieren la

norma legal sobre toda norma de rango inferior”; conteniendo la norma

constitucional un principio en el sentido de norma dirigida a los órganos de

aplicación, que indica cómo deben proceder los magistrados en los casos

de incompatibilidad constitucional de una norma legal y de las normas de

rango inferior, prefiriendo la norma constitucional y la legal según el caso.

3.4. En el proceso de acción popular, se requiere acudir previamente a la

interpretación de las normas cuestionadas, agotando los medios para

ubicar una compatibilidad con las normas constitucionales; por lo que, la

labor hermenéutica y emisión de sentencias interpretativas no son ajenas

a los Jueces del Poder Judicial; en el control judicial de constitucionalidad

de las normas la primera tarea es agotar la búsqueda de una

interpretación acorde a la Constitución y a las Leyes; declarando la

inconstitucionalidad o ilegalidad cuando es manifiesta y no sea factible

encontrar alguna interpretación compatible con las mismas; la labor

interpretativa evita declaraciones innecesarias de inconstitucionalidad,

contribuye a la seguridad jurídica y a mantener el orden de nuestro sistema

normativo, preservando las normas que admitan interpretación conforme

35
a la Constitución y a la ley” (EXPEDIENTE N° 16380-2015 LIMA, considerando

tercero).

3.2. La acción popular como control abstracto

3.2.1. Sobre la Acción Popular. Es necesario recordar que los procesos de

control abstracto de constitucionalidad tienen como propósito

fundamental garantizar la supremacía de la Constitución Política frente a

cualquier otra norma inferior que la infrinja; y, el proceso de acción

popular, como uno de ellos, comparte necesariamente este fin. En este

sentido lo afirma el artículo 75 del Código Procesal Constitucional, al

declarar que los procesos de acción popular y de inconstitucionalidad

tienen por finalidad la defensa de la Constitución frente a infracciones

contra su jerarquía normativa.

3.2.2. Si la supremacía de una norma debe entendida como “la cualidad

que ostenta una norma para generar un deber de obediencia o

catamiento por parte de otras normas, lo que incluye una vocación de

imponerse a las mismas en caso de conflicto, y esto no porque resulte

posterior (criterio cronológico) o más adecuada para regular el caso

(criterio de especialidad) sino en razón de la mayor fuerza que se la

reconoce”; entonces, la supremacía de la Constitución Política implica

forzosamente reconocer la preeminencia que ésta tiene frente al resto de

normas que conforman el ordenamiento jurídico, así como su carácter de

absoluta superioridad jerárquica sobre cualquiera de éstas. No obstante,

esta cualidad formalmente reconocida a la Constitución podría

fácilmente ser afectada por alguna norma de rango inferior que,

desconociendo la supremacía de aquella, entre en conflicto formal o

36 Manual
material con la norma fundamental; en este escenario se comprueba la

utilidad de las garantías constitucionales, como instrumentos destinados a

asegurar que, si esto sucede, el propio sistema jurídico sea capaz de

depurar estas infracciones.

3.2.3. El artículo 200, inciso 5, de nuestra Constitución Política, establece

que la acción popular es una garantía constitucional que procede por

infracción de la Constitución y de la ley, contra los reglamentos, normas

administrativas y resoluciones y decretos de carácter general, cualquiera

sea la autoridad de la que emanen; disposición de la que hace eco el

artículo 76 del Código Procesal Constitucional al declarar: “La demanda

de acción popular procede contra los reglamentos, normas

administrativas y resoluciones de carácter general, cualquiera que sea la

autoridad de la que emanen, siempre que infrinjan la Constitución o la ley,

o cuando no hayan sido expedidas o publicadas en la forma prescrita por

la Constitución o la ley, según el caso” (ACCIÓN POPULAR N° 4651-2017

LIMA. Considerando primero del VOTO EN DISCORDIA DEL SEÑOR JUEZ

SUPREMO BUSTAMANTE ZEGARRA).

3.3. Competencia

 “(…) El Título VII del Código Procesal Constitucional, establece el proceso

de Acción Popular, donde se señala que la demanda puede ser

interpuesta por cualquier persona, y que la competencia es exclusiva del

Poder Judicial, precisando los incisos 1) y 2) del artículo 85° lo siguiente:

1) La Sala correspondiente por razón de la materia de la Corte Superior

del Distrito Judicial al que pertenece el órgano emisor, cuando la

37
norma objeto de la acción popular es de carácter regional o local.

2) La Sala correspondiente de la Corte Superior de Lima, en los demás

casos; ello en concordancia con lo dispuesto en el numeral 2) del artículo

3° de la Ley N° 29497 Ley Procesal del Trabajo que establece que: “Las

Salas Laborales de las Cortes Superiores tienen competencia, en primera

instancia, en las materias siguientes: 1. Proceso de acción popular en

materia laboral, a ser tramitado conforme a la ley que regula los procesos

constitucionales (…)”.(sic.); en este proceso constitucional los jueces se

encuentran facultados a determinar la nulidad con efecto retroactivo de

las normas impugnadas, determinando su alcance en el tiempo; las

sentencias que queden firmes tienen la calidad de cosa juzgada,

vinculan a todos los poderes públicos y producen efectos generales

desde el día siguiente de su publicación en el diario oficial “El Peruano”.

La Acción Popular y el control constitucional de las normas infra legales

por el Poder Judicial también encuentra sustento en el último párrafo del

artículo 138° de la Constitución Política del Perú, que vincula a los jueces

preferir la norma constitucional: “En todo proceso de existir

incompatibilidad entre una norma constitucional y una norma legal, los

jueces prefieren a la primera. Igualmente prefieren la norma legal sobre

toda otra norma de rango inferior.” (sic.), recogiendo la norma

constitucional el Principio de Jerarquía normativa, que indica cómo

deben proceder los magistrados en los casos de incompatibilidad

constitucional de una norma legal y de las normas de rango inferior,

prefiriendo la norma constitucional y la ley según sea el caso; dado que

conforme lo recoge el artículo 51° de la Constitución Política del Estado:

38 Manual
“La Constitución prevalece sobre toda norma legal, la ley sobre las

normas de inferior jerarquía y así sucesivamente”.(sic.); de lo expuesto se

concluye, que los jueces con los procesos a su cargo preservan la

supremacía de la norma constitucional, atienden la presunción de

validez constitucional de las normas legales e infra legales; y solo cuando

las normas no admitan interpretación conforme a la constitución declara

su inconstitucionalidad” (Expediente N° 0049-2017-0-1801-SP-LA-01° (AP).

Considerando quinto).

39
Tema n.°4: El proceso competencial

El Tribunal Constitucional conoce de los conflictos que se susciten sobre las

competencias o atribuciones asignadas directamente por la Constitución o las

leyes orgánicas que delimiten los ámbitos propios de los poderes del Estado, los

órganos constitucionales, los gobiernos regionales o municipales, y que

opongan:

1) Al Poder Ejecutivo con uno o más gobiernos regionales o municipales; 2) A

dos o más gobiernos regionales, municipales o de ellos entre sí

3) A los poderes del Estado entre sí o con cualquiera de los demás órganos

constitucionales, o a éstos entre sí. Los poderes o entidades estatales en

conflicto actuarán en el proceso a través de sus titulares. Tratándose de

entidades de composición colegiada, la decisión requerirá contar con la

aprobación del respectivo pleno.

El conflicto se produce cuando alguno de los poderes o entidades estatales a

que se refiere el artículo anterior adopta decisiones o rehuye deliberadamente

actuaciones, afectando competencias o atribuciones que la Constitución y las

leyes orgánicas confieren a otro. Si el conflicto versare sobre una competencia

o atribución expresada en una norma con rango de ley, el Tribunal declara que

la vía adecuada es el proceso de inconstitucionalidad.

Finalmente, el demandante puede solicitar al Tribunal la suspensión de la

disposición, resolución o acto objeto de conflicto. Cuando se promueva un

conflicto constitucional con motivo de una disposición, resolución o acto cuya

impugnación estuviese pendiente ante cualquier juez o tribunal, éste podrá

suspender el procedimiento hasta la resolución del Tribunal Constitucional.

40 Manual
4.1. Objeto de control

 “5. El proceso competencial no es un proceso abstracto. Su objeto no

es determinar la titularidad de una competencia o atribución con

prescindencia de la existencia de una conducta (un acto o una

omisión) que en concreto sea el elemento desencadenante del

conflicto interórganos. Por ello, el artículo 113º del CPCo., establece

que la sentencia emitida en el proceso competencial “[d]etermina

los poderes o entes estatales a que corresponden las competencias

o atribuciones controvertidas y anula las disposiciones, resoluciones o

actos viciados de incompetencia. Asimismo, resuelve, en su caso, lo

que procediere sobre las situaciones jurídicas producidas sobre la

base de tales actos administrativos. Cuando se hubiera promovido

conflicto negativo de competencias o atribuciones, la sentencia,

además de determinar su titularidad, puede señalar, en su caso, un

plazo dentro del cual el poder del Estado o el ente estatal de que se

trate debe ejercerlas”. 6. Para que resulte procedente el control

constitucional de un acto de un órgano constitucional en el marco

de un proceso por conflicto de competencias o atribuciones, el vicio

que en él anida debe ser de carácter competencial, es decir, debe

conllevar la afectación de las competencias o atribuciones

constitucionales de otro órgano constitucional, sea porque es

representativo de una subrogación inconstitucional en el ejercicio de

dichas competencias, sea porque llanamente impide o dificulta

irrazonablemente su ejecución. 7. Si la afectación de una

competencia es la característica sine qua non del vicio

competencial que puede aquejar a un acto de poder, entender

41
cabalmente cuándo se produce dicha afectación requiere

introducirse en el concepto de competencia. Con relación a ello, el

Tribunal Constitucional tiene expuesto que “[l]a competencia hace

referencia a un poder conferido por la Constitución y demás normas

del bloque de constitucionalidad para generar un acto estatal” [Cfr.

RTC 0013-2003-CC, considerando 10.5.]. Dicho poder se manifiesta en

el ejercicio de alguna función estatal, sea ésta normar, llevar a cabo

o ejecutar un acto administrativo, dirimir conflictos o incertidumbres

jurídicas, o controlar. En tal sentido, el vicio competencial susceptible

de ser conocido en un proceso competencial se presenta cuando un

órgano constitucional se subroga inconstitucionalmente o afecta a

otro en el ejercicio de alguna de estas funciones. 8. Ahora bien,

afectar el ejercicio de dichas funciones es algo distinto a controlar su

validez sustantiva. Lo primero incide en el ejercicio de la

competencia, lo segundo incide en el contenido sustantivo del acto

a través del cual se manifiesta. Una mirada detenida en los tipos de

invalidez en los que pueden incurrir los actos estatales en el marco de

un Estado Constitucional, permitirá clarificar este punto. 9. En el

ámbito de un Estado Constitucional, para que un acto sea válido,

debe cumplir, esencialmente, con tres condiciones formales y con

una condición sustantiva. Las condiciones formales son:

a. Haber sido emitido por el órgano competente (condición de

competencia formal.)

b. Haberse circunscrito al ámbito material predeterminado por el

sistema jurídico (condición de competencial material

c. Haberse observado el procedimiento preestablecido para su

42 Manual
dictado (condición de procedimiento). La condición sustantiva

es que el contenido del acto (lo que ordena, prohíbe o permite),

resulte conforme con los derechos, valores y principios

sustantivos reconocidos en la Constitución. De ello resulta que

un acto puede ser válido desde un punto de vista formal e

inválido desde un punto de vista sustantivo, o a la inversa. Es

evidente que las condiciones de competencia formal y las

condiciones de competencia material de validez de los actos

son, en cierto modo, “dos caras de la misma moneda”: si un

acto incurre en un vicio de competencia formal, es porque no

debió ser dictado por un concreto órgano, y ello determina que

este órgano haya incurrido en un vicio de competencia

material al haberse ocupado de una materia reservada a otro.

10. Pues bien, teniendo en cuenta lo expuesto y lo previsto en

el artículo 110º del CPCo, puede concluirse que, tratándose de

actos de los órganos constitucionales, el proceso competencial

tiene como condición necesaria de procedencia la existencia

de un vicio competencial en dichos actos, es decir, vinculado

con las condiciones de competencia formal y material para su

validez constitucional, al tiempo que puede controlarse que no

se afecte la ejecución de actos por parte de otros órganos

constitucionales en el marco de sus competencias

constitucionales formales y materiales. Ello, desde luego, no

impide que adicionalmente pueda emitirse algún juicio

contingente relacionado con la validez formal procedimental o

con la validez sustancial del acto controlado. Empero, es su vicio

43
competencial de validez, entendido en los términos antes

expuestos, el requisito determinante para la procedencia del

proceso competencial. 11. Cierto es que, en última instancia,

desde un punto de vista teórico, todo problema de validez

jurídica puede ser reconducido a criterios formales, dejando de

lado los criterios sustantivos. Así, por ejemplo, podría afirmarse

que una ley ordinaria dictada por el Congreso que viola un

derecho fundamental, en definitiva instancia, incurre en un vicio

de competencia y no sustantivo, pues no se hablaría de

violación, sino de mera modificación o derogación en caso de

que la norma hubiese sido dictada por el poder de reforma

constitucional conforme al procedimiento preestablecido. No

obstante, esta visión es ajena a la perspectiva de un Estado

Constitucional, que cuenta entre sus rasgos esenciales no solo

con el reconocimiento al más alto nivel normativo de unos

derechos fundamentales cuyo contenido determina la validez

sustantiva de toda norma o acto, sino además con el

reconocimiento —tal como sucede en el sistema peruano— de

que el contenido esencial de dichos derechos fundamentales

actúa como límite sustantivo de validez de los actos del propio

poder de reforma constitucional [Cfr. STC 0050-2004-PI / 0051-

2004-PI / 0007-2005-PI / 0009-2005-PI, fundamentos 36 a 39].

12. Pero ello es una cosa, y otra, muy distinta, concluir que la

violación del contenido sustantivo de la Constitución (los

derechos, valores o principios reconocidos por ella), por parte

de un acto estatal que cumple con las condiciones de

44 Manual
competencia formal y material para su validez constitucional,

pueda ser controlada a través de un proceso competencial. Ello

supondría desnaturalizar la naturaleza y finalidad del proceso,

previa desvirtuación del tipo de vicio que puede dar mérito a su

conocimiento, a saber, el vicio competencial. Desde luego, con

lo dicho no pretende sostenerse que los vicios de validez

sustantiva en los que puedan incurrir los actos de poder no

puedan ser controlados por la jurisdicción constitucional. Tan

solo se sostiene que dicho control, dada la naturaleza y finalidad

del proceso competencial, no puede manifestarse en su seno

(cuando menos no como núcleo del análisis), debiendo

ventilarse en el marco de los procesos constitucionales de

control de actos (amparo, hábeas corpus y hábeas data)” (EXP.

N.° 00001-2010-CC/TC, fundamentos del 5 al 12).

4.2. Clases de conflictos

 “2. Conforme establece el artículo 110º del Código Procesal

Constitucional (CPCo.), el conflicto competencial “se produce

cuando alguno de los poderes o entidades estatales [legitimados

para participar en el proceso] adopta decisiones o rehuye

deliberadamente actuaciones, afectando competencias o

atribuciones que la Constitución y las leyes orgánicas confieren a

otro”. El conflicto competencial, típicamente, se genera cuando más

de un órgano constitucional reclama para sí la titularidad de una

misma competencia o atribución (conflicto positivo), o cuando, en

contraposición a ello, más de un órgano constitucional se considera

45
incompetente para llevar a cabo un concreto acto estatal (conflicto

negativo). Pero no son estos los únicos supuestos que pueden

desencadenar un conflicto competencial susceptible de ser dirimido

por este Tribunal, pues también cabe que se susciten los

denominados conflictos por omisión de cumplimiento de acto

obligatorio. En palabras de este Colegiado, “si bien es cierto que los

‘típicos’ conflictos positivo y negativo de competencia pueden dar

lugar al proceso competencial, también lo es que cuando el artículo

110º del CPConst. establece que en éste pueden ventilarse los

conflictos que se suscitan cuando un órgano rehuye

deliberadamente actuaciones ‘afectando’ las competencias o

atribuciones de otros órganos constitucionales, incorpora también en

su supuesto normativo a los conflictos por omisión [de] cumplimiento

de acto obligatorio, pues no cabe duda de que cuando un órgano

omite llevar a cabo una actuación desconociendo las competencias

constitucionales atribuidas a otro órgano constitucional, las ‘afecta’.

No se trata pues de la disputa por titularizar o no una misma

competencia, sino de aquella que se suscita cuando, sin reclamarla

para sí, un órgano constitucional, por omitir un deber constitucional o

de relevancia constitucional, afecta el debido ejercicio de las

competencias constitucionales de otro” [Cfr. STC 0005-2005-CC,

fundamento 23]. 3. Asimismo, este Tribunal ha desarrollado en su

jurisprudencia el denominado conflicto constitucional por

menoscabo de atribuciones constitucionales, el cual ha clasificado

en: a) conflicto constitucional por menoscabo en sentido estricto,

que se produce cuando, sin existir un conflicto en relación con la

46 Manual
titularidad de una competencia o atribución, un órgano

constitucional ejerce su competencia de un modo tal que afecta el

adecuado ejercicio de las competencias reservadas a otro órgano

constitucional; b) conflicto constitucional por menoscabo de

interferencia, que se produce cuando los órganos constitucionales

tienen entrelazadas sus competencias en un nivel tal que uno o

ninguno de ellos puede ejercer debidamente sus competencias sin la

cooperación del otro; y, c) conflicto constitucional por menoscabo

de omisión, producido cuando un órgano constitucional, al omitir el

ejercicio de una competencia, afecta la posibilidad de que otro

ejerza debidamente las suyas [Cfr. STC 0006-2006-CC,

fundamentos 19 a 23]. 4. Ahora bien, vistas con detenimiento las

cosas, cabe precisar que los denominados conflicto por omisión de

cumplimiento de acto obligatorio y conflicto constitucional por

menoscabo de omisión representan dos supuestos de conflicto

sustancialmente idénticos, por lo que no existe mérito constitucional

para diferenciarlos. Así, por ejemplo, cuando la Superintendencia de

Banca y Seguros desconoció su deber de solicitar previamente

opinión al Banco Central de Reserva para la autorización o

denegación de la transformación de una sucursal de empresa

financiera extranjera en una empresa constituida en territorio

peruano, omitió un acto de cumplimiento obligatorio —es decir,

omitió ejercer una competencia reglada— afectando la posibilidad

de que otro órgano constitucional —a saber, el Banco Central de

Reserva— ejerciera debidamente sus competencias [Cfr. STC 0005-

2005-CC]. En estricto pues, no siendo el conflicto por omisión de

47
cumplimiento de acto obligatorio nada distinto al conflicto

constitucional por menoscabo de omisión, y tomando en cuenta que

todo conflicto por menoscabo de atribuciones constitucionales

implica la adopción de una conducta (acto u omisión) por parte de

un órgano constitucional que “afecta” el ejercicio adecuado de las

competencias de otro, puede sostenerse que este último tipo de

conflicto (el conflicto por menoscabo de atribuciones

constitucionales) —así como los conflictos positivos y negativos—

también se encuentra previsto en el artículo 110º del CPCo., en tanto

que, como quedó expuesto, el precepto reza que el conflicto

competencial se produce “cuando alguno de los poderes o

entidades estatales [legitimados para participar en el proceso]

adopta decisiones o rehuye deliberadamente

actuaciones, afectando competencias o atribuciones que la

Constitución y las leyes orgánicas confieren a otro” (subrayado

agregado)” (EXP. N.° 00001-2010-CC/TC, fundamentos del 2 al 4).

4.3. Presupuesto

 “(…) En sentencia anterior el Tribunal Constitucional ha señalado que,

para que se verifique la presencia de un conflicto de competencias

o de atribuciones, debe concurrir un elemento subjetivo y otro

objetivo. Así, se ha señalado que el elemento subjetivo implica

que los sujetos involucrados en el conflicto cuenten con legitimidad

para obrar, siendo estos los órganos constitucionales, poderes del

Estado y gobiernos locales o regionales por expresa disposición hoy

del art. 109 del Código Procesal Constitucional. Es decir, se trata de

48 Manual
un caso de legitimidad especial. Mientras que, de acuerdo al

elemento objetivo, la materia del conflicto debe tener una dimensión

constitucional, es decir, deberá tratarse de competencias o

atribuciones derivadas de la Carta Fundamental o, prima facie, de

las leyes orgánicas respectivas, quedando, de este modo, fuera de

la competencia de este Tribunal cualquier conflicto de materia

administrativa o de otra índole, ya sea porque no existe coincidencia

de sujetos o porque se advierte falta de materia constitucional. Se

reconoce, así, una reserva de jurisdicción constitucional de los

conflictos de competencia a favor del Tribunal Constitucional. (…) En

el caso de autos el elemento subjetivo se configura plenamente pues

se trata de dos Poderes del Estado cuya legitimación para actuar

dentro de un proceso competencial viene reconocida directamente

por la Constitución (artículo 200º, inciso 3) y por el artículo 109º del

Código Procesal Constitucional, según el cual “(...) el Tribunal

Constitucional conoce de los conflictos que se susciten sobre las

competencias o atribuciones asignadas directamente por la

Constitución o las leyes orgánicas que delimiten los ámbitos propios

de los poderes del Estado, los órganos constitucionales, los gobiernos

regionales o municipales, y que opongan: (...) 3) A los poderes del

Estado entre sí o con cualquiera de los demás órganos

constitucionales, o a éstos entre sí (...)”. En lo que toca al elemento

objetivo, el demandante señala que las atribuciones afectadas por

el Poder Judicial son las previstas en los artículos 118º, incisos 1 y 9, y

121º y 128º de la Constitución. Frente a tal aserto, el demandado

estima que no existe un conflicto de naturaleza constitucional por dos

49
razones:

.1. porque es evidente que las atribuciones previstas a favor del Poder

Ejecutivo en las disposiciones constitucionales antes mencionadas no

precisan ser reconocidas a través de un proceso competencial. 2)

porque el supuesto conflicto se daría en virtud a una ley ordinaria y

no a una de naturaleza constitucional o ley orgánica. (…) El Tribunal

Constitucional disiente de las afirmaciones del demandado. De

primera intención debe recalcarse que la jurisprudencia de este

Colegiado distingue entre conflicto constitucional de competencias

y conflicto constitucional de atribuciones. Así, mientras el primero está

relacionado con el gobierno nacional, los gobiernos regionales y los

gobiernos locales (de acuerdo con los artículos 191°, 192° y 197° de la

Constitución, Ley Orgánica de Gobiernos Regionales, Ley Orgánica

de Municipalidades y Ley de Bases de la Descentralización), el

segundo tiene que ver con las posibilidades jurídicas de actuación

que la Constitución y las normas que la desarrollan confieren a los

poderes del Estado y a los órganos constitucionales. 11. La

comprobación de la presencia del elemento objetivo en el proceso

competencial, si bien tiene como punto de partida lo que las partes

del proceso señalan, le corresponde al Tribunal Constitucional dada

su condición de instancia suprema y única de resolución de los

conflictos constitucionales de competencias y de conflictos

constitucionales de atribuciones. Por ello si bien el demandante hace

mención a las atribuciones del MINCETUR previstas en las Leyes 27153

y 27796, que regulan la explotación de los Juegos de Casino y

Máquinas tragamonedas, el Tribunal Constitucional aprecia que, en

50 Manual
estricto, el conflicto constitucional gira en torno a las atribuciones

previstas en el artículo 118º, incisos 1 y 9 de la Constitución” (EXP. N.°

0006-2006-PC/TC, fundamentos del 6 al 11).

4.4. El test de la competencia

 “Esto Colegiado estima que la resolución de la presente controversia

exige la aplicación del test de la competencia, de modo que se

impone reseñar sus principios y cláusulas. De acuerdo con lo

señalado en sentencia anterior (SSTC 0020 y 0021-2005-PIITC,

fundamentos 32 a 79), el test de la competencia está estructurado

según determinados principios constitucionales, los que a

continuación se precisan. A) Principio de Unidad: De acuerdo con

este principio, el Estado peruano es unitario y descentralizado

(artículo 43° de la Constitución), lo cual quiere decir que es un Estado

en el cual los gobiernos regionales y locales no sólo tienen autonomía

administrativa, sino también económica y, lo que es más importante,

autonomía política. Esta última se traduce, de un lado, en la elección

de sus órganos por sufragio directo (artículo 191.° de la Constitución),

y, de otro, en la capacidad de dictar normas con rango de ley

(artículo 192. 6 y 200. 4 de la Constitución). 6. El proceso de

descentralización parte de la unidad y va desarrollando las

competencias en los gobiernos regionales para evitar el centralismo;

las regiones se establecen dentro del Estado unitario y a partir de él,

por lo que la competencia es residual, lo que significa que la

competencia que no ha sido asignada claramente o simplemente

no ha sido asignada, queda en el Estado unitario. • Principio de

51
cooperación, y lealtad nacional y regional.- Este principio implica

que el carácter descentralizado del Estado peruano no es

incompatible con la configuración de Estado unitario, toda vez que

si bien aquél supone el establecimiento de órganos de poder

territorialmente delimitados, a los cuales se les dota de autonomía

política, económica y administrativa, su ejercicio debe realizarse

dentro del marco constitucional y legal, a fin de que regular el reparto

competencial de los Gobiernos Regionales y Municipales. • De este

principio se derivan, a su vez, deberes concretos tanto para el

gobierno nacional como para los gobiernos regionales. Así, el

gobierno nacional debe observar el principio de lealtad regional, lo

que implica su cooperación y colaboración con los gobiernos

regionales. Del mismo modo, los gobiernos regionales deben cumplir

el principio de lealtad nacional, en la medida en que no pueden

afectar, a través de sus actos normativos, fines estatales; por ello no

pueden dictar normas que se encuentren en contradicción con los

intereses nacionales que se derivan de la Constitución. • Principio de

taxatividad y cláusula de residualidad. Si bien es cierto que la

cláusula de residualidad no está expresamente reconocida en la

Constitución, sí es posible que se entienda reconocida tácitamente

en el artículo 192.10. Por tanto, las competencias regionales sólo serán

aquellas que explícitamente estén consagradas en la Constitución y

en las leyes de desarrollo de descentralización, de modo que lo que

no esté señalado en 'ellas, será de competencia exclusiva del

gobierno central. Los gobiernos regionales, por tanto, no tienen más

competencias que las que la Constitución y las leyes orgánicas les

52 Manual
hayan concedido. De ahí que se encuentren sometidos al principio

de taxatividad, y que las competencias que no les han sido

conferidas expresamente correspondan al gobierno nacional

(cláusula de residualidad). • Principio de control y tutela.- La

exigencia que proyecta este principio consiste en que los gobiernos

regionales y locales están sujetos a instancias de control y tutela por

parte de órganos nacionales competentes. Tal principio, que se

encuentra recogido en el artículo 199° de la Constitución, señala que

los gobiernos regionales y locales son fiscalizados por sus propios

órganos de control y por los organismos que tengan tal atribución por

mandato constitucional o legal, y están sujetos al control y supervisión

de la Contraloría General de la República, la que organiza un sistema

de control descentralizado y permanente; pero también a un sistema

de control interno. B) Principio de competencia. - El principio de

competencia está estructurado, a criterio del Tribunal Constitucional,

por los principios de distribución de competencias, el bloque de

constitucionalidad de las ordenanzas regionales y la integración de

otras normas en dicho bloque. Distribución de competencias. - En el

Estado unitario y descentralizado regional, la potestad normativa está

distribuida entre órganos nacionales y regionales, además de los

locales. La autonomía político-normativa de los gobiernos regionales

supone la facultad de crear derecho y no sólo de ejecutarlo.

Precisamente por ello, el Estado debe concebirse como un Estado "

unitario y descentralizado", es decir, como aquel en el que la

descentralización, al alcanzar una manifestación político-normativa,

fundada en el principio constitucional de la autonomía, prevista en

53
los artículos 191° y 194° de la Constitución, acepta la coexistencia de

subsistemas normativos (nacional, regional y local). La creación de

gobiernos regionales con competencias normativas comporta la

introducción de tantos subsistemas normativos como gobiernos

regionales existan al interior del ordenamiento jurídico peruano. Pero

la articulación de las fuentes en un ordenamiento de tal naturaleza

no puede efectuarse exclusivamente bajo los alcances del principio

de jerarquía, sino conforme al principio de competencia. En efecto,

dado que las ordenanzas regionales son normas con rango de ley

(artículo 200.4 de la Constitución), no se encuentran jerárquicamente

subordinadas a las leyes nacionales del Estado, por lo que para

explicar su relación con éstas no hay que acudir al principio de

jerarquía, sino al principio de competencia, pues tienen un ámbito

normativo competencial distinto. El bloque de constitucionalidad

para la evaluación de las ordenanzas regionales cuestionadas. En el

bloque de constitucionalidad cuentan tanto las leyes orgánicas que

desarrollan el régimen constitucional de los Gobiernos Regionales

como también las leyes que tengan relación con esta materia. (1) La

integración en el Bloque de Constitucionalidad de las leyes

orgánicas- Las leyes orgánicas encargadas de determinar las

competencias de los gobiernos regionales son la LBD y la LOGR.

Dichas competencias, de conformidad con el artículo 13° de la

referida ley, pueden ser exclusivas, compa11idas o delegadas. En

tanto las competencias compartidas dan lugar a funciones

específicas que cada uno de los niveles de gobierno debe llevar a

cabo, tales funciones, en el caso de los gobiernos regionales, han sido

54 Manual
recogidas en su respectiva ley orgánica; específicamente en sus

artículos 47.° a 64.° De este modo, la validez de las ordenanzas

regionales se encuentra sujeta al respeto del marco normativo

establecido tanto en la LBO como en la LOGR, por lo que éstas

forman parte del parámetro de control en la presente causa. (2) La

integración en el Bloque de Constitucionalidad de otras normas

legales.- Lo anterior no significa que allí se agoten las normas que

pueden conformar el bloque de constitucionalidad. La apertura de

éste a otras normas, sean éstas leyes orgánicas o simples leyes

estatales o decretos legislativos, depende del tipo de materias que

hayan sido reguladas por una ordenanza regional y, particularmente,

de la clase de competencia (exclusiva, compartida o delegable) de

que se trate. Existe, por tanto, un parámetro "natural" de control de

constitucionalidad de las ordenanzas regionales, que se encuentra

integrado por la Constitución, la LEO y la LOGR; pero también,

tratándose ele la regulación de determinadas materias, el bloque de

constitucionalidad puede estar conformado, adicionalmente, por

otras leyes nacionales. En estos casos, dichas normas forman parte de

lo que podría denominarse un parámetro "eventual" de

constitucionalidad (EXP N. o 0024-2006-PI/TC, fundamentos del 4 al 7).

55
De la teoría a la práctica

Aspillaga Anderson Hermanos S.A., adquirió el fundo “La Otra Banda”, cuyo

dominio se encuentra inscrito en el asiento 40, fojas 25, Tomo 78 del Registro de

la Propiedad Inmueble de Chiclayo.

El fundo “La Otra Bamba”, sin proceso de expropiación, es inscrito en el asiento

1, fojas 55-56, Tomo 391 y en la Ficha 16943 del Registro de la Propiedad

Inmueble de Chiclayo, a nombre del Proyecto Especial Jequetepeque–Zaña,

debido a que fue adjudicada a su favor por el artículo 410 del Decreto

Legislativo N.º 556.

El Proyecto Especial Jequetepeque–Zaña despoja de la propiedad y posesión

del Fundo “La Otra Bamba” a sus legítimos propietarios.

El 17 de diciembre del 2004, Aspillaga Anderson Hermanos S.A. interpone acción

de amparo en contra del Proyecto Especial Jequetepeque–Zaña, solicitando se

deje sin efecto el artículo 410 del Decreto Legislativo Nº 556, por ser

inconstitucional.

El Tribunal Constitucional declara FUNDADA la demanda ordenando el cierre de

la ficha registral en la que se adjudica el fundo “La Otra Bamba” a favor del

Proyecto Especial Jequetepeque–Zaña, por cuanto, “El artículo 410 del Decreto

Legislativo N° 556 dispone “Transfiérase al dominio de las autoridades

Autónomas y proyectos especiales del Instituto Nacional de Desarrollo ubicadas

en la zona de costa, todas la tierras eriazas comprendidas en su ámbito

debiendo inscribirse la propiedad de las mismas en los Registros Públicos por el

sólo mérito de la presente Ley” (…) Sobre el particular este Tribunal considera

que el contenido normativo del artículo 410 del Decreto Legislativo N° 556

infringe no sólo el artículo 70 de la Constitución de 1993, sino también, en su

momento, el artículo 125 de la Constitución de 1979, vigente al momento en

56 Manual
que se produjo la primera transferencia de dominio, pues constituye una norma

de expropiación que, en primer término, no fue emitida por el Congreso de la

República sino por el Poder Ejecutivo, a pesar de que las Constituciones referidas

disponen expresamente que el acto de expropiación debe realizarse mediante

una ley y no por un decreto legislativo, así como que el órgano competente

para ello es el Congreso de la República y no el Poder Ejecutivo (…) De otra

parte, este Tribunal también considera que el artículo 410 del Decreto Legislativo

N.° 556 en la práctica constituye una norma de confiscación pues tiene como

finalidad el apoderamiento de la totalidad o de parte considerable de los

bienes de una persona, por parte del Estado, sin que exista ley del Congreso de

la República, sin que se presenten algunos de los motivos contemplados en la

Constitución para que proceda la expropiación, y sin indemnización (…)

Teniendo presente ello, este Tribunal considera que las transferencias de dominio

que fueron inscritas a favor del Instituyo Nacional de Desarrollo, resultan

inconstitucionales al haberse sustentado en una norma formalmente

inconstitucional. Consecuentemente, ha quedado demostrado la vulneración

del derecho de propiedad de la demandante, pues su terreno constituido por

el fundo “La Otra Banda” fue objeto de actos de expropiación

inconstitucionales realizados en contravención del artículo 125 de la

Constitución de 1979 y del artículo 70 de la Constitución de 1993 (…) Finalmente

este Tribunal considera que el artículo 410.º del Decreto Legislativo N.° 556

también resulta inconstitucional por el fondo, pues formaba parte de la Ley de

Presupuesto del Sector Público para el año 1990, que como tal sólo se

encontraba destinada a regular la función administrativa y financiera del

Estado, así como los ingresos y gastos fiscales”.

Como se puede apreciar, el Tribunal Constitucional declaró inconstitucionales

57
determinadas normas legales, pero sólo para el caso concreto, por cuanto no

se estaba tramitando un proceso de inconstitucionalidad, sino más bien, un

proceso de amparo, por lo que sólo se podía aplicar el control difuso.

58 Manual
Glosario de la Unidad 3

Acción de inconstitucionalidad

La finalidad de esta acción es la defensa de la supremacía de la Constitución

en su condición de ley suprema. En este sentido, a través de la acción de

inconstitucionalidad, el Tribunal Constitucional evalúa si una ley o una norma

con rango de ley, transgrede, por la forma o por el fondo, la norma

fundamental. Se trata de un juicio abstracto respecto a dos normas de diversa

jerarquía: por un lado, la Constitución que sirve de parámetro, y por el otro lado,

la ley o la norma con rango de ley, que es la norma sometida a control 1.

Acción Popular

La Acción Popular se concibe como un proceso de control abstracto de normas

de carácter general. Se diferencia, entre otras cosas, del proceso de

inconstitucionalidad, por las normas que controla y el tipo de examen que

propone (tanto legalidad como inconstitucionalidad)2.

Aquí debemos decir que en un recorrido por el texto constitucional

norteamericano no encontraremos ninguna norma que autorice,

expresamente, que un juez deje sin efecto las leyes emitidas por el Congreso; sin

embargo, el segundo párrafo del artículo IV dispone: “Esta Constitución, y las

leyes de los Estados Unidos que en su consecuencia se dicten y todos los

tratados celebrados o que se celebren bajo la autoridad del gobierno de los

Estados Unidos serán la ley suprema de esta tierra; y los jueces de cada Estado

1
RIOJA BERMÚDEZ, Ale xander. (2018). Constitución Política comentada y su aplicación
jurisprudencia l, Lima : Juris ta Editores, p. 904.
2
CRUCES BURGA, Alberto. (2015). P rocedencia de la demanda de acción popular. Código P rocesal
Constituciona l Comentado, Tomo II, Lima : Gaceta Jurídica, p. 108.

59
estarán obligados por ellos, no obstante lo que establezca en contrario

cualquier Constitución o leyes de cualquier Estado”, es decir, la potestad de

controlar la constitucionalidad de las leyes no nació de un mandato expreso,

sino de la interpretación del mandato de la supremacía de la Constitución

frente a la ley, mandato que está presente en casi todas las constituciones

iberoamericanas. Otro punto que debemos resaltar sobre este importante caso,

es que nadie solicitó un control de constitucionalidad, por lo que éste se dio de

oficio, en este sentido, para aplicar el control difuso no necesitamos un mandato

expreso, sino más bien, basta que se haya declarado la supremacía de la

Constitución frente a cualquier ley, además, para realizar este control, tampoco

necesitamos un pedido expreso, basta que esté en juego dicha supremacía

para que el juez actúe de oficio3.

Aquí se buscaba dejar el control de la constitucionalidad a un ente

específicamente determinado, sin embargo, no existía unanimidad sobre quién

debía ser este órgano concentrado, ya que para Schmitt debería ser parte del

poder del Jefe de Estado, mientras que, para Kelsen, se debía crear un ente

llamado Tribunal Constitucional. Después de la Segunda Guerra Mundial, en casi

todos los países que salían de una etapa de dictadura y totalitarismo se dieron

constituciones que incorporaban Tribunales Constitucionales: Japón (1947),

Italia (1948) y Alemania (1949). Éxito que dio origen a que los Tribunales

Constitucionales ya no sean privilegio de los países europeos y de los países

partícipes en la Segunda Guerra Mundial, por lo que los Tribunales

Constitucionales se extendieron en diversas partes del mundo4.

3
GARAY, Albe rto F. “La enseñanza de l caso “Marbury vs. Madison”. P ublicado en: Academia. Revis ta
sobre enseñanza de l Derecho año 7, núme ro 13, 2009, ISSN 1667-4154, pp. 121-136.
4
LANDA ARROYO, César (2003). Tribuna l Constituciona l y Estado De mocrático. Se gunda Edición.
Lima : Editoria l Pa lestra, pp. 66-67.

60 Manual
C

Control concentrado

Esta experiencia norteamericana sobre el control de la constitucionalidad

difuso, no fue bien vista en Europa, quienes prefirieron crear un modelo llamado

“concentrado”, el cual estuvo plasmado en el proyecto de 1918, el mismo que

fue sancionado por el parlamento austriaco en 1919 e incluido en la Carta

Fundamental de Austria de 1920. Posteriormente, Checoslovaquia y la

República Española en 1931 también acogieron a este modelo5.

Control difuso

Es por todos conocido que el control de constitucionalidad difuso tuvo su

nacimiento con el caso Marbury v. Madison, debido a que por primera vez la

Corte Suprema Norteamericana declaró la inconstitucionalidad de una ley

sancionada por el Congreso Federal.

En este sentido, podemos afirmar que hoy en día el control concentrado se

confía a un Tribunal Constitucional distinto a los tres poderes clásicos (Legislativo,

Judicial y Ejecutivo), por lo que este Tribunal es el único “juez de la ley”, la cual

se juzga por pedido expreso, aunque es restringida la legitimidad de las partes,

por lo que no cualquier persona cuenta con la potestad de solicitar la

inconstitucionalidad de una ley; sin embargo, una vez señalada la

inconstitucionalidad de la ley, sus efectos son para todos los ciudadanos,

debido a que se considera a este Tribunal como un legislador negativo 6.

Proceso competencial: Tiene por objeto resolver un conflicto o controversia por

invasión de competencias o atribuciones otorgadas por la Constitución a un

5
GARCÍA BELAUNDE, Domingo (1998). “La Jurisdicción Constituciona l y e l mode lo dua l o para lelo”.
En: La Justicia Constituciona l a fina les de l s iglo XX. Año VII – Nº 6. Huanca yo: Pa lestra Editores, p. 141.
6
MONROY CABRA, Marco Gerardo (2007). Ensayos de teoría constituciona l y De recho Internaciona l,
Colombia : Editoria l Univers idad de Rosario, p. 163.

61
órgano constitucional, es decir, que el Tribunal Constitucional o quien haga sus

veces cumple la función de garante del reparto del poder7.

7
BUSTAMANTE ZEGARRA, Ra miro Antonio. (2015). P roceso competencia l. Legitimación y
representación. Código P rocesal Constituciona l Comentado, Tomo II, Lima : Gaceta Jurídica, p. 321.

62 Manual
Bibliografía de la Unidad 3

BUSTAMANTE ZEGARRA, Ramiro Antonio. (2015). Proceso competencial.

Legitimación y representación. Código Procesal Constitucional

Comentado, Tomo II, Lima: Gaceta Jurídica.

CRUCES BURGA, Alberto. (2015). Procedencia de la demanda de acción

popular. Código Procesal Constitucional Comentado, Tomo II, Lima:

Gaceta Jurídica.

GARAY, Alberto F. “La enseñanza del caso “Marbury vs. Madison”. Publicado en:

Academia. Revista sobre enseñanza del Derecho año 7, número 13, 2009,

ISSN 1667-4154.

GARCÍA BELAUNDE, Domingo (1998). “La Jurisdicción Constitucional y el modelo

dual o paralelo”. En: La Justicia Constitucional a finales del siglo XX. Año VII

– Nº 6. Huancayo: Palestra Editores.

LANDA ARROYO, César (2003). Tribunal Constitucional y Estado Democrático.

Segunda Edición. Lima: Editorial Palestra.

MONROY CABRA, Marco Gerardo (2007). Ensayos de teoría constitucional y

Derecho Internacional, Colombia: Editorial Universidad de Rosario.

RIOJA BERMÚDEZ, Alexander. (2018). Constitución Política comentada y su

aplicación jurisprudencial, Lima: Jurista Editores.

63
64 Manual

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