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ANESTESIA APLICADA A LA CIRUGÍA DE MÍNIMA INVASIÓN


Mª Teresa Mangas Ballester, Unidad de Anestesiología, mtmangas@ccmijesususon.com

En este tema se abordará la anestesia para las diferentes técnicas de cirugía de mínima
invasión en pequeños animales: cirugía endoscópica, laparoscópica, artroscópica,
oftalmológica, radiológica intervencionista así como la anestesia de exóticos.

INTRODUCCIÓN

La cirugía de mínima invasión en veterinaria ya es una realidad, experimentando un rápido


desarrollo en los últimos años gracias a la evolución paralela de los medios y soportes técnicos
que hoy en día permiten realizar videoendoscopias con un alto grado de seguridad en
beneficio del paciente.

Las principales ventajas que han permitido este rápido avance de la cirugía mínimamente
invasiva son entre otras: un periodo postoperatorio más corto y confortable, reduciendo el
índice de morbimortalidad, un resultado estético mejor (minimización de las cicatrices), un
retorno rápido a la actividad normal del paciente y una reducción de los costes en la estancia
postoperatoria. Pero ello no implica que la cirugía de mínima invasión no esté exenta de
riesgos, complicaciones y efectos indeseables para el paciente.

Desde el punto de vista anestésico, no se debe minimizar la atención y cuidados de nuestro


paciente porque vaya a ser sometido a procedimientos quirúrgicos mínimamente invasivos.
Por el contrario, se deben tener en cuenta todas aquellas precauciones que se suelen tomar en
cualquier tipo de cirugía convencional, valorando desde el estado del paciente hasta evaluar
todos aquellos riesgos que pueden presentarse durante el periodo perioperatorio, para evitar
complicaciones que puedan surgir.

Este tema describe un guión específico en el cual se tratará de forma práctica el


reconocimiento (diagnóstico), tratamiento inmediato y resolución de las complicaciones que
con mayor frecuencia se presentan durante el acto anestésico. Así mismo, se elaborará un
esquema completo de una pauta ordenada de trabajo: premedicación, inducción y
mantenimiento. También se especificarán las técnicas anestésicas aplicadas a los diferentes
procedimientos quirúrgicos de mínima invasión, entre ellos: abordajes endoscópicos,
laparoscópicos abdominales o abordajes toracoscópicos, así como procedimientos de
radiología intervencionista u oftalmología.

1. ANESTESIA Y ANALGESIA EN PEQUEÑOS ANIMALES

Se debe examinar a cada paciente en profundidad y evaluar: temperatura rectal, frecuencia


del pulso, presión arterial, color de las mucosas, tiempo de relleno capilar y auscultación
torácica evaluando tanto la frecuencia como la profundidad de la respiración. Cualquier
anomalía en el sistema cardiovascular y respiratorio se debe investigar mediante radiografías
de tórax y con la determinación de los gases en la sangre arterial (presión arterial de oxígeno -
PaO2 - y presión arterial de dióxido de carbono - PaCO2 -). Los hallazgos preanestésicos indican
la extensión de la enfermedad del sistema cardiovascular y respiratorio y determinan el riesgo
de la anestesia. Sirven además como referencias para volver a evaluar al paciente durante y
después de la anestesia. Los pacientes cardiópatas o con patología respiratoria asociada no se
descartan para ser sometidos a intervenciones laparoscópicas abdominales o de tórax, pero se
deberá tomar las precauciones necesarias para evitar riesgos y complicaciones durante la
anestesia. En ciertos pacientes de este tipo, una toracotomía sería irrealizable por el riesgo que
conlleva. Sin embargo, una toracoscopia sería el procedimiento de elección por su menor
morbi-mortalidad.

Los pacientes que padecen: hipertensión craneal, glaucoma de ángulo cerrado, proceso
infeccioso no remitente, peritonitis infecciosa, extrema urgencia, estado de shock, enfisema
bulloso, neumotórax espontáneo recidivante o neoplasias con riesgo de metástasis, están
contraindicados como pacientes para cirugía laparoscópica. El tiempo de ayuno para evitar el
vómito o regurgitación varía según la especie animal utilizada. En el perro es suficiente un
ayuno de sólidos de doce horas y un ayuno líquido de cuatro a seis horas.

Para la administración de fluidos y fármacos durante la anestesia se colocan los catéteres en


las vías venosas. La vía venosa central de elección en el perro es la vena yugular externa y la vía
periférica la vena cefálica (del miembro torácico) o safena (del miembro pelviano). En el gato
es similar y en el conejo se cateteriza la vena marginal de la oreja. La fluidoterapia se realizará
con soluciones cristaloides, con un ritmo de perfusión de fluidos bajo, de 5 a 10 ml/kg/hora,
para favorecer la hipotensión arterial.

- Suero salino fisiológico (0.9% ClNa).

- Suero Ringer Lactato.

Si el paciente no está sano y sufre algún tipo de trastorno cardiovascular o respiratorio,


siempre debe existir disponible una fuente de oxígeno durante su manejo.

1.1. Premedicación

Los objetivos de la premedicación anestésica son calmar y controlar al paciente, aliviar el dolor
preoperatorio si existe y reducir la dosis total de los anestésicos administrados así como los
efectos indeseables producidos por la estimulación del sistema nervioso autónomo (SNA) u
otros efectos secundarios como náuseas, vómitos y excitaciones postoperatorias. La elección
de los fármacos vendrá dictada por las condiciones clínicas del paciente, la naturaleza de
cualquier trastorno cardiovascular y respiratorio, y el conocimiento de los efectos secundarios
de los fármacos utilizados. El paciente con una reducción de la función respiratoria está a
menudo deprimido, por lo que no es necesario, en general, una mayor sedación y está
injustificada. Los tranquilizantes y sedantes reducen la ansiedad y la concentración alveolar
mínima de los anestésicos inhalatorios, además de proporcionar una inducción y recuperación
suave. Se deben administrar los analgésicos de forma previa o anticipada a la cirugía. Pueden
utilizarse los siguientes fármacos:

1.1.1. Parasimpaticolíticos: Reducen las secreciones respiratorias y salivares. Se emplean como


tratamiento de bradiarritmias inducidas por estímulo vagal intenso.

- Atropina: La dosis recomendada es de 0,01 mg/kg vía intravenosa ó 0,04 mg/kg vía
intramuscular en perro y gato. Suele metabolizarse rápidamente en la mayoría de los conejos
(por acción de la atropinasa), por lo que se debe repetir la dosis 0,05 mg/kg IV cada 60-90
minutos.

- Glicopirrolato: No cruza la barrera hematoencefálica ni fetoplacentaria. Dosis de 0,01 mg/kg


IM de 30 a 45 minutos antes de la inducción.

1.1.2. Fenotiazinas: Estos fármacos bloquean los receptores alfa-1 adrenérgicos, e inducen
vasodilatación e hipotensión. Efecto suave sin capacidad analgésica. Bloquean además los
receptores dopaminérgicos excitatorios induciendo efectos tranquilizantes, antieméticos e
hipotérmicos. Se ha asociado su empleo con recuperaciones prolongadas de la anestesia. Su
efecto máximo lo ejercen a los 30-45 minutos después de su administración. La acepromazina
sólo se debe emplear en animales sanos.

- Acepromazina: Las dosis recomendada estándar es de 0,02 mg/kg en perros, en perros de


raza pequeña y gatos de 0,05-0,1 mg/kg y 1 mg/kg IM en conejos.

1.1.3. Benzodiazepinas: suelen inducir excitación paradójica. Sólo recomendados en pacientes


muy deprimidos. Excelente relajación muscular y no confieren analgesia. Las BZD actúan sobre
el SNC estimulando la liberación y evitando la recaptación del GABA (neurotransmisor
inhibidor), lo que les confiere propiedades anticonvulsivantes. No deprimen la función
cardiorrespiratoria.
- Diazepam: Dosis de 0,1-0,5 mg/kg IV ó 0,3-0,5 mg/kg IM en perros y gatos. Dosis de 0,25
mg/kg IV y 1 mg/kg IM en el conejo. Contiene en su excipiente propilen-glicol que puede
inducir hipotensión tras su administración IV, o una absorción IM errática.

- Midazolam: Dosis de 0,1-1 mg/kg vía intravenosa ó 1 mg/kg vía intramuscular en el perro y
gato. Dosis de 0,25 mg/kg IV y 1 mg/kg IM en el conejo.

1.1.4. Fármacos disociativos: Son antagonistas de los receptores del ácido N-metil-D-aspártico.

- Ketamina: Dosis de 10 mg/kg IM y 2 mg/kg IV en perros y gatos, En conejos, 25-50 mg/kg IM


u 8-10 mg/kg IV. Proporciona un estado de sedación profunda, relajación muscular escasa y
analgesia ligera.
1.1.5. Agonistas alfa-2 adrenérgicos: Son sedantes/hipnóticos que se emplean frecuentemente
asociados a ketamina para proporcionar analgesia, relajación muscular y efectos sedantes. Si
no se revierte su efecto con su antagonista, el atipamezol, prolonga la duración de la
anestesia. Se ha informado que inducen bradicardia, aumento transitorio de la presión arterial
y depresión respiratoria, que también pueden ser antagonizados con una dosis parcial (10-
20%) de atipamezol, sin antagonizar sus efectos anestésicos y analgésicos. En orden de su
menor a mayor potencia, disponemos de medetomidina y dexmedetomidina, que son los que
usan con más frecuencia.

- Medetomidina: Dosis 3-6 mcg/kg en perros y 10-15 mcg/kg en gatos. En conejos 0,12-0,25
mg/kg SC; 0,06-0,12 mg/kg IM; y 0,03-0,06 mg/kg IV.

- Dexmedetomidina: Dosis de 5-15 mcg/kg IM y 0,25-0,5 mcg/kg IV en perros y gatos. En


conejos 0,06-0,12 mg/kg SC; 0,03-0,06 mg/kg IM; y 0,015-0,03 mg/kg IV.

Una vez premedicado el paciente por vía intramuscular se espera de 15 a 20 minutos para que
los fármacos produzcan el efecto deseado antes de proceder a la inducción del animal y
observándolo continuamente por si apareciera alguna reacción adversa que se trata de
inmediato. En el caso de premedicación intravenosa, sólo es necesario esperar cinco minutos.

1.2. Inducción anestésica

La inducción de la anestesia es quizás la fase de mayor riesgo, debido a que se alteran los
mecanismos fisiológicos compensadores por el inicio de la anestesia que pone en peligro el
aporte sanguíneo y de oxígeno en áreas vitales.

El intervalo de tiempo entre la pérdida de consciencia y la intubación endotraqueal tiene que


ser lo más corto posible. Esto es muy importante en los animales propensos a una obstrucción
de la vía aérea superior (en el perro las razas braquicéfalas o con escasa reserva pulmonar
debido a patologías -hernia diafragmática, absceso pulmonar o tumor).

En todos los animales se recomienda la administración de oxígeno a través de una mascarilla


facial (máscara de Hall) durante tres a cinco minutos antes de la inducción (preoxigenación).
Así, disminuye la presión arterial de oxígeno que ocurre después de la inducción y protege al
paciente en el caso de obstrucción de la vía aérea o de apnea, además de desnitrogenar. Para
evitar un espasmo de glotis que obstaculice la intubación endotraqueal, puede aplicarse un
anestésico local (lidocaína en spray) sobre las cuerdas vocales.

No es recomendable la inducción anestésica con agentes anestésicos inhalatorios halogenados


administrada con mascarilla porque ésta es muy lenta y produce excitación, hipoxia e
hipercapnia. Pero, actualmente, ya se utilizan agentes anestésicos inhalatorios de última
generación como el sevoflurano que se presenta como el agente inhalatorio de elección,
porque no irrita las vías respiratorias, la saturación de oxígeno de la hemoglobina (SpO2%) es
elevada, la velocidad de la inducción es rápida y produce gran estabilidad hemodinámica
durante todo el periodo de inducción. La dosis de inducción utilizada es de 3 a 5 % en oxígeno.
Actualmente, se realizan inducciones anestésicas con sevoflurano en perro empleando el
dispositivo ahorrador de anestésico (Anaesthetic Conserving Device – AnaConDa o ACD,
Sedana Medical, Uppsala, Sweden-), colocado como microvaporizador entre el tubo
endotraqueal y la pieza Y del circuito cirular, durante 3,2 minutos a un ritmo de infusión de 99
ml/hora en bomba de jeringa.

La inducción intravenosa a través de una vía periférica es muy segura. Los agentes anestésicos
inductores de elección son:

- Tiopental sódico: Es un tiobarbitúrico de acción ultracorta. Es el agente inductor más clásico y


con total vigencia actual. Puede producir periodos de intensa apnea por sobredosificación. La
dosis utilizada es de 5-10 mg/kg y la dosis estándar de 7 mg/kg en el perro.

- Propofol: Dosis de 3-6 mg/kg en el perro y gato, y de 10 mg/kg en conejo. Si se asocia con
opiáceos o benzodiazepinas, dosis reducida de 2-4 mg/kg en el perro y gato, y de 4-6 mg/kg en
conejo.

- Etomidato: Es el agente de elección en los pacientes cardiópatas, debido a la gran estabilidad


hemodinámica que produce. Dosis de 0,5-2 mg/kg en perro y gato.

- Alfaxalona: Dosis de 0,5-2 mg/kg en perro, 5 mg/kg IM en gato y conejo, y 2-3 mg/kg IV en el
conejo.

1.3. Ventilación mecánica

La ventilación durante el periodo intraoperatorio en laparoscopia debe ser controlada, para


evitar la hipoxia, hipercapnia y acidosis respiratoria. Para ello nos ayudaremos de ventiladores
que administrarán ventilación controlada por volumen o por presión. Los valores de los
parámetros fisiológicos durante la ventilación controlada son: - Frecuencia respiratoria: 8-20
resp./min; - Volumen tidal: 7-15 ml/kg; - Presión de insuflación: 15-20 cmH2O; - Relación
inspiración/espiración: 1:2-1:3; y – Presión espiratoria final positiva (PEEP): 1-5 cmH2O.

La ventilación controlada puede efectuarse de forma manual o mecánica. En animales de


pequeño tamaño (menos de 6 Kg) se realiza manualmente mediante un circuito circular
semicerrado pediátrico, pero también se puede realizar la ventilación mecánica mediante la
utilización de ventiladores precisos (como los pediátricos) y con circuitos circulares cerrados,
siempre que se obtenga el grado adecuado de relajación muscular del paciente. En animales
grandes (mayores de 15 Kg) es más cómodo emplear un ventilador mecánico volumétrico.

La ventilación controlada puede proporcionar oxígeno con diferentes fracciones (FiO2 de 0,3-
0,5) mientras se mantiene la anestesia con dosis sucesivas de anestésicos intravenosos.
También puede vehicular los agentes anestésicos inhalatorios (isoflurano o sevoflurano) y
mejorar su captación. El uso de agentes anestésicos inhalatorios permite una anestesia
regulada de una forma más precisa y una recuperación postanestésica más rápida. Los
pacientes sometidos a cirugía torácica presentan una serie de problemas preexistentes
relacionados con la ventilación y/o perfusión, que se agravan con la anestesia.

1.4. Mantenimiento anestésico

El mantenimiento anestésico es el siguiente:


Se realizará una anestesia general balanceada, con agentes anestésicos inhalatorios, agentes
bloqueantes neuromusculares no despolarizantes y analgesia multimodal, con un tipo de
circuito anestésico circular cerrado y un sistema de anestesia con ventilador que nos permita
realizar una ventilación mecánica con respiración controlada por volumen (10-15 ml/kg) o por
presión (15-25 cmH2O).

1.4.1. Anestesia inhalatoria

Los anestésicos inhalatorios van a producir la hipnosis del paciente y su concentración alveolar
mínima (CAM) suele ser:

- Isoflurano: Casi al 100% se elimina por vía inhalatoria. CAM de 1,3% en el perro, 1,61% en el
gato y 2,05% en el conejo.

- Sevoflurano: Destaca su rapidez tanto de inducción como, sobre todo, de recuperación. CAM
de 2,36% en el perro, 2,58% en el gato y 3,7% en el conejo.

En la actualidad, se ha empleado el dispositivo ahorrador de anestésico (AnaConDa) para


proporcionar anestesia quirúrgica de larga duración para técnicas de mínima invasión,
administrando sevoflurano a 0,7-0,8 CAM con un ritmo de infusión de 0,21 ml/kg/hora en
bomba de jeringa.

1.4.2. Anestesia intravenosa

La anestesia total intravenosa (TIVA) consiste en la administración de fármacos anestésicos


intravenosos a través de sistemas de infusión continua con regímenes prefijados según la
cinética de los agentes empleados y adaptándola a las necesidades de mantenimiento. Los más
utilizados son los siguientes:

- Propofol: Se administra mediante sistemas de infusión (bombas o jeringas). La dosis de


infusión en perro y gato, comienza con 15-20 mg/kg/hora y después de 10-15 minutos de
iniciado el mantenimiento, y el animal estabilizado, se reduce el ritmo de infusión a 10-12
mg/kg/hora. En caso de añadir opioides potentes, estas dosis pueden disminuirse. En conejos,
la dosis es 12-36 mg/kg/hora.

- Etomidato: Dosis de infusión continua en perro y gato: 6-15 mg/kg/hora.

- Alfaxalona: Dosis de infusión continua de 9-14 mg/kg/hora en el perro. En gatos y conejos, de


12-20 mg/kg/hora.

- Ketamina: en caso de cirugías de corta duración en gatos, puede administrarse un bolo tras la
inducción del 20-50% de la dosis de inducción por vía intramuscular o en caso de administrarse
por vía intravenosa, debe realizarse con precaución y administrar 10-20% de la dosis de
inducción cada 1-2 minutos hasta conseguir el plano quirúrgico.

1.5. Analgesia

El tratamiento del dolor durante los procedimientos de mínima invasión se lleva a cabo, en
general, con analgésicos opioides, AINE’s y la asociación de ambos (analgesia multimodal).
1.5.1. Opioides:

- Fentanilo: Dosis de 2-10 mcg/kg IV, repitiendo cada 20-30 minutos. Dosis de infusión 3-6
mcg/kg/hora en perros y gatos. En conejos, 20-30 mcg/kg/hora.

- Remifentanilo: Dosis de infusión 15-18 mcg/kg/hora en perros y gatos. En conejos, 25-40


mcg/kg/hora.

- Buprenorfina: Dosis de 6-20 mcg/kg IM, ó 10 mcg/kg IV lenta, en perros y gatos cada 8 horas.
En conejos, 10-50 mg/kg IM o IV lenta.

- Butorfanol: Dosis de 0,2-0,4 mg/kg IM ó 0,1-0,2 mg/kg IV lenta, en perros y gatos cada 4
horas. En conejos, 0,1-0,5 mg/kg IM o IV lenta cada 4 horas.

- Morfina: Dosis de 0,1-1 mg/kg IM o IV lenta, en perros y gatos cada 4 horas. En forma
infusión contínua a 0,24 mg/kg/h. En conejos, 2-5 mg/kg IM o SC cada 2-4 horas.

- Metadona: Dosis de 0,2-0,6mg/kg es un opioide muy utilizado en la actualidad. La duración


de su efecto es similar a la morfina. El periodo de latencia IM es más corto (unos 10 minutos).
Su administración IV puede ocasionar bradicardia. No induce vómito.

- Meperidina o petidina: Dosis de 1-3 mg/kg IM en perros y gatos cada 2 horas. En conejos, 3-
10 mg/kg/hora SC o IM cada 2-3 horas. Por vía intravenosa, la liberación de histamina puede
dar lugar a una reacción anafiláctica.

- Naloxona: Antagonista de los mu-opioides. Dosis de 0,02-0,4 mg/kg IM o IV

1.5.2. AINE’s

- Carprofeno: Dosis de 2-4 mg/kg IM o IV en perros cada 8 horas, en gatos cada 24 horas. En
conejos, 1,5 mg/kg IM o IV cada 8 horas.

- Meloxicam: Dosis de 0,1-0,2 mg/kg IM o IV en perros cada 24 horas.

- Ketorolaco: Dosis de 0,5-1 mg/kg IM o IV en perros cada 6 horas o 0,15 mg/kg/hora IV, en
gatos 0,5-1 mg/kg IM o IV cada 24 horas. En conejo, 1,75 mg/kg IM o IV cada 5 horas.

- Ketoprofeno: Dosis de 2 mg/kg IM, IV, SC cada 24 horas.

1.5.3. Otros analgésicos

- Ketamina: Dosis de 1,5 a 2 mg/kg IV cada hora o infusión continua 0,6-1,5 mg/kg/hora en
perros y gatos.

- Tramadol: Dosis de 2-5 mg/kg IM o IV en perros cada 3 horas o 0,5 mg/kg/hora IV. En conejo,
3 mg/kg IM o IV cada 5 horas.

- Paracetamol: Dosis de 15-20 mg/kg IV en perros cada 2,5 horas.

1.6. Relajación muscular


Los agentes bloqueantes neuromusculares no despolarizantes son la clave de la relajación
muscular. Proporcionan unas buenas condiciones quirúrgicas con muy bajos niveles de
anestesia, lo que implica una menor administración de anestésicos y menores efectos
secundarios en pacientes de alto riesgo. Los relajantes musculares anulan la resistencia a la
ventilación mecánica y puede emplearse una menor presión de insuflación durante la
ventilación controlada. Son los siguientes:

- Atracurio: Dosis de 0,1-0,25 mg/kg IV con una duración de 30-35 minutos.

- Cisatracurio: Dosis de 0.6-1 mg/kg/hora IV, con una duración de 30 minutos


aproximadamente.

- Vecuronio: Dosis de 0,05-0,15 mg/kg IV cada 30-45 minutos, o infusión de 1-2 mg/kg/hora.

- Rocuronio: Dosis de 0,06 mg/kg con una duración de 15 minutos.

La curarización residual de los ABNM no despolarizantes puede ser antagonizada por el uso de
neostigmina a dosis de 0,02-0,04 mg/kg y administrar también conjuntamente atropina para
evitar la bradicardia. Existe una ciclodextrina, el sugammadex (2 mg/kg IV en el perro y gato,
16 mg/kg IV en el conejo), que antagoniza de forma irreversible y total al rocuronio y
vecuronio.

2. ANESTESIA APLICADA A LA ENDOSCOPIA

Aunque todos los procedimientos endoscópicos requieren anestesia general, en algunos de


ellos es preciso tener en cuenta determinadas consideraciones. En primer lugar, la elección de
fármacos debe hacerse de forma individualizada. La premedicación con tranquilizantes como
la acepromacina o las benzodiacepinas puede ayudar a calmar al paciente antes de la
colocación del catéter y mejorará la calidad de la recuperación. Los opioides pueden añadir
analgesia y sedación. El uso de premedicación reducirá la dosis de anestesia inhalatoria o
inyectable necesitada por el paciente, y por tanto mejorará la actividad cardiovascular. Los
anticolinérgicos deberán emplearse cuando el paciente requiera un aumento de la frecuencia
cardíaca, pueden contrarrestar el aumento del tono vagal producido por la administración de
algunos fármacos (como los opioides) o por procedimientos (como cistoscopias, laparoscopias
o esofagoscopias). Por todo ello, el protocolo debe planificarse atendiendo al estado del
paciente y al tipo de endoscopia a realizar.

2.1 Laringoscopia/Broncoscopia:

Muchos de los pacientes sometidos a este procedimiento presentarán signos de enfermedad


obstructiva de vías aéreas altas. Se mostrarán disnéicos y se estresarán con facilidad. La
evaluación de la laringe se realiza con frecuencia en un plano superficial de anestesia general.
Se pueden emplear una gran variedad de anestésicos inyectables. Todos los sedantes y el
plano anestésico profundo tienden a disminuir la función aritenoidea. El protocolo anestésico
ideal está aún por descubrir, ya que la profundidad debe ser tal que permita abrir la mandíbula
suficientemente y proteger al examinador y el equipo, manteniendo el movimiento del
cartílago aritenoides. Algunas combinaciones pueden dar lugar a falsos positivos.

Es importante preoxigenar al paciente durante 5 minutos antes de la inducción de la anestesia,


de esta forma se incrementa el tiempo de exploración antes de la desaturación del paciente.
Se han evaluado una gran variedad de protocolos. Un estudio demostró que el movimiento
del aritenoides en la recuperación era mayor con tiopental comparado con propofol solo,
acepromacina y tiopental o propofol, y ketamina-diazepam. Otro estudio no mostró
diferencias en la función aritenoidea entre tiopental, propofol o ketamina-diazepam, cuando
los perros se premedicaron con butorfanol y glicopirrolato. La administración de propofol a 6
mg/kg o tiopental a 12 mg/kg dan buen resultado. La administración de oxígeno durante el
examen es útil. Algunos autores recomiendan la administración de doxapram (2-5 mg/kg IV) al
final del examen para descartar falsos positivos.

La anestesia general se usa en broncoscopias para minimizar el espasmo laríngeo y la tos, y


proteger el endoscopio. Se pueden emplear agentes inhalatorios para el mantenimiento
anestésico. En caso de pacientes con buen diámetro de tráquea, se pueden utilizar tubos
endotraqueales especiales para introducir el endoscopio. En animales pequeños, se realizará
extubados.

Para el mantenimiento anestésico con fármacos inyectables (en caso de pacientes muy
pequeños) existe una amplia variedad de protocolos: opioides de corta duración como el
fentanilo o el butorfanol (este último suprime el reflejo tusígeno); la acepromacina es útil a
dosis bajas para sedar al paciente; el propofol por su bajo efecto acumulativo se puede
administrar en bolos IV o en infusión continua.

La saturación de oxígeno se debe monitorizar y mantener por encima del 95% así como la
presión arterial media por encima de 60 mmHg. Deben administrarse cristaloides isotónicos
con anestesia inhalatoria o CRI de propofol para evitar hipotensión.

2.2 Gastroscopia

Los anestésicos pueden alterar la motilidad, la función de los esfínteres y facilitar el vómito. Si
el paciente experimenta vómitos desde hace tiempo, debe examinarse para detectar una
posible deshidratación o desequilibrio electrolítico y corregirlo antes de la anestesia. Si no
existe deshidratación puede sedarse con acepromacina. Deben evitarse fármacos que
favorezcan el vómito como morfina, oximorfona o hidromorfona. Los agonistas kappa como el
butorfanol es menos probable que produzcan vómito. El animal debe intubarse lo antes
posible para evitar neumonías por aspiración.

Debe monitorizarse de forma cuidadosa la insuflación del estómago para evitar un


compromiso cardiovascular y respiratorio. Si es posible se mantendrán con ventilación
mecánica y se monitorizará entre otras constantes: pulsioximetría, presión arterial y
capnografía.

El cardias y el píloro pueden impedir la endoscopia. En un estudio se comparó la


premedicación con atropina, glicopirrolato, morfina, petidina, acepromacina y SSF antes de
una anestesia general para una gastroduodenoscopia en perros y se encontró una mayor
dificultad para pasar el píloro en la combinación de atropina y morfina (12). Esto sugiere que
agonistas mu puros deben evitarse en estos procedimientos. El butorfanol puede ser
administrado sin problemas. Los alfa-2 agonistas no dificultan el paso del píloro pero pueden
inducir el vómito.

2.3 Colonoscopia

Para una correcta visualización de la mucosa, el colon debe prepararse para el procedimiento
con un ayuno de sólidos y administración de enemas, por tanto debe monitorizarse el grado de
hidratación de los pacientes.

Las complicaciones asociadas a estos procedimientos son raras. Pueden aparecer bradicardias
que pueden revertir con la administración de anticolinérgicos.

2.4 Rinoscopia

Es necesario un plano anestésico quirúrgico. Puede administrarse premedicación a base de


opioides mu agonistas puros como la morfina, junto con acepromacina o un agonista alfa-2.
Conviene realizar técnicas locorregionales como el bloqueo infraorbitario con lidocaína,
mepivacaína o bupivacaína.

- Bloqueo infraorbitario: visualizar el foramen infraorbitario que discurre dorsal a la raíz


del tercer premolar. Retraer el labio superior para exponer el paquete vasculonervioso
infraorbitario que discurre rostral y dorsal a dicho foramen. Avanzar la aguja rostral a
la apertura del formen paralelo al hueso maxilar en dirección rostro-caudal e inyectar.

Es preferible intubar al paciente e inflar el balón antes del procedimiento y a retirarlo


parcialmente inflado en el momento de la extubación para evitar la aspiración en caso de
sangrados excesivos.

3. CIRUGÍA LAPAROSCÓPICA ABDOMINAL

La cirugía laparoscópica se ha convertido en los últimos años en el procedimiento


mínimamente invasivo de moda. Para realizarlo es necesario crear un neumperitoneo que
permita colocar los trócares y cánulas sin dañar órganos abdominales así como crear un
espacio para poder maniobrar y visualizar sin problemas. Los gases que se puede utilizar son:
dióxido de carbono, óxido nitroso o aire ambiental. El CO2 es el que se utiliza con mayor
frecuencia. La insuflación intraabdominal puede provocar un aumento en la PaCO2 por la
absorción a través del peritoneo. Este incremento se puede normalizar ajustando los
parámetros del ventilador. Unos niveles de 50 mmHg son aceptables para la mayoría de los
pacientes, excepto en aquellos con un aumento de presión intracraneal (PIC) en los cuales la
hipercapnia producirá un aumento en el flujo sanguíneo cerebral y aumentará más aún la PIC.
Por ello se recomienda mantener unos niveles de normocapnia (35-40 mmHg).

El aumento de la presión intraabdominal provoca un desplazamiento craneal del diafragma


que disminuye la capacidad funcional residual y compliance del pulmón, por este motivo, estos
pacientes deben mantenerse con ventilación mecánica. Además ajustando los parámetros
ventilatorios, estos cambios pueden minimizarse. Puede programarse una presión positiva al
final de la espiración (PEEP) de 5 cmH2O para prevenir la aparición de atelectasias.

Los cambios bruscos en temperatura o presión intraabdominal pueden aumentar el tono vagal
o propiciar la aparición de arritmias, pudiendo ser recomendable la administración de
anticolinérgicos en caso de bradiarritmias (atropina 0,1-0,4 mg/kg o glicopirrolato 0,02 mg/kg
IV) o beta-bloqueantes en caso de taquiarritmias (por ejemplo, esmolol 0,25-0,5 mg/kg IV
lento o lidocaína 2 mg/kg IV).

En cirugías en las que sea necesario colocar al paciente en Trendelenburg o anti-


Trendelenburg, los cambios de posición se realizarán de forma lenta y cuidadosa para evitar
cambios hemodinámicos y respiratorios bruscos.

Otra precaución a considerar en la laparoscopia es la esplenomegalia inducida por fármacos.


La esplenomegalia puede ser un inconveniente a la hora de introducir la aguja de Veress o el
trócar. Deben seleccionarse fármacos que no causen o causen una mínima esplenomegalia. En
algunos estudios se ha detectado tras la administración de acepromacina o tiopental pero no
tras el propofol (26). En otro estudio se encontró que la combinación entre acepromacina y
butorfanol seguida de propofol tenía un efecto mínimo en el volumen esplénico, mientras que
la medetomidina y el butorfanol como premedicación, seguido de ketamina-diazepam para la
inducción estaba asociado a un mayor volumen esplénico (27). En un estudio más reciente,
acepromacina, propofol y tiopental causaban el mayor incremento en el volumen esplénico
mientras que la hidromorfona junto con la dexmedetomidina como premedicación no
producían cambios importantes en el volumen esplénico. En conjunto, estos estudios sugieren
que para la premedicación, la administración de acepromacina y butorfanol o hidromorfona y
dexmedetomidina seguida de una inducción con propofol tiene pocos efectos en volumen
esplénico.

Otra posible complicación en la laparoscopia, aunque rara, es el embolismo gaseoso.


Normalmente la absorción desde la cavidad abdominal a través del peritoneo es mínima. Sin
embargo, si el peritoneo está dañado por la manipulación quirúrgica o pacientes que
desarrollan enfisema subcutáneo por la insuflación del gas, la cantidad de gas que se absorbe
es mayor y puede dar lugar a un embolismo gaseoso. En estos casos la fracción espirada de
CO2 disminuye de forma repentina y se ve reflejado en cambios de presión sanguínea y
saturación. El diagnóstico no es fácil y requiere de radiografías torácicas, TAC con angiografía o
ecocardiografía transesofágica. En ausencia de un diagnóstico claro, el anestesista debe
comenzar con el tratamiento apropiado. La insuflación de gas se debe detener y en la medida
de lo posible se vaciará el abdomen. Se colocará al paciente en Trendelenburg para prevenir el
movimiento del gas hacia la cabeza. En caso de un mínimo gasto cardíaco, se introducirá un
catéter venoso central en el corazón derecho y se aspirará la embolia. Una vez absorbida la
embolia masiva, las más pequeñas pueden ser reabsorbidas.

Otra posible complicación en el neumotórax por daño accidental en el diafragma. Si el CO2


utilizado en la insuflación es el causante del neumotórax, éste se denomina capnotórax,
aumentando el EtCO2 y la presión inspiratoria en vías aéreas (esto último es lo que lo distingue
del enfisema subcutáneo). Ante la sospecha de capnotórax se debe detener la insuflación y
tomar radiografías torácicas además de auscultar el tórax. El capnotórax se suele reabsorber
con rapidez (30-60 min). Se deberá aumentar la presión en vías aéreas (mayor volumen
corriente) y la PEEP.

El enfisema subcutáneo que provoca una hipercapnia se reabsorbe sin mayores


complicaciones.

4. TORACOSCOPIA

Cuando se colocan los instrumentos en la cavidad torácica, la presión negativa del tórax se ve
comprometida. Un colapso deliberado del pulmón del lado que se va a operar mejora las
condiciones quirúrgicas. La intubación selectiva de un solo pulmón puede mejorar las
condiciones intraoperatorias. Esta intubación selectiva puede realizarse a ciegas o con la ayuda
de un endoscopio. La toracoscopia puede realizarse mediante la ventilación de ambos
pulmones, utilizando un volumen tidal inferior.

La toracoscopia puede realizarse con o sin colapso pulmonar. Cuando se ventilan ambos
pulmones, y en presencia de tórax abierto, la deflación prolongada y completa de los
pulmones no se produce. Sin embargo, el movimiento del pulmón puede dificultar la cirugía, y
en caso de la torascopia incluso puede impedirla. El colapso de un pulmón permite ampliar el
campo de trabajo en el hemitórax implicado. Para ello se utilizan tubos endotraqueales de
doble luz, endobronquiales o bloqueantes bronquiales. Los dos primeros son más difíciles de
adaptar a la medicina veterinaria, los bloqueantes son más sencillos. Consisten en tubos
endotraqueales con balón, que poseen un canal para la inserción de un bloqueante hinchable,
con la asistencia de un broncoscopio. Otra opción bastante útil en veterinaria es utilizar un
tubo endotraqueal convencional con un conector multipuerto y un catéter Fogarty para
embolectomía arterial (existen de diferentes diámetros) Una vez realizada la intubación
selectiva, el colapso se puede hacer de dos formas: 1) aplicando presión positiva en el espacio
pleural antes de hinchar el bloqueante o 2) la luz del bloqueante se conecta a un dispositivo de
succión. La ventilación de un solo pulmón tiene efectos mínimos en perros sanos con el tórax
intacto; la frecuencia cardíaca, presión arterial media y presión arterial de CO2 aumentan
ligeramente. Sin embargo la apertura de la cavidad torácica tiene efectos adversos sobre el
intercambio gaseoso que pueden comprometer la oxigenación del paciente. Además pueden
ocurrir diversas complicaciones: rotura bronquial por excesivo hinchado del bloqueante
bronquial y colocación errónea del tubo endotraqueal con la consiguiente hipoventilación e
hipoxemia.

Se debe monitorizar la capnometría, pulsioximetría, ECG y presión sanguínea.

La mayoría de las complicaciones de la toracoscopia son las mismas que la cirugía convencional
de toracotomía: desaturación o deterioro con el paso de la anestesia, aunque la razón más
frecuente para la conversión es un colapso pulmonar y visualización insuficientes. El uso de
una PEEP de 5 cmH2O puede ayudar con la desaturación.

Las hemorragias en este tipo de cirugías son frecuentes y hay estar atento en la monitorización
de proteínas totales y hematocrito. En caso necesario habrá que administrar expansores del
plasma, plasma o hetastarch. Es importante durante estas cirugías mantener un volumen
cardiovascular robusto para anticipar cambios hemodinámicos.

La administración de agentes bloqueantes neuromusculares (BNM) es muy frecuente en este


tipo de cirugías. Es importante al finalizar el procedimiento, asegurar la efectividad de los
mismos. Esto puede realizarse con un estimulador de nervios periféricos o bien comprobando
los movimientos respiratorios del paciente.

5. RADIOLOGÍA INTERVENCIONISTA

Con el avance de la veterinaria, cada vez es mayor la demanda de anestesias para


procedimientos cada vez más novedosos, entre ellos la cardiología intervencionista.

En estos casos es imprescindible un conocimiento de la fisiopatología que sufre el paciente en


estos casos y familiarización con los procedimientos que se van a realizar para estar
familiarizados con las posibles complicaciones que pueden aparecer.

En cuanto a los procedimientos que se aplican con mayor frecuencia en la cardiología


intervencionista encontramos:

- Enfermedades congénitas:
o Conducto arterioso persistente (CAP)
o Valvuloplastia pulmonar
- Enfermedades adquiridas:
o Cardioversión (en fibrilación auricular)
o Implantación de marcapasos
o Retirada de Dirofilaria Immitis (adultas)

5.1 Cierre del conducto arterioso persistente (CAP)

Es una estructura vascular fetal que comunica la aorta con la arteria pulmonar. Ésta se
encuentra abierta durante el periodo fetal y normalmente cierra 24h después del nacimiento.
El defecto suele darse por una hipoplasia congénita del músculo liso, resultando en una
constricción incompleta del lumen. El CAP causa con un flujo constante y anormal de la aorta a
la arteria pulmonar (Shunt de izquierda a derecha). Este shunt aumenta la presión arterial
diastólica por lo que la presión de pulso se ve aumentada.

El CAP sobrecarga el volumen de la circulación pulmonar, aurícula y ventrículo izquierdos, que


acaban por dilatarse, dando lugar a una insuficiencia cardíaca congestiva. En alguna ocasión
puede dar lugar a una hipertensión pulmonar, haciendo que la sangre fluya hacia la aorta
desde la arteria pulmonar. Estos pacientes presentarán cianosis del tercio posterior y
policitemia compensatoria por la hipoxia. Cuando el flujo se revierte, el cierre del CAP ya no
está indicado.

El tratamiento de elección consiste en el cierre mediante un coil o bien un dispositivo


autoexpandible, ambos por radiología intervencionista.
En cuanto a las consideraciones anestésicas de este procedimiento encontramos:

- Mantener el gasto cardíaco y evitarla bradicardia


- Evitar la sobrecarga de fluidos en pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva (máx.
6 ml/kg/h).
- Evitar una hipotensión severa.
- Evitar hipertensión pulmonar (usar por tanto presiones en vías aéreas bajas)
- No empeorar el shunt izquierda-derecha (evitar hipoxemia, hipercapnia, acidosis,
activación del sistema simpático o vasoconstrictores).

Las posibles complicaciones que pueden aparecer:

- Síndrome de Eisenmerger: reversión del flujo sanguíneo de I-D a D-I al disminuir la


resistencia vascular sistémica (RVS) por la anestesia general. Este caso habría un
desajuste del ratio ventilación-perfusión debido al paso de sangre desoxigenada a la
circulación sistémica. El tratamiento sería aumentar la RVS mediante vasopresores
(fenilefrina).
- Rotura del CAP y hemorragia masiva.
- Embolización del coil o del dispositivo autoexpandiblea la circulación pulmonar.
- Reflejo de Branham: cierre del CAP por aumento de presión en la aorta, que puede dar
lugar a una bradicardia severa o incluso paro cardíaco.

Protocolos descritos en veterinaria:

Premedicación con petidina (4 mg/kg IM) por efectos anticolnérgicos y corta duración.

Inducción: etomidato + midazolam (0,9 mg/kg + 0,3 mg/kg IV).

Mantenimiento: isoflurano o sevoflurano en oxígeno al 100%. CRI de fentanilo (0,1


mcg/kg/min) y lidocaína (50 mcg/kg/min).

Ventilación mecánica.

Monitorización: ECG, pulsioximetría, capnografía, agentes inhalatorios, capnometría,


temperatura, presión arterial invasiva y presión venosa central.

Analgesia postoperatoria: acepromacina (0,01 mg/kg), buprenorfina (0,02 mg/kg) y


furosemida (1 mg/kg).

Puede optarse por la administración de TIVA con propofol y remifentanilo, acompañado de


nitroprusiato (reduce la resistencia vascular pulmonar) e inotropos positivos (dobutamina
o dopamina).

5.2 Valvuloplastia pulmonar

La estenosis de la válvula pulmonar en perros suele ser valvular (displasia valvular congénita):

- Tipo A: válvulas ligeramente engrosadas y fusionadas en un pequeño orificio central.


- Tipo B: engrosamiento moderado del tejido valvular con obstrucción dinámica del
orificio por el sobrecrecimiento del anillo valvular.
El grado de severidad se estima midiendo el gradiente de presión a través de la válvula
mediante ecocardiografía: ligera de 10 a 49 mmHg, moderada de 50-80 mmHg y severa > 80
mmHg.

El tratamiento de elección es la dilatación de la válvula pulmonar mediante un balón


introducido desde la yugular.

Los objetivos para un manejo anestésico seguro son:

- Mantener la contractilidad miocárdica


- Adecuar la fluidoterapia para mantener la precarga
- Minimizar los cambios iatrogénicos durante la dilatación: oxigenación pulmonar,
hipotensión, arritmias y bradicardia por estimulación vasovagal (las cuales son las
complicaciones más frecuentes, junto con la hipotermia).

Los protocolos descritos en veterinaria son:

Premedicación: opioide, por ejemplo meperidina.

Inducción: propofol + midazolam + lidocaína; etomidato + benzodiacepina (BZD) o alfaxalona +


benzodiacepina.

Mantenimiento: isoflurano o sevoflurano + fentanilo + lidocaína.

5.3 Cardioversión

Consiste en aplicar un shock eléctrico en el momento del ciclo cardíaco exacto (cuando cae el
complejo QRS). Está indicada en pacientes sin cambios cardiacos morfológicos, que sufren
fibrilación atrial (cuando falla el tratamiento médico) para sincronizar el miocardio y volver al
ritmo sinusal normal. Se requiere el uso de desfibrilador, mejor bifásico, que disminuye la
impedancia y por tanto la energía necesaria.

El shock eléctrico puede administrarse de forma transtorácica o transvenosa (a través de la


yugular) que se realiza en equinos.

El protocolo anestésico no se modifica en relación a otros procedimientos:

Premedicación con opioide puro.

Inducción con fentanilo + etomidato + benzodiacepina

Mantenimiento TIVA: bolos de la mezcla inductora o CRI de propofol (es un procedimiento


corto de unos 20 minutos máximo).

Tras la cardioversión se administra amiodarona para mantener el ritmo sinusal.

5.4 Implantación de marcapasos:


La etiología para la implantación de un marcapasos es un BAV de tercer grado, síndrome del
seno enfermo, parada auricular o BAV severo de segundo grado.

El procedimiento consiste en la implantación, guiada por fluoroscopia, de un electrodo desde


la yugular derecha hasta el ventrículo derecho donde se ancla al endocardio. Posteriormente el
marcapasos se conecta a una batería de litio en el tejido subcutáneo.

Las posibles complicaciones: migración del electrodo, fallo en la conexión, perforación


miocárdica, infección, arritmias, paro cardíaco y muerte súbita. En gatos o perros pequeños la
implantación transvenosa es complicada y se realiza por toracoscopia, colocándolo en el
epicardio.

La bibliografía es escasa y basada en experiencias personales. Los objetivos son mantener la


función cardiovascular (evitar bradicardia e hipotensión y arritmias durante el procedimiento)
y evitar la hipotermia.

Los protocolos descritos en veterinaria son:

Premedicación: petidina; atropina + butorfanol; acepromacina + morfina

Inducción: etomidato + BZD + atracurio; propofol; ketamina + BZD

Mantenimiento: isoflurano o sevoflurano.

5.5 Retirada de Dirofilaria Immitis adultas:

La acumulación de la forma adulta causa una obstrucción del flujo de sangre en la vena cava,
llegando a causar una insuficiencia cardíaca derecha o incluso síndrome de la vena cava.

El tratamiento de elección es la retirada mecánica de las formas adultas a través de una


venotomía de la yugular derecha, asistida por fluoroscopia o ecografía transesofágica.

Es importante preparar al paciente con anticoagulantes antes del procedimiento: clopidogrel,


heparina, aspirina.

Los protocolos descritos en veterinaria son:

Premedicación: atropina + BZD con fentanilo y lidocaína; dexmedetomidina + butorfanol +


lidocaína.

Inducción: propofol o etomidato.

Mantenimiento: isoflurano o sevoflurano, o TIVA de propofol.

6. ANESTESIA APLICADA A LA ARTROSCOPIA

En cuanto a la artroscopia, el procedimiento anestésico no requiere de protocolos específicos.


Sí que existen diferentes estudios que prueban que la infiltración intraarticular con
mepivacaína 2% (1 mg/kg) disminuye los requerimientos analgésicos intraoperatorios. El
hecho de reducir dosis disminuye los efectos adversos.

7. ANESTESIA APLICADA A LA OFTALMOLOGÍA

Los animales que se presentan para cirugía oftálmica presentar un verdadero reto anestésico,
incluyendo los efectos de los fármacos anestésicos en la presión intraocular y la producción de
lágrima, la posición del paciente, los reflejos que pueden ocurrir en la manipulación
intraoperatoria del ojo, el efecto de los fármacos oftálmicos (sistémicos y tópicos), y en
animales geriátricos, las enfermedades concomitantes. Además, hay procedimientos que
requieren mantener una posición centrada del globo ocular como en la cirugía de cataratas,
que requiere de la administración de agentes BNM y ventilación mecánica.

En este tipo de cirugías se deben tener en cuenta algunas cosideraciones:

7.1 Presión intraocular

Muchas patologías oftálmicas cursan con un aumento de la PIO, la cual puede llevar a un
descenso de la función del nervio óptico, dando lugar a una potencial pérdida de visión. El
principal objetivo en la anestesia de animales con glaucoma tanto para cirugías oftálmicas
como no oftálmicas es prevenir los incrementos de PIO; así como prevenir aumentos de PIO en
pacientes que presentan un pérdida parcial o inminente de la integridad ocular
(descemetocele, trauma, úlcera corneal profunda, etcétera).

La contención física del paciente puede aumentar la PIO; un aumento de presión en las venas
yugulares puede producir un aumento en la PVC. Cualquier presión en párpados ya sea digital
o por ejemplo, con la mascarilla facial, puede provocar un aumento en la PIO. La elevación de
la cabeza por encima del resto del cuerpo producirá una disminución. La estimulación laríngea
o faríngea durante la intubación endotraqueal puede provocar aumentos en la PIO. Tras la
cirugía de cataratas la incidencia de PIO elevada es alta, por tanto es conveniente mantener un
catéter para la administración de diuréticos o sedantes.

El reflejo de vómito o tos aumenta la PIO de forma temporal. La hipercapnia o hipoxia también
pueden dar lugar a aumentos en la PIO.

7.2 Producción de lágrima

Se ha comprobado que muchos fármacos, como la atropina, están relacionados con una
disminución en la producción de lágrima. La anestesia general también disminuye la
producción lacrimal, incluso hasta 24h tras la anestesia general. Una anestesia de más de 2h
tiene un gran impacto sobre la producción lacrimal en el periodo postoperatorio. Además de la
atropina, el sevoflurano, la morfina o la ACP también producen una disminución.

En caso de cirugías unilaterales, se debe proteger el ojo no afectado.

7.3 Posición del paciente


La cabeza del paciente, por lo general se encuentra alejada del anestesista y es poco accesible.
Esto resulta en diferentes retos. En primer lugar, no es posible comprobar la profundidad
anestésica mediante el reflejo palpebral, la posición del globo ocular o el tono de la mandíbula.
Se debe confiar en la fiabilidad de la monitorización cardiovascular y respiratoria como
indicadores de la profundidad anestésica. En segundo lugar, el tubo endotraqueal y las
conexiones del sistema de ventilación no son visibles o de fácil acceso, complicando la
detección de las desconexiones. Tercero, no es posible colocar o acceder a la monitorización
situada en la lengua, esófago o circuito de respiración. Por último, aunque obvio, colocación
del catéter debe ser preferiblemente en el miembro pelviano, para facilitar el acceso en caso
de emergencias y minimizar los movimientos del paciente, interfiriendo en la cirugía.

7.4 Reflejo óculo-cardíaco

La presión o tracción en el globo ocular puede inducir un reflejo óculo-cardíaco (ROC) a través
de los nervios trigémino y vago desarrollando arritmias. La más común es la bradicardia,
aunque también pueden aparecer asistolias. La hipercapnia puede aumentar la probabilidad
de aparecer un ROC. En este caso deben administrarse anticolinérgicos o en caso de parada,
comenzar la resucitación cardiopulmonar.

7.5 Fármacos empleados en oftalmología

7.5.1 Tratamiento de glaucoma

Los agentes colinérgicos, como la pilocarpina, aumentan el flujo del humor acuoso. Si se
absorbe de forma sistémica puede ocasionar efectos adversos parasimpáticos (bradicardia o
broncoespamos).

Los fármacos agonistas adrenérgicos tópicos (epinefrina o fenilefrina) pueden ocasionar


taquicardia o hipertensión.

Los diuréticos, como el manitol, pueden ocasionar una expansión inicial del volumen que en
pacientes cardiópatas dé lugar a una sobrecarga pulmonar y edema o a un fallo cardiaco
congestivo.

7.6 Agentes BNM y ventilación mecánica.

Durante la anestesia general, el globo ocular rota, impidiendo o dificultando la cirugía. El uso
de agentes BNM no despolarizantes permiten mantener una posición centrada del globo
ocular, facilitando la cirugía. Sin embargo, estos fármacos no están exentos de efectos
adversos:

- Atracurio: su efecto de bloqueo puede verse aumentado en casos de hipotermia y


acidosis. Además pueden dar lugar a la liberación de histamina.
- Cisatracurio: igual que el atracurio pero no da liberación de histamina.
- Vecuronio: acción prolongada en insuficiencia renal.

Con frecuencia, serán necesarias dosis adicionales en caso de cirugías de larga duración. Por lo
general, la dosis requerida para mantener el bloqueo muscular es de 1/3 a ½ de la dosis inicial
administrada.
El uso de ventilación mecánica o manual asistida es obligatorio. La ventilación mecánica
permite al anestesista tener libertad para realizar otras tareas. Es importante estar
familiarizado con el ventilador.

Al finalizar el procedimiento quirúrgico, es importante determinar si existe un bloque muscular


residual para administrar un reversor. Pueden darse casos de recurarización, incluso después
de revertirlos, por tanto es muy importante monitorizar a los pacientes en el periodo
postoperatorio.

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