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en el futuro?
El siguiente paso puede no ser una evolución natural,
sino que se relacione con la influencia de la ingeniería
genética y la biotecnología para expandir las capacidades
FACUNDO MANES 22 ENE 2019
¿Qué podemos hacer con el futuro más que esperarlo? Mucho más.
En principio, tratar de reconocerlo, saber de él para estar preparados.
Porque esa posibilidad de mirar más allá de lo inmediato, sobre
muchas otras, es una cualidad muy humana. Y si de futuro hablamos,
un desafío aún mayor es pensar cómo será la evolución de nuestro
cerebro, el órgano más complejo del universo. ¿Será posible tal
desafío? Para esto sirve mucho aprender cómo llegó nuestro cerebro
a ser lo que es en el presente, y a partir de eso hipotetizar cómo
seremos en un futuro próximo o lejano.
Durante muchos años las investigaciones sobre el cerebro humano se
enfocaron en estudiar el aumento del tamaño del cráneo en los
homínidos. Así, se observó que a medida que se acercaba al Homo
sapiens, cada especie tenía un tamaño mayor al esperado. Este
aumento se dio a expensas del desarrollo de la corteza cerebral. En el
ser humano moderno, la corteza cerebral y sus conexiones ocupan el
80% del volumen cerebral. Y ello no es casual: esa área aloja las
funciones más complejas del cerebro. Y particularmente, una porción
de esa corteza evidenció un crecimiento abrupto en los seres
humanos: la más anterior del lóbulo frontal o corteza prefrontal, la que
se encuentra justo atrás de nuestra frente, que es la que nos hace
humanos porque regula las funciones distintivas de nuestra especie.
Algunas de ellas son nuestra capacidad para desarrollar un plan y
ejecutarlo, para tener pensamiento abstracto, para llevar a cabo
razonamientos lógicos, inductivos y deductivos, para tomar decisiones,
para inferir los sentimientos y pensamientos de los otros, para inhibir
impulsos y para tantas otras funciones que nos vuelven hábiles para
vivir en sociedad. Somos la única especie capaz de desarrollar
símbolos mentales para representar el mundo que nos rodea, como lo
hace el lenguaje. También, hemos creado arte elaborado, sistemas
políticos y económicos organizados, y podemos transmitir el
conocimiento acumulado a través de las generaciones mediante la
enseñanza explícita. Todos estos elementos, entre otros, forman
nuestra cultura.
Quizás el siguiente paso pueda no ser una evolución natural, sino que
se relacione con la influencia de la ingeniería genética y la
biotecnología para expandir las capacidades. Hay autores que
sostienen que la evolución, en términos de selección natural, ya no es
tan relevante en el mundo cultural y tecnológico en que nos
desarrollamos. En cambio, la adaptación cultural y tecnológica tendría
un rol prominente. Con los avances en la medicina y el cuidado de la
salud, en la actualidad entre el 95% y el 99% de los partos son
exitosos, la mayoría de las personas llegan a alcanzar la edad
reproductiva y tiene una esperanza de vida mayor que hace veinte
años. Entonces, se puede pensar que es la cultura –más que la
herencia genética– la que determina quiénes sobreviven hoy y dejarán
descendencia. Además, en la actualidad, somos capaces de manipular
genes mediante selección artificial y modificar rasgos biológicos.
Estudios recientes sugieren que ciertos aspectos del envejecimiento
están programados genéticamente, lo cual abre la posibilidad de
pensar en su manipulación. La tecnología está permitiendo el
desarrollo de tejidos artificiales, como piel construida a partir de
plástico, y dispositivos como retinas artificiales o implantes cocleares.
Probablemente, en un futuro, sea posible crear o regenerar el tejido
neuronal que compone el cerebro. Esto tendría importantes
implicancias en el tratamiento de enfermedades que hoy no tienen
cura, como la demencia. Sin ir más lejos, pensemos que ya contamos
con medicamentos para mejorar el rendimiento en ciertas disfunciones
cerebrales. Fármacos como los antidepresivos, el metilfenidato para el
tratamiento del déficit atencional y agentes dopaminérgicos para el
tratamiento del Parkinson y la enfermedad de Huntington han
significado una gran mejora en la calidad de vida de estas personas.
Nanotecnología
Biotecnología
Neurociencia
Tecnologías de la información
Homo Cyberneticus
Una especie
humana
ligeramente asistida
por algunas
mejoras
tecnológicas.
Muchas veces se dice que el futuro ya llegó. Claro que se trata de una
frase contradictoria, porque el futuro por definición es algo por venir.
Aunque parece que esta vez de verdad ya vino y, encima, que no le
gusta esperar. Sea como sea, tengamos listas las maletas.
Facundo Manes es doctor en Ciencias de la Universidad de Cambridge,
neurólogo, neurocientífico, investigador del CONICET y del Australian
Research Council (ACR) Centre of Excellence in Cognition and its
Disorders, presidente de la Fundación INECO y profesor de la Universidad
Favaloro (Argentina) y de la University of California San Francisco -UCSF-
(EEUU).