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Bioética y Neurociencias:

bioética
una introducción
José Ramón Amor Pan
Doctor en Teología Moral
Email: jose.ramon.amor.pan@gmail.com

Recibido 18 de mayo de 2015


Aceptado 3 de junio de 2015

RESUMEN: Las neurociencias están experimentando, en este inicio del siglo  xxi, un
significativo auge que supera el ámbito biomédico para adentrarse en numerosos
aspectos de la realidad social. Ante este hecho, se impone el esfuerzo de comprender
un nuevo campo científico, atisbar sus implicaciones sociales y deliberar acerca de las
cuestiones éticas asociadas. A ello responde el presente artículo que, tras esbozar un
elenco de los principales asuntos, se centra en cómo afectan las ciencias del cerebro
a la pregunta por la naturaleza del ser humano, a los fundamentos de la libertad y al
ejercicio de la acción política. La novedad y complejidad de lo planteado invita a la
prudencia y exige un enfoque interdisciplinar.
PALABRAS CLAVE: cerebro, ética, identidad, libertad, neuropolítica, deliberación,
interdisciplinariedad.

El cerebro está de actualidad (¿o la Genética, está claro que, cuando


sería mejor decir «de moda»?). La llevamos 15 años de este siglo  xxi,
fuerza de los medios de comuni- el estudio del cerebro está siendo
cación y algunos de sus titulares el centro principal de atención de
tienen mucho que ver con ello, la comunidad científica y de la
como aquél que decía: «Los mapas opinión pública. No son pocos los
cartográficos del cerebro permiti- autores que señalan que es excesi-
rán predecir cómo son las perso- va la confianza que hay deposita-
nas» 1. Así como la primera mitad da en las Neurociencias. Con todo,
del siglo  xx fue la época dorada fuera de exageraciones y algunas
de la Física (que lo iba a explicar afirmaciones simplistas, no cabe
todo) y la segunda mitad lo fue de duda que se trata de un tema ra-
dical, que va a obligar a repensar
1
  La Voz de Galicia, 27 de septiembre muchas cuestiones: los avances
de 2011. en su conocimiento y en las posi-

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bilidades de manipular su funcio- rotechnologies (BRAIN) 2 cuyo obje-


namiento afectan directamente a tivo es elaborar el mapa de nues-
nuestra identidad. tro cerebro: «No podemos permi-
tirnos perder estas oportunidades
El incremento de pacientes que mientras que el resto de las razas
sufren accidentes cerebrovascu- del mundo van por delante. Tene-
lares, enfermedades neurodege- mos que aprovecharlas. No quiero
nerativas (Alzheimer, Parkinson) que los próximos descubrimientos
o trastornos psiquiátricos (depre- de nuevos puestos de trabajo suce-
sión, esquizofrenia) han lleva- dan en China, India o Alemania.
do a las autoridades sanitarias a Quiero que sucedan aquí, en los
multiplicar los medios dedicados Estados Unidos de América». Los
a la investigación del sistema ner- intereses que se entremezclan en
vioso central y de sus alteracio- la investigación neurocientífica
nes. Al respecto, se han dado ya son múltiples y variados: los he-
importantes avances. Con todas chos, las teorías, las prácticas y las
las cautelas que exija este progre- consecuencias que aparecen como
so de la Biomedicina (respeto a la resultado de la investigación neu-
confidencialidad de los datos y la rocientífica son siempre productos
intimidad de los sujetos, consenti- históricos y culturales, con trayec-
miento informado, minimización torias económicas, políticas y per-
de los riesgos, no discriminación, sonales particulares, y como tales
justa distribución de los recursos deberían ser siempre analizados 3.
asistenciales, etc.), está claro que
Dicho lo cual, también debemos
incrementar las posibilidades de
dejar claro que la estructura ínti-
beneficiar a las personas con nue-
ma del cerebro apenas comienza a
vos tratamientos, con nuevas ma-
ser conocida y todavía es muchísi-
neras de diagnóstico y de preven-
mo más lo que desconocemos que
ción y mejorar su calidad de vida
lo que sabemos. Algo que no resul-
es siempre una buena noticia.
ta sorprendente dado que nuestro
Sin embargo, las Neurociencias cerebro está formado por unos
van mucho más allá del ámbito es-
trictamente biomédico. De ello dio 2
  Sus siglas juegan con la misma pa-
fe, por ejemplo, el tono patriótico labra, en inglés, para referirse a cere-
y economicista del discurso con el bro (brain).
3
  Cf. S. Vrecko, “Neuroscience, po-
que Obama presentó el 2 de abril wer and culture: An introduction”, en
de 2013 el proyecto Brain Research History of the Human Sciences 23 (2010),
throught Advancing Innovative Neu- 1-10.

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100.000 millones de neuronas, No es difícil concluir, por consi-


cada una de las cuales establece guiente, que son numerosos los
entre 1.000 y 10.000 conexiones problemas éticos que aparecen
con otras neuronas (10  14), lo que con el desarrollo neurocientífico,
dibuja ante nosotros una estruc- y que, lo anticipo ya, debemos
tura reticular difícil de imaginar afrontar con prudencia y de forma
en toda su complejidad. Al respec- interdisciplinar.
to, el desarrollo informático está
En primer lugar, el tema de los fun-
cumpliendo un papel estelar en
damentos de la moralidad. ¿Qué luz
este avance.
arrojan las Neurociencias sobre la
Tampoco podemos pasar por alto naturaleza de la moralidad y so-
el siguiente dato que dificulta aún bre cómo los seres humanos hacen
más el estudio del cerebro: juicios morales? ¿Nos ofrecen por
fin una ética universal? ¿Tenemos
«No hay dos cerebros iguales. Mien- en nuestro cerebro una estructura
tras que todo ser humano tiene el moral innata, incluso unos conte-
mismo conjunto básico de estruc- nidos morales concretos acuñados
turas cerebrales, el tamaño de éstas por la evolución?
y la organización y fuerza de las
conexiones celulares que las com- Un segundo grupo de cuestiones,
ponen difieren de manera sustan- estrechamente relacionado con el
cial entre una persona y otra. Para anterior, tiene que ver con la liber-
comenzar, la composición genéti- tad y la responsabilidad. ¿Podrían las
ca de cada persona resulta en una Neurociencias mostrar que los se-
organización cerebral levemente res humanos no son responsables
diferente como punto de partida,
de su comportamiento? ¿Podemos
por lo cual, la experiencia con el
responsabilizar a un pedófilo de
ambiente actúa sobre esta estruc-
su conducta, si ésta es producto
tura básica para producir cambios
de su herencia genética y de un
estructurales en la organización
del cerebro, en la que experiencias desarrollo cerebral anormal? ¿Qué
variadas pueden resultar en redes hacemos con una persona que, a
neuronales parcialmente diferen- causa de su genética y de la adic-
tes en distintas personas respecto ción al tabaco de su madre duran-
del mismo proceso cognitivo» 4. te la gestación, padece TDAH y
acaba por tener problemas con la
Justicia? ¿El mordisco del delante-
4
  Ocde, La comprensión del cerebro. El
nacimiento de una ciencia del aprendiza- ro uruguayo Luis Suárez, una de
je, Universidad Católica Silva Henríquez, las estrellas del Mundial de Fútbol
Santiago de Chile 2009, 58. Brasil 2014, merece la sanción que

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le impuso el Tribunal de Arbitraje revelan las Neurociencias sobre


del Deporte, siendo así que parece Dios y sobre nuestra natural ten-
tratarse de un síntoma muy pri- dencia a lo trascendente?
mario al sentirse frustrado y que,
según algunos expertos, las pul- Finalmente, un asunto no menor lo
siones no se educan y son refracta- ocupa la necesidad de utilizar anima-
rias al castigo? les en la investigación neurocientí-
fica, un tema muy controvertido y
En tercer lugar, la cuestión de la sobre el que ha tenido ocasión de
mejora humana. Una de las aplica- manifestarse la Unión Europea el
ciones más interesantes y poten- pasado 3 de junio, a propósito de
cialmente revolucionarias de las la iniciativa ciudadana Stop Vivi-
Neurociencias está en la mejora section.
de la cognición humana y de las
capacidades afectivas. Podríamos Evidentemente en este artículo
hacernos más inteligentes, más no podemos asomarnos, siquie-
capaces de producir y apreciar el ra brevemente, a todo ese amplio
arte, incluso más fieles. ¿Es un po- conjunto de cuestiones. Habremos
der que queremos o que debemos de contentarnos con hacer tres
rechazar de plano porque trae aproximaciones y recomendar al-
consigo riesgos inaceptables? Hay guna bibliografía para el lector
quien habla ya de que caminamos interesado en continuar el camino
con paso decidido hacia el posthu- aquí esbozado  5. Quien tenga un
manismo. mínimo conocimiento de historia
de la Bioética se dará cuenta que
El cuarto grupo de cuestiones tie-
ne que ver con la consciencia. La 5
  J. R. Amor Pan, Bioética y Neurocien-
naturaleza y el papel de ésta sigue cias. Vino viejo en odres nuevos, Institu-
siendo un misterio. Está también to Borja de Bioética, Barcelona 2015;
en el centro del debate ético, en re- A. Cortina (ed.), Neurofilosofía Prácti-
lación, sobre todo, con la retirada ca, Comares, Granada 2012; B. Feijoo
(ed.), Derecho Penal de la culpabilidad y
del soporte vital a los pacientes en
Neurociencias, Civitas, Navarra 2012;
estado vegetativo persistente: tra- M. S. Gazzaniga, ¿Quién manda aquí?
bajos científicos recientes parecen El libre albedrío y la ciencia del cerebro,
demostrar que algunos de estos Paidós, Barcelona 2012; J. Illes y B.
pacientes tienen destellos de cons- J. Sahakian (eds.), The Oxford Han-
ciencia. Por otro lado, ¿la mente dbook of Neuroethic, Oxford Univer-
sity Press, Oxford 2011; O. Oullier
se reduce a lo neuronal? Por otra (coord.), Le cerveau et la loi: analyse
parte, Neuroteología, Neuroreligión, de l’emergence du neurodroi, Centre
Neuroespiritualidad… ¿Qué nos d’analyse stratégique, París 2012.

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estos interrogantes ya afloraron a cultural y una revolución política


propósito del Proyecto Genoma (aunque no me guste el término
Humano. Mucho de lo reflexiona- revolución). No es, sin embargo,
do entonces tiene plena validez. un evento puro. Además de los
intereses de la industria farma-
céutica y de la industria militar,
La seducción de lo «neuro» la publicidad emitida sobre los
resultados neurocientíficos subra-
El ansia por descifrar la esencia ya el dominio de una determina-
íntima de lo que somos, la volun- da visión del ser humano: tanto si
tad de poder y control, así como la se toma en un sentido ontológico
magia de los escáneres cerebrales como metodológico, la creencia en
explican que hoy no sólo hable- la consustancialidad del cerebro y
mos de Neurología, Neurocirugía, la mente parece haber impulsado
Neuropatología, Neurofarmacolo- la investigación neurológica.
gía y Neuropsicología sino tam-
La idea de que todo se reduce a
bién de Neuroética, Neurofilosofía, nuestro cerebro, tal y como un
Neuroteología, Neuromarketing, buen número de libros reflejan:
Neuropolítica, Neuroeconomía, Dick Swaab Somos nuestro cerebro,
Neuromagia, Neurosociología, Mónica Deza Tu cerebro lo es todo o
Neuroantropología, Neuroastro- Antonio Damasio Y el cerebro creó
nomía, Neuroderecho, Neuroes- al hombre, son algunos títulos. Sin
tética, Neurogastronomía. Como embargo, ellos resultan un coro-
vemos, ahora el prefijo «neuro» lo lario de los avances de las Neu-
invade todo y se aplica a discipli- rociencias. La Neuroética, por su
nas que nada tienen que ver con la parte, hasta el momento ha pros-
Medicina. perado sobre esta publicidad, y ha
tendido a apoyar a aquellos que se
De pronto parece como si todo
benefician de la presunción de que
dependiera sólo del cerebro y las
somos sujetos cerebrales. De ahí la
personas no fuéramos más que
defensa de la especificidad de la
un montón de neuronas. ¿Por qué
Neuroética, en vez de hacer de ella
nos suena esto a un déjà vu? ¿Real-
una rama de la Bioética.
mente este neurocentrismo es una
galerna que no se puede resistir La pregunta esencial de la Antro-
de ninguna manera? Se están pro- pología (cuál es la naturaleza del
duciendo simultáneamente una ser humano) no puede responder-
revolución científica, una revo- se en la actualidad sin la aporta-
lución industrial, una revolución ción de las Neurociencias, eso es

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evidente. Pero eso no justifica el Por muy racionales que seamos en


neuroesencialismo que nos invade lo que respecta a la verdad neuro-
y que lleva a Gazzaniga, por ejem- científica de que el abuelo ya no
plo, a decir que los pacientes con está entre nosotros, son pocos los
que se atreven a denegarle el esta-
demencia senil ya no son miem-
tus moral» 6.
bros de nuestra especie «y aun así
nos negamos a aceptar esta idea».
Sigue diciendo un poco más ade- El actual conocimiento que nos
lante: proporcionan las Neurociencias
nos invita muchísimo más a la
«Podemos tomar como analogía humildad, a la prudencia y al es-
el caso de Nelly, su primer coche. fuerzo interdisciplinar que a las
Nelly forma parte de su vida y respuestas simplistas, reduccionis-
de su historia. Usted aprendió a tas, arrogantes y aparentemente
conducir en ese coche, su prime-
concluyentes. Como escribe Lydia
ra novia viajó en él, y quién sabe
Feito, «buena parte del rechazo
cuántas cosas más sucedieron en
el interior de aquel vehículo. Pero
que ha producido este espectacu-
Nelly ha empezado a oxidarse, a lar desarrollo de las Neurociencias
fundirse, a deteriorarse, y GM ha no deriva de los datos que aporta,
dejado de fabricar piezas para ese sino de las conclusiones filosóficas
modelo. Sin embargo, su soma –su gratuitas, banales, apresuradas,
cuerpo– sigue ahí, y aunque Nelly atrevidas e ignorantes que se han
sigue aparcado al lado de su nuevo querido obtener de ellos» 7.
Honda, perdura en su mente y us-
ted no desea librarse de él.
El abuelo tiene demencia senil: es ¿Somos o no somos libres?
una sombra de su antiguo yo. Está
oxidado; no le funcionan correc- El determinismo ha vuelto por sus
tamente las neuronas a pesar de fueros con las Neurociencias, de-
que sigue consciente de un modo bido sobre todo al estudio de pa-
automático y superficial. Su soma cientes con lesiones prefrontales,
perdura, y cada vez que usted lo
a los experimentos de Libet y al
ve, recuerda su personalidad, aun-
estudio en laboratorio de dilemas
que para él ya no existe aquel re-
cuerdo. Lo cierto es que Nelly y el
abuelo tienen mucho en común. 6
  M.  S. Gazzaniga, El cerebro ético,
Al igual que Nelly, el abuelo es un Paidós, Barcelona 2006, 42-46.
estímulo para el estado mental de 7
  L. Feito, «Neurociencia de las emo-
su nieto, no para el suyo propio. El ciones: claves del comportamiento hu-
abuelo vive en usted, no en sí mis- mano», en Diálogo Filosófico 80 (2011),
mo, al igual que Nelly. 236.

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morales. Resulta elocuente el tí- lado, tampoco las instituciones


tulo del ensayo del neurobiólogo sociales y económicas tienen que
alemán Gerhard Roth: Estamos de- ser reformadas, dado que care-
terminados. La investigación del cere- cen de interés para los problemas
bro libera de ilusiones 8. Por su parte, que directamente nos conciernen.
Gazzaniga escribe: «El intérprete No me extraña que autores como
humano nos ha tendido una tram- Choudhury, Nagel y Slaby hayan
pa. Ha creado la ilusión del yo y, sugerido que los descubrimientos
con ella, el sentido de que los se- neurocientíficos favorecen a las
res humanos tenemos agentividad sociedades capitalistas y encajan
y tomamos decisiones libres que con un enfoque cultural que pone
determinan nuestra acción»  9. En el énfasis en el culto a la interio-
España, destaca Francisco Rubia: ridad, exalta el individualismo y
«La voluntad libre queda como sobrevalora el mercado 11. La gen-
una ilusión funcional que estabili- te tiene unas ganas enormes de
za la autoestima del individuo […] escuchar que no tiene la culpa de
la voluntad y la responsabilidad nada, que lo acontecido no es res-
son una ilusión cerebral» 10. ponsabilidad suya, que esto es así
porque es así. Ya no hay misterio,
Si el fracaso escolar, la depresión, ya no hay complicación, ya no hay
la violencia, la conducta criminal culpa, ya no tenemos que trabajar
y hasta la infidelidad conyugal se con denuedo para forjarnos un ca-
explican en términos de funciona- rácter adecuado y esforzarnos por
miento cerebral, se produce una tomar decisiones lo más correctas
doble exculpación. Por un lado, y bondadosas posibles.
los sujetos no son responsables de
su comportamiento (todo se debe No obstante, como afirma Palma,
a un problema de neurotrans- del Departamento de Neurología
misores o de lesiones en alguna y Neurocirugía de la Clínica de la
zona de nuestro cerebro). Por otro Universidad de Navarra, «nadie
en su sano juicio afirmaría que el

 8
  Citado en M. Álvarez, El problema
de la libertad ante la nueva escisión de la   Cf. S. Choudhury, S. K. Nagel y J.
11

cultura, Real Academia de Ciencias Slaby, «Critical Neuroscience: Link-


Morales y Políticas, Madrid 2007, 121- ing Neuroscience and Society through
123. Critical Practice», en Biosocieties 4
 9
  M. S. Gazzaniga, ¿Quién manda (2009), 61-77; J. Slaby, «Steps towards
aquí?, 133. a critical neuroscience», en Phenom-
10
  F. J. Rubia, El fantasma de la libertad, enology and the Cognitive Sciences 3
Crítica, Barcelona 2009, 71 y 76. (2010), 397-416.

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cincel ha realizado una escultura. cuya actividad se reduce funda-


Pero sí que es cierto que el escul- mentalmente a la lucha darwiniana
tor, sin el cincel, no puede trabajar, por la supervivencia con base en
aunque el autor de la escultura es automatismos como el instinto de
el artista. Lo mismo sucede en el reproducción sexual, la agresividad
cerebro. Las áreas cerebrales im- y la búsqueda de alimento» 13.
plicadas en cada acción realizan
un papel comparable al cincel: sin ¿Qué deducir de todo ello? Adela
el cerebro no podemos pensar ni Cortina lo expresa perfectamente:
actuar. Pero no es el cerebro quien «Las razones pueden darse o re-
piensa. Quien piensa es cada uno chazarse, incorporarse a la propia
de nosotros, la persona. Pensar de vida o despreciarlas, desde la con-
otro modo sería caer en un error ciencia de poder decir sí o no a tra-
reduccionista»  12. El destino no vés de la deliberación y el diálogo
está escrito en las neuronas, como y de poder actuar en consecuencia,
tampoco lo está en los genes. que es la conciencia de la libertad
y, vinculada a ella, la conciencia de
Como señala Alfredo Dinis, sub- la responsabilidad. No hay, pues,
yacente al determinismo cerebral conocimiento neurocientífico sin
está la confusión entre correlación mutuo reconocimiento de la li-
y causalidad o, lo que es lo mismo, bertad y la responsabilidad. Una
entre condiciones necesarias y con- libertad condicionada, sin duda,
diciones suficientes: «Al confundir pero suficiente para sabernos pro-
la correlación neuronal, o condición tagonistas de nuestras vidas» 14.
necesaria, de toda la actividad hu-
mana, incluyendo la evaluación y
la decisión éticas, con la condición Neuropolítica
suficiente de esta actividad especí-
ficamente humana, los autores que La influencia de las Neurociencias
adoptan esta perspectiva se colocan ha llegado también a la Política y
en una línea de análisis internalista ha generado otro neologismo más
(todo pasa en el interior del cerebro con el prefijo «neuro». Se trata de
humano) que considera al ser hu- la Neuropolítica, «un marco que
mano como una sustancia indivi-
dual, de naturaleza neurobiológica,
13
  A. Dinis, «Neuro-Ética. O conheci-
mento do cérebro eliminará a liberda-
de?», en Revista Portuguesa de Bioética,
12
  J. A. Palma, Cómo tomamos las de- suplemento II (2011), 98.
cisiones, Libros Libres, Madrid 2012, 14
  A. Cortina, Neuroética y neuropolí-
254-255. tica, Tecnos, Madrid 2011, 200-201.

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nos permite re-imaginar la cultu- realizadas por el grupo de investi-


ra, el poder y la subjetividad a la gación de R. Poldrack y por el de
luz de nuestro conocimiento cada D. Amodio, que son de las que se
vez mayor sobre el cerebro huma- están nutriendo hoy muchos ase-
no y la mente extendida» 15. sores de imagen de políticos en
todo el planeta 18.
El artículo que Marco Iacoboni,
Joshua Freedman y Jonas Kaplan En su significado más corriente,
firmaron en The New York Times el la Neuropolítica sería aquella dis-
11 de noviembre de 2007 tuvo mu- ciplina que investiga el funciona-
cha importancia en el nacimiento miento neuronal de los votantes
de la Neuropolítica: «This Is Your en orden a utilizar esa información
Brain on Politics»  16. En él expre- en beneficio de una determinada
saron sus predicciones, presunta- opción política. En este sentido, no
mente fundadas en observaciones deja de ser neuromarketing electo-
con neuroimagen, sobre cómo los ral 19. La misma Adela Cortina de-
votantes indecisos actuarían en las
elecciones primarias para la presi-
dencia de EE.UU. Tres días des-
18
  D. Amodio et al., «Neurocognitive
pués fue contestado en el mismo correlates of Liberalism and Converva-
tism», en Nature Neuroscience 10 (2007),
periódico por otro artículo, «Poli- 1246-1247; R. Poldrack, «Inferring men-
tics and the Brain», firmado por 17 tal states from neuroimaging data: From
conocidos neurocientíficos que se reverse inference to large-scale decod-
lamentaban de la superficialidad y ing», en Neuron 72 (2011), 692-697.
banalización del anterior trabajo 17.
19
  Me remito a las buenas explicaciones
del siguiente autor: R. Álvarez del Blan-
Los augurios del primer artículo
co, Neuromarketing, Pearson Educación,
no resultaron ser demasiado certe- Madrid 2011. Su subtítulo, por cierto, no
ros, pero pocos dudan hoy que no podía centrar mejor el contenido de la
afectaran el resultado de los comi- obra (seducir al cerebro con inteligencia
cios. Aún así, es posible mencionar para ganar en tiempos exigentes): «En
publicaciones más serias, como las neuromarketing se asume que la mejor
persuasión es aquélla que logra que el
persuadido no reconozca la influencia.
Logra persuadir, en forma desaperci-
15
  J. F. Dunagan, «Politics for the bida». También: «Para impactar con la
Neurocentric Age», en Journal of Futu- marca multisensorial, el neuromarketer
res Studies 15 (2010), 56. deberá investigar escrupulosamente las
16
  h t t p : / / w w w. n y t i m e s . c o m / necesidades sensoriales y aspiracionales
2007/11/11/opinion/11freedman. de los clientes. Se enfocará en la creación
html?pagewanted=all&_r=0 de relaciones profundas y amigables
17
  h t t p : / / w w w. n y t i m e s . c o m / mediante un fresco diálogo emocional.
2007/11/14/opinion/lweb14brain.html La promesa de la marca, basada en emo-

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termina: «Desde antiguo la retóri- podemos observar cómo trabajan


ca se ha venido ocupando de des- nuestras neuronas, sino del hecho
cubrir cuáles son las emociones de mucho más práctico de que tam-
las gentes a las que se quiere con- bién podemos manipular, esto es,
vencer de un mensaje para intentar intervenir en los mismos procesos
conseguirlo. Y esto puede hacerse neuronales, frenar o acelerar sus
de dos modos: o bien tratando de conexiones, por ejemplo. La deter-
conocer esas emociones porque, en minación y la rapidez con las que
caso contrario, ni siquiera podrán se desarrolla la Neuropolítica no se
entender bien el mensaje, pero con entienden si no colocamos sobre el
el propósito de dejarles decidir por tapete la cuestión, a mi juicio, más
sí mismas cuando cuenten con la importante: la aplicación técnico-
información oportuna; o bien in- práctica de los resultados alcan-
tentando conocer esas emociones zados, es decir, la utilidad política
para manipular a los oyentes y lle- y económica de los avances de las
varlos al propio terreno» 20. técnicas de neuroimagen» 22.

Esto último es lo que mete miedo:


que se puedan utilizar los resul- Hay que seguir reflexionando,
tados de las Neurociencias para interdisciplinariamente
manipular a la opinión pública.
Cómo se vende un candidato, ésa Los confines de la vida humana han
parece ser la cuestión. Y, en este estado oscuros y van a permanecer
sentido, no cabe duda que puede oscuros hasta el fin de los tiempos.
hablarse con toda propiedad de Lo importante es aprender a mane-
un neuropoder, mucho más pode- jar esta incertidumbre, aprender a
roso, preciso y transformador que tomar decisiones prudentes, apren-
todas las formas previas de poder, der a construir espacios de solida-
y, también, mucho más ambiguo, ridad y sana democracia. La volun-
incierto y frágil21. Como sostiene tad de poder y los mesianismos de
García Marzá: «la verdadera re- todo tipo son altamente peligrosos.
volución inherente a la Neuropo- Hay que diferenciar entre materia
lítica no deriva sólo de que ahora y materialismo, naturaleza y na-
turalismo, ciencia y cientificismo,
ciones humanas, impactará en regiones
correctas y precisas del cerebro, donde se
active la fascinación». Cf. Ibid., 105; 183.   D. García Marzá, «Neuropolítica:
22
20
  A. Cortina, Neuroética y neuropolítica, una mirada crítica sobre el neuropoder»,
99-100. en A. Cortina (ed.), Neurofilosofía Prácti-
21
  Cf. J. F. Dunagan, art. cit., 59-64. ca, 83.

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darwinismo y darwinitis, Neuro- Me quedo, para terminar, con las


ciencias y neuromanía. siguientes reflexiones propuestas
por K. Evers: «Poco a poco el ce-
Alrededor de estos asuntos ha cre-
rebro humano comienza a com-
cido una voluminosa e intrincada
prenderse a sí mismo. Es un acon-
bibliografía, que sirve principal-
tecimiento único en la historia, y
mente para confirmar lo difíciles y
complejas que son estas cuestiones. todavía nos hallamos al comienzo
Es necesario insistir, con palabras de este proceso. ¿De qué manera
de A. Damasio, en que «una expli- vamos a reaccionar y a utilizar
cación neurobiológica simple para este conocimiento? Se trata de una
la aparición de la ética, la religión, la cuestión que hasta ahora sólo es
ley y la justicia es difícilmente via- materia de hipótesis y de eleccio-
ble. Es razonable aventurar que la nes más o menos informadas. En
neurobiología desempeñará un pa- los comienzos de esta nueva cla-
pel importante en las explicaciones rificación, debemos permanecer
futuras. Pero con el fin de compren- vigilantes; pero la vigilancia no
der de manera satisfactoria estos debe impedir el optimismo. Es po-
fenómenos culturales necesitamos sible que escojamos utilizar bien
incorporar ideas procedentes de la nuestro poder y también evolucio-
antropología, la sociología, el psi- nar, tanto biológica como cultural-
coanálisis y la psicología evolutiva, mente, para convertirnos en lo que
así como descubrimientos proce-
consideramos criaturas ‘mejores’
dentes de estudios en los campos
que desarrollan sociedades más
de la ética, el derecho y la religión.
avanzadas. Los valores que se-
En realidad, la tendencia que es
más probable que produzca expli- leccionaremos y los métodos que
caciones interesantes la constituye elegiremos para alcanzarlas des-
un nuevo tipo de investigaciones empeñarán un papel esencial para
destinadas a comprobar hipótesis determinar si la clarificación y la
basadas en el conocimiento integra- comprensión neurocientíficas me-
do de cualquiera de estas discipli- jorarán o por el contrario agrava-
nas (y de todas ellas) y de la neuro- rán la difícil situación en la que se
biología. Esta empresa apenas está encuentran los humanos»24. Fasci-
empezando a tomar forma»23. nante aventura. n

  A. Damasio, En busca de Spinoza,


23
  K. Evers, Neuroética. Cuando la materia
24

Destino, Barcelona 2011, 178. se despierta, Katz, Madrid 2010, 190.

Razón y Fe, 2015, t. 272, nº 1403, pp. 141-151, ISSN 0034-0235 151
ELIZABETH A. JOHNSON
«Pregunta a las bestias»
Darwin y el Dios del amor

352 págs.
P.V.P.: 37,50 €
Durante milenios, las especies vegetales y animales han recibido escasa
atención sostenida como temas de la teología y la ética cristianas por dere-
cho propio. Al concentrarse en el dilema humano del pecado y la gracia
redentora, la teología ha considerado que la doctrina de la creación era
ante todo una obertura al drama principal, el de la relación de la huma-
nidad con Dios. ¿Qué valor tiene el mundo natural en el marco de la fe
religiosa? Elizabeth A. Johnson sostiene que el mundo natural es un ele-
mento intrínseco de la fe en Dios y que el cuidado ecológico, lejos de ser
un añadido extrínseco, ocupa el centro de la vida moral.

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