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PEC CURSO 2020 - 21 ARTE


ANTIGUO EGIPTO Y PROXIMO
ORIENTE, UNED
Ramon Gesto de Dios

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Hist oria del art e prehist orico y de las alt as cult uras
Zaira Caamao

Tema 2-A. ART E EGIPCIO


Ojeda Mar

HIST ORIA DEL ART E ANT IGUO T EMA 2: ART E MESOPOTÁMICO


Hugo Mart in Isabel
El presente texto se corresponde con la entrega que hice para el PEC de la
asignatura de Historia del Arte Antiguo en Egipto y Próximo Oriente, UNED
(diciembre 2020).

Únicamente he publicado mis respuestas, así como las imágenes y el texto que se
incluían en el enunciado. No he publicado los enunciados en sí ya que no forman
parte de mi trabajo. En todo caso, comentar que los responsables del enunciado
fueron los profesores de la asignatura: Inmaculada Vivas Sainz y
David Ojeda Nogales.

Espero que mi trabajo pueda servir de ayuda.

Ramón Gesto.
Imagen 1

Imagen 2

2
Deir el-Medina, poblado obrero egipcio. Dinastia XVIII
El poblado de Deir el-Medina, «el monasterio del pueblo» en árabe o Set Maat «el lugar de la verdad» en
egipcio, constituye uno de los ejemplos más importantes de asentamiento urbano obrero en Egipto. Se
encuentra en un valle adyacente al propio Valle de los Reyes, llamado Valle de los Artesanos, en la orilla
oeste del río Nilo, muy cerca del actual Luxor, la antigua Tebas. Se trata de un poblado planificado desde su
inicio en el que se pretendía alojar temporalmente artesanos que trabajaban en las tumbas reales. Tenemos
constancia de la fecha de su fundación gracias a que durante su excavación se descubrieron ladrillos
impresos con el cartucho de Tutmosis I (1504-1492 a.C.), tercer faraón de la dinastía XVIII, a principios del
Reino Nuevo.
El conjunto, de forma aproximadamente rectangular dados los condicionantes topográficos, está delimitado
por un muro perimetral de unos 150 metros de largo y 50 de ancho. Dicho muro servía para controlar a los
trabajadores que, conocedores de los secretos de los enterramientos reales, permanecían, en cierto modo,
vigilados. Residían allí canteros, dibujantes, pintores, escultores, arquitectos y albañiles, acompañados de
sus familias, pero también médicos y escribas. En total, unas setenta casas, entre 400 y 500 habitantes.
En su interior, los barrios residenciales se organizan alrededor de una calle principal interna quebrada,
posiblemente debido a las sucesivas ampliaciones, de la que partían callejones estrechos que conducían a la
entrada a las casas. Dicha vía principal recorría la población de Norte a Sur y solo poseía una única entrada
donde se situaba la casa del capataz.
Las casas se adosaban unas a otras conformando un tejido denso con un patrón libre, que algunos autores
denominan orgánico (Diego Espinel, 2002; Lacasa 2017) y que se observa en numerosas ciudades
amuralladas egipcias. Todas eran diferentes, pero a la vez muy parecidas. Se desarrollaban en una sola
planta y poseían una sala de recepción con una columna, una cocina, habitaciones privadas y una terraza
cubierta.
Son escasos los ejemplos de ciudades egipcias que se han conservado hasta nuestros días. La arquitectura
residencial se construía básicamente con adobe, un material de baja calidad que no resiste bien los ataques
físicos. A ello se une el carácter temporal con que se planificaron estos poblados. Pese a ello, contamos con
la evidencia de tres importantes aldeas obreras: Kahun (Reino Medio), Tel-el-Amarna (Reino Nuevo) y el
propio Deir el-Medina, siendo esta la última en construirse, la de menor extensión y la de traza más
irregular. Todas comparten planteamientos similares: situación cercana al lugar de producción, muros
perimetrales, tiras de viviendas todas adosadas, ausencia de plazas o espacios abiertos, diferenciación de la
casa del capataz, etc. Obviamente, también comparten un contexto histórico y económico similar puesto que
este tipo de asentamientos está ligada a la exigencia de trabajadores y esta a su vez, con los grandes
monumentos funerarios o las grandes explotaciones, algo que sólo ocurrirá en Egipto en los periodos de
esplendor.
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Bibliografía:
 Alegra Carvajal, Esther y Gómez López, Consuelo. Edificios de la arquitectura antigua. Historia de
las tipologías arquitectónicas (2007, 2ª edición). Madrid: Editorial Sanz y Torres.
 Belard, Chloé. Unvillage d’artistes au service des tombes royales (2020). Artículo de la revista Les
cahiers de science & vie, nº 194. Agosto 2020.
 Diego Espinel, Andrés. Ciudades y urbanismo en el Egipto Antiguo (ca. 3000-1069 a.C.), (2002).
Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca.
 Lacasa Esteban, Carmen. Urbanismo en el Antiguo Egipto. Ciudad orgánica frente a fundación
estatal en el Reino Medio: Lahun y Elefantina, (2017). Madrid: Boletín de la Asociación Española de
Egiptología, BAEDE, nº 26.
 Morris, A.E. J. Historia de la forma urbana desde sus orígenes hasta la Revolución Industrial
(1984). Barcelona: Editorial Gustavo Gili.
 Weeks, Kent. The lost tomb. The greatest discovery at the Valley ofkings since Tutankamun (1999).
London: Phoenix.
 Wooley, Leonard, Sir. Digging up the past (1960). Baltimor: Penguin, 2ª edición.

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Vía de las Procesiones y Puerta de Ishtar. Babilonia. Imperio neobabilónico
La fotografía objeto del análisis pertenece a una maqueta que muestra una perspectiva en tres dimensiones
de una arquitectura urbana, concretamente una reconstrucción del acceso norte a la antigua ciudad de
Babilonia. Se aprecia en primer plano la Vía o Avenida de las Procesiones y, al fondo, la Puerta de Isthar,
que formaba parte de la gran muralla. El conjunto es de origen más reciente que el resto de muralla,
concretamente data de la época del gran Nabucodonosor II (605–562 a.C), rey del imperio neobabilónico,
como lo atestigua la inscripción cuneiforme de grandes dimensiones que se puede leer aún hoy. Durante su
reinado, que coincide con el esplendor del imperio, Nabucodonosor reconstruyó primero el acceso y
posteriormente elevó la cota de la superficie en, al menos, dos ocasiones (Pedersén, 2018).
La Puerta de Ishtar debe su nombre a la diosa del amor y de la guerra y era una de las ocho puertas de la
doble muralla de la ciudad. Fue excavada en 1902 por la misión alemana bajo la tutela de Robert koldewey,
y muchas de sus piezas transportadas posteriormente a Alemania, donde se conservan montadas en una
réplica a tamaño natural en el Museo de Pérgamo, junto a la maqueta citada al inicio. A través de ella
cruzaba la Avenida de las Procesiones, eje principal urbano y religioso de la ciudad. La vía corría paralela al
río Éufrates y comunicaba tres importantes edificios religiosos: el Esagila o santuario de Marduk, dios
principal de la ciudad, el zigurat o Etemenanki, y el bit akiti, un santuario situado ya en el exterior. Este era
precisamente el recorrido de la procesión de las estatuas de los dioses que cada año durante la llamada Fiesta
de Año Nuevo tenía lugar en la ciudad.
La muralla de la ciudad era para la cultura mesopotámica mucho más que un elemento defensivo. Constituía
un símbolo de poder, un instrumento político y propagandístico. De ahí su decoración con poderosos
animales protectores, toros y dragones, y sus colores vivos. Su demolición suponía la derrota. La puerta de
Isthar no era sólo una vía de entrada a la ciudad, sino que recordaba a los ciudadanos y enemigos la fuerza
del monarca.
En el conjunto arquitectónico que nos ocupa podemos reconocer elementos comunes con las culturas
mesopotámicas anteriores, principalmente con el mundo sumerio, muy próximo al babilónico y con el que
compartía cultura y religión. Es el caso de los muros de gran grosor con entrantes y salientes o del uso del
arco de medio punto. También se puede apreciar una evolución técnica: el adobe ha pasado a ser ladrillo
cocido (Pedersén, 2018); el revestimiento exterior de los muros se consigue con los propios ladrillos
vidriados que aportan color y a veces tienen relieve. También podemos pensar en cierta influencia recíproca
con el mundo asirio. Así, por ejemplo, podemos encontrar similitudes formales con las murallas de Nívive.
Por último, añadir que el arte Babilónico influyó a su vez a otras culturas posteriores. En escultura, por
ejemplo, encontramos relieves muy parecidos a los de la Puerta de Isthar en los palacios persas. Véase, por
ejemplo, el famoso Friso de los arqueros del Palacio de Susa hoy conservado en el Louvre.

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Bibliografía:
 Alegra Carvajal, Esther y Gómez López, Consuelo. Edificios de la arquitectura antigua. Historia de
las tipologías arquitectónicas (2007, 2ª edición). Madrid: Editorial Sanz y Torres.
 Borobio, Luis. Historia sencilla del arte, 2009. Madrid: 2012.
 Hilprecht, H. V. Explorations in Bible Lands during the 19th century (1903). Philadelphia: A. J.
Holman and Company.
 Lara Peinado, Federico. El arte de Mesopotamia, (1989). Madrid: Historia 16.
 Martínez de la Torre, Cruz. Gómez López, Consuelo. Vivas Sainz, Inmaculada. Arte de las grandes
civilizaciones antiguas: Egipto y Próximo Oriente (2012). Madrid: Editorial Universitaria Ramón
Areces.
 Montero Fenollós, Juan Luis. Breve historia de Babilonia, (2012). Madrid: Ediciones Nowtilus.
 Montero Fenollós. Las murallas de Babilonia. Nueva interpretación de una maravilla del mundo
antiguo (2017). Revista Universitaria de Historia Militar Volumen 6, número 12 Año 2017, pp. 20-
49
 Pedersén, Olof. The Ishtar Gate Area in Babylon. From Old Documents to New Interpretations in a
Digital Model, (2018). Berlin: ZOrA, Zeitschrift für Orient-Archäologie, Band 11, 2018. 160–178
 Vázquez Hoys, Ana María. Historia del Mundo Antiguo (Próximo Oriente y Egipto) (2003). Madrid:
Editorial Sanz y Torres.
 World Monuments Fund. Documenting Babylon: Photography, drawings, and new Technology.
Google Arts and Culture. Se trata de imágenes de alta calidad que documentan el proceso de
reconstrucción y restauración que se está llevando a cabo actualmente en la ciudad de Babilonia.
Destacan los recorridos virtuales por el acceso a la Puerta de Ishtar (Vía de las Procesiones).
https://g.co/arts/o9mb8LJByoouP7mG6

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Ejercicio 2. Ficha catalográfica

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Título de la obra: Modelo previa para base de columna
o parte de algún objeto mobiliario, que representa una
esfinge alada.
Autor: desconocido.
Cronología: 700 a.C. - 600 a. C.
Dimensiones: 3,8 x 8,3 x 9,1 cm (ancho x largo x alto)
Material y técnica: Piedra caliza. Tallado
Localización: Museo Británico, Londres. Número d
referencia 90954. No expuesto actualmente.
Cultura: Neoasiria. Imperio Nuevo (911 a.C.-610 a.C.)

Se trata de la escultura de un animal alado que soporta lo que parece la base de una columna.
Tiene cabeza humana tocada con una mitra coronada por plumas y seis cuernos (divinidad).
La obra fue descubierta en la ciudad de Nínive (norte de Irak), por el arqueólogo inglés George
Smith durante el siglo XIX. Ha sido objeto de restauración, habiéndosele añadido las patas con
pezuñas de toro, puede que con criterio erróneo.
Se encuadra dentro del periodo histórico asirio conocido como Imperio Nuevo, posiblemente de la
época de los Sargónidas, el de mayor apogeo del imperio asirio. La escultura es muy similar a las
de los lamassu, genios protectores con cuerpo de toro o león, alas de águila y cabeza humana. Se
diferencia de estos principalmente porque lleva un collar y porque su rostro es imberbe, lo que
podría significar que se trata de un genio femenino. Hablaríamos entonces de esfinge, si bien, su
función sería similar a la de los lamassu: colocarse en las puertas de templos y palacios para aleja
a los espíritus demoníacos e intimidad a los enemigos.
Existen pocos precedentes de esta representación. Esfinges con características similares, pero de
gran tamaño, se han encontrado en el norte de Siria, (esfinge de Zinjirli o Sam’al, hoy en el Museo
de Pérgamo), y al sur de Turquía (Sakca-Gözü o Coba Höyük), ambas de de origen hitita. También
en el Museo del Hermitage se encuentran divinidades aladas de la región de Urartu (Armenia), a
la que llegaron también los asirios en esta época, con características similares incluso en el
tamaño. Alguna parece que formó parte de un trono que descargaba el peso en su cabeza.
La escultura neoasiria estuvo al servicio exclusivo de los monarcas y su objetivo final no era otro
que ensalzar su gloria. Se trata de una escultura rígida y de formas estereotipadas, detallista, pero
convencional. Destacan los relieves de animales realistas y con la anatomía marcada.

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Bibliografía:

 Martínez de la Torre, Cruz. Gómez López, Consuelo. Vivas Sainz, Inmaculada.


Arte de las grandes civilizaciones antiguas: Egipto y Próximo Oriente (2012).
Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces.
 Lara Peinado, Federico. El arte de Mesopotamia, (1989). Madrid: Historia 16.
 Smith, George. Assyrian discoveries, an account of explorations and discoveries
on the site of Niniveh during 1873 and 1874, (1875). Nueva York: Scribner,
Armstrong & CO.
 Vázquez Hoys, Ana María. Historia del Mundo Antiguo (Próximo Oriente y
Egipto) (2003). Madrid: Editorial Sanz y Torres.
 Larousse Encyclopedia of Mythology (1964). London: Paul Hamlyn Limited.
 Sitio Web del Museo Británico que contiene información sobre la obra:
https://www.britishmuseum.org/collection/object/W_SM-2500
 Enlace a la imagen de la esfinge de Zinjirli, del Museo de Pérgamo, a la que se
hace referencia en la ficha:
Berlín arte hitita 05 - Sam'al - Wikipedia, la enciclopedia libre
 Enlace a la imagen de las esfinges halladas en Coba Höyük, a las que se hace
referencia en la ficha:
sakcagozu08c.jpg (1200×900) (hittitemonuments.com)
 Enlace a la imagen de las divinidades aladas de Urartu, a las que se hace
referencia en la ficha:
File:Urartian Art 01.jpg - Wikimedia Commons
Urartian Art 04b~ - Religión de Urartu - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Ejercicio 3. Comentario de texto

“Yo conozco los secretos de las palabras divinas (jeroglíficos), el procedimiento del
ritual de ofrendas. Yo he adquirido el dominio de un maestro en todas las fórmulas
mágicas, no hay nada que se me pueda escapar. Yo soy un artista excelente en su arte,
que ha llegado a ser el primero en su conocimiento.
Yo conozco las proporciones de los líquidos (los pigmentos), el peso correcto. Eliminar
y hacer entrar lo que sobresale.
Yo conozco la pose de una estatua de un hombre y de una estatua de mujer, la postura
de diez pájaros, la postura de un prisionero, la mirada de miedo de los compañeros por
las víctimas del sacrificio, las proporciones del cuerpo de un hipopótamo, la pose para
correr.
Yo sé cómo hacer los pigmentos de las incrustaciones, sin dejar que le fuego las queme,
ni el agua las borre.
Nadie tendrá este conocimiento salvo mi hijo mayor, habiéndole ordenado el dios que
sea mi aprendiz, yo he notado su habilidad para supervisor las obras hechas de plata y
oro y de marfil y ébano”.

(Traducción de la Estela del escultor Irtisen, Abydos. XI Dinastía)

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El texto que nos ocupa pertenece a una estela egipcia que se exhibe actualmente en el
Museo del Louvre, en París. Sabemos que fue encontrada en la ciudad de Abidos pero
se desconocen las circunstancias de su llegada al museo (Obenga, 1994.).
De la lectura del texto completo de la estela (Mathieu,2016), escrita en caracteres
jeroglíficos, sabemos quién fue su autor, así como también podemos acotar la fecha de
su realización. El artista fue Irtisen, quien se presenta a sí mismo como escriba, escultor
y director de artesanos. La obra pertenece al periodo conocido como Reino Medio, en
concreto al reinado de Mentuhotep II (2055-2004 a.C.), faraón que inaugura dicho
periodo y también la dinastía XI.
El tema del texto no es otro que la descripción de los propios conocimientos del autor.
Irtisen describe y, en cierto modo, se jacta de su sabiduría. Para ello utiliza la repetición
de la expresión «Yo conozco...», lo que nos permite distinguir cuatro ramas del saber de
la época: religión, aritmética, técnica y arte. Se trataría pues de un texto descriptivo en
su forma, pero cuya clasificación puede resultar confusa debido a la cantidad de
alusiones que el autor dedica a cuestiones meramente técnicas. La estela ha sido
considerada por algunos como el primer tratado de estética de la humanidad (Obenga,
1994), sin embargo, no se puede olvidar el carácter votivo y, por tanto, religioso de este
tipo de lápidas. Estelas como la de Irtisen, eran ofrendas de los peregrinos que iban a
Abidos, lugar donde se encontraba la tumba de Osiris.
A partir de los comentarios sobre pintura y escultura de Irtisen reparamos en la
existencia ya entonces de unas reglas tan precisas, que dejaban poco espacio para la
improvisación y que se convertirán en «clásicas». También intuimos un poco mejor el
papel que el artista ocupaba dentro de la jerarquía social, tarea realmente difícil porque
apenas existen casos en los que podamos identificarlos de manera individual (Imhotep o
ya posteriormente los obreros de Deir el-Medina). Quizás por ello se ha considerado
tradicionalmente este papel como poco relevante, pero el tono del texto, la importancia
que Irtisen concede a la herencia de sus conocimientos en la figura de su hijo y la
calidad de la propia estela, nos indican que el artista debió de tener o al menos
reivindicar cierto status en una sociedad que estaba evolucionando y donde crecía una
clase media «burguesa» (Vázquez Hoyos, 2003).
Como conclusión, la estela de Irtisen se ha interpretado frecuentemente como un primer
tratado de arte, pero no es menos importante su aportación al estudio de la figura del
artista en dicha época.

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Bibliografía:

 Mathieu, Bernard. Irtysen le technicien, stèle Louvre C 14. Artist and colour in
ancient Egypt, Proceedings of the colloquium held in Montepulciano, August
22nd-24th, 2008, Studi Poliziani di Egittologia 1, Montelpulciano: Missione
Archeologica Italiana a Luxor (2016).
 Obenga, Théophile. La Stèle d’Iritisen ou le premier Traité d’Esthétique de
l’humanité (1994). ANKH nº 3, junio 1994.
 Stauder, Andréas. Staging Restricted knowledge. The sculptor Irtisen’s self-
presentation (ca. 2000 BC. Artículo perteneciente a la publicación The arts of
making in ancient Egypt. Voices, images and objects of material producers
2000-1550 BC (2018). Leiden: Sidestone Press.
 Thum, Jem (Joukowsky Institute for Archaeology and the Ancient World,
Brown University). Stelae: Ancient Egypt’s Versatile Monumental Form.
https://www.arce.org/resource/stelae-ancient-egypts-versatile-monumental-form
 Vázquez Hoys, Ana María. Historia del Mundo Antiguo (Próximo Oriente y
Egipto) (2003). Madrid: Editorial Sanz y Torres
 Vivas Sainz, Inmaculada. El artista en el antiguo Egipto: escultores y pintores
egipcios y el concepto de arte egipto (2018). Canal Uned.
https://canal.uned.es/video/5bacd586b1111fb5718b456a
 Wallis Budge, Ernest Alfred. Egyptian religion. Ideas of the afterlife in Ancien
Egipt (1975). London: Routledge & K. Paul.
 Página web de la estela en el Museo del Louvre:
https://www.louvre.fr/en/oeuvre-notices/stele-master-craftsman-scribe-and-
sculptor-irtysen

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