Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Angel Isac
Publicado en:
Introducción
para los barceloneses del siglo pasado producía salir del casco antiguo y dirigirse a la
nueva ciudad que surgía en el ensanche, y con singular acierto escribe: "No falta quien se
aturde, creyendo haber sido transportado a otra ciudad mágicamente"1. Pues bien, entre
una ciudad y otra, que constituyen mundos contrapuestos, se situó -o se situaban- las
murallas de un espacio urbano que pasa bruscamente de ser "plaza fuerte" a "suelo en
puesta al servicio de una estrategia defensiva del territorio nacional, a la ciudad que en
esas fechas se pone al servicio de personajes como Onofre Bouvila. Para estos nuevos
ciudadanos, la muralla es un objeto que simplemente estorba; una molestia que hay que
eliminar cuanto antes si se quiere construir la ciudad deseada por los emprendedores
señores del ensanche, los que poco después harán de Barcelona la sede de la Exposición
Universal de 1888.
y funciones que las murallas han tenido en la historia de la ciudad, hasta el punto de haber
llegado a definir la ciudad como todo aquel asentamiento rodeado por muros (Partidas de
Alfonso X el Sabio, VII, título XXXIII, ley VI). Definición que permanece casi intacta
1
? Eduardo MENDOZA, La ciudad de los prodigios, Barcelona, Seix Barral, 1986, pág. 165.
incluso en la Encyclopédie (1765, tomo XVII) al considerar que la ciudad es un recinto
cerrado por murallas. Pero es más, la memoria histórica colectiva hace que el habitante de
la metrópoli moderna todavía tuviera necesidad de ese elemento protector, ya que, como
crítico de las ideas defendidas por Le Corbusier- "...aunque hayan caído hace tiempo las
cerrada. En esta, cuando la situación se hacía crítica, "...se cerraban las puertas para
evitar que la plaga se extendiera y los habitantes de los pueblos formaban retenes,
urbanos que, a partir del siglo XVI, más estrechamente se asocian a la existencia de un
constitución de los modernos estados nacionales, cuya historia, aunque bien diversa en
unos casos u otros, tiene en común el decisivo papel jugado por aquellas ciudades
operaciones de demolición del siglo pasado), así como el significado político de la nueva
decadencia y desaparición de las murallas -ya sean antiguas o modernas- y del modo en
que han pervivido como elementos urbanos; unas veces como meros soportes de la
equipamientos públicos.
en los últimos años, en un abundante número de publicaciones, lo que no hace más que
razones que justifican tal interés quiero destacar dos en particular: primero, el papel de la
arquitectónicas, escindida en el siglo XVI del cuerpo teórico más amplio del saber
burguesa que implicó, casi siempre, cuestionar el valor y la función que podían
desempeñar las murallas en el nuevo paisaje urbano, lo que provocó -casi siempre- la
salubridad pública.
origen y la razón de ser de la ciudad. La fundación ritual del espacio urbano supone,
necesariamente, la delimitación del mismo para distinguir, dentro del caos del mundo, el
recinto cuya principal cualidad es ser un espacio protegido por la divinidad y su primera
huella material es el surco -o en todo caso un débil cerco- que tiene más valor simbólico
que capacidad real defensiva. Mircea Eliade estudió los fenómenos relacionados con la
concepción sagrada del espacio y llegó a afirmar: "Es la ruptura operada en el espacio lo
que permite la constitución del mundo, pues es dicha ruptura lo que descubre el 'punto
fijo', el eje central de toda orientación futura. Desde el momento en que lo sagrado se
espacio, sino también la revelación de una realidad absoluta que se opone a la no-
lo sagrado -por ejemplo el ritual fundacional de una ciudad- se destaca un lugar del medio
la fundación de un mundo (obra de los dioses). Se comprende, pues, que determinar los
límites del espacio fundado -sus murallas- sea una parte fundamental del rito6
con los ritos fundacionales de la ciudad. La ciudad se funda estableciendo un límite, que
en el ritual etrusco corresponde al momento del sulcus primigenius o surco inicial, que se
realiza con un arado de bronce. Cuando el surco llegaba a los lugares en los que se abrirían
las puertas de la ciudad (tres según el ritual etrusco), el arado se levantaba para ser llevado
5
? Mircea ELIADE, Lo sagrado y lo profano, Madrid, Guadarrama, 1973, pág. 25.
6
? En palabras de Eliade, "es muy probable que las defensas de los lugares habitados y de las
ciudades fueran en su origen defensas mágicas; estas defensas -fosos, laberintos, murallas, etc.-
estaban destinadas más bien para impedir la invasión de los demonios y de las almas de los
muertos que para rechazar el ataque de los humanos", op. cit. pág. 48.
en vilo (portare) hasta el punto en el que proseguía la ejecución. Este sería precisamente,
en opinión de algunos autores, el origen de la palabra porta7. Pero mientras que el surco es
sagrado (la muralla), no lo es en cambio la puerta, pues los romanos, según Plutarco,
consideraban que el lugar por donde transitaban los cadáveres y las mercancías no podía
de Rómulo cuando narrando el ritual fundacional de Roma nos cuenta la muerte de Remo
ceremonial ritual, pero sabemos la extraordinaria importancia que tuvo para la estabilidad
menos urbanas. Es un rito "persistente" a juzgar por los resultados de las investigaciones
ciudad que posee fuertes murallas que simbolizan los límites del espacio sagrado más que
sus defensas ante enemigos reales. Y si, como hemos visto, la muralla surge de una
ceremonia ritual, también su destrucción es posible a través de otro ritual. El pasaje bíblico
en el que se narra la "toma" de Jericó sería un buen ejemplo: el ritual inverso lo ejercen los
siete sacerdotes que con siete trompetas dan siete vueltas a las murallas hasta conseguir su
desplome9.
imagen, como ha quedado registrada en numerosas obras de arte -desde miniaturas hasta
mismo, la bondad de su buen gobierno y las virtudes de sus ciudadanos. Véase, por
ejemplo, el muy conocido paisaje del ciclo del Palazzo Pubblico de Siena, de Ambrogio
Lorenzetti, ejecutado entre 1337 y 1339, en el que se muestran en forma alegórica el Buen
iconografía de la ciudad amurallada es pues muy abundante desde la Edad Media y sólo
decae, por razones ya apuntadas, al comienzo del siglo XIX cuando se generaliza su
representación más extensa del paisaje urbano. En unos casos aparece sólo el recinto
murado, lo que ya resulta suficiente para identificar la ciudad; en otros, la muralla tiene
ideológico y urbanístico10.
Las murallas, además de todo lo anterior, cumplen con otra función esencial:
delimitan el espacio de la ciudad a efectos jurídicos, administrativos y fiscales. Esta
función pervive aun cuando las murallas dejan de tener valor defensivo. La línea de
murallas viene a ser la línea de aduana interior. Esta función se pierde en la medida en que
espacio mercantil más amplio. Aun así pervive hasta avanzado el siglo XIX. En la Edad
Media, la muralla, al delimitar el espacio fiscal, obliga a que la autoridad local adopte
están exentos del pago de tributos. Julio Valdeón ha destacado esta importante función al
10
? Sobre este aspecto de la iconografía urbana, véase Pierre LAVEDAN, Representattion des
villes dans l'art du Moyen-Age, París, 1954. Desde esa fecha han sido numerosos los estudios
sobre iconografía de ciudades; entre ellos, C. BUTTAFACA, Visioni di città nelle opere d'arte
del Medioevo e del Renacimiento, Milán, 1963.
estudiar las ciudades medievales castellanas, pero también es extensiva a otros ámbitos
geográficos11. "Entrar en una ciudad -afirma Valdeón- por las brechas abiertas en sus
muros estaba penado, fundamentalmente, porque era una forma de escapar al pago de las
imposiciones establecidas"12.
disolución de las relaciones feudales. La ciudad medieval, como sabemos, llega a ser y
la muralla del castillo feudal; el dominio de estas frente al espíritu de libertad que va
murallas es un derecho y una obligación para el ciudadano que quiere sentirse no sólo
protegido sino también libre. Como demostró Pirenne, la ciudad medieval "constituye, en
el recinto de sus murallas, una comunidad de derecho" 13. El derecho urbano, protegido
burguesía urbana del siglo XIX, liberal e industrial, va a ver en la murallas: la expresión
del poder absoluto (en el caso de las ciudadelas abaluartadas) y el obstáculo para imponer
ciudades islámicas, las murallas parecen haber tenido un valor simbólico y funciones
Además de sus significados y funciones, las murallas, hasta el siglo XIX, y con
independencia del sistema abaluartado o antiguo, pueden ser analizadas como elementos
urbanos que estructuran el crecimiento y dan forma a la ciudad. Anthony E. J. Morris llega
para la muralla antigua como moderna (baluarte); en este caso el orden urbano, la forma,
todos los elementos que integran la estructura de la ciudad. Al delimitar el espacio intra y
extramuros, las murallas no sólo cumplen con una función defensiva; establecen, ante
todo, las condiciones y las garantías del orden urbano. En los casos de fortalezas regulares
existe una clara correspondencia entre la figura geométrica que marca el trazado de las
14
? Los estudios de Leopoldo Torres Balbás siguen siendo fundamentales; véase su Ciudades
Hispano-musulmanas, Madrid, Instituto Hispano-árabe de Cultura, [197.], o el conjunto de
trabajos recogidos en la Obra dispersa, 10 vols., Madrid, Instituto de España, 1981-1985. Para
la arquitectura de las murallas en el mundo islámico en general, véase, por ejemplo, Oleg
GRABAR, "Palacios, alcazabas y fortificaciones", en George MITCHELL, La arquitectura del
mundo islámico. Su historia y significado social, Madrid, Alianza, 1985, págs. 48-79.
15
? A.E.J. MORRIS, Historia de la forma urbana. Desde sus orígenes hasta la Revolución
Industrial, Barcelona, Gustavo Gili, 1984, pág. 106.
civiles, ideológicos y arquitectónicos, sólidamente trabados mediante un discurso que se
del saber arquitectónico que señaló Horst de la Croix, y surge en consecuencia una rama
problema no será ya una teorización sobre ideales, sino una cuestión científica y técnica (la
fortificación "perfecta") cuyos logros se miden empiricamente por la eficacia del nuevo
tratadista español del siglo XVI, Diego González de Medina Barba, en su Examen de
Fortificación, publicado en Madrid en 1599 y dedicado a Felipe III, dirá que la finalidad
permitido" y que deben "...tener mucho cuydado de que esten bien fortalecidas las plaças
La escisión del saber arquitectónico es una de las consecuencias que tuvo la caída
transformará por completo las técnicas de asalto o defensa de las ciudades y por lo tanto la
forma de sus murallas. Es también una circunstancia histórica que obliga a reconocer lo
límites del vitruvianismo en tanto doctrina que aspiraba, desde principios del siglo XV, a
16
? Hors de la CROIX, op. cit., pág. 264.
17
? Diego GONZALEZ DE MEDINA BARBA, Examen de Fortificación, Madrid, 1599, fols.
4-5. Sobre este tratado y el de Cristóbal de ROJAS, Teoría y práctica de la fortificación,
conforme las medidas y defensas de estos tiempos, Madrid, 1598, véase Angel ISAC, "La
ciudad militar en dos tratados de fortificación del siglo XVI", en AA.VV., La Ciudad Hispánica
durante los siglos XIII al XVI, Madrid, Universidad Complutense, 1985, págs. 51-63.
otras cosas, la ciudad vitruviana ya no podrá tener el mismo tipo de murallas 18. Ante la
defensivas, lo que da lugar a la invención y desarrollo del baluarte. Desde ese momento la
di varie forme, Venecia, 1598). Francesco di Giorgio Martini (1495), Pietro Cataneo
(1554), B. Lorini (1592), V. Scamozzi (1615) -entre otros- son algunos de los tratadistas
estos tratados, pensemos que en Italia, entre 1554 y 1599, llegaron a publicarse casi una
veintena19. Sus autores son los expertos que ayudarán a modificar buena parte del paisaje
"vigilan" más que protegen la ciudad a la que se adosan, o planificar las muy numerosas
ciudades militares de nueva fundación que se dispersan por los territorios fronterizos de
A. De Ville thoulosaine avec l'ataque et le défense des places, 1629) acierta plenamente al
podían servir más que de asilo a los disconformes, de lo que hemos podido ver frecuentes
ejemplos en las guerras civiles de nuestra Francia"21. Las murallas modernas han de ser
defensas contra los enemigos exteriores del estado y, en consecuencia, deben construirse
inestabilidad, a lo largo de los siglos XVI y XVII se fundan nuevas ciudades que
y una geometría regular que ordena la forma urbana como si se tratara -y en realidad lo es-
Scamozzi, concebida para la defensa del territorio véneto frente a las incursiones
otomanas; las ciudades creadas por los Habsburgos para la defensa de los Países Bajos
del Báltico para asegurar su dominio sobre ese territorio (Kalmar, Landskrona, Carlsburg).
Pero es sin duda la obra de Sébastien Le Preste de Vauban (1633-1707) la que mejor
puede estudiarse como ejemplo de ciudades cerradas por un fuerte dispositivo militar que
las aísla del territorio inmediato pero que son, al mismo tiempo, la principal garantía de su
proyecto de Neuf Brisach en la frontera del Rin (1698), cuya obra de fortificación ha sido
de su época22.
21
? Citado por Enrico GUIDONI y Angela MARINO, Historia del urbanismo. El siglo XVII,
Madrid, IEAL, 1972, pág. 313.
22
? Sobre la obra de Vauban existe una abundante bibliografía entre la que podemos destacar
el libro de Reginald BLOMFIELD, Sébastien le Preste de Vauban, London, Mehuen, 1971; y el
de M. GIUFFRE, L'architettura del territorio nella Francia di Luigi XIV, Palermo, 1974.
De la muralla al bulevar. Hacia una nueva estética urbana.
práctica confiada a los trabajos de Vauban, permitirá que antes de finalizar el siglo, en
1664, Luis XIV decida derribar las murallas de París en lo que no es más que un acto
político con el que el monarca francés demuestra la fuerza y seguridad que otorgan al
aparece también relacionada con las nuevas ideas sobre el embellecimiento del espacio
público en las grandes capitales. Allí donde antes aparecían las murallas, provocando el
alejamiento del ciudadano, están ahora los bulevares arbolados que invitan al mismo
ciudadano a pasear emulando al monarca en sus ceremoniales recorridos por los jardines
áulicos. Y aunque en París todavía volverían a levantarse nuevas defensas -la de los
Fermiers Généraux ordenada por Luis XVI (1784-1791) y la de Thiers en pleno siglo XIX
bulevares.
segunda mitad del siglo XVIII, se daban por buenas en el campo de la arquitectura y del
urbanismo. La teoría del embellecimiento urbano, la idea de la reforma urbana como una
operación de escala global, o los ideales racionalistas que enmarcan las políticas de
arquitectura que, además de anticipar algunos aspectos de lo que será más adelante la
arquitectura de las murallas como una pieza más de la "monumentalidad" que debe regir
? Sobre estos aspectos, y para el caso español, véase el fundamental estudio de Carlos
23
estético que de técnica militar, pues, según Boülle, la arquitectura civil "...ostenta el
contemplar el aspecto de una entrada a una ciudad, de una puerta de ciudad de guerra, de
causarnos diferentes impresiones que no se pueden obtener más que al obrar con la poesía
del arte"24. Se trata, como podrá comprenderse, de un cambio decisivo por cuanto supone
han dejado de ser necesarias en las ciudades europeas. Supone, en cierto modo, un anticipo
(1736-1806) quien en sus proyectos para la salina de Chaux (1768-1789) llega a eliminar
toda idea de ciudad cerrada por cualquier sistema defensivo. Es ahora la ciudad abierta la
que se impone como ideal estético y urbano, señal inequívoca de un cambio radical en la
laborioso que hace desarrollar y crecer todas las semillas que la tierra, en tácito acuerdo
? Étienne-Louis BOÜLLE, Arquitectura. Ensayo sobre el arte, Barcelona, Gustavo Gili,
24
1985, pág.131; edición en castellano precedida por una Introducción de Carlos Sambricio.
25
? C.N. LEDOUX, La Arquitectura considerada en relación con el Arte, las costumbres y la
legislación, Madrid, Akal, 1994, pág. 74; edición en castellano del texto publicado en París en
1804, constituyendo el primer volumen de un tratado que Ledoux pensaba publicar en cinco.
Véase Anthony VIDLER, Ledoux, Madrid, Akal, 1994.
Con el grito ¡Abajo las murallas!, los ciudadanos de la entonces considerada plaza
fuerte de Barcelona, reclamaban el derecho a derribar los muros que obligaban a vivir en
ciudad que aspiraba a dejar de ser una ciudad militar para convertirse en ciudad burguesa.
durante muchas décadas. En general, bajo el grito de ¡Abajo las murallas! se esgrimían las
mismas razones que la burguesía europea utiliza para realizar sus grandes operaciones de
reforma urbana durante el siglo XIX. Los ejemplos particulares son diversos, desde el
París transformado por Haussmann, hasta la Viena que convierte el conjunto de sus
defensas abaluartadas en una escenográfica ciudad ecléctica que tanto sorprendió al joven
Adolf Hitler, pero las motivaciones de fondo son siempre las mismas: hacer posible un
orden urbano burgués, incompatible casi siempre con la presencia de las murallas27.
demolición de las murallas por aquellas razones que esgrime la ciencia urbana liberal. Hay
otro aspecto que me gustaría destacar. Es el interés muy señalado del romanticismo por las
razones: en primer lugar, las murallas se encuentran casi siempre en estado de ruina y
26
? La R. O. de 12 de agosto, autorizando la desaparición de las murallas, establecía, no
obstante, que Isabel II se reservaba "...resolver si Barcelona ha de seguir figurando en el
sistema defensivo del Reino como plaza fuerte y en qué categoría, y en el caso de que así
conviniere por interés nacional, la forma en que debería ser fortificada".
27
? Para los casos citados, véase, especialmente Angelo VILLA, Gianni FABBRI, Le Città
capitali. Paarigi-Vienna, Roma, Officina Edizioni, 198., y Jean des CARS y Pierre PILON
(eds.), Paris-Haussmann, París, Picard, 1991; así como Carl E. SCHORSKE, Viena Fin-de-
Siècle. Política y Cultura, Barcelona, Gustavo Gili, 1981, en especial el cap. II.
abandono, y ya sabemos la especial sensibilidad poética que el romanticismo introduce en
lugar, porque las murallas ayudan a visualizar el tiempo medieval de la ciudad, una ciudad
y un tiempo idealizados por los románticos, para quienes la desaparición de las murallas
que la ciudad moderna en modo alguno puede compensar. Recordemos las conocidas
imágenes de los Contrasts (1836), de Pugin, en las que la muralla de la ciudad medieval -
moderna por un caótico frente de edificios de hasta cinco plantas. Y aunque las murallas
ya no estén, la ciudad está verdaderamente cerrada como una cárcel; y por si fuera poca la
murallas francesas a mediados del siglo XIX29. En 1854 publica su Essai sur l'histoire de
l'architecture militaire dans le moyen-âge, y en 1874 la Histoire d'une Fortesse. Su
concluir la obra arquitectónica en el mismo estilo originario. Desde una perspectiva muy
? Véase el fundamental estudio de Roland MORTIER, La poétique des ruines en France.
28
Ses origines, ses variations de la Renaissance à Victor Hugo, Genève, Librairie Droz, 1974.
? De la abundante bibliografía sobre Viollet-le-Duc quiero destacar al menos el libro de Ivo
29
Consideraciones finales
ciudad limitada o cerrada. Es una idea tan fuerte que incluso en épocas posteriores, cuando
las murallas no tienen ningún sentido defensivo, algunos de los primeros modelos urbanos
incorporar la noción de limite como una condición básica de la eficacia social, económica
y urbana del modelo propuesto. Me refiero tanto a las hipótesis del pensamiento utópico
socialista (el falansterio de Fourier es una comunidad limitada) como a las teorizaciones
howardianas sobre la ciudad jardín, que tanta influencia tendrán en la cultura urbanística
contemporánea. Bien es cierto que en ninguno de estos casos el límite es una barrera física
lograrlo. A menudo existe la negativa tendencia a querer hacer lo mismo que Viollet-le-
Duc en Carcassonne.
En el caso de las ciudadelas abaluartadas, los problemas han sido otros, puesto que
su función de plazas fuertes ha pervivido más en el tiempo, hasta el siglo XIX, y por lo
30
? Leopoldo TORRES BALBAS, "Las murallas que caen", Arquitectura, (1922), pág. 75.
siglo pasado. Cuando no han desaparecido (la ciudadela de Barcelona por citar un ejemplo
Pamplona).
modelo de "ciudad abierta", pero para finalizar no me resisto a señalar que las grandes
ciudad las murallas. Las vías de circunvalación cierran y aíslan bruscamente. Estas vías
caso de ciudades como Granada, son de especial interés. Es por lo tanto una de las
cuestiones que actualmente debe preocupar más en los trabajos de planificación urbana y
negativos de ese tipo de obras. Ya hay, no obstante, algunos hecho consumados que no
3.Bolonia. Cherubino Ghirardacci, Cronica delle cose di Bologna, ms. (siglo XVI).
frentes abaluartados.
baluartes.
baluartes.
9.Diego González de Medina Barba, Examen de fortificación (1599). Los dos sistemas de
arrabal exterior.
baluartes.
baluartes.