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Kemp “El antiguo Egipto”

Introducción

Pautas efímeras de palabras


Instituciones y monumentos cultura
En el siglo XX, la acumulación de conocimientos nos han proporcionado una ventaja inmensa sobre nuestros
predecesores en lo que se refiere a la tecnología y a las diversas facultades mentales mediante las cuales
podemos explorar el universo y generar una multiplicidad de imágenes lógicas. Pero no hemos de confundirlo
con una mayor inteligencia.
Mensaje de la biología: todos pertenecemos a la misma especie. El progreso no nos ha convertido en seres
superiores.
Cuando estudiamos la antigua civilización egipcia, estamos ante el producto de una mentalidad muy distinta de
la nuestra. Pero no existe ninguna escala que calcule grados de diferencia con este tipo de cosas. La principal
diferencia es histórica. Las religiones y las filosofías orientales han sobrevivido, y han acabado adaptándose y
ocupando el lugar en el mundo moderno. El mundo oriental ha mostrado una mayor disposición a penetrar en la
mentalidad occidental que a la inversa.
En cada uno de nosotros se hallan presente todas las vías de conocimiento, pero el uso que hacemos de ellas y
el valor que les damos verían según la cultura.
La dificultad principal para el estudio del antiguo pensamiento egipcio es la casi total pérdida o destrucción de
su literatura. En consecuencia, no se puede recrear el pensamiento egipcio como si fuera un sistema intelectual
vivo. Resultado de un accidente histórico que un signo de que, al ser “primitivo”, tuvo que ser reemplazado por
otro diferente. Ello no sucedió en el “Oriente”. Allí, al haber una continuidad de base, los cambios progresivos
han ocupado el lugar de los sistemas intelectuales que, aunque tenían sus raíces en el pasado, han evolucionado
hasta convertirse en elementos importantes del mundo moderno.
Aunque han perdido mucho prestigio y poder de atracción, los modos de pensar que encontramos en las
antiguas fuentes todavía perviven y se manifiestan de diversas maneras. Los podemos denominar
“pensamientos primarios”.
Mundo interior de la imaginación. Seguir las huelas de esta faceta creativa hasta llegar al pensamiento primario
comienza de una forma engañosamente simple, con el lenguaje figurativo de la personificación y la metáfora.
Hacer referencia a los “vínculos”, asociaciones lingüísticas. El avance de los conocimientos racionales ha
abierto, una vía mucho más compleja, satisfactoria y estimable a nuestro interés por el tiempo y el movimiento.
Pero los antiguos no poseían esta multiplicidad de vías teóricas de conocimiento. Ellos podían establecer
asociaciones mentales. A veces de un parecido ocasional entre los términos, juegos de palabras. Pero les
atribuían una escala muy diferente de valores. Para ellos, eran retazos de unas verdades más profundas.
Los antiguos egipcios no se preocuparon por el tiempo y el movimiento. En cambio, si por el concepto de un
universo entendido como el equilibrio entre dos fuerzas contrarias: el orden y el desorden. Expresan con
palabras e imágenes la narración metafórica del mito de Horus y Set. Subestimamos la comprensión intelectual
de la realidad en el mundo antiguo si juzgamos al mito y a los símbolos por lo que parecen: imágenes curiosas y
fragmentos de narraciones extrañas que no acaban de tener sentido, ya que descartamos al mismo tiempo las
ideas y las sensaciones subyacentes que pueden formar parte de un pensamiento primario y universal.
La teología egipcia era un sistema de pensamiento abierto, en el que la libre asociación de ideas tenía una gran
importancia. Los libros y los artículos especializados actuales sobre la antigua religión egipcia seguro que,
además de explicarla con términos occidentales modernos, aportan elementos nuevos al conjunto original de
ideas.
El tiempo ha destruido la mayor parte de las evidencias del pasado distante, los historiadores y los arqueólogos
han de dedicar mucho tiempo a cuestiones técnicas a métos de investigación para estudiar las variaciones de los
modelos mentales y las respuestas de la conducta que el hombre ha creado para adaptarse a la realidad que le
rodea.
Las excavaciones arqueológicas son un de estas aproximaciones técnicas.
La cronología nos permite seguir el cambio de modelos con el transcurso del tiempo y constatar los avances
hacia el mundo moderno.
Valores occidentales: y que las antiguas costumbres son reemplazadas por otras nuevas y mejores. Podemos
aceptar que sea ciento en lo que se refiere a la tecnología y el conocimiento racional de los fenómenos
materiales. Pero el saber racional ha resultado ser muchísimo más frágil que el que transmite la religión. Tiene
una fortaleza y un vigor que hacen pensar que se halla casi en un mismo centro del intelecto humano.
encontramos ejemplos de la feliz conformidad de la humanidad ante la mezcla de la razón y mito. La
incorporación a la moderna cultura occidental, a través de la tradición judeocristiana. Pero como lo vemos
“desde dentro”, aceptamos su incongruencia, incluso aunque no creamos propiamente en él.
Las ideas que todos tenemos de la mayoría de las cosas, las “nociones elementales” de cada día, son totalmente
análogas al mito y, en parte, construyen verdaderos mitos. No podemos mostrarnos poco serios ante éstos ni
tratarlos con condescendencia, pues son una faceta ineludible de la mente humana.
Asimilamos un nuevo conocimiento creando mitos menores, o modelos mentales, a partir de él. El proceso
representa la faceta creativa del pensamiento primario.
Las culturas antiguas muestran el funcionamiento de los procedimientos mentales, despojados de los adornos
con los que ha cubierto el saber moderno. Revelan también que las sociedades complejas han surgido y han
proseguido perfectamente durante largos períodos sin poseer ningún conocimiento cierto del mundo. Ellos se
debe a un tercer elemento de la naturaleza humana (además del mito y de los conocimientos): las estrategias
intuitivas de supervivencia. Los antiguos egipcios lo ejemplifican en varias áreas.
Para comprender la cultura, hemos de entender algo sobre la mente humana. La cultura es la manifestación de
cada una de las formas locales y concretas en que la mente estructura el mundo de la vida personal y el que sale
fuera de aquella. Este mundo exterior esta constituido en parte por la sociedad, que percibimos de manera
fragmentaria cuado la vislumbramos momentáneamente, y en parte por una estructura lógica invisible. Estos
dos elementos (sociedad tangible y estructuración intelectual), se entremezclan continuamente. Las normas de
la sociedad suelen reflejar o estar reforzadas por una serie de ideas codificadas, una “ideología”.
En teoría, han existido tantas culturas como seres humanos. Pero un elemento fundamental del pensamiento
primario es que se quiere formar parte, de un grupo mayor con una identidad propia basada en el idioma,
religión, ciudadanía, pertenencia a un Estado, etc. En la práctica, la cultura es un fenómeno colectivo. Las
personas creativas refuerzan los lazos de identidad por medio de los mitos y los símbolos y son quienes
elaboran las ideologías. A partir de la estructura sienten una base de poder y establecen sistemas de conductas
que encaminen las energías y los recursos de los demás. La historia del mundo no es un relato del desarrollo de
culturas pequeñas y actitudes de conciencia que acaban por converger. La historia del hombre es el registro de
la paulatina subyugación a unos gobiernos con un tamaño, una ambición y una complejidad cada vez mayores.
El Estado, antiguo y moderno, nos facilita el marco más práctico en el que podemos estudiar la cultura.
Una característica de los primeros estados es la de trabajar, expresión de población, avances en la agricultura,
aparición del urbanismo, importancia del comercio e intercambio de información. Desde este punto de vista, el
Estado surge de manera autónoma o con las interrelaciones, amplias y anónimas, que se establecen entre los
grupos de gentes y su entorno, tanto natural como socioeconómico. Sin embargo, los estados están basados en
el vivo deseo de gobernar y en las visiones de un orden. Aunque han de actuar dentro de las restricciones que
les imponen las tierras y las personas que los integran, generan fuerzas, promueven cambios y, en general,
interfieren. Por medio de cuales instrumentos consiguen, este poder? de qué ideología nacen? La historia de la
humanidad es tanto una historia de las ideas como de las conductas. Egipto: ideología explícita de mando, de
una cultura colectiva unificadora que dan identidad al Estado, y un modelo implícito de una sociedad ordenada
mantenido por la burocracia.

El marco geográfico y temporal de Egipto

La civilización de Egipto se desarrolló en una de las áreas desérticas y áridas más grandes del mundo. Pero fue
posible gracias al río Nilo, que atraviesa de sur a norte el desierto que ha depositado sobre su suelo una gruesa
capa de aluvión oscuro que ha proporcionado al valle un asombrosa fertilidad.
La división entre el valle y el delta da lugar a una frontera administrativa natural. Los antiguos egipcios dieron
el nombre a cada zona y las trataron como si en algún momento hubiesen conseguido construir reinos
independientes. Alto Egipcio para el valle, y Bajo Egipcio para el delta.
Alto Egipto: división interna en las proximidades de Asiut  norte de Asiut debido a que tiene un carácter
propio, se suele utilizar el término Medio Egipto.
La topografía del delta: homogeneidad, pero distinguir entre un lado este y otro oeste. El primero es el que da a
la península del Sinaí, el vital puente terrestre con Asia.
Al este, la meseta desértica se eleva por encima del valle va alzándose gradualmente hasta formar la serrada
cadena de colinas y montañas que bordean el mar Rojo, mientras que al oeste se extiende u mar de grava y
arena, vacío, silencioso y barrido por el viento, que llega hasta el océano atlántico, a más de 5.500 Km. de
distancia.
El Nilo recibe dos afluentes, el Nilo Azul y el Atbara, que nacen ambos en el alto y montañoso macizo etíope,
las inmensas lluvias estivales en Etiopía elevan enormemente el caudal de estos afluentes, que arrastran consigo
una gran cantidad de sedimento rico en minerales.
Cuando la corriente se detenía, parte del limo se depositaban en la tierra y allí (octubre y noviembre). Momento
de sembraba en otoño e invierno, madurar los cultivos hacia marzo o abril. Después de la siega en verano, la
tierra se secaba y agrietaba. Lo que facilitaba su aireación y de esta manera se evitaba que se anegase o que se
produjera una acumulación excesiva de sales.
Estas 3 estaciones constituían las principales divisiones del antiguo calendario egipcio: aget (inundación), peret
(cosecha) shemu (sequía).
Era el siclo natural ideal, pero el ingenio humano podía todavía hacer mucho más para mejorarlo. Se podían
construir taludes de tierra que cercaran grandes balsas en donde el agricultor podía estancar durante un tiempo
el agua antes de devolverla al río. Se podía recoger el agua con aparatos para irrigar aquellas zonas a las que
no llegaba la riada o, en verano, cuando el río estaba en su nivel más bajo, regar los campos y realizar una
segunda siembra, o para mantener los huertos durante todo el año. El Nilo, pudo llegar más lejos y eficazmente
creándose un sistema de canales de irrigación y de avenamiento controlados por esclusas.
A la mentalidad egipcia le era ajena la idea de utilizar la tierra fértil para cultivar productos con fines
comerciales y obtener un beneficio vendiéndolo a otros países. Los avances que se realizaban era porque la
población aumentaba lentamente. El estudio de las fuentes antiguas nos sugiere que la administración de las
tierras era muy elemental. El Estado se interesaba muchísimo por su rendimiento anual con miras a recaudar las
rentas y los tributos, pero los documentos apenas mencionan la irrigación, lo que implica que se trataba de una
cuestión local fuera del control gubernamental.
En nuestros días puede contemplarse una gran variedad de máquinas hidráulicas. Antiguamente solo había una:
el shaduf. Escenas de las tumbas a partir de la dinastía XVIII (c. 1350 a.C.). anteriores a esta dinastía el método
era todavía más rudimentario. Lo que observamos en estas escenas no es la irrigación de tierras de labrantío,
sino el riego de una pequeña parcela. Esta evidencia sirve para reforzar el argumento de que la agricultura
cerealística de monocultivo tan solo se trataba de un cultivo anual que dependía de la humedad que quedaba en
el suelo tras la inundación.
A veces se ha creído que la sociedad organizada, la civilización surgió en Egipto y en otros lugares por la
necesidad de coordinar los esfuerzos colectivos para controlar los ríos y que se desarrollara la agricultura. Por la
que respecta al Antiguo Egipto, se puede afirmar que no fue así. No hay que buscar el origen de la civilización
en algo tan sencillo. Es cierto que actualmente el país se mantiene gracias a un complicado sistema de
irrigación. Pero ello ha resultado necesario únicamente a causa del fuerte incremento de la población producido
en los dos últimos siglos.
Formalmente reconocemos el fin de Egipto, en el año 332 a. C, cuando Alejandro magno lo conquistó e
inauguró tres siglos de gobierno de los reyes macedonios (los Ptolomeos), quienes vivían al estilo griego en
Alejandría. A última de esta línea fue la reina Cleopatra VII. Más tarde, Egipto se convirtió en un país
fervientemente cristiano, cuyo legado es la Iglesia copta: lengua del antiguo Egipto despojada de la antigua
jeroglífica.
Estas tres oleadas de cultura foránea (la griega helenística, la cristiana y la musulmana) destruyeron por
completo la cultura indígena del valle del Nilo de tiempos antiguos, una veces mediante un proceso de
modificaciones graduales, otras por un ataque deliberado. Por consiguiente, los conocimientos que actualmente
se tienen del antiguo Egipto son resultado de la reconstrucción que han hecho los investigadores a partir de dos
tipos de fuentes: el estudio de los restos antiguos que la arqueología exhuma y la lectura atenta de los relatos de
la época clásica.
En los comienzos de la egiptología, se dio un marco histórico y cronológico escrita en griego en el siglo III a.
C. por un sacerdote egipcio, Manetón. El acceso que Manetón tenía a los archivos del templo confiere a su obra
un grado de detalle y autoridad que ha resistido el paso del tiempo. La división se hace de una historia egipcia
en treinta dinastías o familias gobernantes continúa siendo todavía el marco histórico de referencia. Sin
embargo, por cuestiones prácticas, los investigadores actuales han agrupado las dinastías de Manetón en
unidades mayores, tal y como sigue.
Predinástico (cultura neolítica)
Duró un milenio aunque sus raíces en culturas neolíticas retroceden hasta el séptimo milenio a. C.

Fases: badariense
Amratiense  Nagada I son fases culturales definidas por los estilos cerámicos
Guerzeense  Nagada II

Desde una perspectiva política, en el último o los dos últimos siglos estamos tratando con “reyes”, y un
término general bastante útil para calificarlos es el de “dinastía 0”

Período Dinástico Antiguo (o período Arcaico)


(dinastias I y II) 3050-2695 a.C.

Império Antiguo
(dinastias III a VIII) 2695-2160 a.C.

Primer Período Intermédio


(dinastias IX a XI) 2160-1991 a.C.

Império Médio
(dinastia XII) 1991-1785 a.C.

Segundo Período Intermédio


(dinastias XIII a XVII) 1785-1540 a.C.

Império Nuevo
(dinastias XVIII a XX) 1540-1070 a.C.

Tecer período Intermédio


(dinastias XXI a XXIV) 1070-712 A. C.

Dominación cushita (sudanesa)/ asiria


(dinastia XXV) 712-664 a.C.

Período Saíta
(dinastia XXVI) 664-525 a.C.

Período Tardio
(dinastías XXVII a XXXI) 525-332 a. C.

Conquista de Alejandro Magno 332 a. C.

Muerte de la reina Cleopatra VII 30 a. c.

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