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Tema 58.

El arte islámico

- Justificación
El contenido didáctico de este tema lo encontramos dentro del curriculum, en el denominado
Bloque 3. La Historia, de la asignatura Geografía e Historia, por lo que se puede decir que se imparte en
el primero de los dos ciclos que posee la secundaria, y para ser más exactos este contenido se imparte en
2º de la ESO. Además, también los encontramos incluido en la asignatura Historia del Arte, durante el
segundo curso de Bachillerato, y dentro del Bloque 2. Nacimiento de la tradición artística occidental: el
arte medieval.

Por otro lado, el contenido del tema es vital para conocer y entender el sustrato social que forma
nuestra sociedad, así como la base para llegar a comprender la cultura actual, ya que es en este tema
donde se explica el origen, desarrollo y la expansión territorios y temporal del arte clásico, siendo pues
clave para entender parte de nuestra cultura actual.

Índice

1. Introducción

2. Contexto histórico y evolución artística

3. Principios estéticos

4. Arquitectura

5. Artes figurativas

6. Arte Hispanomusulmán

6.1 Arquitectura

6.2 Artes figurativas

7. Conclusión

8. Bibliografía

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1. Introducción

El islam es la tercera de las religiones monoteísta del Libro. En el mundo islámico el fenómeno
religioso impregna toda la vida de la comunidad. La religión conforma profundamente la civilización
islámica.

En este tema se tratarán los aspectos globales del arte islámico, principalmente su relación con el
ámbito religioso y, sus diversas manifestaciones creativas tanto a nivel arquitectónico como las artes
figurativas. Dado el contexto en el que nos encontramos y la configuración de los estudios de Historia del
Arte en la actual legislación, se realizará un estudio del proceso evolutivo del arte islámico español.

2. Contexto Histórico y Evolución Artística

El islam es una cultura que ha creado una de las mayores aportaciones a la historia de la
humanidad. En líneas generales el término islámico o musulmán no tiene contenido étnico, sino que alude
a lo perteneciente a esta cultura. Arte islámico es pues la manifestación plástica de una cultura asociada a
una religión que surgió en el s. VII siendo Mahoma su principal profeta.

El arte musulmán es una manifestación cultural del mundo islámico, que tiene gran parte de su
explicación en la propia historia del islam. Los acontecimientos históricos más relevantes de alguna
manera aclaran muchos aspectos artísticos. Entre ellos habría que destacar en primer lugar la rápida
expansión del islam, en segundo lugar, la importancia que en la vida musulmana tiene la religión que no
posee clero y tiene un fuerte dogmatismo y, en tercer lugar, los árabes nunca corrieron el peligro de verse
absorbidos por los pueblos dominados.

Los primeros momentos del islam presentaron a nivel artístico como característica fundamental el
intento de asimilación de las claves estéticas heredadas del Mundo Antiguo. Desde el s. XI se fueron
sumando a este sustrato elementos propios de la cultura turca.

A nivel temporal el arte islámico puede considerarse que comenzó con la Hégira en el 622 d.C. A
nivel artístico, se puede organizar este espacio de tiempos en varios períodos dependiendo de sus
características políticas que tuvieron una clara consecuencia en el mundo cultural y artístico.

3. Principios Estéticos

El islam recibió un conjunto de influencias culturales muy profundas de todas las tierras
conquistadas, pero desarrolló una gran capacidad de asimilación de todas esas culturas. Esto permitió al
arte usarlo con un sentido diferente, logrando crear una síntesis profundamente original. Lo común de
todo el arte islámico fue la translación al arte de las normas de vida defendidas por el islam con un doble
planteamiento.

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Para el islam, la obra artística es una invención y una creación del hombre, producto de la razón,
de manera que el hombre musulmán debía entender que la concepción de la suprema belleza era fruto de
una percepción racional abstracta y no de carácter sensual, el mundo debe ser visto como un reflejo de la
belleza divina. Esta búsqueda de los abstractos a través de la forma lleva al arte musulmán hacia la
geometría. La abstracción sirve para expresar de forma visible lo espiritual a través de la geometría. Los
motivos geométricos no son decorativos sino significativos y, los infinitos recorridos geométricos son una
senda que lleva a Dios.

La decoración geométrica va cambiando según el momento histórico del arte islámico. Los
artesanos omeyas enriquecieron a sus composiciones geométricas insertándoles motivos vegetales,
animales y humanos. En la época abasí la vegetación se representó con trazados simétricos, sinuosos y en
los que las hojas y flores se enlazaron en una trama de rombos. En Córdoba se produjeron los atauriques.
La época almohade utilizó una decoración vegetal depurada, elegante y simplificadas.

El islam era una religión con un culto abstracto, sin imágenes y en el Corán se prohíben los ídolos.
Aun así, en los palacios omeyas no faltaron nunca representaciones de escenas de caza, victorias
militares, etc. El artista musulmán creó un mundo autónomo encerrado entre límites precisos y tratado
con un absoluto dominio de la forma y del color, concibiendo otra realidad. En la cultura islámica la
escritura se considera algo esencial, la caligrafía es el arte por excelencia y se basa en complejos
principios geométricos y ornamentales.

La diversidad cromática fue algo que escapaba de lo cotidiano, los muros de piedra o de barro, del
mismo color del terreno y, las paredes encaladas contrastaban con el colorido interno del mosaico y la
cerámica polícromas. La luz hace que la cerámica policroma o el mármol pulido se convirtieron en un
brillante calidoscopio y los espacios interiores se convierten en ámbitos ajenos a su propia realidad
material. En las artes figurativas la intensidad cromática hace que la luz también esté presente en las
composiciones, más aún si se considera que los colores se fabricaban con polvo de piedras semipreciosas
y preciosas y que siguiendo la tradición bizantina, abundan el oro y la plata

4. Arquitectura

El uso distintivo de materiales y elementos depende de la zona geográfica y de las tradiciones


preislámicas existentes. Es importante señalar la utilización por parte de la arquitectura islámica de
material de acarreo y se reaprovechamiento. Van a utilizar todo tipo de material desde la piedra, el ladrillo
o el mampuesto. Es de destacar la existencia de materiales de vital importancia fue la madera.

Con respecto a los trazados y diseños de los edificios se han seguido siempre pautas geométricas,
máxime cuando todos tuvieron que crecer constantemente. Se prefirió los trazados simples en las
mezquitas para permitir ampliarlas. En otro tipo de edificios de carácter exento aparece también el tipo
concéntrico. En los edificios civiles de cierto rango se usaron trazados similares a las de aquellas e
incluso se conformaron con un par de ejes de escuadra.

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Como elemento sustentante se utilizaría el muro, pero sobre todo la columna y el pilar. El islam
heredó del Mundo Antiguo el concepto de los órdenes intentando seguir un canon y un esquema ordenado
constructivo de inspiración clásica. Las columnas poseen preferentemente el orden corintio o el
compuesto. En la P. Ibérica se suele utilizar columnas preexistentes, en su mayoría romanas o visigodas.
En las bazas se añadió más decoración y epigrafía; los fustes siguieron cánones vitruvianos. En los
capiteles consiguieron versiones que hubieron podido pasar por romanos o bizantinos. Con el tiempo los
capiteles presentaron formas originales. Los pilares alcanzaron gran desarrollo utilizando todo tipo de
formas e incluso creando tipos nuevos como el pilar en H.

En relación a los elementos sostenidos señalar que es una arquitectura de carácter abovedado y que
llegó a tener gran desarrollo la utilización de los arcos de diversos tipos dependiendo de las influencias
previas. Un problema fue que el uso constante de las arquerías provocó la necesidad de atirantarlos,
solución poco estética, o de contrarrestar sus empujes con enormes masas de estribos.

En relación a los elementos sostenidos señalar que es una arquitectura de carácter abovedado y que
llega a tener gran desarrollo la utilización de los arcos de diversos tipos dependiendo de las influencias
previas. La función ornamental de los arcos fue ganando peso sobre la estructural, hasta el punto de
convertirse en la Alhambra en un entramado decorativo. En al-Ándalus se usó el alfiz, que es un recuadro
que bordea todos los arcos y sirve como soporte para decoraciones que enmarcan visualmente el arco.

En la terminación final de los edificios es fundamental la decoración que podía utilizar grandes
paños cromáticos o de poco relieve, recuadrados por medio de bandas estrechas, de otro color o
profundidad, encajados en los campos que dejaron los elementos arquitectónicos principales. También los
suelos, que o se convirtieron en superficies uniformes, pues se cubrieron con alfombras y esteras. La
decoración de los techos fue n función del material empleado. En Occidente, la decoración parietal tendió
a estar estratificada, formando un gran contraste con un zócalo alto. Los materiales de la decoración
fueron sufriendo un proceso de empobrecimiento, usando yeserías, cerámica vidriada y madera.

La azulejería fue un sistema barato para decorar exteriores, que utilizan la mayoría de los edificios
orientales, mientras en los occidentales el azulejo quedó para el interior y para las cintas de los motivos de
lazo de las portadas.

La ciudad islámica responde a un tipo de sociedad introvertida y fuertemente jerarquizada en la


que las relaciones comunitarias son mínimas. La vida se desarrolla dentro de la vivienda, muy espaciosa y
lujosa. El aspecto de la ciudad islámica es muy pobre ya que tiende a carecer de adornos. El callejero es
irregular y estrecho, existiendo con frecuencia calles que no tienen salida y siendo auténticos laberintos.

Los únicos lugares comunes son los baños, el zoco y la mezquita. En todas las ciudades hay una
segregación funcional del espacio muy acusada. La ciudad medieval islámica presenta murallas con
puertas encerrando en su interior la medina. Al exterior surgen barrios de arrabales donde se sitúan oficios
molestos.

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Debido a la extension del territorio conquistado, la arquitectura urbana fue múltiple y diversa. El
mundo musulmán era urbano y en este las ciudades que eran residencia del poder político se convirtieron
en modelos para el resto del mundo islámico. Desde los primeros momentos la ciudad islámica apareció
fuertemente vinculada a valores simbólicos. La ciudad islámica perdió las ideas hipodámicas de trazada
regular y perspectivas clásicas siendo el resultado de un desarrollo orgánico y circunstancial. Diferente
era si la ciudad tenía origen palatino. Bagdad tenía planta circular, abierta por cuatro puertas orientadas a
las cuatro regiones más importantes del mundo islámico. En muchas ocasiones la topografía del lugar
colaboró a la regularidad y, evitó la rigidez y la monotonía.

La arquitectura islámica va a ir creando una serie de tipologías claramente definidas. En ellas sería
característico el concepto orgánico del edificio ya que estaban en la mayor parte de las casas en continuo
crecimiento y modificación.

En el islam no existen edificios sagrados, salvo el santuario de la Meca. Al parecer la forma de la


mezquita, tomó su origen de la casa del profeta Mahoma en Medina, formado por patio con dos tejados
sostenidos por troncos de palmera. Aunque hay teorías que establecen la relación con templos
preislámicos de Siria con el Huqqa. La mezquita funcionalmente era un lugar de oración, pero también
tenía otras funciones, tanto de carácter político como económico o de enseñanza. Existen varios tipos de
mezquitas poseyendo todas ellas dos partes claramente diferenciadas:

- Shan: Es un amplio patio similar a los atrios cristianos que precede a la zona de oración, puede tener
en sus lados galerías porticados o no. En él podemos encontrar el sabil, alminar o la mida‘a.

- Haram: La gran sala de oración que está cubierta y que generalmente es hipóstila dividiéndose en
numerosas naves organizadas generalmente por columnas o pilares y arcos y que se orientan
perpendicularmente hacia el muro de la quibla que da al Este. En este muro se encuentra el mihrab 1,
la maxura o maqsura2, el mimbar3, bayt al-mal4, el kursi5 y la dikka6.

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Mihrab es un nicho semicircular u hornacina en la pared de una mezquita indicando la alquibla, es decir,
la dirección de la Kaaba en La Meca hacia donde debe dirigirse la oración musulmana.
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Zona de la mezquita inmediatamente anterior al mihrab, que está decorada exuberantemente y se destina
al califa o al imán, para que dirijan la oración, o al sepulcro de un santón.
3
Un mimbar, palabra que viene del árabe es un lugar en las mezquitas donde el imán se sube para a dar
sermones.
4
Bayt al-mal es un término árabe que se traduce como "Casa del dinero" o "Casa de la riqueza". 
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El término "kursi" es utilizado para referirse tanto a un atril, como a un púlpito, o trono. En el primer
caso, se trata de un atril que sostiene el Corán y desde el que recita el cantor. En ocasiones alcanza un
tamaño considerable, ya que los Coranes de las mezquitas suelen ser muy voluminosos.
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Dikka es un término en la arquitectura islámica para una tribuna levantada sobre columnas desde las
cuales se recita el Corán y las oraciones son entonadas por el imán de una mezquita.

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Históricamente la mezquita ha evolucionado adoptando diferentes tipologías arquitectónicas. La
forma más generalizada, la mezquita de sala hipóstila o aljama, nace en Damasco en la Gran Mezquita.
Otro tipo es el compuesto por una mezquita de patio central abierto al aire libre con cuatro iwanes en el
centro de sus lados. Es una tipología de origen persa y se inició su uso en el islam con la dinastía turca
selyuqí. Otro modelo creado en el Egipto mameluco, denominado Mezquita bloque por Chueca Goitia,
consiste en una construcción compleja compuesta por una madrasa a la que se incorpora el mausoleo del
fundador y otras dependencias. Existieron también las mezquitas conmemorativas, que suelen presentar
tipologías muy diversas dependiendo de la época y de la zona geográfica de que se trate.

Las madrasas o medersas son lugares de estudio donde se enseñaba derecho islámico y estaban
situados cerca de las mezquitas. La estructura se basaba en un patio con cuatro iwanes, alrededor del cual
se colocaban las celdas de los estudiantes, a veces en dos plantas y, en patios menores.

Respecto a la arquitectura funeraria, hemos de decir que tradicionalmente se piensa que los
musulmanes situaron los cementerios fuera de las ciudades. En los cementerios, maqabir, las tumbas
fueron un túmulo sobre la tierra con estelas y letreros en forma geométrica de las que alguna adquirieron
proporciones arquitectónicas. Señalar también los llamados morabitos o sepulcros de santones que
aparecen normalmente aislados, aunque a veces aparecen agrupados en configuraciones de auténticas
necrópolis. Durante los ss. X y XI continuaron en Persia las invenciones formales sobre los mausoleos,
dándose diversos tipos bajo el nombre genérico de gunbad con formas de alminares.

Poco a poco el arte islámico desarrolló una arquitectura militar propia que le permitía mantener el
territorio conquistado. El mantenimiento de estas estructuras defensivas se encomendó a los artistas de
cada zona, con lo que se mantuvieron las tradiciones locales. La existencia de murallas torreadas y de
ciudades fortificadas se limitó a las zonas fronterizas, pero se fue generalizando su uso hasta ser una
constante de las ciudades musulmanas. Las murallas presentan torres distribuidas en trechos regulares,
precedidos por una barbacana y cuentan con un parapeto almenado tras el cual corre el paseo de ronda.
Los materiales constructivos varían de un lugar a otro y según la cronología, siendo frecuente el uso de la
piedra, del ladrillo y del tapial. Las puertas abiertas en las murallas siguen dos tipos de trazado: rectilíneo
y en recodo.

El mundo islámico fue un mundo donde el comercio y el intercambio de productos alcanzaron


todo el Mediterráneo, surgiendo diferentes tipos de construcciones comerciales. El zoco o suq es un
conjunto de calles en cuyos edificios los artesanos vivían, producían y vendían, agrupados según los
productos y localizados a partir de la aljama. Los productos de lujo como el comercio de la seda y, por
extension, el centro comercial e industrial de la ciudad se encontraba en la Alcaicería. Es un recinto que
permanece cerrado por la noche y los días de fiestas y se ubicaba junto a la mezquita aljama. Se distingue
por su mayor amplitud. En época tardía cambió su nombre por el de bazar.

Asociados a ellos se encuentran los caravasares y alhóndigas. Los primeros servían de hospedaje
en las rutas comerciales y de peregrinación; formados por edificios en torno a un patio rodeados de
galerías para el ganado y habitaciones dispuestas en dos o tres plantas, normalmente estaban amurallados

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y eran edificios públicos urbanos, organizados en torno a un patio y, que estaban dedicadas para la venta
de cereales y semillas, generalmente permitían el hospedaje de los dueños de las mercancías.

Los baños, denominados hammam, eran una herencia del mundo grecorromano y se encontraban
situados en las proximidades de los mercados y de las mezquitas. Exteriormente, los hammam pasan
prácticamente desapercibidos, pues se trata de edificios sin ventanas y con una sola puerta, coronados por
una cúpula tachonada de cristales y por una chimenea. La arquitectura del hammam posee ciertos
elementos de base, los muros espesos y prácticamente sellados con vista a la conservación del calor
albergan, además de una sala para desvestirse, una serie de salas que reflejan el programa de la progresión
del baño. Su interior utiliza distintos tipos de bóvedas, entre los que destacan las cúpulas. Los hammam
son utilizados tanto por hombres como por mujeres, si bien en diferentes horarios.

Los maristanes son hospitales y también escuelas de medicina y se mantiene por medio de
donaciones piadosas. Su planta es un ejemplo de racionalidad compositiva, el núcleo era un patio de
optima proporción, al que abren cuatro exedras, que lo articulas de manera cruciforme.

La intensa urbanización que produjo el mundo islámico llevó a una cuidada articulación del
territorio, mereciendo un apartado las obras públicas. Una poderosa red de caminos unía a estas ciudades.
En algunos casos aprovecharon las calzadas romanas, pero también las construyeron.

Las necesidades hidráulicas de sus ciudades fueron muy importantes y para resolverlas usaron
sistemas romanos. Los acueductos con arquerías empezaron a construirse pronto incluyendo otras
estructuras como cisternas monumentales.

Para concluir este apartado mencionaremos la arquitectura palaciega. Los tipos de palacios y
residencias reales islámicas son múltiples, pero se pueden diferenciar tres modelos básicos. El primero
corresponde al período omeya que se caracterizaba por los palacios y las casas de baños situadas en
remotos parajes desérticos. Su planta básica proviene de los modelos militares romanos. Aunque la
decoración de estas edificaciones en ecléctica, constituyen los mejores ejemplos del incipiente estilo
decorativo islámico.

El segundo modelo serían los palacios abasíes de Irak que responden al mismo esquema en planta
de sus predecesores omeyas, peo sobresalen por su mayor tamaño, el uso de un gran iwan, una cúpula y
un patio, así como por el recurso generalizado de la decoración de estuco. Su complejidad arquitectónica
es mayor. Por último, los palacios del período islámico tardío desarrollaron un estilo característico
diferente, más decorativo y menos monumental.

Unido a los palacios estaría también la arquitectura de jardines. Para el mundo islámico, la
vegetación y el agua son también elementos arquitectónicos que configuran el espacio. El jardín es una
metáfora del paraíso, por lo que el jardín islámico se inspira en la imagen idealizada del oasis. El jardín es
la esencia del Palacio y la alegoría del poder que garantiza el triunfo del islam. Los primeros jardines se
dieron en los palacios del desierto. En los palacios abasíes existieron inmensos, jardines y parques
algunos de ellos, dotados en el segundo tercio del s. IX.

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5. Artes Figurativas

La existencia de una rica tradición iconográfica es un aspecto desconocido del arte islámico. La
representación de seres vivos no está prohibida, lo que se prohíbe es la idolatría. Las imágenes y
representaciones figuradas se ven así excluidos del ámbito religioso, pero fuera de él, tanto en la
decoración arquitectónica como en los objetos ocupa un lugar importante, aunque va tendiendo a su
idealización e incluso a la abstracción.

El mosaico bajo las influencias bizantino, adornó los edificios omeyas, presentando cierta
iconoclastia. La mayoría de los mosaicos desarrollan motivos geométricos que crean una intensa
vibración cromática, a ello se añaden vegetales, árboles, diversas escenas de caza, bandas de animales y
animales fabulosos. Si bien la técnica del mosaico acompañó al islam en su historia, la figuración
desapareció casi por completo con los Omeyas.

La pintura mural adquirió un gran auge en el mundo musulmán, aunque se conservan pocos restos.
Destacan las de Qusayr ‘Amra con escenas de caza, de baño, de atletismo y lucha, grupos familiares,
construcciones de edificios e, incluso mujeres desnudas en diversas actitudes. El tratamiento plástico de
tales temas responde por completo a la tradición pictórica tardorromana, aunque también es evidente la
influencia bizantina o persa.

En todas estas obras la pintura va dejando de ser una manifestación esencialmente cromática para
pasar a ser un arte del dibujo. La línea se constituye en el principio medio expresivo de tales obras y, el
color apenas ejerce una función valorativa del trazo. En el Occidente islámico la pintura mural no tuvo
predicamento alguno. Sólo con la relajada observancia de la corte nazarí de Granada, el arte pictórico
adquirió una cierta relevancia. Su concepción pictórica tiene mucho que ver con la miniatura.

La cerámica fue uno de los mayores logros artísticos del islam. Los alfareros musulmanes
elaboraron un amplio territorio de formas con variado y rico colorido. Fueron numerosos los centros
creadores de cerámica islámica, alcanzó algunos de ellos un enorme prestigio. Al principio la cerámica
musulmana se basó en la tradición grecorromana y en prototipos orientales. Hay creaciones musulmanas
primitivas vidriadas y sin vidriar. Los alfareros iraquíes, intentando imitar objetos chinos, aplicaron oxido
de estaño y barniz de planos a sus objetos, posibilitando la producción de cerámica decorativa mediante la
aplicación de color. Más importante fue la creación de la cerámica de reflejo dorado.

En el s. XI surgió en Irán una novedad técnica: una pasta blanca que se cocía a alta temperatura.
La extremada blancura de la pasta permitía a los ceramistas la aplicación directa de los motivos
decorativos. La decoración era posteriormente cubierta por un barniz alcalino transparente. Entre el s. XII
y el XIII se desarrolló en Irán la técnica conocida como minal, que permite obtener cerámicas
policromadas. Los temas que figuran en estas cerámicas son múltiples. Aunque también destacaron la
caligrafía y los atauriques de los fondos.

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Se generalizó en el s. XII y XIII el empleo de la cerámica como decoración arquitectónica, no sólo
con azulejos sino también piezas hemisféricas decoradas con motivos vegetales e incluso elementos de
naturaleza arquitectónica. Durante el s. XIV se siguieron empleando revestimientos de azulejos en la
arquitectura de Asia Central.

La aparición de una nueva técnica para el azulejo, la de cuerda seca, redujo aún más el tiempo de
elaboración de los revestimientos arquitectónicos. Consiste dicha técnica en delimitar, mediante una
delgada línea de grasa mezclada con manganeso, cada una de las superficies a esmaltar, evitándose con
ello que los colores se corran y se mezclen.

El XV fue también el momento de esplendor de la cerámica de reflejo dorado en España. Su


técnica llegó a la península en el s. X, fue en los alfares de Málaga y en el de la dinastía nazarí, donde se
elaboraron algunas de las piezas más hermosas. La característica más llamativa de estas piezas es su tono
azul. La cerámica dorada y azul alcanzó junta fama en toda Europa.

Finalmente, muchas de las obras más destacadas de la cerámica islámica fueron elaboradas entre
1490 y 1700, bajo la dinastía otomana.

La rica producción textil islámica fue muy apreciada en Occidente y normalmente fueron
manufacturas controladas por el estado, siendo el principal centro creador Egipto. Sus tejidos presentan
cenefas con inscripciones en las que se indicaba su procedencia y se repetían elogios a los califas o emires
y a Alá, o se reproducían azoras coránicas y poemas.

En Oriente destacaron Damasco y Bagdad, que alcanzaron una extraordinaria difusión y que
fueron muy imitadas. En su decoración están idénticos motivos a otras formas artísticas. Estas triunfaron
en Turquía siendo muy valioso su terciopelo. En cuanto al colorido, la gama es amplísima. También están
las alfombras que obedecen a técnicas distintas coincidiendo en lo referente a sus principios estéticos. La
principal novedad con respecto a ellos es la esquematización total en las representaciones figurativos, que
llega a hacerlas prácticamente irreconocibles, haciéndose por igual de lana y seda.

La carpintería musulmana está muy relacionada con la arquitectura como creadora de techumbres,
aleros y puertas no pueden olvidarse las interesantes obras en madera que constituyen el mobiliario de
esas construcciones. Dentro del mobiliario religioso destacaron los mimbares o pulpitos. De enorme
importancia son las realizadas en España y en Marruecos con la técnica de la taracea, por lo que se
incrustan en paneles de madera dura laminillas de otras maderas, de diferentes colores.

Los marfiles esculpidos o pintados fueron frecuentes en el Egipto de los fatimíes, si bien las
principales obras en marfil corresponden a la Córdoba del s. X, donde se crearon piezas de una calidad
extraordinaria que servían para guardar joyas y perfumes y son de forma cilíndrica. Estas cajas se hicieron
con dos piezas de marfil, si bien se prefirió, sobre todo en los cofres, ensamblar diferentes placas de dicho
material. En su decoración aparecieron tanto temas de ataurique y caligráficos como figurativas.

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En los talleres reales se trabajó con metales nobles, como el oro y la palta, para la elaboración de
un rico y refinado ajuar, acorde con la importancia de sus poseedores. En contraposición, las clases
sociales más bajas emplearon metales corrientes, como el latón o el cobre, para la fabricación de sus
objetos de uso cotidiano. Las obras en metal más antiguas del mundo islámico son casi una prolongación
estética y técnico de sus precedentes.

En la decoración se empleó los motivos usuales del repertorio islámico, si bien es frecuente
encontrar representaciones figurativas de origen cristiano. Junto a las habituales inscripciones, se suelen
descubrir leyendas alusivas al destinatario de la pieza y sus títulos.

El trabajo del vidrio continuará la tradición clásica, pero sobre todo se fue especializando a partir
de la época abasí. Se produjo vidrio con varias técnicas, tanto transparente u opaco como el tallado o
esmaltado. Sus formas solían estar relacionadas con elementos propios del ajuar doméstico, pero también
con elementos religiosos como las lámparas de mezquita o con la decoración arquitectónica.

6. Arte Hispanomusulmán

La larga presencia musulmana en la P. Ibérica hizo posible que existiera un arte hispanomusulmán,
en el que los elementos generales de lo islámico sufrieron grandes influjos locales, fundamentalmente
tardorromanos, paleocristianos y visigodos.

6.1 Arquitectura

Haciendo un recorrido por los diversos períodos históricos se puede observar que durante el
emirato la arquitectura al principio utilizaba elementos paleocristianos y visigodos, pero cuando Abd al-
Rahman I instauró el Emirato comenzó a aparecer una arquitectura con elementos nuevos. Estos se
pueden descubrir en la mezquita aljama de Córdoba.

El primer hallazgo y novedad pareció con el sistema de elevación. Este sistema fue similar al que
habían utilizado los romanos en sus acueductos y su decoración, alternando piedra y ladrillo. Con Abd al-
Rahman I aparecieron también los modillones de rollos, en los arranques del entibamiento. Abd al-
Rahman II amplió hacia el río, aumentando ocho tramos. Y destacan los nuevos capiteles, denominados
de penca.

Pero otra de las aportaciones de esta arquitectura vino con el emir Mohamed I, que construyó la
Puerta de San Estaban con nuevas aportaciones con el alfiz y disposición más rebajado del arco, que
cobija una puerta cubierta con dintel adovelado.

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Cuando en el 929 Abd al-Rahman III se declaró califa, al-Ándalus alcanzó su máximo esplendor.
Una de las características del arte califal fue unir intensamente la arquitectura religiosa y la civil. Bajo
Abd al-Rahman III se construyó el actual minarete que más tarde serviría de modelo para los almohades
cuando construyeron la mezquita de Sevilla.

La arquitectura califal alcanzó su cenit en la construcción de Medina Azahara, que comenzó a


edificarse bajo el Califato de Abd al-Rahman III y cuyas obras continuaron bajo al-Hakam II. Como en
los palacios orientales, no existe un plano axial. Una muralla guardaba la ciudad, los muros son de piedras
revestidas de placas de arenisca y mármol y se usan arcos de herradura. La decoración es vegetal, muy
geométricos clásicos generalmente. El fondo de la decoración aparece como labrado a trépano. Los
capiteles están decorados con labor menuda.

La descomposición del califato de Córdoba a la muerte de Almanzor desencadenó una crisis que
atomizó el territorio en los llamados reinos de taifas. La arquitectura de este período destacó por el
predominio del sentido decorativo frente a lo estructural. Destaca la Aljaferia de Zaragoza que fue
levantado durante el reinado del al-Muqtadir.

Lo más importante de la época almorávide fue la enorme influencia que al-Ándalus tuvo en el
norte de África. De esta manera el período que transcurrió entre 1075 y 1146, aparte de la construcción de
edificios militares, un importante número de edificios del Magreb recibieron la influencia cordobesa.
Durante la fase almohade se introdujo una pureza religiosa mayor y un arte más austero. Su dominio fue
hispano-africano. Los monarcas almohades hicieron demoler edificios almorávides que no se adaptaban a
los requisitos de su culto. Se acentúa la tendencia al enmascaramiento de lo constructivo, valiéndose de la
decoración.

La decoración carece de la profusión propia del arte almorávide. Los diversos motivos tienen
formas precisas y claras, destacando sobre fondos generalmente liso. La hoja de palma se hace plana. Hay
una marcada tendencia a lo geométrico. Se usan también temas vegetales y epigráficos, iniciándose desde
ahora el uso de caracteres nasjíes. Las paredes de los edificios se decoran con redes de rombos, que
forman amplios paños de simplísima traza. En España se comenzó a usar en el s. XIII para decorar
monumentos, un procedimiento decorativo de origen mesopotámico-persa: la cerámica vidriada.

En España corresponden al período almohade, la mezquita mayor de Almería y el alcázar y, la


mezquita de Sevilla, donde destaca la Giralda.

Durante el período nazarí entre 1232 y 1492 se desarrolló el último episodio de la presencia en
España. Destacan la construcción de la Alhambra y la de fortalezas militares. Es una arquitectura
extraordinariamente preocupada por lo decorativo y escasamente por lo constructivo, usándose
mampostería, ladrillo y entramado de madera. Aunque abundan los arcos, en realidad se trata de una
arquitectura adintelada. El arco más frecuente fue el de medio punto peraltado, cairelado con finísimos
lóbulos. También se usa el arco de colgadura, de pabellón o angrelado. El arte granadino creó un tipo de
columna, de finísimo fuste apoyado en basa ática y con capitel precedido de varios collarines.

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La decoración epigráfica se vale de caracteres nasjíes, colmando las paredes de inscripciones.
Solerías de ladrillo y azulejo, zócalos de alicatados, paredes cubiertas de yeserías, armaduras de las más
variadas formas, unen los motivos habituales, tratados plenamente, pero con colores vivos, para, evitar la
confusión. Todos estos motivos se pintaban de vivos colores, adquiriendo una mayor luminosidad gracias
al uso simultaneo del dorado. Los muros se revisten totalmente de esta decoración.

El conjunto de La Alhambra se integra en tres unidades: la Alcazaba, la Casa Real y la ciudad de


servicio. Como todos los palacios orientales no existe plano axial, toda gira en torno a los grandes patios.
Las puertas tienen un plano quebrado. El agua tiene una triple función. Por un lado, crea espejos de agua,
genera un sonido y refresca el ambiente. Muchas estancias están llenas de simbolismo.

Los juegos de agua y las flores constituyeron el gran encanto del lugar, cosas ambas a las que
fueron siempre muy aficionados los árabes.

6.2 Artes Figurativas

A pesar de la dificultad de la figuración en el arte islámico, es España abunda la escultura


musulmana. Entre las esculturas de bulto completo destacan los doce leones de mármol del Patio de la
Alhambra. En diversas pilas de mármol del s. X se encuentran relieves con representaciones de animales.
Fue precisamente en los trabajos de marfil donde hay una abundante producción. El taller más antiguo se
debió de instalar en Madinat al-Zahra y destacan obras como el Bote de Zamora.

El temario es reducido, repitiéndose sin cenar. Desaparecen los medallones, disponiéndose las
escenas en serie seguida. Entre los objetos de bronce cuentan algunos que tiene forma animal.

En España hay falta casi completa de pintura, aunque la poco existente tiene carácter decorativo.
Sin embargo, es muy abundante la cerámica y el mosaico. Entre ellos destacan los del arco y la cúpula del
mihrab de la mezquita de Córdoba, hecho por artistas bizantinos.

Madinat al-Zahra suministró abundantes ejemplos de cerámica califal. Aunque pobre de técnica,
esta loza es notable por el uso de motivos animales y humanos, muy estilizados, señalados con trazos
gruesos y destacando sobre fondos claros. Madinat al-Zahra proporcionó lo más antiguos ejemplares
andalusíes de loza de reflejo metálico.

El arraigo de esta cerámica fue tan grande que pronto fue al-Ándalus nación exportadora. Pero en
la época califal proliferó la cerámica de cuerda seca. La tapicería almohade tiene una obra maestra en la
bandera almohade capturada en Las Navas de Tolosa, decorada con inscripciones y motivos de lacería.
Fue muy próspera la orfebrería granadina. Se usaron como técnicas de filigrana, el esmalte, el
damasquinado, la ataujía y el cincelado. Los edificios granadinos del período nazarí están ricamente
pintados.

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7. Conclusión

Buscar o intentar plasmar una forma adecuada a este tema se presenta como una tarea
complicada, ya que estamos hablando de todo un periodo histórico muy amplio y ello es un condicionante
que marca el enfoque del mismo en todos los sentidos.

Algo que no se puede dejar destacar es la importancia de las fuentes arqueológicas y escritas, ya
que son ellas sería literalmente imposible estudiar tanto este periodo histórico, como las posteriores fases
históricas que llegando después del mismo, así como las anteriores.

Por otro lado, la pregunta que nos debemos realizar es que significo el arte islámico y poder de
esa manera, a través de la respuesta, llegar a conocer la importancia de la misma, y la respuesta es
simplemente abrumadora a grandes rasgos, ya que la influenza de la misma sentó las bases de la cultura
que tenemos en la actualidad y no solo en aspecto cultural, sino en el social, político y filosófico, ya que
somos un gran reflejo de aquellos que nos precedieron.

Además, el arte islámico supone una origina creación que parte de las tradiciones y elementos
artísticos árabes pero que se mezcla con otros autóctonos, ya que la nueva civilización desbordó los
marcos propiamente de Arabia. Fue el resultado de diversas tradiciones.

Su influencia fue enorme, extendiéndose desde Occidente hasta Oriente y, creando unos modelos
artísticos todavía hoy visibles en gran parte del mundo. La presencia del islam sobre España, ofrece a la
historia medieval de nuestro país un profundo matiz con respecto a Europa. No podemos olvidar que el
arte islámico pervivirá a través de la tradición mudéjar en la Baja Edad Media e incluso durante la
primera parte de la Edad Moderna.

8. Bibliografía

- AA.VV.: Hª del Arte. Espasa-Calpe. Madrid (2002).


- Baumgart, F.: Hª del Arte. Ed. del Serbal. Barcelona (1997).
- Borobio, L.: Hª sencilla del arte. Rialp. Madrid (2002).

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