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Desde la temprana década de 1870, los desarrollos de Cantor y Dedekind dieron los
fundamentos para que se iniciara la teoría de conjuntos, sin embargo las investigaciones
de estos autores se enmarcaron bajo distintos objetivos, Dedekind se presuponen como
fundamentadores y como lenguaje de las matemáticas mientras que en cantor se asumen
como una herramienta para solucionar problemas de la teoría de funciones. Claramente
se observa que estos desarrollos no podían concebirse como una teoría autónoma que
hacia sus propios problemas.
Cantor y Dedekind han sido receptores de las concepciones de Riemann. Vemos que
(Ferreirós 1999) planteo que para comprender como el lenguaje conjuntista emergió de
las matemáticas clásicas para incorporarse como fundamento de las matemáticas, hay que
pasar por Riemann. Quien básicamente comprendió las superficies de su teoría de
funciones y las variables de su geometría diferencias basándose en la noción de
extensión, es decir, de clase o conjunto.
En Riemann no se encuentra un desarrollo de una teoría de conjuntos autónoma, pero si
un nuevo pensamiento intuitivo y general de crear matemáticas y una nueva propuesta
sobre los conceptos básicos de las matemáticas. Dedeking resumió en su publicación;
lección sobre los fundamentos de la geometría, que Riemann tuvo una gran importancia
central en la reconsideración de la matemática sobre bases conjuntistas y a la hora de
convencer a los matemáticos de la gran relevancia que tiene el estudio topológico de los
conjuntos.
Desde el siglo V a. C., comenzando con el matemático griego Zenón de Elea en Occidente y
los primeros matemáticos indios en Oriente, los matemáticos habían luchado con el
concepto de infinito. Especialmente notable es la obra de Bernard Bolzano en la primera
mitad del siglo XIX. La comprensión moderna del infinito comenzó en 1870-1874, y fue
motivada por el trabajo de Cantor en análisis real. Una reunión de 1872 entre Cantor y
Richard Dedekind influyó en el pensamiento de Cantor y culminó en el artículo de Cantor
de 1874.
Posteriormente y en los últimos años del siglo XIX, Dedekind y Cantor publicaron sus
contribuciones a la teoría de conjuntos abstracta. Dedekind intentó elaborar una base
abstracta para los fundamentos de las matemáticas puras (aritmética, análisis y álgebra).
Mientras que Cantor volcó el objeto de sus investigaciones a la exploración de los
conjuntos infinitos y el proceso creado que es usualmente llamado teoría de conjuntos en
sentido estricto. Así, en la segunda mitad de la década de 1880 ya se puede observar en
Cantor una concepción de teoría de conjuntos abstracta bajo las ideas de cardinalidad y
orden.
El propósito de los matemáticos de la época
De cada uno de los autores nombrados, se identificó el uso de las herramientas de la
teoría de conjuntos bajo estos tres enfoques, llegando a que ninguno ha usado las tres.
Cabe decir que entre los autores que se acogen la tendencia fundamentadora de
Dedekind, se puede encontrar distintos propósitos, por ejemplo, en Dedekind su visión es
dar base a las matemáticas (empezando por el álgebra) a través de la teoría de conjuntos;
mientras que Russell busca fundamentar las matemáticas teniendo como base la lógica,
siendo la teoría de conjuntos solo una parte importante de la lógica, mientras que en
Zermelo el propósito es dar una base sólida a la teoría de conjuntos desarrollada por
Cantor, pero para ello se apoya en el enfoque fundamentado de Dedekind.