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XIV Coloquio Distrital de Matemáticas y Estadística

CONSTRUCCIÓN DE LOS REALES

Clara Helena Sánchez B.


Profesora Asociada
Departamento de Matemáticas y Estadística
Universidad Nacional de Colombia

Universidad Pedagógica Nacional, Santafé de Bogotá, Diciembre de 1997


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Contenido

Prefacio

Introducción

Precursores en la construcción de los irracionales

Construcción de los reales


- Karl Weierstrass
- Charles Meray-George Cantor
- Richard Dedekind
- Construcción por encaje de intervalos

El intento colombiano

Conclusión

Bibliografía
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Prefacio

El presente trabajo fue presentado por primera vez en el I Simposio Nacional


de Métodos Analíticos del Análisis No-estandar (Universidad Nacional, Medellín), en
1987, por invitación del profesor Yu Takeuchi, y fue publicado en el mismo
año en su revista Matemática-Enseñanza Universitaria, No.40, págs.3-28.
Desafortunadamente esa edición tiene algunos pedazos borrosos, por lo cual
la profesora Raquel de Rebolledo de la Universidad Pedagógica, quien ha
usado el texto en varios de sus cursos, lo reeditó en la forma que hoy les
presentamos con algunas pocas modificaciones. Sea la oportunidad de
agradecer nuevamente su interés en la divulgación de este trabajo.

Este texto es la base para el cursillo que ofrecemos en el XIV Coloquio Dis-
trital de Matemáticas y Estadística, el cual complementaremos con informa-
ción adicional que hemos obtenido en estos años. Dado que fue imposible,
por la brevedad de tiempo, reesrtructurarlo por completo nos restringiremos a
aumentar la bibliografía que será usada en las exposiciones.

Un agradecimiento especial a los organizadores del Coloquio por esta nueva


oportunidad de participar en estos eventos que tanta acogida tienen en la
comunidad matemática de la capital colombiana.

Clara Helena Sánchez B.


Octubre de 1997
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Introducción

El descubrimiento de los irracionales se atribuye a Hippasus de Metapontun de


la escuela pitagórica en el siglo quinto antes de Cristo. Se supone que fue tirado
al mar por haber descubierto un elemento que negaba la filosofía pitagórica de
que todos los fenómenos del universo podían reducirse a números o a razones
entre ellos. Los pitagóricos identificaban los números con la geometría; el en-
contrar razones inconmensurables marcó un rompimiento entre estas discipli-
nas y la geometría comenzó a ser privilegiada sobre la aritmética. Pero la apari-
ción de más y más irracionales hizo necesario el encararlos de alguna manera.
El libro X de los Elementos acomete la tarea de clasificar tipos de irracionales.
Fue Eudoxio de Cnido (408-355 a. C.) quien con su noción de magnitud y su
teoría de las proporciones ata las nociones de razón y proporción a la geome-
tría, permitiendo extender pruebas que consideraban magnitudes conmensura-
bles a problemas que contemplaban las magnitudes inconmensurables.

El concepto de magnitud no fue claramente definido por Eudoxio, servía para


entidades como longitudes, áreas, volúmenes y tiempo. Se diferenciaba de los
números por el hecho de considerarse a las magnitudes continuas y a los nú-
meros como discretos, al saltar de uno a otro. Recuérdese que para los anti-
guos griegos, números eran lo que hoy llamamos naturales (sin contar el cero).

La teoría de las proporciones de Eudoxio se encuentra en el libro V de los Ele-


mentos de Euclides. Allí encontramos la siguiente definición que permite evitar
de manera extraordinaria a los irracionales:

"Se dice que la razón de una primera magnitud con una segunda es la misma que
la de una tercera con una cuarta cuando tomando cualquier múltiplo de la primera
y de la tercera y de la segunda y la cuarta, el múltiplo de la primera es mayor, igual
o menor que el de la segunda según que el de la tercera sea mayor, igual o menor
que el de la cuarta" [Vera, 1970 Vol. I].

Modernamente la definición anterior se expresa como sigue:

Dos razones a/b y c/d son iguales si dados dos enteros cualesquiera m, n se
tiene que
i) si ma ≥ nb entonces mc ≥ nd
ii) si ma ≤ nb entonces mc ≤ nd

Idea que usará Dedekind dos mil años después para definir los números irra-
cionales.
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La teoría de Eudoxio permitió grandes avances en la geometría y trajo como
consecuencia, hacer de la geometría la base de casi toda la matemática riguro-
sa por dos mil años. Rezagos de ésto se observan en el lenguaje actual al lla-
mar x3 como x cubo, y x2 como x cuadrado, y tuvo como consecuencia negati-
va el retraso en el desarrollo del álgebra. Arquímedes (287, 212 a.C.) trabajó en
aritmética pero garantizaba sus argumentos con el álgebra geométrica.

Otras civilizaciones como los babilonios, egipcios, hindúes y árabes conocieron


los irracionales y no se plantearon nunca su fundamentación lógica, simplemen-
te trabajaban con aproximaciones de ellos como entidades en su propio dere-
cho.

En el Renacimiento y los siglos siguientes los irracionales fueron usados, pero


muchos matemáticos los objetaron porque no tenían fundamentación lógica.
Hacia 1500 los irracionales se trabajaban más libremente, sin embargo su parte
conceptual seguía preocupando a los matemáticos. Por ejemplo, Pascal (1623-
62) y Barrow (1630-77) consideraban que π no se podía entender sino como
una magnitud geométrica. Para ellos los irracionales eran meros símbolos que
no tenían existencia independiente de las magnitudes geométricas y la lógica
de las operaciones con irracionales debía ser justificada por la teoría de las
proporciones de Eudoxio. Este era también el punto de vista de Newton (1624-
1727) en su "Aritmética Universalis", publicada en 1707 pero usada en sus cla-
ses desde 30 años antes.

Entre los que reconocieron a los irracionales como números están: Simón Ste-
vin (1548, 1620) quien los aproximaba por racionales, John Wallis en su "Alge-
bra" (1685) y Descartes en sus "Reglas para la dirección del espíritu" (1628) los
aceptan como números abstractos.

Para 1700 se había hecho un esfuerzo para clarificar el concepto de número


irracional. En 1737 Euler (1707-1783) muestra substancialmente que e, e2 son
irracionales y Lambert (1728-1767) muestra en 1761 que π lo era.

Se llega al siglo XIX con el siguiente concepto de número: número racional es el


que puede representase por medio de una expresión decimal periódica y núme-
ro irracional el que no tiene un período en su expresión decimal. Pero se hacía
necesario dar una definición de número irracional independiente del sistema de
numeración.

La Aritmetización Del Análisis


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Los avances en la matemática obligan a la comunidad matemática del siglo XIX


a aclarar los conceptos de función y de número básicos en el análisis. Los Pita-
góricos habían enfatizado que los números eran el concepto fundamental en
matemáticas, sólo a mediados del siglo pasado un grupo de importantes mate-
máticos retomó la idea, preocupados por la fundamentación del análisis, sur-
giendo lo que se llamó el movimiento de aritmetización del análisis en el cual
se va a dar status de número a los irracionales.

En este movimiento participaron personajes como Weierstrass, Dirichlet, Lapla-


ce, Cauchy, Dedekind y Cantor entre otros.

Precursores En La Construcción De Los Irracionales


Entre los precursores en la construcción de los irracionales y por lo tanto del
movimiento de aritmetización del análisis podemos considerar a:

1. William R. Hamilton (1805-1865) quien leyó en la Royal Irish Academia en


1833 y 1835 dos trabajos, luego publicados bajo el nombre de "Algebra
como la ciencia del tiempo puro" en los cuales se daba un primer intento
de tratamiento de los irracionales.

2. Bernhard Bolzano (1781-1848) en 1835 escribió un tratado sobre Teoría


de Números que permaneció inacabado e inédito hasta 1962 en que fue
publicado por Rychlich; allí se muestra que en este tratado Bolzano tenía
una teoría para los números reales, siendo la primera tentativa que se co-
noce para fundamentar los reales sobre una base puramente aritmética.
Pero la teoría de Bolzano no es completamente rigurosa.

3. Martin Ohm (1792-1872) intenta en 9 volúmenes escribir los "Elementos


de la Matemática" al estilo de los "Elementos" de Euclides. Su idea básica
es que el número abstracto es la noción fundamental en la matemática.
Para él, lo que constituye la esencia del cálculo matemático no son las
propiedades de los números sino las de las operaciones entre ellos y es
de las operaciones que debe ocuparse el análisis estableciendo las leyes
generales que las gobiernan.

Afirmaba Ohm que sin construir una teoría general de los números abs-
tractos el análisis no puede existir (Dugac, 1976).
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4. El curso de Análisis de Cauchy (1789, 1857) publicado en 1821 es la pri-
mera obra importante del análisis moderno por su rigor, claridad y elegan-
cia; allí se establecen los criterios de convergencia de series y sucesiones,
los cuales requieren que los números reales sean definidos lógicamente.
En este curso, Cauchy definió un número irracional como "el límite de las
diversas fracciones que tienen valores más y más cercanos", pero la defi-
nición fue suprimida en ediciones posteriores ya que para hablar de límite
se necesita tener ya definido al conjunto de los números reales.

Construcción De Los Reales


El primero en publicar una teoría sobre la construcción de los reales es Charles
Méray en 1869; tres años más tarde, en 1872, aparecen cuatro importantes
trabajos en este sentido y son los siguientes:

a) E. Kossak publica las notas de clase tomadas en Berlín a Weierstrass en


1865 y 1866 sobre su teoría general de funciones analíticas; en ésta se
encuentra una construcción de los irracionales.

b) Richard Dedekind publica su trabajo "Continuidad y los números irraciona-


les", donde se encuentra su teoría sobre los reales.

c) George Cantor publica un artículo sobre la unicidad en la representación


de una función por medio de series trigonométricas; el artículo está dividi-
do en tres partes, la primera de las cuales está dedicada a la construcción
de los reales. Su construcción es similar a la de Méray quien la había ex-
puesto en la "Revue des Societes Savantes". Describiremos a continua-
ción las construcciones de los irracionales de Weierstrass, Dedekind y
Cantor-Méray.

1. Karl Weierstrass (1815, 1897) sigue los siguientes pasos en su construc-


ción de los reales:

i) Supone conocidos los números enteros positivos y define luego la


igualdad entre ellos.

Dos números enteros son iguales si están compuestos del mismo


número de unidades.
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Designa esta relación por a=b y afirma que debe ser tal que, si a = b
y b = c entonces a = c

ii) Define los racionales positivos a partir de la noción de partes exac-


tas de la unidad.

- 1/n es la n-ésima parte exacta de la unidad sí y solo si n(1/n) = 1.

- Un número racional es una combinación lineal de partes de la


unidad con coeficientes enteros.

iii) Define igualdad entre racionales usando las siguientes transforma-


ciones:

1. n elementos de la forma 1/n pueden ser reemplazados por la


unidad.

2. todo número racional puede ser reemplazado por sus partes


exactas.

Un número racional será representado por un agregado entendido


como un conjunto finito de racionales positivos cuya suma es el nú-
mero representado. Así por ejemplo 4/3 puede ser representado por:

a = {1/3, 1/3, 1/3, 1/3} o


b = {1/6, 1/6, 1/6, 1/6, 1/6, 1/6, 1/6, 1/6}

entre las muchas posibilidad de hacerlo. Naturalmente los corchetes


son notación moderna. Ahora bien, dos números racionales a, b son
iguales si el agregado a puede ser transformado en b por medio de
las transformaciones precedentes.

Es claro que en nuestro ejemplo

a=b ya que 1/3 puede ser reemplazado por {1/6, 1/6},


como lo autoriza la segunda transformación.

iv) Formará conjuntos infinitos de partes exactas de la unidad, es decir


sucesiones infinitas de números racionales. Weierstrass afirma que
para definir rigurosamente los números reales "es necesario que los
elementos (de los conjuntos infinitos a formar) sean tomados en el
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dominio de los números existentes (unidades y sus partes exactas)
de acuerdo a una ley bien determinada" [Dieudonne, 1978, 365].

Antes de dar su definición de número real, da la siguiente definición:

- Se dice que a' es una parte de a, si se puede transformar a'


en a" de tal manera que todos los elementos de a" se encuen-
tran en a y a' es finito.

En nuestro lenguaje diríamos que a' es una parte de a si a' es


finito y se puede transformar en un subconjunto a" de a.

- Dos números a, b son iguales si toda parte de a puede ser


transformada en una parte de b y recíprocamente, toda parte
de b puede ser transformada en una parte de a.

Esto es, si cada número racional de a es elemento de b y recí-


procamente.

La igualdad así definida resulta simétrica y transitiva.

v) Las definiciones anteriores le permitan a Weierstrass definir orden,


suma y producto entre esos nuevos números y son las siguientes:

Orden Dados dos números a, b distintos, si toda parte de a lo es de


b pero existe una parte c de b que no lo es de a se tiene que b es
mayor que a y se nota a < b.

0 sea que a < b si todo racional de a lo es de b y existe un racional


en b que no está en a.

Suma La suma de a con b es el agregado c que contiene todos los


elementos de a y todos los de b tomados cada uno de ellos el núme-
ro de veces que aparece en a aumentado en el número de veces
que aparece en b.

Ejemplos: 4/3 + 7/12 = {1/3, 1/3, 1/3, 1/3} + {1/3, 1/4}

= {1/3, 1/3, 1/3, 1/3, 1/3, 1/4}

= {5/3, 1/4} = 23/12


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Producto El producto de a con b se obtiene multiplicando cada uno
de los elementos de a con cada uno de los elementos de b.

Ejemplo: 4/3 . 3/2 = {1/3, 1/3, 1/3, 1/3} . {1/2, 1/2, 1/2}

= {1/6, 1/6, 1/6, 1/6, .... 1/6}


( 12 veces )

= 12/6

vi) Establece un criterio de finitud sobre los nuevos números, com-


puestos de una infinidad de elementos:

Se dirá que un número a tiene un valor finito, si existe un número b


mayor que a y compuesto de un número finito de elementos.

En otras palabras este criterio lo que expresa en que un "número


nuevo" es finito si es menor que algún racional.

vii) Define número real positivo como los nuevos números (colecciones
infinitas de partes de la unidad) que satisfacen el criterio de finitud.

Los números reales negativos los obtiene por medio de la subs-


tracción entre reales positivos.

En definitiva dice Dugac (1976, 9), un número real es para Weierstrass


una clase de equivalencia que resulta de la relación de equivalencia defi-
nida por la igualdad entre agregados que satisfacen el criterio de finitud. Si
el agregado satisface el criterio de finitud, entonces o bien existe en Q un
número que le corresponde, o bien su clase representará un nuevo núme-
ro, un número irracional.

2. Charles Méray (1835, 1911) - George Cantor (1845, 1918)

Las construcciones de Méray (1869) y de Cantor (1872) son subs-


tancialmente iguales, escogimos la de Cantor en esta exposición.

i) Parte del conjunto de los racionales al cual denomina sistema A y


forma sucesiones de racionales que satisfacen el criterio de Cauchy
(una sucesión {an} satisface el criterio de Cauchy, si ∀ ε ∈ Q, ∃ n ∈
N, │an - am│< ε, ∀m, n > N)
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Estas sucesiones Cantor las llama sucesiones fundamentales y
define entre ellas, la siguiente relación ≈ que es de equivalencia:

{an} ≈ {bn} si y solo si, lim (an - bn) = 0


n→∞

ii) Llama B al sistema formado por las clases de equivalencia que re-
sultan de la relación definida en i, y allí define las operaciones arit-
méticas como sigue:

[an] ± [bn] = [cn] si y solo si lim (an ± bn - cn) = 0


n→∞

[an] . [bn] = [cn] si y solo si lim (an .bn - cn) = 0


n→∞

[an] / [bn] = [cn] si y solo si lim ((an / bn) - cn) = 0


n→∞

Con la restricción en la división de que [bn] ≠ 0.

Después de estas definiciones, Cantor da el status de número a los


elementos b de B identificándolos con los puntos de una recta.

Para los racionales no hay problema. El sabe que dado un punto en


la recta si tiene una relación racional con el origen puede ser repre-
sentado por un elemento de su sistema A y recíprocamente.

En caso contrario el punto puede ser acercado por una sucesión a1,
a2, ... an ... de puntos racionales, cada uno correspondiente con un
elemento de A. Más aún, Cantor puede tener una sucesión funda-
mental que se acerque al punto tanto como se quiera.

"La distancia del punto a ser determinado desde el origen 0 es igual


a b donde b es el número correspondiente a la sucesión fundamen-
tal" [Dauben].

Cantor es naturalmente incapaz de mostrar que a cada punto del


dominio B corresponde un único punto en la recta real, así que él re-
suelve el problema postulando: "a cada número en B corresponde
un punto definido en la recta cuya coordenada es igual al número"

3. Richard Dedekind (1831, 1916).


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Dedekind presupone la aritmética de los números racionales y señala que


el sistema de los racionales (que nota R) forma un cuerpo de números
(la expresión es de Dedekind) en el sentido de que las cuatro operaciones
fundamentales son cerradas en Q con la restricción de la división por cero.
Hace énfasis en el hecho de que Q está bien ordenado (Wellarranged), se
extiende infinitamente en ambas direcciones y resalta las siguientes pro-
piedades del orden entre racionales:

I. Si a < b y b < c entonces a < c.

II. Si a y c son dos números racionales diferentes, existe un número in-


finito de racionales entre ellos.

III. Si a es un racional fijo entonces todos los números racionales están


en una de dos clases A1, A2 cada una de las cuales contiene infinitos
racionales. La primera A1 está compuesta por todos los racionales
menores que a y la segunda A2, por todos los mayores que a; el
número a puede ser colocado en A1 o A2 a voluntad siendo respecti-
vamente, o el máximo de A1 o el mínimo de A2. En cualquiera de los
dos casos posibles Q queda dividido en dos clases de tal manera
que todos los elementos de A1 son menores que cada uno de los
elementos de A2.

Enseguida compara las propiedades I, II y III con las propiedades que tie-
nen los puntos sobre una línea recta en la cual se distinguen dos direccio-
nes llamadas "derecha" e "izquierda", de tal manera que si p, q son dos
puntos diferentes de la recta se tiene que o p está a la izquierda de q o
recíprocamente, q está a la izquierda de p y se cumple que:

I'. - Si p está a la izquierda de q y q a la izquierda de r entonces p está a


la izquierda de r y se dice que q está entre p y r.

II'. - Si p, q son dos puntos diferentes, existen infinitos puntos de la recta


entre ellos.

III'.- Si p es un punto fijo de una recta L, todos los puntos están en una
de dos clases P1, P2 con características completamente análogas a
las clases A1, A2 descritos en III.

Dedekind anota que en una línea recta existe un número infinito de puntos
que no corresponden a ningún número racional y hace un análisis cuida-
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doso sobre lo que él considera como continuidad de la recta y discontinui-
dad de los racionales con el fin de construir un dominio continuo que con-
tenga a Q.

Dedekind llamará cortadura a una separación de Q en dos clases A1, A2


y la nota (A1, A2), con la condición de que todo elemento de A1 sea menor
que cualquier elemento de A2, . Así todo número racional define una parti-
ción según se afirmó en la propiedad III, pero existen cortaduras en las
cuales ni A1 tiene máximo, ni A2 tiene un mínimo. Dedekind da como
ejemplo todas las cortaduras definidas por números enteros positivos D
que no son cuadrados de enteros. Para cada uno de esos D existe un λ
en N tal que
λ2 < D < (λ+ 1)2

Considerando
A1 = { r ∈ Q / r < D } y
2

A2 = { r ∈ Q / r2 > D }

se obtiene una cortadura (A1, A2) en la cual A1 no tiene máximo, ni A2 mí-


nimo y por lo tanto no puede ser producida por ningún número racional.

Con este tipo de cortaduras que no han sido producidas por algún racional
"creamos un nuevo (número), un número irracional α, el cual está comple-
tamente definido por esta cortadura (A1, A2)" [Dedekind, 1863].

Esta definición le permitirá definir rigurosamente.

a) igualdad entre cortaduras

(A1, A2) = (B1, B2) si y solo si A1 = B1 y A2 = B2.

b) orden

Si (A1, A2) ≠ (B1, B2) entonces se dan dos posibilidades:

i) (A1, A2) < (B1, B2) en el caso que existe un elemento en B1 que
no esté en A1.

ii) (A1, A2) > (B1, B2) en el caso en que existe un elemento en A1
que no está en B1.

c) suma
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(A1, A2)+(B1, B2) = (A1+B1, A2+B2)

siendo Ai + Bi = {x+y / x ∈ Ai, y ∈ Bi } i=1, 2

d) producto

Dado el orden, puede definir lo que es una cortadura α (o número


real) positiva; simplemente es una mayor que cero. Con esta noción
puede introducir la función valor absoluto como es usual y así el pro-
ducto se define por casos como sigue:

1) si α, ß ≥ 0 entonces α ß = 0 ∪ { st│ s ∈ α, t ∈ ß }
2) si α ≥ 0, ß ≤ 0 entonces α ß = - α │ß │
3) si α ≤ 0, ß ≥ 0 entonces α ß = - │α │ß
4) si α, ß ≤ 0 entonces α ß = │α ││ß │

Dedekind demuestra que se cumplen las propiedades en R análogas a I,


II, III de Q y además afirma y demuestra la continuidad de la recta con su
famoso teorema [Dedekind, 1863]:

“Si el sistema R de todos los números reales se rompe en dos clases U1, U2
tales que todo número a1 de la clase U1 es menor que cada número a2 de la
clase U2 entonces existe uno y solo un número α por el cual esta separa-
ción se produce”.

Construcción por encaje de intervalos


En la literatura matemática aparece otro método de construcción de los
reales que explicamos a continuación. Según Rey Pastor [1959] el método
de Cantor-Méray fue evolucionando a través de las exposiciones de Lips-
chitz (1877) C. Arzelá (1883) y P. Bochmann (1892) hasta llegar a ser el
que hoy se conoce con el nombre de "construcción por encaje de interva-
los". Se encuentran versiones en Courant-Robbins (1955), Rey Pastor
(1959) Trejo (1968) y Torranzos (1943).
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Mi opinión es que la construcción por encaje de intervalos está basada en
la primera demostración que hizo Cantor en 1874 de que el conjunto de
los números reales no es enumerable. Esta demostración es poco conoci-
da, y se establece de la siguiente manera [DAUBEN 1979].

Supongamos que R es enumerable o sea que puede establecerse una co-


rrespondencia biunívoca con N, w1, w2, .. (w). Entonces dado un intervalo
cerrado [a, b] de R es posible encontrar un número real que no está en la
sucesión (w).

Suponiendo que a < b, se escogen los dos primeros términos de (w) que
pertenezcan a (a, b) y los llamamos a1, b1. Suponiendo ahora que a1 < b1
se escogen los dos primeros términos de (w) que están dentro del interva-
lo (a1, b1); continuamos el proceso hasta obtener una sucesión de interva-
los encajados [a, b], [a1, b1], [a2, b2], ... (I) tales que [an, bn] ⊂ [an-1, bn-1].

Si esta sucesión es finita, entonces el último intervalo [an, bn] sólo podría
incluir un elemento más, w* de (w) y bastaría tomar un η ∈ [an, bn] con η ≠
w*.

Ahora, si la sucesión (I) es infinita, Cantor considera dos casos. Como la


sucesión a1, a2, a3, ... de los extremos izquierdos de los intervalos es mo-
nótona creciente y acotada superiormente, tendrá un límite superior que
nota a∞ . Análogamente la sucesión b1, b2, b3, ... de extremos derechos es
monótona decreciente, acotada inferiormente y por tanto tiene un límite in-
ferior que denota b∞ . Del hecho de que a∞ ≤ b∞ se obtienen los dos casos:

i) a∞ = b∞

Cantor afirma que η= a∞ = b∞ no puede ser un elemento de (w). Si lo


fuera, digamos que η= wp, estaría excluído de todos los intervalos
[an, bn] a partir de un n suficientemente grande por el proceso de se-
lección de los [an, bn]; pero por otro lado estaría en todos, llevando a
una contradicción.

ii) a∞ < b∞

En este caso basta tomar cualquier real η en (a∞, b∞ ) el cual obvia-


mente no estaría dentro de la sucesión (w).
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Expuesto lo anterior, veamos la versión de Rey Pastor de construcción de
los reales por encaje de intervalos.

Llama monótonas contiguas a dos sucesiones infinitas de racionales a1,


a2, ...an.. y b1, b2, ...bn..., la primera monótona creciente y la segunda mo-
nótona decreciente y tales que todo elemento de la primera es menor que
cualquier elemento de la segunda. Además la diferencia (bn - an) es menor
que cualquier número positivo ε a partir de un cierto índice i suficientemen-
te grande.

Naturalmente las sucesiones {an} y {bn} definen una sucesión de intervalos


encajados, que Rey Pastor denota {an; bn}.

En el caso de que no existe un punto racional frontera entre las dos suce-
siones, (esto es que sup an = inf bn = racional) se crea un nuevo número
un número irracional, por medio de la siguiente definición [Rey Pastor
1954]:

“Un par de sucesiones monótonas contiguas de números racionales definen


un número real α = {ai, a'i} con la condición de que:

{ai ; a'i} = {bi ; b'i}, si ai ≤ bj, bi ≤ aj, para cualquier par de subíndices i, j”.

Con esta definición se pueden dar las respectivas definiciones de orden,


suma y producto entre números reales.

El Intento Colombiano
Entre los colombianos se cuenta un precursor en la aritmetización de los
números reales. Se trata del ingeniero y profesor de la Universidad Nacio-
nal Indalecio Liévano (1834, 1913) quien en 1856 en su libro "Tratado
Elemental de Aritmética", publica una teoría sobre los números inconmen-
surables.

Los profesores Victor Albis y Luis I. Soriano (q.e.p.d) de la Universidad


Nacional publicaron en la revista Historia Matemática de mayo de 1976 un
artículo en el cual analizan la teoría de los irracionales de Liévano y pre-
tenden dar el crédito respectivo a Liévano como uno de los precursores en
la aritmetización de los números reales.

Liévano afirma [Liévano 1872, 116] que


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"El vacío más notable de Aritmética i difícil de llenar ha sido el de los núme-
ros inconmensurables, que consiste en que los mejores autores han aplica-
do sin demostración a los números inconmensurables propiedades genera-
les del número conmensurable. Veamos como se puede hacer desaparecer
este vacío”.

En seis páginas (116 a 121) encontramos su teoría, basada en que

“Aunque una cantidad inconmensurable con la unidad no puede represen-


tarse exactamente por ningún número de los tres que se conocen, entero,
quebrado i fraccionario; sin embargo si se puede obtener un quebrado que
la represente con un error menor que cualquier magnitud dada.

Para ésto dividiremos la unidad en un número tan grande de partes iguales


que cada parte sea menor que la magnitud dada... i entonces el quebrado
que tiene por numerador el número de veces que ésta pequeña parte cabe
en la cantidad, i por denominador el número de partes en que se ha dividido
la unidad, satisface a la condición propuesta... si esta serie de operaciones
se supone prolongada indefinidamente puede considerarse la cantidad es-
presada exactamente por la suma de una infinidad de números. Llamare-
mos número inconmensurable a la expresión exacta de una cantidad in-
conmensurable con la unidad”.

Enseguida define igualdad entre números inconmensuables, suma y pro-


ducto y demuestra algunas propiedades de estas operaciones. Concluye
Liévano afirmando [Liévano 1872, 121].

“Con la introducción de los números inconmensurables, queda elevado el


número abstracto en general a la categoría de una cantidad continua que es
un principio de mucha importancia”.

Se puede apreciar alguna similaridad entre la teoría de Liévano y la de


Weierstrass y, aunque la teoría de Liévano no es completa ni impecable
como dicen Albis y Soriano en el artículo mencionado, tiene el mérito de
haber sido hecha en la misma época en que en Europa se estaban pre-
ocupando por el asunto.

El método axiomático
El método de construcción de los números reales a partir de los racionales, co-
mo los que hemos visto hasta ahora, es llamado por D. Hilbert (1862-1943) mé-
todo genético; él propuso en el VI Apéndice de su célebre libro "Fundamentos
de la Geometría" (1899) el método axiomático de introducción de los reales con
la siguiente justificación:
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“Planteamos la cuestión de si, en realidad, el método genético es precisamente el
único apropiado para el estudio del concepto de número, y el método axiomático el
sólo aplicable a los fundamentos de la Geometría. ...
Mi opinión es ésta: a pesar del alto valor pedagógico y heurístico del método gené-
tico, merece, sin embargo, la preferencia el método axiomático para la representa-
ción definitiva de nuestro conocimiento y su plena seguridad lógica.”

Hilbert presenta así su sistema:

Imaginemos un sistema de entes; llamamos a esos entes números y los desig-


namos por a, b, c, ... . Imaginamos a estos números relacionados entre si: estas
relaciones se ajustan exacta y completamente a los siguientes axiomas.

I. Axiomas de enlace

I1. Del número a y del número b se origina por adición un determinado


número c; simbólicamente expresado
a+b =c o c = a+b.

I2. Si a y b son dos números dados, existe siempre un solo número x y


también un solo número y tales que, respectivamente, se tenga
a+x =b o y+a = b.

I3. Existe un determinado número llamado cero (0) que para cualquier
número a se verifica simultáneamente
a+0 = a y 0+a = a

I4. De los números a y b se origina todavía de otra manera -multiplica


ción- un determinado número c; con símbolo
ab = c o c = ab

I5. Si a y b son dos números cualesquiera y a no es cero, existe siempre


un solo número x y también un solo número y tales que, respectivamen-
te, se cumpla
ax = b, ya =b.

I6. Existe un determinado número llamado uno -1- tal que, para todo va-
lor de a resulta simultáneamente
a1 =a 1a =a.

II. Axiomas de cálculo


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II1. a+(b+c) = (a+b)+c
II2. a+b = b+a
II3. a(bc) = (ab)c
II4. a(b+c) = ab+ac
II5. (a+b)c = ac+bc
II6. ab =ba

III. Axiomas de orden

III1. Si a y b son dos números distintos cualesquiera , hay siempre uno


determinado de ellos (p.ej. a) mayor (>) que el otro; éste, se dice enton
ces, que es el menor. Simbólicamente se escribe a>b y b<a.

III2. Si a>b y b>c, también a>c.

III3. Si a>b, se verifica siempre también que


a+c > b+c y c+a > c+b.

III4. Si a>b y c>0, se verifica siempre también que ac > bc y ca>cb.

IV. Axiomas de continuidad

IV1. (Axioma de Arquímedes) Si a>0 y b>0 son dos números cuales-


quiera, siempre es posible sumar a consigo mismo cuantas veces sea ne-
cesario para que la suma resultante tenga la propiedad
a+a+a+ ... +a > b.

IV2. (Axioma de la plenitud) Si se quiere conservar las relaciones entre


los números, no es posible agregar al sistema de ellos otro sistema de en-
tes de modo que en el sistema originado por composición de ambos se
satisfagan en su totalidad los axiomas I, II, III, IV. Dicho brevemente: los
números forman un sistema de entes que no es susceptible de ampliación
alguna si se mantienen todas las relaciones y todos los axiomas estable-
cidos.

Conclusión
Todas las construcciones de números reales son equivalentes, pues se ha de-
mostrado que salvo isomorfismo sólo existe un cuerpo ordenado y completo,
el de los números reales. Demostrar que cada construcción de R efectivamente
produce un cuerpo ordenado y completo no es tarea fácil. Es por esto que com-
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parto la afirmación de Morris Kline en [1972] de que los números irracionales
lógicamente definidos son monstruos intelectuales, y justifica el por qué grie-
gos y muchas generaciones posteriores de matemáticos encontraron esos nú-
meros difíciles de entender.

Esa afirmación de Kline se confirma si miramos la definición de Bourbaki de


número real, la cual se encuentra en el capítulo 4 del libro III de Topología de
los Elementos de Matemática (p.131):

“Se designa por R al grupo topológico completado del grupo aditivo Q de la recta
racional. Los elementos de R se llaman números reales; como espacio topológico,
R se llama recta numérica; como grupo topológico se llama grupo aditivo de la re-
cta numérica”.

En libros tan conocidos y usados en nuestro medio como el Cálculo de Apostol,


se presentan los números reales axiomáticamente como un cuerpo ordenado y
completo. Y a partir de R se obtienen como subconjuntos especiales los otros
conjuntos de números naturales, enteros y racionales. Las presentaciones
axiomáticas producen la sensación, a veces, de que los objetos así definidos
"caen del cielo"; queda pues a voluntad de cada uno aceptar los números re-
ales como "monstruos intelectuales" o como "dádivas del cielo".
21

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