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2 La reptación refleja

2.1 Contenido de la reptación refleja

La reptación refleja contiene el enderezamiento y transporte del tronco en dirección a


las extremidades de apoyo.
La condición para que se produzca el enderezamiento del tronco es que haya una
extensión libre de la columna vertebral en cada uno de los segmentos. De otro modo no
son posibles las rotaciones a nivel del órgano axial (cabeza y tronco). El tronco se eleva
del plano de apoyo, siendo su tendencia locomotriz hacia el codo apoyado. El brazo
está flexionado 120-135° en el hombro y en una abducción de unos 30°. Con ello el
punto de apoyo del codo está localizado lateral y cranealmente con respecto al tronco.
Los segmentos proximales de las extremidades del lado facial (brazo y muslo) y del
talón del lado nucal se convertirán alternativamente en puntos de apoyo. Durante la
función de enderezamiento (fase de apoyo del paso) la superficie articular se desliza
girando sobre las cabezas del húmero y del fémur. En el movimiento fásico
(movimiento de balanceo del paso), la cabeza del húmero y del fémur se deslizan
girando en la superficie articular.
Brazo nucal

Fig. 1. Posición de partida de la reptación refleja. La denominación de las extremidades depende la


posición de la cabeza. Las extremidades del lado hacia el que está girada la cabeza se denominan
brazo facial y pierna facial, las del otro lado, brazo nucal y pierna nucal.
La reptación refleja 23

2.1.1 Ángulos articulares en la posición de partida

La postura de partida es el decúbito ventral (fig. 1).

Cabeza
La cabeza se coloca pasivamente provocando una extensión del cuello y girándola
unos 30°, de modo que apoye la prominencia frontal en la superficie de apoyo. Se corrige
así la lordosis de la columna cervical.
Por tanto, en la reptación refleja el movimiento de la cabeza se realiza desde una
posición de partida asimétrica.

Brazo facial
El brazo del lado facial está flexionado en el hombro algo más de 120°, pero menos de
135°, y en abducción de 30°. El epicóndilo medial del húmero se encuentra así
apoyado sobre la superficie de apoyo. Con ello la mano está alineada con el hombro
y la cadera. (Los grados angulares se refieren a la posición 0° del individuo de pie.)
El antebrazo se mantiene apoyado sobre la cara volar (palmar).
En la posición de partida de la reptación refleja, el eje longitudinal del húmero
apunta hacia el vértice de la cifosis infantil, que se encuentra en la zona de la charnela
dorsolumbar. En este lugar se encuentra también el punto de máxima rotación de la
columna dorsal.
En el tratamiento de niños mayores o adultos con parálisis cerebral se les coloca en la
mano facial un objeto duro. Sirve para el ensanchamiento pasivo de la palma de la mano
y facilita el sinergismo de los ms. interossei palmares con la contracción isométrica de los
ms. interossei dorsales. En el marco de la reptación refleja, se tiene que producir la
contracción de la musculatura de la mano, encontrándose los metacarpianos en
abducción. A la vez, la mano se cierra en puño, de modo que en la reptación refleja
cede el desequilibrio patológico entre los ms. interossei palmares y dorsales. La mano
desplegada y cerrada en puño se coloca en ducción radial. Hay que tener esto en
cuenta, ya que en las manos patológicas de la parálisis cerebral predomina la desviación
ulnar.

Brazo nucal
El brazo del lado opuesto a la cara está con el hombro y el codo en posición articular
del 0°, y se encuentra a lo largo del cuerpo. Las articulaciones de la mano y de los dedos
se mantienen libres.

La pierna nucal en los lactantes y niños pequeños

La pierna más alejada de la cara (nucal) tiene, a esta edad, la misma posición angular
que la pierna del lado facial. El muslo está en rotación externa y abducción, de modo que
el cóndilo medial del fémur se apoya en el plano. El pie se encuentra alineado con la
articulación de la cadera y del hombro. La diferencia funcional entre las piernas está en las
respuestas motoras «planeadas» y esperantes.
Si se estimula la zona del talón (ver 2.1.4), el terapeuta mantiene el pie pasiva-
24 El Principio Vojta

mente sobre el plano de apoyo, con la articulación tibiotarsiana en 90° y con el pie en
inversión.

La pierna nucal en los adultos


El adulto tiene una movilidad diferente a la del niño tanto en la pelvis como en las piernas,
porque está limitada la posibilidad de rotación externa y abducción de la cadera.
Si en el adulto, por ejemplo, es la pierna derecha la nucal y el cóndilo medial del
fémur se apoya en el plano, se proyectan a la columna lumbar los siguientes
movimientos: flexión lateral de convexidad izquierda, extensión y rotación del
ligamento espinal.

Pierna facial
En el lactante y en el niño pequeño la pierna del lado facial (fig. 1) está con la cadera en
flexión de 30-40°, en abducción de 60° y unos 40° en rotación externa. La rodilla en
flexión de 40°.
El tobillo se apoya libre, alineado con las articulaciones del hombro y de la cadera,
en la que también se encuentra la tuberosidad isquiática.
La posición del antepié y de los dedos no se corrige pasivamente en la posición de
partida.
En el adulto, esta pierna se deja en extensión y en mayor o menor rotación interna y
aducción.

2.1.2 Zonas de desencadenamiento

Distinguimos entre zonas principales y secundarias. Las zonas principales están


colocadas en las extremidades y son zonas de estímulo sobre periostio.
Las zonas secundarias están en las zonas de la cintura escapular y pélvica y el
estímulo perióstico se combina con un stretch sobre determinados grupos musculares. Una
excepción con respecto a la localización es la zona del tronco, en la que se implica
fundamentalmente la musculatura autóctona.
Los estímulos sobre el periostio, los de stretch de los grupos musculares y los de
presión en las superficies articulares y ligamentos tienen un carácter propioceptivo.
La diferenciación entre zonas principales y secundarias no tiene ningún valor con
respecto a la aplicación terapéutica. Sin embargo la experiencia clínica ha demostrado
que, en el recién nacido sano, todo el complejo de coordinación aparece más deprisa y de
forma más completa desde las zonas principales que desde las secundarias. Esto se
refiere fundamentalmente a los patrones parciales de los extremos distales de las
extremidades.

2.1.3 La sumación espacial y temporal de los estímulos desencadenantes

Al estimular simultáneamente varias zonas de desencadenamiento, y debido a la sumación


espacial, aparece la actividad muscular planeada más completa y rápidamente que
estimulando sólo una zona. Variando y combinando las zonas, se puede modificar
La reptación refleja 25

y multiplicar el caudal aferencial de los impulsos de múltiples formas, a fin de alcanzar las
zonas de coordinación de los patrones de locomoción innatos, pero que están bloqueados.
Sólo entonces el «output» motor puede poner en marcha los juegos musculares
programados ontogénicamente.
A lo largo de la activación aparece la contracción isométrica. Ésta se desarrolla por
sumación temporal, la cual puede aumentarse manteniendo el estímulo y poniendo
resistencia al movimiento que aparece. Mediante la resistencia, la contracción isotónica-
dinámica se convierte en una contracción isométrica-dinámica. No cabe pensar que los
patrones de la locomoción refleja —mantenidos isométricamente— realizan un trabajo
muscular estático, sino que podemos comparar el cuerpo, contraído aquí
isométricamente, con un arco en tensión: si se le suelta, desarrolla el movimiento hacia la
diana. Con ello se quiere señalar también que la contracción isométrica tiene una
dirección y contiene un vector locomotriz.
Desde la descripción cinesiológica esto significa lo siguiente: la posición de partida
la consideramos ya como una postura activa, aunque muy lábil, a la que podemos ver
como a cámara lenta por estar su duración alargada al frenarla, oponiéndole resistencia.
Y puesto que conocemos el recorrido del movimiento planeado, no hay ningún problema
en imaginarse la posición final.
El movimiento planeado no solamente es comprensible teóricamente, sino que
también es visible. Esto es así, sobre todo, en las alteraciones motoras cerebrales, pues al
contrario que en las lesiones periféricas, la conexión neuromuscular está intacta. En la
lábil posición de partida, mantenida de forma isométrica-dinámica, los músculos ya
inician su actividad con el fin de transportar al cuerpo desde esa posición a la posición
final.
Al estimular una zona, aparece en el lugar estimulado una respuesta «local». Si las
distintas respuestas locales se propagan mediante la sumación espacial y temporal,
aparece una respuesta global. Por «respuesta local» no se debe entender una respuesta
desde el área «más cercana» del SNC, es decir, del nivel espinal, sino que la respuesta
local nace a partir de la posición activada y está incluida, por ello, en la postura global del
cuerpo. Debido a la propagación temporal del estímulo, y a la activación, puede
aparecer en la extremidad estimulada el primer «aterrizaje» visible de la orden motora,
enviada desde el «puente de mando» al «final common path», es decir, a la zona espinal
correspondiente a esa extremidad.
Todo el complejo de locomoción puede ser provocado potencialmente desde
cada una de las zonas. Tanto para la reptación refleja (2.1.4 y 2.1.5) como para el volteo
reflejo (3.2.2 y 4.2) tenemos a nuestra disposición nueve zonas de estimulación. En el
patrón recíproco de la locomoción refleja, el patrón global puede desencadenarse en el
mismo hemicuerpo, que una vez es lado nucal y luego lado facial, desde las nueve
zonas. Por ello contamos con 2 x 9 zonas para la activación de un mismo patrón
global.
Con ello se «inunda» al SNC con señales fisiológicas adecuadas, dosificables
desde la periferia.
Las aferencias y reaferencias de los patrones fisiológicos provocados se imprimen en
el SNC en las más diversas combinaciones y por acumulación temporal. El SNC se pone
en estado de activación. El efecto de esa activación se mantiene por lo menos una media
hora después de terminar la estimulación. Esto se comprueba con regularidad en el
tratamiento de niños con PCI, que también tienen alteración de la estereognosia.
26 El Principio Vojta

En estos niños vemos lo siguiente: si progresan en la función de apoyo y de prensión


de la mano, aparece también la posibilidad de la estereognosia, es decir, de reconocer
objetos en la mano (1.4.2). La estereognosia, al principio, sólo aparece de forma
pasajera por espacio de unos treinta minutos después del tratamiento, desapareciendo de
nuevo. Realizando el tratamiento de forma regular, la capacidad estereognósica se
mantiene más tiempo y aparece más deprisa, a medida que mejora la función de apoyo
y la función de prensión. También la mejoría en el estado general del niño, por
disminución de la espasticidad, tiene una duración limitada después del tratamiento. Lo
mismo ocurre con la mayor facilidad para el lenguaje, en la disartria de los niños con
PCI. Para alargar la duración del efecto del tratamiento, éste debe realizarse varias veces
al día. Con ello se alarga también el «estado activado» del SNC, y sólo entonces puede
el niño con PC utilizar las nuevas posibilidades en su ideación motriz.

2.1.4 Zonas principales

Pierna nucal

Localización: borde externo del talón, es decir, en el calcáneo justo en el origen del m.
abductor del quinto dedo, en la tuberosidad lateral del calcáneo.11
Dirección de la presión: en dirección ventral, craneal y medial (con relación a la
pierna), es decir, contra el plano de apoyo y hacia la rodilla; o en dirección lateral (con
respecto al tronco).
Tipo de estímulo: fundamentalmente tiene un carácter propioceptivo. Con respecto a la
participación de los receptores de la piel (táctiles y álgicos) no podemos dar ninguna
información.

Pierna facial
Localización: epicóndilo medial del fémur (fig. 2).
Dirección de la presión: en contra la adducción y en dirección a la cadera, es decir, en
dirección dorsal, medial y craneal.
Tipo de estímulo: estímulo perióstico, es decir, propioceptivo, además de presión de la
cabeza femoral en la cavidad articular de la cadera y stretch de los adductores del
muslo.

Brazo nucal
Localización: a 1 cm proximalmente a la apófisis estiloides del radio, en la cara me-
dioventral del radio.
Dirección de la presión: hacia dorsal, lateral y craneal, en dirección al codo y hombro.
Tipo de estímulo: perióstico.

11
El músculo abductor del quinto dedo es el mayor y más largo de los pequeños músculos de los dedos
del pie. Conforma el borde lateral del pie durante la activación de la locomoción refleja.
La reptación refleja

27

Aponeurosis del M.
Acromion glutaeus medius
Zona tronco
Proc. styloideus

Epicondylus
med. humeri

r
ig. 2. Zonas de desencadenamiento de la reptación refleja.

Brazo facial
Localización : epicodylus medialis humeri (epitróclea) (fig. 2).
Dirección de la presión: hacia dorsal, caudal y medial (con respecto al tronco).
Tipo de estímulo: estímulo perióstico, además de presión de la cabeza humeral en la
cavidad articular del hombro.

5.1.5 Zonas secundarias

Lado facial de la cintura escapular


Localización: borde medial de la escápula, en el límite entre el tercio medio y el inferior
(fig. 2).
Dirección de la presión: hacia lateral, craneal y dorsal, eventualmente también ventral,
hacia el codo apoyado en dirección al epicóndilo medial del húmero. Aquí se combina e1
estímulo perióstico con el stretch sobre el músculo serratus anterior y sobre los
adductores de la escápula.
Tipo de estímulo: estímulo perióstico, con estímulo de distensión del m. serratus anterior,
y eventualmente de los adductores de la escápula.

Lado facial de la cintura pélvica


Localización: espina iliaca anterosuperior (fig. 2).
Dirección de la presión: hacia dorsal, caudal y medial.
Tipo de estímulo: perióstico y de stretch de la musculatura oblicua abdominal y del m.
quadratus lumborum.
28 El Principio Vojta

Lado nucal de la cintura escapular


Localización: borde ventral del acromion (fig. 2).
Dirección de la presión: hacia dorsal, medial y caudal.
Tipo de estímulo: estímulo perióstico y de stretch, especialmente del m. pectoralis minor,
de la parte superior del m. trapezius y stretch transferido al m. pectoralis major del lado
facial.

Lado nucal de la cintura pélvica


Localización: la porción media de la aponeurosis del m. glutaeus medius (fig. 2).
Dirección de la presión: hacia ventral y medial, el tercer vector cambia la dirección:
1. Si la pierna facial se mantiene en la posición de partida, la dirección de la presión va
hacia la mitad de la distancia entre la rodilla y el codo del lado facial.
2. Si se ha completado el movimiento de la pierna facial, este vector se dirige hacia la
rodilla del lado facial, es decir en sentido craneal.
Tipo de estímulo: estímulo puntual directo de la aponeurosis del m. glutaeus medius del
lado nucal y stretch del m. glutaeus medius estimulado. Aparece un stretch indirecto de
los músculos laterales del tronco del lado facial. Incide también sobre los adductores de
la pierna facial y sobre el tríceps brachii del lado facial. En la segunda variación se ejerce
también un stretch sobre el m. quadriceps femoris, sobre el grupo de los isquiocrurales y
sobre el m. glutaeus medius del lado facial.

Zona del tronco


Localización: inmediatamente por debajo del ángulo de la escápula en la línea escapular
medial del lado nucal, es decir en el borde del m. erector trunci (fig. 2).
Dirección de la presión: hacia ventral y medial, en dirección al esternón y
1. en la posición de partida de la reptación refleja, en el centro de la distancia entre la
rodilla y el codo (es decir, hacia caudal),
2. con la flexión completa de la pierna facial, en dirección a la rodilla.
Tipo de estímulo: hay varios tipos de estímulos
1. Perióstico, en la zona de la 7a y 8a costilla.
2. Estímulo transferido a las articulaciones costovertebrales.
3. Estímulo transferido a la musculatura rotadora autóctona (4.6.1).
4. Estímulo directo sobre los músculos intercostales externos.
5. Debido a que cambia la frecuencia y la profundidad respiratoria, hay que pensar
también en la estimulación interoceptiva de la pleura.
6. Distensión transferida a la musculatura de la cintura escapular y pélvica del lado facial.
Se supone que se ejerce también un stretch sobre la porción inferior del m. trapezius.
La reptación refleja 29,

2.2 Los movimientos del brazo facial y de la cintura escapular

En la reptación refleja aparecen los siguientes movimientos en el brazo facial:

a) El brazo facial asume, junto con la cintura escapular, la función de apoyo para el
tronco.
b) La cintura escapular es enderezada sobre ese hombro en contra de la gravedad, es
decir, en sentido dorsal.
c) El órgano axial, es decir, la cabeza y el tronco, es impulsado hacia adelante sobre el
hombro, en dirección al brazo facial, en sentido lateral y craneal.
d) El punto de apoyo es el codo.
e) Cuando aparece el apoyo en el codo, vemos un movimiento de «prensión» del objeto
colocado en la mano, con extensión dorsal de la muñeca y ducción radial. Los
metacarpianos se abducen al flexionarse las articulaciones interfalángicas. Durante la
reptación refleja, esta mano cerrada en puño permanece descargada.

Repetimos: durante la reptación refleja, el codo permanece flexionado, se


mantiene sobre el plano y asume una función de apoyo. El apoyo no se realiza sobre
la mano.
En la extremidad de apoyo, aparecen mecanismos diferenciados de
enderezamiento, especialmente a nivel de la cintura escapular, ya que es la musculatura
de la cintura escapular la que tracciona del tronco sobre la cabeza humeral, dirigiéndole
en sentido craneal, dorsal y lateral.
Relacionados estrechamente con los mecanismos de enderezamiento de la cintura
escapular, se encuentran los movimientos de la columna cervical, de la cabeza, de la
pelvis y de las otras tres extremidades.
El enderezamiento sobre el brazo facial, junto con el impulso de locomoción del
tronco hacia el punto de apoyo en ese codo, otorga al órgano axial (cabeza y tronco)
una postura segura, basada en una estabilidad muscular dinámica.
Comparado con las distintas fases del ciclo de la marcha, el brazo facial
corresponde a la fase de apoyo. La dirección de la contracción muscular va hacia el punto
fijo del codo, es decir, la musculatura de la escápula y del brazo se contrae en dirección
distal, mientras que la musculatura del antebrazo lo hace en dirección proximal.
El hombro cobra aquí una especial significación, porque sobre él se produce todo
el mecanismo giratorio de la reptación refleja. En el movimiento hacia adelante, todo
el peso del cuerpo descarga sobre esa articulación. Cuando, durante la reptación
refleja, aparecen posturas compensatorias anormales, el resto del cuerpo no tiene
posibilidad de iniciar la función de enderezamiento del patrón global. En vez de ello
aparecen movimientos compensatorios en el hombro, que se transfieren, a través del
tronco y de toda la columna, hasta las zonas periféricas de las extremidades.12
En las alteraciones motoras cerebrales infantiles se desarrollan así, irremediable-

l2
Con relación al desarrollo motor del niño, aparecen de este modo patrones motores y posturales ya antes
del tercer mes de vida.
30 El Principio Vojta

mente, movimientos sustitutorios, anormales. De la misma manera aparecen los déficits


posturales en los niños y, a partir de ellos, sus síntomas secundarios tales como pies
valgos o planos, escoliosis infantiles, tórax en campana, etc.

2.2.1 La función de la escápula en la reptación refleja

La escápula es un hueso del tronco con movilidad libre, en el que se insertan los grandes
músculos planos del tronco.
La forma triangular y la configuración de la escápula hacen posible que, durante la
reptación refleja, los juegos musculares de la parte superior del tronco se concentren
primero en la articulación del hombro, y después pasen desde esa articulación hacia el
codo, es decir, hacia el punto fijo.
Estos juegos musculares son dinámicos, lábiles y en ningún caso estáticos, porque la
reptación refleja es un patrón de locomoción recíproco, que se repite siempre de forma
cíclica, y en la cual la escápula también está integrada.
En el brazo de apoyo del lado facial se pone en evidencia la extraordinariamente
importante función de la escápula, ya que es ahí donde comienza —lo mismo que en la
ontogénesis motriz humana— la primera etapa del control del equilibrio (Vojta 1974).
En el decúbito ventral, la unión muscular del tronco a la escápula es la condición
para que se produzca el desplazamiento del centro de gravedad sobre el húmero, el
cual actúa como una palanca en la reptación refleja. Para realizar esto de forma
coordinada, toda la musculatura del tronco tiene que trabajar de forma sinérgica. Todos
los músculos pierden aquí su función agonista-antagonista, puesto que el centro de
gravedad del cuerpo se desplaza de forma equilibrada, lo que es sinónimo de equilibrio
postural. Se puede ilustrar la función de la escápula al considerarla como una grúa
elevadora de la que pende el cuerpo a través de las funciones musculares. Al apoyarse en
la palanca del húmero, el tronco es elevado hacia la escápula en el lado facial y
desplazado sobre la articulación del hombro (ver fig. 3).
El desplazamiento del tronco en la reptación refleja se dirige, pasando por el ángulo
superior lateral del triángulo de la escápula y sobre la fosa glenoidea, hacia la cabeza del
húmero, sobre la que gira todo el tronco como «corpus mobile».
De este modo se puede considerar a la escápula como un enorme «os interposi-
tum». Con su ayuda está garantizada la actividad muscular, de la que depende la
elasticidad de cualquier locomoción a cuatro patas. Esto ocurre en la reptación refleja,
pero también en los distintos tipos de locomoción que van apareciendo en la ontogénesis
motriz hasta la consecución de la marcha bípeda. En la locomoción con el tronco en
vertical, es necesaria la unidad funcional tronco-escápula-brazos para el movimiento
pendular elástico, recíproco, de los brazos en el control del equilibrio.
El hueso de la escápula tiene una forma tal, que la concentración de las fuerzas,
también en el movimiento fásico de los brazos, se dirige totalmente hacia la articulación
del hombro. Esto se ve también claramente en la función fásica del brazo nucal durante
la reptación refleja, donde los músculos insertos en la escápula (ms. romboidei, levator
scapulae. trapezius, todas las porciones del serratus anterior, subescapularis) son los que
mueven el brazo (ver 2.3).
La reptación refleja 31

2.2.2 La unión muscular dorsal del tronco a la escápula (fig. 3)

Con respecto a la reptación refleja analizamos los siguientes músculos: los ms. rhom-
boideus major y minor, la porción transversa y ascendente del m. trapezius, el m. su-
bescapularis (fig. 4). El m. serratus anterior se une lateralmente. El m. serratus posterior
superior no se une directamente con la escápula, pero trabaja sinérgicamente con este
grupo.
En la reptación refleja, los músculos dorsales del tronco mueven el tronco hacia la
articulación del hombro que se apoya. El efecto de su contracción se dirige hacia el
punto de apoyo del brazo. Estos músculos están estrechamente relacionados con la
musculatura autóctona de la columna, puesto que se insertan en las apófisis espinosas de
la columna vertebral.
Los ms. rhomboidei major y minor se insertan en casi todo el borde interno de la
escápula y, a través de las apófisis espinosas, unen la escápula con el órgano axial (el
tronco). En la activación de la locomoción refleja no suelen contraerse en su totalidad,
sino que su contracción se realiza en tramos individuales, porque en el decúbito ventral los
ms. romboidei aparecen —lo mismo que cuando entran en acción ontogénicamente en el
primer trimestre— como rotadores de cada una de las vértebras, una vez que se ha
realizado el apoyo sobre el plano. En la reptación refleja, las porciones inferior y media
del m. trapezius se contraen también en dirección hacia la articulación del hombro.
Viniendo desde las apófisis espinosas de la (6a) 7a vértebras cervicales hasta la 12a dorsal,
ambas porciones se insertan en el acromion y en la espina de la escápula.
Durante la reptación refleja su contracción se realiza hacia la escápula, de modo
que ejercen un ligero efecto rotador sobre la columna dorsal media e inferior, lo mismo
que los ms. rhomboidei, cuya unión con la columna también se realiza a través de las
apófisis espinosas.13
Por medio de la porción ascendente del m. trapezius se produce, al activarse la
musculatura autóctona, una fuerte extensión de la zona dorsal inferior, la zona de la cifosis
infantil (es decir, en D9-D11 o en D10-DI2).
Este efecto extensor sobre la musculatura autóctona lo ejercen también los ms. la-
tissimus dorsi (dorsal ancho) (figs. lOc, 11, 31, 33) y serratus posterior inferior (ver
también 4.6.2). Al extenderse el órgano axial, el m. serratus posterior inferior une la
parte inferior del tronco con la caja torácica, a través de la columna lumbar (ver 2.6.4 y
4.9.4). El músculo serratus anterior y también el m. subescapularis forman parte de los
músculos principales que se insertan en la parte ventral de la escápula.
El m. serratus anterior tiene su inserción en el borde interno de la escápula y se ex-
tiende hasta la 1a (2a) a 9a costillas. Cuando el puntum fixum está en la caja torácica, este
músculo mueve el ángulo inferior de la escápula en sentido lateral, ventral y craneal. Ello
hace posible la flexión del brazo más allá de los 90°. Durante la reptación refleja, el m.
serratus anterior del lado facial realiza otra función: cuando la escápula se constituye en
punctum fixum, gira el tronco en sentido ventral. Este potente músculo en forma de
abanico tiene el siguiente efecto sobre el tronco:

1. La caja torácica se ensancha, y se produce una respiración más intensa.

'Ver contracción «metamérica», págs. 134,166.


32 El Principio Vojta

M. serratus M. serratus
anterior post. inf.

Fig. 3 a, b. En el brazo facial trabajan los músculos dorsales como enderezadores del tronco en el
plano transversal, con efecto rotador sobre cada una de las vértebras a través de los ms. rhomboidei (b);
porción transversa y ascendente del m. trapezius (a). Activación, por medio de ellos, de la musculatura
autóctona de esta zona. Efecto extensor, a través de la rotación de la columna, de la zona de cifosis infantil
por medio de la porción ascendente del m. trapezius y del m. serratus posterior inferior (a). Actuando
sinérgicamente, el m. serratus anterior mantiene centrado el eje longitudinal del cuerpo en el plano
transversal, contrayéndose en dirección hacia la escápula.
La reptación refleja . 33

2. El tórax se constituye en «corpus mobile», suspendiéndose del borde interno de la


escápula, y siendo mantenido ahí.
3. Las porciones caudales del m. serratus anterior traccionan del tronco en dirección
craneal, es decir, provocan un vector locomotriz.
4. La rotación del tronco provocada por el m. serratus anterior, será controlada de
forma equilibrada por los rotadores dorsales del tronco (ms. rhomboidei, porción
transversa y ascendente del m. trapezius). Con ello se produce una extensión de la
columna.

De este modo, en el patrón de la reptación refleja, el m. serratus anterior del lado


facial tiene una importantísima función como desencadenante de contracción,
«stretchgenerator», de la musculatura dorsal de la escápula, sobre todo de los aductores
de la escápula, pero también de la parte transversa del m. lattissimus dorsi y de las
porciones media e inferior del trapezius. Por el contrario, la contracción de estos
músculos desencadena de forma retroactiva la contracción del m. serratus anterior.
En esta función muscular sinergista controlada, y suponiendo que el húmero y la
escápula sean puntos fijos, el tronco se fija a la escápula, es mantenido de forma elástica y
se mueve en sentido dorsal, craneal y lateral hacia el apoyo del codo. Con ello, en la
reptación refleja, toda la musculatura de la cintura escapular actúa, a través de la
escápula, con una función locomotriz.
El m. subescapularis (fig. 4b) viene desde su amplio origen en la superficie ventral de
la escápula. Cuando el punctum fixum está colocado proximalmente, es rotador interno y
adductor del brazo. Al activarse ahora en la reptación refleja en el lado facial, aparece su
función antigravitatoria. Su amplio origen en la cara costal de la escápula hace posible
que, al dirigir su contracción en sentido lateral y craneal, hacia el tuberculum minus
humeri (troquin), el tronco se mueva en dirección dorsal, es decir, en contra de la
gravedad.

2.2.3 La unión muscular ventral de la cintura escapular con el brazo:


la especial función del m. pectoralis major (fig. 4)

Cuando el punto fijo está colocado proximalmente, el m. pectoralis major es adductor y


rotador interno del brazo. En el patrón de la reptación refleja este músculo, que en la
posición de partida dirige la punta de su forma cónica hacia el hombro, tiene otra función.
Cuando el punto fijo está asegurado en el epicondilus medialis humeri (epitróclea) del
lado facial, se convierte en antigravitador del tronco, porque de su contracción se dirige
en sentido distal (ver también, fig. 27). Al mantener activada la posición de partida,
aparece, al flexionarse el codo, la siguiente actividad muscular en el proceso de la
reptación refleja:

1. Debido a que la caja torácica, y con ella todo el tronco, tiende a rotar ventralmente
hacia el apoyo del codo, los músculos rhomboidei del lado facial se distienden. Al
contraerse entonces hacia el hombro del lado facial, se convierten en sinergistas del
m. pectoralis major. Mantienen con él el tórax en equilibrio en el plano transversal.

2. El m. pectoralis major y los adductores de la escápula provocan un enderezamiento


34

El Principio Vojta

Mm. rhomboidei

Fig. 4 a, b. En el brazo facial aparece un sinergismo entre el m. pectoralis major y el m. subescapularis,


los cuales al estar colocados ventralmente tienen una función antigravitatoria. Los ms. rhomboidei
trabajan sinérgicamente como rotadores dorsales del tronco, enderezándolo, y mantienen también el
tórax de forma equilibrada en el plan transversal, (c) Disposición enroscada de las fibras del m. pectoralis
major, estando el brazo colocado a 0° en una vista frontal, (d) El desenroscamiento de sus fibras en la
posición angular de la reptación refleja.
La reptación refleja 35

del lado facial, estando el punto de rotación en la articulación del hombro.


3. El enderezamiento de la columna a través de los adductores de la escápula se produce
a expensas de cada uno de los segmentos vertebrales dorsales. Con ello se activa
todavía más el vector de rotación, que ya se había activado previamente. La
musculatura autóctona es activada de forma asimétrica —partiendo del lado facial y
apareciendo ahí de forma más intensa— a través del sinergismo que se establece
entre el m. pectoralis major y los rhomboidei.
4. El stretch y la subsiguiente contracción de los adductores de la escápula tiene un
efecto de activación retroactiva sobre el m. pectoralis major, de modo que eleva el
tronco sobre la palanca del húmero contra la gravedad y lo transporta en dirección
lateral y craneal, hacia el apoyo del codo.
5. El que el tronco no caiga en el lado nucal sobre el plano de apoyo por la acción del m.
pectoralis major, se explica por la distensión previa que él provoca en la porción
transversa y ascendente del m. trapezius. Ambas porciones actúan como rotadores
dorsales del tronco y tienen —al influir también sobre los músculos autóctonos a
través de las apófisis espinosas— un fuerte efecto extensor de la columna,
extendiendo especialmente el vértice de la cifosis infantil (ver fig. 3a). La parte
ascendente del m. trapezius extiende el tronco a ese nivel y actúa en la reptación
refleja —lo mismo que su porción transversa— como sinergista del m. pectoralis
major al dirigir su contracción hacia la escápula.

El músculo pectoralis major realiza así una función que nunca aparece en el desarrollo
motor patológico. Se contrae en dirección hacia el húmero, llegando su efecto más allá
de él, hasta el punctum fixum en el codo. En la patología motora central el m.
pectoralis major es incapaz de realizar la función de enderezamiento que acabamos de
describir. En el patrón de la reptación refleja los dos potentes y grandes rotadores
internos del brazo —el m. pectoralis major y el m. subescapularis (fig. 4)— realizan una
función antigravitatoria. Esta misma función antigravitatoria la alcanzan estos dos
músculos, en la ontogénesis motriz, al final del tercer mes de vida, mientras que apenas
se desarrolla en la patología motora central, o lo hace sólo de forma incompleta.
Cuando ambos músculos no pueden realizar su función antigravitatoria, la motricidad
patológica —especialmente en los niños con PCI— no se puede normalizar. Lo mismo
ocurre en las alteraciones motoras del adulto causadas por trastornos funcionales del SNC.
En la patología estos dos músculos provocan el «hundimiento de la arquitectura postural»
del hombro, pues siempre llevan el brazo hacia la rotación interna y la adducción. En la
patología actúan también sinérgicamente, pero dirigiendo su contracción hacia el cuerpo.

2.2.4 Relaciones musculares en la articulación del hombro (fig. 5)

Los músculos del hombro mueven el órgano axial sobre la articulación del hombro,
tanto en la reptación refleja como en la ontogénesis locomotriz. Por ello, esa articulación
tiene un papel clave en la diferenciación de la función muscular.
Los músculos que participan en la extensión del hombro, al contraerse hacia el
punctum fixum del codo, en el lado facial, provocan un movimiento de avance del
36
El Principio Vojta

tronco. A ellos pertenece también el m. latissimus dorsi (dorsal ancho), que transporta el
tórax y la cintura pélvica hacia el brazo apoyado. A la musculatura dorsal del hombro
pertenecen además: las porciones espinal y acromial del m. deltoideus, la porción larga
del m. tríceps brachii, y los ms. teres major y teres minor (redondo mayor y menor).

Pars acromialis del m. deltoideus (fig. 6)


En el deltoides del brazo facial se aprecia una fuerte contracción de su porción media,
la pars acromialis. Cuando el punctum fixum está localizado proximalmente, se
produce una abducción del brazo en la articulación del hombro. Sin embargo, en la
reptación refleja, la contracción muscular del m. deltoideus se dirige hacia el punto
de apoyo en el codo, de modo que tira del acromion, de la espina del omóplato, hacia
adelante, es decir en sentido craneal, ventral y lateral. Debido a su vector ventral —lo
mismo ocurre con el m. coracobrachialis y con la porción corta del m. bíceps brachii
(fig. 8)— tiene un efecto antigravitatorio sobre el tórax: produce una elevación del
ángulo inferior de la escápula con respecto al tórax, lo que desencadena una
contracción, por distensión, de la musculatura dorsal de la escápula.

Pars spinalis M. del-


Pars acromialis toideus Pars tranversa Pars longa

Capul longum
M. tríceps M. latissimus
brachii dorsi

Fig. 5. La musculatura dorsal del hombro tiene una acción locomotriz para el tronco cuando se contrae
en dirección hacia el punto fijo del codo.
La reptación refleja 37

La porción larga del m. tríceps brachii y la porción larga del m.


biceps brachii en función sinérgica (fig. 7)
Por medio de su porción larga, el m. tríceps brachii actúa como extensor del brazo,
cuando el punctum fixum está colocado proximalmente, y con sus otras dos porciones es,
junto con el m. anconeus, extensor del codo. En el patrón de la locomoción refleja su
función, en el lado facial, es la contraria. La inserción común de las tres porciones se
realiza en el olécranon y durante la activación de la reptación refleja se contrae toda la
masa muscular. La contracción de la porción larga del m. tríceps brachii se dirige hacia el
punto fijo en el codo. Con ello tiene que tirar de la fosa glenoidea —en cuyo borde
inferior se origina— en dirección ventral, lateral y craneal. El vector lateral contribuye al
desplazamiento del centro de gravedad, mientras que el vector dirigido cranealmente
es un vector de locomoción.
El vector de locomoción de la porción larga del m. tríceps brachii se potencia con la
acción sinérgica del m. biceps brachii. Porque éste se origina también en el borde de

Fig. 6. Efecto indirecto antigravitatorio del tronco de la porción acromial del m. deltoideus, al levantar el
ángulo inferior de la escápula con respecto al tórax. Ello provoca una distensión, con la consiguiente
contracción, de la musculatura dorsal de la escápula.
38 El Principio Vojta

la fosa glenoidea, pero en un ángulo de 180° con respecto al origen de la porción larga
del tríceps brachii. A pesar de la contracción de las porciones lateral y medial del m.
tríceps brachii, el codo se mantiene en flexión durante la reptación refleja, estando toda la
musculatura del brazo y del antebrazo contraída. La porción larga del biceps brachii es un
músculo biarticular, con su inserción en el tuberculum radii. Cuando el punctum fixum
recae en el epicondilus medialis humeri (epitróclea), como ocurre en la reptación
refleja, su contracción se dirige en sentido ventral, lateral y craneal, es decir, hacia
adelante.
La porción larga del m. biceps brachii utiliza la escápula como «gozne» sobre el cual el
cuerpo es impulsado hacia adelante. La porción larga del biceps brachii y la porción larga
del tríceps brachii controlan, durante la función de enderezamiento, el movimiento de
deslizamiento de la fosa glenoidea hacia adelante, sobre la cabeza humeral. Con ello la
fosa glenoidea se mueve en el plano sagital, girando sobre la cabeza del húmero.
Trabajando sinérgicamente con la porción larga del m. biceps brachii y con la porción
larga del m. tríceps brachii hay dos músculos que tiran de la apófisis coracoides de la
escápula.

Capul longum
Capul laterale
Capul medíale

Fig. 7. En el brazo facial se produce un movimiento en sentido craneal (hacia delante) de la cavidad
glenoidea sobre la cabeza humeral, por medio de la porción larga del m. biceps brachii y la porción
larga del m. tríceps brachii. Tienen así una función de locomoción con respecto al tronco. Actúan
sinérgicamente el m. coracobrachialis y la porción corta del m. biceps brachii, al tirar de la apófisis
coracoides.
La reptación refleja 39

La porción corta del m. bíceps brachii y el m. coracobraquialis (fig. 8)


La contracción de la porción corta del m. biceps brachii y del m. coracobrachialis se dirige,
en la reptación refleja, en sentido lateral, craneal y ventral. Tiran sinérgicamente de la
fosa glenoidea desde la apófisis coracoides, girándola sobre la cabeza humeral. Se
puede decir que tiran de la escápula en sentido lateral, ventral y craneal. Del mismo
modo, el tronco, que está colgando de la escápula, es impulsado también en dirección
lateral y craneal. El vector mayor de estos dos músculos es un vector de locomoción,
dirigido cranealmente. El vector dirigido ventralmente tiene también un carácter
antigravitatorio indirecto: ambos músculos, tirando de la apófisis coracoides, separan el
ángulo inferior de la escápula del tronco y desencadenan la contracción de la musculatura
dorsal de la escápula.
Con respecto a la flexión del codo, mantenida a pesar de la intensa contracción del m.
tríceps brachii, podemos ahora decir lo siguiente: la contracción de los extensores del
codo sólo puede ser controlada por los músculos ventrales trabajando sinérgicamente,
como el m. biceps brachii, pero sobre todo por la acción del m. braquialis.
El m. brachialis y el m. brachioradialis son enderezadores del brazo del lado fa-

Caput longum
M. brachialis "
M. brachioradialis

Fig. 8. En el brazo facial, la porción corta del biceps brachii y el m. coracoideus fraccionan de la
escápula, tirando desde la apófisis coracoides, por encima de la cabeza del húmero. Esto tiene un efecto
de locomoción, e indirectamente un efecto antigravitatorio, para el tronco, mientras elevan del tórax
el ángulo inferior de la escápula. Ello provoca la distensión, y contracción posterior, de los músculos
de la escápula. Los músculos biceps brachii, brachialis y brachioradialis, al contraerse distalmente
hacia el punto fijo, son sinergistas de los extensores del codo (fig. 7). Los últimos son enderezadores
del brazo.
40 El Principio
Vojta

cial, al cual llevan desde la posición oblicua a la vertical. Al ser flexores del codo
elevan también el cuerpo indirectamente sobre la palanca del brazo y tiran de él hacia
adelante.
Una función parecida la realizan las tres porciones cortas del m. quadriceps
femoris, los cuales enderezan el muslo del lado facial durante la fase de apoyo (figs. 26 y
36).

La relación de los rotadores externos e internos del hombro durante


la reptación refleja (fig. 9)
Con respecto a la masa muscular y a la fuerza, los músculos rotadores internos (m.
pectoralis major, m. subescapularis, m. teres major, m. latissimus dorsi, fig. 9a) son
mucho más potentes que los rotadores externos (m. teres minor, m. infraspinatus, fig.
9b). Esta relación, es la que provoca tan fácilmente en la patología la posición del brazo
en rotación interna. Al activarse la reptación refleja, no prevalece la mayor potencia
funcional de los rotadores internos del brazo, a pesar de que éstos se encuentran
distendidos desde la posición de partida del brazo. Al colocar el codo en flexión, se
corrige y se impide la rotación interna del hombro. Con ello se integra el antebrazo en la
función de apoyo.
En lo que se refiere a la dirección de las fibras y al estado de distensión de los
rotadores externos, éstos se encuentran en su óptima disponibilidad funcional cuando
el órgano axial se organiza en el eje longitudinal, lo que está garantizado durante la
reptación refleja. En ella los rotadores internos y externos del brazo facial se contraen en
dirección distal, hacia el húmero.
La reptación refleja 41

M. subscapularis M. pectoralis M. latissimus


major dorsi

Rotadores internos del brazo

Fig. 9 a, b. En la reptación refleja no aparece la desproporción, respecto a la masa muscular y a fuerza,


de los rotadores internos (a) y extemos (b) (ver. fig. 4). En la locomoción refleja predomina siempre la
rotación externa. Al extenderse longitudinalmente el órgano axial, el tórax se traslada sobre la cabeza
humeral, traccionado por la contracción equilibrada de los rotadores internos y externos, contracción se
dirige en sentido distal.
42 El Principio Vojta

2.2.5 La cocontracción comparada con las funciones


musculares sinérgicas supramedulares, tomando como
ejemplo la musculatura del brazo

Con el ejemplo de la equilibrada contracción dinámica-isométrica de los músculos


dorsales y ventrales del brazo —estando el codo mantenido en flexión (!)— se cuestiona
la validez de la llamada cocontracción en la neurofisiología. Para explicar el movimiento del
hombro y del codo descrito en 2.2.4, no se puede contar solamente con la regulación en el
nivel espinal, donde se origina la cocontracción, sino que deben intervenir además centros
superiores. Porque en la reptación refleja, el movimiento del codo y del hombro
fracciona hacia sí todo el tronco y las piernas. Esto ocurre no sólo en la locomoción
refleja, sino también en la ontogénesis motriz.
En la zona de la cintura escapular hay vectores, tanto en la musculatura ventral
como en la dorsal, que mueven el centro de gravedad del cuerpo en dirección dorsal,
lateral y craneal. La reptación refleja se desencadena desde el decúbito ventral, y
cuando se crea el punctum fixum en el codo, estos vectores tienen naturalmente un carácter
locomotriz. El centro de gravedad se desplaza así de un sitio a otro. Todo desplazamiento
del centro de gravedad del cuerpo manteniéndolo en una buena postura es siempre una
función supramedular.
En el patrón de la reptación refleja, se puede comparar esta contracción equilibrada de
los músculos dorsales y ventrales del brazo facial, con la función muscular de la fase de
apoyo del paso. Se puede decir que la contracción del m. tríceps brachii representa la fase de
apoyo del paso. Simultáneamente la porción larga del bíceps brachii y también el m.
brachialis participan en el movimiento de la cintura escapular y del brazo hacia adelante
(fig. 8). Hemos tomado el ejemplo de la musculatura ventral y dorsal del hombro y del brazo
para describir el sinergismo de los grupos musculares participantes.

2.2.6 Enderezamiento del tronco por la función antigravitatoria del m.


pectoralis major y de la musculatura de la escápula (fig. 10)

La función antigravitatoria está sostenida por el m. pectoralis major, el m. subescapu-


laris, el m. coracobrachialis y la porción corta del m. bíceps brachii (fig. 10a y b). Debido a
la función del m. pectoralis major y del m. coracobrachialis, los músculos dorsales del
tronco —los adductores de la escápula, el m. latissimus dorsi, las porciones media e
inferior del trapezius— entran en una situación de predistensión. Estos músculos, obligados
a activarse por esa «predistensión» y porque la posición de partida también lo facilita,
impiden que el tronco tienda a desplazarse en dirección ventral fraccionado por la acción
del m. pectoralis major y del m. subescapularis. En el mismo sentido que estos
músculos dorsales citados, actúan también el músculo serratus anterior, con todas sus
porciones, y los rotadores de la cintura escapular, como el m. infraspinatus y el m.
supraspinatus.
Debido a la posición de partida de la reptación refleja, la inserción del m. pectoralis
major está localizada más dorsalmente, más craneal y más lateralmente que su origen en
el tórax. Debido a esta misma posición de partida, la inserción del m. subescapularis en el
tuberculum minus está situada más ventral, más craneal y más lateralmente que su origen
en la escápula.
La reptación refleja

Caput breve M. pectoralis M. subcapularis


M. bíceps brachii major

Mm. rhomboidei M. latissimus dorsi Pars transversa Pars ascendens

M. trapezius

Fig. 10 a-d. Enderezamiento del tronco por medio del m. pectoralis major y de la musculatura de
escápula. En el brazo facial aparece la función antigravitatoria del m. pectoralis major (a) (con
respecto a la dirección de las fibras del m. pectoralis major, ver figs. 4c y 4d) y del m. subescapularis (1
La fosa glenoidea se desliza sobre la cabeza del húmero en sentido lateral, ventral y craneal, por medio
de la acción de los músculos coracobrachialis y porción corta del biceps brachii (a). A través de ellos
los músculos dorsales del tronco (ms. rhomboidei, porción transversa y ascendente del m. trapezii
latissimus dorsi) se contraen como respuesta a la distensión (c, d). Al contraerse hacia el hombro
convierten en rotadores del tronco (estabilizadores de los antigravitadores).

Por esta posición y por la contracción en dirección distal, hacia su inserción, ambos
músculos ejercen un efecto de palanca en contra de la gravedad, que impulsa al tronco
sobre el brazo.
Teniendo en cuenta la posición de la apófisis coracoides en la posición de partir de la
reptación refleja, la fuerte contracción del m. coracobrachialis provoca lo siguiente:
su inserción en el brazo está situada más ventral, más lateral y más cranealmente que su
origen en la apófisis coracoides. Al contraerse en dirección distal, tira del processus
coracoideus en sentido lateral, ventral y craneal hacia el brazo (figs. 10a,' 8), y con ello
desplaza la fosa glenoidea sobre la cabeza del húmero.

La porción corta del m. biceps brachii mueve también la fosa glenoidea sobre la ca-
El Principio Vojta

44

M. pectralis major Pars transversa Parslonga

Fig. 11. En el brazo facial, y por la contracción de la porción transversa del m. latissimus dorsi, se
produce el enderezamiento del tórax en el plano transversal y la rotación de las seis últimas vértebras
dorsales. Con ello se activa la musculatura autóctona y se extiende el eje longitudinal del cuerpo. El m.
pectoralis major actúa sinérgicamente con su función antigravitadora (ver la dirección de sus fibras en fig. 4
c, d). La inclinación lateral de la columna es producida por el m. latissimus dorsi (porción larga), el cual
también activa a los cortos músculos intervertebrales autóctonos.

beza del húmero (figs. 7 y 8). Por ello y también por la acción del m. coracobrachialis, se
provoca en los músculos dorsales del tronco un stretch. Son obligados a contraerse y actúan
entonces como estabilizadores de estos músculos antigravitatorios.
El movimiento giratorio de la cavidad glenoidea en sentido craneal, ventral y lateral y
el giro de todo el tronco sobre la cabeza humeral durante la reptación refleja, no es
imaginable sin la ya mencionada sinergia de los rotadores internos y externos (ver también
fig. 9). Por la acción conjunta de los músculos dorsales, laterales y ventrales de la
articulación del hombro, se provoca una tensión de todo el manto muscular del hombro,
dirigiendo su contracción conjuntamente hacia el brazo de apoyo.

2.2.7 El m. latissimus dorsi y los rotadores de la cintura escapular (fig. 11)

Al activarse el patrón de la locomoción refleja se ve la contracción progresiva del m.


latissimus dorsi (dorsal ancho) en el lado facial (pág. 75). Se activan la pars transversa,
originada en las apófisis espinosas de la mitad inferior de la zona dorsal, y la pars
longa, que llega hasta la fascia dorsolumbar y a la cresta iliaca. En la locomoción refleja
este músculo une el brazo con la cintura pélvica.
La función de la pars transversa del m. latissimus dorsi tiene un efecto de rotación de
las seis últimas vértebras dorsales, cuando el punctum fixum está colocado distal-
La reptación refleja 45

mente. Con ello se activa la musculatura autóctona extendiendo el eje longitudinal del
cuerpo (pág. 95). La función de ambas porciones del m. latissimus dorsi se asemeja a la de
los músculos romboidei y trapezius (fig. 3), los cuales, al rotar las apófisis espinosas,
activan también la musculatura autóctona. Al igual que ellos, enderezan el tórax
manteniéndolo centrado en el plano transversal.
El m. latissimus dorsi (dorsal ancho) es sinergista del m. pectoralis. Ambos, contraídos
de forma equilibrada, mantienen el tronco en equilibrio sobre el brazo apoyado, en el plano
transversal. El m. latissimus dorsi está dispuesto lateralmente a la columna extendida. La
actividad de su pars longa actúa sobre la columna como una cuerda tensa que dobla un arco.
Esta inclinación lateral de la columna repercute sobre los cortos músculos autóctonos
intervertebrales (fig. 31). En la reptación refleja, el efecto de la actividad de la
musculatura plana, superficial, del tronco —en este caso el m. latissimus dorsi— incide
directamente sobre la «antiquísima» musculatura autóctona, la cual une de manera activa
cada uno de los segmentos de la columna (ver 1.8.1).
Si recurrimos a una analogía de la historia del desarrollo, la actividad de la musculatura
autóctona se parece, por ej., a los movimientos de la serpiente. Esto tiene una especial
importancia en relación al establecimiento y al tratamiento de las llamadas escoliosis
idiopáticas. La total contracción de la pars longa del m. latissimus dorsi, al mantenerse
el punctum fixum en el codo, inclina el eje de la cintura pélvica, tirando de ella en sentido
craneal, en el lado facial. Este movimiento de la pelvis y su efecto sobre la columna serán
descritos con más exactitud en la fig. 31.
Ya se habló de los rotadores de la cintura escapular (fig. 9). Tanto los rotadores internos
como los externos son mantenidos en contracción isométrica, lo que no es comparable a una
contracción estática, sino que su contracción equilibrada, teniendo en cuenta los vectores
locomotrices de los otros músculos, constituye el «arranque» o el verdadero «nacimiento»
del control del equilibrio (comparar con pág. 30). En el desarrollo motor ideal del niño, ese
control del equilibrio se inicia ya a las seis semanas en el decúbito ventral (fig. 14).

2.2.8 Actividad en la zona del antebrazo y de la mano

En la posición de partida de la reptación refleja, el antebrazo se encuentra flexionado 45°,


y en posición media en cuanto a la pronosupinación. Cuando en la reptación rfleja se
asegura el apoyo en el codo, en el epicondylus medialis humeri, están contraídos tanto los
músculos ventrales como los dorsales del antebrazo. Los pronadores y los supinadores se
contraen equilibradamente. La mano adopta una extensión dorsal, con ducción radial,
cerrándose la mano en puño, y convirtiéndose en «órgano prensor» (pág. 102). Los
metacarpianos permanecen en abducción. Esta abducción incluye también al primer
metacarpiano. Los dedos se flexionan. El pulgar se flexiona en oposición a los otros dedos.
Aparece un cierre total de la mano.
En situaciones patológicas, por ejemplo en la espasticidad o en la atetosis, la mano no
está desplegada, sino que los metacarpianos permanecen en adducción. Los músculos
interóseos se encuentran en situación anormal. Parece como si el grupo volar se encontrara
hiperactivo o en contracción espástica, y el grupo dorsal «parético». Según nuestra opinión,
sin embargo, esa postura de la mano constituye sólo una parte de los patrones posturales
anormales en las alteraciones de la ontogénesis postural. Y en las PCI fijadas
46 El Principio Vojta

hay que añadir los cambios secundarios que van apareciendo en relación con las aferencias de
las articulaciones, de las cápsulas articulares, de los tendones y de los músculos. Con la
activación de la locomoción refleja, la mano del lado facial «se prepara» como órgano de
prensión. Sin embargo en la PCI la mano no es utilizable como tal, lo cual no es achacable
sólo a la alteración postural citada anteriormente, sino sobre todo a la adducción fijada de
los metacarpianos. Con todo ello no puede aparecer la contracción muscular isométrica-
dinámica de los músculos interóseos dorsales y palmares. Colocando un objeto duro en la
mano facial durante la reptación refleja (fig. 12), y poniendo la mano en abdución radial y
dorsal, los músculos interóseos palmares se colocan en una situación de máxima distensión.
En esa situación se produce la contracción isométrico-dinámica del grupo palmar, porque
el patrón global que se activa está dotado de la sinergia muscular antagónica. Los músculos
interóseos dorsales también son activados, apareciendo al principio fasciculaciones, tal
como conocemos de la denominada musculatura «parética» de la PCI.

Funciones musculares en el codo, la muñeca y los dedos (fig. 12)


La flexión del codo en el lado facial se produce porque el brazo es enderezado por los
siguientes músculos: m. brachialis, m. brachioradialis, m. bíceps brachii (aquí actúa sólo
como flexor débil, porque su segunda función es la supinación del antebrazo). La flexión
del codo es refrenada sinérgicamente por la acción de los extensores del codo, que dirigen
su función en sentido distal (fig. 7).
La pronación del antebrazo (ver también pág. 65) se produce por la acción de los ms.
pronator teres y pronator quadratus (pronadores redondo y cuadrado). Los supina-dofes del
antebrazo actúan sinérgicamente con ellos.
La extensión dorsal y la abducción radial de la muñeca es realizada por los ms. extensor
carpi radialis longus y brevis (primer y segundo radial externo). Ambos contribuyen al
cierre de la mano en puño, porque los flexores de los dedos sólo pueden desplegar su
máxima fuerza cuando la muñeca se encuentra en flexión dorsal. Se activan los músculos:
extensor carpi ulnaris (m. cubital posterior), extensor digitorum, y extensor pollicis longus
y brevis (extensor largo y corto del pulgar).
Los músculos interóseos dorsales provocan la abducción de los metacarpianos, estando
la mano cerrada en puño, siendo el m. abductor pollicis longus (abductor largo del pulgar)
(ver pág. 72) el que realiza la abducción del primer metacarpiano. La flexión de la
articulación metacarpofalángica la realizan los músculos lumbricales, y la flexión de todos
los dedos es producida por los flexores de los dedos (no dibujados).

Observaciones sobre el desarrollo motor ideal en relación con la función de apoyo del
brazo, la motricidad de la mano y el movimiento de la cabeza hasta el tercer mes (figs.
13-15)

El desarrollo de la función de apoyo del brazo empieza ya en la edad de la lactancia. La


postura de un recién nacido despierto y activo es asimétrica. El centro de gravedad se
encuentra en un hemicuerpo, en la zona entre el esternón y el ombligo. En esta postura
asimétrica no existe ninguna base de apoyo, sino sólo una superficie de contacto, que se
extiende desde una mejilla, pasando por un hemitórax hasta la zona del ombligo (fig. 13a).
La reptación refleja

47

M. bíceps brachii

M. extensor carpí
radialis brevis
M. extensor carpí M. extensor
digitorum
radialis longus

Fig. 12 a-d. En el brazo facial se produce, a partir de la flexión del codo, el enderezamiento del brazo,
la pronación del antebrazo, la flexión dorsal y desviación radial de la muñeca y la abducción de los
metacarpianos con la mano en puño, (a) Músculos flexores del codo, (b) Músculos pronadores del
antebrazo, (c) Músculos que producen la extensión y la desviación radial de la muñeca. A ellos
El Principio Vojta
pertenece también los ms. pollicis longus y brevis. (d) Músculos que producen la extensión de muñeca

48
y la abducción de los metacarpianos con la mano en puño.

Las piernas y los brazos están flexionados y no son capaces de ningún apoyo. Los
brazos se encuentran en la llamada «posición en asa» y se mueven a esta edad, al retraerse el
brazo, en el plano frontal. En el decúbito dorsal también existe esta asimetría (fig. 53).
Hacia la mitad del primer trimestre, pero como pronto después de la cuarta semana,
empieza el niño a orientarse ópticamente, levantando la cabeza contra la gravedad, en
decúbito ventral. Cuando aparece la orientación, no sólo la óptica (ver también 2.4.3),
cambia a esta edad completamente la postura global del cuerpo: la cabeza es levantada
transitoriamente del plano de apoyo y los codos se apoyan también transitoriamente en
la superficie de apoyo. Con ello, los brazos abandonan el plano frontal y en cambio inician
desde el hombro el camino hacia el plano sagital, con movimientos de adducción y flexión
(fig. 13b). Con ello, el centro de gravedad empieza a desplazarse en sentido caudal, hacia la
sínfisis del pubis, cediendo la «flexión primitiva de la pelvis». La cabeza se coloca, al
girarse, en el eje longitudinal del cuerpo y es sostenida fuera de la base de apoyo (fig. 14).
Tiene una importancia decisiva el que la primera elevación de la cabeza no se realiza
con un movimiento isométrico, sino que lo primero que se produce es el apoyo de los
antebrazos para elevar el tórax del plano de apoyo (ver 2.4.3 y 3.8).

Fig. 13 a, b. Postura del recién nacido (0-6 semanas), (a) Decúbito ventral asimétrico. El centro de
gravedad se encuentra sobre el esternón y el abdomen. La pelvis está en flexión. No existe todavía ninguna
base de apoyo, sino sólo una superficie de contacto. Las extremidades no pueden realizar ninguna
función de apoyo. El niño tiene 10 días de edad, (b) Un poco más tarde los codos ya han bajado hasta el
plano de apoyo, y se inicia el apoyo en los antebrazos y la elevación de la cabeza. Ha cedido la flexión de
la pelvis.
49
La reptación refleja

El primer cambio postural global aparece de forma automática, depende del


desarrollo mental y es parte integrante de la ontogénesis motora.
Cuando se eleva la cabeza, que a esta edad ya está al servicio de la orientación, lo
que se produce es una reorganización de toda la postura del niño, y no sólo un
movimiento aislado de la cabeza hacia el objeto que quiere ver. En esta maniobra los
brazos son utilizados por primera vez en la vida como órganos de apoyo, la flexión de la
pelvis cede y la pelvis hace un movimiento de extensión. Este movimiento incluye,
dependiendo de la postura del niño, el movimiento de la columna lumbar desde la
hiperlordosis hacia el centro, o desde la cifosis hacia el centro. Las caderas empiezan a
extenderse.

Fig. 14. Postura de un niño de seis o siete semanas, empezando la orientación óptica: primera elevación
de la cabeza con apoyos transitorios en los antebrazos. Aparece, también transitoriamente, una base de
apoyo cuando el centro de gravedad empieza a desplazarse caudalmente.

Fig. 15. Postura de un niño de tres meses: apoyo simétrico en codos y sínfisis del pubis. Los antebrazos
adoptan el apoyo simétrico en codos, el centro de gravedad se desplaza caudalmente, hasta que la sínfisis
del pubis se apoya en el plano. La cabeza se mantiene fuera del plano de apoyo girando libremente hacia
la derecha y la izquierda. El niño tiene diez semanas y está en camino de conseguir elapoyo ideal en
codos y sínfisis.
50 El Principio Vojta

Por tanto, a partir de la sexta semana empieza a adoptarse una postura global del
cuerpo, debido a la nueva función de apoyo de los brazos. También aquí se puede hablar
del hallazgo de un nuevo patrón postural global. Con ello el niño consigue crear una
base de apoyo sobre la anterior superficie de contacto sobre el ombligo. Al final del
tercer mes, esta superficie de apoyo está formada por: el apoyo sobre ambos codos y el
apoyo sobre la sínfisis del pubis, desplazándose caudalmente el centro de gravedad del
cuerpo hacia la zona de la cintura pélvica (fig. 15).
A esta edad la cabeza es sostenida fuera de la base de apoyo por la extensión simétrica
del cuello, lo que permite que pueda girar hacia ambos lados. La contracción progresiva de
la musculatura de las cinturas escapular y pélvica en dirección distal, hacia el apoyo en el
codo, es la condición necesaria para que pueda elevarse el tórax en contra de la gravedad,
para el futuro movimiento hacia adelante del tronco en decúbito ventral (gateo) y para
que aparezcan todos los siguientes cambios motores hasta la consecución de la marcha
bípeda independiente.
La extensión mantenida del cuello en el plano sagital, que ocurre a los tres meses, sólo
está garantizada si los músculos ventrales del cuerpo, y especialmente aquí los del cuello, el
m. longus colli y el m. longus capitis, también mantienen esa extensión (ver pie fig. 21).
Con estas acciones motoras, la cabeza, como portadora de los órganos sensoriales
(ojos y oídos), es capaz de moverse libremente al servicio de la orientación. El
movimiento de giro de la cabeza se reparte de una forma económica, desde esta postura,
por toda la columna cervical, no reduciéndose sólo a la charnela craneocervical, como
ocurre en todas las alteraciones posturales. El movimiento de enderezamiento de la cabeza
arriba descrito se produce de forma automática, y es «solamente» la curiosidad del niño la
que activa los circuitos del SNC, que ponen en marcha esas respuestas motoras globales.
Con ello, todo el cuerpo mantiene su postura equilibrada en contra de la gravedad.
Poniendo por ejemplo la función del m. tríceps brachii podemos describir la
diferenciación de la función muscular que es necesaria para que se produzcan las
primeras maniobras de enderezamiento del niño en decúbito ventral. Cuando el recién
nacido, estando en decúbito ventral, retrae sus brazos sin apoyarlos, realiza este
movimiento en el plano frontal, fundamentalmente por la acción de la porción larga del
m. tríceps brachii. Cuando a partir de la sexta semana se inicia la función de apoyo del
codo, los movimientos del brazo empiezan a realizarse entonces en el plano sagital.
El m. tríceps brachii, cuya porción larga producía la retracción del brazo al contraerse en
dirección proximal, cambia la dirección de la contracción en sus tres porciones, al
aparecer la función de apoyo. Su contracción se dirige ahora, distalmente, hacia el codo.
En el bebé de seis semanas tiene lugar, por tanto, una compleja diferenciación de la
función muscular, motivado fundamentalmente por el «ansia» de orientarse, y
finalmente la orientación misma.
La misma diferenciación de la función muscular descrita en el ejemplo del m. tríceps
brachii ocurre también en otros músculos, y no aparece en el desarrollo motor como
resultado de un proceso de aprendizaje, ni se puede transmitir al niño por medio de
entrenamiento. Los nuevos patrones posturales y motores entran en funcionamiento
debido al impulso de orientación y a la curiosidad del niño, porque están presentes en la
dotación de la ontogénesis postural.
Estos patrones están disponibles de forma automática siempre que son requeridos,
siendo una expresión del nivel de maduración alcanzado (ver 2.4.3). Los nuevos patrones
posturales y motores se convierten, con ello, en una «manifestación» del proceso
La reptación refleja 51

madurativo del SNC. Este mecanismo del cambio postural global, controlado de forma
automática, se conoce como «capacidad reactiva postural», «reactibilidad postural»,
«actividad postural» o «control automático de la postura».

Patrones parciales de la reptación refleja en el desarrollo motor ideal en relación con la


función de apoyo del brazo y con los movimientos de la mano y de la cabeza
Tanto en el desarrollo motor como en la locomoción provocada reflejamente, la extensión
de la columna no sólo es consecuencia de la contracción de los extensores del cuello, sino
que depende también de su trabajo sinérgico con la musculatura ventral. El peso
fundamental recae en la contracción del m. longus capitis (m. recto anterior mayor de la
cabeza) y del m. longus colli (m. largo del cuello) (fig. 21) y en la cadena muscular
ventral.
El que la cabeza —que en el recién nacido tiene un gran peso en relación al del
resto del cuerpo— sea mantenida fuera de la base de apoyo con extensión de la
columna cervical, sólo es posible si, en vez de la superficie de contacto, se crea una nueva
base de apoyo cuyo centro es la zona umbilical. Esta base tiene forma triangular, limitada
cranealmente por los codos apoyados y caudalmente por la sínfisis del pubis. El centro
de gravedad se desplaza también en dirección caudal hacia la sínfisis.
Este desplazamiento del centro de gravedad hacia la sínfisis posibilita la función de
apoyo de los brazos, al contraerse en dirección craneal la musculatura abdominal. Los
sinergismos musculares necesarios para este desplazamiento del centro de gravedad
aparecen debido al cambio de la situación de contracción de toda la musculatura
esquelética: la contracción muscular adquiere ahora una función de mantenimiento
postural, que antes no tenía. En la locomoción refleja (no sólo en los adultos sino también
en el recién nacido) está siempre garantizado este cambio de la función muscular: de

Fig. 16. Postura de un niño de cuatro meses y medio: apoyo simétrico en un codo. Con la prensión
dirigida el centro de gravedad se desplaza lateralmente en un codo. La cabeza y el brazo prensor son
mantenidos fuera de la base de apoyo. El brazo prensor realiza una flexión de hombro de hasta 120°. La
columna extendida puede también ahora rotar y los músculos de la cintura escapular se contraen en dirección
hacia el codo apoyado, en sentido distal. El niño se apoya en un codo, en la cadera del mismo lado y en la
rodilla contralateral, que está en flexión de unos 90°.
52 El Principio Vojta

una función fásica, a una función de mantenimiento postural. Ésta, a su vez, desemboca
en un movimiento coordinado de locomoción de todo el cuerpo. Remitimos aquí a
revisar la función que adopta la musculatura abdominal en el patrón de la reptación
refleja (ver 2.7.3).
En el desarrollo motor del niño sano aparece un patrón parcial de la reptación refleja
en la configuración del apoyo asimétrico en un codo (fig. 16). Esto ocurre en decúbito
ventral, en la mitad del segundo trimestre, para posibilitar la prensión del objeto tentador
que se encuentra al alcance de la vista (ver también, pág. 62). Con ello, el centro de
gravedad se desplaza lateral y cranealmente sobre el codo, sobre el que también se apoya
el órgano axial. Se produce una rotación del eje longitudinal del cuerpo hacia el objeto
visualizado. En ese movimiento, la amplitud de la rotación de la columna es mayor en la
zona craneal (es decir, en la cabeza) que más caudalmente.
Tanto en el desarrollo motor como en la reptación refleja, se encuentra sostenida
fuera de la base de apoyo, en contra de la fuerza de gravedad, no sólo la cabeza sino también
el hombro y el brazo que realiza la prensión. La base de sustentación tiene una forma
triangular. Con ello aparece un apoyo sobre la rodilla del lado del brazo prensor. Esta rodilla
de apoyo está en flexión de 90°. Un segundo patrón parcial de la reptación refleja se realiza
en el desarrollo motor, en el arrastre (ver pág. 15). En él aparece en el brazo de apoyo el
mismo juego muscular que vemos en el brazo facial de la reptación refleja.
En el desarrollo de la prensión, el cierre radial de la mano aparece al final del
segundo trimestre. A esta edad la mano ya se ha convertido en órgano normal de
prensión. La flexión del pulgar con abducción de los metacarpianos es el componente
principal del cierre normal de la mano. Esto no es posible ni en la lesiones
periféricas, como por ej. en las paresias de plexo, ni en la lesiones centrales. En la
reptación refleja aparece el patrón ideal del cierre radial de la mano en el brazo facial.
Aparece con una «mano desplegada». El despliegue de la mano, debido a la abducción
de los metacarpianos y con extensión de los dedos aparece, en la reptación refleja, en el
lado contralateral, es decir, en el brazo nucal (fig. 20).

Observaciones sobre las alteraciones motoras periféricas, tomando


como ejemplo la mano
Justo al comienzo de la activación con la locomoción refleja, la contracción de los
músculos parésicos —que a veces sólo aparece en forma de fasciculaciones— puede
desvelar si éstos disponen de alguna conexión neuronal o no. En caso positivo, y a partir de
esa conexión neuronal, aunque sea sólo parcial, se puede desarrollar la futura mejoría
clínica.
En las lesiones motoras periféricas, los patrones de la locomoción refleja son un
medio de activación fisiológica, en la medida en que el músculo, que se considera
clínicamente parésico, pero que dispone de alguna conexión neuronal, recibe el output
motor adecuado desde las áreas de control central. Este output «central» no produce la
contracción de un músculo aislado, sino que actúa como orden de ejecución de todo un
movimiento fisiológico. Si, por ejemplo, el músculo extensor carpi radialis está
debilitado, no se encontrará «sorprendido», en el patrón parcial de la mano durante la
reptación refleja, por el músculo extensor carpi ulnaris, sino que ambos reciben el
impulso necesario del SNC, de modo que el músculo más débil y con actividad limitada no
cede ante el «poder» de su antagonista. Es como si el SNC «dijera» al antagonista sano:
«no
La reptación refleja 53

me interesa tu fuerza, lo que me importa es el movimiento adecuado» (ver también 1


.9.5, 2.2.5 y pág. 161). De este modo el músculo parético o paralítico no puede llegar a ser
sobreestimulado, lo que constituye un peligro en otras formas de tratamiento.

2.3 Los movimientos del brazo nucal

El brazo nucal es la extremidad de avance durante el movimiento hacia delante de la reptación


refleja. Este movimiento puede ser designado como movimiento de paso. La función del
brazo nucal hay que comprenderla junto con la del brazo facial. El apoyo sobre el brazo
facial, con el traslado del centro de gravedad hacia ese codo, es designado como fase de apoyo.
El movimiento simultáneo y acompañante del brazo nucal constituye la fase de flexión del
paso. Con ello los movimientos del brazo nucal están incluidos totalmente en la actividad del
órgano axial (cabeza y tronco) y en la función de apoyo del brazo facial.
El elemento de unión entre el brazo facial y el nucal está constituido por los
adductores de la escápula del lado facial. En el enderezamiento, cuando el centro de
gravedad se desplaza hacia el codo apoyado, interviene también la contracción de los
adductores de la escápula del lado facial. Estos músculos son rotadores dorsales y
enderezadores del tórax, porque tiran de las apófisis espinosas en dirección a la escápula
y, con ello, en dirección al codo de apoyo (ver figs. 3 y 4). Al activarse con ello la
musculatura autóctona, se produce la extensión de la columna dorsal. Las vértebras
dorsales rotan en la misma dirección que la cabeza y las vértebras cervicales. A través de
ese componente de rotación, el tronco es levantado de la superficie de apoyo y se crea
un espacio que posibilita y aumenta la amplitud del movimiento hacia delante del brazo
nucal. En esta función de elevación del tronco, que crea el espacio necesario para el
movimiento de paso del brazo nucal (comparar con 2.7.1), participan, sobre todo, los
músculos antigravitatorios del lado facial (ver figs. 4, 6, 8). Para posibilitar el
movimiento hacia adelante del brazo nucal, se produce el siguiente movimiento del eje
de la cintura escapular: uno de los extremos se apoya en la articulación del hombro
facial, el otro se mueve cranealmente en el plano frontal. Con esta colocación en
oblicuo del eje de la cintura escapular, que se produce sobre todo al estimular la zona
del acromion del lado nucal, se facilita también el giro de la cabeza hacia el primitivo
lado nucal (ver pág. 59). Además, se produce también el ensanchamiento de la caja
torácica en el lado nucal, que ahora pasará a ser facial.

2.3.1 Movimientos del hombro (brazo y escápula) (fig. 17)

Cuando el brazo nucal realiza el movimiento de paso, la cabeza del húmero se desliza en la
cavidad glenoidea. Esto se realiza con una leve rotación externa, por acción de los músculos
infraspinatus, teres minor (redondo menor), pars spinalis del m. deltoideus; y con
abducción del brazo por la contracción de la porción acromial del m. deltoideus. Con ello se
mueve el ángulo inferior de la escápula en dirección lateral, craneal y ventral. Este
movimiento del omóplato se completa por la acción de la porción superior del m. trapezius y
por el músculo serratus anterior, que está colocado lateralmente en el tronco. La función
El Principio Vojta

54

M. deltoideus

Fig. 17. Movimiento de paso del brazo nucal, en abducción y rotación externa, provocado por el m.
infraspinatus, m. teres minor, porción espinal y acromial del m. deltoideus. El ángulo inferior de la
escápula se mueve en dirección craneal, lateral y ventral por la acción del m. serratus anterior y la
porción superior del trapezius.

del músculo serratus anterior del lado facial ya ha sido descrita. Su función allí reside en la
elevación del tórax, que dilata la caja torácica. Pero esta situación funcional no es estática,
sino que está incluida en el proceso de la locomoción (fig. 3a). En el lado nucal el m. serratus
anterior se encuentra en otro momento, en la ya descrita contracción fásica o isotónica.

2.3.2 La función especial del m. serratus anterior (fig. 18)

El m. serratus anterior se contrae en la reptación refleja, aunque se mantenga el


brazo nucal de forma isométrica en la posición de partida, pues la posición final —es
decir, la flexión completa del brazo— está prevista y preparada por el m. serratus anterior a
través del movimiento de la escápula. Este movimiento de la escápula es además
necesario para hacer posible la flexión y abducción del brazo por la contracción de la
pars spinalis y acromialis del m. deltoideus.
El movimiento diferenciado de avance del brazo nucal en la reptación refleja in-
La reptación refleja

55

•x—— Pars acromialis u.

Fig. 18. Abducción de la escápula por la acción del músculo serratus anterior y abducción del brazo
por la porción acromial y espinal del m. deltoideus. Estos movimientos posibilitan la flexión del
hombro. Comparado con el ciclo del paso, las extremidades realizan las siguientes fases: pierna
nucal -fase de impulso, pierna facial - fase de flexión completa, brazo facial - fase de apoyo, brazo nucal
-fase de flexión (comparar con las fases del paso en fig. 24a).

cluye simultáneamente siempre a la escápula y al brazo, y no es pensable que ocurra


sin la extensión de la muñeca y de los dedos y sin el despliegue de la mano. (Comparar
con pág. 57, donde el despliegue de la palma y los dedos aparece sólo cuando se
consigue la rotación externa del hombro y la supinación del codo.)

2.3.3 Movimientos en el codo (fig. 19)

También hay que entender el movimiento del codo como parte del movimiento de
paso. Desde la posición de partida, se produce un movimiento de flexión del brazo. En el
codo aparece una supinación, que está en relación directa con la rotación externa del
hombro. En la patología no aparece la combinación de estos dos movimientos. La fun-
56 El Principio Vojta

M. brachioradialis
M. ext. carpi radialis

M. brachialis

M. supinator

Fig. 19 a, b. En el brazo nucal aparece la flexión del codo con supinación del antebrazo y extensión
dorsal de la muñeca con abducción radial.
Fig. 20. En el brazo nucal se produce una extensión y abducción radial de la muñeca, con abducción de
los metacarpianos. Los dedos se extienden (ciclo del paso, ver fig. 18).

ción supinadora está asegurada por la contracción del m. brachioradialis, por la porción
larga del bíceps brachii y sobre todo por el m. supinator. En la flexión participan el m.
brachioradialis, el brachialis, las dos porciones del biceps brachii y, en parte, el m.
M. ext. carpí radialis longus
und brevis
extensor carpí radialis longus (fig. 20).

2.3.4 Movimientos de la mano (fig. 20)

En el brazo nucal se produce la extensión dorsal y abducción radial de la muñeca y


abducción de los metacarpianos, realizada por los ms. interosei dorsales (pág. 72). La
abducción de los metacarpianos aparece simultáneamente con la extensión de la muñeca y
de los dedos. A la abducción de los metacarpianos pertenece también la total abducción del
dedo específicamente humano: el pulgar. No necesitamos nombrar cada uno de los
músculos. Con respecto a los movimientos segmentarios del brazo nucal. todos ellos
forman una unidad funcional.
En la posición de partida de la reptación refleja, que se convierte en una postura lábil,
es decir, en una actitud, al estimular las zonas correspondientes la posición final ya está
preprogramada (ver también 1.9.4). Esto se ve muy claro en el ejemplo del brazo nucal.
Manteniendo el brazo nucal contra resistencia en la posición de partida, se produce un
claro despliegue de la palma de la mano y de los dedos. Si en la terapia se pueden
desencadenar estas actividades distales, es señal segura de que, en el niño enfermo
El Principio Vojta

M. rectus capitis
post. minor
M. splenius

M. obliquus
capitis sup. u.
inferior,

Pars descendens
M. trapezius
M. splenius
Intoducción a la locomoción refleja 59

o también en el adulto, funcionan también los rotadores externos del hombro y los
supinadores del codo. Por consiguiente, la respuesta distal que aparece en el tratamiento
sirve para controlar si los músculos proximales, en este caso los del hombro, están trabajando
de una manera coordinada o no. La mano del lado nucal se abre para la futura función de
prensión, empezando por el meñique.

2.4 La extensión y rotación de la cabeza al colocarse


oblicuamente el eje de la cintura escapular (fig. 21)

Para establecer la relación entre los movimientos de la cintura escapular, de las


extremidades y de la cabeza, remitimos a los ciclos del paso de la marcha (pág. 65). Si se
estimula la zona de la escápula y del epicóndilo del brazo facial y la zona del acromion del
lado nucal, se producen los efectos descritos en apartados 2.2, 2.3, 2.7.1 y 2.7.2.
Al realizar la estimulación en el acromion, mientras se mantiene el epicondilus medialis
humeri (epitróclea) del lado facial como punctum fixum, se inicia el giro de la cabeza
dirigiendo la cara hacia el lado del acromion estimulado. Condición para ello es que la
cabeza, en la posición de partida, esté rotada hacia el lado del codo de apoyo y apoyada
sobre la eminencia frontal del lado nucal. En esta posición de partida de la cabeza, los
músculos cervicales se encuentran distendidos.
Esta distensión incluye, además de la musculatura autóctona, también a los rotadores
profundos de la cabeza, así como a los músculos obliquus capitis inferior (m. oblicuo
menor de la cabeza), y a los rectus capitis posterior major y minor (fig. 21a). Estos
músculos, distendidos previamente, rotan la cabeza dirigiendo la cara hacia el lado del
acromion estimulado.
Aparte del giro de la cabeza, al utilizar la zona del acromion se provoca también un
stretch indirecto o transferido sobre el músculo pectoralis major del lado facial. En el lado
nucal se provoca un stretch directo del músculo pectoralis major y minor y de la pars
superior del m. trapezius.
Como consecuencia de esta situación de estímulo y de distensión, aparece el
movimiento, descrito en la página 54, del eje de la cintura escapular en dirección craneal: el
lado facial está apoyado en la cabeza del húmero, mientras el otro extremo se desplaza, en el
plano frontal, en dirección craneal.14 Poniendo ahora resistencia contra el giro de
<1 Fig. 21. El giro de la cabeza hacia el lado nucal en la reptación refleja. Mediante el control sinér-gico
de la musculatura dorsal, lateral y ventral del cuello, se produce el giro de la cabeza estando la columna
cervical extendida. A través de la actividad retadora del m. stemocleidomastoideus del lado facial, del m.
splenius del lado nucal y de los cortos músculos dorsales rotadores de cabeza (a), se produce una
tensión altamente diferenciada de los ms. scaleni de ambos lados (fig. 67, aunque allí están representados en
decúbito dorsal) y la contracción de la musculatura ventral del cuello: el m. logus colli y el m. longus capitis
(fig. 65 a y b, en decúbito dorsal). Al estar contraída la musculatura ventral, la porción descendente del
trapezius y el m. splenius capitis del "lado nucal" (b) controlan la actividad del m. stemocleidomastoideus y
del m. scalenus anterior del lado facial.

14
E1 movimiento del eje de la cintura escapular en dirección craneal en el lado nucal es ya preparación para el
proceso del cambio cíclico y recíproco de la reptación refleja. El lado nucal, ahora descargado, se
convierte en el futuro lado facial de apoyo (ver 2.7.1).
60 El Principio Vojta

la cabeza, se potencia, al extenderse la columna cervical, la contracción del gran rotador de


la cabeza, el m. sternocleidomastoideus del lado facial y el m. splenius capitis del lado
nucal (fig. 21a).
Los músculos escalenos están contraídos de forma diferente en cada lado. No
permiten que la cabeza se incline para ninguno de los lados, sino que se mantiene en
posición media. En esta situación de tensión enormemente diferenciada —provocada
por la contracción del m. sternocleidomastoideus del lado facial y el m. splenius capitis
del lado nucal —, se produce en la musculatura ventral del cuello, sobre todo en el m.
longus colli (m. largo del cuello) y el m. longus capitis (m. recto anterior mayor de la
cabeza) del lado facial, una contracción isométrica que se propaga, a través del m.
pectoralis major del lado facial, a toda la musculatura ventral abdominal.
Al hablar del giro de la cabeza, hay que mencionar necesariamente a la musculatura
ventral del tronco. Ésta aparece siempre muy activada en el transcurso de la reptación
refleja, y pertenecen a ella funcional mente el m. longus capitis y el m. longus colli, que
impiden la hiperlordosis de la columna. Sólo cuando la musculatura dorsal y ventral del
cuello se contrae de forma equilibrada, la contracción de la pars superior del m. trapezius
adquiere una función importante: controlar la actividad del m. sternocleidomastoideus del
lado facial y compensar además la contracción del m. scalenus anterior del lado facial,
debido su posición dorsal con respecto al eje de rotación de la columna cervical. Por
medio de esta función sinergista, se produce una rotación con extensión de la columna
cervical.
Poniendo resistencia contra el giro de la cabeza colocada en su exacta posición de
partida, todas las funciones de la cabeza y del eje de la cintura escapular aquí descritas
aparecen de una manera más rápida y más clara.

2.4.1 La anormal posición de la cabeza en decúbito ventral en las


parálisis cerebrales

En los pacientes con parálisis cerebral la postura de la cabeza en decúbito ventral está
siempre asociada a un déficit de la extensión del cuello. La cabeza cae en reclinación, los
brazos no pueden apoyarse sobre los codos, sino que: a) o bien los codos se extienden y el
niño se apoya en la raíz de la mano, o b) los brazos se mantienen como en el recién nacido en
una «retracción» primitiva y la cabeza está reclinada.
En ambos casos la cabeza se mantiene dentro de la anormal base de apoyo, porque
falta, entre otras cosas, el sinergismo funcional entre la musculatura dorsal y la ventral (ver
pág. 151).
Esta misma postura anormal de la cabeza aparece, en el decúbito ventral, tanto en la
amenaza de parálisis cerebral (ver 4.7.2 y 4.7.3), como en los déficits posturales
«banales» de los adolescentes o en la movilidad patológica de los traumatizados craneales.
En todos estos casos, el giro de la cabeza se encuentra limitado a la charnela
craneocervical. Debido a la falta de extensión de la columna cervical, no es posible la
rotación de cada uno de los segmentos cervicales.
La reptación refleja 61

2.4.2 Observaciones con respecto al plano de coordinación en la reptación refleja,


tomando como ejemplo los movimientos de la cabeza

En el sistema de facilitación de la reptación refleja se produce el movimiento de rotación de


la cabeza, estando la columna cervical extendida. El giro de la cabeza se reparte sobre
toda la columna cervical. Al estar ésta extendida, los principales rotadores de la cabeza
desarrollan al máximo su función. Estos son —suponiendo una correcta posición de
partida de la reptación refleja— el m. sternocleidomastoideus del lado facial, que está
distendido, y m. splenius capitis del lado nucal, también distendido.
La rotación de la cabeza, desencadenable desde distintas zonas, habla en pro de la
existencia de un plano unitario de coordinación. Dicho de otro modo: el giro de la cabeza
—realizado aquí en el patrón de la reptación refleja— depende de un programa
preformado, de un complejo de coordinación, que incluye la función del SNC desde los
segmentos espinales más bajos hasta los planos más altos de conexión cerebrales.
Sólo es posible que se realice el movimiento planeado de la cabeza, si hay un buen
enderezamiento y movimiento de avance de la cintura escapular hacia el brazo facial
apoyado, lo cual está unido, a su vez, al movimiento de paso del brazo nucal durante el
complejo transcurso de la reptación refleja. Asimismo, los mecanismos diferenciados de
enderezamiento de la cintura escapular sólo son posibles si los movimientos de la pelvis, el
tronco y las piernas son correctos. Los distintos planos de coordinación que actúan
conjuntamente, son los que permiten la aparición de estos movimientos altamente
diferenciados de la cabeza en la locomoción refleja. A los diferentes planos de
coordinación pertenecen: los segmentos medulares desde C1 a L5, que controlan la
musculatura esquelética; el nivel de los nervios craneales, que activan la zona orofacial;
los centros nerviosos más altos, que permiten la gnosia de la mano; y las áreas que
producen la explosión del lenguaje. Sólo cuando se realiza y se completa el movimiento
planeado, posible únicamente por el funcionamiento conjunto de todos los niveles de
coordinación, surge de todos ellos un plano unitario de coordinación.

2.4.3 Observaciones con respecto al desarrollo motor ideal: la relación entre los
movimientos de la cabeza y el enderezamiento del tronco hasta el cuarto
trimestre

Sin la relación que se ha establecido entre la postura global del cuerpo y la base de
sustentación, no es posible un movimiento ideal de la cabeza del niño, ni un control
automático ideal de la postura global del cuerpo. Los primeros movimientos de cabeza del
niño, su elevación (fig. 14), empiezan antes de la sexta semana y están al servicio de la
orientación (Vojta 31981). Esta orientación es, con seguridad, de naturaleza compleja. Juegan
aquí un papel importante los estímulos ópticos, acústicos y también olfatorios. Los
telerreceptores, que están colocados en la cabeza como órgano de orientación, provocan, como
impulsores del desarrollo motor del niño, la elevación y giro de su cabeza hacia el objeto cuando
el niño está en decúbito ventral.
La condición para que el giro de la cabeza sea coordinado es que la actividad postural, es
decir, el control automático de la postura corporal, sea normal. La cabeza, como portadora
de los órganos sensoriales y parte inseparable del resto del cuerpo, es
62 El Principio Vojta

colocada ahora de forma selectiva. Para ello tiene que encontrarse automáticamente la base
de apoyo correspondiente.
Un niño de tres meses que ha conseguido el apoyo simétrico en los codos en decúbito
ventral (fig. 15), mantiene la cabeza, que le pesa casi un tercio de todo su peso corporal,
fuera de la base de apoyo. Para ello tiene que disminuir la anteversión «primitiva» de la
pelvis en decúbito ventral, que siempre va unida a una lordosis lumbar. Sólo entonces puede
trasladarse caudalmente el centro de gravedad, desde el tronco hasta la sínfisis del pubis, y
las piernas pueden mantenerse levemente extendidas en rotación externa. Solamente
debido a esta postura del tronco, es por lo que los brazos pueden asumir la función de
apoyo para la elevación de la cabeza. Puesto que, a los tres meses, la cabeza es sostenida
fuera de la base de sustentación, en el plano sagital, con extensión del cuello, puede ya el
niño a esta edad rotarla libremente hacia ambos lados. Aquí el apoyo sobre los codos se
realiza estando éstos colocados debajo de la articulación del hombro, y se cargan con
distinta intensidad según la cabeza gire hacia un lado u otro. Esta postura exige la misma
actividad muscular que aparece en la reptación refleja al alcanzarse el máximo
enderezamiento en la articulación del hombro.
A los cuatro meses y medio el niño sano es capaz de apoyarse en un codo y coger un
objeto con el brazo libre. Esto ocurre en el patrón del «apoyo asimétrico en un codo» (fig. 16).
En él el niño se apoya sobre la hemipelvis opuesta al brazo prensor. La cabeza y el brazo
prensor se mantienen fuera de la base de apoyo. Para ello es necesario no sólo la extensión de la
columna cervical, sino también de la dorsal. Todo el tronco «giratorio» está extendido hasta la
charnela dorsolumbar, es más, es esa extensión la que le permite rotar.
A esta edad surge en la pierna facial un punto de apoyo. La pierna se flexiona y se
apoya sobre el epicondilus medialis femoris. Este apoyo en tres puntos forma una base
triangular, un triángulo (pág. 52). En el momento de coger el objeto, las dos quintas partes
del peso corporal se encuentran fuera de los puntos de apoyo.
El niño sano necesita sólo unas pocas semanas para realizar todo el rápido proceso de
maduración y de diferenciación de su desarrollo motor: en decúbito ventral, a los tres
meses «sólo» podía apoyarse en ambos codos y «explorar el mundo» con una cabeza
liberada motrizmente (apoyos en ambos codos y en la sínfisis del pubis) (fig. 15). Ahora —
solamente seis semanas después— ya es capaz de mantener, de forma equilibrada, más de
un tercio de su peso corporal fuera de la base de apoyo, y «extender hacia el mundo no sólo
los ojos, sino también uno de sus brazos» (apoyo asimétrico en un codo, ver fig. 16). La
motivación para estos movimientos diferenciados es la avidez, la curiosidad. Es falso que
estos movimientos diferenciados, que aparecen como efecto de los procesos de
maduración del control central, deban ser entendidos como resultado de un proceso de
aprendizaje (ver págs. 51 y 156). Es decir, no son entrenables, sino que se conectan
automáticamente.
Al alcanzar el estadio de desarrollo del «triángulo», el patrón parcial de la pierna de
apoyo pertenece a la «arquitectura del fondo postural». Este patrón parcial es de gran
importancia para la continuación del desarrollo motor y también está incluido en la
reptación refleja.
La descarga de un brazo en decúbito ventral a los cuatro meses y medio, solo es posible si
la musculatura del hombro contralateral cargado dirige su contracción distalmente, hacia
el punto de apoyo (ver la contracción en dirección distal de la musculatura de la cintura
escapular en la fig. 16.)
En el décimo mes de vida el brazo prensor se mueve hacia arriba. Esta postura cor-
La reptación refleja 63

Fig. 22. Postura de un niño entre ocho y diez meses: la sedestación oblicua apoyándose en la mano.
La sedestación oblicua surge mediante la prensión dirigida del objeto hacia arriba, desde el decúbito
lateral estable. A los diez meses, el brazo prensor se flexiona en el hombro por encima de los 120°.
Desde la sedestación oblicua se origina el gateo (ver también la sedestación oblicua con apoyo en el
codo, fig. 56a y 76).

poral se denomina «sedestación oblicua» (fig. 22). Se desarrolla desde el decúbito lateral
estable, que es condición para el volteo de ventral a dorsal.
Para los movimientos descritos de la cabeza y del brazo, es preciso no sólo una
extensión del cuello por medio del trabajo sinérgico de la musculatura ventral y
dorsal del cuello, sino también la acción sinérgica de los músculos ventrales y
dorsales del tronco. Naturalmente, en el desarrollo motor la función de prensión
depende, ante todo, también del desarrollo mental del niño.

2.5 El ciclo del paso en la marcha, en el gateo


y en la reptación refleja (fig. 23)

La marcha, el gateo y la reptación refleja son formas de locomoción que contienen una
coordinación cruzada. Como ya es conocido, el ciclo del paso tiene cuatro fases:

1. fase de flexión,
2. fase de relajación,
3. fase de apoyo,
4. fase de impulso.

Estas fases del paso se repiten siempre en la misma secuencia en forma recíproca en las
cuatro extremidades. Aquí los brazos preceden a las piernas en la secuencia temporal.
64

El Principio Vojta

Fig. 23. Ciclo del paso en patrón de marcha cruzada. Las fases del ciclo de la locomoción representadas
recíprocamente. I fase de flexión, II fase de relajación, III fase de apoyo, IV fase de impulso. 1/4 un
cuarto del ciclo (en tiempo), 1h medio ciclo (en tiempo, 3/4 tres cuartos de ciclo (en tiempo).
La reptación refleja 65

Hay algunas diferencias entre el ciclo del paso de la reptación refleja, la marcha
cuadrúpeda de los vertebrados inferiores y el gateo del hombre. En el gateo de los
mamíferos inferiores y también en el gateo del niño, el movimiento de flexión del hombro
y de la cadera tiene aproximadamente la misma amplitud, unos 115-117° (Grillner
1975). En la reptación refleja, el ángulo en estas articulaciones es mayor. En la cadera se
produce una máxima flexión de 140°, mientras que en el hombro aparece un ángulo entre
125° y 135°.
También es diferente la localización de los puntos de apoyo. En la locomoción
espontánea de los vertebrados inferiores, los puntos de apoyo de las extremidades
superiores están localizados en el talón de la mano, mientras que en la reptación refleja,
el apoyo se realiza en el codo del brazo facial. Con ello se hace posible la pronación del
antebrazo, pero sobre todo la extensión de la muñeca combinada con abducción radial.
Este movimiento del antebrazo y de la mano es de gran utilidad tanto en el tratamiento de
las alteraciones motoras cerebrales, como en las lesiones periféricas, pues en estos casos
aparecen siempre deficitarias. El niño al gatear se apoya sobre la mano desplegada, no
sobre el talón de la mano.
En las patas traseras de los vertebrados inferiores, el apoyo se realiza sobre el pie con
la rodilla flexionada. En el patrón de la reptación refleja, el apoyo de la pierna facial se
hace sobre la rodilla. El contacto de la rodilla con la superficie de apoyo empieza
mientras se completa la flexión de la pierna. Este contacto aumenta en cuanto la pierna
consigue apoyarse exactamente sobre el epicondilus medialis femoris, al completarse la
flexión. Este lugar es también la zona de estimulación de la pierna facial. En la reptación
refleja, el pie nucal se apoya primero sobre el talón (fase de apoyo), antes de que desplace
el peso del cuerpo, en la fase de impulso, desde el borde externo del pie hacia el primer
metatarsiano y lo impulse hacia adelante.
En el gateo del niño de nueve meses, las extremidades se mueven temporalmente
como sigue: las extremidades homolaterales, por ej. el brazo derecho y la pierna derecha,
están, con respecto al ciclo del paso, separadas una de otra o bien 1/4, o bien 1/4 de Fase
(fig. 23). Las extremidades homónimas, es decir, ambos brazos o ambas piernas, están
separadas una de otra en medio ciclo.

2.6 Los movimientos de las piernas (fig. 24)

El movimiento de la pierna facial en la reptación refleja muestra esencialmente las


siguientes fases:

1. La fase de flexión, comparable con un movimiento de paso.


2. La fase de apoyo sobre la rodilla, en la que la pierna realiza la función de apoyo
,mientras que el tronco se mueve hacia adelante, en dirección a la extremidad superior
apoyada, debido a la fase de impulso de la pierna nucal. La pelvis se mueve sobre la
pierna facial de forma análoga a como lo hace la cintura escapular sobre el brazo
facial, es decir, con un movimiento en sentido dorsal, lateral y craneal, cuya resultante
es un movimiento hacia adelante.
66 El Principio Vojta

Fase de apoyo

Fig. 24 a, b. Las fases del ciclo del paso en la reptación refleja (comparar con la fig. 18).

Las distintas fases del ciclo del paso sólo aparecen en la reptación refleja, si la
cabeza es sostenida activamente en la posición de partida. Es la condición para que se dé
la sumación temporal (ver 2.1.3). También es indispensable, para que aparezcan las
distintas fases del ciclo del paso, que se activen los mecanismos mantenedores del
equilibrio, mediante la estimulación de las zonas (ver 2.1.2-2.1.5, 3.2.2 y 4.2).
Tampoco puede aparecer el trabajo muscular de la cintura pélvica y de las piernas, si la
cabeza no es mantenida en la posición de partida y sin una activa función de apoyo del
brazo facial.
Al mantener isométricamente la fase de apoyo sobre el brazo facial, se facilita la
fase de flexión de la pierna facial (fig. 24a). Durante esta fase de flexión, la amplitud
del recorrido del muslo, desde el punto de vista cinesiológico. es mayor que en el gateo
espontáneo del niño sano, porque el brazo facial se mantiene en una contracción
estático-dinámica. El ya mencionado ángulo de 115-117° de las articulaciones de las
cinturas, es sobrepasado aquí con creces.
Durante la fase de flexión, el epicondilus medialis femoris tiene el máximo
contacto con la base de apoyo. Con ello se asegura el centramiento de la cabeza femoral
en
La reptación refleja 67

el acetábulo pues se impide la rotación interna, presente siempre en mayor o menor


grado en la patología, y se consigue siempre la mayor amplitud en la rotación externa de
la cabeza femoral dentro del acetábulo (ver también 2.6.2).
En esta fase de flexión, en la que se provoca flexión, rotación externa y abducción del
muslo, aparece siempre una contracción progresiva de los adductores, la cual alcanza su
punto máximo en el enderezamiento de la pelvis sobre la pierna (fase de apoyo).
En todo ello parece como si faltara la fase de relajación, la cual precede siempre a la
fase de apoyo de cada ciclo del paso, porque es como si en la reptación refleja, después de
la fase de flexión se entrara directamente en la fase de apoyo (ver 2.6.1).
Mientras que la pierna facial realiza la fase de flexión, en la pierna nucal se
desarrolla la fase de apoyo. Se trata de un movimiento de extensión, a partir del cual se
origina la fase de impulso, en la que la pierna nucal impulsa el cuerpo en dirección al
punto de apoyo en el codo (fig. 24b).

2.6.1 Fusión de las fases de relajación y de apoyo (fig. 25,26)

La fase de relajación consiste en una extensión fásica de la extremidad (Grillner 1975). La


contracción muscular se realiza en dirección hacia el cuerpo.
Aunque en la reptación refleja, después de la fase de flexión de la pierna facial, se
produce, sin solución de continuidad, el apoyo en la rodilla (es decir la tercera fase del
ciclo del paso, la fase de apoyo), se puede apreciar una fase de relajación si se observa la
rótula o mejor si se la palpa. A este respecto habría que aclarar lo siguiente: en la fase
de flexión de la pierna facial (fig. 25) se produce una flexión de la cadera, realizada,
entre otros, por los músculos rectus femoris y sartorius, mientras que el grupo de los
isquiotibiales realiza la flexión de la rodilla. Estos últimos, al ceder la tensión proximal,
tiran, desde su extremo distal, de los cóndilos tibiales en dirección dorsal (fig. 25). Con
ello también es traccionada la rótula sobre el ligamento rotuliano en dirección distal,
mientras que la flexión de la rodilla se produce además por la contracción de ambos
ms. gastrocnemius (ms. gemelos).
Más tarde se produce el apoyo sobre la rodilla, la fase de apoyo en la reptación refleja
(ver fig. 26). Aquí está contraído el m. quadriceps femoris en todas sus porciones. Por
la contracción en dirección distal de sus tres porciones cortas, y siendo extensor de
rodilla, levanta el muslo desde su posición inclinada a la perpendicular (ver pág. 80).
Con ello se distiende la porción proximal del m. gastrocnemius y cambia el sentido de su
contracción: de proximal (fig. 25) a distal (fig. 26). Así el m. gastrocnemius se hace
sinergista de los ms. vastos del quadriceps femoris, al mantener la extensión de la rodilla.
Al contrario que en la fase de flexión, durante la fase de apoyo los cóndilos femorales
de la rodilla de la pierna facial son traccionados en dirección dorsal por la acción del m.
tríceps surae, o mejor dicho, por el gastrocnemius. Con ello la patella alta, que aparece
en la patología, es desplazada caudalmente sobre el ligamento rotuliano (ver también
pág. 89).
Por tanto, en la reptación refleja hablamos de una fusión entre las fases de flexión y de
relajación, porque no se ve el tránsito del movimiento de flexión hacia el de extensión, ya
que la parte medial de la rodilla está en contacto con la superficie de apoyo, ya durante la
fase de flexión.
68 El Principio Vojta

68 El Principio Vojta

Grupo
isquiotibiales
M. gastrocnemius

Fig. 25. Flexión del muslo mediante el m. rectus femoris, m. sartorius y m. iliopsoas, en la fase de flexión
de la pierna facial (fig. 28). Flexión de la rodilla por el m. gastrocnemius y el extremo distal del grupo de
los isquiotibiales, que traccionan también de la cabeza tibial en dirección dorsal.

M. quadriceps
femoris

M. gastrocnemius

Fig. 26. Contracción de las tres porciones cortas del quadriceps, como extensores de rodilla, en la fase
de apoyo de la pierna facial. Como enderezadores del fémur, tiran del muslo hacia la vertical. El m.
gastrocnemius, siendo extensor de rodilla, actúa como sinergista de las tres porciones del quadriceps.
Tracciona de los cóndilos femorales en sentido dorsal, moviendo la rótula sobre el ligamento rotuliano en
sentido distal. Extensión de la pelvis por la función sinérgica de la pared abdominal (las cadenas oblicuas
abdominales no están representadas) y de los isquiotibiales.

A su vez, la pelvis, que realiza un movimiento en el plano sagital, provocando una


extensión de la cadera, se estabiliza en la fase de apoyo de la pierna facial debido a la
contracción de la musculatura abdominal, a la acción sinergista de la musculatura dorsal y
al del grupo de los isquiotibiales.
La reptación refleja 69

Brazo nucal

M. pectoralis major
M. rectus
Fase de apoyo

Fig. 27. Enderezamiento y avance del tronco por acción del m. pectoralis major y de la musculatura
abdominal (la musculatura oblicua abdominal no está representada) durante la fase de apoyo de la
pierna nucal y la fase de flexión de la pierna facial (comparar con las fases del paso en la fig. 24b).

2.6.2 Fase de flexión de la pierna facial (fig. 27)

La fase de flexión de la pierna facial se produce en el enderezamiento y movimiento de


avance del tronco hacia el punto de apoyo del codo, los cuales a su vez están producidos
principalmente por la función de la musculatura ventral, el m. pectoralis major y los
ms. abdominales. Al mismo tiempo comienza la fase de apoyo, es decir el movimiento
de extensión de la pierna nucal (pág. 82).
La amplitud máxima de la flexión de la cadera en el hombre es de unos 140°. Este
mismo recorrido articular de flexión aparece, en la reptación refleja, en la flexión fásica de
la pierna del lado facial. En la fase de apoyo de la reptación refleja, es decir, en la tercera
fase del paso (que se realiza en la pierna nucal), la flexión de la cadera es de 30°.
La enorme flexión activa que se provoca en la cadera facial supone no sólo la flexión
del muslo, sino sobre todo también la rotación externa y la abducción del mismo —ya
que el cóndilo femoral medial queda en contacto con la base de apoyo—. Ello provoca
una fuerte estimulación propioceptiva en la articulación de la cadera, lo cual tiene una
enorme importancia, tanto para el tratamiento de las displasias y subluxaciones de
cadera, como también para el de las alteraciones motoras cerebrales (pág. 66, 67;
Niethard 1987; Niethard y Kempf 1987).
Durante la fase de flexión el pie realiza una flexión dorsal hasta la posición neutra
(los 0°) y una eversión. Los dedos del pie se extienden dorsalmente y se separan. Los
músculos se contraen en dirección proximal. La musculatura abdominal también está
contraída, traccionando en sentido craneal \ formando una unidad funcional con el m.
pectoralis major del hemicuerpo que se apoya, el cual se contrae también hacia el codo.
70 El Principio Vojta

M. ¡liacus

M. sartorius

M. rectus

M. piriformis M. glutaeus medius


M. quadratus femoris
M. gemellus sup.
M. obturatorius ¡nt. M.obturatorius ext
b M. gemellus inf.

Fig. 28 a, b. Función sinérgica de los flexores de cadera, rotadores externos y abductores durante la fase
de flexión de la pierna facial, (b) Rotadores externos de la cadera.

El movimiento en la cadera (fíg. 28)


La flexión aparece por la contracción de los músculos iliopsoas. rectus femoris y sartorius,
y se realiza en rotación externa y abducción del muslo, producida por el m. glutaeus
medius (fig. 28). Este músculo es especialmente importante para la locomoción
coordinada. Está anulado o debilitado en todas las alteraciones motoras de origen cerebral.
Debido a la posición de partida de la pierna facial, el m. glutaeus medius actúa en la
reptación refleja como sinergista flexor con su porción anterior, mientras que con su
porción posterior actúa a la vez como abductor y rotador externo. En la abducción participa
también el glutaeus minimus. La rotación externa del muslo se produce por los
verdaderos rotadores externos, el m. obturatorius internus y externus, los ms. gemelli
inferior y superior, el m. quadratus femoris y el m. piriformis (fig. 28b). Con la cadera en
posición de 0°, estos músculos están colocados transversalmente al eje longitudinal
71

La reptación refleja

del fémur. Gracias a esa disposición y a estar colocados por detrás del punto de giro de la
cadera, adquieren durante la reptación refleja un extraordinario efecto de palanca, con
el que producen la rotación externa de la cadera (pág. 77). También son sinergistas,
durante la reptación refleja, en el movimiento de flexión de la cadera.

La función de los adductores de cadera durante la flexión de la misma (fig. 29)


Durante la flexión de la pierna facial, los adductores se contraen de forma masiva. Al
producirse la rotación externa y la abducción del fémur, se distienden, siendo con ello y
obligados a contraerse en todas sus porciones. Entonces la cabeza del fémur rota en el
centro del acetabulum, lo que tiene un efecto moldeador de la cabeza femoral y de la
cavidad acetabular. Todos los músculos se contraen aquí en dirección proximal.

Fig. 29. Contracción masiva del grupo de los abductores, actuando sinérgicamente con los rotadores
externos y los abductores de cadera, en la fase de flexión de la pierna facial. Movimiento deslizante de
rotación de la cabeza del fémur en el centro del acetábulo.
72 El Principio Vojta

Debido a la posición de partida de la pierna facial y a causa de la dirección de su


movimiento, la rotación externa y la abducción son movimientos primarios en la flexión
de la pierna.

Los movimientos en la rodilla y en el pie (fig. 30)


Durante la flexión de la pierna facial se contrae el grupo de los isquiotibiales, que son flexores
de rodilla. En ello participan también las dos porciones del m. gastrocnemius. La función
de los isquiotibiales como flexores de rodilla se refiere al extremo distal de estos músculos
(fig. 25). La porción proximal, que está a tensión sobre la tuberosidad isquiática, se
distiende al flexionarse la rodilla. La cuantía de esta distensión depende del grado le flexión
de la cadera. Los músculos isquiotibiales tienen aquí una función biarticular altamente
diferenciada, la cual está alterada en todas los déficits posturales, a los que también se
suele añadir un déficit postural de la pelvis. Este déficit en la diferenciación muscular es
especialmente importante en las alteraciones motoras cerebrales.
Durante la fase de flexión de la pierna, la articulación tibiotarsiana se coloca en
posición neutra (0°), lo que provoca una eversión en la articulación tarsometatarsiana.
Los dedos se extienden (elevados), produciéndose una abducción de los metatarsianos.La
eversión del pie la realizan los ms. fibularis longus (peroneo lateral largo) y brevis
peroneo lateral corto). Son sinergistas del m. tibialis anterior, y al revés. Por la acción de
los ms. interossei dorsales del pie, se produce el despliegue de la parte media del pie.
En el despliegue de la mano, son los músculos interossei dorsalis los que realizan esta
misma función (págs. 46 y 57).
En este movimiento fásico, la dirección de contracción de todos los músculos se dirige
hacia el interior del cuerpo. Sólo los músculos interossei dorsales se encuentran en una
verdadera contracción isométrica en esta zona distal.

LA inclinación de la pelvis durante la fase de flexión de la pierna facial (fig. 31)


La fase de flexión de la pierna está estrechamente unida a la actividad muscular
diferenciada del órgano axial extendido. La pelvis se inclina en el plano frontal,
formando los músculos laterales (quadratus lumborum y latissimus dorsi) y ventrales
(pared abdominal) una unidad funcional.
El m. latissimus dorsi (dorsal ancho) y el m. quadratus lumborum se contraen hacia el
brazo apoyado, y tiran de la hemipelvis del lado de la pierna facial en dirección craneal y
en el plano frontal. Debido a la disposición de estos músculos con respecto al eje del
cuerpo, su contracción debe producir una fuerte distensión de la musculatura oblicua
abdominal; con ello desencadenan una contracción diferenciada en la pared abdominal.
La dirección de la contracción de la pared abdominal hacia el brazo de apoyo pro-
luce una extensión de la pelvis, con lo que los adductores de la pierna facial se
distienden. Esto requiere una breve aclaración funcional: en la reptación refleja, la
contracción del m. rectus abdominis, tirando de la sínfisis en dirección al esternón,
es decir cranealmente, provoca una extensión de la pelvis. Con ello se aleja la rama
inferior del os pubis de la cabeza del fémur y produce una distensión de los
adductores, los cuales tienen su origen cerca del tuberculum pubicum. Este stretch,
además de los estímulos de distensión descritos en la página 71, sirve como activación
para los adductores.
La reptación refleja

73

M. semitendinosus und
semimenbranosus

Fig. 30 a, b. Función sinérgica de los isquiotibiales y del m. gastrocnemius en la fase de flexión de la


pierna facial (a). Por la acción sinérgica del m. tibialis anterior y del grupo de los peroneos, el tobillo
se coloca en posición de 0° con eversión y despliegue del metalarso por contracción de los ms. interosei
dorsales (b).
El Principio Vojta

74

M. pectineus M.
M. latissimus dorsi add brevis
M. add. magnus
M. quadratus lumborum M. gracilis

Fig. 31. Colocación en oblicuo de la pelvis en el plano frontal durante la fase de flexión de la pierna
facial, por la acción del m. latissimus dorsi y del m. quadratus lumborum. Función sinérgica de la
musculatura ventral (no dibujada), que provoca la contracción de los adductores como respuesta a su
distensión. Efecto sobre la musculatura autóctona por la unidad funcional del m. latissimus dorsi y del
quadratus lumborum.

El efecto de la inclinación de la pelvis sobre la musculatura autóctona y el


órgano axial considerado como un todo
Al describir la actividad de la cintura escapular ya se mencionó al m. latissimus dorsi
(dorsal ancho) en el brazo del «lado facial» (figs. 5 y 11). Participa también en la
inclinación de la pelvis (fig. 31) y actúa como eslabón entre la cintura escapular y la
pélvica. En relación a la flexión de la pierna, su contracción produce una distensión de los
cortos músculos autóctonos del hemicuerpo contralateral colocados en la zona dorsal de
la columna, lo que provoca la contracción de los mismos (ver la fig. 43, aunque en ella
está representado el lado facial). También aumenta, al inclinar la pelvis en el plano frontal,
la distensión de la musculatura oblicua abdominal.
El m. latissimus dorsi, con sus fibras oblicuas (lo mismo que la porción inferior del m.
trapezius), provoca la extensión de la columna, especialmente en la zona de la cifosis infantil,
debido a la rotación de cada uno de los segmentos vertebrales (comparar con fig. 3).
También la contracción del m. quadratus lumborum, gracias a su disposición lateral
con respecto al eje longitudinal del cuerpo, ejerce un fuerte estímulo de distensión sobre
los músculos oblicuos abdominales y sobre los músculos autóctonos de la zona lumbar
del lado opuesto. Esto lleva a una extensión de esta zona tan importante y sensible del
órgano axial, pues se contraen los músculos autóctonos, que unen activamente una
vértebra a otra.
La unidad funcional del m. latissimus dorsi y del m. quadratus lumborum muestra
que, en la reptación refleja, el tronco es traccionado como un todo hacia el punctum fi-
xum (brazo) durante el movimiento de flexión de la pierna facial. En este momento del
mecanismo de locomoción, el resto de los músculos dorsales actúan también como una
Intoducción a la locomoción refleja 75

unidad funcional, es decir, sinérgicamente con la musculatura ventral. Ésta se contrae,


especialmente los músculos rectos abdominales, en sentido craneal, hacia el tórax
(esternón) (figs. 26, 27, 32, 37). El m. pectoralis major, que se une con la musculatura
abdominal, también dirige su contracción hacia el punto fijo del codo (fig. 4).
Toda esta actividad muscular de la zona abdominal y torácica provoca, a su vez, un
aumento de la presión abdominal y un ensanchamiento masivo de la parte superior de la
caja torácica (págs. 95 y 98).

2.6.3 Fase de apoyo de la pierna facial

En la reptación refleja la fase de apoyo sigue a la fase de flexión sin solución de


continuidad. Con ello la rodilla facial se constituye en punto fijo, mientras aparece el
enderezamiento y el movimiento hacia adelante del tronco. En la pelvis aparecen los
siguientes movimientos:

— extensión (plano sagital)


— inclinación (plano frontal)
— rotación (plano transversal).

Extensión de la pelvis (plano sagital) (fig. 32)


Al referirnos al movimiento de flexión de la pierna facial ya se habló de la contracción de
la pared abdominal (pág. 69), en la que los músculos recti abdominis se contraen en
dirección hacia el tórax, es decir, hacia el punto de apoyo del codo. Tiran de la sínfisis,
provocando con ello la extensión de la pelvis.
Esta función de la musculatura abdominal se mantiene durante la fase de apoyo de la
pierna, y sostiene la pelvis extendida actuando sinérgicamente con el grupo de los
isquiotibiales. Durante el tratamiento no puede aparecer una extensión de la pelvis que
sobrepase la posición media de la columna lumbar —es decir, una cifosis—, porque la
contracción en dirección craneal de los músculos latissimus dorsi y quadratus
lumborum, hacia el punto fijo del codo, se encarga de mantener la zona lumbosacra en
posición media (fig. 33).

Inclinación de la pelvis (plano frontal) (fig. 33)


Durante el enderezamiento de la cintura pélvica sobre la pierna facial, los músculos
dorsales del tronco —a los que también pertenecen el m. latissimus dorsi y el m.
quadratus lumborum— permanecen contraídos. Se quedan en una tensión isométrica-
dinámica, y al contraerse en dirección al brazo de apoyo, provocan un impulso de
locomoción en el tronco. El m. latissimus dorsi y el m. quadratus lumborum del lado
facial son los responsables de la inclinación de la pelvis en el plano frontal.
Si la rodilla se convierte ahora, en la fase de apoyo de la reptación refleja, en un
punto de apoyo, la contracción de esos músculos provoca una nueva función, además de
la extensión del tronco y la inclinación de la cintura pélvica. Al enderezarse el fémur,
elevan la columna lumbar extendida y la pelvis sobre la rodilla de apoyo (ver 2.6.1) en
dirección craneal y lateral. El muslo se convierte así en la palanca de la cintura pélvica, la
cual es desplazada hacia adelante sobre la cabeza del fémur. Cuando
76 El Principio Vojta

Caput breve Caput longum

- M. bíceps femoris

Fig. 32. Extensión de la pelvis durante la fase de apoyo de la pierna facial mediante la acción sinérgica
de la musculatura abdominal (los músculos oblicuos abdominales no están representados) y del grupo de
los isquiotibiales.

M. quadratus lumborum

Fig. 33. En la fase de apoyo, el tronco extendido es elevado por la acción sinérgica del m. latissimus
dorsi y quadratus lumborum sobre la rodilla apoyada, e impulsado en sentido craneal y lateral hacia el
codo apoyado.

sucede esto último, la cabeza gira del lado facial al lado nucal, estando el órgano axial
extendido. Con ello, la pierna facial que se encuentra en la fase de apoyo, se convierte en
pierna nucal en fase de impulso.

Rotación de la pelvis (plano transversal) (fig. 34)


La rotación de la pelvis se produce por la acción conjunta de los ms. adductores y
rotadores externos del muslo. Ambos se contraen distalmente, hacia el muslo.
Los adductores están formados por músculos largos y cortos, correspondiendo a
éstos últimos la función más importante en la fase de apoyo. Los adductores largos —
ms. adductor longus y add. magnus— se originan en el os pubis y se insertan en la cara
medial del fémur. El m. adductor magnus llega hasta el cóndilo femoral medial
La reptación refleja 77

(fig. 34). Si la función rotatoria de la pelvis correspondiera sólo a los adductores, se


convertirían en luxadores de la cadera. Porque con ellos la cavidad cotiloidea se movería
más en dirección dorsal. Sin embargo esto no ocurre, porque en la reptación refleja
trabajan sinérgicamente con los rotadores externos (fig. 34b) y con los abductores (ver
aquí el efecto moldeador de los adductores y rotadores externos de la cabeza femoral y del
acetábulo, apartado 2.6.2 y en esta misma página).
Los adductores cortos del fémur (m. pectineus, m. adductor brevis) tienen una función
antigravitatoria en la fase de apoyo, la cual se produce cuando el fémur está colocado en
máxima flexión, leve rotación externa y abducción. Teniendo en cuenta su origen y su
inserción, el origen está localizado en el os pubis, más medial, caudal y ventral que
su inserción en la porción proximal del fémur. Con ello, su recorrido sigue una dirección
oblicua hacia la parte dorsal, es decir, en vertical hacia arriba (fig. 34a). Por ello elevan la
pelvis dorsalmente. A la vez, los rotadores externos enderezan la pelvis en el plano
transversal y centran el acetábulo sobre la cabeza del fémur. Este movimiento se combina
con un movimiento de deslizamiento hacia adelante del acetábulo sobre la cabeza del
fémur, en dirección hacia el brazo que está apoyado, porque el m. rectus abdominis y
también el m. rectus femoris, tirando cranealmente, llevan la pelvis indirectamente hacia
el punto de apoyo de la rodilla (fig. 34c).
El efecto moldeador sobre el acetabulum y sobre la cabeza femoral
durante la fase de flexión y de apoyo de la pierna facial
Tanto durante la fase de flexión, como durante la fase de apoyo de la pierna facial, se
provocan diferentes efectos propioceptivos sobre la cabeza femoral y sobre el acetábulo.
Tienen un efecto moldeador de la articulación de la cadera, lo que es de importancia en
el tratamiento de las relaciones articulares patológicas en los lactantes, como por ejemplo
en la displasia de cadera o en la excesiva apertura angular del cuello del fémur (Niethard
1987; Niethard y Kempf 1987).
Durante el movimiento de flexión de la pierna facial, el m. glutaeus medius se coloca
en forma de abanico, como rotador externo, en la fosa intertrocantérea: cuando la cadera
está en posición de 0°, sus fibras adoptan una disposición casi paralela y discurren a lo
largo del eje femoral, pero durante el movimiento de flexión, el músculo se despliega
en forma de abanico, de modo que en cada ángulo del movimiento flexor, una de las
porciones del mismo actúa como abductor y como antagonista del grupo de los
adductores. Esta diferenciación funcional va apareciendo en las distintas fibras musculares
del glutaeus medius, dependiendo de la posición angular de la cadera.
Gracias a la retroposición de los rotadores externos con respecto al punto de giro de la
articulación de la cadera, su fuerza antagónica se potencia considerablemente con
respecto a la masa de los adductores (!) (ver pág. 71).
En la fase de flexión de la pierna facial, se produce un movimiento de
deslizamiento rotatorio de la cabeza femoral en el acetabulum por la acción de los
rotadores externos y de los adductores. Con ello, la cabeza femoral se centra en espiral en
la superficie articular. De ese modo, sobre la cabeza femoral y sobre la superficie
articular actúan estímulos propioceptivos que tienen un fuerte carácter moldeador.
Uno de los músculos con mayor acción moldeadora de la cavidad cotiloidea y de la
cabeza femoral durante la fase de apoyo de la pierna facial, es el músculo glutaeus
medius (fig. 34a y b). En la reptación refleja ya está contraído en la fase de flexión,
manteniéndose durante la fase de apoyo en una contracción dinámica-isométrica. Este
El Principio Vojta

78

M. glutaeus med.

M. gracilis
M. add. magnus
M. add. longus
M. add. brevis

Fig. 34 a, b. En la fase de apoyo de la pierna facial, los abductores y los rotadores externos
provocan la rotación de la pelvis. Los cortos abductores tienen una función antigravitatoria. Al
contraerse en sentido distal elevan la pelvis dorsalmente. Sinérgicamente con ellos actúan los
rotadores externos de la pelvis, enderezándola en el plano transversal y, al contraerse hacia el fémur,
la mantienen en el centro, (c) Movimiento de deslizamiento hacia adelante del acetabulum sobre la
cabeza femoral por acción del m. rectus femoris y rectus abdominis.

músculo está colocado ahora como un tejado sobre la articulación de la cadera. Su


contracción se dirige hacia el punctum fixum (rodilla), en dirección lateral, craneal y
ventral, como el resto de los músculos de la cadera.
A la vez la pelvis, y el acetabulum con ella, es traccionada hacia el apoyo de la
rodilla por los músculos abdominales y por los músculos ventrales y dorsales del
muslo (fig. 35). Una acción parecida realizan también los ms. quadratus lumborum
y latissimus dorsi. El movimiento de la pelvis durante la fase de apoyo en la pierna
facial, en dirección craneal hacia el brazo apoyado, supone también un fuerte
estímulo moldeador de la cabeza femoral y del acetabulum.

Movimiento de avance de la cintura pélvica por acción de los músculos dorsales y


ventrales del muslo (fig. 35)
Ya ha sido mencionada en varias ocasiones la función de los músculos latissimus
dorsi
y quadratus lumborum, los cuales participan en la inclinación de la pelvis hacia el
codo
apoyado (figs. 5, 31 y 33).
La reptación refleja 79

M. glutaeus med. M. piriformis M. gemellus sup.

M. obturatorius mt
M. gemellus int.
M. obturatorius ext. .
quadratus femoris

M. rectus abdominis .
rectus femoris
80 El Principio Vojta

M. quadratus lumborum

M. quadriceps
femoris

Fig. 35. Movimiento hacia adelante del eje de la pelvis en la fase de apoyo de la pierna facial, en
dirección hacia el punto de apoyo del codo, por la acción del m. latissimus dorsi y del quadratus
lumborum. Las 3 porciones cortas del m. quadriceps enderezan el muslo, mientras que el m. rectus
femoris contribuye al movimiento de avance del órgano axial. Función sinérgica de los isquiotibiales
como extensores de cadera.

Tan pronto como se inicia esta inclinación de la cintura pélvica, las porciones
proximales de los ms. isquiocrurales se elongan en la fase de apoyo, y a continuación
se contraen. Al traccionar de la tuberosidad isquiática, funcionan como músculos
uniarticulares, extendiendo la cadera. (En la fase de flexión previa, habían funcionado
como músculos uniarticulares flexores de la rodilla, ver 2.6.1.)
El m. quadriceps actúa como extensor de rodilla con sus porciones vastus
intermedius, medialis y lateralis, y además como flexor de la cadera a través del m. rectus
femoris.
Con relación al desarrollo motor del recién nacido sano, ambas funciones articulares
(flexión de la cadera con extensión de rodilla) están presentes simultáneamente en el
«pataleo primitivo».15
En la fase de apoyo de la reptación refleja, las tres porciones cortas del m. quadri-

5
E1 «pataleo primitivo» existe hasta la sexta semana. En el movimiento de flexión, la pelvis está también
en flexión, y el pie con pronación del tobillo. Durante el movimiento de extensión del «pataleo
primitivo», se extiende sólo la rodilla, quedando en flexión la pelvis y el muslo. Esta extensión de la
rodilla con el muslo flexionado se produce por la acción del m. rectus femoris. Las otras porciones del
m. quadricep femoris (pars intermedius, medialis y lateralis) apenas participan en la extensión de la
rodilla, a esta edad. Su función en el desarrollo motor aparece cuando se desarrolla el apoyo sobre la
rodilla. Después de la sexta semana, en el niño con desarrollo ideal, el pie pasa a la posición media,
desde la pronación, en el movimiento de flexión de la pierna. En la PCI, el m. quadriceps se queda
funcionalmente en el nivel de desarrollo del «pataleo primitivo», manteniendo durante el resto de la
vida los contenidos motores del «pataleo primitivo» (ver también «pes valgus»: pág. 85). Esto se
manifiesta, después de la verticalización, en la rótula elevada (ver pág. 67 y 88).
La reptación refleja 81

M. quadriceps
femoris Isquiotibiales

Fig. 36. En el enderezamiento del muslo por las tres porciones cortas del m. quadriceps, se produce la
extensión de la columna lumbar y la flexión de la cadera (pelvis) mediante la contracción del m. iliopsoas
en sentido distal, hacia el muslo. Ello provoca una contracción de intensidad diferente en los músculos
autóctonos de esa región. Extensión de la pelvis con efecto sobre la musculatura autóctona de la columna
lumbar por la contracción de los isquiotibiales y de la musculatura abdominal (no representada).

ceps femoris son enderezadoras del fémur, y el muslo se convierte en una palanca que se
endereza, «impulsando hacia adelante» a todo el órgano axial. El m. rectus femoris
colabora también en ese movimiento de avance del cuerpo, al tirar del acetábulo en
dirección craneal (fig. 35).
Las tres cabezas cortas del m. quadriceps tienen una función análoga a la de los ms.
braquialis y braquioradialis, que son enderezadores del brazo del lado facial (ver fig. 8).

La función especial del m. iliopsoas (fig. 36)


Cuanto más se carga la rodilla en la fase de apoyo, tanto más se endereza también la
pelvis, traccionando del acetábulo en dirección lateral y craneal sobre el cuello del fémur.
En todo ello hay que mencionar además de forma especial al músculo iliopsoas, que
también se contrae en la fase de flexión de la pierna facial, en la cual, al estar el
punctum fixum colocado proximalmente, produce una flexión y adducción del muslo
(fig. 28a). Cuando se completa la fase de flexión permanece contraído, pero entonces
realiza una función diferente.
El m. iliopsoas tiene su inserción en el trocánter menor. Al venir sus fibras desde la
cara anterolateral de las vértebras lumbares y desde sus apófisis transversas, la dirección
de su contracción durante la fase de apoyo es oblicua, en sentido ventral y lateral, hacia la
rodilla apoyada. Su contracción se produce al comenzar el enderezamiento de la cintura
pelviana. Esta tiene lugar en el momento en que los músculos vastos del cua-
82 El Principio Vojta

driceps femoral enderezan el fémur (fig. 35). Simultáneamente el acetábulo es desplazado


por el m. rectus femoris y por los rotadores externos en dirección craneal y lateral, sobre
la cabeza femoral. Esta tracción oblicua del iliopsoas sobre las vértebras en dirección
ventrolateral tiene un efecto de flexión de la pelvis, inclinando la columna lumbar. Ello
origina un estímulo de elongación de los músculos autóctonos dorsales colocados
oblicuamente con respecto a la columna, tales como los ms. multifidus del lado nucal, o
los ms. intertransversarii lumborum del lado facial, colocados paralelos al eje de la
columna. Con ello aparece una nueva relación de fuerzas en la zona lumbar, con un efecto
diferente en cada hemicuerpo. La musculatura autóctona de la zona lumbar está más
contraída en el lado nucal que en el facial, porque en éste actúa como contrafuerte del m.
iliopsoas (comparar con pág. 96).
Sin esta función de contención del m. iliopsoas sobre la musculatura autóctona del
lado nucal, no es imaginable esta diferente intensidad de contracción en ambos lados,
estando la columna lumbar extendida (pág. 84). Esta intensa diferenciación muscular
tiene una importancia decisiva en el tratamiento de las alteraciones motoras. Esta
situación de contracción diferenciada aparece en todos los patrones fisiológicos de
locomoción recíproca, siendo deficitaria en toda patología motora. También la
extensión de la pelvis, provocada por los isquiotibiales y por la musculatura abdominal,
tiene un efecto de contención de la musculatura autóctona de la zona lumbar.

El movimiento del pie durante la fase de apoyo de la pierna facial


La eversión del pie con abducción de los metacarpianos, que predomina en la fase de
flexión de la pierna facial (pág. 72), cambia durante la fase de apoyo de la siguiente manera:
durante el enderezamiento de la pelvis sobre el muslo, la articulación mediotarsiana se
coloca en posición media, estando la articulación tibiotarsiana en ángulo recto. Las
bóvedas longitudinal y transversal del pie se despliegan completamente por la acción
muscular sinergista. Esta posición del pie, que aparece sólo cuando hay un enderezamiento
de la pelvis, es ya la preparación del movimiento de inversión del pie en la pierna nucal
durante la fase de apoyo y de impulso. Para que esto ocurra en el mismo pie, tiene que
haber cambiado la posición de partida de la cabeza y de los brazos.
El movimiento del pie desde la eversión hasta la posición media, muestra qué tipo de
coordinación muscular tiene lugar en la pelvis: si aparece la eversión, los músculos
enderezadores de la pelvis no han entrado aún en acción, sino que la pierna y la pelvis se
encuentran en la fase de flexión del ciclo del paso. Pero si aparece el movimiento del pie
desde la eversión hasta la posición media, formándose la bóveda plantar, se ha
conseguido el enderezamiento de la pelvis sobre la pierna facial (fase de apoyo) (ver
pies págs. 80 y 85). Con ello volvemos a señalar que la motricidad de las partes acras
nos sirve de control para saber qué acciones musculares están ocurriendo en el órgano axial.

2.64 Fases de apoyo y de impulso de la pierna nucal

La función de enderezamiento de la pelvis con apoyo en la rodilla facial empieza


cuando ya se ha producido el apoyo sobre el brazo facial y cuando la cabeza ha girado, por
tanto, hacia el lado nucal. Sobre este nuevo lado facial de ahora tiene que producirse el
enderezamiento de la cintura escapular sobre el apoyo del brazo.
La reptación refleja 83

M. glutaeus med. M. rectus femoris

M. vastus lat. M. quadriceps


femoris

M. semimem-
branosus
M. serratus post. inf.
Caput longum M.
bíceps femoris
M. rectus abdominis \ M. semitendinosus

Fig. 37. En la fase de apoyo y de impulso de la pierna nucal los rotadores externos mantienen el
muslo en una rotación externa segura, mientras que los isquitibiales y la pared abdominal (los músculos
oblicuos no están dibujados) extienden la pelvis. Los músculos serrati posteriores inferiores con su acción
de extensión y de control de la rotación de columna en la charnela lumbosacra. Extensión del muslo de
la rodilla por la acción antigravitatoria de las tres porciones cortas del quadriceps. Al contraerse hacia la
rodilla, la pierna se convierte en una palanca sobre la que el tórax es impulsado hacia el codo apoyado.

La rodilla de apoyo, situada todavía en el lado facial, se encuentra, al girar la


cabeza, en el lado nucal. En la reptación refleja, el enderezamiento —es decir, la fase de
apoyo del ciclo del paso —tendrá lugar ahora lógicamente en el lado nucal. A partir de la
fase de apoyo se desarrolla la fase de impulso.

El movimiento en la charnela dorsolumbar y en las articulaciones de


cadera y rodilla (fig. 37)
La actividad extensora de la pierna nucal, durante la fase de apoyo, se distingue por la
contracción masiva de los rotadores externos del muslo. Aquí también tiene lugar el
mismo efecto recíproco que en la fase de apoyo de la pierna facial, entre los rotadores
externos y los adductores del muslo (fig. 34). Los rotadores externos de la cadera del
lado nucal realizan la acción sinergista del modo siguiente: al estar contraídos hacia la
fosa intertrocantérea, mantienen la pelvis centrada en el plano transversal, mientras
que el grupo de los isquiotibiales y la cadena muscular abdominal contraída en sentido
craneal, enderezan la pelvis en el plano sagital.
La rotación externa de la cadera se contrarresta de forma elástica por la acción de
ambos músculos serrati posteriores inferiores, colocados en la charnela dorsolumbar.
Éste es el «punto neurálgico» en el que siempre se produce también la cifosis infantil.
84 El Principio Vojta

Los músculos serrati posteriores inferiores están colocados de forma oblicua, dorsal y
lateralmente al final de la columna rotadora y unen, a través de las cuatro últimas costillas, la
caja torácica con las apófisis espinosas de la D12 y las primeras vértebras lumbares.
Debido a su función de contrafuerte tienen además un efecto de extensión de la charnela
dorsolumbar de la columna. La extensión del tronco se produce con diferente intensidad de
contracción en ambos hemicuerpos, porque la musculatura ventral (pared abdominal) tira de
la sínfisis en dirección craneal, mientras que la pierna nucal se encuentra en las fases de
apoyo-impulso y la columna lumbar del lado nucal se extiende (págs. 82 y 82).
Los músculos serrati posteriores inferiores, colocados a ambos lados, se encuentran
así en distinta situación de distensión, es decir, de forma diferenciada, y reaccionan
contrayéndose también de forma distinta. Su estrecha relación con la musculatura
autóctona y con la cifosis que aparece en esa zona, en la patología, se describe en el
apartado 4.6.2.
La extensión estable de la pelvis sobre la pierna nucal, mantenida por los rotadores
externos, contiene un elemento de locomoción y de enderezamiento. Y ello porque la
sínfisis se mueve en dirección craneal, y la tuberosidad isquiática en dirección ventral,
debido a la contracción, claramente visible, de los isquiotibiales. Los músculos isquio-
tibiales funcionan en el lado facial durante la fase de flexión como flexores de rodilla
(pág. 72) y aquí, en el lado nucal, en la fase de apoyo y de impulso, como extensores de
cadera. Sin embargo ellos sólo pueden asumir ese trabajo cuando toda la pierna —también
la rodilla— permanece en actividad extensora. El músculo glutaeus maximus juega
sólo un papel secundario en el patrón de la reptación refleja, porque en el movimiento de
avance sólo tiene que mantener la extensión de la cadera provocada por los isquiotibiales,
sin participar en toda la amplitud angular de ese movimiento de extensión.
Para explicar la diferenciación funcional del m. glutaeus medius en la reptación refleja,
recordemos su función en el lado facial. En la fase de flexión es sinergista de los flexores
de cadera, y está contraído en dirección proximal (fig. 28b). En la fase de apoyo de la
pierna facial permanece contraído, pero entonces con otra función y otra dirección de
contracción. Aquí el glutaeus medius es enderezador de la cintura pélvica en el plano
transversal y tira de ella lateralmente, sobre la cabeza femoral (fig. 34a y b).
En el lado nucal, tanto en la fase de apoyo como en la fase de impulso, el m.
glutaeus medius se contrae en sentido distal, ejerciendo un efecto mantenido de rotación
externa sobre la cadera.
Las tres cabezas cortas del quadriceps femoris extienden el muslo desde la rodilla.
Tienen una acción antigravitatoria, y el muslo se convierte en brazo de palanca sobre el
cual es impulsado todo el tronco en dirección craneal y medial, en el plano frontal, en
sentido oblicuo al eje del cuerpo y en dirección hacia el codo apoyado.
La contracción de los adductores y abductores es bien visible en la extensión de la
cadera nucal. Trabajan de forma sinérgica con los rotadores externos y con el grupo de
los isquiotibiales. Sin este trabajo conjunto, altamente diferenciado, de estos músculos de
la cadera, esta articulación iría necesariamente a la rotación interna durante la fase de
apoyo y de impulso.

Los movimientos en el pie: el eje de la articulación tibiotarsiana durante la


fase de apoyo y de impulso de la pierna nucal (fig. 38)
La posición del pie del recién nacido tiene dos particularidades:
La reptación refleja 85

M. tibialis ant.

Fig. 38. En la fase de apoyo y de impulso de la pierna nucal se sobreponen los ejes longitudinales del
calcáneo y del astrágalo en el plano sagital, por la acción sinérgica del m. tibialis anterior, m. tibialis
posterior y ms. peronei. Rotación externa simultánea de la cabeza del fémur en el acetábulo y efecto
indirecto de inversión del talón por medio del m. popliteus. La dirección de la contracción muscular va
hacia el punto de apoyo del talón.

1. El recién nacido tiene los pies en eversión. El eje longitudinal del calcáneo está desviado
lateralmente con relación al eje longitudinal del astrágalo.
2. El talón está ascendido porque el calcáneo no se ha colocado todavía debajo del
astrágalo.

El calcáneo se colocará más tarde debajo del astrágalo cuando se hayan modificado las
funciones de enderezamiento y las cargas musculares, debido al cambio postural de todo el
cuerpo. Cuando el niño inicia la marcha libre, los pies están aún en valgo. Esto cambiará a
los tres años, cuando se desarrolle la bóveda del pie, debido a la diferenciación de toda la
musculatura esquelética.
Cuando hay una amenaza de parálisis cerebral, o cuando se desarrolla una parálisis
cerebral, la relación entre el astrágalo y el calcáneo permanece a nivel del desarrollo
motor del recién nacido (ver también con relación a esto el pie de pág. 81). Si entonces el
niño intenta ponerse de pie, debido a sus ganas de verticalizarse, la posición calcáneo-
astrágalo permanece como en el recién nacido, y se produce la deformidad del pie (págs.
96 y 109). Esta misma posición patológica del astrágalo y del calcáneo la mayoría de las
veces va unida, en los niños con parálisis cerebral, a una tibia intrarrotada.
En la posición de partida de la reptación refleja, el pie nucal se coloca en ángulo
recto con respecto a la pierna: se estimula la «zona del talón» lo que obliga a la articulación
astrágalo-calcánea a adoptar una posición en la que los ejes longitudinales del calcáneo y
del astrágalo se superponen en el plano sagital. Si al realizar el estímulo en
86 El Principio Vojta

la zona del talón se corrige el valgo del pie, se produce, en principio, sólo un cambio
pasivo del retropié. Este cambio del pie se mantendrá durante el proceso de la locomoción
de una forma activa, debido a la acción sinérgica de los músculos fibularis longus y brevis
(peroneo lateral largo y corto), a la del músculo tibialis anterior y al importante músculo
tibialis posterior. La presión en la zona del talón tiene también un efecto lejano en la
pierna, a nivel del músculo popliteus (fig. 40). La presión en la zona del talón se transmite
por la articulación tibio-tarsiana al eje longitudinal de la pierna, provocando un stretch en el
m. popliteus. Al contraerse éste, lo hace en dirección caudal, hacia el punctum fixum, y
mueve el muslo hacia afuera. Esto es importante si se tiene en cuenta que en las
alteraciones de la parálisis cerebral, la problemática del pie equino-valgo está unida casi
siempre a una tibia rotada hacia dentro y a una rotación interna del fémur.
El m. popliteus no actúa durante la reptación refleja, produciendo solamente una
rotación externa del fémur de la pierna nucal, sino que determina también la carga del pie.
Actuando sinérgicamente con el m. tibialis posterior, provoca de forma indirecta la
inversión del talón y una buena descarga del peso sobre el talón durante la fase de apoyo.
Resumiendo se puede decir que, al completarse la reptación refleja, el pie nucal se
apoya de forma activa en el plano de apoyo, manteniéndose en ángulo recto y en
inversión. De esta manera el calcáneo y el astrágalo se colocan en el eje longitudinal de la
pierna. Esta actividad muscular es desencadenable, en el patrón de la reptación refleja, ya
desde el período neonatal; aparece por la acción muscular sinérgica, y no tiene que ser
mantenida o corregida pasivamente por el terapeuta. El movimiento de esta pierna en el
recién nacido, y también en el paciente de mayor edad, es comparable a la fase de apoyo
y de impulso del ciclo del paso, en donde también se activa el m. tríceps surae.

La diferenciación funcional del m. tríceps surae en la fase de apoyo y de


impulso de la pierna nucal (fig. 39)
Partiendo del ciclo del paso del hombre sano, la colocación descrita del calcáneo y del
astrágalo en el eje longitudinal de la pierna es la condición para que, durante la fase de
apoyo, el peso del cuerpo sea amortiguado de manera elástica en todas las articulaciones
de la pierna. A la fase de apoyo precede la fase de relajación (movimiento de extensión,
con el punctum fixum colocado proximalmente).
Para que actúe el m. tríceps surae, es decisivo que, entre las fases de relajación (en el
lado facial, 2.6.1) y de apoyo (en el lado nucal), no se mueva la articulación tibio-tarsiana,
sino que el pie siga manteniéndose en ángulo recto de forma activa. Con el pie en flexión
dorsal de tobillo, el peso del cuerpo es amortiguado de manera elástica, durante la fase de
apoyo, por el m. tibialis anterior, el m. tríceps surae y el m. quadriceps femoris,
produciendo estos dos últimos una extensión de rodilla. El músculo gastrocnemius se
convierte aquí en un músculo biarticular, al contrario que en la fase de apoyo de la pierna
facial, donde tenía una función uniarticular de flexión de rodilla (fig. 30). Ahora en la
pierna nucal, contraído en sentido distal, actúa como extensor de rodilla, contra la
flexión. Se ha producido una diferenciación funcional con respecto a la fase de relajación
de la pierna facial.
Al contraerse distalmente hacia el punctum fixum en el talón, el m. gastrocnemius
La reptación refleja
87

3 porciones cortas del M.


quadriceps femoris

Fig. 39 a y b. El peso del cuerpo es amortiguado de manera elástica en la fase de apoyo por la función
sinérgica del m. quadriceps femoris y del m. tríceps surae. Al contraerse distalmente actúan en contra de
la flexión de la rodilla, extendiéndola. En la fase de apoyo y de impulso, el m. gastrocnemius de los
cóndilos femorales en sentido dorsal, de modo que la rótula alta se mueve caudalmente sobre el
ligamento rotuliano. La fuerza de empuje hacia adelante del m. tríceps surae se realiza fundamentalmente
a través del m. soleus, el cual extiende la pierna en el tobillo y empuja el peso del cuerpo, al estirársela
pierna, hacia el brazo facial apoyado.
88 El Principio Vojta

Fig. 40. Función sinérgica del m. soleus, m. tibialis posterior y m. plantaris en la fase de impulso de la
pierna nucal. Al dirigir su contracción distalmente, hacia el punto fijo en el talón, provocan la extensión
del tobillo y el movimiento de avance del tronco. El m. popliteus, al contraerse en sentido distal, provoca
la rotación externa del fémur y, con ello, aumenta la contracción de la porción medial del gastrocnemius.

tira de los cóndilos femorales en dirección dorsal. Con ello la rótula elevada de la
patología es traccionada en dirección caudal por el ligamento rotuliano (ver pies págs. 80
y 85) y desaparece el genu recurvatum. En la fase siguiente de impulso, el m. tríceps
surae —es especialmente el m. soleus el que extiende la pierna en el tobillo— transporta,
por el efecto hacia adelante del impulso de su patada, todo el peso del cuerpo hacia el
brazo de apoyo, en sentido oblicuo con respecto al eje longitudinal del cuerpo. En un
sentido más amplio, el m. plantaris actúa también aquí.
La diferenciación de la función muscular del m. tríceps surae en la pierna nucal
tiene una especial importancia en el tratamiento de las alteraciones motoras cerebrales. La
problemática del pie equino aparece en estos pacientes en la fase de verticalización,
porque el tríceps surae dirige solo su contracción en sentido proximal. Su deficiente
diferenciación funcional, en la que falla sobre todo su función como extensor de rodilla,
se puede apreciar, entre otras cosas, en el genu recurvatum, en el que la rodilla no es
mantenida activamente en extensión, sino de forma pasiva.

La musculatura de la pierna y del pie en la fase de impulso del paso:


la inversión del pie con flexión de los dedos y flexión plantar hasta la
posición neutra de 0° (fig. 40)
Por motivos técnico-terapéuticos no se deja que se produzca la extensión de la pierna, la
cual debía aparecer en la fase de impulso, sino que se mantiene la pierna en la posición
de partida. Sin embargo, esta fase de impulso se puede apreciar en el perfil de la
La reptación refleja 89

musculatura del siguiente modo: la articulación tibiotarsiana permanece en ángulo


recto (posición 0°). Con ello aparece una flexión de los dedos y del antepié, con
contracción de los músculos interóseos plantares, y se «pliega» la planta del pie. En
esto actúan sinérgicamente los ms. soleus, tibialis posterior y plantaris, contrayéndose
en dirección distal. En esta acción sinérgica, mueven el extremo próximal de la tibia y el
cóndilo lateral femoral en dirección dorsal, provocando un impulso hacia adelante del
tronco.
La contracción de la porción medial del m. gastrocnemius se hace más intensa por la
acción sinérgica del m. tibialis posterior y del m. popliteus (pág. 86). Porque al contraerse
este último en dirección distal, se distiende la porción medial del gastrocnemius,
estando el fémur en rotación externa; entonces se contrae de forma más intensa que la
otra porción lateral del músculo.
Considerada en su conjunto, la actividad muscular de la pierna nucal puede ser
comparada con la función muscular que aparece en la marcha bípeda en la fase de
impulso del paso. Todo este proceso indica que el patrón de la locomoción refleja —aquí
el patrón de la reptación refleja— contiene un arsenal de patrones parciales que aparecen a
lo largo de la ontogénesis postural, hasta su término. La flexión de los dedos es evidente
tanto en la reptación refleja, en la pierna nucal, como en la marcha bípeda. Pertenece a
la fase de impulso y puede ser comparada con un movimiento de prensión de los dedos.

Los pequeños músculos del pie


Para entender la función de los pequeños músculos del pie en el marco del proceso global
de locomoción, remitimos a los movimientos de la mano del lado facial y nucal (págs.
46, 57). En el patrón global de locomoción están incluidas, naturalmente, las partes
acras; su movimiento está integrado en el complejo de locomoción. Dependiendo de su
actividad, podemos valorar si el SNC es «accesible» al impulso desde los niveles más
bajos hasta los más altos, o si predominan bloqueos funcionales. En la contracción de
estos pequeños músculos, que es fácilmente observable, podemos valorar si el «patrón
global» se realiza de forma completa.
Los movimientos de las partes acras aparecen cuando el órgano axial y las cinturas
de las extremidades se mueven en el sentido de la locomoción, es decir, cuando se ha
producido la rotación externa en las grandes articulaciones proximales de los miembros.
El pie de la pierna facial se despliega en la fase de flexión. Con relación a la
locomoción, esto significa que los huesos del metatarso se abducen en la fase de
flexión de la pierna para que el pie pueda «agarrar» el suelo ampliamente durante la
fase de apoyo y pueda impulsarse hacia adelante, como desde un trampolín elástico en
la fase de impulso, es decir, en el movimiento de avance. El pie tiene que haber
«agarrado» previamente el suelo, para poderlo utilizar para este impulso.
Este movimiento del pie lo podemos comparar con el de la mano del niño pequeño al
coger un objeto. Para poder coger intencionadamente un objeto con la mano, no sólo
tienen que estar los dedos extendidos, sino que la palma de la mano tiene que estar
desplegada. Si no aparece este despliegue, el niño podrá coger el objeto con los dedos,
pero no con toda la mano, como es el caso, por ejemplo, de la espasticidad y de la ate-
tosis (discinesia).
90

El Principio Vojta

La prensión del suelo con el pie del lado nucal se manifiesta, en la fase de apoyo de la
reptación refleja, porque aparece una flexión de los dedos del pie y del antepié, estando
éste en inversión. Mientras tanto, el antepié permanece desplegado, es decir, con los
metatarsianos abducidos. En el desarrollo motor del niño, junto a los movimientos de
prensión de la mano, se ven movimientos asociados de prensión de los pies (Vojta 11974,
1981). Puesto que en el pie falta obviamente la oposición del primer dedo, la inversión es
más acusada (fig. 41).

Fig. 41a y b. Postura de un niño de seis meses: prensión con los pies. Al realizar la prensión prepositiva
con las manos, aparecen movimientos de prensión asociadas de los pies, (a) Con cuatro meses aparece
la prensión dirigida de los pies de inversión, los muslos son llevados a flexión, ligera abducción y
rotación externa, y las piernas mantenidas en una extensión de 90°. (b) Mientras el niño realiza la
prensión con el pie. las manos se mueven hacia la boca, como queriéndose llevar el objeto "imaginario"
cogido con las manos o los pies hacia la boca. El niño de la foto tiene una edad de seis meses y medio.
La reptación refleja 91

2.7 Los movimientos en la región del órgano axial

Al describir los movimientos de las extremidades en la reptación refleja, se hizo constante


referencia a su estrecha relación con la actividad muscular del órgano axial.
Concedemos una especial importancia a la postura y al movimiento del tronco y de la
cabeza (el órgano axial), porque en la locomoción refleja las extremidades son
consideradas casi exclusivamente como apéndices activados del tronco (1.8.1). Al
extremo craneal del órgano axial —que es la cabeza y la zona cervical —se le designa
órgano resultante y órgano efector. En la motricidad espontánea ambos se integran en la
motricidad dirigida (2.4.3).
La reptación —con el punto de apoyo localizado en el codo y en la rodilla— no se realiza
como tal en la ontogénesis motriz. Pero la reptación refleja contiene analogías filogenéticas con
el cuadrúpedo que mueve la cabeza como «órgano de orientación», por ejemplo como el
animal que utiliza la cabeza como órgano de prensión para la toma del alimento.
El niño también utiliza la boca como órgano de prensión hasta el final del primer
trimestre (fig. 41). Esta función empieza en el recién nacido cuando «coge» con la lengua
el pezón de la madre al mamar. En el niño PC con tetraplejia, cuyas manos no han
desarrollado ninguna posibilidad de prensión, la cabeza permanece durante toda la
vida como único órgano con el que puede realizar movimientos dirigidos, como por
ejemplo, el escribir. También se mueve la cabeza de forma dirigida al realizar la
orientación óptica, acústica y olfatoria. Pero su movimiento se hace especialmente
diferenciado al realizar las señales interindividuales: en el hombre mediante el lenguaje,
y en el mundo animal con el ladrido, el silbido de la serpiente, el mugido de la vaca, etc.
La actividad en la zona del tronco ha sido descrita, hasta ahora, sólo desde el punto de
vista de la función de enderezamiento de las cinturas escapular y pélvica. A continuación
se abordan los verdaderos movimientos del tronco, que dependen de la actividad de la
columna vertebral.

2.7.1 Movimientos del eje de la cintura escapular

Al aparecer el apoyo del codo en el lado facial, el hombro se convierte en un disco


giratorio, en la que se concentra todo el mecanismo de locomoción de la reptación refleja.
Partiendo de la posición de partida del niño pequeño, en el que predomina una posición casi
paralela entre los ejes de la cintura escapular y pélvica, aparece un cambio tridimensional del
eje escapular. Los músculos dorsales y ventrales del tronco, incluido el m. se-rratus
anterior, se concentran en la escápula (fig. 3a). El m. latissimus dorsi, colocado
dorsalmente, une el tronco con el brazo. Lo mismo ocurre con el m. subescapularis, aunque
este músculo no se puede incluir directamente ni en la musculatura dorsal, ni en la lateral
(figs. 4b, 5, 9a, 1 Ob, c, 11). La musculatura ventral que une el tronco y el brazo está
representada en primer lugar por el m. pectoralis major (fig. 4). A este grupo pertenece
también el m. pectoralis minor, que se inserta en la apófisis coracoides de la escápula.
A partir de la función sinérgica y bien equilibrada de la musculatura dorsal, lateral y
ventral, y al extenderse la columna dorsal, se produce un desplazamiento del centro de
gravedad del cuerpo en dirección lateral, dorsal y craneal, hacia el codo apoyado.
M. semispinalis capitis
und cervicis

Fig. 42 a, b. Giro de la cabeza con extensión de la columna cervical mediante la función sinérgica de
los músculos ventrales del cuello: m. longus colli y m. longus capitalis (ver fig. 65, aunque está
representada en decúbito dorsal). Junto con los ms. semispinalis cervicis y capitis (a) y los ms. splenius
cervicis y capitis (b) llevan la columna cervical desde la hiperlordosis al centro.
La reptación refleja 93

Con ello, el eje de la cintura escapular se mueve sobre el punto de apoyo y de rotación
del hombro facial, en dirección craneal. El movimiento del eje escapular está dirigido
desde el acromion del hombro nucal. Con ello disminuye el ángulo entre la caja torácica
y el brazo apoyado, hasta que se alcanza el máximo enderezamiento. Este cambio
angular está estrechamente vinculado al movimiento de paso del brazo nucal, es decir, a
la primera fase del ciclo del paso.
En relación con el desarrollo motor humano, y como ya ha sido descrito, esto
quiere decir que, al modificarse el ángulo del hombro facial (articulación de apoyo),
aumenta el espacio para la extremidad contralateral prensora en el decúbito ventral,
haciéndose así posible la prensión (ver Vojta '1974). Las funciones musculares necesarias
para ello fueron descritas en el epígrafe 2.3, entre otras.

2.7.2 El movimiento de extensión en el órgano axial /

Zona cervical (fig. 42)


En la reptación refleja, el movimiento más importante en la zona cervical es la rotación de la
cabeza, desde una posición asimétrica oblicua hasta la posición oblicua contraria. Esto se
produce pasando por una extensión del cuello. Al principio la cabeza está girada hacia el
lado facial, con el cuello extendido, apoyándose sobre la eminencia frontal del lado nucal. Al
final del movimiento, la cabeza está girada hacia el primitivo lado nucal, colocada en
posición oblicua y girada hacia arriba. Condición para este movimiento de giro en rosca
helicoidal, el cual juega un papel importante en la toma de alimento y en la orientación, es la
extensión de la columna. Si ella no está garantizada, no es posible el giro completo de la
cabeza o éste se encuentra muy limitado. En el desarrollo motor patológico, la cabeza está
reclinada, y el movimiento del giro está limitado a la articulación craneocervical, sin rotación
de la columna cervical extendida y sin que se incluya el resto de la columna.
Es condición para que se extienda la columna cervical el que se activen los músculos
ventrales, a los que pertenecen sobre todo el m. longus colli (m. largo del cuello) y el m.
longus capitis (m. recto anterior mayor de la cabeza) (ver fig. 65 en decúbito dorsal). Ellos
modifican la columna cervical, llevándola de la hiperlordosis a una posición media. Al
grupo de los extensores y rotadores de la columna cervical pertenece el m. semispinalis
cervicis y capitis (m. semiespinoso), que está incluido en el grupo de los músculos
autóctonos oblicuos (fig. 42a), y es uno de los más potentes de la nuca, y el m. splenius
cervicis y capitis (fig. 42b). Sin embargo, estos músculos sólo pueden funcionar,
impidiendo la reclinación de la cabeza, cuando se contrae la musculatura ventral. Los
músculos extensores del cuello, con su función altamente diferenciada, puesto que no
están colocados justo dorsalmente con respecto al eje longitudinal de la columna, sino
que siguen un recorrido oblicuo, tienen también a su vez una función de rotación
(extensión y giro de la cabeza y cuello; ver también 2.4).

La zona torácica (fig. 43)


Al hablar de la región torácica, ya se mencionó la rondón extensora de los ms. rhorn-
boidei y del m. trapezius (pars transversa y ascendens) (fig. 3a, b, 4a). Pero los
verdaderos extensores de la columna son los músculos autóctonos.
M. iliocostalis M. longissimus

Tracto lateral de la
musculatura autóctona

Mm. interspinalls Mm. spinalis Mm. interspinalis

Tracto medial oblicuo


de la muse, autóctona

Mm. rotadores M. multifidus


Tracto medial recto de la
musculatura autóctona

Fig. 43 a-c. Los músculos autóctonos. Con la acción sinérgica y antigravitatoria de la musculatura
ventral (figs. 26 y 37), la musculatura autóctona controla el movimiento y la posición de cada una de
las vértebras.
La reptación refleja 95

A la musculatura autóctona pertenecen también, además del tracto lateral (m.


iliocostalis, m. longissimus), el tracto medial (el sistema recto autóctono con los ms.
interspinalis y m. spinalis) y el sistema oblicuo (con los ms. rotadores, multífidos y se-
mispinalis). Los músculos cortos del sistema recto y oblicuo de la musculatura
autóctona unen cada una de las vértebras directamente entre sí, o saltan sobre una o dos de
ellas. Actúan con ello sobre cada uno de los segmentos de la columna.
Al contrario que otros músculos esqueléticos, la musculatura autóctona no posee
fascia de revestimiento. Por el contrario, el tejido conjuntivo que separa unos fascículos
musculares de otros, es enormemente grande. Sobrepasa el 25% de la masa muscular. Esto
puede ser entendido como dispositivo de protección contra la dislocación de cada uno de
los segmentos de la «columna» vertebral, protegiéndola de cualquier acción repentina o
pasiva provocada desde fuera.
Pero todavía es más importante lo siguiente: si se contrae, por ejemplo, en el lado
izquierdo esta musculatura, que está organizada segmentariamente, se produce una
distención en los músculos del lado derecho, facilitándose su consiguiente contracción.
Pero no se distiende sólo el tejido muscular del lado derecho, sino también toda su
tejido conjuntivo, que se tensa a continuación como la cuerda de un arco. Esta fuerza
de tensión es almacenada en el tejido conjuntivo. Al ceder la contracción muscular en el
lado izquierdo, la fuerza almacenada (en la cuerda del arco) se libera a la derecha, con
la consiguiente contracción de la musculatura derecha. A causa de ello, se
distiende ahora la musculatura del lado izquierdo, y todo el proceso, que en un
principio fue guiado desde el lado izquierdo, será conducido ahora desde el derecho.
La unión de las fascias musculares con las fibras conjuntivas provocan un servo-
mecanismo de autorregulación segmentario opuesto, conteniendo un automatismo
que, cuando es atrapado en un patrón cíclico de locomoción, como en la locomoción
refleja, debe actuar como un enorme generador de fuerza automático.
En las situaciones de patología, como en la PCI, en las que los extensores de tronco (la
musculatura autóctona) no entran en funcionamiento, se puede conseguir su activación a
través de la locomoción refleja. Cuando esta musculatura funciona se elimina la cifosis
dorsal, produciéndose el despliegue de la caja torácica y haciéndose más intensa la
respiración costal (ver 2.7.4), que siempre está limitada en las PCI. :"'

La zona lumbar
La activación de los extensores de tronco presupone la existencia en la zona lumbar de
una contracción sinérgica de la musculatura ventral. Con ello se actúa en contra de la
fatal persistencia de la flexión de la pelvis y de la lordosis de la columna lumbar. Estas
posturas anómalas de la pelvis y de la columna vertebral se manifiestan especialmente en
el decúbito ventral, pero también en la fase de verticalización en las alteraciones
posturales leves, en el comienzo de toda alteración motora cerebral, y también en las
discapacidades motoras más severas.
Al describir la función del músculo iliopsoas del lado facial (fíg. 36), ya se llamó la
atención sobre la función sinergista de la musculatura ventral y dorsal de la zona lumbar.
Este músculo extiende la columna vertebral en la reptación refleja (ver también la
diferente intensidad de contracción de la pared abdominal, pág. 72). Esta extensión
aparece al flexionarse la pierna facial, durante el desplazamiento craneal del eje de la
cintura pélvica y también en la fase de apoyo de la pierna facial.
96 El Principio Vojta

En esta contracción sinérgica de la musculatura abdominal, la sínfisis es fraccionada


en dirección craneal por la contracción de los músculos rectos abdominales.
También al describir la extensión de la pierna nucal, se llamó la atención sobre la
extensión de la articulación de la cadera y la posición media de la charnela lumbosacra
debido a la extensión de la pelvis (ver pág. 83). A pesar de la diferente intensidad de
contracción de la musculatura dorsal y ventral de la zona lumbar, está garantizado el
que la columna lumbar se coloque en posición media en el plano sagital. El que además
permanezca también extendida en el plano frontal se explica, sobre todo, por la función
equilibrada de los músculos laterales del tronco, el m. latissimus dorsi y el m. quadratus
lumborum: a través de sus fibras colocadas bastante fuera del eje longitudinal medio
del cuerpo y paralelas a la columna, producen una flexión lateral en el movimiento
fásico de la pierna facial, provocando una contracción de la musculatura autóctona (ver
pág. 72). A través de sus fibras que fraccionan de las apófisis espinosas, producen un
efecto de rotación de la columna, que actúa extendiendo la zona situada por debajo del
vértice de la cifosis, es decir, en la zona de la 10a -12a vértebra dorsal (figs. 31, 33 y 35).
Con respecto a la importante y decisiva función retadora del m. serratus posterior inferior
ver fig. 37, y los epígrafes 4.9.1 y 4.9.3.
Ya fue mencionada la diferente intensidad de contracción de la musculatura dorsal en
la zona lumbar (págs. 81 y 82), que es mayor en el lado nucal. También el grupo
muscular abdominal, al que pertenece entre otros el m. iliopsoas, trabaja de una forma
diferenciada, estando más contraído en el lado facial (fig. 36). Vemos así en la zona
lumbar, por ejemplo, en el lado derecho, una mayor contracción en la cara dorsal, y en el
lado izquierdo en la cara ventral. Esta diferente contracción de la musculatura dorsal y
ventral del tronco se puede explicar tanto por la función de enderezamiento en la cintura
escapular del lado facial, como también por efecto de la extensión de la pierna nucal,
provocando el desplazamiento del centro de gravedad del cuerpo en dirección hacia el
codo apoyado.
Las diferentes situaciones de contracción presuponen una enorme diferenciación de
la función muscular, la cual siempre falta en las alteraciones del control postural. Los
músculos abdominales y el m. iliopsoas tienen alterada su función en esos casos. Su
coordinación con la musculatura dorsal y con la musculatura que rodea las articulaciones
de las cinturas (hombros y caderas) está fuera del control sinérgico. Este desmoronamiento
de la acción sinergista aparece también en la PCI y en las alteraciones puramente
ortopédicas de la locomoción.
En la ontogénesis motora, por lo menos el 20% de los niños muestran déficits pos-
turales funcionales, que son ocasionados por estos fallos del sinergismo muscular. A
ellos pertenecen el abdomen abombado, la cifosis en sedestación, el genu valgo, la
hiperlordosis, la coxa valga y el pie varoadducto o el pie valgo. Clínicamente se anuncia ya
el futuro déficit motor en el retraso del volteo, es decir ya en el sexto mes de vida
(Schirm et al. 1986; Vojta 1969b).

2.7.3 La cadena muscular abdominal

La cadena muscular abdominal es la unión «blanda» del tórax con la pelvis. Formando
parte de la musculatura ventral, es responsable, en la locomoción, de la cohesión entre el
tórax y la cintura pélvica.
La reptación refleja 97

El m. transversas abdominis, adherido a la vaina común de los ms. rectos abdominales


y viniendo dorsolateralmente de la fascia transversalis, se encuentra en una situación
especial en el sistema de la reptación refleja: se distiende de forma diferente en cada
lado. En el lado facial, esa distensión se produce por la contracción de los músculos
quadratus lumborum y latissimus dorsi (dorsal ancho). Se desencadena por la inclinación
de la pelvis (fig. 31) y tiene, naturalmente, un vector lateral. En el lado nucal el m.
transversus abdominis se distiende en toda su amplitud en dirección hacia la convexidad
de la columna vertebral. El estímulo de distensión se dirige medialmente. Esta
distensión también es producida por la contracción de la musculatura colocada
lateralmente a la columna (m. latissimus dorsi y m. quadratus lumborum) del lado facial.
Debido a estos estímulos bilaterales de distensión, el efecto de la contracción del m.
transversus abdominis, en el complejo de coordinación de la reptación refleja, se tiene
que concentrar hacia el medio.
En edad preescolar, el 100% de los niños con PCI muestran un déficit funcional del m.
transversus abdominis, que se manifiesta por la diástasis de los ms. rectos abdominales
(Vojta, 1959). También es deficitaria la función de la musculatura oblicua abdominal.
Si al aplicar la terapia de la locomoción refleja aparece la distensión del m.
transversus abdominis, ésta produce su consiguiente contracción. Esto provoca a su
vez la contracción del m. obliquus abdominis externus del lado facial, en sentido
craneal y lateral. Con ello, el m. transversus abdominis interviene de forma directa en la
tracción que provoca el desplazamiento de la cintura escapular hacia el punto fijo
del codo.
Hasta ahora no se había hablado de la función locomotriz de la musculatura
abdominal. Su función locomotriz está relacionada con toda la musculatura del tronco,
porque el m. obliquus abdominis externus está contraído en dirección al brazo apoyado. Y
así la contracción del m. pectoralis major, y en último término la del m. serratus anterior
del lado facial, es sólo la continuación de la contracción de la cadena muscular ventral,
la cual empieza en el músculo obliquus abdominis externus.
El m. rectus abdominis y el transversus abdominis están contraídos durante el
enderezamiento y el avance del tronco, siendo mayor la contracción en el lado facial. La
mayor contracción de este lado depende, entre otros, de la mayor carga de este
hemicuerpo. El m. rectus abdominis, en el movimiento de avance del cuerpo, tira de
caudal hacia craneal. El m. transversus abdominis dirige su contracción hacia el centro
del cuerpo. Ya hemos hablado de la distensión del tronco dirigiendo su convexidad
hacia el lado nucal. Con ello se produce ahora una distensión, en este hemicuerpo,
del m. obliquus abdominis internus, siguiendo la misma dirección que la distensión del
m. transversus abdominis de este lado. El m. obliquus abdominis internus provoca, a
través de la vaina del m. rectus abdominis, una distensión del m. obliquus abdominis
externus del lado facial, el cual se contrae con ello en sentido lateral y craneal, hacia el
brazo de apoyo.

Resumen de la actividad muscular en el órgano axial durante la reptación refleja


La contracción masiva que se produce en los ms. quadratus lumborum y latissimus
dorsi del lado facial, impulsan al tronco hacia la concavidad (fig. 31). Esa contracción se
traduce, a través de la musculatura autóctona, especialmente la del lado nucal, en una
extensión del tronco.
98 El Principio Vojta

En la reptación refleja, la importancia de la musculatura ventral se manifiesta en el


enderezamiento del tronco. El que esta musculatura funcione de una manera coordinada
y sin mecanismos de compensación tiene una importancia decisiva para la locomoción.
Nuestro objetivo es la locomoción bípeda libre. Ésta sólo se consigue con un
funcionamiento combinado, altamente diferenciado, de toda la musculatura del tronco,
cuello y extremidades. Su conjunción produce entonces la locomoción coordinada
con una buena postura corporal. En la reptación refleja la musculatura abdominal
asume la función antigravitatoria y juega un papel central, junto con la musculatura
del cuello y la de las cinturas. En el esquema del patrón recíproco de la reptación refleja,
el punto de cruce de las cadenas musculares abdominales está localizado en la zona
umbilical.
En todas, o la mayoría, de las alteraciones motoras, está alterada la función de la
musculatura ventral. Esto se manifiesta también hoy de forma clara en una de las
alteraciones más frecuentes del mundo civilizado, las lesiones de los discos
intervertebrales. Al aplicar la locomoción refleja, la incoordinación de la musculatura
abdominal es un déficit que aparece una y otra vez. En esto se pone de manifiesto de qué
forma tan sensible reacciona la musculatura abdominal a los mínimos déficits posturales.

2.7.4 Prensa abdominal, respiración, vejiga y suelo de la pelvis

El déficit funcional de la musculatura abdominal a menudo ocasiona también un déficit


funcional de los órganos internos del tórax y de la cavidad abdominal.
En la locomoción refleja —aquí en la reptación refleja— la contracción de la
musculatura abdominal aumenta forzosamente la prensa abdominal. Con ello se
provoca una presión sobre el contenido de los órganos internos, que viene
simultáneamente desde craneal y caudal. La contracción de la musculatura abdominal
actúa como resistencia contra el movimiento del diafragma durante la respiración.
Ambos aumentan la presión intraabdominal, lo que retroactivamente se traduce en una
contracción dosificada del diafragma (ver apartado 3.5).
La experiencia clínica muestra que, en la locomoción refleja, la resistencia muscular
contra la contracción del diafragma produce una respiración más profunda, un
aumento de la amplitud de la caja torácica y un aumento de la respiración costal
(pág. 95). En los niños con PCI tratados con la locomoción refleja se duplica la capacidad
vital, y disminuye el espacio muerto respiratorio. Esto mismo lo comprobó Stierle (1987)
en parapléjicos. La respiración de los niños con PCI es fundamentalmente abdominal, y
su calidad y cantidad dejan mucho que desear.
El aumento de la presión abdominal tiene también como consecuencia una mayor
distensión del suelo de la pelvis, el cual, lo mismo que cualquier otra musculatura,
reacciona a la distensión con una contracción. En las alteraciones del suelo de la pelvis —
por ejemplo en las paresias del suelo pélvico de los mielomeningoceles— aplicando la
locomoción refleja se consigue eliminar, en la mayoría de los casos bastante rápidamente,
la situación parética del esfínter externo del ano (Vojta,31981, y pág. 119).
La contracción del esfínter externo del ano, en la reptación refleja, aparece más
claramente en el lado donde ya se ha activado el enderezamiento.
La reptación refleja 99

Al aplicar la locomoción refleja se evacúa la orina en chorro (ver 3.5). Esto sucede
también en los mielomeningoceles con parálisis vesical y demuestra el efecto de la
presión abdominal sobre la vejiga: la dirección de la presión abdominal se dirige
concéntrica y caudalmente hacia la uretra. Por el contrario, con la prensión manual, es
decir, en el vaciado vesical pasivo, se produce un efecto de presión excéntrico de la
orina contra la pared vesical, con el peligro de provocar un reflujo. Se supone que,
junto a la activación de las neuronas somatomotoras, también se activan las pequeñas
motoneuronas del asta lateral (Clark), de modo que la musculatura lisa de los órganos
internos —como aquí la de la vejiga— está también incluida en el proceso de activación
de la locomoción refleja. De este modo, en los niños con PCI, que frecuentemente sufren
de estreñimiento, aparece una mejoría en el ritmo intestinal. Esto ocurre ya al poco
tiempo del tratamiento. También en los niños con mielomeningocele, que padecen con
frecuencia de estreñimiento y hacen las evacuaciones en forma de pequeñas bolas
duras, la aplicación de la locomoción refleja les normaliza, en la mayoría de los casos, el
vaciado intestinal.

2.8 Actividad en la región orofacial

La actividad de la zona orofacial es la mejor demostración de que los movimientos de la


locomoción refleja están controlados por encima del tronco cerebral. Todos ellos
tienen en común el que la contracción de sus músculos, en sus complicadas funciones, se
dirige en el mismo sentido que el giro de la cabeza (ver 2.8.1-2.8.4 y 1.9.1). En relación
con la posición de partida, la dirección se realiza hacia el lado nucal.

2.8.1 El giro de la mirada

Al mantener la cabeza en la posición de partida de la reptación refleja, los ojos se mueven


de golpe hacia el lado nucal y luego vuelven hacia su primera posición. Este movimiento
ocular tiene un carácter parecido al del nistagmus de fijación, el nistagmus de posición,
en el que el componente rápido sacude en dirección contraria. En no raras ocasiones
se consigue, en la reptación refleja, un giro total de la mirada, es decir, un giro de
ambos ojos hasta la posición final: el ojo del lado nucal se mueve hasta el ángulo
temporal, el ojo del lado facial hasta el ángulo nasal (ver pág. 115).
Esta activación ya es desencadenable en el período neonatal, es decir, en el
momento en el que está presente el llamado fenómeno de ojos de muñeca. A esa edad el
niño todavía no es capaz de fijar la mirada en un objeto.
Tiene importancia la activación de la zona de los ojos mediante la locomoción re-
100 El Principio Vojta

fleja, porque en la mayoría de las alteraciones motoras infantiles —sobre todo en las
diparesias— esta coordinación está alterada en gran medida (ver apartado 1.4.2).

2.8.2 Observaciones sobre la fijación patológica de la mirada

Sólo alrededor de un 20% de los niños con PCI fijada disponen de una coordinación
ocular normal. En las diparesias espásticas infantiles, que son el tipo más frecuente de
PCI, el estrabismo alternante convergente es la regla. A causa de la pérdida de
convergencia de cerca, los niños con atetosis sólo pueden fijar la vista de forma
deficitaria. Además tienen limitada la desviación vertical de la mirada. En las alteraciones
congénitas del cerebelo, además del estrabismo convergente alternante, aparece un
nistagmus de fijación en sacadas irregulares.
En los niños que acabamos de nombrar, la activación con la locomoción refleja —
especialmente en el tratamiento precoz, es decir, antes del tercer mes— tiene un
efecto beneficioso sobre el alcance de estas alteraciones, y se corrige en no raras oca-
siones.

2.8.3 Activación de la boca y del maxilar inferior

Manteniendo la cabeza en la posición de partida, la hendidura bucal se mueve en dirección


hacia el giro planeado de la cabeza. Se trata de un movimiento de la boca muy
diferenciado y complicado, con una coordinación supranuclear, localizada por encima
del núcleo del n. facialis. Al mismo tiempo se produce una desviación del maxilar inferior
hacia el mismo lado (ver apartado 3.6).
En el período neonatal, el contacto con la piel de la cara provoca en el niño sano un
giro de la cabeza y un movimiento de la boca hacia la fuente del estímulo (reflejo de
búsqueda). Este movimiento de la cabeza y de la boca no debe ser confundido con el
movimiento de la boca y del maxilar inferior que podemos observar durante la reptación
refleja. Los movimientos de la boca que vemos en la reptación refleja, ya en el recién
nacido, se ven en el desarrollo motor sólo en la segunda mitad del segundo trimestre. A esa
misma edad aparece también el movimiento lateral de la mandíbula. Ese movimiento
pertenece a los movimientos masticatorios del maxilar inferior, es decir, al triturado de la
alimentación sólida.
Tanto los movimientos coordinados de la boca, como los del maxilar inferior, están
alterados frecuentemente en los niños con parálisis cerebral, y también en los
traumatizados cerebrales y en las apoplejías. En estos pacientes se puede poner resistencia
selectiva, al aplicar la locomoción refleja, tanto en la zona de cada uno de los músculos
mímicos como al movimiento de la mandíbula. Con ello se controlan y se potencian,
mediante el efecto del reflejo de stretch, los movimientos de los patrones innatos y que
están previstos en el SNC .
Los movimientos de la musculatura mímica y del maxilar inferior son posibles sólo
porque estas actividades corresponden al complejo de coordinación de la locomoción
refleja. Actualmente se intenta discutir sus analogías evolutivas. El déficit de coordinación
en la zona oral y en el maxilar inferior aparece con frecuencia en el desarrollo de las
alteraciones de coordinación central y pueden ser tratadas con la locomoción refleja.
.La reptación refleja 101

2.8.4 Motricidad de la lengua y del suelo de la boca. La deglución

Al mantener la cabeza en la posición de partida durante la activación de la locomoción


refleja, se ve la desviación de la lengua hacia el lado del giro planeado de la cabeza, es
decir, hacia el lado nucal. La lengua pierde su forma cónica, frecuente en la patología, se
aplana y se ensancha y presiona contra el suelo de la boca, desplazándose lateralmente
(ver apartado 3.6). Además se produce una fuerte deglución. Seguro que se trata,
también aquí, de una función diferenciada supranuclear de los nervios craneales
motores distales, con localización funcional por encima del tronco cerebral. Es conocido
de la experiencia clínica que muchos lactantes con amenaza de parálisis cerebral tienen
alterada la deglución, lo que dificulta la toma de alimento.
Resumiendo las actividades de la zona orofacial, se puede decir que su zona de
coordinación está localizada por encima del tronco cerebral. Mediante el tratamiento con
la locomoción refleja, se modifica positivamente en los niños con parálisis cerebral la
motricidad del suelo de la boca y de la deglución, como lo demuestra la experiencia de
muchos años. También nos muestra la experiencia, que en los traumatizados cerebrales se
puede influir mucho en esta área.
Sabemos de la ontogénesis motriz que, en la primera mitad del primer trimestre, al
estimular táctilmente los labios y el ángulo de la boca aparece una intensa protracción de
la lengua hacia el punto del estímulo (reflejo de rooting). Si este movimiento reflejo y
selectivo de la lengua aparece debilitado en las primeras seis semanas, se debe valorar
como síntoma patológico.
En el desarrollo patológico, en vez de este movimiento selectivo y reflejo de la lengua
hacia el estímulo, aparece con frecuencia el movimiento alternante de sacar y meter la
lengua, la cual adopta una forma cónica, la denominada «sacudida lingual». Ello es
conocido como un signo patológico, tanto en el desarrollo espástico como en el
discinético —en la atetosis—. En los niños oligofrénicos, la gran lengua caída hacia
fuera aparece como síntoma patológico importante. Mediante la activación de la
locomoción refleja, la lengua se despliega y modifica su forma cónica.
Ya se habló del despliegue de la mano y del pie. Ambos están al servicio del
movimiento prensor, como preparación para el mismo. En el desarrollo motor, la
lengua también pertenece a los órganos prensores. Esto se pone de manifiesto durante la
succión del niño, cuando la lengua desplegada toma el pezón mamario.
Si faltan estas importantes posibilidades de despliegue de la lengua, estará alterado
no sólo la toma de alimento del bebé, sino más tarde también el desarrollo del lenguaje.

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