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Cabeza
La cabeza se coloca pasivamente provocando una extensión del cuello y girándola
unos 30°, de modo que apoye la prominencia frontal en la superficie de apoyo. Se corrige
así la lordosis de la columna cervical.
Por tanto, en la reptación refleja el movimiento de la cabeza se realiza desde una
posición de partida asimétrica.
Brazo facial
El brazo del lado facial está flexionado en el hombro algo más de 120°, pero menos de
135°, y en abducción de 30°. El epicóndilo medial del húmero se encuentra así
apoyado sobre la superficie de apoyo. Con ello la mano está alineada con el hombro
y la cadera. (Los grados angulares se refieren a la posición 0° del individuo de pie.)
El antebrazo se mantiene apoyado sobre la cara volar (palmar).
En la posición de partida de la reptación refleja, el eje longitudinal del húmero
apunta hacia el vértice de la cifosis infantil, que se encuentra en la zona de la charnela
dorsolumbar. En este lugar se encuentra también el punto de máxima rotación de la
columna dorsal.
En el tratamiento de niños mayores o adultos con parálisis cerebral se les coloca en la
mano facial un objeto duro. Sirve para el ensanchamiento pasivo de la palma de la mano
y facilita el sinergismo de los ms. interossei palmares con la contracción isométrica de los
ms. interossei dorsales. En el marco de la reptación refleja, se tiene que producir la
contracción de la musculatura de la mano, encontrándose los metacarpianos en
abducción. A la vez, la mano se cierra en puño, de modo que en la reptación refleja
cede el desequilibrio patológico entre los ms. interossei palmares y dorsales. La mano
desplegada y cerrada en puño se coloca en ducción radial. Hay que tener esto en
cuenta, ya que en las manos patológicas de la parálisis cerebral predomina la desviación
ulnar.
Brazo nucal
El brazo del lado opuesto a la cara está con el hombro y el codo en posición articular
del 0°, y se encuentra a lo largo del cuerpo. Las articulaciones de la mano y de los dedos
se mantienen libres.
La pierna más alejada de la cara (nucal) tiene, a esta edad, la misma posición angular
que la pierna del lado facial. El muslo está en rotación externa y abducción, de modo que
el cóndilo medial del fémur se apoya en el plano. El pie se encuentra alineado con la
articulación de la cadera y del hombro. La diferencia funcional entre las piernas está en las
respuestas motoras «planeadas» y esperantes.
Si se estimula la zona del talón (ver 2.1.4), el terapeuta mantiene el pie pasiva-
24 El Principio Vojta
mente sobre el plano de apoyo, con la articulación tibiotarsiana en 90° y con el pie en
inversión.
Pierna facial
En el lactante y en el niño pequeño la pierna del lado facial (fig. 1) está con la cadera en
flexión de 30-40°, en abducción de 60° y unos 40° en rotación externa. La rodilla en
flexión de 40°.
El tobillo se apoya libre, alineado con las articulaciones del hombro y de la cadera,
en la que también se encuentra la tuberosidad isquiática.
La posición del antepié y de los dedos no se corrige pasivamente en la posición de
partida.
En el adulto, esta pierna se deja en extensión y en mayor o menor rotación interna y
aducción.
y multiplicar el caudal aferencial de los impulsos de múltiples formas, a fin de alcanzar las
zonas de coordinación de los patrones de locomoción innatos, pero que están bloqueados.
Sólo entonces el «output» motor puede poner en marcha los juegos musculares
programados ontogénicamente.
A lo largo de la activación aparece la contracción isométrica. Ésta se desarrolla por
sumación temporal, la cual puede aumentarse manteniendo el estímulo y poniendo
resistencia al movimiento que aparece. Mediante la resistencia, la contracción isotónica-
dinámica se convierte en una contracción isométrica-dinámica. No cabe pensar que los
patrones de la locomoción refleja —mantenidos isométricamente— realizan un trabajo
muscular estático, sino que podemos comparar el cuerpo, contraído aquí
isométricamente, con un arco en tensión: si se le suelta, desarrolla el movimiento hacia la
diana. Con ello se quiere señalar también que la contracción isométrica tiene una
dirección y contiene un vector locomotriz.
Desde la descripción cinesiológica esto significa lo siguiente: la posición de partida
la consideramos ya como una postura activa, aunque muy lábil, a la que podemos ver
como a cámara lenta por estar su duración alargada al frenarla, oponiéndole resistencia.
Y puesto que conocemos el recorrido del movimiento planeado, no hay ningún problema
en imaginarse la posición final.
El movimiento planeado no solamente es comprensible teóricamente, sino que
también es visible. Esto es así, sobre todo, en las alteraciones motoras cerebrales, pues al
contrario que en las lesiones periféricas, la conexión neuromuscular está intacta. En la
lábil posición de partida, mantenida de forma isométrica-dinámica, los músculos ya
inician su actividad con el fin de transportar al cuerpo desde esa posición a la posición
final.
Al estimular una zona, aparece en el lugar estimulado una respuesta «local». Si las
distintas respuestas locales se propagan mediante la sumación espacial y temporal,
aparece una respuesta global. Por «respuesta local» no se debe entender una respuesta
desde el área «más cercana» del SNC, es decir, del nivel espinal, sino que la respuesta
local nace a partir de la posición activada y está incluida, por ello, en la postura global del
cuerpo. Debido a la propagación temporal del estímulo, y a la activación, puede
aparecer en la extremidad estimulada el primer «aterrizaje» visible de la orden motora,
enviada desde el «puente de mando» al «final common path», es decir, a la zona espinal
correspondiente a esa extremidad.
Todo el complejo de locomoción puede ser provocado potencialmente desde
cada una de las zonas. Tanto para la reptación refleja (2.1.4 y 2.1.5) como para el volteo
reflejo (3.2.2 y 4.2) tenemos a nuestra disposición nueve zonas de estimulación. En el
patrón recíproco de la locomoción refleja, el patrón global puede desencadenarse en el
mismo hemicuerpo, que una vez es lado nucal y luego lado facial, desde las nueve
zonas. Por ello contamos con 2 x 9 zonas para la activación de un mismo patrón
global.
Con ello se «inunda» al SNC con señales fisiológicas adecuadas, dosificables
desde la periferia.
Las aferencias y reaferencias de los patrones fisiológicos provocados se imprimen en
el SNC en las más diversas combinaciones y por acumulación temporal. El SNC se pone
en estado de activación. El efecto de esa activación se mantiene por lo menos una media
hora después de terminar la estimulación. Esto se comprueba con regularidad en el
tratamiento de niños con PCI, que también tienen alteración de la estereognosia.
26 El Principio Vojta
Pierna nucal
Localización: borde externo del talón, es decir, en el calcáneo justo en el origen del m.
abductor del quinto dedo, en la tuberosidad lateral del calcáneo.11
Dirección de la presión: en dirección ventral, craneal y medial (con relación a la
pierna), es decir, contra el plano de apoyo y hacia la rodilla; o en dirección lateral (con
respecto al tronco).
Tipo de estímulo: fundamentalmente tiene un carácter propioceptivo. Con respecto a la
participación de los receptores de la piel (táctiles y álgicos) no podemos dar ninguna
información.
Pierna facial
Localización: epicóndilo medial del fémur (fig. 2).
Dirección de la presión: en contra la adducción y en dirección a la cadera, es decir, en
dirección dorsal, medial y craneal.
Tipo de estímulo: estímulo perióstico, es decir, propioceptivo, además de presión de la
cabeza femoral en la cavidad articular de la cadera y stretch de los adductores del
muslo.
Brazo nucal
Localización: a 1 cm proximalmente a la apófisis estiloides del radio, en la cara me-
dioventral del radio.
Dirección de la presión: hacia dorsal, lateral y craneal, en dirección al codo y hombro.
Tipo de estímulo: perióstico.
11
El músculo abductor del quinto dedo es el mayor y más largo de los pequeños músculos de los dedos
del pie. Conforma el borde lateral del pie durante la activación de la locomoción refleja.
La reptación refleja
27
Aponeurosis del M.
Acromion glutaeus medius
Zona tronco
Proc. styloideus
dü
Epicondylus
med. humeri
r
ig. 2. Zonas de desencadenamiento de la reptación refleja.
Brazo facial
Localización : epicodylus medialis humeri (epitróclea) (fig. 2).
Dirección de la presión: hacia dorsal, caudal y medial (con respecto al tronco).
Tipo de estímulo: estímulo perióstico, además de presión de la cabeza humeral en la
cavidad articular del hombro.
a) El brazo facial asume, junto con la cintura escapular, la función de apoyo para el
tronco.
b) La cintura escapular es enderezada sobre ese hombro en contra de la gravedad, es
decir, en sentido dorsal.
c) El órgano axial, es decir, la cabeza y el tronco, es impulsado hacia adelante sobre el
hombro, en dirección al brazo facial, en sentido lateral y craneal.
d) El punto de apoyo es el codo.
e) Cuando aparece el apoyo en el codo, vemos un movimiento de «prensión» del objeto
colocado en la mano, con extensión dorsal de la muñeca y ducción radial. Los
metacarpianos se abducen al flexionarse las articulaciones interfalángicas. Durante la
reptación refleja, esta mano cerrada en puño permanece descargada.
l2
Con relación al desarrollo motor del niño, aparecen de este modo patrones motores y posturales ya antes
del tercer mes de vida.
30 El Principio Vojta
La escápula es un hueso del tronco con movilidad libre, en el que se insertan los grandes
músculos planos del tronco.
La forma triangular y la configuración de la escápula hacen posible que, durante la
reptación refleja, los juegos musculares de la parte superior del tronco se concentren
primero en la articulación del hombro, y después pasen desde esa articulación hacia el
codo, es decir, hacia el punto fijo.
Estos juegos musculares son dinámicos, lábiles y en ningún caso estáticos, porque la
reptación refleja es un patrón de locomoción recíproco, que se repite siempre de forma
cíclica, y en la cual la escápula también está integrada.
En el brazo de apoyo del lado facial se pone en evidencia la extraordinariamente
importante función de la escápula, ya que es ahí donde comienza —lo mismo que en la
ontogénesis motriz humana— la primera etapa del control del equilibrio (Vojta 1974).
En el decúbito ventral, la unión muscular del tronco a la escápula es la condición
para que se produzca el desplazamiento del centro de gravedad sobre el húmero, el
cual actúa como una palanca en la reptación refleja. Para realizar esto de forma
coordinada, toda la musculatura del tronco tiene que trabajar de forma sinérgica. Todos
los músculos pierden aquí su función agonista-antagonista, puesto que el centro de
gravedad del cuerpo se desplaza de forma equilibrada, lo que es sinónimo de equilibrio
postural. Se puede ilustrar la función de la escápula al considerarla como una grúa
elevadora de la que pende el cuerpo a través de las funciones musculares. Al apoyarse en
la palanca del húmero, el tronco es elevado hacia la escápula en el lado facial y
desplazado sobre la articulación del hombro (ver fig. 3).
El desplazamiento del tronco en la reptación refleja se dirige, pasando por el ángulo
superior lateral del triángulo de la escápula y sobre la fosa glenoidea, hacia la cabeza del
húmero, sobre la que gira todo el tronco como «corpus mobile».
De este modo se puede considerar a la escápula como un enorme «os interposi-
tum». Con su ayuda está garantizada la actividad muscular, de la que depende la
elasticidad de cualquier locomoción a cuatro patas. Esto ocurre en la reptación refleja,
pero también en los distintos tipos de locomoción que van apareciendo en la ontogénesis
motriz hasta la consecución de la marcha bípeda. En la locomoción con el tronco en
vertical, es necesaria la unidad funcional tronco-escápula-brazos para el movimiento
pendular elástico, recíproco, de los brazos en el control del equilibrio.
El hueso de la escápula tiene una forma tal, que la concentración de las fuerzas,
también en el movimiento fásico de los brazos, se dirige totalmente hacia la articulación
del hombro. Esto se ve también claramente en la función fásica del brazo nucal durante
la reptación refleja, donde los músculos insertos en la escápula (ms. romboidei, levator
scapulae. trapezius, todas las porciones del serratus anterior, subescapularis) son los que
mueven el brazo (ver 2.3).
La reptación refleja 31
Con respecto a la reptación refleja analizamos los siguientes músculos: los ms. rhom-
boideus major y minor, la porción transversa y ascendente del m. trapezius, el m. su-
bescapularis (fig. 4). El m. serratus anterior se une lateralmente. El m. serratus posterior
superior no se une directamente con la escápula, pero trabaja sinérgicamente con este
grupo.
En la reptación refleja, los músculos dorsales del tronco mueven el tronco hacia la
articulación del hombro que se apoya. El efecto de su contracción se dirige hacia el
punto de apoyo del brazo. Estos músculos están estrechamente relacionados con la
musculatura autóctona de la columna, puesto que se insertan en las apófisis espinosas de
la columna vertebral.
Los ms. rhomboidei major y minor se insertan en casi todo el borde interno de la
escápula y, a través de las apófisis espinosas, unen la escápula con el órgano axial (el
tronco). En la activación de la locomoción refleja no suelen contraerse en su totalidad,
sino que su contracción se realiza en tramos individuales, porque en el decúbito ventral los
ms. romboidei aparecen —lo mismo que cuando entran en acción ontogénicamente en el
primer trimestre— como rotadores de cada una de las vértebras, una vez que se ha
realizado el apoyo sobre el plano. En la reptación refleja, las porciones inferior y media
del m. trapezius se contraen también en dirección hacia la articulación del hombro.
Viniendo desde las apófisis espinosas de la (6a) 7a vértebras cervicales hasta la 12a dorsal,
ambas porciones se insertan en el acromion y en la espina de la escápula.
Durante la reptación refleja su contracción se realiza hacia la escápula, de modo
que ejercen un ligero efecto rotador sobre la columna dorsal media e inferior, lo mismo
que los ms. rhomboidei, cuya unión con la columna también se realiza a través de las
apófisis espinosas.13
Por medio de la porción ascendente del m. trapezius se produce, al activarse la
musculatura autóctona, una fuerte extensión de la zona dorsal inferior, la zona de la cifosis
infantil (es decir, en D9-D11 o en D10-DI2).
Este efecto extensor sobre la musculatura autóctona lo ejercen también los ms. la-
tissimus dorsi (dorsal ancho) (figs. lOc, 11, 31, 33) y serratus posterior inferior (ver
también 4.6.2). Al extenderse el órgano axial, el m. serratus posterior inferior une la
parte inferior del tronco con la caja torácica, a través de la columna lumbar (ver 2.6.4 y
4.9.4). El músculo serratus anterior y también el m. subescapularis forman parte de los
músculos principales que se insertan en la parte ventral de la escápula.
El m. serratus anterior tiene su inserción en el borde interno de la escápula y se ex-
tiende hasta la 1a (2a) a 9a costillas. Cuando el puntum fixum está en la caja torácica, este
músculo mueve el ángulo inferior de la escápula en sentido lateral, ventral y craneal. Ello
hace posible la flexión del brazo más allá de los 90°. Durante la reptación refleja, el m.
serratus anterior del lado facial realiza otra función: cuando la escápula se constituye en
punctum fixum, gira el tronco en sentido ventral. Este potente músculo en forma de
abanico tiene el siguiente efecto sobre el tronco:
M. serratus M. serratus
anterior post. inf.
Fig. 3 a, b. En el brazo facial trabajan los músculos dorsales como enderezadores del tronco en el
plano transversal, con efecto rotador sobre cada una de las vértebras a través de los ms. rhomboidei (b);
porción transversa y ascendente del m. trapezius (a). Activación, por medio de ellos, de la musculatura
autóctona de esta zona. Efecto extensor, a través de la rotación de la columna, de la zona de cifosis infantil
por medio de la porción ascendente del m. trapezius y del m. serratus posterior inferior (a). Actuando
sinérgicamente, el m. serratus anterior mantiene centrado el eje longitudinal del cuerpo en el plano
transversal, contrayéndose en dirección hacia la escápula.
La reptación refleja . 33
1. Debido a que la caja torácica, y con ella todo el tronco, tiende a rotar ventralmente
hacia el apoyo del codo, los músculos rhomboidei del lado facial se distienden. Al
contraerse entonces hacia el hombro del lado facial, se convierten en sinergistas del
m. pectoralis major. Mantienen con él el tórax en equilibrio en el plano transversal.
El Principio Vojta
Mm. rhomboidei
El músculo pectoralis major realiza así una función que nunca aparece en el desarrollo
motor patológico. Se contrae en dirección hacia el húmero, llegando su efecto más allá
de él, hasta el punctum fixum en el codo. En la patología motora central el m.
pectoralis major es incapaz de realizar la función de enderezamiento que acabamos de
describir. En el patrón de la reptación refleja los dos potentes y grandes rotadores
internos del brazo —el m. pectoralis major y el m. subescapularis (fig. 4)— realizan una
función antigravitatoria. Esta misma función antigravitatoria la alcanzan estos dos
músculos, en la ontogénesis motriz, al final del tercer mes de vida, mientras que apenas
se desarrolla en la patología motora central, o lo hace sólo de forma incompleta.
Cuando ambos músculos no pueden realizar su función antigravitatoria, la motricidad
patológica —especialmente en los niños con PCI— no se puede normalizar. Lo mismo
ocurre en las alteraciones motoras del adulto causadas por trastornos funcionales del SNC.
En la patología estos dos músculos provocan el «hundimiento de la arquitectura postural»
del hombro, pues siempre llevan el brazo hacia la rotación interna y la adducción. En la
patología actúan también sinérgicamente, pero dirigiendo su contracción hacia el cuerpo.
Los músculos del hombro mueven el órgano axial sobre la articulación del hombro,
tanto en la reptación refleja como en la ontogénesis locomotriz. Por ello, esa articulación
tiene un papel clave en la diferenciación de la función muscular.
Los músculos que participan en la extensión del hombro, al contraerse hacia el
punctum fixum del codo, en el lado facial, provocan un movimiento de avance del
36
El Principio Vojta
tronco. A ellos pertenece también el m. latissimus dorsi (dorsal ancho), que transporta el
tórax y la cintura pélvica hacia el brazo apoyado. A la musculatura dorsal del hombro
pertenecen además: las porciones espinal y acromial del m. deltoideus, la porción larga
del m. tríceps brachii, y los ms. teres major y teres minor (redondo mayor y menor).
Capul longum
M. tríceps M. latissimus
brachii dorsi
Fig. 5. La musculatura dorsal del hombro tiene una acción locomotriz para el tronco cuando se contrae
en dirección hacia el punto fijo del codo.
La reptación refleja 37
Fig. 6. Efecto indirecto antigravitatorio del tronco de la porción acromial del m. deltoideus, al levantar el
ángulo inferior de la escápula con respecto al tórax. Ello provoca una distensión, con la consiguiente
contracción, de la musculatura dorsal de la escápula.
38 El Principio Vojta
la fosa glenoidea, pero en un ángulo de 180° con respecto al origen de la porción larga
del tríceps brachii. A pesar de la contracción de las porciones lateral y medial del m.
tríceps brachii, el codo se mantiene en flexión durante la reptación refleja, estando toda la
musculatura del brazo y del antebrazo contraída. La porción larga del biceps brachii es un
músculo biarticular, con su inserción en el tuberculum radii. Cuando el punctum fixum
recae en el epicondilus medialis humeri (epitróclea), como ocurre en la reptación
refleja, su contracción se dirige en sentido ventral, lateral y craneal, es decir, hacia
adelante.
La porción larga del m. biceps brachii utiliza la escápula como «gozne» sobre el cual el
cuerpo es impulsado hacia adelante. La porción larga del biceps brachii y la porción larga
del tríceps brachii controlan, durante la función de enderezamiento, el movimiento de
deslizamiento de la fosa glenoidea hacia adelante, sobre la cabeza humeral. Con ello la
fosa glenoidea se mueve en el plano sagital, girando sobre la cabeza del húmero.
Trabajando sinérgicamente con la porción larga del m. biceps brachii y con la porción
larga del m. tríceps brachii hay dos músculos que tiran de la apófisis coracoides de la
escápula.
Capul longum
Capul laterale
Capul medíale
Fig. 7. En el brazo facial se produce un movimiento en sentido craneal (hacia delante) de la cavidad
glenoidea sobre la cabeza humeral, por medio de la porción larga del m. biceps brachii y la porción
larga del m. tríceps brachii. Tienen así una función de locomoción con respecto al tronco. Actúan
sinérgicamente el m. coracobrachialis y la porción corta del m. biceps brachii, al tirar de la apófisis
coracoides.
La reptación refleja 39
Caput longum
M. brachialis "
M. brachioradialis
Fig. 8. En el brazo facial, la porción corta del biceps brachii y el m. coracoideus fraccionan de la
escápula, tirando desde la apófisis coracoides, por encima de la cabeza del húmero. Esto tiene un efecto
de locomoción, e indirectamente un efecto antigravitatorio, para el tronco, mientras elevan del tórax
el ángulo inferior de la escápula. Ello provoca la distensión, y contracción posterior, de los músculos
de la escápula. Los músculos biceps brachii, brachialis y brachioradialis, al contraerse distalmente
hacia el punto fijo, son sinergistas de los extensores del codo (fig. 7). Los últimos son enderezadores
del brazo.
40 El Principio
Vojta
cial, al cual llevan desde la posición oblicua a la vertical. Al ser flexores del codo
elevan también el cuerpo indirectamente sobre la palanca del brazo y tiran de él hacia
adelante.
Una función parecida la realizan las tres porciones cortas del m. quadriceps
femoris, los cuales enderezan el muslo del lado facial durante la fase de apoyo (figs. 26 y
36).
M. trapezius
Fig. 10 a-d. Enderezamiento del tronco por medio del m. pectoralis major y de la musculatura de
escápula. En el brazo facial aparece la función antigravitatoria del m. pectoralis major (a) (con
respecto a la dirección de las fibras del m. pectoralis major, ver figs. 4c y 4d) y del m. subescapularis (1
La fosa glenoidea se desliza sobre la cabeza del húmero en sentido lateral, ventral y craneal, por medio
de la acción de los músculos coracobrachialis y porción corta del biceps brachii (a). A través de ellos
los músculos dorsales del tronco (ms. rhomboidei, porción transversa y ascendente del m. trapezii
latissimus dorsi) se contraen como respuesta a la distensión (c, d). Al contraerse hacia el hombro
convierten en rotadores del tronco (estabilizadores de los antigravitadores).
Por esta posición y por la contracción en dirección distal, hacia su inserción, ambos
músculos ejercen un efecto de palanca en contra de la gravedad, que impulsa al tronco
sobre el brazo.
Teniendo en cuenta la posición de la apófisis coracoides en la posición de partir de la
reptación refleja, la fuerte contracción del m. coracobrachialis provoca lo siguiente:
su inserción en el brazo está situada más ventral, más lateral y más cranealmente que su
origen en la apófisis coracoides. Al contraerse en dirección distal, tira del processus
coracoideus en sentido lateral, ventral y craneal hacia el brazo (figs. 10a,' 8), y con ello
desplaza la fosa glenoidea sobre la cabeza del húmero.
La porción corta del m. biceps brachii mueve también la fosa glenoidea sobre la ca-
El Principio Vojta
44
Fig. 11. En el brazo facial, y por la contracción de la porción transversa del m. latissimus dorsi, se
produce el enderezamiento del tórax en el plano transversal y la rotación de las seis últimas vértebras
dorsales. Con ello se activa la musculatura autóctona y se extiende el eje longitudinal del cuerpo. El m.
pectoralis major actúa sinérgicamente con su función antigravitadora (ver la dirección de sus fibras en fig. 4
c, d). La inclinación lateral de la columna es producida por el m. latissimus dorsi (porción larga), el cual
también activa a los cortos músculos intervertebrales autóctonos.
beza del húmero (figs. 7 y 8). Por ello y también por la acción del m. coracobrachialis, se
provoca en los músculos dorsales del tronco un stretch. Son obligados a contraerse y actúan
entonces como estabilizadores de estos músculos antigravitatorios.
El movimiento giratorio de la cavidad glenoidea en sentido craneal, ventral y lateral y
el giro de todo el tronco sobre la cabeza humeral durante la reptación refleja, no es
imaginable sin la ya mencionada sinergia de los rotadores internos y externos (ver también
fig. 9). Por la acción conjunta de los músculos dorsales, laterales y ventrales de la
articulación del hombro, se provoca una tensión de todo el manto muscular del hombro,
dirigiendo su contracción conjuntamente hacia el brazo de apoyo.
mente. Con ello se activa la musculatura autóctona extendiendo el eje longitudinal del
cuerpo (pág. 95). La función de ambas porciones del m. latissimus dorsi se asemeja a la de
los músculos romboidei y trapezius (fig. 3), los cuales, al rotar las apófisis espinosas,
activan también la musculatura autóctona. Al igual que ellos, enderezan el tórax
manteniéndolo centrado en el plano transversal.
El m. latissimus dorsi (dorsal ancho) es sinergista del m. pectoralis. Ambos, contraídos
de forma equilibrada, mantienen el tronco en equilibrio sobre el brazo apoyado, en el plano
transversal. El m. latissimus dorsi está dispuesto lateralmente a la columna extendida. La
actividad de su pars longa actúa sobre la columna como una cuerda tensa que dobla un arco.
Esta inclinación lateral de la columna repercute sobre los cortos músculos autóctonos
intervertebrales (fig. 31). En la reptación refleja, el efecto de la actividad de la
musculatura plana, superficial, del tronco —en este caso el m. latissimus dorsi— incide
directamente sobre la «antiquísima» musculatura autóctona, la cual une de manera activa
cada uno de los segmentos de la columna (ver 1.8.1).
Si recurrimos a una analogía de la historia del desarrollo, la actividad de la musculatura
autóctona se parece, por ej., a los movimientos de la serpiente. Esto tiene una especial
importancia en relación al establecimiento y al tratamiento de las llamadas escoliosis
idiopáticas. La total contracción de la pars longa del m. latissimus dorsi, al mantenerse
el punctum fixum en el codo, inclina el eje de la cintura pélvica, tirando de ella en sentido
craneal, en el lado facial. Este movimiento de la pelvis y su efecto sobre la columna serán
descritos con más exactitud en la fig. 31.
Ya se habló de los rotadores de la cintura escapular (fig. 9). Tanto los rotadores internos
como los externos son mantenidos en contracción isométrica, lo que no es comparable a una
contracción estática, sino que su contracción equilibrada, teniendo en cuenta los vectores
locomotrices de los otros músculos, constituye el «arranque» o el verdadero «nacimiento»
del control del equilibrio (comparar con pág. 30). En el desarrollo motor ideal del niño, ese
control del equilibrio se inicia ya a las seis semanas en el decúbito ventral (fig. 14).
hay que añadir los cambios secundarios que van apareciendo en relación con las aferencias de
las articulaciones, de las cápsulas articulares, de los tendones y de los músculos. Con la
activación de la locomoción refleja, la mano del lado facial «se prepara» como órgano de
prensión. Sin embargo en la PCI la mano no es utilizable como tal, lo cual no es achacable
sólo a la alteración postural citada anteriormente, sino sobre todo a la adducción fijada de
los metacarpianos. Con todo ello no puede aparecer la contracción muscular isométrica-
dinámica de los músculos interóseos dorsales y palmares. Colocando un objeto duro en la
mano facial durante la reptación refleja (fig. 12), y poniendo la mano en abdución radial y
dorsal, los músculos interóseos palmares se colocan en una situación de máxima distensión.
En esa situación se produce la contracción isométrico-dinámica del grupo palmar, porque
el patrón global que se activa está dotado de la sinergia muscular antagónica. Los músculos
interóseos dorsales también son activados, apareciendo al principio fasciculaciones, tal
como conocemos de la denominada musculatura «parética» de la PCI.
Observaciones sobre el desarrollo motor ideal en relación con la función de apoyo del
brazo, la motricidad de la mano y el movimiento de la cabeza hasta el tercer mes (figs.
13-15)
47
M. bíceps brachii
M. extensor carpí
radialis brevis
M. extensor carpí M. extensor
digitorum
radialis longus
Fig. 12 a-d. En el brazo facial se produce, a partir de la flexión del codo, el enderezamiento del brazo,
la pronación del antebrazo, la flexión dorsal y desviación radial de la muñeca y la abducción de los
metacarpianos con la mano en puño, (a) Músculos flexores del codo, (b) Músculos pronadores del
antebrazo, (c) Músculos que producen la extensión y la desviación radial de la muñeca. A ellos
El Principio Vojta
pertenece también los ms. pollicis longus y brevis. (d) Músculos que producen la extensión de muñeca
48
y la abducción de los metacarpianos con la mano en puño.
Las piernas y los brazos están flexionados y no son capaces de ningún apoyo. Los
brazos se encuentran en la llamada «posición en asa» y se mueven a esta edad, al retraerse el
brazo, en el plano frontal. En el decúbito dorsal también existe esta asimetría (fig. 53).
Hacia la mitad del primer trimestre, pero como pronto después de la cuarta semana,
empieza el niño a orientarse ópticamente, levantando la cabeza contra la gravedad, en
decúbito ventral. Cuando aparece la orientación, no sólo la óptica (ver también 2.4.3),
cambia a esta edad completamente la postura global del cuerpo: la cabeza es levantada
transitoriamente del plano de apoyo y los codos se apoyan también transitoriamente en
la superficie de apoyo. Con ello, los brazos abandonan el plano frontal y en cambio inician
desde el hombro el camino hacia el plano sagital, con movimientos de adducción y flexión
(fig. 13b). Con ello, el centro de gravedad empieza a desplazarse en sentido caudal, hacia la
sínfisis del pubis, cediendo la «flexión primitiva de la pelvis». La cabeza se coloca, al
girarse, en el eje longitudinal del cuerpo y es sostenida fuera de la base de apoyo (fig. 14).
Tiene una importancia decisiva el que la primera elevación de la cabeza no se realiza
con un movimiento isométrico, sino que lo primero que se produce es el apoyo de los
antebrazos para elevar el tórax del plano de apoyo (ver 2.4.3 y 3.8).
Fig. 13 a, b. Postura del recién nacido (0-6 semanas), (a) Decúbito ventral asimétrico. El centro de
gravedad se encuentra sobre el esternón y el abdomen. La pelvis está en flexión. No existe todavía ninguna
base de apoyo, sino sólo una superficie de contacto. Las extremidades no pueden realizar ninguna
función de apoyo. El niño tiene 10 días de edad, (b) Un poco más tarde los codos ya han bajado hasta el
plano de apoyo, y se inicia el apoyo en los antebrazos y la elevación de la cabeza. Ha cedido la flexión de
la pelvis.
49
La reptación refleja
Fig. 14. Postura de un niño de seis o siete semanas, empezando la orientación óptica: primera elevación
de la cabeza con apoyos transitorios en los antebrazos. Aparece, también transitoriamente, una base de
apoyo cuando el centro de gravedad empieza a desplazarse caudalmente.
Fig. 15. Postura de un niño de tres meses: apoyo simétrico en codos y sínfisis del pubis. Los antebrazos
adoptan el apoyo simétrico en codos, el centro de gravedad se desplaza caudalmente, hasta que la sínfisis
del pubis se apoya en el plano. La cabeza se mantiene fuera del plano de apoyo girando libremente hacia
la derecha y la izquierda. El niño tiene diez semanas y está en camino de conseguir elapoyo ideal en
codos y sínfisis.
50 El Principio Vojta
Por tanto, a partir de la sexta semana empieza a adoptarse una postura global del
cuerpo, debido a la nueva función de apoyo de los brazos. También aquí se puede hablar
del hallazgo de un nuevo patrón postural global. Con ello el niño consigue crear una
base de apoyo sobre la anterior superficie de contacto sobre el ombligo. Al final del
tercer mes, esta superficie de apoyo está formada por: el apoyo sobre ambos codos y el
apoyo sobre la sínfisis del pubis, desplazándose caudalmente el centro de gravedad del
cuerpo hacia la zona de la cintura pélvica (fig. 15).
A esta edad la cabeza es sostenida fuera de la base de apoyo por la extensión simétrica
del cuello, lo que permite que pueda girar hacia ambos lados. La contracción progresiva de
la musculatura de las cinturas escapular y pélvica en dirección distal, hacia el apoyo en el
codo, es la condición necesaria para que pueda elevarse el tórax en contra de la gravedad,
para el futuro movimiento hacia adelante del tronco en decúbito ventral (gateo) y para
que aparezcan todos los siguientes cambios motores hasta la consecución de la marcha
bípeda independiente.
La extensión mantenida del cuello en el plano sagital, que ocurre a los tres meses, sólo
está garantizada si los músculos ventrales del cuerpo, y especialmente aquí los del cuello, el
m. longus colli y el m. longus capitis, también mantienen esa extensión (ver pie fig. 21).
Con estas acciones motoras, la cabeza, como portadora de los órganos sensoriales
(ojos y oídos), es capaz de moverse libremente al servicio de la orientación. El
movimiento de giro de la cabeza se reparte de una forma económica, desde esta postura,
por toda la columna cervical, no reduciéndose sólo a la charnela craneocervical, como
ocurre en todas las alteraciones posturales. El movimiento de enderezamiento de la cabeza
arriba descrito se produce de forma automática, y es «solamente» la curiosidad del niño la
que activa los circuitos del SNC, que ponen en marcha esas respuestas motoras globales.
Con ello, todo el cuerpo mantiene su postura equilibrada en contra de la gravedad.
Poniendo por ejemplo la función del m. tríceps brachii podemos describir la
diferenciación de la función muscular que es necesaria para que se produzcan las
primeras maniobras de enderezamiento del niño en decúbito ventral. Cuando el recién
nacido, estando en decúbito ventral, retrae sus brazos sin apoyarlos, realiza este
movimiento en el plano frontal, fundamentalmente por la acción de la porción larga del
m. tríceps brachii. Cuando a partir de la sexta semana se inicia la función de apoyo del
codo, los movimientos del brazo empiezan a realizarse entonces en el plano sagital.
El m. tríceps brachii, cuya porción larga producía la retracción del brazo al contraerse en
dirección proximal, cambia la dirección de la contracción en sus tres porciones, al
aparecer la función de apoyo. Su contracción se dirige ahora, distalmente, hacia el codo.
En el bebé de seis semanas tiene lugar, por tanto, una compleja diferenciación de la
función muscular, motivado fundamentalmente por el «ansia» de orientarse, y
finalmente la orientación misma.
La misma diferenciación de la función muscular descrita en el ejemplo del m. tríceps
brachii ocurre también en otros músculos, y no aparece en el desarrollo motor como
resultado de un proceso de aprendizaje, ni se puede transmitir al niño por medio de
entrenamiento. Los nuevos patrones posturales y motores entran en funcionamiento
debido al impulso de orientación y a la curiosidad del niño, porque están presentes en la
dotación de la ontogénesis postural.
Estos patrones están disponibles de forma automática siempre que son requeridos,
siendo una expresión del nivel de maduración alcanzado (ver 2.4.3). Los nuevos patrones
posturales y motores se convierten, con ello, en una «manifestación» del proceso
La reptación refleja 51
madurativo del SNC. Este mecanismo del cambio postural global, controlado de forma
automática, se conoce como «capacidad reactiva postural», «reactibilidad postural»,
«actividad postural» o «control automático de la postura».
Fig. 16. Postura de un niño de cuatro meses y medio: apoyo simétrico en un codo. Con la prensión
dirigida el centro de gravedad se desplaza lateralmente en un codo. La cabeza y el brazo prensor son
mantenidos fuera de la base de apoyo. El brazo prensor realiza una flexión de hombro de hasta 120°. La
columna extendida puede también ahora rotar y los músculos de la cintura escapular se contraen en dirección
hacia el codo apoyado, en sentido distal. El niño se apoya en un codo, en la cadera del mismo lado y en la
rodilla contralateral, que está en flexión de unos 90°.
52 El Principio Vojta
una función fásica, a una función de mantenimiento postural. Ésta, a su vez, desemboca
en un movimiento coordinado de locomoción de todo el cuerpo. Remitimos aquí a
revisar la función que adopta la musculatura abdominal en el patrón de la reptación
refleja (ver 2.7.3).
En el desarrollo motor del niño sano aparece un patrón parcial de la reptación refleja
en la configuración del apoyo asimétrico en un codo (fig. 16). Esto ocurre en decúbito
ventral, en la mitad del segundo trimestre, para posibilitar la prensión del objeto tentador
que se encuentra al alcance de la vista (ver también, pág. 62). Con ello, el centro de
gravedad se desplaza lateral y cranealmente sobre el codo, sobre el que también se apoya
el órgano axial. Se produce una rotación del eje longitudinal del cuerpo hacia el objeto
visualizado. En ese movimiento, la amplitud de la rotación de la columna es mayor en la
zona craneal (es decir, en la cabeza) que más caudalmente.
Tanto en el desarrollo motor como en la reptación refleja, se encuentra sostenida
fuera de la base de apoyo, en contra de la fuerza de gravedad, no sólo la cabeza sino también
el hombro y el brazo que realiza la prensión. La base de sustentación tiene una forma
triangular. Con ello aparece un apoyo sobre la rodilla del lado del brazo prensor. Esta rodilla
de apoyo está en flexión de 90°. Un segundo patrón parcial de la reptación refleja se realiza
en el desarrollo motor, en el arrastre (ver pág. 15). En él aparece en el brazo de apoyo el
mismo juego muscular que vemos en el brazo facial de la reptación refleja.
En el desarrollo de la prensión, el cierre radial de la mano aparece al final del
segundo trimestre. A esta edad la mano ya se ha convertido en órgano normal de
prensión. La flexión del pulgar con abducción de los metacarpianos es el componente
principal del cierre normal de la mano. Esto no es posible ni en la lesiones
periféricas, como por ej. en las paresias de plexo, ni en la lesiones centrales. En la
reptación refleja aparece el patrón ideal del cierre radial de la mano en el brazo facial.
Aparece con una «mano desplegada». El despliegue de la mano, debido a la abducción
de los metacarpianos y con extensión de los dedos aparece, en la reptación refleja, en el
lado contralateral, es decir, en el brazo nucal (fig. 20).
Cuando el brazo nucal realiza el movimiento de paso, la cabeza del húmero se desliza en la
cavidad glenoidea. Esto se realiza con una leve rotación externa, por acción de los músculos
infraspinatus, teres minor (redondo menor), pars spinalis del m. deltoideus; y con
abducción del brazo por la contracción de la porción acromial del m. deltoideus. Con ello se
mueve el ángulo inferior de la escápula en dirección lateral, craneal y ventral. Este
movimiento del omóplato se completa por la acción de la porción superior del m. trapezius y
por el músculo serratus anterior, que está colocado lateralmente en el tronco. La función
El Principio Vojta
54
M. deltoideus
Fig. 17. Movimiento de paso del brazo nucal, en abducción y rotación externa, provocado por el m.
infraspinatus, m. teres minor, porción espinal y acromial del m. deltoideus. El ángulo inferior de la
escápula se mueve en dirección craneal, lateral y ventral por la acción del m. serratus anterior y la
porción superior del trapezius.
del músculo serratus anterior del lado facial ya ha sido descrita. Su función allí reside en la
elevación del tórax, que dilata la caja torácica. Pero esta situación funcional no es estática,
sino que está incluida en el proceso de la locomoción (fig. 3a). En el lado nucal el m. serratus
anterior se encuentra en otro momento, en la ya descrita contracción fásica o isotónica.
55
Fig. 18. Abducción de la escápula por la acción del músculo serratus anterior y abducción del brazo
por la porción acromial y espinal del m. deltoideus. Estos movimientos posibilitan la flexión del
hombro. Comparado con el ciclo del paso, las extremidades realizan las siguientes fases: pierna
nucal -fase de impulso, pierna facial - fase de flexión completa, brazo facial - fase de apoyo, brazo nucal
-fase de flexión (comparar con las fases del paso en fig. 24a).
También hay que entender el movimiento del codo como parte del movimiento de
paso. Desde la posición de partida, se produce un movimiento de flexión del brazo. En el
codo aparece una supinación, que está en relación directa con la rotación externa del
hombro. En la patología no aparece la combinación de estos dos movimientos. La fun-
56 El Principio Vojta
M. brachioradialis
M. ext. carpi radialis
M. brachialis
M. supinator
Fig. 19 a, b. En el brazo nucal aparece la flexión del codo con supinación del antebrazo y extensión
dorsal de la muñeca con abducción radial.
Fig. 20. En el brazo nucal se produce una extensión y abducción radial de la muñeca, con abducción de
los metacarpianos. Los dedos se extienden (ciclo del paso, ver fig. 18).
ción supinadora está asegurada por la contracción del m. brachioradialis, por la porción
larga del bíceps brachii y sobre todo por el m. supinator. En la flexión participan el m.
brachioradialis, el brachialis, las dos porciones del biceps brachii y, en parte, el m.
M. ext. carpí radialis longus
und brevis
extensor carpí radialis longus (fig. 20).
M. rectus capitis
post. minor
M. splenius
M. obliquus
capitis sup. u.
inferior,
Pars descendens
M. trapezius
M. splenius
Intoducción a la locomoción refleja 59
o también en el adulto, funcionan también los rotadores externos del hombro y los
supinadores del codo. Por consiguiente, la respuesta distal que aparece en el tratamiento
sirve para controlar si los músculos proximales, en este caso los del hombro, están trabajando
de una manera coordinada o no. La mano del lado nucal se abre para la futura función de
prensión, empezando por el meñique.
14
E1 movimiento del eje de la cintura escapular en dirección craneal en el lado nucal es ya preparación para el
proceso del cambio cíclico y recíproco de la reptación refleja. El lado nucal, ahora descargado, se
convierte en el futuro lado facial de apoyo (ver 2.7.1).
60 El Principio Vojta
En los pacientes con parálisis cerebral la postura de la cabeza en decúbito ventral está
siempre asociada a un déficit de la extensión del cuello. La cabeza cae en reclinación, los
brazos no pueden apoyarse sobre los codos, sino que: a) o bien los codos se extienden y el
niño se apoya en la raíz de la mano, o b) los brazos se mantienen como en el recién nacido en
una «retracción» primitiva y la cabeza está reclinada.
En ambos casos la cabeza se mantiene dentro de la anormal base de apoyo, porque
falta, entre otras cosas, el sinergismo funcional entre la musculatura dorsal y la ventral (ver
pág. 151).
Esta misma postura anormal de la cabeza aparece, en el decúbito ventral, tanto en la
amenaza de parálisis cerebral (ver 4.7.2 y 4.7.3), como en los déficits posturales
«banales» de los adolescentes o en la movilidad patológica de los traumatizados craneales.
En todos estos casos, el giro de la cabeza se encuentra limitado a la charnela
craneocervical. Debido a la falta de extensión de la columna cervical, no es posible la
rotación de cada uno de los segmentos cervicales.
La reptación refleja 61
2.4.3 Observaciones con respecto al desarrollo motor ideal: la relación entre los
movimientos de la cabeza y el enderezamiento del tronco hasta el cuarto
trimestre
Sin la relación que se ha establecido entre la postura global del cuerpo y la base de
sustentación, no es posible un movimiento ideal de la cabeza del niño, ni un control
automático ideal de la postura global del cuerpo. Los primeros movimientos de cabeza del
niño, su elevación (fig. 14), empiezan antes de la sexta semana y están al servicio de la
orientación (Vojta 31981). Esta orientación es, con seguridad, de naturaleza compleja. Juegan
aquí un papel importante los estímulos ópticos, acústicos y también olfatorios. Los
telerreceptores, que están colocados en la cabeza como órgano de orientación, provocan, como
impulsores del desarrollo motor del niño, la elevación y giro de su cabeza hacia el objeto cuando
el niño está en decúbito ventral.
La condición para que el giro de la cabeza sea coordinado es que la actividad postural, es
decir, el control automático de la postura corporal, sea normal. La cabeza, como portadora
de los órganos sensoriales y parte inseparable del resto del cuerpo, es
62 El Principio Vojta
colocada ahora de forma selectiva. Para ello tiene que encontrarse automáticamente la base
de apoyo correspondiente.
Un niño de tres meses que ha conseguido el apoyo simétrico en los codos en decúbito
ventral (fig. 15), mantiene la cabeza, que le pesa casi un tercio de todo su peso corporal,
fuera de la base de apoyo. Para ello tiene que disminuir la anteversión «primitiva» de la
pelvis en decúbito ventral, que siempre va unida a una lordosis lumbar. Sólo entonces puede
trasladarse caudalmente el centro de gravedad, desde el tronco hasta la sínfisis del pubis, y
las piernas pueden mantenerse levemente extendidas en rotación externa. Solamente
debido a esta postura del tronco, es por lo que los brazos pueden asumir la función de
apoyo para la elevación de la cabeza. Puesto que, a los tres meses, la cabeza es sostenida
fuera de la base de sustentación, en el plano sagital, con extensión del cuello, puede ya el
niño a esta edad rotarla libremente hacia ambos lados. Aquí el apoyo sobre los codos se
realiza estando éstos colocados debajo de la articulación del hombro, y se cargan con
distinta intensidad según la cabeza gire hacia un lado u otro. Esta postura exige la misma
actividad muscular que aparece en la reptación refleja al alcanzarse el máximo
enderezamiento en la articulación del hombro.
A los cuatro meses y medio el niño sano es capaz de apoyarse en un codo y coger un
objeto con el brazo libre. Esto ocurre en el patrón del «apoyo asimétrico en un codo» (fig. 16).
En él el niño se apoya sobre la hemipelvis opuesta al brazo prensor. La cabeza y el brazo
prensor se mantienen fuera de la base de apoyo. Para ello es necesario no sólo la extensión de la
columna cervical, sino también de la dorsal. Todo el tronco «giratorio» está extendido hasta la
charnela dorsolumbar, es más, es esa extensión la que le permite rotar.
A esta edad surge en la pierna facial un punto de apoyo. La pierna se flexiona y se
apoya sobre el epicondilus medialis femoris. Este apoyo en tres puntos forma una base
triangular, un triángulo (pág. 52). En el momento de coger el objeto, las dos quintas partes
del peso corporal se encuentran fuera de los puntos de apoyo.
El niño sano necesita sólo unas pocas semanas para realizar todo el rápido proceso de
maduración y de diferenciación de su desarrollo motor: en decúbito ventral, a los tres
meses «sólo» podía apoyarse en ambos codos y «explorar el mundo» con una cabeza
liberada motrizmente (apoyos en ambos codos y en la sínfisis del pubis) (fig. 15). Ahora —
solamente seis semanas después— ya es capaz de mantener, de forma equilibrada, más de
un tercio de su peso corporal fuera de la base de apoyo, y «extender hacia el mundo no sólo
los ojos, sino también uno de sus brazos» (apoyo asimétrico en un codo, ver fig. 16). La
motivación para estos movimientos diferenciados es la avidez, la curiosidad. Es falso que
estos movimientos diferenciados, que aparecen como efecto de los procesos de
maduración del control central, deban ser entendidos como resultado de un proceso de
aprendizaje (ver págs. 51 y 156). Es decir, no son entrenables, sino que se conectan
automáticamente.
Al alcanzar el estadio de desarrollo del «triángulo», el patrón parcial de la pierna de
apoyo pertenece a la «arquitectura del fondo postural». Este patrón parcial es de gran
importancia para la continuación del desarrollo motor y también está incluido en la
reptación refleja.
La descarga de un brazo en decúbito ventral a los cuatro meses y medio, solo es posible si
la musculatura del hombro contralateral cargado dirige su contracción distalmente, hacia
el punto de apoyo (ver la contracción en dirección distal de la musculatura de la cintura
escapular en la fig. 16.)
En el décimo mes de vida el brazo prensor se mueve hacia arriba. Esta postura cor-
La reptación refleja 63
Fig. 22. Postura de un niño entre ocho y diez meses: la sedestación oblicua apoyándose en la mano.
La sedestación oblicua surge mediante la prensión dirigida del objeto hacia arriba, desde el decúbito
lateral estable. A los diez meses, el brazo prensor se flexiona en el hombro por encima de los 120°.
Desde la sedestación oblicua se origina el gateo (ver también la sedestación oblicua con apoyo en el
codo, fig. 56a y 76).
poral se denomina «sedestación oblicua» (fig. 22). Se desarrolla desde el decúbito lateral
estable, que es condición para el volteo de ventral a dorsal.
Para los movimientos descritos de la cabeza y del brazo, es preciso no sólo una
extensión del cuello por medio del trabajo sinérgico de la musculatura ventral y
dorsal del cuello, sino también la acción sinérgica de los músculos ventrales y
dorsales del tronco. Naturalmente, en el desarrollo motor la función de prensión
depende, ante todo, también del desarrollo mental del niño.
La marcha, el gateo y la reptación refleja son formas de locomoción que contienen una
coordinación cruzada. Como ya es conocido, el ciclo del paso tiene cuatro fases:
1. fase de flexión,
2. fase de relajación,
3. fase de apoyo,
4. fase de impulso.
Estas fases del paso se repiten siempre en la misma secuencia en forma recíproca en las
cuatro extremidades. Aquí los brazos preceden a las piernas en la secuencia temporal.
64
El Principio Vojta
Fig. 23. Ciclo del paso en patrón de marcha cruzada. Las fases del ciclo de la locomoción representadas
recíprocamente. I fase de flexión, II fase de relajación, III fase de apoyo, IV fase de impulso. 1/4 un
cuarto del ciclo (en tiempo), 1h medio ciclo (en tiempo, 3/4 tres cuartos de ciclo (en tiempo).
La reptación refleja 65
Hay algunas diferencias entre el ciclo del paso de la reptación refleja, la marcha
cuadrúpeda de los vertebrados inferiores y el gateo del hombre. En el gateo de los
mamíferos inferiores y también en el gateo del niño, el movimiento de flexión del hombro
y de la cadera tiene aproximadamente la misma amplitud, unos 115-117° (Grillner
1975). En la reptación refleja, el ángulo en estas articulaciones es mayor. En la cadera se
produce una máxima flexión de 140°, mientras que en el hombro aparece un ángulo entre
125° y 135°.
También es diferente la localización de los puntos de apoyo. En la locomoción
espontánea de los vertebrados inferiores, los puntos de apoyo de las extremidades
superiores están localizados en el talón de la mano, mientras que en la reptación refleja,
el apoyo se realiza en el codo del brazo facial. Con ello se hace posible la pronación del
antebrazo, pero sobre todo la extensión de la muñeca combinada con abducción radial.
Este movimiento del antebrazo y de la mano es de gran utilidad tanto en el tratamiento de
las alteraciones motoras cerebrales, como en las lesiones periféricas, pues en estos casos
aparecen siempre deficitarias. El niño al gatear se apoya sobre la mano desplegada, no
sobre el talón de la mano.
En las patas traseras de los vertebrados inferiores, el apoyo se realiza sobre el pie con
la rodilla flexionada. En el patrón de la reptación refleja, el apoyo de la pierna facial se
hace sobre la rodilla. El contacto de la rodilla con la superficie de apoyo empieza
mientras se completa la flexión de la pierna. Este contacto aumenta en cuanto la pierna
consigue apoyarse exactamente sobre el epicondilus medialis femoris, al completarse la
flexión. Este lugar es también la zona de estimulación de la pierna facial. En la reptación
refleja, el pie nucal se apoya primero sobre el talón (fase de apoyo), antes de que desplace
el peso del cuerpo, en la fase de impulso, desde el borde externo del pie hacia el primer
metatarsiano y lo impulse hacia adelante.
En el gateo del niño de nueve meses, las extremidades se mueven temporalmente
como sigue: las extremidades homolaterales, por ej. el brazo derecho y la pierna derecha,
están, con respecto al ciclo del paso, separadas una de otra o bien 1/4, o bien 1/4 de Fase
(fig. 23). Las extremidades homónimas, es decir, ambos brazos o ambas piernas, están
separadas una de otra en medio ciclo.
Fase de apoyo
Fig. 24 a, b. Las fases del ciclo del paso en la reptación refleja (comparar con la fig. 18).
Las distintas fases del ciclo del paso sólo aparecen en la reptación refleja, si la
cabeza es sostenida activamente en la posición de partida. Es la condición para que se dé
la sumación temporal (ver 2.1.3). También es indispensable, para que aparezcan las
distintas fases del ciclo del paso, que se activen los mecanismos mantenedores del
equilibrio, mediante la estimulación de las zonas (ver 2.1.2-2.1.5, 3.2.2 y 4.2).
Tampoco puede aparecer el trabajo muscular de la cintura pélvica y de las piernas, si la
cabeza no es mantenida en la posición de partida y sin una activa función de apoyo del
brazo facial.
Al mantener isométricamente la fase de apoyo sobre el brazo facial, se facilita la
fase de flexión de la pierna facial (fig. 24a). Durante esta fase de flexión, la amplitud
del recorrido del muslo, desde el punto de vista cinesiológico. es mayor que en el gateo
espontáneo del niño sano, porque el brazo facial se mantiene en una contracción
estático-dinámica. El ya mencionado ángulo de 115-117° de las articulaciones de las
cinturas, es sobrepasado aquí con creces.
Durante la fase de flexión, el epicondilus medialis femoris tiene el máximo
contacto con la base de apoyo. Con ello se asegura el centramiento de la cabeza femoral
en
La reptación refleja 67
68 El Principio Vojta
Grupo
isquiotibiales
M. gastrocnemius
Fig. 25. Flexión del muslo mediante el m. rectus femoris, m. sartorius y m. iliopsoas, en la fase de flexión
de la pierna facial (fig. 28). Flexión de la rodilla por el m. gastrocnemius y el extremo distal del grupo de
los isquiotibiales, que traccionan también de la cabeza tibial en dirección dorsal.
M. quadriceps
femoris
M. gastrocnemius
Fig. 26. Contracción de las tres porciones cortas del quadriceps, como extensores de rodilla, en la fase
de apoyo de la pierna facial. Como enderezadores del fémur, tiran del muslo hacia la vertical. El m.
gastrocnemius, siendo extensor de rodilla, actúa como sinergista de las tres porciones del quadriceps.
Tracciona de los cóndilos femorales en sentido dorsal, moviendo la rótula sobre el ligamento rotuliano en
sentido distal. Extensión de la pelvis por la función sinérgica de la pared abdominal (las cadenas oblicuas
abdominales no están representadas) y de los isquiotibiales.
Brazo nucal
M. pectoralis major
M. rectus
Fase de apoyo
Fig. 27. Enderezamiento y avance del tronco por acción del m. pectoralis major y de la musculatura
abdominal (la musculatura oblicua abdominal no está representada) durante la fase de apoyo de la
pierna nucal y la fase de flexión de la pierna facial (comparar con las fases del paso en la fig. 24b).
M. ¡liacus
M. sartorius
M. rectus
Fig. 28 a, b. Función sinérgica de los flexores de cadera, rotadores externos y abductores durante la fase
de flexión de la pierna facial, (b) Rotadores externos de la cadera.
La reptación refleja
del fémur. Gracias a esa disposición y a estar colocados por detrás del punto de giro de la
cadera, adquieren durante la reptación refleja un extraordinario efecto de palanca, con
el que producen la rotación externa de la cadera (pág. 77). También son sinergistas,
durante la reptación refleja, en el movimiento de flexión de la cadera.
Fig. 29. Contracción masiva del grupo de los abductores, actuando sinérgicamente con los rotadores
externos y los abductores de cadera, en la fase de flexión de la pierna facial. Movimiento deslizante de
rotación de la cabeza del fémur en el centro del acetábulo.
72 El Principio Vojta
73
M. semitendinosus und
semimenbranosus
74
M. pectineus M.
M. latissimus dorsi add brevis
M. add. magnus
M. quadratus lumborum M. gracilis
Fig. 31. Colocación en oblicuo de la pelvis en el plano frontal durante la fase de flexión de la pierna
facial, por la acción del m. latissimus dorsi y del m. quadratus lumborum. Función sinérgica de la
musculatura ventral (no dibujada), que provoca la contracción de los adductores como respuesta a su
distensión. Efecto sobre la musculatura autóctona por la unidad funcional del m. latissimus dorsi y del
quadratus lumborum.
- M. bíceps femoris
Fig. 32. Extensión de la pelvis durante la fase de apoyo de la pierna facial mediante la acción sinérgica
de la musculatura abdominal (los músculos oblicuos abdominales no están representados) y del grupo de
los isquiotibiales.
M. quadratus lumborum
Fig. 33. En la fase de apoyo, el tronco extendido es elevado por la acción sinérgica del m. latissimus
dorsi y quadratus lumborum sobre la rodilla apoyada, e impulsado en sentido craneal y lateral hacia el
codo apoyado.
sucede esto último, la cabeza gira del lado facial al lado nucal, estando el órgano axial
extendido. Con ello, la pierna facial que se encuentra en la fase de apoyo, se convierte en
pierna nucal en fase de impulso.
78
M. glutaeus med.
M. gracilis
M. add. magnus
M. add. longus
M. add. brevis
Fig. 34 a, b. En la fase de apoyo de la pierna facial, los abductores y los rotadores externos
provocan la rotación de la pelvis. Los cortos abductores tienen una función antigravitatoria. Al
contraerse en sentido distal elevan la pelvis dorsalmente. Sinérgicamente con ellos actúan los
rotadores externos de la pelvis, enderezándola en el plano transversal y, al contraerse hacia el fémur,
la mantienen en el centro, (c) Movimiento de deslizamiento hacia adelante del acetabulum sobre la
cabeza femoral por acción del m. rectus femoris y rectus abdominis.
M. obturatorius mt
M. gemellus int.
M. obturatorius ext. .
quadratus femoris
M. rectus abdominis .
rectus femoris
80 El Principio Vojta
M. quadratus lumborum
M. quadriceps
femoris
Fig. 35. Movimiento hacia adelante del eje de la pelvis en la fase de apoyo de la pierna facial, en
dirección hacia el punto de apoyo del codo, por la acción del m. latissimus dorsi y del quadratus
lumborum. Las 3 porciones cortas del m. quadriceps enderezan el muslo, mientras que el m. rectus
femoris contribuye al movimiento de avance del órgano axial. Función sinérgica de los isquiotibiales
como extensores de cadera.
Tan pronto como se inicia esta inclinación de la cintura pélvica, las porciones
proximales de los ms. isquiocrurales se elongan en la fase de apoyo, y a continuación
se contraen. Al traccionar de la tuberosidad isquiática, funcionan como músculos
uniarticulares, extendiendo la cadera. (En la fase de flexión previa, habían funcionado
como músculos uniarticulares flexores de la rodilla, ver 2.6.1.)
El m. quadriceps actúa como extensor de rodilla con sus porciones vastus
intermedius, medialis y lateralis, y además como flexor de la cadera a través del m. rectus
femoris.
Con relación al desarrollo motor del recién nacido sano, ambas funciones articulares
(flexión de la cadera con extensión de rodilla) están presentes simultáneamente en el
«pataleo primitivo».15
En la fase de apoyo de la reptación refleja, las tres porciones cortas del m. quadri-
5
E1 «pataleo primitivo» existe hasta la sexta semana. En el movimiento de flexión, la pelvis está también
en flexión, y el pie con pronación del tobillo. Durante el movimiento de extensión del «pataleo
primitivo», se extiende sólo la rodilla, quedando en flexión la pelvis y el muslo. Esta extensión de la
rodilla con el muslo flexionado se produce por la acción del m. rectus femoris. Las otras porciones del
m. quadricep femoris (pars intermedius, medialis y lateralis) apenas participan en la extensión de la
rodilla, a esta edad. Su función en el desarrollo motor aparece cuando se desarrolla el apoyo sobre la
rodilla. Después de la sexta semana, en el niño con desarrollo ideal, el pie pasa a la posición media,
desde la pronación, en el movimiento de flexión de la pierna. En la PCI, el m. quadriceps se queda
funcionalmente en el nivel de desarrollo del «pataleo primitivo», manteniendo durante el resto de la
vida los contenidos motores del «pataleo primitivo» (ver también «pes valgus»: pág. 85). Esto se
manifiesta, después de la verticalización, en la rótula elevada (ver pág. 67 y 88).
La reptación refleja 81
M. quadriceps
femoris Isquiotibiales
Fig. 36. En el enderezamiento del muslo por las tres porciones cortas del m. quadriceps, se produce la
extensión de la columna lumbar y la flexión de la cadera (pelvis) mediante la contracción del m. iliopsoas
en sentido distal, hacia el muslo. Ello provoca una contracción de intensidad diferente en los músculos
autóctonos de esa región. Extensión de la pelvis con efecto sobre la musculatura autóctona de la columna
lumbar por la contracción de los isquiotibiales y de la musculatura abdominal (no representada).
ceps femoris son enderezadoras del fémur, y el muslo se convierte en una palanca que se
endereza, «impulsando hacia adelante» a todo el órgano axial. El m. rectus femoris
colabora también en ese movimiento de avance del cuerpo, al tirar del acetábulo en
dirección craneal (fig. 35).
Las tres cabezas cortas del m. quadriceps tienen una función análoga a la de los ms.
braquialis y braquioradialis, que son enderezadores del brazo del lado facial (ver fig. 8).
M. semimem-
branosus
M. serratus post. inf.
Caput longum M.
bíceps femoris
M. rectus abdominis \ M. semitendinosus
Fig. 37. En la fase de apoyo y de impulso de la pierna nucal los rotadores externos mantienen el
muslo en una rotación externa segura, mientras que los isquitibiales y la pared abdominal (los músculos
oblicuos no están dibujados) extienden la pelvis. Los músculos serrati posteriores inferiores con su acción
de extensión y de control de la rotación de columna en la charnela lumbosacra. Extensión del muslo de
la rodilla por la acción antigravitatoria de las tres porciones cortas del quadriceps. Al contraerse hacia la
rodilla, la pierna se convierte en una palanca sobre la que el tórax es impulsado hacia el codo apoyado.
Los músculos serrati posteriores inferiores están colocados de forma oblicua, dorsal y
lateralmente al final de la columna rotadora y unen, a través de las cuatro últimas costillas, la
caja torácica con las apófisis espinosas de la D12 y las primeras vértebras lumbares.
Debido a su función de contrafuerte tienen además un efecto de extensión de la charnela
dorsolumbar de la columna. La extensión del tronco se produce con diferente intensidad de
contracción en ambos hemicuerpos, porque la musculatura ventral (pared abdominal) tira de
la sínfisis en dirección craneal, mientras que la pierna nucal se encuentra en las fases de
apoyo-impulso y la columna lumbar del lado nucal se extiende (págs. 82 y 82).
Los músculos serrati posteriores inferiores, colocados a ambos lados, se encuentran
así en distinta situación de distensión, es decir, de forma diferenciada, y reaccionan
contrayéndose también de forma distinta. Su estrecha relación con la musculatura
autóctona y con la cifosis que aparece en esa zona, en la patología, se describe en el
apartado 4.6.2.
La extensión estable de la pelvis sobre la pierna nucal, mantenida por los rotadores
externos, contiene un elemento de locomoción y de enderezamiento. Y ello porque la
sínfisis se mueve en dirección craneal, y la tuberosidad isquiática en dirección ventral,
debido a la contracción, claramente visible, de los isquiotibiales. Los músculos isquio-
tibiales funcionan en el lado facial durante la fase de flexión como flexores de rodilla
(pág. 72) y aquí, en el lado nucal, en la fase de apoyo y de impulso, como extensores de
cadera. Sin embargo ellos sólo pueden asumir ese trabajo cuando toda la pierna —también
la rodilla— permanece en actividad extensora. El músculo glutaeus maximus juega
sólo un papel secundario en el patrón de la reptación refleja, porque en el movimiento de
avance sólo tiene que mantener la extensión de la cadera provocada por los isquiotibiales,
sin participar en toda la amplitud angular de ese movimiento de extensión.
Para explicar la diferenciación funcional del m. glutaeus medius en la reptación refleja,
recordemos su función en el lado facial. En la fase de flexión es sinergista de los flexores
de cadera, y está contraído en dirección proximal (fig. 28b). En la fase de apoyo de la
pierna facial permanece contraído, pero entonces con otra función y otra dirección de
contracción. Aquí el glutaeus medius es enderezador de la cintura pélvica en el plano
transversal y tira de ella lateralmente, sobre la cabeza femoral (fig. 34a y b).
En el lado nucal, tanto en la fase de apoyo como en la fase de impulso, el m.
glutaeus medius se contrae en sentido distal, ejerciendo un efecto mantenido de rotación
externa sobre la cadera.
Las tres cabezas cortas del quadriceps femoris extienden el muslo desde la rodilla.
Tienen una acción antigravitatoria, y el muslo se convierte en brazo de palanca sobre el
cual es impulsado todo el tronco en dirección craneal y medial, en el plano frontal, en
sentido oblicuo al eje del cuerpo y en dirección hacia el codo apoyado.
La contracción de los adductores y abductores es bien visible en la extensión de la
cadera nucal. Trabajan de forma sinérgica con los rotadores externos y con el grupo de
los isquiotibiales. Sin este trabajo conjunto, altamente diferenciado, de estos músculos de
la cadera, esta articulación iría necesariamente a la rotación interna durante la fase de
apoyo y de impulso.
M. tibialis ant.
Fig. 38. En la fase de apoyo y de impulso de la pierna nucal se sobreponen los ejes longitudinales del
calcáneo y del astrágalo en el plano sagital, por la acción sinérgica del m. tibialis anterior, m. tibialis
posterior y ms. peronei. Rotación externa simultánea de la cabeza del fémur en el acetábulo y efecto
indirecto de inversión del talón por medio del m. popliteus. La dirección de la contracción muscular va
hacia el punto de apoyo del talón.
1. El recién nacido tiene los pies en eversión. El eje longitudinal del calcáneo está desviado
lateralmente con relación al eje longitudinal del astrágalo.
2. El talón está ascendido porque el calcáneo no se ha colocado todavía debajo del
astrágalo.
El calcáneo se colocará más tarde debajo del astrágalo cuando se hayan modificado las
funciones de enderezamiento y las cargas musculares, debido al cambio postural de todo el
cuerpo. Cuando el niño inicia la marcha libre, los pies están aún en valgo. Esto cambiará a
los tres años, cuando se desarrolle la bóveda del pie, debido a la diferenciación de toda la
musculatura esquelética.
Cuando hay una amenaza de parálisis cerebral, o cuando se desarrolla una parálisis
cerebral, la relación entre el astrágalo y el calcáneo permanece a nivel del desarrollo
motor del recién nacido (ver también con relación a esto el pie de pág. 81). Si entonces el
niño intenta ponerse de pie, debido a sus ganas de verticalizarse, la posición calcáneo-
astrágalo permanece como en el recién nacido, y se produce la deformidad del pie (págs.
96 y 109). Esta misma posición patológica del astrágalo y del calcáneo la mayoría de las
veces va unida, en los niños con parálisis cerebral, a una tibia intrarrotada.
En la posición de partida de la reptación refleja, el pie nucal se coloca en ángulo
recto con respecto a la pierna: se estimula la «zona del talón» lo que obliga a la articulación
astrágalo-calcánea a adoptar una posición en la que los ejes longitudinales del calcáneo y
del astrágalo se superponen en el plano sagital. Si al realizar el estímulo en
86 El Principio Vojta
la zona del talón se corrige el valgo del pie, se produce, en principio, sólo un cambio
pasivo del retropié. Este cambio del pie se mantendrá durante el proceso de la locomoción
de una forma activa, debido a la acción sinérgica de los músculos fibularis longus y brevis
(peroneo lateral largo y corto), a la del músculo tibialis anterior y al importante músculo
tibialis posterior. La presión en la zona del talón tiene también un efecto lejano en la
pierna, a nivel del músculo popliteus (fig. 40). La presión en la zona del talón se transmite
por la articulación tibio-tarsiana al eje longitudinal de la pierna, provocando un stretch en el
m. popliteus. Al contraerse éste, lo hace en dirección caudal, hacia el punctum fixum, y
mueve el muslo hacia afuera. Esto es importante si se tiene en cuenta que en las
alteraciones de la parálisis cerebral, la problemática del pie equino-valgo está unida casi
siempre a una tibia rotada hacia dentro y a una rotación interna del fémur.
El m. popliteus no actúa durante la reptación refleja, produciendo solamente una
rotación externa del fémur de la pierna nucal, sino que determina también la carga del pie.
Actuando sinérgicamente con el m. tibialis posterior, provoca de forma indirecta la
inversión del talón y una buena descarga del peso sobre el talón durante la fase de apoyo.
Resumiendo se puede decir que, al completarse la reptación refleja, el pie nucal se
apoya de forma activa en el plano de apoyo, manteniéndose en ángulo recto y en
inversión. De esta manera el calcáneo y el astrágalo se colocan en el eje longitudinal de la
pierna. Esta actividad muscular es desencadenable, en el patrón de la reptación refleja, ya
desde el período neonatal; aparece por la acción muscular sinérgica, y no tiene que ser
mantenida o corregida pasivamente por el terapeuta. El movimiento de esta pierna en el
recién nacido, y también en el paciente de mayor edad, es comparable a la fase de apoyo
y de impulso del ciclo del paso, en donde también se activa el m. tríceps surae.
Fig. 39 a y b. El peso del cuerpo es amortiguado de manera elástica en la fase de apoyo por la función
sinérgica del m. quadriceps femoris y del m. tríceps surae. Al contraerse distalmente actúan en contra de
la flexión de la rodilla, extendiéndola. En la fase de apoyo y de impulso, el m. gastrocnemius de los
cóndilos femorales en sentido dorsal, de modo que la rótula alta se mueve caudalmente sobre el
ligamento rotuliano. La fuerza de empuje hacia adelante del m. tríceps surae se realiza fundamentalmente
a través del m. soleus, el cual extiende la pierna en el tobillo y empuja el peso del cuerpo, al estirársela
pierna, hacia el brazo facial apoyado.
88 El Principio Vojta
Fig. 40. Función sinérgica del m. soleus, m. tibialis posterior y m. plantaris en la fase de impulso de la
pierna nucal. Al dirigir su contracción distalmente, hacia el punto fijo en el talón, provocan la extensión
del tobillo y el movimiento de avance del tronco. El m. popliteus, al contraerse en sentido distal, provoca
la rotación externa del fémur y, con ello, aumenta la contracción de la porción medial del gastrocnemius.
tira de los cóndilos femorales en dirección dorsal. Con ello la rótula elevada de la
patología es traccionada en dirección caudal por el ligamento rotuliano (ver pies págs. 80
y 85) y desaparece el genu recurvatum. En la fase siguiente de impulso, el m. tríceps
surae —es especialmente el m. soleus el que extiende la pierna en el tobillo— transporta,
por el efecto hacia adelante del impulso de su patada, todo el peso del cuerpo hacia el
brazo de apoyo, en sentido oblicuo con respecto al eje longitudinal del cuerpo. En un
sentido más amplio, el m. plantaris actúa también aquí.
La diferenciación de la función muscular del m. tríceps surae en la pierna nucal
tiene una especial importancia en el tratamiento de las alteraciones motoras cerebrales. La
problemática del pie equino aparece en estos pacientes en la fase de verticalización,
porque el tríceps surae dirige solo su contracción en sentido proximal. Su deficiente
diferenciación funcional, en la que falla sobre todo su función como extensor de rodilla,
se puede apreciar, entre otras cosas, en el genu recurvatum, en el que la rodilla no es
mantenida activamente en extensión, sino de forma pasiva.
El Principio Vojta
La prensión del suelo con el pie del lado nucal se manifiesta, en la fase de apoyo de la
reptación refleja, porque aparece una flexión de los dedos del pie y del antepié, estando
éste en inversión. Mientras tanto, el antepié permanece desplegado, es decir, con los
metatarsianos abducidos. En el desarrollo motor del niño, junto a los movimientos de
prensión de la mano, se ven movimientos asociados de prensión de los pies (Vojta 11974,
1981). Puesto que en el pie falta obviamente la oposición del primer dedo, la inversión es
más acusada (fig. 41).
Fig. 41a y b. Postura de un niño de seis meses: prensión con los pies. Al realizar la prensión prepositiva
con las manos, aparecen movimientos de prensión asociadas de los pies, (a) Con cuatro meses aparece
la prensión dirigida de los pies de inversión, los muslos son llevados a flexión, ligera abducción y
rotación externa, y las piernas mantenidas en una extensión de 90°. (b) Mientras el niño realiza la
prensión con el pie. las manos se mueven hacia la boca, como queriéndose llevar el objeto "imaginario"
cogido con las manos o los pies hacia la boca. El niño de la foto tiene una edad de seis meses y medio.
La reptación refleja 91
Fig. 42 a, b. Giro de la cabeza con extensión de la columna cervical mediante la función sinérgica de
los músculos ventrales del cuello: m. longus colli y m. longus capitalis (ver fig. 65, aunque está
representada en decúbito dorsal). Junto con los ms. semispinalis cervicis y capitis (a) y los ms. splenius
cervicis y capitis (b) llevan la columna cervical desde la hiperlordosis al centro.
La reptación refleja 93
Con ello, el eje de la cintura escapular se mueve sobre el punto de apoyo y de rotación
del hombro facial, en dirección craneal. El movimiento del eje escapular está dirigido
desde el acromion del hombro nucal. Con ello disminuye el ángulo entre la caja torácica
y el brazo apoyado, hasta que se alcanza el máximo enderezamiento. Este cambio
angular está estrechamente vinculado al movimiento de paso del brazo nucal, es decir, a
la primera fase del ciclo del paso.
En relación con el desarrollo motor humano, y como ya ha sido descrito, esto
quiere decir que, al modificarse el ángulo del hombro facial (articulación de apoyo),
aumenta el espacio para la extremidad contralateral prensora en el decúbito ventral,
haciéndose así posible la prensión (ver Vojta '1974). Las funciones musculares necesarias
para ello fueron descritas en el epígrafe 2.3, entre otras.
Tracto lateral de la
musculatura autóctona
Fig. 43 a-c. Los músculos autóctonos. Con la acción sinérgica y antigravitatoria de la musculatura
ventral (figs. 26 y 37), la musculatura autóctona controla el movimiento y la posición de cada una de
las vértebras.
La reptación refleja 95
La zona lumbar
La activación de los extensores de tronco presupone la existencia en la zona lumbar de
una contracción sinérgica de la musculatura ventral. Con ello se actúa en contra de la
fatal persistencia de la flexión de la pelvis y de la lordosis de la columna lumbar. Estas
posturas anómalas de la pelvis y de la columna vertebral se manifiestan especialmente en
el decúbito ventral, pero también en la fase de verticalización en las alteraciones
posturales leves, en el comienzo de toda alteración motora cerebral, y también en las
discapacidades motoras más severas.
Al describir la función del músculo iliopsoas del lado facial (fíg. 36), ya se llamó la
atención sobre la función sinergista de la musculatura ventral y dorsal de la zona lumbar.
Este músculo extiende la columna vertebral en la reptación refleja (ver también la
diferente intensidad de contracción de la pared abdominal, pág. 72). Esta extensión
aparece al flexionarse la pierna facial, durante el desplazamiento craneal del eje de la
cintura pélvica y también en la fase de apoyo de la pierna facial.
96 El Principio Vojta
La cadena muscular abdominal es la unión «blanda» del tórax con la pelvis. Formando
parte de la musculatura ventral, es responsable, en la locomoción, de la cohesión entre el
tórax y la cintura pélvica.
La reptación refleja 97
Al aplicar la locomoción refleja se evacúa la orina en chorro (ver 3.5). Esto sucede
también en los mielomeningoceles con parálisis vesical y demuestra el efecto de la
presión abdominal sobre la vejiga: la dirección de la presión abdominal se dirige
concéntrica y caudalmente hacia la uretra. Por el contrario, con la prensión manual, es
decir, en el vaciado vesical pasivo, se produce un efecto de presión excéntrico de la
orina contra la pared vesical, con el peligro de provocar un reflujo. Se supone que,
junto a la activación de las neuronas somatomotoras, también se activan las pequeñas
motoneuronas del asta lateral (Clark), de modo que la musculatura lisa de los órganos
internos —como aquí la de la vejiga— está también incluida en el proceso de activación
de la locomoción refleja. De este modo, en los niños con PCI, que frecuentemente sufren
de estreñimiento, aparece una mejoría en el ritmo intestinal. Esto ocurre ya al poco
tiempo del tratamiento. También en los niños con mielomeningocele, que padecen con
frecuencia de estreñimiento y hacen las evacuaciones en forma de pequeñas bolas
duras, la aplicación de la locomoción refleja les normaliza, en la mayoría de los casos, el
vaciado intestinal.
fleja, porque en la mayoría de las alteraciones motoras infantiles —sobre todo en las
diparesias— esta coordinación está alterada en gran medida (ver apartado 1.4.2).
Sólo alrededor de un 20% de los niños con PCI fijada disponen de una coordinación
ocular normal. En las diparesias espásticas infantiles, que son el tipo más frecuente de
PCI, el estrabismo alternante convergente es la regla. A causa de la pérdida de
convergencia de cerca, los niños con atetosis sólo pueden fijar la vista de forma
deficitaria. Además tienen limitada la desviación vertical de la mirada. En las alteraciones
congénitas del cerebelo, además del estrabismo convergente alternante, aparece un
nistagmus de fijación en sacadas irregulares.
En los niños que acabamos de nombrar, la activación con la locomoción refleja —
especialmente en el tratamiento precoz, es decir, antes del tercer mes— tiene un
efecto beneficioso sobre el alcance de estas alteraciones, y se corrige en no raras oca-
siones.