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revista DE

DERECHO PENAL
Y CRIMINOLOGÍA
DELITOS ECONóMICOS • CONTRAVENCIONAL •
GARANTÍAS CONSTITUCIONALES • PROCESal PENAL •
EJECUCIÓN DE LA PENA
Director
Eugenio Raúl ZAFFARONI

ÁREA PROCESAL
Miguel Á. ALMEYRA

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EDITOR RESPONSABLE
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Norberto SPOLANSKY (Argentina)
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con el auspicio de
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Sumario

DERECHO PENAL
DOCTRINA

La vinculación con el hecho previo en el delito de lavado de activos de origen delictivo. Exi-
gencias probatorias: un aporte para futuras reformas
Por Fiorella D. Cannellotto...................................................................................................... 3

La ley penal y su adaptación a los nuevos fenómenos tecnológicos. El drone


Por Facundo Maggio y Fiorella Ominetti............................................................................... 15

Diversidad cultural y derecho penal. Delitos culturalmente motivados


Por Mónica B. Stornelli............................................................................................................ 19

Evolución legislativa del artículo 119 del Código Penal. De la violación al nuevo abuso sexual
con acceso carnal
Por Alejandro Sanfilippo......................................................................................................... 33

NOTA A FALLO

Un femicidio y un homicidio: el mejor escenario para la viuda


Por Vilma Inés Kautyian Ziyisyian.......................................................................................... 61

HOMICIDIO DEL TRABAJADOR / Crimen perpetrado por un tercero en el lugar de trabajo.


Configuración de un accidente laboral. Acontecimientos que guardan conexión directa e
inmediata con el trabajo. Pensión de viudedad. Procedencia (TSuperior de Andalucía)........ 61

procesal PENAL

DOCTRINA

Ampliación en las facultades del querellante, ¿violación al derecho de defensa?


Por Milagros Grassi y Malena P. Zamboni............................................................................. 75

AÑO IX • Nº 04 • MAYO 2019 - Derecho Penal y Criminología • III


Principio acusatorio e imparcialidad judicial. Dos caras de una misma moneda
Por Dino Minoggio................................................................................................................... 83

NOTA A FALLO

El deber de diligencia del Estado —violencia de género e infancia— y el instituto del juicio
por jurados
Por Federico J. Toranzo............................................................................................................ 92

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO / Delitos contra la integridad sexual de una niña. Falta
de respuesta frente a la denuncia. Acceso a la justicia. Juicio por jurados. Garantías de la
víctima en juicio (Corte IDH)..................................................................................................... 92

Nota a un interesante caso sobre garantías de imputados extranjeros


Por Yamila Y. Luzza.................................................................................................................. 103

PRINCIPIO DE CONGRUENCIA / Homicidio. Defensa en juicio. Absolución. Provisión de un


intérprete (CNCasCrim. y Correc.)............................................................................................. 103

La exhibición de fotografías para la identificación de personas. La participación de la


defensa oficial
Por Darío O. S. Rinaldi............................................................................................................. 133

PROCEDIMIENTO PENAL / Delito de robo. Exhibición de un álbum de fotografías de personas


con antecedentes realizada en una dependencia policial. Planteo de nulidad de la diligencia.
Rechazo (CNCrim. y Correc.)..................................................................................................... 133

Problemática de las personas pertenecientes al colectivo LGBTI en situación de encierro


Por Lucas Piacenza.................................................................................................................. 139

DETENCIÓN DOMICILIARIA / Persona transexual. Respeto de la identidad de género. Disi-


dencia (CNPenal Económico).................................................................................................... 139

Efecto adhesivo de los recursos en el CPPN


Por Carlos E. Llera.................................................................................................................... 147

PROCEDIMIENTO PENAL / Procesamiento del imputado. Recurso de apelación. Posterior


adhesión al recurso del imputado. Inadmisibilidad (CNCrim. y Correc.)................................. 147

La importancia de la evidencia digital


Por Federico Irusta................................................................................................................... 153
ACTUACIÓN DE LAS FUERZAS POLICIALES / Requisas. Urgencia o gravedad de las medi-
das. Indicaciones de los funcionarios judiciales. Derecho de defensa en juicio. Derecho a la
intimidad (CNCrim. y Correc.)................................................................................................... 153

¿Nuevos estándares probatorios en casos de comercio de estupefacientes?


Por Pablo E. Ordóñez............................................................................................................... 161

TRANSPORTE DE ESTUPEFACIENTES / Procedimiento policial en zona rural cercana a


la frontera con Bolivia. Allanamiento. Hallazgo de mochilas con más de cincuenta kilos
de cocaína. Garantía de inviolabilidad de domicilio. Prueba. Subsunción típica. Condena
(CFCasación Penal)................................................................................................................... 161

IV • Derecho Penal y Criminología - AÑO IX • Nº 04 • MAYO 2019


EJECUCIÓN DE LA PENA
NOTA A FALLO

Superpoblación carcelaria, ¿Verbitsky está vigente?


Por Pablo Marschoff................................................................................................................ 185

CONDICIONES DE DETENCIÓN EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES / Facultades de la


Suprema Corte de Buenos Aires. Medidas para superar la situación crítica. Vigencia de la
prohibición de permanencia de menores y enfermos en comisarías provinciales (SC Buenos
Aires)......................................................................................................................................... 185

Prisión domiciliaria. Mujeres con hijos menores


Por Luciano Bianchi................................................................................................................. 192

RECURSO DE CASACIÓN / Rechazo al beneficio de la prisión domiciliaria. Reclusa con hijo


menor de cinco años. Interés superior del niño. Estado de salud del niño. Inconveniencia de
las circunstancias de encierro. Recurso de casación. Procedencia del recurso (CFCasación
Penal).. ................................................................................................................................. 192

garantías constitucionales
DOCTRINA

Nuestras garantías constitucionales


Por Marlon C. Martínez............................................................................................................ 219

criminología
DOCTRINA

Los fundamentos del derecho penal en Sebastián Soler. Liberalismo jurídico vs. positivismo
criminológico y regímenes autoritarios
Por Mariano Kierszenbaum..................................................................................................... 255

AÑO IX • Nº 04 • MAYO 2019 - Derecho Penal y Criminología • V


DPyC Derecho penal DOCTRINA

Evolución legislativa del artículo 119 del Código Penal.


De la violación al nuevo abuso sexual con acceso
carnal
Por Alejandro Sanfilippo

Sumario: I. Introducción.— II. Sobre el art. 119 del Cód. Penal previo
a la sanción de la ley 25.087.— III. Sobre el art. 119 del Cód. Penal
post sanción de la ley 25.087.— IV. Sobre el art. 119 del Cód. Penal
luego de la sanción de la ley 27.352.— V. Conclusión.— VI. Biblio-
grafía.

I. Introducción personal— como la jurisprudencia correspon-


diente a cada época.
En el presente trabajo intentaré desarrollar y
analizar cómo ha sido la evolución del art. 119 Por último, repasaré lo trabajado para arribar
del Cód. Penal, específicamente, del delito de finalmente a una conclusión sobre cuáles son los
violación —como primeramente fue denomina- aspectos relevantes de esta evolución legislativa,
do— y del abuso sexual con acceso carnal. cómo han impactado en la realidad y cuáles son
las nuevas interrogantes.
Para ello, explicaré cuáles fueron las últimas
tres redacciones del artículo aludido y las dos II. Sobre el art. 119 del Cód. Penal previo a la
modificaciones legislativas que se dieron desde sanción de la ley 25.087
el año 1999 hasta la actualidad. Destacaré sus
puntos fuertes y sus debilidades, las discusiones II.1. El bien jurídico protegido
centrales que se generaron en torno a ellas y los
avances y retrocesos que han tenido con relación Con anterioridad a la ley 25.087, el tít. III del
a su redacción sucesora y predecesora. Código Penal desarrollaba los denominados “de-
litos contra la honestidad” y en su cap. II trataba
En ese sentido, estructuraré el tratamiento de la figura típica a cuya evolución haré mención a
cada art. 119 de la misma manera, primero el lo largo de este trabajo; la cual se encontraba re-
bien jurídico que se intentaba proteger, luego dactada en el art. 119.
cómo se encontraba redactada la norma en cada
oportunidad, para finalmente establecer sus ele- En consecuencia, el bien jurídico que tute-
mentos típicos. Por último, haré una breve refe- laba este título para este tipo de hechos ilícitos
rencia a cómo se establecía su consumación y era la honestidad. Y sobre el significado de este
qué escala penal aplicable poseía en cada época. concepto, que se reducía ciertamente a la expe-
riencia sexual de la víctima, se fueron constru-
Esencialmente, me centraré en los grandes yendo los supuestos comisivos. En tal coyuntura,
cambios sucedidos a lo largo de los años relati- en un principio se ponderaba que una persona
vos a aquello que el legislador quiso proteger al que no revistiera tal condición —es decir, ser ho-
sancionar este tipo de hechos; cuáles han sido nesta— no podía ser sujeto pasivo de este tipo de
y son actualmente los sujetos intervinientes en conductas, lo que traía aparejado que quedaran
esta figura y de qué manera se han logrado in- impunes aquellos actos que la perjudicaban.
cluir nuevas conductas al tipo penal en cuestión.
En tal sentido, el criterio sostenido por Luis
Vale aclarar que incluiré tanto las críticas y Jiménez de Asúa era que —por ejemplo— resul-
opiniones de la doctrina —también daré la mía taba “obvio que una prostituta podrá ser honrada

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DPyC Derecho penal DOCTRINA

(por eso puede ser sujeto pasivo de delitos con- tancia que se mantendrá, como veremos, en
tra el honor), pero no es honesta (por lo cual no las siguientes modificaciones normativas—. En
puede ser víctima de un delito contra la hones- consecuencia, la característica principal estu-
tidad)” (1). vo dada por la protección a la fidelidad, reserva
y normalidad sexuales de los individuos y a la
Al respecto podemos decir que la idea de decencia sexual pública; elementos claramente
“honestidad” como título del capítulo, presentó distintivos de este código de fondo que mantu-
algunas críticas y discusiones. Así, el concepto vieron igualmente en su ADN conceptos de tipo
“honestidad” estaba empleado en el sentido de moral y religioso fuertemente arraigados.
moralidad sexual, era la expresión usada por
la legislación española, la cual influyó fuer- En lo que aquí interesa, dado el alcance pro-
temente sobre este punto. Sin embargo, otras puesto para este trabajo, explicaré entonces, en
legislaciones efectuaron acertados distingos y qué consistían la reserva sexual, la normalidad
lograron establecer “la diferencia que va entre sexual y la decencia sexual. En primer lugar, la
la acción inmoral y la acción delictiva, tradi- reserva sexual se instauraba como el derecho
cionalmente confundidas, precisamente en este del individuo a la incolumidad del consciente y
terreno, por influencia de ideas religiosas, que voluntario trato de tipo sexual, era un elemento
con frecuencia han impulsado a la legislación primordial de la libertad civil, ya que la sociedad
común a la funesta confusión del delito con el estaba interesada a dicha incolumidad de la alu-
pecado” (2). dida libertad civil.

En consecuencia, se podía afirmar que la ex- Por su parte, la normalidad sexual, como dere-
presión del título era inconveniente, puesto que cho del individuo a la indemnidad de su trato se-
importaba el peligro de que una interpretación xual natural, se ligaba al interés que la sociedad
apresurada considerara que la ley hacía referen- tenía de preservarse frente a la degeneración fí-
cia al concepto religioso de honestidad, es decir, a sica y moral de los individuos que la componían.
la idea de que toda relación sexual fuera del ma- Véase en este caso cómo término tales “norma-
trimonio era deshonesta. Por ello, Soler consideró lidad”, “natural” y “moral” —todos conceptos
que debía definirse a “la honestidad” de una ma- vagos, por cierto— se imponían como pautas a
nera más restringida, es decir, como “una exigen- seguir para definir cuál era la razón de ser de este
cia de corrección y respeto impuesta por las buenas título. Obviamente, a lo largo del tiempo, esos
costumbres en las relaciones sexuales” (3). conceptos tuvieron que ser dejados de lado para
alcanzar una idea que se adaptaría —o inten-
Sin perjuicio de ello, también se consideró in- taría adaptarse— al ideal de una sociedad más
adecuado el concepto de “honestidad” para este moderna.
título, en razón de que existían otros intereses
comprometidos en este. En último lugar, la decencia sexual como dere-
cho de la sociedad a que no se lesione su senti-
De lo expuesto podemos concluir que la idea miento de pudor mediante conductas obscenas,
de “honestidad” no era exclusiva ni excluyen- se refería al interés de la sociedad a preservar a
te para mostrar el verdadero núcleo de interés sus componentes de la perniciosa influencia de
de todas las figuras de este título. En ese senti- lo obsceno.
do se sostuvo que en este título el Código Penal
—de aquella época— reprimía conductas que Sin perjuicio de lo expuesto, algunos autores
caían en el ámbito de la sexualidad —circuns- —como Fontán Balestra y Soler— aceptaban que
la libertad sexual era el bien jurídico prevalente
tutelado por la figura de violación.
(1) JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis, “El Criminalista”, Tipo-
gráfica Editora Argentina - TEA, Buenos Aires, 1952, t. X, Por último, quiero resaltar que en los elemen-
p. 229. tos mencionados siempre se hizo mención a la
(2) SOLER, Sebastián, “Derecho Penal Argentino”, sociedad y no al individuo. Así, pues, este capí-
Ed. La Ley, 1945, t. III, p. 328. tulo no tenía su fuente en la protección de un
(3) Ibidem. bien del individuo, sino de los individuos como

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DPyC Alejandro Sanfilippo

sociedad. Este punto, resultó ser, como se desa- II.3. Tipo objetivo
rrollará más adelante, una de las modificaciones
más grandes en cuanto al sujeto que debe ser ju- II.3.a. Los sujetos
rídicamente protegido.
II.3.a.1. El sujeto pasivo
II.2. La previsión legal
La redacción del art. 119 era clara respecto a
Ahora bien, en el capítulo segundo del título este aspecto, pues establecía que el sujeto pasivo
de los “Delitos contra la honestidad” se encon- podía ser una persona de uno u otro sexo. Tam-
traba desarrollada la figura de la violación, la poco hacía distingos sobre a las condiciones de
cual asumía en ese Código tres formas (art. 119, la víctima; es decir, si era soltera, casada, divor-
incs. 1º, 2º y 3º). Asimismo, los agravantes se es- ciada o viuda, mujer honesta o no, virgen o no, y
taban descriptos en los arts. 122 a 124. hasta incluso prostituta. Obviamente la conduc-
ta típica debía ser ejercida sobre una persona
Veamos cómo se encontraba redactada dicha viva, pues el muerto no era considerado titular
norma. El art. 119 rezaba: “Será reprimido con de ningún derecho.
reclusión o prisión de 6 a 15 años, el que tuviere
acceso carnal con persona de uno u otro sexo, en Sin perjuicio de lo mencionado precedente-
los casos siguientes: mente, la afirmación de que una prostituta no
podía ser sujeto pasivo de una violación fue mo-
1º) cuando la víctima fuera menor de 12 años; tivo de opiniones encontradas en esa época. Así,
recordemos que Fontán Balestra aceptaba que la
2º) cuando la persona ofendida se hallare libertad sexual era el bien jurídico prevalente tu-
privada de razón o de sentido, o cuando por telado por la figura de violación, por lo que una
enfermedad o cualquier otra causa no pudiera prostituta gozaba de ese derecho. En igual sen-
resistir; tido se expresaba Soler, quien consideraba que
la prostituta también podía ser violada, porque
3º) cuando se usare fuerza o intimidación”. no se violaba su honestidad, sino la libertad de
disponer del sexo (4) .
Dicho esto, debemos mencionar que el ac-
ceso carnal con persona de uno u otro sexo era Contrariamente a lo expuesto, Jiménez de
la exigencia típica común a todas las formas Asúa entendía que la meretriz no poseía el senti-
de violación, ya que la extensión de la norma miento de honestidad que era el objeto de tutela
respondía a la finalidad de prever las distintas en el tít. III del Código Penal (5).
formas de falta de voluntad para el acto en el
sujeto pasivo. Así, pues el inc. 1º contemplaba
Recordemos lo dicho por el mencionado doc-
la falta de voluntad presunta, sin que se admi-
trinario relativo a que era “obvio que una prosti-
tiera prueba en contrario —pues el sujeto activo
tuta podrá ser honrada (por eso puede ser suje-
era una persona menor de 12 años—; el inc. 2º
to pasivo de delitos contra el honor), pero no es
enunciaba un caso de un sujeto privado de vo-
honesta (por lo cual no puede ser víctima de un
luntad —cuando la persona ofendida se hallare
delito contra la honestidad)” (6).
privada de razón— ya que los restantes supues-
tos a los que hacía mención dicho inciso, se re-
ferían a situaciones en las que si bien la víctima Véase, pues, cómo el nombre del título que
poseía voluntad relevante para ser opuesta al contenía esta figura generaba interpretaciones
acto sexual, esa voluntad no podía ser ejercida que repercutían sensiblemente sobre los ele-
en el momento del hecho, por obra de la situa- mentos del tipo penal, en este caso puntual so-
ción en la que se encontraba —esto es privada bre el sujeto pasivo.
de sentido o cuando por una enfermedad o
cualquier otra causa, no pudiere resistir—. Por
último, en el inc. 3º se definía la violencia efec- (4) Ibidem, p. 343.
tiva física y moral: cuando se usare fuerza o in- (5) JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis, ob. cit.
timidación respectivamente. (6) Ibidem.

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DPyC Derecho penal DOCTRINA

II.3.a.2. El sujeto activo casos con el acceso carnal. Sin embargo, la in-
terpretación y el alcance de ese concepto ha va-
El varón era en términos generales considera- riado a lo largo de las redacciones de delito aquí
do el sujeto activo del delito de violación. tratado, resultando ser la esencia de la extensión
que tuvo y tiene esta figura típica.
Sin embargo, se discutía si la mujer o el hom-
bre homosexual que actuaba como pasivo —es Entonces, la opinión dominante de la doctrina
decir que se hacía penetrar— podían ser auto- (Fontán Balestra, Soler y Núñez) por esa época
res de esta figura. Sobre esta situación se dieron consideraba que por “acceso carnal” se entendía
varias discusiones. Un sector se inclinaba por la penetración del órgano masculino en orificio
la negativa, en tanto consideraba —primordial- natural de otra persona, sea por vía normal o
mente— que solo tenía acceso carnal aquel que anormal, de modo que dé lugar al coito o a un
efectuaba la penetración. La solución la encon- equivalente anormal. La característica primor-
traban en el sentido de la expresión “tener acce- dial del concepto estaba dada por la idea de
so carnal”, ya que acceso quiere decir entrada o penetración; en tanto cualquier otra relación
penetración y no “compenetración” (7). sexual que no importaba penetrar, carecía de
tipicidad para configurar este delito. Así, pues,
El otro grupo —entre quienes podemos men- la penetración era suficiente para tener por
cionar a Fontán Balestra— entendía que la ex- satisfecho el requisito del acceso carnal. Ade-
presión “acceso carnal” que utilizaba el art. 119, más, no era necesario que el acto sexual alcan-
únicamente, podía excluir la violación entre mu- zara la perfección fisiológica, es decir que se
jeres, pero nada decía con relación a quién de- produzca la eyaculación, ni que la penetración
bía ser el sujeto activo. En consecuencia, se creía fuera completa.
que la mujer y el hombre homosexual podían ser
sujetos activos de la violación, en tanto la ley no En ese sentido, cabe destacar que la jurispru-
los excluía. dencia de los distintos tribunales del país se ha-
bía manifestado en el sentido expresado. Ade-
Por su parte, Núñez consideraba que, si bien más, tanto la Suprema Corte de la Provincia de
la mujer podía cometer la violación de un varón Buenos Aires, como la Cámara de Apelaciones
menor de doce años, logrando hacerse acceder de Rosario y la Cámara Federal de Resistencia,
carnalmente por él mediante excitaciones, no habían señalado a la penetración como materia-
era razonable concebir que la pudiera consumar lidad constitutiva del acceso carnal.
en los supuestos de los incs. 2º y 3º, que suponen
la voluntad contraria del sujeto pasivo (8). Véase también que la jurisprudencia consi-
deró que “para la configuración de este delito no
Dicho esto, y pese a esas discusiones especí- hace falta que el acceso carnal sea completo, ni
ficas, la mayoría de la doctrina entendía que el que se produzca la eyaculación del agente (Cám.
acceso carnal implicaba acceder con la carne Apel. Mar del Plata, 28 de julio 1960, DJBA, 61-
—quien tiene acceso carnal es el que penetra— y 117)” y que “la ruptura del himen no es necesa-
que ese acceso debía ser efectuado con el pene. ria para la consumación del delito de violación
Por lo tanto, únicamente podía ser el hombre (Cám 1º Crim. Tucumán, 6 de julio 1960, LA LEY,
—por razones fisiológicas— el sujeto activo de 105-787)” (9).
este delito.
Continuando, al referirse la ley a tener acce-
II.3.c. La acción típica so carnal con persona de uno u otro sexo, no se
dudaba —ya que era unánime el pensar de los
Como se dijo, el delito de violación se configu- autores de la época sobre este punto— que que-
raba —y se configura actualmente— en todos los daban comprendidos también en el concepto los
actos contra natura —vía anal— pues, pudiendo

(7) SOLER, Sebastián, ob. cit. (9) OSSORIO Y FLORIT, Manuel, “Código Penal de la
(8) NÚÑEZ, Ricardo, “Tratado de Derecho Penal”, Ed. República Argentina. Comentarios, Jurisprudencia, Doc-
Lerner Córdoba, 1988, t. III, vol. II, p. 250. trina”. Ed. Universidad, Buenos Aires, 1997, p. 292

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DPyC Alejandro Sanfilippo

ser ambos sujetos del sexo masculino, la pene- biológico, debía ser entendido como actividad
tración sexual no podía realizarse de otro modo. directa de la libido, natural o no, en la que exista
una penetración del órgano genital del actor, que
En cambio, las opiniones se encontraban di- puede representar el coito o una forma degene-
vididas en punto a incluir o excluir del concep- rada o equivalente de este. En consecuencia,
to acceso carnal la penetración del miembro consideraba que el coito oral no se diferenciaba
masculino en la boca del sujeto pasivo (fellatio esencialmente de otra penetración contra natu-
in ore). Para algunos autores como Gómez, Mo- ra. Esta posición, en cambio, se consideró la pos-
linario y Núñez, tal acto no pasaba de un ultraje tura amplia o jurídica (11).
al pudor. Este último doctrinario puntualmen-
te consideraba que no se podía afirmar que el II.3.c.1. Ilegitimidad del acceso carnal
Código vigente para esa época, por haber ad-
mitido la sodomía —esto es el coito de hombre Para que se configurase este tipo penal, el ac-
con hombre, por vía anal, claro está— hubiera ceso carnal debía ser ilegítimo, es decir, que el
incluido también la fellatio in ore. En ese sen- autor no debía tener derecho a exigir ni la vícti-
tido, entendía que la interpretación restrictiva ma obligación de soportar. El caso más frecuen-
que reduce la violación al acceso vaginal y rectal, temente tratado era el de la cópula lograda por la
y que excluye la penetración por la boca, tenía fuerza dentro del matrimonio, como posibilidad
su razón científica. La explicación brindada era de que se configurara el delito de violación en-
que, si bien el ano no es el órgano destinado por tre cónyuges. Así pues, el marido tenía derecho a
la naturaleza para ser el vaso receptor de la pe- exigir a su mujer el acceso carnal y esta, correla-
netración copular natural, por poseer lo que la tivamente, el deber de acceder a la cópula.
vagina, glándulas de evolución y proyección eró-
genas, en su contacto con el órgano masculino Por este motivo, se decía que no se atropella-
cumple, aunque antinaturalmente, una función ba ningún derecho de la mujer cuando el ma-
similar a la que realiza la vagina. Según este doc- rido la obligaba, contra su voluntad, a realizar
trinario, ello no ocurre con la boca, la cual care- con él un acto que tenía ella el deber de ejecu-
ciendo de este tipo de glándulas, no resulta apta tar. Y los motivos que justificaban esta situación
como elemento constitutivo del coito, aunque —que actualmente aparece incluso como abe-
sirviese para el desahogue libidinoso del actor. rrante e inaceptable— era que la unión en ma-
En consecuencia, su utilización sexual violenta trimonio tenía por fin esencial la procreación
o abusiva solo significaba un abuso deshonesto de la especie.
del cuerpo ajeno. Esta, era la tesis restrictiva o
fisiológica (10). Pero más allá de eso, el antiguo Código Civil de
la Nación establecía en su art. 198 que los espo-
En ese sentido la jurisprudencia ha dicho que sos se debían mutuamente fidelidad, la cual era
“la boca, como cualquier parte del cuerpo huma- recíproca, incompensable y permanente. Y en el
no que no sea la vagina o el ano, resulta incapaz plano de las relaciones sexuales ese deber de fi-
de generar un coito, aunque sea anormal. Su uso delidad implicaba un aspecto positivo, que era el
violento o fraudatorio no puede implicar un coi- derecho del cónyuge a que el otro sostenga con
to violento o abusivamente logrado; significa un él relaciones sexuales, y uno negativo, que era el
abuso deshonesto, del cuerpo ajeno” (CNCrim. y deber del cónyuge de abstenerse de mantener
Correc., sala VI, 05/06/1981, “Pérez, C. A.”, voto relaciones sexuales con terceros (12)).
del Dr. Andereggen, BCNCyC, 981-VII-136).
Sin embargo, se aclara que, si de la violencia
En cambio, Fontán Balestra entendía que no resultaban lesiones u otras consecuencias, se
eran decisivos los argumentos que apoyaban la podría haber configurado un delito, pero no el
idea de limitar el alcance de la norma sólo a la
vía vaginal y anal. Así pues, este entendía que (11) FONTÁN BALESTRA, Carlos, “Tratado de Derecho
el criterio del acceso carnal, más amplio que el Penal”, Ed. Abeledo-Perrot, 1992, t. V, Parte Especial, p. 64.
(12) BOSSERT, Gustavo A. - ZANNONI, Eduardo A.,
“Manual de derecho de familia”, Ed. Astrea, 1999, 5ª ed.
(10) NÚÑEZ, Ricardo, ob. cit. actualizada y ampliada, 1ª reimpresión, p. 200.

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DPyC Derecho penal DOCTRINA

de violación. Además, vale decir que el delito de terminante a la hora de establecer la ilegitimidad
violación se podía configurar en los casos en que de las conductas.
la exigencia marital se extendiera a la realización
de actos contra natura, puesto que tales actos no II.3.d. El uso de violencia
estaban impuestos por el deber conyugal.
La fuerza era el medio que utilizaba el autor
Por otro lado, no había dudas en reconocer de la violación para vencer la voluntad del sujeto
que, mediando divorcio, el acceso carnal logra- pasivo, cuando este, en el momento del hecho,
do por la fuerza constituía violación, al igual que estaba psíquica y físicamente capacitado para
en los casos de los cónyuges separados de hecho oponer resistencia. La violencia física (fuerza)
y los concubinos. fue denominada por la doctrina como “violen-
cia efectiva física”, por oposición a la llamada
Al respecto la jurisprudencia ha dicho que “si “violencia moral” (intimidación) y a las formas
el marido de quien se había separado de hecho la de acceso carnal con personas que físicamente
mujer, al encontrar a esta en la vía pública la lle- estaban incapacitadas para oponer resistencia o
vó a la fuerza a una cantera próxima y allí la gol- a las que la ley no reconocía voluntad válida por
peó produciéndole lesiones y la obligó a mantener el consentimiento en estos casos, a lo que llamó
repetidos accesos carnales, esta conducta encua- violencia presunta.
dra en el art. 119, inc. 3º del Cód. Penal, porque es
ofensiva de la libertad o reserva sexual de la víc- Vale recordar entonces que, según la redac-
tima, desde que esta tenía derecho, al no mediar ción del art. 119 ya efectuada, la distinción men-
intimación judicial de volver al hogar, a no ser cionada se encontraba descripta, en el caso de
forzada a mantener relaciones carnales con el au- la violencia efectiva física y moral, en el inc. 3º;
tor (TS Córdoba, sala Crim. y Corr., 02/10/1978, mientras que la violencia presunta se hallaba en
‘C., J. D.’, supl. LA LEY, 979-92)” (13). los incs. 1º y 2º. Veamos de qué se trataba cada
una de ellas.
Dentro del aspecto de la ilegitimidad del ac- II.3.d.1. La violencia efectiva física
ceso carnal debía ser tratado también el caso de
quien poseía por la fuerza a una prostituta, cuan- Como se dijo, esta forma de violencia se en-
do esta estaba ejerciendo su comercio y habien- contraba prevista en la primera parte del inc. 3º
do el autor efectuado el pago correspondiente. del art. 119 del Cód. Penal, que sancionaba al que
Al respecto Núñez entendía que el delito de vio- tuviera acceso carnal con una persona de uno u
lación no se configuraba, puesto que, si bien la otro sexo, cuando se usare la fuerza. La ley hacía
mujer carecía de derecho para negarse al acceso, referencia aquí a la violencia, la cual compren-
el cliente incurría en un ejercicio arbitrario del día —como veremos— conforme lo establecía el
propio derecho que no era punible como delito art. 78 del Cód. Penal —y aún lo establece— la
en nuestro país. utilización de medios hipnóticos y narcóticos.
En ese mismo sentido se expresó Creus, quien Cabe destacar que la violencia debía haber
consideraba que en el caso mencionado el clien- sido ejercida para lograr el acceso carnal, ya que
te tenía derecho al acceso carnal, pero si utiliza- la ejercida durante el acto, habiendo sido el ac-
ba fuerza o intimidación incurría en el ejercicio ceso consentido libremente, no configuraba los
arbitrario del derecho, lo que podía ser com- elementos de la violación. Aparece como claro
prendido en el delito de coacción (14). que la fuerza debía recaer sobre la víctima y ser
previo a la penetración.
Nuevamente aquí la lógica de la honestidad
como norte en estas figuras jugaba un papel de- Por otro lado, la resistencia del sujeto pasivo
debía haber sido real y seria. No era suficiente la
(13) DONNA, Edgardo A., “Delitos contra la integridad
simple negativa para admitir que la supuesta víc-
sexual”, Ed. Rubinzal-Culzoni, 2005, 2ª ed. actualizada, ps. tima había llegado al coito vencida por la fuerza
102/103. del actor. Se sostenía que era suficiente que la
(14) CREUS, Carlos, “Derecho penal, parte especial”, mujer cediera un tanto para que no pudiera con-
Ed. Astrea, 1995, 5ª ed. actualizada, t. I, ps. 197-198. siderarse configurada la violación.

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DPyC Alejandro Sanfilippo

Sobre este punto la jurisprudencia ha dicho que el sujeto activo se hubiera valido de me-
que “si la víctima de la violación demostró úni- dios hipnóticos o narcóticos, estábamos ante
camente su resistencia mediante un leve forcejeo el supuesto aquí previsto, en tanto el uso
para evitar que le sacaran las prendas íntimas, de aquéllos quedaba comprendido dentro
no se configura este delito (ST Misiones, 18 de del concepto violencia aquí tratado. Sobre
noviembre de 1959, JA, 1961-I, p. 301)” y que el punto la jurisprudencia ha dicho que “la
“la fuerza a la que alude el art. 119, inc. 3º, re- regla del art. 78 del Cód. Penal se refiere a la
quiere el despliegue de una energía física para violencia física o ‘vis absoluto’ y no a la mo-
vencer la resistencia que opone o puede oponer, ral o ‘vis compulsiva’. Ello es así pues los hip-
seria y sosteniblemente la víctima, y su compro- nóticos o narcóticos a que se refiere la norma
bación debe surgir a través del testimonio mudo eliminan la voluntad, incluso en los grados
que, eventualmente, emane de daños físicos en la mínimos necesarios para la acción, lo que no
persona del sujeto pasivo o en sus prendas (Cám. es compatible con la coacción, donde la vo-
Penal Santa Fe, sala III, 25 de septiembre 1985, J, luntad del coacto subsiste (en el caso, los estu-
78-106)” (15). pefacientes fueron suministrados a la víctima
para facilitar su violación). (Cám, 2ª Crim.
Sin embargo, se dijo que no era posible esta- de Catamarca, 27/02/1998, ‘Luque, Guiller-
blecer de antemano y con pretensión de validez mo D. y otro’, LA LEY 1998-D-891 [40.700-S],
universal cuál debía ser el grado de la resisten- NOA, 1998-3-94)” (17).
cia, desde que esta, lo mismo que la correlativa
violencia, debía ser apreciada con relación a la II.3.d.2. La intimidación
edad, salud, energía física, etcétera, de los suje-
tos —tanto pasivo como activo—. Al igual que el ya mencionado, este medio
para lograr el acceso carnal se situaba también
Véase, entonces, que se exigía a la víctima de- en el inc. 3º del art. 119 del Cód. Penal y se lo
mostrar que no había prestado su consentimien- dio en llamar “violencia moral”. En este caso la
to; y ello se apreciaba mediante una resistencia in- violencia también debía ser ejercida sobre la víc-
equívoca. De esta manera, los juzgadores podían tima de la violación, ya que su voluntad estaba
medir y pesar, no sólo la respuesta de la víctima, presente, pero no era libre de elegir.
sino su propia historia sexual, bajo la teoría de
que se relacionaba con su tendencia a consentir Así, existía violencia moral cuando la víctima
o no y podían hacer uso de esa información para era obligada al acceso carnal mediante amena-
formarse una apreciación moral de su carácter. zas que producían en ella miedo o temor que al-
canzaba a vencer su voluntad. En consecuencia,
De ello, se advierte que la honestidad —en la diferencia entre fuerza e intimidación radi-
tanto bien jurídico protegido— jugaba un papel caba esencialmente en que la primera se cum-
determinante a la hora de dilucidar la existencia plía, mientras que la segunda se anunciaba y era
de los hechos ilícitos; al punto tal que se con- siempre futura.
sideraba que una mujer virtuosa no podía ser
violada o no se iba a exponer a situaciones que Ahora bien, la amenaza podía consistir —al
la dejaran en riesgo de sufrir un ataque sexual; igual que en la actualidad— en causar un mal a
o que la mujer había provocado a su atacante y la propia víctima o a un tercero, pero el mal de-
por tanto había consentido el acto; o que una bía ser futuro. Además, debía ser grave o seria,
mujer honesta debía luchar hasta la muerte para inminente o posible; es decir que implicara un
defender su virtud (16) . mal futuro capaz de causar miedo a la persona
Finalmente, cabe agregar que, conforme lo común, por su naturaleza e inmediatez, y la posi-
preveía el art. 78 del Cód. Penal, en el caso de bilidad cierta de la realización del daño por parte
de la persona que la imparte. Pero lo importante
aquí no era la amenaza en sí misma, sino su efec-
(15) OSSORIO Y FLORIT, ob. cit.
to psicológico sobre la víctima —de ahí que era
importante evaluar la personalidad de esta— es
(16) GAVIER, Enrique A., “Delitos contra la integridad
sexual. Análisis de la ley 25.087. Antecedentes Parlamen-
tarios”, Ed. Lerner, Córdoba, 1999, p. 37. (17) DONNA, Edgardo A., ob. cit., ps. 99-100.

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decir que la persona ofendida haya tenido moti- II.3.e. La violencia presunta
vos suficientes para suponer que solo cediendo
a ser accedida carnalmente evitaría que el daño Los incs. 1º y 2º del art. 119 del Cód. Penal con-
anunciado se causara. tenían diversos supuestos en los que la víctima
se encontraba en condiciones que le impidieron
En el sentido señalado, la jurisprudencia sos- comprender la naturaleza del acto que realizaba
tuvo que “en la intimidación debe contemplarse o que, comprendiéndola, estaba imposibilitada
el efecto psicológico sobre la víctima, pudien- de oponerse físicamente a él. Seguidamente, de-
do presentarse la amenaza mediante palabras, sarrollaremos cada una de estas situaciones se-
actos o señales, en forma oral o por mímica. Lo paradamente.
importante es que influya de tal manera sobre la
II.3.e.1. Víctima menor de 12 años
capacidad de elección del sujeto, que coarte su vo-
luntad, jugando un importante papel la persona- Esta hipótesis se encontraba prevista en el inc.
lidad de la víctima en el análisis de este elemento 1º del art. 119 del Cód. Penal y el motivo de su
(CNCrim. y Correc., sala IV, 30 de agosto 1991, criminalidad residía en la incapacidad, por in-
DJ, 1992-1, p. 67, ED, 144-326, JA, 1991-IV, p. 345, madurez, del sujeto pasivo. Se presumía “la in-
LA LEY, 1992-B, p. 58)” (18). capacidad para comprender el significado social
y fisiológico del acto en los menores de doce años”
Dicho esto, debo mencionar que la doctri- (21). Cabe destacar que esta presunción no ad-
na discutió si el temor reverencial, cuando mitía prueba en contrario, por lo que carecía de
mediaban relaciones de parentesco o depen- valor alguno el consentimiento de hecho que
dencia, era suficiente, para sí mismo, para que pudiera prestar la víctima —menor—. Al respec-
el hecho deba tenerse por cometido median- to se dijo que “se tipifica el delito del inc. 1º del
te intimidación. Al respecto, la Cámara del art. 119 cuando el imputado tuvo acceso carnal
Crimen de la Capital Federal sostuvo que no con una menor de doce años, siendo irrelevante
podía inducirse la existencia de intimidación a los fines penales que la menor haya o no pres-
por el ascendiente natural del padre sobre su tado su consentimiento para la realización del
hija, por el respeto y obediencia que le inspi- acto sexual, pues carece de validez para declarar
ra, puesto que el art. 122 lo contemplaba como impune el acto por razones de inmadurez psíqui-
agravante calificativa, con lo cual, una misma ca. Es decir que el tipo penal se integra sólo con la
circunstancia vendría a funcionar como ele- existencia del acceso carnal y la minoridad de la
mento constitutivo del delito y agravante a un víctima (Cám. 5ª Crim. Córdoba, 27 de mayo de
tiempo (19). Lo que este órgano quiso decir 1983, LLC, 1984-746, 62-R)” (22).
era que la condición de ascendiente, por sí
misma, no alcanzaba para concurrir el requi- Resta mencionar que la edad de la víctima de-
sito de la intimidación, sino que era necesario bía ser verificada legalmente —mediante partida
que hubiere existido en el caso concreto, en de nacimiento o documento de identidad, por
cuyo caso, el parentesco funcionaba como cir- ejemplo— ya que casos de errores en la edad de
cunstancia agravante. la víctima debían ser tenidos en cuenta al mo-
mento de estimar la culpabilidad. En principio,
Contrariamente, la Cámara de Apelaciones de parecería ser que la confusión respecto de la
Rosario tuvo por configurada la violación, dando edad de la víctima volvería atípica la figura en
valor intimidante a la actitud del padre que ha- cuestión, por darse un error en los elementos del
bía creado en el ambiente familiar una situación tipo objetivo. Sobre el punto la jurisprudencia ha
de temor y de arbitrariedad violenta, tendiente a dicho que “el error de hecho relativo a la edad de
sojuzgar la voluntad de todos los miembros de la la víctima, elimina el elemento intencional de la
familia y a disponer a su arbitrio la satisfacción violación (Cám. 3ª Crim. La Plata, 10 de agosto
de sus deseos sexuales perversos (20). 1951, JA, 1951-IV, p. 335)” (23).

(18) OSSORIO Y FLORIT, Manuel, ob. cit., p. 290. (21) FONTÁN BALESTRA, Carlos, ob. cit., p. 76.
(19) Jurisprudencia Argentina, T. 57-522. (22) OSSORIO Y FLORIT, Manuel, ob. cit., p. 292.
(20) Repertorio La Ley, T. IX, p. 1209. (23) Ibidem, p. 291.

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Otro dato es que la edad escogida por el legis- la víctima; sin embargo, para que la violación
lador —de doce años— no fue impuesta arbitra- quedase consentida, el acceso debía concordar
riamente, ya que para determinarla se tuvo en sustancialmente con el consentimiento dado.
cuenta la edad que establecía la ley civil para que Por ejemplo, ello no sucedía si el autor, aprove-
la mujer pueda contraer matrimonio. Luego, con chándose de la falta de razón de su concubina la
el correr de los años, la legislación civil modifi- accedía analmente.
có dicha edad a los catorce años, pero la norma
penal aquí tratada —curiosamente— mantuvo II.3.e.3. Víctima privada de sentido
aquella edad.
Este era otro de los supuestos previstos en el
II.3.e.2. Víctima privada de la razón inc. 2º del art. 119 del Cód. Penal, en el cual la
víctima carecía de voluntad. Tenía como ele-
Era uno de los supuestos previstos en el inc. 2º mento central que suponía estados transitorios
del art. 119 del Cód. Penal. La persona privada en los cuales la persona no poseía la percepción
de la razón era aquella que presentaba un “tras- necesaria para poder adecuar a ella su voluntad.
torno de las facultades que le impide comprender En este caso también se tomaba en cuenta la im-
la naturaleza del acto que realiza como sujeto posibilidad de comprender.
activo”(24), motivo por el cual poseía la voluntad
viciada y, por lo tanto, carecía de validez jurídica. Se trataba pues de los estados de inconcien-
cia y la falta de sentido, que podían haber sido
En este supuesto, la ley también suponía la provocadas por el autor, o aprovechadas por él
falta de voluntad para realizar el acto, pero la habiendo encontrado a la víctima en ese esta-
incapacidad debía ser verificada en cada caso. Y do. Vale recordar que en el caso de que el sujeto
más aún, no era suficiente que la anomalía psí- activo se hubiera valido de medios hipnóticos o
quica fuese comprobada, sino que era necesario narcóticos, nos encontrábamos ante el supuesto
además que ella incapacite al sujeto activo para previsto en el inc. 3º del art. 119, en tanto el uso
comprender el acto que realizaba. Es decir que de aquéllos quedaba comprendido dentro del
lo aquí importaba no era la anomalía psíquica, concepto violencia al que alude dicho inciso.
sino el efecto que esta producía en la esfera de
la capacidad de comprender. Sobre ello se ha Así, se consideraba que el sueño, la ebriedad
dicho que “la sola debilidad mental no es la que absoluta, el sonambulismo, los equivalentes psí-
ampara el art. 119 inc. 2º, pues ella importa la quicos de los epilépticos y, en general, todas las
imposibilidad psíquica de prestar válidamente situaciones que motivaban estados de incons-
el consentimiento, como lo precisa la norma al ciencia, configuraban la falta de sentido a la que
requerir que la víctima esté privada de razón o este caso se refería.
sentido (Cám. Crim. Catamarca, 18 de agosto de
1983, JA, 1984-II, p. 349)”(25) . En igual sentido Por último, se discutía si durante el sueño fi-
se había expedido la Cámara del Crimen de la siológico normal —considerado un estado de
Capital Federal al considerar que “la sola debili- inconsciencia— una persona podía ser accedida
dad mental no importa la imposibilidad de pres- sin advertirlo y sin despertarse. Sobre la ebrie-
tar válidamente el consentimiento (La Ley, T. 82, dad se consideraba que debía ser absoluta o to-
p. 211)” (26). Vale destacar que no se exigía que tal. En el caso de la epilepsia, por su parte, daba
existiera una declaración de insania para que se lugar a estados de inconsciencia que privaban
configurase este supuesto. de sentido a quien la padecía.

Por último, resta mencionar que el acceso II.3.f. Enfermedad u otra causa que impida a la
carnal al incapaz que consintió en plena capa- víctima resistirse
cidad era la consecuencia de un acto libre de
Era el último supuesto previsto en el inc. 2º del
art. 119 en cuestión, en el cual el sujeto pasivo si
(24) FONTÁN BALESTRA, ob. cit., p. 76. bien no tenía afectada su capacidad para com-
(25) OSSORIO Y FLORIT, Manuel, ob. cit., p. 292. prender, no se encontraba posibilitado física-
(26) FONTÁN BALESTRA, Carlos, ob. cit., p. 76 mente para obrar según su voluntad. En palabras

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de Núñez “se trata de una situación en la cual la manifestación de la voluntad de la mujer opuesta
víctima comprende el significado del acto del que al acto, mediante resistencia. Es decir, que la mu-
es objeto, pero no puede actuar su voluntad con- jer no pudo resistir porque no sabía que se la iba
traria y oponerse materialmente a la acción del a acceder” (29).
autor” (27).
Contrariamente a lo que consideraba aquel
Este supuesto hacía una distinción entre los doctrinario, Núñez entendía que en ese caso
casos de enfermedad y los de cualquier otra cau- concreto no se podía admitir la violación, en
sa que impida a la persona resistirse. tanto, la sorpresa, el error o el engaño, utilizados
para lograr el acceso carnal, no eran elementos
Respecto del primer supuesto —enferme- que se encontraban previstos en el tipo penal en
dad— se hacía referencia a cualquier trastorno o cuestión.
deficiencia de carácter orgánico que —como se
dijo precedentemente— sin privarla de razón o II.4. Tipo subjetivo
sentido, impedía al sujeto oponer resistencia al
acceso carnal conforme lo dictaba su voluntad. Esta figura era un delito doloso. Se exigía en-
Eran los casos de parálisis, debilidades extremas, tonces que el sujeto activo haya tenido la con-
postraciones o agotamientos, lesiones, entre ciencia y voluntad de tener acceso carnal contra
otros. la voluntad de la víctima, como consecuencia
del empleo de fuerza o intimidación o de las
Lo importante aquí era que el autor no se condiciones particulares del sujeto pasivo o de
hubiera visto obligado a utilizar la violencia, en la situación en la que se encuentra —conforme
tanto la víctima no podía resistirse de manera al- lo preveía el art. 119 en todos sus incisos—.
guna pese a su desacuerdo. Y ello, pues, de darse
el supuesto de violencia nos hubiéramos encon- Por la influencia del causalismo, el error sobre
trado en presencia del supuesto previsto en el cualquiera de las circunstancias que determi-
inc. 3º de la norma tratada. naban el contenido del dolo, excluía la culpa-
bilidad. Así, el ejemplo más común de error era
En el caso de la persona que por cualquier aquel en que se creía que se tenía acceso carnal
otra causa no pudiera resistir, se tuvo en cuenta con una persona mayor de doce años —cuando
aquí toda circunstancia en la que el acceso era no lo era— o no privada de razón —cuando sí lo
logrado respecto de una persona que era sana estaba—. Al respecto vale mencionar que la ju-
pero que se encontraba imposibilitada física- risprudencia había reconocido valor disculpante
mente de resistir. Así, por ejemplo, la jurispru- al error sobre la edad de la víctima cuando resul-
dencia ha dicho que “configura el delito previsto tó de una creencia razonable del autor (SCBA,
en el inc. 2º el acceso carnal fraudulentamente LA LEY, 88-173) y la falta de dolo cuando el autor
realizado por el médico si la víctima no podía desconocía el estado de falta de razón de la vícti-
oponerse por la natural confianza que la pacien- ma y este no era notorio (Cámara de Apelaciones
te guarda a su médico y por la posición en que de Rosario, Repertorio La Ley, t. VII, p. 1282, S. 4;
había sido colocada a efectos de su examen clí- SCBA, JA 1958-I, p. 335; Cámara del Crimen de
nico (Cám. Crim. y Corr. Cap., 1 de agosto 1960, la Capital, Jurisprudencia Penal de Buenos Aires,
LA LEY, 60-148)” (28). año III, nro. 11, 1964, fallo 1202).

Sobre ese fallo, Fontán Balestra consideró que II.5. Consumación y tentativa
no debía “repararse tanto en la imposibilidad fí-
sica de resistir por obra de la posición en la que la La violación se consumaba con el acceso car-
mujer se encontraba, como en el desconocimiento nal, para lo cual no era necesario —como ya se
del verdadero acto que se iba a ejecutar, y como dijo en los apartados precedentes— que el acto
consecuencia de tal desconocimiento, la falta de alcance su perfección fisiológica, ni que la pene-
tración sea completa.

(27) NÚÑEZ, Ricardo, ob. cit. p. 257.


(28) OSSORIO Y FLORIT Manuel, ob. cit., p. 290. (29) FONTÁN BALESTRA, Carlos, ob. cit., p. 83.

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Asimismo, esta figura admitía la tentativa. III. Sobre el art. 119 del Cód. Penal post san-
Sin embargo —al igual que hoy día— se discu- ción de la ley 25.087
tía respecto si podía tipificarse la figura del an-
tiguo abuso deshonesto. La solución a la que se III.1. El bien jurídico protegido
arribó fue hallada en el tipo subjetivo; si el autor
se propuso el acceso carnal pero no logró reali- Con la modificación del Código Penal, me-
zarlo por circunstancias ajenas a su voluntad, el diante la ley 25.087, los delitos entre los que se
evento habría de quedar en grado de conato; si, encuentra el aquí tratado, se mantuvieron in-
en cambio, el autor había limitado su propósito cluidos en el tít. III, pero este cambió su deno-
a actos libidinosos que excluían el coito, no en- minación de “Delitos contra la honestidad” por
contrábamos frente a otro delito. “Delitos contra la integridad sexual”. Fue esta,
pues, una de las más importantes modificacio-
En consecuencia, era de vital importancia para nes, puesto que a partir de aquí el legislador de-
determinar la existencia de una violación en gra- cidió cambiar el bien jurídico protegido.
do de tentativa, acreditar el dolo de acceder car-
nalmente a la víctima y la frustración del acto por Cabe recordar que, si bien la mayoría de los
circunstancias ajenas a la voluntad del autor. doctrinarios que intentaba explicar los alcances
del bien jurídico anterior, tenían como norte la
Sobre el tema se dijo que “para calificar un idea de honestidad; otros dejaban entrever que
hecho como tentativa de violación, debe poderse la protección de la integridad sexual debía en-
establecer que el propósito del agente era el acceso contrarse también comprendida. Pero lo cierto
carnal en el que la violación consiste y no simple- es que con esta modificación legislativa apareció
mente en un torpe desahogo, cosa no infrecuente de manera más clara —aunque no zanjó la dis-
y que hace encuadrar el hecho como abuso des- cusión— qué era lo que se buscaba proteger al
honesto consumado” (CNCrim. y Correc., sala V, sancionar las conductas previstas en los delitos
03/04/1981, “Garnica, B.”, BCNCyC 981-V-101) y de este título —entre las cuales se encontraba el
que “la figura contemplada en el art. 119, inc.
flamante art. 119—.
3º del Cód. Penal se comienza a ejecutar cuan-
do el individuo pone manos o intimida al sujeto
pasivo en grado tal que incide sobre la determi- Sin embargo, este título continuó generando
nación de la presunta víctima, con el ostensible discusiones acerca de si existía realmente un
propósito de someterla a trato carnal. Si no llega único objeto de protección y si estaba destinado
a consumar el hecho por la resistencia opuesta al resguardo del individuo, de la sociedad o de
por la víctima o por razones ajenas a su volun- ambos.
tad el hecho debe quedar en el terreno de la ten-
tativa (art. 42, Cód. Penal)” (Cám. 2ª Crim. de Ahora bien, si nos atenemos al análisis literal
Mercedes, San Luis, 23/05/1980, “Morales, Rey- de la expresión “integridad sexual” advertiremos
naldo M.”, JA 982-I-388). que incluso con esta modificación se arrastraron
ideas de tipo morales y religiosas. Así, pues, una
II.6. Acción penal de las acepciones del término “integridad” es
“pureza de las vírgenes” (cfr. RAE) y, por lo tanto,
Al igual que en la actualidad, la violación era desde su definición, la nueva denominación de
un delito de acción pública dependiente de ins- este título no alteraba las discusiones generadas
tancia privada de la persona ofendida, su tutor, hasta ese momento.
guardador o representante legal.
Sin embargo, desde el inicio “se advirtió que
II.7. Pena seguir ese significado literal sería caer —una vez
más— en los errores del pasado pues no era ello
Por último, en lo que atañe a este apartado, lo que el Derecho Penal debería proteger en este
vale mencionar que la figura prevista en el art. tipo de delitos: la víctima de un ataque sexual no
119 del Cód. Penal castigaba todos los casos de podría ser nuevamente sujeto pasivo de este tipo
violación con la pena de seis a 15 años de reclu- penal pues su sexualidad estaría, según sus segui-
sión o prisión. dores, desintegrada y porque contradiría aquello

AÑO IX • Nº 04 • mayo 2019 - Derecho Penal y Criminología • 43


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que fundamentó la modificación de estos hechos honor o la honestidad de las víctimas sino su in-
ilícitos” (30). tegridad y dignidad como personas, pues viven
esas situaciones como atentados a su propia in-
Pese a lo expuesto, la reforma introducida por tegridad, privacidad e identidad (35) .
la ley 25.087 importó un serio avance en el in-
tento de dejar de lado la idea de protección de la Ahora bien, más allá de todas las posibles in-
honestidad sexual, entendida como moralidad terpretaciones que se puedan otorgar al con-
sexual —como sucedía previo a esta reforma—. cepto “integridad sexual”, lo importante de esta
En este sentido “la libertad sexual” se consoli- reforma fue que desterró el concepto de “hones-
dó como el objeto de protección que justificaba tidad” como criterio rector para la evaluación de
la intervención judicial penal en “las prácticas los delitos sexuales, logrando que se deje de lado
sexuales de los ciudadanos, pretendiéndose con la posibilidad de que el estudio de las figuras
ello asegurar que los comportamientos sexuales sexuales se vea manchado por el espectro de la
tengan siempre lugar en condiciones de libertad moral o la religión, lo que llevó a confundir delito
individual de los partícipes” (31). con pecado, y derecho con moral.

En consecuencia, y dejando de lado su con- Finalmente, se considera que resultó más ade-
ceptualización literal, debemos entonces defi- cuada la idea de integridad sexual, ya que es más
nir o al menos establecer el alcance del término amplia que la de libertad sexual, pues abarca
“integridad sexual”. Así, Buompadre considera además situaciones que se encuentran previstas
que dicho concepto debe ser entendido como la en los tipos penales comprendidos por el título
libertad sexual del individuo, es decir, su autode- aquí tratado.
terminación en la vida sexual en libertad, esfera
que se ataca también cuando se incide en el libre Así, los que defienden esta postura, explican
desarrollo de la personalidad del menor o en la que resultaría difícil —sobre la base del concep-
intimidad sexual de la persona que no ha podido to “libertad sexual”— explicar por qué es delito
consentir libremente el acto (32). mantener una relación sexual con un menor
de 13 años, cuando este haya prestado su con-
Por su parte, Creus entiende que el concepto sentimiento para el acto. En consecuencia, para
se refiere al normal ejercicio de la sexualidad, el abarcar aspectos distintos al de la libertad, tales
cual se asienta sobre la liberta del individuo (33). como la dignidad de las personas, el desarrollo
de la personalidad o el proceso de formación
Para D’Alessio la idea de “integridad sexual” de la sexualidad, aparece la idea de “integridad
incluye el de libertad sexual, aunque también sexual” como contenedora de todos estos dere-
con él se pretende abarcar a otros. Considera que chos.
esta idea se ajusta mejor a un derecho penal libe-
ral que debe estar desprovisto de las connotacio- III.2. La previsión legal
nes morales que frecuentemente condicionaban
la interpretación de los delitos sexuales (34). Ahora bien, en el capítulo segundo del títu-
lo de los “Delitos contra la integridad sexual”
Por último, Cafferata Nores señala que las con-
se encuentra desarrollada —en el art. 119— la
ductas sexuales previstas en la ley no afectan el
figura del abuso sexual, en la que conviven dife-
rentes modalidades: el abuso sexual simple, el
(30) RENGEL, Diego N., “En torno al bien jurídico en los abuso sexual gravemente ultrajante y el abuso
delitos contra la libertad sexual”, DPI Cuántico N° 68, 2015. sexual con acceso carnal. Estas figuras, en el
(31) D’ALESSIO, Andrés J., “Código Penal de la Nación, régimen anterior, o no se encontraban contem-
comentado y anotado”, Ed. La Ley, 2011, 2ª ed. actualizada pladas o aparecían previstas en artículos distin-
y ampliada, t. II Parte Especial, p. 221. tos que en la actualidad han sido derogados o
(32) BUOMPADRE, Jorge E., “Delitos contra la integri- reformados.
dad sexual —algunas observaciones a la ley 25.087 de re-
formas al Código Penal—”, DJ, 1999, p. 732.
(35) CAFFERATA NORES, José I., “El avenimiento en
(33) CREUS, Carlos, ob. cit., p. 807. los delitos contra la integridad sexual”, Ed. La Ley, 2000,
(34) D’ALESSIO, ob. cit., p. 221. p. 250.

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Como vimos, en la anterior legislación el art. remite a las formas comisivas del abuso sexual
119 únicamente se refería a la violación, com- simple.
prendiendo los casos de acceso carnal, con per-
sonas de uno u otro sexo, cuando la víctima fuere III.3. Tipo objetivo
menor de 12 años, cuando la persona ofendida
se hallare privada de razón o de sentido, o cuan- III.3.a. Los sujetos
do por enfermedad o cualquier otra causa, no
pudiere resistir y cuando mediare fuerza o inti- III.3.a.1. El sujeto pasivo
midación. Asimismo, allí se preveía una pena de
reclusión o prisión de seis a quince años. En función de lo previsto en el primer párrafo
del art. 119 —que contiene el abuso sexual sim-
En la versión pos ley 25.087, el abuso sexual ple al cual el tercer párrafo remite— se entiende
—abuso deshonesto en la antigua terminolo- que tanto hombres como mujeres pueden ser
gía— se transformó en el tipo básico con re- sujetos pasivos de este delito. Ello pues, expresa
lación al cual, los restantes tipos de abuso —el “persona de uno u otro sexo”
gravemente ultrajante y el abuso con acceso car-
nal— funcionaban como agravantes. Vale aclarar que, de admitirse que la mujer
podía ser sujeto activo de la figura tratada —cir-
Veamos entonces cómo se encontraba redac- cunstancia que, como veremos más adelante,
tada dicha norma. Así, el art. 119 rezaba: fue zanjada por la última modificación legisla-
tiva— y que el acceso solo podía ser peneano,
“Será reprimido con reclusión o prisión de seis entonces únicamente —en este caso— el sujeto
meses a cuatro años el que abusare sexualmente pasivo debía ser un hombre.
de persona de uno u otro sexo cuando esta fuere
menor de trece años o cuando mediare violencia, Ahora bien, recordemos un poco lo que se
amenaza, abuso coactivo o intimidatorio de una desarrolló más arriba. Como se dijo, previo a la
relación de dependencia, de autoridad, o de po- reforma que introdujo la ley 25.087, se discutía
der, o aprovechándose de que la víctima por cual- si el hombre podía cometer este delito en perjui-
quier causa no haya podido consentir libremente cio de su propia esposa. Las conclusiones a las
la acción. que arribaban los doctrinarios era que si bien no
existía violación cuando mediaba débito conyu-
La pena será de cuatro a diez años de reclusión gal, el matrimonio en sí mismo no descartaba
o prisión cuando el abuso por su duración o cir- esa posibilidad cuando aquella se producía por
cunstancias de su realización, hubiere configura- actos contra natura, que no eran debidos. En de-
do un sometimiento sexual gravemente ultrajante finitiva, la doctrina entendía que, si existía débito
para la víctima. conyugal, el esposo gozaba del derecho de acce-
der carnalmente a su mujer, aún por la fuerza; y
La pena será de seis a quince años de reclusión ello no lo convertía en un violador, sin perjuicio
o prisión cuando mediando las circunstancias del de la responsabilidad que le cupiera por las le-
primer párrafo hubiere acceso carnal por cual- siones que provocara o las amenazas que profi-
quier vía. (...)”. riera.

Precedentemente se redactó la parte de inte- Con la sanción de la ley 25.087, la nueva re-
rés a este trabajo, ya que después de desarrollar dacción no hace ninguna distinción, ya que sólo
el abuso sexual con acceso carnal, el art. 119 se refiere a que el sujeto pasivo puede ser una
contiene las agravantes previstas para las tres fi- persona de uno u otro sexo, por lo que no se es-
guras que establece. tableció ninguna excepción respecto a la posibi-
lidad de que el delito de violación se concretara
A los fines prácticos, analizaré entonces el en el ámbito conyugal. En consecuencia, ante el
tercer párrafo en primer lugar, pero al llegar a incumplimiento de la esposa del deber conyugal
la acción típica de esta figura deberé mencionar de copular, el marido era responsable de viola-
los elementos contenidos en el primer párra- ción si la accedía carnalmente concurriendo
fo de la norma cuestión, ya que aquel párrafo algunas de las modalidades a las que hacía refe-

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rencia el primer párrafo del art. 119, sea por vía el acceso carnal implicaba acceder con la carne,
normal o anormal. es decir que quien tenía acceso carnal, era el que
penetraba con el pene, por tanto, el hombre. Por
Ello, encontraba su explicación en la modifica- ello, casi no existía discusión en punto a que sólo
ción ya mencionada del bien jurídico protegido, el hombre podía ser sujeto activo del delito de
que exigía que prevalezca “la libertad individual violación, ya que era el único —por razones ana-
de la mujer en el campo sexual de mantener tra- tómicas— que podía cumplir con el requisito de
to sexual con arreglo a su voluntad, eliminan- acceder carnalmente a la víctima.
do todo ataque violento por parte del autor que
transgrede su libre decisión” (36). La reforma del art. 119, mediante la ley 25.087
cambió la fórmula. El tercer párrafo ya no se refe-
III.3.a.2. El sujeto activo ría al “que tuviere acceso carnal”, sino que rezaba
“cuando mediando las circunstancias del primer
La decisión acerca de quién podía ser sujeto párrafo hubiere acceso carnal por cualquier vía”.
activo de este delito dependía de la interpreta- Y fue este cambio de redacción lo que permitió a
ción que se adoptase respecto de algunas cuestio- algunos considerar que la introducción de dedos,
nes problemáticas que ofrecía la figura con relación lengua u objetos podía ser un caso de acceso car-
a lo que debía entenderse por “acceso carnal”. Sin nal, al igual que si una mujer obligaba a un hom-
adelantarnos, corresponde únicamente mencio- bre a que la penetre. De esta manera, se abrió el
nar —pues lo desarrollaremos más adelante— paso a la posibilidad, sin mucho éxito, de incluir a
que con la sanción de la ley 27.352 que modificó la mujer como sujeto activo de este delito.
el tercer párrafo del art. 119 del Cód. Penal, ha
quedado zanjada esta discusión. En ese sentido, la penetración mediante el uso
de las partes del cuerpo —que no eran el pene—
Sin embargo, y a los fines de entender la evo- u objetos, eran las únicas conductas que podían
lución de la discusión, que derivó de una mala atribuirse a la mujer. Sin embargo, y más allá
técnica legislativa, mencionaré cuáles fueron las de todas las posibles interpretaciones, lo cierto
aristas que tuvo el tercer párrafo de dicha norma es que éstas eran —en general— adecuadas en
respecto del sujeto activo. el supuesto del segundo párrafo del art. 119, es
decir, en el abuso sexual gravemente ultrajante
Como decía, la discusión se suscitó respecto para la víctima; por lo que raramente la mujer
a qué debía entenderse por acceso carnal. En- podía ser hallada autora del delito de abuso se-
tonces, si acceso carnal significaba acceder con xual con acceso carnal.
la carne, y en la medida en que se asumiera que
el acceso solo podía ser con el pene, únicamen- Sobre el punto, se ha dicho que “se configura
te el varón podía ser sujeto activo de este deli- la agravante del art. 119, segundo párrafo, Cód.
to. Sin embargo, si se entendía que el acceso no Penal, ya que la introducción de un objeto, ya sea
solo podía ser con el pene, y se incluían como un dedo u otra cosa, dentro del aparato genital de
elementos de penetración los dedos, la lengua u una bebé de menos de dos años, que implicó tanto
objetos, se podía afirmar que la mujer también un desgarro vaginal como la rotura parcial de su
podía ser sujeto activo de este delito. En ese sen- himen, representa una gravísima afectación para
tido, teniendo en cuenta que, si acceso carnal era la indemnidad sexual de la víctima, que superó
acceder en las carnes se podría haber pensado ampliamente los límites del ultraje que se requiere
que una mujer, obligando a un hombre a que la para la figura base, y deben rechazarse las alega-
acceda, pueda ser sujeto activo. ciones de que es imposible cosificar a la niña por
su corta edad pues es evidente que una persona,
Veamos cuál era la diferencia respecto del anti- más allá de su edad es, precisamente, persona”
guo art. 119. La redacción anterior hacía referen- (CFed. Cas. Penal, sala IV, Registro 12781.4., cau-
cia al “que tuviera acceso carnal”, lo que inclinó a sa 9009, “Sánchez, Carlos A. s/ recurso de casa-
la doctrina y la jurisprudencia a considerar que ción”, rta. 15/12/2009).

Asimismo, se manifestó que “las maniobras en


(36) D’ALESSIO, Andrés J., ob. cit., p. 221. las cuales el imputado se quitó la ropa e hizo que

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la menor se desnudara, colocándose sobre ella y Así las cosas, si por “acceso carnal” se enten-
luego masturbándose encima suyo hasta eyacu- día el “acceso con la carne” quedaban por fue-
lar; así como también aquellas en las que intro- ra de la figura todos los casos de utilización de
dujo sus dedos en la vagina de la niña o le prac- implementos u objetos o dispositivos especiales.
ticó sexo oral, implicaron una gravísima afecta- Más aún, si se entendía que el acceso solo podía
ción para la indemnidad sexual de las víctimas, lograrse con el pene, también debían ser descar-
que superó ampliamente los límites del ultraje tados los casos de acceso mediante la utilización
que se requiere para la figura base” (CFed. Cas. de los dedos o la lengua.
Penal, sala IV, Registro 1132.14.4., causa 15313,
“M., Ariel Teodoro s/ recurso de casación”, rta. Por el otro lado, si se asimilaba la idea de “acce-
12/06/2014). so carnal” a la de “acceso en las carnes” —lo que
tomó mayor peso a partir de esta modificación le-
En igual sentido a lo ya expuesto, en los casos gislativa— habría existido la posibilidad de incluir
en los que se comprobaba división de roles du- en esta figura no solo los casos de introducción
rante un acceso carnal, la mujer respondía como de dedos y lengua, sino también de otros objetos.
partícipe necesario, sobre la base de un delito de Pero, por lo general, la discusión central sobre el
mano propia (CFed. Cas. Penal, sala I, “Lisan- alcance de este concepto giró en torno a la región
dro L. Q.”, sala I, rta. 22/06/2001; TCas. Penal BA, del cuerpo de la víctima que era accedida, más no
sala 3ª, “Herrera, Marcelo”, rta. 26/04/2004, entre por aquello con lo que se accedía.
otros).
Véase, pues, que de acuerdo con D’Alessio,
III.3.b. La acción típica “para definir la tipicidad, las dos cuestiones son
de relevancia, aunque (...) la doctrina y la juris-
Con la sanción de la ley 25.087, el hecho ilí- prudencia han tomado como evidente y conside-
cito se materializaba cuando, mediando las rado fuera de toda discusión el hecho de que sólo
circunstancias típicas a las que alude el primer la introducción o penetración del pene puede dar
párrafo del art. 119, “hubiere acceso carnal por lugar a un caso de acceso carnal” (37) .
cualquier vía”.
Retomando con lo dicho en los párrafos prece-
Cuando se desarrolló el antiguo delito de vio- dentes, fundamentalmente, la discusión pre mo-
lación, se lo definió como el acceso carnal con dificación de la norma pasaba por el punto de si
persona de uno u otro sexo, ejecutado mediante la penetración por vía oral podía considerarse un
violencia real o presunta, ya que el acceso carnal caso de acceso carnal. Al respecto se ensayaron
resultaba ser la penetración, aún no completa dos criterios bien diferenciados: el restrictivo o
o imperfecta, del órgano genital masculino, sea biológico, y el amplio o jurídico. Recordémoslos.
por vía normal o anormal.
El primero, intentó dar una solución de carác-
Sin embargo, como se vio no todo era tan ter fisiológico y redujo la violación a los casos de
claro, pues fueron muchas las discrepancias acceso vaginal y rectal, excluyendo la penetración
interpretativas respecto de la antigua figura por boca. Se explicaba —y esto ya fue desarrolla-
de violación, tales como el alcance que debía do más arriba— que el ano si bien no era el recep-
asignarse al concepto de acceso carnal o si la tor natural de la penetración copular, por poseer
“fellatio in ore” debía ser incluida en esta fi- glándulas de evolución y proyección erógenas
gura típica. —al igual que la vagina— cumplía una función se-
mejante a esta; circunstancia que no ocurría con
Lamentablemente, las discusiones no fueron la boca que carecía de este tipo de glándulas (38).
superadas con la modificación que introdujo la
ley 25.087, ya que la conclusión a la que se arri- El criterio amplio o jurídico, por su parte, en-
bara dependía de la definición acerca del límite tendía que el acceso carnal se definía como la ac-
que separaba la violación de las otras figuras de
abuso sexual. En consecuencia, la importancia
vital era delimitar el alcance del concepto de ac- (37) D’ALESSIO, Andrés J., ob. cit., p. 246.
ceso carnal. (38) NÚÑEZ, Ricardo, ob. cit., p. 250.

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tividad directa de la libido, natural o no, en la que decir “por cualquier vía” suponía la posibilidad
existía una penetración del órgano genital del de acceder carnalmente por más de una. Así
actor, que podía representar el coito o una forma no se discutía que la primera de ellas era la vía
degenerada o equivalente a este. En ese sentido, vaginal y que la segunda resultaba ser la anal.
el coito oral no se diferenciaba esencialmente de Entonces, se preguntaba cuál era el sentido de
otra penetración contra natura (39) . incluir el concepto “por cualquier vía”, cuando
las dos mencionadas aparecían incluidas por el
Así las cosas, asumir la postura restrictiva, con- simple hecho de incluir tanto a la mujer como
dujo a algunos autores y tribunales a considerar al varón como sujetos pasivos. De esa manera,
la fellatio in ore como un caso de abuso desho- entendía que la idea “por cualquier vía” debía
nesto —en el caso de la antigua denominación incluir la vía oral, pues era la vía distinta a la va-
del Cód. Penal—. Por el contrario, admitir la otra ginal y anal (41).
postura —amplia— llevó a considerar a la fellatio
in ore como un caso de violación. Adhiriendo a esta postura se ha dicho, por
ejemplo, que “la penetración por vía bucal, sea
Con la modificación introducida por la ley hombre o mujer el sujeto pasivo y mediando
25.087, los legisladores intentaron traer luz a esta violencia real o presunta para su consumación
discusión, pero no lo lograron, puesto que mantu- constituye delito de violación” (CFed. Cas. Penal,
vieron la misma terminología que la redacción del sala III, Registro 04.04.3, “Ramírez, Sergio M. s/
artículo predecesor. Véase que el senador Yoma, recurso de casación”, rta.: 02/04/2004 —voto del
en ocasión del debate parlamentario, manifestó: Dr. Tragant—; y que “a partir de la reforma in-
“Es cierto que la sanción de Cámara de Diputados troducida por la ley 25.087, al art. 119 del Cód.
habla de “acceso carnal por cualquier vía”, pero Penal de incluirse a la fellatio in ore, entre las for-
habría que ver si algún juez puede llegar a consi- mas de violación, o sea, de acceso carnal violento
derar a la cavidad bucal como apta para producir o fraudulento. Ello así, toda vez que el legislador
el coito. En consecuencia, si bien la Cámara de Di- al agregar las palabras “por cualquier vía” quiso
putados pretendió cubrir este vacío, temo que lo ha aventar toda duda en cuanto a que la violación
dejado sin llenar, dejándolo a una interpretación se consuma con la introducción del órgano sexual
judicial que puede no coincidir con el espíritu que masculino en cualquier cavidad del cuerpo de la
tuvo el legislador al considerar esta reforma” (Cá- víctima-mujer u hombre que pueda receptarlo.
mara de Senadores de la Nación, sesión ordinaria De esta manera, a las vías antes admitidas, debe
del 14 de abril de 1999, versión provisional). Ante sumarse la de la boca” (CFed. Cas. Penal, sala
ello, el presidente de la Cámara de Senadores le IV, registro 6570.4., “Manghessi, Miguel Ángel s/
respondió que estaba de acuerdo con él, pero que recurso de casación”, rta. 12/05/2005, —voto del
su preocupación quedaría contemplada en el se- Dr. Mitchell, adhiere el Dr. Hornos; Dra. Capolu-
gundo párrafo del art. 119 (40). po de Durañona y Vedia, en disidencia).

Ello, pese la modificación que trajo la intro- Otros autores —como Donna— sostenían la
ducción de la frase “por cualquier vía” en la nue- postura contraria, y para ello, se aferraban a la
va redacción. Sin embargo, si bien la voluntad posición de Núñez —opinión restrictiva o fisio-
del legislador pareció ser la de incluir a la fellatio lógica—. Así afirmaban que la única vía anormal
in ore como un caso de acceso carnal, lo cierto de acceso carnal es el ano, en tanto es el único
fue que resultó tan impreciso que generó nuevas que cumple con el requisito de poseer —como
discusiones. Veamos. ya se dijo— de evolución y proyección erógenas
como las tiene la vagina, lo que no ocurre con la
D’Alessio entendía que la fellatio in ore debía boca. En consecuencia, consideraban al acceso
considerarse como un caso de acceso carnal. carnal como la introducción del órgano sexual
Ello en tanto, en primer lugar, se desprendía del masculino en la vagina o el ano (42).
análisis de la letra de ley. Consideraba que esta al

(41) D’ALESSIO, Andrés J., ob. cit., p. 249.


(39) FONTÁN BALESTRA, Carlos, ob. cit., p. 64. (42) DONNA, Edgardo A., “Delitos contra la integridad
(40) GAVIER, Enrique A., ob. cit., p. 35. sexual”, Ed. Rubinzal-Culzoni, 2000, p. 57.

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Sobre el punto, la jurisprudencia ha dicho que sentido, se consideró que, si bien no se debe
la fellatio in ore no constituye el delito previsto en hacer decir a la ley lo que no dice, en tanto vul-
el tercer párrafo del art. 119 y al respecto se afir- neraría el principio de legalidad, lo cierto es que
mó: “Decir que un hombre y una mujer copulan, tampoco debe hacerse una interpretación que
realizan un coito o una unión sexual cuando to- ignore el espíritu de la norma.
man parte voluntariamente en una fellatio in ore
constituye una utilización impropia del lenguaje En consecuencia, y más allá de la voluntad del
usual (...) en el momento en que una fellatio in legislador —que no fue clara al redactar la nor-
ore adquiera socialmente el sentido de una cópu- ma— según la postura que se adoptase, la fellatio
la, al punto tal que en el lenguaje usual el mismo in ore podía ser incluida o no como un caso de
término o su equivalente de sexo oral sean innece- abuso sexual con acceso carnal.
sarios porque no hay razón valorativa para con-
tinuar diferenciando ya entre el fenómeno de una Por último, debemos analizar la otra arista de
penetración vaginal o anal y el de la introducción la cuestión, relativa a con qué era posible pe-
del miembro viril en la cavidad bucal, podrá en- netrar para que el caso pueda ser considerado
tonces sostenerse que en esa sociedad cualquiera con acceso carnal. Para los doctrinarios la mo-
de esas tres acciones están comprendidas en el dificación del art. 119, a partir de la sanción de
concepto de acceso carnal (...). El hecho de que la ley 25.087, no alteró ninguna situación sobre
ahora la ley se refiera al acceso carnal ‘por cual- este punto. Entonces consideraron que el acceso
quier vía’, no cambia el resultado, en la medida carnal importaba un acceso con la carne y que
en que la ley sigue utilizando la expresión ‘acceso debía ser peneano, derivando los casos de intro-
carnal’, y por ello su significado debe ser estable- ducción de dedos, lengua u objetos a la figura de
cido atendiendo a su significación de cópula y no abuso sexual gravemente ultrajante para la víc-
de sustitutivo o sucedánea de este, tal como se ha tima.
desarrollado” (CFed. Cas. Penal, sala II, “Benítez,
Sergio s/ recurso de casación, rta. 01/04/2009, III.3.b.1. Ilegitimidad del acceso carnal
voto del juez García).
Con la reforma introducida por la ley 25.087,
Asimismo, se ha dicho que “(...) que la for- las discusiones vinculadas a las violaciones por
mulación de una interpretación tan amplia que vía vaginal llevadas adelante en el contexto con-
admita la adecuación de la “fellatio in ore” en la yugal fueron de una vez por todas superadas. Así,
figura agravada del tercer párrafo del art. 119, si bien la nueva redacción del art. 119 mantuvo
Cód. Penal, implicaría una excesiva actividad que el sujeto pasivo podía ser “persona de uno u
jurisdiccional mediante la creación por vía con- otro sexo”, las nuevas posturas entendieron que
jetural de supuestos tipos penales, en el afán de de allí no surgía que se imponían excepciones
reprimir o imponer penas más gravosas respecto a las relaciones matrimoniales o concubinales.
de determinadas situaciones fácticas que no se De lo expuesto se desprendió que las relaciones
encuentran previamente acuñadas en las figu- matrimoniales no eran una excepción a la figura.
ras penales específicamente tratadas en nuestro
ordenamiento de fondo, con la inseguridad ju- En consecuencia, se superó la situación que
rídica que ello significa y en franca violación al regía hasta el año 1999, y “frente a la negativa
principio de división de poderes, de tal modo, de la mujer de cumplir con el débito conyugal,
(...) la conducta del imputado (...) [resulta] cons- el marido —sin perjuicio de la vía judicial para
titutiva del delito de abuso sexual en concurso intentar las sanciones civiles previstas, como ser
real con robo, al no haberse acreditado la utiliza- el divorcio— será responsable del delito de viola-
ción de un arma” (CFed. Cas. Penal, sala II, Re- ción si media ejecución del acto sea por medio de
gistro 21064.2., “Cruz Cordero, Cristian A. s/ rec. la fuerza —por vía normal o anormal o por razo-
de casación”, causa 15744, rta. 20/12/2012, voto nes profilácticas— y en contra de la voluntad de
disidente de la Dra. Ledesma). la víctima. Ello, fundamentalmente se basa en la
prevalencia de la libertad individual de la víctima
Finalmente, cabe mencionar que aquellos que en el campo sexual, en cuanto su consentimien-
asumieran esta postura —restrictiva— restaban to —o libertad— de mantener trato sexual con
importancia a la voluntad del legislador. En ese arreglo a su querer libre y consciente, eliminando

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todo ataque violento por parte del autor que ava- quedaron descriptas en el primer párrafo del
salle la íntima y libre decisión de la cónyuge” (43). art. 119, que trata el abuso sexual simple. Sin
Véase que nuevamente aquí la modificación del perjuicio de ello, el tercer párrafo de dicha nor-
bien jurídico protegido —de honestidad a inte- ma, que es el que interesa a los fines de este
gridad sexual— jugó un rol determinante. trabajo, recogió esas formas comisivas, al esta-
blecer que debían mediar las circunstancias de
Esa postura fue uno de los objetivos del pro- aquel —“cuando mediante las circunstancias
yecto que no quedaron plasmados en la ley. Así del primer párrafo”— por lo que las desarrollaré
el informante de Diputados en las discusiones a continuación, para entender cuáles fueron las
parlamentarias dijo: “Que se reconoce clara- modificaciones que se implementaron respecto
mente la violación dentro de la pareja, ya sea de la antigua redacción de la norma en cuestión.
unida en matrimonio legal o en unión de hecho.
Durante muchos años se ha entendido que el III.3.c.1. Víctima menor de 13 años
marido podía exigir el débito conyugal o que la
agresión sexual que parte del marido no impli- Al igual que con la antigua figura de violación,
caba una violación a la honestidad de la esposa. con la sanción de la ley 25.087, se estableció un
En estos casos se consideraba que no quedaba tope de edad debajo del cual, el acceso carnal re-
configurado el delito de violación, porque se sultaba típico, aun mediando consentimiento de
consideraba que la esposa había prestado por la víctima. En este caso, la ley suponía la falta de
anticipado el consentimiento para ser accedida madurez de todo menor de trece años para com-
carnalmente, en virtud del débito conyugal entre prender el alcance o significado de ese suceso,
los deberes nacidos del matrimonio y en los ca- independientemente de que en el caso concreto
sos de uniones de hecho, que la concubina había pueda tratarse de un/a menor experimentado/a
prestado consentimiento por considerar que la sexualmente. Es una presunción iuris et de iure,
cohabitación comprendía la ejecución de la có- que cancela el posible consentimiento que pu-
pula” (44). diere haber prestado el menor de trece años.

Véase que, de esta manera, se dejó de lado la Como se mencionó al hablar sobre el bien jurí-
idea a la que hacía referencia el art. 198 del an- dico que protege este título, a la luz de la modifi-
tiguo Código Civil de la Nación en cuanto a la cación introducida por la ley 25.087, el objeto de
fidelidad en el plano de las relaciones sexuales. protección en este caso va más allá de la libertad
sexual, ya que se resguarda al menor por ser in-
Lo mismo sucede en el caso de violación a la maduro como para ejercer esa libertad. Por ello
mujer prostituta, en tanto el derecho que se le es que su consentimiento es ineficaz.
garantizó a partir de la modificación de la ley
25.087 es a la libertad sexual. En consecuencia, La diferencia esencial con la antigua figura es
la polémica respecto a si la prostituta podía ser que se elevó la edad de la víctima de doce a trece
sujeto pasivo del delito de violación perdió vir- años. Así las cosas, si bien no se advirtió una ra-
tualidad. Recordemos, pues, que el origen de la zón esencial del motivo del cambio, pues la edad
discusión tuvo que ver con que se sostenía que de 12 años fue la que tradicionalmente se man-
el bien jurídico protegido era la honestidad, y tuvo en el Código Penal argentino en sus dife-
como se decía que la prostituta no lo era, no po- rentes versiones: 1921, 1968, 1976 y 1984, incluso
día ser sujeto pasivo de este delito. en el Proyecto de Soler de 1960 y el Proyecto de
1979, este se adjudicó a cuestiones de política
III.3.c. Formas comisivas del abuso sexual con criminal.
acceso carnal
Finalmente, resta mencionar que se entiende
Las formas comisivas establecidas a partir de “por menor de 13 años, a la persona, sea varón o
la modificación introducida por la ley 25.087 mujer, que aún no ha cumplido los trece años de
edad” (45).

(43) DONNA, Edgardo A., ob. cit., p. 73.


(44) GAVIER, Enrique A., ob. cit., p. 43. (45) Ibidem, p. 21.

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III.3.c.2. Violencia ces de captar el terror de la víctima, porque el


terror es una reacción psicológica y no un crite-
En este caso el concepto de “violencia” hace rio que pueda ser leído por parámetros objeti-
referencia al empleo de fuerza o energía física vos varios meses después en los Tribunales (...)
suficiente sobre la víctima para anular, vencer o (De los fundamentos del proyecto que derivó en
evitar su resistencia. Al igual que sucedía con el la ley 25.087, Antecedentes Parlamentarios, Re-
antiguo art. 119, la utilización de medios hipnó- vista La Ley, 5, ps. 1556/7)” (46).
ticos o narcóticos para anular o reducir la resis-
tencia de la víctima quedaron comprendidos en Véase pues, que el proyecto sobre el cual se
esta modalidad, por vía del art. 78 del Cód. Penal. basó la ley 25.087 postulaba un cambio respec-
to de la antigua figura. Así, se sugería la reduc-
Asimismo, cabe mencionar que la fuerza o la ción del estándar del requisito de la resistencia
energía física debe ser ejercida sobre la propia que debía oponer la víctima. En consecuencia,
víctima y para llevar adelante el acto abusivo; estas ideas surgidas del proyecto mencionado
es decir que, por ejemplo, ejercer fuerza sobre tenían el propósito de evitar que se ponga el ojo
una puerta para ingresar al lugar donde se en- sobre la víctima durante el proceso, es decir que
cuentra una persona que será accedida carnal- se investigue si era proclive a consentir, cuáles
mente, no importa un abuso sexual con acceso eran sus antecedentes respecto a la honestidad,
carnal. qué había hecho mientras la violaban, etcétera.
Recordemos sobre este punto que previo a la
De otra parte, es la víctima quien debe expre- sanción de la ley 25.087, se exigían demostra-
sar de alguna manera su voluntad de oponerse al ciones inequívocas de resistencia por parte de
acto sexual, ya que si ello no sucediera, no existi- la víctima.
ría abuso sexual con acceso carnal. Sin embargo,
si bien esa oposición o resistencia debe ser seria Nuevamente aquí se advierte cómo la modi-
y constante, no se exigen actos heroicos por par- ficación del jurídico protegido por estas figuras
te de la víctima. Y fue esta última interpretación generó avances cualitativos sobre este punto.
la que dio un giro a esta cuestión.
III.3.c.3. Amenazas
Sobre esto último resulta útil recordar que
“los conceptos de fuerza, intimidación, deben Esta modalidad es la que reemplazó la intimi-
ser revisados, para dar lugar predominante- dación a la que hacía referencia la anterior re-
mente al libre consentimiento y otros factores dacción. Aquí quedaron comprendidos los casos
que puedan anularlo. Al revisar el acto para ver en que mediaba violencia moral, es decir, aque-
si el crimen fue cometido, el concepto de consen- llos en los que “la resistencia de la víctima es ven-
timiento que se ha debatido tradicionalmente cida por virtud del temor que a ella se le infunde,
en la doctrina y la jurisprudencia, se ha basado merced al anuncia de producirle un mal grave e
en si la víctima ofreció suficiente resistencia al inminente” (47).
ataque, si su voluntad fue realmente superada
por el uso de la fuerza o la amenaza de daño Se trata pues, de la violencia moral o vis
físico. (...) La mayoría de las violaciones se co- compulsiva, que consiste en la amenaza de un
meten sin el uso de armas, a través de la fuerza mal futuro que el autor profiere a la víctima. El
física, lesiones, golpes, amenazas de muerte o temor generado en esta debe ser razonable y
daños graves, la presencia de dos atacantes, la tener un fundamento, requisito básico de una
rotura de ropas, el ataque imprevisto y la inmo- amenaza. Además, el anuncia puede recaer so-
vilización forzada de la víctima. Sin duda cual- bre cualquier bien, persona o interés del suje-
quiera de estas circunstancias puede y produce to pasivo y debe poseer tal magnitud que logre
un terror inmovilizante en la víctima, un terror intimidar a la víctima y le infunda un miedo
suficiente para tornarla incapaz de resistir o tal que doblegue su resistencia. Finalmente, la
para hacerle creer que cualquier resistencia es
inútil. Los criterios aplicados para medir la re-
sistencia o el consentimiento, vis a vis, la fuerza (46) Ibidem, p. 37.
o la amenaza de fuerza, nunca han sido capa- (47) D’ALESSIO, Andrés J., ob. cit., p. 232.

AÑO IX • Nº 04 • mayo 2019 - Derecho Penal y Criminología • 51


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amenaza puede estar dirigida a la víctima o a Por último, con respecto a las relaciones de
terceros. poder, Creus entendía que eran todas las si-
tuaciones que colocaban al sujeto pasivo en la
III.3.c.4. Abuso coactivo de una relación de de- precisión de obedecer las decisiones del autor,
pendencia, de autoridad o poder no derivadas ni de la dependencia ni de la auto-
ridad en sentido estricto. Podrían mencionarse
Esta modalidad fue introducida por la ley aquellas personas que se encuentran unidas a
25.087 y reúne las “relaciones de autoridad y je- las víctimas por un vínculo de poder particular
rarquía en las que el autor se encuentra con la víc- y aprovechan esas circunstancias para llevar a
tima en relación de preeminencia, la cual puede cabo el abuso; por ejemplo, quien se encuentra
forzar su libre consentimiento” (48). Es decir que en una posición de garante —guardavidas, guías
en esta forma de comisión quedarían compren- de montaña, etcétera— y condicionan su auxilio
didos aquellos casos en los que el autor, aprove- a la concesión de favores sexuales (50).
chando una especial posición de superioridad
sobre la víctima, logra su consentimiento. III.3.c.5. Imposibilidad de consentir libremen-
te la acción
Entonces, pese a la inexistencia de violencia
o amenazas —pues resultaría ser otra forma de Esta modalidad vino a suplir la antigua redac-
comisión— es “la propia posición de preeminen- ción del inciso segundo del art. 119 y compren-
cia que, explotada con fines sexuales, permite la de, al igual que aquel todos los casos en que, de
realización del acto de significado sexual al que la una manera u otra, no existe consentimiento por
víctima accede por virtud de ese empleo coactivo parte de la víctima. En este sentido, si bien la ac-
de la relación. De ahí que ese supuesto consenti- tual fórmula, a diferencia de la anterior, no hace
miento carezca de toda validez” (49). referencia a situaciones concretas, se entiende
que engloba los casos en que la víctima se en-
Cabe destacar que para Donna estas tres for- cuentra privada de su razón, privada de sentido
mas de comisión ya eran típicas porque quedaban o se halla imposibilitada de resistir el acto.
comprendidas en las dos modalidades anteriores
—violencia y amenazas—. Así consideraba que Recordemos, brevemente, entonces que quien
siempre debía existir, con motivo de la depen- se encuentra privado de razón, carece de total
dencia del poder o de la autoridad, alguna forma capacidad para comprender el significado de los
de violencia o amenaza por la cual el sujeto acti- hechos. Asimismo, esa privación debe tratarse
vo accedía al abuso sexual. de un tipo de trastorno que produce la inimpu-
tabilidad. Finalmente, es necesaria no solo la
Ahora bien, la relación de dependencia puede verificación de la incapacidad de comprensión,
darse tanto en materia laboral, educacional, ins- sino la constatación de que el autor se aprovechó
titucional, religiosa, etcétera —siempre y cuando de ella.
no caiga en las agravantes previstas en el cuarto
párrafo del artículo en cuestión— como en casos Por otro lado, se encuentra privado de sentido
de dependencia económica, social y sanitaria, quien se halla en una situación de inconscien-
por ejemplo. cia no patológica, tal como el sueño, algunos su-
puestos de ebriedad o un desmayo. Es decir que
Por otro lado, la relación de autoridad com- la imposibilidad de expresar válidamente su vo-
prende casos en que el abuso es ejecutado por luntad se presenta en un momento determinado
un superior jerárquico, en estructuras, organis- en el sujeto pasivo. En esta situación también se
mos o instituciones que operan según códigos presume la ausencia de comprensión del signifi-
de autoridad y disciplina, y que exigen algún tipo cado del acto y la exigencia del conocimiento y el
de obediencia a reglas rígidas; como por ejemplo aprovechamiento del autor de la situación en la
las fuerzas de seguridad en general. que se encuentra la víctima.

(48) DONNA, Edgardo A., ob. cit., p. 31.


(49) D’ALESSIO, Andrés J., ob. cit, p. 233. (50) CREUS, Carlos, ob. cit., p. 3.

52 • Derecho Penal y Criminología - AÑO ix • Nº 04 • mayo 2019


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Finalmente, el tercer supuesto comprende los la actualidad el dolo no se ubica como antes en
casos en que el sujeto pasivo comprende perfec- la culpabilidad, sino en el tipo. Entonces, hoy se
tamente el sentido del suceso, pero se encuentra excluye la tipicidad. La diferencia es que en el
total y materialmente impedido de oponerse o pasado la conducta era antijurídica pero no cul-
resistirlo —por ejemplo, un cuadripléjico—. Al pable y, actualmente, resulta ser lícita por atipi-
igual que en los otros casos, el autor además de cidad.
conocer el impedimento debe aprovechar esa
situación. III.5. Consumación y tentativa

III.4. Tipo subjetivo La violación se consuma —al igual que la an-


tigua figura de violación— con el acceso carnal,
Al igual que la ley que la precedía, la caracte- para lo cual no es necesario que el acto alcance
rística primordial del tipo subjetivo de esta figura su perfección fisiológica, ni que la penetración
es el dolo, que se define como el querer domina- sea completa.
do por la voluntad de realización del tipo objeti-
vo. Es decir, es “la voluntad de actuar referida al Asimismo, esta figura admite la tentativa. Así,
resultado que sustenta la acción” (51). al ser un delito de resultado, “antes de la pene-
tración serán admisibles actos de ejecución que,
En consecuencia, el autor actúa dolosamente guiados por el dolo de violación, se conduzcan
cuando conoce el tipo objetivo y quiere realizar- hacia el fin propuesto, y que no se consume por
lo; exigiéndose una concordancia entre lo que se razones ajenas a la voluntad del autor, de acuer-
conoce y se pretende llevar a cabo. Lo expues- do con el art. 42 del Cód. Penal” (53).
to lleva a que, en casos de error, la congruencia
mencionada desaparezca. Finalmente, la posibilidad de diferenciar un
abuso sexual simple o gravemente ultrajante de
Esta figura, al igual que la antigua figura de una tentativa de abuso sexual con acceso carnal
violación, exige dolo directo, en tanto el abuso encontrará respuesta en el dolo. Así, si el autor
sea de situación, por la violencia o las amenazas, se propuso el acceso carnal pero no logró reali-
y es incompatible con otra clase de dolo. Claro zarlo por circunstancias ajenas a su voluntad, el
está que no se admite la forma culposa; en esto evento habría de quedar en grado de conato; si,
no hubo modificación alguna. en cambio, el autor había limitado su propósito
a actos libidinosos que excluían el coito, nos en-
Según Núñez, la posibilidad del dolo eventual contremos frente a otro delito.
se admite sólo en lo que atañe al conocimiento
de la situación de la que el autor abusa o de la En definitiva, será de vital importancia para
resistencia que se le opone (52). determinar la existencia de una violación en gra-
do de tentativa, acreditar el dolo de acceder car-
Por otra parte, en el caso de personas privadas nalmente a la víctima.
de razón o de sentido, y en los demás supuestos
de personas que no hayan podido consentir li- III.6. Acción penal
bremente la acción, se exige también —como se
vio en los apartados precedentes— que el autor El abuso sexual con acceso carnal es un delito
tenga conocimiento de esa situación y se aprove- de acción pública dependiente de instancia pri-
che de ella. Lo mismo ocurre cuando la víctima vada de la persona ofendida, su tutor, guardador
fuera menor de 13 años. o representante legal.

Por último, aquí el error sobre cualquiera de III.7. Pena


las circunstancias que determinaban el conteni-
do del dolo excluían la tipicidad. Ello, pues, en Finalmente, la nueva figura de abuso sexual
con acceso carnal mantuvo la sanción previs-

(51) DONNA, Edgardo A., ob. cit., p. 75.


(52) NÚÑEZ, Ricardo, ob. cit., p. 265. (53) DONNA, Edgardo A., ob. cit., p. 80.

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ta para la violación; esto es, la pena de seis a 15 Así, como ya mencionamos con anterioridad,
años de reclusión o prisión. el concepto de “integridad sexual” se entendió
como la libertad sexual del individuo, es decir, su
IV. Sobre el art. 119 del Cód. Penal luego de autodeterminación en la vida sexual en libertad,
la sanción de la ley 27.352 esfera que se ataca también cuando se incide en
el libre desarrollo de la personalidad del menor
Ha llegado el momento de hacer mención a o en la intimidad sexual de la persona que no ha
la última modificación que ha operado en la fi- podido consentir libremente el acto (54).
gura del abuso sexual con acceso carnal. Como
hemos visto, los cambios introducidos por la De esta manera se desterró el concepto de “ho-
ley 25.087 al universo de delitos sexuales con- nestidad” como criterio rector para la evaluación
templados en el Código Penal pretendió, por un de los delitos sexuales, logrando que se deje de
lado, allanar la laxitud con la que la ley reprimía lado la posibilidad de que el estudio de las figu-
este tipo de conductas y, por el otro, destrabar las ras sexuales se vea manchado por el espectro de
discusiones que se generaron con motivo de las la moral o la religión, lo que llevó a confundir
conductas que no podían adecuarse en un tipo delito con pecado, y derecho con moral. Aparen-
penal determinado, lo que provocaba serios cho- temente, todo indicaría que esas discusiones, al
ques con la garantía de la máxima taxatividad le- menos en principio, son cosa del pasado.
gal exigida por el derecho penal.
IV.2. Previsión legal
Como hemos visto, a pesar de las buenas in-
tenciones, se pudo advertir que las antiguas dis- En primer lugar, debe remarcarse que la san-
cusiones no pudieron ser superadas del todo con ción de la ley 27.352, únicamente ha modifica-
aquélla modificación y que, incluso, nuevas dis- do la redacción del tercer párrafo del art. 119 del
putas aparecieron en escena. Cód. Penal; quedando en consecuencia inamo-
vibles las premisas de los otros párrafos que la
Finalmente, luego de 18 años, hemos presen- componen. Sin perjuicio de ello, la sustitución
ciado una nueva modificación en la figura del de dicho párrafo por uno nuevo ha impactado
abuso sexual con acceso carnal, previsto en el fuertemente en los otros, pero eso será analizado
tercer párrafo del art. 119 del Cód. Penal. Así la más adelante.
modificación introducida por la ley 27.352 in-
Veamos pues, cómo es la nueva redacción del
tenta traer luz a los problemas que la redacción
tercer párrafo del art. 119 del Cód. Penal. Este
de este artículo ha generado a doctrinarios y
reza:
tribunales; sin embargo, no es ajena a nuevas y
posibles discusiones en torno al alcance de sus “La pena será de seis [6] a quince [15] años de
premisas. reclusión o prisión cuando mediando las circuns-
tancias del primer párrafo hubiere acceso carnal
IV.1. Bien jurídico protegido por vía anal, vaginal u oral o realizare otros actos
análogos introduciendo objetos o partes del cuer-
Pese a la sanción de la ley 27.352, el título que po por alguna de las dos primeras vías”.
engloba la figura aquí tratada se mantuvo como
estaba previo a ella, por lo que el bien jurídico IV.3. Tipo objetivo
continúa siendo la integridad sexual. En esa in-
teligencia, valen los comentarios dichos más IV.3.a. Los sujetos
arriba a ese respecto.
IV.3.a.1. El sujeto pasivo
Sin embargo, recordemos brevemente algunas
cuestiones centrales. Así, pues, la reforma intro- Si bien al sancionarse la ley 27.352 se ha gene-
ducida por la ley 25.087 —inmediata anterior a la rado un cambio en la redacción en la que se hace
que evaluamos en este momento— importó un referencia al sujeto pasivo, lo cierto es que, a mi
serio avance en el intento de dejar de lado la idea
de protección de la honestidad sexual, entendi-
da como moralidad sexual. (54) BUOMPADRE, Jorge E., ob. cit.

54 • Derecho Penal y Criminología - AÑO ix • Nº 04 • mayo 2019


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entender, en nada se han modificado las inter- Asimismo, se conjeturó respecto a que, si “ac-
pretaciones que previo a aquélla se efectuaban. ceso carnal” era acceder en las carnes, una mujer
podía ser sujeto activo obligando a un hombre a
Veamos que en función de lo previsto en el pri- que la acceda.
mer párrafo del art. 119 —que contiene el abuso
sexual simple— al cual el tercer párrafo remite, la Pese a esas aclaraciones, mayoritariamente, se
nueva redacción no hace más referencia a “per- entendió que el hombre podía ser únicamente
sona de uno u otro sexo”, sino a “una persona”. sujeto activo de esta figura.
A todas luces aparece como acertada esta reduc-
ción de la frase, en tanto resultaba redundante Con la sanción de la ley 25.087, que introdu-
agregar a “personas” la idea de “uno u otro sexo”; jo en el tercer párrafo de la norma la siguien-
pues el concepto de “persona” incluye tanto a te frase: “cuando mediando las circunstancias
varones como mujeres. Sobre el punto véase que del primer párrafo hubiere acceso carnal por
la primera acepción de la palabra “persona” del cualquier vía”, se hicieron más reñidas las pos-
Diccionario de la Lengua Española: “Individuo turas. Fue este cambio —en definitiva— lo que
de la especie humana”. permitió a algunos considerar —como se dijo—
que la introducción de dedos, lengua u objetos
De ello se colige que tanto hombres como mu- podría configurar un caso de acceso carnal, al
jeres pueden ser sujetos pasivos de este delito. igual que si una mujer obligaba a un hombre a
que la penetre. Pero ello, no pasó más allá de
Además, entiendo que esta modificación se la discusión doctrinaria, porque los tribunales
adapta a los tiempos que corren, en los cuales continuaron entendiendo que el caso de la mu-
el eje central no está puesto en el género de las jer que penetraba mediante el uso de los partes
personas, sino el hecho de que sean personas. del cuerpo u objeto será constitutivo del delito
Así, el cambio aparece como una reivindicación de abuso sexual gravemente ultrajante para la
a la igualdad entre los géneros, desde que ya no víctima.
hace falta siquiera mencionar sobre cuál de ellos
se está hablando. Con la sanción de la ley 27.352 que modificó
el tercer párrafo del art. 119 del Cód. Penal, ha
Hechas estas aclaraciones sobre el acierto en quedado zanjada esta discusión, ya que la nor-
el retoque de la redacción, resta decir que, a fin ma modificada ha equiparado todas estas con-
de evitar repeticiones innecesarias, me remitiré ductas —acceso carnal, introducción de objetos
a lo ya expuesto en el acápite correspondiente a y de partes del cuerpo— resultando todas ellas
la modificación introducida por la ley 25.087. modalidades posibles de configuración del abu-
so sexual con acceso carnal.
IV.3.a.2. El sujeto activo
En consecuencia, al quedar superada la dis-
Como vimos, previo a la sanción de la 25.087, cusión de la introducción de objetos y partes del
la decisión acerca de quién podía ser sujeto ac- cuerpo para penetrar a una persona, la mujer
tivo de este delito dependía de la interpretación podrá ser sujeto activo del delito en aquellos ca-
que se adoptase respecto lo que debía entender- sos en que las acciones desplegadas sean reali-
se por “acceso carnal”. zadas por las vías indicadas en la norma.

Entonces, si “acceso carnal” significaba acce- IV.3.b. La acción típica


der con la carne, y en la medida en que se asu-
miera que el acceso solo podía ser con el pene, Como vimos, previo a la última modificación
únicamente el varón podía ser sujeto activo de legislativa que estamos encarando, el hecho ilí-
este delito. Sin embargo, si se entendía que el cito previsto en el tercer párrafo del art. 119 del
acceso no solo podía ser con el pene, y se in- Cód. Penal se materializaba cuando, mediando
cluían como elementos de penetración los de- las circunstancias típicas a las que alude el pri-
dos, la lengua u objetos, se podía afirmar que mer párrafo de la mentada norma, “hubiere ac-
la mujer también podía ser sujeto activo de este ceso carnal por cualquier vía”. Esta redacción, tal
delito. como se desarrolló, generó diversas discusiones

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en torno a si esa redacción incluía o no a la fella- carne —tal como lo entiendo— resultará nece-
tio in ore como acción de esta figura. Lo mismo sario modificar la denominación de este delito
sucedió respecto a la introducción de objetos y —“abuso sexual con acceso carnal”— puesto
partes del cuerpo. que esa expresión no alcanzará para referenciar
todas las conductas que contempla.
Con la sanción de la ley 27.352 ocurrieron, en
torno a estas discusiones, grandes modificacio- IV.3.b.2. La fellatio in ore
nes. Veamos qué cambió.
Recuérdese que, sobre este punto, la discusión
IV.3.b.1. La introducción de objetos o partes premodificación de la norma pasaba por si la
del cuerpo penetración por vía oral podía considerarse un
caso de acceso carnal. Así, pues, la introducción
Las discusiones que se suscitaron tuvieron que de la frase “por cualquier vía” resultó tan impre-
ver con el alcance que se otorgaba al concepto de cisa que no permitió arribar a un acuerdo sobre
“acceso carnal”. Así, si se hablaba de “acceso car- la inclusión de la fellatio in ore dentro de esta fi-
nal” como “acceso con la carne” quedaban por gura típica.
fuera de la figura todos los casos de utilización
de implementos u objetos o dispositivos espe- Dos teorías se emplearon: jurídica (o amplia)
ciales. Si se asimilaba la idea de “acceso carnal” a y biológica (o restringida), que intentaron dar
la de “acceso en las carnes”, existía la posibilidad punto final a la discusión, aunque sin mucho re-
de incluir en esta figura no solo los casos de in- sultado.
troducción de dedos y lengua, sino también de
otros objetos. Con la sanción de la ley 27.352, se avizora una
solución a esta cuestión, la cual aparece como
Con la sanción de la ley 27.352 ha quedado una reivindicación del principio de legalidad
zanjada esta discusión, ya que la norma modifi- —expresado a través de la máxima taxatividad
cada ha equiparado todas estas conductas —ac- que exige la norma penal—. La nueva norma
ceso carnal, introducción de objetos y de partes establece categóricamente por qué vías podrá
del cuerpo— resultando todas ellas modalidades accederse carnalmente: “anal, vaginal u oral”.
posibles de configuración del abuso sexual con Finalmente, la felación —entendida como la
acceso carnal. estimulación oral del pene, según la RAE— será
considerada como acceso carnal por vía oral, sin
De esta forma también se han dejado atrás estirar de forma seriamente cuestionada el tipo
las interpretaciones posibles que podían darse al penal en tratamiento.
concepto de “acceso carnal”. En este sentido, en-
tiendo que este en el marco de la nueva redacción IV.3.b.3. Problemas de interpretación o errores
ha quedado reducido, con buen tino, a la postura en la técnica legislativa
que lo asimila al “acceso con la carne”, pues las
otras posibilidades —esto es la introducción de Hemos analizado de qué manera la introduc-
objetos o partes del cuerpo— han sido dispuestas ción de la modificación de la ley 27.352 trajo luz a
explícitamente en la nueva norma. De esta mane- los problemas y discusiones que se suscitaron du-
ra, la nueva redacción aparece como más respe- rante décadas en torno a los sujetos del delito y a
tuosa del principio de legalidad pues evitará ha- la acción típica. A partir de aquí nos encontramos
cer decir a la norma cosas que no dice, o ampliar en condiciones de afirmar que tanto el hombre
su contenido a conductas no previstas. como la mujer pueden sur sujetos activos de la
figura en cuestión y que esta no solo incluye den-
Resta aclarar, entonces, que para que la pene- tro de sus acciones la penetración con el pene de
tración mediante introducción de objetos o par- la vías vaginales y anales, sino también el acceso
tes del cuerpo quede tipificada en esta figura pe- peneano en la vía oral como la introducción en las
nal deberá ser efectuada por vía anal o vaginal. primeras dos vías de objetos u partes del cuerpo.

Por lo demás, en caso de considerarse que el Pero no todo han sido mejoras, puesto que la
acceso carnal hace referencia al acceso con la nueva redacción efectuó un agregado que, desde

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mi perspectiva, o resulta redundante o servirá A modo de ejemplo podría pensarse si, dentro
como salida de escape para incluir otras ac- de una posible extensión típica se podría llegar
ciones no previstas taxativamente en la nueva a incluir el “cunnilingus” (según la RAE: prácti-
norma. ca sexual consistente en aplicar la boca a la vul-
va), o será tratado dentro de la figura del abuso
Véase que la nueva redacción establece que el sexual gravemente ultrajante, ya que no habría
delito se tipifica “cuando mediando las circuns- acceso carnal sino un contacto superficial, a me-
tancias del primer párrafo hubiere acceso carnal nos que se introdujera la lengua y de esa forma,
por vía anal, vaginal u oral o realizare otros ac- se encuadraría típicamente en la norma del ter-
tos análogos introduciendo objetos o partes del cer párrafo del art. 119 del Cód. Penal.
cuerpo por alguna de las dos primeras vías”.
En definitiva, hubiera sido mejor hacer a un
Considero que la introducción de la expresión lado esa expresión, ya sea porque resulta re-
“realizare otros actos análogos” es producto de dundante en la frase o porque traerá aparejada
una mala técnica legislativa. Así, entiendo que nuevas discusiones y posibles ampliaciones en
su supresión permitiría incluso entender mejor el tipo penal, que terminarán vulnerando la ga-
el alcance de la nueva norma, pues lo único que rantía de la máxima taxatividad legal de las leyes
genera es confusión. Veamos. penales y, en consecuencia, el principio de lega-
lidad.
Con esta nueva redacción queda claro que las
acciones típicas de esta figura son el acceso car- IV.3.c. Formas comisivas del abuso sexual con
nal —que únicamente se refiere a la penetración acceso carnal
con el pene— por las vías anal, vaginal y oral; y la
introducción de objetos y partes del cuerpo, por Al haberse modificado únicamente el tercer
vía anal y vaginal. párrafo del art. 119 del Cód. Penal y toda vez que
el primer párrafo de esa norma —que contiene
En consecuencia, si la norma prevé sólo esas las modalidades comisivas de esta figura— no ha
acciones típicas, ¿cuáles son los otros actos aná- sufrido cambios algunos, me remitiré a lo desa-
logos posibles? Además, ¿qué otros actos de pe- rrollado sobre este punto con anterioridad; ello,
netración pueden realizarse sin utilizarse una a fin de evitar repeticiones innecesarias.
parte del cuerpo —sea cual fuere— o un objeto?
¿Existe la posibilidad de acceder a una persona IV.4. Tipo subjetivo
con algo que no sea el cuerpo o un objeto? En ese
sentido, considero que el legislador al mencio- En igual sentido a lo dicho en el apartado pre-
nar el término “objetos” está haciendo referencia cedente, sobre las cuestiones relativas al tipo
a toda cosa distinta al ser humano, por lo que no subjetivo me remitiré a lo ya dicho en el acápite
existiría posibilidad material y física de que más del tipo subjetivo del art. 119 post sanción de la
allá de los mencionados, se pudieren realizar ley 25.087. Únicamente recordaré que se trata de
otros actos análogos. una figura dolosa, es decir, exige el querer do-
minado por la voluntad de realización del tipo
Otra posibilidad es que el legislador, a propó- objetivo.
sito, haya considerado esta expresión como una
vía de escape para ampliar el tipo penal en cues- IV.5. Consumación y tentativa
tión. En pocas palabras, el legislador deja abierta
la figura típica adrede para el futuro. De ser ello Con esta última modificación esta figura se
así, por un lado, pienso que la expresión esco- consuma con el acceso carnal o con la introduc-
gida no es la correcta pues —como se dijo— no ción de objetos o partes del cuerpo —en estos
encuentro opciones posibles que puedan ser in- dos últimos casos, recordemos, sólo vía vaginal
cluidas en esa expresión que no sean partes del y anal—. Como hemos mencionado, para la
cuerpo u objetos; y, por el otro, advierto que una consumación mediante el acceso carnal no es
vez más el principio de legalidad será avasallado necesario que el acto alcance su perfección fisio-
por las ampliaciones que puedan hacerse de esta lógica, ni que la penetración sea completa. Pero
figura. la interrogante se suscita con las otras acciones

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típicas, puesto que habrá que determinar cuán- Así, en primer lugar y como elemento cen-
do la figura quedará consumada. tral, en las modificaciones legislativas que
traté, la sustitución del bien jurídico protegi-
Así las cosas, habrá que establecer si la intro- do —de honestidad a integridad sexual— ha
ducción de una falange vía vaginal —por ejem- constituido, sin exagerar, un cambio de para-
plo— consumara la acción o no. Ahora bien, de digma en lo que hace a la protección de este
lo que no habrá dudas es que estamos en presen- tipo de delitos. Hemos superado —al menos
cia de una acción tipificada en el tercer párrafo en términos normativos— ideas antiguas que
del art. 119 del Cód. Penal. arrastraban y entremezclaban conceptos de
Desde mi punto de vista, considero que, si nos tipo religiosos con el derecho —norma y mo-
atenemos a la fría letra de la ley, la simple intro- ral, y delito y pecado— y exigían a las personas
ducción —por mínima que sea— consumará la determinados estándares para ser considera-
figura; sin embargo, una nueva puerta a la discu- dos sujetos pasivos de este delito; y con ello,
sión ha sido abierta. hemos dado paso entonces a ideas de corte
liberal que admiten que este delito debe pro-
Dicho esto, es dable entender que la figura teger —en definitiva— la libertad sexual de las
admita la tentativa. Al igual que en la redacción personas y que se centran en el consentimien-
anterior, al ser un delito de resultado, “antes de la to brindado por éstas.
penetración serán admisibles actos de ejecución
que, guiados por el dolo de violación, se conduz- Pero esta situación que suena muy román-
can hacia el fin propuesto, y que no se consume tica y que parece que solamente ha quedado
por razones ajenas a la voluntad del autor, de plasmada en lo abstracto de la norma, ha teni-
acuerdo con el art. 42 del Cód. Penal” (55). do repercusiones claras en la vida de los indi-
viduos, pues en algunos casos particulares los
Una vez más será el dolo lo que defina si es- ha, incluso, igualado en derechos. Pensemos
tamos en presencia de un abuso sexual simple por un momento en el caso de violaciones a
o gravemente ultrajante; o ante una tentativa de prostitutas o aquellos actos abusivos llevados
abuso sexual con acceso carnal. en el seno del matrimonio. La lógica de la fal-
IV.6. Acción penal y pena ta de honestidad en las meretrices o de la exi-
gencia del débito conyugal en el matrimonio,
Como sucedía en las dos redacciones anterio- ha sido superada por el cambio de paradigma.
res, en este caso, también el abuso sexual con ac- Hoy, todas las personas expresan su consenti-
ceso carnal continúa siendo un delito de acción miento de igual manera y gozan del derecho
pública dependiente de instancia privada de la de ejercer una sexualidad libre, sin matices ni
persona ofendida, su tutor, guardador o repre- excepciones.
sentante legal.
Y de esta manera también, los estándares del
Asimismo, la sanción de la ley 27.352 mantuvo consentimiento se han modificado, la víctima no
la escala penal aplicable anterior, que va desde los es más objeto de investigación; no se le exige que
seis hasta los quince años de reclusión o prisión. demuestre de qué manera indudable no prestó
V. Conclusión su consentimiento. Es decir que actualmente si
el consentimiento no es expresado, deberá en-
A partir del desarrollo y análisis que efectué tenderse que no hay consentimiento. En este
sobre las modificaciones que ha sufrido el art. sentido recordemos que, en el pasado, se impu-
119 del Cód. Penal, específicamente, en su figura so como regla general investigar si la víctima era
de violación y luego denominada “abuso sexual proclive a consentir, cuáles eran sus anteceden-
con acceso carnal”, pude advertir algunas cues- tes respecto a la honestidad, qué había hecho
tiones que, a mi entender, resultan importantes mientras la violaban, etcétera; y si su resistencia
para entender en qué lugar nos encontramos pa- había sido inequívoca.
rados actualmente.
Considero que esa situación —superada ac-
tualmente— tuvo que ver con la manera en que
(55) DONNA, Edgardo A., ob. cit., p. 80. se estructuraba la sociedad, es decir, sobre la

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DPyC Alejandro Sanfilippo

base de ideas claramente machistas y que busca- ciones análogas, las cuales —de otra manera—
ban con ello doblegar los intentos de la mujer de hubieren estado supeditadas a la interpretación
que se reconozca su derecho a que se le proteja que hicieran de ellas los juzgadores.
su integridad sexual.
Esto no solo impactará en una correcta subsun-
Y sobre este punto no puedo dejar de men- ción legal de las conductas, sino que también re-
cionar el duro camino que ha recorrido la mujer percutirá en las escalas penales aplicables. Véase
en todo esto, quien por muchos años se vio re- pues que, previo a la sanción de la ley 27.352, un
legada en el ejercicio de los derechos que eran sujeto acusado de obligar a una persona a prac-
protegidos por estas figuras, ya sea porque debía ticarle sexo oral podía ser imputado —según el
establecerse cuál era su honestidad o porque fiscal que lo acuse y el tribunal que lo juzgue— de
se le exigía un “deber marital” propio de socie- abuso sexual gravemente ultrajante —que cuen-
dad arcaica. Hoy, todas las mujeres pueden —al ta con una escala penal de cuatro a 10 años de
menos en términos teóricos— expresar o no su prisión— o de abuso sexual con acceso carnal
consentimiento por igual y en ese sentido saber —cuya escala es de seis a 15 años de prisión—.
que su integridad sexual se garantiza legalmente
también sin excepciones. En definitiva, estas mejoras dan un paso más
en la búsqueda de seguridad jurídica —entendi-
Por otro lado, concluyo que las modificacio- da como el conocimiento y la certeza que tienen
nes legislativas del artículo aquí tratado han lo- los gobernados de qué es lo que se estipula en
grado solucionar —o al menos mejorar— serios la ley como permitido o prohibido— y del cum-
problemas interpretativos de los que adolecía y plimiento de los principios que rigen el derecho
que resultaron producto de dudas respecto de penal liberal.
las conductas que se querían sancionar con esta
norma, o de querer dejar abierto intencional- Retomando lo dicho respecto a los derechos
mente el tipo penal, o simplemente de errores en que han adquirido o visto ampliados las muje-
la técnica legislativa. res, véase, pues que, si bien a lo largo de los años
y gracias a las modificaciones legislativas ello ha
Lo cierto es que hoy han sido zanjados —como sido así, lo cierto es que también —como men-
se dijo más de una vez en este trabajo— las dis- cioné precedentemente— ha sido incorporada
cusiones centrales que se han suscitado por años como sujeto activo en el tipo penal en cuestión,
alrededor de este tipo penal, que tienen que ver lo que ha aumentado la posibilidad de perse-
—a grandes rasgos— con la inclusión de la fe- guirla punitivamente. En consecuencia, esos
llatio in ore y la introducción de objetos y par- derechos tendrán que ser sopesados a la luz de
tes del cuerpo como conductas de esta figura y nuevas responsabilidades impuestas.
la incorporación indubitable de la mujer como
sujeto activo del delito. Hoy, no solo queda en Pero ello no es todo puesto que, pese a los
claro que la comisión del delito puede ser rea- avances sobre los aspectos más debatidos du-
lizada por una mujer hacia un hombre, sino que rante los últimos años, con la última modifica-
también puede desarrollarse entre dos mujeres, ción legislativa se han introducido nuevos inte-
sin la participación necesaria del sexo masculino rrogantes. Como se mencionó precedentemen-
como ocurrió hasta este entonces. te, la inclusión de la expresión “otros actos aná-
logos” traerá, desde mi humilde opinión, futuras
De esta manera, se dejarán de lado las consi-
discusiones tendientes a dilucidar si el legislador
deraciones que puedan hacer los tribunales so-
actual ha querido dejar una válvula de escape en
bre estas situaciones y se dará un paso más en
el tipo penal —que parece a primera vista muy
la búsqueda por lograr una seguridad jurídica
claro— para incluir dentro de estas conductas no
estable en esta materia.
previstas; o si simplemente ha sido —tal como lo
Y aunque parezca un tema menor, la seguridad considero— uno más de tantos errores en la téc-
jurídica de la que hablo deriva de una correcta nica utilizada.
técnica legislativa —que se ajuste al principio de
legalidad—. Ello porque esta permite homoge- Igualmente, deberán resolverse las futuras dis-
neizar decisiones que deben tomarse en situa- cusiones que susciten en torno a la consumación

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de las acciones de introducción de objetos y par- es que los grandes avances establecidos por la
tes del cuerpo distintas del pene. última modificación legislativa relegan un poco
esa discusión; quedando en definitiva un saldo
En otro orden de ideas, considero que la inclu- más que positivo.
sión de nuevas conductas en esta figura —es el
caso de la introducción de objetos o partes del VI. Bibliografía
cuerpo— o de aquella cuya inclusión estaba du-
BOSSERT, Gustavo A. - ZANNONI, Eduardo A.,
dosa —en el caso de la fellatio in ore— encubren “Manuel de derecho de familia”, Ed. Astrea, 1999,
una idea punitivista respecto de este tipo de deli- 5ª ed. actualizada y ampliada, 1ª reimpresión.
tos. Así, si bien no se han aumentado las escalas
penales aplicables, lo cierto es que actualmente, BUOMPADRE, Jorge E., “Delitos contra la in-
conductas que hubieran sido encuadradas en tegridad sexual —algunas observaciones a la ley
el delito de abuso sexual gravemente ultrajan- 25.087 de reformas al Código Penal—” DJ, 1999.
te —como la introducción de dedos en la vagi-
na— hoy deben ser incluidas en el tercer párrafo CAFFERATA NORES, José I., “El avenimiento
del art. 119 del Cód. Penal. Y esa diferenciación en los delitos contra la integridad sexual”, Ed. La
repercutirá sensiblemente en las escalas aplica- Ley, 2000.
bles, puesto que una persona que penetraba con
los dedos vía anal a otra, ya no será pasible de CREUS, Carlos, “Derecho penal, parte espe-
una sanción de entre cuatro a diez años de pri- cial”, Ed. Astrea, 1995, 5ª ed. actualizada, t. I.
sión —como lo prevé el abuso sexual gravemen- D’ALESSIO, Andrés J., “Código Penal de la Na-
te ultrajante— sino de una pena de seis a quince ción, comentado y anotado”, Ed. La Ley, 2011,
años de prisión. 2ª ed. actualizada y ampliada, t. II, parte especial.
Intuyo que estas decisiones tienen que ver con DONNA, Edgardo A., “Delitos contra la inte-
los reclamos de la sociedad en términos genera- gridad sexual”, Ed. Rubinzal-Culzoni, 2005, 2ª ed.
les, con las obligaciones que el Estado argentino actualizada.
ha asumido en el plano internacional y con su
consecuente determinación de las políticas cri- FONTÁN BALESTRA, Carlos, “Tratado de De-
minales a seguir. recho Penal”, Ed. Abeledo-Perrot, 1992, t. V, Parte
Especial.
Y en ese sentido considero que la modifica-
GAVIER, Enrique A., “Delitos contra la integri-
ción introducida por la ley 27.352 será bien reci-
dad sexual. Análisis de la ley 25.087. Anteceden-
bida por la sociedad, pues se entenderá que con
tes Parlamentarios”, Ed. Lerner Córdoba, 1999.
ella se garantizará aún más la integridad sexual
de las víctimas de este de este delito al incluirse JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis, “El Criminalista”,
nuevas conductas dentro de la “violación”. Sin Tipográfica Editora Argentina (TEA), Buenos Ai-
embargo, el hecho de incluir nuevas conduc- res, 1952, t. X.
tas en esta figura —o al menos al despejarse las
dudas respecto de otras— y con ello el aumento NÚÑEZ, Ricardo C., “Tratado de Derecho Pe-
posible en la sanción —al aumentarse la escala nal”, Ed. Lerner Córdoba, 1988, t. III, vol. II.
penal aplicable— no indica en lo absoluto que
se garantizará de mejor manera la integridad OSSORIO Y FLORIT, Manuel, “Código Penal
sexual de las personas, puesto que la protección de la República Argentina. Comentarios, Juris-
que se reclama no tiene que ver con el aumento prudencia, Doctrina”, Ed. Universidad, Buenos
de la pena de determinadas conductas, sino con Aires, 1997, 9ª ed.
otros motivos que exceden el ámbito de este tra- RENGEL, Diego N., “En torno al bien ju-
bajo y deberán ser abordados por fuera de este. rídico en los delitos contra la libertad sexual”,
https://dpicuantico.com/sitio/wp-content/
Finalmente, y pese a todo, si bien entiendo uploads/2015/06/Penal-Doctrina-2015-06-12.pdf.
que el aumento de la punitividad no es el cami-
no adecuado para tutelar de una mejor manera SOLER, Sebastián, “Derecho Penal Argentino”,
los bienes a los que alude esta norma, lo cierto Ed. La Ley, 1945, t. III. u

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