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Deber de Seguridad
Deber de Seguridad
1- El Deber de Seguridad:
El articulo 5 de la LDC nos dice que “Las cosas y servicios deben ser suministrados o prestados
en forma tal que cuando sean utilizados en condiciones previsibles o normales de uso, no
presenten peligro alguno para la salud o integridad física de los consumidores o usuarios.”
Consagrando de esta forma el DEBER de SEGURIDAD, cuyo incumplimiento originario una
responsabilidad objetiva del prestador.
Agregando a esto la CSJN en el año 2007 dispone que el “DEBER de SEGURIDAD” no se aplica
sólo en los contratos, sino también a los actos unilaterales, por lo que debe ser garantizado en
el período precontractual y en situaciones de riesgo creadas por los comportamientos
unilaterales respecto de sujetos no contratantes, es decir en “toda relación de consumo”.
Lorenzetti nos dice que el art. 5 y el art. 40 de la LDC deben ser interpretadas en conjunto, ya
que nos dice que la responsabilidad es aplicable a los casos que se traten de una obligación de
seguridad, extendiendo de esta forma la legitimación pasiva. También afirma que es difícil
saber si se trata de una obligación de medio o resultado, surgiendo una garantía del articulo 6.
Por lo que expresa que lo importante de esto es examinar si lo que se juzga es una conducta o
la acción de una cosa,
Wajntraub señala que el deber de seguridad implica una obligación de resultado en donde el
factor de atribución es la garantía. Lorenzetti flexibilizando este criterio criterio, expresa que si
bien los proveedores deben adoptar medidas de prevención de riesgos de acuerdo con un
estándar de diligencia esto es solo cuando hay normas regulatorias sobre seguridad, o cuando
la expectativa creada en el usuario genera una apariencia de confiabilidad sin riesgos”.
Agregando que al analizar el alcance del deber de seguridad el proveedor se debe hacer por
medio de un balance entre el riesgo y los beneficios, considerando la expectativa en el
consumidor, ya que sino eliminar el riesgo se volvería muy costoso.
Existen también autores que sostienen que mantener esta obligación de seguridad en el
derecho común no tendría sentido, ya que la mayoría de los supuestos de ese incumplimiento
están regidos por legislaciones especiales que protege y defiende a los consumidores
desaparece ahora del derecho común y traslada definitivamente su morada al derecho del
consumo”
Tomando en cuenta esto, la norma española establece ciertas matrices con respectos de la
inocuidad de los bienes y servicios expresando que se consideran seguros a aquellos que “no
presenten riesgo alguno para la salud o seguridad de las personas, o únicamente los riesgos
mínimos compatibles con el uso del bien o servicio y considerados admisibles dentro de un
nivel elevado de protección de la salud y seguridad de las personas”. En cuanto a los
momentos en los cuales el deber de seguridad debe ser observado cuando se diseñe el
producto o servicio (creación del prototipo y realización de testeos y experimentos), en la
etapa de fabricación o elaboración (controlando las distintas secuencias de ese proceso) y,
finalmente, al momento de la distribución y comercialización de bienes y servicios. Si bien en la
práctica, la atención se centra principalmente en la producción del bien, las etapas posteriores
deben mantener la inocuidad del bien, no transformándolo de esta forma en inseguro a causa
de una mala manipulación en la comercialización o almacenamiento. Esto se ve mucho con los
medicamentos (ley 16.463) o los alimentos (ley 18.284).
Por otra parte, es necesario aclarar que cuando un producto o servicio requiere un certificado
de seguridad, no basta con el cumplimiento en los hechos de dichos requisitos si no se posee
esa certificación.