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UNIDAD III

BASES DE LA INSTITUCIONALIDAD1
Parte 3

SUMARIO: I. Bases de la Institucionalidad: aspectos introductorios; II. La Dignidad


de la Persona; III. Familia y Grupos Intermedios; IV. Los Deberes del Estado; V.
Emblemas Nacionales; VI. Forma del Estado; VII. Forma de Gobierno; VIII. La
Soberanía y sus límites; IX. El Estado de Derecho; X. Principios de Probidad y
Publicidad de los actos estatales; XI. El Terrorismo

IX. El Estado de Derecho


SUMARIO: 1. Regulación constitucional – 2. El Estado de Derecho – 3. El
principio de supremacía constitucional y fuerza normativa de la Constitución –
4. El principio de legalidad o juridicidad – 5. El principio de separación de
poderes y el principio de control – 6. El principio de responsabilidad – 7.
Orden institucional de la República

1. Regulación Constitucional
En esta sección interesan particularmente dos disposiciones de la CPR: los arts. 6 y
7, que se transcriben a continuación.
• Art. 6º CPR: “Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y
a las normas dictadas conforme a ella, y garantizar el orden institucional de la
República.
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de
dichos órganos como a toda persona, institución o grupo.
La infracción de esta norma generará las responsabilidades y sanciones que
determine la ley.”
• Art. 7º CPR: “Los órganos del Estado actúan válidamente, previa investidura

1
Para la elaboración de este apunte se ha tomado como base principal al apunte del prof. Hugo TÓRTORA,
disponible en <http://constitucionalchile.blogspot.cl/2010/07/02-bases-de-la-institucionalidad.html>. Lo
anterior ha sido complementado con otras fuentes doctrinarias.
regular de sus integrantes, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la
ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni
aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los
que expresamente se les hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las
responsabilidades y sanciones que la ley señale”.

2. El Estado de Derecho
2.1.Modelos de Estado de Derecho
En este apartado se hará referencia a los modelos tradicionales de Estado de
Derecho de acuerdo a su evolución histórica.

a) El Estado Liberal de Derecho


La idea de Estado de Derecho surge en la modernidad. Según KANT el Estado es
medio y condición para asegurar la libertad de ciudadanos por medio del Derecho. Según
este autor, el Derecho asegura la posibilidad de autorrealización mediante la no
interferencia y, a su vez, comprende al Derecho como “Estado de razón” y fundamento de
legislación positiva que limita la libertad natural de los individuos2.
La expresión “Estado de Derecho” fue acuñada por Robert VON MOHL, un jurista
alemán del siglo XIX. En la escuela germana de ese siglo, el Estado de Derecho se concibe
como un conjunto de garantías formales –como la separación de poderes y el principio de
legalidad– y garantías materiales, como la ley basada en la voluntad de los ciudadanos
con el fin de proteger su libertad y propiedad3.
El sometimiento del Estado a ciertas reglas, en definitiva, tiene por objeto la
limitación de su poder.


2
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., pp. 425-426.
3
Id.
b) El Estado Democrático de Derecho
Esta versión del Estado de Derecho implica la existencia de normas que han sido
formalmente aprobadas en el marco de una democracia. El elemento más relevante es el
cumplimiento de la ley como fuente del Derecho emanada del orden democrático. Los
ciudadanos ejercer sus derechos políticos para la elección de sus representantes y serán
éstos quienes eleaboraran leyes que se aplicarán a toda la ciudadanía. La legitimidad
democrática del ejercicio del poder permite hablar de un Estado Democrático de Derecho4.
En este modelo es irrelevante el contenido de las normas. Lo que cuenta es que los
órganos públicos y los ciudadanos estén sometidos a la voluntad del legislador. En esta
concepción sólo se mantiene la idea de la objetividad del Estado de Derecho, perdiendo
protagonismo la protección de la racionalidad y de la libertad de los individuos. Este
modelo puede criticarse por la desprotección de las personas, porque a pesar de la garantía
de que las autoridades deberían comportarse de acuerdo a lo que la ley prescribe, nada se
dice respecto a los límites que debe tener el legislador a la hora de fijar dicho marco
normativo. Lo que se destaca del modelo es la legitimidad formal de las normas legales,
puesto que ellas siempre serán dictadas por órganos democráticos y mediante procesos
deliberativos que en principio asegurarán la participación de los diversos sectores sociales.
Además, se privilegia la seguridad y la certeza jurídica, ya que siempre será más
simple conocer cuáles son las leyes que emanen del Parlamento (cuestión que no requiere
evaluación alguna) que definir cuáles leyes son apegadas a la razón y cuáles no (aspecto
que sí va a requerir examen de racionalidad).

c) El Estado Constitucional de Derecho5


Para limitar la supremacía del legislador, surge un nuevo modelo cuyo eje central es
la supremacía de la Constitución. El Legislador quedará sujeto a una normativa que
encierra un nivel más elevado de consensos. La Constitución se vuelve norma real y
efectiva, no sólo por cuanto representa los valores más elevados de una sociedad
organizada, sino porque pasa a tener carácter vinculante y obligatorio para todos los


4
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 426.
5
Vid. TÓRTORA, Hugo. Apuntes de Derecho Constitucional. Disponible en
<http://constitucionalchile.blogspot.cl/2010/07/07-derechos-economicos-sociales-y.html>. [Consulta: 5 de
septiembre de 2017].
órganos del Estado. Entonces, los derechos y principios incorporados en el texto
fundamental pueden ser invocados en forma directa por los particulares en la defensa de sus
intereses. De ese modo, los órganos del Estado quedan sometidos a la ley, pero ella y todas
las demás normas están sometidas a la Constitución.

d) El Estado Social de Derecho6


Esta última modalidad en la evolución del Estado de Derecho es de vital
importancia para la comprensión de los Derechos Económicos Sociales y Culturales. El
Estado Social de Derecho nace como una reacción a la situación de inequidad social que
se produce en el sistema político liberal. El liberalismo –que cree en la igualdad formal ante
la ley– no permite resolver los problemas de injusticia que se originan cuando determinados
grupos de la población no pueden acceder a la satisfacción de sus necesidades básicas. En
este contexto, no bastará cumplir con la igualdad formal ante la ley, sino que se requerirá
fundamentalmente de una igualdad real o material.
De este modo, el Estado ha de asumir un rol activo en la defensa de las personas,
asegurando un estándar razonable de igualdad material entre los individuos. Además, el
Estado de Derecho habrá de preocuparse de las condiciones laborales y de los derechos de
los trabajadores.

2.2. Estado de Derecho formal y material


La noción mínima del Estado de Derecho suele denominarse “formal”. Según esta
noción los elementos del Estado de Derecho son el principio de legalidad, la separación de
poderes y el control jurisdiccional de la acción del Estado. Esta concepción no alude a
exigencias de justicia concretados en los derechos fundamentales. Los principales objetivos
de esta noción son la certeza y seguridad jurídica7.
Una versión más contemporánea del Estado de Derecho incorpora valores en la
Constitución mediante los derechos fundamentales. Este modelo suele denominarse Estado
de Derecho “material”. Bajo esta noción, ya no bastan las condiciones procedimentales
antes enunciadas, sino que se requiere que la Constitución configure los contenidos que


6
Id.
7
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 427.
deben tener las normas infraconstitucionales y que los poderes del Estado ejerzan sus
funciones en atención a dicho contenido8.

2.3. Concepto de Estado de Derecho


El Estado de Derecho es una noción de difícil definición, porque su contenido
depende del contexto teórico en el cual está siendo invocada esta noción y de la posición
doctrinaria que se adopte.
En términos generales el concepto de Estado de Derecho es un principio político en
virtud del cual las instituciones del Estado deben ejercer el poder con sujeción a ciertas
reglas jurídicas que deben ser aplicadas de manera igualitaria. Esta noción surge con la
finalidad de limitar el poder del Estado9.
Ahora bien, aunque la idea básica del Estado de Derecho implica la sujeción del
poder estatal a las normas jurídicas, se diferencian varias nociones del Estado de Derecho
en atención a los principios que se pretende incorporar en su ámbito conceptual, tal como se
acaba de explicar. De esto deriva la complejidad de la noción y las controversias que
existen sobre la identificación de los principios que lo componen. Simplificando mucho y
para los efectos de este apartado, la noción de Estado de Derecho que se manejará es la
asumida por la CPR y que engloba los siguientes principios consagrados en sus arts. 6 y 7:
i. El principio de supremacía constitucional.
ii. El principio de juridicidad o legalidad.
iii. El principio de responsabilidad

8
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 427.
9
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 425: “Es la expresión histórica que identifica los Estados, donde quién
gobierna es la ley, siendo una condición resultante de la idea igualitaria de que no hay nadie por debajo ni
encima de ésta, imponiendo requisitos formales, tales como el principio de legalidad, la separación de poderes
o la independencia judicial, y que adquieren pleno sentido en el cumplimiento de requisitos materiales como
la sujeción democrática y el pleno respeto a los derechos fundamentales de todos. También se le conoce como
“imperio del Derecho” o “rule of law”. El Estado de Derecho es un principio político en virtud del cual las
personas e instituciones del Estado ejercen sus potestades sujetos a reglas jurídicas que se aplican
igualitariamente, y su poder tiene como límite el pleno respeto a los derechos fundamentales”. Cfr. Consejo
de Seguridad. El Estado de Derecho y la justicia de transición en las sociedades que sufren o han sufrido
conflictos. Informe del Secretario general. S/2004/616, 3 de agosto de 2004, de acuerdo al cual el Estado de
Derecho “[s]e refiere a un principio de gobierno según el cual todas las personas, instituciones y entidades,
públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a unas leyes que se promulgan públicamente,
se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia, además de ser compatibles con las normas y los
principios internacionales de derechos humanos. Asimismo, exige que se adopten medidas para garantizar el
respeto de los principios de primacía de la ley, igualdad ante la ley, rendición de cuentas ante la ley, equidad
en la aplicación de la ley, separación de poderes, participación en la adopción de decisiones, legalidad, no
arbitrariedad, y transparencia procesal y legal”.
iv. El principio de separación de poderes o funciones
v. El principio de control
Sin perjuicio de lo anterior, una concepción más amplia del Estado de Derecho,
también debería incluir la protección de los derechos fundamentales, no sólo de los
derechos civiles y políticos, sino también de los derechos sociales. Asimismo, una
concepción amplia del Estado de Derecho debería tener en consideración el hecho de que la
democracia es la mejor forma de gobierno. En base a lo anterior es que se habla de un
Estado Democrático de Derecho y si a esto se suma la protección de todos los derechos
fundamentales, incluyendo los derechos sociales, se habla de un Estado Democrático y
Social de Derecho. A continuación se analizarán los principios señalados.

1. El principio de la supremacía constitucional y el principio de fuerza normativa


de la Constitución

1.1.Regulación constitucional
Constituye el primer principio fundante del Estado Derecho y está expresado
especialmente en el art. 6 de la CPR.

1.2.Conceptos de supremacía constitucional y fuerza normativa de la


Constitución
En términos generales, la supremacía constitucional se refiere a la idea de la
Constitución como norma fundamental y jerárquicamente superior del ordenamiento
jurídico.
A su vez, el principio de fuerza normativa de la constitución se refiere al carácter
vinculante de la Constitución como norma jurídica vinculante y al hecho de que las
actuaciones de los órganos estatales y de toda persona, quedan supeditadas a lo dispuesto
en el texto constitucional.

1.3.Principio de supremacía constitucional


El principio de supremacía constitucional implica que la Constitución Política es la
norma fundamental del ordenamiento jurídico. En base a lo anterior, ninguna otra norma
jurídica nacional puede ser contraria a la Constitución.
Asimismo, todas las normas jurídicas infraconstitucionales del ordenamiento
jurídico nacional deben cumplir con una doble condición:
a. Constitucionalidad de forma: obliga a que las normas jurídicas sean dictadas
por el órgano competente y su creación se ajuste a los procedimientos que la
Constitución establece. En caso contrario, se genera una inconstitucionalidad de
forma. Por esta razón se habla de una supremacía constitucional formal, debiendo
recordarse que la CPR, al ser la norma fundante del ordenamiento jurídico, regula
los procedimientos de creación del Derecho10.
b. Constitucionalidad de fondo: obliga a que las normas jurídicas se ajusten en
cuanto a su contenido a lo prescrito en la CPR. En caso contrario, se producirá un
supuesto de inconstitucionalidad de fondo. Por esta misma razón, se habla de una
supremacía constitucional material. El principal límite de contenido que presenta
la CPR está dado por la garantía de los derechos fundamentales.
Una de las manifestaciones del principio de supremacía constitucional es el control
de constitucionalidad, cuya finalidad, justamente, consiste en evitar que en el
ordenamiento jurídico surjan o persistan normas contrarias al texto constitucional.

1.4.Principio de fuerza normativa de la Constitución


La Carta Fundamental es en sí misma una norma y como tal es imperativa y
obligatoria. Por tanto, “Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución”
y además “Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de
dichos órganos como a toda persona, institución o grupo”. La Constitución tiene, por lo
tanto, fuerza normativa directa, es decir, puede y debe ser aplicada por los órganos del
Estado.
Cuando la CPR habla de “preceptos”, lo está haciendo en un sentido amplio,

10
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 854.
TC, Rol 681, 26 de marzo de 2007, c. 23. En esta sentencia, el TC conociendo de oficio una acción de
inconstitucionalidad procedió a derogar el art. 116 del Código Tributario que autorizaba al Director Regional
del Servicio de Impuestos Internos a la aplicación de sanciones de su competencia, por medio de un acto
administrativo. El TC entendió que de acuerdo al art. 76 inc. 1º de la CPR, los órganos jurisdiccionales deben
ser creados por ley y no pueden ser creados por un acto administrativo como ocurría con la disposición objeto
de inconstitucionalidad. De esa manera, el TC consideró infringido el art. 6 de la CPR, dado que la
Constitución “excluye la delegación de funciones por parte de funcionarios públicos tratándose de órganos
jurisdiccionales”.
refiriéndose no sólo a sus disposiciones, sino también a los principios que pueden deducirse
del articulado de su texto.
Por otro lado, cuando la constitución se refiere a los “titulares o integrantes” de
los órganos estatales, también lo está haciendo en sentido amplio, refiriéndose a las
personas que ejercen el cargo en un órgano estatal. La función de acuerdo a la cual los
órganos del Estado deben someter su accionar a Constitución y a las normas dictadas de
conformidad a ella se denomina Defensa de la Constitución.
Sin embargo, las normas de la CPR no sólo obligan a los órganos estatales, sino
también a toda persona, ya sea de manera individual u organizada en grupos intermedios.
En este sentido, se dice que la CPR obliga a “gobernantes y gobernados”.
Los órganos del Estado, además de respetar la Constitución, deben someter su
acción “a las normas dictadas conforme a ella”. Por tanto, lo que legitima y otorga valor
a las demás normas del ordenamiento jurídico es su conformidad con el marco
constitucional. Recuérdese que el ordenamiento jurídico se estructura de manera jerárquica,
siendo la CPR la norma fundante de mayor jerarquía, seguida de las leyes, la actividad
normativa de la potestad reglamentaria y los actos particulares como las sentencias, los
actos administrativos y los actos jurídicos privados. En definitiva, la Constitución regula en
último término las fuentes del Derecho y otorga validez al resto de las normas del
ordenamiento jurídico.

1.5.La garantía del orden institucional de la República


El inciso primero del artículo 6 en su parte final establece que “[l]os órganos del
Estado deben (…) garantizar el orden institucional de la República”. Esta norma fue
introducida por la reforma constitucional del año 2005 (ley 20.050 del 26 de agosto de
dicho año) y es un verdadero “injerto” que se inserta dentro de una norma que trata otro
tema, que es el de la supremacía constitucional y la fuerza normativa de la Constitución.
Por ese motivo, para algunos autores fue un error del constituyente derivado haber
modificado esta norma, puesto que la debilita desnaturalizando su finalidad.
Sin embargo, el objeto de la reforma fue eliminar el rol de “garantes de la
institucionalidad” que poseían en la Constitución original las Fuerzas Armadas al tenor del
antiguo art. 90 de la CPR11. De acuerdo a ese esquema, se pretendía garantizar entre los
mecanismos de contrapesos de fuerzas de los poderes del Estado “un cuarto poder deno-
minado Poder de Seguridad, en virtud del cual la garantía del sistema constitucional se daba
a través de la autonomía institucional de las FFAA frente al poder civil y la tutela política
que ejercían sobre el Presidente de la República –especialmente a través del COSENA”12.
En otras palabras, se pretendió privar a las ramas de las Fuerzas Armadas de su rol de
“guardián de la institucionalidad republicana”, porque alteraba el ideal democrático que
debe primar en la Constitución y dejaba abierta una puerta para las intervenciones militares
a pretexto de quebrantamiento del orden constitucional. Con la modificación debe
interpretarse que el principio de defensa de la constitución (patriotismo constitucional,
lealtad constitucional, consciencia constitucional) está radicado en todos los órganos del
Estado.
Para tales efectos, asumen un papel preponderante los principios del Estado de
Derecho: la supremacía constitucional, la juridicidad, la separación de los poderes, el
control y la responsabilidad13.

1.6.Consecuencias de la infracción de los principios de supremacía


constitucional y fuerza normativa de la Constitución
De acuerdo al inciso final del artículo 6, la infracción de los principios que consagra
“generará las responsabilidades y sanciones que determine la ley”.

2. El principio de legalidad o juridicidad


2.1.Regulación Constitucional
La legalidad representa el segundo principio formador del concepto de Estado de
Derecho y se encuentra consagrado explícitamente en el artículo 7 del Código Político.

2.2.Concepto
En principio de juridicidad “supone que el ejercicio de las competencias de las


11
“Las Fuerzas Armadas están integradas sólo por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, y existen para la
defensa de la patria, son esenciales para la seguridad nacional y garantizar el orden interior de la República”.
12
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 267.
13
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., pp. 268-269.
autoridades públicas se realice de conformidad con lo dispuesto en la constitución y las
leyes” (TC, Rol 790-07, c. 48).

2.3.Denominación
El principio de legalidad encierra como idea central que toda persona u órgano
debe actuar conforme a la ley. Técnicamente quizás es más adecuado hablar del principio
de juridicidad, porque en verdad los órganos del Estado y toda persona deben ajustarse no
solo a la ley, sino que a toda norma integrante del ordenamiento jurídico con independencia
de la fuente formal del Derecho que haya intervenido en su creación. Por ende, todo órgano
y persona debe someterse a la ley, pero también a las normas de la potestad reglamentaria, a
los tratados internacionales, a las sentencias judiciales y así sucesivamente.
También se ha denominado este principio como interdicción de la arbitrariedad.

2.4.Requisitos de validez de los actos de los órganos estatales


La norma en análisis, establece que los actos de los órganos del Estado son
válidos sólo si cumplen copulativamente, tres requisitos o condiciones de validez:

a. Investidura previa y regular de sus titulares.


La investidura es una condición jurídica que permite a un órgano del Estado ejercer
válidamente sus funciones.
Es necesario que dicha investidura sea regular, es decir, que se haya efectuado de
acuerdo a lo prescrito por la Constitución y la ley.
Además, debe ser previa, es decir, debe anteceder al inicio del ejercicio de las
funciones14.

b. Actuación dentro de la competencia.


Cada órgano deberá actuar en el marco de las atribuciones determinadas por la
Constitución y las leyes15.


14
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 429.
15
Según GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 430, “La especialización funcional del Estado
determina que las potestades públicas no son ilimitadas sino que se ejecutan bajo un marco pre-definido. La
competencia es la circunscripción de tal esfera de atribuciones”.
c. Respeto de las formas establecidas en la ley.
Se vincula con los requisitos externos o procedimentales que deben revestir los
actos estatales16.

2.5.Regla de clausura de la juridicidad del ejercicio del poder


De acuerdo al inc. 2° del art. 7, “[n]inguna magistratura, ninguna persona ni grupo
de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra
autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la
Constitución o las leyes”.
Esta norma consagra la regla de clausura de la juridicidad del ejercicio del
poder, esto es, que el poder sólo puede ejercerse por las autoridades y de acuerdo a los
procedimientos y límites de contenido prescritos por la Constitución y la ley.
Los estados de excepción constitucional constituyen un ejemplo de este principio
puesto que, aún en situaciones de emergencia, la Constitución continúa reglando el
ejercicio de atribuciones especiales para afrontar tales escenarios17.

2.6.Consecuencias de la infracción
Los actos que se realicen sin respetar el principio de legalidad serán nulos y además
generarán las responsabilidades y sanciones que determine la ley.


Cfr. TC, Rol 392, 18 de noviembre de 2003, c. 9. El caso se refiere a la inconstitucionalidad de un DFL que
entre otras cuestiones, fue dictado por el Presidente de la República en exceso de las materias precisas
señaladas en la ley habilitante. En términos sencillos, la ley habilitante autorizaba al Presidente a regular la
composición de los directos y consejos de algunas empresas públicas. Sin embargo, el DFL terminó por
regular las remununeraciones de algunos cargos de dichas empresas, excediendo la ley habilitante. El TC
entendió que el principio de juridicidad se entendió vulnerado por el Presidente de la República por haber
dictado un DFL excediéndose de su competencia.
16
TC, Rol 681, 26 de marzo de 2007, c. 24. En esta sentencia, el TC conociendo de oficio una acción de
inconstitucionalidad procedió a derogar el art. 116 del Código Tributario que autorizaba al Director Regional
del Servicio de Impuestos Internos a la aplicación de sanciones de su competencia, por medio de un acto
administrativo. El TC entendió que de acuerdo al art. 76 inc. 1º de la CPR, los órganos jurisdiccionales deben
ser creados por ley y no pueden ser creados por un acto administrativo como ocurría con la disposición objeto
de inconstitucionalidad. De ese modo, “la forma de constituir un tribunal que resuelva conflictos tributarios es
a través de un mandato conferido por la propia ley y no puede ser sustituida por un mero acto administrativo,
tal como se explicará en el considerando siguiente. Así, la dictación de una resolución exenta a través de la
cual el Director Regional del Servicio de Impuestos Internos materializa la delegación de sus facultades
jurisdiccionales en un funcionario público que no tiene el carácter de juez, no se ajusta a la forma prescrita
por la propia Constitución para designar a sus jueces”.
17
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 430.
3. El principio de separación de poderes y el principio de control
3.1.Regulación constitucional
El principio de separación de poderes (división de poderes o separación de
funciones) tiene consagración tanto en el art. 6, como en el art. 7.
Así, el art. 6 dispone que “los órganos del Estado deben someter su acción a la
Constitución y a las normas dictadas conforme a ella”. La CPR y la legislación
complementaria regulan de manera separada de las funciones del Estado.
Asimismo, el inc. 1° del art. 7 ratifica la idea de la actuación “dentro de la
competencia de cada órgano”. En los términos del inc. 2° esta disposición, ninguna
magistratura puede “atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra
autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la
Constitución o las leyes”. El término magistratura debe ser entendido en un sentido amplio,
no sólo referida a “magistrados” o jueces, sino que a todo poder u órgano estatal.

9.2. El principio de separación de poderes


9.2.1. Concepto
El principio de separación de los poderes es un principio del Estado constitucional
liberal que fue elaborado en el siglo XVIII, principalmente, por MONTESQUIEU.
La separación de los poderes se puede definir como la garantía constitucional que
tiene por objeto dividir el ejercicio del poder en las funciones tradicionales estatales
ejecutiva, legislativa y judicial, a fin de evitar el abuso del poder y resguardar la libertad de
los ciudadanos18.
De esa manera, cada poder del Estado se ejerce separadamente sin que un poder
interfiera en las actuaciones de otro poder y sin que ninguno de ellos termine concentrando
la totalidad del poder. En principio, el Poder Legislativo debe crear las leyes, el Poder
Ejecutivo debe aplicarlas y el Poder Judicial debe resolver las controversias jurídicas.
La CPR, además de consagrar este principio, lo asume en su parte orgánica. El
Capítulo IV de la CPR se refiere al Poder Ejecutivo, el Capítulo V regula el Poder
Legislativo y el Capítulo VI se refiere al Poder Judicial. Incluso, podríamos agregar al


18
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 402.
Poder Constituyente Derivado, regulado en el Capítulo XV.

9.2.2. Interdependencia e independencia


La separación de los poderes no es incompatible con la interdependencia entre
órganos que ejercer funciones estatales distintas, esto es, a la posibilidad de que estos
órganos colaboren en el ejercicio de alguna función. En la CPR hay muchos ejemplos de
interdependencia. En cuanto a la cooperación entre el Congreso Nacional y el Presidente de
la República, se puede mencionar19:
• la co-legislación del Presidente de la República (arts. 32 Nº 1 y 2, y 65);
• la legislación delegada del Presidente de la República (arts. 32 Nº 3 y 64);
• la potestad reglamentaria de ejecución (arts. 32 Nº 6 y 63 Nº 20)
• los tratados internacionales (arts. 32 Nº 15 y 54 Nº 1);
• la autorización de uso de la fuerza (arts. 32 Nº 17, 53 Nº 5, 63 Nº 13 y 15);
• nombramientos de autoridades de órganos constitucionales o legales (arts. 32
Nº 9 y 12, 53 Nº 9, 85 y 98).
En cuanto a la cooperación entre el Congreso Nacional y el Poder Judicial se puede
citar como ejemplo la admisibilidad previa de acciones judiciales contra Ministros de
Estado (art. 53 Nº 2)20.
Ahora bien, en el contexto de esta cooperación es indispensable que no resulte
afectada la independencia, es decir, que no se produzca una injerencia de un órgano sobre
otro que le impida el ejercicio de las facultades esenciales a su función21.

9.3. El principio de control


La separación de los poderes no es incompatible con algunos controles que un
poder puede ejercer sobre el otro. En virtud del principio de control una persona o un
órgano debidamente autorizado para ello examina o fiscaliza un acto realizado por otra
persona u órgano, a fin de verificar si en la preparación y cumplimiento de dicho acto se
han observado todos los requisitos que exige el ordenamiento jurídico.
Nuestra CPR contempla varios ejemplos de control, entre otros:

19
Id.
20
Id.
21
Ibid., pp. 404-405.
a) La facultad de la Cámara de fiscalizar los actos de gobierno;
b) La acusación constitucional o juicio político ejercido por las Cámaras en contra de
varias autoridades;
c) El control de constitucionalidad ejercicio por el Tribunal Constitucional sobre
diferentes tipos de normas;
d) El control ejercido por la Contraloría General de la República mediante el trámite de
toma de razón.

4. El principio de responsabilidad
El principio de responsabilidad es uno de los pilares de la democracia y de un
Estado republicano. El principio de responsabilidad está consagrado en los respectivos
incisos finales de los artículos 6 y 7 de la Constitución.
En virtud de este principio, todas las personas que desempeñen funciones públicas
deben asumir las consecuencias de sus actuaciones en los casos en que infrinjan el
ordenamiento jurídico.
El término “responsabilidad” debe entenderse como “asumir las consecuencias
jurídicas de un acto”. Las disposiciones constitucionales citadas hacen referencia a todo
tipo de responsabilidad, de modo que, dependiendo del caso, la infracción a la
Constitución o a las leyes podrá dar lugar a responsabilidades civiles, penales,
administrativas o políticas, según lo que establezca el ordenamiento jurídico. A
continuación, se señalarán algunas manifestaciones de este principio en atención a diversos
tipos o categorías de responsabilidad y se finalizará con una breve referencia a la nulidad de
Derecho público.

4.1.Categorías de responsabilidad
4.1.1. Responsabilidad política
En el marco del Estado absoluto el monarca detentaba la totalidad del poder y no
se consideraba políticamente responsable de sus actuaciones, por cuanto el origen de su
poder arrancaba de fundamentos hereditarios y religiosos, sin estar sometido al escrutinio o
intervención de ninguna otra autoridad o persona. Sin embargo, en una democracia el
poder no está personalizado. El Estado tiene su propia personalidad jurídica, pero los
gobernantes están sujetos al escrutinio de los ciudadanos y su gestión puede ser objeto de
reprobación política. La responsabilidad política no implica la infracción de una norma
jurídica, sino que implica una valoración de la gestión política del supuesto responsable
por parte de la ciudadanía, que actúa directamente o representada.
En principio, todas las autoridades gubernamentales están sujetas a esta
responsabilidad, aunque la intensidad de la responsabilidad, sus consecuencias y el
encargado de juzgarla pueden variar dependiendo del caso. Por ejemplo, en un sistema
parlamentario el Jefe de Gobierno puede ser objeto de un voto de censura o de desconfianza
por parte del Parlamento. En cambio, en un sistema presidencial fuerte, el papel de Jefe de
Estado y de Jefe de Gobierno están concentrados en la autoridad del Presidente, que actúa
sin estar sujeto políticamente al Parlamento. El único control político, en este caso, sería la
no reelección del Presidente, en caso de que ésta fuere procedente.
Ahora bien, siendo nuestro sistema de gobierno presidencialista, no existe un
control político contundente sobre las actuaciones del Presidente, salvo el juicio político
que se revisará a propósito de la responsabilidad constitucional. Sin perjuicio de lo anterior,
el ordenamiento jurídico regula algunos supuestos calificables de responsabilidad política
que dicen relación con la facultad del Presidente de la República de nombrar y remover a
los funcionarios que son de su exclusiva confianza. Lo anterior encierra la idea de una
evaluación política de la gestión de estos cargos. Nos referimos, particularmente, a:
i. Los Ministros de Estado, los Subsecretarios, delegados presidenciales regionales y
delegados presidenciales provinciales (art. 32 nº 7 CPR).
ii. Los embajadores, diplomáticos y representantes internacionales (art. 32 nº 8
CPR).
iii. Los funcionarios que la ley denomina de exclusiva confianza del Presidente (art.
32 nº 10 CPR).

4.1.2. Responsabilidad constitucional


La CPR contempla algunos deberes para ciertas autoridades públicas cuyo
incumplimiento acarrea ciertas consecuencias jurídicas negativas. La denominación de
responsabilidad constitucional se justifica por el rango constitucional de las normas que
contemplan estos deberes y sanciones.
El caso más emblemático es el denominado juicio político o acusación
constitucional, esto es, un mecanismo en cuya virtud del Congreso valora el
incumplimiento de ciertos deberes por parte de altos cargos públicos. Esta institución será
analizada en profundidad más adelante y por ahora sólo debe destacarse que es un órgano
político el que lleva a cabo el mecanismo y que puede imponer ciertas sanciones,
discutiéndose si el contenido de su valoración es realmente jurídico o más bien político.

4.1.3. Responsabilidad civil


El Estado es una persona jurídica de Derecho público22, con lo cual, si incumple
sus obligaciones contractuales puede incurrir en responsabilidad civil contractual.
Asimismo, el Estado puede incurrir en responsabilidad extracontractual a raíz de la
actuación de sus funcionarios u órganos23.
Sin perjuicio de este régimen general, existen supuestos especiales de
responsabilidad civil del Estado que están regulados en la CPR, por ejemplo:
i. La acción de indemnización de perjuicios por error judicial (art. 19 nº 7 letra i)
CPR).
ii. En el caso de expropiaciones, el Estado debe proceder al pago de una
indemnización previa en beneficio del expropiado (art. 19 nº 24 CPR).
iii. El Estado será responsable por las conductas injustificadamente erróneas o
arbitrarias del Ministerio Público (art. 5 Ley 19640 sobre el Ministerio Público,
en relación con el art. 84 CPR).

4.1.4. Responsabilidad penal


La Constitución señala varios supuestos de responsabilidad penal de ciertas
autoridades públicas e incluso respecto de personas particulares. Sólo se mencionarán
algunos ejemplos.

4.1.4.1. Responsabilidad penal de autoridades públicas


i) En relación con la acusación constitucional, cuando la CPR establece la

22
Código Civil, art. 547 inc. 2º.
23
La responsabilidad civil del Estado es una materia que suele analizarse en los cursos de Derecho
administrativo, con lo cual no se profundizará sobre esta materia.
facultad del Senado de resolver una acusación de esta índole dirigida contra un
Ministro, se refiere a los delitos de traición, concusión, malversación de fondos
públicos y soborno como motivo de procedencia (art. 52 nº 2 letra b CPR).
ii) El art. 79 de la CPR, prescribe expresamente que “Los jueces son
personalmente responsables por los delitos de cohecho, falta de observancia en
materia sustancial de las leyes que reglan el procedimiento, denegación y
torcida administración de justicia y, en general, de toda prevaricación en que
incurran en el desempeño de sus funciones”.

4.1.4.2. Responsabilidad penal de particulares


En el art. 19 nº 12, la CPR dispone que una persona debe responder por los delitos
que cometa en el ejercicio de la libertad de expresión e información.

4.1.5. Responsabilidad administrativa


La responsabilidad administrativa se funda en el incumplimiento de los deberes del
cargo, de modo que las sanciones consistirán en medidas disciplinarias en perjuicio del
funcionario infractor24.
En el caso de los funcionarios de la Administración las medidas disciplinarias
pueden consistir en25:
a) Censura;
b) Multa;
c) Suspensión;
d) Destitución.
Por su parte, los parlamentarios también están sujetos a responsabilidad
disciplinaria, siendo ésta una materia regulada en los respectivos Reglamentos Internos de
la Cámara de Diputados y del Senado.
También los jueces están sujetos a responsabilidad disciplinaria que se determina de
manera interna en el marco del mismo Poder Judicial.


24
Ley 18.575 sobre Bases Generales de la Administración del Estado, art. 15 inc. 1º.
25
Ley 18.834 sobre Estatuto Administrativo, art. 116.
4.1.6. Responsabilidad parlamentaria
Si bien los parlamentarios gozan de inviolabilidad, ésta sólo rige para “las opiniones
que manifiesten y los votos que emitan en el desempeño de sus cargos” (art. 61 CPR). Sin
embargo, pueden cesar en su cargo si incurren en algunas de las conductas de que se
indican en el art. 60 de la CPR y que serán analizadas más adelante.

4.2.Nulidad de Derecho Público26


El inc. final del art. 7 consagra una de las consecuencias jurídicas más importantes
que genera una actuación contraria a las condiciones de validez señaladas anteriormente: la
nulidad de Derecho público. Por lo tanto, carece de validez un acto que ha emanado de un
órgano que no ha sido investido regularmente, o de quien ha actuado fuera de su
competencia o sin dar cumplimiento a las formalidades legales.
El ámbito de aplicación de la nulidad de Derecho público engloba a los actos
administrativos, de modo que no procedería invocarla respecto de actos legislativos (siendo
facultad del Tribunal Constitucional el control de constitucionalidad de las leyes) ni
respecto de resoluciones judiciales (a las que deberían aplicarse las normas específicas
sobre nulidad procesal).
La nulidad de Derecho público debe invocarse mediante una acción procesal.


26
Para las explicaciones de este apartado se ha considerado a GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit.,
pp. 672-676.

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