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BASES DE LA INSTITUCIONALIDAD1
Parte 3
1. Regulación Constitucional
En esta sección interesan particularmente dos disposiciones de la CPR: los arts. 6 y
7, que se transcriben a continuación.
• Art. 6º CPR: “Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y
a las normas dictadas conforme a ella, y garantizar el orden institucional de la
República.
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de
dichos órganos como a toda persona, institución o grupo.
La infracción de esta norma generará las responsabilidades y sanciones que
determine la ley.”
• Art. 7º CPR: “Los órganos del Estado actúan válidamente, previa investidura
1
Para la elaboración de este apunte se ha tomado como base principal al apunte del prof. Hugo TÓRTORA,
disponible en <http://constitucionalchile.blogspot.cl/2010/07/02-bases-de-la-institucionalidad.html>. Lo
anterior ha sido complementado con otras fuentes doctrinarias.
regular de sus integrantes, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la
ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni
aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los
que expresamente se les hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las
responsabilidades y sanciones que la ley señale”.
2. El Estado de Derecho
2.1.Modelos de Estado de Derecho
En este apartado se hará referencia a los modelos tradicionales de Estado de
Derecho de acuerdo a su evolución histórica.
2
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., pp. 425-426.
3
Id.
b) El Estado Democrático de Derecho
Esta versión del Estado de Derecho implica la existencia de normas que han sido
formalmente aprobadas en el marco de una democracia. El elemento más relevante es el
cumplimiento de la ley como fuente del Derecho emanada del orden democrático. Los
ciudadanos ejercer sus derechos políticos para la elección de sus representantes y serán
éstos quienes eleaboraran leyes que se aplicarán a toda la ciudadanía. La legitimidad
democrática del ejercicio del poder permite hablar de un Estado Democrático de Derecho4.
En este modelo es irrelevante el contenido de las normas. Lo que cuenta es que los
órganos públicos y los ciudadanos estén sometidos a la voluntad del legislador. En esta
concepción sólo se mantiene la idea de la objetividad del Estado de Derecho, perdiendo
protagonismo la protección de la racionalidad y de la libertad de los individuos. Este
modelo puede criticarse por la desprotección de las personas, porque a pesar de la garantía
de que las autoridades deberían comportarse de acuerdo a lo que la ley prescribe, nada se
dice respecto a los límites que debe tener el legislador a la hora de fijar dicho marco
normativo. Lo que se destaca del modelo es la legitimidad formal de las normas legales,
puesto que ellas siempre serán dictadas por órganos democráticos y mediante procesos
deliberativos que en principio asegurarán la participación de los diversos sectores sociales.
Además, se privilegia la seguridad y la certeza jurídica, ya que siempre será más
simple conocer cuáles son las leyes que emanen del Parlamento (cuestión que no requiere
evaluación alguna) que definir cuáles leyes son apegadas a la razón y cuáles no (aspecto
que sí va a requerir examen de racionalidad).
4
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 426.
5
Vid. TÓRTORA, Hugo. Apuntes de Derecho Constitucional. Disponible en
<http://constitucionalchile.blogspot.cl/2010/07/07-derechos-economicos-sociales-y.html>. [Consulta: 5 de
septiembre de 2017].
órganos del Estado. Entonces, los derechos y principios incorporados en el texto
fundamental pueden ser invocados en forma directa por los particulares en la defensa de sus
intereses. De ese modo, los órganos del Estado quedan sometidos a la ley, pero ella y todas
las demás normas están sometidas a la Constitución.
6
Id.
7
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 427.
deben tener las normas infraconstitucionales y que los poderes del Estado ejerzan sus
funciones en atención a dicho contenido8.
1.1.Regulación constitucional
Constituye el primer principio fundante del Estado Derecho y está expresado
especialmente en el art. 6 de la CPR.
2.2.Concepto
En principio de juridicidad “supone que el ejercicio de las competencias de las
11
“Las Fuerzas Armadas están integradas sólo por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, y existen para la
defensa de la patria, son esenciales para la seguridad nacional y garantizar el orden interior de la República”.
12
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 267.
13
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., pp. 268-269.
autoridades públicas se realice de conformidad con lo dispuesto en la constitución y las
leyes” (TC, Rol 790-07, c. 48).
2.3.Denominación
El principio de legalidad encierra como idea central que toda persona u órgano
debe actuar conforme a la ley. Técnicamente quizás es más adecuado hablar del principio
de juridicidad, porque en verdad los órganos del Estado y toda persona deben ajustarse no
solo a la ley, sino que a toda norma integrante del ordenamiento jurídico con independencia
de la fuente formal del Derecho que haya intervenido en su creación. Por ende, todo órgano
y persona debe someterse a la ley, pero también a las normas de la potestad reglamentaria, a
los tratados internacionales, a las sentencias judiciales y así sucesivamente.
También se ha denominado este principio como interdicción de la arbitrariedad.
14
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 429.
15
Según GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 430, “La especialización funcional del Estado
determina que las potestades públicas no son ilimitadas sino que se ejecutan bajo un marco pre-definido. La
competencia es la circunscripción de tal esfera de atribuciones”.
c. Respeto de las formas establecidas en la ley.
Se vincula con los requisitos externos o procedimentales que deben revestir los
actos estatales16.
2.6.Consecuencias de la infracción
Los actos que se realicen sin respetar el principio de legalidad serán nulos y además
generarán las responsabilidades y sanciones que determine la ley.
Cfr. TC, Rol 392, 18 de noviembre de 2003, c. 9. El caso se refiere a la inconstitucionalidad de un DFL que
entre otras cuestiones, fue dictado por el Presidente de la República en exceso de las materias precisas
señaladas en la ley habilitante. En términos sencillos, la ley habilitante autorizaba al Presidente a regular la
composición de los directos y consejos de algunas empresas públicas. Sin embargo, el DFL terminó por
regular las remununeraciones de algunos cargos de dichas empresas, excediendo la ley habilitante. El TC
entendió que el principio de juridicidad se entendió vulnerado por el Presidente de la República por haber
dictado un DFL excediéndose de su competencia.
16
TC, Rol 681, 26 de marzo de 2007, c. 24. En esta sentencia, el TC conociendo de oficio una acción de
inconstitucionalidad procedió a derogar el art. 116 del Código Tributario que autorizaba al Director Regional
del Servicio de Impuestos Internos a la aplicación de sanciones de su competencia, por medio de un acto
administrativo. El TC entendió que de acuerdo al art. 76 inc. 1º de la CPR, los órganos jurisdiccionales deben
ser creados por ley y no pueden ser creados por un acto administrativo como ocurría con la disposición objeto
de inconstitucionalidad. De ese modo, “la forma de constituir un tribunal que resuelva conflictos tributarios es
a través de un mandato conferido por la propia ley y no puede ser sustituida por un mero acto administrativo,
tal como se explicará en el considerando siguiente. Así, la dictación de una resolución exenta a través de la
cual el Director Regional del Servicio de Impuestos Internos materializa la delegación de sus facultades
jurisdiccionales en un funcionario público que no tiene el carácter de juez, no se ajusta a la forma prescrita
por la propia Constitución para designar a sus jueces”.
17
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 430.
3. El principio de separación de poderes y el principio de control
3.1.Regulación constitucional
El principio de separación de poderes (división de poderes o separación de
funciones) tiene consagración tanto en el art. 6, como en el art. 7.
Así, el art. 6 dispone que “los órganos del Estado deben someter su acción a la
Constitución y a las normas dictadas conforme a ella”. La CPR y la legislación
complementaria regulan de manera separada de las funciones del Estado.
Asimismo, el inc. 1° del art. 7 ratifica la idea de la actuación “dentro de la
competencia de cada órgano”. En los términos del inc. 2° esta disposición, ninguna
magistratura puede “atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra
autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la
Constitución o las leyes”. El término magistratura debe ser entendido en un sentido amplio,
no sólo referida a “magistrados” o jueces, sino que a todo poder u órgano estatal.
18
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 402.
Poder Constituyente Derivado, regulado en el Capítulo XV.
4. El principio de responsabilidad
El principio de responsabilidad es uno de los pilares de la democracia y de un
Estado republicano. El principio de responsabilidad está consagrado en los respectivos
incisos finales de los artículos 6 y 7 de la Constitución.
En virtud de este principio, todas las personas que desempeñen funciones públicas
deben asumir las consecuencias de sus actuaciones en los casos en que infrinjan el
ordenamiento jurídico.
El término “responsabilidad” debe entenderse como “asumir las consecuencias
jurídicas de un acto”. Las disposiciones constitucionales citadas hacen referencia a todo
tipo de responsabilidad, de modo que, dependiendo del caso, la infracción a la
Constitución o a las leyes podrá dar lugar a responsabilidades civiles, penales,
administrativas o políticas, según lo que establezca el ordenamiento jurídico. A
continuación, se señalarán algunas manifestaciones de este principio en atención a diversos
tipos o categorías de responsabilidad y se finalizará con una breve referencia a la nulidad de
Derecho público.
4.1.Categorías de responsabilidad
4.1.1. Responsabilidad política
En el marco del Estado absoluto el monarca detentaba la totalidad del poder y no
se consideraba políticamente responsable de sus actuaciones, por cuanto el origen de su
poder arrancaba de fundamentos hereditarios y religiosos, sin estar sometido al escrutinio o
intervención de ninguna otra autoridad o persona. Sin embargo, en una democracia el
poder no está personalizado. El Estado tiene su propia personalidad jurídica, pero los
gobernantes están sujetos al escrutinio de los ciudadanos y su gestión puede ser objeto de
reprobación política. La responsabilidad política no implica la infracción de una norma
jurídica, sino que implica una valoración de la gestión política del supuesto responsable
por parte de la ciudadanía, que actúa directamente o representada.
En principio, todas las autoridades gubernamentales están sujetas a esta
responsabilidad, aunque la intensidad de la responsabilidad, sus consecuencias y el
encargado de juzgarla pueden variar dependiendo del caso. Por ejemplo, en un sistema
parlamentario el Jefe de Gobierno puede ser objeto de un voto de censura o de desconfianza
por parte del Parlamento. En cambio, en un sistema presidencial fuerte, el papel de Jefe de
Estado y de Jefe de Gobierno están concentrados en la autoridad del Presidente, que actúa
sin estar sujeto políticamente al Parlamento. El único control político, en este caso, sería la
no reelección del Presidente, en caso de que ésta fuere procedente.
Ahora bien, siendo nuestro sistema de gobierno presidencialista, no existe un
control político contundente sobre las actuaciones del Presidente, salvo el juicio político
que se revisará a propósito de la responsabilidad constitucional. Sin perjuicio de lo anterior,
el ordenamiento jurídico regula algunos supuestos calificables de responsabilidad política
que dicen relación con la facultad del Presidente de la República de nombrar y remover a
los funcionarios que son de su exclusiva confianza. Lo anterior encierra la idea de una
evaluación política de la gestión de estos cargos. Nos referimos, particularmente, a:
i. Los Ministros de Estado, los Subsecretarios, delegados presidenciales regionales y
delegados presidenciales provinciales (art. 32 nº 7 CPR).
ii. Los embajadores, diplomáticos y representantes internacionales (art. 32 nº 8
CPR).
iii. Los funcionarios que la ley denomina de exclusiva confianza del Presidente (art.
32 nº 10 CPR).
24
Ley 18.575 sobre Bases Generales de la Administración del Estado, art. 15 inc. 1º.
25
Ley 18.834 sobre Estatuto Administrativo, art. 116.
4.1.6. Responsabilidad parlamentaria
Si bien los parlamentarios gozan de inviolabilidad, ésta sólo rige para “las opiniones
que manifiesten y los votos que emitan en el desempeño de sus cargos” (art. 61 CPR). Sin
embargo, pueden cesar en su cargo si incurren en algunas de las conductas de que se
indican en el art. 60 de la CPR y que serán analizadas más adelante.
26
Para las explicaciones de este apartado se ha considerado a GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit.,
pp. 672-676.