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CONTRATOS 22 FEBRERO

En cualquier caso, en estos casos de dolo omisivo hay que tener en cuenta hasta qué punto es lícito
o no el silencio, hasta qué punto en definitiva ese silencio puede ser considerado como una
maquinación o artificio. Porque en principio la simple violación de esos deberes precontractuales de
información, realmente nos situaría en el plano de la responsabilidad por culpa in contrahendo o en el
e plano del error, pero no en el plano del dolo que requiere esa insidia o maquinación.

Los principios del dº contractual europeo parecen seguir esta tesis cuando nos relatan a continuación
(...) el dolo que el silencio será doloso si tenía como propósito engañar. Luego la simple omisión de la
información no es dolo, hace falta para que tenga tal consideración la intención de engañar. En este
ámbito del dolo omisivo o negativo va asociado a la existencia de deberes de información
precontractual. Podemos traer a colación el TRLGDCU cuyo art 60 impone sobre el empresario el
deber de informar antes de celebrarse el contrato al consumidor sobre ciertos aspectos que aparecen
enumerados en el art 60 del TRLGDCU. Este art ha sido objeto de reforma por parte RD Ley de 2
noviembre 2021, que entrará en vigor el 28 mayo de este año. En concreto entre otros aspectos este
RDR ley ha introducido en este art 60 la figura de consumidor vulnerable, porque respecto a este tipo
de sujeto se refuerzan estos deberes de información precontractual ya que se señala en el párrafo 2
apartado 1 del art 60 que la información que debe facilitar el empresario a ese consumidor
vulnerable ha de ser en un formato fácilmente accesible, garantizando en su caso la asistencia
necesaria de forma que asegure su adecuada comprensión y permita la toma de decisiones óptimas
para sus intereses.

Por tanto, este art impone deberes específicos de información con los consumidores normales o
vulnerables. Este art al imponer deberes de información precontractual al empresario prevé que en
caso de incumplimiento de los mismos la Administración les impondrá una sanción administrativa,
además al respecto tenemos que destacar el nuevo apartado 5 art 60 señala que la carga de la
prueba en relación al cumplimiento de deberes de información precontractual corresponde al
empresario. Además, ese incumplimiento de la información precontractual que se puede traducir en
un silencio porque se calla ciertos datos, ha de tener también sus propias consecuencias civiles, NO
administrativas, que no aparecen enumerados en este TR y que habrá que buscar en la teoría
general del contrato. Lo que pasa es que esta falta de información del empresario al consumidor
puede generar o traducirse en diversas figuras por así decir. Puede generar que el consumidor preste
su consentimiento por error, pero también esa falta de información puede convertirse en dolo si se
demuestra la intención de engañar, e incluso es posible ese silencio inicial fase precontractual acabe
desembocando en un incumplimiento del contrato por falta de conformidad del objeto por el contenido
del contrato.

Ante esta trayectoria, que a lo largo de la vida del contrato puede tener el silencio o incumplimiento
de los deberes de información, el problema se plantea porque son varios los remedios que pueden
utilizarse para solventar la situación en la que se queda el consumidor, entonces lo que se plantea es
que si todos estos remedios pueden utilizarse cumulativamente o que solo puede usarse uno y
desechar los demás o combinar entre ellos. Si solo se tiene en cuenta el incumplimiento del deber de
información podría solicitarse una indemnización de daños y perjuicios que esa falta de información
provocó. Pero es que, además, si se entiende que concurre un vicio del consentimiento porque esta
falta de información generó un error o un dolo, podría solicitarse además de esa indemnización hizo
como referencia la anulación del contrato como permite o legitima todo vicio del consentimiento
además podrías solicitarse la indemnización por el interés negativo, distinta de los daños y
perjuicios causados. El abono de los gastos que el consumidor llevó a cabo para celebrar el contrato.
Si además se entiende que ese silencio generó falta de conformidad habrá directamente
incumplimiento del contrato y entonces podrá solicitar la resolución del contrato, no lo mismo que la
anulabilidad junto con la indemnización del interés positivo que hace referencia al abono de los

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gastos hubiera hecho con ocasión posteriormente en el contrato. Consecuencia alegar que hay vicio
del consentimiento sólo por falta de info o conformidad. Doctrina de acuerdo se puede señalar o
vislumbrar entendiendo que no son cumulativas todos estos remedios, y optar por uno u otro remedio
va a tener consecuencias prácticas. El plazo de prescripción de cada acción es distinto, no es el
mismo para la acción por incumplimiento del contrato que la anulabilidad por vicio del consentimiento
y también la indemnización en un caso u otro también distintas. Y el tipo de acción también es
diferente.

Vicios del consentimiento no enumerados en el CC, dentro del 1265, pero en cambio la doctrina
suele englobarlos dentro del dolo, con carácter general no admitidos en nuestro ord jco.

CONTRATO CON INFLUENCIA INDEBIDA Y CONTRATOS LEONINOS.

Estas dos nociones, conceptos hacen referencia con carácter general aquellos casos se utilizan
malas artes para persuadir a otros sujetos o inducir a otro sujeto a la celebración del contrato. Este
tipo malas artes no encuentra fácil encaje en la noción de dolo como vicio del consentimiento que
hemos visto, de ahí que los tribunales no aceptan estos casos como casos de convencimiento
viciado por dolo. En nuestro ord jco en 1908 ley en el caso concreto de préstamos sí contempló la
posibilidad de existencia de estos contratos leoninos y el remedio no era su anulabilidad sino
directamente su nulidad. Ley 23 julio 1908 ley de la usura ley Azcárate, todavía vigente, pretendía
evitar que almas despiadadas con dinero se aprovecharan de la necesidad de otros sujetos para
prestarle dinero a unos intereses muy altos o desproporcionados. Si el prestamista se aprovechaba
del estado de necesidad, situación angustiosa o facultades mentales era leonino y nulo. En
cualquier caso, la doctrina del contrato leonino o de influencia indebida tienen su ámbito original en el
dº anglosajón, donde se contemplan dos doctrinas; por un lado, la doctrina de la influencia indebida
que se aplica a aquellos casos en los que una de las partes ha ejercido o está en situación de ejercer
un alto grado de control o determinación sobre la otra induciéndole a contratar. Similitud temor
reverencial un alto grado de control o de dependencia. Por su parte la doctrina de los contratos
leoninos establece que si una de las partes obtiene deliberadamente una ventaja de la inexperiencia
o ignorancia de la otra parte en forma desproporcionada con el valor real de los bienes la parte más
débil podrá solicitar la anulación del contrato. Esta doctrina también se denomina de la ventaja
injusta o excesiva. La Propuesta de Modernización CC en materia dº obligaciones y contratos
asume ambas doctrinas en su art 1301, pero incorpora esta doctrina considerándolas de algún modo
como un vicio del consentimiento que legitima a la parte débil a solicitar la anulación del contrato
poner también, si lo cree más conveniente, legitima a que la parte débil solicite al juez la
conservación del contrato, pero modificando su contenido de manera que desaparezca esa ventaja
que injustamente obtenga por la otra parte el contratante. Se facilita así conservaron contrato ni
tráfico jco se anquilose, favor negotiis. Art 1301 parte de que se puede evaluar el contrato como un
vicio normal que el contrato en el momento de celebración otorga a sus partes una ventaja excesiva,
resulta que aprovecha una situación de dependencia dificultades económicas significaría una falta de
previsión. A petición de la parte perjudicada, el juez introduce en el contrato aquella modificación
para adaptarlo a la BF usual en el tráfico jco.

Además entrada en vigor Ley 8/2021 de 2 de junio por la que se reforma legislación civil y procesal
para el apoyo personas con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jca, nuestro CC ha incluido
un supuesto donde se prevé como vicio del consentimiento la situación de ventaja injusta a proveerse
como vicio del consentimiento solamente legitima para solicitar la anulación del contrato, en concreto
la situación de ventaja injusta puede convertir en un vicio del consentimiento en aquellos contrato en
los que intervengan personas con discapacidad cuando la intervención se realiza sin los apoyos de
los que están provistas esas personas con discapacidad, cuando la otra parte se hubiera
aprovechado de la situación de discapacidad obtenido de ellos una ventaja injusta. Arts. 1302 y 1305
CC. Ha de quedar claro en estos casos que la anulación del contrato no tiene su origen en la
discapacidad que posee unos de los contratantes, no que la persona se adapte, sino que el vicio del

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consentimiento se deduce de que la otra parte obtuvo una ventaja injusta de tal situación. Se
reconoce capacidad de las personas discapaces para lo bueno y malo, aunque vaya en su contra,
asumir las consecuencias negativas, cosa distinta es que otra parte se aproveche su situación.

CAPACIDAD PARA CONTRATAR Y PROHIBICIONES DE CONTRATAR importante

Cuando se alude a la capacidad para contratar se quiere hacer mención en que para celebrar un
contrato hay que tener la madurez suficiente para poder entender que se está celebrando un contrato
del que van a surgir una serie de obligaciones para las partes y para entender en qué van a consistir
esas obligaciones. Tradicionalmente el alcance de esa madurez jca para contratar se situaba en la
mayoría de edad de tal forma se entienda antes de los 18 años las personas no podían contratar
porque no podían entender que era un contrato y cuál era su contenido, e igualmente se entendía
que una vez cumplida la mayoría de edad se entendía la madurez jca suficiente para entender y
comprender lo que es un contrato y su alcance. Sin embargo, la práctica puso en evidencia que esta
premisa no era totalmente cierta, porque había sujetos menores de edad que respecto a ciertos
contratos tenían cierta capacidad de entender y querer, y había mayores de edad que carecían de
dicha capacidad. De ahí que fuera necesario contemplar de forma expresa y con matizaciones
cuando se tenía esa capacidad de contratar. Antes de entrar a analizar tenemos que advertir en
aquellos casos en los que el sujeto carece de forma absoluta de capacidad natural de querer y
entender, el contrato que celebren no es un contrato anulable sino un contrato nulo porque falta
directamente el CONSENTIMIENTO que como sabemos es uno de elementos esenciales, 1261 CC,
sin él no hay contrato.

La cuestión aparece contemplada en el 1263 del CC este precepto, su redacción anterior al año 2015
señalaba dos situaciones en las que las personas no tenían capacidad para contratar; por un lado,
los menores de edad no emancipados, y por otro lado los incapacitados. Este art es objeto de
crítica por parte de la doctrina porque se consideraba no recogía de forma íntegra toda la posible
problemática que podría surgir en torno a la capacidad para contratar, se decía que el precepto no
tenía en cuenta el tipo de contrato que se prohibía utilizar ni su trascendencia económica. También
se criticaba que tampoco se hacía referencia a la posibilidad que existía de hecho ya que en la
sentencia de incapacitación el juez permitirá al incapacitado celebrar determinados contratos. Se
criticaba también que ese 1263 no hacía mención alguna con lo que pasaba con la capacidad de
contratar de aquellas personas que no estando incapacitada judicialmente tenían algún tipo de
minusvalía psíquica.

Por fin, este 1263 fue reformado por la ley 28 julio 2015 de modificación del sistema de
protección a la infancia y a la adolescencia, esta ley entre otros supuestos reforma el 1263 de tal
forma que, por un lado haciéndose eco de alguna de las críticas matizaba la capacidad para contratar
de los menores no emancipados y por otro lado haciéndose eco de las novedades introducidas por la
convención de la ONU sobre los dº de las personas con discapacidad hecha en NY el 13 diciembre
2006 y ratificada en España en el 2008. Hizo desaparecer de su tenor literal la referencia a los
incapacitados para utilizar la expresión personas con capacidad judicialmente modificada, puesto que
uno de los postulados de esta convención de NY era que al hablarse de incapacitados no se era
respetuoso con la dignidad de estas personas y por tanto había que buscar expresiones que sí las
respetaran. No olvidar que tras la capacidad para contratar está la idea de libertad que aparece
configurada como dº fundamental en nuestra CE, de manera que la limitación de esta libertad sólo
puede venir justificada en la necesidad de protección de ciertas personas y esta necesidad de
protección de ciertas personas pueden ser menores o personas con discapacidad repercute también
sobre el principio de igualdad que solo permite el trato diferente si existen razones legítimas y
proporcionadas que lo justifiquen. Además, hay que traer a colación el derecho al libre desarrollo de
la penalidad y el respeto de la dignidad de las personas contemplado en el art 10 de nuestra CE.

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Este conjunto principio de la CE llevan a que aunque las restricciones se hagan de la capacidad de
contratar de las personas deban ser excepcionales y mínimas. Esta conclusión, junto a la ratificación
por España de esa Convención NY ha llevado a que hoy en día se reconozca que las personas con
discapacidad tengan plena capacidad jca desapareciendo en ellas la distinción de la capacidad de
obrar/ jca y que por tanto tengan plena capacidad para contratar.

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