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Trastornos dermatológicos

El papel del estrés en los problemas de piel


El estrés es un mecanismo de defensa que tiene nuestro organismo para garantizar
su supervivencia. Sin embargo, cuando se hace crónico, produce una serie de
efectos que afectan a todo el cuerpo y producen problemas de piel, según sugiere
este estudio realizado por el Dr. Chen:
 Pérdida de elasticidad.
 Arrugas.
 Flacidez.
 Piel apagada.
 Manchas.
Los problemas de piel producidos por el estrés crónico tienen que ver con la
circulación de la sangre. En estas situaciones, el organismo necesita una respuesta
rápida para poner en marcha estrategias de lucha, huida y parálisis.
Para ello, a las órdenes del cortisol, reconduce el flujo sanguíneo hacia los
músculos, el corazón, los pulmones y el cerebro, y la gran damnificada de ese
recorte en el aflujo de sangre, entre otros, es la piel.

Igualmente, el estrés afecta negativamente al sistema inmune y hace nuestra piel


más vulnerable a las infecciones y a las agresiones externas.
Enfermedades que cursan con problemas de piel por estrés
Existe un grupo de enfermedades dermatológicas que se han relacionado
directamente con el estrés. Entre ellas, las más importantes son estas:

1. Acné
Como ya se ha mencionado en el informe de la Biblioteca Nacional de Medicina de
Estados Unidos, aunque los factores hormonales son decisivos para la aparición del
acné, cada vez se da más importancia a los factores emocionales.

2. Dermatitis atópica
Aunque puede ser ocasionada por factores ambientales, deshidratación, irritantes,
infecciones e incluso por el sudor, una parte de los casos guarda una estrecha
relación con el estrés, según expone este estudio llevado a cabo por un equipo de la
Universidad de Ciencias médicas de Matanzas (Cuba).
Se produce un círculo vicioso entre el prurito (picor) y el rascado, que se puede
tornar en obsesivo y provocar el empeoramiento de la dermatitis por sobreinfección
y aparición de otras complicaciones más graves.
3. Dermatitis seborreica
La dermatitis seborreica es una enfermedad que se ha relacionado directamente
con episodios de estrés. Aparece en momentos de gran ansiedad de los pacientes
por un cambio de trabajo o domicilio, boda o divorcio, enfermedad o muerte de
algún familiar, exámenes, etc.

4. Excoriaciones
En este caso, el paciente rasca su piel de manera compulsiva generando ciclos de
prurito y rascado que pueden durar años.
Suele aparecer en pacientes jóvenes que, sometidos a los cambios por estrés
hormonal, pueden llegar a producirse lesiones graves por la repetición del rascado.
Este problema suele mejorar cuando se trata la labilidad psicológica, aunque puede
durar muchos años por el retraso del diagnóstico y los tratamientos ineficaces.

5. Alopecia areata
Es la pérdida de pelo en zonas muy concretas del cuero cabelludo, en forma de
pequeños círculos como monedas. Tiene una predisposición genética por aparición
de factores autoinmunes, pero se ha demostrado una alta influencia de factores
emocionales, según afirma la Clínica Mayo.
6. Psoriasis
La psoriasis se caracteriza por la aceleración del ciclo vital de las células, que
mueren antes de tiempo. Se acumulan en la superficie de la piel formando escamas
y manchas rojas, produciendo picor intenso e incluso dolor.
Es una enfermedad crónica episódica. Puede desaparecer durante un tiempo para
reaparecer en circunstancias más estresantes de lo normal.

Trastorno por excoriación: síntomas, causas y tratamiento


La relación entre las enfermedades de la piel y nuestros estados emocionales es a
menudo más que evidente. Un ejemplo de ello es el trastorno por excoriación o la
dermatilomanía, que consiste en una necesidad incontrolable de rascarse,
pellizcarse o quitarse costras del acné hasta originarse auténticas y llamativas
lesiones cutáneas.
Es posible que nunca hayamos oído hablar de la dermatilomanía. Por el contrario,
puede que nos lo acaben de diagnosticar o que quizá, pertenezcamos a ese sector
de la población que aún no es plenamente consciente de que tal vez, padece este
mismo problema. Por extraño que nos parezca es algo bastante común, un efecto
asociado muy a menudo a la depresión, a los trastornos de ansiedad o los
trastornos obsesivo compulsivos (TOC).
Si hay algo evidente, es la necesidad de que los dermatólogos desarrollen la
habilidad de ver más allá de la piel en los pacientes con escoriaciones psicógenas.
Asimismo, es interesante saber además que la literatura médica recoge desde hace
más de un siglo este tipo de condición psicológica. Apareció por primera vez en
1875 con el nombre de “escoriación neurótica”. Más tarde, el dermatólogo francés
Brocq describió el llamativo caso de un paciente adolescente que, de forma casi
constante, se rascaba esas áreas donde tenía acné hasta el punto de dejar su rostro
casi desfigurado.
Hay casos extremos y hay pacientes con una sintomatología más leve donde se
evidencia una vez más, que una buena parte de los problemas dermatológicos
tienen una base psiquiátrica que es necesario detectar y tratar. Por ello, hay quien
suele pasar todo un periplo de costosos tratamientos para esas afecciones en la piel
sin que se le diagnostique previamente la auténtica raíz del problema: un exceso de
estrés, quizá, una elevada ansiedad tal vez o una depresión encubierta…

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