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En este sistema complejo, existe la capacidad de vulnerar los derechos de las personas a los
que su existencia afecta, bien sean clientes, bien usuarios, bien trabajadores- de todos los
niveles-, bien proveedores, bien accionistas. De hecho, es este un riesgo muy probable ya que
en él entran en juego muchas personas e intereses.
Hay varios factores que pueden favorecer este riesgo, me gustaría destacar, entre ellos, los
siguientes para argumentar la importancia, que en la economía actual, tiene el construir una
empresa según enfoque de Derechos Humanos:
1. Estamos en un momento histórico, con grandísima concentración empresarial esto se traduce
en dos factores que aumenta el riesgo de vulnerar los DDHH, de una parte el hecho de que
determinadas empresas tengan un enorme poder económico y social, hace posible que
puedan influir, excesivamente en los entornos donde desarrollan su actividad y de otra parte,
su tamaño dificulta el trasmitir la cultura que garantice un correcto comportamiento a todos los
empleados, accionistas, colaboradores y proveedores.
2. Los mercados financieros, merced al desarrollo tecnológico permiten el movimiento de
capitales con extraordinaria agilidad lo que puede provocar, cambios de difícil control, que
pueden afectar a amplias regiones de población.
3. Las empresas en el entorno globalizado han deslocalizado sus actividades, así es habitual que
una compañía, cuya matriz se encuentra, por ejemplo en España, cuente con centros que
atienden a los clientes desde Colombia o sus servicios informáticos estén situados en la India
y su producción en distintos países asiáticos. Esto provoca también dos importantes
consecuencias, en relación a la gestión de los DDHH en la empresa. En primer lugar, al estar
operando en países cuyas legislaciones tienen distintos nivel de protección hacia los DDHH,
puede ocurrir que el cumplir con la legislación no garantice un cumplimiento con los derechos
de las personas, es decir que cumpliendo la ley se vulneren o puedan vulnerarse los derechos
por ejemplos, relativos a los trabajadores y clientes. En segundo lugar, se trabaja con una
cantidad ingente de proveedores subcontratados cuya trazabilidad es compleja y el respeto
que éstos tengan de los DDHH de trabajadores, es difícil de controlar.
4. Los procesos de una empresa son muy variados, compramos materiales, seleccionamos y
remuneramos trabajadores, contratamos y pagamos a proveedores, atendemos al cliente,
transportamos mercancías, desarrollamos productos y servicios, los publicitamos y
promocionamos…, y en todos- o en casi todos- estos procesos están implicadas
personas, luego en todos ellos se es susceptible de vulnerar los derechos de estas personas.
(O, pueden ser características estas también, todas las empresas las aplican)
Los Derechos Humanos protegen tres temas: La vida y la seguridad de la persona.
Desarrollados, entre otras cosas, a través del derecho a la vida, la libertad y la
seguridad; el derecho a no ser sometido a esclavitud, servidumbre, tortura, y
tratamientos o castigos crueles, inhumanos o degradantes; el derecho a la
igualdad de protección por parte de la ley; el derecho a no ser sometido a una
detención arbitraria; y el derecho a un recurso efectivo contra actos que violen sus
derechos fundamentales ante una corte. Derechos económicos, sociales y
culturales. Abarcan, entre otras cosas, el derecho a un nivel de vida adecuado que
le asegure la buena salud y el bienestar, y que incluyan alimentación, vestido,
casa, atención médica y acceso a servicios sociales y seguridad social; el derecho
a la educación; el derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le
asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana; el
derecho a conformar sindicatos laborales; y el derecho a descansar y a la
diversión.
4. Ejemplos prácticos: El sector privado de China presentó los resultados
de un proyecto de diálogo sobre DD.HH. concebido para analizar los impactos
sociales de las empresas en este país. BASF, General Electric, HP y Shell son
algunas de las empresas participantes.
Las empresas tienen un impacto enorme sobre las vidas de las personas y las
comunidades en las que operan. En ocasiones el impacto es positivo: se crean
puestos de trabajo, las nuevas tecnologías mejoran las condiciones de vida, y la
inversión en la comunidad se traduce en beneficios reales para las personas que
viven en ella.
Pero Amnistía ha sacado a la luz innumerables ejemplos en los que las empresas
se aprovechan de normativas nacionales poco eficientes y mal aplicadas, con
consecuencias devastadoras para las personas y las comunidades. Apenas hay
mecanismos efectivos en el ámbito nacional o internacional para impedir que las
empresas cometan abusos contra los derechos humanos o hacer que rindan
cuentas de sus actos. Amnistía trabaja para cambiar esta situación. Los Estados
tienen la responsabilidad de proteger los derechos humanos. Sin embargo,
muchos no lo hacen, sobre todo en lo que se refiere a las actividades de las
empresas, ya sea por falta de capacidad, por dependencia de la empresa como
inversor o por flagrante corrupción.
1. D. Andrés trabaja como publicista. Su jefe lo llama para una reunión privada
a puerta cerrada. Allí le recrimina un error que supuestamente ha tenido
(aunque según D. Andrés el error realmente lo ha tenido su jefe y está tratando
de proyectar su responsabilidad). En dicha reunión, su jefe le llama “idiota”,
“lelo”, le dice que “no sabe hacer la 'o' con un canuto” y que “o bien es
subnormal, o bien está trabajando secretamente para la competencia”.
5. Lucía trabaja durante unos años como modelo en una agencia con un
contrato laboral. Después de graves problemas de salud por anorexia deja
la empresa y el trabajo de modelo. Posteriormente, decide exigir a la
empresa que retire inmediatamente todas las fotos que se le hicieron en
esa época, porque no quiere verse en ese estado y porque le parece que
están promoviendo unos hábitos de vida poco saludables.