ASESINO
DETONANTE DE LA INVESTIGACIÓN para su integridad física —puede desangrarse sin
En el caso anterior, «Artesano», los personajes juga-
dores tuvieron un fugaz encuentro con un llamativo
tipo a su llegada al hostal Battersby —un tal John—.
Este de inmediato llamó la atención de la Ordo que,
tras el informe presentado por los personajes, puso
a un equipo de agentes a vigilarle. Se estableció un
protocolo de seguridad con el señor Verdad, basado
en contactar por teléfono una vez cada 48 horas sin
más objetivo que asegurar la integridad del equipo.
Siguiendo los pasos de John, los agentes llegaron a
una gran ciudad.
Han pasado 72 horas desde el último contacto con la
célula de investigadores enviados tras el tal John y la
Ordo ha decidido movilizar a los personajes jugadores
para que averigüen qué está pasando.
CONSPIRACIÓN SINIESTRA
John es en realidad el esoterrorista que opera en
Hades.net con el nombre en clave «Asesino». Fue al
hostal Battersby a recoger un fetiche creado por el
Artesano (ver capítulo anterior) y, desde allí, se des-
plazó hasta su objetivo: una gran ciudad en la que
localizar una grieta en la Membrana y utilizarla para
cargar el fetiche con una entidad de la oscuridad
exterior.
John sufre una anomalía que le ha generado una serie
de trastornos, una analgesia congénita. Esto lo hace
totalmente incapaz de sentir dolor, lo que le ha obli-
gado a llevar toda su vida una metódica rutina con el
fin de revisar continuamente si había sufrido heridas
sin darse cuenta, y que podrían suponer un riesgo
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siquiera percatarse, arañarse una córnea al rascarse
un ojo, etc.—.
El estrés que le provocaba esa situación llevó a John
hasta la puerta del psiquiatra Laurent Dubost —ver
«Alienista»—, quien moldeó su carácter para atraerlo
a la causa esoterrorista.
Debido a su extraña condición médica, John era el
voluntario ideal para un experimento esoterrorista,
por el cual le fue implantado un fetiche directamente
en el pecho, una especie de alambre espinoso que le
rodea su corazón. La operación —a medio camino
entre una delicada intervención quirúrgica y un
ritual arcano— fue llevada a cabo en el monasterio
regentado por el Artesano por las expertas manos de
la doctora Michelle Banner —ver «Artesano»—.
Gracias al fetiche que le fue implantado, John es
capaz de sincronizar el ritmo de su corazón con el
pulso concreto con el que la Membrana vibra en
determinados lugares y bajo determinadas con-
diciones: aquellos en los que un evento afectó a la
separación de ambas realidades, siempre que él
sea capaz de recrear el evento que lo propició. John
viaja por todo el país con una guía de carreteras
anotada, buscando lugares en los que «cargar» los
fetiches recogidos del monasterio recreando, de la
forma más fiel posible, los eventos que produjeron
la grieta en la Membrana. De esta manera, puede
atraer entidades que se anclen a estos fetiches y los
doten de capacidades singulares.
Si todo va bien y consigue su objetivo, John usa la red
de contactos del siguiente eslabón en la conspiración
siniestra, el Contrabandista, para hacer llegar el feti-
che cargado a su destino… pero esa es una historia
que se tratará en el siguiente capítulo.
RASTRO DE PISTAS
Tras la «Sesión informativa» mantenida con el
señor Verdad, en la que les proporciona las fichas de
los agentes desaparecidos y les informa de su misión,
los personajes se enfrentan a una típica operación de
«caza al asesino» que se inicia con su llegada al «Ful-
ton Motel», el hotel que el primer equipo de la Ordo
asignado al caso usaba como base de operaciones. Allí,
entre un maremágnum de pistas, pueden encontrar
unas cifras anotadas y que son fácilmente identifica-
bles como el número de serie de un localizador GPS,
presumiblemente el que los agentes usaron para loca-
lizar el vehículo de John. La última transmisión del
localizador lleva a los personajes a «La zona indus-
trial» abandonada en la que John preparó una trampa
para sus perseguidores y donde logró reducirlos. Los
personajes encuentran allí el coche de John y un esca-
broso espectáculo, pero dos de los agentes siguen des-
aparecidos.
Si los personajes jugadores recuperan los destinos borra-
dos del ordenador de a bordo del coche abandonado de
John, pueden acotar la búsqueda a «El Muelle 14» del
puerto. Allí se encuentra un contenedor que ha estado
usando John de base y donde hay una pareja retenida.
Se trata de los actuales propietarios de una casa donde
tuvo lugar un macabro crimen en los años 80 y que
John planea recrear. Esto lleva a los personajes jugadores
al lugar donde se desarrolla la última escena: «John es
el nuevo Seth».
REACCIÓN DEL ANTAGONISTA
Los personajes jugadores solo pueden interrumpir los
planes de John en la última escena, a la que deberían
llegar con el tiempo justo para reaccionar e impedir
que acabe con la vida de los agentes secuestrados que
aún quedan con vida y dos menores que se ha llevado
de un colegio.
Llegados a ese punto, John usa el armamento con el
que cuenta —una pistola en la cintura y una esco-
peta en una bolsa de equipaje— para jugar al gato
y al ratón valiéndose de su mayor conocimiento del
escenario: se mueve de habitación en habitación
mientras descarga la escopeta, apareciendo de los
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 rincones oscuros y disparando a los agentes a través
de las paredes.
Mientras se enfrenta a los personajes jugadores, John
intenta ponerles nerviosos relatando frases suel-
tas relacionadas con su papel en la conspiración
siniestra tales como «venid, os llevaré a la última
morada», «el Maestre no estará contento con lo que
habéis hecho», «no tenéis ni idea de lo que Dubost
me ha hecho», «¿os gustó el regalo que os dejé en la
nave abandonada? Rara vez tengo la oportunidad de
ser tan creativo fuera de sus dominios; pocas veces
nadie que no sea Él puede admirar mi arte, así que
decidí aprovechar la oportunidad», etc.
Algunas de estas frases hacen referencia al Maes-
tre, alguien que los personajes jugadores aun no
conocen y que descubrirán en el último capítulo de
esta campaña. Por el momento, los comentarios de
John solo deberían sonar desconcertantes y abrir
nuevos interrogantes en sus mentes.
La prioridad de John en todo caso es deshacerse de los
personajes —a poder ser sin matarlos— para com-
pletar sus planes. A medida que las cosas se vayan
poniendo peores para él, puede usar a los niños o los
agentes de la Ordo como escudos humanos, o some-
terlos a tortura —con disparos selectivos para forzar
a los personajes jugadores a acudir en su ayuda y obli-
garlos a exponerse—.
SUSAN WELLERS
GIDEON B
RADFORD
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John sabe que cuanto más fiel sea la recreación del
escenario del crimen original, mejor funciona el feti-
che que lleva implantado en el pecho, pero está dis-
puesto a intentarlo sean cuales sean las condiciones.
Y hablando del fetiche: este funciona como un «inte-
rruptor del hombre muerto»; si John muere —es
decir, su corazón deja de latir—, la criatura que el
fetiche lleva aparejada lo nota y buscará de inmediato
abrirse paso hacia el exterior emitiendo un terrible
quejido. Este quejido es como un canto de sirena para
criaturas de la oscuridad de exterior, que comenza-
rán a manifestarse en el lugar con cada chillido de la
grotesca criatura, sembrando el caos a su paso.
ESCENAS
SESIÓN INFORMATIVA
Tipo de escena: introducción
Escena siguiente: «Fulton Motel»
Los personajes viajan por separado en un tren de largo
recorrido que separa dos grandes ciudades, conmina-
dos por el señor Verdad a subir a él en diferentes esta-
ciones. Uno a uno, los personajes se van reconociendo
durante el trayecto, aunque ignorándose adrede:
uno lee el periódico en su asiento, otro pasa a su lado
pidiendo disculpas a un azafato y este, en su caminar,
roza la espalda de otro de los personajes que está sen-
tado en la cafetería tomando un expreso, etc.
AVA MATTHEWS
DOMINIC WISE
A la hora convenida de antemano, todos los perso-
najes dejan lo que están haciendo y desfilan, de uno
en uno, hasta uno de los compartimentos privados,
donde les aguarda el señor Verdad con su perenne
gabardina doblada sobre su pierna y un dossier
encima de esta.
El señor Verdad saluda con un asentimiento a todos
los personajes jugadores y pide al último que cierre la
puerta y la asegure con el pestillo. Instantes des-
pués, pasa a informarles del motivo de la reunión:
van rumbo a la ciudad donde se dirigió el tal John
con el que se toparon en el hotel Battersbty; la Ordo
puso a un grupo de cuatro agentes a seguirle, esta-
bleciendo un protocolo de seguridad consistente en
una llamada telefónica que indicara que todo estaba
en orden cada 48 horas. Cumplieron esta premisa
con rigor tras los primeros dos días de investigación,
asegurando que estaban tras la pista del sospechoso
sin dar más detalles que la dirección del hotel donde
se alojaban. El señor Verdad mira su reloj y entonces
asevera que han pasado 72 horas desde ese último
contacto, por lo que la Ordo ha decidido desplazar
a los personajes jugadores a investigar posibles impli-
caciones del tipo con la conspiración siniestra de
Hades.net.
El señor Verdad entrega el dossier manila que reposa
sobre su pierna al personaje jugador que haya deci-
dido sentarse frente a él, anunciándole que se trata
de los expedientes —debidamente censurados— de
los cuatro agentes desaparecidos. En ellos pueden
encontrarse los nombres de las identidades que les
fueron asignadas, una imagen de su aspecto actual y
una descripción física:
◇ Ava Matthews: 41 años, pelo moreno, 180 cm,
71 kg.
◇ Gideon Bradford: 52 años, pelo cano, 178 cm,
74 kg.
◇ Dominic Wise: 36 años, rapado, 169 cm, 86 kg.
◇ Susan Wellers: 26 años, rubia, 176 cm, 58 kg.
Todos los expedientes tienen una firma de las
identidades asumidas por los agentes, así como
una muestra de escritura que reproduce en
mayúsculas y minúsculas un texto proforma —«el
veloz murciélago hindú comía feliz cardillo y kiwi»— que
puede servir para identificar documentos escri-
tos comparando la grafía mediante Análisis de
documentos.
Cualquiera que coja el dossier y lo lea con deteni-
miento, puede percatarse de una nota llamativa
al pie del expediente de Susan Wellers que reza
que presentó un informe negativo sobre su jefe de
equipo, Gideon Bradford, sin especificar los moti-
vos. El señor Verdad no sabe más que lo que pone
en el expediente, así que no puede arrojar luz sobre
ello si es preguntado al respecto.
El señor Verdad les entrega un maletín con teléfonos
móviles de línea segura y las llaves y documentación
de un vehículo que les espera en el aparcamiento de
la estación, y les desea suerte en la tarea. Sus objeti-
vos son descubrir el destino de los agentes de la Ordo
desaparecidos e investigar la posible conexión de
John con Hades.net. Tras una fría despedida, el señor
Verdad sale del compartimento dejándoles que com-
pleten el viaje hasta su destino.
FULTON MOTEL
Tipo de escena: clave
Escena previa: «Sesión informativa»
Escena siguiente: «La zona industrial»
Tras recoger el coche alquilado por los personajes juga-
dores —pueden decidir marca, modelo, etc.—es de
suponer que el primer destino de estos será el hotel
escogido por los agentes desaparecidos para alojarse,
única dirección de referencia con la que cuentan al
empezar el caso.
El Fulton Motel es un pequeño y aislado motel de
carretera que se encuentra a una decena de millas
de la frontera de la ciudad. Es un lugar alejado y dis-
creto, un pequeño edificio en mitad de la nada con
dos plantas de altura y un edificio anexo que hace
las veces de conserjería. Aparte de ello solo puede
verse un poste luminoso que anuncia su presencia
y un aparcamiento agrietado y descolorido frente al
grueso de las habitaciones.
El propietario del motel no se deja ver por allí salvo
cuando hay problemas. Entre tanto, el negocio lo lle-
van April Queen en el turno de día —una veinteañera
con el pelo teñido de colores chillones y que estudia
Historia y Filosofía durante las largas horas que pasa
tras el mostrador— y Patrick Romero en el turno de
noche —un exconvicto que está pagando su deuda
con la sociedad cobrando una miseria por un trabajo
en el que se limita a ver programas de videntes y taro-
tistas de madrugada—. Ninguno de los dos tiene rele-
vancia alguna para el desarrollo del caso.
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 Presumiblemente los personajes jugadores tratan con
April, quien les atiende diligentemente con la espe-
ranza de quitárselos de encima lo antes posible. Puede
informarles de que los agentes se registraron hace
cinco días con las identidades que los personajes jugado-
res tienen como referencia, y que pagaron una semana
por adelantado especificando que ellos demandarían
cuándo las habitaciones debían ser limpiadas. Les dio
dos habitaciones dobles con camas separadas y desde
entonces no han vuelto a cruzar una palabra, si bien
los ha visto ir y venir de cuando en cuando, de la habi-
tación al coche y viceversa.
Los agentes escogieron las habitaciones más aleja-
das de la recepción, por lo que a los personajes jugadores
no debería resultarles difícil entrar en ellas de forma
subrepticia —con tiradas Infiltración dificultad 2—.
Una de las habitaciones no tiene nada sospechoso: un
par de maletas de mano, algo de ropa y nada más. Sin
embargo, en la otra, al abrir la puerta, un personaje juga-
dor con Explosivos puede detectar una trampa electró-
APRIL QUEEN
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nica que envía una señal cuando un haz infrarrojo se
interrumpe. No obstante, nada ocurre al ser activado.
Si es manipulado, mediante Recuperar datos, se llega
a la conclusión de que emite un aviso a un terminal
telefónico previamente configurado. El gasto de 1
punto permite vincularlo al teléfono de uno de los
agentes desaparecidos, el cual no emite señal alguna
desde hace 48 horas —el último lugar desde el que lo
hizo fue en una zona industrial de la ciudad—.
Esta segunda habitación tiene una orgía de pruebas
diseminadas por toda la pared frente a las camas, que
están separadas por una mesilla de noche:
◇ Hay un gigantesco mapa de la ciudad dividido en
varios A3 unidos de forma consecutiva.
◇ Explosivos revela un pequeño dispositivo
incendiario tras el mapa que puede activarse
por control remoto mediante una señal telefó-
nica —de nuevo, vinculada al mismo número de
teléfono al que se encontraba el dispositivo de
alarma de la puerta, y del que es posible extraer
la misma información—. La funcionalidad de
PATRICK ROMERO
 este objeto es provocar un pequeño estallido
controlado que consuma en una fugaz llama-
rada todas las pruebas colocadas en la pared
—una medida de precaución de los investigado-
res, sin más—.
◇ Algunos puntos están marcados con señalado-
res verdes. Todos ellos son colegios.
Profundizar en algunos de ellos con Recuperar
datos o Investigar arroja pronto un resultado
reciente: la desaparición de los gemelos Finley y
Fred Bates, secuestrados hace dos días.
Seguir esta pista no conduce a pistas útiles. Los
padres están repartiendo octavillas y hablando
con la prensa local para mandar un mensaje
a quien quiera que se haya llevado a los niños.
Los únicos testigos que hay dijeron haberlos
visto subir a un coche grande y negro. Nada lo
suficientemente aprovechable como para inves-
tigarlo.
◇ Algunos otros puntos están marcados con seña-
ladores rojos. Investigar o Recuperar datos en
sus respectivos campos señala que se trata de
lugares en los que han ocurrido sucesos trági-
cos —accidentes de tráfico, incendios, suicidios,
robos con violencia que dejaron a la víctima en
muy mal estado, y un larguísimo etc.—. A priori
ninguno de estos puntos parece tener un vínculo
con lo sobrenatural y son demasiados —una
treintena— como para estudiarlos en profundi-
dad uno a uno.
◇ Alrededor del mapa hay multitud de recortes de
periódico fotocopiados. Todos están relaciona-
dos con muertes que no parecen sospechosas. Si
los personajes jugadores se toman su tiempo para
corroborarlo, Recuperar datos permite vincular
algunas de las noticias de esos recortes a puntos
del mapa señalados en rojo. El gasto de 1 punto
en esta investigación permite localizar la noticia
de un incendio en el que murieron un hombre y
una mujer, cuya hija se salvó y cuya identidad
corresponde con Annabel Campbell, la niña
pelirroja que los personajes jugadores pudieron
conocer a su llegada a la escuela Valavarans
—ver «Artista»—.
Esta pista puede pasar por una mera curiosidad,
pero es un indicativo de que John ha sido respon-
sable de muchas de las muertes que llevaron a va-
rios niños a Valavarans, la escuela donde todos son
huérfanos, lo que relaciona una vez más a varios de
los miembros de Hades.net persiguiendo un mismo
objetivo.
◇ En uno de los laterales del mapa hay una docena
de fotocopias de permisos de conducir extraídos
de alguna base de datos policial en los que se ve
a John con diferentes aspectos y bajo diferentes
nombres.
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 Bajo esta columna de identidades falsas, hay una
fotografía de John con barba y el pelo cortado de
forma distinta a como los personajes jugadores lo
recuerdan de su encuentro en el motel Battersby.
La foto lo muestra de cuerpo entero, saliendo de
un centro comercial mientras tira algo a una
papelera.
Junto a la fotografía de John, hay un ticket arru-
gado de una tienda de ropa que refleja la compra
de varias prendas de mujer y niño. Misma refe-
rencia, pero distinta talla.
Hay una última fotografía de John que lo mues-
tra sentado en el asiento del conductor de un
vehículo mirando con unos prismáticos.
◇ Recoger pruebas permite localizar un pósit
arrugado y tirado en el suelo tras una pequeña
papelera metálica. Tiene escritas las letras «IMI»
en la parte izquierda, lo que parece indicar que
forman parte de una palabra mayor que no se
llegó a completar.
Análisis de documentos, junto al dossier con
información de los agentes de la Ordo desapa-
recidos, permite identificar la letra de ese pósit
con la de Susan Wellers.
◇ (Pista clave) En el borde inferior del mapa hay
un pósit pegado con un número de serie de diez
dígitos. Vigilancia electrónica permite iden-
tificarlo como un código de seguimiento GPS
Usando la app adecuada en el teléfono móvil,
es posible rastrear el lugar desde el que el GPS
aún transmite: la misma zona industrial aban-
donada hacia la que conducen las últimas seña-
les del teléfono vinculado a los dispositivos de
alerta de la puerta y el mapa.
LA ZONA INDUSTRIAL
Tipo de escena: clave
Escena previa: «Fulton Motel»
Escena siguiente: «El muelle 14», «John es el
nuevo Seth»
El lugar al que conducen el código GPS localizado en
el motel y el teléfono vinculado a los dispositivos de
seguridad usados por los agentes desaparecidos es
una zona industrial abandonada que recuerda a los
peores tiempos de Detroit: hay calles y calles agrie-
tadas y plagadas de basura que separan gigantescas
naves de chapa y hormigón atestadas de graffitis;
algunas de ellas cuesta creer que aún logren mante-
nerse en pie.
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En cuanto los personajes jugadores llegan al lugar y
bajan la velocidad del vehículo debido al estado
del pavimento, les queda claro que no hay nadie en
media docena de kilómetros a la redonda.
Siguiendo el GPS o el último punto del teléfono ras-
treado, es posible localizar un SUV —una especie
de vehículo híbrido entre todoterreno y utilitario—
aparcado entre dos naves evidentemente abandona-
das. Junto a él hay un contenedor lleno de desechos
y un poco más adelante, justo frente a la nave, dos
vehículos más: ambos mal aparcados —uno de ellos
con una de las ruedas encima del bordillo—, como si
hubieran sido abandonados sin tiempo para florituras.
◇ Echar un vistazo al coche hasta el que conduce
el GPS permite ver que está abierto pero vacío.
No hay rastros que puedan ser seguidos e incluso
falta la caja de herramientas del maletero. No
obstante, en el salpicadero destaca la presencia
de un navegador. Si se manipula, puede com-
probarse cómo ha sido restaurado al original de
fábrica. Por suerte, un personaje con Recupe-
rar datos y algo de tiempo —menos si dedica
1 punto adicional a la tarea— puede acceder al
código del navegador y extraer de él los destinos
marcados recientemente. Muchos de ellos coin-
ciden con los colegios indicados en el mapa del
hotel, pero de entre todos destaca uno: el muelle
14 del puerto (pista clave).
◇ Los otros dos coches pertenecen a los agentes de
la Ordo. Tres llegaron en uno similar al que están
usando los personajes jugadores, y Susan Wellers
en otro más pequeño. Ambos están abiertos. Es
este último coche el que contiene pistas relevan-
tes: algunos papeles de la agencia de alquiler en
la guantera y las notas manuscritas que la agente
abandonó tras de sí. Solo hay una hoja que no ha
sido arrancada y que reza: «Buscar la misma reso-
nancia original que provocó la ruptura de la Membrana
primigenia, recreando tan bien como sea posible las
mismas condiciones».
Recoger pruebas en las inmediaciones de la nave
industrial revela un par de pistas:
◇ La primera es que hay un rastro que indica que
un par de cuerpos fueron arrastrados desde
el interior de la nave hacia su parte trasera,
rodeándola por el exterior —aunque los persona-
jes jugadores no lo saben, era John llevándose con-
sigo a dos de los agentes: Dominic Wise y Susan
Wellers—.
 ◇ La segunda es un hallazgo terrible: en el conte-
nedor que hay junto al coche, oculto bajo monto-
nes de bolsas de basura, hay un neonato de ape-
nas unos días de vida. Encontrar este macabro
hallazgo implica tener que realizar una tirada
de Estabilidad dificultad 2.
En lo que respecta al cuerpo, Medicina forense
revela que murió debido al traumatismo pro-
ducido al ser lanzado al contenedor de basura
y haberse golpeado con el metal de sus paredes.
Investigar y Recuperar datos son habilidades
relevantes para encontrar la noticia del secues-
tro del neonato de una clínica que atiende a
gente sin seguro médico. La madre del niño
es una toxicómana que lo dio a luz con idea de
entregarlo en adopción.
Aunque los personajes se dediquen a investigar
en la clínica, allí hay demasiado poco personal,
demasiados pacientes y demasiados pocos
medios como para que nadie se percatara de
nada. Denunciaron la desaparición en cuanto se
dieron cuenta de ella, pero nadie vio nada. Si los
personajes se interesan por esta vía de investi-
gación, te sugerimos que hagas una rápida elip-
sis en las que les informes de lo descrito en este
último párrafo.
El hallazgo del neonato debería servir para hacer
que los personajes jugadores se percaten de hasta
qué punto John es un tipo carente de sentimien-
tos. Si consideras que la presencia del cuerpo del
neonato es excesivamente agresiva para tu mesa
de juego, puedes reemplazarla por cualquier otra
cosa que se te ocurra, lo suficientemente podero-
sa como para que los agentes de la Ordo que per-
seguían a John perdieran los papeles y se dejaran
◇ Química permite identificar un extraño olor en
arrastrar a una trampa con el único objetivo de sal-
var al bebé secuestrado.
En la nave industrial que hay junto al coche, les espera
a los personajes jugadores un cruento espectáculo:
◇ En el centro de la nave hay una figura grotesca.
Lo que en principio parece una estatua, a la luz
de una linterna puede identificarse como el
cadáver del agente Gideon Bradford: está des-
nudo, sentado en la posición del loto con las
piernas cruzadas y con las dos manos apoyadas
sobre ellas y encintadas para mantenerlas en esa
posición.
La cabeza de Gideon está inclinada hacia atrás
para alinear su garganta, por la que han empu-
jado la pierna seccionada a la altura de la espi-
nilla de la agente Matthews. De alguna forma,
John logró colocar la pierna en la boca de Gideon
y empujó hacia abajo hasta que no pudo más,
asfixiándole en el proceso.
Por si fuera poco, los dos brazos de la agente
Matthews le fueron seccionados y unidos a la
espalda del agente Bradford mediante una vasta
costura con alambre; una de las manos ha sido
encintada también, esta vez para mantener los
dedos cerrados, dejando únicamente el dedo
medio extendido dedicando un claro «jódete» a
cualquiera que contemple el cadáver. Por último,
la otra mano de la agente Matthews sostiene las
cuatro identificaciones del F.B.I. que los agentes
usaron como tapadera al iniciar su investiga-
ción. John a escrito sobre ellas con rotulador:
«Cuatro me parecen pocos. Me merezco más».
Los restos de Ava Mathews —lo que queda de su
tronco, la cabeza, la media pierna y la otra pierna
entera— están desechados a un lado, junto a una
caja de herramientas ensangrentadas.
En conjunto, la grotesca figura —que podría
parecer representar una especie de Vishnú
hindú— implica una tirada de Estabilidad
dificultad 5.
Medicina forense revela que Ava Matthews
estaba viva mientras la desmembraban y que
Gideon Bradford murió de asfixia. Las costuras
de los brazos de la agente Matthews a su espalda
se hicieron perimortem, por lo que sintió cada una
de las punzadas. Ambos cuerpos estaban bajo
los efectos de un extraño sedante químico —ver
la siguiente pista—.
el ambiente, mientras que Ocultismo lo rela-
ciona con el olor residual que pudieron notar en
otros capítulos en los que se vieron involucrados
compuestos alquímicos —los sótanos del tana-
torio del capítulo «Funerario», el dispensario de
medicinas del doctor Dubost de «Alienista» etc.—.
El gasto de 1 punto permite rastrear ese olor
hasta un dispositivo circular de apariencia simi-
lar a un disco de hockey. Explosivos lo iden-
tifica como un difusor de gas programable de
origen militar que puede accionarse por control
remoto: pulsas un botón, el difusor se activa
y disemina su contenido en un radio de una
decena de metros.
9
10

SEGUIR OTRAS PISTAS
Es posible que los personajes jugadores acorten la in-
vestigación si logran atar cabos con prontitud sin nece-
sidad de seguir el rastro de pistas al completo: el pósit
arrugado del motel fue escrito por Susan Wellers, en el
que iba a escribir «IMITADOR», añadiéndolo a la ma-
raña de pistas como una posible teoría. Sin embargo,
Gideon Bradford descartó esa teoría al estar aún re-
sentido porque la agente Wellers presentó un informe
negativo sobre su comportamiento en una operación
pasada —tal y como se refleja en su expediente—. Mo-
lesta por la situación, Susan empezó a investigar por su
cuenta —motivo por el que alquiló otro coche—, bara-
jando la teoría del imitador tal y como demuestran las
notas manuscritas de su investigación.
Los personajes jugadores saben además que John
ha secuestrado a dos niños gemelos y que ha
comprado ropa de mujer y de niño —por el ticket del
supermercado—.
Si los personajes jugadores unen todas estas pistas
en relación a sucesos trágicos como los marcados en
el mapa del motel con señaladores rojos, encontrarán
la historia de Seth Evans: en la década de los 80, este
tipo se obsesionó con una mujer a la que atendió en
el supermercado en el que trabajaba, donde ella fue a
hacer la compra junto a sus hijos gemelos. La acechó
Un análisis detenido en un laboratorio con
Química —como siempre puede agilizarse
mediante el gasto de 1 punto— permite deter-
minar que el gas inhalado produce una especie
de colapso nervioso que impide el movimiento,
pero mantiene al objetivo consciente.
◇ Recoger pruebas y Balística permiten locali-
zar algunos casquillos de bala y un par de agui-
jones procedentes de un Taser —del todo inefec-
tivos contra John debido a su analgesia, pero esa
era una información con la que los agentes no
contaban—.
Para el final de esta escena los personajes deberían
sospechar que, en algún momento de su seguimiento,
John se percató de la presencia de los agentes de la
Ordo y decidió tenderles una trampa poniendo en
peligro a un inocente: un neonato que consiguió del
lugar más sencillo que pudo ocurrírsele. Esto forzó
a los agentes a actuar de forma precipitada, cayendo
en la trampa que el asesino había preparado con los
difusores de gas —que a él no le afectan debido a su
durante días fantaseando con la idea de ser parte de su
vida, pero ella estaba casada. Una noche, Evans se coló
en la casa de la familia Meyer cuando disfrutaban de un
plan familiar viendo una película. Mató a toda la familia
a golpes. Desechó el cadáver del marido sacándolo
del salón, colocó a la mujer y los niños en el sofá y
luego se sentó entre sus cadáveres a ver una y otra
vez la misma cinta VHS que estaba en el reproductor.
A la mañana siguiente, fue hallado por el cartero que
contempló la escena desde una de las ventanas. Evans
fue encontrado culpable y sentenciado a muerte ese
mismo año.
Como es de suponer, el suceso y todos los sentimientos
que generó en la zona crearon una grieta en la
Membrana de la que John planea aprovecharse.
Encontrar la casa donde se produjeron las muertes es
sencillo usando Burocracia
Burocracia,, Investigar o Recuperar
datos.. Si los personajes escogen ese lugar como
datos
siguiente objetivo, «dispararán» la escena final del caso
—consulta «John es el nuevo Seth»—.
Si deseas un final dramáticamente precipitado, puedes
hacer que en la descripción del caso de Seth Evans
se mencione el día y la hora en que se cometieron los
asesinatos, haciendo que coincidan en el espacio y el
tiempo en el que se encuentran en ese momento los
personajes jugadores:
jugadores: «Eso
«Eso es hoy… ¡y dentro de 30
minutos!».
minutos! ».
analgesia—. Tras reducirlos, los torturó e interrogó,
dejando atrás su macabra obra como advertencia
—algo en lo que ya tiene experiencia, como podrás
comprobar en el octavo y último capítulo de esta
campaña: «Maestre»—.
Ahora John tiene consigo a los otros dos agentes
—Susan Wellers y Dominic Wise—, a los que pre-
tende usar en su recreación de un crimen concreto.
EL MUELLE 14
Tipo de escena: clave
Escena previa: «La zona industrial»
Escena siguiente: «John es el nuevo Seth»
Los muelles del puerto forman una suerte de paseo
marítimo asfaltado que se extiende a lo largo de
media docena de kilómetros. Hay multitud de barcos
atracados, desde pequeños veleros de recreo a gran-
des cargueros. En el espacio que hay entre el mar y el
lugar por el que se permite la circulación de vehículos
terrestres hay toda clase de almacenes, grúas y conte-
nedores apilados.
11
 Los muelles se distinguen por su número y el que
interesa a los personajes jugadores —el 14— está pre-
cedido por un laberinto de contenedores metálicos
de multitud de colores diferentes apilados, los cua-
les están acotados por una simple valla romboidal. El
único acceso está controlado por una garita con un
guardia de seguridad que vigila que todo vaya bien.
Cada 30 minutos pasa un vehículo de la empresa de
seguridad haciendo la ronda y ambos se saludan si no
hay novedad alguna.
El guardia de seguridad no tiene ni idea de qué con-
tiene cada contenedor, ni hay un registro de a quién
pertenecen. Solo está allí para controlar el acceso y
si los personajes jugadores le describen a John y le dan
motivos para colaborar —Negociar con el gasto de
1 punto es una buena opción para que responda a
algunas preguntas y mire hacia otro lado mientras
los personajes jugadores husmean por la zona—, corro-
bora que ha pasado por allí algunas veces.
Hay una cámara de vigilancia que controla el acceso y
graba las matrículas, pero la que usa John es falsa. El
resto del perímetro no está controlado.
◇ (Pista clave) Si los personajes logran acceder al
recinto de los contenedores, Recoger pruebas
les permite detectar el mismo olor químico con
el que ya se han topado en su registro de la zona
industrial, aunque sin duda es más reciente.
Basta un paseo por entre los contenedores para
localizar aquel del que procede el olor. Es un
12
gran contenedor de un tono rojo oscuro, desgas-
tado por el óxido, con un número de serie en una
de sus esquinas y cuyo acceso está controlado
por un teclado numérico que protege el tirador.
El sistema que desbloquea la puerta puede supe-
rarse mediante una tirada de Infiltración difi-
cultad 5. Al hacerlo, el olor químico se vuelve
mucho más intenso.
◇ (Pista clave) El hallazgo más llamativo para los
personajes jugadores es, sin duda, la presencia de
dos personas —una mujer y un hombre— amor-
dazadas y maniatadas a la estructura metálica
de una cama desprovista de colchón. Ambas
están adormecidas —afectadas por el gas alquí-
mico que se libera cada hora puntualmente— y
sondadas con goteros de suero para mantener-
las con vida.
Una tirada de Primeros auxilios dificultad 4
permite espabilar a uno de ellos lo suficiente
como para poder hablar con él o ella —aunque es
como hablar con alguien recién levantado y que
lucha cada segundo por no volver a dormirse—.
Ambos pueden dar testimonio de que son Josh
y Cheryll Slater; solo recuerdan que estaban en
casa durmiendo y, de repente, se encontraron en
este lugar, incapaces de mantener la conciencia
apenas unos segundos al día.
La única pista aprovechable que puede extraerse
de ellos es su lugar de residencia, motivo por el
cual se encuentran en esta situación: es la casa
en la que Seth Evans cometió sus crímenes. Ellos
lo saben y lo mencionan durante su conversa-
 ción con los personajes jugadores: la inmobiliaria
les informó del suceso al estar obligada por ley,
y ellos estuvieron de acuerdo en quedarse la
casa a cambio de un generoso descuento. Basta
una búsqueda en internet con el teléfono móvil
usando las palabras clave “Seth Evans” para
que los personajes jugadores conozcan la historia
—consulta el cuadro «Seguir otras pistas» más
arriba—.
◇ En un rincón del contenedor hay una mesa metá-
lica anclada con pernos. En sus cajones hay docu-
mentación falsa para John con distintos nombres
y distintas apariencias —debe haber al menos
una veintena—. En otro cajón hay la terminal
de Hades.net de John, junto a un pendrive que
contiene el vídeo digitalizado de un programa
de televisión de sucesos emitido a principios de
los años 90; en el vídeo se menciona el caso de
Seth Evans y, durante la narración del locutor, se
muestra el escenario del crimen y algunas fotos
del archivo policial —principal motivo por el
cual el vídeo es de interés para John—.
◇ Hay unas taquillas también ancladas a la estruc-
tura. Contienen ropa, dinero en diferentes
divisas y un maletín con espuma de poliéster
recortada para albergar una docena de viales
alquímicos. Faltan cuatro.
◇ En una esquina hay una caja de madera de buen
tamaño —de un metro cuadrado— abierta. A
simple vista pueden verse glifos y pictogra-
mas en sus caras interiores, como los que ya
han podido ver los personajes jugadores en casos
anteriores —ver «Exorcista» o «Funerario», por
ejemplo—. Los personajes jugadores pueden reco-
nocer la caja como la misma que John estaba lle-
vándose consigo del motel Battersby cuando los
se infiltraron en él —ver «Artesano»—.
La caja por sí misma no tiene utilidad ninguna.
Se trata simplemente del método que usan John
y el Contrabandista —de pronta aparición en el
siguiente caso de la campaña— para mover los
fetiches. Podemos definirla pues, como una sal-
vaguarda de contención.
JOHN ES EL NUEVO SETH
Tipo de escena: conclusión
Escenas previas: «La zona industrial», «El
muelle 14»
La casa donde se produjeron los asesinatos de Seth
Evans es una vivienda unifamiliar de una zona resi-
dencial de clase media baja. Se trata de una vivienda de
dos plantas con un garaje adyacente, que conecta por
una puerta interior con la cocina de la vivienda. Todas
las casas están separadas de las de sus vecinos por
jardines grandes y descuidados, algunos de los cuales
cuentan con árboles y setos, pero no es la norma gene-
ral. Cuando los personajes jugadores llegan a la vivienda
ven que la calle está completamente despejada.
John se hizo con el control de la casa la noche que
tendió la trampa a los agentes de la Ordo. Se coló en el
interior, dispersó el gas alquímico y se llevó a Cheryll
y Josh Slater maniatados en el maletero de su coche
hasta el puerto, dejando a Wellers y Wise en la casa.
Tras ocuparse del matrimonio que vivía en la casa,
comenzó a preparar el escenario: valiéndose de las
imágenes de archivo del documental sobre el caso
de Seth Evans redistribuyó los muebles y, mientras
mantenía cautivos a los agentes, salió a secuestrar
a los gemelos Bates. Desde entonces, se ha dedicado
a planificar y esperar a que llegue el momento justo
para llevar a cabo su plan.
John trata de recrear el crimen de Seth Evans de la
forma más fidedigna posible: ha teñido el pelo de la
agente Wellers de caoba —hay restos de tinte y pelo
en el baño de la planta baja— y ha vestido a ambos
agentes de la forma más parecida posible a las vícti-
mas originales. De igual forma, ha cambiado la ropa
de los gemelos y ha dispuesto el salón para recrear el
escenario del crimen. Ha traído consigo incluso un
reproductor VHS y la cinta original que estuvo viendo
la familia Meyer antes de que Evans llegara a la casa.
John tiene la casa cerrada a cal y canto, y ha colocado
disparadores de gas en las dos puertas —trasera y
delantera— de acceso común. Su vehículo está en el
garaje y usa la puerta que comunica esta estancia con
la cocina para ir y venir al coche. En el interior del
automóvil hay tres bidones de gasolina —listos para
hacer arder la vivienda en cuanto John termine con
su cometido— y una guía de carreteras anotada.
La guía contiene multitud de información, como los
lugares en los que ha actuado John —algunos están
marcados con una V, en referencia a Valavarans, y
señalan los puntos en los que ha actuado sobre los
padres de alumnos candidatos a entrar en la acade-
mia—. Son lugares con posibles grietas en la Mem-
brana y contienen anotaciones de qué clase de cria-
turas de la oscuridad exterior podrían verse atraídas
13
 al lugar en base al suceso que produjo la grieta. A
este respecto, hay una nota manuscrita en un papel a
parte usado a modo de separador que reza: «Los actos
del asesino de la familia Meyer mezclan la satisfacción agre-
siva de haber matado al padre, la compasión complaciente y
piadosa de haber hecho lo propio con los niños y la lujuria de
poder acariciar a la madre sin molestias. Se trata de una com-
binación curiosa y muy poco frecuente».
Los personajes jugadores aún no lo saben, pero esa nota
fue escrita por Claudio, el médico personal de aquel
que opera bajo el pseudónimo de Maestre, quien ha
orientado a John hacia los objetivos más significati-
vos con la finalidad de lograr la unión de criaturas
con capacidades concretas a fetiches determinados.
◇ Para abrir la puerta delantera o la trasera se
necesita una tirada de Infiltración dificultad 5.
Fallar implica que el gas alquímico se dispara. Si
esto ocurre —y los personajes jugadores no dispo-
nen de nada para filtrar el aire— deben superar
una tirada de Salud dificultad 7. La tirada debe
repetirse en cada turno en que se mantenga la
exposición al gas, que se disemina con rapidez
a lo largo de una decena de metros —cubriendo
la mitad del piso de la vivienda, más o menos—.
Un fallo implica que el personaje jugador tiene un
bloqueo del sistema nervioso, quedando parali-
zado y cayendo al suelo sin poder moverse allí
donde esté —seguramente con un ruido sordo
que podría llamar la atención de John—.
Solo la intervención de otro personaje jugador con
algún tipo de potente cóctel médico —lo que
requiere gastar Preparación— que supere una
tirada de Primeros auxilios dificultad 4 puede
minimizar sus efectos. Si esto ocurre, recupera
la movilidad parcialmente, pudiendo actuar
pero incrementándose el nivel de dificultad de
cualquier cosa que pretenda hacer en +3, y des-
cendiendo su umbral de golpe a 1.
◇ Las ventanas están cerradas y selladas con sili-
cona y clavos en algunos casos. Entrar por cual-
quiera de ellas sin llamar la atención requiere
Infiltración dificultad 7.
◇ La puerta del garaje puede abrirse con una tirada
de Infiltración dificultad 6, lo justo para desli-
zarse por debajo. Es la única no controlada por el
gas y desde ahí puede accederse a la casa por una
puerta que comunica con la cocina.
◇ La casa consta de un pequeño recibidor con una
mesa donde hay cartas de correo y donde repo-
san las llaves del coche usado por John. Hay
14
un pasillo distribuidor con unas escaleras que
suben a la segunda planta. Desde ese pasillo, a
la derecha, puede accederse a la cocina y al baño.
Al otro lado, a la izquierda, hay dos puertas que
conectan con la sala de estar y el comedor res-
pectivamente, que a su vez están conectados
entre sí por una puerta de doble hoja que John
mantiene abierta.
◇ Los niños secuestrados yacen inconscientes en
el sofá junto a la agente Wellers. El agente Wise
está tumbado a medio camino entre el salón
y el comedor, boca abajo, vivo, pero también
inconsciente. Todos están conectados a goteros
de suero.
◇ Bajo la televisión, John ha conectado el repro-
ductor de VHS, en el que asoma la cinta de la
película que pretende reproducir.
◇ Por último, el fetiche que pretende cargar
—una especie de instrumento musical similar
a un grotesco e irregular violín con tensores de
hueso y cuerdas creadas a base de tripas de seres
vivos— está sobre la mesa, frente a la televisión,
junto a un bol de palomitas.
Lo que ocurra a continuación depende por completo
de los actos de los personajes, por lo que describimos
las intenciones de John —recuerda que en «Reacción
del antagonista» dispones de sus posibles acciones si
sus planes iniciales se ven alterados—.
John va y viene del comedor al salón, recolocando
cosas. Va desnudo de cintura para arriba, con un cin-
turón de obra con algunas herramientas y una pistola
enfundada donde debería ir un taladro, y silba mien-
tras repasa la disposición del escenario sin dejar de
controlar un reloj de pulsera.
En la zona del comedor John tiene una bolsa de viaje
con una linterna, bridas, un par de cargadores para
la pistola, una escopeta y la barra de hierro que usará
como arma homicida. Si los personajes jugadores lo sor-
prenden, el comedor le sirve como refugio —quizá
volcando la mesa del comedor como cobertura—
donde rearmarse con la escopeta.
El plan de John es esperar hasta el momento indicado,
desprenderse del cinturón de herramientas —inclu-
yendo el arma— y dejarlo en el salón; a continuación
ponerse la camisa, introducir el VHS en el reproduc-
tor y pulsar play. Acto seguido colocar al agente Wise
de la forma adecuada a mitad de camino entre el
salón y la sala de estar y, sin pensarlo dos veces, darle
un golpe seco abriéndole la cabeza y matándolo en el
acto. Repetirá el mismo paso con la agente Wellers
y los niños, y luego se sentará con ellos en el sofá. Y
esperará. Solo unos segundos después, la tempera-
tura del lugar bajará notablemente y el vaho comen-
zará a ser visible. John colocará entonces sus manos
sobre el fetiche e iniciará una secuencia de respira-
ción meditativa. El fetiche comenzará a vibrar, como
una imagen que se enfoca y desenfoca sin motivo
aparente, en un crescendo que durará apenas unos
segundos hasta que se quede completamente estable.
John se retirará entonces hacia atrás, se golpeará el
pecho un par de veces —allí donde tiene el fetiche
implantado—, pasando a continuación a guardar el
fetiche en la bolsa de equipaje. Por último, verterá la
gasolina de los bidones por toda la casa y le prenderá
fuego, marchándose rumbo al muelle 14 del puerto.

Si nada detiene a John, meterá el fetiche en la caja

de contención y enviará un mensaje a través de
Hades.net notificando que tiene un fetiche listo para
la recogida. El Contrabandista le contestará enton-
ces con una dirección en la que debe depositar la caja
para que se inicie así una cadena de una docena de
pasos intermedios en las que el fetiche viajará hasta
su destino final —que será la casa de subastas Hake-
bourne, ya mencionada en el capítulo 4 «Artista»—.

Siguiendo los preceptos de la Ordo que todo

agente de campo debería conocer, es de suponer
que los personajes jugadores actuarán antes de
que John complete su plan, y así proteger a
los agentes y los niños que tiene bajo su
poder. El gran problema para ellos es la
analgesia de John —que representamos
mediante una inusual puntuación de Salud
30— y sobre todo el fetiche que lleva implan-
tado en el pecho, que funciona como un «interruptor
del hombre muerto».

JOHN
◇ Habilildades: Atletismo 5, Disparar 6,
Escaramuza 6, Salud 30
◇ Umbral de golpe: 4

Cuando John pierde su último punto de Salud —

puede volarse la cabeza si ve que la intención de los
personajes jugadores es capturarle—, se agarra el pecho

15
con fuerza, como si le estuviera dando un infarto.
Acto seguido, su cicatriz se desgarra desde dentro,
emergiendo de ella la criatura de la oscuridad exte-
rior vinculada al fetiche que llevaba implantado:
un Cantor. Esta tiene el aspecto de un Cuco —ver
pág. 87 del Manual Básico Esoterroristas 2ª edición—
del tamaño de un bebé, pero sus piernas han sido
reemplazadas por una especie de cola prensil espi-
nosa que usa para desplazarse a gran velocidad.
El Cantor se sincronizaba con el ritmo cardiaco de
John, el cual podía controlar mediante técnicas de
respiración. Al hacerlo, emitía un llanto solo audible
a través de la Membrana, una melodía seductora que
atraía a entidades de la oscuridad exterior, las cuales
usaban la grieta del lugar para penetrar en esta rea-
lidad y anclarse al fetiche que John sujetaba entre sus
manos.
Liberado de su prisión de carne, el Cantor se mueve
por el escenario exhibiendo su terrible canto —como
el chirriar de un clavo en una pizarra— cada 1d6 tur-
nos. Al hacerlo, atrae hasta esta realidad a una cria-
tura de la oscuridad exterior que pudiera encontrarse
en las cercanías (ver su descripción en el Manual
Básico Esoterroristas 2ª edición).
TIRA 1D6:
1. Cadáver sangriento, 2. Crustadermis, 3. La Hueste,
4. Perro de tortura, 5. Quebrantahuesos, 6. Titiritero.
No puede manifestarse la misma criatura dos ve-
ces, así que, si obtienes el mismo resultado, repite
la tirada.
Cada criatura se manifiesta a través de un medio,
entorno o recipiente adecuado de las cercanías según
su descripción del manual básico —por ejemplo,
un Cadáver sangriento podría aparecer a través del
cuerpo muerto del agente Wise o desde el final de
calle, usando el cadáver de un vagabundo que haya
fallecido hace algunas horas bajo un puente—. La
criatura se ve impelida a presentarse ante el Cantor
—lo que seguramente provocará que los personajes
jugadores deban confrontarla—.
Acabar con el Cantor elimina el problema de las
manifestaciones: este no ataca en forma alguna, tiene
Atletismo 12 y puede gastar puntos de esta habilidad
para sumarlos a su umbral de golpe para reflejar la
velocidad a la que es capaz de desplazarse —haz este
gasto antes de que el personaje jugador realice su ata-
que—. Dispone de una Salud de 15
Prestad especial atención a la operación de Velado de
este caso, ya que la última escena puede ser catastró-
fica —con manifestaciones de entidades de la oscu-
ridad exterior y tiroteos en una zona residencial—.
Merecerá la pena que los personajes jugadores le dedi-
quen una escena a posibles acciones para encubrir
los resultados de la operación.
Llegados a este punto es posible que los personajes
jugadores decidan pedir ayuda a las Fuerzas Espe-
ciales de Supresión (FES). Te aconsejamos que, si
esto ocurre, cambies las hojas de personaje por las
de unos creados para ser miembros de este cuerpo
de élite dentro de la Ordo, y que sean los propios ju-
gadores quienes tengan que afrontar el desaguisa-
do que se ha generado en torno a la figura de John.
EL FUTURO
Con John fuera de juego, el Asesino es otro nombre
de la lista de usuarios de Hades.net que puede ser
tachado. Pero aun quedan dos: Contrabandista y
Maestre. Si los personajes jugadores han sido diligentes
en su investigación, habrán recopilado suficientes
datos para que, cruzándolos, desentrañen parte de
la maraña de empresas que sustenta la conspiración
siniestra. Con el número de serie del contenedor que
John usaba como base de operaciones y la guía de
carreteras donde este anotaba sus movimientos, los
personajes jugadores podrán desvelar los nombres de las
empresas fantasma que han estado sirviendo como
tapadera para las actividades de los esoterroristas,
lo que a la larga terminará conduciéndoles hasta el
siguiente eslabón de la cadena: Contrabandista.
Si los personajes jugadores han dejado alguna pista
atrás —quizá la guía de carreteras se perdió en un
incendio que surgió como consecuencia del enfren-
tamiento con John, o no estuvieron en la escena del
puerto porque dieron con la clave del plan de Ase-
sino antes—, un equipo de limpieza de la Ordo habrá
hecho el trabajo por ellos y las pistas que permiten
conectar con el siguiente caso estarán ahí para mar-
car el rumbo a seguir.
Las actividades de un tal John en torno a la trama del Artesano, puso en alerta a la Ordo en
su persecución de los miembros de Hades.net. Pero los agentes que lo vigilaban han desa-
parecido y ahora los personajes jugadores deben ocupar su lugar y descubrir qué ha pasado y
avanzar en la investigación... o acabar como ellos.

Autor: Abraham Castro «Zero»

Imágenes: Andrés Sáez «Marlock»
Edicion y corrección: Marta de la Serna y Francisco Javier Valverde García
Maquetación: Andrés Sáez «Marlock» y Marta de la Serna
Sistema: Gumshoe

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