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JUEGO

JEAN WILLIAM FRITZ PIAGET (1896-1980)

Epistemólogo, biólogo suizo, psicólogo, considerado el padre de la


epistemología genética.

E juego se diferencia del acto intelectual mas por su finalidad


que por su estructura, ¨El acto intelectual persigue siempre una
meta que se halla fuera de él, el juego en cambio, tiene un fin en
sí mismo¨

Existen (3) tres categorías de principales de juego, en la primera


infancia:

- Juego de Ejercicio
- Juego Simbólico
- Juego Reglado

Estos juegos pueden presentarse simultáneamente, sin embargo


en fase senso-motora solo se presenta exclusivamente el Juego
de Ejercicio. Más tarde, solo rara vez se conservan éstos en
forma pura.

Juego de Ejercicio

Durante el primer mes de vida del bebé, no podemos considerar


que exista juego, ya que es un período de adaptaciones reflejas,
a partir del 2 mes el niño puede reproducir conductas
simplemente por el placer de mirarse las manos, esta actividad se
convierte en lúdica cuando se repite una y otra vez, por mero
placer funcional.
Los primeros juegos se refieren al propio cuerpo., no hay
intencionalidad, las nuevas conductas se aprenden por azar y
luego se repiten lúdicamente (como chuparse las manos, mirarlas,
jugar con la voz).

Entre los 4 y 8 meses la actividad se dirige a los objetos del


mundo exterior, surge el placer de actuar sobre dichos objetos,
por ejemplo, mover objetos que cuelgan de su cuna.

La mímica del niño indica cuando su conducta es lúdica o


adaptativa, en este momento se pasa gran parte de su tiempo
agitando, golpeando y frotando objetos. Hay semi-
intencionalidad.

La intencionalidad aparece entre los 8 y 12 meses junto con la


posibilidad de coordinar dos esquemas independientes dentro de
una nueva totalidad, (por ejemplo el clásico juego de apartar un
obstáculo para alcanzar el objeto deseado), poniéndose de
manifiesto el instrumento y la meta. Es muy frecuente que el niño
en ese momento se entretenga jugando con el instrumento y se
olvide de la meta.

De los 12 a 18 meses aparece la transición hacia los futuros


juegos simbólicos, por ejemplo ver una almohada, se acuesta, se
pone el dedo en la boca y cierra los ojos. Existe aquí un esquema
anteriormente adquirido y se repite por placer.
JUEGO SIMBÓLICO

Es el hacer ¨Como sí¨ y por medio de la utilización de símbolos


propios.

Esto depende de la posibilidad de sustituir y representar una


situación vivida por una supuesta.

El símbolo implica la representación de un objeto ausente, el


objeto presente juega el papel de significante y el objeto
ausente el de significado.

Alrededor de los 2 años, el niño se limita a hacer ¨como sí¨, hace


que duerme, hace que come, más adelante aplica esquemas
simbólicos sobre objetos nuevos, hace dormir, hace comer a
otros objetos, acá el símbolo se separa del ejercicio sensorio
motriz y se proyecta en una representación independiente.

Posteriormente aparecen los juegos de imitación de conductas


llevadas a cabo por otros, por ejemplo hace como si leyera el
diario, como si hablara por teléfono. Los esquemas que imitan no
pertenecen al conjunto de las acciones propias. Más tarde estos
esquemas son proyectados, hacer leer el diario al muñeco.

Más adelante no sólo imita conductas de otros sino que se


identifica con personajes y objetos y camina en cuatro patas y
dice miau.

A partir de los 3 años el juego simbólico se enriquece


construyendo escenas más complejas, que van de la simple
transposición de la vida real a la invención de seres imaginarios,
en estas combinaciones lúdicas aparecen a veces deseos
reprimidos en la realidad y que se satisfacen plenamente en el
juego. Piaget las va a llamar combinaciones compensadoras, por
ejemplo jugar al doctor.

Para Piaget el juego simbólico durante la primera infancia actúa


como catarsis y ayuda a restablecer el equilibrio afectivo
alterado.

Entre los 4 y 7 años el juego simbólico comienza a desaparecer,


ya que se aproxima más a lo real, el símbolo llega a perder su
carácter deformante para convertirse en una simple
representación imitativa y fiel de la realidad. Las construcciones
en el juego se hacen más ordenadas y coherentes, dando lugar a
secuencias lúdicas más extensas.

Comienza también el simbolismo colectivo, por ejemplo el juego


de la mamá y el papá, pasando del egocentrismo inicial a la
reciprocidad, con diferenciación y adecuación de los papeles.

JUEGO REGLADO

Predomina en el periodo que va desde los 7 a los 11 años, son


juegos de combinaciones sensorio- motrices por ejemplo
carreras, lanzamiento de figuritas, otros son intelectuales,
regulados por un código transmitidos de generación en
generación o por acuerdos improvisados. Estos juegos a
diferencia de los anteriores, ya que subsisten y se desarrollan
durante toda la vida, dado que el juego de reglas es la actividad
lúdica del ser socializado.
La regla implica una regularidad impuesta por el grupo y su no
cumplimiento representa la falta.

El niño va pasando poco a poco del ejercicio simple a


combinaciones sin objetivo y luego a combinaciones con una
finalidad por ejemplo hacer una torre con cubos, donde el niño
asigna una tarea precisa, el juego de ejercicio se convierte en un
juego de construcción. De la construcción lúdica va evolucionando
a través de transiciones insensibles hacia el trabajo.

Cuando el ejercicio se vuelve colectivo puede regularse y


convertirse en juego de reglas, por ejemplo jugar a las figuritas.

A medida que va creciendo, la asimilación simbólica y ficticia se


vuelve cada vez más inútil, ya que la vida le va ofreciendo al niño
otros recursos reales para satisfacer sus necesidades.

Por otro lado el simbolismo de varios puede engendrar la regla y


es así que los juegos de ficción se convierten en juegos reglados
por ejemplo el juego del policía y el ladrón.

El juego simbólico se integra al juego senso- motor y se


transforma en juego de construcción, pero de la construcción
adaptada al trabajo hay un camino corto, lo cual explica que la
extinción de los juegos se haga en provecho de la construcción
adaptada o de la creación y de la evolución de los juegos
reglados, que se van a mantener a lo largo de la vida dado que el
juego reglado es la actividad lúdica del ser socializado.
ARMINDA ABERASTURY

Comprobaba en su labor diaria como psicoterapeuta que las


situaciones traumáticas aparecen en el juego del niño, pero
también le interesaba analizar las relaciones que existían entre
la maduración y el desarrollo motivando la aparición o
desaparición de un juego a una edad determinada.

Sus primeras experiencias fueron empíricas, ya que observaba


una actividad lúdica y analizaba sus resultados.

Su descubrimiento fundamental en este aspecto fue comprobar


que todo bebé pasaba entre los 7 y 12 meses por un período en
que la genitalidad era muy importante y tenía sus formas de
descargas adecuadas. Entre ellas una de las más significativas
era el juego específico de sacar y meter cosas, introducir en
agujeros objetos penetrantes, llenar contenidos con pequeños
objetos, explorar agujeros.

La experiencia le mostró que el juego le ofrecía al bebé una serie


de experiencias que respondían a estas necesidades específicas a
cada etapa del desarrollo.

Al jugar el niño proyecta en el exterior sus miedos, angustias y


problemas internos dominándolos mediante una acción. Repiten en
el juego todas las situaciones excesivas par su yo débil, ésto le
permite hacer activo lo que ha sufrido pasivamente, cambiar un
final que fue penoso, tolerar papeles en situaciones que en la vida
real le serían prohibidos desde adentro y desde afuera, también
repetir aquellas situaciones que le resultaron placenteras.
Va a aplicar la actividad lúdica como recurso de su técnica
psicoterapéutica y dice que a través del juego el niño manifiesta
sus conflictos y de éste modo podemos reconstruir su pasado, en
el adulto esto lo hacemos a través de la palabra.

Comenzó a utiliza la observación de horas de juego para el


diagnóstico de enfermedades, llegando a la conclusión de que la
primera hora de juego de un niño nos muestra no sólo la fantasía
inconsciente de cuál es su enfermedad sino también en muchos
casos, cual es la fantasía inconsciente de su curación. Esta es
otra evidencia de las relaciones entre el desarrollo emocional, la
normalidad del desarrollo y la actividad lúdica

A.Aberastury sostiene que los juegos básicos del primer año de


vida son el fundamento de todos los desarrollos posteriores de la
actividad lúdica y de toda la actividad sublimatoria.
MELANIE KLEIN

El juego como lenguaje

En su libro ¨Desarrollo en psicoanálisis¨, Klein postula que los


elementos emocionales están a menudo fusionados y ligados con
sensaciones corporales, no habiendo clivaje entre ambos.

El lenguaje es un medio adecuado de expresión cuando trae


aparejado un contenido emocional asociado, de lo contrario su
función pasa a ser defensiva y oculta una ansiedad específica. En
los niños los pensamientos y fantasías se expresan en el juego.

Un niño pequeño entiende mucho más de lo que él mismo puede


expresar en palabras.

En ¨Psicoanálisis de niños¨ M. Klein se detiene más en las


características del juego como lenguaje: ¨El niño expresa sus
fantasías, deseos y sus experiencias de modo simbólico por medio
de juegos y juguetes¨.

¨El juego es el mejor medio de expresión del niño¨

Función del Juego

Juego como expresión de fantasías, ansiedades y deseos.

El juego es un medio de expresión de fantasías. Detrás de toda


forma de juego hay un proceso de descarga de fantasías de
masturbación operando en la forma de un continuo impulso a
jugar, éste proceso como una compulsión a la repetición,
constituye el mecanismo fundamental del juego infantil. Las
experiencias sexuales del niño están enlazadas con sus fantasías
masturbatorias y por medio del juego logra su representación y
abreacción ( como descarga de emociones y afectos ligados a los
recuerdos generalmente de experiencias infantiles penosas o
dolorosas que por ésta razón ha sido reprimidas)

Juego y ansiedad

Los niños tratan de vencer en sus juegos las experiencias


desagradables. Po medio del juego el niño transforma las
experiencias sufridas pasivamente en activas y cambia el dolor
en placer, dando a estas experiencias primitivamente dolorosas
un final feliz. Es así que se calma a sí mismo y se sobrepone a
sentimientos de terror y pérdida mediante un acto simbólico con
objetos materiales.

En años posteriores la deambulación es utilizada por el niño para


recuperar sus objetos perdidos tanto como encontrar en su lugar
a nuevos objetos, es decir ayuda al bebé a superar la posición
depresiva.

El juego en los niños efectúa la transformación de ansiedad en


placer.

En el juego el niño no sólo vence una realidad dolorosa ( madre


que se va con el juego del carretel) sino que también domina sus
miedos instintivos y los peligros internos proyectándolos en el
mundo exterior.

M.Klein ilustra claramente a través del un juego típico ( jugar a la


mamá y al papá), como se construye un puente entre fantasía y
realidad.
Juego y Aprendizaje

Si tenemos en cuenta que las funciones intelectuales derivan del


inter juego de los impulsos instintivos primarios necesitamos
comprender tanto la fantasía como la prueba de la realidad y la
inteligencia.

En el 2 mes de vida existe un grado de integración considerable


en la percepción y la conducta con signos de memoria y
anticipación que le permiten al niño dedicarse cada vez más a
juegos experimentales como un método de adaptarse a a
realidad, medio activo de expresar sus fantasías (una realización
de deseos y una defensa contra el sufrimiento y ansiedad).

La función simbólica primaria de los objetos externos permite la


elaboración de la fantasía para el yo y permite que las
sublimaciones se desarrollen en el juego y manipulación,
construyendo un puente entre el mundo interno (estimulando el
interés por el mundo exterior) y el conocimiento de objetos
físicos y acontecimientos.

El juego de un niño de 3 /4 meses (de interés placentero por el


cuerpo) manifiesta entre otros mecanismos, este proceso de
formación de símbolos, ligados a aquellas fantasías que operan en
esa época.

En relación al juego imaginativo y espontáneo de representación,


demostró que los mismos crean situaciones prácticas que exigen
conocimiento del mundo exterior.
Del juego al Pensamiento

El juego espontáneo de representación crea y fomenta también


las primeras formas del pensamiento del ¨como sí¨. Esta
posibilidad de evocar el pasado en el juego imaginativo parece
estar estrechamente relacionada con el desarrollo del poder
evocar el futuro en hipótesis constructivas y desarrollar las
consecuencias de los ¨SI¨.

El juego como elemento diagnóstico y pronóstico

Al ser el juego un medio de expresión en el niño y susceptible ser


analizado, se deduce su valor como medio de expresión
diagnóstica, M. Klein refiere también el valor pronóstico del
juego.

Los intereses del niño en los juegos, las variaciones de la


cantidad y calidad que representan, nos permite medir su vida
sexual en la fase adulta.

La razón para predecir ésto es a través del carácter y desarrollo


de las fantasías del juego en los niños, que se basa en que en
todos los juegos y sublimaciones están en las fantasías de
masturbación.
DONALD WINNICOTT

Pediatra, Psiquiatra y psicoanalista inglés (1896-1971)

Para dicho autor u tratamiento quedaba definido por la


superposición de dos áreas, la del paciente y la del analista, si
esto no se lograba, no se ponía en marcha un proceso terapéutico.

Debía crearse entre ambos un espacio virtual, psíquico como


resultado de la capacidad de jugar tanto de uno como del otro.

La creatividad como rasgo de la vida, propia de vivir.

Sólo a partir del jugar la persona puede ser creativa. Ya que


forma parte de la experiencia vital de la persona, es decir uno en
el origen, es creativo en el sentido del despliegue de la más
personal, lo más propio y oculto de cada persona.

¨El juego es una experiencia siempre creadora y es una


experiencia en el continuo de espacio- tiempo, una forma básica
de vida¨.

Es decir que vivir creativamente implicaría conservar ese núcleo


intacto y no someterse a lo establecido por los demás. Es
necesario resignar una cuota de esa individualidad, en ese
comunicarnos y compartir con el otro.

Entonces lo creativo y lo lúdico están estrechamente ligados


entre sí y enmarcados en esa tensión entre lo propio y lo ajeno,
entre lo que he creado y lo que me fue dado, entre el sentimiento
más real y verdadero de lo espontáneo y el sentimiento más fútil
que surge de la adaptación a laos deseos ajenos. Por eso jugar es
siempre, precario, frágil y efímero…
Entonces en el origen del ser en desarrollo, (si los cuidados
maternos han sido satisfactorios), se establece a partir del jugar
en los niños un vivir creador y una vida enriquecida. Lo que hace
que el individuo sienta que la vida vale la pena vivirse.

Gracias al juego se construye toda la existencia experiencial del


hombre.

Jugar como Proceso

Jugar es movimiento, es un proceso que se está realizando, que


no importa el contenido, sino que importa en tanto capacidad de
jugar, como testimonio de la creatividad de esa persona.

En Realidad y juego, Winnicott señala que los psicoanalistas han


estado muy ocupados en utilizar el contenido del juego pero no
han observado al niño jugar. Para ello necesitó distinguir entre
sustantivo Juego y el verbo Jugar.

Un niño sano puede jugar hasta que el juego queda interrumpido


justamente por la excitación, es decir que jugar es siempre
excitante.

La integración del niño se suscita a partir de un estado de


confianza y pertenece a un espacio potencial existente entre el
bebé y la figura materna. Esto significa que el Infans no posee un
aparato psíquico al nacer, es la madre con sus cuidados, su sostén
la que posibilita el movimiento entre estados de no integración
(desorientación, relajación, falta de certezas) y estado de
integración (en los que recobra la atención, la vigilia y la certeza
de sí mismo).
Este movimiento luego se interioriza posibilitando el
funcionamiento de lo psíquico. Es decir este aparato psíquico se
construye a partir de ese soporte de confianza, que permite la
exploración, expansión y en ese estado no integrado, puede
aparecer lo creativo.

El jugar tiene un tiempo y un espacio. No se encuentra ni adentro


ni afuera. Es un espacio potencial entre el bebé y la mamá. Varía
en gran medida según las experiencias vitales de aquel en
relación con ésta o con la figura materna.

El juego es por sí mismo una terapia. Lograr que un niño juego, es


ya una psicoterapia de aplicación inmediata y universal. El juego
es siempre una experiencia creadora.

Su precariedad se debe a que siempre que se desarrolla en el


límite entre los subjetivo y lo que se percibe de manera objetiva.

La zona de juego no es una realidad psíquica interna. Se


encuentra fuera del individuo, pero no en el mundo exterior. En
ella el niño reúne objetos o fenómenos de la realidad exterior y
los usa al servicio de una muestra derivada de la realidad interna
o personal.

Al jugar manipula fenómenos exteriores al servicio de los sueños


e inviste a algunos de ellos de significación y sentimientos
oníricos.

Hay un desarrollo que va desde los fenómenos transicionales al


juego, de éste al juego compartido y de él a las experiencias
culturales.
Las cuatro (4) fases en el desarrollo del juego

1-Hay una fusión entre el niño y su objeto. El bebé tiene una


visión subjetiva del objeto y la madre se esfuerza en otorgarle
realidad.

2-Hay una percepción más objetiva del objeto que depende de la


existencia de una figura materna en condiciones de participar y
devolver lo que se le propone. Esto le permite al niño vivir una
experiencia de control mágico al que denominamos omnipotencia.
De esa omnipotencia se establece un espacio potencial entre la
madre y el hijo denominado: ¨campo de juego¨.

3-En la etapa siguiente el niño se encuentra solo en presencia de


alguien.

4-En el siguiente periodo, el niño encuentra la superposición de


dos zonas de juego y obtiene placer en ésto. La madre es la
primera interlocutora lúdica que inicialmente adapta su actividad
al bebé, para más adelante incorporar su propio ¨estilo de
jugar¨.

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