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Durkheim definió los hechos sociales en Las reglas del método sociológico como: modos
de actuar, pensar y sentir externos al individuo, y que poseen un poder de coerción en
virtud del cual se imponen a él. Dichos “hechos sociales” existen con anterioridad al
nacimiento de un individuo en determinada sociedad y por lo tanto, son exteriores a él. Son
colectivos porque son parte de la cultura de la sociedad, y son coercitivos porque los
individuos se educan conforme a las normas y reglas de la sociedad.
Durkheim también afirmó que la sociedad era algo que está fuera y dentro del individuo al
mismo tiempo, gracias a que este adopta e interioriza sus valores y su moral. El “hecho
social” tiene una fuerte capacidad de coerción y de sujeción respecto del individuo. Por
ende el hecho social no puede reducirse a simples datos psicológicos, y la conciencia
colectiva prima siempre sobre el pensamiento individual, siendo entonces la sociedad, y no
el individuo, la unidad de análisis primordial de la sociología.
Algunas de sus principales teorías se muestran reflejadas en tres de sus obras, como ser:
En diversas obras como La división del trabajo social y Educación y sociología, Durkheim
sostuvo que la sociedad moderna mantiene la relación con la solidaridad. Durkheim
consideró que hay dos tipos: la solidaridad mecánica y la solidaridad orgánica. La primera
es aquella que se presenta en comunidades rurales, la familia y grupos de mejores amigos,
donde las relaciones y la comunicación son “cara a cara”. La segunda es aquella que se da
en las sociedades industriales como consecuencia de la división del trabajo en las empresas,
lo cual hace que las personas sean cada vez más diferentes entre sí y el sentido de
pertenencia a un grupo que predomina en las comunidades pequeñas o en la familia puede
diluirse.
En Las reglas del método sociológico (1895), Durkheim propone el método positivista, ya
que pretende estudiar la sociedad como «cosa», comprobar hipótesis a través de la realidad,
por un lado agrega la estadística y por otro lado el razonamiento lógico; con esto contribuye
a un método que se basa puramente en la observación de hechos y en el rango de
comprobación que puedan tener estos.
Estudiar los hechos sociales como “cosas”, pues plantea que pueden ser observados y
contrastados por medio del método científico. Establece para ello cuatro pasos básicos:
El suicidio
El suicidio. Estudio de sociología (1897) es una de las más importantes obras de Émile
Durkheim. Trata sobre el suicidio como fenómeno social. Con ello rompe la tendencia
tradicional de considerarlo como un fenómeno estrictamente individual y por ende solo
como objeto de la psicología o de la moral.
Durkheim considera la tasa anual de suicidios que existe en varios países europeos desde la
sexta década del siglo XIX. Esto es, desde un punto de vista social. Durkheim propone
identificar las diferentes causas sociales del suicidio. A partir de ello, distingue entre cuatro
tipos de suicidio:
1. El suicidio egoísta tiene lugar cuando los vínculos sociales son demasiado débiles
para comprometer al suicida con su propia vida. En ausencia de la integración de la
sociedad, el suicida queda libre para llevar a cabo su voluntad de suicidarse. Su
excesivo individualismo, producto de la desintegración social, no le permite
realizarse en cuanto individuo social que es.
2. El suicidio altruista es el causado por una baja importancia de la individualidad. Es
el tipo exactamente opuesto al egoísta o individualista. Durkheim pone el ejemplo
de muchos pueblos primitivos, entre quienes llegó a ser moralmente obligatorio el
suicidio de los ancianos cuando ya no podían valerse por sí mismos.
3. El suicidio anómico es aquel que se da en sociedades cuyas instituciones y cuyos
lazos de convivencia se hallan en situación de desintegración o de anomia. En las
sociedades donde los límites sociales y naturales son más flexibles, sucede este tipo
de suicidios.
4. El suicidio fatalista, que se produce allí donde las reglas a las que están sometidos
los individuos son demasiado férreas, de modo que ellos conciben y concretan la
posibilidad de abandonar la situación en la que se hallan. Es el tipo exactamente
opuesto al anómico.[