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Durkheim fue un positivista convencido y consideró que su tarea como sociólogo era

descubrir leyes sociales que explicaran el comportamiento humano y las relaciones


sociales. Creía que la sociología podía ser una ciencia objetiva y rigurosa, y que su objetivo
principal debía ser el estudio de los hechos sociales. Para Durkheim, la sociología tenía que
basarse en la observación empírica y en la recolección sistemática de datos, y debía estar
libre de prejuicios y de valoraciones subjetivas.

"Las reglas del método sociológico" es un libro escrito por Émile Durkheim en 1895. En este
libro, Durkheim describe las reglas que deben seguir los sociólogos para analizar los
fenómenos sociales de manera científica y objetiva. Su objetivo principal es establecer la
sociología como una disciplina científica y distinguirla de la filosofía y de otros campos de
estudio.
En el libro se incluye la famosa teoría del hecho social, que sostiene que los hechos
sociales tienen una existencia y una influencia independientes a las de los individuos que
los componen, y que deben ser analizados desde esta perspectiva.

Para Durkheim, los hechos sociales son los fenómenos que se presentan en la sociedad y
que tienen una existencia y una realidad propia y colectiva, independiente de la voluntad y
los deseos individuales. Estos hechos sociales se refieren a las formas de pensar, sentir y
actuar de los individuos que están reguladas por las normas y valores compartidos por la
sociedad en la que viven.

En otras palabras, los hechos sociales son fenómenos que se presentan en la sociedad y
que no pueden ser explicados por las características individuales de cada persona, sino que
son el resultado de las interacciones sociales y de las estructuras sociales que rigen la vida
en sociedad. Por ejemplo, los ritos religiosos, las leyes, la moral, la educación son ejemplos
de hechos sociales.

Durkheim sostiene que los hechos sociales deben ser estudiados de manera objetiva y
científica, y que su análisis debe ser separado de las características individuales de las
personas. De esta manera, se pueden identificar las características comunes de la sociedad
y se pueden establecer conclusiones y generalizaciones sobre la vida social.

Los hechos sociales pueden ser de 3 tipos diferentes:

Morfológicos: Dan forma a la sociedad


Instituciones: Ya están impuestos en la sociedad.
Corrientes de opinión: También pueden ser llamadas moda, es algo que no perdura en el
tiempo.
La sociedad es considerada como un todo que es mayor que la suma de las personas que
la componen. A su vez, es recreada en mayor o menor medida por éstas, de manera que la
mayoría la comparte y todos la conocen, entrando en la conformación de sus prácticas y de
sus juicios morales sin que deba ser previamente discutida.

Según Durkheim, los hechos sociales tienen las siguientes características:


1. Exterioridad: Los hechos sociales existen fuera del individuo y de sus manifestaciones
individuales. Su origen y su causa no están en el individuo, sino que dependen de las
relaciones y las condiciones sociales en que se desarrollan.

2. Coerción: Los hechos sociales actúan sobre los individuos de manera coercitiva, es decir,
obligatoria. Ejercen una presión sobre el individuo, impidiéndole actuar según su voluntad o
deseos individuales. Por ejemplo, tener que cumplir con las normas sociales establecidas.

3. Generalidad: Los hechos sociales son comunes y tienen una existencia comunitaria. Son
compartidos por un grupo de individuos, no son particulares a un individuo en particular.

4. Independencia: Los hechos sociales existen independientemente de la conciencia y la


voluntad de los individuos. Son una entidad colectiva que se mantiene a través del tiempo,
incluso cuando cambian las personas que la constituyen.

5. Objetividad: Los hechos sociales son externos al individuo, independientes de su


conciencia y, por lo tanto, pueden ser observados y analizados de forma objetiva.

El ejemplo clásico es el momento del aplauso después de una representación teatral: cada
espectador sabe cuándo empezar a aplaudir (y en qué caso debe hacerlo, y las
consecuencias de no hacerlo) sin necesidad de preguntar a los demás, de manera que el
fenómeno se produce con notoria sincronicidad a partir de la uniformidad de cientos de
fuentes particulares previamente aculturadas sobre ese hecho social. Desde este punto de
vista, todas las facetas mayores de un grupo humano: su lengua, su religión, su moral y sus
costumbres son hechos sociales. Se trata de modos de actuar, modos de sentir y de modos
de pensar que exhiben la notable propiedad de que existen fuera de las garantías
individuales.

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