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Universidad Nacional del Comahue

Sociología para Psicología


- Cursada 2020 modalidad en línea -

Equipo de cátedra: Giaretto/Alfieri/Sancho/Zapata/Dolcemascolo

CLASE N° 2: Lo sociológico desde la perspectiva de Durkheim.

Estos recursos complementarios para la comprensión integral de los contenidos se encuentran


todos subidos en Aula PEDCO “Sociología 2020”.

1. Textos:
 Durkheim, E., 1996 (1895), Las reglas del método sociológico. México: Ed. Coyoacán.
Prefacio a la segunda edición, Prefacio, Introducción y Cap. I.
 Durkheim, E., 1993 (1893), La división del trabajo social. Madrid: Editorial Planeta.
Libro I, Introducción y Cap. III Punto IV y Libro II Conclusión.
 Durkheim, E., 2003 (1897) El Suicidio. Estudio de Sociología. Bs. As.: Gorla.
Introducción, Libro II Cap. VI y Libro III Cap. III, Apartado III.

2. Presentación Power Point N° 2

Hola!
¿Cómo están? Luego de la primera clase en la que realizamos la presentación de la materia y
la introducción al EJE I, en esta clase vamos a trabajar la perspectiva de uno de los autores
considerados clásicos de la Sociología: Émile Durkheim. Una de las razones por las que se los
considera clásicos es por la capacidad explicativa de sus aportes conceptuales, una capacidad que
trasciende sus propios tiempos y que permite revisiones y resignificaciones.

Para comprender los principales aportes de Durkheim, es necesario que lean con detenimiento la
selección bibliográfica de las fuentes, y que además de seguir la presentación en Power Point,
realicen el Trabajo Práctico N° 2.

Ahora sí, veamos cuál fue el contexto que dio lugar a los principales aportes de Durkheim.

1. Coordenadas contextuales de los aportes de Durkheim: la reacción a las revueltas


obreras y la impronta positivista.

El contexto histórico en el que se enmarca el pensamiento de Durkheim es el advenimiento de la


Tercer República en Francia, tras el régimen de Bonaparte, la Guerra con Alemania y la experiencia
revolucionaria de la Comuna de París. Es un momento signado por una tendencia social
fuertemente anticlerical y antitradicionalista, que se asienta en el laicismo y el cientificismo acuñado
por el Iluminismo, y que se enfrenta a los conflictos políticos, sociales y económicos propios de la

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consolidación del orden capitalista desde una perspectiva liberal que responde de manera represiva
ante las protestas del movimiento obrero.

Émile Durkheim (1858-1917), fue parte de una familia judío-francesa, cuyos miembros varones
habían sido rabinos, por lo que además de sufrir la ocupación extranjera en medio del conflicto con
Alemania, padecieron discriminación antisemita. Realizó sus estudios en la Escuela Normal Superior
de París y se inclinó por la sociología que se encontraba en el centro de la escena del conocimiento
científico debido a los aportes de Auguste Comte (1798-1857), quien es reconocido como el
fundador de la “física social” o sociología desde una perspectiva conservadora y positivista.

Desde este contexto histórico y teórico, Durkheim asume la misión de colaborar con la
consolidación de un orden moral que le diera estabilidad a la nación francesa, y para ello
considera que es necesario institucionalizar y elevar el status científico de la incipiente sociología.
En esta dirección, en 1859 crea el primer Departamento de Sociología en la Universidad de Burdeos
y en 1896 funda la primera revista dedicada a temas sociológicos L’Année Sociologique.

2. Perspectiva epistemológica y metodológica: hechos sociales y método científico

La preocupación por describir y explicar la relación entre el individuo y la sociedad, llevó a que en
su tesis doctoral “De la División del Trabajo Social” (1893), Durkheim se planteara el problema del
lazo social bajo el siguiente interrogante: ¿Cómo asegurar el orden social en la compleja sociedad
industrial en la que se han roto los lazos tradicionales que ataban al individuo a la comunidad?

Para responder este interrogante, el autor parte de la premisa que sostiene la superioridad de la
sociedad sobre el individuo y cuya fuente es el orden moral que se cristaliza en los sistemas de
normas e instituciones. López plantea que esta premisa nos permite identificar dos núcleos de
sentido del pensamiento de Durkheim: núcleo analógico y núcleo sustantivo. El núcleo
sustantivo enfatiza el componente moral de la sociedad, en la medida que considera a la sociedad
como la morada de la moral y al papel central de la moral como formadora y reguladora de las
conductas humanas. Asimismo, el núcleo analógico parte de la metáfora organicista, por la que “la
vida está en el todo y no en las partes.” En este sentido, la sociedad no es la mera sumatoria de los
individuos, sino una realidad sui generis con rasgos superiores al individuo y que se manifiesta
parcialmente en hechos sociales.

Por eso, para Durkheim el objeto de estudio de la sociología son los hechos sociales, es decir,
“toda aquella manera de obrar, sentir y pensar, fijada o no, susceptible de ejercer sobre el
individuo una coacción exterior, que es general en el conjunto de una sociedad, y que conserva una
existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales”. Entonces, para identificar un
hecho social, el autor propone como rasgos definitorios su exterioridad, su poder de coacción y su
generalidad. Además, distingue dos formas del hecho social vinculadas a la variable del tiempo: la
forma cristalizada, si el hecho social permanece en el tiempo y se vuelve institución –educación,
matrimonio, sistema económico-, y la forma no cristalizada, si no permanece en el tiempo y se
agota bajo la forma de una corriente social - una moda, una corriente de pensamiento, una
protesta-.

El principio metodológico que acuña Durkheim para estudiar a los hechos sociales consiste en que
hay que estudiarlos como cosas, no porque realmente sean idénticos a cosas materiales, pero sí
porque se oponen a las ideas, no pueden estudiarse por mera introspección y reflexión, sino que en
tanto realidades objetivas y exteriores que se les imponen a los individuos deben ser sometidos al
método de estudio científico, basado en la observación y experimentación, registrando sus rasgos
observables para distinguir lo normal de lo patológico. De allí, que las técnicas estadísticas sean

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una de las principales herramientas utilizadas en sus investigaciones, como es el ejemplo de su
estudio sobre el suicidio.

3. Propuesta conceptual: análisis de la división del trabajo y del suicidio desde la relación
entre crimen y castigo

La preocupación por el orden social, lleva a Durkheim a toparse con la división del trabajo, ya que
observa cómo la industria moderna promueve una incesante especialización generalizada de las
funciones económicas de los individuos, de las fábricas, de los países. El desarrollo de la división del
trabajo es presentado como el de una ley superior de las sociedades humanas, en tanto condición
del progreso, y que se impone como regla moral de la conducta humana, en la medida que le
asigna a cada individuo el deber de cumplir con una función determinada por la sociedad.

En esta dirección, el autor se pregunta cuál es la función de la división del trabajo, a qué necesidad
social responde, y es en ese punto en el que plantea el problema del lazo social, con la pregunta
por cómo se mantienen cohesionados los individuos en una sociedad. Su hipótesis es que la función
de la división del trabajo es de carácter moral, que responde a la necesidad de armonía, de
solidaridad social.

Ante la dificultad metodológica de no poder observar de manera exacta a un fenómeno de carácter


moral como es la solidaridad social, Durkheim propone estudiarla desde un fenómeno externo que
la simbolice, como es el derecho. De este modo, realiza un análisis inductivo desde la pena al
crimen para vislumbrar qué tipo de solidaridad se encuentra a la base de cada sociedad. Al
comprender la relación entre crimen y castigo, el autor explica cómo a un tipo de castigo, de pena
basado en el derecho represivo le corresponde un tipo de solidaridad mecánica o por
semejanzas, mientras aquellas sociedades en las que predominan sanciones restitutivas el tipo de
solidaridad que las cohesiona es orgánica.

Según Durkheim, las sociedades tradicionales, consideradas por él como inferiores, en las que no
existe o es muy primario el desarrollo de la división del trabajo, los individuos se mantienen
cohesionados debido a las semejanzas, por lo que el lazo social se da mecánicamente como si
fueran cuerpos brutos semejantes que se atraen y cuya cohesión depende de la capacidad de la
conciencia colectiva de recubrir totalmente a la conciencia individual, para no dejar margen al
desarrollo de la personalidad individual. Mientras que en las sociedades modernas industriales en
las que existe un alto grado de desarrollo de la división del trabajo, la conciencia colectiva debe
dejar al descubierto una porción de la conciencia individual, para que los individuos puedan cumplir
con la función asignada por el proceso de especialización. La cohesión, entonces, depende de la
heterogeneidad causada por dicha especialización y de la interdependencia entre funciones
orgánicas, de allí la analogía con un organismo vivo y la denominación de la solidaridad
orgánica.

En estas sociedades modernas, Durkheim identifica como problema la anomia, es decir, la falta de
regulación, la ausencia generalizada de normas causada por la carencia de fuerzas colectivas que
contengan moralmente a los individuos. Ante la crisis moral generada por la anomia, el autor la
identifica como una de las causas del aumento de las tasas de suicidios.

Entonces, para Durkheim el problema del suicidio es un problema sociológico y para demostrarlo
plantea que el suicidio debe ser abordado como hecho social, ya que es normal en la medida que
no hay sociedad humana en la que no exista un tipo de suicidio y, es social porque las causas que
lo originan son de tipo moral. El suicidio se torna patológico cuando se elevan sus tasas y
justamente en ese punto la sociología puede explicar las causas de tipo moral que impulsan la
cantidad de suicidios.

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Durkheim identifica como corrientes suicidógenas posibles al egoísmo, el altruismo y la anomia.
Mientras que el egoísmo y la anomia son propios de las sociedades modernas, el altruismo es más
típico en las sociedades consideradas por el autor como tradicionales. En estas sociedades, es típico
el suicidio altruista, originado en una pasión violenta y que despliega energía en relación a un
sentimiento de deber cumplido. Por su parte, el suicidio egoísta responde a un estado de
individualismo exagerado, que genera languidez melancólica y un ensimismamiento que se expresa
en indiferencia y desinterés por el mundo, el culto al yo llega se extrema, al punto de permitirle al
individuo considerarse dueño de quitarse la vida. Mientras que el suicidio anómico responde a un
estado de irritación y de hastío violento, originados en la decepción resultante del choque entre
actos que no están sujetos a normas, a una decepción extrema sin contención moral.

En relación a estos dos últimos tipos de suicidios, predominantes en las sociedades modernas, el
autor busca alternativas posibles que permitan generar esa contención social necesaria. Descarta la
familia, la religión, la patria, y propone apostar a los grupos profesionales o corporaciones.
Considera que las corporaciones son las instancias más apropiadas para sostener el conjunto de
fuerzas colectivas con influencia reguladora de las funciones sociales, en la medida que se basan en
la asociación de todxs lxs trabajdorxs de una misma categoría que desempeñan una misma función
económica.

En la actualidad, y según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es la


segunda causa de muerte de la población entre 15 y 29 años, cada año más de 800.000 personas
se quita la vida, lo que se traduce en una muerte cada 40 segundos. El 75% de los suicidios
ocurren en países con ingresos bajos y medios y los medios más utilizados son el envenenamiento
con plaguicidas, el ahorcamiento y el uso de armas de fuego. En Argentina, la tasa de suicidios es
de 7,2 cada 100.000 habitantes, por lo que supera a la tasa del 5,2 de muertes por homicidio. En
2015, nuestro país ocupaba el puesto 66 en una escala de 177 países con la mayor tasa de
suicidios. Para la OMS los suicidios pueden prevenirse desde un enfoque multisectorial integral, por
lo que podemos inferir que es considerado un problema sociológico.

Hasta aquí una síntesis de lo más relevante sobre los contenidos referidos a Durkheim, si surgen
dudas esperamos que la realización del trabajo práctico ayude a despejarlas, cualquier duda nos
consultan por mensaje.

La próxima clase nos centraremos en los contenidos referidos a Marx, por lo que les pedimos que
avancen con todas las lecturas referidas a esta perspectiva.

Saludos!

Cátedra de Sociología

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