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Universidad de Santiago de Chile.

Facultad de Humanidades.
Departamento de Filosofía.

La evolución social en Émile Durkheim.


Para comprender los argumentos que contrarrestan un presunto determinismo social.

Alfredo González S.
Programa de Magister en Filosofía Política.
Curso de Filosofía Social.
Profesor: Luis Lazzaro M.
Julio de 2008.
1. Introducción.
De acuerdo a la definición que desarrolla el sociólogo francés Emile Durkheim
acerca del hecho social, en su segunda obra titulada Las reglas del método sociológico
(1895), existe sobre los individuos una carga social irrenunciable, propio de un proceso
histórico que ha configurado normas sociales, formas de pensar, sentir y valorar que
condicionan las expectativas y juicios de los hombres entre sí, y para el ordenamiento
social. De aquí la importancia de la coacción social, que los individuos sienten de parte de
la sociedad mientras más resistan a la carga social que les acompaña. Todo lo dicho, a
grandes rasgos. Sin embargo, en la conclusión de su escrito, Durkheim propone el concepto
de causalidad para cosificar el hecho social, en vistas de un estudio científico. Significa
esto, que se rechaza todo determinismo social a pesar de las condiciones sociales que se
imponen al individuo desde el momento en que comienzan las relaciones con sus pares,
bajo ciertas normas prescritas.
La pregunta que motiva el trabajo de investigación, es cómo contrarrestar el
determinismo social; cuáles son los argumentos que Durkheim presenta para defender el
progreso histórico, y así, la libertad del hombre.
La investigación que haremos entonces, es acerca del marco teórico formulado por
nuestro autor, por lo que nos concentraremos en Las reglas del método sociológico, obra
considerada como la expresión abstracta de la práctica de sus escritos anteriores, y en La
división del trabajo social de 1894, precisamente por su carácter práctico.
Para lograr nuestro análisis, definiremos el hecho social según Durkheim, tratando
de sistematizar sus ideas. Luego, trataremos acerca del hecho individual dentro de los
parámetros de nuestro autor; finalmente, y como causa de esta investigación, intentaremos
desentrañar cómo Durkheim reniega del determinismo social, y si esto es así en su método
científico.

2. Definición del hecho social.

Lo que pretende Durkheim con su estudio es establecer una ciencia de las


sociedades, considerando los hechos sociales como cosas cuya naturaleza no es modificable
a voluntad, para así extender la conducta humana al racionalismo científico. Desde esta
concepción del método que debiera utilizar la sociología, nuestro autor extrae una
definición del hecho social, a saber: maneras de hacer o de pensar, y son reconocibles por
la particularidad de que son susceptibles de ejercer sobre las conciencias individuales una
influencia coercitiva. Entiéndase el carácter coercitivo, como un concepto binario, porque,
si bien es cierto las instituciones se imponen a los individuos, obligan y coaccionan,
también los individuos se comprometen con las mismas, observan la conveniencia de su
funcionamiento y justifican la misma coacción. No hay prácticas colectivas que no ejerzan

2
esta antítesis sobre los individuos1. La coacción social responde al prestigio que detentan
ciertas representaciones, y actúa sobre los individuos desde el exterior. Porque la
conciencia pública se opone a sus resistencias mediante la vigilancia indirecta que la
coacción ejerce sobre los individuos. Aparece la naturaleza de la coacción social: implica
que las formas colectivas de obrar o de pensar tienen una realidad exterior a los individuos,
quienes se adaptan a la misma, es decir, tienen existencia propia como síntesis de la
pluralidad de conciencias. Esto es una institución, todas las creencias y modos de conducta
instituidos por la colectividad, y luego, sociología es la ciencia de las instituciones, de su
génesis y de su funcionamiento2. Tenemos que no encontramos hecho social sino donde
existe una organización definida. Esta conceptualización durkheimiana surge cuando los
fenómenos sociales exigen estudio científico, sin dejar de ser hechos inmateriales con
naturaleza propia, independiente del arbitrio individual. Estos fenómenos sociales son
objetivos por cuanto los individuos los realizan, y han sido transmitidos a través de la
educación. Si estos modos de pensar, sentir y obrar, existen antes que los individuos,
existen fuera de los mismos.
Siguiendo con la teoría de Durkheim, la educación es el medio que trasmite las
formas de pensar y obrar que definen al hecho social, es decir, la educación tiene por objeto
hacer al ser social. Un análisis de la educación demostraría cómo se ha constituido el ser
social en la historia. La educación, en el sentido expuesto, es una presión sobre el
individuo, la presión misma del medio social que forma al individuo según los parámetros
establecidos, siendo los padres y profesores, nada más que representantes e intermediarios
entre la sociedad y el individuo. Esta presión, que es entonces la coacción social, deja de
sentirse con el tiempo, porque se convierten en costumbres3.
Si un hecho social es colectivo, es porque se siente obligatorio, como un estado del
grupo humano que se repite en los individuos, imponiéndose en los mismos. En palabras de
Durkheim, está en cada parte porque está en el todo, pero no está en el todo porque esté en
las partes4; es decir, no significa que el hecho es social es por estar en cada individuo, sino
por la coacción externa que le otorga sentido. Entramos aquí a otro ámbito de discusión.

3. El hecho individual.

Se ha dicho que en el pensamiento de Durkheim, la vida social está hecha de


representaciones en dos grados de conciencia: la individual y la social, las cuales sólo son
sustanciales en un conjunto sistematizado de fenómenos. A nivel de conciencia individual,
dice nuestro autor que el análisis de ésta no permite conocer las causas, más complejas, de
donde surgen los fenómenos de la colectividad, principalmente porque los individuos

1
Durkheim, Emile. Las reglas del método sociológico, Prologo de la primera edición. Ed. Morata, Madrid.
1950. pp. 26 y ss.
2
Durkheim, Las reglas. pp. 28 y ss.
3
Durkheim, Las reglas. pp. 37.
4
Durkheim, Las reglas. pp. 39.

3
intervienen en los hechos sociales sólo en un mínimo grado, sin saber qué ocurre en las
demás conciencias5. Sucede que el individuo encuentra las formas de obrar y pensar
completamente formadas, sin evitar este estado de cosas. Por consiguiente, está obligado a
considerarlas, y aceptar lo difícil de cambiarlas. Parece incorrecto intentar disociar la teoría
durkheimiana de la naturaleza humana y sus ideas acerca de la sociedad, ya que todo
aquello distintivamente humano se atribuye y dependen de la sociedad6. El individuo se
convierte en la materia prima de la sociedad que debe formarse a través de la influencia
transformadora de la vida del grupo. Se explica que nuestro autor enfatice sobre lo social
como aquello que es distinto de los factores individuales, cuando se trata de explicar la
conducta humana.
Sin embargo, Durkheim señala que el cambio social no es imposible. Teorizando, el
individuo participa en la génesis del hecho social, pero la existencia del mismo está
condicionada a que las acciones individuales se mezclaran, formando algo nuevo. No
obstante, recordemos que esta síntesis tiene existencia fuera de cada individuo, puesto que
se conforma de una pluralidad de conciencias, hasta instituir formas de obrar y ciertos
juicios que no dependen de cada voluntad individual7. Volvemos necesariamente a la idea
de coacción: puesto que es indiscutible para Durkheim que la mayor parte de nuestras ideas
y tendencias vienen elaboradas desde nuestro exterior, sólo existen imponiéndose.
La cursiva es nuestra, y tiene un motivo. Durkheim reconoce la existencia de
encarnaciones individuales cuando un pensamiento se encuentra en todas las conciencias
particulares. Aquí comienza nuestro autor a vislumbrar una dualidad, y que fundamenta la
génesis del hecho social en el individuo. Las maneras de obrar y de pensar que pueden
encontrarse en un grupo de conciencias, adquieren, debido a su repetición, una consistencia
que las separa de los acontecimientos particulares que las reflejan, constituyendo una
realidad distinta a los hechos individuales que las manifiestan. Entonces, las expresiones
privadas tienen algo de social, porque reproducen, en parte, un modelo colectivo. Sin
embargo, cada representación individual depende, según la idea durkheimiana, de la
constitución psico-orgánica del individuo y las circunstancias particulares en que se
encuentra, de modo que no son fenómenos propiamente sociológicos8. Ninguna de las
explicaciones de los fenómenos sociales se encuentran en la psicología del individuo,
porque el individuo es como una sustancia indeterminada, maleable e indiferenciada, que
las fuerzas sociales determinan y transforman9.
En definitiva, aunque el hecho social es posible por los individuos directamente, es un
hecho colectivo, resultado de acciones y reacciones que se originan en las conciencias
individuales, y que encuentran apoyo en las mismas por la coacción existente. Cada

5
Durkheim, Las reglas. pp. 20.
6
Campbell, Tom, Siete teorías de la sociedad. Capítulo VII, Emile Durkheim: una teoría del consenso. Ed.
Cátedra, Madrid, 1994. pp. 173.
7
Durkheim, Las reglas. pp. 28.
8
Durkheim, Las reglas. pp. 37 y ss.
9
Campbell, Siete teorías. pp. 174 y ss.

4
individuo es arrastrado por todos10. Se entiende que el hecho social ponga resistencia a toda
empresa individual que tienda a violarlo; sin embargo, el mismo hecho social se puede
definir por la difusión que presenta en el interior del grupo humano, como existencia
independiente de las formas individuales que adquiere al difundirse11.

4. Durkheim y el determinismo.

Entonces la pregunta es cómo comprender la mutación del hecho social, cuando


proviene del individuo, pero el mismo individuo no es consiente de este cambio porque el
hecho social no se define desde el individuo. Cómo entender los cambios en la sociedad, y
más, cómo comprender la Historia, su evolución hasta la formación de las ciudades
organizadas en Estados nacionales, y de la misma cultura que ha posibilitado nuevos
valores que definen a las sociedades como modernas.
Primeramente, nuestro autor pretende establecer una ciencia de las sociedades, que
no consista en una simple paráfrasis de los prejuicios tradicionales existentes en la misma
sociedad, ni en representar la vida social como el desarrollo lógico de conceptos ideales.
Recordemos que el método que propone Durkheim es considerar los hechos sociales como
cosas, cuya naturaleza no es modificable a voluntad12. Tenemos entonces, que el principal
objetivo del método dukheimiano es extender a la conducta humana el racionalismo
científico, para así vislumbrar las relaciones de causa y efecto que explique la historia y el
porvenir. No se reconoce que los hechos sociales son cosas materiales, sino que pueden
conocerse desde su exterior, escindiéndose del análisis mental, para acercarse por la
observación y la experimentación a los fenómenos que por principio deben considerarse
desconocidos, y así, trasladarse de los caracteres más accesibles inmediatamente, hasta los
menos visibles y más profundos. Desde el momento en que los hechos sociales comienzan
a considerarse como cosas, como objeto de ciencia, son cosas ignoradas, porque las
representaciones que se han hecho sobre los mismos, sin método ni crítica, carecen de valor
científico. En el pensamiento durkheimiano, una vez definida una categoría de hechos, será
posible hallar una explicación única, ya que un efecto proviene siempre de una misma
causa. De esta forma, Aron sugiere que el sociólogo francés parte de la idea de que
conviene definir los hechos sociales por rasgos externos reconocibles, para evitar los
prejuicios y preconceptos, método que posibilita reconocer categorías de hechos. Así, se
podrá aplicar un pretendido principio de causalidad a los hechos sociales, imponiendo una
definición extrínseca, equivalente a una definición intrínseca de los hechos categorizados13.

10
Durkheim, Las reglas. pp. 39.
11
Durkheim, Las reglas. pp. 40.
12
Durkheim, Las reglas. pp. 15.
13
Aron, Raymond. Las etapas del pensamiento sociológico. II La generación del cambio de siglo. Ed.
Tecnos, Madrid. 2004. pp. 300 y ss.

5
Tenemos que parte de la vida social está hecha de representaciones, individuales y
colectivas, pero no revelan su naturaleza interna en la conciencia, ya que sólo por este
método entrega impresiones confusas subjetivas, no explicativas. Ocurre que los individuos
conocen mal los móviles que impulsan sus decisiones, y menos conocen la génesis de las
instituciones sociales. Así, Durkheim deduce que el individuo no es capaz de discernir con
claridad las causas de donde proceden los actos colectivos. Entonces, comienza a perfilarse
la idea de que los fenómenos sociales son externos respecto de los individuos. Toda
sociedad produce fenómenos nuevos, diferentes de los que hay en las conciencias
individuales, hechos específicos que residen en la sociedad misma que los produce, y no en
sus componentes, las conciencias individuales. Los hechos sociales son entonces, de
naturaleza distinta a la conciencia particulares; la mentalidad de los grupos, la conciencia
colectiva, expresa la forma en que el grupo humano se considera en sus relaciones con los
objetos que le afectan. La comprensión de esta característica, requiere considerar la
naturaleza de la sociedad, no de los particulares. Evidente es la necesidad de estudiar los
hechos sociales desde el exterior de los mismos, puesto que resultan de síntesis que ocurren
fuera de la conciencia individual, y de los cuales los seres humanos particulares no pueden
siquiera percibir cabalmente14. Es también el deseo de conocer lo normal en una sociedad.
Para Durkheim, un fenómeno es normal cuando aparece de manera general en una
sociedad, en cierta fase de su devenir. Esta definición de normalidad, no excluye que se
procure explicar la generalidad, el esfuerzo por descubrir la causa que determina la
frecuencia del fenómeno en la generalidad. Durkheim se plantea una determinada
concepción del hombre en la generalidad, la transversalidad. Desde aquí, nuestro autor
define la sociedad. Como hemos visto, Durkheim define la sociedad como el medio social
que determina los restantes fenómenos. Las instituciones sociales están condicionadas por
la organización social. En este sentido, Durkheim considera el medio social como una
realidad total. Se puede incluso establecer que la naturaleza humana es una abstracción casi
absoluta de la conducta que tienen las personas en situaciones reales; el individuo es una
categoría residual que se sitúa después de separar todo aquello que la sociedad ha aportado
a la vida humana, como un sustrato indiferenciado. El individuo así considerado
abstractamente cobra características demostrables cuando es controlado y moldeado por el
grupo, por la sociedad. Así, todo lo que normalmente aceptamos como características
universales de la naturaleza humana, incluyendo los poderes de elección y razonamiento,
son en realidad producto del entorno que todos los hombres tienen cuando viven en
comunidad, en un grupo social.

Sin embargo, nuestro autor considera tal medio social como una categoría analítica,
no una causa final: lo que el medio social causa con respecto a una institución particular, no
es más que el conjunto de las instituciones que el medio social pretende explicar 15.

14
Durkheim, Las reglas. pp. 19 y ss.
15
Aron, Las etapas del pensamiento. pp. 320.

6
Durkheim considera al medio social como una realidad sui generis, objetiva y
materialmente definida, una representación intelectual que confiriere realidad a las
abstracciones de su método científico. Esta construcción explica que el hecho social sea
considerado como una cosa que se impone sobre los individuos. El individuo, en el
pensamiento durkheimmiano, no es el origen de los procesos sociales, sino que es la
sociedad misma la que se expresa en estas obligaciones implícitas y difusas16. Las causas
de los fenómenos sociales deben buscarse en el medio social. Los fenómenos que la
sociología quiere explicar, están en la estructura de la sociedad. Por otro lado, el origen de
todo proceso social debe buscarse en la constitución del medio social interno. De esta
forma encontramos una importante distinción entre la estática social, que trata del orden de
las sociedades humanas y la interacción de sus partes, y la dinámica social, que describe los
procesos del cambio social, relacionando las leyes de la evolución social con factores como
el clima, la raza o el volumen de población17, es decir, el acontecer histórico sujeto a una
ciencia que comprueba el suceder en la orgánica del hecho social.

Desde los elementos científicos es que Durkheim explica la evolución histórica.


Cómo se explican entonces los argumentos de nuestro filósofo de la sociedad para
contrarrestar el determinismo social. En otras palabras, cómo Durkheim resuelve el
problema de la evolución social. Recordemos que nuestro filósofo quiere hacer de la
sociología una ciencia exacta sobre la vida humana, con parámetros observables y medibles
para conseguir resultados cuantificables. Es observar las causas del progreso social, que
Durkheim determina según la división del trabajo social, de acuerdo a ciertas variaciones
del medio social relacionadas con factores medibles científicamente: es la cosificación del
hecho social. El aumento de la división del trabajo ocurre cuando los segmentos que
componen la sociedad paulatinamente pierden individualidad, cuando las divisiones rígidas
se vuelven permeables, cuando la materia social efectúa nuevas combinaciones: la vida
social, en lugar de concentrarse en una multitud de pequeños focos distintos y semejantes,
se generaliza18. La división del trabajo progresa cuantos más individuos hay en contacto
suficiente para poder actuar y reaccionar los unos sobre otros. Los vacíos morales que
existían entre los diversos segmentos, desaparece cuando el sistema social se nivela, cuando
la densidad moral o dinámica provoca acercamiento en los segmentos, disminuyendo la
distancia entre los individuos. La densidad moral aumenta junto con la densidad material de
la sociedad, y ésta puede servir para calcular aquella. Comprender el cambio social es
precisamente aprehender el significado interno de los fenómenos sociales. Significa esto
que se debe reemplazar la idea de sociedad como unidad completa e integral, por la idea de
grupos sociales que coexisten en toda sociedad compleja19. Durkheim señala que los hechos
sociales no tienen otro sustrato que la sociedad, la colectividad, sea la sociedad política en
16
Aron, Las etapas del pensamiento. pp. 299.
17
Campbell, Siete teorías. pp. 169.
18
Durkheim, Emile, La división del trabajo social. Ed. Akal, Madrid. 1995. pp. 299 y ss.
19
Aron, Las etapas del pensamiento. pp. 320.

7
su integridad, sea alguno de los grupos parciales que la sociedad encierra20.
Reconociéndose la pluralidad de los grupos sociales, y el conflicto de las ideas sociales en
la sociedad, concordaremos en que una de las características de la sociedad es que sus
fundamentos son objeto de constante revisión. La sociología durkheimiana persigue
explicar las razones de esta revisión21. Este es un desenvolvimiento histórico a decir de
Durkheim, y se produce de tres maneras.
Primero, cuando las sociedades se extienden sobre áreas inmensas en relación al
número de individuos que las componen, concentrando la población, y produciendo
cambios en la industria de estas sociedades.
Luego, la formación de las ciudades y su desenvolvimiento ocasiona aumento
material de la natalidad, permitiendo un contacto íntimo entre los individuos, estrechando la
masa social. Considérese que la ciudad no puede multiplicarse ni extenderse mientras la
densidad moral no se ha elevado, si la fusión de los segmentos sociales no ha avanzado.
Durkheim destaca que esta evolución hacia la formación de la ciudad deriva de la misma
naturaleza de las especies sociales superiores, del hombre.
Un tercer factor de la evolución hacia la ciudad, es la cantidad y rapidez de las vías
de comunicación y de transmisión, disminuyendo o suprimiendo los vacíos que separan los
segmentos sociales, ayudando al aumento de la densidad poblacional de la sociedad22.

Tres factores de la evolución social, de la división del trabajo en la sociedad, cada


uno con fundamentos científicos que acercan el análisis a la estadística y el método
científico. Los factores materiales provocan las relaciones sociales, el hecho social. Porque
si la sociedad que se condensa determina el desenvolvimiento de la división del trabajo,
éste, a su vez, aumenta la condensación de la sociedad. La división del trabajo sigue siendo
el hecho derivado, ya que sus progresos se deben a los progresos paralelos de la densidad
social, cualesquiera sean las causas que la originan. Si la condensación social produce estos
resultados, es porque multiplica las relaciones sociales. De hecho, las sociedades son más
voluminosas cuanto son más adelantadas, y por consiguiente, cuanto más dividido está el
trabajo. Sin embargo, el aumento del volumen social no es necesariamente signo de
superioridad si la densidad no crece en la misma relación. Casi por regla general, el número
de relaciones sociales aumenta con la cantidad de individuos, pero además es preciso que
adquieran un contacto íntimo para obrar y reaccionar los unos sobre otros, es decir, el
crecimiento del volumen social sólo acelera los progresos de la división del trabajo cuando
la masa de población se contrae. Porque una especialización de las funciones supone la
participación de más cooperadores, y más próximos. Esta es pues, la causa del
desenvolvimiento social. El crecimiento y la condensación de las sociedades necesita una
mayor división del trabajo, porque la lucha por la vida es más ardua23. En esta sociedad,

20
Durkheim, Las reglas. pp. 35.
21
Aron, Las etapas del pensamiento. pp. 321.
22
Durkheim, La división del trabajo social. pp. 301 y ss.
23
Durkheim, La división del trabajo social. pp. 307 y ss.

8
identificada con la ciudad, las diferentes profesiones pueden coexistir sin perjudicarse
recíprocamente, porque sus objetivos son también diferentes, pudiendo prestar sus servicios
paralelamente. Así, en la ciudad, la diversidad de individuos, de ideas y aspiraciones es la
tónica. Con todo, puede observarse cómo toda condensación de la masa social, sobretodo
acompañado de aumento en volumen social, determina necesariamente progresos de la
división del trabajo24. En el ámbito moral de los individuos, estos cambios ocurridos en la
sociedad implican nuevos y penosos esfuerzos para acomodar la realidad, cuyas
características no están orientadas precisamente para hacer felices a las personas. Entonces
no es decisión de los individuos tal progreso. Todo ocurre de manera mecánica. Una
ruptura en el equilibrio de la masa social suscita conflictos que pueden resolverse sólo
mediante una amplia división del trabajo: tal es el motor del progreso social25. De modo
que la especialización de una función es posible cuando corresponde a una necesidad de la
sociedad. Toda nueva especialización resulta cuando aumenta y mejora la producción,
consecuencia necesaria de la división del trabajo. Entonces un progreso no se establece de
forma durable si los individuos no sienten realmente la necesidad de productos abundantes
o de mejor calidad. Las exigencias de los individuos también permiten nuevas
especialidades, pero estas nuevas exigencias son un resultado de la misma causa que
determina los progresos de la división del trabajo social. Los individuos aparecen como un
agente pasivo del cambio social, ya que la mayor producción es una consecuencia necesaria
de los cambios efectuados para poder vivir en condiciones nuevas de existencia que han
sido dadas a los individuos por el aumento del volumen social y la condensación de la
sociedad26.
Ahora, cómo los factores ya mencionados de la evolución social influyen en la
conciencia de los individuos y el hecho social. La conciencia colectiva se hace más débil y
vaga mientras la división del trabajo se desenvuelve, y la consecuencia de esta
indeterminación progresiva, es que la misma división del trabajo es la fuente principal de la
solidaridad. Los progresos en la división del trabajo social son debido a presiones ejercidas
por unidades sociales unas sobre otras para sobreponerse en la producción, obligándolas a
desenvolverse en sentidos cada vez más divergentes para sobrevivir en la sociedad y prestar
nuevos servicios de acuerdo a las nuevas necesidades. Pero esta presión está neutralizada a
cada instante por una presión en sentido contrario, que la conciencia común ejerce sobre la
conciencia particular: mientras una empuja en la construcción de una personalidad distinta,
a seguir las ideas de nuestra naturaleza personal, la segunda elabora una ley de semejanza
con toda la sociedad, reteniéndonos en la forma colectiva. Entonces, para que la división
del trabajo surja, es preciso que las variaciones individuales sean posibles. Éstas no pueden
producirse cuando se encuentran en fuerte oposición con alguna situación de la conciencia
colectiva bien definida, porque más resistirá los cambios. El progreso en la división del
trabajo será más rápido cuanto más fácilmente el individuo pueda ponerse en armonía con
24
Durkheim, La división del trabajo social. pp. 311 y ss.
25
Durkheim, La división del trabajo social. pp. 316.
26
Durkheim, La división del trabajo social. pp. 322.

9
su medio social. Tenemos así que un actor de la división del trabajo es una independencia
mayor de los individuos respecto del grupo, permitiéndoles variar con libertad, debido a la
regresión de la conciencia colectiva en la ciudad. Estos espacios de libertad que dependen
de causas que han determinado los progresos de la especialización, son resultado del
crecimiento de las sociedades en volumen y densidad27. Cómo se explica esta situación. En
una sociedad reducida, como todos los individuos están en iguales condiciones de
existencia, el medio colectivo es sensiblemente concreto. Las impresiones colectivas que
resultan de la fusión de todas las impresiones individuales están determinadas en su forma
como en sus objetos, y por consiguiente, la conciencia común tiene un carácter definido.
Pero cambia de naturaleza cuando las sociedades se hacen más voluminosas. Como la
conciencia común se extenderá sobre una superficie más amplia, está obligada a elevarse
por encima de todas las diversidades locales, y por consiguiente, a hacerse más abstracta,
pues los ámbitos generales sólo pueden ser comunes a la diversidad de medios. Las ideas
generales aparecen como predominantes, transformación que se explica por el aumento de
volumen de las sociedades y su mayor condensación. Cuanto más general se hace la
conciencia común, más lugar existe para las variaciones individuales28. Veamos el
problema en otro sentido. Los estados colectivos de conciencia son perdurables porque, a
parte de ser comunes a la generación presente, son un legado de las generaciones
precedentes, habiéndose constituido lentamente, tan lento como será su mutación. Se
necesita tiempo para que una forma de conducta o una creencia alcance cierto grado de
generalidad, y por ende, la autoridad de la conciencia colectiva está formada gracias a la
autoridad de la tradición. Pero también debe considerarse que la sociedad que se expande
en volumen mezcla las comunidades y debilita sus diferencias originales. Estas
emigraciones interiores son importantes para comprender la formación de las ciudades,
porque éstas no se fundan por un crecimiento espontáneo, sino por inmigración. Esta
movilidad de las unidades sociales supone un debilitamiento en todas las tradiciones. Con
la civilización se debilitan las costumbres de los antepasados, y sus principios se transmiten
con menos autoridad. Las ciudades se convierten en centro del progreso, donde las ideas,
modos, costumbres y necesidades nuevas se elaboran para difundirse en el resto del
territorio, y la sociedad cambia para seguir estas tendencias. Las novedades gozarán de
prestigio, y la tradición de suspicacia. Los espíritus están orientados hacia el porvenir,
porque las ciudades están en perpetua evolución29. Como consecuencia, las creencias y
prácticas comunes pierden la fuerza de la tradición, y no logran estorbar la libre expansión
de las variaciones individuales. Entonces, mientras que la ciudad se extiende y se
concentra, no puede contener eficazmente las tendencias divergentes de los individuos que
no sienten la constante vigilancia de la colectividad en sus actos, en sus propios impulsos.

27
Durkheim, La división del trabajo social. pp. 333 y ss.
28
Durkheim, La división del trabajo social. pp. 338 y ss.
29
Durkheim, La división del trabajo social. pp. 342 y ss. Señala nuestro autor que estas características de la
ciudad no pueden ser de otra forma, puesto que tal debilitamiento de la tradición depende de las condiciones
mismas que dominan el desenvolvimiento histórico.

10
Porque cuanto más denso y extenso es un grupo, más incapaz es la atención colectiva,
dispersa sobre una amplia superficie, de controlar a cada individuo y cada nueva situación.
En las ciudades, la atención de cada individuo yace en diversas circunstancias y
aspiraciones, la presión de la opinión es menos sentida, y las personas se conocen menos.
Dondequiera que la intensidad de la aglomeración se encuentra en relación con su volumen,
las redes personales son débiles, relajando la vigilancia colectiva, y extendiendo la acción
libre de cada individuo. El debilitamiento de la conciencia común existente en la ciudad
produce su efecto en toda la extensión de la sociedad30.
Tenemos entonces que las causas emancipadoras del individuo respecto de la comunidad
son completamente mecánicas. La emancipación posibilita los progresos de la división del
trabajo, proporcionando al organismo social una mayor flexibilidad. Pero esta situación no
se produce por ser útil, sino porque no puede dejar de ser, y la experiencia de los servicios
que suministra no hace más que consolidarla cuando ya existe. El espíritu de la moral que
unifica a los individuos de la ciudad es el corporativo y profesional, pero esta
reglamentación, este sistema desarrollado de reglas que permiten el funcionamiento de cada
institución social, se constituye en una multitud de morales y de derechos profesionales que
no impiden el ensanchamiento de la capacidad de acción del individuo, porque sólo ejercen
influencia sobre la vida profesional. Las prácticas comunes del grupo profesional se hacen
también más generales y abstractas, como aquellas que son comunes a toda la sociedad,
dejando también independencia para las divergencias individuales. Igualmente, esta mayor
independencia debilita el mismo tradicionalismo de la profesión, haciendo al individuo aún
más libre para las innovaciones. La reglamentación profesional estorbará menos la
expansión de las variedades individuales31.

5. Consideraciones finales.

Hemos llegado a un interesante punto de la exposición. Nótese como la construcción


teórica nos ha derivado al problema del individuo y la sociedad, los márgenes de libertad
que el individuo encuentra en la sociedad moderna, en la ciudad. Sin embargo, debe
siempre considerarse cómo llegamos a las afirmaciones precedentes, y entenderemos así el
hecho social y cómo Durkheim explica la evolución histórica en sus argumentos contra el
determinismo social. Téngase presente que en el pensamiento durkheimiano una
explicación histórica de la realidad no es auténticamente científica, porque si el medio
social en sí mismo no es capaz de explicar los fenómenos observados en un momento
determinado, es imposible establecer una relación de causalidad entre los fenómenos. Lo
que se persigue es explicar un hecho particular por el medio social en que ocurre32. De
hecho, si nos atenemos a la definición de hecho social, tenemos que las representaciones de
la vida social puede que tengan relación con el funcionamiento de la conciencia individual,
30
Durkheim, La división del trabajo social. pp. 350 y ss.
31
Durkheim, La división del trabajo social. pp. 355 y ss.
32
Aron, Las etapas del pensamiento. pp. 304.

11
pero son fenómenos diferenciables que se descubren en la observación de la conducta
humana en sociedad y a largo plazo, no examinando los contenidos de la mente humana33.
Aquí reside el método de nuestro autor. Hemos dicho que para Durkheim es necesario
observar desde fuera los hechos sociales, y considerarlos como cosas, descubrirlos como
los hechos físicos, en sí mismos, sin condicionantes. El análisis de la evolución histórica
sólo puede hacerse en la observancia de los factores que posibilitan la mutación de la
sociedad, del hecho social. Entender la conciencia de los individuos en sociedad sólo se
consigue cuando comprendemos que el hecho social explica las conductas individuales. El
determinismo social es quebrado por los individuos, pero se necesita tiempo para establecer
nuevos hechos sociales identificables científicamente, y comprender la evolución de la
sociedad. Es decir, los individuos quiebran el determinismo social en los parámetros que la
sociedad establece. Todo cambio ocurre desde la sociedad hacia los individuos, y tales
cambios sólo son medibles científicamente. El método parece moverse de lo más general
hacia los ámbitos particulares. Desde las causas del cambio en la sociedad, hacia los
cambios en la mentalidad de los individuos. Desde un problema de volumen y
condensación social, hacia un problema de la moral en la sociedad. De hecho, Durkheim
adquirió reconocimiento con la idea de una ciencia de la sociedad que pudiera contribuir a
la solución de los problemas morales e intelectuales de la sociedad moderna, a través del
empirismo y la teoría de la sociedad orgánica funcionalista. El científico social debe
reconocer los patrones de conducta del individuo en sociedad, incluyendo sus desviaciones,
y los modos que la sociedad emplea para restablecerlos. Lograr este cometido implica
aprisionar los fenómenos sociales en leyes que resuman la repetición constante de las
secuencias observadas científicamente, estableciendo regularidades precisas, y utilizando la
estadística como un instrumento para el análisis comparativo34. Este es el método que aquí
presentamos, y que nos trasladó desde una evolución mecánica de la sociedad, para así
entender al individuo en una sociedad moderna, en la ciudad, y cómo se explica entonces la
evolución histórica. Con estas ideas, Durkheim se interesa por la causa eficiente que
produce el hecho social, y por la función que cumple. Por función, no entiende Durkheim lo
que sirve a las necesidades de los individuos, sino a las necesidades del organismo social
considerado como un todo. El pensamiento durkheimiano tiene la única interpretación de
enfocar la sociedad como una realidad orgánica independiente que tiene sus propias leyes,
su propio desarrollo, su propia vida. Así, la función de la división del trabajo se identifica
con la producción de una forma de comunidad35, no de un individuo. Inevitable es, pues,
volver al principio, a la definición de hecho social, porque el individuo no puede renunciar
al peso histórico de la sociedad.

33
Campbell, Siete teorías. pp. 170.
34
Campbell, Siete teorías. pp. 170.
35
Campbell, Siete teorías. pp. 171.

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