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- Uno de ellos emprenderá camino hacia Occidente, llegando a la Península Ibérica, la Galia,
Grecia e Italia.
- El otro marchará hacia lo que hoy es Turquía (dando lugar a la cultura hitita), el Alto Tigris,
el Alto Eúfrates y la India (indoarios).
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Las fuentes escritas y los estudios lingüísticos nos informan de la presencia de pueblos celtas
(de origen indoeuropeo) en la Península Ibérica que van a llegar mediante migración desde
el centro de Europa. Observamos una primera oleada que se va a difundir por el centro
y el norte de la Península Ibérica y por la costa de Portugal. Este movimiento, que comienza
hacia el 1100 a.C., aunque hay autores que posponen esta fecha hasta el 900 a.C., va a causar
una indoeuropeización de esa parte de la P.I. No obstante, seguirá habiendo demostraciones
del sustrato cultural precelta del lugar, el cual se manifiesta sobre todo a través de
elementos lingüísticos (antropónimos) y religiosos (como el culto a las aguas y los
bosques y rituales muy antiguos como la exposición de los cadáveres de los guerreros
muertos a los buitres para que estos transportaran su alma al Más Allá). Entre los pueblos
indoeuropeos que llegarán a la P.I. en esta oleada estarán los celtas, los cuales traerán
consigo la cultura guerrera del hierro e impondrán su poder en la zona del Valle del Ebro
(dando así nacimiento a la Celtiberia). Estas élites guerreras se van a mezclar con la
población indígena ya presente y van a formar una cultura de guerreros-pastores, la
celtibérica, que se irá extendiendo por el centro y el noroeste peninsular. Esta difusión de la
cultura celta es un proceso lento e intermitente, y no siempre comprende situaciones
violentas. De hecho, en muchas ocasiones, comunidades con un sustrato cultural
indoeuropeo común, como los lusitanos, van a adoptar las mismas costumbres que los
celtíberos.
El proceso de celtización de la P.I. tendrá como resultado una organización social basada en
el linaje, la creación de instituciones como la de la hospitalidad, la adopción de costumbres
religiosas nuevas (como la adoración a Lug), la creación de nuevos nombres ( celtius,
celtiber, topónimos que terminan en -briga como Segóbriga...). El éxito de esta celtización de
buena parte de la P.I. se sustentó en que ya existía un sustrato cultural común indoeuropeo y
un ambiente económico similar basado en un sistema ganadero, aunque también se
practicaba la agricultura. No obstante, debemos tener en cuenta que la celtización fue
limitada en galaicos, astures y cántabros.
Otro elemento característico de los celtas de la Península fue su apertura a los influjos de
otras culturas, en especial a la ibérica, adoptando de ella fundamentalmente elementos
técnicos y materiales más que cuestiones de economía o sociedad. A partir de este hecho
nace el concepto de celtíbero (que es cultural, no étnico), el cual hace referencia a esos
pueblos celtas que al llegar a la P.I. asumieron formas de vida ibéricas, combinándolas con
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sus propias costumbres celtas.
Los autores latinos y griegos suelen destacar el atraso de todos estos pueblos celtas de la
P.I., pero hay que resaltar que estos buscaron exaltar su barbarie para justificar la
conquista romana de todos ellos. Según Estrabón, galaicos, astures, cántabros y
vascones duermen en el suelo, llevan el pelo largo, realizan sacrificios humanos, beben
cerveza en lugar de vino, guisan con manteca en vez de con aceite y comen pan de bellotas
frente al del trigo. También desconocían la moneda y despeñaban o lapidaban a los
condenados a muerte. Los pueblos que se que se asentaron en la P.I. fueron:
⮚ Economía.
En cuanto a la economía de todos estos pueblos indoeuropeos debemos señalar que las
fuentes definen la meseta como rocosa y pobre, lo que provoca que cuenten con una base
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económica ganadera de ovejas, caballos, bueyes y cerdos (la representación de estos últimos
destaca en los verracos). Los caballos igualmente se representan en la necrópolis de
Numancia en fíbulas con jinetes a caballo y estandartes con jinetes. Muchos celtas
utilizan el bandolerismo y el mercenariado como formas de vida.
No obstante, tenemos constancia de que los romanos impusieron fuertes tributos a las
poblaciones celtas y que estas fueron capaces de asumirlos, lo que nos lleva a confirmar que
tan pobre no sería la zona central de la P.I. Por ejemplo, Tiberio Graco en el siglo II a.C.
exigió más de 2 millones de sestercios a los celtíberos, al igual que otros generales también
les impusieron pagos de kilos de plata, pudiendo estos hacerles frente con éxito.
Por otra parte, los núcleos de población con hábitat permanente nos hablan de una economía
mixta de agricultura (sobre todo con cebada y leguminosas) y de ganadería. Como
prueba de ello se conservan silos y molinos de piedra para granos entre otros. Los vacceos
por ejemplo se dedicaban fundamentalmente a la actividad cerealista desde una perspectiva
de explotación comunal. No existen pruebas arqueológicas de que estos pueblos cultivaban
vid y olivo de forma generalizada, pero sabemos que cortaban aceite y vino
entendidos como productos de lujo. Sí producían cerveza mediante el calentamiento y
posterior fermentación de la cebada. Las actividades ganaderas, por su parte, son también
muy importantes, quedando esto reflejado en los impuestos que estos pueblos pagaban a
Roma (Numancia en una ocasión tributó 3000 pieles de buey en el siglo II a.C., 900 saga -
mantos de lana- y 800 caballos). También apreciamos ese desarrollo de la ganadería en la
dieta propia de los pueblos celtibéricos, que contaba con una gran cantidad de carne y
leche. Destaca la cría del cerdo, que proporciona carne y grasa para cocinar e iluminar.
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propósito que consiguieron donando tierras a la población para asentar a sus gentes y
proporcionarles un sustento fijo que no necesitara de robos.
Entre los productos de artesanía elaborados por todos estos pueblos indoeuropeos
destacan los textiles en lana y la metalurgia del bronce y del hierro en la meseta (cascos
celtibéricos, espadas de antenas atrofiadas, fíbulas braceares en hierro y bronce para
herramientas de labranza y armas…) y del oro en el norte (torque de Burela, de oro
macizo y casi dos kilos de peso). Destacan los ajuares funerarios en cerámica también.
Por último en cuanto a economía, debemos indicar que la moneda comienza a acuñarse en la
Celtiberia por influencia de Roma, autorizando esta a los celtíberos a emitir moneda para
pagarle los impuestos en torno al 170 a.C. Utilizaron para ello patrones de peso
romano.
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genitivo plural que podría asimilarse a nuestro apellido actual. Tenemos constancia de
numerosos nombres de gentilitates, lo cual nos indica que había muchísimos grupos
familiares distintos y que estos no debían ser muy amplios.
Por encima de esta organización gentilicia nos vamos a encontrar a las gentes, que son ya
muestra de una organización política o cívica. Varias gentilitas forman una gens, unidad
organizativa indígena de carácter político que cuenta con una jefatura y con un lugar de
asentamiento central. Los integrantes de la gens viven generalmente en castros (lugares de
población común) o en castella (fortificaciones) en la zona galaica. A partir de los castros se
pueden ya crear comunidades urbanas o no. Si varios castros que tienen una cultura,
antepasados comunes o conciencia de misma pertenencia etnia, se unen forman una civitas,
que viene a ser el embrión de una ciudad-estado, esto es, una entidad de carácter político que
cuenta con jefaturas y asambleas que se reúnen en un castro designado como principal
para dilucidar sobre los temas que incumben a sus ciudadanos. Varias civitatis que
consideran que tienen tradiciones culturales comunes forman un pueblo, como por ejemplo el
de los astures o los cántabros, aunque la gente solía sentirse más identificado con su civitas
que con su pueblo.
Por otro lado encontramos los Consejos o Senados según las fuentes latinas. En la Celtiberia
aparecen formados por ancianos (presbiteroi, maiores...). En ellos participaban las
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cabezas de las principales familias, es decir, los patres familiae, que por lo general eran los
más ancianos (aunque cuando morían eran sustituidos por sus hijos primogénitos). Este
Senado aconseja al jefe militar y a la Asamblea de Guerreros sobre las principales
cuestiones que afectan a la vida de la comunidad, especialmente las relacionadas con la
guerra y con la paz. Pero la función de estos Senados es consultiva: la última decisión
siempre la tiene la Asamblea de guerreros, conformada por todas las personas capaces de
portar armas y defender la ciudad. Igualmente, entre los miembros de estos Consejos se
suele escoger a los delegados que representarán a la civitas y dialogarán con
comunidades vecinas o Roma. Estos notables son los encargados de establecer
relaciones diplomáticas y negociaciones con los gobernadores romanos, y también
Roma los utiliza para transmitir a sus comunidades las órdenes dadas por ella. Tras las
campañas militares, el botín obtenido se reparte entre el general, el Senado y la comunidad
de guerreros, hecho que muestra la gran importancia de estos tres organismos. Como
hemos esbozado antes, las decisiones que tomaban los representantes del Consejo no
tenían ninguna validez mientras no fueran asumidas por el pueblo reunido en asamblea. Esta
situación va a generar conflictos entre los maiores y la iuventus guerrera. Así los
encontramos constatados en la ciudad de Lutia o en Numancia.
Mientras esta no se rebele, Roma deja que la comunidad indígena estipendiaria (la cual le
paga un stipendium o impuesto) continúe con su organización política interna. Por esta razón
las gentes indígenas buscan por lo general pactar con Roma. No obstante, algunas
comunidades se niegan a hacerlo, lo que provoca fuertes conflictos. Por ejemplo, en
Belgeda la población estaba deseosa de entrar en guerra contra Roma. El Consejo se reunió
para decidir si esto iba o no a realizarse, pero estaba indeciso y tardaba mucho, por
lo que la Asamblea reunió leña alrededor del edificio donde se estaba celebrando la
reunión y lo quemó. Esto nos muestra arduas disputas entre los distintos órganos de gobierno
de las comunidades celtibéricas.
De todos modos, según parece deducirse de las mismas fuentes de información, estas formas
tradicionales de autogobierno irán cambiando a lo largo del siglo II a.C. Esos jefes militares
aconsejados por un Consejo van a ser sustituidos progresivamente por magistratus que
serán los que gobiernen las comunidades indígenas, siempre cuidando de rendir cuentas
de su actuación ante el Senado y la Asamblea.
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Por otra parte, esos Senados que un principio tenían solamente unas funciones consultivas se
van a convertir en los auténticos órganos de gobierno. El caudillo militar va a perder buena
parte de sus facultades, entonces.
En Contrebia Belaisca (Controbesia Belaisca II) en el 87 a.C. según nos indica una
tabla de bronce (Botorrita, Zaragoza) se nombra la existencia en la comunidad de un
praetor y cinco magistratus que gobiernan la ciudad y colaboran con el gobernador
provincial romano (este incluso le pide al Senado de Contrebia que medie un pleito judicial
relacionado con una compra de tierras por parte de la ciudad de Salduie).
En cuanto a la sociedad, el estudio de las necrópolis nos permite conocer que esta estaba
jerarquizada, presentando élites guerreras que se entierran con una gran cantidad de ajuar
cerámico y de armas. Estas élites controlan las principales actividades económicas, la
ganadería, las explotaciones mineras si las hay y el comercio con los vecinos. Los
guerreros celtibéricos aparecen representados en estelas (destacan las de Clunia) y en
cerámicas. Las fuentes los describen como hábiles con el manejo del caballo y las armas. Se
sabe también que a veces tropas celtibéricas fueron contratadas como mercenarias por los
cartagineses.
Dentro del área europea encontramos definida una serie de organismos que nos hablan del
hospitium, (hospitalidad) de la clientela y de la devotio.
Las clientelas por su parte consisten en relaciones de dependencia establecidas con los
individuos más importantes de cada comunidad. Determinadas personas de posición
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humilde buscan protección en personajes importantes, convirtiéndose así en sus clientes.
Este tipo de relación se basa en la desigualdad de riqueza. El jefe proporciona
sustento (alimento y vestido) a sus clientes a cambio de su fidelidad militar y política.
⮚ Religión.
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mayoría en la Lusitania y el noroeste peninsular, con referencia a
divinidades astrales (ténganse en cuenta las estelas cántabras con
representaciones solares), infernales, de la guerra, de la naturaleza e incluso
relacionadas con la salud.
Aunque todos estos ritos religiosos solían darse por lo general en parajes
naturales que destacaban por su especial belleza, como cimas de
montañas, ríos o grutas, también se construyeron templos destinados al culto
a la divinidad. Entre estos últimos destacan:
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- El Santuario de Isis y Serapis de Ampurias (Gerona), donde se han
conservado inscripciones en la roca que hablan de lugares para sacrificar a las
víctimas y quemar las ofrendas. También se han encontrado aquí piletas
en las que introducían a los creyentes como símbolo de resurrección.
Por otra parte, los celtíberos contaban con varios de rituales religiosos:
Las fuentes antiguas nunca hacen referencia a sacerdotes, pero sabemos que en
el mundo celta, fundamentalmente en la Galia, sí que existían, sobre todo en
santuarios dedicados a Endovelico. También participaban en santuarios como
el de Panoias, que era grande y tenía muchas estructuras que mantener.
⮚ Mundo funerario.
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introducían en urnas que se enterraban, se cubrían con túmulo y se señalizaban
con una estela.
Poblados y casas.
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La primera es un pequeño vestíbulo donde se sitúa el telar (este es el lugar
donde entra más luz del exterior) y la bodega como estancia subterránea.
Después encontramos una habitación central con el hogar (aquí se duerme,
se cocina y se hace la vida de familia). Por último había un almacén en
la parte trasera. Y por último un pequeño jardín para el ganado. Se levantaban
con paredes de adobe (barro y paja). Techo de madera y en algunas ciudades
como Contrebia belaisca (oppida) cuentan con edificios públicos de carácter
político y religioso que eran vistos como grandes edificios.
Entre los galaicos, astures y cántabros, los castros son pequeños poblados
emplazados en zonas altas que cuentan también con estructuras de defensa
militar como murallas, fosos, piedras hincadas, terraplenes… aunque de menor
envergadura que la de las ciudades celtibéricas. Estos pueblos usan la casa de
planta circular hecha en piedra y con techo vegetal (la planta cuadrangular es
introducida en la P.I. de la mano de los fenicios). No cuentan con un
urbanismo ordenado. Destacamos Casto de Viladonga de Lugo. Las
viviendas a veces incorporan hornos exteriores y estructuras para el
ganado. Destacan los castros de Coaña en Asturias y el de Santa Tecla en
Pontevedra.
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Hoy día por cultura Ibérica se entiende la surgida por el contacto entre
colonizadores fenicios y griegos y los diferentes pueblos que habitaban la
costa mediterránea de la P.I. Esos colonizadores al entrar en contacto con los
indígenas van a desencadenar un procesos de aculturación sobre la población
autóctona, que asumirá aspectos de los colonizadores y los adoptarán a sus
propias costumbres conformando la nueva cultura ibérica. Esta presenta una
serie de rasgos que se repiten en toda la franja comprendida entre Cataluña y
Huelva, aunque algunos van a variar de una zona a otra porque el sustrato
cultural indígena fue diferente en el momento de la colonización. Por tanto
debemos hablar de pueblos ibéricos, no de pueblo ibérico, ya que nunca todos
constituyeron una unidad política organizada. Cronológicamente la cultura
ibérica se desarrolla entre el año 600 a.C. y mediados del siglo I a.C.,
cuando es absorbida por el proceso de romanización.
- En Lérida se asentaron los ilergetes, entre los que destacan los caudillos
Indíbil y Mandonio, quienes en un principio combaten con los cartagineses,
luego pasan al bando romano de Publio Cornelio Escipión, y finalmente se
rebelan contra este, siendo asesinados entonces por los romanos.
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poblaciones se encuentran las de Oretum, Castulo, Baecula, Oburco y
Porcuna.
- Los turdetanos habitaron Huelva, Sevilla y Córdoba. En estas zonas era donde
se había desarrollado la cultura tartésica en un mayor grado. Por eso el de los
oretanos es el pueblo más culto de entre los ibéricos. Sobresalen aquí las
ciudades de Urso, Carmo e Ilipa, y Corduba.
Las fuentes nos dicen que estas comunidades podían estar gobernadas o
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por monarcas (regulos o reguli) o por consejos aristocráticos. Conocemos los
nombres de algunos de estos regulos: Orisos controlaba 12 ciudades; Culchas
en el 206 a.C. controlaba 28 oppida, aunque en el 127 a.C. solo aparece
controlando 17. El por qué de esto descenso puede deberse a que algunos
estados pudieron independizarse o a que Culchas fue castigado por Roma por
aliarse con los cartagineses y algunos estados le fueron arrebatados. También
sobresale Corribilo, regulo de Licabrum.
Sabemos que Gadir en el año 206 a.C. contaba con magistrados que recibían el
nombre de sufetes y también con un tesorero que controlaba la economía.
Con ello constatamos que copió las instituciones de gobierno cartaginesas.
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culto heroico después de su muerte, como parece deducirse de algunos grupos
escultóricos de ciertas necrópolis. Destaca el altar del Cerrillo Blanco de
Porcuna, un conjunto escultórico que hace referencia a un héroe que lucha
con una serie de fieras y animales mitológicos y que dirige a su comunidad
a la guerra. También destaca el complejo funerario heroico del Pajarillo en
Huelma, Jaén. En Azaila, Teruel, en un pequeño templo dentro de la ciudad,
encontramos de igual manera un conjunto escultórico en bronce donde se
representa a un caudillo local con su caballo siendo coronado por una Niké
(este santuario ya es urbano, no funerario).
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sabemos que tras la captura de Sagunto por los cartagineses su población fue
entregada como esclava a los soldados que habían participado en la conquista.
⮚ Economía.
Por otro lado, los ibéricos llevaban a cabo actividades cinegéticas, tal y
como atestiguan algunas escenas en cerámicas.
Por último, debemos decir que la P.I. es muy rica en yacimientos metalíferos.
Encontramos plata en Río Tinto y en Sierra Morena y hierro en Almedinilla,
Munigua y Málaga.
⮚ Cultura material.
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(Valdepeñas, Ciudad Real) se reconstruyó una casa de alfarero aparecida
durante la excavación.
Las necrópolis nos permiten conocer el armamento que los ibéricos usaban. La
falárica es un arma arrojadiza con punta de hierro y mango de madera muy
común. También abundan cascos ibéricos (alargados -scutum- y circulares) y
falcatas (espada corta y curva). Hemos hallado igualmente soliferrum, otro
tipo de arma arrojadiza.
⮚ Comercio y moneda.
⮚ Urbanismo.
Estos poblados no suelen ser muy grandes. Están en lugares estratégicos como
cruces de caminos. Normalmente existe un oppidum principal que controla a
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otros más pequeños. Emplean el OBULCO. Las casas se alinean en calles o
callejas donde pasaba el agua cuando llueve. Se alzaban sobre puntos
elevados y estratégicos para controlar las vías de comunicación, y debían estar
enlazadas visualmente unas con otras para transmitir mensajes de forma rápida
y eficaz.
Las plantas de las casas son cuadrangulares. Estas cuentan con un patio y tres
habitaciones: una para el telar, otra para la vivienda y por último otra para el
almacén. Estas construcciones para el hábitat presentan zócalo de piedra y
paredes de adobe o tapial. De pequeño tamaño (Vivir en Madrid o Barcelona
be like). Las techumbres son planas o ligeramente inclinadas, de cobertura
vegetal y madera, muro de adobe. Las viviendas raramente sobrepasan los
30 m2, lo que nos indica que son unifamiliares. Los suelos suelen ser de
piedra aprisionado y los techos con vigas de madera y cubierta vegetal. Las
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pieles de animales se usaban como contenedores de líquidos.
Había una habitación central, un comedor en la zona derecha que había cosas
de marfil, muebles, revestido, fíbulas por lo que se cree que esa zona era
residencial y en la izquierda era la de almacenes donde ha aparecidos ánforas,
recipientes para cereal, y 32 moleras de grano, por lo que quien viviera aquí
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tiene un control político y económico, además de encontrarse pesas, en la
habitación central aparecía un supuesto altar en forma de pie de toro donde se
sostenía una habitación superior en por lo que el espacio sagrado pasó a estar
en una zona más elevada, por las diferentes zonas del palacio se encontraron
elementos de guerrero, arneses de caballos y de carro, dos crisoles para fundir
metal, por lo que hay una serie de elementos que nos muestra ese control
político. Hoy día se tiende a pensar que nos encontramos ante residencias
rurales de linajes aristocráticos o como un santuario, aunque resida quien resida
en esta palacio controlaba bastante toda esta zona como la producción agrícola
y también poseía un estatus de rey. Dentro aparecieron cadáveres de seis
mujeres y un hombre. La única habitación que se vació fue la central.
Religión.
La religión ibérica es a día de hoy una incógnita, pues tenemos mucho material
arqueológico que hace referencia a ella, pero pocas obras literarias que nos
ayuden a su comprensión sobre todo de dioses y santuarios. Sabemos de la
existencia de un dios bastetano llamado Netón adorado en la ciudad de Acci. Se
testimonia el culto a una diosa madre, señora de la vida, la muerte y la
fecundidad. Representaciones de ella se piensa que pudieron ser las damas de
Baza o Elche (otros opinan que estas encarnan a sacerdotisas o mujeres de la
élite local). Son contenedores de cenizas como la de elche que tiene detrás un
hueco y la de Baza detrás en la silla. La dama de Baza tiene un pajarito en la
mano, animal que en la religión ibérica se consideraba una Epifanía de la
divinidad.
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por los colonizadores, como la Tarté fenicia o la Ártemis griega.
Otro lugar de culto está en las montañas, junto a bosques y manantiales, lugares
sagrados de especial belleza donde se producen epifanías. Destacan aquí el
santuario del Cigarralejo en Murcia, donde se han encontrado muchas
figurillas de équidos. Quizá aquí se adoraba a una divinidad protectora de los
caballos.
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Relacionada con ella se han hallado exvotos de pies.
⮚ Ritos funerarios.
2. Por debajo encontramos individuos también de alto rango pero menor que
los anteriores que se enterraban en sepulturas con estelas (con muestras de
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alfabeto ibérico) coronadas con leones o en tumbas de planta rectangular de
grandes dimensiones como la de la Dama de Baza, con techumbre de madera y
túmulo de tierra.
Las ciudades de Fenicia van a expandirse por todo el Mediterráneo desde el año
1.000 a.C. La principal metrópoli será Tiro, aunque Sidón también tendrá
mucha relevancia.
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Estos enclaves dependían de las ciudades de Fenicia, de donde se conseguían
las materias primas para comerciar. Pero los neosirios van a ocupar Sidón en el
677 a.C. y posteriormente Tiro va a caer en manos de los babilónicos en el 672
a.C. Los fenicios tras estos eventos entran en crisis y dejan de dirigir las
colonias que tenían en el Mediterráneo. Cuando las metrópolis son
conquistadas por estos imperios, las factorías quedan independientes y sin
tutela. Pero en sustitución del liderazgo de las ciudades de Fenicia va a surgir
Cartago, que va a asumir la dirección de las factorías fenicias del
Mediterráneo. También debemos recalcar que el que poderes mesopotámicos
ocupen Tiro y Sidón va a hacer que determinados grupos semitas, antes de
caer en su poder, marchen a las colonias. Con lo cual esto va a hacer que
aumente la población en las colonias y factorías fenicias, que se esforzarán
todavía más por cultivar las tierras que hay en torno a su territorio (ya no hay
solo expansión comercial, sino también agrícola).
En la P.I. los fenicios van a aparecer comerciando desde el siglo X a.C. Esta es
una etapa precolonial donde se observan viajes esporádicos con fines
comerciales. A partir del siglo VIII a.C. ya se van a crear asentamientos
estables cercanos a las zonas donde podían obtener los fenicios plata o estaño.
El más importante es Gadir, pero también sobresalen Toscanos en Málaga,
Malaca, Sexi en Almuñécar, Villaricos en Almería o Aljarque en Huelva.
Con la colonización fenicia se introducen en la P.I. nuevos cultivos como el
olivo y la vid, nuevos animales como la gallina, el alfabeto fenicio del que
derivan las lenguas ibericas, el torno en el trabajo del alfarero, el trabajo del
marfil y el bronce y el desarrollo del urbanismo. También incorporar nuevos
cultos hacia nuevas divinidades como Melquart y las diosas madres como
Astarté.
Los contactos de los griegos con la P.I. son muy antiguos. En algunos
yacimientos se han encontrado restos de cerámica micénica (s. XIII o XIV
a.C.)., aunque no sabemos si esta llega de forma directa o indirecta. Hay
relatos que nos hablan de los nostoi, los príncipes aqueos que tras la caída de
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Troya vuelven a su tierra, como Ulises, que puede ser que pasara por la P.I.
Los rodios pudieron llegar a la P.I. en el siglo VIII a.C. para fundar Rhode
(Rosas) en Cataluña según nos cuenta Estrabón. Pero no hay ningún
testimonio que lo confirme. Esta ciudad no ha dado material más antiguo al
sigo V a.C., con lo cual hay que descartar esta posibilidad.
Desde finales del siglo VIII a.C. ya debieron existir contactos comerciales
directos entre griegos y gentes peninsulares (Heródoto dice que Samos
comerció con la P.I. en esta fecha).
Igualmente, a finales del VII o inicios del VI a.C. llegaron los foceos, que
incluso conocieron a Argantonio, tirano de tartessos. Los foceos, que se
expanden por el Mediterráneo occidental, van a fundar Massalia en el 600
a.C. Y poco tiempo después los massaliotas van a fundar Emporión en el
Golfo de de Rosas. La idea de estos es comerciar en busca de metales.
Por un lado estaban interesados en la plata de la P.I, pero también desde
Massalia en la costa mediterránea de Francia buscaban el estaño de las
Casitérides (¿Islas Británicas? ¿Bretaña francesa?). Aquí se producía
estaño, fundamental para los talleres broncistas tanto griegos como fenicios.
En su trayectoria comercial este bajaba por la Ruta de la Plata hasta Andalucía,
donde los tartessos lo vendían a los fenicios. También existió una ruta
marítima que partía de Gadir y bordeaba la costa atlántica en dirección a las
Casitérides.
Pese a que desde la segunda mitad del siglo VI a.C. los cartagineses van a
intentar evitar el comercio de los griegos con los pueblos del sur
peninsular, este siguió desarrollándose. Los púnicos buscaban monopolizar el
comercio en determinadas zonas del Mediterráneo. En torno a los años 540-
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535 a.C. se dio la batalla de Alalia (ciudad focense de Córcega), en la que
foceos y griegos se enfrentaron. Los griegos ganan pero en una victoria griego
va a seguir desarrollándose desde Massalia, Ampurias y Rosas, e incluso
encontramos gran abundancia de material cerámico griego en el sur peninsular,
el cual trajeron mediante empresas comerciales mixtas. Los griegos también
comerciaron por el Guadalquivir.
- El de Himilcón, a inicios del siglo V a.C., que tenía como objetivo establecer
asentamientos púnicos en la costa atlántica y reactivar el comercio del estaño
con el sur peninsular. Son numerosos los asentamientos púnicos en la costa
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portuguesa. Poco después de este segundo periplo se detecta que los talleres de
bronce de Cartago experimentan un gran auge, al mismo tiempo que se detecta
en el siglo V a.C. una crisis económica en Massalia.
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su teoría es igualmente válida a día de hoy para un siglo u otro.
Por otro lado el comercio cartaginés supone una ruptura con la fase anterior de
época fenicia y griega, puesto que hasta el siglo VI estas gentes
comerciaban en las mismas zonas de la P.I. Los púnicos van a intentar
monopolizar toda la actividad comercial, abriendo nuevos caminos de
comercio. Aparte de los productos típicos del mundo fenicio, los cartagineses
van a traer otros elementos, como navajas de afeitar, huevos de avestruz llenos
de ocre que se usan en enterramientos, amuletos de pasta vítrea y hueso que
representan a dioses egipcios como Osiris y Horus, sarcófagos
antropomorfos, puntas de flecha de pedúnculo y aleta…
Cartago tras la Primera Guerra Púnica contra Roma (264-241 a.C.) había
perdido el control sobre Sicilia y sobre Cerdeña y por tanto necesitaba otros
territorios que le permitiesen paliar la pérdida y obtener nuevos recursos
económicos para recuperarse y para asumir los gastos de las grandes
indemnizaciones de guerra que le exigía Roma.
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La pérdida de los circuitos comerciales del Mediterráneo occidental solo podía
ser compensada con la creación de un imperio de bases comerciales y
territoriales en el norte de África y la P.I. Cartago en este momento
establecerá contactos con Gadir, Ebusus y Malaca para ello.
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En 226 a. C., ante la continua expansión del poderío púnico en Iberia,
dos importantes ciudades bajo la influencia griegas, Ampurias y Sagunto,
recurrieron a Roma, la cual, temerosa de esta expansión, trató de
delimitar el área de influencia púnica. El acuerdo, comúnmente denominado
Tratado del Ebro, limitaba la esfera de influencia púnica al Sur del río Iberus,
el río Ebro en la actualidad. Asdrúbal hubo de aceptar el acuerdo, debido a
que el dominio púnico no estaba aún lo suficientemente establecido como para
hacer peligrar la expansión púnica en un prematuro conflicto. Roma no
quería que los cartagineses accedieran al Ebro para que no se pusieran en
contacto con los celtas de la Galia y tuvieran la tentación de pactar una
colación para atacar Roma. Los romanos, para evitar estos problemas,
dejan la cuña de Cataluña vetada para los púnicos.
A finales del 219 a.C. Roma envió a Cartago Nova una embajada para recordar
a Aníbal que debía respetar el Tratado del Ebro y no actuar contra los
saguntinos, argumentando que Sagunto estaba protegida por Roma. Aníbal no
hizo caso alegando que Sagunto molestaba a los pueblos vecinos que eran
aliados de Cartago y que la obligación de esta era defender a sus gentes.
Cartago entonces somete a Sagunto a un asedio durante ocho meses.
Sorprendentemente, Roma no ayuda en nada a Saguntum en esos ocho
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meses, y espera hasta la caída de la ciudad para enviar una nueva
embajada a Cartago exigiendo la entrega de los responsables de la caída de
Saguntum. Amenaza con que, si no le entregan a Aníbal, les declararía la
guerra a los cartagineses.
Mientras el Senado romano enviaba todos sus efectivos a Hispania, Aníbal dejó
a su hermano Asdrúbal al frente de las tropas de la Península, y lanzó a su
ejército a una increíble travesía cruzando los Pirineos y los Alpes, para atacar
Roma por el Norte.
Pero Aníbal no dejó desprotegida Hispania cuando marchó a Italia, dado que
era su base de tropas y de metales preciosos. Los territorios hispanos quedaron
al mando de Hannón, otro general púnico, y de un hermano de Aníbal que
también se llamaba Asdrúbal.
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sigue su hermano Publio Cornelio Escipión con refuerzos militares. El objetivo
de Roma es cortar las fuentes de aprovisionamiento de hombres y monedas a
Aníbal.
Las primeras campañas de los Escipiones son exitosas. Se dará una batalla
naval en el Ebro en el 216 a.C. de la que los romanos saldrán victoriosos, los
que posibilitará en parte que en el 212 a.C. liberen Sagunto. Sin embargo, en el
211 a.C. los dos ejércitos de los hermanos romanos se adentran en el Alto
Guadalquivir y son derrotados por los cartagineses en Cástulo y Lorci. Los dos
Escipiones mueren y los romanos tienen que retirarse a la línea del Ebro.
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La conquista de Cartago Nova por los romanos no solo implicaba apoderarse
de los arsenales cartagineses: era un puerto fundamental para Cartago,
desde donde controlaba el comercio de plata. Los cartagineses además habían
retenido en Cartagena a 300 rehenes hijos y familiares de los jefes de
diferentes tribus hispanas. Era una forma de asegurarse su fidelidad. Roma,
para ganarse el apoyo de los indígenas, va a liberar a esos rehenes. A partir de
esta actuación diferentes pueblos hispanos van a firmar pactos de amistad con
Roma, entre ellos los caudillos ilergetes Indibil y Mandonio (aunque
algunos autores defienden que este último es ausetano).
Así, en el 206 a.C. Roma acaba con los últimos reductos de resistencia púnica
en la Península Ibérica. En este año, la principal ciudad fenicio-púnica de
Hispania cierra las puertas a los cartagineses y los restos del ejército cartaginés
no tiene más remedio que marcharse del lugar. La guerra ha terminado en la
P.I., y terminará por completo en la batalla de Zama del 202 a.C. con la
victoria absoluta de los romanos.
Roma tras el fin del conflicto fundó Itálica para los heridos de la batalla de
Ilipa. Lo hizo porque ya entonces tenía pretensiones de quedarse en la
Península. A todos efectos se trató de una ciudad indígena habitada por
hispanos, y no conservamos aquí restos romanos de antes del final de la
República.
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5. PRIMERA FASE DE LA CONQUISTA ROMANA DE HISPANIA.
Tras la conquista púnica, Roma controlaba el curso bajo del valle del Ebro, una
franja costera que discurría por la costa levantina, catalana y andaluza y el valle
del Betis, junto con el distrito minero de Cástulo. El resto del territorio
peninsular va a ir siendo conquistado poco a poco. Llama la atención que, tras
la expulsión de los cartagineses, la actitud de Roma hacia los indígenas
cambia. Ya no los mira como aliados, sino como sometidos, y por ello les va a
exigir tropas e impuestos.
A partir de ahora Roma va a enviar a Hispania a dos magistrados, cada uno con
su ejército generalmente, salvo en momentos de tranquilidad. Cada uno de ellos
va a tener una legión a su mando. Esto ocurre porque desde el primer momento
Roma va a tener que hacer frente a sublevaciones de los pueblos indígenas
puesto que estos se van a encontrar con la obligación pagar impuestos y
aportar tropas auxiliares al ejército romano.
Ya en el 206 a.C., una vez se ha marchado Escipión, los ilergetes con Indibil y
Mandonio como líderes, apoyados por los ausetanos, desde Cataluña van a
rebelarse contra Roma, a pesar de que durante la Segunda Guerra Púnica la
apoyaron. La rebelión va a ser aplastada sin contemplaciones. Indibil va a
ser asesinado y Mandonio crucificado. De la forma en que aplasta Roma esta
sublevación se ve que la situación ha cambiado totalmente. Roma ya no tiene
miramientos con los indígenas y va a exigir la entrega de su jefes, que van a
ser ejecutados, además de la entrega de metales preciosos y rehenes. En los
sitios más complicados van a establecer guarniciones para evitar que este tipo
de rebeliones vuelvan a suceder.
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controlada por un pretor con mando proconsular.
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Luego va a marchar a la provincia Ulterior para pacificarla. A su regreso
va a realizar una expedición por la meseta. Su objetivo era convencer a todas
las comunidades indígenas posibles de que dejasen de apoyar a los
sublevados. Así, una vez conseguido su propósito, tras pacificar las
revueltas va a volver a Roma con un gran botín donde va a celebrar su triunfo.
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ferocidad y cualidades guerreras de los pueblos a los que se estaban
enfrentando hacía que ningún romano quisiera participar en estas guerras.
Roma además tendrá que efectuar un gran despliegue militar,
enfrentándose a una gran variedad de tribus indígenas independientes,
aunque muchas se unirán frente a un mismo enemigo. Ya que el terreno
ofrecía pocos recursos, las expectativas de botín eran bastante limitadas. Los
soldados romanos estaban muy demotivados con estas guerras, ninguno
quería colaborar en ellas.
Dentro de estas guerras hay que hacer una diferenciación entre las lusitanas y
las celtibéricas.
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Manlio Acidino, gobernador de la Citerior, y a Cayo Catinio Calpurnio,
de la Ulterior, causando 5000 bajas en los ejércitos romanos. Después de esto,
la guerra va a estallar de forma brutal tras el gobierno de Hispania Ulterior de
Servio Sulpicio Galba. Este, al llegar a la provincia en el 151 a.C., va a
reunir a los lusitanos prometiéndoles repartirles tierras. Una vez teniéndolos
a todos concentrados en el mismo lugar, va a desarmarlos y a exterminarlos en
buen número, según nos describe Apiano. A partir de aquí van a estallar con
toda su crudeza las guerras lusitanas.
Viriato fue de los pocos que consiguió escapar de esta matanza. Sabemos muy
poco de él. Las fuentes nos hablan de sus cualidades de líder, haciendo hincapié
en el mérito de haber conseguido aunar a muchas comunidades lusitanas bajo
su jefatura. Logró derrotar sistemáticamente a las tropas romanas desde el 147
a.C. hasta que fue asesinado en el 139 a.C. Va a realizar expediciones que van a
a llegar a Córdoba, a Martos y hasta la provincia de Granada. Era un
buen estratega. Mediante una táctica de retirada simulada va a lograr acorralar
a un ejercito de 18.000 soldados romanos en Erisana mandados por
Quinto Fabio Máximo Serviliano. Para liberar a esos hombres va a obligar al
general romano a que desfile en actitud de sometimiento. Para salir con vida
del asedio Máximo Serviliano firma un tratado de paz en el 140 a.C. entre
Roma y Viriato en el cual este último recibe el título de “amigo del pueblo
romano” y se le ratifican todos los territorios que había conquistado. No
obstante, nunca llegó a legalizarse porque el Senado se negó a ratificarlo.
El sucesor de Viriato firma la paz con Julio Bruto, otro general romano, en el
137 a.C. Este, que conoce el problema de falta de tierras de los
lusitanos, decide asentar a los grupos de soldados lusitanos que habían firmado
la paz con Roma en Brutóbriga (Santarém, Portugal) para evitar que estos
continúen ejerciendo el bandolerismo en ciudades romanas. Pese a lo
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señalado, van a seguir estallando revueltas esporádicas en la Lusitania hasta
que se instaura el gobierno de César en el 61 a.C., el cual consigue terminar
con todo foco revolucionario anti-romano.
En el año 154 a.C., pese a los supuestos tratados con Roma que lo impedían,
los belos van a decidir ampliar la fortificación la ciudad de Segeda,
cerca de Calatayud. Su intención es concentrar a su población en Segeda,
trayéndose a vivir al oppidum principal a celtíberos de otras comunidades
cercanas. Roma intervino avisando a los belos de que esto, según los tratados
que firmaron los celtíberos con Tiberio Sempronio Graco, estaba probado.
Pero los belos argumentaron que esos tratados les prohibían construir
nuevas ciudades amuralladas, no ampliar las antiguas. Roma en este punto
decide dar comienzo al conflicto.
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(belos, titios y arévacos) que fue aceptada por el Senado de Roma por decisión
popular. Esto ocurrió porque los romanos no querían ir a la guerra de
Numancia, sino que buscaban la paz porque temían la violencia de los
celtíberos y además sabían que estas guerras se estaban produciendo en una
zona muy pobre a nivel agrícola (recibirían poco botín) y sujeta a las
inclemencias del clima.
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disciplinó a las tropas que se hallaban en las provincias, tropas totalmente
desmoralizadas por las continuas derrotas ante los enemigos. Durante el
verano, saqueó las tierras de los vacceos para que no ayudaran a los
numantinos, y en la primavera del 133 a. C. inició el definitivo asedio de
Numancia con un ejército de cerca de 60.000 hombres. Rodeó la ciudad
con siete campamentos, fosos y torres de vigilancia y cortó el Duero para que
los sitiados no pudieran recibir ayuda. Los intentos de eludir el cerco o las
peticiones de ayuda a otras ciudades de los celtíberos fueron infructuosos. La
ciudad arévaca en el 133 a.C. fue reducida por hambre y los supervivientes o se
suicidaron o fueron reducidos a la esclavitud, quedando deshabitada hasta
comienzos del Imperio. La ciudad fue arrasada y su territorio se repartió entre
sus comunidades vecinas. Su destrucción puso fin a las guerras celtíberas
y aunque hubo otras rebeliones en el siglo I a. C. (guerras sertorianas,
guerra cimbria), nunca volvieron, como pueblo, a inquietar a los romanos.
La conquista romana de las Islas Baleares tiene lugar entre los años 123 y el
122 a.C. Estas ya contaban con fundaciones fenicias como Ebussus que van a
continuar y con mayor auge en época cartaginesa. Tenían fama en estas islas
los honderos baleáricos. Tras la derrota de Cartago en la Tercera Guerra
Púnica en el 146 a.C., Roma no había aún ocupado las islas, que se habían
convertido en un nido de piratas. No obstante, los romanos eran conscientes
de que estas eran fundamentales para asegurar las comunicaciones
marítimas en el Mediterráneo occidental.
En el 123 a.C. Roma manda a Quinto Cecilio Metelo para conquistar las
Baleares. Metelo va a acabar con los piratas, va a someter a los indígenas y va
a establecer 3.000 colonos latinos en las ciudades de Palma y Pollentia (no
sabemos si con licenciados del ejército hispano o con emigrantes civiles
procedentes de Italia).
Una vez conquistadas las Baleares, a Roma tan solo le quedará apoderarse del
noroeste peninsular (zona de cántabros, astures y galaicos) para finalizar su
conquista de Hispania, aunque esa tarea la emprenderá Augusto una vez se
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haga con el poder.
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