Está en la página 1de 18

A C U E R D O

En la ciudad de La Plata, a 8 de septiembre de

2004, habiéndose establecido, de conformidad con lo

dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el

siguiente orden de votación: doctores Soria, Negri,

Pettigiani, Roncoroni, Kogan, Genoud, se reúnen los señores

jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario

para pronunciar sentencia definitiva en la causa B. 56.214,

"Romeo de Marín, Beatriz Leonor contra Banco de la

Provincia de Buenos Aires. Demanda contencioso

administrativa".

A N T E C E D E N T E S

I. La actora presenta demanda contencioso

administrativa contra el Banco de la Provincia de Buenos

Aires a fin de que se dejen sin efecto las resoluciones de

fechas 9-IX-1994 y 22-IX-1994 por las que se dispuso su

cesantía como Jefe de Sección del Departamento de Asuntos

Jurídicos de la casa matriz de la citada entidad bancaria.

Solicita se ordene su reincorporación al cargo y se condene

a la demandada al pago de una indemnización por el tiempo

que no ejerció el cargo.

II. Corrido el traslado de ley, se presentó el

representante del Banco de la Provincia y solicitó el

rechazo de la demanda en todas sus partes, con expresa

imposición en costas.
III. Agregadas las actuaciones administrativas,

no habiendo presentado alegato las partes, corresponde

plantear y votar las siguientes

C U E S T I O N E S

1º) ¿Es fundada la demanda?

En caso afirmativo

2º) ¿Qué reparación corresponde fijar?

V O T A C I O N

A la primera cuestión planteada, el señor Juez

doctor Soria dijo:

I. La actora relata que comenzó a cumplir tareas

en el Banco a partir del año 1980 en el carácter de

empleada y que llegó a desempeñarse como Jefe de Sección de

Asuntos Jurídicos.

Continúa diciendo que desde el año 1991, empezó a

sufrir afecciones psíquicas que derivaron en sucesivas

internaciones clínicas o bien reposo domiciliario, y que

atento esta circunstancia y con el objeto de causar el

menor perjuicio al Banco, tomó algunas medidas entre las

que destaca una licencia sin goce de sueldo.

Agrega que, a pesar de ello, la accionada le

inició un sumario que culminó con la resolución de fecha

22-IX-1994 que dispuso su cesantía a partir del 30-XI-1992

imputándosele abandono de trabajo a partir de tal fecha e

inasistencias injustificadas entre el 24-VIII-1992 y el 15-


IX-1992.

Señala que el abandono de trabajo se configura

cuando una vez intimado el trabajador, éste no presenta una

justificación de su inasistencia. Afirma que en su caso no

se configuró tal situación desde que sus inasistencias

resultaron justificadas. En tal sentido, indica que el 24-

VIII-1992 presentó un certificado médico que prescribía

treinta días de reposo y que a la semana de ser convocada a

una Junta Médica fue internada en la Clínica San Agustín.

Finalmente añade que cuando pudo reincorporarse a

sus tareas, se le negó tal posibilidad bajo el argumento de

encontrarse suspendida preventivamente debido a un supuesto

abandono de cargo.

Estima que conforme los arts. 180 y 184 del

reglamento del Banco dicha decisión es ilegal.

II. A su turno, el representante del Banco de la

Provincia de Buenos Aires solicitó el rechazo de la

demanda.

Niega los argumentos de hecho y de derecho

vertidos en la demanda y dice que por el contrario la

actora exteriorizó durante un prolongado período falta de

voluntad para trabajar y un marcado desinterés por

conservar su empleo.

Destaca que reiteradas veces se la intimó a que

concurriera al Servicio Médico de casa matriz La Plata a


fin de ser sometida a un control médico. Ante su

incomparecencia el 26-VIII-1992 se la intimó a que se

reintegrase a sus tareas.

Señala que el 10-VIII-1992 el Servicio Médico le

efectuó un control, ratificado el 24-VIII-1992. La Junta

Médica entendió que la actora estaba en condiciones de

presentarse a trabajar el 24-VIII-1992, mas con horario

reducido y sin atención al público. Nuevos telegramas

fueron cursados para hacerle conocer tal resultado,

conteniendo las respectivas intimaciones a presentarse en

su puesto de trabajo. Agrega que ante la remisa actitud de

la actora, las inasistencias correspondientes al período

24-VIII-1992 hasta el 15-IX-1992 fueron codificadas como

ausente sin aviso.

Expresa que la interesada continuó evadiendo las

intimaciones, aduciendo nuevos síntomas de su dolencia.

Como consecuencia, se llevaron a cabo nuevas Juntas Médicas

en las que se determinó que la reclamante estaba en

condiciones de trabajar. Nuevamente la actora fue intimada

a concurrir a su lugar de trabajo.

Apunta que ante la reiterada incomparecencia se

inicio un procedimiento sumarial que culminó con las

resoluciones atacadas.

Considera que la reclamante no arrimó pruebas que

desvirtúen el cargo imputado, que fue acabadamente


respetado el debido proceso legal y teniendo en cuenta las

amplias facultades que tiene la Administración para valorar

y calificar los hechos, no se advierte cual fue el agravio

sufrido.

III. De las actuaciones administrativas surgen

los siguientes elementos útiles para resolver la cuestión:

1. El 10-VIII-1992 el servicio médico del Banco

de la Provincia emitió un dictamen por el que se indicó que

la actora debía reintegrarse a partir del 24-VIII-1992 (fs.

190, exp. adm. 9366).

2. El 24-VIII-1992 el servicio médico citado

emitió un informe donde se hace constar que en esa fecha la

demandante presentó un certificado médico, expedido ese

mismo día, donde se prescribía una licencia médica por

enfermedad por el lapso de 30 días (cfr. fs. 70). Ante

ello, se ratificó el dictamen del 10-VIII-1992 y se

consideró injustificadas la inasistencia (fs. 53, exp. adm.

cit.).

3. Ante la incomparecencia de la señora Romeo de

Marín el 26-VIII-1992 se remitió un telegrama por el que se

la intimó a reintegrarse a sus tareas (fs. 71, exp. adm.

cit.).

4. El 31-VIII-1992 la actora solicitó una nueva

Junta Médica (fs. 72, exp. adm. cit.).

5. El 1-IX-1992 se la intimó nuevamente a la


reclamante a reintegrarse a las tareas bajo apercibimiento

de lo dispuesto en el art. 174 y sgtes. de la circular 3

parte VII del grupo 44, reiterándose el trámite el 14-IX-

1992. Frente el apercibimiento se agregaron certificados

extendidos por el doctor Barani, en los que consta que la

reclamante seguía con un cuadro depresivo y que

posteriormente se la internó (fs. 74/82, exp. adm.).

6. El 15-X-1992 a requerimiento del Banco se

agregó un certificado del doctor Barani donde consta que en

esa fecha se dio el alta de la reclamante y pasaba ser

tratada en forma ambulatoria (fs. 84, exp. adm. cit.).

7. Ante tal circunstancia entre el 7-XI-1992 y el

10-III-1993 al menos cinco telegramas fueron enviados a la

actora intimando a que se presentase ante el servicio

médico. Frente a las intimaciones, la demandante presentaba

nuevos certificados médicos que indicaban que por su salud

no podía concurrir (fs. 84/104, exp. adm. cit.).

8. En un informe de fecha 9-XII-1992 surge que no

habiendo comparecido la actora a las Juntas Médicas fijadas

para los días 26 y 29 de octubre de 1992, el 4-XI-1992 fue

enviado a su domicilio un médico inspector -el doctor

Canelo-. El galeno posteriormente informó que se trataba de

una paciente ambulatoria que podía viajar acompañada. Ante

ello, la señora Romeo fue citada a nuevas Juntas Médicas

los días 10-XI-1992 y 19-XI-1992. Los facultativos


acordaron otorgarle 10 días adicionales de licencia, con la

indicación de utilizarlos para preparar su reintegro a

partir del 30-XI-1992 (fs. 23, 187, 192, exp. adm. cit.).

9. A fs. 90 obra la prescripción médica emitida

por el Banco que indica que la actora debía reintegrarse a

partir del 30-XI-1992. A fs. 91 consta un certificado

extendido en esa fecha por el señor Barani donde aconseja

prolongar por 30 días la licencia.

10. Ante tal circunstancia, la actora fue

nuevamente intimada a prestar su débito laboral, bajo

apercibimiento de procederse conforme estatuye el art. 174

del reglamento de disciplina. Como respuesta la actora

presentó nuevos certificados (fs. 7, 9, 14, 19, 145/155,

exp. adm. cit.).

11. El 28-V-1993 se dispuso el inicio de un

sumario por inasistencias no justificadas en el que se

dispuso la suspensión preventiva y finalmente la cesantía

por abandono del cargo.(fs. 60, exp. adm. cit.).

12. De la prueba testimonial que obra a fs. 121

de estos actuados, en la que depuso el doctor Barani, surge

que la actora padece de hipomanía y depresión, que estaba

bajo tratamiento a cargo del deponente desde el año 1989 y

seguía a la fecha de la declaración. Asimismo el doctor

Barani reconoció los certificados que había expedido y que

obran en el expediente administrativo como también que la


actora fue internada en la Clínica San Agustín. Resaltó

que, a pesar de su dolencia, la señora Romeo de Marín

comprendía sus deberes como empleada del Banco de la

Provincia.

13. De los informes remitidos por la Clínica San

Agustín surge que la actora estuvo allí internada desde el

15-IX-1992 al 15-X-1992 (fs. 136 y 137, exp. jud.).

14. En su declaración absolutoria la actora

reconoció haber sido visitada por los médicos del Banco

(aunque no por el doctor Canelo) y haber concurrido a la

Junta Médica del 19-XI-1992 pero no en los términos

señalados.

15. En la prueba pericial, por su parte, se

consigna que los datos obtenidos coinciden con el trastorno

del humor en forma bipolar, caracterizado por períodos

depresivos y de exaltación hipomaníaca, y padecido por la

actora. Asimismo se indica que no resulta posible

establecer con certeza si el comienzo del trastorno fue

anterior al año 1992, más se afirma que el período de mayor

severidad habría coincidido con el de internación y que las

funciones síquicas, al momento del estudio, son normales

experimentando una muy leve exaltación emocional.

IV. De las constancias de la causa, el obrar

administrativo cuestionado resultó ajustado a derecho. La

demanda, en consecuencia, debe ser rechazada. Si bien, como


se verá, inasistencias que se tienen por injustificadas, a

mi juicio no son tales, la cesantía deviene ajustada a

derecho por haberse configurado el abandono de trabajo que

se le imputara a la actora.

1. Conforme el art. 24 inc. a) del Reglamento de

Disciplina de la entidad bancaria, es causa para sancionar

con la cesantía la inasistencia de tres días continuos o

cinco discontinuos en el término de treinta días o de diez

discontinuos en un período de doce meses, cuando las mismas

no resulten justificadas en el curso del sumario.

El demandado juzgó injustificadas las

inasistencias en que incurriera la actora desde el 24-VIII-

1992 al 15-IX-1992. La incomparecencia de la reclamante

frente a las reiteradas intimaciones y la insuficiencia de

los certificados médicos acompañados por la interesada para

neutralizar tales requisitorias fueron, en suma, las

razones que llevaron a la institución financiera a

considerar ausente sin motivo a la aquí actora.

Empero, las probanzas acompañadas y así como las

producidas en el sub discussio me permiten formar

convicción sobre la necesidad de introducir cierta

morigeración en tal juicio valorativo. Reparo que el último

día del período no justificado (15-IX-1992), la actora fue

internada en la Clínica San Agustín por un mes y que según

la prueba de expertos, es muy probable que el período de


mayor virulencia de la dolencia haya coincidido con aquél

de internación. Teniendo en cuenta que estos elementos no

fueron controvertidos en la causa, resulta razonable

apreciar con menor rigor la suficiencia de los certificados

médicos adunados por la actora durante ese período, pues

ellos bien pudieron exteriorizar un menoscabado estado de

salud de la paciente, que tornara razonable su ausencia del

lugar de trabajo.

Por lo menos hasta la realización de la Junta

Médica del 19-XI-1992, en donde los profesionales

intervinientes pudieron efectuar un nuevo diagnóstico de la

realidad psíquica de la reclamante, las inasistencias en

que incurriera la ex agente con anterioridad al período de

internación a la que fuera sometida y que justificara con

certificados del galeno que guiaba su tratamiento

particular, no reúnen la condición que se les diera por los

actos impugnados, por lo que, mal pudieron se valorados

como causal de cesantía.

Si bien es cierto que, en función de los

principios de oficialidad y averiguación de la verdad

material (doctr. causas B. 51.912, "Ferreira", sent. de 27-

XII-1991, "Acuerdos y Sentencias", 1991-IV-783; B. 54.006,

"Berto", sent. de 7-VII-1998, "D.J.B.A.", 155:179; B.

50.082, "Pilomeno de Questa", sent. de 26-X-1999,

"D.J.B.A.", 157:214), la demandada pudo ponderar las


inasistencias en que incurriera la reclamante menos

disvaliosamente, ello de ningún modo invalida el obrar

administrativo al disponer la cesantía fundada, no ya en la

ausencia sin motivo, sino en el más grave abandono de

trabajo, como se expondrá seguidamente.

2. El art. 174 del Reglamento de Disciplina del

Banco de la Provincia de Buenos Aires imputa "abandono de

cargo" al agente que incurriera en tres asistencias

consecutivas sin aviso previo, e intimado en la forma

prevista en ese reglamento, no se reintegre en el término

conferido. Por su parte el art. 177 del mismo cuerpo

normativo obliga intimar al agente para que se reintegre a

sus tareas y justifique sus inasistencias.

Según fuera reseñado precedentemente, el

4-XI-1992 fue enviado un médico inspector al domicilio de

la actora, quién luego de la visita concluyó que aquélla

podía trasladarse acompañada hacia su lugar de trabajo a

los efectos de someterse a una Junta Médica. El 19-XI-1992

se llevó a cabo la reunión de profesionales con la actora

arribándose a la conclusión que la reclamante debía

reincorporarse a partir del 30-XI-1992. Si bien la

impugnante en su declaración absolutoria desconoció lo

realizado en esa Junta, no dio razones ni acompañó

elementos de peso que permitan desvirtuar las conclusiones

a las que arribaron en aquella oportunidad los facultativos


intervinientes.

Como reiteradamente lo ha sostenido esta Corte,

teniendo en cuenta el carácter de juicio pleno en que se

desenvuelve la acción contencioso administrativa y que las

facultades con que cuentan las partes para probar los

hechos justificativos de la pretensión son particularmente

amplias, incumbe a la actora la carga de demostrar la

realidad de la situación fáctica en que sustenta su

reclamo, no sólo por revestir tal calidad en el proceso

(arg. art. 375, C.P.C.C.), sino también en virtud de la

presunción de legitimidad que distingue a la actividad de

la Administración pública (doctr. causas B. 49.793,

"Bianco", sent. de 13-X-1987, "Acuerdos y Sentencias",

1987-IV-315; B. 49.170, "Carlos H.E. Rasch Constructora

S.R.L.", sent. de 15-III-1988, "Acuerdos y Sentencias",

1988-I-332; B. 49.784, "Banco Español del Río de la Plata",

sent. de 31-V-1988, "Acuerdos y Sentencias", 1988-II-307;

B. 48.463, "Scheverin", sent. de 27-XII-1988, "Acuerdos y

Sentencias", 1988-IV-760; B. 49.255 "Vazquez", sent. de

12-IV-1989, "Acuerdos y Sentencias", 1989-I-664; causas B.

49.858, "Brave Construcciones S.A.", sent. de 25-VII-1989,

"Acuerdos y Sentencias", 1989-II-746; B. 50.087, "Playa

Grande", sent. de 8-IX-1992, "Acuerdos y Sentencias",

1992-III-373; B. 51.667, "Terreri", sent. de 2-IX-1997; B.

57.150 "Humbertman", sent. de 6-IV-1999, "D.J.B.A.",


156-243; B. 55.353, "Cobos", sent. de 21-VI-2000).

No pasa inadvertido el desinterés probatorio de

la actora tendiente a desvirtuar las conclusiones de

aquella Junta Médica del 19-XI-1992. Advierto que a la

fecha en que debía reincorporarse a trabajar, la reclamante

nuevamente acompaña un certificado de su médico particular

en el que se le prescribía licencia adicional por padecer

la dolencia ya estudiada por la referida Junta y frente a

la que los profesionales actuantes concluyeran en la

procedencia del reintegro al trabajo por parte de la ex

agente. Ello, unido a los sucesivos intentos por

neutralizar la serie interminable de intimaciones que la

demandada le cursara mediante idénticas prescripciones

médicas emanadas de su galeno particular, no puede disputar

a la Administración la legitimidad de su accionar.

Para más, superado el estado de mayor debilidad

frente a la enfermedad -durante los 30 días de internación-

fue el propio profesional de consulta que trataba a la

actora quién introdujo un nuevo elemento de examen que, a

mi entender, permitieron a la demandada valorar con mayor

rigor las ausencias de la impugnante: el 15-X-1992, la ex

agente fue dada de alta y pasó a ser tratada en forma

ambulatoria por su médico de cabecera.

Tiene dicho esta Corte que el abandono de

trabajo, habilitante para la aplicación de una sanción de


cesantía, se configura con la actitud del dependiente que

sin motivo deja de concurrir al empleo con el propósito

expreso o presunto de no cumplir en lo sucesivo con su

prestación de servicios, sin que medie justificación alguna

( doct. causa B. 59.013, "Meza", sent. 4-IV-2001). No

acreditado por la demandante imposibilidad absoluta de

concurrir (cfr. doct. B. 50.252, "Coronel", sent. de

12-V-1992) u otros extremos exculpatorios que le hubieran

permitido repeler la requisitoria a prestar servicios (cfr.

doct. B. 53.040, "Buján", sent. de 7-XII-1999), juzgo

configurado en el caso el abandono de cargo, pues la

obligación esencial de la relación de empleo público no fue

prestada (doct. causas B. 49.591, "Fernández Roma", sent.

de 9-II-1988; B. 48.807, "Imbelloni de Sotelo", sent. de

28-II-1989; B. 50.572, "Díaz", sent. de 14-VIII-1990), a

pesar de las reiteradas intimaciones cursadas por la

Administración (doct. causa B. 55.872, "Pretto", sent. de

20-IV-1999).

Por lo expuesto, corresponde que la demanda sea

desestimada.

Atento el sentido de la decisión no corresponde

sea tratada la restante cuestión.

Voto por la negativa.

Costas por su orden (arts. 78 inc. 3 de la ley

12.008 –según ley 13.101- y 17, ley 2961).


Los señores jueces doctores Negri y Pettigiani,

por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria,

votaron la primera cuestión también por la negativa.

A la primera cuestión planteada, el señor Juez

doctor Roncoroni dijo:

En virtud del mandato de los arts. 15 y 39 inc. 3

in fine de la Constitución provincial, he de apartarme de

la solución propuesta en el primer voto.

1. Se encuentran contestes las partes en cuanto a

que la accionada dispuso la cesantía de la actora por

Resolución 2261/1994, en la relación de empleo público que

mantenían, por inasistencias injustificadas entre el 24-

VIII-1992 y el 15-IX-1992 y por abandono de cargo a partir

del 30-XI-1992.

La referida resolución, según reza, fue tomada en

el marco de un sumario (nº 9366 iniciado el 28-V-1993)

iniciado a raíz de los antecedentes elevados por la

Gerencia de Recursos Humanos, por inasistencias

injustificadas de la encartada.

En el marco del mismo se reseña, en el acto

administrativo en crisis, que la aquí actora solicitó como

prueba de descargo ser sometida a nueva Junta Médica y que

si bien en principio se había accedido a ello, ésta no hubo

de realizarse atento que fue encomendada al mismo servicio

médico que por haber intervenido previamente se limitó a


ratificar lo actuado, considerando improcedente efectuar

una nueva por conductas anteriores de la sumariada, lo que

fue receptado en un nuevo dictamen jurídico y en el Acta de

la Gerencia General del 17-XII-1993 que terminó por

rechazar el pedido.

2. Sin perjuicio de tal violación al derecho de

defensa que por sí torna procedente la acción, he de

señalar que conforme surge del expediente administrativo y

fuera señalado por el distinguido colega (punto III aps. 8

y 9), la Junta Médica a la que fue citada la actora en el

mes de noviembre de 1992, dispuso otorgarle 10 días

adicionales de licencia, con la indicación de utilizarlos

para preparar su reintegro a partir del 30-XI-1992.

Tal circunstancia establece en mi criterio un

antes y un después, pues por un lado convalida las

inasistencias anteriores, y por otro marca claramente que

desde entonces la empleadora se negó a verificar el estado

de salud posterior de la accionante, quien con la

presentación de certificados médicos que le indicaban

reposo extendió su período de inactividad hasta el 1-VIII-

1994, en que aduciendo la recuperación de su salud

pretendió reincorporarse a sus tareas, lo que se frustró

por la Resolución de la Gerencia General que dispuso su

suspensión preventiva.

3. Que el médico tratante depone a fs. 121/121


vta. que el trastorno padecido por la actora le impedía

realizar sus tareas (respuesta nº 9), lo que es corroborado

por el Perito Médico, quién por lo demás sitúa el período

de mayor severidad que habría coincidido con el de la

internación, que fue inmediato posterior al último día de

las primeras inasistencias (arts. 384, 474 y 163 inc. 5 del

C.P.C.C.; 77 inc. 1º, ley 12.008 –texto según ley 13.101-).

No se me escapa que su galeno al declarar sostuvo

que aquélla comprendía los deberes como empleada, como se

señala, pero en mi entender ello no la coloca en peor

situación, pues en todos los casos ésta trató de justificar

su inasistencia a través de los correspondientes

certificados médicos.

Ha sido la negativa de la empleadora a realizar

una nueva Junta Médica la que le impidió en su caso

justificar, como en el caso anterior, las ausencias entre

el 30-XI-1992 y el 1-VIII-1994.

4. Por las razones expuestas he de proponer

acoger la demanda, anulando las Resoluciones de fecha 9-IX-

1994 y 22-IX-1994, y en su consecuencia mandando a

reincorporar a la actora en el cargo que detentaba al

momento de ser ilegítimamente cesanteada.

Costas por su orden (arts. 78 inc. 3º, ley 12.008

–texto según 13.101- y 17, ley 2961).

Voto por la afirmativa


Los señores jueces doctores Kogan y Genoud por

los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votaron

por la negativa.

Con lo que terminó el acuerdo dictándose la

siguiente

S E N T E N C I A

Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por

mayoría, se rechaza la demanda interpuesta.

Costas por su orden (arts. 78 inc. 3º, ley

12.008, -texto según ley 13.101- y 17, ley 2961).

Regúlanse los honorarios de las letradas de la

parte actora doctoras María Cristina Anglada y Claudia

Noemí Carreiras, en las sumas de pesos ... y ...,

respectivamente (arts. 9, 14, 15, 16, 22, 26, 28 inc. "a",

44 inc. "b" segunda parte y 54 del dec. ley 8904),

cantidades a las que deberá adicionarse el 10% (ley 8455).

Regístrese y notifíquese.

También podría gustarte