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La Carretanagua

En esas noches en las que la oscuridad abunda, se dice que sale a rondar la
Carretanagua, anunciando desgracias para los pueblerinos de una localidad
determinada. La poca gente que dice haberla visto, afirma que se trata de una
carreta vieja que se encuentra en muy malas condiciones.

Esto hace que sus ruedas hagan demasiado ruido, provocando que la gente se
quede en sus casas hasta que el estruendo cesa. En vez de toldo, ese transporte
se encuentra cubierto por una sábana de color blanco.

Por su parte, la conductora de la carreta, no es otra que la muerte, quien viaja


acompañada de una filosa guadaña, misma que recarga sobre su hombro
izquierdo.

En vez de caballos, los animales que sirven para remolcarla son un par de
bueyes, los cuales por su aspecto parece que los sacaron de un cementerio.
Uno de estos es de una tonalidad negruzca, en tanto que el otro tiene un pelaje
muy similar al color del melocotón.

Lo extraño es que jamás dobla en las esquinas. Si por alguna razón se topa con
una o llega a un callejón, simplemente se desvanece y aparece en otro sitio del
poblado.

Desgraciadamente, no hubo nadie que me supiera decir cuál es el origen de la


Carretanagua. No obstante, investigando un poco más a fondo, me pude dar
cuenta de que de alguna forma ese transporte anuncia la muerte de un
lugareño.

Pues según lo que me dijo un amigo nicaragüense, cada vez que se escucha el
rechinido de sus llantas, una persona muere al día siguiente de manera
inexplicable.
La mariposa y la luciérnaga

La historia de la mariposa y la luciérnaga es un cuento infantil escrito por


Lorena Aráuz, en el que la temática principal es la amistad entre estos dos
insectos.

La narración comienza con la mariposa y la luciérnaga jugando en la loma


felizmente, hasta que la luciérnaga empuja a la mariposa. Esta se cae y se
quiebra sus dos alas. Debido a este accidente, la mariposa tuvo que asistir al
hospital de emergencia, donde le diagnosticaron que más nunca podría volar.

La luciérnaga se puso muy triste y comenzó a llorar por lo que le había hecho
a su amiga; los padres de Ángela –así se llamaba la mariposa— le reclamaron
a la luciérnaga por lo que había hecho y le prohibieron volver a ver a su hija.

La luciérnaga, muy triste por todo lo que había pasado, decidió irse a su casa y
relatarle todo lo sucedido a su padre. El padre le dijo que debía olvidarse de
Ángela y buscarse otra amiga; sin embargo, la luciérnaga aseguró que no
había nadie como ella y que quería pedirle perdón por todo lo ocurrido.

El padre le dio permiso para visitar a Ángela, por lo que las dos amigas
pudieron reunirse. La mariposa, que tenía corazón bondadoso, decidió
perdonar a la luciérnaga porque ambas se querían mucho y no deseaban perder
la amistad.

Este cuento aborda la importancia del valor de la amistad. Además, defiende


el perdón y el entendimiento entre los amigos.
Breve Historia de Nicaragua
Los vestigios más antiguos
En el panorama paleontológico de América, Nicaragua ocupa uno de los primeros
lugares. Así lo indican más de doce sitios arqueológicos con huesos petrificados de
animales prehistóricos, distribuidos en el Norte, Centro y Sur del País. Sólo para
poner dos ejemplos, citemos las huellas de bisonte detectadas en “El Recreo”,
departamento de Managua; y el yacimiento fosilífero de “El Bosque” –a doce
kilómetros de Pueblo Nuevo, sobre el camino entre esa población y San Juan de
Limay- que en 1976, después de una prolongada excavación científica, fue escenario
de un Simposio de paleontólogos y arqueólogos.
Las corrientes migratorias
La primera corriente se ubicó en el bosque seco tropical del Pacífico. Perteneciendo
a las familias lingüísticas del Norte de América (Hokan-Siux, Oto-Mangue y Uto-
Azteca), constó de varios pueblos: Maribios o Sutiavas, Mangues o Chorotegas, y
Nahuas o Nicaraguas (llamados también Niquiranos). Asentados en llanuras
cercanas a los lagos y volcanes, dichas culturas se organizaban en pueblos o villas
agrarias bajo gobiernos teocráticos encabezados por menexicos (concejos de
güegües o viejos) o por teytes (o caciques). Afines totalmente a los pueblos
superiores de México, mantenían un activo comercio de trueque o intercambio con
los pueblos vecinos.
Sutiavas, Chorotegas y Nicaraguas, por tanto, se hallaban en la citada zona del
pacífico a la llegada de los españoles, estaban íntimamente relacionados con los
Tlapanecas de Oaxaca, y oriundos del territorio correspondiente al Estado de
Guerrero, México –aunque con antecesores en los Estados Unidos, como los
Hokanos de California-. Los Subtiavas o Maribios arribaron a Nicaragua siguiendo a
los Mangues o Chorotegas. Atravesando El Salvador y la Costa Occidental de
Honduras, penetraron por el río Negro alrededor o después del siglo XI de nuestra
era. Los Maribios ocuparon la zona llana al Oeste de la cordillera volcánica del
mismo nombre (adulterada posteriormente en Marrabios) que los españoles
bautizaron provincia de los Desollados. ¿La razón? Un recurso para resistir, con el
fin de infundirles miedo, a los conquistadores: el enfrentarse a ellos revestidos de las
pieles de sus viejos que habían matado. En realidad, esa acción no era sino la
práctica del culto sangriento a Xipe, uno de los dioses chichimecas. Otro grupo de
Maribios se hallaba, según Gonzalo Fernández de Oviedo, a treinta leguas de León:
los Maribichicoas que unas décadas atrás –mediados del siglo XV- habían emigrado
por hambre a esa región que el cronista llamó bancos de Cuatahiguala.
Cristóbal Colón descubre la Costa Caribe de Nicaragua
La costa caribe de Nicaragua fue descubierta en 1502, por Cristóbal Colón, quien en
su cuarto viaje dobló un cabo, al que bautizó de Gracias a Dios. La primera
expedición española por vía terrestre, la llevaron a cabo Gil González Dávila y
Andrés Niño, quienes llegaron a Nicaragua procedentes de Panamá en 1522.
González entró en contacto con los caciques Nicoya y Nicaragua, iniciando la
conquista y colonización del territorio. Los españoles fundaron León y Granada en
1524.
 Un dictador sorprendido por un "habilitoso" niño. León, Nicaragua,
1906

En un dia del año 1906 el presidente Jose Santos Zelaya de Nicaragua con sus
ministros visitó la ciudad de León. La policía local, para prevenir protestas,
encarceló a posibles revoltosos, entre ellos al abogado Salomón Selva,
mientras su esposa guardaba cama enferma. Su joven hijo de 13 años
Salomón, desesperado y no hallando cómo ayudar, corrió a la avenida central
donde pasaría el cortejo ecuestre presidencial, cuando pasaba Zelaya montado
en su brioso caballo, el jovenzuelo grito: "Dictador Zelaya, malo!".

Oyendo el juvenil grito, Zelaya preguntó a su ministro leonés. ¿Quién fue el


de ese grito? El Ministro: "No haga caso General, no tiene importancia es solo
un niño". "Tráiganlo!" ordenó Zelaya. Después acomodaron dos sillas en el
pavimento empedrado, donde de sentase el dictador y el niño.

"Muchacho, que te he hecho yo para que me grites así?" Niño: "Mi papa está
preso y mi madre esta enferma, ella puede morir por su culpa". "Quien es el
padre de este mocoso?, suéltenlo!!", Ministro: "Señor, es un abogado
conflictivo". Dictador: "Suéltenlo he dicho!!"

El jovencito solo alcanzo a decir "gracias" y trató de levantar vuelo, pero el


dictador le sostuvo del brazo. "Me has caído bien muchacho, donde estudias, y
que queres estudiar?". Niño: "En el Colegio San Ramon, pero quiero estudiar
inglés". Zelaya mientras miraba a su ministro de educación, le dice al niño:
"Esta bien, tienes un beca para eso en el lugar que querrás. ¿Donde queres
estudiar?"

Niño: "En Nueva York, señor". Zelaya se quedó mudo por unos segundos,
pero ya había prometido, los ministros le capeaban la vista. El hombre fuerte
no podía volverse atrás.

"Está bien, tendrás una beca en Nueva York para estudiar ingles, daré
instrucciones a nuestro cónsul en Nueva York, Pio Bolaños, para que te
atienda allá. Prepárate a viajar".
El caballo viejo
Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su amo
a un molinero que lo empleó para que diera vueltas a la
piedra de un viejo molino. El caballo no hacía otra cosa
desde la mañana hasta la noche que girar y girar alrededor de
aquella rueda, lo cual no solo le cansaba mucho sino que lo
ponía muy triste. Y es que el viejo caballo recordaba lo veloz
y famoso que había sido en sus años de juventud, en los que
había vivido infinidad de aventuras y también cómo se
burlaba de los otros caballos que eran más viejos y lentos
que él.

Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días


atado y dando vueltas a dicho molino, se arrepentía de
aquella actitud que había tenido cuando era poderoso:

– “Después de las grandiosas vueltas que di en las carreras


durante mi juventud, mira las vueltas que tengo que dar
ahora. Este es un justo castigo por burlarme de aquellos a los
que veía más débiles e inferiores”.

Moraleja: Mejor ser humilde cuando tienes poder, porque


un día u otro lo has de perder.
El terremoto de Managua de 1972, llamado localmente terremoto del 72,
fue un sismo de magnitud 6.2 en la escala Richter que destruyó la capital
de Nicaragua, a las 00:35 a. m. hora local (06:35 UTC) del sábado 23 de
diciembre de 1972 (en vísperas de la Navidad).2 Duró 30 segundos, seguido
por dos réplicas de magnitud 5.0 y 5.2 a la 01:18 y 01:20 a. m. (07:18 y 07:20
UTC), respectivamente, casi una hora después del primer temblor,
con epicentro dentro del Lago Xolotlán 2 kilómetros al noreste de la Planta
Eléctrica Managua en la falla de Tiscapa. Destruyó el centro de la ciudad y
causó cerca de 19,320 muertos y 20,000 heridos, aunque no se sabe el número
exacto de fallecidos debido a que hubo cadáveres que nunca fueron sacados de
los escombros por los rescatistas nacionales y extranjeros y que al
descomponerse causaron un fuerte hedor durante casi 5 meses hasta la llegada
de la estación lluviosa en mayo de 1973. El desastre causó más muertos
debido a que la mayoría de las casas de taquezal que se cayeron ya habían sido
dañadas por el terremoto del 31 de marzo de 1931, y no fueron reparadas
apropiadamente, aunque hubo casas modernas de taquezal que soportaron el
temblor.5 Los incendios causados por el desastre se prolongaron durante las
dos semanas siguientes hasta el 6 de enero de 1973, debido al quiebre de la
tubería de agua potable y al desplome de los 2 cuarteles del Benemérito
Cuerpo de Bomberos de Managua, situados en el barrio Candelaria y frente al
Estadio Nacional, se derrumbaron aplastando a las unidades.6 Esto obligó a los
cuerpos de bomberos de los departamentos
de Carazo, Granada, León, Masaya y Matagalpa a ir a Managua para apagar el
fuego; la energía eléctrica se fue en casi todo el país debido a que estaba
centralizada en la capital en esa época. La destrucción fue comparada por el
diario La Prensa, en su primera edición post-terremoto del jueves 1 de
marzo de 1973, con la de Hiroshima y Nagasaki, Japón, después del estallido
de las bombas atómicas el 6 y el 9 de agosto de 1945, respectivamente, al final
de la Segunda Guerra Mundial, con los titulares En 30 segundos solo
Hiroshima y Managua y Un ensayo del Juicio Final. Ha sido uno de los
más fuertes hasta el terremoto de Nicaragua del 10 de abril de 2014 que tuvo
la misma magnitud.

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