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Leyenda del volcán

La historia comienza con 6 hombres, quienes vivían en la Tierra de los Árboles. Tres provenían del viento y tres
provenían del agua. Se decía que los que venían en el viento correteaban, despertando la tierra antes de que saliera el
sol. Y, al anochecer, los que venían en el agua se tendían como los peces en el fondo del río sobre las yerbas pálidas.

Allí donde vivían, en la Tierra de los Árboles, avanzaron los hombres hacia el volcán. Cuando de repente, observaron que
dos montañas movían los párpados a un paso del río. Una de estas montañas era Cabrakán, montaña capacitada para
tronchar una selva entre sus brazos y levantar una ciudad sobre sus hombros. Cabrakán escupió fuego hasta encender la
tierra.

Leyenda del tesoro del Lugar Florido

Era un atardecer pintado de naranja, con sus nubes salpicadas de rojo como la sangre. Un vigilante, en lo alto de un
templo vio pasar una nube, la cual rozó el agua del lago y se posó a los pies del volcán. Aquel era un mensaje y el
vigilante bajó del templo, mientras anochecía, gritándolo con todas sus fuerzas. Los demás habitantes de la ciudad
repitieron el mensaje a voces, que la guerra había concluido en todos los dominios de los señores de Atitlán.

En la noche, se hizo mercado en el lago. Los vendedores se subieron a sus barcas, alumbradas como estrellas en aquella
oscuridad. Comerciaban frutas, esmeraldas, perlas, polvo de oro, brazaletes de caña blanca, miel, especias, y todo tipo
de tesoros. Hubo música, bullicio, en el mercado se intercambiaba el cacao como moneda. Los sacerdotes amanecieron
vigilando el volcán desde los grandes pinos, que estaba cubierto de nubes, anuncio de paz y seguridad del Lugar Florido.
Leyenda del Cadejo

Desarrollada en el siglo 17, esta leyenda ilustra la capacidad que los humanos tenemos para vencer a la opresión.
En el primer párrafo se nos presenta a la protagonista, una hermosa novicia en un convento que, con el tiempo, se
convertirá en Madre Elvira de San Francisco. Este personaje cambia de nombre varias veces en la historia. Los siguientes
párrafos están dedicados a describir el ambiente del convento que la rodea, sutilmente moldeado por su punto de vista
emocional. Ella se siente plagada por su trenza, ya que incita la excitación física de los hombres. Hasta que, cansada, se
corta la trenza y ésta se convierte en una serpiente. La serpiente se enrolla alrededor de una candela, apagando su
llama, y enviando a los hombres al infierno. El cadejo nació de la tentación para perseguir a la humanidad hasta el fin de
los tiempos. En la descripción de la forma en la que Madre Elvira de San Francisco se deshizo de su trenza, Asturias
demuestra cómo la humanidad posee los medios para librarse del yugo que la aplasta, sin importar cuán opresivo sea.
En esta historia hay imágenes frecuentes de muerte y cadáveres, así como casos de sucesos mágicos.

Leyenda de la Tatuana

Esta leyenda intenta describir las formas en las que la humanidad puede y va a recuperar su libertad. La leyenda es
acerca de un árbol de almendras, que se describe como un "árbol sacerdote". Este árbol protege la tradiciones mayas y
relata el pasar de los años. El árbol divide su alma en 4 caminos que va encontrando antes de entrar al inframundo,
conocido como Xibalbá. Estos cuatro caminos están marcados por diferentes colores: verde, rojo, blanco y negro.
Cada porción del alma se embarca en un camino diferente en el que cada una enfrentará diversas tentaciones. El camino
negro, que en la tradición Maya lleva al inframundo, cambia parte de su alma con el mercader de joyas invaluables, que
luego intercambia por la esclava más hermosa. La esclava escapa, y el personaje del árbol, que busca la parte de su alma
que le hace falta, eventualmente la encuentra. La Inquisición interviene y los sentencia a muerte. Al final, la hermosa
esclava se escapa de la noche a través de la magia de un barco que dibujó en la pared de su prisión. La mañana de su
ejecución, lo único que los guardias encuentran en la celda es un viejo árbol de almendras.
Leyenda del Sombrerón

En esta leyenda, Asturias toma la idea del niño / demonio El Sombrerón y la explora con un lente de magia. Crea una
pelota que aparece y desaparece, en la que encierra al Sombrerón o demonio.El protagonista es un monje, que es
tentado por una pelota que entra rebotando por la ventana de su celda. El monje es cautivado por la pelota y empieza a
preguntarse si pudiera tener algo que ver con el diablo. Pasa incontables horas jugando con la pelota, y cuando habla
con una mujer cuyo hijo había perdido la pelota, y se siente presionado para devolverla, los vecinos dicen que se veía
como el mismísimo demonio. Finalmente lanza la pelota por la ventana y la pelota se transforma en el Sombrerón. Así,
Asturias vuelve a demostrar que los humanos "son capaces de romper los lazos que los atan a lo indeseable".

Leyenda de Kukulcan (Cuculcán)

Esta es la última historia de Leyendas de Guatemala, y fue escrita en la forma de una obra de teatro. Fue agregada a la
segunda edición de Leyendas de Guatemala. Los tres escenarios están separados por cortinas de colores que indican el
paso del tiempo; los colores de las cortinas (amarillo, rojo y negro) y los cambios de escena siguen el movimiento del sol.
Los personajes principales son: Guacamayo, un ave de mil colores, que es engañoso; Cuculcán, una serpiente
emplumada; y Chinchinirín, que es el asistente guerrero de Cuculcán. Yaí es otro personaje, una "mujer-flor" que debe
ser sacrificada. Guacamayo y Cuculcán se disputan la leyenda del sol, y a sus espaldas, Guacamayo discute con Chinchirín
y acusa a Cuculcán de ser una falsificación. En un complot para tomar el lugar de Cuculcán, Guacamayo hace un trato
con Yaí, pero Cuculcán es salvado. Al final la luna nace del cuerpo de Chinchinirín mientras trata de alcanzas a Flor
Amarilla.
Leyenda de la Tatuana
Manuelita nació entre 1745 y 1750. Era una joven hermosa como ninguna otra. De niña, había sido vendida como
esclava a un hombre que conocía las artes del esoterismo maya. La niña era muy hábil e inteligente, y pronto se ganó el
cariño de su amo. Más que una esclava, Manuelita se convirtió en su alumna, y aprendió de él numerosos hechizos,
encantamientos y curaciones. Con el paso de los años, Manuelita se convirtió en una bellísima mujer. El viejo brujo, en
su lecho de muerte, le dijo que era el momento de dejarla partir, no sin antes tatuarle un pequeño velero en el brazo.
Éste, le dijo, le permitiría escapar de cualquier peligro o cautiverio en el que se encontrara. Así pues, Manuelita partió en
busca de su destino. Se dice que llegó al Reino de Guatemala en un barco que no atracó en ninguno de sus puertos y en
ninguna de sus playas. Apareció así nomás un día en la Ciudad de Santiago de los Caballeros (Antigua Guatemala). Era
una mujer blanca de grandes ojos negros, cabello ondulado más negro que la noche y una figura alta y voluptuosa. El
escote de su ajustado vestido dejaba ver montes y mil maravillas. Hermosa. Exuberantemente hermosa.
Endiabladamente deseable. En Guatemala jamás se había visto una mujer como ella, que despertaba los instintos
carnales más salvajes de jóvenes y maduros.

Las ánimas de los puentes de Pachute

Pero entre el 1 de octubre y el 1 de noviembre, las cosas cambian. Octubre trae consigo días más cortos y a las 6:00 de la
tarde ya está oscuro. Los pobladores cuentan que el camino entre Pachute y la siguiente aldea, Chuatuj -a 3 kilómetros
de distancia- se pone muy peligroso. Al iniciar el recorrido, a un costado del camino, se encuentra el cementerio, lo que
para muchos es motivo de nerviosismo. Los vientos que empiezan a soplar desde el norte se transforman en ruidos
fantasmagóricos al frotar las ramas de los árboles, mientras que el escaso alumbrado público proyecta sombras
demoníacas en el camino.

Todo esto, dicen, no es problema porque lo entienden. Pero lo que no entienden y espanta a la mayoría, son los ruidos
de algo o alguien que parece chapotear desde el río Samalá, que por estas fechas está más cargado de costumbre por las
lluvias de septiembre. En otras ocasiones escuchan un caballo relinchando desde el río.
La Llorona despilfarradora

Otras versiones hablan que María había tenido a tres hijos, pero que no se preocupaba por ellos. No los educaba ni hacía
nada por ellos. María solo se dedicaba a vivir una vida de lujos que la fortuna de su marido le permitía, sin pensar en
nadie más que en sí misma.

Esta situación continuó hasta que su marido murió. Cuando la fortuna de su marido se terminó, María ya no podía
continuar con su estilo de vida, así que empezó a vender los muebles, joyas, y demás pertenencias hasta que ya no tuvo
nada que vender.
Al quedarse sin nada, un día llevó a sus hijos a pasear cerca por el río, y ahí los ahogó uno a uno, pensando que así no
sufrirían por su culpa.

Leyenda del árbol de amate

Según me contó, las noches de cada viernes en este árbol se aparecía el diablo, dejando siempre un olor a azufre. Las
personas que sabían de dicho acontecimiento se acercaban al árbol para invocarlo y hacerle alguna petición o una
brujería. Tal fue el caso de un joven ambicioso que siempre quería tener más de lo que podía.
Un día alguien le dijo a este joven que fuera al árbol de amate, que allí se aparecía el diablo y que le concedería todo lo
que él le pidiera. Sin dudar, un sábado por la noche el joven se decidió ir al Amate e invocar al diablo llamándolo tres
veces, el chamuco se le apareció y le preguntó qué quería, a lo que el joven respondió: dinero y mujeres. El chamuco le
dijo que le daría todo lo que deseaba con la única condición de que fuera a visitarlo todos los viernes a las 9 de la noche.
El joven aceptó y desde entonces empezó a tener mucho dinero y las mujeres lo buscaban.
Leyenda de la siguanaba

Se cuenta que todos los hombres que viajan de noche están propensos a ella. Pero ella prefiere perseguir a los hombres
enamorados, “Don Juanes” a quienes les gusta presumir de sus conquistas, y hay quienes dicen que la Siguanaba se
aventura a aparecerse de día en lugares lejanos y solitarios.
La Siguanaba se les aparece en cualquier tanque de agua o a las orillas de los ríos, bañándose con una palangana de oro
y peinando su hermoso cabello negro con un peine del mismo metal, mientras su bello cuerpo se trasluce a través de su
fino camisón blanco. El hombre que la mira queda enamorado de ella. Entonces, la Siguanaba lo atrae hacia un área
solitaria y de poca infraestructura, generalmente un barranco o un basurero. Ahí, suelta una estridente risa que paraliza
de terror a quien la escucha, mientras gira hacia su víctima para revelarle su espantoso rostro que se transforma en una
calavera de caballo. Sus ojos se tornan rojos y se salen de sus cuencas, su piel suave y delicada se vuelve arrugada y
verduzca y de su hocico suelta un olor nauseabundo.

Penitentes de la recolección

Todos los días a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La Recolección escuchan pasos de encadenados. Son
penitentes fantasmas que quieren librarse de sus culpas... Todos los días a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de
La Recolección escuchan pasos de encadenados. Son penitentes fantasmas que quieren librarse de sus culpas.

Cuando los han visto no solo van encadenados sino con capuchones antiguos. Algunos se flagelan. Son animas por las
cuales las viejitas dicen hay que rezar.

Verlos atemoriza pero también produce pena y compasión porque a nadie le gustaría estar eternamente encadenado a
sus malas acciones.
Las tablillas que cantan

La leyenda cuenta que, sin importar el recinto, los mascadores de luna les pondrían tablillas cubiertas con símbolos y
signos pintados para cantar y bailar. Estos cánticos eran himnos a los dioses y después de ser repartidos por los
mascadores de Luna, estos se camuflarían entre la muchedumbre y realizarían actividades cotidianas.

Desde estos lugares, los mascadores de luna seguirían comiendo luna en cada una de sus fases. Cada tablilla compuesta
por estos personajes debía ser cantada, de lo contrario era quemada. De esta forma, los mascadores de luna deberían
volver a internarse en el bosque a componer cánticos nuevos para que fuesen catados en las celebraciones.

Cuando uno de estos individuos no lograba que su tablilla fuera cantada por séptima vez, era sacrificado en un ritual
grotesco y el corazón le era extraído.

La campana difunta

Cuenta la leyenda que tres fundidores asturianos llegaron a Guatemala a finales del siglo XVII. Estos fundidores se
encargaban de fabricar campanas para iglesias y de esta forma iban recorriendo América y se marchaban de regreso a
España.

Llegados al convento de las monjas clarisas, los asturianos iniciaron el proceso de fundición para la campana de su
iglesia, de esta forma recolectaron oro de todas las monjas.

Cada monja entregaría su joya más preciada a los fundidores y vería como ardería esta joya. Sor Clarineta de Indias era
una monja de ojos amarillos como el oro, que no tenía ningún tipo de joya para entregar a la fundición.

Por sugerencia de una compañera y con la fijación de hacer un mayor sacrificio que las demás, Sor Clarineta decide en
sueños sacarse los ojos y echarlos a la fundición. De esta manera, la campana sería la de Santa Clara de Indias y haría
honor a su sacrificio.
El carretón de la muerte

El Carretón de la muerte o El carro de la muerte es una leyenda que no solo aparece en Guatemala, sino en otros
muchos países. Se trata de un carro que aparece durante la noche anunciando la muerte de alguna persona. También se
dice que aparca enfrente de las casas y se lleva al fallecido.
En uno de los muchos relatos que se pueden escuchar en Guatemala, sobre el carro de la muerte puede ser muy
parecido al siguiente:

Llegada la media noche, muchas personas del Centro Histórico escuchan el roce de las ruedas de una carreta con el
suelo. Hay quienes aseguran han oído hasta relinchar a los caballos.Cuando la curiosidad hace que las personas vayan a
ver, no ven nada, aunque escuchan y hay quienes dicen sienten un aire extraño que pasa sobre sus cabezas porque este
carretón no roza el piso sino que vuela... La gente prefiere quedarse en su casa y solo escucharlo pasar porque dicen que
en ese carretón nos iremos todos, el día que la muerte decida trasladarnos al mas allá.

La Leyenda del Lago de Atitán

Esta leyenda aunque muy poco conocida es parte del floklore guatemalteco.

Los orígenes del Lago de Atitlán son de hace mucho tiempo, cuando los cakchiqueles dieron muerte a saetazos a
Tolgom: se marcharon más allá del lugar de Qakbatzulú y arrojaron a la laguna los pedazos de Tolgom. Desde entonces
es famosa la punta del cerro del lanzamiento de Tolgom. Enseguida dijeron: Vamos adentro de la laguna. Pasaron
ordenadamente y sintieron todos mucho miedo cuando se agitó la superficie del agua.De allá se dirigieron a los lugares
llamados Panpatí y Payán Chocol, practicando sus artes de hechicería. Allí encontraron nueve zapotes en el lugar de
Chitulul. A continuación comenzaron a cruzar el lago todos los guerreros yendo por último Gagavitz y su hermana
llamada Chetehauh. Hicieron alto y construyeron sus casas en la punta llamada actualmente Qabouil Abah. Enseguida se
marchó Gagavitz; fue realmente terrible cuando lo vieron arrojarse al agua y convertirse en la serpiente emplumada.
La máscara de cristal

Cuenta la leyenda que un escultor habilidoso de nombre Ambiastro, puesto que en vez de manos tenía astros, huyó de
su pueblo con la llegada del hombre blanco y se internó en una caverna en las montañas, desde la cual esculpiría sus
maravillosas obras en roca.

Un día, Ambiastro, hastiado de esculpir en roca y reluctante a esculpir en madera (por su poca durabilidad) sale en busca
de nuevos materiales. Al acercarse a un arroyo es cegado por el brillo del cristal de roca y decide tallarlo.

Ambiastro pasó días y noches en vela esculpiendo el cristal, su cara era cortada por el cuarzo y barría el suelo solo para
espantar la penumbra. Finalmente, terminó de esculpir la máscara de la diosa Nana Lluvia y volvió a su cueva.

Al volver, las figuras que ya había esculpido le golpearon con el objetivo de matarle. De esta manera, Ambiastro se puso
la máscara de Nana Lluvia para escapar, pero cuando logró salir de la cueva, ya era tarde, ya estaba muerto.

Leyenda de la dama de los Siete Sagrarios

Sucedió el Jueves Santo, un señor llamado Héctor Gaitán hacía viajes por la ciudad en su carruaje y precisamente esa
noche se encontraba caminando por el cementerio, inesperadamente se le acercó una señorita con vestido de color
negro y un velo en el rostro, quien le solicitó abordar el carruaje para que la llevara a todas las iglesias a visitar sagrarios.

El conductor hizo lo que le pidió, al finalizar los siete sagrarios la señorita le suplicó que la llevara de vuelta al lugar
donde ella se encontraba. Gaitán muy confundido obedeció a lo que la dama le había pedido. Al llegar a las puertas del
cementerio la chica le dijo que no tenía con qué pagar, por lo que le propuso que fuera a la dirección que en ese instante
le escribió en un papel y le aseguró que allí le pagarían pero para que le creyera le entregó una cadenita que ella tenía
en el cuello, luego se bajó y desapareció en la oscuridad del cementerio.
Leyenda del cura sin cabeza

En Guatemala se ha visto a un fraile que al caminar no pisa el suelo, regularmente en iglesias más antiguas como La
Merced, Catedral, Santo Domingo y San Francisco. Se asegura que al verlo fijamente se vuelve transparente y se
distingue sin cabeza. Hay quienes aseguran que al llamar su atención o intentar entrar en contacto con él, este deja una
sensación de malestar, náusea, miedo, escalofríos y deja una extraña impresión de tener las piernas hinchadas. Los
arrieros eran quienes desafortunadamente se encontraban al fraile con más frecuencia, lo describían como un hombre
de estatura alta de sotana negra y estola blanca. Al encontrarse con el espanto a diez metros de distancia, este
desaparecía provocando que el arriero sintiese un frío helado con el objetivo de paralizarle. Después de unos pasos más,
el cura había pasado a través de las mulas junto al arriero y continuaba su camino.

Sin embargo hay varias versiones sobre esta leyenda, pues otros aseguran que el cura llevaba la cabeza debajo del brazo
envuelta en hojas sanguinolentas y amarradas con bejucos que recogía en el bosque.

Leyenda del Puente Chixoy

El diablo anhelaba una hija como la Virgen María y por ese motivo se dirigió a donde se encontraba el "Padre Eterno" y
le pidió a dicha hija, debido a que los pobladores de Sacapulas no podían pasar sobre el Río Chixoy o Negro, acordaron
que le daría una hija pero a cambio el Diablo debía construir un puente sobre el Chixoy para que sirviera de paso no solo
a él, quien no se quería mojar los pies, también a los pobladores de Sacapulas.

El puente tenía que ser construido antes de que cantara el primer gallo, es decir en pocas horas, de no ser así el Padre
Eterno no cumpliría. Así que el Diablo planeaba engañarlo y dispuso matar a todos los gallos y gallinas que había en el
pueblo, pero el Diablo no se percató de que sería visto por San Pedro.

Al darse cuenta de lo que este planeaba, se dirigió rápidamente a quitarle un huevo a la última gallina y lo guardó en el
morral.

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