Está en la página 1de 5

Relatoria N°2

Texto: Clase del 6 de enero de 1982: Primera y segunda hora


Relatoras: Sofia Piñ eros Saravia, Mariana Alejandra Nuñ ez Arjona, Danna Pacheco
Fecha: 08/07/2022
El problema “sujeto” y “verdad”
Biografía del autor
Paul-Michel Foucault, fue un filó sofo, historiador, soció logo y psicó logo francés, nació
el 5 de octubre de 1926 en Poitiers, Francia y falleció el 25 de junio de 1984 en París,
Francia. Michel Foucault fue uno de los grandes pensadores del siglo XX, cuyas ideas
generaron un gran impacto y ejercieron una gran influencia en todo el ambiente cultural
francés de la época. Estudió filosofía en la É cole Normale Supérieure de París y ejerció la
docencia en las universidades de Clermont-Ferrand y Vincennes Influido por Nietzsche,
Heidegger y Freud.
Sus obras má s representativas son: su ensayo Las palabras y las cosas (1966) en la cual
desarrolló una importante crítica al concepto de progreso de la cultura. En una segunda
etapa, Foucault dirigió su interés hacia la cuestió n del poder, y en su libro Vigilar y castigar
(1975) realizó un aná lisis de la transició n de la tortura al encarcelamiento como modelos
punitivos, de ahí que, en el ú ltimo volumen de su Historia de la sexualidad, titulado La
preocupación de sí mismo (1984), defiende una ética individual que permitiera a cada
persona desarrollar, en la medida de lo posible, sus propios có digos de conducta. Otros
ensayos de Foucault son Locura y civilización (1960), La arqueología del saber (1969) y los
dos primeros volú menes de la Historia de la sexualidad: Introducción (1976) y El uso del
placer (1984)

Introducción
El trabajo de Foucault se enfoca en el tema que quería deconstruir y explicar en su
clase del 6 de enero de 1982. É l quería detallar las relaciones entre subjetividad y verdad
de una manera en la que conservaba la dimensió n histó rica y al mismo tiempo las ponía en
una forma má s generalizada que en añ os previos. Foucault quería crear una respuesta a la
pregunta ¿en qué forma de historia se entablaron en Occidente las relaciones entre estos

1
dos elementos…el “sujeto” y la “verdad”? (Foucault, M. 1982, 16) Para lograr su objetivo,
Foucault dividió su clase en dos: en la primera hora el iba a dar exposiciones de la parte
má s teó rica y generalizada del tema, y en la segunda iba a explicar los textos con má s
profundidad y enfocá ndose en los obstá culos y inconveniencias planteadas por ellos. De
esta manera él podía concentrarse en todos los aspectos de lo que él llamaba el “problema
sujeto y verdad”. (Foucault, M. 1982, 16)

Primera hora
Focault comienza su bú squeda de las relaciones entre subjetividad y verdad con dos
términos de origen griego: epimeleia heautou (la inquietud de sí mismo) y gnothi seauton
(conó cete a ti mismo). Los dos temas, a pesar de tener traducciones similares, tienen
definiciones diferentes con las cuales Focault comienza su exposició n. Gnothi seauton viene
de los tres preceptos délficos que eran dirigidos a ellos que iban a consultar a los orá culos y
a los dioses durante la Antigua Grecia (los otros dos eran meden agan (“de nada en exceso”)
y eggue (las cauciones)). W. H. Roscher propuso que “conó cete a ti mismo” era significativo
de examinarse a sí mismo, las preguntas que quiere y va a hacer, y de prestar atenció n a las
respuestas que necesita saber. (W. H. Roscher, 1901, 81-101). Defradas lo definió como un
principio en donde uno debe recordar que uno es solamente mortal y no divino, y por lo
tanto no debe enfrentarse a los poderes de la divinidad. (J. Defradas, 1954. 268-283). Sin
importar la definició n exacta, Foucault nota que este término no es significativo de un
principio de autoconocimiento y que ademá s se ve muy conectado con el trabajo y las
escrituras de Só crates. Socrates escribió que la ley de “conó cete a ti mismo” está no
solamente conectado con la “inquietud de sí mismo” (epimeleia heautou) pero que también
se formula má s como una clase de dependencia con respecto a ello. Es decir, conocerte a ti
mismo es, en las teorías de Socrates, una consecuencia de la regla general: “debes ocuparte
de ti mismo, no tienes que olvidarte de ti mismo, es preciso que te cuides”. (Foucault, M.
1982, 20) La misió n de Socrates fue distribuir este mensaje, y Foucault comparte este
hecho por el impacto que Socrates tuvo en su época: sus enseñ anzas resultaron en que el
fenó meno cultural de la aceptació n del principio de ocuparse de sí mismo se desarrollara
en un fenó meno general que se volvió un principio fundamental para caracterizar la actitud

2
filosó fica de la sociedad helenística y romana. Este principio llegó a ser la subestructura de
toda la conducta racional.
Partiendo desde este punto, Foucault se empieza a mover hacia una respuesta a su
pregunta. Esta noció n de Socrates no fue solo fundamental para los filó sofos de su tiempo,
sino que el principio de inquietud de si también se puede encontrar en el cristianismo e
incluso en lo que constituye como la espiritualidad. Define la “espiritualidad” como la
bú squeda, prá ctica, y experiencia por las cuales el sujeto desarrolla en sí mismo las
transformaciones necesarias para tener acceso a la verdad. (Foucault, M. 1982, 33-34) La
inquietud de si designa precisamente las condiciones que son necesarias en la
espiritualidad para que se pueda tener acceso a la verdad.

Segunda hora
Epimeleia heautou, quiero situarme en la antigua Grecia para explicar este concepto,
si nos situamos allí somos ciudadanos de una polis má s específicamente de la polis de
Atenas reconocida por su intelecto, sabiduría y grandeza, pasara Plató n y nos preguntara
¿Te ocupas de ti mismo?, los má s probable es que digas que sí, si eres una persona de
privilegio social, político y econó mico que tiene la posibilidad de delegar labores y no
ocuparse de trabajos como el cuidado del cultivo, tienes una buena reputació n, dinero y
poder y sigues creciendo en estos factores mencionados puedes pensar que eres una
persona que se ocupa de sí mismo, pero realmente eso es ocuparse de uno mismo. La
respuesta para Plató n es no, ocuparse de un mismo debe estar enfocado en el cuidado del
alma, la razó n y la verdad, Plató n no hablaba de dinero ni mucho menos de reputació n él
hablaba de la capacidad de estudiarnos a nosotros mismos y que estudiarnos a nosotros
mismos con humildad traería consecuencias positivas como construir nuestras propias
decisiones tener opinió n propia y no dejarnos guiar por las opiniones de los demá s. Así
pues encontramos el diá logo de Alcibíades, este era un joven bello de padres aristó cratas
que fallecieron y quedó al cuidado de Pericles, es adinerado y rechaza a todos por su
belleza y quiere entrar en la vida política, es un joven desesperado sin embargo carece de la
grandeza de su espíritu Só crates hace la reflexió n de su posició n si es un hombre rico en
Atenas pero su riqueza puede compararse a la de los príncipes persas. En cuanto a
educació n puede compararse con sus rivales (Esparta y Persia), el modelo de educació n en

3
Esparta asegura la grandeza del espíritu y la afinació n por las victorias y los honores. En
Persia los príncipes está n rodeados por cuatro profesores, el profesor de la sabiduría,
justicia, templanza y valor. Alcibíades no tuvo una buena educació n y lo compara con
Cá rmides un buen sabio que le teme a la acció n pú blica. Así que Só crates le pide a
Alcibíades que reflexione un poco má s de sí mismo y se compare con sus rivales, “mira a
quien tienes al frente y verás tu inferioridad” (Só crates).
Ahora bien, Só crates procede a cuestionar la verdadera naturaleza de “gobernar
bien”, haciéndole saber a Alcibíades que si no constas de riquezas y de una buena
educació n, necesita compensar de algú n modo estas faltas con un saber, una téchne (saber
prá ctico al hacer, al obrar, al saber hacer y al saber obrar) y como Alcibíades no contaba
con esta ú ltima le respondió que no podría ser un buen gobernante ni estaría a los pies de
sus rivales. Es entonces, donde emplea sus clá sicos diá logos socrá ticos mediante preguntas
como ¿qué significa gobernar bien? ¿En qué consiste ese gobierno?, paulatinamente va
argumentando una posible respuesta a las preguntas con el postulado de “tomarse a sí
mismo como prioridad”, desde que empiezas a tener en cuenta tus posibilidades y te pones
como objeto de desvelos podrías entender de una mejor forma un ó ptimo manejo de la
sociedad, es decir, teniendo en cuenta la teoría serías buen gobernante.
También se resalta la importancia de la educació n en los jó venes, puesto a que está n
en la etapa perfecta o crítica para aprender este tipo de estrategias, este momento es
cuando salimos de las manos de la academia para participar en las actividades políticas
convirtiéndonos en ciudadanos, para reflexionar, cuestionar y adquirir esa inquietud de sí
mismo tan anhelada con el fin de ser un buen líder, debido a que cuando se envejece es má s
difícil implementarla en la vida, esta forma de ver estaría ligada a la necesidad de la
juventud en relacionarse, bien sea entre ellos y su maestro, o de ellos y su amante, o entre
ellos, su maestro y su amante (Foucault, M. 1982, 52) Por consiguiente, salen las preguntas
de ¿quién es ese yo al que tengo que ocuparme para manejar un buen gobierno? ¿Por qué
está esa necesidad de ocuparse de sí mismo que trae como consecuencia conocimiento o
saber dirigir las masas? Esta perspectiva lleva mayormente al diá logo interno, ¿có mo esto
de ponerme a mí mismo siendo prioridad me va a dar el poder para ocuparme de otros a
quienes tendría que gobernar? El cuestionamiento es la primera emergencia de la filosofía

4
antigua con el fin de saciar aquella necesidad de un buen empleo de la inquietud en la
humanidad.

Bibliografia
Foucault, M. La hermenéutica del sujeto. 2006. México, Fondo de Cultura Econó mica

También podría gustarte