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9, 2011
ISSN: 1887-3553
www.resdi.com
ÍNDICE
Prólogo 5
ARTÍCULOS
RESEÑAS
Fradejas Rueda, José Manuel:
Las lenguas románicas
(DELFINA VÁZQUEZ BALONGA) 93
Martínez Alcalde, María José:
La fijación ortográfica del español: norma y argumento historiográfico
(MANUEL JOSÉ AGUILAR RUIZ) 95
Res Diachronicae. Vol. 9, 2011
ISSN: 1887-3553
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CONTENTS
Preface 5
ARTICLES
BOOK REVIEWS
Fradejas Rueda, José Manuel:
Las lenguas románicas
(DELFINA VÁZQUEZ BALONGA) 93
Martínez Alcalde, María José:
La fijación ortográfica del español: norma y argumento historiográfico
(MANUEL JOSÉ AGUILAR RUIZ) 95
PRÓLOGO
EL COMITÉ EDITORIAL
Diciembre de 2011
RESUMEN ABSTRACT
El presente artículo aborda algunos aspectos que This article discusses some aspects concerning the
conciernen al estudio de lo que ha dado en study of a topic which many linguists call orality
llamarse oralidad en la escritura, un asunto que in writing, a complex issue that for decades has
desde hace décadas ha atraído a numerosos attracted many specialists who have studied it
lingüistas que lo han tratado desde una preferentially from a synchronic perspective, but
perspectiva preferentemente sincrónica, pero also from a diachronic one. First, I refer to the
también diacrónica, por ardua que esta tarea concept of conversational verisimilitude as an
pueda parecer. En primer lugar, me refiero al essential feature of literary dialogue. Then, I
concepto de verosimilitud conversacional como analyze different discursive strategies that, in my
característica esencial del diálogo literario. opinion, contribute to give expression to that
Seguidamente analizo diferentes estrategias artistic intention, such as the use of verba dicendi
discursivas que creo reveladoras de tal intención and verbs of perception, deixis, informative
artística, entre ellas la utilización de verbos de structure in the statements, and so on. Such
lengua y de percepción, la deixis, la estructura strategies are exemplified with different passages
informativa en los enunciados, etc. Tales extracted from Alfonso de Valdés’ dialogues, the
estrategias están ejemplificadas en diferentes Diálogo de las cosas acaecidas en Roma and the
pasajes de los diálogos de Alfonso de Valdés, el Diálogo de Mercurio y Carón, composed in 1527
Diálogo de las cosas acaecidas en Roma y el and 1528 respectively.
Diálogo de Mercurio y Carón, compuestos
respectivamente en 1527 y 1528.
La descripción histórica de las lenguas se realiza, como no podía ser de otra manera,
sobre los textos que nos han llegado de épocas pasadas, a partir de cuyo estudio suelen
establecerse las características lingüísticas que son reveladoras de estadios de lengua
dados, generalmente arbitrarios en lo que respecta a la parcelación cronológica que
establecen los estudiosos, pero útiles si los consideramos desde una perspectiva
metodológica o pedagógica. Actualmente, la Lingüística de las Variedades alemana,
unida a otras disciplinas como la Pragmática o el Análisis del Discurso1, ha hecho que
1
Una consecuencia teórico-metodológica del surgimiento de estas y otras disciplinas es la aparición en el
ámbito de la descripción histórica de las lenguas del concepto de tradición discursiva, de gran
rentabilidad (cf. López Serena 2005: 1043) para el análisis lingüístico de corte diacrónico. A la definición
y descripción de las tradiciones discursivas se dedican, entre otros, Schlieben-Lange (1983), Koch (1997),
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La verosimilitud conversacional en los diálogos de Alfonso de Valdés 8
el enfoque de estudio sobre los textos se pluralice y diversifique, hasta el punto de que
una de las líneas de investigación más recurrentes en la actual filología hispánica es la
de la búsqueda de rasgos típicos de la oralidad2 en la escritura, también en textos del
pasado. Esta tarea no está, sin embargo, exenta de escollos que hacen a veces
intransitable el camino que lleva a encontrar esos disiecta membra de la oralidad
(Oesterreicher 1996: 323) que a veces afloran en los textos.
Si bien una plasmación directa de la oralidad en textos del pasado no deja de ser una
ficción filológica, es posible, sin embargo, rastrear determinadas características
lingüísticas propias de la inmediatez comunicativa que en ocasiones aparecen en
diferentes tipos textuales. Oesterreicher (2004: 746) considera que existen «situaciones
comunicativas ‘ideales’ que favorecen la producción de lo hablado escrito», como la
competencia escrita de impronta oral, la escritura de personas bilingües en situaciones
triglósicas, la transcripción de enunciados de la inmediatez, la adaptación de la
expresión lingüística a las posibilidades de comprensión del lector/receptor, las
exigencias de la norma discursiva (simplicidad e inteligibilidad), los juicios
metalingüísticos de gramáticos y escritores y los descuidos en la expresión escrita.
Aparte de estas siete situaciones ideales, el profesor alemán también describe otras dos
que nos interesan aquí especialmente, pues están reflejadas de alguna manera en los
diálogos que vamos a estudiar: el escribir en estilo llano y la mimesis de lo hablado.
Efectivamente, el diálogo literario, en tanto que género planificado discursivamente
por, al menos, dos interlocutores que van conformando a través de sus intervenciones la
estructura textual de la obra, debería, a priori, poner en acción a los personajes de
manera que el intercambio lingüístico ficticio que se establece entre ellos produzca en el
lector una impresión de verosimilitud conversacional. De ahí la importancia que el
estilo llano en la escritura y la capacidad de reproducir literariamente el carácter oral de
una manifestación lingüística tienen en la configuración artística del diálogo literario.
Por supuesto no todos los diálogos literarios reflejan de la misma manera rasgos que
pueden considerarse prototípicos de la oralidad concepcional, ni siquiera los que
pertenecen a una misma etapa cultural o tendencia estilística. En el ámbito del diálogo
renacentista, al que pertenecen las obras de Alfonso de Valdés que estudiaremos en este
trabajo, es posible también distinguir distintos niveles o grados de plasmación de la
oralidad en los diálogos3. A este respecto, Silvia Iglesias apunta algunas diferencias
interesantes que pueden ayudar a construir una tipología:
[E]l mayor o menor grado de dialogicidad dependerá del interés y de la sabiduría del
autor para a) diversificar lo más posible el tema escogido mediante la construcción de
personajes diferentes y de sus interrelaciones y la introducción de materiales extraídos
de otros géneros, b) ‘enmascarar’ o ‘justificar’ la jerarquización de los participantes; y
c) ‘imitar’ ciertas características constitutivas de los demás niveles del discurso
Oesterreicher (1997), Stoll (1998), Kabatek (2001), Aschenberg (2003) y, desde una perspectiva
panorámica, López Serena (2007b).
2
Utilizamos este término en el sentido de oralidad concepcional, opuesto a escrituralidad concepcional,
de acuerdo con el edificio teórico propuesto por Koch y Oesterreicher (1990[2007]). Para profundizar en
la controversia terminológica que envuelve el concepto de oralidad, cf. López Serena (2007a).
3
Así, Silvia Iglesias (1998: 386) dice que «la lengua de los diálogos no es la misma en todos ellos: unos
más que otros recrean –estilísticamente, claro está– ciertas estructuras y patrones léxicos, sintácticos,
pragmáticos y discursivos propios de la interacción conversacional». Bustos (2001a) diferencia cuatro
tipos de diálogos, siendo el teatral (y concretamente el de los Pasos de Lope de Rueda en lo que al
español clásico se refiere) el que más rasgos conversacionales puede textualizar. En este sentido,
consideramos importante la aportación de Jesús Gómez (1988: 148) al indicar que «cuando en el diálogo
se exagera la acción y la caracterización de los interlocutores, los límites entre el diálogo didáctico y el
del teatro empiezan a no estar tan claros, en la teoría por lo menos».
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4
Con todo, para mantener la ficción interactiva que debe preservarse en el diálogo, a veces Carón
interrumpe el relato de Mercurio para hacer algún tipo de comentario, interrupción que se concibe como
parte estructural de la obra, y así lo expone Carón en una de las primeras veces que impide la
prolongación de los largos parlamentos de Mercurio:
CARÓN.- No te pese, Mercurio, si alguna vez, por ser mejor informado, te quisiere algo
preguntar [DMyC: 93].
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(1)
a. CARÓN.- Soy contento. Pero mira también tú aquella ánima con cuánta soberbia
viene. Algún sátrapa debe ser [DMyC: 96].
b. CARÓN.- Soy contento. Pero veamos primero lo que quiere decir esta ánima que no
va a pasar con las otras [DMyC: 103].
c. MERCURIO. Cata, cata, Carón, ¿tú no miras cuál viene aquella ánima? [DMyC:
136].
d. MERCURIO. ¿Tú no ves, Carón, con cuánta soberbia aquella ánima entra e tu barca?
[DMyC: 161].
e. CARÓN.- Así me parece. Mas mira, Mercurio, cuál viene aquel espantajo de higuera
[DMyC: 171].
(2)
a. CARÓN.- Desa manera no aprovechaba tu sermón, sino para que el malo
perseverase con mayor obstinación en sus vicios.
ÁNIMA.- Ni aun yo quería otra cosa.
CARÓN.- ¿Por qué?
ÁNIMA.- Mira, hermano, si yo les dijera las verdades, quizá se quisieran convertir y
vivir como cristianos, y fuera menester que de pura vergüenza hiciera yo otro tanto, y
desto me quería yo bien guardar [DMyC: 97].
b. ÁNIMA.- ¡Oh, desventurado de mí! ¿Que al infierno tengo de ir?
CARÓN.- Desto ninguna dubda tengas.
ÁNIMA.- Apena te puedo creer.
CARÓN.- ¿Por qué?
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ÁNIMA.- Cata que yo era cristiano y recibí siendo niño el bautismo y después la
confirmación. Confesábame y comulgábame tres o cuatro veces en el año. Guardaba
todas las fiestas, ayunaba todos los días que manda la iglesia y aun otros muchos por mi
devoción y las vigilias de nuestra señora a pan y agua. Oía cada día mi misa (...).
MERCURIO.- Mira hermano, tú has contado muchas cosas buenas, mas a mi ver
sabías dellas mal usar (...) [DMyC: 104-105].
c. CARÓN.- Por cierto, grandes servicios son ésos: robar los negociantes, engañar tu
rey y señor, que se fiaba de ti, y, después desto, darle consejos con que perdiese su
honra y fama para siempre.
ÁNIMA.- Mira, hermano, todo mi intento era dejar muy gran estado, y para hacerlo no
tenía mejores medios que éstos [DMyC: 165].
Otros verbos de percepción, tanto física como intelectual, sirven para poner en
entredicho la legitimidad moral de las ánimas mientras vivían, como parecer, pensar o
ver:
(3)
a. MERCURIO. Ea, dime: ¿cómo viviste en el mundo para que pienses subirte al cielo?
ÁNIMA.- Fui de los cristianos que se llaman perfectos.
MERCURIO.- ¿Parécete que va poca diferencia de llamarse perfecto a serlo? [DMyC:
171].
b. CARÓN. ¿Hacías algo por amor de Dios?
ÁNIMA.- ¡Mira si hacía!
CARÓN.- ¿Qué?
ÁNIMA.- Guerra contra los turcos.
CARÓN.- ¿De qué manera?
ÁNIMA.- Haciéndoles todo el mal que podía.
CARÓN.- Y ¿cómo pensabas tú hacer servicio a Dios en eso? ¿Tú no veías que cuanto
más mal hacías a los turcos más odio cobraban ellos contra Jesucristo y más obstinados
estaban en su opinión? [DMyC: 155]
(4)
CARÓN.- ¿Dícesme de verdad, Mercurio, que el Emperador mesmo dio esa respuesta?
MERCURIO.- Él mesmo, y aun mucho mejor que yo lo digo.
CARÓN.- Dígote de verdad que no oí mejor cosa en mi vida5 [DMyC: 196].
(5)
a. LATANCIO. Veamos, ¿para qué dan los cristianos al Papa las rentas que tiene?
ARCIDIANO.- Para que las gaste y despenda en aquello que más bien y más
provechoso sea a la República.
LATANCIO.- ¿Pues qué cosa pudiera ser más provechosa que hacer volver aquel
ejército? [DCAR: 127]
5
Nótese en este fragmento cómo los verbos dícesme, digo, dígote y oí están haciendo referencia al
proceso de enunciación propio de la conversación.
6
Cf. Leal (2008: 88).
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(6)
ÁNIMA.- ¡Ah, barquero! ¡Pásanos!
CARÓN.- ¿Estás solo y dices «pásanos», como si fuésedes muchos?
ÁNIMA.- ¿Tú no ves que soy obispo?
CARÓN.- ¿Y pues?
ÁNIMA.- Los obispos, por guardar nuestra gravedad, hablamos en número plural
[DMyC: 125].
2.2. Deixis
7
Bustos (2001b: 195) entiende que la oralidad se regula por dos condiciones de producción básicas: los
signos deícticos y el contexto pragmático.
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(7)
a. MERCURIO.- Luego, ¿duermes tú agora?
CARÓN.- Ya tú lo ves.
MERCURIO.- Véote los ojos cerrados, mas la boca abierta, hablando [DMyC: 77].
b. CARÓN.- Guiará entre tanto mi lugarteniente la barca, y nosotros, sentados en este
prado, podremos hablar y a las veces reírnos con algunas ánimas que vendrán a pasar
[DMyC: 82]
c. MERCURIO. Apártate esos cabellos que van volando hacia arriba y baja esa barba
que paresce chapeo vedejudo lleno d’escarcha, y finge gravedad, como si tú fueses el
mismo Rey a quien la carta se endereza; yo que la leo, el Emperador (...). Agora, sus,
abájate los cabellos con las manos y échatelos detrás de las orejas y está atento8
[DMyC: 138].
d. CARÓN.- Sea como tú quisieres, que por oír esas buenas nuevas, no hay cosa que no
sufra de buena gana. Vesme aquí a mí sentado, siéntate tú si quisieres [DMyC: 210].
Hemos dicho más arriba que la entrada de las ánimas en escena se suele marcar con
la llamada de atención de uno de los interlocutores al otro mediante la utilización de un
verbo de percepción física en imperativo (cata, mira). Los elementos deícticos también
son frecuentes en estos momentos de introducción de nuevas figuras dialogales, sobre
todo el empleo de determinantes (menos frecuentemente pronombres) demostrativos,
pero también adverbios de lugar y tiempo:
(8)
a. CARÓN.- Soy contento. Pero mira también tú aquella ánima con cuánta soberbia
viene [DMyC: 96].
b. CARÓN.- Soy contento, pero veamos primero lo que quiere decir esta ánima que no
va a pasar con las otras [DMyC: 103].
c. MERCURIO.- Mira, mira, Carón, con cuánta arrogancia viene aquella ánima [DMyC:
118].
d. MERCURIO.- Que me place, mas, despacha tú esa ánima que nos está aquí
escuchando [DMyC: 125].
e. CARÓN.- Espérate, Mercurio, veamos quién es éste [DMyC: 179].
f. CARÓN.- Mira también tú cómo se va aquella ánima por la cuesta arriba. Vamos
tras ella [DMyC: 183].
2.2.1. Vocativos
8
Este fragmento se encuentra solo en el manuscrito (cf. DMyC: 57-64). En alguna ocasión, los pasajes
omitidos en el impreso responden a situaciones de comunicación más distendidas y proclives al humor,
donde podemos encontrar «chistes y pullas» y «rupturas, saltos de tema y digresiones», de los que habla
Ana Vian (1988: 184-185).
9
Así también lo entiende Leal (2008: 76).
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del personaje que habla. Cuando solo intervienen dos dialogantes, el uso del vocativo
parece tener un mero valor fático e incluso, a veces, da la impresión de que es un mero
añadido en el discurso por convenciones de género textual. No obstante, podemos
pensar que el vocativo es uno de los mecanismos más eficientes para dar verosimilitud a
esa oralidad fingida que intentamos describir aquí, en tanto que es capaz de evocar una
situación ficticia de comunicación en la que dos personajes se están interpelando
mutuamente creando un espacio conversacional propio del que el lector parece ser un
espectador al margen. Claro que el vocativo puede cumplir, incluso cuando no hace
falta su aparición porque en el diálogo solo intervienen dos interlocutores, diferentes
funciones discursivas, como la de indicar sorpresa:
(9)
a. CARÓN.- ¿Qué me dices, Mercurio?
MERCURIO.- Esto que oyes, Carón [DMyC: 78].
b. CARÓN.- ¿Qué me dices, Mercurio? ¿Has oído lo que ha pasado? [DMyC: 120].
c. CARÓN.- ¿Vístelo tú eso, Mercurio?
MERCURIO.- Mira si lo vi, y noté cuánto se hacía [DMyC: 193].
Asimismo, son frecuentes los casos en que mediante el vocativo se hace explícito un
reproche al interlocutor, generalmente acompañado de una forma en imperativo.
Creemos que el vocativo en este contexto denota cierto grado de agresividad que suele
contrarrestarse con alguna estrategia de cortesía que mitigue la expresión de la opinión
contraria a la del otro dialogante. En el DCAR, el uso del vocativo es menos frecuente
(solo intervienen dos personajes, excepto al final), pero, cuando aparece, por lo general
tiene este valor de disconformidad con la tesis esgrimida por el oponente:
(10)
a. ARCIDIANO. Y aun si en otra parte estuviésemos donde fuese lícito hablar, yo diría
perrerías desta boca.
LATANCIO.- ¿Contra quién?
ARCIDIANO.- Contra quien ha hecho más mal en la Iglesia de Dios que ni turcos ni
paganos osaran hacer.
LATANCIO.- Mirad, señor Arcediano, bien puede ser que estéis engañado echando la
culpa a quien no la tiene [DCAR: 88].
b. ARCIDIANO.- Pues veamos, señor Latancio, ¿paréceos cosa de fruir quel
Emperador haya hecho en Roma lo que nunca infieles hicieron, y que por su pasión
particular y por vengarse de un no sé qué, haya así querido destruir la Sede apostólica
con la mayor inominia, con el mayor desacato y con la mayor crueldad que jamás fue
oída ni vista? [DCAR: 89]
También en el DMyC es normal esta función, sobre todo cuando las ánimas que llegan
a dialogar con los protagonistas intentan justificar la legitimidad moral de su existencia,
mientras Mercurio y Carón les hacen ver cómo vivían muy engañados, de donde surge
el tono de reproche que emplean, sirviéndose a veces de fórmulas despectivas para
referirse a ellas, e inversamente también las ánimas intentan defenderse de los ataques
de los personajes principales:
(11)
a. ÁNIMA.- Nunca vi barquero tan grosero. ¿Tú no miras con quién hablas?
CARÓN.- Di, pues, quién eres.
ÁNIMA.- El Duque.
CARÓN.- Pues mira, hermano: duques, reyes, papas, cardenales y ganapanes, todos
son iguales en mi barca [DMyC: 119].
b. CARÓN.- Desa manera no aprovechaba tu sermón sino para que el malo perseverase
con mayor obstinación en sus vicios.
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(12)
CARÓN.- Así me parece. Mas, mira, Mercurio, cuál viene aquel espantajo de higuera
tan largo como una blanca de hilo.
MERCURIO.- Sin duda, debe ser algún hipócrita, déjame con él. ¿Adónde vas, ánima?
[DMyC: 177]
(13)
a. ÁNIMA.- Hazlo, por mi amor, si por dicha viniere.
CARÓN. ¿Qué te parece, Mercurio? ¿Qué tal debe andar el ganado con tales pastores?
10
En la segunda parte serán seis las ánimas que entren escena, pero en este caso se trata de muertos que
van al cielo (no al infierno, como estas a las que nos estamos refiriendo preferentemente en este trabajo),
cuyos parlamentos dan lugar a pocos procedimientos propios del coloquio, y más bien las largas
parrafadas que el autor pone en su boca son deudoras de la tradición textual de la biografía.
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MERCURIO.- ¡Pues es verdad que hay pocos de estos tales! [DMyC: 129]
b. CARÓN.- Hízolo aquel gentil ¿y no lo hacen los cristianos? Mas, pues quesiste ser
malo, aquí pagarás la pena de tu maldad.
MERCURIO.- ¿No te parece, Carón, que se conforma esto con lo que yo te he dicho?
CARÓN.- Así me parece. Y teniendo los príncipes cabe sí tal gente, no me maravillo
sino del mal que no hacen [DMyC: 167].
(14)
ÁNIMA.- ¿Vosotros no vedes que soy cardenal?
CARÓN.- Ése tengas en el ojo.
ÁNIMA.- Mas aína lo ternás tú si me haces tomar este remo.
CARÓN.- ¿De cardenal te quieres tornar galeote?
MERCURIO.- No lo consientas, Carón.
CARÓN.- ¿Por qué, Mercurio?
MERCURIO.- Porque si guía tu barca como guió la Iglesia de Jesucristo, yo te la doy
por perdida.
ÁNIMA.- Dejémonos de esas gracias, Mercurio, que ya se pasó vuestro tiempo, pues
que no sois ya alcahuete de Júpiter [DMyC: 136-137].
Como elementos de deixis no queremos dejar de señalar, aunque solo sea de pasada,
el uso constante de pronombres tónicos y átonos, la presencia también habitual del
modo imperativo y del tiempo presente en los verbos, lo que puede comprobarse a partir
de los ejemplos citados hasta ahora. A continuación queremos hacer alusión a la
presencia de determinadas «expresiones fáticas o apelativas» en la terminología de Leal
(2008: 87), que son deícticas en tanto que increpan al interlocutor enfatizando
generalmente una petición:
(15)
a. MERCURIO. Si no, dime, por tu fe, ¿tenías siempre tiempo de oír los negociantes?
[DMyC: 105]
b. CARÓN.- Calla ya, que no le faltará otro obispo.
ÁNIMA.- Hazlo, por mi amor, si por dicha viniere [DMyC: 129].
(16)
a. ÁNIMA.- ¿Cómo que no viniera al infierno? ¿Parécete que venir aquí es venir al
infierno?
11
Nótese cómo el ánima se dirige a los dos personajes mediante el pronombre vosotros, algo que no
ocurre en los demás casos.
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Los textos orales no se someten a un rígido esquema del orden de palabras. Se suele
afirmar que el español es una lengua que permite una relativa flexibilidad a la hora de
enlazar sintagmáticamente los componentes oracionales, aunque la estructura
prototípica sea la de sujeto-verbo-predicado. Son muchos los factores que pueden influir
en la dislocación de esta estructura básica: por ejemplo, en un texto literario en verso, la
rima o los condicionamientos métricos son determinantes a la hora de construirlo
sintácticamente. Por supuesto existen también motivos de estilo, patentes asimismo en
los textos literarios y que difieren según el autor y la moda de época: en el siglo XV, por
ejemplo, como constata Lapesa (2005[1981]: 257), el calco de la sintaxis latina prodiga
el gusto por el hipérbaton y por el verbo al final de la frase, lo que provoca un cambio
llamativo en el esquema sujeto-verbo-predicado.
Precisamente estos factores de los que acabamos de hablar son representativos de un
tipo de lengua más formal, cercana a la distancia comunicativa. Existen, sin embargo,
otros fenómenos discursivos que tienen que ver con la estructura informativa del texto y
que sí afectan a la conversación cotidiana. Será posible, pues, encontrar en el diálogo
ciertos elementos que reflejen una especial distribución de los componentes del discurso
y den relieve a unos más que a otros para destacarlos informativamente. A este respecto,
hemos podido comprobar en nuestro corpus que es muy usual lo que Narbona (2005:
96) llama «anticipación focalizadora o pretemática» de algunos segmentos oracionales:
(17)
a. MERCURIO. Dime, cuando estabas enfermo, ¿pesábate mucho de morirte? [DMyC:
108].
b. ÁNIMA.- Y los trentanarios, oficios, misas y limosnas que se han de decir y hacer
por mí, ¿tampoco me han de aprovechar? [DMyC: 111].
c. MERCURIO.- ¿Y el obispado?
ÁNIMA.- Bien caro me costó, de servicios y aun de dineros; y habiéndome costado tan
caro, ¿querías tú que diese sus emolumentos de balde? ¡Sí, por cierto, a eso me andaba
yo! [DMyC: 128]
d. CARÓN.- Y al Rey, ¿heciste algún señalado servicio? [DMyC: 164]
e. MERCURIO.- Sanct Pablo ¿no era sacerdote?
ÁNIMA.- Sí.
MERCURIO.- Pues él mesmo ¿no dice que trabajaba de noche con sus manos para
ganar de comer, por no ser molesto al prójimo? [DMyC: 174]
Como se podrá comprobar a la luz de estos ejemplos, en todos los casos se trata de
enunciados interrogativos a los que antecede un segmento que no ocupa su lugar
“natural” en la estructura oracional, un segmento que debemos imaginar como proferido
con un tono prosódico peculiar normalmente12 anunciado por diversos elementos: en el
primer ejemplo, el imperativo dime posee una fuerza ilocutiva evidente, en tanto que
convoca sin ninguna estrategia mitigadora la participación del receptor; en los tres casos
siguientes, el segmento destacado va precedido de un mecanismo de conexión
12
De los ejemplos anteriormente citados, solo no aparece elemento introductor del segmento oracional
destacado en la secuencia Sanct Pablo ¿no era sacerdote?, quizá por variar en la estrategia discursiva de
concatenación de premisas.
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(18)
a. CARÓN.- Soy contento. Pero mira también tú aquella ánima con cuánta soberbia
viene. Algún sátrapa debe ser [DMyC: 96].
b.CARÓN. Veamos, ¿muévele a hacer eso el amor que tiene al rey de Francia o alguna
enemistad que tenga al Emperador?
ÁNIMA.- ¡Al rey de Francia maldito el amor que tiene! ¡Ni aun a hombre del mundo
más de cuanto piensa aprovecharse a sí mismo! [DMyC: 145]
2.4. La interrogación
(19)
a. MERCURIO.- ¿Quién te decía eso?
ÁNIMA.- Mis confesores.
CARÓN.- ¿Dábasles algo?
ÁNIMA.- No de mi hacienda, pero hacíales haber buenas dignidades y aun obispados
[DMyC: 107].
b. CARÓN.- ¿En qué te ejercitabas?
ÁNIMA.- En jugar, cazar, burlar y andar entre mujeres [DMyC: 151].
c. CARÓN.- Y a esos pocos, ¿teníasles buena amistad?
ÁNIMA.- Cuando me cumplía.
CARÓN.- ¿Guardabas la fe que les dabas?
ÁNIMA.- Mientra que me estaba bien guardarla, la guardaba, y cuando no, nunca
faltaba algún achaque con que romperla [DMyC: 154].
d. ÁNIMA.- No sabes lo que te dices. Sé que eso no es ser teólogo.
CARÓN.- ¿Pues qué?
ÁNIMA.- Saber disputar pro y contra y determinar quistiones de teología.
CARÓN.- ¿Y en eso eras grande hombre?
ÁNIMA.- ¡Mira si era! Daba a entender todo que yo quería con falsos o verdaderos
argumentos.
CARÓN.- ¿De qué manera?
ÁNIMA.- Yo te porné un ejemplo tan grosero como tú [DMyC: 179].
13
Mª Victoria Escandell (1999: 3973-3975) estudia la pregunta dentro del apartado de las interrogativas
neutras, y dice de ella que «es una petición de información realizada por medio de una oración
interrogativa directa».
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Muy frecuentes en los pasajes que analizamos son los enunciados interrogativos
marcados, es decir, los que contienen alguna marca de orientación interpretativa que
indica sorpresa, desacuerdo, incredulidad, etc., ante la intervención inmediatamente
anterior del interlocutor o que condiciona de alguna manera la respuesta del mismo.
Tales «indicadores de orientación interpretativa», en la terminología de Escandell
(1999: 3978), suponen un eficaz mecanismo argumentativo al servicio del emisor. Las
preguntas iniciadas con que o cómo que reproducen en tono de sorpresa parte de la
intervención anterior del interlocutor, o incluso expresan la disconformidad de este
frente a lo que se puede fácilmente deducir de las palabras que acaba de escuchar:
(20)
a. CARÓN.- Mal podías gobernar a los otros si no te supiste gobernar a ti.
ÁNIMA.- ¿Cómo no14?
CARÓN.- Porque si bien te gobernaras, no vinieras al infierno.
ÁNIMA.- ¿Cómo que no viniera al infierno? ¿Parécete que venir aquí es venir al
infierno?
CARÓN.- A la fe, hermano, si te piensas otra cosa, estás muy engañado.
ÁNIMA.- ¡Oh, desventurado de mí! ¿Que al infierno tengo de ir? [DMyC: 104]
b. CARÓN.- ¿De cardenal te quieres tornar galeote?
MERCURIO.- No lo consientas, Carón.
CARÓN.- ¿Por qué, Mercurio?
MERCURIO.- Porque si guía tu barca como guió la Iglesia de Jesucristo, yo te la doy
por perdida.
ÁNIMA.- Dejémonos de esas gracias, Mercurio, que ya se pasó vuestro tiempo, pues
que no sois ya alcahuete de Júpiter. ¿Cómo? ¿Que por tan ruin me tenías que hobiese de
tomar tan ruin oficio? [DMyC: 137]
c. CARÓN. No vi mayor necedad en mi vida que dar un cartel, en que desafiaban por
cosas no ocho días antes pasadas, fecho dos meses y medio antes. ¿Cómo, que tan
necios eran los embajadores y su rey d’armas que no sabían mudar aquella fecha?
[DMyC: 199].
(21)
a. ÁNIMA. De manera que, muriendo con aquella congoja, cuando pensé subir al cielo,
me hicieron bajar acá al infierno.
CARÓN.- Con razón. ¿Cómo, y tan necio eras tú que sin querer hacer nada de lo que te
mandó Jesucristo te quisieses aprovechar de los méritos de su sangre y pasión?
ÁNIMA.- ¡Como si fuese yo solo! A buena fe, si vas al mundo, en todas partes lo
halles lleno de semejantes necios [DMyC: 120].
14
Cómo y cómo no, a su vez, son partículas interrogativas frecuentes en estos episodios cuando el
interlocutor quiere manifestar su sorpresa ante lo dicho en el turno precedente.
15
Cf. Escandell (1999: 3971-3972).
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La verosimilitud conversacional en los diálogos de Alfonso de Valdés 20
b. ÁNIMA. (...) y como tú sabes, siempre los malos suelen tener odio a los buenos. Y
aun otra cosa hay: que nunca pudo acabar con el Emperador que lo hiciese papa por
fuerza.
MERCURIO.- ¿Cómo? ¿Y osaba ese cardenal procurar una cosa tan infame y
abominable como ésa? [DMyC: 146]
c. MERCURIO.- Antes te quiero luego dejar.
CARÓN.- Eso no harás tú si yo puedo. ¿Cómo? ¿Y así piensas dejarme, la miel en los
rostros?
MERCURIO.- Pues ¿qué quieres? [DMyC: 210]
Tal como las hemos descrito, estas últimas interrogativas tienen mucho en común
con las retóricas. Según Mª Victoria Escandell (1999: 3985), por medio de este tipo de
preguntas «el emisor comunica que no es totalmente neutral con respecto al contenido
proposicional de su enunciado, sino que favorece explícitamente una determinada
opción: la que presenta el signo contrario al que aparece en su enunciado». Quizá en las
interrogativas retóricas parciales la intención comunicativa sea diferente (tal vez la
sugerencia, la puesta en común de una duda que probablemente no puede resolverse),
pero en las totales la «inversión de polaridad» (Igualada Belchí 1994: 33) es evidente:
cuando son afirmativas, el receptor prepara o interioriza sin verbalizar una respuesta
negativa, y viceversa. Tal como las concibe Escandell, las preguntas retóricas permiten
una respuesta o, al menos, una confirmación por parte del receptor (Escandell 1999:
3985). Esta concepción difiere de la retórica tradicional, que define la pregunta retórica
como aquella que no pide respuesta. Se podrían, por qué no, entender diversos grados:
las que no precisan respuesta se insertan quizás en un tipo de texto más formal, cercano
a la distancia comunicativa, o al menos así las encontramos en nuestro corpus, en
pasajes con una muy consciente voluntad de estilo, generalmente integradas en los
monólogos de algún personaje:
(22)
a. ÁNIMA. ¡Oh padre! ¿por qué me engendraste? Y tú, madre, ¿para qué me pariste, por
qué me criaste, por qué me diste a mamar leche de tus tetas? ¿No valiera más que tú,
padre, nunca me engendraras y que tú, madre, nunca me parieras ni criaras? ¿No valiera
más que el mesmo día que nascí me ahogárades y feneciera, que no que me criárades
para que viva malaventurada todos los amargos días de mi vida? [DMyC: 144].
b. ÁNIMA. Entonces comencé a reñir conmigo, diciendo: «¿Cómo, y esto es ser
príncipe? ¿Esto es ser rey? ¿Desta manera se apacienta el ganado?, ¿de esta manera
se gobiernan los reinos?» [DMyC: 214].
c. ARCIDIANO. ¿Ésta era la defensa que esperaba la Sede apostólica de su defensor?
¿Ésta era la honra que esperaba España de su Rey tan poderoso? ¿Ésta era la gloria,
éste era el bien, éste era el acrecentamiento que esperaba toda la cristiandad? ¿Para
esto adquirieron sus abuelos el título de Católicos? ¿Para esto juntaron tantos reinos y
señoríos debajo de un señor? ¿Para esto fue elegido por Emperador? ¿Para esto los
Romanos Pontífices le ayudaron a echar los franceses de Italia? ¿Para que en un día
deshiciese él todo lo que sus predecesores con tanto trabajo y en tanta multitud de años
fundaron? [DCAR: 90]
Por otro lado, son muy numerosas en nuestros textos las interrogativas
‘confirmativas’ (las que «utilizan típicamente una formulación negativa con negación
externa»), de las que Escandell (1999: 3985-3986) trata dentro del apartado de las
retóricas, y que, a diferencia de las anteriores, casi siempre conducen a una intervención
del personaje al que se dirige el emisor con el empleo de la segunda persona del verbo
(y también mediante otros procedimientos deícticos, como el pronombre o el vocativo).
En el caso de la utilización de este tipo de preguntas por parte de las ánimas, los verbos
empleados son generalmente de percepción física, conjugados en tiempo presente, y
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parecen indicar la importancia que aun en la muerte sigue teniendo la apariencia para
estos seres:
(23)
a. ÁNIMA.- Nunca vi barquero tan grosero. ¿Tú no miras con quién hablas?
CARÓN.- Di, pues, quién eres [DMyC: 119].
b. CARÓN.- ¿Estás solo y dices «pásanos», como si fuésedes muchos?
ÁNIMA.- ¿Tú no ves que soy obispo?
CARÓN.- ¿Y pues?
ÁNIMA.- Los obispos, por guardar nuestra gravedad, hablamos en número plural
[DMyC: 125].
c. ÁNIMA.- ¿Vosotros no vedes que soy cardenal?
CARÓN.- Ése tengas en el ojo [DMyC: 136].
(24)
a. MERCURIO.- Si tú te acordaras que aquel cuerpo no era sino una cárcel en que
estabas preso y que no eras morador sino caminante en aquel mundo, no solamente no
te pesara, mas holgaras de salir dél. ¿No has leído de David que se quejaba porque vivía
tanto, diciendo: Heu mihi, quia incolatus meus prolongatus est? [DMyC: 108]
b. CARÓN.- Pues si esas buenas obras hacías por el mundo, ya tienes el galardón del
mundo. ¿No fuera mejor hacerlas por Dios?
ÁNIMA.- Mejor, mas no pensé yo haberlas menester, teniendo yo por cierto que no se
me había de escapar el cielo, pues tenía mis bulas y decía mi oración cada día [DMyC:
119-120].
c. MERCURIO.- Y ésa ¿no era sim[o]nía?
ÁNIMA.- Ya no se usa otra cosa; entre ciento no verás dar un beneficio, sino por
servicios o por favor.
ÁNIMA.- Yo nunca entendía en nada deso; allá lo tenía encomendado a los de mi
Consejo.
CARÓN.- ¿Y tú, nunca te juntabas con ellos a ver y entender lo que hacían?
ÁNIMA.- Algunas veces, mas pocas; y ésas, más por el decir de la gente que porque yo
entendiese en lo bueno ni remediase lo malo que ellos hacían [DMyC: 150].
(25)
a. ÁNIMA.- ¿El hábito? De muy buena voluntad. ¡Ojalá me lo hubieras quitado en el
mundo!
CARÓN.- ¿Pesábate de traerlo?
ÁNIMA.- Así burlando.
CARÓN.- ¿Por qué?
ÁNIMA.- ¿Piensas que es poco trabajo haber [hombre] todavía de fingir sanctidad
contra su voluntad? [DMyC: 97-98]
b. MERCURIO.- De manera que, procurando de agradaros, os envían al infierno.
Dime, cuando estabas enfermo, ¿pesábate mucho de morirte?
ÁNIMA.- Pues, ¿no me había de pesar? [DMyC: 108]
c. CARÓN.- Hombre eras de buen recaudo.
ÁNIMA.- A la fe, sí, que buen recaudo y buena maña es menester para ello.
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La verosimilitud conversacional en los diálogos de Alfonso de Valdés 22
(26)
a. MERCURIO.- Por cierto, tú empleabas muy bien tu tiempo en cosas muy
convenientes a tu dignidad. Veamos: ¿Y los beneficios, a quién los dabas?
ÁNIMA.- ¿A quién los había de dar sino a mis criados en recompensa de servicios?
[DMyC: 128]
b. CARÓN. ¿Hiciste algunas leyes?
ÁNIMA.- Yo no; los del mi Consejo hacían algunas.
CARÓN.- Y en ellas, ¿a qué tenían respecto?
ÁNIMA.- ¿A qué lo habían de tener sino a aumentar las penas que se aplicaban a mi
fisco, en que yo solía hacer a ellos mercedes? [DMyC: 153]
Al investigar los rasgos de oralidad presentes en estos diálogos del siglo XVI,
merece la pena también fijarse en determinadas expresiones que, si bien es aventurado
catalogarlas como coloquiales, parecen estar ligadas a un tipo de lengua menos formal y
que, por tanto, pueden considerarse como representativas de la inmediatez comunicativa
(aunque, de nuevo, haya que remitir a las salvedades que se enunciaron en la
introducción). En algunos casos se trata de frases hechas que reflejan cierta pretendida
espontaneidad lingüística con que el autor caracteriza a las ánimas:
(27)
a. MERCURIO. Mas como tú no tenías respecto a más de aquella vida y quizá
dubdabas si había otra y para aquella enderezabas todas tus cosas y por satisfacer al
mundo hacías tus buenas obras, no me maravillo que se te hiciese de mal dejarlo.
ÁNIMA.- El diablo te lo dijo. Mas veamos: y la bula del Papa Adriano, ¿no me ha de
aprovechar? [DMyC: 109]
b. ÁNIMA.- Diga cada uno lo que quisiere, que esto me estaba a mí bien.
CARÓN.- ¿Por qué?
ÁNIMA.- Porque los buenos nunca me hacían sino ladrar a las orejas, diciendo que
trataba mal mis súbditos y que no hacía lo que debía, y por esto los tenía aborrecidos...
[DMyC: 153].
Del mismo modo, sin llegar a ser frases hechas, aunque sí recurrentes dentro de
nuestro corpus, aparecen otro tipo de expresiones cercanas a la coloquialidad que tienen
distintas funciones, como la de expresar el enfado o la disconformidad:
(28)
a. CARÓN.- Pues paga el pasaje, que allá te mostrarán a qué sabor has de vivir de aquí
adelante.
ÁNIMA.- ¿Yo, pasaje?16¡Como si no supieses tú que los frailes somos exentos! [DMyC:
97].
b. ÁNIMA. ¿Y que con todo esto haya yo ahora de venir al infierno? Aína me harías
perder la paciencia [DMyC: 105].
16
En este caso la disconformidad se manifiesta mediante la espontánea elocución de una pregunta breve
donde la estructura pronombre-pausa-nombre juega con la elipsis para hacer más efectiva la actitud de
desacuerdo.
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Santiago Del Rey Quesada 23
c. MERCURIO. (...) mas, por decirte la verdad, aún no te he oído decir cosa por donde
te debieses llamar perfecto ni esperar de subir al cielo.
ÁNIMA.- ¿Cómo no? Aína17 me harías tornar loco [DMyC: 172].
d. CARÓN.- Pues ¿cómo se dejaban gobernar de un infiel como tú?
ÁNIMA.- ¿A qué llamas infiel? ¡Sabes si me enojo!18 [DMyC: 150]
e. CARÓN.- ¡Torna acá, ánima! ¿Dónde vas?
ÁNIMA.- En eso estaba pensando19.
CARÓN.- ¡Sabes si me enojo!
ÁNIMA.- Darás de coces a tu barca20 [DMyC: 183].
f. CARÓN.- ¿A qué llamas buena maña?
ÁNIMA.- ¿Piensas que te lo tengo de decir por tus ojos bellidos?21 A buena fe, no lo
sepas si no me lo pagas bien [DMyC: 162].
Una expresión empleada a veces en las respuestas de las ánimas es así burlando. Con
ella se intenta banalizar la pregunta precedente, dando por obvia la respuesta afirmativa,
en caso de que se trate de una interrogativa total. Lo que se da por hecho, normalmente,
es una mala acción de la que el ánima no se arrepiente, de manera que estas expresiones,
a la vez que se sitúan en contextos en que impera la ironía, revelan el cinismo de estos
personajes:
(29)
a. ÁNIMA.- ¿El hábito? De muy buena voluntad. ¡Ojalá me lo hubieras quitado en el
mundo!
CARÓN.- ¿Pesábate de traerlo?
ÁNIMA.- Así burlando.
CARÓN.- ¿Por qué?
ÁNIMA.- ¿Piensas que es poco trabajo haber todavía de fingir sanctidad contra su
voluntad? [DMyC: 97-98]
b. CARÓN.- Y al Rey, ¿heciste algún señalado servicio?
ÁNIMA.- Así burlando, el mayor que nunca criado hizo a su señor.
CARÓN.- Alguna gran cosa debe ser ésta.
ÁNIMA.- Sabes qué tan grande, que yo fui el primero que le aconsejase que ofreciese
al Emperador todo lo que pidiese por salir de prisión, y que, después de salido, no
cumpliese cosa alguna de lo que él le hobiese prometido. Y con este mi buen consejo, él
quedó libre, y el Emperador engañado [DMyC: 164-165].
(30)
a. CARÓN. Y tú, ¿sabes qué cosa es ser obispo?
ÁNIMA.- Mira si lo sé, habiéndolo sido veinte años [DMyC: 127].
b. MERCURIO.- ¿Cómo? ¿Y osaba ese cardenal procurar una cosa tan infame y
abominable como ésa?
17
En la lengua actual existe una expresión coloquial semejante; en un contexto en el que alguien está
jugando con un objeto frágil, cualquier persona presente puede recriminarlo en estos términos: todavía lo
vas a romper.
18
La disconformidad aquí se presenta en forma de amenaza velada: sabes (lo que pasará) si me enojo.
19
Repárese en la vigencia de esta expresión en la lengua española, lo que podría confirmar el carácter
coloquial de la misma. Puede ponerse en relación con el fenómeno de la ironía, que consideramos a
continuación.
20
Más que enfado o disconformidad, esta frase expresa indiferencia.
21
Con esta expresión se manifiesta el desacuerdo del interlocutor ante una situación en la que, desde su
perspectiva, no gana nada al ofrecer la información que posee. Podemos pensar en un sintagma presente
en el español coloquial usado en esta misma situación, semejante a por tus ojos bellidos: por tu cara
bonita.
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ÁNIMA.- ¡Mira si osaba! Y aun de lo que no osa y hace me maravillo [DMyC: 146].
c. CARÓN.- De manera que el propio sudor del pueblo convertías tú en su destrucción.
¿Hacías algo por amor de Dios?
ÁNIMA.- ¡Mira si hacía!
CARÓN.- ¿Qué?
ÁNIMA.- Guerra contra los turcos [DMyC: 154-155].
(31)
a. MERCURIO. ¿Tú no ves, Carón, con cuánta soberbia aquella ánima entra en tu
barca? ¿Qué me quieres apostar que es algún francés?
CARÓN.- ¿En qué lo conosces?
MERCURIO.- Llámalo y verlo has [DMyC: 161].
b. ÁNIMA.- ¿Qué quieres apostar que te hago conoscer que eres cabrón?
CARÓN.- Que no [DMyC: 180].
(32)
CARÓN.- Ésas, ¿no eran falsedades y aun traiciones, cohechar y vender humo a los
negociantes y engañar a tu señor que se fiaba de ti?
ÁNIMA.- ¿Qué se me daba a mí? ¡Hiciese yo mi provecho y fuese como quiera!
[DMyC: 164].
2.5.1. El refrán
(33)
a. MERCURIO.- Y aun por eso procuraban ellos de contentarte. Veamos, y para [lo
que dices que allegabas tú mismo], ¿qué arte tenías?
22
No hay más que recordar la importancia que se la ha dado al refrán para intentar demostrar la tesis
según la cual Sancho sería la representación paradigmática de la lengua coloquial de principios del XVII.
23
En este sentido, el empleo de los refranes tiene también que ver con el problema de la polifonía: «en el
acto argumentativo entran en juego los presupuestos, que, al ser de la comunidad, le dan al mismo un
sentido polifónico» (Fuentes y Alcaide 2002: 40).
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2.6. La interjección
(34)
a. MERCURIO. ¡Oh, cristianos, cristianos! ¿Ésta es la honra que hacéis a Jesucristo?
[DMyC: 87]
b. ÁNIMA.- ¡Oh, desventurado de mí! ¿Que al infierno tengo de ir? [DMyC: 104]
c. MERCURIO.- Que me place. Mas despacha tú esa ánima que nos está aquí
escuchando.
d. ÁNIMA.- ¡Ah, barquero! ¡Pásanos! [DMyC: 125]
Sin embargo, aparece también otro tipo de interjecciones (básicamente ea y sus) que
sí parecen corresponder a un tipo de discurso conversacional más cercano a la
inmediatez y cuya expresividad está relacionada con su carácter coloquial:
(35)
a. CARÓN.- ¿Por tan necio me tenías tú a mí que había de fiar mi barca a un hombre
como tú?
MERCURIO.- Ea, dinos cómo gobernaste la barca de la iglesia de Jesucristo [DMyC:
137].
b. MERCURIO.- Sin dubda debe ser algún hipócrita, déjame con él. ¿Dónde vas,
ánima?
ÁNIMA.- Al cielo.
MERCURIO.- ¿Al cielo? Ea, dime ¿cómo viviste en el mundo para que pienses subirte
al cielo? [DMyC: 171]
c. CARÓN. Agora, sus, no quede por eso; toma la mano [DMyC: 163].
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2.7. El insulto
(36)
a. MERCURIO. El Emperador le respondió que si no podía cumplir aquello, que
hiciese a lo menos lo que no podía negar que no estuviese en su mano, que era volver a
la prisión como había prometido y jurado. Mas nunca él lo quiso hacer.
CARÓN.- ¡Oh, hideputa y qué Marco Régulo o qué rey Joan de Francia para hacer una
cosa como ésa! ¡A eso se andaba! [DMyC: 118]
b. ÁNIMA.- Sola una causa hobo.
CARÓN.- ¿Una sola?
ÁNIMA.- Digo que una sola.
CARÓN.- ¿Cuál?
ÁNIMA.- La avaricia y ambición de un cardenal que tiene cabe sí, por cuya mano se
deja gobernar.
CARÓN.- ¡O hideputa, qué gentil cardenal! [DMyC: 145]
(37)
a. ÁNIMA.- Mira, hermano, todo mi intento era dejar muy gran estado, y para hacerlo
no tenía mejores medios que éstos. No, sino sed bueno y viviréis toda vuestra vida
pobre.
CARÓN.- ¿Es posible que en la corte de un príncipe cristiano se sufra una pestilencia
como tú? [DMyC 165]
b. ÁNIMA.- Sobrábame si yo me quisiera contentar; mas si alguna vez me enamoraba,
fuese de doncella o de casada, por fuerza o de grado había de gozar de ella.
CARÓN.- ¡Oh qué vergüenza! Veamos, ¿no hay ley que castigue los que eso hacen?
[DMyC: 151-152]
c. ÁNIMA.- Reprehendíame aquellos (vicios) que él mismo conoscía tener yo voluntad
de dejar, y por los otros pasaba muy livianamente por no descontentarme.
CARÓN.- ¡Oh qué pestilencia! [DMyC: 156]
(38)
ÁNIMA.- Fiábame en las bulas y confesionarios, indulgencias y perdones que los
papas me tenían concedido y también en la misericordia de Dios.
24
«Por lo demás –dice Narbona (2005: 94, n.7)– es sabido que la expresión la hideputa que te parió no
era tan grave como hoy».
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CARÓN.- ¿Parécete que sería misericordia perdonar tan grandes ma[l]dades como las
tuyas, hechas y cometidas a sabiendas? Antes, porque es Dios misericordioso, quiere
que tú y los a ti semejantes seáis muy rigurosamente castigados, porque tratáis mal
aquel pobre pueblo cristiano por cuyo bien fuistes vosotros instituidos. ¿No te pareciera
crueldad si dejaras de castigar un público ladrón, salteador de caminos y capeador?
ÁNIMA.- Sí, por cierto.
CARÓN.- Pues la misma sería si Dios dejase de castigar a ti, peor que ladrón,
capeador y salteador de caminos (...). Anda, pues, monstruo maldito, que acá te
vezarán cómo se deben tratar los súbditos y gobernar los reinos [DMyC: 157-158].
(39)
a. MERCURIO.- ¿Pedíasselo tú al príncipe o dábatelo de su voluntad?
ÁNIMA.- ¡Bueno estaba yo si hobiera de esperar que él me lo diera! [DMyC: 107]
b. MERCURIO. Si tú vivieras como San Francisco, aunque no murieras en su hábito, te
diera Dios el premio que dio a san Francisco, mas viviendo tú contrario a la vida de San
Francisco, porque al tiempo de tu muerte te vistieses su hábito, ¿pensabas salvarte con
San Francisco? Gentil necedad era la tuya [DMyC: 110].
c. ÁNIMA.- ¡A eso me andaba! ¿No tenía harto que hacer en mis pleitos, con que
cobré muchas rentas y preeminencias que tenía perdidas mi iglesia, y en andar a caza y
buscar buenos perros, azores y halcones para ella?
d. MERCURIO.- Por cierto, tú empleabas muy bien tu tiempo en cosas muy
convenientes a tu dignidad [DMyC: 127-128].
25
En términos más ajustados a una teoría de la argumentación, podríamos decir con Fuentes y Alcaide
(2002: 152) que «en un discurso irónico el locutor presenta la enunciación como producto del punto de
vista de un enunciador, distinto a él, con el que no se siente identificado».
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(40)
ÁNIMA.- ¿Vosotros no vedes que soy cardenal?
CARÓN.- Ése tengas en el ojo [DMyC: 136].
En otras ocasiones, el autor pone en juego la ironía crítica más mordaz, como
supone, por ejemplo, atribuir a un personaje de la alta jerarquía eclesiástica un
enunciado tan atrevido como el siguiente:
(41)
ÁNIMA.- Nunca yo oí decir nada deso ni pensé que tenía menester para ser obispo más
de lo que te dije. Yo me precié siempre de tener mi tabla muy abundante para los que
venían a comer comigo.
MERCURIO.- ¿Quién? ¿Pobres?
ÁNIMA.- Gentil cosa sería que un pobre se sentase a la mesa de un obispo.
MERCURIO.- De manera que si viniera Jesucristo a comer contigo, ¿no lo sentaras a tu
mesa porque era pobre?
ÁNIMA.- No, si viniera mal vestido [DMyC: 126-127].
En uno de los episodios más cómicos del DMyC, Carón y un teólogo protagonizan un
vivo diálogo, con un intercambio de turnos muy fluido y continua concesión a la ironía.
Aquí Valdés emplea un tipo de humor que podríamos calificar de absurdo. A la vez, se
trata de una crítica feroz al antiguo sistema escolástico del silogismo. Aunque es un
fragmento extenso, merece la pena reproducirlo, sobre todo porque el intercambio de
turnos rápido favorece la inclusión de procedimientos lingüísticos (elipsis, marcas
deícticas, conectores consecutivos, etc.) propios de la dinámica conversacional:
(42)
CARÓN.- ¿Quién eres tú que vienes tan de priesa?
26
Mediante este enunciado irónico el ánima intenta desacreditar el parlamento reprobatorio de Carón: ‘ya
es tarde para eso’.
27
En este sentido, el humor en estos pasajes se consigue por medio de la caricaturización.
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ÁNIMA.- Teólogo.
CARÓN.- ¿Y siendo teólogo te vienes al infierno? Según eso, no tenías más del
nombre de teólogo.
ÁNIMA.- ¿Cómo no?
CARÓN.- Porque si fueras de veras teólogo, supieras qué cosa es Dios, y sabiéndolo,
imposible fuera que no lo amaras, y amándolo, hicieras por donde te subieras al cielo.
ÁNIMA.- No sabes lo que te dices. Sé que eso no es ser teólogo.
CARÓN.- ¿Pues qué?
ÁNIMA.- Saber disputar pro y contra y determinar quistiones de teología.
CARÓN.- ¿Y en eso eras grande hombre?
ÁNIMA.- ¡Mira si era! Daba a entender todo que yo quería con falsos o verdaderos
argumentos.
CARÓN.- ¿De qué manera?
ÁNIMA.- Yo te porné un ejemplo tan grosero como tú. Dime, ¿quién eres tú?
CARÓN.- Carón.
ÁNIMA.- ¿Qué quieres apostar que te hago conoscer que eres cabrón28?
CARÓN.- Que no.
ÁNIMA.- Vaya el pasaje: que te pague doblado o que no te pague nada.
CARÓN.- Soy contento.
ÁNIMA.- El cabrón tiene barbas y nunca se las peina; tú tienes barbas y nunca te las
peinas, luego tú eres cabrón.
CARÓN.- Por cierto, tú lo has muy gentilmente probado, yo me doy por vencido; mas
espérate, veamos si seré yo mejor sofista que tú. ¿Qué me quieres apostar que te hago
conoscer que eres asno, no por sofisma, mas por gentiles argumentos?
ÁNIMA.- ¿Qué va que no?
CARÓN.- Vaya esa arrogancia que tú traes contra mi barba de cabrón.
ÁNIMA.- Agora, sus, soy contento.
CARÓN.- Dime, pues, ¿qué cosa es asno?
ÁNIMA.- El asno es animal sin razón.
CARÓN.- ¿Qué cosa es razón?
ÁNIMA.- Entendimiento para seguir lo bueno y desviar lo malo.
CARÓN.- Pues, luego, si tú, estando en el mundo, no toviste entendimiento para seguir
lo bueno, que es la virtud, y apartarte de lo malo que son los vicios, síguese que no
tenías razón; y no teniéndola, tus propias palabras te convencen que eres asno.
ÁNIMA.- Eso yo nunca hallé en mi teología.
CARÓN.- ¡Gentil teología era la tuya! [DMyC: 179-180]
Por último, podemos hacer alusión al final de la primera parte del Diálogo, en que
los personajes principales deciden cambiarse de orilla para seguir más adelante la
conversación, mientras Carón ordena las ánimas en su barca con ciertas dificultades. El
cierre en tono humorístico sirve de colofón a una primera parte que, como hemos visto,
incluye numerosos pasajes en que el autor se permite la licencia de emplear un registro
lingüístico más cercano al informal, algo que no ocurrirá en la segunda parte, cuando las
ánimas que entran en escena profieren largos parlamentos gracias a los cuales consiguen
la admiración y la reverencia de los interlocutores principales, y cuando, además, el
carácter narrativo del diálogo, como explicamos ya presente en la primera parte, se hace
dominante. Este fragmento, asimismo, puede servir para resumir gran parte de las
características propias de lo conversacional que hemos visto hasta ahora, como el
intercambio fluido de turnos, las expresiones coloquiales, el uso del modo imperativo, el
empleo de interrogativas marcadas, etc. (señalamos en cursiva los elementos deícticos,
particularmente ricos en este pasaje, lo que le confiere una estética teatral):
(43)
CARÓN. Ven acá tú, ánima. ¿Quiéresme hundir la barca con ese plomo?
28
Nótese el juego dialéctico que se establece mediante la paronomasia.
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La verosimilitud conversacional en los diálogos de Alfonso de Valdés 30
ÁNIMA.- ¿Tú no ves que es consagrado, de lo que hacíamos en Roma los sellos de las
bulas?
CARÓN.- ¿Para qué lo traes acá?
ÁNIMA.- Háseme vendido tan mal este año pasado, que me sobró todo lo que ves y
tráigolo para aprovecharme acá, si fuere menester.
CARÓN.- Pues échalo en el agua, si no quieres que te eche a ti con ello. Y tú, cartujo,
¿qué quieres hacer de esa barba? O la cortarás o no entrarás en mi barca.
ÁNIMA.- ¿Con qué quieres que la corte?
CARÓN.- Llégate acá, que con esta sierra la aserraremos.Y vosotros, filósofos, ¿para
qué metéis tantos méritos y supersticiones? No hay acá necios a quien engañéis con eso.
¿No miráis cuál viene el otro, cargado de cerimonias? Agora, sus, déjalas luego y toma
ese remo. ¿Qué argumentos traes tú debajo el sobaco? ¿Quiéresnos revolver el infierno?
Ea, pues, sentaos todos y comenzad de remar.
ÁNIMA.- Mira, Carón, que se me pone éste delante, sé que los frailes de san Francisco
siempre solemos preceder los dominicos.
CARÓN.- ¿Qué precedencias son éstas? Sabéis, si me enojo, cómo os haré estar en paz
[DMyC: 202-203].
3. CONCLUSIÓN
Por eso, si nuestro objetivo se plantea como el de averiguar de qué manera hablaban
nuestros antepasados más remotos, lo más plausible es que nos quedemos en el intento.
Sin embargo, si lo que nos preocupa es saber qué clase de herramientas se consideraban
aptas para crear un contexto de inmediatez comunicativa verosímil, que evoque
realidad, podemos decir que esa meta sí está a nuestro alcance.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Fuentes primarias
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Rosa Navarro Durán].
VALDÉS, ALFONSO DE (2007[1528]): Diálogo de Mercurio y Carón. Madrid: Cátedra [Ed. de Rosa
Navarro Durán].
29
Por supuesto el interés por esa representación «fiel» no es aún primordial en el siglo XVI y solo empieza
a notarse de manera más evidente a partir de la novela de posguerra.
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Santiago Del Rey Quesada 31
Fuentes secundarias
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RECIBIDO: 04/07/2011
ACEPTADO: 04/11/2011
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SOBRE EL MODO, MANERA, SUERTE, FORMA Y ARTE DE CONECTAR
RESUMEN ABSTRACT
El objetivo de este trabajo es analizar un The aim of this paper is to analyse a subgroup of
subconjunto de conectores consecutivos consecutive connectors that contain an abstract
caracterizados por contener un sustantivo abstracto substantive that indicates the way, manner, luck,
que indica el modo, manera, suerte, forma y arte form and art of doing something. These lexical
en que se produce algo. Estas bases léxicas bases adopt a discursive function in the moment
adquieren una función discursiva al incorporarse that they are included in various morphological
en varios esquemas morfológicos que ofrecen sketches that offer variables, not only in the
variantes, no sólo en los sustantivos, sino también substantive but also in the preposition and
en las preposiciones y en los pronombres que los demonstrative pronoun that form them. In the next
conforman. A su análisis se dedicarán las páginas pages we submit an analysis to provide a
siguientes con el ánimo de ofrecer una descriptive approach of these units in the colonial
aproximación descriptiva de estas unidades en la documentation of the Spanish in America –
documentación colonial del español en América – specifically in the Audience of Quito– in the XVI,
th
en concreto, de la Audiencia de Quito– de los XVII and XVIII centuries.
siglos XVI, XVII y XVIII.
INTRODUCCIÓN
No es necesario ser lingüista para percatarse de que hoy en día existen muchas
maneras de ‘conectar’. Conectamos con algunas personas al conocerlas por primera vez
en sociedad, pero podemos no conectar con otras ya conocidas desde hace años al
debatir sobre determinados temas polémicos o conflictivos. Una de las fuentes más
potentes que nos permite conectarnos en la actualidad es el acceso a internet, esa red
que nos ofrece una conexión continua a un sinfín de informaciones, programas y
personas que participan en nuestro devenir cotidiano.
«La conexión está de moda» –afirmaba de manera entusiasta y positiva Estrella
Montolío Durán (2001: 15), refiriéndose a la suerte que tenían los jóvenes
investigadores que dedicaban su atención al estudio de la conexión–, pues la lengua
también dispone de una serie de recursos y mecanismos (tanto semánticos como
sintácticos) que sirven para ‘conectar’. Conectar con el mundo, conectar con las
personas, conectar nuestros discursos.
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1. TIPOS DE CONEXIÓN
1
La consulta gratuita puede hacerse a través de la página: http://oxforddictionaries.com/definition/
connect
2
Así también se recoge en el Diccionario de la Real Academia Española, en donde la segunda acepción
de la palabra conector que corresponde al ámbito de la lingüística se define como: «elemento que pone en
conexión diferentes partes de un texto o diferentes textos».
3
Se entiende aquí el concepto de conector como un subtipo de marcadores del discurso —tal y como lo
consideran Martín Zorraquino y Portolés Lázaro (1999)— y no como un término hipercategórico que
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Elena Diez del Corral Areta 35
que añaden un enunciado o miembro del discurso a otro, siguiendo una misma
orientación argumentativa y por otro lado, los contraargumentativos4, que introducen un
‘contraargumento’, es decir, una idea contraria a lo establecido en el enunciado anterior.
Mientras los primeros coorientan enunciados en la misma dirección, los segundos
disponen dos miembros del discurso en una relación opuesta o contraria. Por último, el
tercer tipo de conectores se engloba bajo el adjetivo de consecutivos, ya que –como su
nombre indica– establecen una relación de consecutividad entre dos miembros del
discurso, enunciados o secuencias textuales.
Algunos autores (Fuentes Rodríguez 1998a, 1998b), han preferido llamar a este
último subtipo como relacionantes de causalidad, pues apuntan la relación lógica de
causa-efecto que se manifiesta entre dos miembros discursivos o enunciados. Para que
un conector introduzca una consecuencia es necesario que exista una causa previa que
induzca a ella, por lo que esta dependencia semántica entre los dos miembros
discursivos que se enlazan permite comprender y justificar la denominación de
relacionantes de causalidad.
Bajo estas cuestiones terminológicas subyacen otros problemas más profundos como
las estructuras sintácticas que permiten esta relación de consecutividad a nivel
discursivo. A este respecto es particularmente esclarecedora la explicación de la
causalidad que nos ofrece Fuentes Rodríguez (1987: 140) en la primera monografía
sobre marcadores discursivos en español –llamados entonces relacionantes
extraoracionales, siguiendo la terminología propuesta por el pionero capítulo de Gili
Gaya (1955[1943]) en su Curso superior de sintaxis–. Para esta lingüista la causalidad
puede manifestarse en distintas estructuras sintácticas. En primer lugar, menciona la
‘estructura causal’ en la que se establece una relación en el orden Efecto<>Causa. La
disposición de los miembros sintácticos que se conectan en este tipo de estructura puede
variar y no es necesario que el ‘efecto’ preceda a la ‘causa’, si bien, para que se
produzca dicha relación, es imprescindible que el nexo preceda o introduzca la causa. El
segundo subtipo de estructura que se menciona es la llamada ‘consecutiva’. El orden
que presenta es justamente el inverso a la estructura causal: Causa<>Efecto. Además, en
este tipo de disposición, el orden de sus constituyentes no puede alterarse y la
consecuencia debe ir siempre pospuesta a la causa. Un tercer tipo de causalidad es aquel
que se manifiesta a través de la ‘estructura condicional’, cuya ordenación lógica es
exacta a la de la ‘estructura consecutiva’, aunque la causa, en este caso, es hipotética y
existe la posibilidad de que se permuten las cláusulas. Por último, esta autora menciona
la ‘estructura final’, en la que también se concatenan las cláusulas de la misma forma
que en la estructura condicional, pero se añade otro contenido –ya que la causa intenta
provocar un efecto determinado– que es el fin de su actuación: Causa<>Efecto. Una vez
mencionadas estas estructuras, Fuentes Rodríguez (ibíd.) concluye que en la relación
que se establece entre enunciados, es decir, en aquella que se seleccionan ‘enlaces
conjuntivos’ o conectores, la única estructura posible es la de Causa<>Efecto, es decir,
la estructura consecutiva.
La reducción de cuatro tipos de causalidad en la conexión de cláusulas a uno único
en la conexión entre enunciados no impide, sin embargo, que exista un conjunto muy
engloba un grupo muy heterogéneo de unidades, es decir, no como un sinónimo, a rasgos generales, del
concepto amplia e internacionalmente aceptado de marcador del discurso.
4
Este término ha sido acuñado directamente de la Teoría de la Argumentación (TADL), propuesta en el
seno de la lingüística francesa, en concreto y principalmente por Anscombre y Ducrot (1983). Esta teoría,
que se ha mostrado particularmente útil a la hora de describir y analizar los distintos usos que adquieren
los conectores, propone el término de conectores contraargumentativos para unidades del tipo no
obstante o sin embargo, si bien otros autores los denominan conectores opositivos o contrastivos.
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5
Entre estos trabajos destaca el de Fuentes Rodríguez (2001), quien titula a uno de sus artículos: Los
marcadores del discurso ¿una categoría gramatical?. Asimismo remitimos a Martín Zorraquino (1998,
2010), si bien la mención de este problema se ha convertido en un lugar común en el estudio de estas
unidades.
6
En Fischer (2006) se muestra la variedad de enfoques que se han adoptado en las últimas décadas a la
hora de estudiar los marcadores del discurso, no sólo en español, sino en distintas lenguas y Murillo Ornat
(2010: 245) afirma que el número es tan elevado como el de los investigadores que se dedican a su
análisis, es decir, que existen tantos enfoques como especialistas en la materia.
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(1976)– que se estudian y que este autor sitúa bajo el epígrafe de ‘conexión causal’7.
Dentro de ellos menciona un conjunto de unidades que denomina ‘adverbiales de
función conjuntiva’ como por (lo) tanto, en/por consecuencia, por consiguiente, así
pues, así que, etc., entre los que se encuentran también los conectores de
modo/manera/suerte que.
Entre los trabajos más recientes que se han dedicado al estudio y análisis de los
marcadores del discurso sobresalen el mencionado capítulo de Martín Zorraquino y
Portolés Lázaro (1999) en la Gramática descriptiva del español o el de Portolés Lázaro
(2001[1998]). En ambos trabajos se tienen en consideración a estas unidades y se las
incluye dentro del paradigma de los conectores consecutivos –si bien se destacan por su
escaso grado de gramaticalización, comparándolas con otras unidades como así– con
sus cuatro variantes actuales –de forma/manera/modo/suerte que8–. También Montolío
Durán (2001) las considera como conectores consecutivos, pero menciona únicamente
dos de las variantes léxicas posibles: de manera que y de modo que9.
Dos trabajos particularmente interesantes para el estudio del modo, manera, forma,
suerte y arte de conectar son los que nos ofrece Álvarez Menéndez (1990, 1999). Este
autor estudia las distintas construcciones consecutivas en español y distingue, por un
lado, siete conectores que identifica como ‘nexos coordinantes’ –entre los que se
encuentran varias de las locuciones que se estudian: de manera que, de modo que, de
suerte que y de forma que– y por otro, diez unidades que relaciona con la yuxtaposición
y los enlaces extraoracionales, entre los que incluye otra serie de elementos que
expresan también el modo, manera, forma y suerte de conectar, como son de esta
manera, de este modo, de esta forma y de esta suerte10. Esta última combinación formal
pone de relieve la importancia de estudiar un elemento en todas sus posibilidades
sintácticas, pues puede ampliarse el repertorio o nómina del conjunto de unidades
constituidas, por ejemplo, por los sustantivos modo, manera, forma y suerte.
7
Entre estos mecanismos de la conexión cabe mencionar que los conectores no ocupan un lugar central, a
pesar de los innumerables estudios que se han dedicado a ellos, tal y como reivindica Cano Aguilar
(2003), quien, además, arguye que en un análisis histórico este aspecto resulta todavía más patente pues:
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11
Narbona (1978: 229) en su estudio de las proposiciones consecutivas en la Edad Media menciona
ejemplos de estos valores consecutivos como el siguiente: «et aun esto que daua lo fazié de mala
uoluntad, de guisa que se non pagaua Dios con ellos» (General Estoria, Primera parte, 8b-14) y Herrero
Ruiz de Loizaga (2003: 79) expone en su trabajo sobre los conectores consecutivos de los siglos XV y XVII
el único ejemplo que recopila en la página 106 (vv. 1377-1384) de Bías contra Fortuna, una obra de
López de Mendoza que data de mediados del siglo XV. El ejemplo que registra es el siguiente: «hanse allí
piadosamente/todos los tiempos del año:/ frío non les faze daño/ nin calor por consiguiente; /de guisa que
los frutales/ que allí biuen,/ segund cuentan e descriuen,/ son por verdor inmortales».
12
Sorprende, por otra parte, que este autor registre únicamente las locuciones de manera que y
ocasionalmente sus variantes de suerte que y de arte que. No documenta ningún de forma que o de modo
que, como mencionan, por ejemplo, Keniston (1937) o Herrero Ruiz de Loizaga (2003) en dos de los
estudios sobre estas partículas en la lengua española de la misma época.
13
Esto no quiere decir que los sustantivos manera, forma, suerte y modo sean utilizados exclusivamente
en la creación de conectores consecutivos. Así, por ejemplo, se pueden encontrar también en la
constitución de sintagmas como de la misma forma, del mismo modo o de la misma manera que
adquieren un valor de conexión aditiva, tal y como se observa en el ejemplo siguiente:
= lo que susedio fue que en Quanto a las tierras las Señalo Luego el suplicante al dho
Yndio Con que quedo por este lado remobido âquel impedimento que traia el deCreto
de bue Señoria de no obligarle a la mita mientras no se le daban tierras por Quedar ya el
Yndio en posesion de ellas y del mismo modo siendo ConDisionado el decreto en la otra
parte en quanto en ella se manda que no Siendo el yndio de la Parsialidad del suplicante
no se le obligase a la mita es Vien Sabida en derecho la uirtud del mandato
Condisionado [5r19-20] (INFO 2, 1725-1749).
En el español actual, autores como Fuentes Rodríguez (2009: 91-92) registran además de de la misma
manera y de la misma forma —no, sin embargo, de igual modo— otros conectores aditivos similares
como de igual forma, de igual manera o de igual modo.
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4. CORPUS
14
Un equipo de lingüistas ligados a la Universidad de Neuchâtel bajo la dirección de Juan Pedro Sánchez
Méndez está llevando a cabo una labor de transcripción y edición de algunos de estos documentos que
saldrán publicados en breve. Algunos de ellos ya se pueden consultar en la Red bajo las normas de
transcripción del grupo CHARTA (www.charta.es).
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5. ANÁLISIS
5.1 La manera
15
No somos, ni mucho menos, los primeros en reseñarlo. Véase al respecto Cano Aguilar (2003), Pons
Rodríguez (2010) o Del Rey Quesada (en prensa), entre otros.
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formadas por el esquema P+N+Cque, como por aquellas que responden al esquema
P+PRdem+N. Autores como Herrero Ruiz de Loizaga (2003, 2006) ya constataron esta
frecuencia en su uso respecto al de otras unidades, rasgo que en nuestro corpus se revela
particularmente pronunciado. Así, de manera que muestra un porcentaje de aparición
mucho mayor que el de las demás variantes que presentan su misma estructura interna,
al igual que de esta manera se manifiesta como la variante más utilizada con su mismo
esquema formal. La tabla 1 recoge los resultados del análisis de nuestro corpus para
ilustrarlo. Los porcentajes que se muestran están realizados en base al conjunto total de
conectores consecutivos recopilados:
16
No entraremos aquí en la polémica suscitada en torno al tipo de significado que codifican los
marcadores del discurso. Diana Blakemore (1987) fue la primera que señaló en un estudio relevantista la
existencia de un significado procedimental para los marcadores del discurso frente a otras unidades
lingüísticas de significado conceptual. Su teoría ha sido ampliamente discutida por otros especialistas en
la materia lo que le ha llevado a reelaborarla, admitiendo la posibilidad de que algunos marcadores del
discurso conserven el significado conceptual originario de las unidades de las que proceden, además de
adquirir un significado procedimental que codifica una serie de instrucciones.
17
En el ámbito de la oración compleja la unidad de manera que se desglosa en dos. Por un lado, de
manera y por otro la conjunción que, que satura una función dentro de la oración, ya sea primaria en el
caso de que el que sea nominalizador o secundaria cuando el que es relativo. En la llamada oración
compuesta, sin embargo, de manera que es usada ya como una locución conjuntiva. Para una explicación
en detalle de las diferencias sintáctico-discursivas y semántico-pragmáticas de estas unidades en los
marcos oracionales véase Montoro del Arco (2005).
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(1)
Al prinçipios deste año me nonbro Esta audiençia por Juez mayor de bienes de difuntos
y por estar los dineros dellos derramados en dibersas personas De que En esta bisita
abra bien de que dar quenta y no se me Entrego la caja ni los libros hasta prinçipio del
mes de Febrero en este poco tienpo hiçe diligençias con algun uigor. de manera que e
cobrado catorçe u quinçe mill pesos y dellos ynuio A la casa de la contrataçion con los
rrecados y testimonios Como honçe mill pesos de plata Algo mas En seys mill y
treçientos y çinquenta y dos pesos de buen oro de Veynte y dos quilates y medio.[2v3]
(CO. 1, 1575-1599).
(2)
=dixo que este testigo conosçio al Licençiado Xpoual Ferrer de ayala oydor que fue
desta rreal audiençia y saue que El tiempo que siruio En ella de tal Oydor. sirbio bien y
con gran cuydado acudiendo siempre a lo que tocaua a su offiçio y seruir de su
Magestad. y saue este testigo murio muy Pobre y dexo a sus hijos y muger con suma
Pobreza de manera que no se Pudieron pagar sus deudas por la gran Pobreza en que
quedaron la dha su muger E hijos [3v13-14] (INFO. 5, 1600-1624).
(3)
de que a resultado como dho es tener diferençias con los compañeros, teniendolas con el
sor lce.do sançho de muxica siendo fiscal por seguir a alg.os paniaguados suios, como
siendo tambien oydor de que se temio no biniera a un gran rompimiento porque el dho
s.r oydor muxica llebaba a [ratos] no con muçho sufrim.to estas cossas, que se mediaron
por la prud.a de Mi S. Pres.te y ansimesmo con el lic.do dgo de Zorrilla, de manera que es
menester ayuda del çielo y prebençion muy grande, para que con la altiuez de su
condiçion no suçeda algun escandalo notable[3r26] (INFO. 1, 1600-1624).
(4)
Y de Hordinario le a uisto ocupado en ofos de rreçetor de esta rreal audiençia y otros de
pluma en comisiones dando siempre mayores muestras de su mucha auilidad fidelidad y
buen despacho y mui buena qta de las comisss que se le an encargdo en diferentes
prouinçias de mana q Vie a ser vno de los hombres mas cursados en cosas de pluma q ay
en toda esta tia donde siempre a sido mui estimdo Por el noble proçeder y trato de su
perssa mostrando en ella su nobleza y buenas partes [4r5] (INFO. 2, 1600-1624).
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(5)
mas se gastaran de trezientos pso y todo esto se remediaria conq v alteza con consulta
de su mag obiese aquj y en chile y en las charcas y en el cusco juez de apelaciones q
seria facilmente avrlo de su santidad como en salamanca lo tiene el arçobispo de
santtiago y desta manera no serjan los vasallos de su magtt tan maltratados Como son
en las indjas Robandoles sus honrras y haziendas [2v31] (CO. 10, 1575-1599).
(6)
y como se atrabeso la voluntad de V. Md lo acepte, sin embargo de que en aquella
Coiuntura y siempre e juzgado ser esto un negoçio de la maior ossadia y atreuimiento de
quantos un hombre puede emprender porq si dissimula o embarra en los exçessos q A
de uerificar Offende A dios no guarda a V magd la fidelidad que deue y si aprieta para
sacar la Uerdad en limpio inCurre En Un Odio y lance inmortal de los Vissitados de sus
deudos y amigos Sin Una infinidad de testimonios y maldades q salen de los mesmos
Vissitados - Por manera que El premio esta dubdosso y las persecuçiones y
adversidades çiertas - desde el punto q començe la vissita me arme de un sufrimiento y
modestia para los contrastes que podian subçeder para no dar lugar A las tragedias y
escandalos q an subçedido en la uissita del audiençia del nueuo reino [1r12] (C.O. 6,
1575-1599).
El uso más frecuente de esta unidad en nuestro corpus se observa en manuscritos que
contienen algún párrafo referido a la contaduría, en los que por manera que introduce
siempre la cantidad, suma o resultado de los cálculos. Así es frecuente hallarlo en un
enunciado, cuyos verbos son sumar, montar, hallar, etc.:
(7)
Y en dicha foxa del dho libro Rl del dho año en partida del dicho dia nueue de mayo
entraron ciento y nouenta y ocho pesos del dho oro en poluo de los tributos de los
dichos Yndios noanamas del Rio de San Joan
Por manera q las dichas partidas q han entrado en dicha Rl caxa de los dichos tributos
de Yndios de las prouincias del Noanama y del Choco montan tres mil seisçientos y
nouenta y dos pesos quatro [**]mines y seis granos del dicho oro fino en poluo Y
dosçientos sesenta y ocho patacones y seis reales y para que conste doy la presente
remitiendome en lo necessario a los dichos libros reales citados de mandado de dicho
Señor Gouernador y capitan general y la formo en esta dha ciudad de Popayan a veinte
y tres de mayo de mil y sesiscientos y sesenta y dos años [1v29] (R.C. 1, 1650-1674).
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Sobre el modo, manera, suerte, forma y arte de conectar 44
5.2 El modo
De modo que puede utilizarse para introducir una deducción, una consecuencia o una
conclusión de lo previamente relatado, al igual que se observaba en el empleo de la
locución de manera que. Todas las variantes locucionales adquieren las mismas
funciones y los mismos valores semánticos, por lo que no hay diferencias significativas
en su uso, excepto la frecuencia de aparición que presentan. En el ejemplo que se
expone a continuación puede observarse el uso de de modo que como un conector que
introduce las consecuencias e inconvenientes que se deducen de lo expuesto
previamente: como no hay dinero, la Republica «está reducida a la mas deplorable
calamidad». El valor consecutivo está presente junto a un valor conclusivo que finaliza
el párrafo y cierra todo lo relatado con anterioridad:
(8)
El tercer capitulo, que persuade el perjuicio, que ocasiona el estanco se reduce à que
todo el Dinero, ò la maior parte de el, que pudiera correr para el aliuio de tantas
necesidades se ve tambien estancado en estas oficinas: De modo que faltando este giro,
que es el Alma de la Republica, se halla esta reducida à la mas deplorable calamidad.
[7v4] (C.O 1, 1750-1774).
(9)
al oyr mi parezer se exaspero de ttal suerte que sin àcattar el respectto que se deue
guardar al Ayunttamiento, profirio conttra mi en injuriosas vozes, como todo constta de
los documentos que remitto para su comprouazion; suplicando a V.E rendidamentte se
digne de declarar que estte individuo, no deue entrar en el cauildo, y ttener en el Voz,
votto, ny Asiento, en confomidad de la Ley Munizipal que prohiue el que los
Regimienttos se siruan por sobstitutos, pues aunque por ottra ley se prebiene que el
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Alferz Real solo es para el ministterio de guardar las cosas anexas al ministerio de
àlferasgo y alzar el esttandartte en los dias señalados, pero no para gozar de Uoz, y votto
en las resoluciones del cauildo, porque para esto le hosta la Ley, que prohiue la
inttroduzion de sobsttittutos en los regimientos, por hallarse en su fuerza y uigor, y no
hauerse revocado, de modo que por esta razon se deuen obseruar, ambas Leyes
conziliandose en la forma referida [2v1] (C.O. 3, 1750-1774).
En cuanto al conector consecutivo que presenta el segundo esquema –de este modo–
se han encontrado también algunos ejemplos, si bien en un porcentaje mucho menor –
tal y como se mostraba en la tabla 2–. Entre ellos destacan algunos como el número 10,
donde previamente a la inclusión del conector ha aparecido el mismo sustantivo que la
conforma –modo–:
(10)
consiguio su solicitud auto de esta Real Audiencia para que no se prendiese ninguno por
esta Causa sin primero darle noticia a dho señor embarasando por este medio las
inJusticias y agrauios que les hacian a dhos Yndios los Cobradores de tributos como
para que se Uiese el modo como hauian de pagar sin esta Oprecion, lo que les ha sido
de grande alibio, y de este modo consigue el librarlos de esta molestia, en que
igualmente contribuye, su amorosa lealtad, a que no se perjudique su Magestad en sus
Reales intereses, sin Otras muchas particularidades que Omite el testigo por no hacer
tan dilatada su declaracion. Y que lo que llua dho, y declarado es la verdad, so cargo del
Juramento que tiene fecho en que se afirmo y rratifico [...] [32r8] (INFO. 1, 1725-1749).
La aparición del sustantivo modo parece favorecer la elección del conector de este
modo frente a las demás variantes, pues el escribano, al haber utilizado recientemente
ese sustantivo, lo tendría en mente, por lo que el uso de esa variante le resultaría más
accesible que el de las conformadas por los sustantivos manera, suerte, arte y forma.
Un caso análogo lo constatamos en otro trabajo en relación al empleo de por ello frente
a sus variantes por esto o por eso (Diez Del Corral Areta en prensa). La previa
utilización del pronombre personal parecía favorecer la utilización de por ello frente a
sus demás variantes, mostrando cierta tendencia a la hora de elegir uno u otro conector,
del mismo modo que parece suceder con las variantes constituidas por los sustantivos
modo, manera, suerte, arte y forma.
5.3 La suerte
(11)
y no contento con esto fauoreçiendole como a inftimo amigo, con relaçion q hizo a los
inquisidores de lima encareçiendo su saber juizio y prudençia no atendiendo a la calidad
q semejante offio requiere le hizo proueer por comisario del sto offio de suerte q lo tiene
todo no con pequeña murmuraçion y aun reçelo y escandalo de todo el comun y pa mas
nos injuriar no obstante nra contradiçion y repugnançia a quitado la silla del arcno q esta
ausente e puestole en ella, estando mandado por vra mag q no se de silla ni voto en
cabildo al q por vra real persona no fuere presentado [1v31] (C.O. 2, 1575-1599).
(12)
y porque despues aca se ofresçieron en esta çiudad las reboluçiones pasadas sobre el
resçiuimiento de las alcaualas en cuya ocassion como a vro presidente E oydores consta
y a toda esta ciudad es notorio yo siempre fui de paresçer se resçiuiesen las dhas
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alcaualas aconsejando a los regidores y persuadiendoles a ello. de suerte que por esta
causa fui dellos y de quassi todo el comun odiado y por ello alonso moreno bellido y
sus cequaçes me tomaron odio y enemistad y me pretendieron ofender como lo declara
Joan sanchez de xeres en la declaraçion que contra ellos hizo en esta rreal audiençia
[1r12] (INFO. 3, 1575-1599).
5.4 La forma
5.5 El arte
Por último, mencionamos la variante formada por el sustantivo arte a pesar de que no
hemos recopilado ningún ejemplo en nuestro corpus –ni de arte que ni de este/ese arte–.
Sin embargo, otros autores como Cano Aguilar (2007) y Herrero Ruiz de Loizaga
(2006: 1757) han documentado algunos ejemplos de estos conectores en uno de los
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siglos que se abarcan en este trabajo: el siglo XVI. No obstante, ambos autores destacan
la escasez de muestras. Herrero Ruiz de Loizaga (2006: 1757) compila un único
ejemplo en Fray Luis de León (1980)18 para la forma de arte que y algún otro para la
forma de este arte, aunque carecemos del número exacto de muestras19. Por otro lado,
Cano Aguilar (2007) menciona que de arte que –junto a de suerte que– es una variante
muy poco frecuente frente a de manera que, pero no expone ningún ejemplo.
Esta ausencia en la documentación podría reflejar una diferencia dialectal del español
peninsular con el de América, aunque en una búsqueda realizada en el CORDE se han
encontrado algunos ejemplos de esta locución en otras regiones de Hispanoamérica. No
se registra, sin embargo, ni un solo ejemplo en los actuales países de Colombia y
Ecuador, pero quizá estos resultados se deban a las diferencias cuantitativas que existen
en la documentación20. Por tanto, todavía no tenemos datos suficientes para poder
corroborar esta hipótesis.
De cualquier forma, es una locución que cayó en desuso a finales del siglo XVI, por
lo que solo se encuentran algunos ejemplos esporádicos en los siglos XVII y XVIII. Así
pues, esta forma no se menciona en ninguna de las recopilaciones actuales de
marcadores del discurso que sólo comprenden las locuciones formadas a partir de los
sustantivos forma, manera, modo y suerte.
6. CONCLUSIONES
Los conectores son una serie de unidades lingüísticas que si se conocen y se emplean
de manera apropiada, favorecen el procesamiento de la información que se realiza en
cualquier acto comunicativo. Entre ellos existe una subclase conocida como conectores
consecutivos que, como su nombre indica, establecen una relación de consecutividad
entre dos enunciados o miembros discursivos. Dentro de este paradigma hay un
subconjunto de unidades constituidas por una serie de sustantivos abstractos que indican
el ‘modo’ o la ‘manera’ en que se realiza algo. Estas unidades al gramaticalizarse se
desprenden de ese significado conceptual de modalidad que contenían y pasan a adquirir
un valor consecutivo en estructuras ya fijadas como locuciones conjuntivas. Estos
elementos se presentan bajo el esquema P+N+Cque y dada su fijación son inanalizables
en unidades menores.
Otro esquema posible que contiene los sustantivos manera, modo, forma, suerte y
arte y que es capaz de introducir una consecuencia a nivel discursivo es el que
incorpora un pronombre demostrativo entre el sustantivo y la preposición:
P+PRdem+N. Este tipo de conector consecutivo se diferencia del esquema anterior en
que puede ir precedido de una conjunción de coordinación. En nuestro corpus, de hecho,
es prácticamente el único uso que se documenta a excepción de un par de ejemplos
aislados.
Las variantes que presentan este subconjunto de conectores vienen determinadas por
el sustantivo que incorporan. Por este motivo, su análisis se ha estructurado según las
18
La cita bibliográfica exacta la referimos aquí, ya que no es una fuente primaria de nuestro corpus:
LEÓN, Fray Luis de (1980): De los nombres de Cristo. Madrid: Cátedra. [Ed. de Cristóbal Cuevas
García].
19
Sabemos al menos que cita un ejemplo de DE RUEDA, Lope (1992): El Deleitoso y el Registro de
representantes. Madrid: Castalia. [Ed. de José Luis Canet Vallés].
20
No nos detendremos aquí en reseñar las ventajas e inconvenientes del uso de una base de datos como el
CORDE, pero no somos los primeros en reseñar esta diferencia documental entre la Península y el
continente americano. En una simple búsqueda del sintagma de arte que —sin fijarnos esta vez en sus
funciones sintácticas o discursivas— se encuentran 215 ejemplos en España frente a 17 ejemplos en todos
los países de América.
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de Quito dando quejas del comportamiento del obispo Fray Pedro de la Peña [Ejemplo (11)].
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tocante a las doctrinas y otras cuestiones [Ejemplo (6)].
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audiencia en donde informa sobre algunos oficiales de la Real Hacienda como el contador Francisco
de Cáceres y el tesorero Juan Rodríguez de Ocampo [Ejemplo (5)].
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Francisco de Borja y Larraspuru sobre la ruina en la que está la ciudad de Quito a causa del
establecimiento del real estanco de aguardiente [Ejemplo (8)].
(C.O. 3, 1750-1774): Quito 348, Quito, 29 de octubre de 1762 (4 caras): Copia del original de una carta
escrita por el Doctor Luis de la Cuesta y Zelada sobre la entrada al cabildo del Doctor Francisco de
Berja y sus consecuencias [Ejemplo (9)].
(INFO. 3, 1575-1599): Quito 48, n.3, Quito, 1596 (12 caras): Informaciones de oficio y parte: Pedro Luis
de Costa, abogado de la Audiencia de Quito, vecino de San Francisco de Quito. Información con
parecer [Ejemplo (12)].
(INFO. 1, 1600-1624): Quito 61, Quito, 2 de abril de 1623: Información sobre el proceder de don Manuel
Tello de Velasco oidor de la audiencia de Quito. Declaración de Mathias de Peralta [Ejemplo (3)].
(INFO. 2, 1600-1624): Quito 46, N.39, 1603 (28 caras): Informaciones de oficio y parte: Pedro de Robles,
escribano de juzgado, vecino de Quito. Información con parecer inserto. Declaración de testigo del
capitán Francisco Suarez de Figueroa [Ejemplo (4)].
(INFO. 5, 1600-1624): Quito 49, n29, 1611 (12 caras): Informaciones de oficio y parte: Cristóbal Ferrer
de Ayadla, oidor que fue de la Audiencia de Quito. Información a petición de su mujer Constanza de
Lorroca y sus hijos. Declaración de Diego de Leon Çiça [Ejemplo (2)].
(INFO. 11, 1600-1624): Quito 61, 1623 (23 caras): Información sobre varios asuntos sobre algunas de las
cajas reales de la Audiencia [Ejemplo (13)].
(INFO. 1, 1725-1749): Quito 172, Quito, 27 de mayo de 1732 (90 caras): Información sobre el proceder
del fiscal protector con un indio cacique del pueblo de Tumbaco [Ejemplo (10)].
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(INFO 2, 1725-1749): Quito 172, Quito, (1729): 52 caras): Memorial de Manuel Chinchinilla, indio
connaturalizado en el pueblo de Tumbaco, sobre las obligaciones de pagar la mita a don Pedro Quinda
Lungo [Ejemplo en la nota a pie de página 14].
(R.C. 1, 1650-1674): Quito 67, Popayán, 22 de Mayo de 1672 (2 caras): Relación de cuentas de los
tributos de los Yndios de la Prouincia del Noanamá y de la del Choco enviada por Don Bernardino de
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RECIBIDO: 31/07/2011
ACEPTADO: 04/11/2011
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PROCESO DE GRAMATICALIZACIÓN Y SUBJETIVIZACIÓN DE TOMA
RESUMEN ABSTRACT
En este artículo ofrecemos una descripción del This article aims at a description of the process of
proceso de gramaticalización sufrido por la unidad grammaticalization suffered by the unit toma.
toma. Basándonos en los casos analizados, Taking as a basis the cases analyzed, extracted from
extraídos del CORDE, definiremos el elemento CORDE, we define the element toma starting with its
toma a partir su vínculo con el receptor. El valor link with the receiver. The value of real appealing
apelativo real se encontraba ya presente en el uso was already present in the original use as a
original como forma conjugada del verbo, y se conjugated form of the verb and maintained in all
mantendrá en todos los usos derivados, aunque con derived uses, but it showed one change: in most
un cambio: en empleos más recientes, encontramos recent uses, we found an evolution in the addressee,
una evolución del receptor, que pasa de instancia passing from communicative instance to discursive
comunicativa a instancia discursiva, instance, making it a ground for the construction of
convirtiéndose así en anclaje para la construcción the speaker's message. Another change we notice is
del mensaje del hablante. Otro cambio que the loss of values corresponding to the original
constatamos es la pérdida de valores verbal form and the development of morphological
correspondientes a la forma verbal originaria y el invariance.
desarrollo de invariabilidad morfológica. Therefore, this study aims to provide a full
Este estudio pretende, por tanto, ofrecer una explanation of the evolution that explains the item's
explicación exhaustiva de la evolución que explica current multi-functionality, as well as the cognitive
la polifuncionalidad actual del elemento, así como process of subjectification, which has assumed the
el proceso cognitivo de subjetivización, que ha appearance of new modal contents.
supuesto la aparición de nuevos contenidos
modales.
INTRODUCCIÓN
En los últimos años se ha despertado el interés por el estudio de los usos y valores de
los marcadores del discurso (MD). Muestra de este creciente interés son las
publicaciones que están surgiendo (Santos Río 2003; Fuentes 2009; Loureda-Acín
2010), en un intento de profundizar en una categoría tan heterogénea (Martín
Zorraquino 1998: 35).
La mayoría de los MD se crea a partir de categorías léxicas y gramaticales que ya
existen en la lengua, como la verbal (Company 2004: 33). Un ejemplo de ello es el
verbo tomar, que ha sido analizado por Company en la construcción toma ya (2004:
49). En la actualidad, este elemento presenta una amplia variación formal y expresa
interesantes valores comunicativos, que ya describimos (González Sanz en prensa). En
esta ocasión nos ocupamos del proceso de gramaticalización que ha sufrido la unidad: a
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Proceso de gramaticalización y subjetivización de toma 52
partir de los casos analizados, extraídos del CORDE, definiremos el elemento toma desde
su vínculo con el receptor, al contrario que otros elementos como por supuesto u
hombre (Fuentes-Alcaide 1996: 191, 197). El valor apelativo real se encontraba ya
presente en el uso original como forma conjugada del verbo, y se mantendrá en todos
los usos derivados, aunque con un cambio: en empleos más recientes, encontramos una
evolución del receptor, que pasa de instancia comunicativa a instancia discursiva,
convirtiéndose, así, en anclaje para la construcción del mensaje del hablante.
Otro cambio que constatamos en el proceso de gramaticalización reside en la pérdida
de valores correspondientes a la forma verbal originaria y el desarrollo de invariabilidad
morfológica. Como señala Girón Alconchel, los estadios intermedios presentan dos
rasgos destacables: la coexistencia de las propiedades morfosintácticas correspondientes
a la categoría original y las propias de la nueva categoría; y la presencia de «capas
funcionales dentro de un mismo dominio funcional o paradigmático» (2004: 75). En
este sentido, podemos observar en los ejemplos la pérdida de concordancia verbal con el
sujeto del verbo o la falta de variación temporal.
La explicación del proceso se asienta en gran medida en la subjetivización que se
produce en la conceptualización del elemento, hecho que se desprende del uso de
sustantivos no referenciales que funcionan como Objeto Directo del elemento, en lugar
de los nombres referenciales del empleo original. En una etapa intermedia del proceso
observamos, además, un progresivo aumento del contenido modal. Nos situamos en la
etapa de la atenuación en el grado de control del sujeto, previa a la subjetivización total
que supondrá la evolución en elemento interjectivo (Langacker 1999: 152). Este toma
concebido y utilizado como interjección se caracteriza por su aparición como
intervención independiente, propiedad que no estaba en fases anteriores.
Para el estudio del proceso sufrido por el elemento partimos de la teoría de la
gramaticalización, iniciada por Meillet (1912) y Lehmann (1985), quien enumeró los
principales cambios que tienen lugar en el proceso, especialmente en lo referente al
peso, la cohesión y la capacidad de variabilidad del término gramaticalizado. Más tarde,
otros autores han profundizado en esta teoría: Garachana (1999) Octavio de Toledo
(2001-2002) Girón Alconchel (2004) o Traugott- Hopper (1993).
(1)
E después que esto ouiere fecho, deue tomar un poquillo della e metérgela tres vezes en
la boca de aquel que quiere bautizar, deziendo: Toma esta sal, que es para conosçer a
Dios e carrera prouechosa para yr a la vida perdorable. E esto es fecho por grant
sacrificança; ca asy commo la sal desata todas las humidades que son sobejanas en las
cosas, otrosy el saber desfaze todas las durezas e las nesçiedades que los omnes han en
sus coraçones por non creer en la fe de Dios commo deuen.
[CORDE, Alfonso X, Setenario, 1252-1270]
En este primer ejemplo, el Objeto Directo (OD) está formado por un sustantivo
concreto y determinado. El sentido del verbo en este contexto es el de su primera
acepción: «tomar o asir con la mano algo» (DRAE: v. tomar). En otros casos, el OD está
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Marina González Sanz 53
(2)
Et otrossi a la hora del sobimiento & de la apparicion faz assi como yo dire. Toma la
differencia que es entrel sol de la hora sobre que obreste. Si quisieres su ascondimiento;
toma lo que a entrel sol del ponimiento & el sol del ascondimiento. Et otrossi si
quisieres su apparicion;
[CORDE, Maestro Bernardo, Libro de la açafeha, 1277]
El empleo de este verbo es tan frecuente que aparece en contextos muy variados.
Hacemos especial hincapié en la alta frecuencia de aparición en contextos de lucha
física:
(3)
El rrey Bermejo despues que fue preso aquella noche, fue leuado el e don Edriz e los
caualleros que con el fueron presos a la ataraçana. E dende a dos dias el rrey don Pedro
fizolo sacar a vn canpo grande, que es en Seuilla de la parte del alcaçar que dizen
Tablada, al rrey Bermejo cauallero en vn asno vestida vna saya de escarlata que el tenia,
e de los moros treynta e siete, e fizolos todos matar alli. E el rrey don Pedro lo firio
primero de vna lança e dixo assi: "Toma esto por quanto me feziste fazer mala pleytesia
con el rrey de Aragon e perder el castillo de Hariza." E el rrey Bermejo desque se vio
ferido dixo al rrey en su arauigo: "Pequeña caualgada feziste." E fueron ese dia muertos
con el rrey Bermejo en la Tablada treynta e siete caualleros moros que venian con el. E
los caualleros e los de pie, que serian todos fasta trezientos, fueron todos presos e
puestos en la ataraçana. E fue preso aquel moro muy honrrado que venia !, que era de
allen mar, de quien auemos dicho que auia nonbre don Edriz Abenbulula fijo de don
Vzmin.
[CORDE López de Ayala, Crónica del Rey Don Pedro, 1400]
(4)
Amintas.- Por cierto, assí me ha parecido: siempre muger amiga de toda bondad. Y que
estoy satisfecho de su conversación.
Veturia.- Ya me parece que amanece. Quiero yr a ver en lo que está Berinto, si se
levanta o qué ordena de hazer. ¡Toma, toma! Aún aora de nuevo se está quexando
Cantaflua, como si le pessasse con el juego; pero con todo eso es trabajo, que no creo
que en toda la noche an dormido. Pues si piensa hallar el suelo, será el trabajo del
henchir la tina las hijas de Dánao. Pero quiérome yr un poco a parlar con Amintas, que
él no tiene tan grave la conversación, si la dote de Claudia no se la buelve. Que assí
acontece, 'quando pobres umanos, quando ricos sobervios'.
¿Señor Amintas, dormís?
[CORDE, Anónimo, Comedia Thebayda, 1500]
Podemos comprobar la alteración que han sufrido las propiedades típicas del modo
imperativo que mencionábamos al inicio del epígrafe: la alusión al receptor ya no es
directa. El oyente es el destinatario del comentario modal que efectúa el hablante sobre
un hecho que, además, ya ha tenido o está teniendo lugar en el momento de la
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Proceso de gramaticalización y subjetivización de toma 54
(5)
Celestina: Hija, pues el enamorado qu'está muerto por ti, /k3v/ sabe que es Jesuchristo,
que de amores de redimirte murió por ti. ¡Mira si tienes razón de morir de amores de tal
enamorado!
Poncia: Toma, toma, ¿y ésse es el enamorado? Pensé, en buena fe, que era otro.
Celestina: ¿Y quién havía de ser, bova, diziéndotelo yo?
Poncia: Hi, hi, hi; por mi vida, que pensé que dezías por Sigeril, paje de Felides.
[CORDE, Feliciano de Silva, Segunda Celestina, 1534]
(6)
Menemno, casado. Menemno, mancebo. Tronchon, esclavo. Audacia, hija de Casandro.
Talega, simple.
Aud: ¿Es verdad esso que me cuentas, Talega?
Tal: ¡Toma si es verdad! ¡Vieras huir a Casandro tu padre y al faldudo de maestre
Averroyz más ligeros que gamos!
Aud: Y a Menemno ¿a dó lo podría yo hallar agora para meterlo secretamente en casa?
Tal: ¿Qué me sé yo? Dios se lo perdone a vuestra mercé y a mí también, porque al
prencipio se podía escusar todo esto. ¡Albricias! ¡Albricias, señora, albricias!
[CORDE, Juan de Timoneda, La Comedia de los Menemnos, 1559]
(7)
De manera
que no erremos la carrera,
dormiré como una infanta:
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(8)
ALMANZOR. Mientras dijiste el romance
me desposé de secreto
con la Infanta doña Urraca.
ZORAIDA. ¿Es cierto?
ALMANZOR. Toma, sí os quiero.
URRACA. ¿Cómo os he de dar la mano,
Almanzor, si vos sois moro?
ALMANZOR. Volviéndome yo cristiano,
y vos mora, yo os adoro;
aquesto, señora, es llano.
[CORDE, Francisco Bernardo de Quirós, Aventuras de don Fruela, 1656]
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Proceso de gramaticalización y subjetivización de toma 56
la gramaticalización1, este elemento cumple varios de los requisitos necesarios para que
consideremos que se ha producido el cambio. Durante el transcurso de este tipo de
procesos, los estadios intermedios presentan dos rasgos fundamentales: la coexistencia
de las propiedades morfosintácticas correspondientes a la categoría original y las
propias de la nueva categoría; y la presencia de «capas funcionales dentro de un mismo
dominio funcional o paradigmático» (Girón Alconchel 2004: 75). En este sentido, toma
como operador modal conserva rasgos de la forma verbal de la que procede: el hecho de
que el elemento surja de una forma verbal imperativa parece ser la causa de su carga
apelativa. Los cambios morfosintácticos que se han producido se explican gracias al
reanálisis ocurrido, que consiste en la descategorización de los términos
gramaticalizados, dando como consecuencia una palabra de categoría verbal menor
(Garachana 1999: 165). Gradualmente, la forma toma, originalmente perteneciente a la
categoría verbal, ha ido cumpliendo las funciones de operador, mientras se restringían
sus posibilidades de complementación, se eliminaba su flexión y se especializaba en
cumplir una función discursiva (1999: 166).
Desde el punto de vista semántico, se ha atribuido a esta tranformación la
desaparición de ciertas marcas de significado, afirmación que ha sido matizada por
Garachana: la evolución del término gramaticalizado no solo supone pérdida de
contenido semántico, sino también la adquisición de nuevas marcas de significado
(1999: 161). Es lo que ocurre con toma: ha sufrido la pérdida de ciertas marcas
semánticas (como ‘coger’ o ‘asir’ algo con la mano), pero ha desarrollado el nuevo
sentido metafórico de lanzamiento de ataque verbal en una discusión2. Además, en
todos sus usos muestra capacidad intensificadora: enfatiza el segmento al que alude.
Fonológicamente, no se ha producido ninguna modificación.
El empleo interjectivo, por el contrario, es algo más tardío. Su primera aparición se
remonta a 1615:
(9)
Sobrino: Que me place, tío Benito Repollo.
Tocan la zarabanda.
Capacho: ¡Toma mi abuelo, si es antiguo el baile de la Zarabanda y de la Chacona!
Benito: Ea, sobrino, ténselas tiesas a esa bellaca jodía; pero, si ésta es jodía, ¿cómo vee
estas maravillas?
Chanfalla: Todas las reglas tienen excepción, señor Alcalde.
Suena una trompeta, o corneta dentro del teatro, y entra un furrier de compañías.
Furrier: ¿Quién es aquí el señor Gobernador?
Gobernador: Yo soy. ¿Qué manda vuesa merced?
[CORDE, Cervantes, Entremés del retablo de las maravillas, 1615]
Se trata de una expresión interjectiva compleja, formada por la unidad seguida del
sintagma nominal mi abuelo. Es de tipo emotivo, y en este contexto conlleva valor de
sorpresa. La primera aparición de la interjección aislada, como núcleo de intervención,
aparece en la obra de Calderón De la Barca Andrómeda y Perseo, de 1680:
1
Tomamos la definición que propone Girón Alconchel (director de los proyectos de investigación
Procesos de Gramaticalización en la historia del español, Procesos de Gramaticalización en la historia
del español (II): formación de variedades y Procesos de Gramaticalización en la historia del español
(III): gramaticalización, lexicalización y tradiciones discursivas) para el concepto de gramaticalización:
en sentido estricto, este proceso constituye la «transición gradual de una palabra léxica a un morfema
gramatical afijo»; desde un punto de vista más general, hablamos de «la transición gradual de una forma o
construcción menos gramatical y menos abstracta a otra más gramatical y más abstracta» (2004: 73).
2
Evolución en la que profundizaremos más abajo.
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(10)
Andrómeda: No por eso desconfío.
Agua: Ya, siguiendo su Albedrío,
belleza y Gracia perdió.
Andrómeda: Árbol que frutificó
mi mismo Centro, de ti
gustaré.
Albedrío: ¡Toma!
Andrómeda: ¡Ay de mí!
¿Quién vista y luz me quitó,
vida, alma y sentidos?
(Sale Medusa.)
Medusa: Yo.
[CORDE, Calderón de la Barca, Andrómeda y Perseo, 1680]
El personaje de Albedrío expresa por medio del elemento interjectivo su sorpresa ante el
encanto que acaba de sufrir Andrómeda a manos de Medusa.
La función de toma como intensificador que precede a un sintagma nominal es la
más tardía: el CORDE registra una única concordancia en este sentido a finales del siglo
XIX:
(11)
Viuda de Calvo.- No le creáis... que este las gasta así. (Con efusión.) Si os ha prometido
algo que aumente vuestro bienestar, creed que os lo dará, y no le hagáis maldito caso si
os dice que no es él quien da. ¡Otro más marrullero no existe bajo el sol, que alumbra
tantas maravillas de Dios! Le conozco y a mí no me trastea. Os pondrá mala cara
siempre que os encaje algún beneficio, y procurará haceros creer que lo debéis a otro.
Federico.- (para sí.) Toma ingratitud.
Orozco.- (a LA VIUDA DE CALVO.) Señora, usted me está faltando.
Viuda de Calvo.- Sí, le falto a usted, me le subo a las barbas, no le permito echárselas
de hombre malo, y le arranco la careta. Conmigo, (enarbolando el palo) no le valen a
usted sus maquinaciones infernales.
[CORDE, Pérez Galdós, Realidad. Novela en cinco jornadas, 1889]
Es de resaltar que aparezca en una obra literaria de Pérez Galdós, cuya producción se
ha analizado como una muestra del español coloquial hablado de la época (Vigara
1997). En el CREA, por el contrario, se multiplican los ejemplos de toma seguido de
sustantivo indeterminado:
(12)
-No estamos para nadie, aquí va a ocurrir algo gordo.
-James, aquí estamos muy cerca de la chimenea, no estaríamos más cómodos en el
jardín.
-¿En el jardín en enero, Joan?
-No, quiero que el fuego de mi pasión
-Sí.
-Deje pálido el fuego de la chimenea. ¡Toma pasión! James. ¡Toma! James
[…]
(CREA, s.v. toma, 1986)
(13)
C: [¿pero él– pero él entendía"] dee– de reLOJES" oo?§
A: § ¡QUÉ VA#si lo dijo por cachondeo
§
C: § ¡aahh!§
A: § por cachondearse de mí
C: ¡AYY! ((y él lo dijo)) eso pa cachondeo pues toma cachondeo
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Proceso de gramaticalización y subjetivización de toma 58
A: (RISAS) y dice po’l camino dice mil pesetas te doy d’él… si lo quies vender" y mi marido dice
ya no pue(de) venderlo sabemos que es un trasto# pero oye# venderlo pa qué#… y llegando allí
dice dos MIL DOS MIL [dos mil pes– =]
(Val.Es.Co. [RB.37.B.1])
2. PROCESO DE SUBJETIVIZACIÓN
A partir de la década de los ochenta, dos han sido los enfoques desde los que se ha
profundizado en la teoría de la gramaticalización (Garachana 1999: 159): desde una
vertiente pragmático-discursiva, basada en la idea de que los términos gramaticalizados
son el resultado de la convencionalización de un conjunto de implicaturas
conversacionales (Grice 1975)4; y partiendo de la visión cognitiva procedente de
Langacker (1990) y Lakoff (1987)5. Como concluye Garachana (1999: 170), en la
explicación del cambio es necesario recurrir a factores tanto pragmático-discursivos
como cognitivos, además de tener en cuenta todos los niveles de la descripción
lingüística.
Dentro de la perspectiva cognitiva se ha manejado el concepto de subjetivización
para describir los procesos de gramaticalización (Langacker 1999 y 2000; Traugott
19996). Esta noción es definida por Langacker «in terms of replacement: some
relationship within the objective situation under description is replaced by a comparable
but subjectively construed relationship inherent in the process of conception»
(Langacker 1999: 151). Tiene su origen en la subjetividad, definida por Finegan como
«expression of self and the representation of a speaker`s perspective or point of view in
discourse» (1995: 1). Company ha aplicado este concepto en su explicación de la
evolución que sufren algunos verbos hasta convertirse en marcadores pragmáticos, y ha
señalado un conjunto de cambios semánticos y sintácticos propios del proceso (2004:
35), que tomaremos como guía para explicar el proceso de subjetivización que ha
ocurrido con toma.
3
Entendemos la modalidad como «un contenido semántico pragmático que depende del contexto
enunciativo propiamente, de la propia organización del esquema de comunicación» (Fuentes 1991: 98).
4
En esta línea se sitúan los estudios de Hopper (1987); Bybee (1985); Fleischman (1983); y Traugott
(1982), (1988a) y (1988b) (ápud Garachana 1999: 159).
5
Enfoque seguido fundamentalmente por Claudi y Heine 1986.
6
Como señala Langacker en su artículo, la definición que aportan estos autores al concepto no es la
misma. Langacker considera que la subjetivización es una cuestión de punto de vista (1999: 150),
mientras que Traugott habla fundamentalmente de cambio de dominio (espacio>tiempo;
deóntico>epistémico) (1999: 178).
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(14)
En un forcejeo continuo, Acevedo trata de forzar a Antón y éste se resiste empleando de
cuando en cuando su fuerza masculina, claro que Acevedo, preso como está de pasión,
no nota nada. ¡De tocar nada, ya me he cansado...!
Acevedo: Candela te has entregado a Antón que es idiota. ¿Por qué no, conmigo...?
Anton: (Dándole una bofetada) ¡Toma! ¡De idiota, Antón, no tiene un pelo...!
Acevedo: ¿Le quieres...? ¿Estás ciega por ese mamarracho...?
Anton: ¿Mamarracho...? ¡Te vas a enterar...! (Va hacia una puerta) ¡Antón! ¡Antón,
querido...! ¡Ven, qué me violan...! ¡Qué violan a tu Candela...!
Acevedo saca la pistola.
[CREA, Alonso Millán, J. J., Pasarse de la raya, Madrid: Sgae, 1991]
(15)
C: Pero lo mueve. Dice que la duele pero lo mueve.
A: Pero si lo llevas en el cabestrillo es más fácil.
B: Pero ya no la hace falta.
A: Se la ha puesto el cuello rojo como al los ojos de algunas jóvenes que yo me sé.
B: ¡Toma, qué indirecta!
C: Pues se me ponen los ojos rojos cuando estoy muy cansada y cuando lloro.
A: Y cuando te pintas.
[CREA, Conversación particular (Oral), 1991]
7
Traemos aquí este único caso, pero hemos encontrado multitud de ejemplos similares en el corpus
seleccionado.
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(16)
Luis: ¿Y tú a qué especie perteneces? ¿A la de los fracasados tontos?
José: A la de los marginados tranquilos. Y respecto a lo que ha dicho antes, ha oído la
melodía, pero no la ha interpretado bien. No se trata de mensajes subliminales, eso es
otra cosa, sino de reglas empíricas o "directrices heurísticas".
Rosy: (Con humor, sonriendo.) Toma ya...
Luis: Me has convencido. En vista de eso, ¿podrías traerme zumo de naranja, huevos
con jamón y tostadas?
José: Desde luego. (Se dispone a hacer mutis.)
Luis: O mejor zumo de pomelo y huevos pasados por agua dos minutos.
[CREA, Reina, M.M., Reflejos con cenizas, Madrid: Marsó-Velasco, 1990]
(17)
Encarna.- Respetable pero equivocada visión del problema. Segunda llamada.
Señora 2.- Oiga, pues que a mí también me parece muy bien que los echen. Estamos
merendando un grupo de señoras de Puerta de Hierro y todas opinamos lo mismo.
(Cuelga)
Angustias.- ¡Toma castaña!
Encarna.- Señoras de Puerta de Hierro, señoras de la Vaguada, señoras de la Moraleja,
sólo les pedimos que no ocupen nuestras líneas para que los que realmente nos
comprenden puedan expresar su opinión.
Ceferina.- Claro... a ver qué van a decir las señoronas...
Angustias.- Habrá de todo, mujer.
[CREA, Mendizábal, R., ¡Viva el cuponazo!, Madrid: Sgae, 1992]
8
Entendemos el concepto de enunciados fraseológicos desde la perspectiva de L. Ruiz Gurillo, para la
que estas estructuras son autónomas funcionalmente, frente a las locuciones, que constituyen partes de la
oración (2000: 171).
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(18)
El guardia toma sus notas. No hace preguntas, sabe que los denunciados son propensos
a irse de la lengua, a soltar alguna impertinencia. Cuanto menos se hable con ellos
mejor.
- Buen viaje, señor.
- Gracias, hombre.
Durante los próximos minutos Joe conducirá respetando escrupulosamente el código de
circulación. Después lo olvidará como todo el mundo.
- Anda Joe, toma castaña, para que preguntes por muertos. Si va a ser verdad que da
mala suerte. ¡Quinientas pesetas! Estos no lo hacen por menos. Y, encima, agradecido
¡qué tío más fino! Lo siento, señor, buen viaje, señor, y el papelito, puede usted recurrir
contra la denuncia, contra la sanción, contra...¡Yo qué voy a recurrir si la he metido!
Cambio de rasante. Si viene uno lanzado por detrás me sacude una torta de muerte, eso
es verdad. Quinientas pesetas. Ya veremos si Recalte se las traga. Ha sido en comisión
de servicio, pero si la empresa nos tiene que pagar las meteduras de pata está lista. Y si
yo me hubiese ido a la playa, ¿qué? A ver si encima me va a costar la broma quinientas
pesetas.
[CORDE, Palomino, A., Torremolinos, Gran Hotel, Barcelona: Planeta, 1971]
Según Varela-Kubarth (1994), el hablante emplea esta estructura para indicar «asombro
y sorpresa». Seco et al. (2005: 264) definen la expresión toma castaña como la
manifestación de un sentimiento complacido o confirmación enfática, con frecuencia
irónica, ante un enunciado recientemente emitido, especialmente si va dirigido contra
alguien. Pero podemos intuir que en su origen también figura la relación metafórica de
una discusión es una guerra, si atendemos a la quinta y sexta acepción que proporciona
el DRAE de castaña:
(19)
que me decis de el?el mundial que ha hecho cero patatero, todo el mundo le queria
como si fuese ha ganar el solito el mundial y al final kaka de la baca. En el partido de
ayer se jamo todas, no dio una derechas. Un jugador que va de rebote a la seleccion, que
no deberia de haber ido, pues al final toma candela. Y eso si, que se preparen los
aficionados colchoneros que menudo añito van a tener con "ese gran" lateral izquierdo.
Agur
(http://foros.acb.com/viewtopic.php?f=3&t=159990&start=0)
9
El contenido valorativo exclusivamente negativo no se puede extender a toma, puesto que ya vimos un
caso de ponderación positiva.
10
Como indican González-Olza (2007: 221), la metáfora es un procedimiento recurrente para el
desarrollo de la fraseología de una lengua.
11
Un análisis en profundidad de los usos y contextos en los que se emplea toma candela nos permitiría
saber si estamos ante una variante de algún tipo (Zuluaga 1980: 106-110) de la expresión toma castaña.
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Proceso de gramaticalización y subjetivización de toma 62
(20)
Los pedigüeños 03-06-2009 16:46
No fue Aznar quien dijo que los psocialistas eran unos pedigüeños. que España era un
pais grande!. Toma candela la falsedad!. vota izquierda! que esta derecha ultra no te
engañe. con los gobiernos de izquierda españa sacó todos los fondos que hicieron que
este pais esté a la vanguardia mundial en comunicaciones!. si no votamos! ellos se
apoderan de europa! y no les gustan las subvenciones! creo que les gustan más las
comisiones... de con fianza, no?
(http://www.publico.es/espana/229905/el-pp-empieza-a-hablar-de-europa-en-su-ultimo-video)
3. CONCLUSIONES
A partir del estudio que hemos llevado a cabo, tomando como base los fragmentos
extraídos del CORDE, podemos señalar las siguientes conclusiones:
— Se ha producido un proceso de gramaticalización, teniendo en cuenta que
encontramos muchos de los rasgos necesarios: desemantización, recategorización
en una forma invariable y una diferente distribución entonativa que la forma
original. A partir del vertido del CORDE, ofrecemos la evolución que hemos
detallado. En esquema:
VI ….. VI2 > Op. Modal > Int. > Op. Intensificador
El proceso parte del uso original del verbo en modo imperativo (VI),
complementado por un OD sustantivo concreto. Prácticamente desde los inicios
aparece también seguido de sustantivos abstractos que funcionan como OD,
interpretados en sentido metafórico (VI2). Existe un contexto especial, el de las
discusiones físicas, del que encontramos ejemplos en todas las etapas, y que
supone la base de todo el proceso de subjetivización. La carga subjetiva va
aumentado, hasta presentar los primeros ejemplos de operadores modales (Op.
Modal), en primer lugar de naturaleza emotiva, y poco después reafirmativos.
12
Y en otros procesos diferentes (Brinton 2000: 157).
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ACEPTADO: 14/07/2011
RECIBIDO: 04/11/2011
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ALGUNAS NOTAS SOBRE EL FUERO DE MADRID
RESUMEN ABSTRACT
En los últimos años, el creciente número de The last years, the crescent numbers of studies and
estudios sobre los textos en castellano medieval editions about texts in medieval Castilian has done
que se han ido editando, ha hecho que se tenga that the Fuero de Madrid has fallen into oblivion.
en el olvido el Fuero de Madrid. Es por ello por Consequently, the objective of this succinct study
lo que este escueto estudio tiene como objetivo has an aim observe and, once again, bring it over
observarlo y, una vez más, acercarlo al ojo to the updated philologist with the innovations that
crítico de los filólogos actualizados con las nowadays exist about the theories relative to
novedades que hoy en día hay acerca de la orality and writing in the period of origins of the
oralidad y la escritura en el período de Spanish language. For that, the following analysis
«orígenes» de la lengua castellana. Así, se ha is part of an approach to the founded data. All this,
pretendido teorizar de modo sutil el lenguaje finally, to contribute to studies dedicated to the
encontrado y, a la par, intentar interpretar theories respecting the orality of juridical texts.
también ciertos datos encontrados. Todo ello, en
fin, con tal de contribuir a los estudios dedicados
a la oralización de textos de carácter jurídico-
notarial.
1. A lo largo de la historia de un núcleo urbano, pocas cosas hay más allá del
recuerdo, si las hubiese, que permanezcan con tanto ahínco y orgullo que sus leyes
locales. Estas, normalmente, cobran más autoridad y respeto cuanto más antiguas sean y
su valor se ve incrementado si, además, son o fueron otorgadas por un monarca. Esta
idea late en la magnífica y ejemplar edición –que aun hoy día debe ser espejo y
referencia en el modo de editar– del Fuero de Madrid1. En el prólogo, Pedro Rico
López, por entonces alcalde de Madrid, lo expone de la siguiente manera:
1
Nos referimos a la edición paleográfica editada por el Archivo de la Villa en 1932, libro que, en este
caso, pertenece al Archivo Personal de Rafael Lapesa Melgar, custodiado en la Biblioteca Valenciana
Nicolau Primitiu, el cual tenía notas manuscritas. La referencia de dicho volumen es la siguiente Rafael
Lapesa / 7316.
También se ha utilizado la edición de 1963, editada por el Archivo de la Villa, y que está bastante
aumentada por los autores de la versión del 32. En este caso concreto, también manuscrita la edición y
conservada asimismo en su Archivo Personal, su referencia es Rafael Lapesa / 5163.
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Ya, en aquel momento, recalcaba el alcalde algo que se había olvidado en estos
últimos años, que el lenguaje del texto legislativo era de interés filológico. Todo esto
nos ha hecho ver la necesidad de observar el Fuero de nuevo.
De cualquier modo, este conjunto de leyes ya se había editado en unas cuantas
ocasiones2, haciendo, como es esperable durante los siglos XVIII y XIX, un hincapié
notable en el contenido jurídico y en el histórico, relegando con ello a la nada cualquier
aproximación filológica o de otro tipo.
Pero es gracias a esta edición de 1932 con la que se incrementa en pequeña medida el
estudio filológico del compendio legislativo madrileño. Como se ha visto, para ello se
encargó a un filólogo especializado en materias histórico-lingüísticas un estudio breve
para componer un glosario de voces aparecidas en el Fuero. Este análisis tenía como
propósito esclarecer el contenido de las leyes en sí y poder disipar cualquier obscuridad
semántica que conllevaba el texto para el lector no especializado o poco conocedor de
los entresijos de la lengua castellana en un estado muy anterior al momento de la lectura
actual3. Es más, en la edición de 1963, Agustín Gómez Iglesias contribuye a la nueva
edición con una traducción del propio Fuero, expuesta así:
La versión a nuestra lengua del texto original del Fuero de Madrid responde al
intento de lograr una inteligencia más profunda de su contenido y, al propio tiempo,
extender su difusión a un mayor número de lectores; con ser magnífica, la edición de
1932 se hallaba únicamente al alcance de los contados medievalistas, mas no a la de los
estudiosos y devotos de la historia de la Villa, cada día más numerosos (Fuero de
Madrid 1969: 77)
2
Como reza en la cita, «Si bien existían algunas ediciones del mismo y, ocultas en varias bibliotecas,
diversas copias de la centuria décima-octava, ni unas ni otras respondían a las exigencias técnicas de la
crítica actual» Es por ello que en la edición citada y estudiada, aparecen nombradas las cuatro. Son las
que siguen:
a) Antonio Cavanilles, Memoria sobre el Fuero de Madrid, del año 1202, en Memorias de la Real
Academia de la Historia, tomo VIII, Madrid, 1852.
b) José Amador de los Ríos y Juan de Dios de la Rada y Delgado, Historia de la Villa y Corte de
Madrid, I, Madrid, 1860, págs. 445-454.
c) Timoteo Domingo Palacio. Ordenamiento que Madrid hizo en la era de 1240 correspondiente al
año 1202, reinando en Castilla Don Alfonso VIII, en Colección de documentos originales y curiosos
que se custodian en el Archivo de la Villa de Madrid, Madrid, 1871.
d) Timoteo Domingo Palacio. Fueros de Madrid. Año 1202, en Documentos del Archivo general de la
Villa de Madrid, I Madrid, 1888, págs. 19-63.
3
El glosario está precedido por una escueta nota preliminar que luego se verá ampliada en alto grado en
la edición de 1963. Este estudio está situado en las páginas 58 hasta la 73, en la edición de 1932.
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conlleve obscuridad semántica, sino que más bien contiene de modo inherente una
dualidad que indica con claridad dos sistemas lingüísticos diferentes pero fusionados a
la vez. Hablo, por supuesto, del latín y del castellano que aparecen en la redacción del
Fuero. Esto es lo que hace que aun para los versados en la materia sea difícil su lectura
o, en otro grado, su realización auténtica en el momento de expedición del texto
legislativo, esto es, su(s) oralización(es) en el tiempo real de su redacción.
En cualquier caso, esta mezcla de sistemas de escritura hizo que los lectores de los
siglos posteriores tuviesen ciertas dudas acerca de lo que allí se exponía, sobre todo en
los lugares donde las grafías no representaban sonidos contemporáneos, sino más bien
sonidos extraños al lector del momento o, en la mayoría de los casos, una equivocación
–o eso se pensaba–. Es entonces donde tienen cabida las posteriores correcciones y
consiguientes adiciones que tanto nos distraen y que, en ocasiones, ocultan cierta
información.
Cierto es que todo texto se circunscribe en dos momentos temporales claros, uno es
el de la redacción o expedición y otro el de la oralización. Esto no implica ni el éxito de
la recepción del texto, es decir, su total comprensión o la de la mayoría de su contenido,
ni, sobre todo, el de la función y consecuencias que conlleve dicha comprensión. Así, en
los casos anteriores, alejados en las coordenadas temporales, la función queda
normalmente desarticulada y por ello también se mantiene deshabilitada la intención de
una descodificación semántica de manera exhaustiva, dando lugar, en adelante, a las
futuras correcciones acerca del texto en sí. En el ejemplo de las carpetillas del Fuero de
Madrid esto cobra una dimensión importante.
Por todo lo que acabamos de mencionar, creemos conveniente analizar el Fuero de
Madrid en aras de poder poner de manifiesto un estudio de este texto en concreto, a
grandes rasgos, pero con una profundización suficiente como para poder extraer
conclusiones claras. Cobrará, pues, sentido vital el lenguaje (o lenguajes) y sus
consecuencias, si las hubiese, como objeto de estudio primordial que es, dentro de las
investigaciones filológicas dedicadas al estudio histórico de la lengua española. Y es
que el Fuero de Madrid está considerado, sin duda alguna, como uno de los textos con
mayor importancia dentro del corpus del estadio lingüístico anterior a la reproducción
textual a alta escala en romance, acaecida durante la segunda mitad del XIII.
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del español; obra que tan solo pretendía llegar hasta el siglo XI, pero que sobrepasó el
umbral que se había trazado de antemano.
Aun así, la data crónica del Fuero que hoy nos ha llegado es posterior al umbral
establecido por el maestro y se acota en el reinado del rey castellano Alfonso VIII. En el
estudio del Fuero, Millares Carlo hace patente que la letra es de inicios del XIII, y que la
data escrita corresponde a la era (hispánica) de 1240, es decir, el año 1202. Pero,
teniendo esto en cuenta, las disposiciones son anteriores en el tiempo, ya que hay
privilegios concedidos por Alfonso VII, el emperador, que son mandadas redactar y
componer en el testigo que se conserva por mediación del Concejo de Madrid, que tenía
la potestad para hacerlo (Fuero de Madrid 1932: 15).
Es decir, la consideración anterior implica que hay varios momentos en el eje
temporal de plasmación de la lengua en el texto: un primer momento que se corresponde
con la redacción de los privilegios otorgados por parte de Alfonso VII, que suponemos
que se copiaron de modo literal; y, un segundo momento, que coincide con la puesta por
escrito de las ampliaciones dispuestas por el Concejo de Madrid, que, en cualquier caso,
no sabemos si fueron escritas originalmente en el año 1202 o si son anteriores. Por
tanto, el manuscrito conservado parece ser una copia que mantiene, como mínimo, tres
intenciones escriturarias diferentes4, es decir, que atañe a un primer momento de
redacción, con un modo de hablar distinto del segundo momento de plasmación gráfica
y, a la par, otro momento más.
Además de los tres períodos de la composición que nos han llegado, no sabemos si
cada redacción se hizo de una tirada o, lo más probable, en varios períodos distintos.
Esto implicaría que los momentos de plasmación también son distintos y, a la vez, que
corresponderían a uno o varios escribas. Lo que sí resulta evidente es que el manuscrito
corresponde a la copia hecha por un solo amanuense hasta el folio 23v, texto que
contiene las disposiciones desde el inicio hasta la CIX. Es, pues, esta parte la que mayor
interés demuestra para los filólogos5, ya que la escritura plasmada está escrita en el
pergamino en 1202 pero, como ya se ha dicho, el lenguaje expresado en las cláusulas es
parcialmente contemporáneo a esa fecha, ya que hay algunas disposiciones anteriores a
dicho año.
4
Los momentos de copia e intercalación de leyes y preceptos están explicados en la página 19 de la
edición del Fuero que seguimos, a saber, la de 1932. En ella se advierte que hay recogidas disposiciones
de tres reyes diferentes: Alfonso VII (1126-1157), Alfonso VIII (1158-1214) y Fernando III (1217-1252).
5
Así, las añadiduras posteriores al epígrafe CIX, que corresponden a otras disposiciones son hechas en
fecha posterior a 1202, ya que están copiadas en diferente letra y aprovechando los folios de pergamino
sobrantes del manuscrito, característica de los libros de privilegios y otros manuscritos de índole jurídica
o de derecho local.
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supuesto, dos agentes y tres filtros lingüísticos, a saber, el texto latino primigenio, el
traductor y el escriba.
4. Dicho esto, creemos conveniente hacer una observación general, nada exhaustiva
–aunque lo recomendable sería asistir a un trabajo profundo, discreto y pormenorizado–,
que ayude a esclarecer todos los enigmas –que no son pocos– que encierra el lenguaje
del Fuero de Madrid. En primer lugar, y tomando el atrevimiento, haremos un pequeño
análisis a los microtextos que tiene el Fuero, ya que cada ley es un texto independiente
del otro, aunque formen parte de la misma macroestructura. De este modo, veremos el
orden de las palabras, para poder discernir el orden sintáctico latino del romance, y,
seguidamente, haremos un estudio de algunas notas léxicas que consideramos
interesantes, atendiendo, a la vez, a los niveles fonético-fonológico y gráfico; no
anotaremos todo lo especificado en el Fuero, pues Rafael Lapesa ya lo hizo, de modo
impecable, en el epígrafe dedicado a las notas filológicas en la edición del Fuero de
Madrid de 1963.
5. Juan Antonio Frago Gracia apuntó con gran acierto que ciertos textos de esta
época, los concernientes al siglo XII, prestaban una confusión bastante grande, pues ni se
encuentra en ellos un latín, ni vulgar ni medieval en su totalidad, pero, a la par, tampoco
se encuentra un romance castellano definido. Este autor da una explicación clara y
general de lo que ocurre en aquellos textos:
La categoría del género latino no funciona con el indispensable vigor, sino que bien
lejos de alcanzarlo se halla, e incluso el número no se expresa con la necesaria
exactitud. También se ha visto en ellos que no hay coherencia ninguna en el uso de la
declinación y que la conjugación, aun siendo menos derivada que la flexión nominal,
está frecuentemente cruzada con la romance; del mismo modo, se evidencia una gran
similitud entre su sintaxis y la del vulgar. […] para colmo los corpus en los cuales se
manifiesta están entreverados de léxico románico y descubren una pronunciación, la que
se daría cuando se leyeron, no latina, sino más bien neolatina (Frago Gracia 1997: 82).
Frago Gracia apunta a todos los contratiempos que el Fuero presenta como texto que
queda englobado en una tradición de construcciones textuales de materia judicial en el
ámbito urbano. Es así como las conclusiones de todos los rasgos analizados serán
extensibles a los textos de cariz jurídico dentro de las composiciones de derecho civil de
este tiempo.
Desde el punto de vista sintáctico, es sabido que una de las cosas que conllevaron a
la diferenciación entre el latín y las lenguas romances de la península ibérica, en nuestro
caso el castellano, fue el cambio del orden de constituyentes en la oración. En palabras
de Bustos Tovar:
El componente sintáctico sufrió una transformación radical. Las distinciones de caso
permitían una estructura oracional en la que se podían separar el término regente y el
término regido. Un rasgo tipológico básico del latín era la estructura sujeto-objeto-verbo
(SOV). Las lenguas románicas, basadas en una relación funcional indicada por la
concordancia y la rección preposicional, impusieron la proximidad del término regente
y del término regido. De este modo, la estructura SOV pasó a ser SVO, quizá como
propone Bossong (2003), con un paso intermedio por VSO, que correspondería al latín
tardío y al romance primitivo. Este rasgo del latín es, probablemente, el que le
proporciona mayor carácter distintivo frente a las lenguas románicas (Bustos Tovar
2005: 263).
Así, en el Fuero de Madrid, aunque haya una gran apariencia latina, la sintaxis, es,
sin duda, romance. Solo hay un caso de sintaxis latina y es, ni más ni menos que la
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cláusula de invocación a la divinidad. Dice así: «Sancti Spiritus adsit nobis gratia.
Incipit liber de foris Magerit, vnde diues hac pauperes uiuan in pace». El resto de los
textos, aunque tienen apariencia de palabras latinas, realmente poseen un orden
oracional totalmente romance, aunque las funciones estén marcadas mediante oraciones
subordinadas de gran uso en el Fuero, así, unos ejemplos:
(1) Toto omne qui mesare uel firiere con puno aut cozeſ a uecino aut filio de uecino
in taberna uel in azoche aut in carera aut in quali loco queſierit [IV]
(2) τ ſi non inuenerint c morabetinoſ, illum quod inuenerint diuidant per tres parteſ,
et abſcidant suam manum, et exeat inimico [IX]
(3) Qvi iuntaret bando per contraria de la uilla, et prouatum ei fuerit cum duaſ
teſtemunias pectet XX morabetinoſ [XIX]
(4) Sachan iuſticiaſ de Madrid exidoſ ubi ganato illorum intrent et bibant aquam ſine
dubio [XL]
(5) Todo carnizero o uinadero o meneſtrare qui ſoſpeia ouieren que el coto crebanto,
firmen con II uicinos bonoſ [LXI]
(6) Todo homine quod cortare uinea uel orta aliena in Madrid uel in ſuo termino,
fazer del corpo iuſticia, quomodo de latrone. Similiter, qui caſa cremauerit uel boue aut
baca uel cauallo aut equa aut mulo uel mula aut aſ ino matare per mal querencia [XCI]
No se traen a colación más ejemplos, ya que consideramos que los casos antes
expuestos muestran una sintaxis plenamente romance, a pesar de la semblanza
latinizante que se puede observar en las palabras, en tanto que elementos aislados.
En el nivel sintagmático, encontramos conglomerados escritos en latín, pero en los
que no se observa ya ningún tipo de concordancia casual entre los constituyentes. Hay
algún ejemplo de dativo o ablativo con preposición que se podría haber confundido con
las desinencias en castellano, es decir, -o, -e, -a, con lo que no podríamos asegurar con
certeza si se quiere mantener la desinencia casual o no. Como excepciónes, resulta la
aparición de un dativo o ablativo plural finalizado en -ibus y la del acusativo, único caso
que sí aparece claramente. Una muestra de esto puede observarse en el siguiente elenco
de ejemplos:
(7) τ iurent quod in illa ora ibi fuerunt [VII]
(8) accipiant illum quod inueuerint, et abſcidant ſuam manum [XII]
(9) τ iſto dicat ueritate per la iura quod habet facta; et qui lo enpelare uel pectugada
dederit ei, pectet IIII morabetinoſ, τ hoc cum teſtibuſ [XXIII]
(10) ſedeant ſemper per foro […] por Paſcha foraſ de hereditate [XLII]
(11) Qvalisquicumque homo de Madrid demandaret […] τ ille quod demandat iure
quod non potuit habere directum, reſpondat hodie qui ſtat in illa hereditate [LXVII]
En el nivel morfológico, las letras finales son las que cobran todo el protagonismo,
pues se añaden a algunas palabras ciertas consonantes que el étimo latino no contenía,
por ejemplo, la -t final que pretende señalar la tercera persona del singular de las formas
verbales, algunas de ellas abreviadas, otras representadas por extenso. Estellés (2004 y
2008) hace un estudio sobre estas grafías y la posible interpretación de lectura que
podría tener, aunando las tesis de Roger Wright (1989) y de Nina Catach (1996),
dotando el hecho de la aparición de la -t final como una idea logográfica que serviría
como arcaísmo gráfico en las formas verbales, es decir, se escribiría la -t pero no se
pronunciaría, leyendo la palabra como conjunto y no letra a letra como se hacía en el
latín o en el castellano actual. En todo caso, aunque es una postura favorable en ese
ejemplo concreto, habría otros muchos rasgos que no soportan dicha idea, pues hay
varios ejemplos en el Fuero que no tienen la grafía escrita, ya sea abreviada o
desarrollada. Es cierto que constituyen una pequeña parte, pero son igual de
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significativos6; además, hay otros casos que aún no han sido estudiados con similar
detenimiento.
Pero, con todo, lo que más llama la atención es la sistematicidad de las grafías con
aspecto latino, es decir, hay una correspondencia clara, no siempre biunívoca pero sí
muy corriente, entre un sonido romance y su regresión gráfica hacia el latín, esto es, una
grafía o un dígrafo escrito en el Fuero que ocupa una articulación ya romance tiene su
correspondencia con una grafía o dígrafo latino. A saber:
a) [ĉ] procedente de -KT- latina, es decir, la yod cuarta de primer tipo, donde
aparecerá escrita <-ct->.
En este caso, lo curioso es que la inflexión ocurrida con el cambio queda registrada y
no se reproduce la grafía vocálica latina original. El ejemplo más claro del texto es la
palabra pectet donde se pronunciaba con total seguridad [péĉe]. Otra hecho,
obviamente, será su oralización, ya sea [péĉe], [péktet], [péĉet] o, incluso, [páktet],
teniendo en cuenta que el lector supiese la etimología de esta forma. Otros ejemplos son
factas, [féĉas], nocte, [nóĉe], dictum, [díĉo], pectugada [peĉugáđa]... A pesar de ello, en
ciertas ocasiones se encuentra pechar < PACTĀRE, directo < DIRĒCTUM, eiare <
IECTARET… sin una correlación grafía-sonido totalmente clara, aun procediendo de
étimos que contienen dicha –KT–.
b) [d] intervocálica procedente de -T- latina. Aparecerá en el texto, en contadas
ocasiones, escrita como <-t->.
El primer ejemplo que aparece con creces es el de todo/toto < TŌTUS. La
representación gráfica de la dental oclusiva sorda [d] intervocálica cumple uno de los
preceptos evolutivos del latín al romance, toda consonante oclusiva sorda intervocálica
(salvando excepciones) tiende a sonorizar a causa del contacto de las vocales
colindantes. También traditore [trai̯đór] y, en otro grado, los participios latinos
terminados en -atum > [-ađo], así, probatum, [probáđo], deſornatum, [desornáđo]
‘deshonrado’, etc.
c) Monoptongación del diptongo [au̯] > [o] y que, en el texto, aparecen transcritas
con <-au->.
Sirvan como muestra, el caso de auro, [óro] < AURU, y la forma mauro, [móro] <
MAURU, ‘procedente de Mauritania’, indicadores, sin duda, de una intención de
regresión hacia la forma escrita latina, ya que en estos ejemplos puede encontrarse el
diptongo presente en el étimo latino, junto a la terminación romance.
d) Latinismos gráficos en los que se escribe la vocal tónica breve latina [ŏ] y [ĕ] en -
o- y -e- cuando en realidad ya eran, sin duda, las realizaciones romances diptongadas
[wé] y [jé].
La palabra fierro, ferrum, ferro, mostraría la variatio a causa de la intención
latinizante. Morto [mwérto], fueras, foras [fwéras], petra [pjédra], ben fazer
[bjénfaẑér]7, uernes [ƀjérnes].
6
Algunos casos son los siguientes:
(1) τ pecte el coto [VII]
(2) pecte II morabetinoſ [X]
(3) et si non iuraret, no le reſpondant, et ſi iurare et poſtea lo uencieret [XXXVI]
De todos modos, un gran porcentaje, como ya se ha dicho, tiene la grafía, ya sea de forma etimológica o
simplemente por ultracorrección.
7
Aunque en este caso es aventurado exponer el símbolo fonético que representaría la grafía -z-,
decidimos recoger en nuestro texto la realización que tendrá más tarde, pues sería bastante probable que
hubiese un alto grado de articulaciones palatales, africadas, fricativas, rehilantes… sin tener una
adscripción clara en la representación biunívoca que más tarde llegaría con el scriptorium alfonsí.
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Algunas notas sobre el Fuero de Madrid 74
En nuestro caso, vemos la necesidad de añadir, además, otra idea. Resulta necesario
tener en cuenta varios factores, sobre todo acerca del texto, pues el corpus que hemos
analizado de modo sutil tiene unos rasgos tipológicos que se deben tener en cuenta, pues
afectan de pleno, como a todo tipo de producción textual, al motivo de la emisión, el
carácter que esta emisión pueda conllevar consigo y todas las implicaciones que rodeen
el hecho de la expedición. Además de ello, la recepción del texto en sí se debe tener en
8
Adela García Valle (en prensa) hace un magnífico y ejemplar recorrido por todas las tesis esbozadas y
argumentadas en el seno de la Filología Española actual acerca de la dualidad entre la oralidad y la
escritura en los orígenes del español. Puesto que en ese trabajo se trazan las líneas argumentales en torno
a dicha dualidad, no estimamos oportuno anotar lo ya expuesto en este y otros excelentes trabajos.
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cuenta, pues está estrechamente ligada a la intención de la emisión del fuero y a las
implicaciones que conlleven su producción.
Si lo ponemos en práctica con dicha composición, nos enfrentamos a un texto
jurídico, como objeto de redacción, que recoge las normas cívicas por las que se debe
regir una comunidad social. Ello conlleva, pues, que las leyes tienen en sí un carácter
inherente de autoridad y que son, o deben ser, seguidas e inviolables por todos; si
ocurriese lo último, deberían ser, además, castigados los que las incumpliesen, según el
valor otorgado por la comunidad. Y, de este modo, el poder queda, además, ampliado
por un hecho sabido por todos : cuanta más antigüedad tenga la disposición jurídica
rectora, más valor y supremacía tendrá en sí misma. Si en suma aplicamos esta idea a
una sociedad donde el derecho era fundamentalmente de tipo consuetudinario, heredado
del Forum Iudicum y de las tradiciones visigóticas traídas por las diferentes gentes
germanas antes de la invasión árabe, logramos tener un dato: el valor lingüístico como
autoridad. Es decir, otorgar a un escrito, con su valor lingüístico, esto es, la lengua de
redacción, un añadido a su valor semántico. Es entonces cuando cobra importancia el
prestigio de la imitación del lenguaje arcaico o antiguo y toda la corriente lingüística
que persigue un conservadurismo en las diferentes lenguas.
Así, es cuando desembocamos de nuevo en la lengua del Fuero de Madrid y su
intención. Si el texto trata de leyes, y las leyes se deben formular en un lenguaje
concreto, y si a este lenguaje se le dota de un carácter más arcaico, se consigue elevar el
grado de autoridad de la ley, sobre todo por su carácter de veneración y respeto que se le
suma, siendo la antigüedad otro factor que se debe añadir. De esta manera, el único
modo de lograr que un texto, sea cual sea su extensión, adquiera ese valor venerable es
escribir el contenido de la redacción con un lenguaje anterior en el tiempo. Asimismo,
otro modo de dotar al texto de carácter venerable es oralizarlo con tal de que la gente lo
interprete con la misma intención arcaizante, otorgándole con ello el peso de la
autoridad.
En el caso del Fuero, el hecho de escribirlo en latín hubiese sido lo correcto como
lengua de cultura y de élite que era; quizá fue redactado así, no olvidemos la posibilidad
de la traducción y copia del latín al castellano, extensible, por otro lado, a otros fueros
locales. Si bien quedaba cercana la noción del Forum Iudicum –en latín– que difería en
el contenido y estaba muy alejado en el tiempo, también estaba presente la idea de que
el latín no era lo que hablaba el pueblo, o, al menos, no el que se leía en la doctrina
cristiana. Fue por ello por lo que en el Concilio de Tours, en 813 y bajo la dirección de
Carlomagno, se optó por la doctrina en el rusticus sermo, es decir, oralizar los sermones
en la lengua hablada o protorromance porque al no existir comprensión de dicho
mensaje, quedaba desarticulada la función del texto litúrgico. Sin embargo, se mantuvo
el latín medieval introducido con la reforma carolingia durante los siglos XI y XII en los
reinos occidentales de la península ibérica para las tareas de alto grado intelectual.
Terminó convirtiéndose así, además, en la lengua franca de la Edad Media para las
tareas de aprendizaje y, sobre todo, de las relaciones internacionales. Es entonces
cuando traemos a colación lo siguiente:
La comprensión de los procesos relativos a la lengua oral y escrita en la Edad Media
se produce en el marco de una sociedad donde el predominio de la voz se hace patente
también en los actos de escritura: no es posible una concepción del texto escrito
medieval sin tener en cuenta tanto los modos de oralización en la composición de la
lengua escrita como los modos de oralización de su lectura (Quilis 2008:197)
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motivo, por una fuerte coraza latinizante, pero sin ser por ello ni latín incorrecto ni
intento de escritura romance en su totalidad. Creemos conveniente decir que no es una
idea descabellada sumar los dos rasgos, pues, por un lado, no había todavía tradición de
escritura en prosa de documentos jurídicos en romance, a pesar de que eran necesarios,
ya que el correcto latín clerical y de curia no estaba en el conocimiento de todos. A la
par, tampoco había utilidad en oralizar un latín que los propios vecinos de la comunidad
bajo la jurisprudencia de las leyes en cuestión no entenderían. Asimismo, concluimos
que el texto, independientemente de si es una traducción o no, corresponde a un intento
de escritura romance, como así lo demuestran los intentos de plasmación de las
articulaciones palatales, a la vez, con una intención arcaizante. De ahí se extrae la idea
de la sistematicidad de las regresiones gráficas perseguidas por el/los amanuense/s,
cayendo sin querer en las ultracorrecciones, corrección desde un punto de vista latino,
que eran desconocidas para la mayoría de la población. En suma a lo dicho, hacemos
nuestras las excelentes palabras que García Valle expone:
El lenguaje notarial es un registro especial cuyas pretensiones van más allá de
reflejar el romance cotidiano. De esta manera, los documentos notariales no pretenden
ser un reflejo de la lengua hablada, sino acercarse al latín, y los notarios escriben en un
latín más cuidado si redactan un documento real; es decir, un mismo notario cuida más
su redacción si está escribiendo un documento regio que si se trata de uno privado
(García Valle, en prensa)
Es decir, que lo escrito en el Fuero puede tratarse, y creemos que así es, de ese
registro especial, de ese modo lingüístico de acercarse al latín pero sin ser realmente un
intento (en su totalidad) de reflejar la lengua hablada del momento. Esto es, el lenguaje
del Fuero de Madrid tendría ese registro especial, una especie de registro jurídico-
notarial, que pretende acercarse al latín pero que a su vez se ve necesitado de plasmar
ciertos conocimientos en la lengua hablada del momento para lograr la comprensión
total del objeto en cuestión. Esta autora continúa de este modo:
Muchos notarios mezclaban rasgos de los registros orales con otros patrones escritos
procedentes del latín tardío. El resultado no debe interpretarse como un latín mal
escrito, con errores, sino que ha de valorarse el esfuerzo de estos escribas al iniciar una
redacción parcialmente en romance incluso antes de tener un estándar o de adoptar una
ortografía reformada (García Valle, en prensa)
9
Las palabras de Díez de Revenga nos son de gran utilidad y las alabamos por ser totalmente certeras en
nuestra opinión. Reproducimos un razonamiento válido y esclarecedor para lo analizado en esta
investigación. Muy frecuente es también que en documentos romances, sin necesidad de que se inserten
textos anteriores escritos en latín, se incluyan fórmulas de apertura o cierre en esta última lengua: “Sabida
cosa sea […] Factum est hoc” (La Rioja,1237), en definitiva, algunas formas que se interpretan a menudo
bien como arcaísmos, bien como cultismos, son en realidad tecnicismos. […] En cualquier caso, hay una
diferencia patente entre lengua escrita y lengua hablada y cuando hoy nos leen en voz alta un documento
notarial en el que se ha incluido otrossi, o item no los sustituyen por también ni por del mismo modo,
asimismo respectivamente. (Díez de Revenga 2003: 42-48)
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Iglesia y como koiné de los nobles a nivel supra-romance, dotado de autoridad y de una
cuantiosa producción escrita. A su vez, un romance oral, el castellano en nuestro caso,
que se mezcla a ese latín para ser un modo distinto de redacción y oralización, con una
comprensión clara por parte de los agentes receptores de la información pero dotado con
la autoridad conferida por los residuos latinos de los textos jurídico-notariales.
7. Las conclusiones que se pueden extraer de este pequeño análisis son, por un lado,
que, aunque el texto no esté sujeto a la regularidad gráfica que seguirá en el siglo XIII, sí
tiene muchas pautas sistemáticas que pueden ser indicadoras, en realidad, de una
pronunciación totalmente romance con un barniz latinizante (constante pero relativo,
según los apartados). Que, además, correspondería al nuevo registro jurídico-notarial
apuntado por García Valle, y que, por consiguiente, no debería considerarse un texto
redactado en un mal latín, ni tampoco en un mal castellano, sino con una intención clara
adecuada a su construcción textual. Con todo, es cierto que el texto sigue siendo un
misterio a la hora de interpretar la representación de ciertos sonidos, sobre todo los
palatales; pero, en nuestra opinión, un estudio centrado en él, como ya se ha dicho antes,
nos ayudaría a sacar a la luz, quizá, algún dato nuevo. El texto, en definitiva, ha sido
analizado con el fin de aportar alguna información más, concreta pero sutil, a lo que
Bustos Tovar acepta rotundamente:
La cuestión está en dilucidar si existió un solo tipo de lengua (hablada y escrita) o si
la estratificación lingüística afectaba tanto a la oralidad como a la escritura. La
lingüística moderna ha mostrado de manera evidente que toda lengua vive en la
variación, es decir, que la estratificación lingüística es consustancial a su naturaleza
histórica y social. La evolución del latín al romance se produjo en la lengua hablada,
pero paralelamente la escritura hubo de estar influida por los cambios que se estaban
operando en la lengua hablada. Los textos destinados sólo a aquellos que sabían latín
podían quedar exentos de ese contagio, pero aquellos textos que tenían una función
instrumental, es decir, que debían ser entendidos por gentes no letradas y,
probablemente, escritos por redactores poco doctos […] ofrecen abundantes testimonios
de la lengua hablada (Bustos Tovar 2005: 280)
En definitiva, lo que queda aún por hacer es perseguir una idea clara mediante las
pruebas documentales que nos han sido conservadas gracias a los acicates de la historia,
investigar acerca del lenguaje y ver cómo fue cambiando desde el latín hasta el
castellano de nuestros días.
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RECIBIDO: 29/07/2011
ACEPTADO: 04/11/2011
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LA FORMACIÓN DE LOS LEMARIOS ROMÁNICOS:
EL CASO ESPAÑOL, PORTUGUÉS Y FRANCÉS
IGNACIO VÁZQUEZ*
Universitat de Barcelona
RESUMEN ABSTRACT
Se intenta en este trabajo ver cómo la lexicografía The purpose of this work is to verify that
comparada resuelve algunas de las cuestiones más compared Lexicography is able to solve some of
estudiadas hoy: las fuentes lexicográficas de los the main questions studied in present times: the
diccionarios. No se pretende hacer una crítica al lexicographic sources of dictionaries. It is not
plagio sino demostrar que todos parten de una criticism of plagiarism but the demonstration that
fuente de conocimiento común. Se examinarán los every dictionary starts from a common source of
lemarios de tres lenguas (español, portugués y knowledge. Three lemmaries will be studied
francés) que, hasta cierto punto, comparten la (Spanish, Portuguese and French). They share –to
misma estructura inicial y llegan a ser diferentes some extent– the same initial structure and
en la actualidad pasando por el período enciclo- nowadays they present different patterns, after a
pédico del siglo XIX en que se observa la pre- period in the XIXth century when French
ponderancia de la sapiencia francesa en la técnica (encyclopedist) technique was the predominant
de hacer diccionarios. one.
INTRODUCCIÓN
*
Correo electrónico: ivazquez@ub.edu
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La formación de los lemarios románicos: el caso español, portugués y francés 80
Sea como fuere, los lemarios actuales de nuestras lenguas acaban de perfilarse
durante la primera mitad del siglo XIX en grandes obras de tipo semienciclopédico y
enciclopédico. Será más tarde cuando se separen los artículos que se refieren a
contenidos lingüísticos y a extralingüísticos, teniendo hoy en día diccionarios de lengua
y diccionarios enciclopédicos. Como se ve, perdura hasta muy tarde la idea original de
las obras lexicográficas medievales: preservar el conocimiento humano.
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Existe una serie mínima de obras que fueron referencia para toda la Europa Medieval
durante siglos: el vocabulario latino de Papias del siglo XI, conocido como Papiae
elementarium, el Panormia o Derivationes de Osborne de Gloucester de finales del
siglo XII, el Liber derivationum de Hugucio de Pisa del siglo XII y el Catholicon (1286)
de Giovanni Balbi de Génova, un vocabulario latino de carácter enciclopédico. La
edición de 1460 servirá de base a toda la lexicografía posterior hasta el advenimiento de
los diccionarios monolingües. Siendo original, se basó en Papias y Pisa1.
La enciclopedia ya no pretende salvar los conocimientos antiguos, sino que se
propone estar al servicio de los nuevos valores humanistas. De mediados del siglo XV
data el Elegantiarum latinae linguae (Venecia, 1444) de Lorenzo Valla y las
Cornucopiae (Venecia, 1489) de Niccolò Perotto; no obstante, la gran tríada
renacentista que influirá en la lexicografía moderna europea fue la compuesta por
Antonio de Nebrija [Lexicon (Salamanca, 1492) y Vocabulario (Salamanca, 1495)],
Ambrogio Calepino [Dictionarium linguae latinae (Reggio, 1502)] y Robert Estienne
[Thesaurus linguae latina (París, 1543), Dictionarium Latinogallicum (París, 1538) y
Dictionnaire françoislatin (París, 1549)].
En definitiva: «A lexicografia bilingue e monolingue dos vernáculos europeus
desenvolveu-se a partir destes dicionários, aproveitando-os para as nomenclaturas»
(Verdelho 1999-2000: 126). La lexicografía europea comienza una nueva andadura.
Véanse las primeras voces en tres de las grandes obras presentadas:
1
Me he apoyado en la lectura de los siguientes textos para apuntalar la información relativa a las fuentes
de algunos de los diccionarios que se tratan en estas páginas: Azorín (2000), Bajo (2000), Bray (1989-91),
Seco (1987/2003) y Verdelho & Silvestre (2007). En cambio, están sin estudiar las fuentes de los
diccionarios portugueses del siglo XIX de las que aventuraré alguna hipótesis.
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2.1. Siglo XV
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demuestran que, siendo él la autoridad absoluta en la lengua latina, consultó las grandes
obras anteriores.
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2
El propio Terreros da la fuente en la entrada, dice así: “ABA, vestido que usan los Turcos en lugar de
capa, V. Frai Ant. del Castillo, Viaje de Tierra Santa, c. 4”.
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[← [← [← [←
Enciclopédie, Enciclopédie, Boiste1834 Domínguez,
Furetière…] Boiste, Bescherelle, Terreros,
Furetière…] Terreros, Salvá, DRAE9]
9
DRAE ]
ROLLANDIANA BOISTE (1800) BESCHERELLE UNIVERSAL DOMÍNGUEZ GASPAR Y
(1806) [1834+] (1843) (1844) (1846-47) ROIG
I. RÉGIA (1818+) 1853-55
A A A A A A
+AA AA (numismat.) AA AA AA
+AAA AA ou AAA AAA
(amalgame)
+Aabam (chumbo) +Aabam AABAM Aabam Aabam/ Aabam
(plomb) Aban (plomo)
Aabora
(fruta)
+Aacan (selo, Aacan
timbre) (selo,
timbre)
AACH (rivière Aach
et ville) (cidade)
AACHEN (Aix-
la-Chapelle)
Aacima Aacima
Aacla
(arbusto)
Aade (ganso)
AADE ou AA Aade (rio) Aade (río)
(rivière)
AAGARD Aagard
(philosophe)
AAGESEN Aagesen
(auteur) (escritor)
+Aagiato (sem Aagiato
tutela) (sem tutela)
Aagi-dogii
(monte
turco)
AAHAUS ou Aahus
AHAUS (ville) (cidade)
AAIBA Aaiba
(arbuste) (arbusto)
AAIN-CHARIN Aaimchari
(ville) m (cidade)
AAIN-EL- Aain-el-
GINUM (cité) Ginum
(ciudad)
AAKBÉ DIE- Aakbé Aakbe/
MERET(Myth.) Diemeret
(mit.)
+Aal (planta) AAL (arbre) Aal Aal (árbol) Aal (arbusto)
Aalem ou
Aulem
(cidade)
+Aalma (virgem) Aalma
(virgem)
+Aam ou Haam, Aam ou Ham AAM ou HAM Aam ou Aam Aam
medida (mesure) haam (medida)
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3. CONCLUSIONES
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acogiendo algunas de las voces nuevas también por vez primera (aabam, aam);
dado que el diccionario es de 1818, anterior a Bescherelle (1843), Domínguez
(1846-47) y Gaspar y Roig (1753-55), y que las únicas obras que acogen el lema
son la Enciclopédie (1751) y Boiste (1800), debió recurrir a uno de ellos; para el
segundo existen cuatro hipótesis, Trévoux (1704-1771), Enciclopédie (1751),
Terreros (1789-93) o Boiste (1800),
— Universal (1844) presenta todo el lemario de Imprensa Régia (1818) y
muchísimo léxico nuevo que aparece en Bescherelle (1843), obra que registra
bastantes por primera vez (Aain-Charin, Aain-el-Ginum), siendo este dato
determinante para establecer que es la fuente principal,
— Rollandiana (1806), Imprensa Régia (1818) y Universal (1844) (de tipo
enciclopédico en gradación ascendente) son anteriores a los dos grandes
diccionarios españoles de las mismas características, Domínguez (1846-47) y
Gaspar y Roig (1853-55), no pudiendo haber servido de base. Covarrubias
(1611), Autoridades (1726-39) y Terreros (1789-93) pueden haberlo hecho en la
microestructura general pero no parece probable que lo hiciesen en la selección
principal del lemario.
Ampliando el campo de acción, las obras españolas y portuguesas demuestran su
deuda con la lexicografía francesa. En el caso español, Gaspar y Roig (1853-55) bebe de
Domínguez (1846-47) pero también, y mucho, de Bescherelle (1843), quien a su vez se
fijó en Boiste (1800), Enciclopédie (1751), Furetière (1690), obra que a su vez… y así
podría continuar hasta, prácticamente, llegar a Catón el Viejo o Varrón.
El despunte de la lexicografía francesa en el siglo XVI, con una producción intensa
sobre la propia lengua en el XVII y reinventándose con el enciclopedismo a finales del
XVIII y del XIX implica la conciencia del poder de la lengua (sobre todo, en los periodos
anterior y posterior a la Revolución, con la lengua se difundían los ideales). Ese punto
de vista, muy centrado en general en el uso, en la descripción (más que en la
prescripción) provocó un estudio continuado de la lengua y de los instrumentos que se
creían mejores para difundirla, los diccionarios. Así, la lexicografía francesa, sin
barreras, avanzó en la práctica y reflexión de esa disciplina, mientras las peninsulares se
anquilosaban: la española debido a la presencia prescriptiva de la RAE (a pesar de los
inicios espectaculares con el Diccionario de Autoridades) y la portuguesa por la tardía
aparición de su lexicografía monolingüe. No es de extrañar que el proyecto francés, más
desarrollado, se convirtiese en modelo a seguir.
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RECIBIDO: 25/07/2011
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Reseñas 97
RECIBIDO: 13/07/2011
ACEPTADO: 04/11/2011
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