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LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO.

El final de la Edad Media condujo a los reinos europeos a llevar a cabo una política
centralista, y a un nuevo cambio del equilibrio de fuerzas en el continente, como puede
ser la Unión Dinástica de Castilla y Aragón, la irrupción del Imperio Otomano o la
pérdida de poder por parte del Sacro Imperio Romano Germánico.

El concepto de Estado Moderno se basa en la nueva organización política respecto


al feudalismo propio de la Edad Media. Frente a la fragmentación del poder feudal, donde
los nobles disputaban el poder a los monarcas, observamos un incremento del poder real.
Es por ello que en esta época se comienzan a dar los proto-estados que derivarán en los
estados de la Edad Contemporánea.

La mayoría de los proto-estados modernos estaban regidos por un monarca, pero


también existían repúblicas, como Venecia, Florencia o las Provincias Unidas (Holanda).
El monarca, como se ha citado anteriormente, comenzará a acumular poder con el paso
del tiempo (este aumento del poder real comienza en el s. XIII). Es por ello que en la
Edad Moderna se acuña el término de monarquía absoluta, donde el rey está tutelado por
la divinidad. Sin embargo, la monarquía de los siglos XVI y XVII no es plenamente
absoluta, como sí lo será la del XVIII, ya que seguirán existiendo instituciones que
tratarán de limitar al rey. Por lo tanto, es más correcto que se emplee el término de
monarquía autoritaria.

El ejercicio de poder estaba repartido generalmente entre el soberano y una


institución de gobierno. Es el caso de las Cortes aragonesas o el Parlamento inglés, que

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eran capaces de limitar el poder real, frente a las Cortes de Castilla, que no tenían tanto
poder frente al monarca. En los países escandinavos, en los Estados Pontificios y en el
Sacro Imperio encontramos una monarquía electiva, con casos especiales en Polonia y en
Hungría, donde los nobles tenían derecho a rebelarse contra el rey si proclamaba una ley
que a su punto de vista era injusto. Antes de convertirse en monarca, el rey debe jurar las
leyes y fueros del reino para que las Cortes, la Dieta o el Parlamento le reconozcan como
soberano.

Durante la segunda mitad del siglo XVII, la monarquía autoritaria derivará en la


verdadera monarquía absoluta al modelo francés de Luis XIV, que da la puntilla al trabajo
de sus predecesores de limitar los Estados Generales. Las cortes dejarán de tener poder
legislativo y se convertirán en una institución simbólica, excepto en Inglaterra. El rey
podrá legislar sin oposición, desligándose de la obediencia de las leyes, cobrar impuestos
y decidir si se convocan o no las cortes. Además, se fragua la idea de que el rey es el
representante de Dios en la Tierra, por lo que se consideraba una herejía atacar a su
persona.

El fortalecimiento del poder real (siglos XIII-XVI).

Los monarcas deberán superar una serie de obstáculos:

● A nivel supraestatal: se debía reforzar el poder frente a las dos grandes figuras de
la época:
1. El Papa: el mundo católico se cuestiona la autoridad terrenal del papado,
sin cuestionar nunca su autoridad religiosa, mientras que los protestantes
rompen radicalmente con él. Ciertamente el fortalecimiento del poder de
los reyes frente a estas instituciones proviene de las propias tensiones entre
el papado y el imperio, debilitándose ambos bandos. A medida que los
reyes de Occidente van obteniendo más poder, el papa tratará de ejercer el
control sobre las iglesias nacionales, por lo que será labor de estos
monarcas el controlar estas iglesias, con medidas como el control de los
nombramientos de los obispos y arzobispos. Con este control, los reyes se
aseguraban el control ideológico y recursos económicos para fortalecerse.
Todo esto sucede mientras el poder del papa está muy debilitado, debido
al traslado de la sede papal a Aviñón, sometiéndole a la autoridad del rey
de Francia, o a los cismas dentro de la corte pontificia. Tras el Concilio de

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Constanza (1417), los papas pierden gran parte del control de las iglesias
nacionales, y se verán obligados a pactar con los monarcas una serie de
concordatos en los que se observa claramente el debilitamiento del poder
papal.
2. El sacro-emperador alemán: los emperadores del Sacro Imperio se
consideran el brazo armado de la Iglesia, y por tanto se creen superiores al
papa, que les concedían el título de defensores de la fe. La idea de Imperio
va a perder fuerza a medida que los reinos europeos se consoliden, además
de que se va a convertir en una monarquía germánica, frente a la idea de
monarquía universal. Los reyes se representarán como emperadores,
usando el título de “Majestad”, apareciendo con los atributos imperiales,
empleando la idea de rey como “vicario de Cristo” o copiando el protocolo
de coronación.
● A nivel interno: en la segunda mitad del s. XV es normal ver a monarcas de
diferentes reinos emplear las mismas medidas políticas con el fin de imponer el
absolutismo. Claros ejemplos son los Avis de Portugal, los Tudor en Inglaterra,
los Valois en Francia o los Trastámara en Castilla y Aragón. El gran obstáculo al
que tendrán que hacer frente es la fragmentación feudal, ya que estos señores,
tanto laicos como religiosos, consideraban al soberano como un primus inter
pares. Para establecer la monarquía absoluta el monarca se enfrentará a:
1. Las ciudades: el monarca encontrará un fuerte aliado en los burgueses de
las ciudades, que comenzaron un espectacular desarrollo a partir del siglo
XIII, y que además no querían depender de los nobles, ya que sus
impuestos impedían el correcto desarrollo del comercio. Se crea por tanto
una alianza entre los monarcas y las ciudades, convirtiéndose en lugares
gestionados directamente por el rey, pero con mayor autonomía a cambio
de dinero y de tropa para la guerra. Las ciudades normalmente están
gobernadas o lideradas por una clase emergente vinculadas a las clases
económicas dominantes, es decir la burguesía, esto crea un obstáculo en
el proceso del monarca para tener el control. Estas elites urbanas buscan
un aliado en el reino para defenderse de la nobleza, eso hace que la
monarquia tiene el apoyo de la burguesía.
2. Las cortes: otro rival a batir son las cortes, representadas por estamentos:
el clero, la nobleza y las élites de las ciudades. La irrupción de estas élites

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en las cortes son vitales para explicar el fortalecimiento del rey. En un
primer momento, las Cortes sirven para cohesionar la unidad del reino.
Una vez el monarca ha comenzado a imponer su poder, va a ver un
obstáculo en esta institución que le había ayudado a mantener su poder
frente a la nobleza, por lo que dejarán de convocarlas. Sin embargo, en las
Provincias Unidas y en Inglaterra las cortes mantendrán su poder.
3. La nobleza: se inicia un período conocido como “la domesticación de la
nobleza”, donde se va a evolucionar del noble guerrero medieval, que
contaba con sus propios ejércitos y tenían gran independencia, a un noble
fiel y cortesano moderno. Esto se debe al establecimiento de capital real,
por lo que la corte real se vuelve sedentaria, la crisis que sufrió la nobleza
a finales del XV y el fortalecimiento de la ciudad, por lo que se acercarán
al monarca, ya que junto a él tienen más oportunidades de obtener
privilegios y de disfrutar de la lujosa vida de la corte. La configuración de
las cortes estables también va a exigir un nuevo aparato burocrático, por
lo que los monarcas emplearán a los nobles para ocupar los nuevos
puestos, tales como el de embajador, gobernador de provincias o
miembros del consejo real, un órgano encargado de aconsejar al rey sobre
determinados asuntos, siempre sin tener capacidad legislativa. En
definitiva, la nobleza pierde poder frente al monarca, pero estas pérdidas
se compensan con los diferentes asuntos que otorgaban los soberanos. En
caso de que el noble no se quisiera someter al poder real, los reyes se
aprovecharán de las diferencias entre los determinados sectores nobiliarios
y de su alianza con las ciudades para poder someterles.
4. La Iglesia: como ya se ha citado, el control de las iglesias nacionales será
vital para los reyes en su camino de buscar su supremacía, ya fuesen
católicas o protestantes. Por tanto, hay una evidente alianza entre el trono
y el altar, ya que al rey le fortalece su visión con su papel de defensor de
la religión estatal, y la Iglesia a cambio se impone sobre el resto de
corrientes religiosas.
5. Las singularidades locales: los territorios gobernados por los reyes podían
tener una gran cantidad de instituciones propias y diferentes entidades
políticas. Todo esto limitaba el poder del monarca, que podía ver como en
un territorio su poder podía verse limitado, como por ejemplo la

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Monarquía Hispánica, en la cual cada uno de los territorios mantenía sus
cortes, su moneda, sus leyes, etc. Las monarquías tratarán de centralizar
sus territorios mediante la eliminación de fueros, leyes o incluso cortes
con el objetivo de esquivar los problemas que podían causarle estos
territorios. A esto se le debe añadir la diversidad étnica, lingüística o
cultural de los reinos de la Corona. Para ello, se busca tener una lengua
oficial mediante la cual poder comunicarse entre todos los siervos del rey,
independientemente de su nacionalidad, y facilitar la administración y,
sobre todo, imponer el poder de la Corona sobre sus reinos. Por ejemplo,
el rey de Polonia gobierna en Prusia, que hablan alemán, y Lituania, y los
emperadores gobernaban también en Hungría.

Los elementos del sistema político.

Como hemos citado anteriormente, entre finales de la Edad Media y el inicio de


la Edad Moderna hemos pasado de una monarquía pactista basada en el pacto entre el rey,
que tiene una serie de obligaciones, y la sociedad, representada por las cortes, que
controlaban que el monarca cumpliese sus cometidos, a una monarquía absolutista, donde
el rey recibe el poder directamente de Dios, se convierte en el intermediario entre el
pueblo y este, y cuyas decisiones deben acatarse sin ningún tipo de cuestionamiento. La
mayoría de las cortes europeas adoptarán las medidas absolutistas.

El rey y la dinastía.

La mayoría de las monarquías europeas de la Edad Moderna son ya de tipo


hereditario, aunque como ya hemos dicho aún existían monarquías electivas. El sistema
hereditario permitía una cierta estabilidad del reino, ya que la presencia de un heredero
permitía evitar cualquier guerra civil. No hay separación de poderes, que residen todos en
la persona del rey. Además, es la máxima autoridad militar e incluso religiosa, debido al
control de las iglesias nacionales. Es por ello que hay una patrimonialización del poder,
convirtiéndose el Estado en propiedad del rey.

La dinastía, por tanto, juega un papel fundamental en la consolidación del reino.


Es el caso de la dinastía de los Habsburgo en el Sacro Imperio y en la Monarquía
Hispánica, o los Tudor en Inglaterra. Por todo esto, las políticas matrimoniales serán
vitales en esta época, ya que la necesidad de un heredero y los pactos de gobierno servirán
para consolidar el poder real y establecer alianzas con otros países. Por ejemplo, los Reyes
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Católicos casaron a sus hijos con el fin de aislar a Francia, o los Habsburgo, que se casaron
la rama española y la austríaca entre ellas.

Que una dinastía se asiente en el trono no va a significar que gobiernen para


siempre en su reino, ya que algunos reyes fueron expulsados de sus reinos. Es el caso de
Segismundo III Basas, rey de Polonia y de Suecia, que, al ser católico, pierde la corona
sueca, país protestante que no aceptó que la cabeza de su Iglesia fuese un católico. Otro
caso es el de Jacobo II, rey de Inglaterra, cuyas medidas absolutistas y su ideología
católica terminaron con un alzamiento militar que le obligó a huir a Francia.

La corte real.

Los monarcas modernos van a estabilizar su corte, frente a la idea de corte


itinerante de la Edad Media. Por tanto, se van a establecer una serie de sitios donde se va
a legislar. La corte se convierte en la residencia del monarca, que fascinará tanto al pueblo
llano como a los propios nobles, obligándoles a aprenderse un protocolo cortesano al
gusto del monarca, que comienza a divinizarse su figura. Una de las cortes más
representativas es la de Versalles, que copia el modelo borgoñón de Carlos V.

En la corte se realizan todo tipo de actividades de lujo, como la caza, los bailes,
los banquetes, las justas, el teatro… Todo esto va a acercar a los nobles a la órbita real.
El monarca por tanto comienza a recibir a estos señores, y en cierta manera los domina
de manera indirecta. En este momento se comienzan a potenciar las actividades culturales,
aprendiendo los nobles a leer o a escribir, o ejerciendo de mecenas.

En definitiva, la corte va a convertirse en un centro de culto al monarca. Los


nobles no podían hablar con el rey directamente, necesitando un permiso previo del
soberano. Existían una serie de puestos muy codiciados por la nobleza cuya única función
era servir al monarca, como por ejemplo ser su jefe de cuadras o ayudarle a comer. El
culto al monarca también se va a imponer mediante el arte, financiándose tanto pinturas
y grandes esculturas como obras de teatro, o con la numismática, apareciendo la
representación del soberano en la moneda. También se le representa como un gran
mecenas de las ciencias, mostrándose como una persona que busca el progreso para
prosperar.

Para que las clases populares se sientan identificadas con el monarca, todos los
grandes eventos públicos se celebran en las ciudades, aunque sean de pequeño tamaño.

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El rey preside las ceremonias, y en caso de que no pueda acudir, se coloca un retrato suyo
como presidente. El entorno rural, más alejado, será atraído por las ciudades para celebrar
estas grandes fiestas. Gracias a estos eventos, el pueblo llano tendrá una auténtica
devoción por la figura del monarca, reforzado también por la predicación pro-monárquica
de la Iglesia.

La administración y la Hacienda.

Para que un rey sea poderoso, necesita soldados, burócratas y dinero. Los
burócratas son vitales para el Estado Moderno, ya que proporcionan al monarca la
información necesaria de cada rincón del reino. Por eso, se comienza a aumentar el
número de funcionarios de la corona. La alta nobleza va a tener en su poder los grandes
puestos, como la jefatura de las provincias, pero la media y baja nobleza también va a ser
importantes en este sistema burocrático. Las universidades, que van a crecer de manera
espectacular, van a producir un gran número de licenciados en derecho que cubrirán la
demanda real de burócratas, y también sacerdotes, que cubrirán la demanda de clérigos.

La burocracia también servirá para aumentar el poder del monarca, ya que genera
muchísima información que será utilizada por el rey para tomar decisiones concretas. Por
ello, se harán estudios de población, de las ciudades, de las finanzas, etc. Todo esto se
traduce en un mayor control por parte del soberano.

Prácticamente todos los órganos de gobierno tienen competencias de justicia, por


lo que no existe la separación de poderes, ni separación entre la idea de justicia y gobierno,
por lo que el rey es el gobernante que ejerce el gobierno y la justicia, y sus delegados le
representan en estos dos cargos.

Por tanto, estamos hablando de un reforzamiento del poder real, pero a la vez de
los nobles, que crearán redes de corrupción con los colegios mayores con el fin de
controlar los principales puestos de la administración. Además, se los cargos son de tipo
venal, es decir, son vendidos por la Corona con el fin de obtener dinero para aliviar la
elevada carga financiera del reino. Muchos de estos cargos son comprados por la
burguesía, que trataba de ascender socialmente. A partir del s. XVII, la monarquía
también venderá títulos nobiliarios.

Hallamos tres niveles de administración:

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● Central: se basaba en el sistema de consejos, un conjunto de nobles encargados de
aconsejar al rey con los diferentes asuntos del reino, siempre con la aprobación
del monarca. Cada consejo tenía unas determinadas funciones (finanzas, ejército,
gestión de territorios exteriores). Estos consejos tenían un problema, y es que la
burocracia era muy lenta. Sin embargo, los consejos consolidan el sistema
administrativo moderno. A partir del s. XVIII, los consejos serán reemplazados
por los ministerios. Surgen instituciones como la del canciller, considerado la
segunda máxima autoridad del reino, y estaba ocupado normalmente por un
eclesiástico, y la del Primer Ministro, que surge por la necesidad de buscar auxilio
a las excesivas necesidades de trabajo del monarca. Ejemplos de esto son los
validos españoles, como el Conde Duque de Olivares, o el cardenal Richelieu en
Francia. Otro gran apoyo para la administración será la llamada nobleza de
servicio, plebeyos que se ennoblecen gracias a su buen servicio a la Corona.
● Administración territorial: es la encargada de controlar los diferentes territorios
que formaban la Corona. Ya se ha citado que las monarquías son de tipo
agregativo, por lo que suele nombrar delegados regios, llamados virreyes en
España, Lugartenientes en Francia, etc. Estos se encargan de gobernar, representar
al rey y ejercer como autoridad militar. Los encargados de estos puestos son la
alta nobleza y el alto clero. Un elemento que fortalece el poder de los reyes son
los tribunales de justicia, que limita el poder de la nobleza, ya que permitían a los
miembros del estado llano apelar una sentencia de un tribunal señorial. El
gobierno municipal también sirve para fortalecer el poder real, ya que limitaba el
poder de los nobles. Una vez impuesto su poder sobre la nobleza, los reyes tratarán
de colocar en los puestos importantes a agentes de la Corona de las ciudades con
el fin de limitarlas. Por ello, surge la figura del corregidor, que se encarga de
cumplir las instrucciones del rey. Normalmente, el corregidor era un noble de
servicio, cuyo poder estaba regido por un tiempo limitado y debía presentar
cuentas a la Corona al final de su gobierno.
● Hacienda: juega un papel fundamental en la Edad Moderna, y, por lo general, se
reciben más gastos que ingresos. La Corona tratará de imponer nuevos impuestos
en el consumo o en sectores económicos en expansión, buscando convertir sus
reinos en potencias comerciales, y se mejorará la gestión de las regalías. Por
último, se comienzan a potenciar otros recursos, como la venta de títulos nobles,

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tierras, terrenos desamortizados a la Iglesia… Sin embargo, los reyes tuvieron
algunos obstáculos para conseguir una hacienda moderna:
1. Sólo hay un estamento que pague los impuestos, teniendo que intentar
controlar a los nobles y la Iglesia. Esto se vio en el mundo protestante,
iniciándose la expropiación masiva de los bienes eclesiásticos. En el
mundo católico se consigue que parte del dinero de la Iglesia se lo quede
el Estado. Contra la nobleza no se llevaron a cabo acciones importantes
hasta el siglo XVIII.
2. El control que tienen las cortes sobre las cuentas: los presupuestos
aprobados por las cortes eran vitales para el soberano, ya que sólo con las
regalías, impuestos que gestiona directamente el rey, no bastaba para
financiar las diferentes medidas que quiere llevar a cabo. Al tener las
cortes el control de ciertos impuestos, se establecía una negociación entre
el rey y los cortesanos. Para controlar esto, los reyes intentarán limitar el
poder monetario de las cortes para poder gestionarlos desde la casa real.
Encontramos impuestos sobre el consumo de elementos de primera
necesidad y los impuestos sobre la riqueza, siendo más altos para los
campesinos que para los habitantes de las ciudades.
3. La diversidad fiscal: el rey debía hacer frente a los diferentes impuestos
establecidos por los reinos de su Corona. Es el caso de la Monarquía
Hispánica, donde la Corona de Castilla pagaba mucho más que la de
Aragón.
4. La incapacidad de la administración: durante buena parte de la Edad
Moderna la Corona va a tener que confiar la recaudación de impuestos a
la iniciativa privada, cuyo puesto se pujaba en apuestas oficiales, debido a
la incapacidad de la Hacienda. Se estima el número de vecinos de una
hacienda y se calculan los impuestos a cobrar. Los privados recaudaban
de más con el fin de enriquecerse a costa de los impuestos, excepto en
Francia, donde se crean las intendencias públicas.

La Corona va a tratar siempre de establecer un estado centralizado frente a estos


problemas que provocaba la diversidad fiscal. En algunos casos, como el francés, el
estado se centralizó rápidamente, mientras que en la Monarquía Hispánica se produjeron
revueltas como el alzamiento de Cataluña.

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A pesar de todas las medidas que se van a aplicar, la Corona seguirá gastando más
que ingresa. Esto se debe a las continuas guerras que lidiaban los diferentes países
europeos. Por tanto, los banqueros internacionales tendrán un papel clave en la
financiación de los reinos. Destacan los Fugger, banqueros alemanes, o los banqueros
genoveses, como los Spinola. Otros países como Inglaterra pudieron hacer más o menos
frente a las deudas gracias a su capacidad comercial. Las deudas con estos banqueros
llegaron a ser tan grandes que muchas veces los estados se declararon en bancarrota, como
es el caso de las tres veces que lo tuvo que hacer Felipe II durante su reinado, o
comenzaron a emitir deuda pública con el fin de que la iniciativa privada sostuviese al
Estado.

El ejército.

Otro elemento importante es el ejército, que va a ser vital para el desarrollo de la


política exterior de la Corona. Comienzan a existir ejércitos profesionales pagados por el
rey y a cuya cabeza estaba el monarca. La aparición de las armas de fuego y la imposición
de la infantería, que comenzaron a emplear las picas, sobre la caballería pesada son
algunas de las características de la nueva guerra. Es el caso de la Batalla de Pavía, donde
las tropas de Carlos V aplastaron al ejército francés. Sin embargo, seguían sin existir los
uniformes, teniendo que costearse los soldados su propio armamento.

La guerra de sitio va a ser la más utilizada durante la Edad Moderna, frente a la


guerra a campo abierto medieval. En este momento, el número de infantería sobrepasa a
la caballería, bien con picas o con las nuevas armas de fuego, movidas por la aparición
de la pólvora que dará un tinte nuevo al concepto de guerra. Es por ello que el número de
soldados aumenta de manera notable. Por ejemplo, el ejército de Flandes rondaba los
90.000 hombres. Los ejércitos se forman gracias a militares voluntarios o a mercenarios.
Es muy curioso que seguían sin tener un uniforme, debiendo llevar un distintivo para
conocer su bando. Es muy común que la mayor parte de los hombres que componen el
ejército fuesen extranjeros, creando ejércitos internacionales. Estos hombres solían cobrar
un sueldo que, por su retraso, solía generar motines y revueltas.

Se crea también la intendencia, la garantía de subsistencia de los ejércitos cuando


han de viajar. Cuando se acantonan en una región residen en las casas de los particulares,
siempre del pueblo llano, nobleza y clero queda exento. El mal comportamiento de los
soldados, que se dedican al pillaje y, en muchas ocasiones, a violar a las mujeres y niñas

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de la casa, hace que se den constantes revueltas. Estos ejércitos constituían además un
negocio, por lo que cuando el ejército se movía de lugar, negocios como las tabernas y
las prostitutas se movían con ellos. Además, estas tropas ejercían como medio de
transmisión de enfermedades contagiosas y, sobre todo, venéreas. Estas situaciones de
enfermedad, mala higiene y, en ocasiones, hambrunas, llevan a más soldados a la muerte
que las propias batallas.

El modo de vida de los soldados se basaba en el gasto de los botines y sueldos en


ocio y lujos. Los ejércitos eran propensos al contagio de enfermedades de trasmisión
sexual, estas enfermedades eran frecuente que “ayudaran” en las batallas; parece la figura
del cirujano militar. Eran comunes los cambios de bando por razones económicas.

Los ejércitos de mercenarios eran muy caros y su lealtad era nula. Es necesario
aumentar el número de soldados, se realizan reclutamientos en las clases populares. Antes
esto existe una resistencia pasiva y una activa, la pasiva se basa en la deserción; la activa
consiste en diferentes motines, revueltas. La combinación de reclutas con mercenarios va
a ser la base de los ejércitos a partir del s. XVII.

La Armada juega un papel muy importante por el control de las diferentes rutas
comerciales. Los barcos mercantiles servían también de barcos de guerra si es necesario
entrar en combate, se desarrollaba la actividad del corso (“piratas” contratados por el
propio monarca que sirven para el mediante una patente de corso, las ganancias se
repartían entre la tripulación y el monarca). Con la llegada del s. XVII es necesario la
construcción de naves específicamente para la guerra, separándose de las naves
comerciantes. Al mando de los buques de guerra solo se podía acceder desde la nobleza,
en Inglaterra se permitía la entrada a la oficialidad a antiguos capitanes mercantiles.

Al mando de estos ejércitos solían estar personas de la alta nobleza, relacionado


con ese ideal caballeresco que viene del mundo bajomedieval. Es una actividad de lealtad
al rey, además de ser una de las actividades preferidas de la nobleza, tradicionalmente
bélica.

Esta condición de sumisión al rey hace que, cuando los nobles tienen problemas
con el monarca puedan cambiarse de bando, al igual que hizo El Gran Condé, desertando
del ejército francés para pasarse al castellano.

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