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Especies: Sus Múltiples Conceptos y definiciones


Publicado por Juan José Ibáñez el 29 enero, 2011
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Hace unas semanas el boletín de noticias mi+d se hizo eco de la siguiente noticia aparecida en un conocido
rotativo español: “El final de las especies“. Tras leerlo no pude más que espetar una enorme carcajada. Eso si,
muchos colegas, una vez más, se han tomado tal asunto en serio. Pero hagamos un poco de historia: Escribía
Darwin en 1956, según Carl Zimmer en su artículo ¿Qué es una Especie? (Carl Zimmer: What is a Species?:
Scientific American: 2008): “A Charles Darwin, por su parte, le hacían gracia este tipo de discusiones. “Es
realmente risible el ver qué ideas tan distintas prevalecen en las mentes de los naturalistas, cuando usan la
palabra “especies” (…) “Todo esto pasa, creo yo, por tratar de definir lo indefinible. (…) Veo el término
“especie” como algo que se otorga arbitrariamente, por razones de conveniencia, a un conjunto de
individuos que se parecen mucho entre sí“. Pero como apunta Zimmer de nuevo: “Ernst Mayr, un ornitólogo
alemán, declaró audazmente que las especies no eran etiquetas de conveniencia, sino entidades reales (…)
En 1942 definió la especie como un conjunto de poblaciones que pueden reproducirse entre sí y que son
incapaces de aparearse con éxito con otras poblaciones (…) Y así, el concepto biológico de especies, como
se denomina ahora, se convirtió en norma en los libros de texto. Pues bien, en mi modesta opinión, la
comunidad científica erró de pleno, como en otras muchas ocasiones, armando una controversia estúpida.
Más aun, la soberbia del Homo sapiens ha vuelto a hacer de las suyas, debido a que las evidencias actuales
parecen constatar que el ser humano, neandertales y los recientemente descubiertos denisovanos, deberíamos
ser una sola especie, de acuerdo a los criterios de Ernst Mayr. Y tal descubrimiento parece haber herido su
amor propio. De aquí la notoriedad que ha alcanzado la noticia. ¿Cómo se ha mantenido como
científicamente válido un concepto de especie que no da cuenta de la mayor parte de la diversidad del
árbol de la vida?. Simplemente, la racionalidad científica es una cosa, y la de la comunidad de
investigadores otra bien distinta. La irrazonable, racionalidad de la ciencia. De una vez y para siempre, el
ciudadano debería saber que no existe un concepto de especie que de cuenta de toda la biodiversidad de
la vida, por lo que se han llegado a proponer más de 20. Se trata de otro falso tópico impregnante.

Especies. Fuente: Perra Muerte ¿¿??

¿Qué es una especie?. Simplemente una abstracción, un constructo mental. Y como alegaría Wagensberg,
todo modelo es una compresión de algo más complejo, y como tal, soslaya parte de la esencia que
desearía abarcar. Empero como la maravillosa variedad de la vida es enormemente compleja, resulta
que no damos con una definición de especie que de cuenta de ella. Así entre los muchos conceptos
propuestos, se encuentran el biológico aunque hay muchos más.

Particularmente me gusta la definición que ofreció Rolf Sattler en su libro, Biophylosophy: Analytic and
Holistic Perspectives (ver algo de su pensamiento pinchando aquí), conforme a este botánico y filósofo, las
especies serían picos conspicuos en el ondulante continuo (patterned
patterned continuum
continuum), consustancial a la
vida.

Por una vez, y sin que sirva de precedentes, coincido en algo con Darwin (¡vivir para ver!) La definición que
ofreció Ernst Mayr, y que terminó por instalarse como una verdad incuestionable para muchos, es una
de las peores entre todas las propuestas, por cuanto solo da cuenta de los organismos más complejos y con
muchas dificultades. No solo es inaplicable, a todos los organismos con reproducción asexual y a buna
parte del reino vegetal, sino que también falla como una escopeta de feria a la hora de precisar muchas
¿especies? de vertebrados. Y como vuelve a señalar Zimmer, los toca genes no han hecho más que abundar
en la confusión con sus hilarantes códigos de barra genéticos. No se debe confundir variabilidad genética
con diversidad, ya que no se encuentran correlacionadas inequívocamente. Existen taxones con mucha
variabilidad cuyos híbridos resultan ser fértiles, y viceversa Ya expliqué mi posición en el post titulado: Los
Conceptos Científicos y sus Limitaciones: Vivir en la Incertidumbre”. Empero tal incertidumbre es
insoslayable, por mal que les pese alguno, y más aun ante la maravillosa complejidad de la vida. Por esta
razón, una cierta promiscuidad es saludable, incluso en ciencia, como ya os mostré en la entrega titulada: “El
Concepto de Especie, Tipo de Suelo y la Filosofía de la Ciencia (El Realismo Promiscuo)”. ¿A que me
refiero?. Simplemente que para dar cuenta de la biodiversidad debemos admitir que resulta imprescindible
la cohabitación de varios conceptos simultáneamente. Es necesario reconocer las limitaciones de la ciencia
actual, así como que los ciudadanos tengan conciencia de ella. La indagación científica no es una religión, por
mucho que algunos “sacerdotes de la ciencia” así lo crean. No se trata de un dilema excepcional. Este tipo de
problemas acosan a la mayor parte de los conceptos científicos, como también mostramos en el post: “El
Discurso Científico, los Conceptos Contrarios y la Perspectiva de Jean-Marc Lévy-Leblond”. De ahí que con
ironía nos preguntáramos más de una vez: ¿Cuantos Tipos de Suelos y especies Hay en el Mundo?; ¿Cuantas
Clases de Ecosistemas Hay en el Mundo?. ¡A saber!. Todo depende del concepto que escojamos, y como este
siempre padecerá de arbitrariedades y carencias……

Llevo tiempo enfrascado en hacer entender a los referees de ciertas revistas, así como a mi “amigo” ¿¿??
“Alex McBratney” que no se puede rechazar un artículo de edafodiversidad alegando que los edafotaxa son
categorizaciones subjetivas, mientras que las especies objetos reales. Pero como la ignorancia de algunos,
resulta ser tan enorme como su arrogancia, y ni la una ni la otra tiene límites (…). Por ese motivo me adentré
en el universo de las taxonomías, por lo que todo este asunto se me antoja irrisorio.

¿Y que hacen pues los taxónomos, es decir los que se dedican a descubrir y ordenar el inventario de la
vida?. ¿Qué ocurre en el seno de las taxonomías?. Pues digamos que según la escuela que sigan y el
grupo taxonómico en el que trabajen aplicarán uno de los conceptos propuestos o harán uso de varios
simultáneamente. Recordemos que cada taxa atesora problemas idiosincrásicos, surgiendo más de una
alternativa a la hora de resolverlos. En consecuencia, las taxonomías son en cierto modo pastiches, que
ordenen sus objetos de estudio partiendo de concepciones entrecruzadas. No puede ser de otra forma, al
menos hoy por hoy.

Pero analicemos algunas de las “perlas” vertidas en las nota de prensa, tanto por los periodistas como
por los investigadores entrevistados. Seguidamente os muestro la nota de prensa y a renglón seguido un
extracto resumido de lo que nos dice la Wikipedia española.

“todo el mundo atraviesan una crisis de identidad sin precedentes. La culpa la tiene el ADN fósil”

Esta es del periodista atormentado por la impactante noticia. Al parecer, el pobre hombre, desconocía el
neandertal que todos llevamos dentro. Sinceramente pensaba que padecíamos una crisis financiara, que no de
identidad, pero (……)

“La definición de lo que es una especie no está clara y es más una cuestión filosófica que científica”(…)

Pues sí “majete”, sí, por eso los taxónomos son filósofos, mientras que los conservacionistas que intentar
cuantificar cuantas especies hay en el planeta, “purititos” científicos.

“Se trata de un debate académico del que no aprenderemos nada” (…)

Obviamente usted no pero a lo mejor los demás sí. Tu a tus cosas, que lo demás te importa un bledo.
“El debate llega hasta la filosofía (…), los humanos somos los únicos a los que nos gusta pensar en
categorías limpias y separadas, por eso intentamos definir algo que no se puede definir” (…)

Anonadado. ¿A quien se lo has preguntado? ¿Has contactado ya con algún extraterrestre procedente de una
civilización mucho más avanzada que la nuestra? ¿Te lo ha advertido tu gato? La categorización es
consustancial al pensamiento humano, y sin ella no atesoraríamos ni lenguaje. Los neurologos afirman
que sin lenguaje tampoco una consciencia como la que atesoramos. Así que (…) Anda criatura echa un
vistazo a esto, a ver si se te aclaran las ideas:

Categorización, Clasificación y Partición: El Caso de las Taxonomías de Suelos

Clasificando los Suelos Desde la Edafosfera a los Edafotaxa: La Categorización

Pensamiento Analógico y Pensamiento Digital: Acerca de lo Continuo y lo Discreto

¿Porqué las Clasificaciones de Suelos Suelen Ser Jerárquicas?

Sobre lo Continuo y lo Contiguo: (¿Cuántos Lagos hay en el Mundo?) y la Naturaleza de los Suelos

“nadie ha logrado acuñar una definición que plazca a todos y una especie sigue siendo un concepto tan
difundido como subjetivo. “La gente piensa que los científicos tenemos clarísimo lo que es una especie, pero
no es así (…)”

Al parecer, resulta ser una cuestión de gustos, por lo que la objetividad no cuenta para nada. Racionalismo
científico puro y duro el suyo ¿verdad?

Si ya es difícil nombrar una especie viva, hacerlo con una extinta a gusto de todos es casi imposible (…)

Pues mire usted, los códigos de nomenclatura biológica sí atesoran propuestas interesantes. ¿Las has leído
¿No verdad?

“No creo que sea posible llegar a un acuerdo”, asegura Hofreiter, quien prefiere quedarse con el término
actual aunque sea tan vago. “Deberíamos seguir usando el concepto de especie aunque no sirva para cada
caso”,

Vamos que “más vale malo conocido que bueno por conocer”, y en caso de duda nos quedamos con el peor
de los conceptos propuestos ¿Verdad?. No hay nadie mejor que una lumbrera científica.

Pues así no va colegas…….

Juan José Ibáñez

El final de las especies

Los elefantes de África y los humanos de todo el mundo atraviesan una crisis de identidad sin
precedentes. La culpa la tiene el ADN fósil que, tras pasar decenas de miles de años enterrado, regresa
ahora de su tumba para enfrentar a ambos animales a su verdadera naturaleza.

FUENTE | Público; 11/01/2011


El resumen podría ser este. Por primera vez desde que el sueco Carlos Linneo acuñó el término Homo
sapiens en 1758, el ADN de fósiles humanos ha demostrado en 2010 que esa especie se cruzó con sus
parientes cercanos, los neandertales. También intercambiaron fluidos y genes con los denisovanos, una
especie humana cuya existencia se ignoraba hasta el año pasado y cuyos fósiles han sido hallados en una
cueva de Siberia. Los autores del estudio mantienen que nacieron hijos fértiles de cada uno de los
encuentros. Eso significaría que, según una de las definiciones de especie más extendida, neandertales,
sapiens y denisovanos son de la misma especie.

En el caso de los elefantes africanos, las pruebas indican justo lo contrario. Tras analizar ADN de elefantes
africanos actuales así como el del mamut lanudo extinguido hace miles de años, un equipo de investigadores
de EE.UU. concluía hace un mes que el elefante africano no es una sola especie, sino al menos dos. Una
está compuesta por los enormes ejemplares de la sabana y otra por sus parientes más pequeños que habitan
zonas boscosas. A pesar de seguir compartiendo continente, sus linajes se separaron hace más de 2,5 millones
de años, una fecha similar a la que marcó la divergencia entre los elefantes asiáticos y los mamuts lanudos.

“Dado que los elefantes asiáticos y los mamuts lanudos pertenecen no sólo a especies, sino también a
géneros diferentes, creemos que hay que clasificar los elefantes de sabana y bosque al menos como
especies distintas para ser consistentes“, explica a Público David Reich, experto en genética de la
Universidad de Harvard y coautor del estudio que demostró el cruce entre los denisovanos y los sapiens,
así como el que ahora separa a los proboscidios de África.

Sus estudios también cuestionan el concepto mismo de especie, que atraviesa una crisis de identidad
mucho más profunda y antigua que la de humanos y elefantes. “La definición de lo que es una especie no
está clara y es más una cuestión filosófica que científica“, confiesa Reich.

Desde que Linneo creó la taxonomía que otorga un nombre en latín para especificar el género y la
especie de cada ser vivo (Homo sapiens, Homo neanderthalensis…) los científicos no se han puesto de
acuerdo en cuándo un organismo puede ser considerado una especie con todas las letras. El propio
Charles Darwin reconoció la dificultad de definir el concepto de forma que satisficiese a todos los
naturalistas en su obra cumbre, El origen de las especies. En su segundo gran libro, El origen del hombre,
Darwin llamaba al consenso entre los que pensaban que la humanidad pertenecía a una especie, y los
poligenistas, quienes aseguraban que los diferentes pueblos pertenecían a especies distintas. “Es una
tarea desesperada intentar definir este asunto con fundamento hasta que alguna definición de especie sea
aceptada de forma general”, escribía el padre de la teoría de la evolución en 1871.

Más de un siglo después, nadie ha logrado acuñar una definición que plazca a todos y una especie sigue
siendo un concepto tan difundido como subjetivo. “La gente piensa que los científicos tenemos
clarísimo lo que es una especie, pero no es así, pues es un asunto muy complejo”, reconoce Carles Lalueza-
Fox, genetista de la Universidad Pompeu Fabra y coautor del estudio que desveló el genoma neandertal y sus
cruces con los sapiens.

A la hora de nombrar especies nuevas, los científicos se han basado en la forma que tiene cada
organismo, en la porción de terreno que ocupan, en su diferencia genética, en su parentesco respecto a
un ancestro común, y así hasta sumar los 26 criterios diferentes que existen actualmente. Además hay
que tener en cuenta que la vida está en constante evolución y que la aparición de especies es un proceso al
que es difícil poner un principio y un final bien definidos.

DISCUSIÓN FILOSÓFICA

El debate llega hasta la filosofía, pues muchos autores reconocen que sólo existe un concepto de especie
para designar la realidad natural y que las definiciones del hombre son solo concepciones propias de la
forma en que su cerebro intenta simplificar un mundo complejo. “Los humanos somos los únicos a los
que nos gusta pensar en categorías limpias y separadas, por eso intentamos definir algo que no se
puede definir“, asegura Michi Hofreiter, experto en ADN fósil de la Universidad de York (Reino Unido) y
coautor del estudio sobre los elefantes africanos, publicado en PLoS Biology.

“Se trata de un debate académico del que no aprenderemos nada“, apunta Johannes Krause, miembro del
equipo del Instituto de Antropología Evolutiva Max Planck (Alemania) que ayudó a extraer y secuenciar el
ADN fósil de neandertales y denisovanos, un nuevo linaje al que han dejado sin nombre científico
adrede. “No encontrarás la palabra especie en nuestro estudio, no queremos hacer ninguna declaración
de principios“, añade Krause.

Entre todas las definiciones de especies que existen, tal vez la más exitosa fue la del biólogo Ernst Mayr.
Se trata del concepto biológico de especie que se define como el grupo de seres vivos que puede procrear
solo entre sí y tener hijos fértiles. “Para la mayoría de los animales, la definición de especie biológica de
Mayr es un buen comienzo“, opina Hofreiter. Pero, según esa propuesta, los chacales y los lobos serían la
misma especie, y también los osos polares y los pardos, ya que ambas especies han tenido crías fértiles
viviendo en libertad, como han demostrado estudios recientes. El nuevo clavo en el ataúd de esa teoría lo
pone el ADN antiguo. ¿Eran los neandertales, los sapiens y los denisovanos la misma especie? “Sin
ninguna duda”, asegura Hofreiter.

ESPECIES EXTINTAS

Si ya es difícil nombrar una especie viva, hacerlo con una extinta a gusto de todos es casi imposible. Por
eso durante décadas, casi cada vez que se encontraba un fósil aparentemente humano, se nombraba una nueva
especie y se iniciaba una pelea científica a puñetazos. El hombre de Flores es un ejemplo de lo tenues que
son los límites entre especies cuando se retrocede en el tiempo. Su denominación actual es Homo
floresiensis, pero, dependiendo de a quién se pregunte, también es en realidad un Homo sapiens, un
Homo erectus o incluso un australopiteco, resalta Krause. “Todo el que trabaja con especies extinguidas
trabaja con una simple aproximación al concepto“, advierte María Martinón-Torres, científica del Centro
Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y experta en las características
morfológicas de la dentadura de neandertales y sus posibles ancestros, el hombre de Atapuerca.

A falta de datos sobre el ADN, los paleoantropólogos se han tenido que limitar a criterios morfológicos de los
fósiles para diferenciar especies, que pueden fallar en muchos casos, pero que, para Martinón-Torres, siguen
demostrando que neandertales y sapiens son especies distintas. Para la experta, es hora de que expertos de
la rama genética y la morfológica se reúnan, discutan e intenten buscar un acuerdo sobre cómo definir
una especie. “Si los datos no coinciden, al menos podremos estudiar por qué no lo hacen“, opina.

La rama genética discrepa. “No creo que sea posible llegar a un acuerdo”, asegura Hofreiter, quien
prefiere quedarse con el término actual aunque sea tan vago. “Deberíamos seguir usando el concepto
de especie aunque no sirva para cada caso“, señala. “La gente sigue haciendo música aunque ninguna
canción guste a todo el mundo”, concluye.

Autor: Nuño Domínguez

Especie según Wikipedia Un breve Extracto

(para los más vagos)

1 Determinación de los límites; 2 Historia del concepto de especie; 3 Conceptos de especie; 4 Otras
definiciones de especie; 5 Nomenclatura; 6 Número estimado de especies conocidas; 7 Véase también; 8
Referencias; 9 Bibliografía

Una especie se define a menudo como grupo de organismos capaces de entrecruzar y de producir
descendencia fértil

Una definición apropiada de la palabra «especie» y métodos de confianza para identificar una especie
particular es esencial para indicar y probar teorías biológicas y para la biodiversidad que mide.
Tradicionalmente (…)

La determinación de los límites de una especie es puramente subjetiva y, por tanto, expuesta a las
modalidades de la interpretación personal. (…)

En la antigüedad las especies eran definidas como individuos similares que diferían de los individuos
pertenecientes a otras especies por discontinuidades morfológicas, es decir, las especies tenían esencias
inmutables, pertenecientes, según la filosofía aristotélica-platónica, al mundo de las Ideas (…)

El nominalismo tuvo sus raíces en el siglo XIV con Guillermo de Ockham. Esta doctrina señalaba que no
existía ninguna entidad entre el término y los individuos a los que éste se refería, es decir, sólo existían los
individuos. Según esta doctrina, las especies son fruto de nuestra razón y el concepto de especie se utiliza
solo con el fin de agruparlos por su parecido y darles un nombre. En pocas palabras, el nominalismo no
reconoce a las especies como entidades reales. Linneo y John Ray, por su parte, afianzaron la idea del
carácter discreto y de la posesión de atributos objetivos de las especies, que permitían su delimitación, es
decir, el realismo de las especies.

Especie biológica (de Dobzhansky, 1935[3] y Mayr, 1942[4] ). Según este concepto, especie es un grupo (o
población) natural de individuos que pueden cruzarse entre sí, pero que están aislados reproductivamente de
otros grupos afines. Éste es el concepto más ampliamente aceptado y de mayor consenso, al menos entre los
zoólogos. El asumir una especie como biológica, implica evolutivamente asumir que es una población
reproductivamente aislada, por lo que constituye un linaje evolutivo separado y que es reforzado por una
serie de barreras que pueden ser de carácter geográfico o biológico. La especie biológica es libre de seguir su
propio curso en respuesta a los procesos genéticos e influencias ambientales que causan los cambios
evolutivos. La connotación del concepto lo hace inaplicable a organismos fósiles. (…)

Este concepto tiene limitaciones respecto a organismos que se reproducen asexualmente (por apomixia: tipo
de partenogénesis) algunas especies de rotíferos (organismos microscópicos), moluscos, artrópodos,
vertebrados (algunos peces y lagartijas del género Cnemidophorus y Aspidoscelis Reeder 2002) y algunas
plantas vasculares. Existen también muchos casos de hibridación en los que se produce descendencia fértil y
que permanecen como unidades genéticas y evolutivas independientes. Este caso se da fundamentalmente en
plantas vasculares en las que la hibridación es común. Para darnos una idea que pasaría si el concepto de
especie biológica fuese aplicado a estos casos, debemos indicar que cada individuo debería ser considerado
como especie biológica separada.(…)

Especie evolutiva (de Wiley, 1978).[5] Es un linaje (una secuencia ancestrodescendiente) de poblaciones u
organismos que mantienen su identidad de otros linajes y que poseen sus propias tendencias históricas y
evolutivas. Este concepto difiere del anterior en que el aislamiento genético actual más que el potencial, es el
criterio para el reconocimiento de la misma. Y considera que ante la existencia de barreras geográficas o
biológicas, el flujo genético entre las mismas será tan bajo que una divergencia genética (cladogénesis) se
producirá. El concepto de especie evolutiva toma en cuenta que la evolución cladogenética puede ser
reticulada. Esto significa que aquellas poblaciones que inicialmente se separaron y que comenzaron a divergir
genéticamente, vuelven a juntarse truncando de esta manera el aislamiento y produciendo especies híbridas
de las que emerge una nueva población que puede ser reconocida como unidad independiente. A la
concepción evolutiva se le han opuesto también diversas objeciones. (…)

Especie morfológica.[7] Según este concepto, cada especie es distinguible de sus afines por su morfología.
El concepto morfológico de especie ha recibido numerosas críticas.[8] En primer lugar, la definición
morfológica no tiene en cuenta propiedades comportamentales y ecológicas. En segundo lugar, los caracteres
morfológicos no siempre permiten reconocer a una especie: por un lado (..)

Especie filogenética (de Cracraft, 1989).[9] Este concepto reconoce como especie a cualquier grupo de
organismos en el cual todos los organismos comparten un único carácter derivado o apomórfico (no presente
en sus ancestros o afines). Si este concepto fuera utilizado rigurosamente, poblaciones locales aunque
ubicadas cercanamente entre sí serían consideradas especies diferentes debido a que cada población puede
tener variantes genético-moleculares únicas

Especie ecológica (de Van Valen, 1976).[10] Según este concepto, especie es un linaje (o un conjunto de
linajes cercanamente relacionados) que ocupa una zona adaptativa mínimamente diferente en su distribución
de aquellas pertenecientes a otros linajes, y que además se desarrolla independientemente de todos los linajes
establecidos fuera de su área biogeográfica de distribución (…)

Etiquetas: ambiguedad, concepto de especie, definición de especie


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Doctor en Ciencias Biológicas e Investigador del Consejo Superior de Investigaciones científicas (CSIC). Ha
representado durante muchos años a España en el Buro Europeo de Suelos y la Agencia Europea de Medio
Ambiente. También colabora asiduamente con la FAO en materia de suelos. Sus campos de especialización
son la ecología del paisaje, edafodiversidad y la aplicación de ciencias de la complejidad a la edafología.
Ahora también la divulgación científica.

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