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CAPITULO 4

PRUEBAS  DIAGNÓSTICAS  COMPLEMENTARIAS  DE  


LABORATORIO  

Estructura  y  Función  Normal  del  Sistema  Sanguíneo  


Una persona tiene entre 4 a 6 litros de sangre circulante, dependiendo de su tamaño corporal. Del
volumen total de la sangre, 38 al 48% está compuesto de diferentes tipos de células sanguíneas o suero.
El 52 al 62% restante del volumen sanguíneo se denomina plasma, la porción líquida de la sangre. La
sangre arterial posee un color rojo debido al alto contenido de oxígeno, mientras que la sangre venosa
posee un color más oscuro (rojo-azulado) debido a que ha perdido el oxígeno. El rango de pH normal de
la sangre varía entre 7.35 a 7.45, el cual es ligeramente alcalino. La sangre venosa normalmente tiene un
pH menor que el de la sangre arterial debido a la mayor presencia de dióxido de carbono.

El plasma es la parte líquida de la sangre y está compuesto aproximadamente por 91% de agua. La
capacidad solvente del agua el permite al plasma trasportar diferentes tipos de substancias: nutrientes
absorbidos del tracto digestivo, productos de desecho de los tejidos, la mayoría del dióxido de carbono
producido por las células, entre otros. El plasma también contiene proteínas plasmáticas. Los factores
de coagulación como la protrombina, el fibrinógeno y otros, son sintetizados por el hígado y circulan
hasta ser activados para formar un coágulo en un vaso sanguíneo lesionado o roto. La albúmina es la
proteína plasmática más abundante y también es sintetizada por el hígado. La albúmina le confiere a la
sangre una presión osmótica coloide, lo que empuja el líquido tisular hacia los capilares. Esta presión
osmótica es importante para mantener un volumen sanguíneo y una presión arterial normal. Las
globulinas son otras proteínas plasmáticas que son sintetizadas por el hígado y actúan como
transportadoras de moléculas como las grasas.

Existen tres tipos de células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Los glóbulos rojos
o eritrocitos se originan a partir de células madre en el tejido hematopoyético, principalmente de la
médula ósea. Los eritrocitos son células sin núcleo con forma de discos bicóncavos. Los glóbulos
blancos o leucocitos están compuestos por los neutrófilos, linfocitos, monocitos, eosinófilos y basófilos.
Los linfocitos maduran y se multiplican en el tejido linfático hallado en el bazo, los nódulos linfáticos y el
timo. El timo contiene células madre que producen linfocitos T, mientras que células madre en otros
tejidos linfáticos producen linfocitos B.

El conteo normal de eritrocitos varía entre 4.5 a 6.0 millones de células por microlitro. El conteo de
eritrocitos en hombres tiene a ser hacia el lado alto de este rango, y en las mujeres hacia el lado bajo.
Otra forma de medir la cantidad de eritrocitos es a través del hematocrito. Esta prueba requiere la
recolección de sangre en un tubo delgado llamado capilar y centrifugar el mismo para forzar la
precipitación de las células sanguíneas. Debido a que los eritrocitos son las células más abundantes en la
sangre, un rango normal de hematocrito se corresponde con el número total de eritrocitos: 38% a 48%.

Los eritrocitos contienen la proteína hemoglobina (Hgb), la cual les provee la habilidad de transportar
oxígeno. Cada eritrocito contiene aproximadamente 300 millones de moléculas de hemoglobina, cada
una con la capacidad de unirse a cuatro moléculas de oxígeno. La evaluación del nivel de hemoglobina
forma también parte del hemograma. El rango normal de la hemoglobina es de 12 a 18 gramos por 100
mL de sangre. El mineral hierro es esencial para la formación de la hemoglobina; hay cuatro átomos de
hierro en cada molécula de hemoglobina. Es el hierro el cual se une al oxígeno y le confiere el color rojo

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al eritrocito. La hemoglobina constituye solo cerca del 10% del transporte total de CO2 (la mayoría es
transportado por el plasma en forma de iones de bicarbonatos).

Los eritrocitos se forman en la médula ósea a partir de células precursoras llamadas células madre o
pluripotenciales (hemocitoblastos). El ritmo de producción es muy rápido (estimado en varios millones
de eritrocitos nuevos por segundo) y un factor que lo regula es el oxígeno. Si el cuerpo se encuentra en
estado de hipoxia, o falta de oxígeno, los riñones producen una hormona llamada eritropoyetina, la cual
estimula la médula ósea a aumentar el ritmo de producción de eritrocitos.

La vitamina B12 y el ácido fólico son necesarios para la síntesis de ADN en las células madre de la
médula ósea. Cuando estas células atraviesan la mitosis, las mismas deben producir nuevos pares de
cromosomas. La vitamina B12 también es llamada factor extrínseco porque se obtiene de una fuente
externa: la comida. Las células parietales del estómago producen el factor intrínseco, un químico que se
combina con la vitamina B12 presente en los alimentos, de forma que se previene su digestión y
promueve su absorción en el intestino delgado. La deficiencia de tanto la vitamina B12 o del factor
intrínseco resulta en una anemia perniciosa. Los eritrocitos viven aproximadamente 120 días. Al final de
su ciclo de vida, los eritrocitos se tornan frágiles y son removidos de la circulación por células del sistema
de macrófagos tisulares. Estos órganos que contienen macrófagos son el hígado, el bazo y la médula
ósea.

Los eritrocitos viejos son fagocitados y digeridos por macrófagos, y el hierro que contienen es liberado en
la sangre para ser retornado a la médula ósea y ser usado para la síntesis de hemoglobina nueva. Si no es
usado inmediatamente, el exceso de hierro es almacenado en el hígado. El hierro de los eritrocitos es
reciclado múltiples veces. La globina, la porción proteica de la molécula de la hemoglobina, también es
reciclada. Es catabolizada a amino ácidos, los cuales pueden ser usados posteriormente para la síntesis de
nuevas proteínas. Otra parte de la molécula de la hemoglobina es la porción heme, la cual no puede ser
reciclada y es un producto de desecho. La porción heme es convertida a bilirrubina por los macrófagos.
El hígado remueve la bilirrubina de la circulación sanguínea y la excreta a la bilis a través de un proceso
de conjugación. La bilirrubina es un pigmento de la bilis. La bilis es secretad por el hígado hacia el
duodeno y pasa a través del intestino delgado y el colon, para por último ser eliminada a través de las
heces confiriéndole el color marrón característico. En el colon, cierta cantidad de la bilirrubina es
transformada a urobilinógeno por las bacterias del colon. Cierta cantidad del urobilinógeno es absorbida
al torrente sanguíneo en donde es transformada a urobilina, la cual es excretada por los riñones en la
orina. Si la bilirrubina no es excretada correctamente, quizás por una enfermedad hepática como la
hepatitis, se empieza a acumular en la sangre. Esta acumulación de bilirrubina en la sangre produce
ictericia, una condición en la cual las escleróticas de los ojos y otras mucosas adquieren un color
amarillento.

Los glóbulos blancos también son llamados leucocitos. Hay cinco tipos de leucocitos, todos de mayor
tamaño en comparación con los eritrocitos y poseen un núcleo cuando ya han madurado. El núcleo puede
ser una forma sólida o estar segmentado. El conteo normal de leucocitos es de 5,000 a 10,000 células
por litro de sangre. Muchos de nuestros leucocitos no están circulando libremente en la sangre sino que se
encuentran llevando a cabo sus funciones en los líquidos tisulares o tejidos linfáticos. Los leucocitos son
clasificados en dos grupos: los granulocitos y los agranulocitos. Los granulocitos son los neutrófilos,
eosinófilos y basófilos. Los neutrófilos poseen gránulos de color celeste, los eosinófilos poseen gránulos
rojos y los basófilos poseen gránulos azul oscuro. Las agranulocitos son los linfocitos y los monocitos, lo
cuales poseen núcleos sólidos.
Los neutrófilos y los monocitos son capaces de fagocitar patógenos. Los neutrófilos son los fagocitos
más abundantes, mientras que los monocitos son los fagocitos más eficientes debido a que pueden
diferenciarse a macrófagos de manera que fagocitan tejido necrótico o lesionado en cualquier sitio de
cualquier lesión permitiendo la reparación tisular. Durante una infección los neutrófilos se reproducen

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rápidamente, y las formas inmaduras, llamadas células en banda, aumentan en número en la circulación
periférica. Los esosinófilos metabolizan las proteínas o cuerpos extraños y fagocitan todo aquello
conjugado con anticuerpos. Esto es especialmente importante en reacciones alérgicas e infecciones por
parasitos. Los basófilos contienen gránulos de heparina e histamina.

Los linfocitos T ayudan a reconocer los antígenos extraños y destruyen directamente algunos de ellos.
Los linfocitos B se convierten en células plasmáticas o plasmocitos que producen anticuerpos contra
cuerpos extraños o antígenos. Tanto los linfocitos T como los B proveen de memoria al sistema
inmunológico. Las células asesinas naturales (células NK) destruyen las células extrañas a través de una
ruptura de sus membranas en base a un mecanismo químico.

Un conteo alto de leucocitos, también llamado leucocitosis, nos indica la presencia de una infección. La
leucopenia es un conteo bajo de leucocitos y puede presentarse en etapas tempranas de algunas
enfermedades como la tuberculosis.

Leucemia es el término utilizado para referirnos a la neoplasia maligna de tejido hematopoyético. Existen
diferentes tipos de leucemia, los cuales se clasifican en agudos o crónicos, por el tipo de células
anormales producidas, y dependiendo si se establece en la niñez o adultez. En general, la leucemia se
caracteriza por la sobreproducción de leucocitos inmaduros. Estos leucocitos inmaduros no pueden llevar
a cabo sus funciones normales y la persona se hace muy susceptible a infecciones. Eventualmente
desarrollan anemia severa como consecuencia de una disminución en la producción de eritrocitos y como
resultado existe una tendencia a la hemorragia por el número disminuido de plaquetas.

Las plaquetas, también llamadas trombocitos, no son células completas sino fragmentos de células.
Algunas de las células madre de la médula ósea se diferencian en células más grandes llamadas
megacariocitos las cuales se separan en pequeños pedazos para entrar a la circulación sanguínea. Estos
pequeños pedazos son las plaquetas tienen un promedio de vida de 5 a 9 días. La trombopoyetina es una
hormona producida por el hígado que aumenta la velocidad d producción de plaquetas. Un conteo normal
de plaquetas oscila entre 150,000 a 300,000 células por micro litro. El término utilizado para un conteo
bajo de plaquetas es llamado trombocitopenia, Un conteo de 80,000 células por microlitro o menos se
asocia con sangrado clínico espontáneo y ningún tratamiento invasivo o quirúrgico debe ser realizado en
un paciente odontológico con un conteo de plaquetas menor a 50,000 ó 75,000 células por microlitro. Las
plaquetas son necesarias para la hemostasis, o sea para prevenir la pérdida de sangre. Existen cuatro fases
de la hemostasis: el espasmo vascular, la formación del tapón plaquetario, la fase de coagulación química
y la fibrinólisis.

El espasmo vascular o la vasoconstricción ocurre cuando una arteria o vena es lesionada y el músculo liso
en la pared del vaso se contrae en respuesta al daño (respuesta miogénica). Las plaquetas en el área de la
ruptura liberan serotonina, la cual también causa vasoconstricción. Paralelamente, al ser lesionado el
endotelio se libera el factor Von Willebrand que activa ciertos cambios en las plaquetas causando
alteraciones en su forma haciéndolas también que se adhieran unas con otras alrededor del área lesionada
del vaso sanguíneo. Las plaquetas forman una barrera mecánica para sellar la ruptura capilar.
Seguidamente ocurre la fase de la coagulación. Esta fase se divide en tres etapas. La primera etapa
comienza cuando el vaso es lesionado o cortado y se produce un activador de la protrombina, el cual es
llamado protrombinasa. Esta enzima actúa sobre su substrato, la protrombina, activando una serie de
reacciones químicas llamada la cascada de la coagulación. La protrombinasa activa la segunda etapa de
la coagulación en donde la protrombina es convertida a trombina. La producción de la trombina conduce
a la tercera etapa en donde se convierte el fibrinógeno a fibrina. El coágulo está formado básicamente por
fibrina. La fibrina actúa como una red que atrapa a los eritrocitos y a las plaquetas creando una pared a
través de la ruptura del vaso sanguíneo Una vez se ha formado el coágulo y la hemorragia se ha
controlado, comienza la retracción del coágulo y ocurre la fibrinólisis.

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Pruebas  Diagnósticas  de  Laboratorio  
Las herramientas diagnósticas de mayor valor son la historia médica y el examen físico clínico. Sin
embargo, algunas veces estas herramientas necesitan ser complementadas con exámenes de laboratorio. Las
pruebas de laboratorio muchas veces nos permiten arribar a un diagnóstico final. El odontólogo debe
conocer estas pruebas básicas de manera que puede prevenir o manejar las posibles complicaciones en los
pacientes sistémicamente comprometidos; además, debe sentirse competente para ordenar ciertas pruebas
cuando sean indicadas. A pesar de que las pruebas de laboratorio son de un gran valor diagnóstico, solo
deben ser ordenadas para complementar la historia médica y el examen físico, pero no para reemplazarlos.

Los exámenes de laboratorio usados con más frecuencia involucran el análisis sanguíneo o de orina. Éstos
son resumidos a continuación:

I.
A. Hemograma completo con diferencial

1. Hematocrito (Hct)
2. Hemoglobina (Hgb)
3. Conteo de eritrocitos
4. Conteo de leucocitos
5. Conteo diferencial

B. Velocidad de sedimentación de eritrocitos

C. Perfil de coagulación

1. Tiempo de sangrado
2. Tiempo de protrombina e INR
3. Tiempo parcial de tromboplastina

D. Química sanguínea

1. Nitrógeno de urea sanguíneo (BUN) y creatinina


2. Glicemia
3. Electrolitos

E. Serología

1. Sífilis
RPR, VDRL, FTA-ABS
2. Mononucleosis infecciosa
Monospot

II. Urinálisis

B. Examen general

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1. Volumen
2. Claridad
3. pH
4. Color
5. Olor

C. Gravedad específica

D. Proteínas, glucosa, pH, cetonas, bilirrubina, sangre, calcio

E. Examen microscópico

III. Pruebas adicionales


A. Perfil de Función Hepática

Pruebas  Diagnósticas  de  Laboratorio  


I. A. Hemograma completo y diferencial

1. HEMATOCRITO (Hct)

El hematocrito es una prueba que nos permite medir la cantidad relativa de elementos formes de la sangre y
el plasma. Sin embargo, el término es utilizado generalmente para indicar el
volumen de eritrocitos empacados por 100 ml de sangre. Para determinar el
hematocrito, el proceso normal de sedimentación es acelerado al centrifugar una
cantidad conocida de sangre venosa o sangre capilar. Después de la centrifugación,
los eritrocitos son forzados hacia el fondo del tubo de ensayo. Generalmente, justo
por encima de los eritrocitos empacados se puede detectar una capa delgada de
leucocitos y plaquetas. Debido a que el tubo de ensayo utilizado para esta prueba
está graduado, uno puede leer directamente el porcentaje de células empacadas en
base a la cantidad total de sangre.

El hematocrito es el método más preciso para detector y medir el grado de anemia, debido a su simplicidad
y reproducibilidad. Es útil también para calcular y determinar el volumen total de
sangre circulante.

Valores normales: Hombres: 40-54 ml/100 ml ó %


Mujeres: 37-47 ml/100 ml ó %

2. HEMOGLOBINA (Hgb)

La hemoglobina es la trasportadora esencial de oxígeno en la sangre y le confiere el color rojo a la sangre.


Su cantidad se encuentra disminuida en casos de hemorragias y anemias, mientras
que se encuentra elevada en casos de policitemia y hemoconcentración.

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Para la producción de hemoglobina fisiológica, se necesita una serie de factores:

1.Cantidades críticas de hierro


2.Factor hematopoyético – incluye vitaminas: B1, B6, B12, C, y otros amino-ácidos
esenciales.
3. Protoporfiria III
4. Globina
5. Hormonas, cobre y cobalto

El resultado final de la adecuada ingestión, absorción y utilización de estas substancias produce la


hemoglobina, la cual es transportada por los eritrocitos.

Tres tipos normales de hemoglobina pueden estar presentes en un eritrocito:

1.Hemoglobina F – hemoglobina fetal. Alrededor de la 36 semana de gestación, la


médula fetal produce la hemoglobina A.
2.Hemoglobina A – hemoglobina adulta
3.Hemoglobina A2 – hemoglobina adulta, cantidad de 1 a 3%

La hemoglobina anormal resulta de alteraciones genéticas; dos hemoglobinas anormales son:


1.Hemoglobina S – ocurre en la anemia falciforme
2.Hemoglobin C – se asemeja a la anemia falciforme pero menos grave

Valores normales
Hombres: 14.0 - 18.0 gr/dL
Mujeres: 12.0 - 16.0 gr/dL

3. CONTEO DE ERITROCITOS (RBC)

Los eritrocitos contienen hemoglobina. Al igual que con la hemoglobina, un aumento en el número de
eritrocitos nos indica una hemoconcentración o policitemia. Una reducción de su
número nos indica hemorragia o algún tipo de anemia.

Valores Normales
Hombres: 4.5 - 6.5 millones/mm3
Mujeres: 4.0 - 5.6 millones/mm3

4. CONTEO DE LEUCOCITOS (WBC)

Los leucocitos ayudan en la defensa del cuerpo contra los cuerpos extraños. Por consiguiente, un conteo
elevado de leucocitos, o sea una leucocitosis, es apreciado en casos de infecciones.
Otras condiciones que pueden elevar el número de leucocitos incluyen el ejercicio
físico, el estrés, desórdenes sanguíneos y la anestesia general. Una disminución en
el conteo de leucocitos, o sea una leucopenia, se puede apreciar en discrasias
sanguíneas, infecciones severas y toxicidad por fármacos.

Valores Normales:
4.0 - 11.0 x 103/mm3

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5. CONTEO DIFERENCIAL DE LEUCOCITOS

El conteo diferencial de leucocitos nos provee una lista de los porcentajes de los diferentes tipos de glóbulos
blancos. Este conteo es útil ya que las variaciones en estos porcentajes nos indican
ciertos grupos particulares de enfermedades. Los neutrófilos aumentan en la
mayoría de las infecciones bacterianas. Los eosinófilos aumentan en casos de
infecciones parasitarias y reacciones alérgicas. Los basófilos aumentan en casos de
discrasias sanguíneas. Los linfocitos aumentan en casos de sarampión y de
infecciones crónicas. Los monocitos aumentan durante el periodo de recuperación
de infecciones graves y en casos de linfoma de Hodgkin.

Rango Normal:

Neutrófilos 50 - 75%
Linfocitos 20 - 45%
Monocitos 2 - 10%
Eosinófilos 0 - 6%
Basófilos 0 - 1%

B. VELOCIDAD DE SEDIMENTACIÓN ERITROCITARIA O VELOCIDAD DE


SEDIMENTACIÓN GLOBULAR MEDIA

Es la precipitación de los eritrocitos (glóbulos rojos) en un tiempo determinado (1-2 horas), que se relaciona
directamente con la tendencia de los glóbulos rojos hacia la formación de acúmulos (pilas
de monedas) así como a la concentración plasmática de proteínas (globulinas y
fibrinógeno).

La capacidad y la velocidad de formar estos acúmulos dependen de la atracción de la superficie de los


glóbulos rojos.
El análisis de la VSG se realiza normalmente en un estudio completo de hematimetría o hemograma.
Si las proteínas del grupo de las globulinas están elevadas con respecto a la albúmina, la velocidad se eleva.
También una alta proporción de fibrinógeno puede provocar esta elevación.
Los principales usos de la medición de la VSG son:
1. Para detectar procesos inflamatorios o infecciosos. Como discriminador o reactante de
presencia de enfermedad.
2. Como control de la evolución de ciertas enfermedades crónicas ó infecciosas.
3. Para detectar procesos crónicos inflamatorios ocultos o tumores.
El valor de la técnica no es muy sensible y además poco específica; por sí sola tiene poco valor y se debe
asociar a otros estudios para poder orientar un diagnóstico.
En los primeros meses de embarazo puede aparecer elevada sin más repercusiones, mientas que
en casos de mieloma múltiple y procesos inflamatorios que producen necrosis tisular tiene mayor
importancia su elevación. En la anemia falciforme se observa una disminución importante en la
velocidad de sedimentación.

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D. PERFIL DE COAGULACIÓN

1. TIEMPO DE SANGRADO:

El tiempo de sangrado mide la fase primaria de la hemostasia: la interacción de las plaquetas con la pared
del vaso sanguíneo y la formación del tapón hemostático. El tiempo de sangrado
constituye la mejor prueba para detectar alteraciones de la función plaquetaria y es
uno de los principales estudios en los trastornos de la coagulación. Se hace una
pequeña herida en el lóbulo auricular o en el antebrazo y se anota el tiempo de
sangrado y la velocidad con al que se forma el coágulo plaquetario. La duración del
sangrado de un capilar depende de la calidad y cantidad de plaquetas y de la
vasoconstricción.
El tiempo de sangrado es una prueba muy útil para detectar anormalidades vasculares y más o menos útiles
para detectar anormalidades plaquetarias. Se utiliza principalmente para el
diagnostico de la enfermedad de von Willebrand, defecto hereditario de la
molécula del factor VIII y un tipo de pseudohemofilia. Se sabe que la aspirina
causa hemorragia anormal en algunas personas sanas, pero no se ha comprobado
que el tiempo de sangrado sea útil siempre para identificar a estas personas. A
pesar de que se ha visto que en la trombocitopenia el tiempo de sangrado suele ser
prolongado, esta prueba constituye un método indirecto para identificar esta
enfermedad.

Mediante esta prueba se estudia la adhesión de las plaquetas al endotelio vascular y su capacidad para
formar el trombo plaquetario que detiene la hemorragia a nivel de un vaso de
pequeño calibre. Consiste, por tanto, en realizar una pequeña herida y medir el
tiempo que tarde en dejar de sangrar.

El valor normal del tiempo de sangría según esta metodología es de 2 a 8 minutos, por lo que los valores
superiores a 10 minutos puede ser ya considerado patológico. Cuando el tiempo se
alarga más de 20 minutos, puede detenerse la hemorragia aplicando sobre la herida
una compresa de algodón y gasa estéril si es muy profunda.

En la enfermedad de von Willebrand, el tiempo de sangrado es normal o prolongado si el paciente ingiere


aspirina antes de la prueba (prueba de tolerancia a al aspirina).Un solo resultado de
tiempo de sangrado no comprueba la existencia de un trastorno hemorrágico. Se
punciona un vaso de mayor tamaño, así que se debe repetir la punción en otro sitio
y promediar los dos resultados.

El tiempo de sangrado es normal en presencia de trastornos de la coagulación, con excepción de la


disfunción plaquetaria o vasculopatía. Esta prueba tiene cierta utilidad en pacientes
que toman aspirina o AINES con fines cardioprotectores para evaluar la tendencia
al sangrado o el tiempo que demoran en formar el tapón plaquetario pero no nos
indica el riesgo de hemorragia.

2. TIEMPO DE PROTROMBINA (TP) e INR

El tiempo de protrombina (TP), junto con los valores que de él derivan, como la INR—por sus siglas en
inglés international normalized ratio—son pruebas de laboratorio que evalúan
específicamente la vía extrínseca de la coagulación sanguínea. Se usan para

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determinar la tendencia de la sangre a coagularse ante la presencia de posibles
trastornos de la coagulación como en la insuficiencia hepática, la deficiencia de
vitamina K o cuando el individuo recibe fármacos anticoagulantes como la
warfarina.

El rango normal del TP varía entre 12 y 15 segundos y el del INR entre 0.8 y 1.2. Una elevación en esos
valores puede deberse a una deficiencia en los factores de coagulación II, V, VII, X
o del fibrinógeno. Por lo general el PT y el INR se evalúan en combinación con el
Tiempo de Tromboplastina Parcial Activado (aPTT), el cual evalúa la vía
intrínseca de la cascada de la coagulación.
.
3. TIEMPO PARCIAL DE TROMBOPLASTINA (TTP)

El Tiempo de Tromboplastina Parcial Activada es una prueba que mide la funcionalidad de las vías
intrínseca y común de la cascada de la coagulación. El organismo utiliza la cascada
de la coagulación para producir coágulos sanguíneos que permiten reparar las
lesiones producidas sobre los vasos sanguíneos y los tejidos; también para prevenir
pérdidas adicionales de sangre, y para dar a las áreas lesionadas tiempo suficiente
para cicatrizar. La cascada consiste en un grupo de factores de la coagulación.
Estas proteínas se activan de manera secuencial juntamente a la vía extrínseca
(relacionada con los tejidos) o bien juntamente a la vía intrínseca (relacionada con
los vasos sanguíneos). Las ramas de ambas vías confluyen en la vía común, y
completan su tarea formando un coágulo sanguíneo estable. Cuando una persona
empieza a sangrar, estas tres vías han de actuar conjuntamente.

Cada componente de la cascada de la coagulación debe funcionar correctamente y estar presente en cantidad
suficiente para asegurar la formación de un coágulo sanguíneo normal. Si existe un
déficit adquirido o hereditario de uno o más factores, o si los factores funcionan
anormalmente, entonces estará inhibida la formación de un coágulo estable y se
podrá producir un sangrado o bien una coagulación excesiva.

La prueba TTPa mide el tiempo (en segundos) que transcurre hasta que se produce el coágulo cuando, en el
tubo de ensayo, se añade ciertos reactivos al plasma (porción líquida de la sangre).
El rango de valores normales varía entre 25 a 40 seg. Este tiempo puede verse
aumentado en la hemofilia A (deficiencia de Factor VIII) y la hemofilia B
(deficiencia de Factor IX).

La prueba TTPa se utiliza cuando alguien presenta sangrados o formación de coágulos inexplicables. En
conjunto con el TP (que evalúa las vías extrínseca y común de la cascada de la
coagulación), el TTPa se utiliza a menudo como prueba de primera línea en la
investigación de la causa de un sangrado o de un episodio trombótico.

Las pruebas TTPa y TP se emplean también a veces como estudios preoperatorios para evaluar la tendencia
al sangrado del paciente, si bien numerosos estudios han demostrado que no son
muy útiles con esta finalidad. El TTPa también se utiliza para monitorizar el
tratamiento anticoagulante con heparina

4. CONTEO DE PLAQUETAS

Las plaquetas son células producidas por los megacariocitos en la médula ósea mediante el proceso de
fragmentación citoplasmática, circulan por la sangre y tiene un papel muy

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importante en la coagulación. Para ello forman nudos en la red de fibrina, liberan
substancias importantes para acelerar la coagulación y aumentan la retracción del
coágulo sanguíneo. En las heridas las plaquetas aceleran la coagulación, y además
al aglutinarse obstruyen pequeños vasos, y engendran substancias que los contraen.

Las alteraciones en el número de plaquetas así como en su tamaño pueden ser clave del diagnóstico. Hay
una gran variación en el rango normal del recuento de plaquetas.
Valores normales: De 150.000 a 400.000/mm3

No se debe realizar ningún procedimiento quirúrgico con un paciente con conteo


menor a 75,000 células/mm3, ya que el riesgo de una hemorragia severa es muy
alto.
La disminución en el número de plaquetas (por debajo del límite menor normal) se denomina
trombocitopenia y el aumento en el número de las mismas (superior al límite
normal más alto) se llama trombocitosis.

Cuando existe una trombocitopenia aislada, la causa más común es la destrucción inmune, pero existen
trombocitopenias asociadas a un gran número de otras enfermedades como son:
• Coagulación intravascular diseminada (C.IV.D)

• Anemia hemolítica microangiopática

• Hiperesplenismo (exceso de función del bazo)

• Disminución de la producción en el caso de anemia aplástica,

• Invasión de la médula ósea por enfermedades malignas como leucemias,


neuroblastoma, linfoma.

• Quimioterapia por cáncer

• Púrpura trombocitopénica idiopática (PTI)

• Leucemia

• Prótesis de válvula coronaria

• Transfusión de sangre

• Choque anafiláctico

• Algunas infecciones que producen hemorragias (púrpuras con trombocitopenia), en las


que se hallan muy disminuidas.
La trombocitosis es el aumento en el recuento de plaquetas y puede ser secundario Las infecciones suelen
ser la causa más frecuente (virales, bacterianas o por micoplasma), pero existen
muchas otras enfermedades que se asocian a trombocitosis como son:
• Anemia por déficit de hierro

• Enfermedad de Kawasaki

• Síndrome nefrótico

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• Síndrome post-esplenectomía (tras extraer el bazo)

• Traumatismos

• Tumores

E. QUÍMICA SANGUÍNEA

1. NITRÓGENO DE UREA SANGUÍENO (BUN) Y CREATININA

La urea es el producto final del metabolismo de las proteínas. La cantidad de urea excretada varia
directamente con la ingesta de proteínas. El nitrógeno de urea (BUN) que se mide
en la sangre es un índice de la función de producción y eliminación de urea de los
glomérulos de los riñones. El rango normal de BUN es de 7-18 mg/dl. Niveles de
BUN mayores a 18 mg/dl evidencian de un problema de función renal.

Una prueba más sensible y específica para evaluar enfermedades renales es la creatinina. La creatinina es un
compuesto orgánico generado a partir de la degradación de la creatina (que es un
nutriente útil para los músculos). Es un producto de desecho del metabolismo
normal de los músculos que usualmente es producida por el cuerpo en una tasa
muy constante (dependiendo de la masa de los músculos), y normalmente filtrado
por los riñones y excretado en la orina. La medición de la creatinina es la manera
más simple de monitorear la función de los riñones. Medir la creatinina del suero
es una prueba simple y es el indicador más común de la función renal. Un aumento
en los niveles de creatinina de la sangre solamente es observado cuando hay un
marcado daño en los nefrones. El típico rango de referencia para las mujeres es
estimado de 0.5 a 1.0 mg/dL y para los hombres es de 0.7 a 1.2 mg/dL.

Valores elevados del BUN y/o la creatinina nos pueden indicar un fallo renal causado por diabetes,
glomerulonefritis aguda y crónica, pielonefritis severa, tuberculosis renal,
obstrucción renal, o sobredosis de antibióticos.

2. GLUCEMIA
Mide la cantidad (concentración) de glucosa presente en la sangre. La glucosa es un azúcar que es utilizado
por los tejidos como forma de energía al combinarlo con el oxígeno de la
respiración. Cuando comemos el azúcar en la sangre se eleva, y posteriormente es
absorbida de la sangre a través de una hormona reguladora que es la insulina
producida por el páncreas (islotes pancreáticos). Esta hormona hace que la glucosa
de la sangre entre en los tejidos y sea utilizada en forma de glucógeno,
aminoácidos, y ácidos grasos. Cuando la glucosa en sangre está muy baja, en
condiciones normales por el ayuno, se secreta otra hormona llamada glucagón que
hace lo contrario y mantiene los niveles de glucosa en sangre.

El tejido más sensible a los cambios de la glucemia es el cerebro y en concentraciones muy bajas o muy
altas aparecen síntomas de confusión mental e inconsciencia.

El análisis de la glucosa se realiza sobre todo para estudiar la posible presencia de una diabetes mellitus.
Como es una enfermedad muy compleja y con grandes repercusiones de salud es
un análisis muy discriminativo y útil que se realiza de forma bastante rutinaria.

Diagnóstico Bucal – Dr. Rodolfo Epifanio Capítulo 4 Pág. 11


Los valores normales son entre 70 y 105 mg por decilitro. En los niños pequeños se aceptan valores de 40 a
100 mg/dl. Los valores más bajos de 40-50 mg/dl se consideran bajos
(hipoglucemia). Los valores más altos de 128 mg/dl se consideran altos
(hiperglucemia).

Pueden modificar los valores de glucemia y no ser por una diabetes ciertas situaciones:
 Estrés por enfermedades agudas (infarto cerebral, cardiaco, anestesia general)
 Los tratamientos con sueros en vena, ya que contienen dextrosa (azúcar)
 Embarazo
 Medicamentos (antidepresivos, antihipertensivos, hormonas femeninas, etc...)
 El alcohol y analgésicos pueden disminuirla.

3. ELECTROLITOS

El valor normal de sodio es de 135-146 mEq/l. Los cambios en las concentraciones de sodio a menudo
reflejan más los cambios del equilibrio de agua que del propio sodio.

El potasio se halla en sangre en una concentración de 3,5-5,0 mEq/l y el cloro 98-106 mEq/l. Usualmente
los cambios en la concentración de cloro se producen en la misma dirección que
los del sodio, excepto para las acidosis metabólicas con depleción de bicarbonato y
las alcalosis metabólicas con exceso de bicarbonato (en cuyo caso el sodio puede
ser normal). El magnesio tiene una concentración aproximada de 1,6-2,55 mg/dl y
un déficit de magnesio puede ser la causa de hipocalcemias e hipopotasemias no
explicadas. Alrededor del 90 % de los pacientes con niveles elevados o bajos de
magnesio no son clínicamente identificados.

El calcio tiene una concentración en sangre de 8,4-10,2 mg/dl y los niveles de calcio varían con la edad. La
hiponatremia (sodio < 120 mEq/l) aumenta la fracción de calcio ligada a proteínas,
lo que provoca incrementos en los niveles de calcio (al contrario de lo que ocurre
en la hipernatremia).

F. SEROLOGÍA

La serología se relaciona a las pruebas para identificar anticuerpos en sangre que son específicos de algunas
enfermedades. Entre las pruebas serológicas más utilizadas se encuentran la de la sífilis y
la mononucleosis infecciosa.

1. Sífilis

La sífilis es una enfermedad infecciosa cuyo agente causal es el Treponema


pallidum. El mecanismo de transmisión es por contacto directo con las lesiones,
por paso a través de la placenta o por transfusiones de sangre contaminada, aunque
actualmente este último mecanismo es muy raro que ocurra. Tras un periodo de
incubación de 12 a 90 días, aparece en el lugar de la inoculación una lesión
primaria, rica en treponemas, que desaparece en algunas semanas. Durante esta
etapa, llamada sífilis primaria, el T. pallidum se multiplica en los ganglios y se
distribuye por la sangre a todos los órganos del individuo (infección sistémica). En
el segundo estadio, la manifestación más frecuente es el exantema, que puede
afectar a cualquier superficie del cuerpo acompañado de síntomas generales; las

Diagnóstico Bucal – Dr. Rodolfo Epifanio Capítulo 4 Pág. 12


lesiones abiertas son muy contagiosas. Tras la primera desaparición espontánea de
la misma y durante el primer y segundo año, pueden aparecer brotes similares cada
vez de menor intensidad (fase de latencia precoz) hasta que desaparecen todos los
síntomas y signos (fase de latencia tardía). En la evolución de los casos no tratados,
se puede presentar un periodo terciario con posibilidad de alteraciones
mucocutáneas y de los sistemas óseo, cardiovascular y nervioso (neurosífilis).

La identificación del T. pallidum mediante el examen directo del exudado de la


lesión (campo oscuro y/o fluorescencia directa) es una prueba definitiva para
asegurar el diagnóstico, aunque un resultado negativo del mismo no descarta la
posibilidad de la enfermedad, ya que la presencia de treponemas puede ser escasa
dependiendo de los días de evolución y de tratamientos previos. Debido a las
dificultades que puede presentar la realización del diagnóstico directo, la
experiencia indica que el diagnóstico indirecto (serológico) se ha convertido en el
procedimiento de uso más frecuente.

Actualmente existen diferentes técnicas para el diagnóstico serológico de sífilis:


las no treponémicas (reagínicas) no determinan anticuerpos específicos frente a
Treponema pallidum y se basan en antígenos compuestos de soluciones alcohólicas
con cantidades determinadas de cardiolipina, colesterol y lecitina. Miden
anticuerpos frente a estas sustancias que son producidas por los tejidos dañados por
el T. pallidum. Estas pruebas son: VDRL (Venereal Research Disease Laboratory),
RPR (Rapid Plasma Reagin), TRUST (Toluidine Red Unheated Serum Test), USR
(Unheated Serum Reagin) y ELISA (Enzimoinmunoensayo). Son de bajo costo,
fáciles de efectuar, se utilizan como pruebas de inicio en la detección de sífilis y
para evaluar la respuesta al tratamiento. La desventaja que presentan es que, debido
a su inespecificidad, pueden arrojar falsos resultados positivos.

Las pruebas treponémicas, en cambio, detectan específicamente los anticuerpos


de Treponema pallidum y su utilidad en el laboratorio está orientada a confirmar
los resultados arrojados por las pruebas no treponémicas. Las pruebas treponémicas
más conocidas son: FTA-Abs (Inmunofluorescencia indirecta con absorción del
suero), FTA-Abs 200DS (Inmunofluorescencia indirecta con absorción y doble
tinción), TPHA (Microhemaglutinación), Captia syphilis M (ELISA de captura anti
cadena pesada), ELISA IgG, y WESTERN BLOT, las cuales tienen muy bajo
índice de falsos resultados, tanto positivos como negativos. Carecen de utilidad
para monitorear los tratamientos, ya que suelen permanecer positivas en el 85/90%
de los pacientes tratados y curados.

Las pruebas serológicas, en general, se vuelven reactivas pasadas 3 a 4 semanas


desde el inicio de las lesiones y la sensibilidad y especificidad de las mismas varía
según los diferentes estadios de evolución de la enfermedad. Se recomienda
realizar al menos dos tipos de prueba en el diagnóstico serológico de sífilis y debe
disponerse, además, de la información clínica del paciente para la confirmación del
mismo.

2. MONONUCLEOSIS INFECCIOSA: MONOSPOT

Enfermedad particularmente común en adolescentes y adultos jóvenes, caracterizado por el compromiso


generalizado del sistema linforeticular (bazo, hígado, ganglios linfáticos, médula
ósea). Se ha denominado Síndrome Mononucleósico, al cuadro clínico descrito

Diagnóstico Bucal – Dr. Rodolfo Epifanio Capítulo 4 Pág. 13


como: fiebre prolongada, dolor articular con o sin modificaciones inflamatorias,
síndrome hepatoesplénico, y erupción eritemato-macular generalizada, todo lo cual
nos obliga a pensar en las siguientes entidades etiológicas: Virus Epstein Barr
(responsable del 90% de los casos, entonces denominamos a la enfermedad
Mononucleosis Infecciosa), Citomegalovirus, Toxoplasmosis, Hepatitis A y B, y
Adenovirus.

El virus de Epstein Barr (EB-V), DNA virus de doble cadena, de la familia de los Herpes Virus, infecta los
linfocitos B, estimulando la proliferación policlonal de estos linfocitos, con una
vigorosa respuesta de linfocitos T. Durante la fase aguda de la infección hasta el
0,01 de todos los linfocitos B están tomados por el EB-V, el cual persistirá toda la
vida en ciertos sectores del sistema reticuloendoletial.

La trasmisión se sucede por vía oral, fecal-oral, fomites. Tiene un periodo de incubación de 20 a 50 días.
Estudios serológicos realizados en poblaciones urbanas en Estados Unidos han
detectado seroconversión espontánea en el 75% de pacientes menores de 4 años,
pertenecientes a niveles socioeconómicos bajos, mientras que en clase media, en
los adolescentes se detecta hasta en un 40% de los pacientes anticuerpos IgG contra
EB-V. No se aprecia preferencia por grupo sexual.

En forma general los estudios de laboratorios podrían reflejar linfocitosis (linfocitos atípicos número igual o
mayor del 10% del total de linfocitos), monocitosis, Pruebas de funcionamiento
hepáticos alteradas (hasta en un 80% de los casos), hipergammaglobulinemia y
anticuerpos heterófilos presentes.

Es precisamente con la determinación de anticuerpos heterófilos durante la 2da o 3a semana de la


enfermedad, con la que tradicionalmente elabora el diagnóstico de la enfermedad,
siendo de mayor sensibilidad el monotest (Monospot test), que utilizan eritrocitos
de caballo para verificar aglutinación.
II. URINÁLISIS
El análisis rutinario de orina es una medición por métodos físicos y químicos de diferentes parámetros
químicos y microscópicos para diagnosticar la presencia de infecciones
urinarias, enfermedades renales, y otras enfermedades generales que
producen metabolitos en la orina.

Se utiliza para evaluar la función de los riñones, de las diferentes hormonas que lo regulan, y situaciones de
la regulación de líquidos en el cuerpo humano.

El análisis de orina se realiza como un estudio rutinario para la discriminación del estado de salud, para el
diagnóstico precoz de diferentes enfermedades, y para el control de la
diabetes o enfermedades renales. También se realize para diagnosticar
infecciones urinarias o la presencia de enfermedades renales.
Análisis químico de la orina
En esta parte del estudio se describe la presencia de:

• Interpretación de la apariencia y color de la orina, pueden aparecer diversas variaciones, orina clara,
turbia, amarilla clara, marilla oscura, roja, verde, azul,etc...)

• Presencia de bilirrubina en orina

Diagnóstico Bucal – Dr. Rodolfo Epifanio Capítulo 4 Pág. 14


• Presencia de glucosa en orina

• Hemoglobina en orina

• Cetonas en orina

• Nitritos en orina

• Medición del pH

• Proteínas en orina

• Densidad de la orina

• Urobilinógeno en orina

Análisis microscópico de la orina


En esta parte se estudian y dan resultados de:

• Presencia de bacterias o otros microorganismos

• Cristales

• Grasas

• Mucosidad

• Hematíes

• Células tubulares renales

• Células epiteliales

• Leucocitos en orina

VALORES NORMALES DE LOS PARÁMETROS EN UN ANÁLISIS RUTINARIO

• El color de la orina debe de ser desde transparente hasta amarillo oscuro.

• La concentración de la orina debe de ser entre 1.006 a 1.030. Puede variar por la hora del día de
recogida, cantidad de comida tomada, o el ejercicio realizado.

• El pH de la orina debe de estar entre 4,6 y 8,0.

• No debe de haber presencia de glucosa, cetonas, ni proteínas.

• No debe de haber presencia de hematíes.

• No debe de haber hemoglobina.

• No debe de haber bilirrubina.

• Puede haber trazas de Urobilinógeno en la orina normal.

• No debe de haber nitritos.

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• No debe de haber leucocitos.

VALORACIÓN DE RESULTADOS ANORMALES

• Alteraciones en el color y apariencia. La orina turbia puede deberse a ala presencia de pus ó
infecciones. La orina con color amarillo oscuro puede deberse a la presencia de urobilinógeno o
bilirrubina. La presencia de color rojo sugiere presencia de hematíes o hemoglobina por problemas
renales, infecciones urinarias. La infección por pseudomonas puede dar un color verde a la orina.

• Alteraciones de la concentración de la orina. El aumento o disminución exagerados y que no sean


debidos a las variables propias de horario de recogida, exceso de comidas o ejercicio, puede deberse
a problemas de la función renal.

• Alteraciones del pH de la orina. La orina con pH más alcalino (pH> 7,5 ) puede ser mejor para la
disminución de la formación de piedras en la vía urinaria, inclusive puede favorecer el efecto de
ciertos antibióticos. Si la orina es demasiado ácida ( pH< 5), también disminuye la formación de
ciertas piedras del tracto urinario, disminuye la presencia de infecciones. Si está en los extremos
puede deberse a muchas enfermedades. La orina ácida tiene tendencia a producir cristales de
xantina, cistina, ácido úrico y oxalato cálcico. La orina alcalina se acompaña de tendencia a formar
cálculos de carbonato cálcico, fosfato cálcico, y fosfato de magnesio.

• Presencia de glucosa en orina. Se puede suponer que si hay glucosa en la orina es que la glucosa
está elevada en la sangre, por una diabetes o por otra razón. Suele acompañarse de presencia de
cuerpos cetónicos, que aparecen en exceso en la diabetes no controlada.

• Presencia de proteínas en la orina. Principalmente es un indicador de problemas renales, como la


glomerulonefritis, como la pérdida de proteínas disminuye la presión oncótica se suele acompañar
de edemas intersticiales, lo que se llama síndrome nefrótico.

• La presencia de cilindros puede ser debido a acúmulos de proteínas o de células.


Los cilindros hialinos son proteínas acumuladas y suelen acompañarse a proteinuria. Pueden
encontrase cilindros hialinos tras un ejercicio intenso. La presencia de cilindros celulares
granulosos son acumulaciones de partículas celulares de desecho de glóbulos blancos y células
epiteliales, pueden aparecer tras el ejercicio intenso y en diversas enfermedades renales.

• Presencia de sangre (hematíes, hemoglobina) en la orina puede ser indicador de sangrado renal,
pero también ocurre tras el ejercicio físico intenso.

• Presencia de bilirrubina en orina. Es un indicador de problemas hepáticos o de las vías biliares.

• La presencia de nitritos en orina es un indicador de infección urinaria.

III. PRUEBAS ADICIONALES. PERFIL DE FUNCIÓN HEPÁTICA O TRANSAMINASAS


HEPÁTICAS

El término "pruebas de función hepática" (LFTs, por sus siglas en inglés) es aplicado a una variedad de
pruebas de sangre para averiguar el estado general del hígado y del sistema biliar.
Las pruebas rutinarias de función hepática pueden dividirse entre las que son
valores reales de la función hepática, como seroalbúmina o tiempo de protombina;
y aquellas que son simplemente marcadores de la enfermedad hepática o del
sistema biliar, como las diferentes enzimas hepáticas. Además de las pruebas
hepáticas usuales que se obtienen a través de los paneles automatizados de
químicas serológicas rutinarios, los médicos podrían ordenar pruebas hepáticas

Diagnóstico Bucal – Dr. Rodolfo Epifanio Capítulo 4 Pág. 16


más específicas, como las pruebas de serología viral o las pruebas autoinmunes
que, cuando son positivas, pueden determinar la causa específica de una
enfermedad hepática.

Existen dos categorías generales de enzimas hepáticas. El primer grupo incluye las enzimas transaminasas:
alaninoaminotransferasa (ALT, por sus siglas en inglés) y la aspartato
aminotransferasa (AST, por sus siglas en inglés), antes conocidas como SGPT y
SGOT (por sus siglas en inglés). Estas son enzimas indicadoras del daño a la célula
hepática. El segundo grupo incluye ciertas enzimas hepáticas, como la fosfatasa
alcalina (alk. phos.) y la gammaglutamiltranspeptidasa (GGT, por sus siglas en
inglés) las cuales indican obstrucción del sistema biliar, ya sea en el hígado o en los
canales mayores de la bilis que se encuentran fuera de este órgano.

Las ALT y AST son enzimas en las células hepáticas que permean hacia la circulación sanguínea cuando
existe daño en la célula hepática. Se cree que la ALT es un indicador más
específico de la inflamación hepática, mientras que la AST puede aparecer elevada
en enfermedades de otros órganos, como el corazón o el músculo. En caso de daño
severo en el hígado, como en la hepatitis viral aguda, la ALT y la AST pueden
estar elevadas desde niveles en las centenas altas hasta más de 1,000 U/L. En la
hepatitis viral aguda o en la cirrosis, el aumento de estas enzimas puede ser mínimo
(menos de 2-3 veces de lo normal) o moderado (100-300 U/L). Aumentos leves o
moderados de la ALT o la AST son no-específicos y pueden estar causados por una
extensa gama de enfermedades hepáticas. La ALT y la AST son a menudo usadas
para valorar el avance de la hepatitis crónica, y la respuesta al tratamiento con
corticosteroides e interferón.

La fosfatasa alcalina y la GGT se incrementan en una gran cantidad de trastornos que afectan el drenaje de
la bilis, como cuando existe un tumor que bloquea el conducto normal de la bilis, o
una enfermedad hepática causada por el alcohol o las drogas, que ocasiona un
bloqueo del flujo de la bilis en los canales más pequeños dentro del hígado. La
fosfatasa alcalina puede hallarse también en otros órganos, como hueso, placenta e
intestino. Por esta razón, la GGT se utiliza como una prueba suplementaria para
asegurarse de que el incremento en la fosfatasa alcalina verdaderamente proviene
del sistema biliar o del hígado. En contraste con la fosfatasa alcalina, la GGT no
aparece incrementada en la enfermedad de hueso, placenta o intestino. Un
incremento leve o moderado de la GGT en presencia de niveles normales de la
alcalina fosfatasa es difícil de interpretar, y en muchos casos es causado por
cambios en las enzimas de las células hepáticas inducidas por el alcohol o los
medicamentos, pero sin que exista daño hepático.

La bilirrubina es el principal pigmento de la bilis en los humanos que cuando aumenta provoca la coloración
amarilla de la piel y de los ojos llamada ictericia. La bilirrubina se produce cuando
se degrada una sustancia en células rojas de la sangre llamada "heme". Se obtiene
de la sangre que es procesada a través del hígado y luego es segregada por el
hígado a la bilis. Las personas normales tienen una cantidad pequeña de bilirrubina
circulando en la sangre (menos de 1.2 mg/dL). Algunos trastornos, como la
enfermedad hepática o la destrucción de los glóbulos rojos, ocasionan un
incremento de la bilirrubina en la sangre. Niveles mayores de 3 mg/dL se pueden
manifestar como ictericia. La bililrrubina puede aparecer incrementada en muchos
tipos de enfermedad hepática o del tracto biliar, y también por razones no-

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específicas. Sin embargo, la bilirrubina en sangre es considerada generalmente
como un valor real de la función hepática (LFT) porque refleja la habilidad del
hígado de recoger, procesar y segregar la bilurrubina a la bilis.

La seroalbúmina y el tiempo de protombina (PT, por sus siglas en inglés) son otras pruebas comúnmente
utilizadas como indicadores de la función hepática. La albúmina es una proteína
importante que es producida en el hígado. Una enfermedad hepática crónica
ocasiona una disminución en la cantidad de albúmina producida. Por lo tanto, en
casos más avanzados de enfermedad hepática, el nivel de seroalbúmina disminuye
(menos de 3.5 mg/dL). El tiempo de protombina es una prueba que se utiliza para
valorar la coagulación sanguínea. Los factores de coagulación sanguínea son
proteínas producidas por el hígado. Cuando el hígado tiene daño severo estas
proteínas no son producidas normalmente. El tiempo de protombina es también un
indicador útil de la función hepática, ya que existe una buena correlación entre las
anormalidades en la coagulación medidas por el tiempo de protombina y el grado
de disfunción hepática. Usualmente el tiempo de protombina es reportado en
términos de segundos y comparado con la sangre de un paciente control normal.

Ciertas pruebas específicas y especializadas podrían utilizarse para hacer un diagnóstico preciso de la causa
de una enfermedad hepática. Un incremento en el hierro en sangre, en el por ciento
de saturación de hierro en sangre, o de la proteína que almacena el hierro, ferritina,
puede indicar la presencia de hemocromatosis, una enfermedad hepática asociada
al almacenamiento excesivo de hierro. En otra enfermedad que envuelve el
metabolismo anormal de los metales, enfermedad de Wilson, existe una
acumulación de cobre en el hígado, una deficiencia de ceruloplasmina en sangre y
una secreción excesiva de cobre en la orina. Niveles reducidos en sangre de alfa-1
antitripsina podrían indicar la presencia de una enfermedad pulmonar y/o hepática
en niños o adultos con Deficiencia de Alfa-1 Antitripsina. Una prueba positiva de
anticuerpos antimitocondriales es indicativo de una condición subyacente de
cirrosis biliar primaria. Incrementos marcados de seroglobulina, otra proteína en la
sangre, y la presencia de anticuerpos antinucleares o anticuerpos antimúsculo liso
son claves para el diagnóstico de la hepatitis autoinmune. Por último, hay pruebas
de sangre específicas que permiten un diagnóstico preciso para la hepatitis A, B, C
y D.

PERFIL LIPÍDICO

Un perfil lipídico es un grupo de pruebas solicitadas generalmente de forma conjunta para determinar el
riesgo de enfermedad cardiaca coronaria. Las pruebas que conforman un perfil
lipídico han mostrado ser buenos indicadores de la posibilidad de presentar un
ataque cardiaco o apoplejía provocados por obstrucción de los vasos sanguíneos
(endurecimiento de las arterias).

El perfil lipídico incluye el colesterol total, el HDL-colesterol (denominado a menudo “colesterol bueno”),
el LDL-colesterol (denominado a menudo “colesterol malo”) y los triglicéridos.
Algunas veces, el informe incluirá valores adicionales calculados como la relación
HDL/colesterol o cálculos basados en los resultados del perfil lipídico, edad, sexo y
otros factores de riesgo.

Los valores normales para LDL son de menos de 130 mg/100 ml, el límite elevado de 130-159 mg/100 ml
y un valor anormal cuando sea mayor de 160 mg/100 ml. Para la HDL el valor

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normal mayor de 35 mg/100ml y un valor anormal es cuando sea menor de 25
mg/100 ml.

El perfil lipídico se utiliza como guía para decidir como debe ser tratada una persona en situación de riesgo.
Los resultados del perfil lipídico son considerados conjuntamente con otros
factores de riesgo conocidos de la enfermedad cardiaca para proporcionar un plan
de tratamiento y seguimiento.

El tratamiento está basado en el riesgo global de presentar enfermedad cardiaca coronaria. Se asigna un
valor diana de LDL-colesterol. Si el resultado de la concentración de LDL-
colesterol está por encima del valor diana, es necesario el tratamiento. El valor
diana de LDL-colesterol es:
• LDL-colesterol menor de 100 mg/dL (2.59 mmol/L) si se tiene enfermedad cardiaca o diabetes.

• LDL-colesterol menor de 130 mg/dL (3.37 mmol/L) si se presentan 2 ó más factores de riesgo.

• LDL-colesterol menor de 160 mg/dL (4.14 mmol/L) si se presentan menos de 2 factores de riesgo.

El rango normal de colesterol es de 140-220 mg/dl. Los niveles normales varían con la edad (aumentan con
la edad), la dieta e incluso de un país a otro. Se produce un incremento de niveles
en el embarazo.

Los triglicéridos tienen valores normales de 40-160 mg/dl para varones y de 35-135 mg/dl para mujeres.
Los valores normales varían con la edad y la dieta. Es necesario un ayuno de, al
menos, 12 horas para su correcta determinación. El embarazo y los anticonceptivos
orales aumentan sus niveles. Puede producirse un incremento temporal tras
comidas copiosas o ingestión de alcohol.
Los factores de riesgo para la enfermedad cardiaca coronaria son:

• Tabaco

• Edad (hombres de 45 años o más; mujeres de 55 años o más)

• HDL-colesterol bajo (inferior a 40 mg/dL (1.04 mmol/L))

• Hipertensión (presión sanguínea superior a 140/90 o tratamiento antihipertensivo)

• Historia familiar de enfermedad cardiaca prematura (enfermedad cardiaca en un familiar masculino


de primer grado por debajo de los 55 años o en un familiar femenino de primer grado por debajo de
los 65 años).
Nota: Una concentración de HDL-colesterol elevada (60 mg/dL o más) es considerada como un
“factor de riesgo negativo” y su presencia permite restar un factor de riesgo del total.

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