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En Egipto encontramos dos tipos de profetismo, uno ejercido por el profeta que vive en la corte, que
es el más común, cerca del faraón y otro profetismo ejercido en cualquier lugar del país cuyos
oráculos también son tomados en cuenta pero no vive en el palacio o cerca del faraón.
A estos profetas cortesanos se les ha dado el nombre de “los relatores de Dios” quienes consultan a
la divinidad y expresan su voluntad a través de oráculos. Se destaca el sueño en el templo, el trance
y el éxtasis la adivinación, el orden cósmico.
Los profetas eran utilizados para la legitimación real es decir para que quede claro delante del
pueblo, que el rey ha sido constituido por un poder divino al cual tienen que someterse, y los cuales
como agradecimiento tendrán que construir un templo dedicado a la divinidad.
De los pocos testimonios de profetas extáticos podemos citar dos relatos: “las quejas del campesino
elocuente” y “el vaticinio de Neferti” quienes aunque lejanos al poder político y religioso del faraón
eran escuchados y tenidos en cuenta.
b) Mesopotamia
El primer testimonio de Mesopotamia nos viene de la “ciudad de Mari” que se remonta a los siglos
XVIII y XVII a. C. Éste testimonio consta de cuarenta cartas bien conservadas y es el tercer escrito
mejor conservado y más amplio luego de la Biblia, y es el testimonio que más se acerca a los
escritos de los profetas de la Biblia.
Presenta un elenco de 18 profetas y 12 divinidades, entre los profetas distingue, de los más
importantes, a tres tipos de profetas. El primer tipo de profeta es el extático, que cae en éxtasis, en
trance, en un estado de exaltación, un loco completo y allí recibe la revelación divina. El segundo
tipo es “el que responde”, éstos profetas vivían en el templo y estaban al servicio del rey y
finalmente el tercer tipo es de los “llamados”.
Otro testimonio de Mesopotamia proviene del Oriente próximo lo que hoy sería a Siria, y nos habla
de un profetismo que va entre los años 681 al 629 a. C. y en el que se desarrolla la idea de un
profeta “vidente” a quien se le consulta sobre el futuro.
Y un tercer testimonio de este sitio nos viene Babilonia, que se ubica entre los años 1850 a. C. y
tiene como principal representante a Marduk en su libro la profecía de Marduk y Shulgi.
e) Arabia
El profetismo de este lugar se divide en una época pre islámica y una época islámica. En la época
pre islámica al profeta se lo mira como un “hombre poseído” por un espíritu quien habla en nombre
del espíritu. Con el nacimiento del islam se inaugura una nueva época en donde Mahoma es el
profeta definitivo, aunque, claro está, el Islam reconoce a Jesús y a Moisés como profetas pero el
definitivo es Mahoma ya que nos revela a Alá.