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El Maestro en el Antiguo

Testamento
Dos momentos:

1. Teofanía (manifestación de Dios): el Señor que es Maestro.


2. El hombre (maestro), tras haber escuchado a Dios Maestro.
1. Teofanía. ¿Dónde y cómo se manifiesta Dios?
Tres lugares en los que se ofrece la "lección" de Dios:

a. La Palabra o lección de Dios se manifiesta ante todo en


la Toráh (nombre derivado de una raíz hebrea, jrh, que significa
"enseñar"). Es la enseñanza por excelencia de Dios. Por ello, se
debe escuchar la primera lección divina mediante la escucha de la
Ley. Palabra de Dios es la celebración de la primera y fundamental
lección que debemos escuchar, una lección de vida y es también
Ley (instrucción, dirección).
b. La epifanía del Maestro-Señor se presenta en sus obras salvíficas
(en la historia), en sus acciones de salvación. Salmo 103,7: «Enseñó
sus caminos a Moisés y sus caminos [hazañas] a los israelitas».
¿Cuál es el camino de Dios? Son sus obras, sus hazañas de salvación
en la historia.

Los hebreos llamaron por mucho tiempo a Moisés: "nuestro


maestro“:
«Yo estaré en tu boca», dice el Señor a Moisés, ´y te enseñaré lo que
tienes que decir´» (Ex 4,12).
• En otras palabras, Dios se sirve también de maestros concretos. Su historia
de la salvación pasa a través nuestro (a pesar de nuestra fragilidad):
• Ex 4, 1: “No van a creerme, ni escucharán mi voz; pues dirán: ´No se te ha
aparecido Yahveh´”.
• Ex 4,10: “¡Por favor, Señor! Yo no he sido nunca hombre de palabra fácil, ni
aun después de haber hablado Tú con tu siervo; sino que soy torpe de boca
y de lengua”.
• Ex 4,13: “El replicó: ´Por favor, envía a quien quieras´”.
c. Dios se manifiesta también dentro de su silencio.
Job.
Deuteronomio (8,5): «El Señor, tu Dios, te ha educado como un
padre educa a su hijo». Imagen del maestro-padre. Estos aspectos
coinciden también en los Proverbios: el maestro es asimismo padre,
el discípulo es hijo. Un camino que el discípulo no alcanza a
comprender: «Vuestros caminos no son mis caminos» (Is 55,8).
2. El hombre maestro
El hombre instruido por Dios, se vuelve a su vez maestro, es enviado
como maestro.
a. El padre al hijo
El magisterio fundamental es el que pasa a través de la comunicación
interpersonal, familiar, una relación de amor.
En Proverbios, el padre continuamente dice: «Hijo mío...», y al hijo le
da su sabiduría. En este caso el maestro, que es padre, no puede sino
desear que el discípulo crezca.
b. Los sacerdotes-profetas-sabios

• Leer la Palabra de Dios: Los hebreos no llaman "escritura“ a la Biblia,


la llaman migra’, o sea "la lectura“. Ex 12: Descripción del rito Pascual,
es una narración que incluye un diálogo entre el padre y el hijo sobre
el significado: “Y cuando os pregunten vuestros hijos: ´¿Qué significa
para vosotros este rito?´”.
• Explicar. Incluye la exégesis, ¿cómo puedo entender la Palabra?».
• Comprender. El conocer bíblico, como también el "amar", es
precisamente un conocimiento circular, simbólico.
• Escuchar. En la Biblia el mismo verbo shama’ indica tanto "escuchar"
como "obedecer". Por tanto schma’ Israel non es solo "¡escucha,
Israel!", sino también "adhiere". «Adonái elohénu adonái ehád» (el
Señor es nuestro Dios, el Señor es uno) indica no sólo un
conocimiento de tipo cognitivo, sino el descubrimiento de una
relación (Dt 6,4ss). De ahí lo que sigue: «Lo amarás con todo el
corazón...». Amar viene enseguida de escuchar.

Escuchar Amar
• Los ojos se llenan de lágrimas: los oyentes se echan a llorar, es decir
se convierten (cambio). Es otro elemento producido por una
verdadera lección: no queda en una simple información.
• Las manos llevan porciones de comida a los pobres. La lección
recibida de la Palabra de Dios me constriñe a ir hacia los demás a
ofrecer el pan de la Palabra y también el pan material. Actuar.
• La fiesta la liturgia de las Chozas, tercera fiesta hebrea. La grande y
última enseñanza se produce en la liturgia.
Preguntas/Diálogo
Leer
Fiesta/alegría
/agradecimiento Celebrar Explicar ¿Cómo puedo entenderlo?

Conocer – amar
Acción Compren (conocimiento
Dar circular)
der

Escuchar – adhesión
Cambio /
Llorar Escuchar No solo cognitivo.
no solo
Toma de postura (presupuestos,
información
Consecuencias, contexto,
interpretación).
c) Pedagogía global

La pedagogía bíblica es global, no es sólo un proceso intelectual.


Lamad: enseñar. Lamad: aprender.
La misma raíz no distingue entre aprender y enseñar. Se establece un
circuito. El verdadero maestro es quien también aprende, y el
verdadero discípulo al fin es capaz de enseñar. Si el circuito no se
cierra, no se da un verdadero magisterio. El maestro no atento al
discípulo (monólogo). Es decir, se habla, pero no se dialoga. Enseñar es
dialogar, aun cuando el otro calla. Hay que darse cuenta de que se ha
entrado en el círculo de la comunicación, gracias también a las
preguntas presentadas por el otro.
• Otro verbo recurrente en la pedagogía bíblica es jaráh; jaráh-
toráh, que indica una enseñanza que es "camino y vida”.
• Jasar, de donde deriva el sustantivo musar, significa la "disciplina", o
sea el compromiso serio del conocer. Para ser verdaderamente
maestros se necesita la paciencia de estar horas y horas estudiando.
• El verbo jada’ que significa "conocer" e implica todas las
dimensiones, la globalidad simbólica de la enseñanza bíblica: el
aspecto intelectivo, afectivo (sentimiento), volitivo (querer), efectivo.
"Conocer" indica incluso el acto sexual.
El Maestro en el Nuevo
Testamento
Jesucristo, Maestro

• Los Doce, los otros discípulos y las muchedumbres que lo escuchan, son quienes
le llaman «Maestro».
• Incluso los fariseos y los saduceos, los doctores de la Ley y los judíos en general,
no le rehúsan esta denominación: «Maestro, quisiéramos ver una señal tuya» Mt
12,38.
• «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para alcanzar la vida eterna?» Lc 10,
25
• Pero sobre todo Jesús mismo se llama Maestro en ocasiones particularmente
solemnes y muy significativas: «Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís
bien, porque de verdad lo soy» Jn 13,13.
• A lo largo de dos mil años, en todas las lenguas de la tierra, hombres de toda
condición, raza y nación, siguen repitiendo el título con la exclamación de
Nicodemo: «has venido como Maestro de parte de Dios» Jn 3,2
Jesucristo, Maestro

Se le da este título de maestro a lo largo de todo el Nuevo Testamento y


especialmente en los Evangelios:

• Jesús enseñó. Este es el testimonio que Él da de sí mismo: «Todos los días me


sentaba en el Templo a enseñar» Mt 26, 55; Jn 18, 20.
• Esta es la observación llena de admiración que hacen los evangelistas,
maravillados de verlo enseñando en todo tiempo y lugar, y de una forma y con una
autoridad desconocidas hasta entonces: «De nuevo se fueron reuniendo junto a Él
las multitudes y de nuevo, según su costumbre, les enseñaba» Mc 10, 1. «Y se
asombraban de su enseñanza, pues enseñaba como quien tiene autoridad» Mc 1,
22; Jn 7, 14; 8, 2.
• Inventaba imágenes, concebía metáforas, realizaba comparaciones y
utilizaba parábolas que cautivaban a quienes lo escuchaban.
• Las parábolas sorprenden a todos por su frescura y su lenguaje
sencillo. Cada detalle del relato se ha de entender en su sentido
propio y habitual: un sembrador es un sembrador; la semilla es
semilla; un campo es un campo.
• Al parecer, Jesús no explica el significado de sus parábolas ni antes ni
después de su relato; no recapitula su contenido ni lo aclara
recurriendo a otro lenguaje. Es la misma parábola la que ha de
penetrar con fuerza en quien la escucha. Jesús tiene la costumbre de
repetir: «Quien tenga oídos para oír, que oiga». El mensaje está ahí,
abierto a todo el que lo quiera escucharlo.
Parábolas del grano de mostaza y de la levadura

Mt 13, 31-33

• 31 Les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un grano de
mostaza que un hombre sembró en su campo. 32 Aunque es la más
pequeña de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las
hortalizas y se convierte en árbol, de modo que vienen las aves y
anidan en sus ramas».
• 33 Les contó otra parábola más: «El reino de los cielos es como la
levadura que una mujer tomó y mezcló en una gran cantidad de
harina, hasta que fermentó toda la masa».
• En esta parábola hay algo que puede sorprender o escandalizar. La levadura era
considerada como símbolo de la fuerza que tiene el mal para corromperlo todo;
por el contrario, el pan ácimo y sin fermentar era símbolo de lo puro y santo. No
se podía ofrecer a Dios nada fermentado, y en las fiestas de Pascua se comía solo
pan ácimo, sin levadura. ¿Qué quiere sugerir Jesús con este modo de hablar?
¿Cómo puede comparar el reino de Dios con un trozo de levadura? ¿Es que Dios
actúa invirtiendo los esquemas tradicionales de lo santo y lo puro? ¿Es que su
reino es también en ese mundo de los leprosos, los endemoniados, los pecadores
y las prostitutas? ¿Expansión del reino de Dios (buena noticia)?
• Algunos se sentían atraídos por sus palabras. En otros, probablemente, surgían
algunas dudas.
Los «leprosos», son separados de la comunidad no por temor al contagio, sino
porque son considerados «impuros» que pueden contaminar a quienes pertenecen
al pueblo santo de Dios. La prescripción decía: «El afectado por la lepra... irá
gritando: "Impuro, impuro". Todo el tiempo que le dure la llaga quedará impuro. Es
impuro y vivirá aislado». En una sociedad como la de Galilea, donde el individuo
solo puede vivir integrado en su familia y su aldea, esta exclusión significa una
tragedia. La mayor angustia del leproso es pensar que tal vez ya no pueda volver
nunca a su comunidad.

Lc 8, 42-56 : La mujer que tocó el manto de Jesús.


Parábola de la oveja perdida.

Lc 15,3-7

“Entonces les dijo esta parábola. ´¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si
pierde una de ellas, no deja las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió
hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus
hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ´Alegraos
conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido´. Os digo que, de
igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que
por 99 justos que no tengan necesidad de conversión."
Parábola de la oveja perdida.

Comienza la parábola con una pregunta:


Si tienes cien ovejas y se te pierde una.
¿No dejas las noventa y nueve para ir a buscarla (01) hasta dar con ella?
Algunos oyentes dudarían antes de responderle.
El planteamiento podría parecer ilógico.
Jesús, sin embargo, comienza a hablarles de un pastor que actúa así. Por eso
no duda en salir a buscar a la oveja perdida abandonando al resto de las
ovejas «en el desierto» ¿No es una locura arriesgar así la suerte de todo el
rebaño? ¿Es que la oveja perdida vale más que las noventa y nueve? El
pastor no se entretiene en razonamientos de este tipo. Su corazón le lleva a
proseguir su búsqueda hasta que encuentra a la oveja. Su alegría es
indescriptible. «He encontrado la oveja que se me había perdido».
Actitudes de Jesús
• Actitud ante la ley:
Jesús confirma su adhesión a la Ley y declara que no ha venido a
abolirla sino a darle plenitud (Mt. 5,7). Sin oponerse a la Ley, a veces se
pasa algunas prescripciones con libertad de espíritu. Por ejemplo:
transgresión del sábado (Mc. 2,28); el ayuno (Mc. 2,18-20); de la ley de
impureza al comer (Mc. 7, 1-8). Jesús se considera libre ante la ley. (Jn.
5,46). La Ley y los profetas apuntan hacia Jesús y encuentran su
referencia definitiva. Él no comenta la ley. Se coloca por encima de
ella. A diferencia de los profetas no dice: “Así dice el Señor”, el más
bien dice: “Yo les digo”. Se pone al nivel de legislador. Lo hace para
revelar el verdadero contenido y significado de la misma Ley.
• Con el Templo:
Respeto frente al Templo, enseña en él (Mc. 11,27). Lo considera la
casa de Dios (Lc. 6,4); la casa del Padre (Lc. 2,49); la casa de oración (Lc.
19,46). La muerte de Jesús marca el final del templo (Mc. 15,38). Su
sacrificio pone término al Templo y al culto antiguo. El nuevo culto:
adoración trinitaria, el Padre en el espíritu y la verdad. Jesús es el lugar
de acceso al Padre.
• Con los marginados
Amigo de pecadores (impureza). Salvación de los marginados. Son las
prostitutas, los publicanos, los samaritanos, los leprosos, las viudas, los
niños, los ignorantes, los paganos, los enfermos. Jesús afirma con su
ejemplo que su misión se orienta a los necesitados (Mt. 9,12). Gestos
de bondad absoluta por parte de Jesús. En su relación con los
pecadores les da la oportunidad de conversión y perdón de Dios. Son
ellos los predilectos de Jesús. La parábola de la oveja perdida (Mt.
18,14; Lc 15,7)
• La actitud que tuvo Jesucristo hacia las mujeres fue algo sin
precedentes; muchas veces motivo de sorpresa e incluso escándalo
para la sociedad de aquel entonces:

“En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con


una mujer(…) ” Jn. 4,27.

Las prescripciones rabínicas indicaban que no se debía hablar en la


calle con ninguna mujer, aunque fuese un pariente. Puede notarse, por
ello, lo chocante que fue la actitud de Jesús en su contexto.
• Sin embargo, no solo conversaba con ellas, sino que por ejemplo en el
caso de la Samaritana, “dialoga con ella sobre lo más profundos
misterios de Dios”, lo cual era algo inimaginable en aquel entonces.
Además las sanaba corporalmente y perdonaba sus pecados. No
rechazó a la hemorroisa (mujer impura en aquel entonces); inclusive
había un grupo de mujeres que eran sus seguidoras.

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