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20/21/05/2022

CONTRATO DE DESCUENTO.
EL CONTRATO DE DESCUENTO 1.- CONCEPTO. 2.- NATURALEZA JURIDICA. 3.- ELEMENTOS PERSONALES. 4.-
ELEMENTOS REALES. 5.- CREDITOS SUSCEPTIBLES DE SER DESCONTADOS. 6.-DESCUENTO CAMBIARIO Y NO
CAMBIARIO. 7.- ACCIONES DEL BANCO EN CASO DE NO ATENCION DE LA OBLIGACION EN TIEMPO OPORTUNO.
8.- SUJETOS PASIVOS. 10- ACCIONES CAMBIARIAS: a) DIRECTA; b) DE REGRESO. 11.- ACCIONES
EXTRACAMBIARIAS: a) CAUSAL; b) DE ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA. 11.- JURISPRUDENCIA 6.- DESCUENTO DE
LETRAS DOCUMENTADAS.

27/28/05/22

CONTRATO DE APERTURA DE CREDITO O LINEA DE CREDITO.


CONTRATO DE APERTURA DE CREDITO BANCARIO. 1.- CONCEPTO. 2.- NATURALEZA JURIDICA. 3.-
CARACTERES. 4.- DISPONIBLIDAD DEL CREDITO. 5.- GARANTIAS DEL CONTRATO. 6.- PERSONALES. AVAL.
FIANZA. CODEUDORIA SOLIDARIA. DIFERENCIAS. 7.- REALES. a) HIPOTECA. b) DIFERENCIA ENTRE LA HIPOTECA
ABIERTA Y LA CERRADA O SOBRE SUMA DETERMINADA. 8.- MARCO LEGAL. 10.- DOCTRINA. 11.- ESTADO DE LA
JURISPRUDENCIA NACIONAL. 12.- PRENDA. CONCEPTO. DIFERENCIA ENTE LA PRENDA ABIERTA Y LA DE SUMA
DETERMINADA. 13.- MARCO LEGAL. 15.-DOCTRINA. 18.- CLASES DE PRENDA. PRENDA DE COSAS EN GENERAL.
19.- PRENDA SOBRE TITULOS DE CREDITO. 20.- PRENDA CON REGISTRO. 21.- PAGARE CONCEPTO. 22.- PAGARE
HIPOTECARIO Y PRENDARIO. 23.- PAGARE CUBIERTO CON EL PACTO HIPOTECARIO O PRENDARIO ABIERTO O
FLOTANTE. 24. DIFERENCIAS. 25.- TERMINACION DEL CONTRATO.

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04/05/06/2022
OPERACIONES BANCARIAS AJUSTADAS A CUENTA CORRIENTE
OPERACIONES BANCARIAS AJUSTADAS EN CUENTA CORRIENTE. 1.- CONCEPTO. 2.- NATURALEZA JURIDICA.
3.- DIFERENCIAS ENTRE LA CUENTA CORRIENTE BANCARIA Y LA CUENTA CORRIENTE MERCANTIL. 4.- LA
CUENTA CORRIENTE BANCARIA EN NUESTRA LEGISLACION POSITIVA. 5.- CAPACIDAD. 7.- PERSONAS FISICAS.
8.- REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO. 9.- FALLIDOS. 10. PERSONAS IDEALES. CLASES DE CUENTAS: A.
CUENTA INDIVIDUAL. B. CUENTA A NOMBRE DE UNA PERSONA Y A LA ORDEN DE OTRA. C. CUENTA A NOMBRE
DE DOS O MAS PERSONAS CON ORDEN RECIPROCA E INDISTINTA. D. CUENTAS BAJO SEUDONIMO O NOMBRE
DE FANTASIA. 11. FALLECIMIENTO, INTERDICCION, INHABILITACION E INSOLVENCIA. 12. EFECTOS QUE
RESULTAN DEL FUNCIONAMIENTO DE UNA CUENTA CORRIENTE. 13. EL LLAMADO EFECTO NOVATORIO. 14.
EXTRACTO O RESUMEN DE CUENTA ENVIADO AL CLIENTE. 15. CIERRE DE CUENTA. VOLUNTAD UNILATERAL.
CIERRE FORZOSO. 16. FORMA DE RECLAMO DEL SALDO DEFINITIVO (SOBREGIRO). 17. DOCTRINA. 18. ESTADO
ACTUAL DE LA JURISPRUDENCIA. 19. EMBARGO DE CUENTAS. DOCTRINA. JURISPRUDENCIA.

10/06/2022

CHEQUE. REGIMEN LEGAL/JURISPRUDENCIA.


1.- BREVES RESEÑA DEL CHEQUE. MARCO LEGAL EN NUESTRO PAIS. 2.- DEFINICION Y NATURALEZA JURIDICA.
3.- LA CUESTION DE IRREVOCABILIDAD DEL CHEQUE. DIVERSOS SISTEMAS EN EL DERECHO COMPARADO. 4.-
CHEQUE A LA VISTA Y EL PAGO DE DIFERIDO. DIFERENCIAS. 5.- FORMAS DE LIBRAMIENTO. 6.- CRUZAMIENTO
DEL CHEQUE. GENERAL. ESPEICAL. 6.- NUEVAS REGULACIONES DEL BANCO CENTRAL DEL PARAGUAY. 7.- LA
PRESENTACION AL GIRADO. 8.- ACCIONES PARA RECLAMAR JUDICIALMENT EL PAGO. CAMBIARIAS.
EXTRACAMBIARIAS. 9.- PLAZOS DE PRSCRIPCION. 10.- ¿EL ART. 1729 DEL C.C. TIENE LA VIRTUD DE REVOCAR LA
ORDEN DE PAGO? LA PRIVACION DE EFICACIA JURIDICA DEL CHEQUE. DOCTRINA. 11.- ESTADO ACTUAL DE LA
JURISPRUDENCIA EN NUESTRO PAIS. 12.- RESUMEN DEL MARCO LEGAL DE LA INHABILITACION PARA GIRAR
CHEQUES Y OPERAR EN CUENTA CORRIENTE BANCARIA. 13.- RECLAMO JURISDICCIONAL. 14.-
REHABILITACION. JURISPRUDENCIA ACTUALIZADA SOBRE CHEQUE.

MATERIALES PARA LAS CLASES DEL 27/28/05/2022


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FAVOR LEER CON DETENIMIENTO ESTOS TRES FALLOS Y MARCAR LAS DIFERENCIAS. PARA UN MEJOR
ENTENDIMIENTO FAVOR LEER LOS ARTICULOS 2359 Y 2371 DEL CODIGO CIVIL. AL AMPARO DE QUE TIPO DE
HIPOTECA NACEN LOS PAGARES HIPOTECARIOS?
FAVOR LEER TAMBIEN LOS ARTICULOS 526, 1314, 1510 Y 1525 DEL CODIGO CIVIL.
FALLO 1.-
Voces: ACREEDOR QUIROGRAFARIO ~ CONVOCATORIA DE ACREEDORES ~ CREDITO HIPOTECARIO ~ CREDITO
QUIROGRAFARIO ~ HIPOTECA ~ HIPOTECA ABIERTA ~ PAGARE
Tribunal: Corte Suprema de Justicia del Paraguay, sala constitucional(CSParaguay)(SalaConstitucional)
Fecha: 12/08/1999
Partes: Banco Continental S. A. c. Unger, José Santiago y Villalba de Unger, María Inocencia (Ac. y Sent. N° 438)
Publicado en: LLP 1999, 1360
Cita Online: PY/JUR/195/1999

Sumarios:
1. Si bien es cierto que nuestra legislación permite la constitución de hipotecas abiertas o flotantes, la
aplicación de este artículo se debe realizar en concordancia con las demás disposiciones legales que regulan la
materia. Nos referimos específicamente al artículo 2371 C.C. que establece lo siguiente: "La obligación
hipotecaria podrá fraccionarse y documentarse en pagarés endosables, haciéndolo constar el escribano en la
escritura y en los documentos, que deberán ser también registrados, así como su endoso". A la luz de este
artículo, se puede fraccionar y documentar en pagarés endosables una obligación hipotecaria, pero para que
estos documentos de pago sean también hipotecarios, deben ser registrados, a fin de relacionarlos con la
escritura de constitución de la hipoteca. Si no estuvieran registrados, no serían hipotecarios, sino
quirografarios.
2. Interpretando conjuntamente los artículos (2371 y 2359) podemos afirmar que también los créditos
garantizados con hipoteca flotante deben ser registrados a fin de ser considerados hipotecarios.
3. Los pagarés que el Banco pretende ejecutar, fueron inscriptos en el registro después de que se haya
declarado la convocatoria de acreedores de los demandados, por lo que de conformidad con el artículo 21,
segundo párrafo, de la Ley No. 154/69 de Quiebras, su inscripción es nula. De ello se sigue que los pagarés no
son hipotecarios sino quirografarios.

Texto Completo: Asunción, 12 de agosto de 1999.


¿Es procedente la acción de inconstitucionalidad deducida?
A la cuestión planteada, el doctor Lezcano Claude dijo: "El abogado Santiago Quevedo Gatti, en
representación de José Santiago Unger y María Inocencia Villalba de Unger, promueve acción de
inconstitucionalidad contra la S.D. N° 101, de fecha 9 de marzo de 1995, dictada por el Juzgado de Primera
Instancia en lo Civil y Comercial del Séptimo Turno, y contra el Acuerdo y Sentencia N° 57, de fecha 1° de
agosto de 1996, dictada por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala, en los autos
individualizados arriba.
El accionante alega que los fallos impugnados deben ser anulados, por haber dejado de lado expresas
disposiciones de la ley civil, que regulan la materia, causando de ese modo una violación a los derechos
constitucionales del debido proceso, la defensa en juicio, la propiedad privada y al consagrado en el artículo
256, que establece la obligatoriedad de que las sentencias judiciales estén fundadas en la Constitución y en la
ley.
Las decisiones judiciales cuestionadas, en forma concordante, rechazaron las excepciones de litis
pendencia, pago e inhabilidad de título, opuestas por los demandados en el juicio principal, y ordenaron llevar

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adelante la ejecución en su contra.
Analizaremos ahora lo resuelto por los magistrados respecto de la excepción de inhabilidad de título, ya
que el accionante, en su escrito de promoción manifiesta su disconformidad principalmente en lo que se
refiere a este extremo, alegando que se dejó de lado el artículo 2371 del Código Civil.
Los magistrados consideraron que los pagarés presentados al cobro por el Banco Continental son
hipotecarios, porque en la escritura hipotecaria obrantes a fs. 5/13 de autos, se aclaró que la hipoteca
constituida en garantía de crédito originario, era abierta o flotante, es decir que cubría obligaciones futuras o
eventuales, hasta el monto de sesenta y tres millones de guaraníes, lo cual está permitido por nuestra ley civil,
de conformidad al artículo 2359. Entonces, llegaron a la conclusión de que cualquier obligación eventual del
señor Unger y su esposa con el Banco, inscripta o no, quedaría garantizada con la hipoteca, hasta el monto
máximo establecido en la misma.
Disentimos con lo resuelto por los magistrados ordinarios. Si bien es cierto que nuestra legislación permite
la constitución de hipotecas abiertas o flotantes, la aplicación de este artículo se debe realizar en concordancia
con las demás disposiciones legales que regulan la materia. Nos referimos específicamente al artículo 2371
que establece lo siguiente: "La obligación hipotecaria podrá fraccionarse y documentarse en pagarés
endosables, haciéndolo constar el escribano en la escritura y en los documentos, que deberán ser también
registrados, así como sus endosos". A la luz de este artículo, se puede fraccionar y documentar en pagarés
endosables una obligación hipotecaria, pero para que éstos documentos de pago sean también hipotecarios,
deben ser registrados, a fin de relacionarlos con la escritura de constitución de la hipoteca. Si no estuvieran
registrados, no sería hipotecarios, sino quirografarios".
En otras palabras, interpretando conjuntamente ambos artículos (2371 y 2359) podemos afirmar que
también los créditos garantizados con hipoteca flotante deben ser registrados a fin de ser considerados
hipotecarios.

En este caso en particular, los pagarés que el Banco Continental pretende ejecutar, fueron inscriptos en el
registro después de que se haya declarado la convocatoria de acreedores de los demandados, por lo que de
conformidad con el artículo 21, segundo párrafo, de la Ley N° 154/69 de Quiebras, su inscripción es nula. De
ello se sigue que los pagarés no son hipotecarios sino quirografarios.
Entonces, de ninguna manera puede darse preferencia a los pagarés presentados por el Banco, pasando
por encima del derecho de los demás acreedores del señor Unger y su esposa, que han concurrido a su
convocatoria de acreedores, porque los pagarés no son hipotecarios sino quirografarios.
Por lo demás, también hay que tener en cuenta que de conformidad con el artículo 2369 del Código Civil:
"La hipoteca no producirá efectos respecto de terceros sino desde su inscripción en el Registro respectivo". A
la luz de este artículo, no se puede imponer la calidad de crédito hipotecario a los terceros, si la hipoteca no
está registrada en la forma correspondiente.
Por las consideraciones que anteceden y de conformidad con lo aconsejado por el Fiscal General del
Estado, voto porque se haga lugar a la acción planteada. En consecuencia, se debe declarar la nulidad de las
resoluciones judiciales impugnadas, imponiendo las costas a la parte perdidosa.
A su turno, los doctores Fernández Gadea y Sapena Brugada, manifestaron que se adhieren al voto del
Ministro preopinante, doctor Lezcano Claude, por los mismos fundamentos.
Por los méritos del Acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia, Sala Constitucional, resuelve:
Hacer lugar, a la acción de inconstitucionalidad intentada y en consecuencia, declarar la nulidad de la S.D. N°
101, de fecha 9 de marzo de 1995, dictada por el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del
Séptimo Turno, y del Acuerdo y Sentencia N° 57, de fecha 1° de agosto de 1996, dictada por el Tribunal de
Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala. Imponer, las costas a la parte perdidosa.
Luis Lezcano Claude; Raúl Sapena Brugada; Carlos Fernández Gadea. (Sec. Fabián Escobar Díaz).
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FALLO 2.-
Voces: ACREEDOR PRIVILEGIADO ~ CESION ~ CREDITO ~ DOMINIO ~ GARANTIA ~ HIPOTECA ~ HIPOTECA
ABIERTA ~ INMUEBLE ~ INSCRIPCION REGISTRAL ~ NEGOCIO JURIDICO ~ PAGARE HIPOTECARIO ~ PRINCIPIO DE
ESPECIALIDAD ~ TITULO DE CREDITO
Tribunal: Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial de Asunción, sala 4(TApelCivyComAsuncion)(Sala4)
Fecha: 07/08/1998
Partes: Banco de la Nación Argentina c/ Resolución de fecha 26 de diciembre de 1997 dictada por la
interventora de la Dirección General de los Registros Públicos (A.I. Nº 304)
Publicado en: LLP 1998, 748
Cita Online: PY/JUR/9/1998

Sumarios:
1. Los pagarés que se firmen, al amparo de una línea de crédito garantizada con hipoteca, no deben ser
inscriptos en los registros. Tendrán cobertura hipotecaria, deberán considerarse pagarés con garantía
hipotecaria, no pagarés hipotecarios, y su transmisión por endoso no producirá la transmisión de la garantía
hipotecaria, la que deberá hacerse por la vía de la cesión de crédito.
2. El crédito en dinero puede (o no) instrumentarse en uno a más pagarés que deberán referirse expresamente
en la escritura y sólo estos serán títulos ejecutivos. Nada impide que las partes documenten la obligación en un
solo pagaré. Aún así, este único pagaré deberá registrarse.
3. Sólo los pagarés referidos expresamente en la escritura hipotecaria y anotados en los registros con la
hipoteca son los denominados "pagarés hipotecarios".
4. Los pagarés de una hipoteca abierta deberán ser considerados al evento previsto en el contrato de la línea
de crédito con garantía hipotecaria, o la condición prevista en el contrato de hipoteca. Con tal consideración,
su efecto será retroactivo a la fecha de la toma de razón de la hipoteca.
5. La cesión de uno o más pagarés, que se operará por endoso, transfiere la parte alícuota de la garantía
correspondiente a cada pagaré endosado, habilitando al endosatario al ejercicio del derecho mencionado en
los documentos, entre ellos la totalidad o la parte correspondiente de la garantía hipotecaria y el carácter
ejecutivo del título o títulos endosados. La hipoteca sólo se cancelará con la cancelación de todos los pagarés
en que se instrumentó el crédito.
6. Hipoteca abierta o flotante es aquella otorgada en garantía de un crédito condicional o eventual,
indeterminado, en el cual se declara un valor estimativo en el acto de constitución, precisando un monto
máximo, en la cual lo principal es la línea de crédito.
7. La hipoteca abierta o de seguridad debe ser otorgada en el mismo acto que se conviene el contrato de
apertura de crédito bancario, al cual garantiza, y en el que se deberán detallar expresamente los negocios
jurídicos que estarán cubiertos, a fin de cumplir con el principio de especialidad, aún respecto de aquellos
negocios eventuales o futuros.

8. Ninguna medida restrictiva de las condiciones de dominio del o de los inmuebles dados en garantía de la
línea de crédito y, por lo tanto, de los préstamos eventuales o condicionales afectará el privilegio del acreedor.
Texto Completo: Asunción, 7 de agosto de 1998.
Visto: El recurso de apelación interpuesto por el representante convencional del Banco de la Nación
Argentina, abogado Manuel Riera contra la R.N.N. N° 16/97 de fecha 26 de diciembre de 1997, dictada por la
entonces interventora de la Dcción. Gral. de los Registros Públicos, abogada Janina L. Herzog Martínez, que
confirma la Nota Negativa puesta por el jefe de la Octava Sección del Registro de Inmuebles, Antonio Glizt en
fecha 16 de diciembre de 1997, y
Considerando:
Que, la nota negativa confirmada por la resolución de la Dirección, rechaza la inscripción de pagaré porque
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el mismo fue librado al amparo de la Escritura publica N° 206, otorgada por el escribano José Cayo Estigarribia,
el 5 de diciembre de 1997, en la cual se instrumenta una línea de crédito diciendo: "No se procede a la
inscripción del presente pagaré, por ser la escritura hipotecaria una línea de crédito, lo que impide la
inscripción del mencionado documento por ser, un monto parcial (desembolso) de la mencionada línea de
crédito hipotecaria. Esta medida obedece a la recomendación de la Intervención, la que fue consultada,
denegando la inscripción respectiva. Asunción, 16 de diciembre de 1997. Conste, (SIC). Al confirmar la nota, la
Interventora de los Registros públicos agregó que: "la escritura N° 206 no puede ser tenida en cuenta para
invocar un contrato de mutuo, sino es el acto por el cual el cliente del Banco realiza la extracción en virtud de
la línea de crédito", afirmando también que: "un pagaré deviene hipotecario cuando la obligación hipotecaria
se fracciona en partes, cada una de las cuales se documenta en pagarés".
Que, el caso sometido a estudio, nos plantea la necesidad de aclarar previamente una serie de conceptos,
que hacen a la naturaleza jurídica de los actos celebrados por las partes en este tipo de negocios. El recurrente
habla de contratos de línea de crédito, de mutuo y de garantía real de hipoteca, otorgados en seguridad de
créditos eventuales, de hipotecas abiertas o específicas, de pagarés hipotecarios y sus efectos jurídicos,
muchos de ellos otorgados en un solo acto.
Que para la ley, son Actos Jurídicos todos aquellos actos voluntarios lícitos que tengan por objeto
inmediato, crear, modificar, transferir, conservar o extinguir derechos (Art. 296 C.C.). Los actos pueden estar
sujetos a ciertas formas (Arts. 302/304) y modalidades (Arts. 318/327), pero nada impide que exista unidad de
actos en la instrumentación de varios de ellos. Es así como, en una misma escritura pública o en un mismo
instrumento privado pueden celebrarse varios contratos siempre y cuando se observen las solemnidades
prescriptas por la ley, según cada caso.

Que, la escritura N° 206 del 5 de diciembre de 1997, prueba que esto es posible. Efectivamente, contiene
tres contratos celebrados en un mismo acto y son los de Crédito Bancario, (Art. 1412 C.C.), de mutuo (Art.
1292 C.C.) y de Constitución de hipoteca (Art. 2373 C.C.). Por el contrato de crédito bancario, "el Banco se
obliga a tener a disposición de la otra parte una suma de dinero por un tiempo determinado o indeterminado".
Dicho contrario, en el caso sub-exámine, está garantizado con hipoteca (Art. 1414 C.C.). Esto quiere decir, que
todas las operaciones financieras realizadas al amparo de dicho contrato de crédito, también conocido como
Línea de Crédito están garantizados con la hipoteca otorgada en su seguridad.
Que, nos encontramos frente a una hipoteca otorgada en garantía de negocios financieros Condicionales o
eventuales, indeterminados en su valor, en los cuales se ha establecido un límite máximo de endeudamiento
del deudor, que es también el límite máximo del compromiso de préstamos asumido por el Banco, (Art. 318
C.C.), y por lo tanto, de la garantía otorgada. Las operaciones que realice el beneficiario de la línea de crédito al
amparo de la misma en consecuencia, se podrán instrumentar de cualquiera de las formas que establece el
contrato. Todas esas operaciones están previstas en el acuerdo de parte; Son imperfectas en cuanto
eventuales. Por tanto, el evento previsto por las partes al celebrar el contrato de crédito bancario está dado
por la realización En el futuro de las operaciones probables que las partes puedan realizar dentro del giro
natural de los negocios. Es evento, o si se quiere esos eventos, claramente establecidos y determinados por el
género y la naturaleza de las operaciones individualizadas en el contrato, aceptados como probables en un
futuro inmediato, deben considerarse una condición suspensiva (Art. 318 y sgtes. del C.C.). O sea, aquel
acontecimiento al que está subordinado La adquisición, el nacimiento o la existencia de un derecho
establecido por voluntad de las partes, tiene carácter incierto y futuro, es decir puede o no ocurrir.
Que, la discusión doctrinaria gira en torno al efecto retroactivo de la condición cumplida. Bajo el régimen

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de Vélez Sársfield, la cuestión estaba resuelta por el Art. 543, que establecía el efecto retroactivo de la
condición a la fecha que se contrajo la obligación. Algunos autores sostienen que la retroactividad es una
consecuencia lógica de la condición, que da seguridad al titular del derecho permitiéndole alcanzar una
posición superior a la del tercero cuyos derechos nacieron entre la fecha del acto condicional y el
cumplimiento de la condición. Esta es una cuestión Trascendente para resolver si los pagarés otorgados al
amparo de una línea de crédito bancaria protegida por una hipoteca (o cualquier otro documento que
instrumente una obligación nacida al amparo de la línea de crédito) deben o no ser inscriptos para asegurar al
Banco esa posición superior señalada.
Que, bajo nuestro actual Código Civil, la cuestión está sometida a lo que dispone el Art. 325 que, siguiendo
la doctrina alemana consagrada en el Anteproyecto De Gásperi (Art. 609), reconoce el efecto retroactivo de la
condición, salvo cuando afecta "derechos de terceros de buena fe" cuya condición no se puede invocar frente
a una inscripción hipotecaria debidamente asentada en los Registros públicos.
Que, la hipoteca está definida como el derecho real que grava un inmueble determinado, que continúa en
poder del constituyente, en garantía de un crédito cierto en dinero (Art. 2356 C.C.). De esta definición y de
otras normas concordantes, surge que este negocio jurídico es un derecho accesorio de un crédito en dinero,
sin perjuicio de serlo de una línea de crédito: principio de accesoriedad (Art. 1414 C.C.), afecta a uno o más
inmuebles determinados, es solemne y convencional (Arts. 2357/8 C.C.), indivisible (Art. 2364 C.C.) está sujeta
a reglas de publicidad (Art. 2369 C.C.) y de especialidad, teniendo este punto -Una doble vertiente- una se
refiere al objeto de la hipoteca, en el sentido que debe Necesariamente recaer sobre cierto y determinado
inmueble o inmuebles (Art. 2356 C.C.) y al destino, en el sentido que debe garantizar una suma también cierta
y determinada de dinero.
Que, bajo estos caracteres puede sostenerse que la hipoteca puede ser Específica o "de tráfico", Si
garantiza una obligación cierta en dinero, presente y perfecta en cuanto la misma existe al tiempo de la
constitución de la garantía, que nace en el mismo acto que la hipoteca, en que las partes documentan en un
solo acto la operación principal de crédito como la accesoria, constituyendo la hipoteca en garantía del crédito.
O puede ser también la conocida como Flotante o Abierta, que es la que garantiza una o más obligaciones
Indeterminadas, futuras e imperfectas en cuanto las mismas no existen al tiempo de la constitución de la
garantía, que nacerán más adelante y en un tiempo distinto del convenio de hipoteca. Esas obligaciones
futuras, según la ley podrán ser condicionales, indeterminadas en su valor, eventuales de hacer o no hacer o
garantizar obligaciones en especie. La única condición inexcusable es que "se declare un valor estimativo en el
acto de la constitución... (y) que se precise su monto máximo", (Art. 2359 C.C.).
La hipoteca otorgada en el mismo acto que el contrato de mutuo comercial -Operación de préstamo- no
ofrece mayores complicaciones. Sin embargo plantea la cuestión prevista en el Art. 2371 del C.C. según el cual:
"La obligación hipotecaria podrá fraccionarse y documentarse en pagarés endosables, haciéndolo constar el
escribano en la escritura y en los documentos, que deberán ser también registrados, así como sus endosos".
Agrega la norma: "el acreedor sólo podrá ejecutar su crédito, haciendo valer los pagarés, que tendrán fuerza
ejecutiva. La cancelación del gravamen procederá cuando se cancelen todos los documentos emitidos. La
transmisión de los pagarés hipotecarios endosables, estará sujeta a las responsabilidades y efectos del endoso
que este Código establece".
Del texto de este artículo sacamos las siguientes conclusiones:
1. El crédito en dinero puede (o no) instrumentarse en uno o más pagarés. Nada impide que las partes
documenten la obligación en un solo pagaré. Aun así, este único pagaré deberá registrarse.
2. El pagaré o los pagarés emitidos deben referirse expresamente en la escritura.
3. Si el crédito se instrumentara en uno o mas pagarés, sólo estos serán título ejecutivo.
4. La cesión de uno o mas pagarés, que se operará por endoso, transfiere la parte alícuota de la garantía
hipotecaria y el carácter ejecutivo del título o títulos endosados.

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5. La hipoteca sólo se cancelaría con la cancelación de todos los pagarés en que se instrumentó el crédito.
Esta aclaración legislativa confirma los efectos del endoso, señalados precedentemente.
6. Sólo los pagarés referidos expresamente en la escritura hipotecaria y anotados en los registros con la
hipoteca son los denominados "pagarés hipotecarios".
Se llama Hipoteca abierta o Flotante a aquella otorgada en garantía de un crédito condicional o eventual,
indeterminado, en el cual se declara un valor estimativo en el acto de constitución, precisando un monto
máximo. Este aspecto del principio de especialidad tiene por objeto proteger al deudor, que conoce el monto
exacto de la garantía hipotecaria otorgada y hasta donde están afectados sus bienes hipotecados y a los
terceros, dando a conocer el límite del gravamen, para que no sean sorprendidos por la existencia de otros
créditos privilegiados. Este tipo de garantías, como vimos puede otorgarse en seguridad de un contrato de
crédito bancario o de "una línea de crédito", como el que nos ocupa. En este caso, la garantía no se extingue
"antes del fin de la relación por el solo hecho de que la persona a quien se ha otorgado el crédito deje de ser
deudora del banco", (Art. 1414 C.C.). Ello es una consecuencia del principio de accesoriedad. En la hipoteca
específica, lo principal es el préstamo garantizado; en la hipoteca abierta, lo principal es la línea de crédito. En
la primera si se extingue el préstamo se extingue la hipoteca (Art. 2371 C.C.). En la segunda, no se extingue la
hipoteca porque se haya extinguido el préstamo, pues el negocio principal al que accede la garantía, es el
crédito abierto y no los préstamos específicos que se otorguen al amparo de dicho crédito en el futuro.
En este caso existe unidad de tiempo entre la constitución de la garantía hipotecaria y la concesión de la
línea de crédito bancaria. Y puede o no haber unidad de tiempo entre ambos contratos (línea de crédito y
garantía hipotecaria) y el otorgamiento del préstamo específico. Nada impide que el deudor y el Banco puedan
celebrar en un mismo acto los tres contratos: de línea de crédito, de constitución de hipoteca y de mutuo,
otorgando en el mismo acto el préstamo, que puede o no instrumentarse en uno o más pagarés, como vimos.
Si la hipoteca es abierta o flotante, otorgada en seguridad de una línea de crédito, estaría garantizando
créditos condicionales o eventuales. La doctrina distingue entre unos y otros señalando que son "eventuales"
aquéllos que pueden existir en el futuro, considerando como presente el acto de la concertación del contrato
de línea de crédito y la constitución de la garantía, por contraposición a los "condicionales", que son aquéllos
que existen al tiempo de la constitución de la garantía y la concesión de la línea de crédito, pero están sujetos
a una condición (suspensiva o resolutoria).
Lo que cambia toda la doctrina clásica sobre la materia, es la aparición de la figura jurídica del Crédito
Bancario en el Código Civil que entró en vigor en el año 1987. Con Vélez, la hipoteca abierta se constituía en
seguridad de los créditos mismos, eventuales o condicionales, No en seguridad de una línea de crédito. Hoy, la
hipoteca Garantiza la línea de crédito, que es un acto jurídico presente, actual, concomitante con la hipoteca, y
subsidiariamente, los préstamos que en el futuro, Con carácter incierto, se otorguen al amparo de esta línea
de crédito.
Que, si la hipoteca es de seguridad, es decir otorgada en garantía de una línea de crédito está garantizando
créditos eventuales. En consecuencia, creemos que el único hecho eventual o condicional en el negocio es el
préstamo o préstamos que el Banco otorgue al prestatario durante la vigencia del contrato de crédito
bancario. Es decir, la hipoteca otorgada en seguridad de la línea de crédito está perfeccionada al tiempo de su
constitución. Lo que no está perfeccionado es el préstamo o préstamos que pueden o no otorgarse. Esto hace
en nuestra opinión, que el crédito exista y que esté sujeto a la condición de que el beneficiario del mismo lo
solicite, en cuyo momento se instrumentará firmándose el o los pagarés correspondientes u otros documentos
que demuestren la efectivización del crédito.
De lo expuesto concluimos:

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1. Que la hipoteca abierta debe declarar un valor estimativo en el acto de constitución, y precisar un monto
máximo.
2. Que la hipoteca abierta o de seguridad debe ser otorgada en el mismo acto que se conviene el contrato
de apertura de crédito bancario, al cual garantiza y en el que se deberán detallar expresamente los negocios
jurídicos que estarán cubiertos, a fin de cumplir con el principio de especialidad, aún respecto de aquellos
negocios eventuales o futuros.
3. Que cuando el contrato de hipoteca y el de crédito bancario son perfectos y presentes, nada de ello
queda por perfeccionarse. El negocio principal (línea de crédito) existe, así como la garantía que lo cubre.
4. Que aquellos pagarés que se firmen, al amparo de una línea de crédito garantizada con hipoteca, No
deben ser inscriptos en los registros. Tendrán cobertura hipotecaria, deberán considerarse pagarés con
garantía hipotecaria, No pagarés hipotecarios, y su transmisión por endoso no producirá la transmisión de la
garantía hipotecaria, la que deberá hacerse por la vía de la cesión de créditos.
5. Que dichos pagarés deberán ser considerados al evento previsto en el contrato de línea de crédito con
garantía hipotecaria o la condición prevista en el contrato de hipoteca. Con tal consideración, Su efecto será
retroactivo a la fecha de la toma de razón de la hipoteca.
6. Que aceptado el efecto retroactivo del evento o condición, la protección jurídica de la hipoteca otorgada
alcanzará al acreedor con efecto a la fecha de la constitución de la garantía y su inscripción en los registros.
7. Que ninguna medida restrictiva de las condiciones de dominio del o de los inmuebles dados en garantía
de la línea de crédito, y por lo tanto, de los préstamos eventuales o condicionales afectará el privilegio del
acreedor.
8. Que en consecuencia, los terceros deben subordinar sus pretensiones al privilegio establecido a favor del
acreedor hipotecario, hasta el monto máximo establecido en el acto constitutivo.

Que por último, nos permitimos concluir que todos los negocios eventuales, expresamente previstos en el
contrato de crédito bancario y de constitución de la hipoteca, estarán amparados por la garantía a partir de la
fecha de su inscripción y no desde la fecha de su realización. Una segunda hipoteca o cualquier otra medida
restrictiva de dominio que se inscriba con posterioridad a la hipoteca, cederá ante el crédito garantizado por la
primera hipoteca, aún cuando nazca Con posterioridad. Bastará para probar el crédito cualquier documento
justificativo del crédito (pagarés, letras de cambio, certificado de saldos de cuenta corriente, cartas de crédito,
etc.), siempre que hayan sido contemplados como fuente de crédito en la escritura hipotecaria y que afecten
expresamente a la garantía.
Por las razones expuestas, somos de parecer que debe confirmarse la resolución dictada por la
Interventora de la Dirección General de los Registros Públicos en fecha 26 de diciembre de 1997, que confirma
la "nota negativa" puesta por el jefe de la Octava Sección, Advirtiendo que deberán tenerse en cuenta las
consideraciones vertidas precedentemente, especialmente las relativas a los efectos de los actos jurídicos
celebrados por las partes y a los efectos de las anotaciones registrales que se señalan.
Por tanto, atento a las consideraciones precedentemente expuestas, a las constancias de autos y fundados
en la normativa citada, el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Cuarta Sala, resuelve: Confirmar la
resolución dictada por la Interventora de la Dcción. Gral. de los Registros Públicos dictada el 26 de diciembre
de 1997, que confirma la Nota Negativa puesta por el jefe de la Octava Sección del Registro de la Propiedad, de
fecha 16 de diciembre de 1997, con los alcances expuestos en el considerando de esta resolución.
Basilio D. García; Raúl Gómez Frutos; Eusebio Melgarejo Coronel. (Sec. Arnaldo Giuzzio).

  __________________________________________________________
© Thomson La Ley
FALLO 3.-

Voces: ARBITRARIEDAD ~ CODIGO CIVIL ~ CONSTITUCION DE LA REPUBLICA DEL PARAGUAY ~


CREDITO ~ DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD ~ DENUNCIA ~ EXCEPCION DE INHABILIDAD DE TITULO ~
FIRMA ~ GARANTIA HIPOTECARIA ~ GARANTIAS CONSTITUCIONALES ~ HIPOTECA ~ INSCRIPCION REGISTRAL ~
INSTANCIA ~ JUICIO EJECUTIVO ~ OBLIGACIONES ~ PAGARE ~ PARTE ~ PRINCIPIO DE ACCESORIEDAD ~
RECURSOS REQUISITOS DE LA HIPOTECA ~ RESPONSABILIDAD ~ SENTENCIA ~ TERCEROS ~ VIOLACION
Tribunal: Corte Suprema de Justicia del Paraguay, en pleno(CSParaguay)(EnPleno)
Fecha: 27/06/2005
Partes: Financiera ParaTodo S.A.E.C.A. c. José Elías Toral Carrillo y otros s/ Acción de inconstitucionalidad (Ac. y
Sent. N° 482)
Publicado en: LLP 2005, 915
Cita Online: PY/JUR/33/2005

Hechos:
La Corte Suprema de Justicia, no hacer lugar, con costas, a la acción de inconstitucionalidad promovida
contra la resolución dictada por el Tribunal de Apelación que revoca, con costas, el apartado segundo de la
sentencia en Alzada desestimándose la excepción de inhabilidad de título y llevándose adelante la ejecución
hasta que la parte ejecutante se haga íntegro pago del capital reclamado más los intereses legales y las costas
del juicio.

Sumarios:
1. La especialidad se refiere a la hipoteca y no al crédito y bastará con que ella esté determinada en el monto
máximo de la afectación o responsabilidad hipotecaria para satisfacer este requisito. (del voto del Dr.
Altamirano Aquino)
2. Los pagarés que pudieran surgir en el marco de una hipoteca flotante no deben ser inscriptos, dado que el
art. 2359 del Código Civil no lo exige y el art. 2371 del mismo cuerpo legal se aplica sólo a pagarés hipotecarios
que son una especie distinta. (del voto del Dr. Altamirano Aquino).

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial de Asunción, sala 1. 28/06/2004. ABN Amro Bank c.
Plasti Pet S.A. (Ac. y Sent. N° 35) LLP 2004, 1042. PY/JUR/193/2004
(*) Información a la época del fallo

3. Los pagarés hipotecarios sólo pueden nacer en el marco de hipotecas cerradas o de deuda cierta. (del voto
del doctor Altamirano Aquino).
4. Siendo que de la hipoteca surge que ella garantiza el cumplimiento de todas las obligaciones que el deudor
contraiga y/o pudiera contraer en el futuro con una entidad bancaria, la hipoteca debe definirse como abierta
(del voto del doctor Altamirano Aquino).

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Tribunal de Apelación Civil y Comercial, Sala 4. 07/08/1998. Banco de la Nación Argentina c/
Resolución de fecha 26 de diciembre de 1997 dictada por la interventora de la Dirección General de
los Registros Públicos (A.I. Nº 304) LLP 1998, 748. PY/JUR/9/1998
(*) Información a la época del fallo

5. Bastará con que esté determinado el monto máximo de la afectación o responsabilidad hipotecaria, para
satisfacer los requisitos de accesoriedad y especialidad de la hipoteca. (del voto del Dr. Torres Kirmser)

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial de Asunción, sala 2. 04/05/1982. La Industrial del
Norte S. A. c. Banco Nac. de Fomento (Ac. y Sent. N° 32) LLP 1983, 349. PY/JUR/99/1982
(*) Información a la época del fallo

6. La finalidad perseguida por los principios de accesoriedad y especialidad de la hipoteca, radica en proteger
al deudor en su capacidad de endeudamiento y también a los terceros en cuanto a la publicidad de la solvencia
del deudor, lo cual se llena igualmente estableciendo un monto o tope máximo de responsabilidad del bien
hipotecario. (del voto del Dr. Torres Kirmser)

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial de Asunción, sala 2. 13/02/2002. ABN AMRO BANK
N.V. c. Bogarín Ayala, Ramón y otra (Ac. y Sent. N° 6) LLP 2002, 433.
(*) Información a la época del fallo

7. Es improcedente establecer varias hipotecas flotantes sobre el mismo conjunto de créditos, pues de otro
modo al nacer la obligación sería imposible identificarla con una u otra garantía. (del voto del Dr. Torres
Kirmser)
8. La registración de las obligaciones a las cuales accede la hipoteca no es un requisito exigido por el art. 2369
del Código Civil, sino sólo es un requisito de una clase muy especial de pagarés, cuales son los hipotecarios,
que constituyen un fraccionamiento y titulización consiguiente de un contrato cierto y concretizado del mutuo.
(del voto del Dr. Torres Kirmser)
9. La acción de inconstitucionalidad debe ser desestimada en tanto se pretende revisar cuestiones que ya
fueron objeto de debate y decisión en las instancias inferiores y que escapan a la naturaleza de la acción cuya
finalidad se limita exclusivamente a la reparación de violaciones de normas, garantías o principios de rango
constitucional. (del voto del Dr. Fretes)

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Corte Suprema de Justicia del Paraguay, sala constitucional. 17/03/2005. Schvartzman Parnes,
Mauricio y otros s/ Acción de inconstitucionalidad evasión de impuestos (Ac y Sent. Nº 128) LLP
2005, 652. PY/JUR/445/2005
(*) Información a la época del fallo

10. La sola invocación de los preceptos constitucionales supuestamente vulnerados, resulta insuficiente a los
efectos de fundar una acción de inconstitucionalidad (del voto del doctor Núñez Rodríguez)

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Corte Suprema de Justicia del Paraguay, sala constitucional. 21/05/2004. Chamorro, Víctor y otros
(Ac. y Sent. N° 849) LLP 2004, 1039. PY/JUR/153/2004
(*) Información a la época del fallo

11. Es improcedente la acción de inconstitucionalidad en tanto el accionante denuncia una violación del art.
256 de la Constitución Nacional y se limita a mencionar los fundamentos de la resolución cuestionada con los
cuales se halla en desacuerdo, exponiendo extensamente los suyos a favor de las excepciones planteadas por
su parte y olvida fundamentar en forma clara y concreta la supuesta violación constitucional invocada. (del
voto del Dr. Núñez Rodríguez)

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Corte Suprema de Justicia del Paraguay, sala constitucional. 30/12/2004. S.S.B. S.A.AE.C.A. c.
Cardozo Martínez, María Nancy s/ Acción de inconstitucionalidad (Ac. y Sent. N° 1.946) LLP 2005,
363. PY/JUR/313/2004
(*) Información a la época del fallo

12. Al ser pagarés hipotecarios no hay necesidad de inscripción registral, en atención de lo dispuesto en los
arts. 2359 y 2371 del Código Civil, dado que los reconocimientos de firmas de los pagarés se justifican por no
ser estos hipotecarios, sin existir la necesidad de inscripción en el Registro Público. (del voto del Dr. Garay)

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial de Asunción, sala 3. 07/11/2003. Transcorp Bank c.
Wilkon, Vilmar (Ac. y Sent. N° 119) LLP 2004, 54. PY/JUR/375/2003
(*) Información a la época del fallo

13. Es improcedente la acción de inconstitucionalidad desde que el art. 282 impide pronunciamiento acerca de
los recursos deducidos contra la sentencia del Tribunal de alzada, en razón de que ésta es legal y normalmente
recurrible, vale decir, insusceptible de impugnación dentro del mismo expediente o juicio. (del voto del Dr.
Garay)

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Corte Suprema de Justicia del Paraguay. 09/10/1979. Ibarra, Enrique c. Núñez, Epifanio (Ac. y Sent.
N° 40) LLP 1980 (julio - septiembre), 80. PY/JUR/69/1979
(*) Información a la época del fallo

14. La acción de inconstitucionalidad deviene improcedente en razón de no constatarse la arbitrariedad del


fallo recurrido, desde que la simple discrepancia con el criterio asumido por el Tribunal de alzada en la
resolución de la excepción de inhabilidad de título opuesta en un juicio de naturaleza ejecutiva, en modo
alguno puede servir de sustento a tal pretensión, máxime si se tiene presente la cualidad o eficacia que en
materia de cosa juzgada adquiere el tipo de sentencia impugnada.(del voto del Dr. Bajac Albertini)

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Corte Suprema de Justicia del Paraguay, sala constitucional. 25/05/2005. Club Olimpia c. Cáceres,
Julio s/ Acción de inconstitucionalidad (Ac. y Sent. N° 302) LLP 2005, 754. PY/JUR/415/2005
(*) Información a la época del fallo

Texto Completo: Asunción, junio 27 de 2005.


¿Es procedente la acción de inconstitucionalidad deducida?
A la cuestión planteada el Doctor Altamirano Aquino dijo: José Elías Toral y Braulia Midori Sakamoto de
Toral, por sus propios derechos y bajo patrocinio de abogado promovieron acción de inconstitucionalidad
contra el Acuerdo y Sentencia N° 141 del 23 de diciembre de 2002, dictado por el Tribunal de Apelación en lo
Civil y Comercial, Primera Sala de la Capital, en los autos Paratados: "Financiera ParaTodo S.A.E.C.A. c/ José
Elías Toral Carrillo y otros s/ Cobro de guaraníes".
Por el Acuerdo y Sentencia citado, el Tribunal de Apelación resolvió: Declarar desierto el recu0rso de
nulidad. Revocar, con costas, el apartado segundo de la sentencia en Alzada desestimándose la excepción de
inhabilidad de título y llevándose adelante la ejecución hasta que la parte ejecutante se haga íntegro pago del
capital reclamado (Gs. 140.000.000), más los intereses legales y las costas del juicio.
Cabe recordar que por S.D.N° 612 del 25 de junio de 2001, el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y
Comercial del Quinto Turno de la Capital, resolvió: No hacer lugar, con costas a la excepción de incompetencia
y litispendencia, deducida por la demandada, por los fundamentos ya expuestos en el considerando de esta
resolución. Hacer lugar, con costas a la excepción de inhabilidad de título deducida por la parte demandada, en
consecuencia rechazar la presente ejecución promovida por la Financiera Para Todo S.A.E.C.A.
Los recurrentes sostienen que la decisión tomada por los magistrados es arbitraria, y como tal, violenta el
artículo 256 de la Carta Magna, conforme al cual, toda sentencia judicial debe estar fundada en la Constitución
y en la Ley. Asimismo que se ha quebrado el principio de legalidad, y los jueces han actuado en forma
caprichosa e irracional.
La jurisprudencia nacional, sobre el tema, ha sido cambiante tanto en los Tribunales como en la Corte
Suprema de Justicia (Ac. y Sent. N° 438 del 12/08/1999 y Ac. y Sent. N° 286 del 15/07/1996 versus Ac. y Sent.
N° 140 del 20/03/2002). Esta situación amerita que la Corte Suprema de Justicia, en pleno, se expida sobre el
caso en estudio, de suerte a uniformar criterios y otorgar seguridad jurídica, al tiempo de viabilizar una gama
de operaciones documentarias no implementadas, justamente, por estas falencias.
En este orden, opino que la hipoteca es un derecho real de garantía que asegura el cumplimiento de una
obligación, y por lo cual uno o más bienes inmuebles, que permanecen en poder del propietario, se afectan al
pago de una deuda. De los caracteres especiales de la hipoteca, dos, sobre todo, tienen relevancia para la
decisión de la cuestión que nos ocupa: la especialidad y la accesoriedad. La especialidad se refiere tanto al bien
objeto de la hipoteca, como la deuda. La especialidad relativa al crédito aparece como un carácter o cualidad
de la hipoteca, no del crédito mismo. Merced a esta característica se establece un monto máximo de
afectación hasta el cual el bien debe responder (Silvestre, Norma Olga. Créditos Hipotecarios. Págs. 57/90. Ed.
Hammurabi, Bs. As. 1989). En relación con el carácter de accesoriedad, debemos decir que ésta es
consecuencia de la finalidad de garantía que la hipoteca asume respecto del crédito. La doctrina más moderna
entiende esta accesoriedad en sentido teleológico o finalista, pues su creación y regulación legal esta inspirada
únicamente en la idea de aseguramiento de un derecho principal. Se constituye con miras a favorecer un
crédito existente o que pueda existir. Además la reserva de valor no opera nunca por encima de la suma a que
asciende la obligación principal (Nula, Ana Raquel, Rotondaro, Domingo N., Abella, Adriana N., Navas, Raúl F.
Derecho Hipotecario. Págs. 71/74. Ed. Abeledo-Perrot, Bs. As.).
Sentado el principio de que la especialidad se refiere a la hipoteca, no al crédito, bastará con que la misma
esté determinada en el monto máximo de la afectación o responsabilidad hipotecaria para satisfacer este
requisito. La finalidad perseguida por este principio, dirigida a proteger al deudor en su capacidad de
endeudamiento y también a los terceros en cuanto a la publicidad de la solvencia de deudor, se satisface
igualmente estableciendo un monto o tope máximo de responsabilidad de bien hipotecario. El deudor deja así
a salvo su crédito y los terceros saben siempre a qué atenerse, pues debe considerar este monto máximo en
sus previsiones, aún cuando el mismo no esté comprometido directa o actualmente. En las llamadas hipotecas
flotantes o abiertas, las cuales normalmente están relacionadas con un crédito eventual, condicional o
simplemente futuro, la eventualidad del crédito no afecta a la accesoriedad: aunque el crédito es eventual la
hipoteca es siempre accesoria de éste. No es ni tan siquiera menester que al momento del nacimiento de la
hipoteca exista un acto generador del crédito, como un contrato por ej., y que origine la expectativa legítima
de que el crédito llegue a existir. El Art. 2359 del Código Civil Paraguayo, que en términos generales se asemeja
al Art. 3109 del Código de Vélez admite expresamente en su parte final que: "La falta de determinación del
crédito eventual garantizado no obstará a la validez de la hipoteca, toda vez que precise su monto máximo".
Esta referencia expresa a la indeterminación del crédito eventual que hace nuestro código elimina todas las
objeciones relativas a posible existencia y validez de las hipotecas absolutamente abiertas, también llamadas
flotantes.
Debemos puntualizar que el concepto de accesoriedad siempre está presente, sólo que referido a un
crédito eventual. El crédito es presupuesto lógico de la garantía real, pero no un presupuesto cronológico de
ella. Por tanto en las hipotecas flotantes las causa fuente de la obligación puede estar o no determinada y su
indeterminación puede ser mayor o menor. Se pueden garantizar todos los créditos presentes y futuros de un
acreedor frente a un determinado deudor. La hipoteca toma rango desde su inscripción y no desde el
nacimiento de crédito. La existencia del crédito puede demostrarse por todos los medios de prueba, no
requiere la forma auténtica; tampoco se precisa que la obligación sea de fecha cierta. Los terceros se ven
resguardados siempre, ya que deben establecer sus expectativas siempre en relación con el monto máximo de
la garantía. El monto máximo debe contemplar e incluir al capital y sus accesorios, pues determinara el total de
la afectación del bien al gravamen. Por encima de dicho monto, el bien ya no soportará las cargas reales.
Los pagarés que pudieran surgir en el marco de estas hipotecas flotantes no deben ser inscriptos. Por dos
motivos esenciales: 1) El Art. 2359 del C.C. no lo exige; y, 2) El Art. 2371 del C.C. se aplica solo a pagarés
hipotecarios que son una especie distinta de pagarés. Los Arts. 269 y 271 del Código de Organización Judicial
se refieren precisamente a ésta última clase de pagarés, lo mismo que el Art. 283 del citado cuerpo legal.
Debe señalarse también aquí, por ser oportuno, que los pagarés hipotecarios sólo pueden nacer en el
marco de hipotecas cerradas o de deuda cierta. En efecto, analizando el origen, caracteres sustanciales y
naturaleza de estos pagarés, vemos que los mismos representan el prototipo o forma primitiva de la
titulización. Ellos constituyen un primer momento en la evolución de la securitización de activos. A través de la
emisión de pagarés hipotecarios los beneficios provenientes de un mutuo pueden ser convertidos en títulos
negociables que permitan la participación de terceros en tales beneficios, merced a su fácil circulación y
negociabilidad. Asimismo, el derecho hipotecario que protege el crédito nacido del mutuo es transferido al
pagaré a fin de proveer de caución suficiente derecho y el interés de estos terceros en la percepción de los
beneficios. Es por ello que su registración es esencial. Tal circunstancia no ocurre con las hipotecas flotantes o
abiertas, referidas generalmente a un conjunto de relaciones más o menos duraderas entre dos sujetos. Las
mismas no son transferibles en nuestra legislación, sin transferir también –vía cesión- las relaciones
sustanciales con las cuales se encuentran conectadas. A los efectos de su titulización, la ley de Securitización,
ha creado todo un sistema especial que sólo rige para los sujetos previstos en dicha ley y debidamente
habilitados por ella. Fuera de los casos contemplados en leyes especiales, la titulización de las hipotecas no es
posible, y aún menos por la vía de la emisión de títulos de crédito como el pagaré.
En los autos sometidos a estudio y decisión de esta Corte se debe, pues, determinar si existen obligaciones
liquidas y exigibles, susceptibles de ejecución, y si las mismas están amparadas por una garantía real de
hipoteca. Como es sabido, la hipoteca tiene en nuestro derecho dos modalidades: la hipoteca abierta o
flotante y la hipoteca de deuda cierta. Para que la primera de estas modalidades de garantía sea válidamente
constituida se debe cumplir el requisito previsto en la última parte del Art. 2359 del C.C. que dispone que: "La
falta de determinación de crédito eventual garantizado no obstará a la validez de la hipoteca, toda vez que
precise su monto máximo".
Examinadas las constancias de la causa principal, debemos señalar que estamos frente a una garantía
hipotecaria del tipo flotante o abierta. En efecto, por las cláusulas 2da. y 5ta., de la escritura respectiva (fs. 5/9
de los autos principales) se estable que la hipoteca garantiza el cumplimiento de todas las obligaciones que el
deudor contraiga y/o pudiera contraer en el futuro con la entidad bancaria. Estas cláusulas definen la garantía
como abierta, pues la refieren a deudas futuras y eventuales. Igualmente se ha cumplido con el presupuesto
de determinación de monto máximo de afectación según surge de las cláusulas 1° y 2° de la escritura obrante
en autos. Entonces, los pagarés que nazcan dentro de la relación creada por el pacto hipotecario no son
pagarés hipotecarios, sino pagarés asegurados por la garantía. Su inscripción, amén de ser innecesaria, es
también improcedente, dado que en el Registro Público sólo deben inscribirse los actos expresamente
admitidos por la ley. – Código de Organización Judicial – esto es, los derechos reales y su modificaciones; sólo
por excepción expresa de la ley se admite la inscripción de derechos personales, como vgr. El contrato de
locación Art. 269 del Código de Organización Judicial- y los pagarés hipotecarios –Art. 2371 del C.C. –que son
fraccionamientos de deudas ciertas y existentes, nacidas generalmente –aunque no exclusivamente de un
mutuo. Ello es además así, porque se trata de dar publicidad de los titulares de los pagarés hipotecarios,
tenedores o endosatarios frente a terceros, puesto que en estos supuestos el pagaré corresponde a la porción
de la garantía relacionada con el monto del mismo, constituyendo uno de los excepcionales casos de títulos
compuesto o complejo que admite nuestro derecho. Es decir, la disposición anticipada del valor de la cosa
puede hacerse efectiva por cada tomador del título circulatorio, en proporción a la porción de la deuda total
que dicho título representa.
Los pagarés presentados al cobro (fs. 10/14) son, pues, pagarés garantizados y protegidos por el pacto
hipotecario, pero no son pagarés hipotecarios en el sentido del Art. 2371 del C.C. La inscripción registral del
pagaré, como ya lo hemos establecido más arriba, es tan superflua como innecesaria, desde que los pagarés
presentados, como ya se dijera, no representan una porción transferible de la garantía hipotecaria, es decir, no
son pagarés hipotecarios. Es mi voto.
A su turno el Doctor Torres Kirmser dijo: Que comparte los fundamentos de derechos expresados por el
Ministerio que precede y añade a continuación que: Como bien lo apunta la doctrina, la hipoteca es un
derecho real garantía que asegura el cumplimiento de una obligación, y por el cual uno o más inmuebles, que
permanecen en poder del propietario, se encuentran afectados al pago de la deuda. Es un derecho real parcial
y de valor, puesto que tiene por contenido el valor de cambio de la cosa, y está destinada a satisfacer el
derecho al valor asegurado de la obligación que garantiza.
De los caracteres de la hipoteca como derecho real tienen relevancia a los efectos de la resolución del
problema que nos ocupa: el de la especialidad y el de la accesoriedad.
La especialidad cuenta tanto respecto de la cosa objeto de la hipoteca, como de la deuda garantizada. Así,
la hipoteca recae en nuestro derecho sobre uno o más bienes inmuebles determinados e individualmente
considerados. La hipoteca general sobre los bienes de una persona tropieza con imponderables como la
existencia de pluralidad de acreedores. En efecto, a cada acreedor correspondería el derecho de preferencia
sobre todos los bienes del patrimonio del deudor sin dejar bienes desafectados de garantía. Debe apuntarse
aquí que la hipoteca general no es imposible desde el punto de vista jurídico, si se establece un orden de
prioridad entre los acreedores hipotecarios, y de hecho, ha existido en el derecho romano posclásico. La
cuestión que sí se puede objetar a ella, es de orden económico, puesto que compromete todo el patrimonio de
un deudor, perjudicando su crédito. Ahora bien, tal dificultad se ve superada por una variante de estas
hipotecas generales, que es la hipoteca sobre un alícuota del patrimonio. Este tipo de hipotecas se muestran
de gran utilidad para relaciones de crédito más o menos permanente entre dos sujetos y amén de no
perjudicar el crédito del deudor, pues sólo compromete una porción especifica de su patrimonio, constituye un
importante ahorro para ambos, acreedor y deudor, ya que, referida a una relación duradera o un conjunto de
relaciones, de las cuales emanan diversas y sucesivas obligaciones, tiene eficacia como garantía durante su
plazo máximo de vigencia, que es de veinte años.
La especialidad en cuanto al crédito es la individualización o determinación del crédito al cual la hipoteca
garantiza. En la doctrina no existe uniformidad respecto de qué debe entenderse con esta exigencia. Se ha
afirmado que se trata de la determinación del objeto de la deuda, se ha incluido también el monto, y por
ultimo, la corriente más rigurosa exige la especificación de todos los elementos de la deuda, inclusive la causa,
entendida esta última como causa-fuente de la obligación.
Entiendo, con la doctrina más moderna, que la especialidad es un carácter o cualidad de la hipoteca, no del
crédito. Por virtud de este elemento se establece un monto máximo de afectación, hasta el cual el bien
hipotecado debe responder.
En cuanto a la accesoriedad, es ya sabido que la hipoteca es un derecho real accesorio a un derecho
personal u obligación. La accesoriedad hace relación con la finalidad de garantía que la hipoteca asume
respecto del crédito. La hipoteca es inseparable de la obligación asegurada, que debe vincularse a un crédito.
La doctrina más moderna entiende, sin embargo, esta accesoriedad en sentido teleológico o finalista, pues su
creación y regulación legal está inspirada únicamente en la idea de aseguramiento de un derecho principal; la
reserva de valor no opera por encima de la suma a que asciende la obligación principal. Se entiende. Pues, que
la hipoteca se constituye con miras a favorecer un crédito, pero puede ser un crédito ya existente o uno que,
no siendo aún existente, pueda existir. La eventualidad del crédito no afecta a la accesoriedad: aunque el
crédito es eventual siempre es accesoria de éste. En este caso la hipoteca se crea anticipación al crédito a que
va a acceder, y las condiciones se encuentran establecidas en el pacto hipotecario. Aquí debemos recordar que
la doctrina argentina, en general, exige que la obligación de la que accederá la hipoteca deba estar
determinada en todos sus elementos, o ser determinable. O bien se exige como condición sine qua non que se
mencione cuando menos el contrato u otra causa –fuente de la obligación. Así, al nacer la obligación, se debe
probar la identidad del crédito reclamado y el referido en la hipoteca. Esta tesitura se sostiene en el art. 3131
del C. de Vélez, que dice: "El acto constitutivo de la hipoteca debe contener: 3°) la fecha y la naturaleza del
contrato a que accede y el archivo en que se encuentra. 4°) la cantidad cierta de deuda. Como hemos dicho ut
supra, la especialidad se refiere a la hipoteca, no al crédito. En vez de ello el art. 2359, que en términos
generales se asemeja al art. 3109 del C. de Vélez admite expresamente en su parte final que: La falta de
determinación del crédito eventual garantizado no obstará a la validez de la hipoteca, toda vez que precise su
monto máximo". Esta referencia expresa a la indeterminación del crédito eventual que hace nuestro código
elimina todas las objeciones relativas a las hipotecas absolutamente abiertas o también llamadas flotantes.
Bastará, pues con que esté determinado el monto máximo de la afectación o responsabilidad hipotecaria
para satisfacer los requisitos de accesoriedad y especialidad. La finalidad perseguida, dirigida a proteger al
deudor en su capacidad de endeudamiento y también a los terceros en cuanto a la publicidad de la solvencia
del deudor, se llena igualmente estableciendo un monto o tope máximo de responsabilidad del bien
hipotecario. El deudor dejaría a salvo su crédito y los terceros sabrían siempre a qué atenerse, pues deben
considerar este monto máximo en sus previsiones, aún cuando el mismo no esté comprometido directa o
actualmente. Es obvio que, en estas condiciones, el monto máximo debe contemplar e incluir al capital y sus
accesorios.
Debemos hacer una breve referencia a una importante limitación respecto de las hipotecas flotantes, y es
que no se pueden establecer varias hipotecas de esta índole sobre el mismo conjunto de créditos, porque de lo
contrario, al nacer la obligación sería imposible identificarla con una u otra garantía.
En cuanto al problema de la registrabilidad de los créditos nacidos al amparo de estas garantías abierta,
incluso de obligaciones originadas en títulos abstractos, debemos recordar que, como norma, los derechos
personales, salvo el contrato de locación son susceptibles de inscripción. Por una disposición especial, la
contenida en el art. 2371 del Cód. Civ. se inscriben los pagarés hipotecarios, pero ello porque dichos pagarés
corresponden a la fórmula más primitiva que conoce nuestro derecho sobre la titulación. Estos pagarés se
inscriben por aplicación del mentado artículo 2371 en concordancia con los arts. 283 del Cód. Org. Jud. La
necesidad de inscripción de tales títulos se da a los efectos de la transferencia de la garantía, que se opera con
su endoso sin necesidad de cesión, y por ello se exige también que se proceda a la registración de éstos. La
inscripción no sólo es un elemento constitutivo del pagaré hipotecario, sino que la inscripción tiene además un
efecto de certificación, que refiere en el pagaré la existencia del derecho real de hipoteca. (Régimen Jurídico
de la Hipoteca Flotante, Buongermini María M., Revista Jurídica de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales,
Universidad Nacional de Asunción, 1999, pág. 259 y sgtes.).
En suma, la registración de las obligaciones a las cuales accede la hipoteca no es un requisito exigido por el
art. 2369 del Cód. Civ., sólo es un requisito de una clase muy especial de pagarés, los pagarés hipotecarios, que
constituyen un fraccionamiento y títulización consiguiente de un contrato cierto y concretizado del mutuo.
La clase de hipotecas flotantes o abiertas tipificadas en nuestro sistema legal puede verse como una forma
de las hipotecas establecidas sobre una porción del patrimonio del deudor: el monto máximo de afectación. Se
debe rechazar la acción de inconstitucionalidad, con costas. Así voto.
A su turno el Doctor Fretes dijo: si bien comparto las argumentaciones relativas a la cuestión de fondo
analizada por los colegas que me precedieron, en relación con la hipoteca como instituto del derecho real de
garantía, pero debo hacer una consideración previa referida a la viabilidad de la acción de inconstitucionalidad
como medio procesal de impugnación.
Analizadas las constancias de autos, especialmente la sentencia impugnada, se advierte que, al contrario
de las criticas formuladas por los accionantes, la misma cuenta con argumentos sólidos desde el punto de vista
legal y no está viciada con incongruencias u otros defectos característicos de las sentencias arbitrarias. En
efecto, los magistrados han resuelto el conflicto sometido a su jurisdicción en forma razonable, al considerar
que los instrumentos en los que se basa la presente acción ejecutiva, son pagarés con garantías hipotecaria, y
por tanto son títulos perfectamente hábiles; por ende, la vía de la acción de inconstitucionalidad es
inapropiada para modificar lo resuelto, pues en este caso, se la utilizaría como una tercera instancia.
Con respecto a la arbitrariedad, la doctrina de la misma no se refiere a las discrepancias del peticionante
con la manera en que los magistrados aplicaron el Derecho, sino a desaciertos de gravedad extrema que
descalifican un fallo resolución judicial.
En conclusión, nos encontramos ante un caso en el cual se pretende revisar cuestiones que ya fueron
objeto de debate y decisión en las instancias inferiores y que escapan a la naturaleza de una acción de
inconstitucionalidad, cuya finalidad se limita exclusivamente a la reparación de violaciones de normas,
garantías o principios de rango constitucional.
Por tanto, en atención a las consideraciones expuestas, y oído el parecer del Ministerio Público, la presente
acción de inconstitucionalidad debe ser desestimada, con costas a la vencida.
A su turno el Doctor Núñez Rodríguez dijo: 1.- Se presentan ante esta Corte los Sres. José Elías Toral Carrillo
y Braulia Midori Sakamoto de Toral, en nombre propio y bajo patrimonio de Abogado a promover Acción de
Inconstitucionalidad contra el Acuerdo y Sentencia N°141, de fecha 23 de setiembre de 2002 dictado por el
Tribunal de Apelaciones en lo Civil y Comercial, Primera Sala.
2.- La Cámara de Apelaciones resolvió revocar con costas el apartado segundo de la sentencia de primera
instancia por lo cual se había hecho lugar a la excepción de inhabilidad de titulo, y en consecuencia desestimó
dicha excepción y ordenó llevar adelante la ejecución hasta que el ejecutante reciba el pago íntegro del capital
reclamado (Gs. 140.000.000.), mas los intereses legales y las costas del juicio.
3.- Los accionantes alegan como fundamento de la presente acción que la resolución impugnada viola lo
dispuesto por el Art. 256 de la Constitución que establece la obligatoriedad de que las sentencias judiciales
estén fundadas en la Constitución y la Ley, y por tanto es arbitraria y debe ser declarada su
inconstitucionalidad.
4.- La acción no puede prosperar.
En primer lugar, cabe señalar que la sola invocación de los preceptos constitucionales supuestamente
vulnerados, resulta insuficiente a los efectos de fundar una acción de inconstitucionalidad. En el caso que nos
ocupa, el accionante menciona violación del Art. 256 de la Constitución Nacional. En efecto, el mismo se limita
a mencionar los fundamentos de la resolución cuestionada con los cuales se halla en desacuerdo, exponiendo
extensamente los suyos a favor de las excepciones planteadas por su parte. Sin embargo, olvida fundamentar
en forma clara y concreta la supuesta violación constitucional invocada.
El accionante pretende utilizar la acción de inconstitucionalidad como un recurso más, y a esta Corte como
un órgano de revisión para dejar sin efecto las sentencias dictadas por los jueces inferiores. En efecto, los
magistrados mencionaron expresamente los fundamentos que confieren sustento al fallo, sin que se observen
en ellos aberraciones o marginaciones constitucionales que ameritan la precedencia de la presente acción. La
arbitrariedad, como afirma Víctor de Santo, "Sólo procede en los supuestos en que resulta manifiesto al
apartamiento de la solución legal prevista para el caso, o cuando el fallo está desprovisto por completo de
fundamentación" (De Santo, Víctor, "Tratado de los Recursos", Tomo II, pag.439). O como expresa Lino Enrique
Palacio "solo es atendible en presencia de desaciertos u omisiones que, en virtud de su extrema gravedad
impidan reputar a la sentencia como un verdadero acto judicial". (Palacio, Lino E., Derecho Procesal Civil,
Tomo V, p. 195). Este es el criterio particularmente restringido con el que deben ser analizados las alegaciones
de arbitrariedad, de manera a evitar introducir por su intermedio, el estudio de cuestiones ajenas a esta
instancia constitucional.
Sin embargo, conviene aclarar, tratándose el caso en estudio de las llamadas "hipotecas flotantes" lo
siguiente: Cuando en un juicio se presentan pagarés relacionados con una hipoteca constituida en garantía de
un contrato de apertura de crédito, estos no son "pagarés hipotecarios en el sentido del Art,. 2371, pues no se
desprende del fraccionamiento de un mutuo u otro contrato que pueda producir a cargo de la otra parte, al
momento de constituirse la hipoteca, obligaciones de pagar sumas ciertas de dinero, pero son "pagarés con
hipoteca, obligaciones de pagar sumas ciertas de dinero, pero son "pagarés cubierto con hipoteca" que
documentan operaciones posteriores a la escritura, dentro de la apertura de crédito y cubiertas por la
hipoteca. Estos pagarés No necesitan (ni pueden) estar inscriptos para ser titulo ejecutivo, sino que logran esta
calidad, como cualquier pagaré, luego de reconocidos judicialmente conforme al Art. 448, inc. 2) del C.P.C
Estos pagarés suscritos para documentar operaciones dentro de la línea de crédito SI están cubiertos con la
hipoteca; no es cierto que documenten una obligación quirografaria sino hipotecaria, cosa que el acreedor
hará valer, frente a terceros, si estos le discuten su mejor derecho. No hay razón para confundir una cosa con
otra. El pagaré después de preparada debidamente la acción ejecutiva es un titulo ejecutivo, la obligación así
documentada, por virtud de la escritura y del código Civil, No es una obligación quirografaria sino hipotecaria,
tema que no se discute en una excepción de inhabilidad de título.
Por tanto, de conformidad con las manifestaciones que anteceden, corresponde rechazar la acción
promovida, con costas. Es mi voto.
A su turno el Señor Ministro César Antonio Garay explicitó: En el sub-examine José Elías Toral Carrillo y
Braulia Midori Sakamoto de Torat, bajo patrocinio del Abogado V. I., promovieron Acción de
Inconstitucionalidad contra el Acuerdo y Sentencia Número 141 del 23 de Diciembre del 2002, dictado por el
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Primera Sala, y sostuvieron como base de su reclamo presuntas
"arbitrariedad" y violación de Principios Constitucionales, como los contenidos en los Artículos 137 y 256 de la
Carta Magna, en los términos del escrito glosado a folios 4/10.
Su oponente procesal contestó el traslado corrídole, solicitando el rechazo de la Acción de
Inconstitucionalidad, con imposición de Costas (folios 18/21).
Por Acuerdo y Sentencia Número 141, del 23 de Diciembre del 2002, el Tribunal de Apelación en lo Civil y
Comercial, Primera Sala, resolvió: "Declarar desierto el recurso de nulidad. "Revocar, con costas, el apartado
segundo de la sentencia en Alzada desestimándose la excepción de inhabilidad de titulo y llevándose adelante
la ejecución hasta que la parte ejecutante se haga integro pago del capital reclamado (Gs. 140.000.000), más
los intereses legales y las costas del Juicio. Anotar, registrar, notificar y remitir copia a la Corte Suprema de
Justicia" (folios 1 / 2).
En primer término, remitiéndonos a las aseveraciones consignadas en la Acción de Inconstitucionalidad
instruida –a ojos y a vista- se invoca supuesta arbitrariedad en la Resolución mencionada. Por ello, bien vale
conceptuar cuanto sigue: Arbitrariedad: " Acto, conducta, proceder contrario a lo justo, razonable o legal,
inspirado sólo por la voluntad, el capricho o un propósito maligno" Arbitrio Judicial: "La facultad que tiene el
juez, por la índole de su investidura, de juez, de interpretar las normas jurídicas para la resolución de los casos
sometidos a su decisión" (Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Manuel Osorio, Editorial
Heliasta S.R.L., Buenos Aires, Argentina, p. 63).
Estudiando el caso surge-prima facie – que las Instrumentales bases de la Acción Ejecutiva fueron la
Escritura Pública Número 165 del 10 de Diciembre de 1996, pasada ante la Notaria Ana María Mendoza de
Acha (obrante a folios 4 / 9), a más de los Pagaré glosados a folios 10 / 14, documentaciones estas que se
encuentran garantizadas con hipotecas a través de la Escritura Pública individualizada más arriba, según
emana de la misma en su Cláusula Segunda, por lo que dicha circunstancia hace de los pagarés documentos
privados que deben ser objeto de reconocimientos de firmas y no así pagarés hipotecarios como pretendían
los Demandados. Al ser pagarés hipotecarios no hay necesidad de inscripción registral, todo esto en atención
de lo dispuesto en los Artículos 2359 y 2371 del Código Civil. Los reconocimientos de firmas de los pagarés se
justifican por no ser estos hipotecarios, sin existir la necesidad de inscripción en el Registro Público.
En el caso juzgado y resuelto no existió Inhabilidad de Titulo de los documentos bases de la Acción
Ejecutiva, por lo que la Excepción opuesta no podía haber sido resuelta en forma contraria. Por ello el Tribunal
de Apelación en lo Civil y Comercial, Primera Sala, conforme lo fundamentado en el Acuerdo y Sentencia
Número 141 del 23 de Diciembre del 2002 por su respetado Conjuez preopinante, el profesor Doctor Marcos
Riera Hunter y sus demás integrantes, (quienes adhirieron al voto del mismo en el juzgamiento) fue razonado y
fundado conforme a preceptos legales de nuestro Código de Fondo, acorde a los Principios básicos de
razonamientos lógico-jurídico y Santa Crítica aplicados por el distinguido integrante del Ad-quem, a más de las
irrefutables, sólidas y genuinas Doctrinas y Jurisprudencias que se ajustan al diáfano Fallo.
En atención a todas las motivaciones de índoles conceptual y normativa no existió "arbitrariedad" ninguna,
pues en el proceder y juzgamiento de los Magistrados que resolvieron el thema decidendum en ningún
momento hubo trasgresión del Debido Proceso. Al contrario, fueron justos, razonables, respetuosos de la
bilateralidad, inspirados en correcta aplicación e interpretación del Código Civil, y plena observancia de oír a
los deudores Accionados. Actuando el Colegiado sentenciante según las potestades que tienen como
Magistrados, por la índole de su investidura, en su correcta y plena capacidad de interpretar las Normas
Jurídicas para la solución Legal del caso sometido a su jurisdicción y juzgamiento.
Lo razonado en el Acuerdo y Sentencia Número 141 del 23 de Diciembre de 2002 no salió del marco
específico del due process of law. El fallo es inexpugnable en su fundamentación jurídica, coincidan o no los
Demandados aquí accionantes con lo diáfano sólidamente resuelto. Se trata –en origen de un Juicio Ejecutivo
en el cual las Resoluciones tienen solamente eficacia de Cosa Juzgada formal y no material, lo que posibilita
recurrir posteriormente al Juicio Ordinario en caso de estar disconforme con lo sentenciado, todo ello de
conformidad al Artículo 471 del Código Procesal Civil, que hace aún más innecesaria, prematura y
extemporánea la iniciación de una Acción de Inconstitucionalidad, pues en su caso podría ocurrir por la vía
correspondiente, pero no es admisible ni válido dilucidar temas de Derecho Mercantil y Comercial ante la Sala
Constitucional de la Excelentísima Corte de Suprema de Justicia, bajo ningún pretexto ni invocación.
De todo lo expuesto, reflexiono que la Acción de Inconstitucionalidad incoada debió –en su momento– ser
rechazada in limine, pues su invocada "arbitrariedad" es a todas luces imaginaria en inviable, como lo son
también las irreales y ficticias alegaciones de inexistentes -o al menos nunca demostradas- conculcaciones de
Principios Constitucionales.
Las siguientes Doctrinas refuerzan todavía mas la inexpugnable posición jurídica de esta Magistratura en el
presente Juzgamiento, enseñanzas y reflexiones que hacen a la esencia del Derecho Constitucional y a la
Inconstitucionalidad de una Sentencia para el debido proceso o due process of law y la Arbitrariedad de una
Resolución: "el proceso es el remedio ordinario para la protección de los derechos humanos, y puede
proyectarse como la autentica garantía para el correcto y legal enjuiciamiento, sea par los procedimientos
comunes (civiles, comerciales, administrativos, etc.) o para los procedimientos penales; y aún para frenar las
intemperancias de los demás órganos que ejercen el poder del Estado, sofrenando sus autoritarismos
despóticos, o controlando el apego de las leyes al principio de la supremacía constitucional. No se ha de olvidar
que "una constitución es, de hecho, y así debe ser vista por los jueces, como una ley fundamental", Por tanto,
corresponde a ellos establecer su significado, así como el de cualquier acto proveniente del cuerpo legislativo.
Si se produce una situación irreconciliable entre los dos, por supuesto, aquel que tiene una superior validez es
el que debe prevalecer sobre las leyes, así como la intención del pueblo debe prevalecer la intención de sus
agentes". Así como el sistema anglosajón creó la teoría del "due process of law" que la jurisprudencia
norteamericana perfila con suficiente nitidez, logrando un marco de principios constitucionales que operan la
validez funcional del precepto, en estas interesa adicionar a ese cuadro de esencias validamente, elementos
sustanciales que sirvan par afirmar las funciones de control de legalidad, y concretamente la función garantista
de todo proceso legal. Está presente en estos pensamientos la concepción que ve en acción, además de un
derecho de acceso, la potencialidad orientativa para fiscalizar el desarrollo de todo el proceso: el Derecho a la
jurisdicción. La prioridad queda remplazada en el derecho a un proceso justo. ¿Qué significa esto para la
justicia constitucional y para los Derechos Humanos? En primer lugar, que el concepto no discrimina la materia
que utiliza. Es un termino abierto, de base principista, que postula un desarrollo legal sin fisuras rituales,
propiciando que se remuevan los obstáculos que puedan encontrar los jueces para desempeñar eficazmente
su gestión". "Para el Accionante, esta tutela debe resguardar: a) la garantía del Juez predeterminado (juez
natural); b) que asuma su competencia sin desbordes paralizantes (excusamientos indebidos), c) que dé curso
a la instancia judicial mediante la asignación del correspondiente tramite; d)que satisfaga con prudencia el
control de la legitimación procesal; e) que, en su oportunidad, valore a conciencia y razón las pruebas
cumplidas en la litis; f) finalmente, que produzca una sentencia fundada en Derecho. Para el demandado, el
debido proceso supone conocer correctamente los motivos por los cuales se lo emplaza; que la notificación
sea personal o le llegue de manera directa; que cuente con la posibilidad cierta de tener asistencia letrada y
que ella sea idónea" (Osvaldo A. Gozaíne, La Justicia Constitucional, - Garantías, Proceso y Tribunal
Constitucional-, Ediciones Depalma, Buenos Aires, Año: 1994, páginas 46 / 49). "La sentencia civil debe
respetar el debido proceso: esto debe ser la culminación de un juicio ajustado a las normas de procedimiento
fijadas por la ley (demanda, contestación, prueba, y sentencia): las vías procésales deben ser las idóneas para
resolver la cuestión en litigios. La sentencia debe ser justa, fundada e imparcial" (Quiroga Lavié, Derecho
Constitucional, 3° Ed. Act., Ediciones Depalma, Buenos Aires, página 449).
Juan F. Linares definió a la Sentencia arbitraria como la dictada fuera del género legal. Esteban Imaz la
conceptuó como inexcusablemente errónea, en el doble aspecto de su contradicción lógica y de su deficiencia
total axiológica. Genaro Carrió sostuvo lisa y llanamente la imposibilidad de formular un concepto acerca de la
arbitrariedad en la Sentencia, debido a que, si la Sentencia arbitraria es aquella que no satisface los requisitos
del debido proceso legal, ello no se debe a que la Sentencia tenga alguna propiedad que pueda ser
individualizada como arbitrariedad", sino a que posee alguna de las infinitas anomalías (vicios) que lo Jueces
pueden cometer al dictarlas y que la Corte puede reconocer al revisarlas.
"No especifica, ni siquiera vagamente, cuales serían las normas, disposiciones o preceptos de la ley de
leyes que las sentencias impugnadas pudieran vulnerar, desconociéndolas. Se menciona, con toda evidencia,
aunque exagerada concisión, un hipótesis de error judicial, de juzgamiento "incorrecto" o desacertado, mas no
se alcanza a concretar un caso de "violación constitucional" que pudiera justificar, con verdad la aplicación del
art. 200 invocado. El escritor que comentamos pretende, en resumen, la apertura de una nueva instancia, no
contemplada en la esfera del enjuiciamiento civil, para examinar de nuevo el contenido del expediente, a
saber: las peticiones de las partes, la relación jurídica procesal, la valoración de las pruebas y la revisión de
sentencias ejecutoriadas y firmes. Lo que, naturalmente, a la Corte Suprema le está vedado hacer en el sub
judice. So color de "un atentado a los principios constitucionales" la Corte no puede confirmar ni revocar lo
resuelto por el Tribunal de Apelación que en su oportunidad pronuncio el fallo. Esto fallo- ver fs. 136 / 137-
resolvía con fecha 8 de marzo de 1974 declarar desierto el recurso de nulidad y confirmar con costas, la S.D. N°
667 del 28 de noviembre de 1972 recaída en autos. Con ello se puso fin a la controversia, como es lógica y que
procesalmente no cabía recurso alguno contra lo resuelto en segunda instancia, art. 44 inc. 1° de la Ley 325.
Quiero observar, a mayor abundamiento, que no se ha alegado la indefensión, ni la parcialidad, y que la
decisión doblemente adversa para la actora proviene del hecho de que los juzgadores no hallaron demostrada
fehacientemente la posesión de la reslitis con ánimo de dueña, razón por la cual la prescripción quedo
descartada. En las condiciones expuestas no cabe ninguna duda en el sentido de que la acción de
inconstitucionalidad debe ser rechazada con costas" (Voto del Profesor Cesar Garay, Votos y Sentencias, Tomo
I, Editorial El Foro, ps. 431/2).
"Ningún problema de carácter constitucional se ha suscitado en la especie, a menos por le cause natural
que señala con nitidez el Art. 200 de la Constitución Nacional, pues el ejecutante no ha promovido, en
realidad, una acción como la allí contemplada (lo que hizo interponer recursos, fs. 61), ni ha deducido la
excepción correspondiente. Es de advertir finalmente, que la memoria de fs. 87/96, que el autor ha
presentado ante la Corte, no se ocupa de cuestiones constitucionales – ni la recuerda – y persigue, como
finalidad esencial, que en tercera instancia sea dejado sin valor ni efecto lo resuelto por el Tribunal de
Apelación – ver fs. 96, renglones 1 a 20 que es precisamente lo que a la Corte le está vedado hacer. 2. Ese
modo enteramente irregular y desusado de promover la cuestión de inconstitucionalidad, sumado ahora al
silencio que guarda la memoria de fs. 87/96, impide a la Corte un pronunciamiento sobre dicho particular. Y el
art. 282 impide igualmente un pronunciamiento acerca de los recursos deducidos contra la S.D..N° 119
Tribunal de Apelación, por la sencilla razón de que la mencionada resolución es legal y normalmente
recurrible, vale decir insusceptible de impugnación dentro del mismo expediente o juicio. 3. Tiene potestad la
Corte Suprema para confirmar una sentencia de segundo grado recaída en juicio ejecutivo? No la tiene. Y no
habría motivo para dar semejante paso. Tiene facultades para revocarla? Menos todavía, pues, la sentencia del
Tribunal de Apelación pone término a esa clase de pleitos, quedando expedita, en cambio, la vía que señala el
Art. 434 del Código de enjuiciamiento respectivo. 4. El escrito de fs. 87/96 se encamina, como precedía
natural, a abonar los recursos interpuestos a fs. 61 contra el fallo de segunda instancia, que rechaza la acción
ejecutiva. El aludido escrito omite toda referencia a una presunta cuestión de inconstitucionalidad. Es
interesante recordar aquí que durante la secuela del proceso ejecutivo el actor no planteo cuestión alguna a
ese respecto y que obtuvo una sentencia favorable en primera instancia. Lo hizo mucho mas tarde, luego de
notificarse lo resuelto por el Tribunal de Apelación, es decir cuando el juicio ejecutivo propiamente se
encontraba finiquitado en virtud de una decisión judicial cuyo examen en tercera instancia no corresponde
bajo pretexto alguno, porque la ley no lo permite ni autoriza" (Voto del Profesor César Garay, Votos y
Sentencias, Tomo I, Editorial El Foro, ps. 442/443).
Así las cosas, corresponde no hacer lugar a la Acción de inconstitucionalidad promovida, con expresa
imposición de Costas por la notoria improcedente de sus pretensiones, de conformidad a lo dispuesto en el
Articulo 192 del Código Procesal Civil en concordancia con lo dispuesto en el Artículo 205 del mismo Cuerpo
Legal. Así voto.
A su turno el Doctor Bajac Albertini dijo: La acción de inconstitucionalidad deviene improcedente en razón
de no constatarse la arbitrariedad del fallo recurrido, tal cual lo sostiene el recurrente. La simple discrepancia
con el criterio asumido por el Tribunal de Apelación, Civil y Comercial, Primera Sala, en la resolución de la
excepción de inhabilidad de titulo opuesta en un juicio de naturaleza ejecutiva, en modo alguno puede servir
de sustento a la pretensión aducida, máxime si se tiene presente la cualidad o eficacia que en materia de cosa
juzgada adquiere el tipo de sentencia impugnada (que siempre es "formal" y nunca "material"), conforme así
lo establece el Articulo 471 del Código Ritual. Es decir, admite la posibilidad del juicio de conocimiento
ordinario posterior a los fines de su amplio debate, por lo que en puridad, tales apreciaciones deberían de
servir suficientemente para el rechazo de la acción instaurada.
No obstante y siendo que la cuestión de fondo amerita una postura actualizada de la Corte Suprema de
Justicia a los efectos de determinar la eficacia de los actos jurídicos que guardan relación con la constitución de
las denominadas "hipotecas flotantes o abiertas", considero pertinente y me adhiero a las acotaciones
formuladas por mis distinguidos colegas que me procedieron en el estudio de la causa, y en tal sentido me
permitió añadir que:
De las constancias de autos surge evidente una relación de crédito y garantía entre la Financiera ParaTodo
S.A.E.C.A. y los demandados. La primera se encuentra instrumentada en los cinco pagarés que obran a fs.
10/14 de autos, y la segunda en la escritura pública N° 165 de fecha 10 de diciembre de 1996, pasada ante la
Escribanía Pública Ana María Mendoza de Acha, que instrumenta una línea de crédito abierta a favor del señor
José Elías Toral Carrillo de hasta Gs. 140.000.000 (ciento cuarenta millones de guaraníes), con la especificación
contenida en la cláusula quinta de dicha hipoteca, que dice: "La hipoteca constituida por este acto, garantiza
en la forma mas eficaz de derecho, además de la obligación relacionada, todas las demás obligaciones que el
deudor tuviese contraídas hasta la fecha con la financiera, o las que contrajere en el futuro por cualquier
concepto".
En el artículo 2.359 del Código Civil, al respecto preceptúa: "Puede constituirse hipoteca en garantía de un
crédito condicional o indeterminado en su valor, o de una obligación eventual, o de hacer o no hacer, o que
tenga por objeto prestaciones en especie, siempre que se declare un valor estimativo en el acto de
constitución, el cual podrá ser reducido por el deudor, si procediere. La falta de determinación del crédito
eventual garantizado no obstará a la validez de la hipoteca, toda vez que se precise su monto máximo".
Consecuentemente, resulta licito amparar las obligaciones o deudas que surjan del pacto hipotecario con
dicha garantía real, la cual se torna eficaz desde su inscripción en la Dirección General de los Registros Públicos
y cualquier sea su causa fuente, hasta el limite fijado en el contrato.
En el caso, los pagaré presentados para su cobro se encuentran garantizados por la hipoteca formalizada
hasta cubrir la suma de Gs. 140.000.000. de ahí que devienen en documentos amparados con garantía
hipotecaria, pero no son pagarés hipotecarios en los términos del Art. 2371 del C.C., y por tanto, no sujetos a la
obligatoriedad de su previa inscripción en los Registros Públicos.
Por tanto, la acción de inconstitucionalidad no puede prosperar. Es mi voto.
A su turno, la Doctora Pucheta de Correa dijo: Comparto y me adhiero al voto del Ministro Doctor Fretes
por sus mismos fundamentos.
A su turno, el Doctor Blanco, manifestó que se adhiere al voto de los Ministros Doctores Altamirano Aquino
y Torres Kirmser, por los mismos fundamentos.
A su turno, el Doctor Rienzi Galeano, manifestó que se adhiere al voto del Ministro, Doctor Garay, por los
mismos fundamentos.
Con lo que dio por terminado el acto, firmando SS.EE., todos por ante mí, de que certifico, quedando
acordada la sentencia que inmediatamente sigue:
Por los méritos expuestos resulta de la votación de la Corte Suprema de Justicia, resuelve: No hacer lugar,
con costas, a la acción de inconstitucionalidad promovida por José Elías Toral y Braulia Midori Sakamoto de
Toral, por sus propios derechos y bajo patrocinio de abogado, contra el Acuerdo y Sentencia N°. 141 del 23 de
diciembre de 2002, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Primera Sala de la Capital, por
improcedente. Anotar, registrar y notificar una copia a la Excma. Corte Suprema de Justicia.- Antonio Fretes.-
Victor Manuel Núñez Rodríguez.- José V. Altamirano Aquino, Alicia Beatriz Pucheta de Correa.- Sindulfo
Blanco.- Wildo Rienzi Galeano.- Cesar Antonio Garay.- José Raúl Torres Kirmser.- Miguel Oscar Bajac Albertini.
LEY N° 3.120
QUE MODIFICA LOS ARTÍCULOS 2.294, 2.296, 2.299, 2.306, 2.327, 2.330, 2.335, 2.339, 2.346 Y 2.353 DE LA LEY
Nº 1.183/85 “CÓDIGO CIVIL”.
EL CONGRESO DE LA NACION PARAGUAYA SANCIONA CON FUERZA DE
LEY:
Artículo 1º.- Modifícanse los Artículos 2.294, 2.296, 2.299, 2.306, 2.327, 2.330, 2.335, 2.339, 2.346 y 2.353 de
la Ley Nº 1.183/85 “Código Civil”, que quedan redactados como sigue:
“Art. 2.294.- Por la constitución de prenda, se entrega al acreedor una cosa mueble o un título de crédito en
seguridad de una obligación cierta o condicional, presente o futura. La prenda convencional podrá ser
constituida por el deudor o un tercero. Éste no quedará, en este caso, personalmente obligado, pero
responderá por la evicción. La prenda puede ser, según el caso, prenda referida a deuda cierta o prenda
abierta.”
“Art. 2.296.- Para que la prenda pueda oponerse a terceros, debe constar su constitución en instrumento
público o privado de fecha cierta, sea cual fuere la importancia del crédito. Debe el instrumento mencionar el
importe del crédito o tratándose de prenda abierta el monto máximo de afectación de la cosa dada en prenda.
Además, deberá contener una designación detallada de la especie y naturaleza de los objetos dados en
prenda, su calidad, peso y medida, si estas indicaciones fuesen necesarias para individualizarlos.”
“Art. 2.299.- La prenda garantiza el pago preferente de la deuda, sus intereses convencionales así como los
moratorios y punitorios, las cláusulas penales y, en su caso, los daños causados por la falta de cumplimiento de
la obligación, como también las costas de la ejecución. Si la prenda es abierta, el monto de la deuda, los
intereses, cláusulas penales, gastos, costas y daños serán pagados con preferencia sólo hasta el monto máximo
de afectación. Si existiere remanente, éste constituirá un crédito sin garantía. Si la prenda se constituyó por un
tercero, no puede ser extendida la obligación por actos jurídicos posteriores del deudor.”
“Art. 2.306.- Los acreedores del constituyente pueden pedir la venta de la prenda bajo las condiciones
establecidas en este Código, sin estar obligados a satisfacer antes al acreedor prendario. El derecho de éste se
limitará a ejercer su privilegio sobre el precio de la cosa, de acuerdo con el Artículo 2.299.”
“Art. 2.327.- La prenda con registro no requiere la entrega de la cosa. Bastará para constituirla la inscripción
en el Registro Prendario, quedando las cosas gravadas en poder del deudor, a título de depositario regular, con
las obligaciones y derechos correspondientes. La prenda con registro podrá constituirse bajo las mismas
modalidades establecidas para la prenda común, y estar referida a obligaciones ciertas y presentes o a
obligaciones condicionales o futuras. Tratándose de vehículos u otros bienes registrables, para constituirla
bastará la inscripción de la prenda en el registro correspondiente a éstos.”
“Art. 2.330.- No podrán ser prendados los bienes mencionados, cuando por virtud de hipoteca constituida
sobre el bien inmueble al cual accedan, sea por su adhesión física al suelo, con carácter de perpetuidad o sin
él, o por su destino, estén afectados al cumplimiento de otra obligación, a no ser que el acreedor en
conocimiento del anterior gravamen, acepte expresamente la garantía, y se hiciere constar así con
determinación clara del mismo, en el documento en que se formaliza el contrato. La hipoteca inscripta con
posterioridad a la prenda, no afecta a ésta.
Los bienes gravados con prenda registrada, garantizarán al acreedor, con privilegio especial, el importe del
préstamo, intereses y gastos, y la acción ejecutiva y secuestro en los mismos casos en que procede a favor del
acreedor hipotecario. Si la prenda es abierta, la garantía se extiende sólo hasta el monto máximo de
afectación.”
“Art. 2.335.- Si se trata de prenda referida a obligaciones ciertas y presentes, el contrato de prenda con
registro, deberá contener los nombres, apellidos y domicilios de los contratantes, el lugar de su celebración, la
fecha de vencimiento del crédito y su monto, interés anual del mismo y lugar del pago. Si se trata de prenda
constituida para garantizar obligaciones condicionales o futuras, bastará que las partes indiquen el monto
máximo de afectación de los bienes dados en prenda. En todos los casos, se deberá consignar la
individualización exacta de los bienes gravados y ubicación de éstos; si están o no libres de gravámenes y los
que reconocieren a la fecha del contrato y si existe seguro. Tratándose de ganados, se los individualizará,
especificándose su número, edad, sexo, marca o señal, raza y calidad en su caso; y en cuanto a los productos,
su calidad, peso y número. En los productos industriales, se consignarán su naturaleza, cantidad y marca de
fábrica, y en los frutos, se especificará si son o no fungibles, determinándose en el primer caso, su calidad,
graduación y variedad.”
“Art. 2.339.- La obligación prendaria cierta y presente podrá fraccionarse, documentándose en pagarés
endosables, haciéndolos constar en el contrato y en cada documento, e inscribiendo los pagarés como sus
endosos en el Registro Prendario. El acreedor sólo podrá ejecutar su crédito haciendo valer su pagaré.”
“Art. 2.346.- El contrato registrado, conjuntamente con los pagarés prendarios, en su caso, confiere al
acreedor acción ejecutiva sobre la prenda, o sobre la indemnización debida por el seguro, en caso de siniestro.
La acción se promoverá ante el Juzgado del domicilio del deudor, o el de la situación de la cosa prendada.”
“Art. 2.353.- En caso de venta de los bienes prendados, sea por mutuo convenio o por ejecución judicial, el
producto de ella será liquidado en el orden y con las preferencias siguientes:
a) pago de los gastos de justicia, de administración y conservación de los bienes prendados, incluso salarios
desde la fecha del contrato hasta la venta, así como, de arrendamiento del campo donde pastaron los
animales, si el deudor no fuere propietario del mismo. Si el arrendamiento se hubiere estipulado pagadero en
especie, el locador tendrá derecho a que le sea pagado su crédito en esa forma;
b) pago de impuestos fiscales y municipales que graven los bienes prendados;
c) pago del capital e intereses adeudados al acreedor prendario; y,
d) pago de los salarios, sueldos y gastos de recolección, trilla y desgranado u otros semejantes que se adeuden
con anterioridad al contrato, siempre que estos créditos gocen de privilegio, según las disposiciones de este
Código.
Los acreedores a que se refiere el inciso a) gozan de igual privilegio, y serán prorrateados en caso de
insuficiencia del producto de la venta.
Tratándose de prenda con registro referida a obligaciones condicionales o futuras, esta preferencia se
extenderá, en todos los casos, hasta el monto máximo de afectación de los bienes prendados.”
Artículo 2º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Aprobado el Proyecto de Ley por la Honorable Cámara de Diputados, a los treinta y un días del mes de agosto
del año dos mil seis, y por la Honorable Cámara de Senadores, a los cinco días del mes de diciembre del año
dos mil seis, quedando sancionado el mismo, de conformidad

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