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Agradecimientos especiales a:
Colectivo Kybernus
Sociedad Nayarita de Psicología A.C.
Instituto Nayarita de la juventud
Referencias bibliográficas..................................................................... 44
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CARTA AL LECTOR
Antes de adentrarnos en el contenido general de este manual,
nos gustaría que leyeras esta pequeña carta que ha sido escrita
especialmente para ti.
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Capítulo 1.
Lo que necesitamos saber.
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En lo que respecta al panorama local, de acuerdo con los Servicios
de Salud de Nayarit (2020) las cifras de muerte por suicidio han ido
en incremento paulatino, pero no altamente notorio, es decir, para
el año 2017 se habían registrado un total de 66 casos, mientras para
el 2018 la cifra incrementaría a 78 casos, en el 2019 a un total de
82 y 84 casos durante el 2020, siendo a su vez las localidades con la
mayor acumulación Tepic, Bahía de Banderas y Santiago Ixcuintla.
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Lo anteriormente mencionado nos sirve para profundizar en
la conducta suicida como una condición latente en nuestra
comunidad y sobre todo para posicionarnos en la necesidad de
atender a dicho problema de manera oportuna a través de los
servicios de atención a la conducta suicida en Nayarit que se
desprenden de programas gubernamentales o en el sector privado.
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Entonces pareciera que el panorama es completamente
desalentador, sin embargo, podemos decir que no es así,
esta realidad más allá de manifestar un conflicto, representa
una amplia área de oportunidad que tiene nuestro Estado para
realizar labores que fomenten el bienestar y la integridad de las
personas que formamos parte de esta comunidad, por ende,
una opción completamente viable y económica consistiría
en formar una población guardiana, es decir, la formación
de porteros, también llamados guardianes o Gatekeepers se
utiliza dentro de estas labores de prevención para caracterizar
aquellas personas que incidentalmente tienen la posibilidad
de establecer contacto cara a cara con las personas con riesgo
suicida y tienen la capacidad de poder identificar las señales
de alerta que permitan derivar o acompañar ante instituciones
donde puedan recibir ayuda profesional (Burnette et al., 2015).
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¿Qué se entiende por conducta suicida?
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• La experimentación de estados emocionales que
representan malestar profundo, el cual las personas evalúan
como inaceptables y que se generan debido a situaciones que
se presentan en nuestro día a día a través de lo que vemos
o vivimos (eventos externos) o posiblemente debido a cosas
que pensamos, imaginamos o sentimos (eventos internos).
• La tendencia a evitar el dolor o malestar emocional
como una estrategia de resolución para los problemas, las
cuales se emplearán más y más seguido hacia la mayoría
de las condiciones problemáticas que se presenten.
• El incremento constante del riesgo suicida a mediano y largo
plazo debido al uso de estrategias para la resolución de problemas
que enfatizan en la evitación del malestar emocional, lo cual
predispone al uso de estrategias cada vez más intensas y extremas.
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La probabilidad de morir por suicidio.
Otro punto sumamente importante es el activar una percepción
de riesgo acerca de lo inmerso que estamos en la conducta suicida
a veces sin lograr identificarlo, así pues, cada persona se encuentra
en contacto y constante interacción con diversas situaciones
que al presentarse van de manera acumulativa incrementando
la probabilidad de que se experimenten estados emocionales
desagradables o que supongan un malestar profundo, pensamientos
acerca de su propia muerte o que se intente terminar con la propia
vida. Dicha probabilidad es conocida como riesgo suicida (OMS,
2014; Suicide Prevention Resource Center [SPRC] & Rodgers, 2011).
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• Riesgo bajo: la persona experimenta pensamientos de
muerte como “no tiene sentido seguir adelante” o incluso una
ideación suicida directa como “sería mejor terminar con mi vida”.
• Riesgo medio: la persona presenta ideación suicida, pero
también una planificación, sin embargo, esta no tiene una fecha
establecida o bien refiere a un lapso relativamente largo, pudiese
identificarse con expresiones como “un día me quitaré la vida”.
• Riesgo alto: las personas presentan ideación
suicida además de una planificación con un momento
de realización estipulado próximo e incluso inmediato.
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Como hablar acerca de la conducta suicida.
En el estudio científico tanto como en la prevención del
suicidio existe la necesidad de una regular la manera
en que se habla de la conducta suicida, ya que esto
podría conllevar diversos beneficios, por ejemplo, podría
incrementar directamente el conocimiento y la eficacia de las
intervenciones en la conducta suicida (Patrick et al., 1996).
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También agregan que se debe omitir el uso del término
para suicidio, ya que anteriormente se utilizaba para
referirse a la violencia auto dirigida; sin embargo,
ya se reemplazó por la violencia auto dirigida con o sin
intención de quitarse la vida; es decir, acciones que resultan
en un daño a la integridad o salud de quien las lleva a
cabo, esto con o sin la intención de poner fin a su vida.
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Mitos acerca del suicidio; cosas que necesitamos
dejar de creer.
De acuerdo con la OMS (2014) se plantea que existen una serie
de mitos en torno al suicidio y además de dejar en claro que no
son ciertos, se mencionan los hechos comprobables, por ejemplo:
Un mito dice que quienes hablan del suicidio no lo
realizaran realmente; la realidad es que estas personas
pudieran estar pidiendo ayuda hablando de ello.
Otro de los mitos menciona que la gran mayoría de los
suicidios suceden sin avisos previos, solo repentinamente; la
realidad es que la mayoría de las personas que terminan con
su vida muestran señales de alerta antes de que suceda esto.
Uno más de los mitos es que solo las personas que tienen
enfermedades mentales se suicidan; la realidad de esto es que,
si bien un trastorno mental puede ponerte en un mayor riesgo
suicida, no es una condición que lo determine en su totalidad.
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Factores de riesgo sociodemográficos:
• Ser hombre.
• Tener de 15 a 25 años.
• Dificultades para acceder a servicios de salud y recibir asistencia.
• Acceso a medios utilizables para el suicidio.
• Estilos inapropiados de comunicación sobre el suicidio en medios de comunicación como noticias,
periódicos, etc.
• Estigmatización de quienes buscan ayuda por comportamiento suicida.
• Experimentación de sucesos estresantes como ambientes de guerra o conflicto social y desastres
naturales.
• Aculturación (desplazamiento de indígenas u otras personas).
• Experimentación de discriminación.
• Aislamiento social (real o percibido).
• Experimentación de abusos, violencia o relaciones interpersonales conflictivas.
• Desventajas socioeconómicas.
Factores biológicos:
• Historial de enfermedades o padecimientos en la familia.
• Alteraciones en el funcionamiento del cerebro.
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Factores de protección ante el suicidio.
Por su parte, los factores protectores también se encuentran en
múltiples niveles como sería el individual, familiar y de comunidad,
a su vez, estos suelen identificarse como diversas características que
disminuyen el riesgo de que una persona emita comportamientos
suicidas, desde la ideación hasta el acto y muchas veces se encuentran
como una contraparte de los factores de riesgo (SPRC, 2011).
Factores sociodemográficos:
• Acceso a servicios de salud integral, salud mental y atención efectiva.
• Integración social, es decir que el individuo participe e interactúe de manera activa en su comunidad.
• Relaciones saludables.
• Contar con sistemas de apoyo.
Factores psicológicos:
• Llevar a cabo un proceso psicoterapéutico.
• Habilidades para la solución de problemas y estrategias de afrontamiento.
• Capacidad de auto motivarse, autoestima positiva y sentido de autoeficacia percibida.
• Capacidad de buscar ayuda cuando surgen dificultades.
• Estrategias de regulación emocional.
• Comunicación asertiva.
Factores individuales:
• Establecer metas y proyectos de vida.
• Tener responsabilidades por otros.
• Percibir el control de nuestra vida.
• Actividades recreativas.
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Señales de alerta.
En ocasiones, antes de un suicidio o intento de este, aparecen señales
o conductas que hacen posible la detección del riesgo. Es importante
que conozcamos cuales son las señales, para entonces, ofrecer apoyo
y, por ende, minimizar el riesgo del intento o el suicidio. Por una
parte, Gary y Vázquez (2010) nos indican que estas señales de alerta
se presentan a través de manifestaciones verbales y no verbales, las
cuales también pueden ser directas e indirectas por parte del sujeto.
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Por su parte las señales indirectas son indicadores que representan
cambios menos evidentes en la conducta, estos pueden asociarse
a pensamientos o planes suicidas. Podrían ser ejemplo de esto:
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Pautas de comunicación y acercamiento.
El primer contacto con una persona con posible riesgo suicida es
muy importante. Si se maneja de la manera adecuada, puede
establecer una relación de ayuda efectiva y aumentar la receptividad
de la persona para tener la apertura de recibir ayuda (National Child
Traumatic Stress Network, 2006). Por eso diversos autores como
Percibale(2019) mencionan que es primordial una comunicación
y acercamiento que se base en el respeto, la comprensión y la
tolerancia.
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• Actitud tranquila, con respeto, amable y cordial, pero firme.
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Así como hay actitudes que favorecen a la comunicación,
hay otras que se aconseja evitar a toda costa, tales como:
• No aconsejar.
• No ponerse de ejemplo.
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Consideraciones sobre la cultura
El contacto físico que se considera adecuado puede variar de
persona a persona, y de cultura o grupo social, por ejemplo,
podemos experimentar inquietud por saber que tanto podemos
acercarnos a alguien, cuánto contacto visual establecer, o si tocar
o no a la persona, principalmente a alguien del sexo opuesto.
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Capítulo 2.
Modelo ESPERA; Hablemos del suicidio.
Es sumamente importante que antes de ahondar en
los pasos estratégicos que a este manual conciernen
visualices la profundidad y complejidad que anteriormente
hemos planteado referente al comportamiento suicida.
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Atiende a tus emociones; si observas un posible riesgo suicida en
alguien, antes de establecer contacto identifica la manera en que
te sientes, es importante que te encuentres relajado en la mayor
medida posible, también analiza si anteriormente has estado
experimentando situaciones complejas que pudiesen tenerte
en un estado mayormente sensible que de costumbre, también
puedes apoyarte en las siguientes preguntas y si en su mayoría
las respuestas son afirmativas, adelante, continua con los pasos.
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El trasfondo que hemos querido plasmar en la creación de este
modelo recae justamente en la palabra ESPERA ya que estamos
convencidos de que si en lugar de juzgar, ignorar o dar cosas por
hecho, nos damos un poco de tiempo para hablar de lo que sentimos
y del suicidio, podemos encontrar motivos para seguir con vida.
Escucha.
La escucha es una acción natural y activa que supone la capacidad
de recibir, entender, interpretar y responder a los mensajes
(verbales y no verbales). Es un trabajo arduo y una compleja
operación psicológica, en la que muchas veces se puede llegar a
perder la concentración, debido a varios factores (Cova, 2012).
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Entonces, al pedirte que escuches, procuramos ir un poco más allá de
los oídos, pedimos que esto se haga empleando la mayor cantidad de
nuestros sentidos.
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Siente.
Llegados a este punto, es posible que ya tengamos un vínculo de
amistad o compañerismo, es decir, algún grado de complicidad dada
por el interés en la integridad y bienestar con esta persona a la que se
ha identificado como posiblemente en riesgo, lo cual podrá facilitar el
procedimiento, sin embargo, antes de ello es posible que esta fuese
la primera vez que hablaríamos con esta persona, en ese caso, es
importante preguntarles su nombre y presentarnos, nuestra actitud
debe precisa ser empática, de respeto e interés, con calidez y afecto,
aproximándonos lentamente, permitiéndole llorar o enfadarse, si así
lo desea, es decir, incitando a la expresión.
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En la mayoría de los casos el dar discursos es irrelevante, uno de
los factores que conllevan mayor importancia recae en el poder
expresarle al otro la compañía que estamos brindando, aunque
esto sea permaneciendo en silencio en algunos momentos (Guerra
et al., 2010).
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Pregunta.
Tal vez una de las mayores dudas que surjan en ti sea ¿Qué vamos
a preguntar? y esto lleve consigo ciertas inquietudes, por ejemplo:
seguramente si le preguntamos acerca del suicidio le vamos a
incitar a que lo haga. Pero descuida, como anteriormente ya se
mencionó, esto es un mito, y a veces, la única manera de encontrar
una solución es hablar de lo que está pasando (OMS, 2014).
En resumen:
• Atiende cualquier expresión que indique riesgo, es
decir, no des por hecho que las personas bromean o no
hablan en serio cuando mencionan el suicidio o algo similar.
• No tengas miedo al hablar del suicidio, es decir, pregunta
para que puedas clarificar: ¿Has pensado en el suicidio?,
¿Tienes algún día establecido para hacerlo o sabes cómo o
con qué?, entre más detallado esté el plan, más riesgo suicida
existirá, pero también el conocerlo con el mayor detalle posible
permitirá brindar toda esta información al momento de referir.
• Valida el
sufrimiento, es decir, comprende que
lo que es doloroso para otros puede no serlo
para nosotros y que aun así sigue siendo importante.
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Esperanza.
La esperanza va relacionada con una creencia, motivación o
confianza de que alguna situación pueda cambiar al realizar
algunas acciones, sin embargo, es común encontrar que las
personas en riesgo de suicidio consideran que a pesar de esforzarse
no lograran que las cosas sean diferentes (Morales, 2018).
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¿Qué quieres hacer; comer o caminar? etc. (Carmona et al., 2015).
Así mismo, es necesario dedicar más tiempo para escuchar que para
hablar, la escucha activa, autentica y reflexiva es muy importante,
ya que con ella podremos reconocer comentarios positivos y, por
ende, apoyarlo desde esas situaciones. Por ejemplo, quizá la persona
menciona “Mi mascota se quedaría sola si algo me pasa”, entonces, es
importante apoyar desde ese comentario, remarcando la importancia
que tiene su presencia en la experiencia de otras personas, situaciones
o seres vivos. Toda verbalización positiva es importante en el momento
(Jiménez, 2016.
En resumen:
• Facilita elementos de control.
• Dedica más tiempo para escuchar que para hablar.
• Reconoce todo esfuerzo y características positivas.
• No minimices sus emociones.
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Refiere.
Como hemos hablado en este manual, tú puedes apoyar en la prevención
del suicidio acercándote a personas con riesgo; sin embargo, no por
eso te conviertes en un profesional de la salud. Es importante apoyar a
tu conocido o a la persona en riesgo a llegar a establecimientos donde
pueda recibir atención por parte de un psicólogo o psiquiatra para
manejar de manera profesional y mayormente eficaz su situación, lo
cual conlleva mayores probabilidades de llegar a una solución.
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• Identificar que además de la ayuda que nosotros (guardianes
sumamos, también es requerida la ayuda de familiares,
profesionales de la salud, etc.
• Mencionar que la información brindada a estas redes de apoyo
solo será relacionada y abordada desde el riego suicida y la
necesidad de atención psicológica, censurando información
aledaña que pueda ser sensible, por ejemplo: un joven que se
percibe rechazado por su familia debido a sus preferencias
sexuales y ante esto contempla la posibilidad de morir por
suicidio como una alternativa. En dicho caso lo que se aborda
con la familia es la existencia del riesgo y la necesidad de
atención, más no la condición personal del joven.
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En una segunda parte, el trabajo del guardián continua, pero
ahora de manera indirecta justo después del primer abordaje:
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La labor de los guardines en el proceso de referir es
muy importante y podría ser el aspecto medular para
que haya una intervención adecuada del riesgo suicida.
Algunas de las recomendaciones que puedes tener son:
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Acompaña.
Además de la destacada ayuda y auxilio que proporcionan los
guardianes, la labor de acompañar a las personas con riesgo
suicida es una tarea humanitaria que proporciona un contacto
afectivo cálido, consuelo y comprensión (De la Torre, 2013)
lo que asegura la transición entre los contactos de apoyo, el
acceso a servicios de atención y el seguimiento en continuidad.
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Recomendaciones al acompañar
a una persona en riesgo suicida:
• Evaluar la situación como imperante.
• Hablar de forma clara y permisiva sobre el suicidio.
•
Expresar preocupación genuina sobre la situación de manera
tranquila.
• Disponer más tiempo a escuchar que hablar.
• Validar sus emociones sin emitir juicios.
• Involucrar a personas allegadas y significativas.
• Explicar las alternativas que pueden poner en práctica ante la
situación, como asistir a atención psicológica.
• De ser posible, permanecer constante e intermitentemente con
la persona.
• Mantener una línea de contacto directa con la persona enriesgo,
en la que pueda contactarnos ante una crisis o intento suicida.
• Planificar actividades culturales, sociales, físicas o de ocio en
conjunto y en solitario que la persona disfrute.
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¿Qué debemos evitar
al momento de acompañar?
• Cuestionar la pertinencia y ética del suicidio.
• Dar sermones que impongan el valor de la vida.
• Desafiar a la persona a que lo haga.
• Denotar preocupación excesiva o espanto.
• Prometer confidencialidad.
• Dar consejos fáciles (“Échale ganas”).
• Dejar sola a la persona en crisis.
• Hostigar a la persona con excesiva presencia y control (Rueda,
2010; Ministerio de Sanidad, Política social e Igualdad, 2020).
En resumen:
• Se una red de apoyo.
• Da seguimiento al tratamiento.
• Acompaña a lugares de esparcimiento.
• Evita ser persecutorio.
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Para este punto, si dentro de tu escenario cotidiano pudiste identificar
a una persona con riesgo suicida, generaste un acercamiento para
preguntar y acompañar de manera genuina y sin juzgar, y a su
vez referir a un servicio profesional, habrás logrado concretar los
objetivos generales del modelo ESPERA, recuerda que la importancia
de los guardianes radica que en el escenario natural ya sea tu casa,
vecindario, escuela, trabajo o comunidad, proveer esta ayuda significa
coadyuvar en la prevención del suicidio, es dar la oportunidad de
ser escuchada una voz que quizá pedía auxilio pero no lograba ser
identificada, tu labor es un eslabón indispensable en el quehacer que
como ciudadanos en general podemos aportar hacia este problema
de salud pública mundial.
A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar,
pero el mar seria menos si le faltara esa gota.
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