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Primer conversatorio sobre los Derechos Humanos en Centros de Acogida, de Día y Geriátricos.

La Paz, 26 de agosto de 2013.


M. Mercedes Zerda C.
Psicóloga con especialidad en psicogerontogía.
CAUP – Awicha.

Envejecimiento y vejez

El envejecimiento es un proceso natural, gradual, de cambios y transformaciones en el


ámbito biológico, psicológico y social, que se estructuran en el transcurso del tiempo. El
envejecimiento es universal, nadie se escapa de él, es permanente e implica deterioro
paulatino de las funciones del organismo.

Cuando hablamos de “envejecimiento” nos referimos al proceso biopsicosocial por el que


estamos permanentemente cambiando como consecuencia del tiempo que pasa, nos
referimos a algo que está pasándonos a todos permanentemente.

En cambio, la vejez es el estado de ser viejo, al hablar de “la vejez” nos referimos al estado
en que están las personas de más de 60 años como un grupo concreto ya existente,
podríamos decir que es un concepto más estático.

Fabricación social de la vejez.

La vejez es un fenómeno social, las sociedades tienen personas viejas dentro de su seno y
las perciben de cierta manera. Les atribuyen ciertas características y esperan ciertos
comportamientos de las personas que son consideradas viejas. Es decir, hay una
percepción del envejecimiento “fabricada” a partir de la sociedad.

Las características de distintas sociedades provocan condiciones sociales, culturales,


económicas y políticas que ubican a cada persona en un lugar determinado dentro de
estas mismas sociedades y a las personas de cada edad les da un rol distinto.

También la sociedad determina cómo envejecen sus distintos grupos, los pobres envejecen
de manera distinta de los ricos, los campesinos de forma distinta de quiénes viven en las
ciudades.

Las características de la vejez, tanto como las posibilidades de la misma, son recogidas
por el entorno social para fijar pautas y dictaminar qué puede y qué no puede, qué debe y
qué no debe hacer una persona vieja o cómo debe o no debe lucir.

Estos mandatos sociales que responden al desarrollo de cada sociedad, no siempre se


hacen de acuerdo a las necesidades de la sociedad o del grupo de edad, muchas veces son
mandatos ciegos, fruto de estereotipos sociales rígidos o de ideología imperante en cada
sociedad o en la misma sociedad en diferentes momentos históricos.
Para ilustrar esto voy a presentar una serie de fotos 1 de distintas mujeres para que al
mirarlas se haga un cálculo de la edad que tenían al momento de ser fotografiadas.

Cada imagen tiene señalado el año en el que fue tomada la fotografía.

Es difícil acertar en la edad de las fotografiadas. Todas tienen cincuenta años.

Cuando observamos las imágenes sabiendo la edad, podemos darnos cuenta gráficamente
como lucía una mujer cincuentona en diferentes momentos históricos, de acuerdo al
mandato social y cómo se esperaba que luciera en esa época; pero lo más interesante es
ver cómo esa imagen socialmente aceptada ha ido cambiando a lo largo del tiempo.

El “viejismo” de la cultura occidental

El "viejismo" es un prejuicio (una actitud no pensada sino incorporada a través de los


años y trasmitida por la cultura) por el que atribuimos características negativas a la vejez.
La persona envejecida al perder las cualidades que se consideran buenas en la sociedad
consumista: juventud, fortaleza, productividad, pierde valor y se la repudia. Estas

1
Las cuatro primeras imágenes han sido tomadas de: Hitzig, J: Introducción a la Biogerontología. El estallido
de la longevidad. Universidad Maimónides. Buenos Aires 2009.
actitudes negativas surgen en las sociedades que tienen miedo al envejecimiento porque
no lo ven como un proceso natural.

El viejismo es una conducta social, según la cual se establecen actitudes de


desconsideración y segregación hacia las personas simplemente por el hecho de envejecer.

Estas ideas funcionan dentro el contexto social ya como mitos o como prejuicios, pero en
todo caso perjudicando el buen envejecer y dificultan la adecuada inserción de las
personas adultas mayores a la sociedad.

Diferencias culturales y envejecimiento

La cultura occidental que es la dominante en el mundo y también en nuestro país, nace de


la tradición griega y romana, las cuales tomaron un camino de privilegiar la belleza y la
fortaleza física, ambos atributos de la juventud.

Cada sociedad, enfrenta el proceso de envejecimiento de diferente manera de acuerdo a


sus propios valores culturales. Sin embargo podemos afirmar que en general se
diferencian dos grandes tendencias: la que entiende el envejecimiento como la última
etapa de la vida y la que percibe el envejecimiento como un proceso:

a. Para la primera, el envejecimiento significa el deterioro final previo a la muerte,


según este punto de vista, los seres humanos se desarrollan en etapas subiendo una
especie de pirámide en la cual la niñez y la adolescencia se visualizan como etapas
de ascendencia, la juventud y edad adulta son las etapas en que se ocupa la
cúspide de la pirámide y el envejecimiento significa la etapa de descender la
pirámide. La niñez y adolescencia son la preparación para ser joven y adulto lo que
significa belleza, fortaleza física, riqueza y sobre todo productividad, el
envejecimiento es bajar la pirámide y significa perder la belleza, la fortaleza física,
la capacidad productiva, esto hace que los envejescentes sean considerados inútiles.
Este punto de vista es propio de la cultura occidental.

b. Para las sociedades que tienen su origen en culturas orientales, como las culturas
nativas de América, el envejecimiento es natural y se lo percibe como un proceso.
El desarrollo humano no pasa por etapas sino que es un proceso permanente que
empieza antes del nacimiento y no termina con la muerte. La vida es entendida
como un permanente proceso de cambio en el cual ninguna de sus partes es más
importante que otra, de este modo se valora al niño por su inocencia, al joven por
su fortaleza y al anciano por su sabiduría.
Imagen de la vejez en los centros de acogida

Las sociedades fabricamos la vejez y por consiguiente decidimos (aunque no de manera


consciente) el lugar que ocupan y cómo se las debe tratar.

En los ámbitos familiares, comunitarios e institucionales. El Estado tiene una mirada


ideologizada de la vejez, los medios de comunicación se encargan de reforzar estereotipos
que son resultado de las representaciones sociales vigentes. De modo que en las distintas
instituciones de acogida también se tiende a “acatar” las concepciones dominantes.

La siguiente fotografía ha sido tomada en una rotonda de la ciudad de Santa Cruz de la


Sierra, justo sobre la avenida en la que se encuentra el Hogar de Ancianos Santa Cruz.

Nos muestra el imaginario colectivo que subyace en la sociedad cruceña, sobre la atención
a las personas ancianas.

Cada centro de acogida debería reflexionar sobre la imagen de vejez que domina nuestras
acciones, los estereotipos y prejuicios, que quizá sin pensarlo, estamos difundiendo.

Pensar la vejez en primera persona.

Si somos conscientes de que la vejez es un concepto que fabricamos entre todos, y que
cada cultura, en diferentes épocas ha fabricado una idea de vejez, debemos analizar con
cuidado ¿cuál es la vejez que estamos fabricando ahora?
Y luego, asumir con seriedad que esa es la vejez que viviremos, la que estamos fabricando,
no pensemos en normas para “las personas adultas mayores” en tercera persona, sino
“para mí”, en primera persona, pues nosotros seremos quienes viviremos la vejez social
que estamos fabricando.
La Paz, 26 de agosto 2013.

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