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Fundamentación:
Cada familia tiene un ritual propio de estos momentos y varían según su cultura,
costumbres y el tiempo generacional, el grupo social, etc. Es por esto que es de suma
importancia que los docentes o los adultos que estén a cargo de ese niño/a, conozcan
detalladamente cómo realizan estas pautas de crianza en casa, para poder establecer
estrategias que den coherencia y continuidad a los cuidados que brindan en ambos
ámbitos; Los diferentes cambios serán acordados previamente con la familia, de manera tal
de ir estableciendo variaciones que posibiliten nuevos aprendizajes.
Progresivamente estos “rituales” irán mutando según las capacidades de cada niño/niña; en
ese proceso, se busca que adquiera pautas sociales, que adopte un ritmo diario y que
construya su autonomía. Es importante que la organización sea objeto de reflexión y
anticipación por parte del docente. No buscamos seguir un horario inamovible del cambiado
de pañales, por ejemplo, ignorando el reclamo de un niño/a que está sucio y desea
cambiarse; ni, por el contrario, que sus necesidades sean satisfechas en cualquier momento
y acomodarse al reclamo de ese niño/a; se busca conseguir un equilibrio entre ambas
posturas, estableciendo ritmos diarios de alimentación, sueño, higiene.
Ahora bien, si hablamos de actividades referidas al sueño, entendemos que un niño bien
descansado se desempeña mejor en los diferentes ámbitos donde se desenvuelve, en este
caso, la institución escolar. Las necesidades del sueño varían con la edad; a medida que
crecen, las horas de sueño se concentran a la noche y se reducen durante el día. Debido a
que muchos niños pasan gran parte del día en la institución escolar, es preciso que se
establezcan las condiciones necesarias para el momento del sueño; será importante que el
personal docente prepare el ambiente, los elementos a utilizar, el modo de propiciar el
sueño; que intente mantener la higiene y evite que se compartan los objetos personales e
intercambiables de los niños (sábanas, mantas, etcétera). Se les podrá permitir a los niños
tener objetos que los ayuden a dormir, que les den seguridad y apoyo entre ellos, como
muñecos de peluche, mantas o almohadas. Es recomendable que el espacio destinado sea
tranquilo y que esté resguardado de los ruidos y lugares de mucha circulación, con
suficientes puertas y ventanas para favorecer la ventilación y la iluminación natural, que
contribuyen a la relajación; propiciar también una temperatura adecuada. Por otra parte,
será esperable que se cumplan ciertas condiciones de seguridad, como por ejemplo que los
muebles tengan puntas redondeadas, que los enchufes estén alejados del alcance de los
niños/as, que el suelo sea antideslizante y que los artefactos de calefacción tengan una
ubicación alejada de ellos y no peligrosa. Se podrá iniciar el momento de dormir con una
música suave, que acompañe y dé indicios de dicho comienzo.
Respetar el ritmo de sueño de cada uno de los niños, dejándolo dormir tantas veces al día
como sea necesario y permitiendo que despierte espontáneamente, teniendo en cuenta que
el horario de la siesta no debe ser rígido e igual para todos. Como también respetar los
rituales propios de cada niño previos al momento de dormir, como mencione al comienzo.
Bibliografía:
“Diseño Curricular para la Educación Inicial. Niños desde 45 días hasta 2 años” (2016).
https://www.buenosaires.gob.ar/sites/gcaba/files/dc_de_45_a_2_anos._parte_ii.pdf
“Diseño Curricular para la Educación Inicial. Niños de 2 y 3 años” (2000)
https://www.buenosaires.gob.ar/sites/gcaba/files/ni_dc_2-y-3-anos_0.pdf
Pedagogía de la crianza. Un campo teórico en construcción.
Claudia Alicia Soto y Rosa Violante. (cap 7)
https://docs.google.com/document/d/17nuV48p7EdBTGm0EPN_RKNLv4oX9K0jK/edit