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Psicolo$a delyo
Las ocho etapas del desarrollo de Erikson
Karcn Homey y una inlerprelación feminisra del psicoanálisis
Énlasis en el yo y la noción de narcisismo
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medio de terapia por bulimia. Uno de sus consejeros, Marche Isabella, reconoce ha- acusó a la terapeuta de su
ber dicho a Holly Ramona que una abrumadora mayoría de mujeres con bulimia ha- hija ile implantarle
bían sufrido abuso sexual durante la infancia. Durante el curso de la terapia, la cual recuerdos ile acoso usando
incluía sesiones donde se administró un fármaco hipnótico (amital sódico), Holly Ra- sugestiones impropias y
mona comenzó a recordar incidentes de abuso sexual que le habían ocurrido durante
flírmacos.
la infancia. De manera más específica, en respuesta a preguntas tendenciosas de sus
terapeutas, Holly comenzó a"recuperar" recuerdos de su padre violándola en repeti-
das ocasiones entre 1os cinco y los ocho años de edad. La terapeuta admitió haberle
dicho a Holly que, en vista de que el amital sódico es un "suero de la verdad", si ella
recordaba abuso sexual mientras estaba bajo su influencia, entonces debía-haber ocu- .
rrido en realidad.
El padre de Holly, Gary Ramona, fue afectado en forma grave por las acusacio-
nes de su hija. Cuando Holly hizo públicos los alegatos de incesto, su esposa se divor-
ció de el resto de su familia lo abandonó, perdió su bien pagado empleo como
é1,
ejecutivo su reputación en la comunidad quedó amrinada. El señor Ramona declaró
y
que era inocente y acusó a los terapeutas de su hija de implantar recuerdos falsos de in-
cesto en su mente.
En un caso legal sin precedentes, Gary Ramona decidió demandar a los terapeu-
tas por el daño que le habían causado a ély a su familia. Los acusó de que los recuer-
dos recuperados de su hija de haber sido violada por él fueron, de hecho, creados por
los terapeutas por medio de sugerencias repetidas de que ésta era la causa de su bulimia
y que no mejoraría hasta que recordara en realidad haber sufrido abuso. El señor Ramo-
na sostuvo que implantar estos recuerdos falsos era una forma de negligencia de parte
de los terapeutas, así que presentó una demanda por mal praxis contra ellos.
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Pum1tn llldominio int
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(iunulo Duz lÍtirls:leuus t{)§ ;i0;
Freud son anticuadas: sin embargo, el psicoanalista contemporáneo Drew Westen (1998) afir-
ma que deberíatt estar anticuadas; después de todo, Freud murió en 1939 y '"él había sido len-
to para emprendel revisiones posteriores" (p. 333) de su teoría. Westen continúa señalando
con humor que "Freud, como E1vis, ha estado muerto varios años pero continúa siendo cita-
cio con alguna regularidad" (p. 333). Mientras muchas de las ideas cle Freud no han resistido
la prueba del tiempo, otras sí y han sido incorporadas en una versión contemporánea del psi-
coanálisis. En la actualidad, es probable que sea mejor considerar al psicoanálisis como una
teoría que contiene ideas inspiradas en diversos modos por Sigmund Freud, pero modificadas
y aumentadas por otros.
Westen (por ejemplo,1990, 1998) es uno de los clefensores más activos del psicoaná-
lisis contemporáneo. Al escribir sobre el legado científico de Freud, Westen señaia que los
psicoanaiistas contemporáneos ya no escriben mucho sobre ellos, superyós y sexualidad re-
primida; ni comparan el tratamiento con una expedición arqueológica en busca de recuerdos
olvidaclos. En su luga¡ la mayoría de ios psicoanalistas contemporáneos enfocan su atención
en las relaciones infantiles y en los conflictos adultos con otros, como dificuitades al intimar
o hacerlo con mucha facilidad con la clase equivocada de personas (Greenberg y Mitchell,
1983). Westen (1998) define que el psicoanálisis contemporáneo se basa en los siguientes cin-
co postulados:
Este punto de vista ireoanalítico tiene un uso corriente más amplio y un mejor apoyo empíri-
co, en algunos casos, que las ideas originales de Freud. Para comenzar nuestra cober-tura de
los temas conternporáneos en el psicoanálisis, comenzaremos con una exposición de la repre-
sión 1 la memoria.
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tiepresión e inr-esti$ción conternporáne¿ sohrrl la meilroriir
Es fácil encontrar opiniones en conflicto entre psicólogos respetados en el tema de la repre-
sión motivada. Una revisión de la literatura clínica sobre la represión motivada concluyó que
"la evidencia para la represión es abrumadora y obvia" (Erdelyi y Goldberg, tolo, p,. zz+¡.
Otra revisión de 1a misma literatura concluyó "el concepto de represión no se ha validado con
investigación experimental" (Holmes, 1990, p. 9l ).
Elizabeth Lottus, profesora de psicología e investigadora de 1a mernoria de renombre
mundial, quizáha realizado la mayor cantidad de investigación sobre la autenticidad de los
recuerdos recuperados. En su artículo titulado "The Reality of Repressed Mernories,, (Lof-
tus, 1993), expone muchos casos de individuos que en forma repentina recuperan recuerdos
de sucesos importantes: algunos de éstos resultan ser recuerdos verdaderos, mientras otros
son relatos falsos o imprecisos, de los cuales se retract¿ln más tarde. Sin ernbargo, afirma
que no concluiría que todos los recuerdos recuperados son recuerdos falsos, sólo porque
ai-
gunos, como los cie Holly Ramona, han resultado ser aparentemente falsos. Del mismo
mo-
do, no asumiríamos que todos los recuerdos recuperados son verdaderos, sólo porque
algunos, como los de Ross Cheit que se exploraron en ei capítulo 9, han resultado ser ver-
PrmnTr¡s illdo,¡Up
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usted puede pensar que no tiene recuerdos... Para decir "sufrí abuso" no necesita la
clase de recuerdo que se requeriría en un tribunal de justicia. Confrecuencia el cono-
cimiento de que se ha sufrido abuso comienza con un sentimiento diminuto, una intui-
ción... Asuma que sus sentimientos son vdlidos... si piensa que sufrió abuso y su vida
muestra los síntomas, entonces sucedió. (p. 22)
Esta cita es una poderosa sugestién que puede llevar a algunas personas a conciuir en forma
falsa que deben haber sufrido abuso. Una persona que empieza con esta idea puede adornar
esta sugestión llenándola de detailes para hacer una historia convincente o consistente de abu-
so. Si a la persona 1a conduce un terapeuta interrogador, sus recuerdos falsos pueden volver-
se cada vez más conr¡incentes. Loftus (1993) ha demostrado en el laboratorio que los sujetos
ouestionados en una manera tendenciosa después de ver un video de un accidente automovi-
lístico pueden ser llevados a concluir que un automóvil se pasó una señal de alto, aun cuando
no haya ninguna señal de alto en el video. Y, con más cuestionamiento tendencioso, los suje-
tos incrementaron su confianza de que un automóvil es culpable porque se pasó una señal de
a1to. La cita de The Courage to Heal puede actuar como una sugestión poderosa para que la
persona concluya que los síntomas psicológicos son el resultado de recuerdos de abuso que se
habían olvidado.
¿Cuáles son alguros de los síntomas que The Courage to Heal sugiere que indican que
es probable que una persona haya sufrido un abuso? Ei libro enumera-, entre otras cosas, au-
toestima baja, pensamientos autodestructivos, depresión y disfunción sexual. Este libro, y
otros como é1, proporciona un mensaje sólido de que, aun en ausencia de un recuerdo especí-
fico, muchas personas deberían concluir que han sufrido un abuso. Sin embargo, hay muchas
causas de autoestima baja, depresión y disfunción sexual. Además, estos síntomas se asocian
con muchos otros trastornos psicológicos, corno fobias y ansieclades, y estos trastornos por su-
puesto que pueden ocurrir sin una historia de abuso"
Otro factor que puede contribuir a los recuerdos falsos es el comportamiento de algunos
terapeutas. Loftus habla de una mujer que Ie escribió después de que su terapeuta había con-
cluido que su depresión era causada por abuso sexual en la infancia. La paciente afirmó que
su terapeuta estaba seguro de ese diagnóstico, aun cuando ésta no recordaba el abuso. Lapa-
ciente declaró además que no podía entender cómo pudo suceder algo tan terrible sin que ella
fueta capaz de recordarlo. Loftus menciona otro caso de un hombre que fue con un terapeuta
porque estaba muy turbado por el suicidio de su padre. El paciente habló sobre sucesos dolo-
rosos en su vida, pero el terapeuta se mantuvo sugiriendo que debía haber algo rnás. Sin sa-
ber que era este "a1go más", el paciente se deprimió aún más. Durante una sesión de terapia,
Clpntlm Diu Eiluuues osicoanalllicos, lcn¿s curlertruonltcor ;i0!)
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el terapeuta afirmó "usted exhibe la misma clase de características que algunos de mis pacien-
tes que son víctimas de... abuso ritualista" (citado en Loftus, L993, p. 528).
Se usan una variedad de técnicas en la terapia que animan a los pacientes a reflexionar
sobre su infancia. La hipnosis es una técnica usada para conseguir que los pacientes recuer-
den en forma libre experiencias infantiles dentro de la protección de un estado de ffance rela-
jado inducido por sugestión. Sin embargo, una extensa literatura científica muestra que la
hipnosis no mejora la memoria (Nash, 1987, 1988). Esto explica por qué no se permite hip-
notizat a los testigos en los tribunales; los testigos hipnotizados no recuerdan hechos con ma-
yor precisión que los testigos no hipnotizados (Wagstaff, Vella y Perfect, 1992). De hecho, la
hipnosis puede asociarse con un aumento en las distorsiones de la memoria (Spanos y
Mclean, 1986). En un caso, un hombre muy sugestionable fue conducido bajo hipnosis a de-
sarrollar "recuerdos" de címenes que nunca había cometido (Ofshe, 1992). Bajo hipnosis,
con frecuencia 1as personas son más imaginativas, más espontáneas y más emocionales y a
menudo reportan sensaciones corporales inusuales (Nash, 1988). Después de hacerlas retro-
ceder hasta la infancia por medio de la hipnosis, se ha sabido que las personas recuerdan ha-
ber sido secuestradas por criaturas extraterrestres con naves espaciales fantásticas (Loffus,
1993). No se sabe en qué grado la hipnosis permite que la fantasía y la imaginación se desli-
cen a la conciencia y sean interpretadas como recuerdos.
Loftus y sus colegas han señalado en fechas recientes técnicas específicas en la psi-
coterapia que pueden contribuir a la creación de recuerdos falsos (Loftus, 2000; Lynn et al.,
2003). Ésas incluyen el uso de hipnosis, enffevistas sugestivas, la inteqpretación de síntomas
como señales de traumas pasados, presión de una figura de autoridad para recordar traumas y
la interpretación de los sueños. Tales prácticas pueden usarse para fomefitar el recuerdo de
eventos que no sucedieron en realidad (Tsai, Loftus y Polage, 2000). En estudios de labo-
ratorio, Loftus y sus colegas han mostrado que hacer que las personas imaginen varios eYen-
tos puede conducirlos a experimentar luego esos eventos como más familiares, llevando a
los sujetos a tener una representación más elaborada en la memoria, lo cual a su vez los 11e-
va a estimar que es probable que esos eventos imaginados hayan sucedido (Thomas, Bule-
vich y Loftus, 2003). Este efecto se llama efecto de inflación de la imaginación, y ocurre
cuando un recuerdo es elaborado por medio de la imaginación, llevando a la persona a con-
fundir el evento imaginado con sucesos que ocurrieron en realidad. Por ejemplo, al mostrar
a las personas un anuircio que sugiere que le dieron un apretón de manos a Mickey Mouse
cuando eran niños, más tarde esas personas tenían una mayor confianza de que habían sa-
ludado de mano a Mickey en persona cuando eran niños. Otro estudio hizo que personas
imaginaran haber saludado a Bugs Bunny y produjo un efecto similar (Braun, Ellis y Lof-
tus, 2002). Hacer que las personas imaginen algo, incluso algo tan inusual como saludar de
mano a Bugs Bunny, puede llevarlos a tener una confianza falsa de que en realidad pudo ha-
ber sucedido. Loftus y otros han señalado las implicaciones de esta investigación para la ad-
misibilidad de los supuestos recuerdos reprimidos en los tribunales (Hyman y Loftus, 2002;
Loftus, 2003).
¿Por qué algunos terapeutas sugerirían recuerdos falsos a sus pacientes? Muchos tera-
peutas creen que el tratamiento efectivo debe lograr que un paciente supere 1os recuerdos re-
primidos y reclame un pasado traumático. Creen que el camino para e1 bienestar requiere
traer los recuerdos traumáticos a 1a conciencia y hacer que el paciente 1os reconozca y los su-
pere o al menos los enfrente de una manera madura y adulta. Los terapeutas, como muchas
otras personas, también pueden sufrir de un prejuicio confirmatorio, la tendencia a sólo
buscar evidencias que confirmen su corazonada previa y no buscan evidencia que podría
contradecir su creencia. Si un terapeuta cree que el trauma infantil es la causa de la mayor
parte de los traumas adultos, será más probable que evalúe en busca de recuerdos de trauma
infantil. Los pacientes dóciles y sugestionables con frecuencia son inducidos a pasar perio-
dos largos tratando de imaginar qué eventos deben haber sucedido en su infancia para pro-
ducir sus dificultades actuales. Mientras, el terapeuta relata historias de otros pacientes con
problemas parecidos que fueron ayudados a recordar y afrontar sus recuerdos de abuso in-
Prm¡ Tnls donmio
ba incluida en la
Balota y Watson,
Dermott y Robi
El procedimiento
completar fue
Hoedi
modelo de activacién
memoria. Este modelo
(],tpÍtulo Drttz nrÍoquespsicoan¿lítirlos: le,rna"i conleuporÍuteos 3ll
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Boncar
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Somnoliento Manta
Cansado
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f¿rntil. Ei terapeuta. como rin¿l "¿rutoridad" scibre cómo mejorar. está listo para ar-rtentificar
cualquier recuerdo posible c1e trauma qr-re pudiera proriucir el paciente. É,stas snt las condi-
ciones ideales para construir i.rna realidarl compartida qlle. aun cna.ndo amhas partes e-qtén se-
guras de sti auteutieridacl, no es verdadera.
Sin ernbargo, esta posición debe equilibt'arse con algunos hectros c,onocidt¡s acerca de
los ínclices de varias fbrllas cle abuso infantil. Ene uestas recientes sugieren qlle una canticlad
notable de t¡auma se inflige a los niños. Por ejemplo, en 1998 hubo aproximadamente 903 000
víctimas infantiles de lnaltrafo en Est¿rdos Unidos. I)e éstos, 547o fueron por negligenciii.
23olo implicaron abuso físico, 12c/o fueron casos de abuso sexnal y alredeclor de 5.570 inlpli-
c--aron abuso lrsicoltlgico y otrc 5.5clc negligencia rnédica. En el año cle este intorme, Llna es-
tin-r¿rción de 1 100 niños rnurieron de at¡riso y negligencia. De estos decesos. i719b erit menor
de cinco años de edatl! ltodas las estaciísticas son de1 U. S. Departnlent of Flealth and Hnman
Serr icc:, 2o0t-t).
Cualesquiera clue sean sus desacuerclos sobre la represión motivada, los psicólogos son
uníinimes en sn evaluaci(rn de que el abuso infantil es per-judiciai desde el punto de vista psi-
qol¡i-eico. La Asociacitin Psicoiógicii Estadounidense ha adoptado una posición scilicla contr¿r
el ¿rbusc infantil, en especial el abuso sexnal (Martin. 1999). Es evidente que cuando se ha
iclentificado el abuso en rin paciente que ingresa a terapia se voivería un tema de atención te-
rapéutica. ¿Pero cónro sahe un terapeuta (o un jurado. de hecho) con algr-rna certeza que el
abuso en efecto ha ocurriclo? En la actualiclad, ei único medio preciso para distinguir en tor-
ma cc.nfiable los recuerdos re¿ries de los falsos es por rnedio de la corroboración, como en el
caso de Rr-;ss Cheit en el capítulo 9" Saivo esto, por supuesto que los terapeutas, investigado-
res policiacos y abo-{arlo,s Ceberí¡n ser cuiel¿rclclsos en ia fbrma en que sondean en busca de re-
I E
P,ttrtthn [1rlorninioLltrarlsÍorúco
cuerdos. Los terapeutas e investigadores deberían ser cuidadosos para evitar explorar de ma-
nera sugestiva. 1, luego aceptar en fbrma poco crítica, "recuerdos" que se recuperan de pron-
to. Siempre que sea posibie, debe buscarse evidencia corroborativa independiente para
justificar, de un modo objetivo, los recuerdos del trauma. E,sto es impofiante en especiai si se
está contemplando una demanda legal contra el sr.rpr"resto perpetrador. Uno de los peores peli-
gros, advierte Loftus (1993), es la posibilidad de que l¿r sociedad sea atiborada con casos de
recuerdos falsos y luego no tome en serio los casos genuinos de abuso infantil record¿rdo. los
cuales en verdad merecen atención.
En la campaña para la elección presidencial de 2A00 en. Estados Unidos, un equ.ipo republicano
transmitió un comercial que describía algunos de los esJuerzos cuestionables para recaudar fondos
de Al Gore, el oponente demócrata. Durante eI comercial, se presentaba la palabra ratas en.forma
subl.imütal,.junto con ínformucíón de Gore. Cuandct el equipct de la compoña de Gore descubrió
esto, respondió con uLtraje y una denuncia ptiblica de este intento sLtblíntinal para inJluir en la
opinión de los votantes de parte de Ia campaña de llush. La campaña de Bush retiró rtipido el cr¡mer- {t
cial, y el mísmo Bush negó que hubiera tenidt¡ algo que ver en Ia ortlen pora la propaganda sublimi-
nal. EI hecho que ambos equipos de campaña creyeran que dichos mensajes subliminales tendrían
un impacto umplio en Ia motivación de los votantes m.uestro t¡rc muchas personos creetT en Ia moti-
vación. inconsciente. 1.os int,esti.gadores, sín embargo, han encontrado poca evirlencio paro eI poder
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nla ttna ittflueneia umplia ¡ rtrroiladoru sobrc nrresln,\ contportanlienros. pcnsamienlus y \ün-
tirnientcls conscientes. E,n la psicología coniemporánea, el inconsciente es pacífico, gentil y
mucho más racional clue la versión de Freud. E,s rnás, aLlnqlle todar¡ía se considera que el in-
consciente tiene influencia en el comportamiento. Ios pe[samientos y los sentimientos, esta
influencia se ve más dirigida y específica, gobernada por reglas, como en la imprirnación in-
consciente, de lo que Freud pensaba (Greenwald, 1992).
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ff)slflqti{} {}fi{
Otra modificación importante al psicoanálisis tiene que ver con Lln cambio de enfoque del ello
al yo. La versión de Freud del psicoanálisis se enfocaba en el ello. en especial en los instintos
gernelos del sexo y la agresión, y en la forma en que el yo y el superyó responden a las de-
mandas del el1o. Podríalnos caracterizar al psicoanálisis fieudiano como la psicología del etlo.
Psicoanalistas posteriores sintieron qr-re el yo merecía más atención. que ejecr-rtzrba much¿rs
funciones constructivas. De hecho, la propia hija de Freud. Anna Freud. se enfocó en ias fuer-
zas del yo cuando def'enclía a la persona contra la ¿insiedad. Un estudiante prominente cle
Freud, Erik Erikson, enfatizó al yo como una parte poderosa e independierrte de la personali-
dad. Más aútn, Erikson notó que el yo estaba implicado en el dominio del ambiente, el logro
de nuestras metas y, por tanto, en el establecimiento de nuestra identidad. No es sorprenclen-
te. entonces, que el enfoque del psicoanálisis comenáado por Anna Freutl y continuado por
Erikson sea llamado psicología del yo.
Establecer una identidad segura se ve corno la función primaria del yo. La irlentidad
puede consiclerarse con'io un sentido interno de quiénes somos. de lo que nos hace rinicos y un
sertido c1e coirtinuidad en e[ tiempo v un sentimiento de integridad. Es prcibable que haya es-
cuchado el térrtino erisis de identidad. Este término proviene del rabajo de Erikson y se re-
fiere a la desesperación y confusión que siente una pei'sona cuancio no ha clesarrollado un
sentido de identidad mi"rs solido. Quizá incluso haya senticlo t¿rles sentimientos cuando está in-
segllro de sí nlismo. inseguro ac;erca de quién es o de 1a lorma en que desea que otros 1o veatr,
de Io que valoraba y deseabii en la vida y de hacia donde va er cuanto a la dirección de su vi-
da. {Jn periodo de crisis de identidad es una experiencia común durante la aclolescencia, pero
para algunas personas ocurre inás tarde en la vitla o dura un perioclo más largo. f,a tiamada
crisis de la mitad de la vida. que se expone con detalle en el capítulo 11, con fiecuencia co-
mienza con una crisis de identidacl (Shelclon ¡, Kzrsser. 2001).
Una de las contribuciones periiurables de Erikson fue ela"borar ia noción de irtentidad
ccmo un logro in'rportante del desan'ollo en la personalirlad de rocios. La identidad se ha con-
siderado colno Llila iristolia que la persona desarroila acerca de sí inisina (McAdams, 1999).
La historia responde las siguientes preguntas: ¿Quién soy?.Cuá1 es mi iugar en el mundo
adulto'l ¿CLiáles sr¡n los temas unilicadores de rni vicla'l ¿Cuál es el propósito cle mi existen-
cia? McAdams (por ejemplo, 1999) r,e la identidad como una historia nan'eti\ll que crrnsúu-
ye una persona. Aunque una persona puede reacomodar y reconstr-uir el argumento de la
historia de su r"ida. no obstante adqiriere importancia corno la historia única de la persona. Se-
gírn N4cAdams, un¿t vez que ha evolucionado la historia para tenel tenras coherentes. la per-
sona puede hacer muy pocos cambios a su historia. Sin embargo, ciertos acontecimientos
pueden causar cambios grandes a la identidad, y son incorporad«¡s en la narrativa. como la gra-
dr-racién, el r¡atrimonio, ei nacimiento de un hijo, cumplir- ¿10 años o .jubilarse. Los sucesos
inesperados tarnbién pueden volverse parte de la historia, como l¿r muerte de un cónyuge, la
pérdida de un empleo o la riqueza inesperada. En una cita ih¡min¡tdora. Erikson describe có-
mo todos nosotros construimos una historia de vicla, y qlle pai-te de volt,erse adulto es tomar
control de esta historia:
ser u.n aihtlto signiJícct, entre otros (:osa"\, rer lu propicL viila en Lut{L per,\peLrit,o
t tttttittttct, tttnto erL retrosltactit'Lt Conto €tl ¡tei 5¡t¿¿¡iy,¡¡, Al aceptar al.gultt clefirLic:ión
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re.\peci{) iL quién es, por lo generul con base en tmaJunción en una econ.otmía, un
lugur eri lcL.secuenciu tle gertti',rciones y tutLt posición en lct esfructttra de la sociedad,
e! ¿tdulkt es capaz cle reconstruir de tnanera sel.ectitct ,su pasado en tal forma que,
poso a paso, parezca luLber sido ptloneackt pura é1, o mejor atin, parezco que él lo
plcmeó. En este sentido, clescle el pLtnto cle visia psicológico tlosotros eleginrcs a
ttue'\tros pttd.res, nLtestra itístoriafamiliar l, la historia de nu.estros re¡,es, héroes y
tlioses" Al hacet-ios ¡trctpios, nruniobratnos en la posición inierrLo de pro¡sietarios, cle
crectdores. (Erikson, 1978, pp. ÍIl-112.)
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]Ilu'llt,s iilrlrrulrrio
Resolu c ion es
desadaptativas
Figura 10.2
Las ocho etapas del desarrollo de Erikson.
ños en esta etapa reciben su primera práclica en tareas adultas durante eljuego. Como adul-
tos, debemos aprender atrabalar juntos, a seguir líderes y a resolver disputas. Cuando los
niños juegan, practican estas habilidades al organizarjuegos, elegir líderes y establecer me-
tas. Luego, durante las actividades escolares también toman la iniciativa para lograr rnetas
y trabajar con un propósito distinto en mente. Si todo va bien, los niños en esta etapa desa-
rrollan un sentido de iniciativa, 1o cual se traduce en ambición y búsqueda de metas. Si las
cosas no van bien, los niños pueden resignarse al fracaso o ni siquiera tomar la iniciativa
para perseguir metas.
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-' . ' l:: ." .L ,h-n lluharnrnad fueron arrestados por asesinor a nrias personus como Jiancotirutlores en el drea de Washington, DC, en
mar ticttipo para expiorar opciones antes de comprometerse con una identidad. En algunas fbr-
mas. la unir ersidad puede cor.rsiderarse corlo un periodo con aprobación social en que una
persolta jor.en puede exploi:ar una variedad de roles y responsabilidades, antes de tomar algu-
no "e11 r'erdad". Uno puede cambiar de especialidades, cambiar de grupos sociales, explorar
diterentes relaciones. conocer personas de dil'erentes antecedentes, dedicar un semestre a es-
tudiar en el extranjero y aprender sobre una variedad de campos de estudio antes de tener que
fijar cLralesquier ideales y valores para comprometerse con ellos. El mismo Erikson enfatizó
la exploración de alternativas antes de hacer un compromiso con una identidad particular
(19681. Sostenía que, sólo después de considerar las altemativas, y dedicar tiempo a "ir de
compras", una persona estaba lista para hacer compromisos y dedicar el resto de su vida hon-
rando clichos compromisos. Esto es a Io que se refieren cuando se dice que e1 desarrollo de
una identiciad requiere trabajo (Neu,man y Newman, 1988).
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t,
(,.tpnl]lo Dtgz Enfornres nsicoana[licos,lnnmconlllmnoráneos {
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pieza cuando una niña pequeña se da cuenta de que no tiene pene. Culpa a su madre por este
estado de cosas deficiente y desea ser como su padre y tener un pene, según Freud. Horney
enseñó que el pene era un símbolo de poder social, más que un órgano qüe las mujeres de-
searan en realidad. Horney escribió que las niñas se dan cuenta, a una edad temprana, de que
se les está negando el poder social debido a su género. Afirmaba que las niñas en realidad no
tienen un deseo secreto de volverse niños. Más bien, enseñaba, las niñas desean el poder so-
cial y las preferencias que se les daban a los niños en la cultura de esa época. La cultura es
un conjunto de normas compartidas para muchos comportamientos. Por ejemplo, el que una
persona se sienta avergonzada por el comportamiento sexual promiscuo es determinado por
una noffna cultural. Es más, la cultura podría contener nornas diferentes para hombres y mu-
jeres, como que las niñas debeían avergonzarse si tienen sexo promiscuo, mientras que los
niños debería¡ estar orgullosos por dicho comportamiento, ya que es aceptable desde el pun-
to de vista cultural que fanfaroneen sobre ese comportamiento.
Lateoría original de Freud era severa hacia las mujeres. Debido a que las niñas se dan
cuenta de que no tienen pene, afirmaba, están destinadas a volverse dependientes, sumisas,
sensibles y vanas. En la posición de Freud sobre el papel de las mujeres, la biología determi-
naba el resultado. Horney señaló que no era tanto la biología, sino la cultura, la que influía en
resultados diferentes en la vida para hombres y mujeres. Por ejemplo, en la época de Horney,
era común o incluso se esperaba que una mujer sacrificara su caffera, si es que tenía una, por
la carrera de su esposo, aun si la esposa tenía más talento y potencial que el esposo.
Homey estaba entre los primeros psicoanalistas que enfatizaron'los determinantes cul-
furales e históricos de la personalidad, los cuales se explorarán con más detalle en los capítu-
los 16 y 17. Horney seña1ó que muchos papeles de género estaban definidos por la cultura.
Por ejemplo, acuñó 1a frase temor al éxito para resaltar una diferencia de género en respues-
ta a situaciones de competencia y logro. Muchas mujeres, afirmaba, sentían que para tener éxi-
to debían perder a sus amigos. En consecuencia muchas mujeres, pensaba el1a, abrigaban un
temor inconsciente al éxito. Sostenía que los hombres, por otra parte, creían que en realidad
ganaian amigos al ser exitosos, y, por tanto, no temían en absoluto luchar por conseguir lo- I
I
gros. Esto señala una influencia cultural importante en el comportamiento. I
Horney enfafizó el punto que, aunque la biología determina el sexo, se usan normas cul- 1
turales para determinar 1o que es aceptable para un hombre y una mujer típicos en esa cultu- I
ra. En parte debido a Horney, en la actualidad usamos los términos masculino y femenino
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para referirnos a rasgos o roles asociados de manera típica con ser hombre o mujer en una
I
cultura particular, y nos referimos a las diferencias en esos roles y rasgos atribuidos en for-
ma cultural como diferencias de género, no diftrencias sexuales. Esta distinción, tan impor- 1
tante para el feminismo moderno, puede remontarse hasta Karen Horney. Es desafortunado lI
que Horney muriera en 1952 y no viera el progreso logrado por el movimiento de las muje-
res, del cual en verdad puede incluirse como una de sus primeras líderes. t
Horney tenía un conocimiento muy personal de las fuerzas sociales y culturales que I
oprimían a las mujeres en su época. Los colegas en la profesión del psicoanálisis dominada I
por hombres desaprobaban su§ actitudes escépticas hacia las ideas freudianas clásicas. En
1941, los miembros del Instituto Psicoanalítico de Nueva York votaron para quitar a Horney
del puesto de instructora que ocupaba ahí. Horney se fue de inmediato y estableció su propio
Instituto Estadounidense para el Psicoanálisis, el cual fue muy exitoso. De hecho, hizo una re-
conceptualización importante del psicoanálisis, la cual enfatizaba las influencias sociales so-
bre la biología y la cual daba atención especial a los procesos interpersonales en la creación y
mantenimiento de trastornos mentales y otros problemas con la vida. Sus intrigantes teorías I
fueron plasmadas en una serie de libros muy amenos (Horney, 1937, 1939,1945, 1950).
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¡z John. 1997). Este estudio también mostró que los narcisistas califican su desempeño en la
videocinta en fbrma mucho más positiva de 1o que e,s calificada por otros, 1o que implica un
sentido inflado de sus propias capaciclades.
En resumen, aunque un interés en el narcisismo comenzó en ia psicología cieI yo corno
un estilo de defenderse contra una autoestir¡a deficiente. los estudios han confirmado 1as no-
ciones teóricas de que los narcisistas esfán preocupados con ei yo, son vulner¿rbles a las crí-
ticas y a los golpes a su valía y responden a tales desafíos con ira y a§resión. Aunque ios
narcisistas parecen tener una autoestima aita, sr-is representaciones internas o privadas del yo
son tiágiles y vuineratrles. Es clarc¡ que une noción importante dei perrsamiento psicoanalíti-
co contemporáneo es que ia represe ntación interna Ce1 1,o clesempeña una función irnportan-
te en ia forma en que uno interactúa ccrn el ambiente social y reacciona ante éste. En la
sección "Teoría de ias relaciones objetales" veremos cómo el psicoanálisis contemporáneo
también se enfoca en la representación interna de otras personas y cómo influye esto en las
interacciones sociales.
relaciones en la infancia como los prototipos para las relaciones adultas. Los analistas moder-
nos sostienen que la personalidad adulta es determinada por experiencias en la infancia, pero
enfatizan las primeras relaciones sociales, más que 1a sexualidad per se. La forma en que no§
relacionamos con otros, porque nuestras relaciones fallan o tienen éxito, y los temas comunes
en nuestras vidas interpersonales tienen sus raíces en nuestras primeras relaciones infantiles,
en particular aquellas que desarrollamos con nuestros padres. Éste es el tema de la teoría de
las relaciones objetales.
Aunque la teoría de las relaciones objetales tiene varias versiones, las cuales difieren en-
tre sí en su énfasis, todas las versiones tienen en su centro un conjunto de suposiciones bási-
cas. Una suposición es que los deseos, inclinaciones e impulsos internos del niño no son tan
importantes como sus relaciones en desarrollo con otras personas extemas significativas, en
padcular los padres. Una segunda suposición es que los otros, en particular la madre, son in-
ternalizados por el niño en forma de objetos mentales. El niño crea una representación men-
tal inconsciente de la madre. El niño, por tanto, tiene una "madre" inconsciente adentro, con
quien puede relacionarse. Esto le permite al niño tener una relación con este objeto internali-
zado, aun en ausencia de la madre real; de aquí el término teoría de las relaciones objetales.
La relación con el objeto que el niño intemaliza se basa en su relación de desarrollo con
la madre. Si las cosas van bien entre la madre y el bebé, éste internaliza un objeto de 1a ma-
dre cariñoso, que lo nutre y es confiable. Esta imagen forma entonces los fundamentos de la
forma en que los niños llegan aver a otros con quienes desamollan relaciones subsiguientes.
Si el niño internaliza un objeto de la madre que no es confiable, quizá debido a que la madre
real ha dejado al niño solo con demasiada frecuencia o no ha alimentado al niño en forma re-
gular, entonces podría tener dificultad para aprender a confiar en otras personas más adelante
en la vida. Los primeros apegos sociales que desarrolla el bebé forman las plantillas pata to-
das las relaciones significativas en el futuro. Esto es consistente con la idea psicoanalítica clá-
sica de que "el niño es padre del hombre", en el sentido de que lo que se desarrolla en Ia
infancia deterrnina los resultados en 1a adultez. Sin embargo, en el caso neoanalítico, es la pri-
mera experiencia infantil con los cuidadores, en especial el apego con el cuidador primario,
lo que determina la personalidad adulta.
ltl
,,
-
Prntt hts Eldornilio intrapsÍqúco
Ainsu'orth llamó a la tercera categr;ría cle respriesta de los bebés a la sep;rración grupo
de apego arnt¡ivalente. Los bebés en este grupo estilban n-iuy ansiosos crrando se iban ias ma-
dres. Muchos comenzaron a llorar y a protestar con vigor antes de que éstas salieran siquiera
del cuarto. L-uando las madres se habían ido. era difícil que se ualmarat los bebés. Sin embar-
go, al regreso de las ma,dres. los bebés se cc.rrrprlrtaban en tbrma ambir,alente. Si.r comporta-
miento mostraba tanto enojo como deseo de estar cerca de las madres: se acercaban a ellas
pero luegtl se resistían retorcióndose ¡r luchando para que no los sostuvieran.
L¿rs madres de los bebés en estos tres parecen comportarse en tbrma diferente.
-qrupos
De acuerdo con la investigación subsiguiente, revisada por Ainsrvorth v Bowlby (1991), las
m¿iclres de los bebés con apeqc seeLLlo prcpolcionan rníts aÍ-ecto y estimulación a sus bebés, y
por io general son más sensitrles que li.rs madres de los bebés en los otros grupos. Estos estu-
dios han proporcionado una evidencia clara de que la sensibilidad dei cLridatlor a ios bebés 11e-
va a una relac-ión más armoniosa má-s adelante en la vida entre el niño y sus paclres. Pcrr
ejemplo, en un estndio. la sensibilidad al llanto del bebé en ios priineros meses de r.ida se aso-
ció con menos (no más) llanto c¡"lani.lo tenían un año de edail. Aunclue este resllltado file reci-
bido con incredulidad al principrio, en especial pol los teóricos del aprendizaje. con el tiempo
influyó en las recornendaciones para las prácticas de crianza (Bretherton y il{ain, 2000).
I-as madres de los bebés en los grupos anrbivalente y evitativo tendieron a,qer menos aten-
tas con sus niños, menos sensibies a sus necesidades. Estas madres parecen est¿u menos sinto-
nizadas o inr,ql11q¡¿¡se menos con sus bebés. Aigrinos niños reaccionan a estas m¿rdres menos
sensibles enojándose con ellas (los bebés ¿imbivalentes) o tratanilo de distanciarse en lo emo-
cional (los bebés evitativos).
Estas printeras expeliencirrs y reuceiirrres del betré a 1os p:rdres, en particular a la ma-
dre, se vuelt,en 1o que .llowlby ilamó rnodelos de traba.io para ias relaciones adultas futuras.
Estos modelos de trabajo son internalizaclos en ia fbrma de expectativas inconscientes sobre
las relaciones. Si los niños experimentan que no son deseados, o que no pueden confiar en
sus madres para qlle los cuiden, entonces pr-reden intern¿rlizar la expectativa de que es proba-
ble que nadie rnás los quiera, Por otra parte. si se satisfhcen las necesidades de los niños, y
están seguros que sus padres en verclad los aman. entonces esperarán que otros también ios
enclrentreiladorables(Bowiby" 1988).Sepiensaquecsta{c\pectativr.rsacercadelasrelacio-
nes, Ias crtales se desarrollan en nuestros prinreros cr:intactos con nlresfros cnidadores, se
vuelveu parie de nuestro inconsciente y. por tarrto. e.jerc:en un¿r inf-luencia poderosa en nues-
tras relaciones aclullas.
Podríarros pensar que el paradigma de la "situación extraña" sólo es írtil para pensar
acerca de la forina en qlre ios niños afrontan la separación temporal de sus cuidadores. Sin em-
bargo, algunos irivestigadores esfán estlldiando un análogo adulto Ce este paradigma, donde
las parejas casadas scn separadas en forma temporal por circLrnstancias de la vida (Cafferty er
al.. 1994'¡. Estos investigadores realizaron un estudio iongitr-rciinal con miembros de Ia Guar-
dia Nacional y otras unidades de reserva militar que fueron sep¿il'ados de sus cónyuges y des-
plegados en riltramar durante la operación lbrmenta del Desierto. Encontraron que 1os estilos
cle apego predijerol dif-erencias indivicluales en las re¿rcciones emocionales ante la separación
(las personas con apego seguro no se rngllstiaron) y a los ajustes matrimoniales posteriores a
la reunión (las personas con apego ambivalente trrvieron la mayor dificultad). Cuando las re-
laciones matrimoniales adultas son inlerrumpidas de manera temporal. puede ser que las per-
sonas en esas relaciones reaccionen y se adapten en form¿is que asemejan la forma en que
afrontaron sus primeras separaciones, 1as cuales pueden ser intluidas por el estilo de apego
que desarroilaron al principio de la vida con su cuidador prirnario.
que hay patroiles de relaciones adultas que son similares a los patrones
de apego infantil se-
gnro, evitativo y amhivalente. E,n el estilo rle relación ,"gtrru adulta, la per_rona
trrn" po- ,/
cos problernas para desarrollar amistades y relaciones s¿rtisfactorias. Las personas
segruas
confían en ofras ¡r clesarrollan r,íncrilos con ellas. H,l estilo de relación evitativa
adulta se /
caracteriza por: dificultad en aprender a confiar en otros. Los adultos er.itativos permilneeen
sr-rspicaces de los motivos de otros, y temen hacer compromisos. Tienen
nriedo de depencler
de otros porque anticipan que los clecepcionarán, los atrandon¿rrán o se separarán. por
últi-
mo. el estilo de relación ambivalente adult¿r se caracteriza por vnlnelabilid¡rcl e incerti-
dumbre acerca de las relaciones. Los aelultos ambiv;rlentes se vuelver cleperidientes y
denrandantes en exceso con sus llarejas y amigos. Exhiben niveles altos cle necesid¡rrj
en su.s
relaciones. 'i'ienen un mantenimiento alto. en el sentido que necesitan atención y palabras
tranqLri I izadoras constantes.
,.. .:"
rJ0rclcto
¡it+
persona al hacer que informen
a mt.
mls aml-
trl psicólogo Philip Shat'er ysus colegas han mostr¡-clo que hay nna correl¿rción positi-
v¿i entre estilo de apego padre-trebé y el estilo de relación posterior cles¿rn:ollario en ia aclui-
el-
tez' En Lrn estudio. por ejeraplo, los arlultos con Lrn estilo de relación evilatiro reportaron
qlre
sus padres tenían matrimonios inf-elices con niás frecuencia en cornparación
con ad¡ltos con
un estilo cle relación seglira (Brennan y Shaver, 1993). i_os aclultos con un estilo
cle relación
segura. por otr¿l parte, tendieron a report¿ir que venían de una l-alrilia confiable y
solidaria, con
padres qtre tenían un matrirnonio leliz. Aquellos con un eslilo de relación
evitativa tenclierr¡n
a reportar qi:e tros nliembros de su familia eran reserr,adr¡s
v distantesl y que no sentían n'ru-
cho af'ectcr t, confianza de sus paclres o haci¿r elios.
Un tenta clr¡minanle cle ia teoría del apego es que los ¿rpegos rr:mánticos ile una perso_
na en la adultez serán ttn reÍie.jo de sr-rs parrones de apego en el pasado,
en especial con sLrs
¡»'imeras relacir-rnc's. Las representaciones de l;is primeras relaciores pueden servir-colno
J
Puu Ttin illdolrinio intr r(0
en la ínfancia.
prototipos para relaciones posteriores, con las primeras experiencias reteniendo e1 papel in-
fluyente en los comportamientos de apego a 1o largo cle toda Ia vida. El psicólogo Chris Fra-
ley ha publicado en fechas recientes metaanálisis de estudios que examinan la influencia a
largo plazo de los estilos de apego (Fraley, 20A2a,2A02b). Después de revisal una gran can-
tidad de investigaciones, y de evaluar diferentes modelos de cambio y estabilidad, Fraley
concluye que los datos son consistentes con un grado moderado de estabilidad en la segu-
ridad del apego de ia infancia a la adultez. Su mejor estimación de la correlación entre la
seguridad del primer apego y la seguridad del apego en cualquier punto posterior en ei tiern-
po es aproximadamente .39, la cual puede describirse como significativamente mayor que
cero, pero de magnitud moderada.
, Los estilos de relación adulta pueden ser más importanles para entender las relaciones
románticas. ¿Qué buscan las personas en una reiación romántica? ¿Qué esperan las personas
de sus parejas románticas? ¿Cómo afrontan las personas el abandono y la separación de sus
parejas románticas ya sea reales o imaginados? La investigación sugiere que los individuos
con estilos de apego diferentes responderán estas preguntas en forma muy diferente (por ejem-
plo, Hazan y Shaver, 1987). Aqueilos con un estilo de apego evitativo tienden a rehuir el ro-
mance, creyendo que el amor real es raro y nunca dura. Temen 1a intimidad y rcÍa yez
desarrollan compromisos emocionales profundos. Tienden a no apoyar mucho a sus parejas,
al menos no desde el punto de vista emocionai.
Los adultos con un estilo de apego ambivalente tienden a tener relaciones románticas
frecuentes, pero cortas. Se enamoran y desenamoran con facilidad pero rara vez dicen que son
felices con sus relaciones. Desarrollan una especie de desesperación en sus reiaciones adultas
y muestran temor de perder a sus parejas. Con frecuencia se enfocan en mantener feliz al otro
y, de este modo, son rápidos para comprometerse, para cambiarse a sí mismos para evitar el
conflicto con el otro. Como podría adivinar, los adultos ambivalentes repofian que ser sepa-
rados de sus parejas 1es produce mucho estrés.
Los adultos con un estilo de apego seguro pueden ser separados de sus parejas sin es-
trés, del mismo modo en que 1os niños con apego seguro pueden peñnanecer calmados cuan-
do sus madres dejan el cuarto. Los adultos seguros por 1o general son más afectuosos y
solidarios en sus relaciones románticas, y sus parejas reportan más satisfacción con Ia relación
que las parejas de adultos evitativos o ambivalentes (Hazan y Shaver, 1994). También es más
probable que Ios adultos seguros den apoyo emocional a sus parejas cuando es necesario. Los
adultos seguros buscan apoyo cuando lo necesitan más que los adultos ambivalentes o evita-
(ilÍLriLo Dr¡z leritts ii29
tivos. En general, los adultos seguros hacen un buen trabajo al navegar por las aguas traicio-
neras de las reiaciones románticas adultas.
Un estudio interesante del psicólogo Jeff Simpson ilustra el funcionamiento de los esti-
los de apego en las relaciones adultas (Simpson et al.,2OA2). En este estudio hicieron que pa-
rejas heterosexuales que tenían citas sirvieran como sujetos. Se le dijo a la pareja que el
hombre tendría una experiencia desagradable y de estrés como parte del experimento. Fueron
separados y el hombre fue llevado a una habitación donde un experimentador registró su pu1-
so mienlras decíu lo siguiente:
El propósito de esta decl¿uación era poner ansioso al sujeto varón. Es más, era llevado
a una habitación oscura, sin ventanas. que contenía algunos polígrafos. Ei experimentador co-
mentaba que el equipo "todavía no estaba listo" y que el sujeto tendría que esperar unos cuan-
tos minutos antes de que pudiera comenzar la "fase de estrés". Mientras, a la mujer se le decía
que su pareja iba a participai' en unc "sesión de estrés y desempeño", la cual comenzaría en
cinco o diez minutos" La pareja era reunida para que esperaran, y durante'este tiempo fueron
videograbados sin que se dieran cuenta por cinco minutos. Después de cinco minutos el ex-
perimentador entraba a la habitación y les decía a los sujetos que el experimento había termi-
nado, expiicaba el propósito del mismo y les decía a ios sujetos que podían borrar la grabación
si así 1o deseaban(ninguno 1o hizo).
Los experimentadores codificaron la videocinta según diversos comportamientos. En su
mayor pafie estaban interesados en el grado en que las mujeres ofrecían apoyo a sus parejas,
y el grado en que los hombres pedían apoyo de sus parejas. Antes del inicio del experimento,
los experimentadores usaron un método de entrevista para evaluar los recuerdos infantiles de
experiencias con los padres y otras figuras de apego. A partir de estas entrevistas los experi-
mentadores calificaron el grado en que cada sujeto estaba apegado en forma evitativa o segu-
ra a slrs cuidadores primarios en la infancia.
Los resultados mostraron que las mujeres que habían tenido experiencias de apego evi-
tativo con sus padres tuvieron una probabilidad significativamente menor de ofrecer apoyo y
aliento a sus parejas varones, aun si éstos la pedían. Las mujeres con un apego seguro propor-
cionaron apoyo si la pareja la pedía, pero proporcionaban menos si no la pedían. Éste es un
patrón contingente de apoyo, el cual algunos investigadores consideran icleal en las relaciones
(George y Salomon, 1996). Respecto a la búsqueda de ayuda por parte de los hombres, nin,
guna de las variables del estilo de apego predijo este comportamiento en este estudio. Sin em-
bargo, éste no era un factor generador de estrés muy intenso o duradero. Los estudios de estrés
reai, intenso y crónico (personas bajo ataques con proyectiles, personas bajo entrenamiento en
combate) han encontrado que los estilos de apego se relacionan con la búsqueda de ayuda
(Mikulincer, Florian y Weller, 1993; Mikulincer y Florian, 1995). De manera especítica, los
hombres y las mujeres seguros buscan apoyo de otros cuando están angustiados, mientras las
personas con un apego evitativo tratan de distanciarse de otros, desean pasar tiempo solos
cuando están bajo estrés y se distraen de los factores generadores de estrés. Cuando el estrés
es severo o crónico, parece que el estilo de apego de una persona podría relacionarse con su
patrón de bírsqLreda de apoyo.
Las diferencias individuales en el estilo de apego pueden tener implicaciones más allá
de las relaciones. Cualquier área de la vida que implique cercanía, llevarse bien con los de-
más, confiar en otros y explorar ias relaciones podría ser negociado en forma diferente por
personas con estilos de apego diferentes (Elliot y Reis, 2003). Un estudio de adultos examinó
los estilos de apego con relación a la satisfacción con el trabajo, con la famiiia, con la vida so-
Piiitnlh¡s Eldouirio
ciai de Ltno y con los 1'actores generador'es <je estrés en ia vitla (\'asquez, Durik y Hyde. 20011.
Eslos investig¿ldores encotttraron que aqui:llas personas con el estilo ile apego seguro mostra-
ron la mejor aclaptación en estas esferas. Las persr>rr;is con estilos de apego evitativo/teme¡6-
so leportaroÉ dific¡"rltacles en n'iuehas de las esferas de la vid¿r fhuriliar, y en var"ios carupos cie
ia vicla labora]. Otra investigacióli ha mcstrado ejlre, entre los hornbres, el estilo cie apego evi-
tativo/temeroso se relacionó ct¡n una colección de rasgos que se.relacionan con el ¿rbuso ha-
cia las rnujeres (l)Lrtton et u|.., 1994¡.
Si un;i persona desarrolla uu estiicr de apego infantil particular,
¿esrá ilestinad¿¡ ¿r vivir la
versión adulta de ese estilo? E,sta ir-nportante pregunfa ha sido el tema c1e mucho rlebate teóri:
co e investigación empírica (Classidy y Shaver, 1999; Simpson y Rholes. 1998). Los teóricos
del apego creen qLle inclr-rso las experiencias infantiles más cleflcientes con las relaciones p¡e-
den superarse. Ainsworth y Bowlby (199 1) aÍirrnan c¡ue los niñcls no necesariamente son da-
ñaclos para siempre debido a las experiericias adversas cr¡n los padres en ia infhncia. Creen que
las experiencias positivas sutrsiguientes podrían cümpensar las primeras relaciones negativas.
A pesar de un lnal inicio en la vida. uila person¿r expuesta a uLn¿r relación amorosa ni:triente
I
como adulto puede revisar su mr¡delo de tlabajo de las reiaciones objetales. Si la relación es
lo b¿rstante positiva y solidaria" afirman Ainswortir y Bowlbv, la persona podría intern¿lizar
Llna nue\¡a versión menlal de las relaciones, un¿r que fuera ntás segura y confiada, con expec-
tativas positivas acelca de la forma en que ia genre se relacionaría con la persona.
l)irrrrtiti rle |rrs irirrlrrs: ,.liertt tlrr ittt¡rlrr,lt r.ll ht¡ relrrr,inllls
llu\l('t'i(it'0s rll lrrr lr iitr',)
Cada año en Estailos Liniclo, alrcde,.Irr t.te un milión «Je niños cambian cle sitr-r¿rción: sris pa-
dres se divorcian ¡, ellos se vuelven "hijos de un mairimonio fl.acasaclo,'. para los niños. éste
es e[ comierlzo de ttn periodo de alteración e incertirlumbre. Se preguntan dóncle van a vivir.
si veráll de nuevcl a sus amigos, si les agrailarán las nuevas parejas que errcorrlrarán sns ma-
dres y sus padres, si los nuer,'os novi.s de sus macires se irán también si sus padres pelearán
¡r
coll sus llllevas novias etl ia form¿r en que 1o hacían con sus rnailres. Si las representaciones in-
ternas de ios niños rie las relaciones se fbrman por [a exposición a i¿rs relaciones de sus padres,
entonL:es c¡uizá los hijos de clir,orciados tengali un r¡ral ejemplo, una imagen de que las relacio-
nes no dttran, están llenas de dolor y discusiones y que pr-reden desecharse cuanclo las cosas se
ponen diÍíciles.
La teoría de l¿Ls relaciones objetales preclice consecuencias específicas para ios hijos de
dil'orciatios, en particular si el divolcio ocLrre pronto en las vidas cle los niños, cuando se es- I
tán formando las representaciones internas cle las figulas tle apego y cle las relaciones. La teo,
ría de ias relaciones objetales sclstiene clue los nrrit¡s cle clivorciaclos podrían tener dificultades
para formar sus propias relaciones íntirlas rrás ¡icleiante en su vida. Aunque por supuesto las
representaciones internas pueden actr-ralizarse y rnoditicalse, ios teóric¡s cle ias relaciones ob-
jetaies sostienen que, si el panorama menial cie una persona de las relaciones carece
ile recuer-
dos buenos acet:ca de la forma en que las rnujeres y krs hombres se comportan en una relación
amorosa y durader:a, entonces esa persona carece de una plantilla apropiada para sris propias
relaciones adiiltas. Los niñt¡s tienen literalnrente miles cie imágenes de sus paclr.es inteáctuan-
do y' de acuerdo con la teoría de las relaciones objetales, internalizan estas iiriágenes y las
usan para fbrma[ una piantilla para eníender- córno funcionan en general l¿rs relaciones. La
plantilla no sóio se aplica a la fornra en clue los hombres y las mujeres se rratan entre sí sino
también a la forma eil que los patlres se relacionan con los hijos, la fbrma en que los herma-
nos se relaciorlan cotl las herrnanas y la forma en que los niños se llevan con otros niños.
En la década de lc¡s setent¿r huiro un enorúre incresiento en el úrclice de clivorcit¡s en Es-
t:iclos l-lnidos, un au¡nento que ha permanecido con un índice anr-ial alto dur¿rnte las tres
tléca-
.1-r- pas;idas. En la figura 10..3 pueden verse las est¿rciísticas iie divor.cio. l,os hijos de
.i:' ''¡¡1¡1¡,i¡¡5 de la décarla de los setenta ahora son adulbs y tiefien sus propios rnatrimoirios, y
f i¡ ¡ r, lt,'7 . . ., ;,.i,,',rrr:,ltl.irrlr: llll:rr r,0llr'iltlilrt;iIr,i ;13 I
iii:rl,i;a
tigura 10.3
Estadísticas sobre divorcio. Fuente: Ariaptado de Time, septienrbre 25, 2000, Copyright O 2000 Time, Inc. Reimpreso con autorización.
sus propios divorcir¡s. Varios investigadores tran entrevistado a adultos que son hijos de divor-
ciados a fin de responder alguuas preguntas sobre 1os efectos de1 divorcio en los resuirados a
largo plazo para ios niños.
Jttdith Wallerstein y sus colegas (2t100) escril¡ieron un conttovertido libro sobre los hijos
de divorciados. \4,/allerstein había dado seguimiento a Lln grupo de 13i niños cuyos padres se
habían divorciacio hacía tres décadas, y éste es el tercer libro que escribe con base en est¿1
mliestra. En los primeros dos libros de Wallerstein, se enibcó sobre todo en los efectos duran-
te 1a infancia" En general, conch-ryó que el divorcio es difícil para los uiños; con fiecuenci¡i
sueñan con que sus padres vuelvan a reunirse 1, padecen depresión, dificultades de ap,rendiza-
je y otros problemas con índices mayores que los niños de f-arnilias intactas.
Ahora estos 131 sujetos son décadas mayores, y Wallerstein ha repor-tado su adaptación
social como adultos. [-,as noticias no son nru¡'positivas: a 1a ma]'oría le tomó n-iucho tiempo
superar el divorcio de sus padres. Y ahora el efecto más profundo parece lto\rrarsc jr.rsto enan-
do estos aclultos estítn luchando por formar sus propias rel¿rciones y matrimonios. "Es en ia
adultez qlre los hijos de divorciados sLrtien más. EI impacto clel clivorcio los golpea con más
crueldacl cuando s¿ilen en bLrsca clel amor, la intimidad sexual y el compromiso. Su c¿rrenci¿r
c1e irnágenes internas de un hotnbre \ Lrna mujer en una relación estable obstacriliz¿r
en gran
rncdida su búsqueda, lo c}re los l1er ¡ ¿ 1a corigoja e inciuso a la clesesperación. No tienen bue_
nos nrcrclelos sobre Ios citales constlLrir sLrs e\DL'ranlas" (Wrllerstein et a|.,2AA0,p.299).
La perspectir,¡i teót'ica de \\hiiersteirr c-s la tcoríir c1e ias lel:rr:iones objetale s. Su respues-
ta a pol- qué los liijos de iiii,orciados tienen plobienr¿rs coi! sris plopias relacit¡nes es qle Ios
fantasrnas del pasado sln'gen.iusto clr¿rndo cntran err sus propias rel¡rciones íntirnas. Con fan-
tasm¿Is Wallerstein quiere decir las imá-tenes de los rnatrimonios tiacasaclos cie,sus paclres y
los temores intensos, cttn liecuencia inconscientes. de repetir los errores tle -<us paclres, aLtna-
do con el deseo intenso, con frecuencia incor.isciente, de clue pueden hacerli¡ nrejor que sus pa-
clres. Por tanto, tienen una itnagen interna muy ambivalente cle las relaciones. E,sta imagen, y
las cmocitlnes v deseos asociados. ocupa el centro del escenario cr¡¡rndo estos indir,icluos eu-
tr¿ln en la adultez y se ¿tcerc¿ut a sus propias relaciones aclultas.
Wallerstein et al. (20AQ relatan la historia de Karen. quien clesc-ribió su relación con Lrn
novio con quien vivía como "uu terrible error: bebe cerveza. no tiene ambiciones. no tiene me-
tas en I¿ vida, no tiene educación, no tiene Lrn trabajo regi:lar. Cuancio lle-eo a casa después del
trabajo, tan sóio está sentado fi'enre al televisor, y ahí se la pasa todo el día,' (p. 29). Cuanclo
se le preguntó por qué se mudó con é1. respondió: "No estov segur¿1. Sé clue no lo amg. Sé que
no qi-riero c¿lsarfte. Pero también lne aten'a estar sola..Ten-ro miedo cle eniejecer y no tcner
otra oportuniciad. No cleio de pensar qr-te terminaré sol¿r cor.no uri papír y mi rnamír'' (p. 30). Es f
fácil ver cólno este caso refleja un estilo cle :rpego ¿tnlbiv¿rlente: Karen a l¿i l,ez es atraícla ha-
cia stt novio y teme estar sola. No desea casarse con é1 pero. al rnismo tienrpo. no desea de-
.jiulo. En verdad es ambivalente, jaladi,r en dos iiirecciones por esta relaci(rn.
Walierstein cree qlle los hijos de divorciados se contienen de las rel¿iciones debiclo a que
sus visiones de l¿is relaciones adult¿rs son muy atemorizantes. Aunqr-re no nceesari¿unentc es-
tán condenadas ¿r fracasar. sostiene Wallerstein, a los hijos de divorciaclos les tom¿r más tiem-
po entrar en la adultez matlrtra. Afinna rlue debi:n sLrperar y revisar los rnt¡clelos mentales de
las relaciones cltte desarrollaron en la infancia. Tienen que rechazar a sus piiclres cr¡mo mr¡cie-
los a segr-rir y leinventar r-rn modelo de trabajo cle la vida aclult¿.. Lrno .ilre inch-ry;r rel¿rciones
positivas, construciivas y amorosas.
Como podrír imaginar, las opiniones de W¿rllerstein sobre los problemas enfrentaclos por-
ios hijos adultos cle divc»'ciados son controverticlas. Uri¿.. cr-ítica es que la inuesira de \l,allers-
tein es pequeña y no es represcntativa; un grupo es stilo cle I 3 I personas. toclas las cuales son
blancas 1' del opulento condado Marin en el nr,.rte cle Calilorni¿i. Oh'o problenla con el estuclio
de W¿rllersteitt, sosticnen sus crítieos. es que flo irizo e1 seq¡-ri¡ltiento cle un grupo control, un
grtrpo dc- personas sin'rilrres. extrititio de arrlececlentcs similares" pero cuyos padres no se hu-
bieran divorci¿rdo. Ai-snnos eruditos han alirmado que Whllerstein r-lemuestrl r-rn pr.e jr-ricio eon-
fitmatorio: cs decir" busca evidencia cle que e1 tlivorcic¡ perjuclica a los niños" así que busca
hasta que la encuentra. Un argumento relacionaclt) es clue los sujetos están prcjriiciaclos para
dar: la infbrmación c¡ue W¿rllerstein estír buscando. Después de toclo. sostienen ios críticos. los
su.ietos son parte de un f¿Lmoso estudio en curso sobre los ef-ectos clel divorcio. Es pr:obable
que tnuchos de los su.jetos hayan leíitro 1os libros anteriores cle Wallerstein. o ¿tl menos han vis-
to 1¿r cobeltula de ellos en los rnedios de comunicación y, así. son in1'luidos por los hallazgos.
C)tra crítica es qr-re Wallerstein no estuclió a hrjos de ruatrimonios tallidos que
lrer.manee iertrn
.iiLntos. Etl otr¿rs palablas, ¿c1ué pasa si rnaniá y papír se clesprecian pero pemtrneciertrn juntos
"por el bien de los hijos"? i,SLrs hijos son r.nejores o peores que los hrjos cle ili.,,orciaclos'l
Una selie de artículos de los psicókrgos Amato y Keith clescribe los result¿rcl<¡s cle aná-
lisis a -urtLn cscala de las consecriencias a largo plazo ciei ciivorcio de los paclies en ei bienes-
tal adr-rlto c1e los niños implicaclos. En un artículo (Amaro i,Keith. 199 la), clescribieron los
:¿¡'Ltit¡tiitls de Ltn uleta¿Inálisis de J7 estudios. que inch-rían a más cte 81 000 inciividuos. mos-
.r'.tr.rt:ti rilr. los cféctos dei ilivorc:io cie los padres fueron necativos para todas las variables
de
I
fi.rpÍrrrLo l)ru lenils ltirt '),),)
resultado evaiuadas. Es decir, los adultos que experimentaron un divorcio de los padres cuan-
do eran niños, comparados con adultos cuyos padres continuaron casados, mostraron una ma-
yor probabilidad de tener una familia de un solo padre, tener una adaptación psicoiógica más
deficiente, tendieron a tener problemas de comportamiento o trastomos de conducta, o ambos,
en sus familias y lograron un menor nivel educativo. De manera interesante, este efecto nega-
tivo del divorcio de los padres fue peor en aquellos estudios llevados a cabo hace muchos
años, y menor para los estudios realizados en fechas más recientes. Este hallazgo sugiere que
el divorcio de los padres, el cual era menos común en las décadas anteriores, puede haber si-
do peor, en función de los resuliados para los niños, de 1o que es en la actualidad. Con la mi-
tad de los matrimonios en la actualidad que terminan en divorcio, se está volviendo casi
normativo ser un hijo de padres divorciados.
En otro estudio de Amato y Keith (199lb) se enfocaron de manera específica en los re-
sultados financieros asociados con ia separación de los padres en la infancia. Para la mayor
parte de los grupos estudiados, la separación de uno o de ambos padres se asoció con niveles
inferiores de bienestar socioeconómico, en su mayor parle debido a un nivel educativo menor.
Por último, en un metaanálisis a gran escala de 92 estudios, Amato y Keith (199lc) es[imaron
el tamaño del efecto de ser un hijo de divorciados. A 1o largo de varias medidas de resultado el
tamaño del efecto promedio fue pequeño pero significativo (d = .14), 1o que indica que ios hi-
jos de padres divorciados tendieron a tener resultados de la vida algo peores comparados con
los hijos adultos de familias intactas. Una vez más, sin embargo, los estudios realizados en fe-
chas más recientes encontraron efectos más débiles, 1o que sugiere que, conforme el divorcio
se vuelve más normativo, es menos probable que se asocie con resultados de la vida más de-
ficientes.
RE SIIT,IEI{ Y EVAI,UA(]I()I{
En este capítulo se exploraron versiones alternativas, de algunas de las ideas originales
este
Ios recnerdos reprin'ridos. Aunque
t,
$l l)tlltllllls liliiorlinro iulr';r1rirr1rii,'ir
dad, la cual difería de la de Freud en vai"ias fbrmas importantes, incluyendo un énfasis en las
tareas sociales y una extensión del desarrollo ¿r toda la vida. tlna segunda figura importante
en la psicología de1 yo fne Kalen Horney, quien estlrvo entre los primeros psicoanalistas que
considerarot.r el rol de la cultura y los roles sociales como car¿lcter"ísticas centrales en el desa-
rrollo de la personalidad. Horney también empezó una reinterpretación f'eminista de las teo-
rías de Freud, la cual continúa hasta nuestros días. La psicología del yo también generó un
interés en el desarrollo del sentido del yo y la protección del yo por rnedio de varias estrate-
gias. El narcisisr¡o es una ftrrma problerrrática en que algunas personas se defienden a sí mis-
mas. La paradoja narcisistu sugiere que. aunque ios narcisistas parezcan tirertes y segLlros, son
dependientes de los elogios y admiración de otros.
La teoría de las relaciones objetales es otro nuevo e irr-rportante clesarrollo en esta íirea,
que ha sido considerado el avance teórico más importante en el psicoanálisis desde la mlrerte
de Freud. El término relat'iones ob.jetcLles se usa para ret-erirse a patrones perdurables de com-
portamiento en las relaciones íntimas con otros, al igual que a los procesos emocionales, cog-
noscitivos y motivacionales que generan esos patrones de comportamiento. La teoría se refiere
a la forma en que los compofiamientos de reiación son determinados por representaciones rnen-
tales establecidas en la infancia por medio de las experiencias con los cuidadores. Esta teoría
comenzó con estudios del apego entre ios niños ¡r sus cuidadores primarios; de manera típica,
las rnadres. Este lazo puecle establecer un patrón que continúa en ia adultez. También son im-
pofiantes las experiencias que tiene el niño en crecimiento con la relación que otrserva entre
sus padres. Esto también se internaliza en 1¿r forma der una representación mental de cómo se
lievan entre sí las personas y cuál es el ctrmportamiento apropiado en una relación.
Los teóricos de las relaciones objetales se centran en el desarrollo y mantenimiento de
las relaciones como la meta psicolósica clave en 1a vida. Señalan que la mayor parte de los
problemas y trastornos mentales inrplican una pefiurbación en las relaciones. Las personas
que tiencn dilictrltad con lrs rt'luciones a ¡nenudo ticncn unü imugen pesinristLr cn su\ mentes.
con frecuencia esperando rnaltratos y abuso como parte de lo que implica una relación. Es co-
mún también que estas personas tengan dificLrltad para mantener una represer:itación constan-
te, corro manteirer en sus mentes la opinión positiv¿t de las personas que amatl, aun durante
los desacuerdos inevitables qlle ocurren como parte de 1as relaciones normales. En consecuen-
cia, por lo general estas personas reaccionan en forma excesiva y dañan o incluso rompen re-
laciones importantes cuando están enojaclos en forma temporal.
Se estudió con detalle el divorcio, y se tomó en cuenta cómo podría influir en el desa-
rrolio de las relaciones objetales de los niños. La teoría de las relaciones objetales propondría
que los niños expuestos a una paternidad deficiente, inconsistente o tensa internalizarían un
modelo de trabajo desadaptativo de las relaciones. Este nrodeio desadaptativo puede perma-
necer dormido por décadas, sólo para despertar en sus primeros años adultos e influir su pro-
pio comportamiento de relación adulto. Algunas evidencias parecen apoyar la idea de que los
hijos de divorciados tienen más dificultades con las relaciones de las que se esperan. Sin em-
bargo, la mayoría desarrolla una vida satisf-actoria, como 1o sugiere una encuesta de investi-
gación a gran e-scala.
Hay partes y versiones de la teoría psicoanalítica de Freud que están vivas y gozan de
buena salud. Sin embargo, en lugar de enfocarse en los contlictos inconscientes por los im-
pulsos del ello, es más probable que los psicoanalistas contemporáneos se enfbquen en los pa-
trones de comportamiento interpersonales y en las emociones )¡ motivos que los acompañan.
En lugar de ver la personalidad como el resultado de una secuencia de conflictos sexuales con
Ios padres, es más probable que los psicoanalistas contemporáneos vean 1a personalidad co-
mo el resultado de la solución de una serie de crisis sociales y el n.rot,imiento consiguiente ha-
cia formas cada vez más maduras de relacionarse con otlos. Y, por último" a diferencia de gran
parte de la teoría psicoanalítica clásica, la cual se basaba en las opiniones de nn solo hombre,
gran parte de la teoría psicoanalítica contemporánea está conectada con estudios empíricos y
observaciones corroboradas de muchas personas que trabajan para mejorar y expandir algu-
na.s de 1as contribuciones duraderas de Freud.
n
ü
C,iptmLo Dlez [nloquesosicoanah'licos: lenras(0ltuutloruleos
'-s
1
TERMINOS CIAVE
Recue¡clos falsos 307 Crisis de dcsarrollo 315 Paradoja narcisista 322
Et-ccto de inflación de Ia imaginación 309 Fijación 315 Teor'ía de las relaciones objetales 323
Pre.j Lricio confirmatorio 309 Conftsión de la identidad 317 Internalizados 324
Activación diserninacla 3 10 Rito dc paso 317 Apego 325
l\{emoria constructiva 3 1 0 Identidacl negativa 3 1 8 Ansiedad de separación 325
Inconsciente cognoscitivo 3 I 2 Exclusión dc identidad 3l 8 Procedimiento de situación extraña 325
lnconsciente motivado 3 l 2 Moral.olia 318 Apego seguro 325
Perccpción subliminal 3l 2 Poder sociai 321 Apego evitativo 325
Imprirnación 312 Cultura 321 Apego ambivalente 326
Psicología del ello 314 Temor al éxito 321 Modelos de trabajo 326
Psicología de1 yo 3 I 4 Masculino 321 Estilo de ¡elación segura 327
Crisis de identidad 314 Femenino 321 Estilo de lelación evirativa 327
Ocho etapas del desarollo de Erikson 3I5 Diferenoias de géncro 321 Estilo de relación ambivalente 327
Contlictos psicosociales 3 I 5 Prejuicio de autoservicio 322
Modelr de dcsalrollo cn etapas.315 Narcisismo 322