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PLANTAS SILVESTRES COMESTIBLES Y

MEDICINALES
Las plantas silvestres son aquellas que crecen de forma natural y espontánea en la naturaleza,
y que no fueron tomadas para su cultivo por el hombre. Comprende la denominada “flora
autóctona” de una región. Son las que crecen naturalmente en los alrededores de las
ciudades, en las plazas o parques abandonados. Estas plantas silvestres, a diferencia de las
cultivadas, poseen un pool génico amplio, que no ha perdido su fuerza por la manipulación de
los cultivadores.

Las plantas silvestres poseen una mejor capacidad


para adaptarse al medio, y una mayor vitalidad y calidad biológica que las de cultivo, justamente
porque no han sido modificadas por el hombre para su aprovechamiento. En general, todas las
plantas comestibles, medicinales o cultivadas tienen su “equivalente” silvestre, a menos que este
se haya extinguido por la destrucción de su hábitat. Las plantas silvestres se utilizan para buscar
posibles medicamentos, y el medio de llegar a las más salvajes o desconocidas suele ser a través
de los relatos de los pueblos nativos, los curanderos, jefes de tribus, etc.
Muchas plantas silvestres son comercializadas por su
belleza exótica, y las más de ellas son comercializadas ilegalmente, puesto que en varios países se
han dado cuenta del potencial que poseen y no se permite su extracción. En general en las
comunidades pequeñas o cercanas a zonas se recolectan los frutos de las plantas silvestres para
producir mermeladas y otras jaleas, y la lista que se puede hacer de plantas silvestres comestibles
es enorme, aunque muchas de ellas sean actualmente consideradas malas hierbas, pero la realidad
indica que antes del cultivo moderno, fueron a su vez cultivadas para la alimentación de las
poblaciones pequeñas. Recordemos que en un principio la sociedad fue cazadora y recolectora: los
recolectores no contaban con grandes campos de maíz o trigo, sino que buscaban entre arbustos,
hierbas, árboles, los frutos de mejor calidad, comestibles. Pero recordemos que la naturaleza de
todo ser vivo es la de defenderse de su depredación, y por esto hay que saber reconocer que
las plantas pueden formar poderosos venenos, además de armas físicas como espinas,
aguijones, etc. Siempre, ante la duda de si una especie silvestre es comestible o no, hay que
abstenerse, o a lo sumo ver qué hacen los animales de la zona: si un animal de pequeño tamaño
puede comer el fruto en cuestión, probablemente un hombre adulto sin problemas de salud pueda
hacerlo.

Plantas Silvestres Venenosas


Es importante proteger a los niños frente a posibles intoxicaciones, más cuando se sale de
viaje a zonas rústicas. Hay que aclarar que en bastantes ocasiones el veneno de se
concentra sólo en una parte de la planta, en general en las partes más visibles, o que estén
expuestas a riesgos. Por ejemplo, los tubérculos de las papas sí son comestibles, aunque sus
frutos sean venenosos. Se recomienda siempre hacer cursos y llevar libros con buenas
imágenes a los viajes a la naturaleza, para tener una mayor confiabilidad en el
reconocimiento de las plantas silvestres, tanto en sus estados juveniles y adulto, que suelen
diferir.

También por esto conviene observarlas durante todo su ciclo de vida. Por supuesto, en zonas
alejadas, tenemos que tener ciertos tips para evitar venenos. Las plantas que tienen olor a
almendras suelen contar con cianuro (ácido cianhídrico). Este es un veneno muy
potente, y se puede oler por ejemplo al aplastar las hojas del laurel cerezo, un arbusto
ornamental de parques y jardines, originario de Asia Menor. Conviene siempre abrir y
oler el fruto, las hojas, y los tallos verdes para reconocer este aroma. También puede
aparecer en hojas marchitas de plantas comestibles. Siempre hay que buscar elementos
frescos, verdes. Las plantas que tienen “savia lechosa” deben ser evitadas.

Esta se transporta por canales laticíferos, y puede observarse cortando una hoja o quebrando una
ramita. Algunas plantas que poseen estos canales tienen muchas espinas. El ácido oxálico puede
ser nocivo, y está presente en plantas que al probarlas son muy ácidas.

Las guías de jardín suelen indicar que no deben consumirse frutos extraños que posean de a 5
segmentos, y de aquellas plantas con pilosidad en los tallos y hojas (se recomiendan las plantas
glabras o desnudas), pueden ser irritantes de las mucosas. También, si se va a utilizar la flor,
evitar el polen, porque la sustancia que posee para la reproducción, el pollenkit, suele traer
elementos nocivos o irritantes para las personas alérgicas.

En general, cuando se desea colocar plantas silvestres en un jardín, deben tenerse muy en cuenta
los requerimientos ecológicos de éstas, porque a pesar de ser más fuertes que las cultivadas, estas
últimas están “adaptadas” por el hombre para sobrevivir en el ambiente de las ciudades, para
producir flores fuertes y todo el año (como la rosa cultivada clásica), y para resistir a las plagas de
las ciudades, que siempre van a ser diferentes a las del campo. También recordemos que
estamos mudando una especie de hábitat, y que ella puede traer sus propias plagas y
enfermedades, que pueden atacar al resto del jardín. Así que para colocar plantas silvestres,
no hay que fijarse solo en su belleza, sino también tener en cuenta el mantenimiento y las
relaciones con los otros elementos del jardín.

10 plantas silvestres comestibles


publicado a la(s) 5 ene. 2013 15:28 por Ricardo P   [ actualizado el 17 jul. 2013 4:41 ]
En los bosques, jardines y al borde de los caminos, crecen plantas totalmente
comestibles que nada tienen que envidiar a las lechúgas, los tomates o cualquier otra
verdura de las que acostumbramos a llevar a nuestro plato. Hay quién les llama malas
hierbas, pero esto depende del punto de vista con el que se mire.

En realidad, las plantas que hoy en día cultivamos para alimentación fueron no hace
mucho plantas silvestres o provienen de ellas ¿Porqué habrían de dejar de ser útiles las
plantas silvestres?

Aquí te describimos solo 10 plantas silvestres comestibles, para que la próxima vez
que des un paseo por el campo o los jardines, mires las plantas con otros ojos... En
próximos artículos os mostraremos algunas más...

Cerraja (Sonchus)
La cerraja o lechuga de las
liebres podemos encontrarla por los
campos miremos donde miremos. Sus
hojas son comestibles, pero mejor si la
planta es joven (antes de que salga la
flor), porque entonces se llena de una
savia blanca muy amarga (esto mismo
le ocurre a la lechuga, pero el
agricultor la corta y empaqueta antes
de que tenga lugar la floración).

Dentro del género Sonchus hay


diferentes especies que varian en la
forma de las hojas: arvensis,
oleraceus, asper, palustris,
crassifolius,...

Diente de León
(Taraxacum officinale)
Muy parecida a la cerraja. De la misma
manera, sus hojas son comestibles,
preferiblemente jóvenes, antes de que se
amarguen demasiado.

Tanto el diente de león como la cerraja


pueden consumirse, por ejemplo, en
ensalada. ¿Qué os parece una ensalada
combinando cerraja, diente de león, rúcula,
canónigos, lechuga,...? más verde
imposible..

 
Lechuga salvaje (Lactuca
virosa)
Es la versión silvestre de la lechuga
(Lactuca sátiva), y le ocurre lo mismo
que a la cerraja y el diente de león: se
consumen las hojas de la planta joven,
antes de la flor, para evitar que sean
demasiado amargas.

El nombre de Lechuga proviene del


nombre Lactuca, que en latín significa
"lechosa", precisamente por la savia
blanca que produce la planta al florecer
y de la que ya hemos hablado en el
caso del género Sonchus.
Malva
Las hojas jóvenes son tiernas y pueden
consumirse crudas. Las hojas más viejas
pueden cocerse como si fueran espinacas o
acelgas. También pueden consumirse las
flores, y al parecer, los frutos están
deliciosos.

La malva se utiliza mucho en la cocina del


norte de África, por ejemplo, para hacer la
ensalada marroquí Bakkoula o el Khobbeza
alrgelino (garbanzos con malva).

 
Bledo o cenizo
(Chenopodium)
Pertenece a la misma familia que las
espinacas (Chenopodioideae). El
nombre de chenopodium viene de la
forma de la hoja: "cheno" en latín
significa "ganso" y "podio" pie.

Son comestibles las hojas tanto crudas


como cocinadas, y con los frutos se
hacen bebidas, harina, pan,... Su
consumo es muy popular en muchos
países de Sudamérica.

 
Borraja (Borago officinalis)

En algunas partes de España es considerada


ingrediente fundamental de muchos platos
típicos.

Tanto las hojas como los tallos están


recubiertos de unos ásperos pelos, lo que
dificulta su consumo en crudo. Pero una vez
eliminados se pueden cocinar de numerosas
maneras: las hojas en tortilla, los tallos en
revueltos con setas, las flores en ensaladas,
etc...

Plantago o llantén
Este género contiene numerosas
especies que, aunque varían entre sí
levemente (por ejemplo en el  tamaño
de la hoja y la flor) son fácilmente
reconocibles porque sus hojas tienen
entre 3 y 7 nervaciones longitudinales
(de ahí que en algunos sitios se la
llame "hierba de 5 venas" o "hierba de
7 costillas") y sus flores tienen un
aspecto "peludo" que las asemeja a la
cola de un ratón o de un conejo (de ahí
que la llamen "pelusa", "cola de ratón"
o "cola de conejo").

Las hojas son comestibles en crudo,


cocinadas, e incluso se puede hacer
infusión con ellas.
Verdolaga (Portulaca oleracea)
Es otra planta rastrera, conocida desde la
antigüedad por sus propiedades nutritivas y
también por sus supuestas propiedades
curativas.

Tiene un sabor ligeramente ácido-agrio y


puede consumirse tanto las hojas como los
tallos en crudo o cocinadas.

Es muy popular en América, y en Australia


sus semillas se emplean para elaborar pan.

Tagarnina o cardillo
(Scolymus hispanicus)
Pasa por un vulgar cardo, pero al
menos en el Sur de España, es
altamente apreciado.  Con ellas se
pueden hacer revueltos, tortillas,
cocidos,... 

Se recolecta joven, cuando aún no ha


comenzado a florecer, y no es más que
un cardo rastrero en forma de estrella.
Se le quitan las espinas,
consumiéndose solo la gruesa y tierna
nervadura central.

Así que ya sabes, la próxima vez que vayas al campo observa y verás que estás
rodeado de plantas comestibles. Solo tienes que tener en cuenta un par de cosas:

 El campo es de todos: cuídalo. Procura que después de tu visita, el campo


quede tal y como te lo encontraste: así, los que vengan detrás (o tú mismo)
podrán disfrutarlo como tú lo hiciste.

 Ten cuidado con las plantas que consumes. No consumas ninguna si no estás
completamente seguro de que puedes hacerlo. De la misma forma que hay
plantas comestibles, también las hay muy perjudiciales (y algunas veces
pueden confundirse).

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