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Plantas tóxicas.

Paracelso, el autor de un libro muy antiguo y recomendable llamado “Botánica


oculta: plantas mágicas” tenía una frase de cabecera: “Nada es veneno,
todo es veneno: la diferencia está en la dosis”.
Esto es una gran verdad, pero bueno, tampoco vamos a tomarla tan literal:
aunque la infusión de cicuta fue y es muy recomendada por la herbolaria
tradicional para ciertas afecciones, tiene un dosaje muy específico y no le
recomendaría a absolutamente nadie que la beba. Asimismo ocurre con muchas
hierbas que son principalmente psicoactivas, como la belladona o el chamico.
En fin, comenzaremos con unas aclaraciones preliminares y luego haremos una
lista aproximativa de las plantas tóxicas que más nos podemos cruzar en
nuestro camino herbolario.

SOLANÁCEAS, familia tóxica.

Las solanáceas son una familia de plantas americana de la cual obtenemos


grandes aportes nutritivos (el tomate, la papa o la berenjena) e incluso grandes
medicinales (como el tutiá o el palam palam), pero en su mayoría sus partes
aéreas o verdes contienen gran cantidad de alcaloides en mayor o menor
medida perjudiciales para los humanos y animales. Por ejemplo, el famoso
“mito” de comer papas o tomates verdes… ¡resulta que no es tan mitológico! Si
consumimos estos alimentos cuando no están en su punto óptimo, corremos el
riesgo de tener fuertes dolores de cabeza y estómago. Asimismo, recordemos el
palam palam: gran curativa externa pero mortal si se ingiere. Las bayas y frutos
de otras solanáceas también son potencialmente mortales si se las ingiere,
especialmente los pequeños animales o los niños. En este caso, conocer las
características principales de esta familia de plantas nos hace abrir los ojos y
estar atentos cuando descubrimos alguna, para que no sea consumida ni
siquiera por descuido.

Entre los alcaloides más famosos se encuentran los presentes en las solanáceas,
denominados tropanos. Las plantas que contienen estas sustancias han sido
utilizadas durante siglos como venenos. No obstante, pese a su reconocido
efecto ponzoñoso, muchas de estas sustancias presentan valiosas propiedades
farmacéuticas. Las solanáceas se caracterizan por contar con muchas especies
que contienen diversos tipos de alcaloides más o menos activos o venenosos,
tales como la escopolamina, la atropina, la hiosciaminay la nicotina.
BUENO, SÍ: LAS DOSIS.

Está bien, estamos de acuerdo con Paracelso: algunas plantas pueden ser
consumidas de forma segura en dosis bajas o controladas, pero no podemos
tomarlas de forma desconsiderada o sin investigar un poco antes. En el módulo
anterior hablamos del Paico, que puede ser utilizado como condimento y para
eliminar parásitos, pero que puede caer muy mal si sobrepasamos las dosis
razonables. Asimismo, la Ruda es una famosa planta por su capacidad abortiva:
una dosis elevada puede provocar un aborto,
pero una más suave puede brindarnos reposo
cuando la menstruación es dolorosa, o una
muchísimo más elevada puede causarnos grave
daño. La Artemisia absinthium, llamada
comúnmente Ajenjo, también es una especie
que debe ser bebida con precaución extra.
Elaboraremos un video con una lista más
extensa de plantas que por un lado son seguras
(es decir, podemos tomarnos unas infusiones
seguidas sin miedo), y otras con las que hay que
tener precaución (no, no es buena idea tomarse
un té de ruda cada mañana).

(Izquierda, un Ajenjo).

Lista de principales plantas tóxicas que podemos encontrar fácilmente.

• Cicuta. Comenzamos con ella porque es una de peor fama… ¡y con razón!
Unos 6 gramos de sus hojas bastan para matar a un ser humano adulto.
Hay que tener extremo cuidado de consumir por equivocación sus hojas,
frutos o flores, tanto crudos como en infusión. Representa un problema
porque crece de forma espontánea en muchas zonas del mundo, entre
ellas Argentina. Pertenece a la familia de las umbelíferas (la misma que la
zanahoria, hinojo, etc)… y la disposición de sus hojas y flores la vuelven
fácilmente confundible con cualquier pariente de su familia.
Observemos, por ejemplo, un ejemplar de cicuta:
Y, ahora, uno de zanahoria:

Así, pues, es como


hay incontables especies
de umbelíferas que se le
parecen muchísimo a
simple vista. Es por esto
que con esta familia hay
que tener particular
cuidado si salimos al
monte a recolectar
hierbas silvestres. Hay
muchas silvestres que será
más fácil de diferenciar a
pesar de ser de la misma familia: el medicinal hinojo, por ejemplo, tiene las
mismas flores pero de color amarillo, y un olor a anís inconfundible. La cicuta,
en cambio, es reconocible porque huele muy feo. De todos modos, si vemos una
de lejos y sospechamos por la forma de sus hojas que puede ser una cicuta, será
mejor que no la olamos. Así se ve una hoja de
cicuta:
• Paraíso. Este árbol es de
Asia, pero está
ampliamente difundido
en todo el mundo,
especialmente en
Argentina donde es
cultivado como
ornamental en las
veredas de las ciudades.
Se reproduce muy
fácilmente. Sus hojas son
medicinales, pero… ¡sus frutos son llamados “venenitos”, imagínate!
Tenés que tener mucho cuidado debajo de este árbol si vas a estar con
niños o con animales pequeños, porque pueden resultar vistosos para
llevar a la boca, pero son potencialmente tóxicos. Es probable que
necesites comer una gran cantidad para que afecte seriamente, pero de
todos modos unos pocos frutos bastarán para hacerte sentir muy mal. En
el anexo práctico podremos encontrar una útil receta de insecticida para
hacer con estos venenitos.

• El laurel de jardín (Nerium


oleander) es otra de las especies
que son muy comunes en
América del Sur. Sus flores
vistosas hacen que sean elegidas
para poblar muchos jardines…
¡pero su follaje y su madera son
muy tóxicas! No se deben ingerir
las hojas, ni crudas ni en
infusión, ni tampoco se debe
quemar su madera. Su nombre
es bastante desafortunado
porque muchas personas creen
que tiene el mismo uso que el laurel común, para agregarlo a las salsas…
pero no, mejor no lo hagamos, pues se producen alteraciones
gastrointestinales acompañadas de náusea y vómito, diarreas
sanguinolentas, vértigo, ataxia, midriasis, excitación nerviosa seguida de
depresión, disnea, convulsiones tetaniformes y arritmia en aumento,
aparece taquicardia, fibrilación auricular y bloqueo con paro cardíaco.

• Los “FLORIPONDIOS” son un género de plantas de la familia de las


solanáceas, llamado científicamente Brugmansia, originario de América
del Sur. Las plantas de este género tuvieron siempre mucha relevancia en
los rituales chamánicos de varios pueblos originarios, pero su uso es
potencialmente peligroso. El dosaje de estas plantas es muy específico,
además, los efectos de su “viaje psicodélico” pueden ser muy malos (un
mal viaje, digamos). Hay plantas psicoactivas más seguras que los
floripondios. Las hojas, flores y troncos de estas plantas tienen alto
contenido en alcaloides tropánicos. Su ingestión, tanto en humanos
como en otros animales, puede resultar fatal con facilidad. El simple
contacto con los ojos puede producir midriasis (dilatación de las pupilas)
o anisocoria(desigualdad en el
tamaño pupilar). De una de sus
especies se extrae la famosa droga
“burundanga”.
Apuesto a que recordás haber visto
uno de estos pequeños arbolitos en
algún lugar. También dice que si
queremos probar sus poderosos y
peligrosos efectos sólo basta
dormir una siesta debajo de sus flores, de un olor atrapante.
• Similar al género anterior podemos señalar al género Datura, que
también pertenece a la familia de las solanáceas. Estas plantas se
expanden fácilmente por terrenos baldíos o al costado de las vías
del ferrocarril. Sus frutos son pinchudos y extremadamente
peligrosos. Dos de sus especímenes más comunes en la zona:

Izquierda: datura estramonium.

Derecha: datura ferox


• Ricino. Quizás nos suene esta planta por el mentado “aceite de
ricino” o también “aceite de castor”, un conocido purgante que
recomiendan mucho los naturistas. Funciona bien como purgante,
claro… ¡pero hay que tener mucho cuidado con la planta original!
El ricino es sumamente común en Argentina, sus semillas se
propagan con facilidad y se lo encuentra en cualquier rincón
donde tenga espacio para crecer… lo podremos reconocer porque
sus hojas son de gran tamaño y fácil
diferenciación, sobretodo porque en la
punta de la planta se acentúa su color
rojo intenso.
El aceite de ricino que se comercializa
como medicinal recibe un tratamiento
específico para que no resulte tóxico.
Unas pocas semillas y frutos bastan para
crear una insuficiencia renal gravísima y
matarnos.

Hay, por supuesto, muchísimas plantas tóxicas que escapan de


esta lista. Hemos querido sintetizar puntualmente las que crecen
peligrosamente fácil en esta zona del mundo, y las que pueden ser
confundibles con otras, por lo que es importante que las
recordemos. Es buena idea quitarlas de nuestro patio o jardín si
vemos que comienzan a crecer, porque sus semillas por lo general
hacen que se propaguen fácilmente, y sobretodo si vivimos con
niños o animales pequeños o suelen concurrir a nuestra casa, pues
corremos el riesgo de que ocurra algún accidente. ¿Hay alguna
que conozcas, que hayas visto, que puedas distinguir en algún
paseo de reconocimiento?

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