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Poder Judicial de la Nación

Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial


Sala D

En Buenos Aires, a siete días de julio de dos mil veintidós, se reúnen los
Señores Jueces de la Sala D de la Excelentísima Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Comercial de la Capital Federal, con el autorizante, para dictar sentencia en la
causa “RANCO CHEMICALS S.A. contra AUTOSTRASSE S.A. sobre
ORDINARIO”, registro COM18571/2017 procedente del JUZGADO N° 29 del
fuero (SECRETARIA N° 58), en los cuales como consecuencia del sorteo
practicado de acuerdo con lo previsto por el art. 268 del Código Procesal, resultó
que debían votar en el siguiente orden, Doctores: Vassallo, Heredia y Garibotto.
Estudiados los autos la Cámara planteó la siguiente cuestión a resolver:
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada?
A la cuestión propuesta, el señor Juez de Cámara, doctor Gerardo G.
Vassallo dice:
I. Ranco Chemicals S.A. se presentó por apoderado y promovió demanda
contra Autostrasse S.A. reclamando de esta última que cumpla el contrato que los
vinculó; la compraventa de un automóvil Audi A3 sedán tres puertas.
Sostuvo que fue adquirido por la empresa “para el uso personal de los
directivos de la actora”.
Relató que con el transcurso del tiempo comenzó a observar que el
automóvil presentaba un elevado consumo de aceite, que en un principio, no
provocó que la señal respectiva se activara.
Dijo que ello justificó varias visitas al taller de la demandada, en las cuales
no habría sido comprobada ninguna anomalía, ya que los técnicos le informaron que
se trataba de un consumo normal.

Fecha de firma: 07/07/2022


Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: JUAN R. GARIBOTTO, JUEZ DE CAMARA

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Como el inconveniente se profundizaba, la actora dijo haber concurrido
nuevamente a la demandada, donde le fue dicho que existía una falla en el turbo y
que su cambio solucionaría el problema.
Dijo haber autorizado el cambio del turbo, el cual debió abonar porque la
garantía había vencido.
A pesar de asegurársele que el problema había sido solucionado, el vehículo
de la actora debió visitar en numerosas oportunidades el taller, al punto que en
marzo de 2017 al tiempo de su retiro, la actora dijo haber concurrido con una
escribana, momento en que se le aseguró que el vehículo funcionaba correctamente
y que era normal el consumo de un litro de aceite cada mil kilómetros.
Sin embargo en dos oportunidades en abril del mismo año, la notaria
constató el encendido de la luz de aceite y en una segunda vez al dar arranque al
automóvil haber aparecido en el display del rodado la leyenda “cambio de aceite e
inspección pendiente”.
Frente a la reiteración de estos inconvenientes, reclamó en esta demanda
que sea condenada Autostrasse “…a cumplir con el contrato de reparación” que
estimó desatendido por la demandada.
Al formular su reclamo indemnizatorio, sostuvo ser procedente por
“privación de uso”, sin hacer una estimación económica del daño; también por
“gastos de traslado” que estimó en un valor diario de $ 300; y por la pérdida del
valor de reventa que deriva de las reparaciones mal realizadas.
A su vez reclamó la aplicación de la multa prevista en el artículo 52 bis de
la ley 24.240, a cuyo fin la actora se calificó como consumidora o usuaria, y la
vinculación con la accionada como una relación de consumo.
II. Autostrasse S.A. se presentó por apoderado, opuso excepción de falta de
legitimación activa, en tanto quien se presentó como apoderado de su contraria no
era abogado ni procurador; y contestó demanda.
Luego de una negativa puntual de los hechos referidos por Ranco
Chemicals en su escrito inaugural, dio su versión de lo sucedido.
Luego de destacar las estrictas normas de calidad que le exige el grupo
empresario al que pertenece, admitió que la actora ingresó el automóvil Audi A3 en
reiteradas oportunidades en su taller.
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
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Refirió que el 21 de junio de 2016, con 106.998 km le fue cambiado el
turboloader, aunque tal sustitución nunca fue relacionada con el consumo de aceite.
En este punto dijo la demandada que se le sugirió a la actora, en muchas ocasiones,
hacer cierta verificación técnica para constatar el real consumo de aceite del
vehículo, a lo cual su contraparte no se avino.
En diciembre de 2016 la actora volvió a ingresar el rodado, negándose a
retirarlo, lo cual recién concretó en marzo del año siguiente. En tal período, según
sostuvo, su parte controló el consumo de aceite, constatando un funcionamiento
normal.
Afirmó haber cumplido con eficiencia su tarea en el vehículo, mientras que
la contraria incumplió con los plazos del plan de mantenimiento, lo cual pudo
afectar el vehículo.
De seguido la demandada negó que el vínculo entre las partes pudiera ser
calificada como relación de consumo, pues la actor adquirió el automóvil para
incorporarlo a su actividad comercial como lo revela la factura de venta.
Reiteró para finalizar, que Autostrasse cumplió con su prestación de modo
leal y eficiente, y que su contrario cada vez que retiró el vehículo del taller, lo hizo
en “plena conformidad” con la tarea realizada.
III. La sentencia de primera instancia (27.12.2021) admitió parcialmente la
demanda, pues declaró procedente disponer que la demandada repare el desperfecto
que dio motivo a esta acción, y brindó resarcimiento a la actora por la privación del
rodado y la desvalorización del vehículo. Rechazó imponer la multa por el llamado
“daño punitivo”.
Para así decidir, inicialmente consideró aplicable al caso la ley de defensa
del consumidor en tanto estimó probada la utilización mixta del rodado (tanto para
realizar gestiones empresariales como para esparcimiento y vida social).
Con este encuadre jurídico estimó probado, mediante pericia mecánica y
sendas constataciones notariales, el desperfecto invocado por la actora. A su vez
dijo no acreditado por la demandada, que el eventual incumplimiento del plan de
mantenimiento por un supuesto desinterés de Ranco Chemicals hubiera incidido en
la producción o agravamiento del desperfecto invocado.
Dispuso, entonces, la reparación del rodado.
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
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También admitió, por los 18 días que entendió probado que el vehículo
permaneció en el taller, la suma de $ 20.000 en concepto de privación de uso y
gastos de traslado. También admitió un resarcimiento de $ 320.000 por pérdida de
valor del rodado, conforme lo estimado por el perito ingeniero electromecánico.
Además dispuso restituir a la actora la suma de $ 25.354,42 con causa en la compra
de aceite para paliar el excesivo consumo.
Por último, rechazó el llamado “daño punitivo” por entender no probada
una conducta displicente o indiferente a los requerimientos de la titular del
vehículo.
Las costas fueron impuestas a la demandada vencida.
IV. Ambas partes apelaron el fallo:
a) la demandada por haber sido condenada. En particular impugnó la
aplicación al caso de la ley 24.240; la evaluación realizada en la sentencia del
incumplimiento del plan de mantenimiento y que el vehículo se encontraba fuera de
garantía. A su vez que su parte nunca pudo hacer un diagnóstico de la unidad, por
responsabilidad de la actora. A su vez postuló que no hay relación de causalidad
entre el daño invocado y la intervención de su parte pues su parte nunca intervino la
unidad de potencia, todo lo cual vuelve improcedentes los resarcimientos otorgados.
b) En cuanto a la actora, se agravió del quantum otorgado como
indemnización por privación de uso y pérdida de valor del vehículo. A su vez
impugnó la sentencia por haber denegado castigar a su contraria con la multa
prevista en el artículo 52bis de la ley 24.240.
La Fiscal General por ante esta Cámara dictaminó el 12.5.2022.
Por razones obvias, empezaré el estudio de sendos recursos por el propuesto
por la demandada, pues su eventual progreso podría volver abstracto total o
parcialmente el tratamiento de la apelación de su contraria.

V. a) Recurso deducido por Autostrasse S.A.


Como anticipé, la condenada desarrolló en tres agravios sus críticas a la
sentencia en estudio.
Analizaré cada uno de ellos en el orden en que fueron propuestos.

Fecha de firma: 07/07/2022


Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
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1. En este primer capítulo, Autostrasse S.A. cuestionó la aplicación en el
caso de las reglas establecidas en la ley 24.240 (y su reforma), en tanto afirmó que
no podía calificarse a su contrario como consumidor o usuario como lo había hecho
la sentencia.
Según dije en la causa “Consumidores Financieros Asociación Civil para su
Defensa” “El artículo primero de la ley 24.240, en su redacción original, incorporó
expresamente a las personas jurídicas como consumidoras o usuarias; aunque luego
limitó tal inclusión respecto de aquéllas que contrataran “…a título oneroso para su
consumo final o beneficio propio o de su grupo familiar o social…”. Este concepto
genérico fue nuevamente acotado a los específicos negocios que detalló en el
párrafo siguiente”.
“La reforma de la ley de Defensa del Consumidor dispuesta por la ley
26.361 amplió el concepto de “usuario o consumidor” al considerar como tal “…a
toda persona física o jurídica que adquiere o utiliza bienes o servicios en forma
gratuita u onerosa como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo
familiar o social…”.
“A su vez derogó el segundo párrafo del artículo 2 original que restringía el
concepto en tanto descartaba tal calidad a “…quienes adquieran, almacenen,
utilicen o consuman bienes o servicios para integrarlos en procesos de producción,
transformación, comercialización o prestación a terceros”.
“La actual redacción…” (que coincide con la que aplica hoy el artículo
1092 del Código Civil y Comercial de la Nación), “…orienta nítidamente tanto el
concepto de consumidor como el de usuario a su calidad de destinatario final del
bien adquirido o el servicio recibido. Pauta que también es utilizada por el Código
Brasileño de Defensa del Consumidor, que en su artículo segundo dispone que
“Consumidor es toda persona física o jurídica que adquiere o utiliza productos o
servicios como destinatario final”. Resulta objetivamente claro, entonces, que las
personas jurídicas pueden ser calificadas como consumidores. Así ha sido precisado
por la ley, tanto en su actual redacción como en la anterior, que en su artículo
primero indicaba como tal tanto a las “personas físicas” como a las “personas
jurídicas”.

Fecha de firma: 07/07/2022


Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
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“Pero para que tal calidad pueda ser otorgada en los hechos, tanto el texto
original de la norma como su redacción actual, requiere que tanto la persona física
como la jurídica, adquiera o utilice “…bienes o servicios en forma gratuita u
onerosa como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o
social…”. Tal exigencia importaba (e importa), encuadrar como “consumidor” a la
persona física que adquiera un producto o goce de servicios con destino a un uso
esencialmente privado; mientras que en el caso de las personas jurídicas, el acto
podría ser interpretado como de consumo cuando los bienes o los servicios
adquiridos no se relacionen de manera específica con el ciclo productivo o, dicho de
otro modo, con su particular competencia profesional (Hernández C., La noción de
consumidor y su proyección sobre la legitimación para accionar, página 264, en
Consumidores, Revista de Derecho Privado y Comunitario, 2009-I)2.”
“Los conceptos transcriptos, que fueron desarrollados por el autor en
vigencia de la ley 24.240 en su redacción original, permanecen incólumes luego del
dictado de la ley 26.361. En este sentido ha dicho que “…la fórmula legal conserva
el criterio amplio de considerar como consumidores a las personas físicas y a las
jurídicas, en la medida que actúen fuera del ámbito de su actividad profesional, que
en el caso de las últimas supone obrar fuera de su objeto social o giro comercial
específico (Hernández C., obra citada, página 269). Va de suyo que tal precisión, o
con mayor propiedad, tal rasgo distintivo que excluye a la persona jurídica de la
categoría de consumidor (el uso profesional del bien o servicio), provocó un debate
sobre sus límites, los cuales aparecen más concretos al referirnos a personas físicas
(Picasso S. y Vázquez Ferreira R., Ley de Defensa del Consumidor – Comentada y
Anotada, T. I, página 32).”
“Es que resulta más sencillo identificar el uso personal o doméstico del bien
o servicio en una determinada persona física; mientras que para determinarlo en la
persona jurídica es necesario conocer previamente su giro comercial o profesional
para luego definir si la prestación tuvo por destino final a la empresa y si fue
incorporado a su giro comercial o profesional, o a una función ajena a su objeto”
(mi voto en CNCom sala D, 18.10.2010, “Consumidores Financieros Asociación
Civil para su defensa c/ Nuevo Banco de Entre Ríos S.A. s/ ordinario”; expte. COM
55168/2008).
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
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Para identificar al consumidor, la doctrina desarrolló dos criterios uno
subjetivo y otro objetivo según fueran priorizadas las características del presunto
consumidor, o si rescataban datos de la operación económica en cuestión (Picasso
S. y Vázquez Ferreira R., obra citada T. I, página 30).
Señalan estos autores, que la ley adoptó un criterio objetivo, en tanto se
aparta del elemento subjetivo en cuanto al motivo personal que llevó al individuo a
consumir, sino objetivo al focalizar la definición en el destino del bien o del
servicio adquirido.
Como anticipé, la calificación como consumidor de una persona física
(persona humana al decir del nuevo código unificado), resulta de más fácil solución
pues lo es la determinación del destino personal o doméstico que pudo darse al bien
o servicio. Empero resulta más complejo en el caso de las personas jurídicas, pues
es menester en estos casos indagar sobre el objeto de la explotación comercial o
profesional para poder definir el destino de lo adquirido y su vinculación o ajenidad
con el giro de aquella.
A mi juicio el carácter de consumidor de una persona jurídica, en particular
una sociedad comercial, resulta un supuesto de excepción. Ello sin desconocer
diversa jurisprudencia, aún de esta Sala bien que sin mi adhesión, que califica de tal
manera a una persona de existencia ideal. Va de suyo que con una visión de mayor
amplitud aunque siempre conforme el particular escenario fáctico de cada negocio.
Demetrio Chamatropulos, en la obra “Código Civil y Comercial Anotado y
Comentado” dirigida por los Dres. Calvo Costa y Heredia, destaca el concepto de
“destino final” como el eje que definirá quienes califican como consumidores y
quiénes no. Pero de seguido destaca que tal calidad debe ser armonizada con otros
recaudos legales como son que tal adquisición será en beneficio propio, y la
situación de vulnerabilidad, que revela la debilidad del consumidor o el
desequilibrio que se advierte entre las partes (Heredia, P. y Calvo Costa, C. [dir],
Código Civil y Comercial Anotado y Comentado, T. IV, página 341).
Para obtener tal definición el autor señala la existencia de tres teorías:
Finalista, Maximalista y Mixta o subjetiva relacional.
La primera (finalista o teleológica), focaliza en el uso no profesional del
bien, que no debe interpretarse como totalmente desvinculado del concepto de
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
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destino final del bien. Esta teoría niega el carácter de consumidor aun cuando lo
adquirido tenga una relación indirecta con la cadena de producción o
comercialización de la persona en cuestión. Principio que adopta el artículo 2 del
decreto reglamentario (1798/1994).
La teoría maximalista no se enfoca en el uso (privado o profesional) que se
quiera dar al bien o servicio adquirido, ni en la debilidad del presunto consumidor
frente al proveedor. Sólo interesa que el bien o servicio sea utilizado directamente
en la cadena de producción o de valor.
Por último, la teoría mixta o subjetiva-relacional, privilegia la
vulnerabilidad del sujeto protegido. Así sostiene el citado autor que los propulsores
de esta teoría señalan que: a) la vulnerabilidad del consumidor puede ser
económica, técnica, jurídica, informativa o material; b) la vulnerabilidad es un
estado que en algunos casos se presume y en otras situaciones es producto de las
circunstancias del caso; c) el carácter de consumidor se presume siempre respecto
de personas físicas y de las personas jurídicas sin ánimo de lucro, mientras que esa
presunción no opera respecto de comerciantes o las empresas; d) el carácter de
consumidor puede presumirse respecto de comerciantes o empresas cuando
intervienen en operaciones realizadas fuera del ámbito de su actividad profesional
habitual; e) los comerciantes y las empresas, para ser consumidores, no deben
adquirir o utilizar el bien como insumo directo de su actividad productiva o
comercial; f) en algunos casos puede considerarse consumidor al comerciante o
empresario que adquiere insumos para su actividad profesional en situación de
vulnerabilidad material, cuando se trate de un bien escaso, esencial, insustituible,
comercializado en condiciones monopólicas, etc.
Chamatropulos se inclina por la teoría teleológica al entender, citando a
Fernández, Gómez Leo y Aicega, que sólo podría requerir ser protegido por la ley
de defensa del consumidor en su calidad de destinatario final “aquel destinatario
fáctico y económico de bienes o servicios, sea la persona física o jurídica. Es decir,
no bastará con ser destinatario fáctico del producto, sino también económico del
bien: no adquirirlo para revenderlo, ni para su uso profesional, pues el bien sería
nuevamente un instrumento de producción cuyo precio sería incluido en el precio

Fecha de firma: 07/07/2022


Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
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final del profesional que lo adquirió” (Fernández, Gómez Leo y Aicega, Tratado
teórico Práctico de Derecho Comercial, T. II-B, 788).
No es un hecho controvertido que la sociedad actora fue quien adquirió el
rodado que es objeto de esta causa.
Expresamente la actora dijo haber incorporado el automóvil con destino al
“uso personal de los directivos de la actora”.
Si bien Ranco sostuvo que el vehículo fue destinado a un uso personal,
situación que parece acercar el negocio a una relación de consumo, no puede
soslayarse que la compra de la unidad benefició a quienes eran “directivos de la
actora”. Así la asignación del automóvil lo fue en la persona de los “directivos”, lo
cual justificaría que si dejaran de ocupar tal función o cargo, el vehículo debería ser
restituido físicamente a la empresa, quien como dije, es la propietaria del bien.
Pero esta asignación, a mi juicio, no puede deslindarse de la función que
ocupan tales “directivos” en el devenir del giro comercial, pues de otro modo no se
justificaría que fuera la empresa y no ellos mismos quienes compraran el vehículo.
Y en este punto comparto lo dicho por Chamatropulos en la obra ya citada
en punto a que pueden existir bienes que puedan considerarse integrados, de forma
mediata al ciclo productivo.
El autor explica que “se trata de cosas que, aunque no se encuentran
plenamente vinculadas al mismo, forman parte de la ‘base de soporte necesaria’
para que la finalidad de la empresa se pueda efectivamente cumplir” (Heredia P. y
Calvo Costa, C. [dir], obra y tomo citados, página 353).
Va de suyo que en estos casos son mayores las dificultades para determinar
cuáles son las operaciones comerciales que puede cumplir la empresa que permitan
calificarla de relaciones de consumo y cuales las que se encuentran excluidas del
marco de la ley de Defensa del Consumidor.
Entiendo, como principio general, que no son aplicables estas disposiciones
a las sociedades comerciales. Es que la solución contraria exigirá de quien lo
invoque que demuestre, como lo predica el artículo 1 de la referida ley, que la
sociedad “…adquiere o utiliza bienes o servicios en forma gratuita u onerosa como
destinatario final, en beneficio propio de su grupo familiar o social”

Fecha de firma: 07/07/2022


Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
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Es que, como señalé en el ya citado voto en la causa “Consumidores
Financieros Asociación Civil para su Defensa”, “…desde un concepto general, las
sociedades comerciales tienen una finalidad organizativa de la actividad
empresarial. La doctrina clásica ha definido como el principal objetivo del derecho
societario el de proveer una herramienta para la organización del trabajo grupal y la
acumulación de capitales (Malagarriga C., Tratado Elemental de Derecho
Comercial, T. I, primera parte, página 165; Garo, F., Sociedades Anónimas, T. I,
página 50; Garrigues J., Curso de Derecho Mercantil, T. II, página 50; Rouillon A.,
Código de Comercio – Comentado y Anotado, T. III, página 6; Roitman H., Ley de
Sociedades Comerciales – Comentada y Anotada, T I, página 6; Cabanellas de las
Cuevas, G., Introducción al Derecho Societario – Derecho Societario, T. I, página
46; entre otros). De allí que, como principio, su actividad esencial se dirija a
cumplir un determinado giro comercial que habitualmente se traduce en la
producción de bienes y servicios. Congruente con ello el artículo 1 de la ley 19.550,
que regula a las sociedades comerciales, define también como objetivo de estas
agrupaciones la producción e intercambio de bienes o servicios (CNCom., Sala D,
18.10.2010, “Consumidores Financieros Asociación Civil para su Defensa c/ Nuevo
Banco de Entre Ríos S.A. s/ ordinario”; expte. COM 55168/2008).
Estos conceptos generales revelan que en su actividad habitual las
sociedades comerciales utilizan los bienes y servicios que adquieren o contratan
como medio para, mediante su organización y uso, obtener el producto que hace a
su ciclo productivo.
Y puede ocurrir en ocasiones que el bien no se integre objetiva y
directamente al circuito específico que persigue como resultado fabricar el producto
que es el que luego ofrece al mercado; u integre el servicio que hace a su objeto
comercial.
Es claro que en una empresa que fabrica o comercializa pinturas, como
parecería ser el giro de la actora, los teléfonos (sean móviles o fijos instalados en
sus oficinas) no son aplicados a la producción de las referidas pinturas. Pero es
evidente que estos se utilizan como medio de comunicación con los clientes y
proveedores, a pesar que desde los mismos también puedan realizarse llamadas
sociales.
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
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En este caso, como dije, el vehículo fue adquirido por la empresa actora y
presumiblemente registrado en su contabilidad en calidad de bien de uso. Así lo
imponía, cuanto menos, la función que se le asignó al vehículo.
En cuanto la concreta utilidad asignada, los testigos propuestos por la
misma actora aportaron elementos trascendentes sobre el particular.
El testigo Luna sostuvo que el vehículo era habitualmente utilizado por
Federico Steinmetz, quien acreditó en el expediente ser el presidente de la Ranco
Chemicals. Con el mismo el nombrado se desplazaba desde su domicilio hacia la
empresa, también utilizándolo para cuestiones personales (pregunta 4; fs. 235;
4.12.2018). Apuntó además al contestar la pregunta 17, que el señor Steinmetz se
trasladaba con el rodado desde Pilar (presuntamente su domicilio) hasta Avellaneda
(presuntamente ubicación de la fábrica).
Los problemas mecánicos del vehículo, al decir del testigo Luna,
produjeron puntuales inconvenientes a la operación de la empresa, pues el testigo
trabaja en la fábrica, mientras que el señor Steinmetz está en Pilar, quien no podía
trasladarse a la fábrica “…para que puedan definir las tareas de producción, toda la
parte operativa” (preg. 16).
Estos dichos fueron confirmados en lo sustancial por el testigo Fernández,
quien dijo que la empresa adquirió el vehículo “…para movilizarse, también para
visitar clientes, con un uso particular de Federico Steinmetz”.
En el desarrollo de su testimonio fue más específico y aclaró que
acompañaba al señor Steinmetz en el rodado, para visitar clientes y hacer compras
para el uso diario de la fábrica…” (fs. 236v: preg. 6).
Luego al hacer referencia al estado de ánimo “…del personal de Ranco
Chemicals con relación al consumo de aceite que tiene ese auto”, el señor
Fernández dijo que era de indignación, “…ya que el auto se usaba para hacer tareas
diarias…” y frente a este inconveniente “…se utilizaba remis Federico llegaba tarde
a las reuniones…” (fs. 237, preg. 17).
No ignoro que ambos testigos fueron impugnados por la demandada. Sin
embargo estas observaciones no afectaron la prueba en lo que aquí fueron
referenciadas. Luna fue cuestionado por otras respuestas, no por las aquí invocadas;
mientras que la declaración de Fernández fue atacada por limitarse a referir sobre
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
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hechos de los que habría tomado conocimiento por dichos de terceros, objeción que
no puede extenderse a las respuestas aquí citadas, pues en sendos casos el testigo
declaró sobre hechos en los que dijo haber intervenido.
Lo hasta aquí expuesto me lleva a concluir que la actora incorporó el
vehículo a su activo con el propósito principal de integrarlo en forma mediata al
ciclo productivo.
Y esto se refleja al ceder su uso a sus directores (en el caso el señor
Steinmetz), a efectos de facilitarle su traslado diario a la empresa, situada a varios
kilómetros (Avellaneda) de su vivienda (Pilar). Distancia que se refleja en el
kilometraje que exhibía la unidad al ser ingresada al taller de la demandada.
Además, según las pruebas colectadas (en particular la testimonial ofrecida
por la misma actora) el rodado fue sustancialmente utilizado a las tareas de traslado
ya apuntadas y la de visita a clientes y compras de insumos.
Que el vehículo hubiere sido utilizado ocasionalmente por el señor
Steinmetz para cuestiones personales o familiares no alcanza para soslayar el uso
principal que la actora, sociedad comercial titular dominial del automóvil, asignó al
mismo.
Por lo demás, y desde una óptica diferente, no puede presumirse en el caso
una situación de vulnerabilidad que justifique aplicar una norma tuitiva como es la
ley de Defensa del Consumidor.
La calidad de sociedad comercial de la actora permite descartarlo, tanto más
cuando ni siquiera tal estado de vulnerabilidad fue invocado por la actora.
Aclaro además que nada cabe alegar respecto de la situación del señor
Steinmetz, que fuera identificado como el usuario habitual del automóvil. Es que en
momento alguno fue invocada su situación personal, aún como un eventual
“bystander”. Amén de ello es por demás relevante que en momento alguno fue
incorporado a la causa como un coactor, lo cual no lo habilitó a concretar pretensión
alguna.
Y a todo evento debo recordar que la Sala ha sido pacífica al imponer a
quien invoca su calidad de consumidor, la carga de probar tal extremo (esta Sala,
26.3.2013, “Asociación para la Defensa de Usuarios y Consumidores c/ Banco
Santander Río”; íd., 27.8.2013, “Asociación Prot. Cons. del Merc. del Sur
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: JUAN R. GARIBOTTO, JUEZ DE CAMARA

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Proconsumer c/ Banco Patagonia S.A.; íd., 18.9.2014, “Consumidores Financieros
Asoc. Civil para su Defensa c/ ICBC S.A.”; íd., 27.11.2020, “Beck, Ricardo Alberto
c/ Nissan Argentina S.A.; entre otros).
En el caso la actora no intentó siquiera desarrollar algún fundamento que
justificara tal calidad. Menos aún propuso y produjo prueba que demostrara su
condición de consumidora.
La lectura del escrito de demanda refleja una total orfandad argumentativa
en punto a tal premisa.
Sólo hizo breves y dogmáticas referencias al reclamar se imponga a su
contraria la multa prevista en el artículo 52bis de la ley 24.240.
Sostuvo en tal capítulo que “Debimos guarecernos desde la génesis de
nuestras formulaciones y/o pretensiones, en los términos de la Ley de Defensa al
Consumidor…”, sin desarrollar fundamento alguno que abonara tal afirmación. De
seguido se limitó a transcribir el citado artículo 52bis, y luego hacer una breve
exégesis de la norma.
En una segunda y última mención del tema, la actora con un reiterado
dogmatismo afirmó que “Al respecto cabe mencionar que a nuestro entender, el
suscripto se encuentra definido como consumidor o usuario (cfr. Art.1° de la Ley
24.240); en tanto que la accionada AUTOSTRASSE SA es vendedora, proveedora
del automóvil y prestadora del servicio contratado (cfr. Art. 2° de la Ley 24240)”.
La vaguedad de la mención transcripta y la total ausencia de
fundamentación jurídica del aserto vuelve innecesario un mayor análisis. Como
resulta de lo dicho en párrafos anteriores de este mismo capítulo, la sola calidad de
comprador y vendedor no inviste a estos como usuario y proveedor.
Y ésta clara omisión, que no se reduce a la carga probatoria sino también
reposa en un escalón anterior cual es afirmar su calidad de consumidor y luego
fundar jurídicamente tal posición, constituye a mi juicio una infracción que
perjudica a su autor, quien es aquel que intentó ampararse en la Ley de Defensa del
Consumidor.
Repárese que las pruebas que han sido analizadas con anterioridad, y en las
que hizo pie la sentencia para decidir la aplicabilidad de la referida legislación, no
fue específicamente ofrecida para acreditar la calidad de consumidor de la sociedad
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: JUAN R. GARIBOTTO, JUEZ DE CAMARA

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aquí actora pues, como dije, Ranco ni siquiera desarrolló argumentos o una
plataforma fáctica que justificara la conclusión que aquí cuestiono.
Así, admitiré este agravio propuesto por la demandada, y descartaré la
aplicación de la ley 24.240 en el caso.
2. Descartada entonces la aplicación de la ley de Defensa del Consumidor,
cabrá continuar el estudio del conflicto a la luz de las normas del derecho común.
La demandada propuso, como segundo agravio, una puntual impugnación al
fallo en cuanto concluyó demostrado que la actora cumplió con todos los servicios
periódicos que exige el fabricante.
No advierto la utilidad de este ataque.
En un extenso y puntual desarrollo, Autostrasse intenta acreditar que la
actora no cumplió con el plan de servicios de postventa que aconseja el fabricante.
Parecería que con ello pretende demostrar que el automóvil estaba fuera de
garantía por haber excedido largamente los períodos previstos entre un servicio y el
siguiente.
En el mismo capítulo, la demandada sostiene que por falta de colaboración
de la actora, no se pudo efectuar un correcto control del consumo de aceite,
presunto desperfecto que constituye la esencia del conflicto.
Y como colofón de lo postulado, reclama la revocación de la sentencia en
punto a la “pretensión principal” que entiendo es la orden de reparar el vehículo.
El peritaje mecánico, conforme lo propuso la demandada en los puntos que
acercó (c y d), detalló tanto las fechas como kilometraje en que fueron realizados
los servicios de postventa, como los ingresos al taller de Autostrasse por otros
motivos. Sin embargo, ni en el peritaje, ni al responder las observaciones de la
demandada, el experto se pronunció sobre la incidencia que pudo haber tenido el
incumplimiento en cuanto a su oportunidad del referido plan de mantenimiento en
el consumo de aceite del vehículo. En rigor tal evaluación no fue requerida por
ninguna de las partes, lo cual obviamente hizo que el ingeniero no se refiriera a tal
situación.
Nada incide, por lo demás, que el plazo de garantía se encontrara vencido al
tiempo que el vehículo ingresara por última vez al taller de Autostrasse para reparar

Fecha de firma: 07/07/2022


Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: JUAN R. GARIBOTTO, JUEZ DE CAMARA

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el defecto apuntado (16.12.2016), pues aquella circunstancia sólo hubiera generado
que el cliente debiera abonar el costo del servicio.
Tampoco que la actora no hubiera colaborado con la demandada a fin de
verificar, según manual del fabricante, el real consumo de aceite.
Como resulta del peritaje mecánico, se advirtieron en la revisión ciertas
evidencias (“…empastamiento de bujías, rotura de bobinas y problemas en el
cilindro N° 1…”), que según el experto “…indicarían consumo de aceite,
atribuibles a pérdidas generadas” (fs. 219; peritaje del 12.11.2018).
Congruente con ello se pronunció el testigo Leonardo Rodríguez, de
profesión mecánico, quien dijo haber atendido el automóvil de la actora.
Y en esa circunstancia dijo haber comprobado un irregular consumo de
aceite que verificaba extrayendo la bujía “…la cual estaba llena de aceite…”. Frente
a tal anomalía, dijo que procedía a limpiarla, con lo cual el vehículo recuperaba un
funcionamiento normal, aunque a los quince días el automóvil volvía a su taller con
el mismo inconveniente (fs. 233; pregunta 6; 4.12.2018).
De lo expuesto es posible derivar que, aun admitiendo alguna reprochable
conducta de la parte actora, los mecánicos de Autostrasse contaban con métodos
alternativos para verificar un eventual excesivo consumo de aceite, efectuar el
diagnóstico y proceder a su reparación.
De hecho en el último ingreso del vehículo, el ya indicado 16.12.2016, los
expertos de la demandada tuvieron los elementos y tiempo suficientes (el vehículo
fue retirado recién el 20 de marzo del año siguiente), para evaluar el funcionamiento
del rodado y proceder a superar el vicio. De hecho la misma demandada reconoció
que durante ese largo período controló el consumo de aceite al punto que cuando
egresó no estaba “…encendida la luz de alerta de falta de aceite” (fs. 106v;
contestación de demanda del 27.9.2017). Y si bien sostuvo que al no poseer cédula
azul sus operarios no pudieron realizar recorridos largos con el vehículo, lo real es
que según los propios dichos de la demandada el automóvil ingresó al taller en
noviembre de 2016 con 123.834km y fue retirado en marzo de 2017 con
126.385km, lo cual revela que durante el control los mecánicos pudieran circular
con el rodado más de dos mil quinientos kilómetros, recorrido que supera el exigido
por el fabricante para testear el consumo de aceite.
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: JUAN R. GARIBOTTO, JUEZ DE CAMARA

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Cabe interpretar aquí que la entrega del vehículo, luego de tres meses de
controles, sin que estuviera “…encendida la luz de alerta de falta de aceite” importó
para la demandada la restitución del automóvil correctamente reparado. Tal la
obligación asumida por Autostrasse al tiempo de recibir el rodado.
Sin embargo, el peritaje mecánico practicado en la causa, muestra un
panorama distinto.
Luego que el experto realizara las mediciones según las instrucciones de
fábrica, el resultado arrojó que el automóvil de la actora necesitó de 1,750 litros
para recorrer sólo 338,8 kilómetros, momento en que se encendió la luz de alarma
por escasez de aceite. En esa proporción, el ingeniero señaló que se hubieran
necesitado más de cinco litros de aceite (5,168) para cubrir mil kilómetros (fs. 212,
punto 7 propuesto por la actora; peritaje del 12.11.2018).
Esto llevó al ingeniero a dictaminar haber verificado “…que el vehículo del
actor presentó valores importantes de consumo de aceite” (fs. 219; punto 8
propuesto por la demandada; fecha de peritaje ya indicada). En esta línea precisó
que según el manual del propietario (provisto por la fabricante) “…el consumo de
aceite puede llegar a ser, de hasta ½ litro por cada 1.000 kilómetros” (fs. 219, punto
9 de la demandada). Y concluyó luego que el consumo verificado era “anormal”
conforme los parámetros normales de este tipo de vehículos.
Conclusión que aparece evidente pues de una simple operación matemática
a partir de los números brindados por el experto, se obtiene que el consumo normal
en los 338,8 kilómetros hubiera sido de 0,1694 litros cuando en los hechos fue de
1,750 litros.
Es claro entonces que la demandada no cumplió con su prestación de
reparar el vicio que presentaba el vehículo.
Más allá de los reclamos anteriores, dentro o fuera de garantía, Autostrasse
recibió el rodado en diciembre de 2016 a fin de constatar, diagnosticar y luego
reparar el denunciado consumo excesivo de aceite y cuatro meses después, alegando
haber solucionado el inconveniente, lo restituyó sin cumplir la prestación.
Entiendo que el vínculo que unió a las partes en aquel tiempo fue un
contrato de locación de obra, pues la demandada se obligó a alcanzar un resultado
material (reparar el vicio que generaba el alto consumo de lubricante),
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: JUAN R. GARIBOTTO, JUEZ DE CAMARA

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constituyendo así una obligación de resultado según la doctrina clásica (Spota A.,
Contratos - Instituciones del Derecho Civil, T. VI, página 8).
Aún en la corriente que relativiza la división entre obligación de resultados
y de medios, se califica como locación de obra al vínculo negocial que se genera a
partir de la entrega de un rodado a un tallerista para su reparación. Ello pues “…es
un contrato que causa una obligación de hacer persiguiéndose un resultado”
(Lorenzetti, R., Tratado de los Contratos, T. II, página 618).
En el caso, la relación entre las partes se rige por las disposiciones del
Código Civil y Comercial de la Nación, vigente al tiempo de la entrega del vehículo
en reparación al concesionario.
Si bien la nueva legislación brinda disposiciones comunes para el contrato
de locación de servicios y el de obra, separando a estos sólo del contrato de locación
de cosas, conceptualmente continúa definiendo a la locación de obra como una
obligación de resultado en tanto “el contratista se obliga a ejecutar una obra material
o intelectual”. Así es evidente que se compromete, como adelanté, a lograr un
resultado determinado (art. 1251 CCyCN; Heredia P. y Calvo Costa, C, Código
Civil y Comercial – Comentado y Anotado, T. V, página 473).
Es por ello que el código unificado define, entre las obligaciones del
contratista “ejecutar el contrato conforme las previsiones contractuales y a los
conocimientos razonablemente requeridos al tiempo de su realización por el arte, la
ciencia y la técnica correspondiente a la actividad desarrollada” (art. 1256, inciso a).
Como se expresa en la obra que acabo de citar, “no basta con que el
contratista o prestador cumplan el contrato conforme a lo pactado, debe hacerlo,
además, aplicando los conocimientos y técnicas propias o específicas de la actividad
-reglas del arte de construir- las cuales tienes que ver con la estabilidad, seguridad y
aptitud para el fin o destino específico, según se trata de una obra o de un servicio”
(Heredia P. y Calvo Costa, C, obra y tomo citados, página 486).
En el caso el vehículo fue entregado a un taller designado por el fabricante
como oficial de la marca, lo cual importa no sólo contar con mecánicos
especializados en los vehículos que aquella produce, sino que cuenta con las
herramientas y repuestos originales que permitirán solucionar con eficiencia los
desperfectos que puedan presentarse en la vida del automotor.
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: JUAN R. GARIBOTTO, JUEZ DE CAMARA

#30376451#334024277#20220706164027347
Y, conforme tales características, Autostrasse, amén de ser la concesionaria
que vendió tal rodado, se presenta como el espacio técnico ideal por su
especialización e infraestructura, para diagnosticar y reparar el vehículo de Ranco.
Como contrapartida, la obligación principal del comitente es pagar el
precio, en caso de tratarse de un contrato oneroso, siempre y cuando exista
cumplimiento por parte del contratista o prestador en todos los detalles y recaudos
de la obra (CCyCN 1257; Heredia P. y Calvo Costa, C, obra y tomo citados, página
491).
Aclaro aquí que el contrato puede ser gratuito, de así convenirlo las partes
(CCyCN 1251), apunto que puede ser relevante en el caso, pues no ha sido dicho
aquí que se hubiere fijado precio por la prestación incumplida. Cuanto menos no
existe reclamo económico por parte de la concesionaria.
Sin embargo, como ya he señalado, es evidente que la demandada no
cumplió con su prestación pues, a pesar de disponer del automóvil por tres meses,
tiempo suficiente para concretar un profundo análisis del vicio denunciado que le
permita luego diagnosticar el problema y, de seguido, procurar remediarlo, devolvió
el rodado a la actora afirmando haber solucionado el problema lo cual fue
rotundamente desmentido por el peritaje producido en esta causa.
Frente a la omisión de la demandada de reparar el vicio del vehículo, y
demandado el cumplimiento de la locación de obra concertada, cabe desestimar el
segundo agravio y por tanto, proponer la confirmación de la condena a Autostrasse
en punto a la reparación del vehículo.
3. Al definir su tercer agravio, la demandada postuló inicialmente que no
procedía responsabilizarla de los presuntos daños padecidos por la actora, en tanto
según lo invocado en el capítulo anterior, no había existido actividad ilícita de su
parte que así lo justificara.
Mi propuesta respecto del agravio anterior desvanece la premisa aquí
invocada en tanto, como adelanté, concluí que medió incumplimiento por parte de
Autostrasse.
Tampoco es admisible la segunda argumentación de la demandada en punto
a que no existiría relación de causalidad entre la inconducta atribuida a su parte y
los daños que fueron resarcidos por la sentencia.
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: JUAN R. GARIBOTTO, JUEZ DE CAMARA

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Sobre este particular, la recurrente no formula ningún fundamento
novedoso, pues se limita a remitir, nuevamente, a lo dicho en el agravio anterior
que, como ya destaqué, propicio desestimar.
Frente a ello cabe desechar este ataque tanto por lo dicho en el capítulo
anterior, como por infringir la regla prevista por el artículo 265 del código de rito,
en tanto Autostrasse no brindó argumentos específicos para sustentar su anterior
afirmación en punto a la ausencia de relación de causalidad.
También es desechable la siguiente impugnación relativa a que su contraria
no cuantificó al demandar, su pretensión resarcitoria lo cual, a su entender, afectaría
su derecho de defensa.
Esta argumentación es también desechable.
Como principio, la Sala no puede conocer en cuestiones que no fueron
propuestas en la instancia anterior.
Es que uno de los límites a la potestad del tribunal de revisión tiene íntima
vinculación con la actividad previa del impugnante, ya que el contenido del recurso
debe enmarcarse dentro de una esfera previamente limitada cual es el planteo
introductorio que tiende a la determinación del thema decidendum, de manera que si
el tribunal se excediera del marco del recurso, su apartamiento importaría
desconocimiento de la ley y de la garantía de defensa en juicio consagrada por el
art. 18 de la Constitución Nacional (art. 277 ya citado; Fenochietto - Arazi, “Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación comentado”, t. I, pág. 851; Alsina, Hugo,
“Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal”, t. IV, pág. 415; Palacio, Lino,
“Derecho Procesal Civil”, t. V, pág. 267; CSJN, Fallos, 298:492; esta Sala, in re,
“Rusconi, Luis c/ Garage Concordia”, del 29/5/1978; íd., “Lew, Marcelo y otro
c/Savoia, Roxana V”, del 3/3/1995; íd., “Coello, Christian A. c/Caja de Seguros SA
s/sumario”, del 27/12/2000; íd., “Calcagno, Eduardo R. c/Industrias Audiovisuales
Argentinas SA s/ordinario”, del 10/7/2001; íd., “Bruni, Antonio Eduardo c/ Santoro,
Juan Carlos y otro s/ordinario”, del 7/3/2003, entre muchos otros).
Es que al decir de Chiovenda, “a la demanda nueva propuesta en apelación
le faltaría el primer grado de jurisdicción” (citado por Fenochietto, Carlos, Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, comentado, anotado y concordado, T. II,
pág. 114, b y jurisp. cit. en notas 5 y 6, 1999; Alsina, Hugo, Tratado Teórico
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
Firmado por: GERARDO G. VASSALLO, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: JUAN R. GARIBOTTO, JUEZ DE CAMARA

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Práctico de Derecho Procesal, T. IV, pág. 415; Palacio, Lino, Derecho Procesal
Civil, T. V, pág. 267; Fallos 298:492).
Es claro que la demandada hubiera podido interponer en su momento una
excepción de defecto legal, de entender que la omisión de la actora afectaba su
derecho de defensa.
Tampoco medió reparos del Juzgado de grado, que claramente estimó
adecuado que el resarcimiento pretendido fuera mensurado con base en la prueba a
producir.
Por último, la demandada impugna en este tercer agravio la procedencia del
ítem “desvalorización del rodado” y de la “privación de uso, como el relativo a los
costos por reposición de aceite.
En punto a la “desvalorización del rodado”, la demandada sostuvo que el
vehículo se desvalorizó por el mero paso del tiempo y no por alguna actividad
reprochable de su parte.
Admitiré este agravio bien que por otras razones que las ensayadas por la
recurrente.
La sentencia de grado condenó a la demandada a la reparación del vehículo
en punto al consumo excesivo de aceite. Decisión que propongo confirmar en el
capítulo anterior.
De allí que superado el vicio, como consecuencia de su arreglo técnico, la
causa de la pretendida desvalorización también desaparecerá, quedando
exclusivamente como justificación de una natural pérdida de valor de un vehículo el
mero paso del tiempo, aspecto totalmente ajeno a la conducta de la aquí recurrente.
Respecto de la privación de uso, la demandada objeta derechamente su
procedencia al entender que tal perjuicio deriva del actuar negligente de
representantes de la actora al no avenirse a completar el test de consuno de aceite.
Tal agravio debe ser desestimado simplemente con remitir a lo desarrollado
en el capítulo anterior (segundo agravio) que impuso a la demandada la total
responsabilidad de tal daño por no haber reparado en tiempo y forma el vicio del
rodado.
Nada más cabe decir sobre este punto.

Fecha de firma: 07/07/2022


Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
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En cuanto a la indemnización por la compra de aceite para solventar el
excesivo consumo, la demandada volvió a predicar la ausencia de relación causal,
argumento que no explica en tanto fue comprobado por el perito que el rodado
gastaba aceite en demasía y la reclamada reparación fue incumplida por la
concesionaria.
Tampoco brinda la recurrente suficiente argumentación para resistir la
condena en este punto. Sólo dice que algunas de las facturas son de fecha posterior
al inicio de la demanda y que no pueden vincularse al automóvil de Ranco.
Empero es claro que aún las fechas ulteriores a la demanda se corresponden
con períodos en que el rodado presentaba un consumo excesivo de aceite. En punto
a la vinculación de estas facturas con el automóvil, tal nexo es de difícil prueba pues
usualmente las estaciones de servicio no emiten tal documentación con
identificación del vehículo receptor del lubricante.
De todos modos la recurrente no ha sostenido al fundar su apelación, que el
número sea irrazonable respecto del período cubierto y lo consumido en demasía.
Sólo admitiré una reducción del monto concedido en un 20%, haciendo una
interpretación amplia de los guarismos que brindó el peritaje técnico.
Es que de funcionar correctamente, el vehículo hubiera gastado
aproximadamente un 20% de lo que en realidad consumió. Así que cabrá reducir en
tal proporción el resarcimiento, ajustando en tal medida cada erogación a efectos de
su cálculo.
b) Recurso de Ranco Chemicals S.A.
Cabe ahora ingresar en el estudio de la apelación deducida por la actora.
1. El primer agravio propuesto por la actora finca en la cuantía asignada al
resarcimiento de la privación de uso y gastos de traslado que Ranco lo estima
exiguo.
Al reclamar esta indemnización en el escrito de demanda, Ranco sostuvo
derechamente que tal perjuicio se produce por su sola presencia.
Dicho de otra forma. El daño se presume y debe ser resarcido con la sola
demostración de la privación de uso del rodado.
La actora sostiene en su memorial que el monto otorgado más que un
progreso de su pretensión importa su rechazo por lo exiguo.
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: HORACIO PIATTI, SECRETARIO DE CAMARA
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#30376451#334024277#20220706164027347
Sin embargo, amén que al demandar la parte no brindó una estimación a fin
de conocer la magnitud de su pretensión, sostiene ahora que fueron sólo 18 días los
que no pudo contar con su vehículo. Ello con base en el dictamen pericial.
Empero ha sido probado en la causa que amén de esos 18 días, el vehículo
estuvo en el taller de la demandada cerca de tres meses (noviembre de 2016 y
marzo de 2017), lo justificaría una sustantiva elevación del quantum del
resarcimiento.
Empero en tanto el recurso ha sido acotado a los 18 días, esta Sala no puede
exorbitar tal límite.
En estas condiciones, y teniendo en cuenta que la indemnización fue fijada
a la fecha de la sentencia de grado, entiendo adecuado a los gastos de traslado y la
distancia que existía entre el domicilio del director Steinmetz y la sede de la
empresa, elevar a treinta mil pesos ($ 30.000) la cuantía de esta reparación.
2. Lo concluido al tratar el último agravio propuesto por Autostrasse vuelve
abstracto pronunciarme sobre el importe del resarcimiento que la sentencia de grado
otorgó por “pérdida de valor del rodado”.
Es que al postular su revocación, cualquier indemnización carecería de
causa.
3. También se quejó la actora por el rechazo del llamado “daño punitivo”.
Como sostuve al desarrollar el primer agravio del recurso de la demandada,
entiendo que no es posible calificar como consumidor a Ranco Chemicals S.A. ni a
la compra del rodado a Autostrasse S.A. como una operación de consumo.
Así, al no ser de aplicación al caso la ley de Defensa del Consumidor, no es
posible invocar y menos imponer la multa prevista en el artículo 52bis de tal
normativa.
VI. Sólo cabe pronunciarme sobre las costas del proceso.
Si bien la actora no logró que su pretensión sea acogida in totum, es
evidente que venció en lo sustancial pues logró acreditar el incumplimiento de su
contraria.
Así propondré que las costas de primera instancia sean soportadas por la
demandada (artículo 68 código procesal).

Fecha de firma: 07/07/2022


Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
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Distinta será la solución que postularé respecto de las de Alzada, pues aquí
los vencimientos han sido parciales y mutuos, lo cual me lleva a proponer que las
costas sean distribuidas en el orden causado.
Así voto.
El señor Juez de Cámara Pablo D. Heredia dijo:
1º) Adhiero en su totalidad al voto del juez Vassallo, con excepción de lo
que propicia respecto de la inaplicabilidad al caso de la ley 24.240 y la consiguiente
impertinencia de examinar si están dadas las condiciones para disponer sanción
punitiva prevista por el art.52 bis de dicha ley.
2º) Como lo expuse en la causa “Hojobar S.A. c/ Volkswagen Argentina
S.A. s/ordinario”, sentencia del 9/5/2019 (publicada en LL 2019-E, p. 314, con nota
de Quaglia, M., La persona jurídica como consumidor. Una propuesta de criterios
ante las soluciones que brinda la normativa vigente), las adquisiciones de bienes o
servicios que hacen las personas jurídicas que persiguen fines lucrativos son, en el
orden normal y natural de las cosas, para integrar unos u otros a procesos de
producción, transformación, comercialización o prestaciones a terceros, en tanto
que en el común de las veces, esa es su finalidad y única razón que las justifica.
Frente a ello, si bien una persona jurídica puede ser consumidora, la
admisión de tal condición debe examinarse con carácter restrictivo (conf.
Chamatropulos, D., Estatuto del consumidor comentado, Buenos Aires, 2016, t. I, p.
67), con el objetivo de poder ser concluido certeramente que el acto en cuestión sea
verdaderamente de consumo, esto es, efectuado como destinatario final del producto
o servicio (arts. 1 y 2 de la ley 24.240; Álvarez Larrondo, F., Las personas jurídicas
¿son consumidores?, LL 2001-B, p. 1165), de modo que sólo aquellas personas
jurídicas que pretendan adquirir bienes o servicios fuera del ámbito de su actividad
lucrativa y que, además, no fueran a incorporarlos de manera directa o indirecta a su
actividad comercial o productiva, sean las que puedan invocar el régimen
protectorio especial del consumidor. Así pues, una ponderación rigurosa se impone
en la materia a fin de no desvirtuar el sistema generalizando su aplicación extensiva
a supuestos que puedan contrariar su esencia basada en el axioma del favor debilis
(conf. Rusconi, D. La noción de “consumidor” en la nueva Ley de Defensa del
Consumidor, JA 2008-II, p. 1236).
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
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En la especie, la sociedad anónima actora afirmó haber adquirido el
vehículo individualizado en la demanda para el uso personal de sus directivos.
Para acreditar lo propio, ofreció dicha parte prueba testimonial. Y, en tal
sentido, como lo destaca el juez Vassallo en su ponencia, los testigos Luna y
Fernández refirieron que Federico Steinmetz, presidente de Ranco Chemicals S.A.,
se trasladaba con el rodado desde su domicilio en Pilar hasta la sede de la fábrica en
Avellaneda. Asimismo, las declaraciones dieron cuenta de que el rodado fue
adquirido para visitar clientes y hacer compras para el uso diario de la fábrica.
En tales condiciones, juzgo que corresponde tener por probada la presencia
de un contrato de consumo, aun desde la perspectiva de rigurosa ponderación antes
señalada.
En efecto, la jurisprudencia del fuero ha optado, ya más de una vez, por
considerar “consumidora” en los términos del art. 1 de la ley 24.240 a la persona
jurídica que adquiere a título oneroso un automotor para satisfacer la necesidad de
su empresa comercial de trasladar a miembros y empleados, pues incluso en tales
circunstancias cabe entender que reviste el carácter de destinatario final del bien
(conf. CNCom., Sala A, 21/9/2000, "Artemio Construcciones SA c/ Diyón SA y
otro", LL 2001-B, p. 839; CNCom., Sala B, 19/5/2014, “Bandagro S.A. c/
Volkswagen Argentina S.A. y otro s/ ordinario”; CNCom., Sala B, 31/8/2018,
“Reviello Mestre, Matías Ezequiel c/ Ford Argentina S.C.A. y otro s/ ordinario”),
máxime cuando a tal acto de adquisición no le hubiera seguido otro acto
concatenado de comercialización del bien, prestación de servicios a terceros o
integración a un proceso productivo o de distribución (conf. CNCom., Sala B,
19/5/2014, “Bandagro S.A. c/ Volkswagen Argentina S.A. y otro s/ ordinario”, y su
cita de la CNCom., Sala B, 25/9/2013, “Promet, Gabriel A. c/ Ford Argentina
S.C.A. y otro s/ sumarísimo").
Y si bien ese criterio -tal como lo ha destaco la Sala- podría ser pasible en
algunos casos de reparo o reserva (conf. CNCom., Sala D, 18/10/2010,
“Consumidores Financieros Asociación Civil para su Defensa c/ Nuevo Banco de
Entre Ríos S.A. s/ ordinario”), lo cierto es que en el sub examine lo propio no tiene
cabida, toda vez que aun cuando se interpretase que la reclamante adquirió el
rodado para integrarlo parcialmente al proceso productivo, lo cierto es que también
Fecha de firma: 07/07/2022
Firmado por: PABLO DAMIAN HEREDIA, JUEZ DE CAMARA
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se lo adquirió y utilizó para otras finalidades -satisfacer necesidades de tipo
personal de un administrador societario: traslado desde y hasta su domicilio-, razón
por la cual se encuentra amparada por la protección de la ley de defensa del
consumidor (conf. CNCom., Sala B, 29/11/2010, “Saur S.A. y otro c/ Renault
Argentina”, LL 2011-B, p. 54; CNCom., Sala D, 18/5/2021, “Vitco S.A. c/
Volkswagen Argentina S.A. s/ ordinario”).
3º) Aclarado lo anterior, nada impide examinar si en la especie hay lugar
para aplicar la multa prevista por el art. 52 bis de la ley 24.240, aspecto que es
materia de uno de los agravios de la actora frente al rechazo del rubro por la
sentencia apelada.
Esta Sala ha destacado en varias ocasiones (causas "Castañón Alfredo José
c/ Caja de Seguros S.A. s/ ordinario", sentencia del 9/4/2012; “Errico, Néstor Omar
y otro c/ Galeno S.A. s/ ordinario”, sentencia del 28/6/2012; “Liberatore, Lydia c/
Banco Saenz S.A. s/ ordinario”, sentencia del 31/8/2012; “Quiroga Lavie,
Humberto c/ Standard Bank Argentina S.A. s/ ordinario”, sentencia del 4/2/2013;
etc.) que la procedencia de la referida sanción tiene carácter verdaderamente
excepcional y está reservada para casos de particular gravedad (conf. CNCom., Sala
A, 9/11/2010, “Emagny S.A. c/ Got SRL y otro s/ ordinario”; Stiglitz, R. y Pizarro,
R., Reformas a la ley de defensa del consumidor, LL 2009-B, p. 949; Nallar, F.,
Improcedencia de los daños punitivos en un fallo que los declara procedentes, LL
2009-D, p. 96; Brun, C., Los llamados daños punitivos en la nueva Ley de Defensa
del Consumidor, DJ 2008-II, p. 369; Furlotti, S., Los daños punitivos: sentido y
alcance del art. 52 de la ley 24.240, LL Gran Cuyo 2010, octubre, p. 819), en los
que el sujeto hubiera actuado, precisamente, con dolo -directo o eventual- o culpa
grave -grosera negligencia-, no siendo suficiente el mero incumplimiento de las
obligaciones “legales o contractuales con el consumidor” mencionadas por el
precepto, sino una particular subjetividad, representada por serias transgresiones o
grave indiferencia respecto de los derechos ajenos (conf. Trigo Represas F., La
responsabilidad civil en la nueva ley de defensa del consumidor, LL del 3/5/2010;
Colombres, F., Los daños punitivos en la ley de defensa del consumidor, LL 2008-
E, p. 1159; Rua, A., El daño punitivo en la reforma de la ley de defensa del
consumidor, LL 31/7/2009; Elías, A., Daño punitivo: derecho y economía en la
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defensa del consumidor, en la obra de Ariza, A. [coordinador], “La reforma del
régimen de defensa del consumidor por la ley 26.631”, Buenos Aires, 2009, p. 141,
espec. p. 153; Picasso S. y Vázquez Ferreyra R., Ley de defensa del consumidor,
comentada y anotada, Buenos Aires, 2009, t. I, p. 625 y sus citas), que obviamente
debe ser claramente acreditada por quien pretende la imposición de la multa civil de
que se trata (art. 377 del Código Procesal).
En ese orden de ideas, debe tenerse en consideración no sólo los hechos
que justificaron la demanda, sino también aspectos tales como el tipo de producto o
servicio implicado; la naturaleza de la alteración sufrida; la reprochabilidad de la
conducta y la situación económica del sujeto multado; si se trata o no de hechos
reiterados; la ganancia obtenida por el responsable; etc. (conf. Molina Sandoval, C.
y Pizarro, R., Los daños punitivos en el derecho argentino, DCCyE, año 1, n° 1,
setiembre 2010, p. 65, cap. VI; Picasso, S. y Vázquez Ferreyra, R., ob. cit., t. I, p.
627; Tinti, G. y Roitman, H., Daño punitivo, RDPC, t. 2012-1 [Eficacia de los
derechos de los consumidores], ps. 218/219; Ghersi, C. y Weingarten, C., Tratado
Jurisprudencial y Doctrinario – Defensa del Consumidor, Buenos Aires, 2011, t. I,
p. 638); todo ello apreciado con un criterio severo a fin de que la multa de que se
trata no sea la vía para provocar un enriquecimiento injusto del consumidor (conf.
Elías, A., ob. cit., p. 154).
En el caso, no encuentro elemento alguno que me permita afirmar con
certeza que la demandada hubiera actuado con la gravedad a la que me he referido.
Al respecto, la expresión de agravios de la actora se agota en la exposición
de criterios generales sin hacer referencia a prueba alguna (Cap. III-C). Otro tanto
ocurre con el dictamen del Ministerio Público Fiscal.
No ignoro las circunstancias propias del caso en cuanto a que, como lo
concluyó el voto que abrió el acuerdo, la demandada no cumplió con su prestación
de reparar el vicio que presentaba el vehículo, y que hubo reclamos de la actora
dentro o fuera de la garantía post venta. Empero, tales incumplimientos no parecen
haber asumido el carácter de vejatorios u orientados a afectar la dignidad de la
persona consumidora, y menos lucen teñidos de dolo o grave indiferencia por sus
derechos. Ninguna prueba avala lo propio y, como ya se dijo, en esta materia no es

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suficiente el mero incumplimiento de las obligaciones “legales o contractuales con
el consumidor”.
Por lo demás, es evidente que la presencia de daños causalmente
relacionados con el incumplimiento contractual, no autoriza la automática admisión
de la sanción prevista por el art. 52 bis de la ley 24.240. Es que la concurrencia de
tales daños agota su virtualidad en la correspondiente indemnización, y no justifica
por sí misma ninguna sanción punitiva supletoria cuando, como en el caso ocurre,
no están dadas las condiciones legalmente establecidas para su procedencia (conf.
CNCom., Sala D, 7/9/2021, “Messina, Daniel Marcelo c/ Federación Patronal
Seguros S.A. y otro s/ ordinario”).
En tal marco, no encuentro razón suficiente para admitir el agravio de que
se trata.
4º) En suma, a salvo lo expuesto en los precedentes considerandos 2º y 3º,
adhiero al voto del juez Vassallo.
El señor Juez de Cámara Juan R. Garibotto dijo:
Por compartir cuanto el señor juez Heredia ha plasmado en los
considerandos 2° y 3° de su ponencia, coincidente con los votos que como
preopinante emití en las causas “Beck, Ricardo Alberto c/ Nissan Argentina S.A.” y
“Necxus Negocios Informáticos S.A. c/ Cigliutti Guerini S.A.” los días 19.11.2020
y 23.2.2021, respectivamente, adhiero en lo pertinente al voto del señor juez
Vassallo y, por ende, propongo dar igual solución al caso traído a conocimiento del
Tribunal.
Tal es mi voto.
VII. Concluida la deliberación los señores Jueces de Cámara acuerdan:
(a) Confirmar en lo sustancial la sentencia de grado, modificándola en la
cuantía del resarcimiento por privación de uso que se eleva a la suma de treinta mil
($ 30.000) y en la restitución del gasto en aceite que se reduce a veinte mil
doscientos ochenta y tres pesos con diecinueve centavos ($ 20.283,19); mientras
que la indemnización por “pérdida de valor del rodado” es revocada.
(b) Distribuir las costas de Alzada por su orden.
(c) En cuanto a los recursos deducidos contra la retribución profesional, en
atención a la naturaleza, importancia y extensión de las labores desarrolladas hasta
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fs. 155, confírmase el honorario en $ 20.000 (pesos veinte mil) para el letrado
patrocinante de la parte actora, Darío Félix Atilio Penna (arts. 6, 7, 9, 19, 37 y 38,
ley 21.839).
Por las tareas realizadas a partir de fs. 155, confírmanse los estipendios en
9,28 UMA, equivalentes a la fecha a $ 83.529,28 (ochenta y tres mil quinientos
veintinueve pesos con veintiocho centavos), para el letrado patrocinante de la parte
actora, Darío Félix Atilio Penna, y en 3,09 UMA, equivalentes a la fecha a $
27.813,09 (veintisiete mil ochocientos trece pesos con nueve centavos), para el
perito ingeniero, José Smeke (arts. 14, 16, 21, 22, 24, 51 y 61, ley 27.423 y
Acordada CSJN 12/22).
(d) Notifíquese electrónicamente.
(e) Cúmplase con la comunicación ordenada por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (Ley 26.856 y Acordadas n° 15/2013 y 24/2013) y,
oportunamente glósese copia certificada de lo aquí resuelto, y, vencido el plazo
fijado por el cpr 257, devuélvase la causa tanto en su soporte físico como
electrónico.

Pablo D. Heredia

Juan R. Garibotto

Gerardo G. Vassallo

Horacio Piatti
Secretario de Cámara

Fecha de firma: 07/07/2022


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