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7/20/22, 8:44 AM Alertas Seguridad Privada S.R.L. c. ALRA S.A.

y otro s/ordinario

Autos: Alertas Seguridad Privada S.R.L. c. ALRA S.A. y otro s/ordinario


País: Argentina
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial - Sala B
Fecha: 23-03-2021
Publicación: El Derecho - Diario, Tomo 297
Cita Digital: ED-MMMCCLXXII-283

Sumario

1. En el contrato de concesión la relación las partes conforma una red de comercialización lograda mediante distintos contratos internos celebrados entre
quienes participan en ella, la cual necesita de una necesaria coordinación entre sus componentes tanto para cumplir las prestaciones a las que se ha
obligado, como para preservar tal estructura que se aúna en el interés común. Frente a esta particular estructura es menester aplicar una visión
sistémica o de conjunto para apreciar la responsabilidad de los distintos actores que la integran, pues por la interrelación entre los diversos vínculos
jurídicos y su necesaria integración para arribar al objetivo común, es necesario apartarse del análisis singular de cada contrato, centrando el estudio en
el marco económico-funcional en que estos se desenvuelven, esto es, en la actividad empresarial desarrollada por el grupo y en el interés económico
que su ejercicio satisface.

2. La responsabilidad de la empresa automotriz y a su concesionaria oficial codemandadas por los desperfectos ocasionados al automóvil de la sociedad
actora debe ser analizada a la luz de las normas de la ley 24.240, pues ha quedado acreditado que esta última adquirió el vehículo para beneficio y
comodidad propia y de la familia de sus socios gerentes, sin que esa compra le siguiera ningún otro acto concatenado en un proceso productivo o de
distribución que permitiere considerarla excluida del régimen tuitivo de defensa del consumidor.

3. Por aplicación del art. 40 de la LDC, cabe condenar solidariamente a la empresa automotriz y a su concesionaria oficial codemandadas por los
desperfectos ocasionados al automóvil de la actora, pues, en el caso, ha quedado acreditado la existencia de nexo causal entre la rotura del vehículo y
el service llevado a cabo por el taller de la primera, quien no cumplió con la expectativa generada en el consumidor respecto de la seguridad que
brindaría el servicio otorgado con relación al buen funcionamiento del rodado por un plazo mucho mayor. R.C.

Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial - Sala B

En Buenos Aires, a los 23 días del mes de marzo de dos mil veintiuno, reunidas las señoras juezas de Cámara en la Sala de Acuerdos, fueron traídos para
conocer los autos seguidos por “Alertas Seguridad Privada S.R.L. contra ALRA S.A. y otro sobre ordinario” (Expte. 34836/2013), en los que al practicarse la
desinsaculación que ordena el art. 268 del Código Procesal, resultó que debían votar en el siguiente orden: Vocalías Nº 6, Nº 4 y Nº 5. Dado que la Nº 5 se halla
actualmente vacante, intervendrán las Doctoras María L. Gómez Alonso de Díaz Cordero y Matilde E. Ballerini (art. 109 RJN).

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Estudiados los autos la Cámara planteó la siguiente cuestión a resolver:

¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada?

La señora Juez de Cámara Doctora María L. Gómez Alonso de Díaz Cordero dijo:

I. La causa

La parte actora promovió demanda en los términos de la ley Nº 24.240, por reparación de daños y perjuicios contra ALRA S.A. y contra Volkswagen Argentina
S.A.

Relató que el 27/11/2012, ingresó el vehículo de su propiedad marca Volkswagen, modelo Vento 1.9 TDI, dominio …, en el taller de la codemandada –ALRA
S.A.– concesionario oficial de Volkswagen Argentina S.A., con el objeto de realizar el service automotor correspondiente a los 60.000 Km. o 5 años, de acuerdo
a las especificaciones del fabricante, plasmadas en el manual del usuario e indicadas por el agente oficial.

Mencionó que el 29/11/2012 retiró el vehículo del referido taller, luego de que le realizaran los trabajos de mantenimiento indicados en la factura. Manifestó
que se realizó el cambio de la correa dentada de distribución y aclaró que para reemplazar dicha pieza resultó necesario manipular el motor y desmontar
parte de él.

Afirmó que el 13/01/2013, es decir, cuarenta y cinco días después de haber retirado el rodado del service, en ocasión de que el apoderado de la parte actora
regresaba con su familia de sus vacaciones en Necochea, encontrándose el vehículo detenido frente a un semáforo en la ciudad de Balcarce, el rodado se
apagó repentinamente. Explicó que partir de ese momento no lo pudo poner en marcha nuevamente. Entonces, se comunicó con el Automóvil Club Argentino
que lo trasladó hasta la concesionaria oficial de Volkswagen Romera Hnos. S.A. de la citada localidad de Balcarce.

Manifestó que el personal de dicha concesionaria efectuó una primera revisión y constató que el block del motor se había roto en la zona donde tiene los
tornillos de sujeción del taco motor. Atribuyó la causa de la rotura a un ajuste excesivo de esos tornillos sobre su alojamiento en el block.

Sostuvo que resulta incuestionable que el desperfecto se debió a una mala intervención al efectuar el service, pues el personal de “ALRA” habría ejercido
mayor presión o torque sobre las piezas afectadas, al ensamblarlas nuevamente en el motor.

Precisó que todos los servicios mecánicos efectuados al vehículo, desde 0 Km., se efectuaron en Concesionarios Oficiales Volkswagen.

Finalmente, la parte actora reclamó $ 152.190,73, conforme la liquidación que practicó. El monto del reclamo se encuentra conformado por los siguientes
rubros: a) Reparaciones al rodado: $ 70.190,73; b) Privación de uso: $ 3.000; c) Desvalorización del rodado: $ 13.000; d) Gastos: $ 36.000; y e) Daño Punitivo: $
30.000. Todo ello con más sus intereses, costos, costas, actualizaciones y/o indexaciones y/o desvalorización monetaria; y/o lo que en más o en menos
resultase de la prueba a producir.

Fundó en derecho su pretensión y ofreció prueba. Requirió la aplicación de la ley 24.240 y que se condene a ambas codemandadas solidariamente al pago de la
indemnización reclamada.

ALRA S.A. contestó la demanda en fs. 120 y Volkswagen Argentina SA. en fs. 148 (conforme surge de la digitalización del cuerpo I de este proceso).

La codemandada ALRA S.A. reconoció que el 27/11/2011, el vehículo ingresó en su taller ubicado en Acoyte 1256 y que conforme lo especificó la factura Nº
0025-00001235 -también acompañada por la actora-se efectuaron varios trabajos en el vehículo, entre ellos la sustitución de la correa dentada de distribución.

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No obstante, alegó que los trabajos se efectuaron conforme las especificaciones del Manual, con las herramientas de precisión y rechazó la existencia de nexo
causal entre el daño invocado y su intervención. Asimismo, impugnó los rubros indemnizatorios y solicitó el rechazo íntegro de la demanda, con costas.

Volkswagen Argentina SA negó en forma pormenorizada los hechos invocados en la demanda y la autenticidad de la documental. Rechazó la aplicación al caso
de autos de la ley 24.240 por cuanto adujo que el vehículo en cuestión quedó comprendido dentro del propósito comercial de la parte actora y sostuvo que la
reparación se efectuó fuera del plazo de garantía que brinda la fábrica.

Además, alegó que del contrato celebrado con ALRA S.A. surgía con total claridad que las concesionarias de la red actuaban en carácter de comerciantes
independientes, bajo propia cuenta y riesgo. Ello así, adujo su ajenidad a las operaciones celebradas entre estas y sus clientes.

Impugnó los rubros indemnizatorios reclamados; planteó la inconstitucionalidad del art. 52 bis, de la ley 24.240 y requirió el rechazo de la demanda, con
costas.

II. La sentencia de Primera Instancia (fs. 495)

La sentenciante hizo lugar parcialmente a la demanda y condenó solidariamente a ALRA S.A. y a Volkswagen Argentina S.A a abonar a Alertas Seguridad
Privada S.R.L., dentro de los diez días, la suma de $ 295.608,85 (doscientos noventa y cinco mil seiscientos ocho pesos con ochenta y cinco centavos).

Respecto de los intereses ordenó calcularlos conforme la tasa que percibe el Banco de la Nación Argentina para operaciones de descuento a treinta días. En
cuanto al inicio del cómputo, decidió que los intereses correspondientes a estimaciones por reparación y costo de estadía se debían devengar desde el
10/10/2017 por tratarse de valores actualizados a esa fecha y los restantes desde la notificación del traslado de la demanda, todos ellos hasta el efectivo
pago.

Finalmente, impuso las costas a las demandadas vencidas.

III. Los recursos

Contra el decisorio de la anterior instancia se alzaron las codemandadas. La expresión de agravios de ALRA S.A. se incorporó digitalmente en fs. 510/512 y sus
fundamentos recibieron respuesta de la parte actora en fs. 527. Asimismo, Volkswagen Argentina SA mantuvo su recurso con la pieza que se incorporó al
sistema informático en fs. 514/523; y la parte actora la contestó mediante el escrito ingresado en forma digital en fs. 525.

Del mismo modo, en fs. 530/531 se incorporó digitalmente el dictamen de la Fiscal de Cámara por la vista conferida.

IV. La decisión

De modo previo a ingresar en el tratamiento de los hechos concretos que dieron lugar al pleito, corresponde examinar la naturaleza del vínculo existente entre
las codemandadas pues el fabricante intenta deslindar su responsabilidad invocando el contrato de concesión.

En su expresión de agravios, Volkswagen afirmó: “…Alra S.A. se encuentra vinculada con mi mandante a través de una relación contractual de “Concesión”. Las
Concesionarias (en el caso Alra S.A.) actúan por cuenta y riesgo propios, por lo que las obligaciones que asuman para con los terceros consumidores son
exclusivas de aquéllas, no debiendo responder por ellas mi representada. Así, explico que lo único que la empresa accionante pretende no es más que atribuir
erróneamente a un tercero ajeno a mi mandante, una representación del Concedente cuya extensión no surge de ninguna disposición legal”.

Respecto de esta cuestión la jurisprudencia y la doctrina, interpretaron que la relación entre las partes conforma una red de comercialización lograda
mediante distintos contratos internos celebrados entre quienes participan en ella.

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Tales contratos no necesariamente son conocidos por el consumidor; pero de su interrelación trasciende un interés asociativo para obtener un beneficio que
surge como resultado de dicha red de comercialización –relacionada con lograr una mayor compraventa de automóviles, también mediante la prestación de
mejores servicios de mantenimiento y de postventa–, cuya eficacia para lograr su finalidad depende principalmente del cumplimiento del deber de
colaboración entre quienes participan; y frente al consumidor la apariencia de integración y unidad que otorgan, produce efectos colaterales a los que todos
se encuentran obligados, en el supuesto de consumidores.

En concreto, se ha señalado que: “…todos los integrantes de la red contractual están obligados a colaborar con el funcionamiento del sistema, de modo tal que
su conducta se enderece a la preservación del mismo. Es que de otro modo el negocio grupal no podría prosperar. Como ha sido dicho, si bien se trata de
contratos distintos, el negocio que es causa de tal asociación no podría concretarse en tanto este depende del cumplimiento puntual de las obligaciones
enunciadas en cada uno de ellos, y de un deber secundario orientado al mantenimiento del sistema. Es que como sucede con los engranajes de un reloj, éste
último no podría funcionar sin el trabajo asociado y preciso de cada pieza. En definitiva, la red o sistema necesita de una necesaria coordinación entre sus
componentes tanto para cumplir las prestaciones a las que se ha obligado, sino además para hacerlo en conciencia que lo hacen para preservar tal estructura
que se aúna en el interés común. Conforme estas particulares características la red contractual supera el clásico principio de relatividad de los contratos
previsto entonces en el 1137 del código civil y hoy en el artículo 957 del código civil y comercial, y permite extender la responsabilidad que de aquellos se
derive en forma solidaria tanto al fabricante cuanto al administrador del plan de ahorro, entre otros…Es que frente a esta particular estructura es menester
aplicar una visión sistémica o de conjunto para apreciar la responsabilidad de los distintos actores que la integran. Es que por la interrelación entre los
diversos vínculos jurídicos y su necesaria integración para arribar al objetivo común, es necesario apartarse del análisis singular de cada contrato, centrando el
estudio en el marco económico-funcional en que estos se desenvuelven, esto es a la actividad empresarial misma desarrollada por el grupo y al interés
económico que su ejercicio satisface (Weingarten, C., Contratos conexados, Revista de Derecho Privado y Comunitario, Contratos Conexos, Año 2007-2,
página182)” (CNCom, Sala D, “Prada, Javier Ignacio c/ Honda Motor de Argentina S.A. y otro s/ Ordinario” del 17/08/2017).

Aclarada la relación que vincula a las codemandadas y la potencial responsabilidad que puede derivar de ella, corresponde ingresar al tratamiento de los
restantes agravios de las recurrentes, cuyos recursos coinciden en lo sustancial.

En autos, no se encuentra controvertido que al rodado se le realizó un service en el taller de “ALRA” que es concesionario oficial de “Volkswagen”. Tampoco
resulta ser materia de debate que allí reemplazaron la correa de distribución, como consta en la factura acompañada.

En efecto, de la pericia contable surge la factura nº 0025- 00001235 emitida el 29/11/2012 por ALRA S.A. a Alertas Seguridad Privada S.R.L. por el importe
total de pesos cinco mil ochocientos veinticuatro ($ 5.824,00) registrada en el libro de IVA-Ventas nº 14 de ALRA S.A. en el folio nº 840 correspondiente al mes
de noviembre de 2012 siendo dicho libro rubricado bajo el nº 32614-09 con fecha 08-05-2009.

Asimismo, el experto constató que la factura se corresponde con la orden de reparación nº 203.489 en la cual se detalla en código tarea 3 como descripción de
la tarea “cambio kit distribución más bomba de agua” y se individualiza que los trabajos son para el vehículo Vento 1.9 TDI año 2007, coincidente con la
factura en la que se detalla el mismo automotor con las siguientes tareas: Correa dentada, bomba de agua, rodillo inversión, rodillo tensor, cartucho de filtro,
aceite y liquido refrigerantes más mano de obra a continuación consta servicio de 30.000 kms. La factura es pagadera al contado (ver pericial contable fs. 377,
digitalizada como cuerpo II en el sistema informático). Es decir, que todos estos hechos no solo no se encuentran controvertidos, sino que su existencia fue
acreditada en autos.

En cambio, ambas codemandadas se agraviaron en primer lugar porque en la sentencia de la anterior instancia se aplicó al caso la ley 24.240, cuando el actor
no resulta ser consumidor.

Con relación a la noción de “consumidor”, la ley se refiere a la persona humana o jurídica que adquiere o utiliza en forma gratuita u onerosa bienes o
servicios. Es decir, que puede tratarse –como en el caso– de un consumidor que sea una persona jurídica, sin importar su objeto social; quien utilizó el servicio
que brindó en forma onerosa el taller de la codemandada al efectuar el service y reemplazar piezas.

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En cuanto al destino final del servicio o de los bienes incorporados, la ley 24.240 en su art. 1 dispone que ellos deben serlo “en beneficio propio o de su grupo
familiar o social” y el mismo texto surge del art. 1092 del CCyC.

Al interpretar el art. 1092 del CCyC, la doctrina indicó: “…en los supuestos de integración parcial, en los que una empresa adquiere un bien que integra al
proceso productivo y también lo usa para otras finalidades, se presumirán actos de consumo, y se desvirtuará la presunción, si se prueba que no son actos
mixtos o que resultan eminentemente comerciales (Lorenzetti, 2009). La zona de indeterminación en estos casos es amplia y deberá resolverse en virtud de la
actividad probatoria de las partes” (Rivera- Medina, Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, comentario de Sigal Martín al art. 1092, T. IIII, p. 717,
Buenos Aires, 2014).

que no son actos mixtos o que resultan eminentemente comerciales (Lorenzetti, 2009). La zona de indeterminación en estos casos es amplia y deberá
resolverse en virtud de la actividad probatoria de las partes” (Rivera- Medina, Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, comentario de Sigal Martín al
art. 1092, T. IIII, p. 717, Buenos Aires, 2014).

Se advierte en el sub examine la configuración de una relación de consumo y, en consecuencia, la condición de consumidor de la adquirente. La lectura del
escrito de demanda no deja duda que la actora se considera consumidora, inmersa en una relación de consumo. Sin perjuicio de ello, la amplitud de poderes
que tienen los magistrados les permite realizar el encuadramiento jurídico que consideren pertinente en base a los hechos expuestos como litigiosos, con
prescindencia del que hubiere dado los litigantes.

La asimetría o disparidad negociadora de las partes, como el destino dado al rodado justifican la aplicación en el caso de la normativa de protección del
consumidor. El uso mencionado, en la medida en que habría involucrado únicamente el traslado de los socios gerentes de la accionante, no configura un
supuesto excluido de la protección al consumidor.

Debe considerarse consumidor –en los términos de la norma aludida– quien con la adquisición de bienes pretende hacerse con el valor de uso de lo adquirido y
no emplearlo en su trabajo o actividad para obtener otros bienes o servicios. En este sentido, el consumidor es su destinatario final, a diferencia del
empresario o comerciante, que adquiere el bien por su valor de cambio. Luego puede concluirse que estamos ante un acto de consumo cuando (como sucede
en el caso de marras) el consumidor lo que persigue es disfrutar del uso del bien, mientras que el empresario no consumidor lo que pretende, por el contrario,
es recuperar el valor y, si es posible, multiplicar lo que invirtió en la adquisición del bien.

Bajo tales premisas puede concluirse que, en autos se trató del consumo final de un bien, para beneficio y comodidad propia y de la familia de los socios
gerentes (Sra. P. y Sr. S.), sin que a dicho acto le siguiera la comercialización del bien o la prestación de servicios a terceros, ni otro acto concatenado en un
proceso productivo o de distribución que permitiere considerarlo excluido del régimen tuitivo de defensa del consumidor (conf. CNCom. esta Sala, in re,
“Promet, Gabriel A. c/ Ford Argentina S.C.A. y otro s/ sumarísimo” del 25/09/2013; idem, in re, “Bandagro S.A. c/ Volkswagen Argentina S.A. y otro s/
ordinario” del 19/05/2014).

En un caso que guarda cierta analogía con el presente, se ha resuelto en forma favorable a la aplicación de la ley 24.240 respecto de una persona jurídica que
adquirió a título oneroso un automotor para satisfacer las necesidades de su empresa comercial –en el caso, traslado de sus miembros y empleados–, pues se
entendió que incluso en tales circunstancias igualmente revestía el carácter de consumidor o destinatario final del bien (conf. CNCom. Sala A, in re, “Artemio
Construcciones S.A. c/ Diyón S.A. y otro” del 21/09/2000 LL 2001-B, 839).

En el sub examine, surge de la demanda que el apoderado de la parte actora se encontraba utilizando el rodado para regresar de sus vacaciones con su
familia, cuando el vehículo dejó de funcionar. Por tal motivo, debió ser trasladado por un auxilio del Automóvil Club Argentino hasta un taller de un
concesionario oficial de “Volkswagen” ubicado en la ciudad de Balcarce. Este hecho se encuentra acreditado mediante la boleta del auxilio mecánico que fue
reconocida por el ACA mediante la prueba informativa producida y digitalizada como cuerpo II en el sistema informático.

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Asimismo, el uso que se le otorgaba al vehículo se corroboró mediante la declaración testimonial de M. H. G. quien expresó que: “era un uso familiar…” (en
respuesta a la segunda pregunta del interrogatorio, fs. 257/258); en coincidencia con la declaración de M. C. R. que mencionó: “…que estaban volviendo de
Necochea, la testigo con sus hijos de 6 meses y de 6 años, aproximadamente, y su esposo”.

Asimismo, M. C. R. describió el evento de la siguiente manera: “…el auto recargado, venían de vacaciones. Se detiene el auto en un semáforo en Balcarce en
la avenida principal, y nunca más arrancó. Les quiso brindar auxilio un taxista, y la testigo estaba con sus hijos con todo el equipaje en el boulevard. Había
vecinos que les ofrecían su colaboración para ayudar a toda la familia. Regresaron a Bs. As. a la medianoche con un taxi que les mandó ACA, sino tenían que
esperar hasta la noche que salía el micro hacia Bs.As.” (fs. 255/256); todo ello resulta coincidente con la declaración de C. E. S. quien dijo ser el apoderado
de la parte actora, que manejaba el rodado con su familia cuando dejó de funcionar (fs. 251/253, digitalizado como cuerpo II en el sistema informático). Es
decir, que todas las declaraciones coinciden en cuanto al uso familiar otorgado al vehículo.

Estos hechos no fueron suficientemente rebatidos por las contrarias. Ninguna de las demandadas produjo prueba alguna –siquiera indiciaria– que acreditara
mínimamente la integración directa directo del vehículo al proceso productivo. Por ejemplo, ni siquiera acreditaron que el rodado estuviera ploteado con el
nombre de la empresa.

En concreto, las codemandadas no acompañaron ninguna prueba para desvirtuar eficazmente la presunción de que existió una relación de consumo en el que
el destino del bien fue para uso eminentemente familiar. Por ello, concluyo que el caso se encuentra subsumido en el marco de la ley 24.240 y que resulta
procedente confirmar la sentencia de la anterior instancia en este aspecto.

Ambas demandadas criticaron que se les haya endilgado responsabilidad objetiva, la inversión de la carga de la prueba, su ponderación –especialmente en
cuanto a la pericia mecánica– y la solidaridad.

Con relación a esto último, el art. 40 de la ley 24.240 dispone: “Responsabilidad Solidaria. Si el daño al consumidor resulta del vicio o defecto de la cosa o de
la prestación del servicio responderá el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto su marca en la
cosa o servicio. El transportista responderá por los daños ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio”.

Con base en la ley de defensa del consumidor, resulta procedente la inversión de la carga de la prueba: “La relación jurídica entre el fabricante y el
adquirente debe examinarse desde “la óptica de la responsabilidad por productos elaborados prevista por el art. 40 de la L.D.C., por lo que si las recurrentes
no acreditaron que la actora hubo realizado un uso indebido del vehículo susceptible de haber provocado la caducidad de la garantía, deben cargar con las
consecuencias… (CNCom., esta Sala, 29.12.2005, “Rosalino Medina González c/ Peugeot Citroen Argentina”).

En el caso, ninguna de las demandadas acreditó que el rodado haya ingresado en ningún otro taller que no fuera concesionario oficial de la marca, ni que haya
sufrido golpes que pudieran haber provocado la rotura.

Ahora bien, de la pericia en ingeniería mecánica surge que en el service se cambió el kit de distribución y la bomba de agua (respuesta 3). En ese marco, la
parte actora le preguntó al experto si resultó necesario manipular las piezas dañadas para efectuar el service automotor que la codemandada ALRA S.A. hizo
sobre el vehículo en el mes de noviembre de 2012 en sus instalaciones, a lo que el perito respondió que conforme el manual, fue necesaria la manipulación de
las piezas cuestionadas (ver, respuesta al punto g.).

Al responder al pedido de explicaciones el mismo perito expresó: “Asimismo como lo que se cuestiona es el ajuste de estos tornillos, también pudo existir que
no se llegó al torque indicado por el manual, o bien hubo una falla de la pieza, en definitiva la fisura en el block no fue instantánea sino que aproximadamente
a los 45 días, se profundizó, se agravó y dejó de funcionar, o sea, fue posible circular con el rodado ese tiempo” (fs. 358, ampliación pericial mecánica
digitalizada en el cuerpo II del sistema informático).

Entonces, se encuentra acreditado que cuarenta y cinco días antes de que el vehículo dejara de funcionar, se había efectuado el service en el taller de la
concesionaria donde manipularon las piezas que luego resultaron rotas.
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Aun cuando las codemandadas pudieran considerar que los trabajos que efectuaron sobre el rodado fueron satisfactorios, lo cierto es que no acreditaron una
versión alternativa plausible que permita explicar razonablemente el motivo por el cual el vehículo dejó de funcionar a los cuarenta y cinco días de haber sido
manipuladas esas mismas piezas.

Ello así, entiendo que no puede válidamente admitirse –por ejemplo– que aquellas habían sufrido un desgaste que generó su rotura poco tiempo después del
service, pues es de esperar que, por su alto grado de especialización en la materia, si ese hubiera sido el supuesto los técnicos de la codemandada que
realizaron las tareas de mantenimiento debieron advertir semejante situación y, en su caso, aconsejar el cambio de dichos elementos.

Ahora bien, las recurrentes criticaron que el rodado no pudo ser inspeccionado por el perito mecánico. No obstante, surge de la demanda que el vehículo se
encontraba en el taller de la concesionaria oficial de Volkswagen en la ciudad de Balcarce, de modo que mal pueden endilgar a la parte actora responsabilidad
por no haberlo puesto a disposición del perito mecánico cuando se encontró todo el tiempo en una concesionaria de la codemandada.

Ello se corrobora mediante la testimonial de reconocimiento de la documental referida al presupuesto por el depósito o guarda del rodado por parte del
apoderado de Romera Hnos S.A. en fs. 437, digitalizado como cuerpo III en el sistema informático.

La ubicación del automotor también surge del informe técnico presentado por el ingeniero mecánico L. R., del Colegio de Ingenieros de la Provincia de Buenos
Aires, quien inspeccionó el mismo en el concesionario Volkswagen Romera Hnos. en la ciudad de Balcarce en febrero de 2013.

Entre sus conclusiones, el ingeniero mecánico mencionó: “Los daños fueron debido a un excesivo esfuerzo de los tornillos sobre su alojamiento en el block.
Esto debido a una mala interferencia entre tornillo y alojamiento (como lo indica el barrido de la rosca observado), o a un excesivo apriete de los tornillos,
este esfuerzo provoca la rotura de la pestaña del block donde se aloja el tornillo en el primer soporte que se encuentra arriba en la zona del alternador. Esto
es consecuencia de una mala intervención de la pieza en cuestión, se apretó mal el tornillo del soporte de motor, con mala interferencia barriendo la rosca y
excesivo apriete. El desperfecto que presenta la pieza del auto no se debe a un uso incorrecto o a falta de mantenimiento del mismo, sino, a una deficiencia
en la intervención del automotor al momento de procederse al cambio de la correa de distribución o algún otro trabajo de mantenimiento en el que hubiera
hecho falta aflojar dicho tornillo” (informe técnico digitalizado en fs. 565/573).

Considero entonces que se acreditó la existencia de nexo causal entre la rotura del vehículo y el service llevado a cabo por el taller de la concesionaria oficial,
quien no cumplió con la expectativa generada en el consumidor respecto de la seguridad que brindaría el servicio otorgado con relación al buen
funcionamiento del rodado por un plazo mucho mayor.

A esta altura, cabe recordar que: “…el principio de confianza impone a quienes participan en el tráfico un particular deber de honrar las expectativas
despertadas en los demás, en cuanto sean legítimas y fundadas, tanto en la etapa previa a la conclusión del contrato como en su desarrollo y en el tramo
poscontractual. Se basa en un deber ético de no defraudar aquellas expectativas, pues son las palabras o actos de un sujeto determinado, los que determinan
ese elemento espiritual con valoración jurídica que es la confianza (Rezzónico, J. C., “Principios fundamentales de los contratos”, pp. 376 y 377, Astrea,
1999)” (CNCom., Sala E, 22/12/2009, “Automotores Valsecchi S.A.C.I. c. Autolatina Argentina S.A. y otros”).

Por lo demás, a todo evento corresponde señalar “…que la indeterminación de la causa del daño no puede beneficiar a las demandadas, pues no hay liberación
de responsabilidad del fabricante aun cuando pretenda acreditar que la causa del defecto permanece desconocida” (cfme. Farina, “Defensa del Consumidor y
del Usuario”, p. 463 y ss., ed. Astrea, Buenos Aires, 2004).

Por consiguiente, entiendo que corresponde confirmar la sentencia en cuanto a la responsabilidad endilgada a ambas codemandadas en forma solidaria.

V. Costas

Estimo que, por aplicación del principio genérico de la derrota objetiva, los gastos causídicos de ambas instancias deben ser a cargo exclusivo de las
codemandadas. Sin perjuicio de ello, se aclara expresamente que las costas que soportará se calcularán sobre el monto de condena.
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Como consecuencia de todo lo expuesto propongo a mi distinguida colega: Confirmar la sentencia de la anterior instancia e imponer las costas de ambas
instancias a las codemandadas vencidas.

He concluido.

Por análogas razones la señora juez de Cámara la doctora Matilde E. Ballerini, adhirió al voto anterior.

Oportunamente, incorpórese la foliatura correspondiente al Libro de Acuerdos Comercial Sala B, al momento de agregar esta sentencia digital en soporte
papel.

Y Vistos:

Por los fundamentos del Acuerdo que precede, se resuelve: Confirmar la sentencia de la anterior instancia e imponer las costas de ambas instancias a las
codemandadas vencidas. Regístrese y notifíquese por Secretaría, conforme Acordadas Nº 31/11 y 38/13 CSJN y devuélvase.

Cúmplase con la publicación a la Dirección de Comunicación Pública de la CSJN, según lo dispuesto en el art. 4 de la Acordada Nº 15/13 CSJN. – María L.
Gómez Alonso de Díaz Cordero. – Matilde E. Ballerini (Prosec.: Adriana Milovich).

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